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Bioquímica I

Sesión 4

Uso de las enzimas en la vida


cotidiana

Diana Laura Nájera Careaga


Hermosillo, Sonora a 13 de noviembre del 2019
Introducción

Las enzimas son catalizadores específicos y potentes que posibilitan la coexistencia de un


elevado número de reacciones químicas dentro de la célula. En la mayoría de los casos son
de naturaleza proteica, pero también se conocen algunas que son RNA.

Muy a menudo, los grupos funcionales de la enzima son completados con cofactores: iones
inorgánicos (metales) o moléculas orgánicas (coenzimas), que contribuyen a ampliar el
espectro de mecanismos posibles.

La mayor parte de las enzimas conocidas son proteínas, de localización celular –solubles o
en membranas –o extracelular –como las enzimas digestivas –y de un tamaño que oscilan
entre 100 y 2500 aminoácidos. Algunas enzimas son de naturaleza ribonucleica y se
denominan ribozimas.

Una definición básica de las enzimas es que son proteínas que aceleran o impulsan
reacciones químicas, transformando los denominados sustratos en productos. Las enzimas
son capaces de reconocer y seleccionar el sustrato para transformarlo en el producto
deseado. Tienen origen biológico y son producidas naturalmente por los seres vivos..

A fin de resolver estas dificultades, la International Union of Biochemists (IUB) creó un


sistema de nomenclatura de enzimas sin ambigüedad en el cual cada enzima tiene un
nombre y número de código singular que identifican el tipo de reacción catalizada y los
sustratos comprendidos; así, las enzimas se agrupan en seis clases:

1. Oxidorreductasas: catalizan oxidaciones y reducciones.


2. Transferasas: catalizan la transferencia de porciones, como grupos glucosilo, metilo
o fosforilo.
3. Hidrolasas: catalizan la división hidrolítica de C—C, C—O, C—N y otros enlaces
covalentes.
4. Liasas: catalizan la división de C—C, C—O, C—N y otros enlaces covalentes
mediante eliminación de átomo, dejando dobles enlaces.
5. Isomerasas: catalizan cambios geométricos o estructurales dentro de una molécula.
6. Ligasas: catalizan la unión de dos moléculas en reacciones acopladas a la hidrólisis
de ATP.

A continuación explicaremos brevemente el uso de las enzimas en la vida cotidiana.


Uso de las enzimas en la vida cotidiana

Entre las funciones de las enzimas se encuentra la de favorecer la digestión y absorción de


los nutrientes, a partir de los alimentos que se ingieren: las enzimas digestivas
descomponen las proteínas, hidratos de carbono y grasas en sustancias asimilables.

Las enzimas además de servir como los catalizadores para todos los procesos metabólicos,
su impresionante actividad catalítica, especificidad para sustrato y estereoespecificidad
permiten a las enzimas desempeñar funciones clave en otros procesos relacionados con la
salud y el bienestar de seres humanos.

 La estereoespecificidad absoluta de enzimas es en particular valiosa para uso como


catalizadores solubles o inmovilizados para reacciones específicas en la síntesis de
un fármaco o antibiótico.

Hablando específicamente de las enzimas antibióticas, recordemos que las enzimas son
proteínas que catalizan reacciones químicas; por tanto, una enzima con propiedad
antibiótica cataliza una reacción química que puede tener dos consecuencias: destruir un
compuesto que sea importante para la supervivencia del agente patógeno, y sin el cual no
puede multiplicarse o sobrevivir; o bien, generar un compuesto que sea nocivo para el
agente patógeno. Un ejemplo de enzimas antibióticas son aquellas que inhiben la
comunicación celular.

Los organismos patógenos se comunican entre ellos a través de moléculas pequeñas; como
resultado de esta comunicación las células evalúan el ambiente en el que se encuentran.
Cuando este ambiente es propicio para su replicación, se pasan esta información entre ellas
y envían señales para multiplicarse, lo cual conduce a la infección. Las enzimas
antibióticas, como ya podrán anticipar, ayudan a convertir a las moléculas encargadas de
esta comunicación celular en otro tipo de molécula, que ya no sirve como mensajero. De
esta manera, las células de los patógenos nunca se enteran de que pueden multiplicarse a
sus anchas y por tanto la infección no ocurre.

Dentro de las enzimas que tienen capacidad antibiótica destacan las lactonasas, que inhiben
la comunicación celular; las lisozimas, que degradan ciertas moléculas presentes en la
pared celular de las bacterias; las lactoperoxidasas, que generan moléculas pequeñas muy
reactivas que pueden desactivar a las células bacterianas; la lactoferrinas que pueden
secuestrar elementos esenciales para la supervivencia de las bacterias como el hierro, entre
muchas otras. Cabe mencionar que varias de estas enzimas tienen una función antibiótica
en los seres vivos.
 Las proteasas y amilasas aumentan la capacidad de los detergentes para eliminar
suciedad y colorantes.

Enzimas muy útiles en nuestra vida cotidiana son las proteasas, amilasas o lipasas que
forman parte de los detergentes. Las proteasas eliminan manchas de sangre o hierba; las
amilasas residuos de alimentos como salsas o purés y las lipasas las manchas de aceite o
maquillaje.

Se utiliza tradicionalmente en detergentes de lavandería para la degradación de proteínas


que causan manchas, como las que se encuentran en las manchas de pasto, vino tinto y
tierra.

Las enzimas que se usan industrialmente como aditivos en detergentes proceden


principalmente de bacterias y hongos e industrialmente son producidas en grandes
cultivando estas bacterias y hongos en fermentadores. Las proteasas fueron históricamente
las primeras enzimas en ser usadas como aditivos en detergentes, pero además de éstas,
otras hidrolasas tales como lipasas, amilasas y celulasas han sido incluidas en las
formulaciones detergentes.

Las enzimas se utilizan en pequeñas cantidades en la mayoría de las preparaciones


detergentes, en torno a 0.4% – 1% en peso, lo que supone alrededor de 1% en coste; sin
embargo, su presencia aumenta significativamente la eficacia de los detergentes. Las
enzimas se usan con el objetivo de reemplazar a los compuestos sintéticos, minimizar el
uso del agua, así como el consumo de energía, ya que antes las manchas sólo podían ser
eliminadas con blanqueadores y a altas temperaturas, lo que suponía un considerable gasto
energético y una gran contaminación medioambiental. En particular, como aditivos para
detergentes comerciales, las enzimas han contribuido enormemente al desarrollo y mejora
de éstos, tanto a nivel industrial como doméstico.

Entre los beneficios generales del uso de enzimas como aditivos en los detergentes se
mencionan los siguientes:
1) Una buena eficiencia de limpieza.
2) Tiempos de lavado cortos debido a un aumento en la rapidez de degradación de la
suciedad.
3) Reducción del consumo de energía mediante la reducción de la temperatura de
lavado.
4) Mínimo impacto ambiental debido a que las enzimas son biodegradables.
5) Eliminación de los últimos restos de las manchas (aproximación a la limpieza
total).
6) Rejuvenecimiento de la tela de algodón. La mayoría de las enzimas presentes hoy
en el mercado han sido mejoradas por técnicas de ingeniería de proteínas o bien
provienen de microorganismos recombinantes (genéticamente modificados) para
optimizar su proceso de fabricación, y minimizar el impacto medioambiental.

 Las enzimas tienen importancia en la producción de productos alimenticios o el


aumento del valor nutriente de los mismos tanto para seres humanos como para
animales.

Por ejemplo, la proteasa quimosina (renina) se utiliza en la producción de quesos, mientras


que la lactasa es empleada para eliminar lactosa de la leche y beneficiar a quienes sufren
intolerancia a la lactosa por deficiencia de esta enzima hidrolítica.

Las principales fuentes de enzimas usadas en la industria de alimentos son de diferente


origen: la renina, pepsina, tripsina, catalasa y lipasa pancreática son de origen animal.
Algunas de ellas se utilizan en la industria láctea y son indispensables para determinar las
características fundamentales que distinguen a los diferentes tipos de quesos entre sí. De
origen vegetal es la alfa-amilasa obtenida del germen de trigo y fundamental en la mejora
del valor panificador de las harinas que se utilizan para hacer el pan.

Gracias a las enzimas, la alimentación infantil, especialmente la de los bebés, ha tenido una
evolución muy positiva. Hasta no hace mucho tiempo, uno de los problemas más
importantes de la alimentación maternizada de los bebés se centraba en el perfil de los
ácidos grasos de las fórmulas. El ácido palmítico es el ácido graso más abundante en la
leche materna. Frecuentemente presenta una forma que facilita la absorción por parte del
bebé. Los preparados tradicionales contenían una forma de ácido palmítico que no podía ser
ingerida por el bebé y que, además, provocaba una pérdida de calcio en la síntesis del
hueso.

Este problema se solucionó con el empleo de la alfa lipasa, una enzima producida por el
hongo Aspergillus, que puede producir esta forma natural de ácido palmítico en los
preparados lácteos para bebés prematuros, con resultados muy positivos. Al mismo tiempo,
una de las fuentes de energía más importantes para los bebes son los hidratos de carbono.
Es por ello que se introducen los cereales en sus dietas. Sin embargo, el almidón suele ser
algo difícil de digerir completamente, y en algunos casos, incluso puede provocar
problemas como flatulencias o molestias intestinales. La solución ha llegado también de la
mano de los enzimas. Una vez que se tratan los cereales en condiciones adecuadas, se
consigue que el almidón se transforme en dextrinas y maltodextrinas. Estas sustancias son
muy favorables para la alimentación infantil y carecen de los inconvenientes antes
señalados.
 En la industria textil, se emplean para el tratamiento de fibras y telas, para los
pantalones vaqueros lavados a la piedra sustituyendo a otros productos químicos.

En términos del proceso de fabricación, la industria textil puede dividirse en las siguientes
etapas principales:
 Producción de hebra,
 Hilado,
 Tejido,
 Teñido del Tejido
 Acabado de los Tejidos, y
 Elaboración del Producto Final Textil.

 Los productos cosméticos y de cuidado personal incluyen o usan enzimas en su


fabricación para mejorar la calidad o propiedades de los mismos.

En términos cosméticos la fabricación de ciertas enzimas, como hialuronidasa, colagenasa


y lipasa han demostrado ser una herramienta útil. Sus aplicaciones requieren generalmente
pequeñas cantidades de enzimas altamente purificadas, que gracias al desarrollo de la
biología molecular, han podido sintetizarse como proteínas, conocidas como
recombinantes. La principal ventaja del proceso es que puede obtenerse rápidamente una o
varias proteínas, en grandes cantidades y con alta pureza.
El uso clínico y terapéutico de las hialuronidasas se inició a principios del decenio de 1950
cuando se descubrió que estas enzimas son capaces de desprender capas de tejidos o
sustancias tisulares, incrementando considerablemente la permeabilidad de la piel y del
tejido conectivo.

Las colagenasas Son enzimas que tienen la capacidad de romper enlaces peptídicos de
colágena a pH fisiológico.
Conclusión

Las enzimas son proteínas “especialistas” y controlan TODAS las reacciones químicas de
nuestro cuerpo. Hay enzimas en todo lo que está vivo. Se dice que son catalizadores,
porque cada reacción química necesita una enzima para que se realice, es decir, todo lo que
se transforma lo hace gracias a una enzima. Cada enzima actúa sobre una sustancia
concreta, como una llave y una cerradura.

Comemos enzimas (porque están en los alimentos) y comemos gracias a las enzimas
(porque están en nuestro cuerpo para ayudarnos a hacer la digestión: segregamos al día
varios litros de jugos digestivos, que son jugos llenos de enzimas para transformar
proteínas, grasas y glúcidos).

A través de los años, los investigadores han descubierto enzimas para todo tipo de usos,
desde para aumentar la resistencia atlética al optimizar la digestión y absorción de
nutrientes hasta enzimas para tratar el cáncer.

Las enzimas son catalizadores que provocan reacciones bioquímicas. En otras palabras,
ayudan y aceleran las reacciones, en ocasiones a una cantidad impresionante de varios
millones de reacciones por segundo.

De esta manera, las enzimas reducen significativamente la cantidad de energía necesaria


para que se produzca una reacción. Y, sin ellas, algunas reacciones ni siquiera se llevarían a
cabo.

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