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“EZEQUIEL ZAMORA”
UNELLEZ- BARINAS
Farmacología
Bachilleres:
Contreras Marilyn CI: 25.264.137
Contreras Heidy CI: 20.599.476
Fleires Karina CI: 26.270.515
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INDICE
Pág.
Uso terapéutico de los opiáceos (analgésicos)………………………………………… 3
Posología……………………………………………………………………………… 5
Contraindicaciones……………………………………………………………………. 7
Toxicidad……………………………………………………………………….……... 11
Características farmacodinamicas y farmacocinéticas de los opiáceos ……….……… 13
Bibliografía………………………………………………………………….………… 21
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USO TERAPÉUTICO DE LOS OPIÁCEOS (ANALGÉSICOS)
los opiáceos son medicamentos que imitan la actividad de las endorfinas, que son unas
sustancias que produce el cuerpo para controlar el dolor. Se consiguen únicamente con una
receta médica.
Se conocen como analgésicos opiáceos los fármacos cuya acción analgésica se produce
gracias a su interacción con los receptores opioides de las neuronas del sistema nervioso
central. Son los fármacos analgésicos más potentes con los que contamos en la actualidad.
El riesgo de adicción es la principal limitación de uso de estos analgésicos, por ello, suelen
reservarse para tratamientos de corta duración en dolor muy agudo o esencialmente para
aliviar el dolor en pacientes terminales.
Los cortes exudan un látex blanco y lechoso con un alto contenido en alcaloides. Esta savia,
al secarse, se convierte en una resina cristalina de color marrón oscuro (que es el opio en
bruto) con los alcaloides ya muy concentrados.
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El opio contiene entre un 10 y un 20% de alcaloides, 5-6% de minerales, de azúcares y
además, ácidos orgánicos. Entre los alcaloides del opio podemos citar la morfina, la
codeína y la tebaína, todos ellos pertenecientes al grupo de derivados fenantrénicos y entre
los que la primera es la más abundante. También se encuentran en el opio otro tipo de
alcaloides, los derivados bencilisoquinoleínicos, que a dosis terapéuticas no son narcóticos
y poseen otros tipos de actividad farmacológica. Los principales son la papaverina
(antiespasmódico) o la noscapina (antitusígeno).
Los analgésicos opiáceos (u opioides) son un grupo de fármacos: unos naturales como la
morfina y otros sintéticos como el fentanilo, que actúan sobre los receptores opioides del
sistema nervioso central. Existen cuatro tipos de receptores, aunque son tres los que
presentan actividad farmacológica en relación con el dolor. La interacción de los opiáceos
con los receptores depende de dos factores: la afinidad respecto al receptor y el tipo de
acción sobre ellos. En consecuencia, se suele hacer la clasificación de estos medicamentos
en:
Todos los analgésicos del primer grupo, los agonistas puros, son altamente adictivos.
Además de utilizarse para aliviar el dolor, los opiáceos tienen otros usos. Por ejemplo, en
anestesia, junto con el anestésico y un bloqueante neuromuscular, o para conseguir
analgesia, sedación y supresión de la respiración autónoma en el tratamiento de los
pacientes sometidos a ventilación mecánica en las unidades de cuidados intensivos.
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En las farmacias estos fármacos pueden encontrarse en diversas formas farmacéuticas, de
las cuales las más comunes son los parches transdérmicos de buprenorfina o de fentanilo
(64,4% de las unidades y 54,6% del porcentaje en valor). Esta vía de administración supuso
un avance terapéutico doblemente significativo, al permitir prolongar la acción
farmacológica durante varias horas, a pesar de la metabolización rápida de su principio
activo y ser muy práctico como tratamiento de fondo para pacientes con un grado
importante de sedación, al no tener que tragar pastilla alguna.
Otra innovación, más reciente y con el objetivo contrario -tratar de forma rápida las crisis
de dolor puntuales (dolor irruptivo) que aparecen en pacientes de cáncer con dolor crónico
controlado con otros tratamientos- son los comprimidos de fentanilo para chupar o
sublinguales de acción inmediata.
POSOLOGÍA
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indicar 10 mg de un fármaco: es indispensable establecer cada cuánto el paciente tiene que
recibir esa dosis.
De igual manera, la duración del tratamiento también forma parte de la pauta posológica.
La programación de la dosis, con la cantidad de fármaco y el intervalo entre cada
administración, tiene que contemplar la extensión del proceso. La posología, en definitiva,
indica cuántos miligramos de medicamento debe ingerir o recibir el individuo, cada qué
cantidad de horas y durante cuántos días.
Posología de la morfina
Dolor post-quirúrgico, dolor asociado con golpes o como analgésico para tratar dolores
agudos: se utiliza en un adulto entre 5-20mg/kg.
Por vía intravenosa o intramuscular cada 3 o 4 horas, generalmente se utiliza 10mg como
dosis inicial y se va aumentado la dosis dependiendo según la necesidad del paciente.
Cápsulas de liberación prolongada: de 15 a 30 mg cada 12 a 24 horas vía oral.
Niños: im: 0.1 mg/kg cada 3-4 horas
iv: 0.05-0.1 mg/kg cada 3-4 horas.
Dolor en el infarto agudo de miocardio: inicialmente 2-5mg cada 5-30 minutos por vía
intravenosa, según sea necesario para controlar el dolor. Algunos pacientes requieren dosis
de mantenimiento de 4 a 8 mg cada 4-6 horas.
Dolor provocado por el cáncer: por vía oral se administran de 15-30mg cada 12 o 24 horas.
nota: si se administran dosis mayores de 30 mg/día de morfina, la discontinuación del
tratamiento se debe hacer lentamente para evitar los signos y síntomas de abstinencia de
opiáceos, se recomienda disminuir las dosis en un 50% durante uno o dos días, al 25%
durante otros dos días más hasta alcanzar una dosis baja por día. Después, puede
interrumpirse el tratamiento.
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CONTRAINDICACIONES
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Insuficiencia hepática: dado que se metaboliza mayoritariamente en el hígado,
debe ajustarse la dosis al gradiente de incapacidad funcional del mismo.
Insuficiencia renal: dado que se elimina mayoritariamente por vía renal, debe
ajustarse la posología de acuerdo al grado de funcionalismo renal. Además los
opiáceos causan retención urinaria.
Hipertensión intracraneal o lesión cerebral: elevan aún más la presión del líquido
cefalorraquídeo. Además también pueden producir sedación y cambios en las
pupilas que pueden enmascarar el curso clínico de la lesión craneal.
Náuseas
Estreñimiento
picor
si la dosis es muy alta, depresión respiratoria
dependencia física
adicción y alteraciones hormonales
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Si bien es importante tener en cuenta que no todos los individuos que toman estos
medicamentos los experimentan, y que además, si se usan de forma correcta, pueden ser
evitados o al menos controlados. Asimismo, estos efectos, con la excepción del
estreñimiento, tienden a disminuir con el tiempo.
Estreñimiento
El estreñimiento es una de las quejas más frecuentes en pacientes que toman opiáceos
regularmente y suele ser la causa de abandonos del tratamiento, a pesar de que el fármaco
les esté controlando adecuadamente el dolor. Se puede mitigar siguiendo unos hábitos
adecuados (una dieta rica en fibra, consumir abundante agua y realizar ejercicio para evitar
el sedentarismo), aunque si persiste se pueden utilizar laxantes. Cuanto más alta sea la dosis
del opiáceo administrado, más probable es que el estreñimiento requiera intervenciones más
potentes, como son la utilización de laxantes osmóticos, que se mezclan con la materia
fecal y aumentan el volumen de esta al atrapar el líquido que el paciente ingiere durante el
día. La mayoría de los pacientes regularizan su hábito intestinal con estas medidas, si bien
existe un cierto número de pacientes que necesitan algo más agresivo, como es la
utilización de fármacos aprobados para tratar el estreñimiento en pacientes con síndrome de
intestino irritable y que, al mismo tiempo, se han utilizado con éxito en pacientes que
consumen opiáceos. Estos fármacos actúan directamente bloqueando la acción inhibitoria
de la morfina sobre el tránsito intestinal y, al mismo tiempo, no interfieren en el control del
dolor ni producen síndrome de abstinencia.
Náuseas
Cuando los opioides se utilizan a dosis bajas es difícil que aparezcan náuseas. Si aparecen,
se puede tratar con fármacos específicos que inhiben el centro del vómito ubicado en el
cerebro.
Picor
El picor, que puede ser generalizado o sólo afectar a la espalda del paciente, es bastante
molesto, pero es fácil de aliviar con el uso de antihistamínicos o cambiando el opiáceo.
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Depresión respiratoria
Sedación
Un problema común en pacientes que toman dosis altas es la sedación, aunque también
aparece en pacientes de edad avanzada. Para evitarlo, como con cualquiera de los otros
efectos adversos, lo primero es disminuir la dosis del opioide. Si esto no es posible hacerlo,
debemos recurrir a otras estrategias. Suele ser efectiva una siesta corta que no interfiera con
el sueño nocturno o la administración de cafeína en pacientes que no tengan problemas
estomacales, ya sea en forma de café o en pastillas. Si la sedación persiste, entonces
podemos utilizar estimulantes como el metilfenidato. Este tipo de medicación se utiliza en
niños para el tratamiento de la hiperactividad y deficiencia de atención, mientras que en los
adultos que están sedados produce el efecto contrario.
Alteraciones hormonales
Las alteraciones hormonales que se pueden observar con estos fármacos son irregularidades
en el ciclo ovulatorio, que en ocasiones puede desaparecer y confundirse con la
menopausia, y disminución de testosterona en el macho, que podría reducir la calcificación
ósea, el nivel de energía, inducir a depresión y también disminuir el deseo sexual. En
general, estos problemas no se presentan a dosis bajas de opioides (son más frecuentes
cuando la dosis aumenta), El trastorno del ciclo se normaliza cuando la medicación se
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abandona, si bien puede tardar 2-6 meses. En el caso de que se observe una disminución en
la producción de testosterona.
Disminución de la efectividad
Con el tiempo, los opiáceos pueden disminuir su efectividad debido a que el organismo del
paciente «se acostumbra a la mediación» y la elimina más rápidamente y las células que
regulan el dolor se vuelven menos sensibles a estos fármacos. Hay dos maneras muy
sencillas de corregir este problema: la primera consiste en aumentar la dosis, y la segunda,
en cambiar a otro opiáceo al que el paciente todavía no se haya acostumbrado.
TOXICIDAD
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naloxona por vía intramuscular o subcutánea en la cara anterolateral del muslo cada 2-3
minutos hasta que reviertan los síntomas o hasta alcanzar la dosis máxima de 10mg.
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CARACTERÍSTICAS FARMACODINAMICAS Y FARMACOCINÉTICAS DE
LOS OPIÁCEOS
Farmacodinamia:
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dosis estandarizadas, titulando cuidadosamente la dosis en cada paciente, hasta conseguir el
efecto clínico y / o limitarla según los efectos adversos, tratando de encontrar un equilibrio
entre ambos.
Dosis de carga: tras la administración de una dosis inicial basada en la dosis más baja
recomendada, se valora la intensidad del dolor. Si no se ha logrado la supresión del dolor o
su disminución a intensidad leve, se administra una dosis adicional más baja (1/2 de la
dosis anterior). Una nueva valoración nos indicará si es necesario más fármaco y
administrando otra dosis aún menor (1/4 de la dosis previa) y así sucesivamente hasta
alcanzar el efecto deseado. La titulación evita la aparición de efectos adversos y permite
conseguir una analgesia de calidad.
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Son menos frecuentes en la administración sistémica que en la intrarraquídea. El más
temido e importante es la depresión respiratoria (DR), siendo el resto más leves y de menor
repercusión clínica. La depresión respiratoria es secundaria a la activación de los receptores
µ y δ de los centros neuronales bulboprotuberanciales. Está relacionada directamente con la
dosis y el nivel sérico de opioide, y potenciada por diversos factores:
5) Vía de administración:
a) Oral: es excepcional.
b) Intravenosa: tras la administración rápida (en bolus) de dosis de carga o mantenimiento.
En la perfusión continua con dosis elevadas (> 50 µg/kg/hora), o cuando con “dosis
convencionales” aumenta progresiva e inadvertidamente el nivel de sedación. En el caso de
la morfina, la DR, aparece entre los 5 - 10 minutos de la administración i.v., a los 30
minutos de la administración i.m. y a los 90 de la s.c. Se ha descrito DR tardía después de
la administración sistémica de fentanilo, alfentanil o sulfentanil que puede deberse a
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medicación intercurrente que producen DR, alteraciones farmacocinéticas de tipo genético,
cambios en la función hepática o renal o recirculación enterosistémica de la fracción
ionizada que queda depositada en la mucosa gástrica por su bajo pH. Cuando se han
empleado dosis altas de fentanilo, sobre todo en perfusión continua, la liberación de los
depósitos tisulares puede producir DR entre 20 minutos y 7 horas después de retirada la
perfusión.
c) Epidural: la DR precoz ocurre entre la 1ª y 2ª horas siguientes a la administración y
corresponde a la absorción del opioide por el plexo venoso y su redistribución cerebral. La
rápida absorción sistémica del fentanilo epidural comporta una DR precoz y en general leve
por la baja dosis administrada. La DR tardía es consecuencia del ascenso rostral de opioide
hacia los centros respiratorios y es el caso de la morfina, apareciendo en las 6 primeras
horas de la administración intratecal o epidural, si bien el riesgo persiste hasta las 24 horas.
Existen factores que pueden potenciar la DR tardía:
Efecto residual de morfina parenteral u otros depresores del SNC administrados en
la inducción o el mantenimiento de la anestesia.
Débil tolerancia individual al opioide.
Elevación de la presión intratorácica (favorece la progresión venosa de opioides
hacia las venas cerebrales).
Perforación dural inadvertida.
Dosis superiores a > 100 µg/kg en niños.
Insuficiencia respiratoria subyacente.
Administración conjunta con i.v. Si hace menos de 24 horas que se han
administrado opioides epidurales y se necesitan dosis adicionales de morfina i.v., se
pautarán dosis “a la baja”, monitorizando cuidadosamente la función respiratoria.
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equianalgésicas la meperidina produce más liberación de histamina que la morfina, pero
con el fentanilo apenas la hay. A veces la liberación de histamina es muy intensa
produciendo desde una simple urticaria, hasta una auténtica reacción anafiláctica con
broncoespasmo y laringoespasmo por lo que la morfina y la meperidina deben evitarse en
pacientes con hiperreactividad bronquial o diátesis alérgica. Los opioides pueden producir
hipotensión debido a mecanismos centrales (estimulación β-adrenérgica, estimulación vagal
y depresión de los centros medulares reguladores vasomotores) o periféricos (liberación de
histamina o efecto directo sobre la fibra lisa). La vasodilatación es general, ventajosa y sin
repercusión hemodinámica a no ser que haya una hipovolemia importante preexistente,
fallo de bomba subyacente sin apoyo inotrópico o dependencia extrema de inotrópicos.
Durante la administración rápida se bloquea la respuesta autónoma al dolor. Al revertir la
vasoconstricción se produce vasodilatación arterial y venosa con probable secuestro
esplácnico de la volemia. Aunque el fentanilo, alfentanil y sulfentanil apenas producen
liberación de histamina y la tolerancia hemodinámica es buena, pueden producir
hipotensión si se administran en bolo muy rápido (menos de 1 minuto).
La asociación de benzodiazepinas aumenta el efecto hipotensor. La morfina y el fentanilo
producen bradicardia, mientras que la meperidina es taquicardizante por efecto atropínico,
además ningún opioide produce “per se” depresión miocárdica, salvo la meperidina. Los
agonistas-antagonistas y los agonistas parciales, en general, no producen depresión
hemodinámica.
Farmacocinética:
Administración sistémica:
a) Absorción y transporte: En general se absorben bien por vía oral (v.o), aunque
algunos presentan un primer paso hepático que sustrae de la circulación sistémica
una porción variable, influyendo en su ulterior biodisponibilidad. Para las vías
subcutáneas (s.c.) e intramuscular (i.m.) el grado de absorción depende de la
circulación local. Si la circulación local está alterada por vasoconstricción
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periférica, hipovolemia o hipotensión, la absorción es pobre necesitándose más
droga para obtener un efecto dado. Con la restauración de la función circulatoria la
incorporación de más fármaco a la circulación sistémica puede producir efectos
adversos. Vías transmucosa y transdérmica: sólo son posibles en los opioides con
elevada liposolubilidad, elevada potencia y bajo peso molecular como el fentanilo.
Vía intravenosa (i.v.): Es la que ofrece una mayor disponibilidad y es la más
adecuada para el tratamiento con opioides del dolor agudo. Una vez que han pasado
a plasma los opioides son transportados por la albúmina en el caso de los opiáceos
acídicos (morfina) y por la α-1-glicoproteína en el caso de los opioides básicos
(fentanil, meperidina, alfentanil y metadona).
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media de distribución que tiene dos fracciones la π o vida media de distribución
rápida, que muestra la distribución inicial en el volumen plasmático (se alarga en las
pérdidas de volemia por deshidratación o hemorragia) y la fracción α o vida media
de distribución lenta, que traduce la incorporación a los tejidos (T1/2 α).
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disfóricos y convulsionantes. Los metabolitos procedentes de otros opioides tienen
una actividad muyescasa o nula como el fentanilo, opioide de elección en caso de
insuficiencia renal.
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BIBLIOGRAFÍA
https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-analgesicos-
opiaceos-X0213932412941155
https://definicion.de/posologia/
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file:///C:/Users/Yo/Downloads/guia_buen_uso_opioides_final_junio2017.pdf
https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-opioides-efectos-secundarios-
sobre-calidad-X0212047X1047516X
https://www.aeped.es/sites/default/files/anales/48-4-22.pdf
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