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El capital del trabajo, es aquel con el que la empresa trabaja, corresponde a los
recursos que una empresa mantiene, o requiere, para llevar a cabo sus
operaciones. Capital de trabajo se compone de los activos circulantes, que
representan de la inversión que circula de una forma u otra en la conducción
ordinaria del negocio, es el excedente del activo circulante sobre el pasivo
circulante. Es decir, el capital de trabajo representa el importe del activo circulante
que no ha sido suministrado a los acreedores a corto plazo, y representa un índice
de estabilidad financiera o margen de protección para los acreedores actuales. Se
puede concluir que el que el capital de trabajo es un referente de los recursos
financieros con los cuales cuenta una organización para su operatividad a corto
plazo, dando como resultados la situación actual por la cual este pasando la
empresa.
Los activos actuales típicos son: efectivo, cuentas por cobrar, inventario e
inversiones a corto plazo.
Los pasivos actuales típicos son: cuentas por pagar, gastos e impuestos
acumulados, depósitos de clientes y otras deudas comerciales.
Se puede decir que la importancia del capital de trabajo es una inversión que realiza
la empresa en activos realizables en el corto plazo, como es el efectivo, los valores
negociables, las cuentas por cobrar y los inventarios. Una correcta administración
del capital de trabajo va a ser fundamental, y más aún porque en determinadas
empresas representan más de la mitad de los activos totales de la misma. Una
empresa que opera con determinada eficiencia, necesita supervisar y controlar las
cuentas por cobrar y los inventarios.
La administración del capital de trabajo requiere de una comprensión de las
interrelaciones producidas entre los activos y los pasivos circulantes.
Por lo general se emplea para medir el riesgo financiero por la insolvencia que
puede presentar la empresa, es por eso que cuanto más solvente sea la
organización, tendrá menor probabilidad de no cumplir con las deudas contraídas.