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LOS MÉTODOS DE LA CÁBALA

Los métodos de trabajo que utiliza la cábala se basan en las peculiares características
del idioma hebreo y sus letras. Veamos dichas características y los métodos que originan:

TEMURÁ. PERMUTACIÓN DE LETRAS


Las palabras hebreas básicas, o raíces constan generalmente de tres letras
consonánticas. Una de las características de dichas palabras en el idioma hebreo
(compartida por las de otras lenguas del tronco lingüístico semita, como el árabe y el
arameo) es que, cuando se permutan sus letras, dando lugar a otras nuevas palabras,
mantienen una cierta relación de significado con las palabras originales. Aparece así el
primero de los métodos de trabajo, la temurá. Consiste en permutaciones entre las letras
de una palabra, buscando nuevas palabras resultantes. Incluye el análisis de raíces
comunes a varias palabras, así como la búsqueda de una palabra dentro de otras. Un
ejemplo de permutación nos lo da la palabra arwb (boré), creador, que puede permutarse
en rawb (be-or), en la luz; esta temurá muestra el carácter luminoso o de iluminación de
todo acto creativo, lo que equivale a decir que se trata de una acción que mantiene un
determinado nivel vibratorio. Otro ejemplo, en este caso de palabra "anidada" o
escondida dentro de otra nos la proporciona la palabra uyqr (rakía), espacio o firmamento,
que contiene las letras que forman la palabra ur (ra), mal; lo que explica por qué el libro
del Génesis, al contar en su primer capítulo el proceso de la creación, termina la de cada
uno de los seis días con la expresión y vio Dios que era bueno... todos los días, excepto el
segundo (pese a que la Biblia Nácar - Colunga traduzca erróneamente su conclusión);
pues en este día, Dios puso un firmamento (rakía) en medio de las aguas, que separase las
superiores de las inferiores. Y al contener esta palabra el mal, era imposible que pudiese
decir que era bueno (bwf yk, ki tov), usando en cambio la frase y fue así (}k yhyw, ve-ihí ken)
(Génesis, 1: 6).
Este método de trabajo tiene una variante, denominada atbash, palabra que significa
uso de la letra equivocada. Consiste en sustituir cada letra de una palabra por su opuesta
en el orden alfabético. Por ejemplo, el nombre de Dios, que en occidente conocemos como
Yahvé, (y que los judíos no pronuncian, sustituyéndolo por Adonai, mi Señor, o por ha-
Shem, el Nombre), pasa de hwhy a {pxm, lo que da lugar a una curiosa interpretación. Otra
variante de este método es el denominado tziruf, consistente en efectuar todas las
permutaciones posibles de las letras de una palabra, tomando éstas de dos en dos, tres en
tres, etc., hasta completar la totalidad de las letras que la componen. Las palabras de
muchas letras requieren, como es lógico, de apoyo informático.
Otro ejemplo nos lo proporciona la palabra jycm (meshiáj), mesías, ungido: es aquél
cuyo cerebro, jm (moáj) ha asumido la realidad, lo que es realmente, cy (iesh), sin ilusiones
ni engaños de ningún tipo, por lo que su presencia, su actuación, se hace en nombre \c
(shem) de la vida yj (jai): en otras palabras significa un estado de cosnciencia más elevado
que el ordinario.
GUEMATRIA. LAS LETRAS COMO NÚMEROS
Vemos que las letras hebreas tienen unos valores numéricos. Hasta la introducción
del moderno sistema de numeración, procedente de la India a través de Persia y los
árabes, los idiomas occidentales y medio-orientales usaban alguna o todas las letras de
sus respectivos alfabetos para indicar cantidades, y el hebreo no es una excepción. Incluso
en los modernos diccionarios se recogen dichos valores. Las palabras, en consecuencia,
tienen sus correspondientes valores numéricos, lo que origina el segundo de los métodos
de trabajo, la guematria. Consiste en el cálculo del valor numérico de las palabras
mediante la suma del de sus letras, y la búsqueda subsiguiente de otras palabras que
tengan el mismo valor, tratando de encontrar los significados concordantes entre ellas.
Incluye operaciones de suma o resta, así como reducciones mediante la suma de los
dígitos componentes de las palabras, siempre con la intención de búsqueda de
significados que tengan relación entre sí, o de encontrar, como con los restantes métodos,
la esencia profunda de cada palabra.
Hay un ejemplo de guematria, muy conocido por los cabalistas, que vemos al
examinar los Criterios LUCIS, cual es el de comparar las palabras hbha (ahavá, amor), dja
(ejad, unidad) y whb (bohu, vacío), todas ellas de valor 13. El amor aparece así como una
aspiración hacia la Unidad, la cual no es posible sin un vaciado previo, pues en caso
contrario, ¿cómo podríamos hacernos uno con el Ser amado?
Otro ejemplo, quizá no tan conocido, es el que compara la palabra }wqt (tikún, la
misión sagrada que cada hombre y cada mujer traemos al venir a este mundo, con twljm
lwglg (guilgul mejilot), con valor 556, como la anterior, y el significado de la vuelta o
retorno de los judíos muertos en la diáspora a la venida del Mesías. Según Yitzak Luria,
el tikún es la cooperación del hombre con Dios en el perfeccionamiento de la creación, y
consiste en el "rescate" de las chispas perdidas de la Shejiná, la presencia divina en la
tierra, también considerada el aspecto femenino de Dios, la cual se encuentra exiliada
como consecuencia del desequilibrio energético sobrevenido al comienzo de la creación.
El tikún sería así la misión sagrada que cada ser humano trae al nacer, y siendo una tarea
costosa y difícil, serán necesarias varias vidas para completarla; de ahí que la cábala
afirme la existencia de la reencarnación. Las almas van así errando de cuerpo en cuerpo, a
semejanza del destino errante del pueblo hebreo, el cual muestra a toda la humanidad, en
su calidad de elegido, el camino a seguir. Según Alexandre Safran, Gran Rabino de
Ginebra, el cumplimiento del tikún provoca como efecto el perdón de los pecados, no sólo
los propios, sino también los de los padres y los de los hijos. ¿Y quiénes son "los padres" y
"los hijos", cuando la propia cábala advierte que “no tienes ni padre, ni madre, ni hijo, ni hija,
ni esposo, ni esposa, ni hermano, ni hermana, pues tú eres en verdad tu propio padre, tu propia
madre, tu propio esposo, tu propia esposa, tu propio hijo, tu propia hija, tu propio hermano, tu
propia hermana”? Sólo considerando la reencarnación se entiende la frase anterior, por lo
que el perdón de los pecados sería lo que en el hinduismo o el budismo se llama
"liberación del karma". Y así, al ser el Mesías el libertador (el nombre de Jesús, uwcy,
Yeshúa, significa literalmente "el que libera" o "el que redime"), los judíos que murieron en
la diáspora (destierro de Israel) renacen para asistir a su venida, pues, cuando alguien
cumple su tikún, la misión de rescate de la Shejiná, todos los fieles quedan liberados. Es
un simbolismo que aparece repetidamente en los cuentos de hadas: la princesa (la
Shejiná) encerrada por medio de un hechizo (maya, la ilusión, el error de percepción) en
un castillo (el mundo) custodiado por un temible dragón (los aspectos diabólicos, las
"cáscaras" o qlifot) es rescatada por el caballero (el fiel que cumple su tikún, que puede ser
tanto varón como mujer), el cual también conquista el castillo y pone al dragón a su
servicio.
En la propia Biblia pueden encontrarse muchos ejemplos significativos. Uno de ellos
aparece en su segundo libro, el Éxodo, que como se sabe relata la salida del pueblo de
Israel de Egipto. Las primeras palabras de ese libro en la Biblia, que son a la vez el título
que en hebreo recibe dicho libro, son twmc hlaw (ve-elé shemot), Y estos son los nombres;
cuyo valor numérico es 788. Por su parte, las palabras finales del mismo libro, las que
culminan su último capítulo, son \hyusm-lkb (be-kol mas’ehem), en todas sus jornadas, con
valor numérico de 277. La diferencia entre ambos números indicaría el camino que se
recorre a lo largo del libro, y por tanto resumiría su contenido; y eso es precisamente lo
que ocurre, puesto que dicha diferencia, 511, proporciona la palabra hwqt (tikváh),
esperanza: el relato del Éxodo es el relato de una esperanza, la de la Tierra Prometida, que
no se alcanzará sino en el libro de Josué.
La guematria, en apariencia la técnica más sencilla, es en realidad la más complicada,
siendo recomendable usar un diccionario numérico cabalístico (ver en esta misma web la
referencia sobre el Diccionario Numérico Cabalístico Hebreo-Castellano). Es fácil, en
efecto, calcular el valor numérico de una palabra, o la diferencia entre los valores de otras
dos; pero, llegados a este punto, ¿cómo saber qué otras palabras tienen el mismo valor
numérico? Por lo demás, las reducciones mediante la suma de los dígitos de un número
puede no ser siempre un método válido, pues no debe perderse de vista que, si bien las
letras hebreas representan un sistema de base 10, como la numeración que usamos
normalmente, no es, sin embargo, de notación posicional como éste. Así, en nuestro
sistema común no es lo mismo escribir 543 que 345, pero en hebreo las letras c - m - h
sumarán siempre 345, cualquiera que sea su orden de colocación.
NOTARIKÓN. LAS LETRAS COMO IDEOGRAMAS
Como herencia, probablemente, de idiomas tales como el antiguo egipcio o el asirio-
babilónico primitivo, las letras hebreas tienen, además de sus sonidos y de sus valores
numéricos, unos significados simbólicos u ontológicos. Con el tiempo, estos significados
acabaron extendiéndose a todas las palabras que comienzan por una determinada letra, o
incluso, a las que terminan por dicha letra, aunque este último es un sistema menos
usado. Aparece así el tercero de los métodos de trabajo, el notarikón, que consiste en el
análisis del conjunto de significados contenidos en cada palabra. Se trataría, por tanto del
uso de anagramas o abreviaturas, tales como las que frecuentemente usamos en la vida
diaria: ONU, RENFE, VIP, etc. En ocasiones, permite conocer el significado de una
palabra aunque no se conozca su traducción exacta. En hebreo moderno, por ejemplo, la
palabra lyf (til), con el significado de misil o proyectil, muestra en sus letras el
movimiento (l), el origen y también un punto de fuego (y) y la serpiente en actitud de
atacar (f), lo que indica que se trata de algo que se mueve, que es peligroso, que tiene un
origen, y además alguna relación con un punto ígneo. Otro ejemplo lo proporciona la
palabra hjpcm (mishpajá), familia, en la que la madre (m) como base de la familia judía,
viene acompañada del fuego (c), lo que evoca inmediatamente el hogar; por la boca (p),
medio tanto para la alimentación como para la comunicación, lo que indica que hay más de
uno en el conjunto; por la vida (j), que es también un camino, esencialmente de
naturaleza espiritual; y en fin, por el propio espíritu (h), que es también apertura. La
familia, por tanto, quedaría definida como el grupo de personas que conviven, se
alimentan y se comunican al amparo de la madre, como camino para manifestar el
espíritu, que aparece en su aspecto femenino (h), es decir, permitir la expresión de la
Shejiná.
El notarikón es a veces muy útil en combinación con la técnica especial de temurá
denominada atbash. La inversión mediante esta técnica del tetragrama, o nombre hebreo
de Yahvé, proporcionaba, según veíamos, la palabra {pxm, que no tiene ningún
significado. Pero podemos observar que aparece dos veces la letra x, una de ellas en su
forma final, y tiene entre otros el significado de justicia. Al leerse el hebreo de derecha a
izquierda, vemos que la primera de las letras x sigue a la m, que significa agua, mientras
que la otra sigue a la p, que significa boca. Las emociones, simbolizadas por el agua,
expresan una clase de justicia, mientras que la boca dice otra (“una cosa es predicar y otra
dar trigo”, tal como nos dice el refrán castellano); pues, el propio concepto de emoción (del
latín E-MOVERE, mover hacia fuera, muestra su carácter de falta de control, de "salirse de
sus casillas", de su centro; es decir, descentrarse. En otro orden de cosas, la x, con esta
forma, comienza la palabra blx (tzlab), cruz, símbolo del cristianismo, pero inicialmente
un tipo de patíbulo e instrumento, por tanto, de tortura; mientras que, en su forma final,
{, termina la palabra {q (ketz), destrucción. ¿Se entiende ahora el carácter colérico del
Yahvé que nos pinta el Antiguo Testamento?
Uno de los ejemplos más conocidos de notarikón se refiere a la palabra }h (jen), que
significa gracia o belleza, y que es la abreviatura de hrtsn hmkj (jokmah nistarah),
sabiduría secreta, otro nombre para designar a la cábala.
Los tres métodos pueden utilizarse simultáneamente. Por ejemplo, en la palabra
anterior, hjpcm, familia, podemos encontrar la palabra \c, (shem), nombre, cuyo origen es
precisamente la familia, combinando así la temurá y el notarikón, lo mismo que en la
conocida palabra \wlc, (shalom), paz, en la que el hombre (w) se encuentra entero, completo,
\lc (shalem). También se utilizan en ocasiones métodos combinados, por ejemplo, la
temurá numérica. Consistente en invertir o recombinar el orden de las cifras que forman
el valor numérico de una palabra para buscar otra u otras con el mismo valor. Un ejemplo
citado por Aleister Crowley es la que corresponde al nombre del profeta Moisés, hcm
(Moshé), cuyo valor, 345, se invierte en 543 y da lugar a hyha rca hyha (Ehié asher Ehié), Yo
Soy el Que Soy, nombre que Dios se dio a Sí mismo, según Éxodo 3: 14, en la zarza
ardiente; con lo que Dios y Moisés, cada uno frente al otro, eran sus mutuos espejos... pero
esto sólo es cierto con nuestro actual sistema numérico, que nos vino de India a través de
los árabes y se extendió por todo el mundo a partir del Renacimiento, como si hubiese
sido un mensaje oculto en el texto bíblico, destinado a ser descifrado sólo en nuestra
época actual.

* * *
Al anterior conjunto de métodos "externos", que llamamos así por manifestarse
mediante una acción de tipo físico, aunque de base esencialmente mental, se unen otros
tres métodos, que denominamos "internos", por realizarse exclusivamente en la mente de
cada estudiante, sin perjuicio de que sus resultados se puedan manifestar externamente.
Estos tres métodos son: la asociación de ideas, que produce lo que se ha dado en llamar
"el efecto cereza", al sacar una del cesto salen enganchadas otras más a ella; la inducción,
ir de lo particular a lo general, como vía opuesta y complementaria a la deducción, que va
de la general a lo particular; y la analogía, basada en el principio de semejanza: si dos
cosas se asemejan en su forma tienen también algún tipo de coincidencia o parecido en
cuanto al fondo.

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