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Núm. Adg. - O V
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I M A G E N D E L A
L E N G U A E S P A Ñ O L A
Introducción histórica
Biblioteca Universitari \
A.CJ.
F ^ V E R S T T A R I O
NOTA PRELIMINAR
J.A.A.
MRHESIBÍUI M mw iiz*
SlüfSTECA BKIVKSim.
O R Í G E N E S DEL E S P A Ñ O L
Sólo desde fin del siglo X I se llega a un desplome Fernando L á z a r o Carreter, op. cit.
25 •••
íiygTEOl UMIVERSlfe
" m m g£TES"
teste. U 2 5 B9ETRSEY, E H B t r
bailo entre ambas religiones, y que servían de es- rra. Ya es significativo que tarea, tarefa (en por-
tuqués) sean árabes. Los alarifes planeaban las ca-
pías a f a v o r de su bilingüismo. M o r a b a n en lu- sas y los albañiles las construían; y por eso son
gares fronterizos y a veces f o r m a b a n pueblos ente- arabismos alcázar, alcoba, a z u l e j o , azotea, baldosa,
ros, lo m i s m o que h o y existen lugares especializa- z a g u á n , aldaba, alféizar, falleba; la gran técnica en
dos en el c o n t r a b a n d i s m o en todas las fronteras el manejo del agua parece en acequia aljibe, alberca.
y en multitud de otras palabras. Porque los sas-
del m u n d o . T o d a v í a subsiste en E x t r e m a d u r a un tres eran moros se llamaron aquellos alfayates; los
pueblo llamado 'Puebla de N a d a d o s ' " 1 G . L o s mo- barberos eran los alfa jemes; las mercancías eran
ros ladinos eran árabes que h a b l a b a n el romance, transportadas por arrieros y recueros; se vendían en
y finalmente los cristianos aljamiados que, a su los z o c o s y azogueros, en almacenes albóndigas y
a l m o n e d a s ; pagaban derechos en la a d u a n a se pesa-
vez, conocían el árabe. " T o d o s estos elementos y ban y medían por arrobas, arreldes, quintales, a d a r -
las cuatro cuñas que se clavaron al norte de la pe- mes fanegas, almudes, celemines, cahíces, a z u m -
nínsula p o r la reconquista incipiente: Asturias, bres que inspeccionaba el z a b a z o q u e y el a l m o t a c é n ;
N a v a r r a - A r a g ó n , Cataluña, y más tarde Castilla, el a l m o j a r i f e percibía los impuestos, que se pagaban
en maravedís, o en meticales. Ciudades y castillos
serán la base de la división dialectal y la r u p t u r a estaban regidos por alcaldes, alcaides, zalmedinas y
de la u n i d a d lingüística peninsular. La relativa alguaciles. Se hacían las cuentas con cifras y gua-
u n i f o r m i d a d que tenía la lengua de la Península, rismos o con álgebra; los alquimistas destilaban el
allá p o r el siglo X vino a quedar rota p o r la apa- alcohol en sus alambiques y alquitaras, o preparaban
álcalis, elixires y jarabes, que ponían en redomas.
rición del castellano al norte de la provincia de Las ciudades constaban de barrios y arrabales y la
Burgos, p o r P a n c o r v o y La Bureba" 1 7 . gente comía azúcar, a r r o z , naranjas, limones, beren-
jenas, zanahorias, albaricoques, sandias, altramuces,
t o r o n j a s , alcachofas, alcanciles, albérchigos. a l f ó n c i -
L o s aportes del árabe al español son n u m e r o - gos. albóndigas, escabeche, alfajores y muchas otras
sísimos. E n el campo del Ijéxico unas cuatro mil cosas . . . He citado antes alberca, aljibe, acequia,
palabras a p r o x i m a d a m e n t e proceden del árabe. vero el vocabulario relativo al riego del campo es
'muy amplio; he aquí una muestra: noria, arcaduz,
Américo Castro ha reconstruido en f o r m a vital y a z u d a , almatriche, alcantarilla, atarjea, a t a n o r , al-
enérgica la f o r m a en que todo ese tesoro léxico del corque, etc. 18.
árabe se incorporó al romance. Dice:
. . . el elemento árabe en el romance ibérico fue de-
bido a una imprescindible importación de cosas, re-
Mientras se realizaba este intercambio, lento
sultado de capacidades productivas que sugestiona- y p r o l o n g a d o , la Reconquista se había iniciado con
ban por su superioridad. Dichas importaciones de paso firme desde el N o r t e . Asturias y León, p o r
léxico se refieren a muy varias zonas de la vida: un lado, Navarra, A r a g ó n y Cataluña, por otro,
agricultura, construcción de edificios, artes y ofi-
cios, comercio, administración pública, ciencias, gue- presentan u n a u n i d a d lingüística bastante acepta-
ble Sin embargo, esta unidad se iba a romper.
U n a nueva entidad política, Castilla, irrumpe en
16. A m é r i c o C a s t r o , E s p a ñ a e n su H i s t o r i a ( c r i s t i a n o s , m o r o s y j u d í o s ) Edi-
L o s a d a , S. A . , B u e n o s A i r e s , 1948, p . 53. '
17. A m a n c i o Bolaño e Isla, op. cit., p . 31. 18. Américo Castro, op. cit., pp. 62-63.
escena; con su poderío militar su lengua va a ensan-
charse y a crear un nuevo estilo de vida y de pensa-
miento. Henos pues, aproximadamente en el siglo
A , ante el milagro de Castilla.
II
CASTILLA Y SU L E N G U A
II
CASTILLA Y SU L E N G U A
1
HM ' n é n
.f" C"1'1'*. tradición, el idioma; I, C a r á c t e r ori- 2 Martin Alonso, op. cit., p. 70.
s a
r á » « ^ - ^ ¿ » ¿ j l s s í
el n o m b r e de Castilla como una región peculiar, terística que nos explicará la esencia del dialecto
principalmente en las crónicas árabes. Castilla era
castellano" 4 .
un c o n d a d o dependiente del reino de León, que
había sido repoblado por elementos de Norte, p r i n - E l héroe de la independencia de Castilla, el
cipalmente p o r vascos, tal como lo muestran m u - conde F e r n á n González, es quien polariza a su
chas de las actuales toponimias castellanas. A m a y a alrededor todas esas ansias innovadoras y el movi-
era la capital de este condado. " A raíz de estas miento de a u t o n o m í a que venía gestándose desde
repoblaciones — n o s dice M e n é n d e z P i d a l — tene- atrás. Se opone al rey leonés R a m i r o II, está preso
mos la primera noticia de un m o v i m i e n t o a u t o n o - en León y une alrededor de sí a todos los condados
mista de Castilla. Parece que la novedad i n t r o d u - circunvecinos al de Castilla, creando el gran con-
cida p o r O r d o ñ o II ( 9 1 4 - 9 2 4 ) de establecer su d a d o nuevo de Castilla, "el cual si n o llegó a ser
corte en León, t r a j o un agravamiento del centra- independiente de León . . . fue al menos bastante
lismo, que hirió a los castellanos, los cuales n o a u t ó n o m o y quedó vinculado como hereditario en
h a b í a n tenido, que sepamos, rozamientos con la la descendencia del f u n d a d o r , a diferencia de antes,
corte de Oviedo. La crónica de Sampiro, escrita que el rey podía m u d a r libremente a los diversos
hacia el año 1000, dice de O r d o ñ o II, para sofocar condes" 5 . T a m b i é n el primer conde independien-
la rebeldía de tres condes de tierra de Burgos los te h u b o de luchar, hacia el Oriente, contra N a v a r r a ;
h i z o acudir a vistas sobre el río C a r r i ó n , d o n d e los asegura, a su vez, la f r o n t e r a sur hacia el D u e r o
cargó de cadenas y, llevándolos presos a León, los levantando una serie de fortalezas en la ribera norte
h i z o m a t a r . ^ A ñ a d e n el T u d e n s e y el T o l e d a n o de este río, para contener la presión m u s u l m a n a .
que los castellanos se sentían principalmente mo- Así, pues, Castilla nace a la historia a f i r m a n d o su
lestos p o r tener que acudir en sus juicios al t r i b u n a l personalidad y su carácter original frente a tres ene-
de la ciudad de León ( d o n d e se juzgaba p o r el migos: León p o r Occidente, N a v a r r a p o r Oriente y
Fuero J u z g o o código visigótico), y que, al ver el imperio m u s u l m á n p o r el Sur.
muertos violentamente a sus condes, decidieron sa-
cudir esa dependencia judicial respecto de León.' M u e r t o el f u n d a d o r del condado, su nieto el
Otra vieja tradición supone que más tarde los cas-
conde Sancho García ( 9 9 5 - 1 0 1 7 ) ensanchó sus
tellanos recogieron todos los ejemplares del F u e r o
fronteras e incluso llevó sus huestes hasta el cora-
J u z g o que había p o r Castilla y los q u e m a r o n en la
z ó n del territorio m u s u l m á n ; las fronteras del Sur
iglesia de Burgos, o r d e n a n d o que los alcaldes j u z -
de Castilla se solidifican con las plazas fuertes con-
gasen los pleitos " p o r albedrío", es decir, según su
parecer y según las costumbres . . . Castilla, al quistadas o entregadas p o r los mismos m u s u l m a -
emanciparse así de la tradición de la corte visigoda nes ; entre éstos gozó de f a m a de buen h a b l a d o r del
tan seguida en León, al romper así con una n o r m a dialecto castellano, que "era una continuación p r o -
común a toda España, surge como un pueblo in-
n o v a d o r y de excepción. Retengamos esta carac- 4 Ramón Mencndez Pidal, op. cit. pp. 81-82.
5 Ibid-, p. 83.
32 35
S ^ o i o
gresada del idioma que había servido para la re-
E l montañés, cuyo á m b i t o geográfico es Cas-
dacción de las Glosas Silenses en los tiempos ya
tilla la Vieja, A m a y a , La Bureba, C a m p o o y la
lejanos de Fernán G o n z á l e z " 0 .
M o n t a ñ a de S a n t a n d e r : es una zona en la que,
E n el a ñ o 1032 el gran c o n d a d o de Castilla principalmente, p r e d o m i n a n los arcaísmos; en este
es elevado a la categoría de reino p o r Sancho el dialecto se da la pérdida de f- inicial y casos espe-
M a y o r de Navarra en f a v o r de su h i j o F e r n a n d o ciales de diptongación. E n c o n t r a m o s testimonios
quien inicia un m o v i m i e n t o de reivindicación de los de este dialecto en los documentos medievales _de
derechos castellanos frente a la misma Navarra. Su Oña, Valpuesta, Aguilar de C a m p o o y S a n t o ñ a ;
sucesor A l f o n s o V I ( 1 0 7 2 - 1 1 0 9 ) , que patrocina conserva el s u f i j o -eico, cuando "en Burgos hacía
fervientemente la reforma eclesiástica p r o m o v i d a siglos que n o se decía sino - e r o " 8 y el arcaísmo de
p o r el m o n j e Hildebrando, Gregorio V I I , consolida la a f i n a l ;
también la hegemonía castellana aunque sacrifican-
d o parte de las pecualiaridades locales al a f á n re- el dialecto del alfoz de Lara (al S u r ) , dentro
formista. " H u b o , pues — d i c e Menéndez P i d a l — del á m b i t o r i o j a n o de los monasterios de San
al final de nuestra época un cambio de ideas y de Millán y de Silos, y finalmente,
usos h o n d í s i m o , merced al cual la tradición espa-
el dialecto central o burgalés "representado
ñola se vio de p r o n t o , casi repentinamente, pros-
p o r los documentos de Burgos (cabeza de Casti-
crita e interrumpida en muchos de sus aspectos.
lla) , de Cardeña y de Covarrubias. Es el lenguaje
La reforma de la escritura, sobre todo, t r a j o consigo
de la región que a partir del siglo X fue centro
el que los libros de la edad anterior quedaran ile-
gibles para las generaciones venideras, producién- político y social del gran c o n d a d o constituido p o r
dose con esto un brusco olvido de la literatura del F e r n á n González. Foco de irradiación de neolo-
pasado" 7 . B a j o A l f o n s o V I cae T o l e d o en m a n o s gismos e i m p o r t a n t e s modalidades lingüísticas" 9 .
castellanas y el Cid conquista Valencia para Para describir estas modalidades dialectales que se-
Castilla. rán las que en definitiva se h a b r á n de imponer sobre
el mosaico lingüístico de España, permítasenos
transcribir la caracterización que, con m a n o maes-
¿Cuáles son las peculiaridades lingüísticas de tra, ha hecho Menéndez P i d a l :
Castilla que se van a imponer al resto de la España
Frecuentemente, al examinar la distribución geográ-
cristiana?
fica de las variantes de uno u otro fenómeno lingüís-
tico, hemos tenido que señalar un foco de excepción
Se pueden señalar tres dialectos castellanos castellano en oposición al resto de los países circun-
primitivos: vecinos. En ese foco tienen origen:
—la pérdida de f - en haya. E r r a n t . mientras se
6 Ibid., p. 84.
8 i b i d . , p. 89.
decía faya, F e r r a n t en León, en Aragón y entre a la vacilación de los otros dialectos, se impone
los mozárabes; como n o r m a del habla general, sobre t o d o cuando
—en Castilla se encuentra el sonido especial de j. se f u n d e con el habla toledana en el siglo X I I , en
f i j o , muger, en vez de la 11 o y que se halla en aquel gran crisol de culturas donde se f u n d e n las
los demás países románicos. tendencias ideológicas de toda E s p a ñ a : la árabe y
—lo mismo la g- perdida en enero, ermano, contra la judía (que son p r o f u n d a m e n t e hispánicas) y la
el resto de los dialectos romances; cristiano latina tradicional.
—o bien la ch de derecho, m u c h o , frente a la t de
los otros romances; " H e m o s visto que Castilla — d i c e Menéndez
—o la z procedente del latín s c i en azada, haza, p j d a l — afirma su existencia política en lucha con
frente a axada, f a x a de otras regiones de España; León y con N a v a r r a : "Castellae vires per saecula
—o la falta de diptongación ante y o d , o j o , noche, fuere rebelles", dice, hacia 1150, el poeta de la
cuando el leonés, el aragonés y el mozárabe están expedición de Almería, haciendo a la vez el primer
conformes en usar uello, nueite. elogio de la sonoridad del idioma de los castellanos:
Estos rasgos son hoy principalísimas características "su lengua resuena como t r o m p a con t i m b a l "
de la lengua española frente a los otros romances;
( " i l l o r u m lingua resonat quasi t y m p a n o t u b a " ) .
pero ya sabemos que en un período primitivo se
hallaban confinados al pequeño rincón de la vieja
H e m o s visto que Castilla aparece en la Historia
Castilla y a sus regiones inmediatas; eran una excep- rechazando el código visigótico vigente en toda la
ción castellana, frente a los demás romances . . . Península y desarrollando una legislación consue-
. . . la monoptongación del diptongo ei precede mu- tudinaria local. Pues lo mismo sucede con el len-
cho en Castilla respecto de León . . . guaje. E l dialecto castellano representa en todas
. , . el artículo aparece antes fijado en Castilla que estas características una nota diferencial frente a
en León o Aragón . . .
los demás dialectos de España, como una fuerza
. . . la reducción del diptongo ie en casos como p o r - rebelde y discordante que surge en la C a n t a b r i a
tillo, silla, avispa, si no es desconocida del todo en y regiones circunvecinas" 1 1 .
otras regiones, tiene su foco principal de irradiación
10
perfectamente marcado en Burgos .
C o n esta afirmación de su carácter original,
Estas son las principales características de ese
t a n t o en lo histórico como en lo lingüístico, Cas-
dialecto burgalés que p a u l a t i n a m e n t e se irá i m p o -
tilla da al m u n d o una nueva lengua que p r o n t o va
niendo como lengua hablada a las demás modali- a plasmar ese m i s m o carácter en una vigorosa lite-
dades castellanas y a León, N a v a r r a y A r a g ó n y ratura, con rasgos plenamente definidos desde sus
que, en el siglo X I I , se consagrará definitivamente mismos orígenes: " E l genio español — a f i r m a
como lengua escrita literaria en los poemas épicos A u b r e y F . G. B e l l — parece poseer u n don especial
y primitiva literatura narrativa. L a seguridad lin- para cercenar los brotes accidentales y las inconse-
güística fonética, morfológica y sintáctica, frente
cuencias que separan lo individual de lo universal,
se vivía intensamente el quehacer de un pueblo y
lo transitorio de lo permanente. Vale la pena
de su Historia.
examinar esa f u r i o s a alquimia que da un sentido
universal a lo que posee un carácter particular y El Poema de Mío Cid, "representa para nos-
localista. Debe intentarse penetrar el secreto de otros el a f i a n z a m i e n t o de nuestra patria en un
este genio español, extraño y fascinador, que tantas m o m e n t o crítico, en que se inicia la construcción
veces ha logrado, mediante una constante imita- de un Estado. El poeta n o acudió a las fábulas
ción, crear obras maestras universales y de indiscu- para valorizar su obra literaria; el a s u n t o está lleno
tible originalidad" 1 2 . Y el m i s m o a u t o r llega has- de verdad histórica . . . " 1 4 .
ta a f i r m a r : " L a literatura de Castilla es el p a n y el
Son de sobra conocidas las características de
vino ungidos y concentrados, f r u t o de millones de
esta épica primitiva frente a las de la épica francesa;
racimos y de millones de granos de trigo candeal.
su originalidad se manifiesta especialmente _ en el
Posee la receptividad del genio y es u n p r o d u c t o
arcaísmo, vocablos populares, en la expresión di-
compuesto" 1 3 .
recta y concreta, en el realismo y, en lo que respecta
Desde el p u n t o de vista lingüístico nos intere- a la versificación, en la irregularidad métrica. C o -
san, de manera especial, las primeras manifestacio- m o en toda la gran épica (lo cual se explica d a d o
nes literarias del castellano, porque en ellas se per- su carácter p o p u l a r y oral) el Poema a b u n d a en
filan ya las orientaciones claves que va a tener, a f ó r m u l a s hechas para caracterizar a u n personaje
través de su historia, nuestra lengua y literatura. como cuando se refiere al héroe o a sus principales
L a poesía épica ocupa el primer p l a n o y entre toda personajes.
la producción, fragmentada, dispersa y adivinada,
El eminente carácter p o p u l a r del Cantar apa-
se destaca, como ejemplar, nuestro primer m o n u -
rece, sobre todo, en su versificación. C o m o toda
m e n t o conservado: el Poema o Cantar de Mío Cid,
la épica primitiva española comienza usando la
que aunque n o fue escrito en Castilla, sin embargo
rima más fácil: la asonancia, que ha de permanecer
es el primer reflejo del d o m i n i o que ya en 1 1 4 7
como una característica de nuestra poesía popular
ejercía el castellano sobre las demás zonas dia-
e incluso erudita, como puede comprobarse en el
lectales.
romancé. E n cuanto al metro, el verso es t o t a l -
mente irregular. " G i r a en t o r n o a un m ó d u l o
Poesía épico-juglaresca para ser cantada en los f i j o : el tradicional o c t o n a r i o ^ d e dos hemistiquios
anchos caminos de Castilla refleja en su lengua el de ocho sílabas cada uno. Pero dentro de este
estado emocional peculiar de una época en la que m ó d u l o , fluctúa continuamente: 7 4- 7, 6 4- 7,
7 4 - 6, 8 + 8, 7 4- 8, 8 4- 7, 6 + 8, 8 + 6, etc.
La regularidad o isosilabismo no existe. C u a n d o
12 A u b r e y F . G . Bell, Literatura castellana (traducción de M . M a n e t ) Edi-
t o r i a l J u v e n t u d , S. A . , B a r c e l o n a , 1947; p p . 8 - 9 .
13 Ibid., p. 14.
en la poesía castellana surgen la estrofa y el verso d) Pleonasmos enumerativos en el uso de
regulares, ya no se trata del género épico, sino de tanto en lugar de mucho:
una nueva modalidad, que responde al nombre de
'mester de clerecía'. Este se ajusta más o menos Tanta gruessa muía e tanto palafré de sazón,
fielmente, casi siempre con estricto rigor, al cuenteo tanta buena arma e tanto buen cavallo corredor,
tanta buena capa e mantos e pellicones;
de sílabas y a la regularidad estrófica. E l cantar
de gesta n o respeta metro ni estrofa; en cuanto al Os. 1987-89).
primero, vacila indefinidamente entre las 10 y las
e) Gran desorden en la consecución de tiem-
18 sílabas; en cuanto a la segunda, se prolonga en
largas senes y manteniendo la misma asonancia pos verbales, " p o r la misma rapidez ima-
hasta agotar el motivo o circunstancia que provoca ginativa de los episodios, el narrador sal-
la narración" 1 5 . ta de un p u n t o a otro, de una acción
lejana a una realización presente, de una
prioridad relativa a un campo de lo que
. Datos lingüísticos interesantes del Cantar que sucede en el momento. La imaginación
nos indican la situación del castellano en esta épo- del oyente suple la coordinación tempo-
ca, brevemente enumerados, son los siguientes:
ral"17:
a) abundancia de fórmulas hechas, t a n t o pa-
ra designar al héroe c o m o a los personajes Mió Cid Roy Díaz, el que en buena nascó ( 8 2 )
Al rey Fáriz tres colpes le avié d a d o ;
principales o a determinadas situaciones, los dos le fallen y el únol h a t o m a d o ,
p. e.: el Campeador leal ( 3 9 6 ) , el de Por la loriga ayuso la sangre destellando:
Vivar ( 1 0 8 2 ) , el que Valencia ganó Bolvió la rienda por érsele del campo.
(31 17, 3 2 2 1 ) , el que en buena ora nascó Por aquel colpe raneado es el fonssado. (759-64)
( 2 0 2 , 245, 7 5 9 ) . El Cantar no es una obra aislada; el caste-
b) uso de perífrasis como yentes Christianas llano m u y p r o n t o plasmó sus peculiaridades lin-
o mesnadas de Christianos, en el que la güísticas en obras literarias populares; es más, el
palabra 'christiano' tiene el sentido gene- Cantar cronológicamente no es la primera produc-
ral de 'todo el m u n d o ' . ción de la literatura castellana; posiblemente ante-
c) Uso arcaizante de la e paragógica en final riores a él son los siguientes cantares de gesta, po-
de rima, en palabras tales como señore, pulares y anónimos:
male, laudare, diráde, etc. 16 . El Rey Rodrigo y la hija de conde Julián;
Mainete;
Roncesvalles;
15 E D í a z - E c h a r r i y J . M . R o c a F r a n q u e s a , H i s t o r i a d e la L i t e r a t u r a Espa-
ñola e Hispanoamericana, Aguilar, Madrid, I960; p . 31. Bernardo del Carpió;
16 Cfr. R a m ó n Menéndez Pidal, De primitiva lírica española y a n t i g u a épica,
E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S. A . , C o l e c c i ó n A u s t r a l , 1051, B u e n o s A i r e s
1951; p . 3 8 y ss. 17 Martín Alonso, op. cit., pp. 91-92.
I C T I C A ÜMJVElSfF;
1
"¿LF0MSO B B i S "
Me, ESgTHSüT, üffifc
El conde Fernán González (poema juglares- tes de Andalucía como Medina Sidonia, Arcos,
co que n o debe confundirse con el poe- Cádiz y Sanlúcar; p o r su parte Jaime I de Aragón
ma culto del Mester de Clerecía) ; guerrea en las costas mediterráneas conquistando
La condesa traidora; casi todo el Levante. A fines del siglo X I I I úni-
Los infantes de Lara; camente subsiste en España el reino árabe de Gra-
Romanz del Infant García; nada.
Ramiro y García, hijos de Sancho García
el Mayor; Culturalmente, el castellano vive ya en este
El rey don Fernando y la repartición de los siglo una etapa de expansión y de consolidación;
reinos; lentamente se h a n ido b o r r a n d o los dialectos m o -
Sancho el Fuerte y el cerco de Zamora y zárabes y los dialectos de León y de Aragón ce-
La mora Zaida. den ante el e m p u j e del castellano. " E n el s i g l o '
X I I I — a f i r m a M a r t í n A l o n s o — persiste la tra-
E l siglo X I I templa la lengua castellana en dición épica hacia lo religioso y legendario, a la
el crisol de la épica p o p u l a r : la lengua libre, manera clásica en el Poema de Alexandre. Apa-
peculiar y original de Castilla, al entrar en los rece el mester de clerecía o escuela erudita, con te-
moldes literarios, se c o n f o r m a lentamente para mas de combates fronterizos, culto a Nuestra Se-
mas altos propósitos y los a n ó n i m o s poetas p o - ñora la Virgen M a r í a , dentro del m o n o r n m o ale-
pulares la moldean cariñosamente: como que j a n d r i n o de la cuaderna vía. Creación de la p r o -
ellos mismos, nacidos en el seno del pueblo, sen- sa romance y mecenazgo de A l f o n s o X , el Sabio.
tían h o n d a m e n t e que estaban p r e p a r a n d o e í m a - Iniciación del apólogo en el libro Disciplina cle-
terial lingüístico que iba a ser u n o de los f u n d a - ricalis e influencia de la novelística oriental. Re-
mentos de la nacionalidad; gracias a estos anóni- conocimiento oficial del castellano" 1 8 .
m o s artesanos, el castellano, m o d a l i d a d regional
s_e elevará un día a la categoría de español, espa-
ñol que ensanchará más tarde sus fronteras fue- E l desarrollo de la lengua y literatura espa-
ra del á m b i t o geográfico de la península y será ñolas comienza a sentir ya las influencias extran-
lengua de pueblos. jeras, principalmente las provenientes del m u n d o
de habla francesa. E n esta época se incorporan
C u a n d o el castellano llega al siglo X I I I sus al idioma numerosos galicismos, tales c o m o : li-
fronteras se h a n a m p l i a d o : la Reconquista vive gero, roseñor (después ' r u i s e ñ o r ' ) , doncel y don-
m o m e n t o s de gloria b a j o la dirección de F e r n a n - 'celia, linaje, peaje, preste, salvaje, tacha, etc.
Fonéticamente, también, el castellano era en esta
do 111 y de J a i m e I el conquistador; los reinos
época más rico, quizá, que el actual. Sus p r i n -
cristianos, ya más organizados, h a n m i n a d o el p o -
cipales características fonéticas son las siguientes:
derío m u s u l m á n en E s p a ñ a : F e r n a n d o I I I en
1 2 3 6 se apodera de C ó r d o b a y en 1 2 4 8 de Sevi-
lla, a la que siguieron las ciudades más i m p o r t a n - 18 Op. cit., p . 122.
a) distinguía una s sorda y otra sonora; en-
desarrollo de la evolución fonética impedía la
tre vocales era sonora, passar, señor, es-
regularización del sistema morfológico. Aparte
tar, casa;
de los contrastes que ofrece nuestra conjugación
b) distinguía la c ( o ce, ci) sorda de la z actual, la lengua antigua conservaba otros, en es-
sonora. " L a sibilante c o c, se p r o n u n - pecial los producidos p o r el m a n t e n i m i e n t o de
ciaba seguramente ts (cerca: Tserca, bra- abundantes pretéritos y participios fuertes - .
co : bratso) c o m o la z italiana de forza. T a m b i é n es una característica de esta época
E n cambio, la z del español antiguo ciertas vacilaciones e irregularidades en los elemen-
equivalía, según parece, a ds con s sono- tos de composición de la frase, cuyo orden n o
ra, como en los italianos mezzo, razzo"19. aceptaríamos en el presente, pero hay que tener en
c) distinguía la sorda x de la sonora j (rexa cuenta que n o había, como en la actualidad, la
y reja) ; misma distancia entre la lengua hablada y la len-
gua escrita. " E l español arcaico se contentaba
d) distinguía también u n a b oclusiva que con dar a entender, sin p u n t u a l i z a r ; el oyente o
se articulaba con los labios completa- lector ponía algo de su parte para comprender . . .
m e n t e cerrados, y u n a v fricativa y qui- Las palabras se desplazaban según impulsos ima-
zá labiodental en algunas regiones. 20 ginativos o sentimentales". 2 2
e) reducía el d i p t o n g o ai en e, laicum: lego. A principios del siglo X I I I aparece, en el pa-
n o r a m a de la literatura castellana, una nueva ten-
f) diptongaba la o tónica breve en ue, p o r t a : dencia, si n o opuesta a la juglaría anterior, si de
puerta. orientación diferente. Se trata del mester de cle-
recía, es decir, poesía escrita p o r gente culta. La
g) sustituía la f inicial p o r h aspirada, fa-
definición de lo que es esta tendencia la encontra-
cere: hacer.
mos claramente expuesta en un pasaje del Libro
Sin embargo, todavía p r i v a en esta época de Alexandre:
la inseguridad fonética y las vacilaciones incluso Mester trago fermoso non es de ioglaría:
dentro del castellano, vacilaciones que n o se li- mester es sen pecado, ca es de clerezía
fablar curso rimado por la cuaderna via
m i t a n a la sílaba o palabra aislada sino que al-
a sillavas cuntadas, ca es grant maestría.
canzan a la frase misma. " E l extraordinario
E l mester de clerecía se caracteriza principal-
19 Rafael Lapcsa, op. cit., p. 146. mente p o r una temática más universalista y p o r
»
20 " H o y la p r o n u n c i a c i ó n d e u n a y o i r á b n o s e a l i e n e a la o r t o g r a f í a . N o
existen en español m á s q u e u n a b inicial o t r a s c o n s o n a n t e (bestia am-
b o s ) y u n a b f r i c a t i v a c u a n d o va e n t r e v o c a l e s : h a b e r , n a v a j a " ' c í r 21 Rafael Lapesa, op. cit., p. 150.
M a r t í n A l o n s o , op. c i t . p . 126.
la regularidad métrica, caracteres ambos que reper- mienza con el Libro de Apolonio (escrito posible-
cuten en el lenguaje. Casi todos los autores del mente entre 1235 y 1 2 4 0 ) seguido por el Libro de
mester de clerecía son hombres cultos: saben la- Alexandre, el Poema de Fernán González, la obra
tín, tienen algún conocimiento de la tradición clá- completa de G o n z a l o de Berceo, el Libro del Buen
sica greco-latina y han leído u oído recitar los poe- Amor del Arcipreste de Hita, el Rimado de Palacio
mas cultos franceses. " E s natural — a f i r m a La- y el Poema de Yucuf. De tal f o r m a que este im-
p e s a — que en sus escritos se refleje el conocimien- p o r t a n t e ciclo de nuestra literatura se alarga casi
t o del latín en a b u n d a n t e s cultismos: Berceo usa hasta finales del siglo X I V 2 5 .
el superlativo dulcíssimo, y además, abysso abis-
m o ' , convivio, exaudido, exilio, illeso, leticia, Hu-
men, honorificencia, entre otros muchos; el A p o -
lonio, condición, conturbado, lapidar, malicia, oca-
sión, unción, ídolo, vicario; el Alexandre, prólogo,
tributario, silogismo, licencia, versificar, elemento,
qualidad, feminino, etc." 2 3
49 '•^'i.Z'-T'.í.Z
I t a l i a ÜMtVESSITfc,
"ALFONSO BEYES"
da etapa; en ella: "la lengua de las versiones no
b) " U n a de las condiciones manifiestas de la
es ya el latín, sino el castellano vulgar. El pro-
inmadurez de la prosa medieval es el es-
cedimiento de t r a b a j o en la Escuela de traductores
tilo paratáctico de frases coordinadas rei-
era el siguiente: un j u d í o o mozárabe traducía
oralmente la obra a la lengua vulgar romance o a teradamente con la partícula e ( y ) . La
un latín bárbaro, y sobre esta versión otra persona frecuencia con que aparece en las obras
docta redactaba el libro en latín escolástico o uni- de A l f o n s o el Sabio, y después en los es-
versitario. De esta manera el libro se encomenda- critos del siglo X I V , denuncia su origen
ba al mercado europeo. Este m é t o d o se emplea- árabe. Escasez de f o r m a s de período,
ba ya antes de San F e r n a n d o , pero el Rey Sabio lo manifestada en la pobreza de los nexos
perfeccionó, consiguiendo que el segundo traductor conjuntivos"4.
erudito convirtiera la obra árabe o latina en prosa c) L a conjunción copulativa e ( y ) encabeza
castellana" 2 . la apódosis en las oraciones compuestas.
Nos consta que el rey n o intervenía directa- d) U s o a b u n d a n t e del anacoluto, lo cual de-
mente en la redacción de las obras que llevan su muestra la influencia oriental en la crea-
n o m b r e ; su t r a b a j o se limitaba a la dirección ge- ción de la primitiva prosa castellana, así
neral de las obras y a la corrección definitiva "de como también la elipsis del verbo copu-
los originales: "el rey — d i c e el Libro de la Es- lativo con la consiguiente u n i ó n directa
fera— tollo las razones que entendió eran soveja- entre el sujeto y el predicado nominal.
nas y dobladas et que n o n eran en castellano dre-
cho, et puso las otras que entendió que c u m p l í a n : e) repite en muchas ocasiones el genitivo de
et q u a n t o al lenguaje endrecólo él p o r sise". 3 plural cuando quiere indeterminar el sen-
tido de una palabra, c o m o en quál cuen-
He aquí algunas de las características de la to de 1os cuentos.
prosa creada p o r el Rey Sabio en la Crónica Gene-
ral, que es donde más se destaca su originalidad f ) Repetición de la conjunción que después
creadora: de que un inciso ha roto la continuidad
de una frase.
a) la creación de nuevos elementos de enlace
subordinativo y aprovechamiento al má g) Residuos de las f ó r m u l a s hechas usadas
x i m o de los existentes (p. e.: para que, por los juglares para mantener_ la aten-
comoquier que, siquier, aunque, etc.). ción del auditorio, a lo que se j u n t a "la
poca destreza juglaresca en la transición
narrativa, puesta de manifiesto en la es-
2 Martín Alonso, op. cit., p. 145.
casez de las conjunciones o en la larga Este gran instrument o de cultura (que en
m o n o t o n í a de las claúsulas yuxtapues- m a n o s del Rey Sabio tiene también un sentido po-
tas"5. lítico; si no, piénsese en su obra jurídica) ha naci-
E n lo que al léxico se refiere, la prosa del Rey do ya en una época de asentamiento y de reposo;
Sabio a b u n d a m u c h o en latinismos, debido a un n o se f o r j a como la lengua épica al r i t m o de la Re-
a f á n erudito p o r enriquecer la lengua y crear un conquista, n o ensancha fronteras geográficas ni
instrumento de cultura que pudiera parangonarse combate al m u s u l m á n o al j u d í o como a un ene-
con el latín, el hebreo o el árabe. E l procedimien- migo m o r t a l ; t o d o lo contrario, ensancha y afir-
to n o r m a l usado es el de la derivación sobre las ma nuevas fronteras intelectuales, recoge en los
palabras ya existentes, " c o m o ladeza 'anchura', a b u n d a n t e s surcos del Islam o del pensamiento he-
'latitud', longueza "longuitud', asmanza ' o p i n i ó n ' breo t o d o aquello asimilable y lega el instrumento
'creencia', eñadimiento ' a u m e n t o ' , paladinar 'pu- preciso, luminoso y efectivo de la gran prosa cas-
blicar' . . . "6 En otras ocasiones, el enriqueci- tellana 8 .
miento del vocabulario se hace p o r medio del prés-
t a m o cuando en castellano no existe el t é r m i n o El siglo X I V recibe el instrumental de la p r o -
preciso: tal ocurre con determinados tecnicismos sa literaria de la época alfonsí. Este siglo repre-
como horizon, septentrión, equinoctial, etc. Sin senta en la cultura española un ensanchamiento de
embargo, a pesar de todos los cultismos y tecnicis- miras y, hasta cierto p u n t o , una r u p t u r a con los
mos con que el Rey Sabio enriqueció la prosa cas- ideales de la E d a d Media. Se presiente el Rena-
tellana, logró mantenerse siempre d e n t r o de las pa- cimiento, se afianza lo lingüísticamente conquista-
ralelas de la comprensión p o p u l a r y su injerto lé- d o y el viento p r o f a n o , vital, enérgico de E u r o p a
xico prendió h o n d o en el espíritu de la lengua. comienza a soplar en la vida española.t V i d a cor-
tesana; ficción caballeresca; picaresca y canciones
Así pues, "la prosa castellana quedaba de- de trovadores, poemas de a m o r ; afirmación del
finitivamente creada. La enorme gimnasia que sentido personal en la creación literaria y profesio-
supone la obra alfonsí la había convertido en ve- nalismo del escritor. T r e s nombres claves: J u a n
hículo de cultura, cumpliendo el generoso a f á n de Manuel, J u a n R u i z y Pedro López de A y a l a ; tres
divulgación expuesto en el prólogo del Lapidario: actitudes y tres afirmaciones lingüísticas en v o l u n -
' m a n d ó l o trasladar de arábigo en lenguaje caste- tad de estilo que son premisas necesarias para ex-
llano porque los homnes lo entendiesen m e j o r er se plicarnos nuestros Siglos de O r o .
sopiesen dél más aprovechar" 7 .
" P a s a d o el siglo X I I I del arabismo sintáctico
5 Ibid., p. Í53.
£
tística castellana y el iniciador de la novela espa- m u e s t r a ya los principales rasgos de Cel stma) ^
ñola"12. declamaciones, de centenares ae verso,
la muerte, ta segunda sobre las acrnasqj tiene el
A u n q u e n o cae dentro del estudio de la pro- cristiano para vencer al diablo, al mundo y a la
sa romance, J u a n R u i z , Arcipreste de Hita, contri- carne 14.
buye j u n t o con don J u a n Manuel al enriqueci- Llegamos a finales del siglo X I V ; la prosa
m i e n t o de la lengua castellana en u n o de sus mo-
castellana que nace como
m e n t o s de expansión y consolidación. Juan Ruiz
dispensable en las manos del Rey Sabio, se enri-
m a n e j a u n castellano más culto, menos vacilante y
quece como instrumento literario en manos de d o n
sabe sacar m u c h o m a y o r p a r t i d o poético y literario
J u a n Manuel, la primera v o l u n t a d de estilo de la
del habla popular. M á s en contacto con la reali-
literatura castellana. El A r c i p r e s t e epígono de
dad que G o n z a l o de Berceo, "escribió la epopeya
Mester de clerecía, da a la lengua flexibilidad y
cómica de una edad entera, con ironía superior y
abundancia y la convierte en dócil instrumento pa-
trascendental" 1 3 .
ra la poesía. T o d o , pues, está ya preparado para
Características de su castellano s o n : sustanti- la contienda que, en el plano lingüístico, planteara
vos abstractos para la calificación; uso de aposi- el siglo X V : universalismo frente a regionalismo.
ciones, frases de relativo, uso del anacoluto y pre- El castellano f o r m a d o ya como una auténtica len-
ferencia p o r la frase enunciativa. Su obra magna, gua romance, se enfrentará a las dos lenguas en las
el Libro de Buen Amor, representa la sintaxis que el Renacimiento ha comenzado a expresarse: el
exhuberante y culta, flexible e impulsiva, y al mis- italiano y el francés. El latín, redescubierto en sus
m o , tiempo popular. fuentes clásicas p o r los humanistas, también será
un peligro para el castellano. E n el siglo X V se
¿Qué es el L i b r o de B u e n A m o r , compuesto en decide el f u t u r o del castellano; pasará al p l a n o na-
J'728 estrofas? Una novela picaresca de forma
cional y de aquí al internacional. América y E u -
autobiográfica, una colección de enxiemplos, una
parafrasis del A r t e de A m a r , de Ovidio; una imita- ropa se le abren como campo propicio; en contacto
ción y paráfrasis de la comedia D e V e t u l a , del seudo con la nueva reacción culta de E u r o p a enriquecerá
Pamphilo, un poema burlesco o parodia épica de sus posibilidades expresivas.
Don Carnal y Doña Cuaresma, sátiras de indigna-
ción o inocentes y festivas, como el elogio de las
mujeres chicas; un centón de cantigas de serrana y 14 Ibid., p. 167.
villanescas, de cantigas y loores a Nuestra Señora, y.
por ultimo, después de contarnos cómo pasaba los
d:as su servicial mensajera Trotaconventos (que
12 E l a
"ch;,inlr0ducci ó n 3 E1 C o n d e
Lucanor, Colección
Nuestros C l a s . c o s " , 14, U N A M , México, 1960.
57 **mSSFBíB R m ú M|
ftsuoTECA m m M
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mmm
del Reino de Nápoles p o r A r a g ó n crea relaciones
literarias que van a determinar una influencia
mucho mayor.
Representa, también, esta época el despertar
del interés p o r las literaturas clásicas griega y la-
tina. " L a antigüedad — o b s e r v a L a p e s a — n o es
para los hombres del siglo X V simple materia de
conocimiento, sino ideal superior que admiran cie-
IV gamente y pretenden resucitar, mientras desdeñan
la cercana E d a d Media, viva todavía, que se les
a n t o j a bárbara en comparación con el m u n d o clá-
E L E S P A Ñ O L PRECLÁSICO sico. A l f o n s o V concierta una p a z a cambio de
un manuscrito de T i t o Livio. J u a n de Mena
. . . por esta mi Arte podrían venir en el cono- siente p o r la Iliada una veneración religiosa, lla-
cimiento de ella, como agora nosotros deprende- m a n d o al poema homérico 'sancta e seráphica o b r a ' .
Tl°¡at!nar'e ^ gramát Ca
' latina
Para aprender
C u a n d o la atención se ahincaba en las lenguas
griega y latina, aureoladas de todas las perfecciones,
A n t o n i o de Ne'orija. el romance parecía 'rudo y desierto', según lo cali-
fica el m i s m o J u a n de Mena' 2 . M á x i m o s repre-
Así como el siglo X I V representa para la sentantes de la tendencia humanística en la reno-
lengua castellana el período de a f i a n z a m i e n t o de- vación de la lengua castellana en la primera época
cisivo en la estructuración de los valores lingüísti- del español preclásico son el Marqués de Santillana
cos en todos los órdenes, el siglo X V señala la im- y J u a n de Mena.
p o r t a n t e etapa de nuevas influencias culturales- el
castellano entra en contacto con las lenguas romá- Es importante señalar dos fenómenos lingüís-
nicas que ya h a n desarrollado un nuevo m ó d u l o ticos que se operan en esta época y que han de
ideologico m u y alejado del pensamiento tradicional tener una gran repercusión en el desarrollo de la
y teocentrico de la Edad Media. Se ha escrito ya lengua: la unificación casi total de los dialectos
la Divina Comedia de Dante, los Triunfos de Pe peninsulares en t o r n o al castellano (de T o l e d o ) y
trarca y el Decamerón de Bocaccio; los poetas cor- la expansión de éste. Antes de lograrse estas dos
tesanos franceses h a n creado una nueva poesía que metas, h a y un período de búsqueda y de tanteo,
esta en competencia con la italiana la conquista de intentos por parte de los h u m a n i s t a s p o r f o r z a r
al español a entrar dentro de los m ó d u l o s grama-
ticales del l a t í n ; aunque, a f o r t u n a d a m e n t e , tal cosa
n o se logra, sin embargo, de esta tendencia culta el que, desde el p u n t o de vista lingüístico el i n f l u j o
castellano sale ampliamente enriquecido t a n t o en su de Italia fue más de lexicología que de sintaxis.
léxico como en sus sintaxis. A pesar de todas las influencias cultas y del
Los intentos p o r latinizar el castellano se ma- esfuerzo que se hace p o r crear un castellano que
nifiestan principalmente en los esfuerzos hechos pudiera competir con otras lenguas romances en el
p o r imitar el h i p é i b a t o n de la prosa latina, sepa- p l a n o cultural, la lengua p o p u l a r , durante el siglo
rando el a d j e t i v o del sustantivo, en el uso del infi- X V , crece vigorosa y firme, sin encontrar corta-
nitivo dependiente al m o d o de la oración comple- pisas en su desarrollo. E l pueblo comienza a tener
tiva latina, en la colocación del verbo al final de la más ingerencia en la vida social y los mismos es-
frase, vicio que va a señalar A n t o n i o de N e b r i j a en critores cultos se comienzan a interesar en los p r o -
su Gramática. r ductos espontáneos de la literatura popular. Sin
embargo, ya aparece el signo de la oposición culto-
L a característica más notable de este período, popular que va a tener suma importancia en los
además del intento de latinizar la sintaxis, es el siglos posteriores. La lengua hablada y escrita de
enriquecimiento del vocabulario, sobre t o d o p o r comienzos del siglo X V todavía vacila y siente in-
medio de latinismos y de neologismos. U n o de seguridades, principalmente en el campo fonético.
los que más contribuyen al aporte de los latinismos
Alternaban la t y d finales, edat, v o l u n t a t y edad,
es el M a r q u é s de Santillana; en su obra p o d e m o s v o l u n t a d ; la f inicial de fazer. folgar, f u e g o pre-
encontrar los siguientes que p o r vez primera se ferida por la literatura, luchaba con la h de h a z e r
incorporan al castellano: exhortar, disolver, sub- h u e g o . dominantes en el habla; en Casulla la Vieja
sidio, colegir, describir, estilo; en J u a n de M e n a se extendía la pérdida de esta h aspirada (ebrero
'febrero').. Se vacilaba entre d u b d a y duda, orne
observamos: mestrua, obtuso, fuscado, rubicundo y hombre, judgar y juzgar. Las vocales inacentua-
ígneo, turbulento, repunar. N o todos los latinis- das alteraban con frecuencia su timbre: s o f n r , ve-
mos introducidos en el castellano tuvieron el mis- vir, r o b i 'rubí'. Seguían en vigor formas verbales
m o éxito; muchos fueron aceptados t a n t o p o r la como a n d u d e 'anduve', prise 'prendí, tomé', con-
quiso 'conquisto , f u x ó 'huyó', seyendo, veyendo
lengua culta como p o r la p o p u l a r , pero otros se 'siendo, viendo'; escasos en la lengua escrita, se ven
fueron o l v i d a n d o y cayeron en desuso. sin embargo serien y hasta serín 'serían', podrié 'po-
dría', deviedes 'devíais. Y aun quedaban, aunque
raros, algunos restos de la antigua pérdida de e fina!,
Pero n o fue únicamente el latín la lengua que como f i z 'hice', nol sil 'no le, si le', incluso duran-
proporcionó los nuevos términos para el enriqueci- te el reinado de Enrique IV3.
m i e n t o del vocabulario castellano. A b u n d a n en
alto grado los italianismos, como galera, avería, Se ha h a b l a d o m u c h o de un español preclá-
corsario, tramontana, bonanza, piloto, mesana, es- sico en el que nuestra lengua pasa p o r un proceso
caramuza, embaxada, lonja, belleza, soneto, nove-
lar, etc. Se ha p o d i d o afirmar, con toda razón
de adaptación a los nuevos planteamientos socia- regionales. El dialecto leones se reduce al a m -
les y culturales que estaban apareciendo en el me- biente rústico y se mantiene durante los Siglos de
dio ambiente. Penetra intensamente en la vida O r o como una peculiaridad reservada exclusiva-
española la cultura clásica e italianizante de la mente a los 'villanos' del teatro clásico. L o mis-
época. Aparecen los primeros h u m a n i s t a s espa- m o ocurre con el aragonés que desaparece m u y
ñoles que encuentran un ambiente cálido en la p r o n t o de la lengua literaria, a u n q u e también se
corte de los Reyes Católicos como lo h a b í a n en- conserva indefinidamente en el habla rústica.
c o n t r a d o en la corte de D o n J u a n I I ; a b u n d a n
las traducciones de los textos clásicos, se reforma A p o y a n d o esta unificación de los dialectos
la enseñanza superior, se f u n d a n tres nuevas U n i - españoles alrededor del castellano de Castilla la
versidades y colegios a d j u n t o s a ellas; t o d o ello Nueva ( T o l e d o ) , durante el reinado de los Re-
impulsado desde arriba p o r los mismos sobera- yes Católicos, aparece la primera codificación de
nos. Nebrija es la figura simbólica de la época. la Lengua: La Gramática castellana de A n t o n i o
de Nebrija, publicada en agosto de 1492. E n su
E n tiempo de los Reyes Católicos se había famoso p r ó l o g o expone el propósito de su obra,
impuesto lentamente el habla de T o l e d o , mencio- que era " f i j a r n o r m a s para dar consistencia al
nada más arriba. " C u a n d o los españoles según idioma, para que lo que agora i de aquí adelante
las nuevas tendencias, necesitaron un idioma n a - en él se escriviere, pueda quedar en un tenor i
cional, fue el castellano de T o l e d o , n o el de Cas- estenderse p o r toda la duración de los tiempos que
tilla la Vieja, el que sirvió de base. Esto sucedió están por venir, como vemos que se ha hecho en
desde la época de A l f o n s o el Sabio; pero se acen- la lengua griega y latina, las cuales por aver esta-
t u ó de manera más visible desde el descubrimiento
do debaxo dejarte, aunque sobre ellas han passado
de América y las empresas de Carlos V , que con-
muchos siglos, todavía quedan en una u n i f o r m i -
vierten a España en potencia universal" 4 . Este
dad"5.
es precisamente el castellano que se convierte en
español y la lengua que se expande fuera de la N a t u r a l m e n t e , N e b r i j a se basa para la redac-
Península j u n t o con el imperio militar y social ción de su Gramática en los modelos tradicionales
que trae consigo el descubrimiento de América y latinos, añadiendo con gran sentido intuitivo del
la situación rectora de España en los asuntos eu- idioma nuevas clasificaciones y categorías grama-
ropeos. ticales, c o m o las de gerundio y nombre participial
infinito; lo m i s m o ocurre con sus análisis fonéti-
La unidad española se consuma b a j o los cos y con su ejemplificación original partiendo
Reyes Católicos; claro está que esto n o quiere de- de los autores españoles anteriores y contemporá-
cir que desaparecieran totalmente las modalidades neos. U n amplio estudio sobre la Gramática de
N e b r i j a y sus repercusiones en el campo sintáctico
podra verse en la obra de M a r t í n Alonso, Evolu- ( E n r i q u e de Villena, A l v a r o de L u n a , A l o n s o de
ción sintáctico del español (p. 199 y s. s . ) , tan- C a r t a g e n a ) , así también como en las primeras
tas veces citada en este estudio. manifestaciones de la novela, sea la sentimental
nacida al calor de la influencia italiana ( R o d r í -
guez del P a d r ó n con El siervo libre de amor o
. La fuerza del castellano así unificado y ad- Diego de San Pedro, con su Cárcel de Amor), y
mirablemente codificado p o r Nebrija, deja sentir
finalmente con la prosa enérgica, sentenciosa y p o -
inmediatamente su impacto en la rica literatura
pular del Arcipreste de T a l a v e r a en El Corbacho,
prerrenacentista del siglo X V . Epoca de riqueza
" d o c u m e n t o inapreciable para el estudio de la
extraordinaria que plasma sus grandes creaciones
lengua, sirviendo de antecedente inmediato a La
en todos los generos literarios en los que alterna
la tendencia p o p u l a r y culta, el a n o n i m a t o de la Celestina y al Lazarillo de Tormes"7
primera y la afirmación personalista de la segun- Pero quienes verdaderamente representan, en
da. Los Cancioneros, grandes compilaciones poé-
el p l a n o lingüístico y literario, a este encantado
ticas, que aparecen en pleno siglo X V en Castilla,
siglo X V , son los dos grandes poetas de la corte
como el de Baena, el de Stúñiga, el Cancionero Ge-
de J u a n II, ya mencionados más arriba: Santi-
neral y el de Hernando del Castillo, en los que es-
llana y J u a n de M e n a .
tan representadas todas las tendencias literarias en
ooga: la galaico-portuguesa, la tradicional caste- Iñigo L ó p e z de M e n d o z a (1398-1458),
llana y la alegorico-dantesca; en ellos, además p o - marqués de Santillana reúne en su persona y en
demos asistir al enriquecimiento y desarrollo del toda su obra el carácter polifacético del h o m b r e
lenguaje poético castellano que, en la m a y o r par- del Renacimiento: poeta culto y erudito, n o p o r
te de los casos, se autofecunda y se renueva en eso renuncia a valorar y apreciar las producciones
contacto con las grandes corrientes europeas de literarias populares; conocedor de varias lenguas
esa misma época 6 . extranjeras, alienta en él el deseo de enriquecer y
de perfeccionar la propia; poeta alegórico al m o d o
Siglo que también desarrolla la prosa hasta de D a n t e y de Petrarca n o desdeña p o r eso el es-
alturas insospechadas t a n t o en la historia (Fer- tilo transparente de los trovadores y juglares en
nán Pérez de G u z m á n con sus Generaciones u sus Serranillas, al m i s m o tiempo que se siente
semblanzas, H e r n a n d o del P u l g a r , con los Cla- atraído p o r la novedad culta del soneto "al itá-
ros varones de Castilla), como en la crónica oficial lico m o d o " ; prosista de brillantez exquisita n o
a n ó n i m a y cancilleresca, como en la didáctica duda en emplear la prosa t a n t o para recoger el
buen decir del pueblo en sus Refranes que dicen
las viejas tras el fuego como en la prosa palaciega,
6 3mP Ía bibiiOEraf, a s o b r e
DÍ¿n£hLrt T F V S J ' <•* C a n c i o n e r o s e n E .
pp
A Milbrés c J ñ T " 1 0 6 - 1 0 7 ; t a m b i é n en
' " L i t e r a t u r a E s p a ñ o l a h a s t a f i n e s del s i g l o X V , C l á s i -
c o , y M o d e r n o s , 5 , A n t i g u a L i b r e r í a R o b r e d o , M é x i c o , 1950; p 209 y 7 E. Díaz-Echarri y J. M. Roca F r a n q u e s a , o p . c i t . , p. 121.
culta y cortesana de la Carta al Condestable don
fil' y a apartarse de su significado p o p u l a r y h u -
Pedro de Portugal, "primer intento de una his-
mano, repentinamente surge, en manos de u n
toria crítica de la poesía escrito en castellano".
poeta privilegiado, la magia del romance, c o m o
^ J u a n de Mena ( 1 4 1 1 - 1 4 5 6 ) , heredero del una llamada de atención. A ú n está p o r hacerse
espíritu senequista de su Córdoba natal, poeta que, un estudio detallado de esta f u n c i ó n profiláctico-
j u n t o con Santillana, encarna el espíritu de la épo- poética que le ha correspondido al romance en
ca al recoger en toda su obra las corrientes litera- la literatura española. I n f i n i d a d de problemas
rias en b o g a : alegórico en el Laberinto de For- surgen cuando se trata de desentrañar su carácter
tuna, amoroso trovadoresco en sus Coplas y doc- histórico; bástenos señalar su carácter narrativo,
trinal en las Coplas contra los pecados mortales. fragmentario, realista y popular, así como su tra-
L o que más importancia cobra en la producción dicionalismo y pervivencia9.
de J u a n de Mena es su preocupación p o r la per-
E n el a ñ o liminar de 1499, aparece en B u r -
fección de la lengua literaria. C o m o buen h u m a -
gos la Tragicomedia de Calisto y Melibea, cono-
nista sabe aprovechar el latín para a m p l i a r y enri-
cida p o r La Celestina. Obra de entresiglos y de
quecer el vocabulario castellano; así aporta al lé-
entre-épocas, señala t a n t o una frontera lingüísti-
xico poético términos tales como nubífero, clarí-
ca como ideológica.
fico, belígero, canes, funéreos, auspicios, noctur-
nas, ígneo, averno, rubicunda, etc. Enriquece Todas las corrientes literarias de la Edad Media
española, desde el realismo de M í o Cid o del L i b r o
también la expresión con acertadas perífrasis (en
de B u e n A m o r , hasta los complicados análisis
lo que ya se puede preludiar un G ó n g o r a ) y con psicológicos de Rodríguez de la Cámara y Diego
todos los recursos de la alteración y la alternación de San Pedro, sin excluir las tendencias clasicistas
t a n t o vocálica como consonántica 8 . de los escritores de la Corte de Juan II. convergen
y se mezclan en una obra que apareció a fines del
.i1 P e e m o s dejar aparte en este recorrido siglo XV. auspiciada con todos los atributos de la
inmortalidad10.
lingüístico el hecho de la aparición de los roman-
ces, en los que la lengua castellana se moldea con La Celestina presenta, desde el p u n t o de vis-
un sentido p r o f u n d a m e n t e p o p u l a r y que ha de ta histórico-literario, una serie de problemas que
traspasar de parte a parte, como hilo conductor, pueden resumirse así:
toda la literatura española de los siglos futuros.
Por m i parte a t r i b u y o al romance dentro de nues- a) Respecto al autor o autores.
tra literatura una especie de función depuradora y b) Respecto a la u n i d a d de la obra y a los
renovadora; periódicamente, cuando nuestra lite- actos añadidos.
ratura ha tendido a encerrarse en la 'torre de m a r -
9 Vcase amplia bibliografía sobre esie tema en E. Díaz-Echarri y J. M.
Roca Franquesa, op. cit., pp. 155-56.
8 C f r M a r í a Rosa L i d « . J u a n d e M e n a , p o e i a del Prerrcnacimiemo es-
p a n o l , El C o l e g i o d e M é x i c o . 1950, p a s s i m .
c) Respecto al género: novela o drama. pliega al pensamiento, la lengua de L a Celestina
es hermana de la de los grandes escritores del siglo
d ) Respecto al lenguaje. XVI; pero por sus formas gramaticales está muy
ligada aún al período medieval. Signo muy visi-
P o r razones obvias solamente a b o r d a m o s el ble de esta vacilación es la f inicial que se conserva
ultimo. ¿Cuál es la lengua de La Celestina? en pugna con la h - que después triunfó; fazer,
f e r m o s u r a , etc. conviven en L a Celestina con hacer,
En L a Celestina — a f i r m a Martin Alonso— obra h e r m o s u r a , etc. Además usa muchas formas y
maestra de la sintaxis y de la prosa, confluyen las construcciones arcaicas, como viés por 'veías', fues-
tendencias sabias del humanismo y las populares. te por 'fuiste , morciélago por 'murciélago', pelli-
La sintaxis fluye abundante, con tal rica vena geros por 'pellejeros', encomparable, enefable, i m -
que parece no haberle costado la frase grandes su- pedir, engenio, acordarse a u n a cosa p o r 'acordarse
dores a su autor. Adivina y crea la lengua. Dos de una cosa, todas las cuales aparecen ya en la edi-
sintaxis, una popular y otra culta, hechas a fuer- ción de Sevilla, 1 5 0 1 , remozadas tal como hoy se
za de temperamento artístico, con la difícil facili- usan 1S.
dad y la plétora artística y estilística de los acor-
des escritores del Renacimiento C o n La Celestina cerramos el siglo X V en
el que la lengua castellana ha logrado unificar en
Las características lingüísticas de La Celesti- t o r n o a sí a todos los dialectos peninsulares, se ha
na son las siguientes: latinismos a b u n d a n t e s en convertido en lengua española, cuenta ya con su
el léxico ( i n m é r i t o , fluctuoso, cliéntula. sulfúreo primera codificación en la Gramática de A n t o n i o
litigioso, diminuto, abastar, abatir, aplacer, cogi'- de Nebrija, ha recogido en su seno, asimilándolas,
tación, confeccionar, esquividad, incogitado, etc V a - las influencias cultas de las lenguas clásicas y re-
en la sintaxis se recurre a veces a ' la imitación nacentistas y comienza su expansión en el exte-
del hipérbaton latino, s o b r e todo en la tendencia rior, esto es, su universalización. M u y p r o n t o es-
a colocar el verbo a f i n a l de frase ( " n o creo ir calará las cumbres del Siglo de Oro, pasando p o r
conmigo el que contigo queda) ; amplificaciones encima de las predicciones de Nebrija quien creía
de tipo oratorio j u n t o a la expresión cortada, seca que en su tiempo ya la lengua castellana n o admi-
en donde se anticipa la sentenciosa habla refranes- tía perfección alguna.
ca de Sancho en el Quijote.
tico —y tal fue, en efecto, en el siglo XVI la 2 Rafael Lapesa, op. cit., p . 194.
B i f f e a Central
%naSolid3ridad
mente, términos que se incorporan definitivamen- nos f o r t u n a y coherencia, Italia. Entonces, j u n -
te a estas lenguas y que aún p e r d u r a n en ellas 3 . t o a los que siguieron tradicionalmente l l a m a n d o
Añádase a todo esto la reciente conquista de A m é - castellano al hablar de todos, h u b o muchos que
rica y la extensión del español a través del N u e v o empezaron a ver intencionalmente en el idioma
M u n d o y la rápida hispanización de la vida colo- una significación extrarregional y un contenido
nial. histórico-cultural más rico que el estrictamente cas-
tellano. Y j u n t o al arcaísmo 'castellano' empezó
T o d a v í a en este siglo X V I se completa, den- a cundir el n o m b r e de 'español', ya usado algunas
t r o del á m b i t o peninsular, con más fuerza que en veces en la E d a d Media, pero que ahora tenía la
el siglo anterior, la unificación t o t a l de la lengua fuerza interior de u n neologismo o p o r t u n o " 5 . ^
literaria. T a n t o el catalán como otras m o d a l i d a -
des lingüísticas regionales, que aún pervivían en
la literatura, decaen rápidamente y " n o quedó ape- EL RENACIMIENTO DEL LATIN
nas otra literatura que la escrita en lengua caste- Y DEL ROMANCE
llana; y a su florecimiento contribuyeron catala-
nes como Boscán, compañero de Garcilaso en la D u r a n t e el Renacimiento asistimos, también,
renovación de nuestra poesía; aragoneses como los a un incremento notable de la lengua latina como
Argensola y Gracián; valencianos como T i m o n e - medio de expresión en los ambientes cultos, ya
da, Gil Polo, Guillén de Castro, M o n e a d a y m u l - que se la consideraba " c o m o lengua c o m ú n del
titud de autores secundarios" 4 . m u n d o civilizado". E l modelo de los h u m a n i s -
tas es Cicerón y España puede m o s t r a r con orgu-
Es en este m o m e n t o c u a n d o ya p o d e m o s llo una serie de hombres de letras latinas tales co-
cambiar nuestra denominación de castellano por m o L u i s Vives, Arias M o n t a n o , F o x Morcillo,
la de español, puesto que aquél, en t o d o s los pla- L u i s de León, etc., auténtica generación de nuestro
nos, se había convertido en lengua nacional. Ya discutido Renacimiento. Sus ideas repercutieron
n o se justifica la connotación regionalista de cas- h o n d a m e n t e en el medio cultural español y de ellas
tellano para una lengua que ha unificado a las se supieron aprovechar los escritores para enrique-
demás hablas regionales y ha saltado al p l a n o in- cer t a n t o la "lengua española como el p a n o r a m a
ternacional. Y así observa A m a d o A l o n s o : "La ideológico del pensamiento español. El proble-
unificación española coincidió con el despertar re- ma que plantea la contienda entre el latín y el ro-
nacentista de las conciencias nacionales en E u r o p a : mance hace que s u r j a una de las defensas más apa-
España, Francia, Inglaterra, Alemania, y, con me- sionadas que se h a n hecho del español en todos
los tiempos, el Diálogo de la lengua de J u a n de
3 C f r . R . La p e s a , o p . c i t . , p p . 195-97; B e n e d e u o C r o c e , E s p a ñ a e n la v i d a
i t a l i a n a d e l R e n a c i m i e n t o , p p . 137-51; R . M e n c n d e z P i d a ! , El l e n g u a j e e n 5 Ornado Alonso, Castellano, Español, Idioma Nacional (Historia espiritual
e l s i g l o X V I , C r u z y R a y a , 1933, n ú m . 6 .
d e tres n o m b r e s ) , Editorial Losada, S. A . , C o n t e m p o r á n e a , B u e n o s Aires,
1943. USSfiítrt-«^
73 «WOTKa m m m
LÍRWSÚ &YK»
mmmt,
- i f j 1 5 ^ ; -t l £ n e" P SU1 ebÍi eI an s e castellana aparecen las f o r m a s m o d e r n a s y definitivas en pa-
rJr!' ° ' considera, p o r qué labras tales c o m o vanidad, invernar, aliviar, abun-
reconozca ventaja a n i n g u n a otra, n o sé p o r qu dar, cubrir, ruido, etc.; asimismo, la f inicial de-
las o Z e m ° S m d l a t 0 m a r , a s invenciones P que q en sapareció definitivamente, excepto en los cultis-
as otras, y tractar materias grandes, c o m o los yta mos, siendo sustituida p o r la h m u d a . O t r o fe-
l ^ n o s y otras naciones lo hacen en las s u y a s ' 7
n ó m e n o característico de esta época es el señalado
t
S
urge, P u e f - la emulación con la lengua la- por Lapesa: " M i e n t r a s los sonidos g, j, x m a n t u -
an e n eI p l a n o escoIar
vieron su carácter prepalatal, era frecuente c o n f u n -
crZ v c o m o en ef dé la dirlos con la s s o n o r a y sorda, respectivamente.
creación literaria. Según ha señalado Lapesa
E x i s t í a n pronunciaciones quijo, vigitar, relisión,
Había que 'enriquecer e ilustrar' la lenaua em colesio, etc., n o a d m i t i d a s de o r d i n a r i o p o r la lite-
an 0
No ot racZ IT° S
¿T*, * ^ ^ T e s Z . r a t u r a ; sólo cosecha ha prevalecido sobre el anti-
,ín ?, S habían hecho los antiguos con el la- g u o cogecha (collecta + coger) ; la c o n f u s i ó n entre
n y el griego. La emulación de la literatura ita unas y otras sibilantes debió c o n t r i b u i r t a m b i é n a
liana acuciaba al mejoramiento del esptiS M n
que el p r o n o m b r e de dativo ge fuera s u s t i t u i d o
p o r se. M á s corrientes eran moxca, cáxcara, cuex-
co, caxcar; los moriscos sustituían p o r x toda s
f i n a l de s í l a b a " 7 .
D o n d e más repercute la evolución fonética
d u r a n t e la segunda m i t a d del siglo X V I y la p r i -
mera del X V I I es en el cambio radical de las con-
sonantes, h a s t a el p u n t o que se puede a f i r m a r que
de aquí p a i t e ya, en definitiva, la fijación de nues-
t r o sistema consonántico que n o h a de variar, sal-
vo en pequeños detalles. E s en esta época c u a n d o
comienza la c o n f u s i ó n de la b oclusiva y la v fri-
FIJACION DEL ESPAÑOL
cativa; ya a medidados del siglo X V I I era c o m ú n
y usual la j m o d e r n a ; los grupos consonánticos
p't, b't, v't, p'd pasaron en el siglo X V I a ud:
caudal, deuda, ciudad, etc.; las vacilaciones en el
uso de f y h d a n lugar a f o r m a s dobles: horma
y forma, hallar y fallar, etc.; se consolida en A n -
dalucía el ceceo y el seseo; la f o r m a la sustituye a
6 R3fael
Lapesa, o p , Cit., p. 202.
el ante n o m b r e s f e m e n i n o s ; los f u t u r o s y p o t e n -
ciales té, tía empiezan a t o m a r la f o r m a m o d e r n a - actual. D u r a n t e esta época, sobre t o d o en el siglo
tendré, tendría"8. X V I , p r e d o m i n a el criterio de la n a t u r a l i d a d , tal
c o m o lo sustentan J u a n de V a l d é s y Baltasar de
. T a m b i é n se efectúan cambios m o r f o l ó g i c o s Castiglione.
de i m p o r t a n c i a c o m o la regularización de las f o r -
m a s verbales definitivas que t o d a v í a eran m u y va- En la sintaxis estilística aconseja VALDES las
condiciones exigióles a la buena prosa doctrinal;
cilantes en el siglo X V I 9 . " E n el n o m b r e cabe claridad que impida anfibologías; discurso fluido,
señalar que los gentilicios en és y a l g u n o s o t r o s se sin nexos ni conjunciones estériles y los llamados
resistían a a d m i t i r t e r m i n a c i ó n f e m e n i n a ; así en vicios de dicción, como la cacofonía. Ante todo,
concisión al escribir. La expresión suelta y llana
escritores del siglo X V I I se e n c u e n t r a n "provin- no debe transparentar esfuerzo. Rechaza lo vio-
cia cartaginés", "la leonés p o t e n c i a " ; C a l d e r ó n es- lento y las construcciones del verbo al final de la
cribe t o d a v í a "las andaluces riberas". " L o s d i m i - frase, calco e imitación servil de la sintaxis latina.
Bur,ca en el idioma un instrumento expresivo den-
n u t i v o s -uelo tenían m á s v i t a l i d a d que a h o r a tro de unos límites discretos en que se descubre el
( M e n a g ü e l a , del n o m b r e p r o p i o Mencía, ojue- predominio de la razón sobre la inventiva11.
los) ; y los en -ico (pasico, polvico, menudico)
eran de u s o general, n o , c o m o a c t u a l m e n t e exclu- P o d e m o s a f i r m a r , en f o r m a general, que, a
sivos de a l g u n a s regiones" 1 0 . S e ñ a l a m o s t a m b i é n la p a r t i r de Garcilaso de la Vega, comienza a predo-
a d o p c i o n del superlativo en -ísimo que se h a b í a m i n a r hasta la época barroca esta l l a m a d a 'sinta-
usado escasamente desde la época de G o n z a l o de xis de buen gusto', de expresión n a t u r a l , sin f o r -
Berceo hasta que en el siglo X V I se a d o p t a y se z a r a la lengua a e n t r a r en esquemas e x t r a ñ o s a la
usa casi exclusivamente, c o m o lo p o d e m o s obser- f o r m a y tendencia n o r m a l impuesta p o r el b u e n
var en C e r v a n t e s . A s i m i s m o se generaliza el uso decir. D u r a n t e el siglo X V I p r e d o m i n a este t i p o
de nosotros y vosotros en sustitución de nos y vos. de sintaxis 1 2 y los escritores representativos son
Garcilaso de la Vega, F r a y L u i s de L e ó n y Cer-
LA SINTAXIS DEL 'BUEN GUSTO' vantes.
Garcilaso de la Vega es el creador de u n a n u e -
YVT E n Y e l r r a T P e ? ° . s i n t á c t í c o e l español del siglo va sintaxis poética en lengua e s p a ñ o l a ; i n t r o d u c t o r
u J / adquiere esquemas estructurales que del p e t r a r q u i s m o en E s p a ñ a y de la versificación
h a n llegado hasta nuestros días sin variar y que italiana. Su criterio lingüístico es d e f i n i d o y cla-
c o n s t i t u y e n características p e r m a n e n t e s del español r o : n o es exagerado en la introducción de cultis-
m o s , neologismos ni italianismos. "Garcilaso
— o b s e r v a M a r t í n A l o n s o — expuso su n o r m a lin-
8
Rnt™csr0pm^,rfa2¿0b;css,0s cambios
« o
19 K a r l V o s s l e r , E s c r i t o r e s y p o e t a s d e E s p a ñ a , E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S. A . ,
17 Martín Alonso, op. cit., p. 218.
C o l e c c i ó n A u s t r a l , 7 1 1 , B u e n o s A i r e s , 1947; p p . 21-22.
viviendo. U n a de estas manifestaciones es la apa- línea sin renunciar p o r eso al buen gusto predo-
rición i m p a r de toda la literatura mística, en prosa minante en la lengua literaria del siglo X V I . En
y en verso, reflejo del espíritu de la Contrarrefor- Santa Teresa predomina, también, la expresión lla-
m a : he aquí una creación peculiar que requiere un na, directa (escribe p o r m a n d a t o de sus confesores)
esfuerzo lingüístico casi titánico ya que se trata de e incluso llega a utilizar los arcaísmos p r e d o m i n a n -
aprehender, en palabras, experiencias que sólo pue- tes entre el pueblo (encontramos vocablos tales
den darse en el m u n d o interior. como entrambos, sabién, mijor, dispusición, mor-
murar, anque, relisión, naide, cuantimás, etc.), "la
En la pugna por expresar lo inexpresable —señala
Lapesa— los místicos se valen de símbolos, alego- firme consecuencia de las ideas n o obliga al desarro-
rías, metáforas y comparaciones, aplican al amor de llo lógico de la frase que, c o m o en el habla des-
Dios el lenguaje más ardiente del amor humano, y cuidada, se pierde en cambios repentinos de cons-
acuden a sublimes contrasentidos: "entender no en- trucción, alusiones a términos n o enunciados, con-
tendiendo". "glorioso desatino", "divina locura",
"rayo de tinieblas". Adentrados en el alma para la cordancias mentales y a b a n d o n o de lo que se ha
apercepción de sus experiencias, forjan el instrumen- comenzado a decir. El estilo n o fluye canalizado
to léxico del análisis psicológico: y las palabras am- en las n o r m a s usuales del lenguaje literario, sino
plían sus dimensiones conceptuales para abarcar la como m a n a n t i a l que surge en la intimidad del
infinitud vivida. Tal es el horizonte cimero que
nos descubren Santa Teresa u San Juan de la alma"23.
20
Cruz .
Y a hemos a n o t a d o que esta sintaxis intem-
* Se ha calificado la expresión lingüística de la
poral n o está en p u g n a con el sentido n a t u r a l del
mística española de sintaxis intemporal 21 , es decir,
habla sencilla y el buen gusto. D á m a s o A l o n s o
de un ordenamiento de los medios expresivos que
ha estudiado la lengua de San J u a n de la C r u z y
pertenecen a una dimensión que está fuera del len-
señala o p o r t u n a m e n t e su léxico y sintaxis n a t u r a l
guaje habitual. "Frase intemporal es la que par- acomodada a las n o r m a s de su tiempo 24 .
ticipa de lo arcaico o se adelanta a lo moderno, en
f u n c i ó n de lo expresivo. Sintaxis impresionista, Este es el siglo X V I en lo que se refiere a la
buen i n s t r u m e n t o de la mística que n o puede apri- lengua española. J u n t o con la solidez de la uni-
sionar la cronología . . . Sintaxis intemporal es, dad política y territorial de España, la lengua al-
p o r tanto, la armonía p o r una valoración de in- canza también su definitiva consolidación; la lite-
temporalidad o, mejor, p o r una superación fuera ratura ha llegado a sus m á x i m a s creaciones dentro
dc
,.!, a n o r m a habitual, en f u n c i ó n de lo expresi- del marco del buen gusto y de la lengua común,
v o ' 22 . San J u a n de la C r u z cae dentro de esta en un equilibrio que bien podemos llamar clásico.
22 Ibid., p. 235.
De J u a n de Valdés a C e r v a n t e s h a y una continui-
dad creadora en t o d o s los n u e v o s aportes lingüísti-
cos. Pero ya con la aparición de Herrera al frente
de la escuela sevillana c o m i e n z a n a reflejarse los
primeros síntomas de descomposición y nuevas
tendencias en lo literario. C o m i e n z a a imponerse
el artificio sobre el buen g u s t o , pierde la lengua su
espontaneidad y el sentir literario se aparta de los
cauces populares que h a n p r e d o m i n a d o en la etapa
anterior. El barroco llama a las puertas: la r u p -
tura del equilibrio clásico va a producir nuevas VI
f o r m a s literarias en el siglo X V I I , donde ya aso-
man las largas teorías de los ismos.
E L E S P A Ñ O L E N LA E P O C A
DEL BARROCO
7 R a f a e l L a p c s a , o p . c i t , p . 225; Cíe.
d e G o n g o r a , M a d r i d , 1935.
Dámaso Alonso, La lengua poética Pero es la figura de Francisco de Quevedo la
8
1940Sp"7er E1 aCU$aIÍV0 grieg0 c n cs
Pañol> Rev
- de Filología Hisp., II, 9 E. Díaz-Echarri y J. M . Roca Franquesa, op. cit., p . 412.
que llena y enriquece con un s e n t i d o más h u m a n o
y mas real nuestro siglo X V I I : en pocos escrito- burlón y satírico que nos ha entregado la tradi-
res españoles se ha dado un sentido tan profesional ción y sus obras picarescas; recordemos que es tes-
de la literatura como en Quevedo. " L o s ojos de tigo apasionado y actor consumado de la decaden-
Quevedo — o b s e r v a L a p e s a — provistos de las len- cia más triste que ha conocido España. Cuando
tes crueles del desengaño, s o r p r e n d e n en cuanto pulsa la nota m o r a l , reposada y severa de sus
m i r a n la imagen de la m u e r t e ; la v a n i d a d de los obras doctrinales, es un escritor conciso, de frase
afanes h u m a n o s le sugiere h o n d a s reflexiones mo- nerviosa y expresiva, muchas veces bimembrada,
rales o le presenta hombres y cosas como grotes- en la que el pensamiento sentencioso y agudo, flu-
ye firme y plástico, m o s t r a n d o las aberraciones
cas siluetas. De aquí las geniales caricaturas que-
del m u n d o que le rodea y dictando una lección de
vedescas, cuyos trazos rápidos e x t r e m a n hasta el
severidad y de tristeza resignada.
absurdo la ridiculez, la estulticia o la mezquin-
El emplea más Voces que nadie y a cada voz le da
también más significación que nadie. Juega lo
E1 mérito lingüístico de Quevedo consiste en mismo con los factores semánticos que con los re-
haber sabido encontrar en cada p a l a b r a todas sus tóricos y con los puramente fonéticcs de un voca-
proyecciones semánticas hasta el i n f i n i t o p o r me- blo, hasta exprimirlos y sacarlos todo el jugo. Co-
ge las palabras y, maravilloso prestidigitador, las
dio de la hipérbole y otros recursos estilísticos enriquece, las vacía, las llena a su antojo de nuevo
La poderosa afluencia de ideas sobrepasa a los contenido, las reforma, las rompe, las compone, las
recursos expresivos y de aquí que h a y a que vio- deshace. Trastoca a su placer las categorías gra-
lentar la sintaxis y todos los cánones tradiciona- maticales. Convierte los verbos en sustantivos y
los sustantivos en verbos; los nombres propios en
les: Quevedo vive retando p e r m a n e n t e m e n t e los comunes, y al contrario; lo adjetiva todo, y con la
convencionalismos al uso. Señalamos algunos de misma facilidad lo sustantiva todo. Conoce los
sus rasgos estilísticos más notables: adjetivación más secretos resortes de la retórica —paranomasias,
directa, p o r oposición, del substantivo, sin interme- retruécanos, inversiones—, los siembra a voleo y
siempre caen bien11.
dios transieren tes ("era u n clérigo cervatana") ;
ampliación del contenido semántico del vocabula-
0 La lengua sale de sus m a n o s enriquecida tan-
rio ( h a m b r e imperial) ¡("renovación del léxico p o r
t o como medio expresivo estético como instrumen-
medio del neologismo o p o r t u n o c o m o diablazgo
t o del pensamiento. N o provocó la reacción de
disparatarlo, archipobre, protomiseria; sublima-
G ó n g o r a , aunque su influencia fue decisiva en au-
ción a la categoría de lengua literaria del vocabu-
lario picaresco y de la germanía del h a m p a . tores como Villamediana, Vélez de Guevara, T i r -
so y Saavedra F a j a r d o .
13 C f r . s o b r e B a l t a s a r G r a c i á n , J . M . B l e c u a , El e e s t i l o e n e l C r i t i c ó n , Areh.
tic F i l . A r a g . , Z a r a g o z a , 1945.
ha a f i r m a d o en sí misma y se ha enriquecido al
ser sometida a la experimentación expresiva ba-
rroca. Es cierto que se ha producido la escisión
entre vida y literatura al afirmarse hondamente el
uso de una sintaxis 'intemporal', y al degenerar
los recursos que ésta presentaba, pero la lengua es
ya definitivamente española y es así como p o d r á
ponerse al lado de las lenguas cultas que emergie-
ron con tanta fuerza de las sombras de la E d a d
Media.
VII
L A ACADEMIA DE LA L E N G U A
Y EL E S P A Ñ O L MODER-NO
Martín Alonso.
ñ , ^
0 La lengua española adquiere a través de los
siglos X V I y X V I I su estructura definitiva; en lo
esencial, t o d o lo que venga después será cuestión
de pequeños detalles y de retoques. E n el siglo
X V I I I el p a n o r a m a nacional ha cambiado p o r
completo; el pesimismo de Quevedo y de sus días
ha cuajado en una total depresión t a n t o material
como ideológica: #
L A ACADEMIA DE LA L E N G U A
Y EL E S P A Ñ O L MODER-NO
Martín Alonso.
ñ , ^
0 La lengua española adquiere a través de los
siglos X V I y X V I I su estructura definitiva; en lo
esencial, t o d o lo que venga después será cuestión
de pequeños detalles y de retoques. E n el siglo
X V I I I el p a n o r a m a nacional ha cambiado p o r
completo; el pesimismo de Quevedo y de sus días
ha cuajado en una total depresión t a n t o material
como ideológica: #
9 M a r t í n A l o n s o , o p . c i t . , p . 3 2 3 , y ss.; C f r . D á m a s o A l o n s o y C a r l o s B o u -
s o ñ o , Seis c a l a s e n la e x p r e s i ó n l i t e r a r i a , G r e d o s , M a d r i d , 1951.
ticamente tradicional sin renunciar equilibrada- E l M o d e r n i s m o —creación auténticamente
mente a cualquier influencia extranjera beneficiosa. h i s p a n o a m e r i c a n a — aporta una retórica totalmente
El p á r r a f o español se hace breve y directo: lo que nueva y una renovación del medio expresivo poéti-
pierde en extensión lo gana en expresividad; se co. N o vamos ahora a diferenciar tajantemente el
nota una gran tendencia a eliminar la complicada m o d e r n i s m o hispanoamericano del español como
frase subordinada construida en un estilo retórico lo hace D í a z - P l a j a , sino que el fenómeno lo con-
ciceroniano inoperante en la época m o d e r n a ; acu- cebimos como total, c o m o una renovación lin-
mula el español — c l a r o está, m u c h o antes que la giiístico-poética que afecta al español^ en toda su
Academia dé su a p r o b a c i ó n — todas las voces téc- totalidad como medio expresivo común del m u n -
nicas extranjeras que aporta el nuevo movimiento d o hispanohablante. L o que el m o d e r n i s m o apor-
científico y filosófico. H e aquí cómo, en lo lin- ta al español es una renovación total del lenguaje
güístico, caracteriza Lapesa a esta época: poético empobrecido y desgastado en los epígonos
románticos finiseculares. "Renovación expresiva:
Las palabras de vieja solera conservadas en el habla
popular habían empezado a ser miradas con cariño las viejas metáforas h a b í a n quedado inservibles,
por los escritores casticistas.. . El gusto por el color al cabo de t a n t o uso; el espíritu m o d e r n o exigía
local, tan característico de la novela realista, dió en- otras f o r m a s estilísticas más ágiles, más frescas,
trada en la literatura a muchas voces y giros regio-
nales. . . Hay andalucismos en Fernán Caballero y más ricas y originales . . . Las imágenes nuevas, lu-
Valera, galleguismos en la Pardo Bazán, rasgos as- minosas, brillantes y estallantes de gracia y belle-
turianos en Clarín y Palacio Valdés. Pereda recoge za, los epítetos recién acuñados y henchidos de
particularidades léxicas de la Montaña tan amorosa-
mente como retrata la aldea o el puerto Santan-
expresividad saltan p o r todas partes". 1 " Señalemos
derino 11
. también la abundancia de helenismos que se in-
corporan al español, los extranjerismos exóticos
Pero n o se detiene la lengua a q u í ; a fin de si- en el léxico, la resurrección de arcaísmos expresi-
glo se producen dos grandes movimientos literarios vos y los neologismos que tanta fuerza tienen en
— M o d e r n i s m o y Generación del 9 8 — que causan Rubén Darío. Las innovaciones métricas son re-
un p r o f u n d o impacto en el c a m p o lingüístico. Sin volucionarias, t a n t o en lo que se refiere a la es-
entrar a consideraciones dasificatorias ni en menes- tructura del verso c o m o a las nuevas combinacio-
teres de deslindamiento, 1 2 nos interesa especial- nes estróficas. " T o d o s los recursos de la palabra —
mente el f e n ó m e n o lingüístico en ambas tendencias. grafía, significación, imagen, fonética y m ú s i c a —
son apurados en esta poesía exhuberante y fascina-
11 Rafael Lapesa, op. cit., p. 271. da p o r la n o v e d a d . " 1 4
12 La b i b l i o g r a f í a s o b r e e s t e p e r í o d o es a m p l í s i m a ; r e m i t i m o s a l l e c t o r a La prosa modernista, asimismo, crea un ins-
las s i g u i e n t e s o b r a s : G u i l l e r m o D í a z - P l a j a , M o d e r n i s m o f r e n t e a N o v e n t a
y o c h o , E s p a s a - C a l p e , S. A . , M a d r i d , 1951. M . H e n r í q u e z U r e ñ a Breve
h i s t o r i a del Modernismo, Fondo d e Cultura Económica, México. 1954
S I MJHHH f q T p ? - c a m d a G CnCr
T i ó n d e l 98
> Ediciones Guadarrama! 13 E. Díaz-Echarri y J. M . R o c a P r a n q u e s a , o p . c i t . , p . 1190.
L n " F r'l a 1 U
' n E m r a l g 0 ' ** g ^ c i ó n del Noventa y
o c h o , E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S . A . , A u s t r a l 7 8 4 , B u e n o s A i r e s , 1947. 14 Rafael Lapesa, o p . cit., p. 272.
t r u m e n t o que sin dejar de ser altamente retórico,
se adapta plenamente a una expresión poética y cillez, precisión y sobriedad. He aquí las tres cons-
llena de lirismo y emoción. T i e n e tal i m p o r t a n - tantes azorinianas de la sintaxis . . . Escoge pa-
cia su influencia que D í a z - P l a j a llega a a f i r m a r : labras de una sonoridad agradable, como J a s ter-
" L a prosa literaria española se caracteriza desde minadas en anza o ancia: olvidANZA, añorAN-
el m o d e r n i s m o p o r la lucha contra el cliché, p o r la ZA, s e d A N C I A . F o r m a otras nuevas con sufijos
exigencia a d o t a r a la prosa de la misma virgini- agudos, como evagación. N o sólo se aficiona a las
dad expresiva, la misma novedad combinatoria que palabras populares sino que vivifica las de la litera-
se exige p a r a el verso". 1 5 A h í está presente el tura antigua o las que pertenecen a las profesiones
ejemplo de M o n t a l v o , M a r t í , Lugones, G ó m e z Ca- y oficios. A z o r í n n o mutila la frase, la hace con-
rrillo y el m i s m o R u b é n D a r í o . cisa. A base de principales sin subordinadas teje
su sintaxis. O t r a s veces resuelve p o r participio lo
^ Frente al m o d e r n i s m o o más bien como co- que debiera ser una subordinada. Hace una supre-
rriente contigua aparece el gran m o v i m i e n t o llama- sión constante del verbo ser"16.
do convencionalmente "Generación del 9 8 " . Ade-
más de su significado político-nacional, de su in- U n a m u n o , p o r su lado, siente la lengua co-
fluencia en la mentalidad española de su época, m o sentía la vida: apasionada y casi agónicamen-
de su i n t e n t o p o r hacer una España nueva, los te; es p o r esto que, al principio, da la impresión de
integrantes de la generación realizan una verdadera ser un romántico, pero lentamente se va captando
revolución lingüística de la que todavía está vi- que es un? lengua la suya descarnada, podada a gol-
viendo el español en la actualidad. L a renovación pes de hacha, de lo superfluo: íntimamente se recrea
lingüística emprendida p o r estos hombres esforza- en la p a r a d o j a verbal y mental y en el hallazgo lé-
dos — U n a m u n o , Baroja, A z o r í n , M a c h a d o , M a - xico o p o r t u n o o en la revitalización del arcaísmo.
e z t u — y p o r sus seguidores es p r o f u n d a . Se ha P r o f u n d o conocedor ? de España, eterno viajero p o r
señalado a A z o r í n como al " m á s revolucionario en sus campos y ciudades, capta el sentido de la len-
la sintaxis de los tiempos m o d e r n o s " , pero cada gua p o p u l a r y no tiene miedo en incorporarla a los
u n o de ellos, desde su trinchera personalista, con- pensamientos más graves y sentenciosos. Su mis-
t r i b u y ó a realizar esta innovación y revitalización ma profesión trasciende a su o b r a : como buen fi-
de la lengua. lólogo sabe sumergirse en los contenidos semánti-
cos y sacar de ellos la esencia de su pensamiento . . .
A z o r í n , en su tiempo, fue un revolucionario Desenfado, sí, pero pleno de vitalidad y energía, en
de la frase: h o y se ha aceptado plenamente y sin una lengua _que d o m i n ó y perfeccionó como ins-
reservas su frase corta, esquemática, de núcleo n o - t r u m e n t o vital de su angustia. P í o Baroja es, con
minal, suelta y predominantemente directa. "Sen- todo, el autor de esta generación más directo y me-
nos preocupado p o r n o r m a s gramaticales. N o sé
13
pU303rmO DlaZ
*PlaÍa- M o d c r n i s m o
» Noventa y ocho, ed. c¡.„
de dónde se habrá sacado aquello de que "Baroja
escribe m a l " y de que " n o tiene estilo" . . . Su
vitalidad, agresividad lingüística y sentido de selec-
ción lo han hecho maestro de una generación de
novelistas . . . Posiblemente, en estos momentos
sólo quede en el ambiente su tremendismo — q u e
es precisamente lo que se trata de i m i t a r — , pero
más allá de esto, queda el h o m b r e que supo mane-
jar la lengua en acciones novelescas, folletinescas y
en el género de sus Memorias incisivas. VIII
Finalmente, terminamos este recorrido p o r la
evolución de la lengua española, con la figura de
E L E S P A Ñ O L DE AMERICA
José Ortega y Gasset, el creador de un gran estilo
lingüístico que supo encontrar en la esencia del es-
. . . considero como un privilegio hablar en es-
pañol medios expresivos para hacer de él una len- pañol y entender el mundo en español . . .
gua de cultura a la europea. Su léxico preciso, bri- Cuando recibimos como lengua nacional la len-
llante y o p o r t u n o ; su sintaxis sosegada, de gran gua española, con ella recibimos el acervo espi-
gusto; su metáfora limpia y siempre nueva, h a n ritual de España. Nuestra lengua es el excipien-
te que disuelve, conserva y perpetúa nuestro sen-
hecho de él el maestro de los modernos prosistas tido nacional.
españoles. Desde el p u n t o de vista de la lengua,
quien no va a él, de él viene. A l f o n s o Reyes
i
La comunidad de lengua entre España y los
países hispano-americanos integra, j u n t o con otros
núcleos de menor importancia, lo que se conoce con
el nombre de m u n d o hispanohablante, lo cual hace
que el español esté colocado a la cabeza de las len-
guas románicas, yéndole m u y a la zaga el portu-
gués, italiano y francés. El español es instrumento
expresivo, lengua materna y literaria de hombres
de distintas razas. Ahora bien, al emplear el tér-
mino de "español de América' hay que evitar caer
en el error de creer que se trata de un español dia-
lectal que se haya distanciado considerablemente del
peninsular: fundamentalmente, conservamos una
de dónde se habrá sacado aquello de que "Baroja
escribe m a l " y de que " n o tiene estilo" . . . Su
vitalidad, agresividad lingüística y sentido de selec-
ción lo han hecho maestro de una generación de
novelistas . . . Posiblemente, en estos momentos
sólo quede en el ambiente su tremendismo — q u e
es precisamente lo que se trata de i m i t a r — , pero
más allá de esto, queda el h o m b r e que supo mane-
jar la lengua en acciones novelescas, folletinescas y
en el género de sus Memorias incisivas. VIII
Finalmente, terminamos este recorrido p o r la
evolución de la lengua española, con la figura de
E L E S P A Ñ O L DE AMERICA
José Ortega y Gasset, el creador de un gran estilo
lingüístico que supo encontrar en la esencia del es-
. . . considero como un privilegio hablar en es-
pañol medios expresivos para hacer de él una len- pañol y entender el mundo en español . . .
gua de cultura a la europea. Su léxico preciso, bri- Cuando recibimos como lengua nacional la len-
llante y o p o r t u n o ; su sintaxis sosegada, de gran gua española, con ella recibimos el acervo espi-
gusto; su metáfora limpia y siempre nueva, h a n ritual de España. Nuestra lengua es el excipien-
te que disuelve, conserva y perpetúa nuestro sen-
hecho de él el maestro de los modernos prosistas tido nacional.
españoles. Desde el p u n t o de vista de la lengua,
quien no va a él, de él viene. A l f o n s o Reyes
i
La comunidad de lengua entre España y los
países hispano-americanos integra, j u n t o con otros
núcleos de menor importancia, lo que se conoce con
el nombre de m u n d o hispanohablante, lo cual hace
que el español esté colocado a la cabeza de las len-
guas románicas, yéndole m u y a la zaga el portu-
gués, italiano y francés. El español es instrumento
expresivo, lengua materna y literaria de hombres
de distintas razas. Ahora bien, al emplear el tér-
mino de "español de América' hay que evitar caer
en el error de creer que se trata de un español dia-
lectal que se haya distanciado considerablemente del
peninsular: fundamentalmente, conservamos una
dido. Se ha discutido m u c h o la actitud que t o m ó
unidad lingüística cerrada. la corona española en relación con las lenguas in-
Cuando decimos "español de América ' —observa dígenas. ¿Hasta qué p u n t o la Colonia coaccionó
Lapesa— pensamos en una modalidad de lenguaje
distinta a la del español peninsular, sobre todo co-
al indio para que adoptara el castellano como única
rriente en el Norte y Centro de España. Sin em- lengua? ¿Cuál f u e la acción centrífuga ejercida
bargo, con expresión global agrupa matices muy p o r los misioneros al tratar de convertir a la fe a
diversos: no es igual el habla cubana que la ar- los indígenas valiéndose de las lenguas de éstos?
gentina, ni la de un mejicano o guatemalteco que la
de un peruano o chileno. Pero, aunque no exista Parece ser que la C o r o n a española m a n t u v o dos ac-
absoluta uiformidad lingüística en Hispanoamérica, titudes respecto a las lenguas indígenas. Según
la impresión de comunidad general no está injusti- Rosa Arciniega, la Corona, hasta el siglo X V I I ,
ficada: sus variedades son menos discordantes en-
tre sí que los dialectismos peninsulares, y poseen propició el aprendizaje de las lenguas aborígenes y
menor arraigo histórico. Mientras las diferencias a partir de esta fecha " t r a t ó de anegarlas b a j o la
linaüísticas dentro de España han tenido en ella su enseñanza coactiva del castellano".
cuña y ulterior desarrollo, el español de América es
una lengua extendida por la colonización; y ésta se D u r a n t e los siglos X V I y X V I I , las lenguas
inició cuando el idioma había consolidado sus ca- aborígenes despertaron u n p r o f u n d o interés en los
racteres esenciales y se hallaba próximo a la madu-
rez. Ahora bien, lo llevaron a Indias gentes de conquistadores ya fuera debido a la curiosidad
abigarrada procedencia y desigual cultura; en la p o r encontrarse ante un o b j e t o lingüístico nue-
constitución de la sociedad colonial tuvo cabida el vo o más bien, y parece ser lo más probable, a la
elemento indígena, que aprendió de sus señores, y necesidad práctica de entrar en contacto con los
más aún. de los misioneros, la lengua española, mo-
dificándola en mayor o menor grado según los há- aborígenes, convertirlos a la fe y encuadrarlos en el
bitos de la pronunciación nativa, o conservó sus nuevo sistema social que traía la conquista; se ex-
idiomas originarios, con progresiva infiltración de plica, pues, la reacción posterior de la corona una
hispanismos; durante cuatro centurias, la constante vez logrados los objetivos que se pretendían.
afluencia de emigrados ha podido introducir innova-
ciones1.
Durante ese largo lapso (siglos XVI y XVII), los
estudios de los lenguajes indianos, e incluso la bi-
bliografía ofrecida en ellos, fueron brillantes y no-
tabilísimos. Había numerosas y bien rentadas cáte-
LAS LENGUAS INDIGENAS DE AMERICA
dras en Lima, México y otras ciudades para ense-
ñarlos; y puede decirse que la mayor parte de los
E l español, al llegar a América a fines del si- predicadores se dirigían a los indígenas en sus idio-
mas nativos2.
glo X V , encuentra u n mosaico de razas y de len-
guas aborígenes, cuyo cuadro y genealogía es m u y Pero repentinamente cambia la actitud de la
difícil de trazar. Se calcula que existían 123 fa- C o r o n a española hacia las lenguas aborígenes.
milias de idiomas, muchas de las cuales se h a n per-
2 Rosa A r c i n i e g a , " E l C a s t e l l a n o e n A m é r i c a " , D i a r i o El P o r v e n i r , Monte-
r r e y , N . L . , L u n e s 30 d e j u l i o d e 1962, p á g . 6 .
J u a n de S o l ó r z a n o Pereyra y J u a n de M a t i e n z o ciones culturales y fraternas. L o que en verdad
aconsejan al rey que los indios aprendan el castella- nos une es el i d i o m a " .
no, aduciendo la unidad del lenguaje como medio
efectivo para gobernar las colonias. El argumen- Pocas lenguas se salvaron del h u n d i m i e n t o to-
to, además, era brutal p o r su misma simplicidad: tal; la presión social, económica y cultural del es-
" T o d o pueblo vencido pierde el derecho a su idio- p a ñ o l en América era demasiado vigorosa y se re-
m a " . El arzobispo de México, en 1769, escribe pite el m i s m o fenómeno que ocurrió con las len-
al rey de España, aconsejándole que el castellano guas aborígenes de E u r o p a ante el avasallamiento
fuese impuesto como el único y universal idioma de l a t í n ; lo que sí es evidente es que muchas de estas
en t o d o s los dominios de España. " E l monarca lenguas aborígenes americanas h a n operado como
español, en Cédula del 10 de m a y o de 1770, or- substrato respecto al español hispanoamericano y
denaba la 'castellanización' de las colonias y que que h a n d e j a d o en él h o n d a s huellas.
sólo hubiera en ellas u n i d i o m a : el español. C o n E n t r e estas lenguas podemos citar las siguien-
esta medida se inauguraba una nueva política cul- tes: el náhuatl, principal lengua del imperio mexi-
tural. O mejor dicho: se a b a n d o n a b a la políti- cano; el arahuaco de las Antillas; el caribe, Sur de
ca seguida hasta entonces en el sentido de que los las Antillas, Venezuela y las G u a y a n a s ; el quechua
estudios lingüísticos indígenas n o contarían ya con del Perú y de los Andes, desde el Ecuador, N o r t e de
el a p o y o oficial; en el sentido también de que las Chile hasta el Noroeste de la A r g e n t i n a ; el arauca-
cátedras serían suprimidas y en el de que t a m p o c o no (mapuche), Sur de Chile hasta la T i e r r a de
se costearían con dinero del fisco ediciones de libros Fuego y el guaraní, en las cuencas del P a r a n á , P a -
o folletos en los idiomas nativos. N o en el sen- raguay y en Brasil. M á s adelante estudiaremos en
tido de que el castellano se impusiera en f o r m a coac- qué f o r m a compite el español en estas zonas lin-
tiva, obligatoria y t a j a n t e — q u e nunca se i m p u s o güísticas de diferentes sustratos.
ni se ha impuesto de ese m o d o entre los indígenas
americanos" 3 . La influencia que h a y a n p o d i d o ejercer las
lenguas aborígenes de la América española sobre el
N o es o p o r t u n o discutir en este m o m e n t o la castellano es m u y discutible y dudosa. Rodolfo
ventaja o la desventaja de la medida t o m a d a p o r la L e n z sostuvo firmemente la teoría de que el habla
C o r o n a española respecto a las lenguas aborígenes. de Chile estaba toda ella impregnada de sonidos
" Y o creo — o b s e r v a la misma a u t o r a — que, de- araucanos o mapuches, pero en la actualidad se sos-
jadas a un lado cualesquiera consideraciones de o t r a tiene la teoría de que los fonetismos pecualiares del
índole, el hecho de que se i m p l a n t a r a en t o d o nues- español americano de Chile proceden de fenómenos
tro á m b i t o americano un solo idioma ha resultado observados también en España y que se h a n desa-
alta y enormemente beneficioso para nuestras rela- rrollado en igual f o r m a en América. L o m i s m o
puede decirse respecto a otras regiones hispanoame-
ricanas. D o n d e sí puede sospecharse la influencia
del sustrato aborigen es en la entonación tan pecu- b) el yeísmo, o sea la pronunciación de 11
liar y variada en Hispanoamérica. " L a entonación como y, fenómeno fonético m u c h o más
americana, rica en variantes, extremas subidas y extendido que en la misma España. 3
descensos melódicos, mientras la castellana tiende a c) equivalencia de es en el f o n e m a x , única-
moderar las inflexiones, manteniéndose alrededor mente en ciertas palabras ( ' t e x t o ' , 'expli-
de una n o t a sostenida y equilibrada. Cabe a d m i t i r car') .
i n f l u j o s del m i s m o tipo, primitivos o no, en el rit-
m o del habla, que altera la regular duración de las d) diptongación, m u c h o m a y o r que en Es-
sílabas: el mexicano abrevia nerviosamente las n o paña, de las agrupaciones ea y eo en io
acentuadas (palabrs, viejsito, 'viejecito', pas-té, como en peón: pión.
'pase usted"), mientras el argentino se detiene con e) articulación completa de las terminaciones
morosidad antes del acento y en la sílaba que lo lle- en -ado, que en España h a n a t e n u a d o ca-
va, y el c u b a n o se mueve con perezosa l e n t i t u d " 4 . si p o r completo la d (comparado, com-
p a ' o ) .6
CARACTERISTSCAS FONETICAS DEL
ESPAÑOL DE AMERICA EL LEXICO
12
Biblioteca Central
Magna Solidaridad
y especialmente en Santo Domingo se se- go, la permanencia de una población base de habla
meja m u c h o al de Castilla. E l ser la pri- española y el constante f l u j o de la emigración ha
mera zona colonizada, y la influencia de hecho que estos territorios ( N u e v o México, Texas,
centros c o m o la Universidad de S a n t o Colorado, Arizona y California) sean de compe-
T o m á s , la Audiencia y el A r z o b i s p a d o , tencia bilingüe. El español h a b l a d o en estos Esta-
han c o n t r i b u i d o sin d u d a , a la conserva- dos es m u y similiar al de la primera zona del espa-
ción del habla p e n i n s u l a r " 6 . ñol de América.
SltLlOTÍtt tJ*WttS«T*¿a>
"JklfOKSO tEtES"
" L a decadencia del judeo-español es progresi- naria obra Enciclopedia del Idioma12 ha clasificado
va y a b r u m a d o r a . D e j ó de ser lengua de cultura y más de 3 0 0 , 0 0 0 vocablos antiguos y modernos.
quedó reducido al á m b i t o familiar. Su léxico pri- " D e este m o d o — a f i r m a él m i s m o — el lenguaje
mitivo se ha empobrecido extraordinariamente, actual, incrustado en una sintaxis eficiente, se con-
mientras se a d o p t a b a n infinidad de expresiones tur- vierte en un i n s t r u m e n t o eficaz de la idea y se ca-
cas, griegas, rumanas, eslavas o árabes. T o d o hace pacita para los inifinitos matices de la sensibilidad
augurar la p r ó x i m a ruina de esta supervivencia ar- moderna".
caizante" 1 1 .
El español, además, posee cualidades intrín-
T a l es la extensión actual del español en el secas que hacen de él una lengua cada día más uni-
m u n d o ; sin embargo, n o h a y que valorar única- versal. Según A z o r í n :
mente la importancia del español p o r el n ú m e r o de 'fres cualidades dan valor a un idioma: la
personas que lo h a b l a n c o m o lengua nativa sino abundancia, la eufonía y la precisión. La abun-
también a todas aquellas que lo usan como una len- dancia implica la variedad; la eufonía implica el
color; la precisión implica la claridad. Y todas
gua de adopción o de cultura. E l español amplía
estas cualidades las posee el español . . . Cada idio-
su á m b i t o en este segundo aspecto: crece, día a ma tiene su característica; el ambiente, tanto natu-
día, el interés por su estudio y conocimiento c o m o ral como social, determina esa característica. Todos
lengua de cultura y c o m o lengua de intercambio. cuantos escriben con alguna práctica en arte de es-
cribir, saben que no podríamos los españoles exte-
Recordemos que la Conferencia de San Francisco riorizarnos del mismo modo que el francés; lo es-
a d o p t ó como lengua oficial el español j u n t o con el cueto de la lengua francesa nos repele; para ser
inglés y en las Naciones U n i d a s tiene categoría de tan precisos como los franceses hemos de serlo de
otra manera . . . La misma copia y sonoridad del
lengua oficia! de t r a b a j o : piénsese en que n o h a y castellano nos lo imponen . . . el español bien ma-
n i n g ú n bloque de países en esta Organización que nejado se presta a todo. Nuestro idioma es flexi-
presente una unidad lingüística tan cerrada c o m o ble y vario . . . Hemos llegado, con estas conside-
raciones, al punto más sensible, en cuanto a la ex-
el grupo de países hispanoamericanos, que hacen
pansión de un idioma. Posee el español todas las
que se sienta la universalidad de nuestra lengua. condiciones adecuadas a la universalidad. ¿Y cuál
es el núcleo de tal privilegio universal? La len-
E n el aspecto léxico el español se ha enrique- gua no es más que un medio; se tiene, con la len-
aua, el vehículo del pensamiento. Necesitamos, por
cido considerablemente y los acarreos que hace cons- tanto, una materia acondicionada; esa materia ha
tantemente de nuevos vocablos n o h a n cesado de de ir acompañada de simpatía; para decirlo menos
incrementarlo. A comienzos del siglo presente el familiarmente, la condición de la universalidad, es
decir, de la universal aceptación, habrá de ser la
Diccionario de la Academia n o llegaba a reunir humanidad que con el idioma expandamos . . . Sólo
6 0 . 0 0 0 palabras; M a r t í n A l o n s o en su extraordi-
1! Rafr.El L a p e s a , op. cit., p. 320. ¡2 Martín Alonso, Enciclopedia del Idioma, Aguilar, Madrid, 1958, 3 vols.
con un vivo efluvio de humanidad podremos des- BIBLIOGRAFIA BASICA
envolver la universalidad . . . 13
Págs.
I.-Orígenes del español 11
IL-Castilla y su lengua 29
I I I . - L a prosa romance 48
I V . - E l español preclásico 58
el siglo X V I 70
V I I . - L a Academia de la Lengua y
el español m o d e r n o 97