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J U A N A N T O N I O AYALA

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Núm. Adg. - O V
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I M A G E N D E L A
L E N G U A E S P A Ñ O L A
Introducción histórica

Biblioteca Universitari \

UNIVERSIDAD DE NUEVO LEON


DEPARTAMENTO DE EXTENSION UNIVERSITARIA U N I V E R S I D A D DE N U E V O LEON
SECCION EDITORIAL M O N T E R R E Y
19 6 3
p c H O

A.CJ.

F ^ V E R S T T A R I O

NOTA PRELIMINAR

Las presentes páginas constituyen, nada más,


una sencilla exposición de las distintas etapas por
las que ha pasado nuestra lengua en su evolución
histórica; sin pretensiones de especialización, es-
tán dirigidas a todas aquellas personas que, en
una o en otra forma, se interesan por las cuestio-
nes del idioma o que quieren encontrar una ex-
plicación histórica del desarrollo del español: En.
forrr. i alguna van dirigidas a los especialistas en
la materia o a los eruditos. Poco nuevo se en-
contrará en ellas; nuestras fuentes están a la vista
de todo el mundo y a ellas remitimos a quienes
quieran profundizar más en lo que aquí es sólo
simple alusión o referencia.

J.A.A.
MRHESIBÍUI M mw iiz*
SlüfSTECA BKIVKSim.

' " M M IEYES"

"Señor Obispo, entiéndame si quie-


re, y n o espere de m í otras palabras
que de mi lengua española, la cual
es tan noble que merece ser sabida y
entendida de toda gente cristiana".
El E m p e r a d o r Carlos V al Obispo
M a c ó n (citado p o r A m a d o A l o n s o
en Castellano, Español, Idioma Na-
cional) .
I

O R Í G E N E S DEL E S P A Ñ O L

castellano o español pertenece al grupo


de lenguas románicas o romances que derivaron
del latín vulgar h a b l a d o en las provincias del I m -
perio romano. Sin embargo, n o en todas las an-
tiguas provincias del Imperio subsistió el latín
como base para la aparición de nuevas lenguas;
las fronteras lingüísticas retrocedieron debido a
diversos factores, de tal f o r m a que en la actualidad
n o coinciden las antiguas fronteras políticas impe-
riales con los territorios de las hablas románicas.
La palabra 'románico' o 'romance' es una
derivación de la expresión latina rornan ice loqui,
esto es, hablar según la f o r m a r o m a n a . Para los
pueblos conquistados R o m a constituía una atrac-
ción subyugante; sus f o r m a s de vida, sus costum-
bres, leyes e instituciones, su cultura y su lengua
representaban para los provinciales un ideal que
p o d í a n realizar plenamente dentro de su medio lo-
cal o regional. ) \ E s t o explica, hasta cierto p u n t o ,
el rápido proceso de romanización de los países
conquistados y, también, la importancia que van
su propia unión: ROMANIA significó mundo ro-
t o m a n d o los provinciales en la vida del Imperio, mano, cultura romana, contrastando con la BAR-
en el que llegan a escalar los puestos políticos y BARIES que se precipitaba sobre ella para des-
administrativos de mayor importancia. Y R o m a truirla. '
ejerce este atractivo principalmente a través de su ^ E l latín provincial fue diferenciándose paula-
lengua; el latín unifica no solamente las hablas re- tinamente del de R o m a . C o n t r i b u y e n a ello dos
gionales sino también las conciencias; hablar latín causas principales: una, los h á b i t o s lingüísticos
al m o d o ' r o m a n o ' representaba para el provincial de los pueblos conquistados i n f l u y e n en su apren-
haberse a p r o x i m a d o un paso más a la realización dizaje del latín y en cierto sentido lo c o n f o r m a n a
de la plena r o m a n i d a d j C o m o afirma el gran ro- su m o d o de ser, principalmente fonético; es lo que
manista Savi-Lopez: en términos lingüísticos se conoce con el n o m b r e
de substratum2 y hace que en la nueva lengua adop-
¡Romano! ¡Cómo resonó en el mundo es-
te nombre fatídico! Al principio sólo se consi- tada subsistan ciertas modalidades especiales que son
deraba romanos a los habitantes de Roma, distin- en sí mismas un f e r m e n t o de cambio; otra, el res-
tos de los pueblos circunvecinos, etruscos, oscos, q u e b r a j a m i e n t o de la u n i d a d política del I m p e r i o ;
helenos, galos, etc. Poco a poco fueron borrán-
dose todas estas denominaciones y únicamente so-
en el siglo V tuvieron lugar las grandes invasiones
brevivió el nombre romano en su señorío incon- de los pueblos nórdicos (barban) y es entonces
trastado, especialmente cuando el edicto de Cara- c u a n d o el Imperio se desmorona definitivamente;
calla extendió la ciudadanía de Roma a todos los
sin embargo, el ideal de la u n i d a d por medio de la
súbditos imperiales: "In orbe romano qui sunt
ex constitutione Imperatoris Antonini ciues roma- lengua seguiría operando aún durante varios si-
ni effecti sunt". El gran nombre común duró glos. Se ha discutido m u c h o el papel que desem-
aproximadamente hasta el final de la época carolin- p e ñ a r o n estos pueblos en el proceso de t r a n s f o r m a -
gia, en contraste con la otra denominación contra-
puesta, la de los bárbaros o la de sus varias gentes ción lingüística que se estaba operando en el latín
usada con más frecuencia: francos, godos, lombar- vulgar a partir del siglo I a. de C. " L a mayoría
dos y todos cuantos se precipitaron del Norte sobre de los cambios esenciales de la fonética y la grama-
las fértiles tierras imperiales. Además de éstos se
consideraba romanos a todos los habitantes del Im-
tica — a f i r m a M a r i o P e i — estaba ya en franco de-
perio, ya destruido, que hablaron latín: al BAR- sarrollo cuando llegaron, por lo cual es difícil pre-
BARICE LOQUI se contraponía siempre victorio- cisar si intervinieron en ellos de algún m o d o o si n o
samente el ROMANICE LOQUI. Del glorioso
apelativo nació en el latín vulgar el nombre común
destinado a indicar el conjunto de la latinidad. De
1. Paolo Savi-López, Orígenes neolatinos, Edit. Labor, S. A., Barcelona,
ROMANI se formó ROMANIA . . . Pero cuan-
do el IMPERIUM ROMANUM, vacilante sobre
1935; p. 16 y ss.

sus bases demasiado vastas y cansado de tanta gran- 2. " P o r a n a l o g í a c o n las c a p a s g e o l ó g i c a s , se d a e s t e n o m b r e a la l e n g u a


deza, cayó por fin, la misma palabra sirvió todavía q u e , a consecuencia de una invasión de cualquier tipo, queda s u m e r g j d a ,
sustituida por otra. La l e n g u a i n v a d i d a n o d e s a p a r e c e s . n d e j a r t e n i d a
para denominar una colectividad ideal que no era
a la i n v a s o r a d e a l g u n o s r a s g o s : p a l a b r a s q u e s o b r e n a d a n e n e l h u n d i m i e n -
ya un organismo político, pero conservaba en su t o , h á b i t o s f o n é t i c o s , d e e n t o n a c i ó n , g r a m a t i c a l e s , e t c . " , F._ L a z a r o Ca-
espíritu el sentimiento indestructible y el orgullo de i r e t e r . Diccionario de t é r m i n o s filológicos,_ Biblioteca R o m a n i c a H i s p a -
n ' c a . M a n u a l e s 6 , E d i t . G r e d o s , M a d r i d , 1953.
tuvieron n i n g u n a parte: en cambio n o cabe la me- das las energías propias de una lengua viva y me-
nor duda de que a p o r t a r o n una gran contribución rece ser llamado 'latín' sin más explicación' 4 .
al vocabulario de aquella época" 3 .
Así pues, en c u a n t o el latín vulgar es la ver-
Hemos utilizado más arriba el t é r m i n o de dadera lengua de R o m a , la lengua de conquista y
latín vulgar como p u n t o de partida para la f o r m a - de civilización, la lengua de la vida cotidiana, la
ción de las lenguas romances. Sin embargo, n o del soldado y la del mercader, la del ciudadano y
hay que dejarse llevar p o r el fácil sendero de la cla- la del provincial, se puede a f i r m a r que de ella de-
sificación y las nomenclaturas; es preciso analizar rivan, p o r transformación, todas las actuales len-
el t é r m i n o para que cobre su verdadero sentido. guas romances.
Corrientemente se ha opuesto el t é r m i n o de latín ¿Qué encuentra el latín al ser llevado a la pe-
vulgar al de latín literario de los autores clásicos, nínsula Ibérica p o r los conquistadores? Una
ese latín que aún se sigue estudiando en las escue- amalgama de pueblos cuyo origen y naturaleza n o
las y universidades; pero esta oposición n o tiene se puede aún precisar con exactitud: celtas inva-
verdadera realidad ya que ese llamado latín literario sores procedentes de las llanuras centroeuropeas, cel-
o clásico es la misma lengua cotidiana de R o m a tas mezclados con el elemento indígena, celtíberos
perfeccionada p o r su contacto con el griego y gra- que p o b l a r o n el centro y el centro-sur de la penín-
cias al esfuerzo desplegado p o r los escritores y gra- sula. El origen y el carácter de los iberos es aún
máticos, quienes codificaron y gramaticalizaron esa un enigma. ¿De d ó n d e provenía este pueblo mis-
lengua viva en los labios del pueblo. " E n estas terioso que ha dejado una huella tan h o n d a y de-
circunstancias — d i c e S a v i - L o p e z — parece eviden- finitiva en el h o m b r e penisular? Se h a n enuncia-
te que lo que llamamos latín vulgar debía llamarse d o toda clase de teorías, desde la que defiende su
en realidad latín, sencillamente, latín verdadero. carácter aborigen hasta las que lo relacionan con
S El latín h a b l a d o es el vulgar; éste es el hecho lin- los pueblos de Asia M e n o r , con los bereberes, los
güístico real y propio, espontáneo. El latín lite- egipcios, los coptos e incluso con algunas razas
rario, p o r el contrario, es un hecho artificial. Re- americanas.
sulta, pues, un error, contraponer el latín vulgar
al literario, en el sentido de inferioridad. P o r el El Sur de España fue poblado, también, p o r
contrario, el latín vulgar es la lengua viva ; el lite- o t r o pueblo cuyo origen es incierto: los tartesios,
rario es una lengua muerta, es el lenguaje de los li- " p u e b l o egeo de cultura superior a los iberos, ve-
bros, de las escuelas y de la cultura. El latín que, nido p o r el estrecho de Gibraltar . . . L o s tarte-
considerándolo vulgar, llegábamos casi a envilecer- sios perduraron al lado de los iberos . . . A ellos
lo, ocupa, n o obstante, el primer lugar, contiene to- se debió aquel rebosamiento de cultura en xnedio
del cual florecieron ciudades opulentas admiradas

3. M a r i o A . P c i , La maravillosa historia del l e n g u a j e , E s p a s a - C a l p e , S. A.


M a d r i d , 1955. 4. Paolo Savi-López, op. cit., p. 114.
p o r los historiadores antiguos. L o s 'ricos tarte- bió influencias indoeuropeas precélticas y célticas,
sios', dice Avieno, se entregaban con pasión a las
y acogió finalmente a b u n d a n t í s i m o s latinismos y
letras. E s t r a b ó n hace una encendida p i n t u r a de
voces románicas" 6 .
la riqueza y de la p o m p a que resplandecían entre
los turdetanos (que eran t a r t e s i o s ) : comparándo- AI acabar la segunda guerra púnica se decide
los con los otros iberos, dice, son más sabios: tie- el f u t u r o de la península Ibérica. Así se cierra un
nen literatura e historia escritas y poemas y leyes ciclo i m p o r t a n t e de la historia y de la etnografía
versificadas". 5 . hispana. Las influencias fenicias, helénicas y car-
taginesas, que hasta cierto p u n t o h a b í a n sido tran-
Las m o n t a ñ a s de la bravia C a n t a b r i a han sitorias y superficiales, desaparecen ante la organi-
conservado durante siglos o t r o de los misterios zación y la potencia militar, administrativa y eco-
étnicos y lingüísticos que también debió de sor- nómica de R o m a . L a romanización de España
prender a los r o m a n o s : el pueblo vasco y su len- tiene diferentes etapas que n o es del caso mencio-
gua. T o d a la península Ibérica acabó aceptando n a r ; el hecho es que, en el siglo I de nuestra era, ya
la lengua de R o m a excepto este pueblo que n o se estaba casi consumada en todos los órdenes. Res-
sometió tan fácilmente al conquistador a u n q u e sí pecto al latín, el m i s m o Lapesa a f i r m a :
absorbió parte de su cultura. Es m u y discutible civilización r o m a n a se impuso la lengua latida, im-
el origen de la lengua vasca y su filiación presenta portada p o r legionarios, colonos y administrativos.
problemas hasta el m o m e n t o insolubles. Se h a n Para su difusión n o hicieron falta coacciones; bas-
enunciado muchas teorías cuya comprobación está t ó el peso de las circunstancias: carácter de idioma
m u y lejos de haber sido realizada. Según Rafael oficial, acción de la escuela, superioridad cultural
Lapesa: " D o s son las opiniones más persistentes y conveniencia de emplear u n i n s t r u m e n t o expre-
y favorecidas; según unos, el vascuence es de p r o - sivo común a todo el Imperio. La desaparición de
cedencia africana y presenta significativas coinciden- las primitivas lenguas peninsulares n o f u e repenti-
cias con las lenguas camiticas (bereber, copto, cu- n a ; h u b o , sin duda, un período de bilingüismo más
sita y sudanés) ; otros, en cambio, apoyándose o menos largo, según los lugares y los estratos so-
principalmente en semejanzas de estructura grama- ciales. L o s españoles empezarían a servirse del la-
tical, sostienen que hay c o m u n i d a d de origen entre tín en sus relaciones con los r o m a n o s ; poco a poco
el vasco y las lenguas del Cáucaso. E n la actuali- las hablas indígenas se irían r e f u g i a n d o en la con-
dad se abre paso una teoría conciliadora, según la versación familiar, y al fin llegó la latinización
cual el vasco es una l e n g u a ' m i x t a : pariente de completa'^ 7 .
las caucásicas en su origen y estructura primaria, in-
corporó numerosos e importantes elementos cami-
ticos, tomados de la lengua o lenguas ibéricas, reci- El latín en España t o m ó carta de ciudadanía

6. Rafael Lapesa, Historia d e la Lengua e s p a ñ o l a , 2 a . e d - , E s c c l i c e r , S. L.,


Madrid, 1950.

5. I b i d . , p p . 90 y 91. 7. Ibid.. p. 42.


y m u y p r o n t o relegó al olvido las lenguas prerro- cedentes de R o m a , a las que se añadieron otras.
manas, excepto el vascuence, como ya hemos indi- E n cambio, las comarcas más alejadas, como Espa-
cado más arriba. D u r a n t e la época imperial se ña, Cerdeña, el Sur de Italia, Sicilia, los valles alpi-
m a n t u v o unificado y u n i f o r m e respecto al r o m a n o ; nos, Dalmacia y Dacia, ignoraron muchos neolo-
a pesar de t o d o mostraba ya sus variantes regiona- gismos y conocieron otros en grado insuficiente pa-
les, variantes que se iban a ir acentuando paulatina- ra que pudieran enraizar'^ 3 . \
mente y que culminarían con la aparición del ro-
mance. U n a vez que el Imperio se desintegró en Las principales características del latín vulgar
el siglo V , las diferencias se hacen mayores, pues español pueden reducirse brevemente a las siguien-
comienzan a cobrar fuerza esas variantes una vez tes:
que f a l t ó la u n i d a d administrativa y la regulariza-
ción que podrían proporcionar las escuelas. En- a) Pérdida de la cuantidad vocálica y cam-
tonces las innovaciones, contenidas en la época im- bio (en algunos casos, vacilación) en
perial, cobraron libre curso y en cada región el la- c u a n t o a su timbre.
tín se fue t r a n s f o r m a n d o según peculiaridades p r o - b) Aparición de elementos semiconsonánti-
pias. M u c h a s de estas variantes existían ya en la cos que i n f l u i r á n poderosamente en la
época imperial y siguieron su desarrollo hasta m a - aparición de nuevos fonemas y en la
nifestarse plenamente en la época del romance. transformación específica de los anti-
guos.
""El latín español presenta, en su evolución, c) Pérdida de la aspiración en la h inicial,
rasgos m u y definidos frente al de las otras regio- confusión entre la b oclusiva y la u fri-
nes románicas: es m u c h o más lento en su trans- cativa y, en general, comienzo de la so-
formación. D e b i d o a su alejamiento de la metró-
norización de las consonantes sordas in-
poli, el latín español conservó arcaísmos abando-
tervocálicas.
nados m u y p r o n t o en la misma R o m a . " E l apar-
t a m i e n t o geográfico de la Península respecto al d) Pérdida de las desinencias de los seis ca-
C e n t r o del Imperio fue otra causa para que su sos de la declinación clásica y reducción
latín cambiara con menos, rapidez. Las innova- al caso acusativo, que será la base para
ciones p a r t í a n de R o m ¿ j r o c o principal de la R o - la derivación n o m i n a l ; contracción de
m a n í a ; allí confluía la población dispersa de las las cinco declinaciones a tres y pérdida
provincias y se emitían las modas del lenguaje. del género neutro.
Galia era o t r o centro irradiador: su comunica-
ción con la metrópoli, más estrecha que la de las e) T r a n s f o r m a c i ó n del p r o n o m b r e demos-
demás regiones, el establecimiento de sede imperial trativo Ule en artículo determinado.
en Tréveris y el carácter revolucionario del latín
galo favorecieron la difusión de las novedades pro-
8. I b i d . , p p . 64-65.
también importantes los cambios sintác- tido positivo, formación de sustantivos postverbia-
ticos: " E l orden románico de las palabras en la les y viceversa, palabras reemplazantes ajenas al la-
frase es más sencillo que el clásico. N o existe la tín etc C u a n d o ya estaba en plena marcha este
separación arbitraria de los elementos fraseológicos, proceso de transformación y ya el latín vulgar se
tales como la palabra regente y la regida, el adjeti- había c o n f o r m a d o al m o d o hispánico, ocurre o t r o
vo y el sustantivo. Las construcciones del latín hecho histórico que va a tener h o n d a s repercusio-
clásico eran, en una gran parte, piezas integrantes nes en la evolución lingüística: a mediados del
de la armonía oratoria, y de o t r o lado, motivos ar- siglo V los visigodos penetran en E s p a ñ a . E n el
tificiales impropios del lenguaje h a b l a d o " 9 . La a ñ o 4 0 9 invaden la Península una serie de pueblos
r u p t u r a del hipérbaton clásico es quizá el hecho sin- de origen germánico, tales c o m o suevos, vándalos y
táctico de m a y o r trascendencia en la época que re- alanos, que n o imprimieron h o n d a s huellas en el
señamos; la sintaxis lógica se impuso sobre la fi- latín vulgar, aunque sí aceleraron su desintegración
gurada. sembrando la anarquía política y económica. Pe-
ro fueron los visigodos quienes crean un poderoso
y'Los
imperio, primero con su capital en Barcelona y más
tarde en T o l e d o ; los visigodos se f u n d e n íntima-
variantes léxicos cobran también una im-
mente con el elemento h i s p a n o r r o m a n o y logran
portancia extraordinaria; desde luego, el latín vul-
dar a la Península la triple unidad política, religio-
gar se había enriquecido con numerosas aportacio-
sa y lingüística. " L o s germanos h a b l a b a n varios
nes de las lenguas prerromanas españolas; todavía
dialectos. El principal era el gótico. Pero el la-
perduran algunos vasquismos tales como izquierdo,
tín los desplazó a todos. C o m o lengua escrita se
urraca, pizarra, guijarro, zorra, abarca, Iñigo. Ji-
usaba la latina . . . H a y un fenómeno institucio-
meno y numerosas toponimias; también existen cel-
nal de germanización de los nativos y, a la vez,
tismos tales como lanza, arroyo, cama, gordo, vasa-
otro reversible de la hispanolatinización de los ad-
llo, camisa, carro, etc.; otras de origen c o n f u s o co-
venedizos. N o s inyectan una cultura de institu-
m o barro, carrasca, perro, etc.
ciones jurídico-visigodas, rejuvenecen el léxico his-
E l latín vulgar también acrecentó su vocabula- pánico con f o r m a s góticas, y nosotros conseguimos
rio p o r distintos medios. M u c h a s veces escogió en- que asimilen la sintaxis romana y la literatura la-
tre parejas de sinónimos la palabra menos usada tinizante de nuestros poetas y prosistas cristia-
en el latín literario como en el caso de equus y nos" 1 0 .'
caballus, domus y casa, ignis y focus, omnes y toti,t
etc. T a m b i é n , en la creación del vocabulario, se'
manifiesta la riqueza del latín vulgar en la com- E n esta etapa, desde el siglo V hasta comien-
posición y derivación, como diminutivos con sen- zos del V I I I . es cuando definitivamente se realizan
los cambios lingüísticos definitivos que van a dar

9. M a r t i n Alonso, Evolución sintáctica del español (sintaxis histórica del


e s p t ñ o l desde el i b e r o r r o m a n o h a s t a n u e s t r o s d í a s ) , A g u i j a r , M a d r i d ,
1962; p p . 13-14.
al español su carácter y que lo diferenciarán de las
so, Alfonso, Ramiro y otros.
demás lenguas románicas. " C l a r o está — a f i r m a
B o l a ñ o e I s l a — que -este período visigótico es el E n el año 7 1 1 se desintegra el imperio visi-
menos conocido p o r lo que respecta al lenguaje. gótico español. Nuevas razas, una nueva avalan-
L o s escritores usaban el bajo latín.y Sólo San Isi- cha h u m a n a se precipita sobre las tierras de Espa-
doro, muerto en el a ñ o 636, nos da algunas noti- ña: a menos de cien años de la fundación del m a -
cias referentes al léxico, pero gracias a los dialectos h o m e t i s m o ( 6 2 2 ) , los pueblos árabes h a n invadi-
mozárabes, podemos darnos cuenta de algunas do t o d o el N o r t e de Africa, antiguo territorio ro-
transformaciones y del estado en que se hallaba la mánico, y ponen sus pies en tierras de la E u r o p a
lengua hablada a comienzos del siglo V I I I , mo- cristiana. A v a n z a n vertiginosamente p o r tierras
m e n t o en que los árabes invaden la península" 1 1 . de España. La conquista casi total se consuma
Evidentemente que puede deducirse el estado del en unos pocos años. E n 7 1 1 , T a r i k a la cabeza
latín en la época visigótica p o r la numerosa epi- de sus tropas bereberes se apodera de Gibraltar,
grafía que se_ha conservado de la misma. Se h a n Carteya, Algeciras y C ó r d o b a . E n 7 1 2 M u z a ,
encontrado numerosas pizarras escritas en la zona gobernador de Marruecos, conquista Sevilla y al
de Castilla Occidental, cuya "sintaxis es sencilla, a ñ o siguiente Mérida. De aquí en adelante se ace-
de estructura latina, de frase corta que va derecha- lera la conquista hacia el N o r t e : cae T o l e d o y
mente al a s u n t o " 1 2 . Salamanca ( 7 1 3 ) . A l a ñ o siguiente, M u z a y T a -
rik unidos se apoderan de Zaragoza y de otras pla-
El léxico visigótico incorporado al latín pe- zas fuertes de la antigua provincia Tarraconense.
ninsular es bastante a m p l i o ; predominan en él los E n los años siguientes se consuma la conquista de
términos bélicos, jurídicos y las toponimias; algu- Castilla la Vieja, León, Asturias y parte de Galicia.
nas palabras ya estaban incorporadas de a n t e m a n o Se puede decir que en el a ñ o 7 3 2 ya está totalmente
al latín vulgar puesto que los pueblos nórdicos h a - liquidado el antiguo reino visigótico. 1 3 Los visi-
bían tenido un contacto bastante estrecho y p r o - godos apenas habían p o d i d o oponerse a esta espe-
longado con el m u n d o r o m a n o y las influencias cie de marcha militar t r i u n f a l : / quienes n o pudie-
lingüísticas fueron mutuas. Palabras como gue- ron huir hacia el N o r t e n o tuvieron más remedio
rra, ronda, espuela, espía, ropa, sayón, hato, estaca, que esperar al vencedor y tratar de amoldarse a las
rueca, aleve, lozano, blanco, rico, brotar, talar, nuevas n o r m a s de vida que i m p o n d r í a el Islam
arrancar, triscar, son evidentemente de origen visi- victorioso.
gótico, así como los nombres propios de Alvaro,
Fernando, Rodrigo, Gonzalvo, Gonzalo, Ildefon- E n Asturias y en las m o n t a ñ a s de Cantabria
se f o r m a r o n los núcleos más firmes de resistencia.
11. A m a n c i o Bolaño e Isla, Manual de Historia de la l e n g u a española. Ed
P o r r u a , S. A . , M é x i c o , 1959, p . 30.
13. S o b r e el a s p e c t o h i s t ó r i c o d e la E s p a ñ a á r a b e p u e d e c o n s u l t a r s e e l m a n u a l
d e A . G o n z á l e z P a l e n c i a , H i s t o r i a d e la E s p a ñ a m u s u l m a n a , E d i t . L a b o r ,
12. Martín Alonso, op. cit., p. 43.
S. A . , B a r c e l o n a , 1945.
E n el valle de Covadonga, los hispanogodos capi- del elemento románico de ia p o b l a a o n como on
taneados p o r Pelayo, derrotaron en 718 a la expe- secuencia del predominio de tribus y dmastias
dición árabe enviada contra ellos. T a m b i é n en africanas bereberes (almorávides almohades) . bu
el Norte de Aragón se f o r m ó otro grupo de resis- organización cristiana se disuelve. La emigra-
tencia cristiana que, después de una serie de vic- ción al Norte debilita sus filas. Los matrimonios
torias aisladas, f u n d ó el territorio de Sobrarbe. m i x t o s completan su decadencia. P « o cste proc -
A partir de estos núcleos aislados se inicia la Re- so no se lleva cabo sin que el árabe h a b l a d o en a
conquista, reconquista que duraría hasta finales Península se mezcle con elementos del habla mozá-
del siglo X V , largo período en el que hay m o - rabe (es decir, románica) " 1 4 .
mentos de lucha violenta, de intransigencia p o r E n este m u n d o árabe-cristiano, complejo en
ambas partes, de p a z transitoria y endeble, de in- su composición y en sus ideales, febril por los cam-
teligencia entre los reinos cristianos y los árabes, bios constantes que en él ocurren, podemos señalar
de mutuas influencias en todos los órdenes de la una serie de clases sociales o categorías, cuya nor-
vida. ma de vida puede ser variable y acomodaticia; sin
embargo, estas clases sociales teman su fisonomía
¿Qué sucedió con los hispanogodos cristia- propia, existían los mozárabes (muztarabe o fal-
nos que, p o r fuerza de las circunstancias, tuvieron so árabe', 'arabizado') que conservaron su religión
que permanecer en el territorio conquistado p o r cristiana y su lengua latinohispanogoda, pero que
los árabes? Gerhard R o h l f s sostiene la siguien- p o r sus contactos con el m u n d o de habla arabe de-
te teoría: " N o puede ser ya aceptada como vá- jaron que su lengua se contaminara con multitud
lida la opinión, defendida en el pasado, de que de préstamos 1 5 del árabe, de t o d o orden, b l es-
la población románica que permaneció b a j o el do- tudio de los dialectos mozárabes es de gran impor-
minio árabe haya abandonado m u y p r o n t o reli- tancia para el estudio de la evolución lingüistica
gión e idioma en favor de los nuevos señores. española en esta etapa. T a m b i é n existían los sa-
ciados o sea aquellos que hablaban la lengua romá-
De fuentes seguras sabemos h o y que la gran ma-
nica y la árabe. He aquí el testimonio de A m e n -
yoría de la población románica conservó su len-
co Castro sobre esta clase social: Había, en rin,
gua y su religión y que sólo una parte relativamen- una quinta clase social, la de los enaciados , a ca-
te reducida ('renegados') adoptó las creencias m u -
sulmanas. T a n t o los unos (mozárabes) como
los otros (muladíes) aprendieron paulatinamen-
te el árabe, como también los mismos árabes se - r t ^ r ^ ^ o S f « ^ ' ^ d c l Insti
"
vieron, por razones económicas, en la necesidad
de aprender la aljamía— la lengua castellana. El
bilingüismo une a nacionales y extraños en la
atmósfera de una tolerancia religiosa y política. íema Un calo particular, muy importante, de préstamo es el calco .

Sólo desde fin del siglo X I se llega a un desplome Fernando L á z a r o Carreter, op. cit.

25 •••
íiygTEOl UMIVERSlfe

" m m g£TES"
teste. U 2 5 B9ETRSEY, E H B t r
bailo entre ambas religiones, y que servían de es- rra. Ya es significativo que tarea, tarefa (en por-
tuqués) sean árabes. Los alarifes planeaban las ca-
pías a f a v o r de su bilingüismo. M o r a b a n en lu- sas y los albañiles las construían; y por eso son
gares fronterizos y a veces f o r m a b a n pueblos ente- arabismos alcázar, alcoba, a z u l e j o , azotea, baldosa,
ros, lo m i s m o que h o y existen lugares especializa- z a g u á n , aldaba, alféizar, falleba; la gran técnica en
dos en el c o n t r a b a n d i s m o en todas las fronteras el manejo del agua parece en acequia aljibe, alberca.
y en multitud de otras palabras. Porque los sas-
del m u n d o . T o d a v í a subsiste en E x t r e m a d u r a un tres eran moros se llamaron aquellos alfayates; los
pueblo llamado 'Puebla de N a d a d o s ' " 1 G . L o s mo- barberos eran los alfa jemes; las mercancías eran
ros ladinos eran árabes que h a b l a b a n el romance, transportadas por arrieros y recueros; se vendían en
y finalmente los cristianos aljamiados que, a su los z o c o s y azogueros, en almacenes albóndigas y
a l m o n e d a s ; pagaban derechos en la a d u a n a se pesa-
vez, conocían el árabe. " T o d o s estos elementos y ban y medían por arrobas, arreldes, quintales, a d a r -
las cuatro cuñas que se clavaron al norte de la pe- mes fanegas, almudes, celemines, cahíces, a z u m -
nínsula p o r la reconquista incipiente: Asturias, bres que inspeccionaba el z a b a z o q u e y el a l m o t a c é n ;
N a v a r r a - A r a g ó n , Cataluña, y más tarde Castilla, el a l m o j a r i f e percibía los impuestos, que se pagaban
en maravedís, o en meticales. Ciudades y castillos
serán la base de la división dialectal y la r u p t u r a estaban regidos por alcaldes, alcaides, zalmedinas y
de la u n i d a d lingüística peninsular. La relativa alguaciles. Se hacían las cuentas con cifras y gua-
u n i f o r m i d a d que tenía la lengua de la Península, rismos o con álgebra; los alquimistas destilaban el
allá p o r el siglo X vino a quedar rota p o r la apa- alcohol en sus alambiques y alquitaras, o preparaban
álcalis, elixires y jarabes, que ponían en redomas.
rición del castellano al norte de la provincia de Las ciudades constaban de barrios y arrabales y la
Burgos, p o r P a n c o r v o y La Bureba" 1 7 . gente comía azúcar, a r r o z , naranjas, limones, beren-
jenas, zanahorias, albaricoques, sandias, altramuces,
t o r o n j a s , alcachofas, alcanciles, albérchigos. a l f ó n c i -
L o s aportes del árabe al español son n u m e r o - gos. albóndigas, escabeche, alfajores y muchas otras
sísimos. E n el campo del Ijéxico unas cuatro mil cosas . . . He citado antes alberca, aljibe, acequia,
palabras a p r o x i m a d a m e n t e proceden del árabe. vero el vocabulario relativo al riego del campo es
'muy amplio; he aquí una muestra: noria, arcaduz,
Américo Castro ha reconstruido en f o r m a vital y a z u d a , almatriche, alcantarilla, atarjea, a t a n o r , al-
enérgica la f o r m a en que todo ese tesoro léxico del corque, etc. 18.
árabe se incorporó al romance. Dice:
. . . el elemento árabe en el romance ibérico fue de-
bido a una imprescindible importación de cosas, re-
Mientras se realizaba este intercambio, lento
sultado de capacidades productivas que sugestiona- y p r o l o n g a d o , la Reconquista se había iniciado con
ban por su superioridad. Dichas importaciones de paso firme desde el N o r t e . Asturias y León, p o r
léxico se refieren a muy varias zonas de la vida: un lado, Navarra, A r a g ó n y Cataluña, por otro,
agricultura, construcción de edificios, artes y ofi-
cios, comercio, administración pública, ciencias, gue- presentan u n a u n i d a d lingüística bastante acepta-
ble Sin embargo, esta unidad se iba a romper.
U n a nueva entidad política, Castilla, irrumpe en
16. A m é r i c o C a s t r o , E s p a ñ a e n su H i s t o r i a ( c r i s t i a n o s , m o r o s y j u d í o s ) Edi-
L o s a d a , S. A . , B u e n o s A i r e s , 1948, p . 53. '

17. A m a n c i o Bolaño e Isla, op. cit., p . 31. 18. Américo Castro, op. cit., pp. 62-63.
escena; con su poderío militar su lengua va a ensan-
charse y a crear un nuevo estilo de vida y de pensa-
miento. Henos pues, aproximadamente en el siglo
A , ante el milagro de Castilla.

II

CASTILLA Y SU L E N G U A

Eterice era Castiella un pequeño rincón


era de casteellanos Montes d'Oca mojón.
P o e m a de F e r n á n González.

E n medio de los reinos cristianos que h a n


iniciado vigorosamente la Reconquista hacia el Sur
de la Península, surge, al principio débil y. poco a
poco, con decisión, el pequeño condado de Castilla,
como una cuña que los divide pero que, en defini-
tiva, va a ser el vínculo que va a unir todas las as-
piraciones de la España cristiana frente al Islam;
alrededor de Castilla se van a unificar todos los
reinos españoles y ella va a imponer su lengua que,
manifestación dialectal en sus orígenes, se elevará a
la categoría de español.
"Castiella un pequeño r i n c ó n " nos dice el
poeta a n ó n i m o del "Poema de F e r n á n González.
•"La vida de un pueblo — a f i r m a p o r su parte Me-
escena; con su poderío militar su lengua va a ensan-
charse y a crear un nuevo estilo de vida y de pensa-
miento. Henos pues, aproximadamente en el siglo
A , ante el milagro de Castilla.

II

CASTILLA Y SU L E N G U A

Eterice era Castiella un pequeño rincón


era de casteellanos Montes d'Oca mojón.
P o e m a de F e r n á n González.

E n medio de los reinos cristianos que h a n


iniciado vigorosamente la Reconquista hacia el Sur
de la Península, surge, al principio débil y. poco a
poco, con decisión, el pequeño condado de Castilla,
como una cuña que los divide pero que, en defini-
tiva, va a ser el vínculo que va a unir todas las as-
piraciones de la España cristiana frente al Islam;
alrededor de Castilla se van a unificar todos los
reinos españoles y ella va a imponer su lengua que,
manifestación dialectal en sus orígenes, se elevará a
la categoría de español.
"Castiella un pequeño r i n c ó n " nos dice el
poeta a n ó n i m o del "Poema de F e r n á n González.
•"La vida de un pueblo — a f i r m a p o r su parte Me-
nendez P i d a l — digamos, de una nación (porque la del latín hispanogodo. El dialecto leones tiene
hspana cristiana medieval formaba una nación como rasgo característico la diptongación de las vo-
aunque en ciertas de sus partes m u y débil y aún cales o, e en sílaba abierta o cerrada, como en cierto,
fragmentada) se integra de fuerzas conservadoras y viengo, puerta; la conservación, en ciertas regiones,
fuerzas progresivas, cuyo antagonismo y compen- de la f inicial latina, fame, fiyo, fariña. E n el
sación determina la trayectoria histórica. Dentro leonés antiguo, las g, j iniciales latinas tuvieron
de esta dualidad nace Castilla, en la España cristia- valor de fricativas: gielo, gelada, gentar ( y a n t a r ) ,
na del siglo X, como una fuerza innovadora que janero (enero) y ienojos ( h i n o j o s ) . Los grupos
opera en todos los órdenes de la vida. Y desde iniciales p/-, el-, fl-, que en castellano dan 11, pre-
luego se destaca primeramente su actitud frente a la sentan en los viejos textos la forma galaicoportu-
organización política en medio de la cual surge" 1 . guesa chaqar (llagar). E n el Fuero de Zamora
El carácter originario de Castilla, señalado leemos axegar y xamar. E l Fuero de Aviles nos
por el mismo Menéndez Pídal, se destaca inmedia- ofrece grupos especiales de consonantes interiores:
tamente por su política innovadora y la seguridad conceillo, barailla; el Libro de Alexandre dice: mi-
lingüistica frente a las vacilaciones de los demás llero, concello y profillar"2.
reinos cristianos. E n la confusión y vacilación El dialecto navarro-aragonés presenta ciertas
que priva en las diferentes regiones, Castilla se dis-
semejanzas comunes con el leonés, como la dipton-
tingue por su espíritu de afirmación y de innova-
gación de o, e, con una predilección especial, en cier-
ción, por un alto sentido de comprensión del f u t u r o
de la Reconquista y p o r la imposición decidida de tas zonas, por neologismos vulgares; también hay
sus instituciones y, sobre todo, de su lengua. en él vacilaciones en la diptongación, pues coexisten
formas como uemne j u n t o a uamne (hombre).
" L a Rioja, poco uniforme en su lenguaje, conserva
Antes de estudiar la aparición del C o n d a d o de
una articulación muy compleja. Otros fenómenos
Castilla, veamos qué zonas lingüísticas existían en
dialectales aragoneses son: la p conservada (sopi-
la hspana cristiana de comienzos de la Reconquista
Existen una serie de dialectos que podemos agrupar nar, capana, lupu, apella), la n inicial intensiva
bajo el nombre genérico de dialectos del Norte- los (ñido, niebla); la f conservada (ayutar, recutir,
mas importantes son: el gallego-portugués, el leo- boyata. matriquera 'matriz') ; la d intervocálica
nes, el navarro-aragonés y el catalán; casi todos (paradiso, concludiendo, sedient); la 11 intervocá-
ellos conservan entre sí cierta unidad lingüística lica que evoluciona en ts, c: panitietsa (comadreja),
resto evidente de la que existía antes de la invasión libietso ( o v i l l o ) " 3 .
musulmana y que, en cierto modo, refleja la unidad
Ya a mediados del siglo I X comienza a sonar

1
HM ' n é n
.f" C"1'1'*. tradición, el idioma; I, C a r á c t e r ori- 2 Martin Alonso, op. cit., p. 70.
s a
r á » « ^ - ^ ¿ » ¿ j l s s í
el n o m b r e de Castilla como una región peculiar, terística que nos explicará la esencia del dialecto
principalmente en las crónicas árabes. Castilla era
castellano" 4 .
un c o n d a d o dependiente del reino de León, que
había sido repoblado por elementos de Norte, p r i n - E l héroe de la independencia de Castilla, el
cipalmente p o r vascos, tal como lo muestran m u - conde F e r n á n González, es quien polariza a su
chas de las actuales toponimias castellanas. A m a y a alrededor todas esas ansias innovadoras y el movi-
era la capital de este condado. " A raíz de estas miento de a u t o n o m í a que venía gestándose desde
repoblaciones — n o s dice M e n é n d e z P i d a l — tene- atrás. Se opone al rey leonés R a m i r o II, está preso
mos la primera noticia de un m o v i m i e n t o a u t o n o - en León y une alrededor de sí a todos los condados
mista de Castilla. Parece que la novedad i n t r o d u - circunvecinos al de Castilla, creando el gran con-
cida p o r O r d o ñ o II ( 9 1 4 - 9 2 4 ) de establecer su d a d o nuevo de Castilla, "el cual si n o llegó a ser
corte en León, t r a j o un agravamiento del centra- independiente de León . . . fue al menos bastante
lismo, que hirió a los castellanos, los cuales n o a u t ó n o m o y quedó vinculado como hereditario en
h a b í a n tenido, que sepamos, rozamientos con la la descendencia del f u n d a d o r , a diferencia de antes,
corte de Oviedo. La crónica de Sampiro, escrita que el rey podía m u d a r libremente a los diversos
hacia el año 1000, dice de O r d o ñ o II, para sofocar condes" 5 . T a m b i é n el primer conde independien-
la rebeldía de tres condes de tierra de Burgos los te h u b o de luchar, hacia el Oriente, contra N a v a r r a ;
h i z o acudir a vistas sobre el río C a r r i ó n , d o n d e los asegura, a su vez, la f r o n t e r a sur hacia el D u e r o
cargó de cadenas y, llevándolos presos a León, los levantando una serie de fortalezas en la ribera norte
h i z o m a t a r . ^ A ñ a d e n el T u d e n s e y el T o l e d a n o de este río, para contener la presión m u s u l m a n a .
que los castellanos se sentían principalmente mo- Así, pues, Castilla nace a la historia a f i r m a n d o su
lestos p o r tener que acudir en sus juicios al t r i b u n a l personalidad y su carácter original frente a tres ene-
de la ciudad de León ( d o n d e se juzgaba p o r el migos: León p o r Occidente, N a v a r r a p o r Oriente y
Fuero J u z g o o código visigótico), y que, al ver el imperio m u s u l m á n p o r el Sur.
muertos violentamente a sus condes, decidieron sa-
cudir esa dependencia judicial respecto de León.' M u e r t o el f u n d a d o r del condado, su nieto el
Otra vieja tradición supone que más tarde los cas-
conde Sancho García ( 9 9 5 - 1 0 1 7 ) ensanchó sus
tellanos recogieron todos los ejemplares del F u e r o
fronteras e incluso llevó sus huestes hasta el cora-
J u z g o que había p o r Castilla y los q u e m a r o n en la
z ó n del territorio m u s u l m á n ; las fronteras del Sur
iglesia de Burgos, o r d e n a n d o que los alcaldes j u z -
de Castilla se solidifican con las plazas fuertes con-
gasen los pleitos " p o r albedrío", es decir, según su
parecer y según las costumbres . . . Castilla, al quistadas o entregadas p o r los mismos m u s u l m a -
emanciparse así de la tradición de la corte visigoda nes ; entre éstos gozó de f a m a de buen h a b l a d o r del
tan seguida en León, al romper así con una n o r m a dialecto castellano, que "era una continuación p r o -
común a toda España, surge como un pueblo in-
n o v a d o r y de excepción. Retengamos esta carac- 4 Ramón Mencndez Pidal, op. cit. pp. 81-82.

5 Ibid-, p. 83.

32 35
S ^ o i o
gresada del idioma que había servido para la re-
E l montañés, cuyo á m b i t o geográfico es Cas-
dacción de las Glosas Silenses en los tiempos ya
tilla la Vieja, A m a y a , La Bureba, C a m p o o y la
lejanos de Fernán G o n z á l e z " 0 .
M o n t a ñ a de S a n t a n d e r : es una zona en la que,
E n el a ñ o 1032 el gran c o n d a d o de Castilla principalmente, p r e d o m i n a n los arcaísmos; en este
es elevado a la categoría de reino p o r Sancho el dialecto se da la pérdida de f- inicial y casos espe-
M a y o r de Navarra en f a v o r de su h i j o F e r n a n d o ciales de diptongación. E n c o n t r a m o s testimonios
quien inicia un m o v i m i e n t o de reivindicación de los de este dialecto en los documentos medievales _de
derechos castellanos frente a la misma Navarra. Su Oña, Valpuesta, Aguilar de C a m p o o y S a n t o ñ a ;
sucesor A l f o n s o V I ( 1 0 7 2 - 1 1 0 9 ) , que patrocina conserva el s u f i j o -eico, cuando "en Burgos hacía
fervientemente la reforma eclesiástica p r o m o v i d a siglos que n o se decía sino - e r o " 8 y el arcaísmo de
p o r el m o n j e Hildebrando, Gregorio V I I , consolida la a f i n a l ;
también la hegemonía castellana aunque sacrifican-
d o parte de las pecualiaridades locales al a f á n re- el dialecto del alfoz de Lara (al S u r ) , dentro
formista. " H u b o , pues — d i c e Menéndez P i d a l — del á m b i t o r i o j a n o de los monasterios de San
al final de nuestra época un cambio de ideas y de Millán y de Silos, y finalmente,
usos h o n d í s i m o , merced al cual la tradición espa-
el dialecto central o burgalés "representado
ñola se vio de p r o n t o , casi repentinamente, pros-
p o r los documentos de Burgos (cabeza de Casti-
crita e interrumpida en muchos de sus aspectos.
lla) , de Cardeña y de Covarrubias. Es el lenguaje
La reforma de la escritura, sobre todo, t r a j o consigo
de la región que a partir del siglo X fue centro
el que los libros de la edad anterior quedaran ile-
gibles para las generaciones venideras, producién- político y social del gran c o n d a d o constituido p o r
dose con esto un brusco olvido de la literatura del F e r n á n González. Foco de irradiación de neolo-
pasado" 7 . B a j o A l f o n s o V I cae T o l e d o en m a n o s gismos e i m p o r t a n t e s modalidades lingüísticas" 9 .
castellanas y el Cid conquista Valencia para Para describir estas modalidades dialectales que se-
Castilla. rán las que en definitiva se h a b r á n de imponer sobre
el mosaico lingüístico de España, permítasenos
transcribir la caracterización que, con m a n o maes-
¿Cuáles son las peculiaridades lingüísticas de tra, ha hecho Menéndez P i d a l :
Castilla que se van a imponer al resto de la España
Frecuentemente, al examinar la distribución geográ-
cristiana?
fica de las variantes de uno u otro fenómeno lingüís-
tico, hemos tenido que señalar un foco de excepción
Se pueden señalar tres dialectos castellanos castellano en oposición al resto de los países circun-
primitivos: vecinos. En ese foco tienen origen:
—la pérdida de f - en haya. E r r a n t . mientras se

6 Ibid., p. 84.
8 i b i d . , p. 89.
decía faya, F e r r a n t en León, en Aragón y entre a la vacilación de los otros dialectos, se impone
los mozárabes; como n o r m a del habla general, sobre t o d o cuando
—en Castilla se encuentra el sonido especial de j. se f u n d e con el habla toledana en el siglo X I I , en
f i j o , muger, en vez de la 11 o y que se halla en aquel gran crisol de culturas donde se f u n d e n las
los demás países románicos. tendencias ideológicas de toda E s p a ñ a : la árabe y
—lo mismo la g- perdida en enero, ermano, contra la judía (que son p r o f u n d a m e n t e hispánicas) y la
el resto de los dialectos romances; cristiano latina tradicional.
—o bien la ch de derecho, m u c h o , frente a la t de
los otros romances; " H e m o s visto que Castilla — d i c e Menéndez
—o la z procedente del latín s c i en azada, haza, p j d a l — afirma su existencia política en lucha con
frente a axada, f a x a de otras regiones de España; León y con N a v a r r a : "Castellae vires per saecula
—o la falta de diptongación ante y o d , o j o , noche, fuere rebelles", dice, hacia 1150, el poeta de la
cuando el leonés, el aragonés y el mozárabe están expedición de Almería, haciendo a la vez el primer
conformes en usar uello, nueite. elogio de la sonoridad del idioma de los castellanos:
Estos rasgos son hoy principalísimas características "su lengua resuena como t r o m p a con t i m b a l "
de la lengua española frente a los otros romances;
( " i l l o r u m lingua resonat quasi t y m p a n o t u b a " ) .
pero ya sabemos que en un período primitivo se
hallaban confinados al pequeño rincón de la vieja
H e m o s visto que Castilla aparece en la Historia
Castilla y a sus regiones inmediatas; eran una excep- rechazando el código visigótico vigente en toda la
ción castellana, frente a los demás romances . . . Península y desarrollando una legislación consue-
. . . la monoptongación del diptongo ei precede mu- tudinaria local. Pues lo mismo sucede con el len-
cho en Castilla respecto de León . . . guaje. E l dialecto castellano representa en todas
. , . el artículo aparece antes fijado en Castilla que estas características una nota diferencial frente a
en León o Aragón . . .
los demás dialectos de España, como una fuerza
. . . la reducción del diptongo ie en casos como p o r - rebelde y discordante que surge en la C a n t a b r i a
tillo, silla, avispa, si no es desconocida del todo en y regiones circunvecinas" 1 1 .
otras regiones, tiene su foco principal de irradiación
10
perfectamente marcado en Burgos .
C o n esta afirmación de su carácter original,
Estas son las principales características de ese
t a n t o en lo histórico como en lo lingüístico, Cas-
dialecto burgalés que p a u l a t i n a m e n t e se irá i m p o -
tilla da al m u n d o una nueva lengua que p r o n t o va
niendo como lengua hablada a las demás modali- a plasmar ese m i s m o carácter en una vigorosa lite-
dades castellanas y a León, N a v a r r a y A r a g ó n y ratura, con rasgos plenamente definidos desde sus
que, en el siglo X I I , se consagrará definitivamente mismos orígenes: " E l genio español — a f i r m a
como lengua escrita literaria en los poemas épicos A u b r e y F . G. B e l l — parece poseer u n don especial
y primitiva literatura narrativa. L a seguridad lin- para cercenar los brotes accidentales y las inconse-
güística fonética, morfológica y sintáctica, frente
cuencias que separan lo individual de lo universal,
se vivía intensamente el quehacer de un pueblo y
lo transitorio de lo permanente. Vale la pena
de su Historia.
examinar esa f u r i o s a alquimia que da un sentido
universal a lo que posee un carácter particular y El Poema de Mío Cid, "representa para nos-
localista. Debe intentarse penetrar el secreto de otros el a f i a n z a m i e n t o de nuestra patria en un
este genio español, extraño y fascinador, que tantas m o m e n t o crítico, en que se inicia la construcción
veces ha logrado, mediante una constante imita- de un Estado. El poeta n o acudió a las fábulas
ción, crear obras maestras universales y de indiscu- para valorizar su obra literaria; el a s u n t o está lleno
tible originalidad" 1 2 . Y el m i s m o a u t o r llega has- de verdad histórica . . . " 1 4 .
ta a f i r m a r : " L a literatura de Castilla es el p a n y el
Son de sobra conocidas las características de
vino ungidos y concentrados, f r u t o de millones de
esta épica primitiva frente a las de la épica francesa;
racimos y de millones de granos de trigo candeal.
su originalidad se manifiesta especialmente _ en el
Posee la receptividad del genio y es u n p r o d u c t o
arcaísmo, vocablos populares, en la expresión di-
compuesto" 1 3 .
recta y concreta, en el realismo y, en lo que respecta
Desde el p u n t o de vista lingüístico nos intere- a la versificación, en la irregularidad métrica. C o -
san, de manera especial, las primeras manifestacio- m o en toda la gran épica (lo cual se explica d a d o
nes literarias del castellano, porque en ellas se per- su carácter p o p u l a r y oral) el Poema a b u n d a en
filan ya las orientaciones claves que va a tener, a f ó r m u l a s hechas para caracterizar a u n personaje
través de su historia, nuestra lengua y literatura. como cuando se refiere al héroe o a sus principales
L a poesía épica ocupa el primer p l a n o y entre toda personajes.
la producción, fragmentada, dispersa y adivinada,
El eminente carácter p o p u l a r del Cantar apa-
se destaca, como ejemplar, nuestro primer m o n u -
rece, sobre todo, en su versificación. C o m o toda
m e n t o conservado: el Poema o Cantar de Mío Cid,
la épica primitiva española comienza usando la
que aunque n o fue escrito en Castilla, sin embargo
rima más fácil: la asonancia, que ha de permanecer
es el primer reflejo del d o m i n i o que ya en 1 1 4 7
como una característica de nuestra poesía popular
ejercía el castellano sobre las demás zonas dia-
e incluso erudita, como puede comprobarse en el
lectales.
romancé. E n cuanto al metro, el verso es t o t a l -
mente irregular. " G i r a en t o r n o a un m ó d u l o
Poesía épico-juglaresca para ser cantada en los f i j o : el tradicional o c t o n a r i o ^ d e dos hemistiquios
anchos caminos de Castilla refleja en su lengua el de ocho sílabas cada uno. Pero dentro de este
estado emocional peculiar de una época en la que m ó d u l o , fluctúa continuamente: 7 4- 7, 6 4- 7,
7 4 - 6, 8 + 8, 7 4- 8, 8 4- 7, 6 + 8, 8 + 6, etc.
La regularidad o isosilabismo no existe. C u a n d o
12 A u b r e y F . G . Bell, Literatura castellana (traducción de M . M a n e t ) Edi-
t o r i a l J u v e n t u d , S. A . , B a r c e l o n a , 1947; p p . 8 - 9 .

13 Ibid., p. 14.
en la poesía castellana surgen la estrofa y el verso d) Pleonasmos enumerativos en el uso de
regulares, ya no se trata del género épico, sino de tanto en lugar de mucho:
una nueva modalidad, que responde al nombre de
'mester de clerecía'. Este se ajusta más o menos Tanta gruessa muía e tanto palafré de sazón,
fielmente, casi siempre con estricto rigor, al cuenteo tanta buena arma e tanto buen cavallo corredor,
tanta buena capa e mantos e pellicones;
de sílabas y a la regularidad estrófica. E l cantar
de gesta n o respeta metro ni estrofa; en cuanto al Os. 1987-89).
primero, vacila indefinidamente entre las 10 y las
e) Gran desorden en la consecución de tiem-
18 sílabas; en cuanto a la segunda, se prolonga en
largas senes y manteniendo la misma asonancia pos verbales, " p o r la misma rapidez ima-
hasta agotar el motivo o circunstancia que provoca ginativa de los episodios, el narrador sal-
la narración" 1 5 . ta de un p u n t o a otro, de una acción
lejana a una realización presente, de una
prioridad relativa a un campo de lo que
. Datos lingüísticos interesantes del Cantar que sucede en el momento. La imaginación
nos indican la situación del castellano en esta épo- del oyente suple la coordinación tempo-
ca, brevemente enumerados, son los siguientes:
ral"17:
a) abundancia de fórmulas hechas, t a n t o pa-
ra designar al héroe c o m o a los personajes Mió Cid Roy Díaz, el que en buena nascó ( 8 2 )
Al rey Fáriz tres colpes le avié d a d o ;
principales o a determinadas situaciones, los dos le fallen y el únol h a t o m a d o ,
p. e.: el Campeador leal ( 3 9 6 ) , el de Por la loriga ayuso la sangre destellando:
Vivar ( 1 0 8 2 ) , el que Valencia ganó Bolvió la rienda por érsele del campo.
(31 17, 3 2 2 1 ) , el que en buena ora nascó Por aquel colpe raneado es el fonssado. (759-64)
( 2 0 2 , 245, 7 5 9 ) . El Cantar no es una obra aislada; el caste-
b) uso de perífrasis como yentes Christianas llano m u y p r o n t o plasmó sus peculiaridades lin-
o mesnadas de Christianos, en el que la güísticas en obras literarias populares; es más, el
palabra 'christiano' tiene el sentido gene- Cantar cronológicamente no es la primera produc-
ral de 'todo el m u n d o ' . ción de la literatura castellana; posiblemente ante-
c) Uso arcaizante de la e paragógica en final riores a él son los siguientes cantares de gesta, po-
de rima, en palabras tales como señore, pulares y anónimos:
male, laudare, diráde, etc. 16 . El Rey Rodrigo y la hija de conde Julián;
Mainete;
Roncesvalles;
15 E D í a z - E c h a r r i y J . M . R o c a F r a n q u e s a , H i s t o r i a d e la L i t e r a t u r a Espa-
ñola e Hispanoamericana, Aguilar, Madrid, I960; p . 31. Bernardo del Carpió;
16 Cfr. R a m ó n Menéndez Pidal, De primitiva lírica española y a n t i g u a épica,
E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S. A . , C o l e c c i ó n A u s t r a l , 1051, B u e n o s A i r e s
1951; p . 3 8 y ss. 17 Martín Alonso, op. cit., pp. 91-92.

I C T I C A ÜMJVElSfF;
1
"¿LF0MSO B B i S "
Me, ESgTHSüT, üffifc
El conde Fernán González (poema juglares- tes de Andalucía como Medina Sidonia, Arcos,
co que n o debe confundirse con el poe- Cádiz y Sanlúcar; p o r su parte Jaime I de Aragón
ma culto del Mester de Clerecía) ; guerrea en las costas mediterráneas conquistando
La condesa traidora; casi todo el Levante. A fines del siglo X I I I úni-
Los infantes de Lara; camente subsiste en España el reino árabe de Gra-
Romanz del Infant García; nada.
Ramiro y García, hijos de Sancho García
el Mayor; Culturalmente, el castellano vive ya en este
El rey don Fernando y la repartición de los siglo una etapa de expansión y de consolidación;
reinos; lentamente se h a n ido b o r r a n d o los dialectos m o -
Sancho el Fuerte y el cerco de Zamora y zárabes y los dialectos de León y de Aragón ce-
La mora Zaida. den ante el e m p u j e del castellano. " E n el s i g l o '
X I I I — a f i r m a M a r t í n A l o n s o — persiste la tra-
E l siglo X I I templa la lengua castellana en dición épica hacia lo religioso y legendario, a la
el crisol de la épica p o p u l a r : la lengua libre, manera clásica en el Poema de Alexandre. Apa-
peculiar y original de Castilla, al entrar en los rece el mester de clerecía o escuela erudita, con te-
moldes literarios, se c o n f o r m a lentamente para mas de combates fronterizos, culto a Nuestra Se-
mas altos propósitos y los a n ó n i m o s poetas p o - ñora la Virgen M a r í a , dentro del m o n o r n m o ale-
pulares la moldean cariñosamente: como que j a n d r i n o de la cuaderna vía. Creación de la p r o -
ellos mismos, nacidos en el seno del pueblo, sen- sa romance y mecenazgo de A l f o n s o X , el Sabio.
tían h o n d a m e n t e que estaban p r e p a r a n d o e í m a - Iniciación del apólogo en el libro Disciplina cle-
terial lingüístico que iba a ser u n o de los f u n d a - ricalis e influencia de la novelística oriental. Re-
mentos de la nacionalidad; gracias a estos anóni- conocimiento oficial del castellano" 1 8 .
m o s artesanos, el castellano, m o d a l i d a d regional
s_e elevará un día a la categoría de español, espa-
ñol que ensanchará más tarde sus fronteras fue- E l desarrollo de la lengua y literatura espa-
ra del á m b i t o geográfico de la península y será ñolas comienza a sentir ya las influencias extran-
lengua de pueblos. jeras, principalmente las provenientes del m u n d o
de habla francesa. E n esta época se incorporan
C u a n d o el castellano llega al siglo X I I I sus al idioma numerosos galicismos, tales c o m o : li-
fronteras se h a n a m p l i a d o : la Reconquista vive gero, roseñor (después ' r u i s e ñ o r ' ) , doncel y don-
m o m e n t o s de gloria b a j o la dirección de F e r n a n - 'celia, linaje, peaje, preste, salvaje, tacha, etc.
Fonéticamente, también, el castellano era en esta
do 111 y de J a i m e I el conquistador; los reinos
época más rico, quizá, que el actual. Sus p r i n -
cristianos, ya más organizados, h a n m i n a d o el p o -
cipales características fonéticas son las siguientes:
derío m u s u l m á n en E s p a ñ a : F e r n a n d o I I I en
1 2 3 6 se apodera de C ó r d o b a y en 1 2 4 8 de Sevi-
lla, a la que siguieron las ciudades más i m p o r t a n - 18 Op. cit., p . 122.
a) distinguía una s sorda y otra sonora; en-
desarrollo de la evolución fonética impedía la
tre vocales era sonora, passar, señor, es-
regularización del sistema morfológico. Aparte
tar, casa;
de los contrastes que ofrece nuestra conjugación
b) distinguía la c ( o ce, ci) sorda de la z actual, la lengua antigua conservaba otros, en es-
sonora. " L a sibilante c o c, se p r o n u n - pecial los producidos p o r el m a n t e n i m i e n t o de
ciaba seguramente ts (cerca: Tserca, bra- abundantes pretéritos y participios fuertes - .
co : bratso) c o m o la z italiana de forza. T a m b i é n es una característica de esta época
E n cambio, la z del español antiguo ciertas vacilaciones e irregularidades en los elemen-
equivalía, según parece, a ds con s sono- tos de composición de la frase, cuyo orden n o
ra, como en los italianos mezzo, razzo"19. aceptaríamos en el presente, pero hay que tener en
c) distinguía la sorda x de la sonora j (rexa cuenta que n o había, como en la actualidad, la
y reja) ; misma distancia entre la lengua hablada y la len-
gua escrita. " E l español arcaico se contentaba
d) distinguía también u n a b oclusiva que con dar a entender, sin p u n t u a l i z a r ; el oyente o
se articulaba con los labios completa- lector ponía algo de su parte para comprender . . .
m e n t e cerrados, y u n a v fricativa y qui- Las palabras se desplazaban según impulsos ima-
zá labiodental en algunas regiones. 20 ginativos o sentimentales". 2 2
e) reducía el d i p t o n g o ai en e, laicum: lego. A principios del siglo X I I I aparece, en el pa-
n o r a m a de la literatura castellana, una nueva ten-
f) diptongaba la o tónica breve en ue, p o r t a : dencia, si n o opuesta a la juglaría anterior, si de
puerta. orientación diferente. Se trata del mester de cle-
recía, es decir, poesía escrita p o r gente culta. La
g) sustituía la f inicial p o r h aspirada, fa-
definición de lo que es esta tendencia la encontra-
cere: hacer.
mos claramente expuesta en un pasaje del Libro
Sin embargo, todavía p r i v a en esta época de Alexandre:
la inseguridad fonética y las vacilaciones incluso Mester trago fermoso non es de ioglaría:
dentro del castellano, vacilaciones que n o se li- mester es sen pecado, ca es de clerezía
fablar curso rimado por la cuaderna via
m i t a n a la sílaba o palabra aislada sino que al-
a sillavas cuntadas, ca es grant maestría.
canzan a la frase misma. " E l extraordinario
E l mester de clerecía se caracteriza principal-
19 Rafael Lapcsa, op. cit., p. 146. mente p o r una temática más universalista y p o r
»
20 " H o y la p r o n u n c i a c i ó n d e u n a y o i r á b n o s e a l i e n e a la o r t o g r a f í a . N o
existen en español m á s q u e u n a b inicial o t r a s c o n s o n a n t e (bestia am-
b o s ) y u n a b f r i c a t i v a c u a n d o va e n t r e v o c a l e s : h a b e r , n a v a j a " ' c í r 21 Rafael Lapesa, op. cit., p. 150.
M a r t í n A l o n s o , op. c i t . p . 126.
la regularidad métrica, caracteres ambos que reper- mienza con el Libro de Apolonio (escrito posible-
cuten en el lenguaje. Casi todos los autores del mente entre 1235 y 1 2 4 0 ) seguido por el Libro de
mester de clerecía son hombres cultos: saben la- Alexandre, el Poema de Fernán González, la obra
tín, tienen algún conocimiento de la tradición clá- completa de G o n z a l o de Berceo, el Libro del Buen
sica greco-latina y han leído u oído recitar los poe- Amor del Arcipreste de Hita, el Rimado de Palacio
mas cultos franceses. " E s natural — a f i r m a La- y el Poema de Yucuf. De tal f o r m a que este im-
p e s a — que en sus escritos se refleje el conocimien- p o r t a n t e ciclo de nuestra literatura se alarga casi
t o del latín en a b u n d a n t e s cultismos: Berceo usa hasta finales del siglo X I V 2 5 .
el superlativo dulcíssimo, y además, abysso abis-
m o ' , convivio, exaudido, exilio, illeso, leticia, Hu-
men, honorificencia, entre otros muchos; el A p o -
lonio, condición, conturbado, lapidar, malicia, oca-
sión, unción, ídolo, vicario; el Alexandre, prólogo,
tributario, silogismo, licencia, versificar, elemento,
qualidad, feminino, etc." 2 3

La regularidad métrica y estrófica es la p r i n -


cipal característica del mester de clerecía. Mane-
jan la estrofa llamada cuaderna vía o sea, cuatro
versos alejandrinos, con hemistiquio entre la sép-
tima y octava sílabas, rimados en rima consonan-
te o perfecta.^ E s t o supone una lengua más mol-
deadle, de más riqueza léxica y de estructuras sin-
tácticas más variadas. Sobre este ú l t i m o aspecto
a f i r m a el m i s m o Lapesa: " A s í como en los poe-
mas del mester de clerecía se revela el d o m i n i o téc-
nico de la versificación regular, 'a sílabas cunta-
das', así también la base gramatical que el latín ha-
bía proporcionado a sus autores da más precisión
y fijeza al lenguaje". 2 4

Cronológicamente el mester de clerecía co-


25 C o m o n o e s t a m o s t r a t a n d o e s p e c i a l m e n t e d e r e s e ñ a r la l i t e r a t u r a e s p a ñ o l a
s i n o d e e x p o n e r h i s t ó r i c a m e n t e la e v o l u c i o n d e n u e s t r a l e n g u a , r e m i t i -
23 Ibid., pp. 161-162. m o s a l l e c t o r i n t e r e s a d o a los m a n u a l e s e s p e c i a l i z a d o s d e l i t e r a t u r a es-
pañola con el objeto de i n f o r m a r s e sobre aspectos d e c r o n o l o g í a , a u t o -
24 Ibid., p. 164. res, obras, etc.
" L a poesía —dice Menéndez P i d a l — apare-
ce con un carácter p o p u l a r o nacional, y se enlaza
desde su comienzo con la poesía de otros idiomas
románicos, con la francesa, con la gallega y la pro-
venzal, principalmente. L a c r o s a aparece con un
carácter más erudito, ejercitándose en obras cien-
tíficas o didácticas, copiadas o inspiradas en las li-
teraturas más sabias de entonces: la latina, la
III árabe y la hebrea. E n este primer período de su
desarrollo, la prosa se ejercita principalmente en
traducir las materias que hasta entonces se expre-
L A PROSA R O M A N C E saban sólo en las lenguas doctas de la época; en las
traducciones se procuraba una fidelidad más lite-
Mas a los que dicen que no leen aquestos libios ral que literaria, y en t o d o caso los varios estilos
por estar en romance y que en latín los leyeran de los autores traducidos se sobreponían al estilo
se les responde que les debe poco su lengua, pues del adaptador castellano" 1 .
por ella aborrecen lo que, si estuviera en otra
tuvieran por bueno.
E n sus primeras manifestaciones, la prosa cas-
F r a y L u i s de L e ó n . tellana es vacilante y tosca; la creación de la fra-
se suelta, variada y de distintos tipos de enlace
E n el siglo X I I I , mientras la lengua castella- requerirá una práctica y un d o m i n i o m a y o r de los
na se enriquece espléndidamente con la poesía culta medios expresivos. Es n a t u r a l que todos los au-
del mester de clerecía y se llega, en el aspecto mé- tores y críticos señalen en ella la pobreza de cier-
trico, al isosilabismo casi perfecto, aparecen las pri- tas conjunciones y la imitación de la sintaxis ara-
meras manifestaciones de la prosa romance en en- bizante mozárabe.
sayos de tendencia erudita; al principio se usó úni-
camente en traducciones de obras árabes de n a r r a - Es la persona del rey A l f o n s o X el Sabio
ción y de tratados morales sin n i n g ú n propósito quien da el impulso definitivo a la creación de la
literario; la creación de la prosa debe de contar con prosa romance en lo que se refiere, f u n d a m e n t a l -
una segundad y docilidad del instrumento lingüís- mente, a la creación del vocabulario y a un esque-
tico y, a la vez, con una imposición desde arriba, ma sintáctico. La acción del Rey Sabio se ejerce
puesto que, en nuestro caso, el castellano se encon- sobre t o d o y principalmente a través de la escuela
traba en situación de inferioridad respecto del la- o colegio de T r a d u c t o r e s de T o l e d o en su segun-
tín lengua de historia, de cancillerías, de notarios
y de eruditos. 1 Ramón Menéndez Pidal, Antología d e prosistas españoles, Espasa-Calpe
A r g e n t i n a , S. A . , C o l e c c i ó n A u s t r a l , 110, B u e n o s A : r e s , 1945; p . 15.

49 '•^'i.Z'-T'.í.Z

I t a l i a ÜMtVESSITfc,

"ALFONSO BEYES"
da etapa; en ella: "la lengua de las versiones no
b) " U n a de las condiciones manifiestas de la
es ya el latín, sino el castellano vulgar. El pro-
inmadurez de la prosa medieval es el es-
cedimiento de t r a b a j o en la Escuela de traductores
tilo paratáctico de frases coordinadas rei-
era el siguiente: un j u d í o o mozárabe traducía
oralmente la obra a la lengua vulgar romance o a teradamente con la partícula e ( y ) . La
un latín bárbaro, y sobre esta versión otra persona frecuencia con que aparece en las obras
docta redactaba el libro en latín escolástico o uni- de A l f o n s o el Sabio, y después en los es-
versitario. De esta manera el libro se encomenda- critos del siglo X I V , denuncia su origen
ba al mercado europeo. Este m é t o d o se emplea- árabe. Escasez de f o r m a s de período,
ba ya antes de San F e r n a n d o , pero el Rey Sabio lo manifestada en la pobreza de los nexos
perfeccionó, consiguiendo que el segundo traductor conjuntivos"4.
erudito convirtiera la obra árabe o latina en prosa c) L a conjunción copulativa e ( y ) encabeza
castellana" 2 . la apódosis en las oraciones compuestas.
Nos consta que el rey n o intervenía directa- d) U s o a b u n d a n t e del anacoluto, lo cual de-
mente en la redacción de las obras que llevan su muestra la influencia oriental en la crea-
n o m b r e ; su t r a b a j o se limitaba a la dirección ge- ción de la primitiva prosa castellana, así
neral de las obras y a la corrección definitiva "de como también la elipsis del verbo copu-
los originales: "el rey — d i c e el Libro de la Es- lativo con la consiguiente u n i ó n directa
fera— tollo las razones que entendió eran soveja- entre el sujeto y el predicado nominal.
nas y dobladas et que n o n eran en castellano dre-
cho, et puso las otras que entendió que c u m p l í a n : e) repite en muchas ocasiones el genitivo de
et q u a n t o al lenguaje endrecólo él p o r sise". 3 plural cuando quiere indeterminar el sen-
tido de una palabra, c o m o en quál cuen-
He aquí algunas de las características de la to de 1os cuentos.
prosa creada p o r el Rey Sabio en la Crónica Gene-
ral, que es donde más se destaca su originalidad f ) Repetición de la conjunción que después
creadora: de que un inciso ha roto la continuidad
de una frase.
a) la creación de nuevos elementos de enlace
subordinativo y aprovechamiento al má g) Residuos de las f ó r m u l a s hechas usadas
x i m o de los existentes (p. e.: para que, por los juglares para mantener_ la aten-
comoquier que, siquier, aunque, etc.). ción del auditorio, a lo que se j u n t a "la
poca destreza juglaresca en la transición
narrativa, puesta de manifiesto en la es-
2 Martín Alonso, op. cit., p. 145.
casez de las conjunciones o en la larga Este gran instrument o de cultura (que en
m o n o t o n í a de las claúsulas yuxtapues- m a n o s del Rey Sabio tiene también un sentido po-
tas"5. lítico; si no, piénsese en su obra jurídica) ha naci-
E n lo que al léxico se refiere, la prosa del Rey do ya en una época de asentamiento y de reposo;
Sabio a b u n d a m u c h o en latinismos, debido a un n o se f o r j a como la lengua épica al r i t m o de la Re-
a f á n erudito p o r enriquecer la lengua y crear un conquista, n o ensancha fronteras geográficas ni
instrumento de cultura que pudiera parangonarse combate al m u s u l m á n o al j u d í o como a un ene-
con el latín, el hebreo o el árabe. E l procedimien- migo m o r t a l ; t o d o lo contrario, ensancha y afir-
to n o r m a l usado es el de la derivación sobre las ma nuevas fronteras intelectuales, recoge en los
palabras ya existentes, " c o m o ladeza 'anchura', a b u n d a n t e s surcos del Islam o del pensamiento he-
'latitud', longueza "longuitud', asmanza ' o p i n i ó n ' breo t o d o aquello asimilable y lega el instrumento
'creencia', eñadimiento ' a u m e n t o ' , paladinar 'pu- preciso, luminoso y efectivo de la gran prosa cas-
blicar' . . . "6 En otras ocasiones, el enriqueci- tellana 8 .
miento del vocabulario se hace p o r medio del prés-
t a m o cuando en castellano no existe el t é r m i n o El siglo X I V recibe el instrumental de la p r o -
preciso: tal ocurre con determinados tecnicismos sa literaria de la época alfonsí. Este siglo repre-
como horizon, septentrión, equinoctial, etc. Sin senta en la cultura española un ensanchamiento de
embargo, a pesar de todos los cultismos y tecnicis- miras y, hasta cierto p u n t o , una r u p t u r a con los
mos con que el Rey Sabio enriqueció la prosa cas- ideales de la E d a d Media. Se presiente el Rena-
tellana, logró mantenerse siempre d e n t r o de las pa- cimiento, se afianza lo lingüísticamente conquista-
ralelas de la comprensión p o p u l a r y su injerto lé- d o y el viento p r o f a n o , vital, enérgico de E u r o p a
xico prendió h o n d o en el espíritu de la lengua. comienza a soplar en la vida española.t V i d a cor-
tesana; ficción caballeresca; picaresca y canciones
Así pues, "la prosa castellana quedaba de- de trovadores, poemas de a m o r ; afirmación del
finitivamente creada. La enorme gimnasia que sentido personal en la creación literaria y profesio-
supone la obra alfonsí la había convertido en ve- nalismo del escritor. T r e s nombres claves: J u a n
hículo de cultura, cumpliendo el generoso a f á n de Manuel, J u a n R u i z y Pedro López de A y a l a ; tres
divulgación expuesto en el prólogo del Lapidario: actitudes y tres afirmaciones lingüísticas en v o l u n -
' m a n d ó l o trasladar de arábigo en lenguaje caste- tad de estilo que son premisas necesarias para ex-
llano porque los homnes lo entendiesen m e j o r er se plicarnos nuestros Siglos de O r o .
sopiesen dél más aprovechar" 7 .
" P a s a d o el siglo X I I I del arabismo sintáctico
5 Ibid., p. Í53.

6 Rafael Lapesa, op. cit., p. 170. 8 P a r a u;i c a t á l o g o c o m p l e t o d e las o b r a s d e A l f o n s o X el S a b i o , C f r E .


D i a z - E c ú a r r i y J. M . Rosa I - r a n q u e s a , H i s t o r i a d e la L i t e r a t u r a E s p a ñ o l a
e H i s p a n o a m e r i c a n a , A g u i l a r , M a d r i d , 1960.
— a f i r m a M a r t í n A l o n s o — , a lo largo de los si- p l a n o fonético se recupera la e final después de so-
glos X I V y X V , el lenguaje literario entra en nidos que h o y la exigen ( s u f i c i e n t - e , muert-e, etc.) ;
otros moldes, principalmente el italiano. Añá- también se generaliza el d i m i n u i t i v o -illo, que a u n -
dase la presión latinizante, cada día en auge, en la que originario de Castilla n o había sido aún acep-
época de don J u a n Manuel. V a decayendo el in- t a d o p o r la lengua literaria, y en los documentos
f l u j o del arabismo sintáctico. La prosa renacien- oficiales se acepta y generaliza el paso de f inicial
te rechaza la construcción de origen semítico, que a h.
no consiguió, durante el X I I I , i n f l u i r en el habla
p o p u l a r . España en el siglo X I V , volvió los ojos El que ¡a prosa comience en el siglo XIV a expre-
a E u r o p a : su sintaxis se l a t i n i z a " . 9 sar la realidad íntima de quien en ella aparece ha-
blando personalmente, es un fenómeno coetáneo de!
lirismo del arcipreste de Hita y de la poesía del ju-
D o n J u a n M a n u e l ha sido calificado de "pri- dio don Sem Tob de Camón. El mismo don
mer intelectual del siglo X I V " . Su importancia Juan Manuel escribió un L i b r o de C a n t a r e s que
como prosista en lengua castellana se debe princi- aún poseía en el siglo XVI Argote de Molina, \j
palmente a su preocupación p o r q u e sus escritos n o que con su existencia establece la conexión entre !a
prosa novelística y la poesía lírica de aquella épo
contuvieran n i n g ú n error; al m o r i r dejó en el cas-
ca. Todo ello es inseparable de la totalidad histo
tillo de Peñafiel un ejemplar manuscrito y corregi- rica de Castilla después de 1 3 0 0 1 1 .
do de sus obras para evitar los errores de copia.
E n sus m a n o s la prosa es ya más variada y más Puede concluirse respecto a d o n J u a n M a n u e l
justa que la de A l f o n s o X el Sabio, pero como con el siguiente juicio de José M . Lope B l a n c h :
señala Lapesa: " T a l justeza n o evita repeticio- " N o es d o n J u a n M a n u e l un renovador de la len-
nes debidas a las insistencias en el encadenamiento gua; su prosa es f u n d a m e n t a l m e n t e la misma de
lógico: "et porque cada h o m n e aprende mejor A l f o n s o el Sabio, grave y sentenciosa, a veces en-
aquello de que se más paga, por ende el que algu- torpecida p o r el uso c o n t i n u o de conjunciones. Pe-
na cosa quiere mostrar a otro, débegelo mostrar en ro su genio de narrador consiste, como ha observa-
la manera que entendiese que será más pagado el do Menéndez y Pelayo, en saber razonar y m o t i v a r
que lo ha de aprender"10. las acciones de los personajes; en verlos como figu-
ras vivas y n o como abstracciones simbólicas; en
Es en la prosa de don J u a n M a n u a l donde recoger los detalles pintorescos; en acomodar los
p o d e m o s observar cómo la lengua castellana del diálogos al carácter, y el carácter a la intención de
siglo X I V elimina muchas vacilaciones y tiende a la f á b u l a ; en graduar con ingenioso r i t m o las peri-
fijarse según un p a t r ó n común regular. E n el pecias del cuento. Sólo p o r esto sería lícito con-
siderar a don J u a n como el creador de la prosa ar-

9 Martín Alonso, op. cit., p. 163.

10 Rafael Lapesa, op. cit., p. 173.

£
tística castellana y el iniciador de la novela espa- m u e s t r a ya los principales rasgos de Cel stma) ^
ñola"12. declamaciones, de centenares ae verso,
la muerte, ta segunda sobre las acrnasqj tiene el
A u n q u e n o cae dentro del estudio de la pro- cristiano para vencer al diablo, al mundo y a la
sa romance, J u a n R u i z , Arcipreste de Hita, contri- carne 14.
buye j u n t o con don J u a n Manuel al enriqueci- Llegamos a finales del siglo X I V ; la prosa
m i e n t o de la lengua castellana en u n o de sus mo-
castellana que nace como
m e n t o s de expansión y consolidación. Juan Ruiz
dispensable en las manos del Rey Sabio, se enri-
m a n e j a u n castellano más culto, menos vacilante y
quece como instrumento literario en manos de d o n
sabe sacar m u c h o m a y o r p a r t i d o poético y literario
J u a n Manuel, la primera v o l u n t a d de estilo de la
del habla popular. M á s en contacto con la reali-
literatura castellana. El A r c i p r e s t e epígono de
dad que G o n z a l o de Berceo, "escribió la epopeya
Mester de clerecía, da a la lengua flexibilidad y
cómica de una edad entera, con ironía superior y
abundancia y la convierte en dócil instrumento pa-
trascendental" 1 3 .
ra la poesía. T o d o , pues, está ya preparado para
Características de su castellano s o n : sustanti- la contienda que, en el plano lingüístico, planteara
vos abstractos para la calificación; uso de aposi- el siglo X V : universalismo frente a regionalismo.
ciones, frases de relativo, uso del anacoluto y pre- El castellano f o r m a d o ya como una auténtica len-
ferencia p o r la frase enunciativa. Su obra magna, gua romance, se enfrentará a las dos lenguas en las
el Libro de Buen Amor, representa la sintaxis que el Renacimiento ha comenzado a expresarse: el
exhuberante y culta, flexible e impulsiva, y al mis- italiano y el francés. El latín, redescubierto en sus
m o , tiempo popular. fuentes clásicas p o r los humanistas, también será
un peligro para el castellano. E n el siglo X V se
¿Qué es el L i b r o de B u e n A m o r , compuesto en decide el f u t u r o del castellano; pasará al p l a n o na-
J'728 estrofas? Una novela picaresca de forma
cional y de aquí al internacional. América y E u -
autobiográfica, una colección de enxiemplos, una
parafrasis del A r t e de A m a r , de Ovidio; una imita- ropa se le abren como campo propicio; en contacto
ción y paráfrasis de la comedia D e V e t u l a , del seudo con la nueva reacción culta de E u r o p a enriquecerá
Pamphilo, un poema burlesco o parodia épica de sus posibilidades expresivas.
Don Carnal y Doña Cuaresma, sátiras de indigna-
ción o inocentes y festivas, como el elogio de las
mujeres chicas; un centón de cantigas de serrana y 14 Ibid., p. 167.
villanescas, de cantigas y loores a Nuestra Señora, y.
por ultimo, después de contarnos cómo pasaba los
d:as su servicial mensajera Trotaconventos (que

12 E l a
"ch;,inlr0ducci ó n 3 E1 C o n d e
Lucanor, Colección
Nuestros C l a s . c o s " , 14, U N A M , México, 1960.

57 **mSSFBíB R m ú M|
ftsuoTECA m m M

"mn$o m ñ -
mmm
del Reino de Nápoles p o r A r a g ó n crea relaciones
literarias que van a determinar una influencia
mucho mayor.
Representa, también, esta época el despertar
del interés p o r las literaturas clásicas griega y la-
tina. " L a antigüedad — o b s e r v a L a p e s a — n o es
para los hombres del siglo X V simple materia de
conocimiento, sino ideal superior que admiran cie-
IV gamente y pretenden resucitar, mientras desdeñan
la cercana E d a d Media, viva todavía, que se les
a n t o j a bárbara en comparación con el m u n d o clá-
E L E S P A Ñ O L PRECLÁSICO sico. A l f o n s o V concierta una p a z a cambio de
un manuscrito de T i t o Livio. J u a n de Mena
. . . por esta mi Arte podrían venir en el cono- siente p o r la Iliada una veneración religiosa, lla-
cimiento de ella, como agora nosotros deprende- m a n d o al poema homérico 'sancta e seráphica o b r a ' .
Tl°¡at!nar'e ^ gramát Ca
' latina
Para aprender
C u a n d o la atención se ahincaba en las lenguas
griega y latina, aureoladas de todas las perfecciones,
A n t o n i o de Ne'orija. el romance parecía 'rudo y desierto', según lo cali-
fica el m i s m o J u a n de Mena' 2 . M á x i m o s repre-
Así como el siglo X I V representa para la sentantes de la tendencia humanística en la reno-
lengua castellana el período de a f i a n z a m i e n t o de- vación de la lengua castellana en la primera época
cisivo en la estructuración de los valores lingüísti- del español preclásico son el Marqués de Santillana
cos en todos los órdenes, el siglo X V señala la im- y J u a n de Mena.
p o r t a n t e etapa de nuevas influencias culturales- el
castellano entra en contacto con las lenguas romá- Es importante señalar dos fenómenos lingüís-
nicas que ya h a n desarrollado un nuevo m ó d u l o ticos que se operan en esta época y que han de
ideologico m u y alejado del pensamiento tradicional tener una gran repercusión en el desarrollo de la
y teocentrico de la Edad Media. Se ha escrito ya lengua: la unificación casi total de los dialectos
la Divina Comedia de Dante, los Triunfos de Pe peninsulares en t o r n o al castellano (de T o l e d o ) y
trarca y el Decamerón de Bocaccio; los poetas cor- la expansión de éste. Antes de lograrse estas dos
tesanos franceses h a n creado una nueva poesía que metas, h a y un período de búsqueda y de tanteo,
esta en competencia con la italiana la conquista de intentos por parte de los h u m a n i s t a s p o r f o r z a r
al español a entrar dentro de los m ó d u l o s grama-
ticales del l a t í n ; aunque, a f o r t u n a d a m e n t e , tal cosa
n o se logra, sin embargo, de esta tendencia culta el que, desde el p u n t o de vista lingüístico el i n f l u j o
castellano sale ampliamente enriquecido t a n t o en su de Italia fue más de lexicología que de sintaxis.
léxico como en sus sintaxis. A pesar de todas las influencias cultas y del
Los intentos p o r latinizar el castellano se ma- esfuerzo que se hace p o r crear un castellano que
nifiestan principalmente en los esfuerzos hechos pudiera competir con otras lenguas romances en el
p o r imitar el h i p é i b a t o n de la prosa latina, sepa- p l a n o cultural, la lengua p o p u l a r , durante el siglo
rando el a d j e t i v o del sustantivo, en el uso del infi- X V , crece vigorosa y firme, sin encontrar corta-
nitivo dependiente al m o d o de la oración comple- pisas en su desarrollo. E l pueblo comienza a tener
tiva latina, en la colocación del verbo al final de la más ingerencia en la vida social y los mismos es-
frase, vicio que va a señalar A n t o n i o de N e b r i j a en critores cultos se comienzan a interesar en los p r o -
su Gramática. r ductos espontáneos de la literatura popular. Sin
embargo, ya aparece el signo de la oposición culto-
L a característica más notable de este período, popular que va a tener suma importancia en los
además del intento de latinizar la sintaxis, es el siglos posteriores. La lengua hablada y escrita de
enriquecimiento del vocabulario, sobre t o d o p o r comienzos del siglo X V todavía vacila y siente in-
medio de latinismos y de neologismos. U n o de seguridades, principalmente en el campo fonético.
los que más contribuyen al aporte de los latinismos
Alternaban la t y d finales, edat, v o l u n t a t y edad,
es el M a r q u é s de Santillana; en su obra p o d e m o s v o l u n t a d ; la f inicial de fazer. folgar, f u e g o pre-
encontrar los siguientes que p o r vez primera se ferida por la literatura, luchaba con la h de h a z e r
incorporan al castellano: exhortar, disolver, sub- h u e g o . dominantes en el habla; en Casulla la Vieja
sidio, colegir, describir, estilo; en J u a n de M e n a se extendía la pérdida de esta h aspirada (ebrero
'febrero').. Se vacilaba entre d u b d a y duda, orne
observamos: mestrua, obtuso, fuscado, rubicundo y hombre, judgar y juzgar. Las vocales inacentua-
ígneo, turbulento, repunar. N o todos los latinis- das alteraban con frecuencia su timbre: s o f n r , ve-
mos introducidos en el castellano tuvieron el mis- vir, r o b i 'rubí'. Seguían en vigor formas verbales
m o éxito; muchos fueron aceptados t a n t o p o r la como a n d u d e 'anduve', prise 'prendí, tomé', con-
quiso 'conquisto , f u x ó 'huyó', seyendo, veyendo
lengua culta como p o r la p o p u l a r , pero otros se 'siendo, viendo'; escasos en la lengua escrita, se ven
fueron o l v i d a n d o y cayeron en desuso. sin embargo serien y hasta serín 'serían', podrié 'po-
dría', deviedes 'devíais. Y aun quedaban, aunque
raros, algunos restos de la antigua pérdida de e fina!,
Pero n o fue únicamente el latín la lengua que como f i z 'hice', nol sil 'no le, si le', incluso duran-
proporcionó los nuevos términos para el enriqueci- te el reinado de Enrique IV3.
m i e n t o del vocabulario castellano. A b u n d a n en
alto grado los italianismos, como galera, avería, Se ha h a b l a d o m u c h o de un español preclá-
corsario, tramontana, bonanza, piloto, mesana, es- sico en el que nuestra lengua pasa p o r un proceso
caramuza, embaxada, lonja, belleza, soneto, nove-
lar, etc. Se ha p o d i d o afirmar, con toda razón
de adaptación a los nuevos planteamientos socia- regionales. El dialecto leones se reduce al a m -
les y culturales que estaban apareciendo en el me- biente rústico y se mantiene durante los Siglos de
dio ambiente. Penetra intensamente en la vida O r o como una peculiaridad reservada exclusiva-
española la cultura clásica e italianizante de la mente a los 'villanos' del teatro clásico. L o mis-
época. Aparecen los primeros h u m a n i s t a s espa- m o ocurre con el aragonés que desaparece m u y
ñoles que encuentran un ambiente cálido en la p r o n t o de la lengua literaria, a u n q u e también se
corte de los Reyes Católicos como lo h a b í a n en- conserva indefinidamente en el habla rústica.
c o n t r a d o en la corte de D o n J u a n I I ; a b u n d a n
las traducciones de los textos clásicos, se reforma A p o y a n d o esta unificación de los dialectos
la enseñanza superior, se f u n d a n tres nuevas U n i - españoles alrededor del castellano de Castilla la
versidades y colegios a d j u n t o s a ellas; t o d o ello Nueva ( T o l e d o ) , durante el reinado de los Re-
impulsado desde arriba p o r los mismos sobera- yes Católicos, aparece la primera codificación de
nos. Nebrija es la figura simbólica de la época. la Lengua: La Gramática castellana de A n t o n i o
de Nebrija, publicada en agosto de 1492. E n su
E n tiempo de los Reyes Católicos se había famoso p r ó l o g o expone el propósito de su obra,
impuesto lentamente el habla de T o l e d o , mencio- que era " f i j a r n o r m a s para dar consistencia al
nada más arriba. " C u a n d o los españoles según idioma, para que lo que agora i de aquí adelante
las nuevas tendencias, necesitaron un idioma n a - en él se escriviere, pueda quedar en un tenor i
cional, fue el castellano de T o l e d o , n o el de Cas- estenderse p o r toda la duración de los tiempos que
tilla la Vieja, el que sirvió de base. Esto sucedió están por venir, como vemos que se ha hecho en
desde la época de A l f o n s o el Sabio; pero se acen- la lengua griega y latina, las cuales por aver esta-
t u ó de manera más visible desde el descubrimiento
do debaxo dejarte, aunque sobre ellas han passado
de América y las empresas de Carlos V , que con-
muchos siglos, todavía quedan en una u n i f o r m i -
vierten a España en potencia universal" 4 . Este
dad"5.
es precisamente el castellano que se convierte en
español y la lengua que se expande fuera de la N a t u r a l m e n t e , N e b r i j a se basa para la redac-
Península j u n t o con el imperio militar y social ción de su Gramática en los modelos tradicionales
que trae consigo el descubrimiento de América y latinos, añadiendo con gran sentido intuitivo del
la situación rectora de España en los asuntos eu- idioma nuevas clasificaciones y categorías grama-
ropeos. ticales, c o m o las de gerundio y nombre participial
infinito; lo m i s m o ocurre con sus análisis fonéti-
La unidad española se consuma b a j o los cos y con su ejemplificación original partiendo
Reyes Católicos; claro está que esto n o quiere de- de los autores españoles anteriores y contemporá-
cir que desaparecieran totalmente las modalidades neos. U n amplio estudio sobre la Gramática de
N e b r i j a y sus repercusiones en el campo sintáctico
podra verse en la obra de M a r t í n Alonso, Evolu- ( E n r i q u e de Villena, A l v a r o de L u n a , A l o n s o de
ción sintáctico del español (p. 199 y s. s . ) , tan- C a r t a g e n a ) , así también como en las primeras
tas veces citada en este estudio. manifestaciones de la novela, sea la sentimental
nacida al calor de la influencia italiana ( R o d r í -
guez del P a d r ó n con El siervo libre de amor o
. La fuerza del castellano así unificado y ad- Diego de San Pedro, con su Cárcel de Amor), y
mirablemente codificado p o r Nebrija, deja sentir
finalmente con la prosa enérgica, sentenciosa y p o -
inmediatamente su impacto en la rica literatura
pular del Arcipreste de T a l a v e r a en El Corbacho,
prerrenacentista del siglo X V . Epoca de riqueza
" d o c u m e n t o inapreciable para el estudio de la
extraordinaria que plasma sus grandes creaciones
lengua, sirviendo de antecedente inmediato a La
en todos los generos literarios en los que alterna
la tendencia p o p u l a r y culta, el a n o n i m a t o de la Celestina y al Lazarillo de Tormes"7
primera y la afirmación personalista de la segun- Pero quienes verdaderamente representan, en
da. Los Cancioneros, grandes compilaciones poé-
el p l a n o lingüístico y literario, a este encantado
ticas, que aparecen en pleno siglo X V en Castilla,
siglo X V , son los dos grandes poetas de la corte
como el de Baena, el de Stúñiga, el Cancionero Ge-
de J u a n II, ya mencionados más arriba: Santi-
neral y el de Hernando del Castillo, en los que es-
llana y J u a n de M e n a .
tan representadas todas las tendencias literarias en
ooga: la galaico-portuguesa, la tradicional caste- Iñigo L ó p e z de M e n d o z a (1398-1458),
llana y la alegorico-dantesca; en ellos, además p o - marqués de Santillana reúne en su persona y en
demos asistir al enriquecimiento y desarrollo del toda su obra el carácter polifacético del h o m b r e
lenguaje poético castellano que, en la m a y o r par- del Renacimiento: poeta culto y erudito, n o p o r
te de los casos, se autofecunda y se renueva en eso renuncia a valorar y apreciar las producciones
contacto con las grandes corrientes europeas de literarias populares; conocedor de varias lenguas
esa misma época 6 . extranjeras, alienta en él el deseo de enriquecer y
de perfeccionar la propia; poeta alegórico al m o d o
Siglo que también desarrolla la prosa hasta de D a n t e y de Petrarca n o desdeña p o r eso el es-
alturas insospechadas t a n t o en la historia (Fer- tilo transparente de los trovadores y juglares en
nán Pérez de G u z m á n con sus Generaciones u sus Serranillas, al m i s m o tiempo que se siente
semblanzas, H e r n a n d o del P u l g a r , con los Cla- atraído p o r la novedad culta del soneto "al itá-
ros varones de Castilla), como en la crónica oficial lico m o d o " ; prosista de brillantez exquisita n o
a n ó n i m a y cancilleresca, como en la didáctica duda en emplear la prosa t a n t o para recoger el
buen decir del pueblo en sus Refranes que dicen
las viejas tras el fuego como en la prosa palaciega,
6 3mP Ía bibiiOEraf, a s o b r e
DÍ¿n£hLrt T F V S J ' <•* C a n c i o n e r o s e n E .
pp
A Milbrés c J ñ T " 1 0 6 - 1 0 7 ; t a m b i é n en
' " L i t e r a t u r a E s p a ñ o l a h a s t a f i n e s del s i g l o X V , C l á s i -
c o , y M o d e r n o s , 5 , A n t i g u a L i b r e r í a R o b r e d o , M é x i c o , 1950; p 209 y 7 E. Díaz-Echarri y J. M. Roca F r a n q u e s a , o p . c i t . , p. 121.
culta y cortesana de la Carta al Condestable don
fil' y a apartarse de su significado p o p u l a r y h u -
Pedro de Portugal, "primer intento de una his-
mano, repentinamente surge, en manos de u n
toria crítica de la poesía escrito en castellano".
poeta privilegiado, la magia del romance, c o m o
^ J u a n de Mena ( 1 4 1 1 - 1 4 5 6 ) , heredero del una llamada de atención. A ú n está p o r hacerse
espíritu senequista de su Córdoba natal, poeta que, un estudio detallado de esta f u n c i ó n profiláctico-
j u n t o con Santillana, encarna el espíritu de la épo- poética que le ha correspondido al romance en
ca al recoger en toda su obra las corrientes litera- la literatura española. I n f i n i d a d de problemas
rias en b o g a : alegórico en el Laberinto de For- surgen cuando se trata de desentrañar su carácter
tuna, amoroso trovadoresco en sus Coplas y doc- histórico; bástenos señalar su carácter narrativo,
trinal en las Coplas contra los pecados mortales. fragmentario, realista y popular, así como su tra-
L o que más importancia cobra en la producción dicionalismo y pervivencia9.
de J u a n de Mena es su preocupación p o r la per-
E n el a ñ o liminar de 1499, aparece en B u r -
fección de la lengua literaria. C o m o buen h u m a -
gos la Tragicomedia de Calisto y Melibea, cono-
nista sabe aprovechar el latín para a m p l i a r y enri-
cida p o r La Celestina. Obra de entresiglos y de
quecer el vocabulario castellano; así aporta al lé-
entre-épocas, señala t a n t o una frontera lingüísti-
xico poético términos tales como nubífero, clarí-
ca como ideológica.
fico, belígero, canes, funéreos, auspicios, noctur-
nas, ígneo, averno, rubicunda, etc. Enriquece Todas las corrientes literarias de la Edad Media
española, desde el realismo de M í o Cid o del L i b r o
también la expresión con acertadas perífrasis (en
de B u e n A m o r , hasta los complicados análisis
lo que ya se puede preludiar un G ó n g o r a ) y con psicológicos de Rodríguez de la Cámara y Diego
todos los recursos de la alteración y la alternación de San Pedro, sin excluir las tendencias clasicistas
t a n t o vocálica como consonántica 8 . de los escritores de la Corte de Juan II. convergen
y se mezclan en una obra que apareció a fines del
.i1 P e e m o s dejar aparte en este recorrido siglo XV. auspiciada con todos los atributos de la
inmortalidad10.
lingüístico el hecho de la aparición de los roman-
ces, en los que la lengua castellana se moldea con La Celestina presenta, desde el p u n t o de vis-
un sentido p r o f u n d a m e n t e p o p u l a r y que ha de ta histórico-literario, una serie de problemas que
traspasar de parte a parte, como hilo conductor, pueden resumirse así:
toda la literatura española de los siglos futuros.
Por m i parte a t r i b u y o al romance dentro de nues- a) Respecto al autor o autores.
tra literatura una especie de función depuradora y b) Respecto a la u n i d a d de la obra y a los
renovadora; periódicamente, cuando nuestra lite- actos añadidos.
ratura ha tendido a encerrarse en la 'torre de m a r -
9 Vcase amplia bibliografía sobre esie tema en E. Díaz-Echarri y J. M.
Roca Franquesa, op. cit., pp. 155-56.
8 C f r M a r í a Rosa L i d « . J u a n d e M e n a , p o e i a del Prerrcnacimiemo es-
p a n o l , El C o l e g i o d e M é x i c o . 1950, p a s s i m .
c) Respecto al género: novela o drama. pliega al pensamiento, la lengua de L a Celestina
es hermana de la de los grandes escritores del siglo
d ) Respecto al lenguaje. XVI; pero por sus formas gramaticales está muy
ligada aún al período medieval. Signo muy visi-
P o r razones obvias solamente a b o r d a m o s el ble de esta vacilación es la f inicial que se conserva
ultimo. ¿Cuál es la lengua de La Celestina? en pugna con la h - que después triunfó; fazer,
f e r m o s u r a , etc. conviven en L a Celestina con hacer,
En L a Celestina — a f i r m a Martin Alonso— obra h e r m o s u r a , etc. Además usa muchas formas y
maestra de la sintaxis y de la prosa, confluyen las construcciones arcaicas, como viés por 'veías', fues-
tendencias sabias del humanismo y las populares. te por 'fuiste , morciélago por 'murciélago', pelli-
La sintaxis fluye abundante, con tal rica vena geros por 'pellejeros', encomparable, enefable, i m -
que parece no haberle costado la frase grandes su- pedir, engenio, acordarse a u n a cosa p o r 'acordarse
dores a su autor. Adivina y crea la lengua. Dos de una cosa, todas las cuales aparecen ya en la edi-
sintaxis, una popular y otra culta, hechas a fuer- ción de Sevilla, 1 5 0 1 , remozadas tal como hoy se
za de temperamento artístico, con la difícil facili- usan 1S.
dad y la plétora artística y estilística de los acor-
des escritores del Renacimiento C o n La Celestina cerramos el siglo X V en
el que la lengua castellana ha logrado unificar en
Las características lingüísticas de La Celesti- t o r n o a sí a todos los dialectos peninsulares, se ha
na son las siguientes: latinismos a b u n d a n t e s en convertido en lengua española, cuenta ya con su
el léxico ( i n m é r i t o , fluctuoso, cliéntula. sulfúreo primera codificación en la Gramática de A n t o n i o
litigioso, diminuto, abastar, abatir, aplacer, cogi'- de Nebrija, ha recogido en su seno, asimilándolas,
tación, confeccionar, esquividad, incogitado, etc V a - las influencias cultas de las lenguas clásicas y re-
en la sintaxis se recurre a veces a ' la imitación nacentistas y comienza su expansión en el exte-
del hipérbaton latino, s o b r e todo en la tendencia rior, esto es, su universalización. M u y p r o n t o es-
a colocar el verbo a f i n a l de frase ( " n o creo ir calará las cumbres del Siglo de Oro, pasando p o r
conmigo el que contigo queda) ; amplificaciones encima de las predicciones de Nebrija quien creía
de tipo oratorio j u n t o a la expresión cortada, seca que en su tiempo ya la lengua castellana n o admi-
en donde se anticipa la sentenciosa habla refranes- tía perfección alguna.
ca de Sancho en el Quijote.

Esta obra fuerte y elegante —afirma Mencndez


Fidal— esta, sin embargo, construida con una len-
gua todavía insegura, rebelde, que ostenta muu
marcados caracteres de transición.

Por la soltura de la construcción, y, sobre


todo, por !a suavidad y gracia con que la frase se

11 Martín Alonso, op. cit., p. 193.


13 Ramón Mencndez Pidal, Antología de Prosistas españoles, ed. cit. pp.
12 Cfr. M. Criado de Val, Indice verbal de La C e l e s t i n a , Madrid, 1955. 57-58.
grandeza de España— se encuentran y actúan en
primer término, naturalmente, dentro de la esfera
del Estado. Cuanto más robusta es, empero, la
pulsación de la vida política, tanto más vigorosa-
mente mueve a colaboración y emulación a la ac-
tividad humana en otros sectores, y tanto más
intenso es el eco que despierta. Las huellas del
crecimiento político se perciben en la economía, en
la técnica, en la literatura, en las artes y hasta en
la conciencia religiosa'.

V España causa un impacto p r o f u n d o en la vi-


da europea del siglo X V I ; las costumbres y tradi-
ciones de la Corte española, p r o t o t i p o de la cor-
L A E X P A N S I Ó N DEL E S P A Ñ O L tesanía, son imitadas a través de todo el continen-
D U R A N T E EL SIGLO XVI te. " E l valor caballeresco — o b s e r v a Lapesa—,
la sutileza de ingenio, la agilidad en el t r a t o y la
Veremos estenderse la magestad del lenguage Es- majestuosa gravedad de los españoles encarnaban
pañol, adornada de nueva i admirable pompa, el arquetipo social del Renacimiento, la perfecta
hasta las últimas provincias donde vitoriosamen-
te penetraron las vanderas de nuestros exérci-
cortesanía. Ceremonias y fiestas españolas arrai-
tas. gaban en las fastuosas cortes italianas. E n F r a n -
cia, tras una constante infiltración a lo largo del
Francisco de M e d i n a (1580) siglo X V I , el reinado de Luis X I I I y la minoría
ESPAÑA Y EUROPA de Luis X I V señalan el m o m e n t o de más p r o f u n -
da hispanización" 2 . E r a n a t u r a l que esta proyec-
ción de Ta vida española trajera consigo una gran
El siglo X V I , en su primera parte, ve ascen-
difusión de la lengua y que ésta f o r m a r a parte del
der a E s p a ñ a al rango de primera potencia m u n -
ambiente de imitación de nuestra f o r m a de ser.
dial y j u n t o con ella el p r e d o m i n i o del español
E n Italia los cortesanos refinados h a b l a b a n espa-
llega a su m á x i m a extensión t a n t o territorial co-
ñ o l ; lo mismo ocurría en Flandes entre la burgue-
m o cultural. España, con Carlos V , se lanza a
sía y los ricos fabricantes, mercaderes y a r m a d o -
la empresa imperial y la presencia del p o d e r espa-
res. De aquí resulta la gran introducción de his-
ñol t a n t o en Italia como en Alemania y los Países
panismos en el francés y el italiano, principal-
B a j o s acrecienta el conocimiento de sus tradicio-
nes, cultura y lengua. C o m o observa Karl Voss-
ler:
1 K a r l V o s s l e r , I n t r o d u c c i ó n a la l i t e r a t u r a española del Siglo de Oro,
seis lecciones ( 2 a . e d i c i ó n ) , E s p a s a - C a l p e , A r g e n t i n a , S. A . , C o l e c c i ó n
Las causas directas de un hecho esencialmente polí- A u s t r a l , 5 1 1 , B u e n o s A i r e s , 1945; p . 13.

tico —y tal fue, en efecto, en el siglo XVI la 2 Rafael Lapesa, op. cit., p . 194.

B i f f e a Central
%naSolid3ridad
mente, términos que se incorporan definitivamen- nos f o r t u n a y coherencia, Italia. Entonces, j u n -
te a estas lenguas y que aún p e r d u r a n en ellas 3 . t o a los que siguieron tradicionalmente l l a m a n d o
Añádase a todo esto la reciente conquista de A m é - castellano al hablar de todos, h u b o muchos que
rica y la extensión del español a través del N u e v o empezaron a ver intencionalmente en el idioma
M u n d o y la rápida hispanización de la vida colo- una significación extrarregional y un contenido
nial. histórico-cultural más rico que el estrictamente cas-
tellano. Y j u n t o al arcaísmo 'castellano' empezó
T o d a v í a en este siglo X V I se completa, den- a cundir el n o m b r e de 'español', ya usado algunas
t r o del á m b i t o peninsular, con más fuerza que en veces en la E d a d Media, pero que ahora tenía la
el siglo anterior, la unificación t o t a l de la lengua fuerza interior de u n neologismo o p o r t u n o " 5 . ^
literaria. T a n t o el catalán como otras m o d a l i d a -
des lingüísticas regionales, que aún pervivían en
la literatura, decaen rápidamente y " n o quedó ape- EL RENACIMIENTO DEL LATIN
nas otra literatura que la escrita en lengua caste- Y DEL ROMANCE
llana; y a su florecimiento contribuyeron catala-
nes como Boscán, compañero de Garcilaso en la D u r a n t e el Renacimiento asistimos, también,
renovación de nuestra poesía; aragoneses como los a un incremento notable de la lengua latina como
Argensola y Gracián; valencianos como T i m o n e - medio de expresión en los ambientes cultos, ya
da, Gil Polo, Guillén de Castro, M o n e a d a y m u l - que se la consideraba " c o m o lengua c o m ú n del
titud de autores secundarios" 4 . m u n d o civilizado". E l modelo de los h u m a n i s -
tas es Cicerón y España puede m o s t r a r con orgu-
Es en este m o m e n t o c u a n d o ya p o d e m o s llo una serie de hombres de letras latinas tales co-
cambiar nuestra denominación de castellano por m o L u i s Vives, Arias M o n t a n o , F o x Morcillo,
la de español, puesto que aquél, en t o d o s los pla- L u i s de León, etc., auténtica generación de nuestro
nos, se había convertido en lengua nacional. Ya discutido Renacimiento. Sus ideas repercutieron
n o se justifica la connotación regionalista de cas- h o n d a m e n t e en el medio cultural español y de ellas
tellano para una lengua que ha unificado a las se supieron aprovechar los escritores para enrique-
demás hablas regionales y ha saltado al p l a n o in- cer t a n t o la "lengua española como el p a n o r a m a
ternacional. Y así observa A m a d o A l o n s o : "La ideológico del pensamiento español. El proble-
unificación española coincidió con el despertar re- ma que plantea la contienda entre el latín y el ro-
nacentista de las conciencias nacionales en E u r o p a : mance hace que s u r j a una de las defensas más apa-
España, Francia, Inglaterra, Alemania, y, con me- sionadas que se h a n hecho del español en todos
los tiempos, el Diálogo de la lengua de J u a n de

3 C f r . R . La p e s a , o p . c i t . , p p . 195-97; B e n e d e u o C r o c e , E s p a ñ a e n la v i d a
i t a l i a n a d e l R e n a c i m i e n t o , p p . 137-51; R . M e n c n d e z P i d a ! , El l e n g u a j e e n 5 Ornado Alonso, Castellano, Español, Idioma Nacional (Historia espiritual
e l s i g l o X V I , C r u z y R a y a , 1933, n ú m . 6 .
d e tres n o m b r e s ) , Editorial Losada, S. A . , C o n t e m p o r á n e a , B u e n o s Aires,
1943. USSfiítrt-«^

73 «WOTKa m m m

LÍRWSÚ &YK»

mmmt,
- i f j 1 5 ^ ; -t l £ n e" P SU1 ebÍi eI an s e castellana aparecen las f o r m a s m o d e r n a s y definitivas en pa-
rJr!' ° ' considera, p o r qué labras tales c o m o vanidad, invernar, aliviar, abun-
reconozca ventaja a n i n g u n a otra, n o sé p o r qu dar, cubrir, ruido, etc.; asimismo, la f inicial de-
las o Z e m ° S m d l a t 0 m a r , a s invenciones P que q en sapareció definitivamente, excepto en los cultis-
as otras, y tractar materias grandes, c o m o los yta mos, siendo sustituida p o r la h m u d a . O t r o fe-
l ^ n o s y otras naciones lo hacen en las s u y a s ' 7
n ó m e n o característico de esta época es el señalado
t
S
urge, P u e f - la emulación con la lengua la- por Lapesa: " M i e n t r a s los sonidos g, j, x m a n t u -
an e n eI p l a n o escoIar
vieron su carácter prepalatal, era frecuente c o n f u n -
crZ v c o m o en ef dé la dirlos con la s s o n o r a y sorda, respectivamente.
creación literaria. Según ha señalado Lapesa
E x i s t í a n pronunciaciones quijo, vigitar, relisión,
Había que 'enriquecer e ilustrar' la lenaua em colesio, etc., n o a d m i t i d a s de o r d i n a r i o p o r la lite-
an 0
No ot racZ IT° S
¿T*, * ^ ^ T e s Z . r a t u r a ; sólo cosecha ha prevalecido sobre el anti-
,ín ?, S habían hecho los antiguos con el la- g u o cogecha (collecta + coger) ; la c o n f u s i ó n entre
n y el griego. La emulación de la literatura ita unas y otras sibilantes debió c o n t r i b u i r t a m b i é n a
liana acuciaba al mejoramiento del esptiS M n
que el p r o n o m b r e de dativo ge fuera s u s t i t u i d o
p o r se. M á s corrientes eran moxca, cáxcara, cuex-
co, caxcar; los moriscos sustituían p o r x toda s
f i n a l de s í l a b a " 7 .
D o n d e más repercute la evolución fonética
d u r a n t e la segunda m i t a d del siglo X V I y la p r i -
mera del X V I I es en el cambio radical de las con-
sonantes, h a s t a el p u n t o que se puede a f i r m a r que
de aquí p a i t e ya, en definitiva, la fijación de nues-
t r o sistema consonántico que n o h a de variar, sal-
vo en pequeños detalles. E s en esta época c u a n d o
comienza la c o n f u s i ó n de la b oclusiva y la v fri-
FIJACION DEL ESPAÑOL
cativa; ya a medidados del siglo X V I I era c o m ú n
y usual la j m o d e r n a ; los grupos consonánticos
p't, b't, v't, p'd pasaron en el siglo X V I a ud:
caudal, deuda, ciudad, etc.; las vacilaciones en el
uso de f y h d a n lugar a f o r m a s dobles: horma
y forma, hallar y fallar, etc.; se consolida en A n -
dalucía el ceceo y el seseo; la f o r m a la sustituye a

6 R3fael
Lapesa, o p , Cit., p. 202.
el ante n o m b r e s f e m e n i n o s ; los f u t u r o s y p o t e n -
ciales té, tía empiezan a t o m a r la f o r m a m o d e r n a - actual. D u r a n t e esta época, sobre t o d o en el siglo
tendré, tendría"8. X V I , p r e d o m i n a el criterio de la n a t u r a l i d a d , tal
c o m o lo sustentan J u a n de V a l d é s y Baltasar de
. T a m b i é n se efectúan cambios m o r f o l ó g i c o s Castiglione.
de i m p o r t a n c i a c o m o la regularización de las f o r -
m a s verbales definitivas que t o d a v í a eran m u y va- En la sintaxis estilística aconseja VALDES las
condiciones exigióles a la buena prosa doctrinal;
cilantes en el siglo X V I 9 . " E n el n o m b r e cabe claridad que impida anfibologías; discurso fluido,
señalar que los gentilicios en és y a l g u n o s o t r o s se sin nexos ni conjunciones estériles y los llamados
resistían a a d m i t i r t e r m i n a c i ó n f e m e n i n a ; así en vicios de dicción, como la cacofonía. Ante todo,
concisión al escribir. La expresión suelta y llana
escritores del siglo X V I I se e n c u e n t r a n "provin- no debe transparentar esfuerzo. Rechaza lo vio-
cia cartaginés", "la leonés p o t e n c i a " ; C a l d e r ó n es- lento y las construcciones del verbo al final de la
cribe t o d a v í a "las andaluces riberas". " L o s d i m i - frase, calco e imitación servil de la sintaxis latina.
Bur,ca en el idioma un instrumento expresivo den-
n u t i v o s -uelo tenían m á s v i t a l i d a d que a h o r a tro de unos límites discretos en que se descubre el
( M e n a g ü e l a , del n o m b r e p r o p i o Mencía, ojue- predominio de la razón sobre la inventiva11.
los) ; y los en -ico (pasico, polvico, menudico)
eran de u s o general, n o , c o m o a c t u a l m e n t e exclu- P o d e m o s a f i r m a r , en f o r m a general, que, a
sivos de a l g u n a s regiones" 1 0 . S e ñ a l a m o s t a m b i é n la p a r t i r de Garcilaso de la Vega, comienza a predo-
a d o p c i o n del superlativo en -ísimo que se h a b í a m i n a r hasta la época barroca esta l l a m a d a 'sinta-
usado escasamente desde la época de G o n z a l o de xis de buen gusto', de expresión n a t u r a l , sin f o r -
Berceo hasta que en el siglo X V I se a d o p t a y se z a r a la lengua a e n t r a r en esquemas e x t r a ñ o s a la
usa casi exclusivamente, c o m o lo p o d e m o s obser- f o r m a y tendencia n o r m a l impuesta p o r el b u e n
var en C e r v a n t e s . A s i m i s m o se generaliza el uso decir. D u r a n t e el siglo X V I p r e d o m i n a este t i p o
de nosotros y vosotros en sustitución de nos y vos. de sintaxis 1 2 y los escritores representativos son
Garcilaso de la Vega, F r a y L u i s de L e ó n y Cer-
LA SINTAXIS DEL 'BUEN GUSTO' vantes.
Garcilaso de la Vega es el creador de u n a n u e -
YVT E n Y e l r r a T P e ? ° . s i n t á c t í c o e l español del siglo va sintaxis poética en lengua e s p a ñ o l a ; i n t r o d u c t o r
u J / adquiere esquemas estructurales que del p e t r a r q u i s m o en E s p a ñ a y de la versificación
h a n llegado hasta nuestros días sin variar y que italiana. Su criterio lingüístico es d e f i n i d o y cla-
c o n s t i t u y e n características p e r m a n e n t e s del español r o : n o es exagerado en la introducción de cultis-
m o s , neologismos ni italianismos. "Garcilaso
— o b s e r v a M a r t í n A l o n s o — expuso su n o r m a lin-
8
Rnt™csr0pm^,rfa2¿0b;css,0s cambios
« o

f Cfr. R. J. C u e r v o , Las segundas personas del plural, R o m a n í a , X X I I , 1893.


11 Martín Alonso, op. cit., pp. 213-14.
10 Rafael Lapcsa, op. cit., p . 245.
güística en su epístola a doña J e r ó n i m a Palova de el neologismo. Su sintaxis, algo oratoria, compli-
Almogávar. Se resume así: emplear términos ' n o ca, a veces, la claridad de la frase con transposicio-
nuevos ni desusados de la gente', pero ' m u y corte- nes algo violentas y elimina casi por completo la
sanos y m u y a d m i t i d o s de los buenos o í d o s ' ; n a - tendencia latinizante de colocar el verbo al final
turalidad y selección, elegancia perdurable y sabor de frase 14 .
de m o d e r n i d a d " 1 3 . Poesía cortesana al m o d o h o -
raciano, de factura renacentista, presenta un claro Cervantes marca el límite del primer período
ejemplo de cómo el español después de asimilar del español de la época clásica cuando la sintaxis
cualquier influencia extraña, puede crear un sistema del español pierde su sentido de naturalidad, de
expresivo de primer orden y sin apartarse sensible- buen gusto y se desvía p o r preocupaciones de índole
mente del sentimiento popular. f o r m a l ; empieza, también con él, la época de las
grandes individualidades. Renacentista y h u m a -
F r a y Luis de León alcanza ya el pleno d o - nista como sus antecesores, sabe explotar en su
m i n i o de la prosa española, dentro de esta sintaxis expresión todos los recursos literarios que puede
del buen gusto; perfecto conocedor de las lenguas tener la lengua hablada e incluso la expresión p o -
clásicas, f o r m a d o en las estrictas disciplinas del Re- pular para crear una lengua que, libre de reglas y
nacimiento y de la exégesis bíblica, supo dar a la de formulismos, fuera expresión vital de un m o -
lengua española la perfección f o r m a l y estilística m e n t o en el que h a y ya más que signos evidentes
necesaria para a f i r m a r su primacía frente a otros de decadencia. Respecto a su lengua a f i r m a M a r -
medios lingüísticos de expresión. E n sus dos gran- tín A l o n s o : " L a sintaxis del Quijote ( . . . ) se
des obras en prosa (dejamos de lado su obra poé- presta a múltiples observaciones. H o y n o se tole-
tica y sus traducciones), Los nombres de Cristo ran en la lengua literaria mil licencias de construc-
( 1 5 8 5 ) y La perfecta casada ( 1 5 8 6 ) se ajusta de ción que usamos en el coloquio familiar y que Cer-
manera perfecta a sus conceptos lingüísticos y a su vantes n o t u v o reparo en poner en sus escritos.
valoración del español como adecuado medio de P o r otra parte, estos casos de aparente descuido
creación estilística. " E l hablar bien — d i c e — es son muchos menos de los censurados p o r Clemen-
negocio que de las palabras que todos h a b l a n elige cín y Hartzenbusch . . . L a frase corre holgada
las que convienen, y mira el sonido de ellas, y a ú n en su sintaxis: en la descripción hay sobriedad de
cuenta a veces las letras, y las pesa y las mide y las medios. El m i s m o autor del Quijote nos descubre
compone, para que n o solamente digan con clari- sus intentos estilísticos: 'procurar que a la llana,
dad lo que se pretende decir, sino también con ar- con palabras significantes, honestas y bien coloca-
monía y dulzura". De la misma f o r m a que Gar- das, salga vuestra oración y período sonoro y fes-
cilaso de la Vega, sabe valorizar y elevar el vulga-
rismo, introducir o p o r t u n a m e n t e el latinismo, crear
14 C f r . F e d e r i c o d e O n í s , I n t r o d . a L o s n o m b r e s d e C r i s t o , Clás._ C a s i . ,
n ú m s . 28, 33, 4 1 , 1914-17; M . G a r c í a B l a n c o , L a l e n g u a e s p a ñ o l a e n
la época d e C a r l o s V , 1958; R . M e n e n d e z P i d a l , A n t o l o g í a d e prosis-
tas españoles, e d . cit.
tivo . . . d a n d o a entender vuestros conceptos sin
intrincarlos e escurecerlos" 15 . vés de lo directo, el habla llana sublimada a cate-
goría universal, sentido exacto de todas las proyec-
H a y que tener en cuenta, como d a t o lingüís- ciones semánticas del vocablo, captación del sentido
tico de importancia, que c u a n d o Cervantes escribe, del r i t m o interno y adecuado del período, son éstas
ya el español h a b l a d o tenía los caracteres fonéticos las características de su prosa definitiva y defini-
casi definitivos y actuales y que se h a b í a n operado toría. El reflejo de la vida en estructuras sintácti-
en el los cambios que hemos señalado más arriba. cas llanas y de buen gusto es la gran lección del
estilo de Cervantes 18 . T e r m i n a m o s estas breves
Desde el p u n t o de vista lingüístico, Cervantes alusiones a la lengua de Cervantes con un comen-
es un p r o d u c t o de su época y su español, salvo las tario o p o r t u n o de Karl Vossler sobre la lectura del
peculiaridades estilísticas personales, posee las ca- Quijote, en que dice:
racterísticas de un auténtico escritor interesado en
la problemática planteada p o r el lenguaje: " E l len- Y, sin embargo, parece inimaginable que el loco
guaje p u r o — d i c e el Licenciado a D . Q u i j o t e , protagonista de toda la historia pueda hablar un
idioma que no sea el castellano, ni lleve otra fe en
el propio, el elegante y claro está en los cortesanos,' su corazón que no sea la religión católica romana,
a u n q u e h a y a n nacido en M a j a l a h o n d a ; dije dis- ni pueda su mente acariciar otros ensueños que los
cretos porque h a y muchos que n o lo son, y la de sus caballerescas aventuras. Por ello precisamente
nos parece tan extravagante, tan extraño, tan espa-
discreción es la gramática del buen lenguaje, que se ñol. No por aprender su lengua materna nos llega
acompaña con el uso" 1 6 . a ser más familiar. Tenemos que hacernos un buen
amigo suyo desde dentro, calladamente, entre las
Las características de su lengua s o n : "frases lineas del libro. . . No hay de la,prosa española
ninguna obra que ocupe igual lugar en la literatura
bimembres y balanceadas, construcción periódica, 10
universal .
uso del infinitivo en frases subordinadas, que luego
h a n pasado a s u b j u n t i v o ; empleo de la preposición
en para complementos de dirección, el gerundio OTRAS SINTAXIS Y OTROS ESTILOS
entre preposiciones (en acabando de comer) y las Otras muchas manifestaciones y otras tenden-
tan conocidas descripciones de los amaneceres. A cias presenta el español durante el siglo X V I que
veces u n poco de juego de ingenio y donosura en es interesante señalar, ya que la lengua de esta época
la frase: " E l Caballero de la T r i s t e Figura había se f o r j a de cara a la realidad histórica que se estaba
de ser aquel que había de desfigurar las mías" 1 7 .
Sintaxis firme, hechura de lo expresivo a tra- 18 C f r . A . R o s e n b l a t , La l e n g u a d e C e r v a n t e s , e n e! v o l . C e r v a n t e s U n i v e r -
s i d a d C e n t r a l , C a r a c a s , 1949; A m c r i c o C a s t r o , El p e n s a m i e n t o d e C e r -
v a n t e s , 1925; R . M e n e n d e z P i d a l , D e C e r v a n t e s y L o p e d e V e g a 12a. e d i -
15 Martín Alonso, op. cit., p. 217. c i ó n ) , E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S. A . , C o l e c c i ó n A u s t r a l . 120, B u e n o s
A i r e s , 1943; H . H a t z f e l d , " E l Q u i j o t e ' c o m o o b r a d e a r t e d e l l e n g u a j e ,
16 Don Quijote, II. XIX. M a d r i d , 1949.

19 K a r l V o s s l e r , E s c r i t o r e s y p o e t a s d e E s p a ñ a , E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S. A . ,
17 Martín Alonso, op. cit., p. 218.
C o l e c c i ó n A u s t r a l , 7 1 1 , B u e n o s A i r e s , 1947; p p . 21-22.
viviendo. U n a de estas manifestaciones es la apa- línea sin renunciar p o r eso al buen gusto predo-
rición i m p a r de toda la literatura mística, en prosa minante en la lengua literaria del siglo X V I . En
y en verso, reflejo del espíritu de la Contrarrefor- Santa Teresa predomina, también, la expresión lla-
m a : he aquí una creación peculiar que requiere un na, directa (escribe p o r m a n d a t o de sus confesores)
esfuerzo lingüístico casi titánico ya que se trata de e incluso llega a utilizar los arcaísmos p r e d o m i n a n -
aprehender, en palabras, experiencias que sólo pue- tes entre el pueblo (encontramos vocablos tales
den darse en el m u n d o interior. como entrambos, sabién, mijor, dispusición, mor-
murar, anque, relisión, naide, cuantimás, etc.), "la
En la pugna por expresar lo inexpresable —señala
Lapesa— los místicos se valen de símbolos, alego- firme consecuencia de las ideas n o obliga al desarro-
rías, metáforas y comparaciones, aplican al amor de llo lógico de la frase que, c o m o en el habla des-
Dios el lenguaje más ardiente del amor humano, y cuidada, se pierde en cambios repentinos de cons-
acuden a sublimes contrasentidos: "entender no en- trucción, alusiones a términos n o enunciados, con-
tendiendo". "glorioso desatino", "divina locura",
"rayo de tinieblas". Adentrados en el alma para la cordancias mentales y a b a n d o n o de lo que se ha
apercepción de sus experiencias, forjan el instrumen- comenzado a decir. El estilo n o fluye canalizado
to léxico del análisis psicológico: y las palabras am- en las n o r m a s usuales del lenguaje literario, sino
plían sus dimensiones conceptuales para abarcar la como m a n a n t i a l que surge en la intimidad del
infinitud vivida. Tal es el horizonte cimero que
nos descubren Santa Teresa u San Juan de la alma"23.
20
Cruz .
Y a hemos a n o t a d o que esta sintaxis intem-
* Se ha calificado la expresión lingüística de la
poral n o está en p u g n a con el sentido n a t u r a l del
mística española de sintaxis intemporal 21 , es decir,
habla sencilla y el buen gusto. D á m a s o A l o n s o
de un ordenamiento de los medios expresivos que
ha estudiado la lengua de San J u a n de la C r u z y
pertenecen a una dimensión que está fuera del len-
señala o p o r t u n a m e n t e su léxico y sintaxis n a t u r a l
guaje habitual. "Frase intemporal es la que par- acomodada a las n o r m a s de su tiempo 24 .
ticipa de lo arcaico o se adelanta a lo moderno, en
f u n c i ó n de lo expresivo. Sintaxis impresionista, Este es el siglo X V I en lo que se refiere a la
buen i n s t r u m e n t o de la mística que n o puede apri- lengua española. J u n t o con la solidez de la uni-
sionar la cronología . . . Sintaxis intemporal es, dad política y territorial de España, la lengua al-
p o r tanto, la armonía p o r una valoración de in- canza también su definitiva consolidación; la lite-
temporalidad o, mejor, p o r una superación fuera ratura ha llegado a sus m á x i m a s creaciones dentro
dc
,.!, a n o r m a habitual, en f u n c i ó n de lo expresi- del marco del buen gusto y de la lengua común,
v o ' 22 . San J u a n de la C r u z cae dentro de esta en un equilibrio que bien podemos llamar clásico.

20 Rafael Lapesa, op. cit., p. 207.


23 Rafael Lapesa, op. cit., p. 208. Sobre la lengua de San Juan de la
C r u z , i b i d . , p . 209 y ss.
21 Cfr. Martín Alonso, op. c i t . , p p . 4 - 5 y p 235 y ss.

22 Ibid., p. 235.
De J u a n de Valdés a C e r v a n t e s h a y una continui-
dad creadora en t o d o s los n u e v o s aportes lingüísti-
cos. Pero ya con la aparición de Herrera al frente
de la escuela sevillana c o m i e n z a n a reflejarse los
primeros síntomas de descomposición y nuevas
tendencias en lo literario. C o m i e n z a a imponerse
el artificio sobre el buen g u s t o , pierde la lengua su
espontaneidad y el sentir literario se aparta de los
cauces populares que h a n p r e d o m i n a d o en la etapa
anterior. El barroco llama a las puertas: la r u p -
tura del equilibrio clásico va a producir nuevas VI
f o r m a s literarias en el siglo X V I I , donde ya aso-
man las largas teorías de los ismos.
E L E S P A Ñ O L E N LA E P O C A
DEL BARROCO

Y porque aquél está pobre y necesitado, manda-


mos quemar las coplas de los poetas, como fran-
jas viejas, para sacar el oro, plata y perlas, pues
en los más versos hacen sus damas de todos me-
tales.
Francisco de Q u e v e d o
y
E n el siglo X V I I cambia violentamente el pa-
n o r a m a histórico español; se ha iniciado ya la de-
cadencia político-económica; las estructuras sociales
anquilosadas giran en t o r n o al poder monolítico
de una m o n a r q u í a cada vez más ostentosa, frivola
e inoperante; el empobrecimiento material de la
Península corre parejas con el f a s t u o y el derroche
material de la Corte; las lejanas Indias y el oro que
fluye de sus minas pasa directamente a las arcas de
los banqueros europeos sin dejar en España más
que una estela de empobrecimiento y de amargura;
t o d o esto ha m i n a d o la confianza que el español
t u v o en sí m i s m o durante el siglo X V I .

Pugnan apariencia y realidad —afirma Lapesa—,


De J u a n de Valdés a C e r v a n t e s h a y una continui-
dad creadora en t o d o s los n u e v o s aportes lingüísti-
cos. Pero ya con la aparición de Herrera al frente
de la escuela sevillana c o m i e n z a n a reflejarse los
primeros síntomas de descomposición y nuevas
tendencias en lo literario. C o m i e n z a a imponerse
el artificio sobre el buen g u s t o , pierde la lengua su
espontaneidad y el sentir literario se aparta de los
cauces populares que h a n p r e d o m i n a d o en la etapa
anterior. El barroco llama a las puertas: la r u p -
tura del equilibrio clásico va a producir nuevas VI
f o r m a s literarias en el siglo X V I I , donde ya aso-
man las largas teorías de los ismos.
E L E S P A Ñ O L E N LA E P O C A
DEL BARROCO

Y porque aquél está pobre y necesitado, manda-


mos quemar las coplas de los poetas, como fran-
jas viejas, para sacar el oro, plata y perlas, pues
en los más versos hacen sus damas de todos me-
tales.
Francisco de Q u e v e d o
y
E n el siglo X V I I cambia violentamente el pa-
n o r a m a histórico español; se ha iniciado ya la de-
cadencia político-económica; las estructuras sociales
anquilosadas giran en t o r n o al poder monolítico
de una m o n a r q u í a cada vez más ostentosa, frivola
e inoperante; el empobrecimiento material de la
Península corre parejas con el f a s t u o y el derroche
material de la Corte; las lejanas Indias y el oro que
fluye de sus minas pasa directamente a las arcas de
los banqueros europeos sin dejar en España más
que una estela de empobrecimiento y de amargura;
t o d o esto ha m i n a d o la confianza que el español
t u v o en sí m i s m o durante el siglo X V I .

Pugnan apariencia y realidad —afirma Lapesa—,


grandeza y desengaño, y surge, lentamente, el pe- ras estelares o se hunde en el cieno; preferencia por
simismo. Reflejando esta distensión del vivir his- lo extraordinario e inaudito; claroscuro de ilusión
pano, la literatura se reparte en direcciones que, si y burla, apetencias vitales y ascetismo . . . En el
bien se cruzan armónicamente en la complicada lenguaje literario, lujo de fantasía o de ingenio,
ironía cervantina, aparecen por lo general como ac- malabarismo o concentración; en suma, desequili-
titudes unilaterales o contradictorias: exaltación brio, con variantes —más teóricas que reales— en
heroica (Historia de Mariana, teatro de Lope de culteranos y 2
conceptistas .
Vega) , escape hacia la belleza irreal (poesía culta
de Góngora), cínica negación de valores (literatu-
ra satírica, novela picaresca) y ascetismo1. T a l es el p a n o r a m a de nuestro Barroco en el
aspecto literario; la lengua ha d a d o ya t o d o lo
Sin embargo, a pesar de la decadencia política que tenía que dar y n o admite un perfeccionamien-
y del cansancio del alma española a b r u m a d a de his- to m a y o r en lo esencial. C o n las estructuras here-
tóricas heroicidades, la vida literaria toma u n rit- dadas del siglo X V I opera la dimensión barroca.
m o acelerado en el que la lengua, básicamente la E n la misma linde del barroco, el teatro na-
misma del siglo anterior, se ve obligada a entrar cional se afirma en todos sus valores y defectos con
en estructuras violentas y forzadas. L a moda ba- Lope de Vega que, c a p t a n d o las ansias de acción
rroca i m p o n e una actitud mental complicada que de un pueblo violento y ávido de emoción, supo
empapa t a m b i é n a la mente idiomática: erudi- idealizar la vida hispánica en todos sus aspectos.
ción, agudeza, ironía, juegos mentales que sor- El milagro lopesco se opera principalmente en el
prenden al ingenuo, alusión velada, son caracte- campo del lenguaje: crea verdaderamente un ins-
rísticas de este período; una retórica complicada t r u m e n t o de expresión dramática que, desgracia-
que exige estar en el juego para poderse sostener damente, va pesar negativamente en épocas poste-
en un equilibrio inestable; polaridad semántica en riores. El lenguaje de Lope — m e z c l a acertadísi-
los vocablos, campos lingüísticos difíciles de aco- ma de la sintaxis cervantina del 'buen gusto' y de
tar, m e t á f o r a s concentradas y constante invención la dislocada sintaxis barroca o ' i n t e m p o r a l ' — es
de palabras según la ocasión lo exija. La litera- un prodigio de adaptación a las circunstancias, al
tura asedia a la vida y la vida a la literatura hasta tema o a los personajes: " t a n p r o n t o se a m o l d a
el p u n t o de que h a y m o m e n t o s en que ya n o sabe- al tono brillante y conceptuoso de los galanes co-
mos quién influye a quién. Si A l f o n s o Reyes ha m o a la ingenuidad del labriego o al desplante so-
dicho que " t o d a mente opera literariamente sin carrón del criado. H a y , además, tipos convencio-
saberlo", p o d r í a m o s a f i r m a r que el Barroco hace nales de lenguaje, favorecidos p o r la tradición o
que la vida se viva literariamente y al revés. la m o d a literaria: u n o es la " f a b l a " antigua, re-
m e d o del español medieval, aparecida en romances
La pérdida de la serenidad clásica —prosigue el artísticos y usada p o r Lope en alguna comedia de
mismo Lapesa— se manifiesta en actitudes extre- su primera época; otro, el lenguaje villanesco, que
mosas. Dinamismo exasperado que remonta altu-

1 Rafael Lapesa, op. cit., pp. 215-16. 2 Ibid.. pp. 220-21.


perpetúa el leonés empleado p o r los pastores de cambio lingüístico del español en la época barroca
J u a n del Encina y sus imitadores, mezclado con es en la poesía. - La tendencia inaugurada p o r He-
arcaísmos, giros vulgares e invenciones h u m o r i s - rrera en el siglo anterior, aristocrática y distancia-
tas de los p o e t a s " 3 . ^ da de la f o r m a n a t u r a l de la lengua, se acentúa en
La^ a m p l i t u d desmesurada de la obra de L o - manifestaciones límites de la 'sintaxis intemporal'.
pe de Vega impide conocerlo tal como es en rea- Herrera se esforzó p o r crear una expresión poética
lidad; a pesar de ser un a u t o r barroco priva toda- propia distante de las n o r m a s lingüísticas comu-
vía^ en él la idea de la " n a t u r a l i d a d " en el arte nes; su erudición clásica, las constantes referencias
escénico sobre la afectación barroca. Es más, su a la mitología, los neologismos, la acumulación
actitud frente al g o n g o r i s m o es de sobra conocida, metafórica, altisonante las más de las veces, la
aunque muchas veces cayera en los mismos defec- gravedad y la sintaxis alterada, sobre t o d o en las
tos que criticaba. H o m b r e de su época, era n a t u - estructuras regentes, son tendencias herrerianas que
ral que también estuviera tocado del conceptismo llegan a su m á x i m o nivel en el Barroco. " L a poe-
d o m i n a n t e ; lo que en otros escritores de su tiem- sía de Herrera — o b s e r v a Lapesa—, sonora y mag-
p o era como una especie de epidemia, en él es algo nífica, pero estudiada y artificiosa, implica la rup-
puramente ornamental, sin que en nada afectase tura del equilibrio clásico en beneficio de la for-
a la esencia de su o b r a ; puede ser expresión lírica, ma"5.
visión de metáfora sobre m e t á f o r a , a d o r n o opor- C o n G ó n g o r a y la escuela culterana culmina
t u n o y destello verbal. Respecto a su estilo afir- este proceso en una distorsión total de la lengua
ma L u d w i g P f a n d l : y con la creación de estructuras lingüísticas que
no p o d í a n encajar, durante m u c h o tiempo, en el
Lope de Vega creó ya el estilo barroco de la co-
media, el cual constituye una de las novedades más mecanismo n o r m a l del español.
esenciales por él introducidas. Desde él hasta Cal- Como material inmediato para sus novísimas crea-
derón, empero, el lenguaje teatral se metaforiza y ciones, Góngora se vale de metáforas que el dema-
se hace simbólico en grado creciente. Todos los siado roce poético había convertido en lugares co-
recursos del rico tesoro de la A g u d e z a y arte de i n - munes ("marfil y rosa", blancura y r u b o r de la
genio, sintetizados más tarde por Gracián, se em- t e z ) , y una selección y reajuste poéticos trans-
plean por anticipado y llenan excelentemente en la forma en la base de un lenguaje poético, alejado
comedia su más adecuado objetivo: el elevar a una de la vulgaridad, y reconstruidos con materias no-
esfera superior los conceptos vulgares en ellos en- bles. Con esto consigue Góngora multiplicar los
cerrados^. sentidos traslaticios de las palabras y crear los cul-
tismos sintácticos6.
D o n d e se manifiesta con toda su fuerza el
Y a que n o podemos abordar plenamente las

3 Ibid., pp. 221-22.


5 Rafael Lapesa, op. cit.. p. 214.
4 L u d w i g P f a n d l , H i s t o r i a d e la L i t e r a t u r a n a c i o n a l e s p a ñ o l a e n la Edad
d e O r o ( 2 a . e d i c i ó n ) , E d . G u s t a v o G i l i , S. A . , B a r c e l o n a . 1952; p . 425.
características de estilo de Góngora, por la índole rrogativa impar dentro de la expresión poética en
misma de nuestro trabajo, nos limitaremos a se- lengua española, si su sintaxis extremadamente
ñalar algunos de sus principales rasgos lingüísti- intemporal se hubiera l i m i t a d o a ser u n juego ver-
cos, tal como aparecen en el Polifemo y las Sole- bal, cultista; pero el juego trascendió y lo que en
dades. Desde el p u n t o de vista léxico, G ó n g o r a Góngora fue la manifestación autentica de un
maneja con maestría inigualada el latinismo y el temperamento y de una época, en los cultistas me-
cultismo: " E l léxico gongorino — a f i r m a Lape- nores y epígonos fue la señal inequívoca de una
s a — está lleno de cultismos en su mayoría a d m i - decadencia y del divorcio completo entre la len-
tidos ya entonces, como áspid, cóncavo, inculcar, gua y el espíritu p o p u l a r , inspirador permanente
canoro, frustrar, indeciso, palestra, sublime; pero de nuestra literatura. De aquí las reacciones viru-
bastantes n o atestiguados, que sepamos, a n t e s : lentas que provocó en su tiempo. Esto nos da a
adolescente, intonso, métrico, náutico, progenie, conocer al o t r o G ó n g o r a : al incisivo poeta de la
etc. G ó n g o r a n o se servía de ellos p o r desatenta- respuesta m o r d a z y directa, aunque en lo f u n d a -
d o impulso innovador, sino p o r su sonoridad y mental emplee los mismos medios lingüísticos que
valor expresivo: casi todos los que empleó, aun- en sus grandes poemas cultos. La polémica en
que muchos fueran censurados p o r sus contempo- t o r n o a G ó n g o r a apasionó p r o f u n d a m e n t e a t o d o
ráneos, han quedado consolidados en el i d i o m a " 7 . el m u n d o literario español, como u n siglo antes
Sintácticamente inicia un retorno tardío al latinis- había apasionado la polémica teológica de auxi-
liis N o es una polémica de tantas, una de esas
m o tal c o m o había ocurrido con los h u m a n i s t a s
que sacuden a veces a los claustros de profesores
del siglo anterior: es característico el uso y abu-
o a los medios eruditos. C r u z a de parte a parte
so que hace del llamado acusativo griego de rela-
toda aquella época, se enredan en ella los grandes
ción 8 ("lasciva el movimientoI mas los ojos h o -
y los pequeños y perdura, en una f o r m a o en otra,
nesta) ; el h i p é r b a t o n latino cobra vida en lo más hasta nuestros días:
denso de su expresión, sobre t o d o c u a n d o separa
el regente del regido, a u n q u e n o a b u n d a t a n t o en
La batalla se inicia en vida del poeta y continúa,
la colocación del verbo al final de frase; elimina, con mayor o menor virulencia, hasta nuestros días.
asimismo, muchas partículas de relación, d a n d o a Es más: creemos que durará mientras dure la
la frase complicada un sentido envolvente, en la poesía, porque hasta cierto punto está identificada
que se capta con dificultad la congruencia grama- con la eterna discusión sobre la esencia de lo poé-
tico Para unos lo poético es exactamente lo que
tical. P o d r í a m o s calificar a G ó n g o r a de virtuoso hizo Góngora; para otros, sin negar al gran Unco
en la complicación sintáctica y reservarle esta pre- cordobés las más altas virtudes estéticas, lo poético
es otra cosa9.

7 R a f a e l L a p c s a , o p . c i t , p . 225; Cíe.
d e G o n g o r a , M a d r i d , 1935.
Dámaso Alonso, La lengua poética Pero es la figura de Francisco de Quevedo la

8
1940Sp"7er E1 aCU$aIÍV0 grieg0 c n cs
Pañol> Rev
- de Filología Hisp., II, 9 E. Díaz-Echarri y J. M . Roca Franquesa, op. cit., p . 412.
que llena y enriquece con un s e n t i d o más h u m a n o
y mas real nuestro siglo X V I I : en pocos escrito- burlón y satírico que nos ha entregado la tradi-
res españoles se ha dado un sentido tan profesional ción y sus obras picarescas; recordemos que es tes-
de la literatura como en Quevedo. " L o s ojos de tigo apasionado y actor consumado de la decaden-
Quevedo — o b s e r v a L a p e s a — provistos de las len- cia más triste que ha conocido España. Cuando
tes crueles del desengaño, s o r p r e n d e n en cuanto pulsa la nota m o r a l , reposada y severa de sus
m i r a n la imagen de la m u e r t e ; la v a n i d a d de los obras doctrinales, es un escritor conciso, de frase
afanes h u m a n o s le sugiere h o n d a s reflexiones mo- nerviosa y expresiva, muchas veces bimembrada,
rales o le presenta hombres y cosas como grotes- en la que el pensamiento sentencioso y agudo, flu-
ye firme y plástico, m o s t r a n d o las aberraciones
cas siluetas. De aquí las geniales caricaturas que-
del m u n d o que le rodea y dictando una lección de
vedescas, cuyos trazos rápidos e x t r e m a n hasta el
severidad y de tristeza resignada.
absurdo la ridiculez, la estulticia o la mezquin-
El emplea más Voces que nadie y a cada voz le da
también más significación que nadie. Juega lo
E1 mérito lingüístico de Quevedo consiste en mismo con los factores semánticos que con los re-
haber sabido encontrar en cada p a l a b r a todas sus tóricos y con los puramente fonéticcs de un voca-
proyecciones semánticas hasta el i n f i n i t o p o r me- blo, hasta exprimirlos y sacarlos todo el jugo. Co-
ge las palabras y, maravilloso prestidigitador, las
dio de la hipérbole y otros recursos estilísticos enriquece, las vacía, las llena a su antojo de nuevo
La poderosa afluencia de ideas sobrepasa a los contenido, las reforma, las rompe, las compone, las
recursos expresivos y de aquí que h a y a que vio- deshace. Trastoca a su placer las categorías gra-
lentar la sintaxis y todos los cánones tradiciona- maticales. Convierte los verbos en sustantivos y
los sustantivos en verbos; los nombres propios en
les: Quevedo vive retando p e r m a n e n t e m e n t e los comunes, y al contrario; lo adjetiva todo, y con la
convencionalismos al uso. Señalamos algunos de misma facilidad lo sustantiva todo. Conoce los
sus rasgos estilísticos más notables: adjetivación más secretos resortes de la retórica —paranomasias,
directa, p o r oposición, del substantivo, sin interme- retruécanos, inversiones—, los siembra a voleo y
siempre caen bien11.
dios transieren tes ("era u n clérigo cervatana") ;
ampliación del contenido semántico del vocabula-
0 La lengua sale de sus m a n o s enriquecida tan-
rio ( h a m b r e imperial) ¡("renovación del léxico p o r
t o como medio expresivo estético como instrumen-
medio del neologismo o p o r t u n o c o m o diablazgo
t o del pensamiento. N o provocó la reacción de
disparatarlo, archipobre, protomiseria; sublima-
G ó n g o r a , aunque su influencia fue decisiva en au-
ción a la categoría de lengua literaria del vocabu-
lario picaresco y de la germanía del h a m p a . tores como Villamediana, Vélez de Guevara, T i r -
so y Saavedra F a j a r d o .

Pero n o es Quevedo únicamente el escritor Baltasar Gracián, u n o de los ú l t i m o s escri-


tores barrocos, en la misma línea que el Quevedo
de los tratados morales, representa el límite extre- manifestación lingüística del siglo X V I I en el
m o de la sintaxis intemporal. Culterano y con- teatro de Calderón de la Barca que j u n t o con Gra-
ceptista al m i s m o tiempo, participa de los méto- cián es el " u l t i m o gran artista del i d i o m a " en
dos expresivos de a m b a s escuelas, acumula metá- este siglo. Calderón ha superado ya la extraordi-
fora sobre metáfora, construye paralelismos y con- naria genialidad creadora de Lope en c u a n t o a las
traposiciones y juegos de palabras: " u n a s veces grandes estructuras ideológicas que presenta su
se basa en la duplicidad de significados:" como o b r a ; lo simbólico en él, ya sea de carácter religio-
[los cisnes] son tan Cándidos, si cantan han de de- so o filosófico, predomina sobre lo verbal o lin-
cir la verdad (càndido 'blanco' e 'inocente') ; güístico; auténtico h o m b r e del Barroco se recrea
otras, en coincidencia de f o r m a entre palabras dis- en las grandes construcciones del pensamiento; el
tintas: [el que primero se atrevió a navegar] ves- lenguaje es o r n a m e n t o y vestidura de u n conteni-
tido dicen que t u v o el pecho de aceros, mas yo di- do más trascendente. E n Calderón predomina el
go que revestido de yerros (yerro error, igual en h o m b r e de ideas, el retórico, sobre lo que pudié-
la pronunciación a hierro) ; o también, y es rasgo ramos llamar conciencia vital literaria al m o d o de
m u y repetido, Gracián juega con palabras que tie- L o p e ; más poeta que d r a m a t u r g o , más pensador
nen entre sí sonidos c o m u n e s : L o s que antes eran que h o m b r e de acción, resume una época y una ac-
estimados p o r reyes, a h o r a f u e r o n reídos . . . Las t i t u d m u y personal. He aquí u n elocuente testi-
sedas y damascos f u e r o n ascos; las piedras finas se m o n i o sobre su estilo:
trocaron en losas frías . . . C o m o en G o n g o -
ra y en Quevedo su léxico a b u n d a en latinismos, Creemos que el estilo del autor de La vida es sueño
cultismos y neologismos f o r m a d o s a base del léxi- no se puede explicar sólo por su formación escolás-
co existente en audaces combinaciones {copia, con- tica, por su disciplina académica; hay que tener en
cuenta otros influjos, y, desde luego, los de Que-
ferir, horrísono, inmoble, semihombre, reagudo, vedo y Góngora. De éste tomará vocabulario,
cautelar, etc.) 1 3 . De p a s o nada más, señalamos metáfora atrevida, retoricismo, colorido; en una pa-
la importancia de Gracián como primer tratadista labra, elemento pictórico. De aquél, la desrealiza-
ción de los personajes, recargándolos de tintas ne-
metódico de retórica en nuestra lengua. Su obra gras o idealizándolos hasta el infinito. En la ver-
Agudeza y arte de ingenio ( 1 6 4 2 ) es la precepti- sificación es de notar la frecuente combinación de
va de la época barroca que será sustituida en el si- versos esdrújulos y llanos, obteniendo por este me-
dio insospechada musicalidad . • . No se puede
glo X V I I I p o r manuales más elaborados y de un negar que alguna vez la emoción poética queda aho-
carácter n o r m a t i v o más estricto. gada en la fronda del verso, excesivamente artifi-
cioso y recargado1*.
Nos ocuparemos, finalmente, de la ú l t i m a
Así llegamos al final del siglo X V I I en que
se cierra una época en la que la lengua española se
12 Rafael Lapesa, op. cit., p. 232-33.

13 C f r . s o b r e B a l t a s a r G r a c i á n , J . M . B l e c u a , El e e s t i l o e n e l C r i t i c ó n , Areh.
tic F i l . A r a g . , Z a r a g o z a , 1945.
ha a f i r m a d o en sí misma y se ha enriquecido al
ser sometida a la experimentación expresiva ba-
rroca. Es cierto que se ha producido la escisión
entre vida y literatura al afirmarse hondamente el
uso de una sintaxis 'intemporal', y al degenerar
los recursos que ésta presentaba, pero la lengua es
ya definitivamente española y es así como p o d r á
ponerse al lado de las lenguas cultas que emergie-
ron con tanta fuerza de las sombras de la E d a d
Media.
VII

L A ACADEMIA DE LA L E N G U A
Y EL E S P A Ñ O L MODER-NO

Su primera Gramática castellana, de 1771, es


un traje infantil hecho a medida para alumnos
de primera enseñanza.

Martín Alonso.
ñ , ^
0 La lengua española adquiere a través de los
siglos X V I y X V I I su estructura definitiva; en lo
esencial, t o d o lo que venga después será cuestión
de pequeños detalles y de retoques. E n el siglo
X V I I I el p a n o r a m a nacional ha cambiado p o r
completo; el pesimismo de Quevedo y de sus días
ha cuajado en una total depresión t a n t o material
como ideológica: #

Al terminar la guerra de Sucesión, España se en-


contraba exhausta y deprimida. Tras la serie de
adversidades que habían jalonado los reinados de
Felipe IV y Carlos II, quedaba sacrificada en la
paz de Utrecht. Todas las actividades parecían
muertas. Se imponía una tarea de reconstrucción
vivificadora, y a ella tendieron los esfuerzos de las
minorías dirigentes; pero sus tentativas de reforma,
deslumbradas por el racionalismo de la época o
ha a f i r m a d o en sí misma y se ha enriquecido al
ser sometida a la experimentación expresiva ba-
rroca. Es cierto que se ha producido la escisión
entre vida y literatura al afirmarse hondamente el
uso de una sintaxis 'intemporal', y al degenerar
los recursos que ésta presentaba, pero la lengua es
ya definitivamente española y es así como p o d r á
ponerse al lado de las lenguas cultas que emergie-
ron con tanta fuerza de las sombras de la E d a d
Media.
VII

L A ACADEMIA DE LA L E N G U A
Y EL E S P A Ñ O L MODER-NO

Su primera Gramática castellana, de 1771, es


un traje infantil hecho a medida para alumnos
de primera enseñanza.

Martín Alonso.
ñ , ^
0 La lengua española adquiere a través de los
siglos X V I y X V I I su estructura definitiva; en lo
esencial, t o d o lo que venga después será cuestión
de pequeños detalles y de retoques. E n el siglo
X V I I I el p a n o r a m a nacional ha cambiado p o r
completo; el pesimismo de Quevedo y de sus días
ha cuajado en una total depresión t a n t o material
como ideológica: #

Al terminar la guerra de Sucesión, España se en-


contraba exhausta y deprimida. Tras la serie de
adversidades que habían jalonado los reinados de
Felipe IV y Carlos II, quedaba sacrificada en la
paz de Utrecht. Todas las actividades parecían
muertas. Se imponía una tarea de reconstrucción
vivificadora, y a ella tendieron los esfuerzos de las
minorías dirigentes; pero sus tentativas de reforma,
deslumbradas por el racionalismo de la época o
ajustadas al modelo de oíros países, fueron mu- grafía en 1 7 4 1 y la Gramática en 1 7 7 1 . L a Aca-
chas veces contrarias al espíritu nacional. Del pa- demia con su lema " L i m p i a , fija y da esplendor",
sado, sometido a crítica, sacaron unos lecciones intenta convertirse en la n o r m a suprema de las
confortadoras, mientras otros, obsesionados por las
nuevas ideas, llegaban a conclusiones negativas. cuestiones lingüísticas y en autoridad definitoria,
En consecuencia, el siglo XVIII marca una quie- según un criterio m u y de la época, en cuestiones
bra de la tradición hispánica, eclipsada por la in- de p u r i s m o y corrección.
fluencia extranjera1.
Sin embargo, y a pesar de cuantos juicios ad-
•"Siglo de ilustración, erudición y crítica; de- versos p o d a m o s pronunciar contra la Academia y
cadencia del espíritu creador y predominio de las toda su trayectoria histórica, n o podemos menos
n o r m a s racionales en cuestiones del idioma.' < E n de admitir que aparece en el h o r i z o n t e lingüístico
el siglo X V I I la lengua se fija sola ya que casi de España en m o m e n t o s en que, p o r la misma
n o entran en juego los preceptos gramaticales debilidad del espíritu nacional, la lengua comen-
enunciados p o r los h u m a n i s t a s y primeros gramá- zaba a navegar a la deriva. ^Las contorsiones lin-
ticos castellanos;'pero, como afirma el mismo La- güísticas de la decadencia barroca h a b í a n barbari-
pesa: " S o b i e la estética (del siglo X V I I I ) gravi- z a d o la lengua y astragado el gusto.» L o s abusos
ta la idea de corrección gramatical y se consuma el de la retórica del Barroco provocaron la airada
proceso de estabilización emprendido p o r la len- reacción de las personas de buen gusto que aboga-
gua literaria desde A l f o n s o el Sabio. N o es que ban p o r una sintaxis natural ( M á y a n s y Sisear,
se haya detenido la evolución del i d i o m a : el C a p m a n y , M a r t í n e z Gayoso) ; se explica, pues,
mismo lenguaje escrito, con ser tan conservador, entre otras muchas cosas, el interés que desper-
revela una constante renovación, más intensa a ú n taron los objetivos de la Academia y sus primeras
en el habla. Pero novedades y vulgarismos tro- publicaciones. ^
piezan con la barrera de las n o r m a s establecidas,,
que son m u y lentas en sus concesiones" 2 . 'Se decide entonces la solución de problemas
importantes dentro del campo lingüístico. "La
revolución fonética de los siglos X V I y X V I I exi-
La preocupación p o r luchar contra el mal gía el reajuste de la escritura, que distinguía soni-
gusto — t a n t o en el p l a n o meramente lingüístico dos c o n f u n d i d o s ya en la pronunciación: ss y s;
como en el literario— es una de las constantes en c y z: x y i. Además, el sistema gráfico venía arras-
este siglo neoclásico y es esa preocupación la que, t r a n d o anomalías producidas p o r tendencias eru-
en definitiva, lleva a la fundación de la Real ditas, que utilizaban transcripciones latinas como
Academia Española en 1 7 1 3 ; entre 1726 y 1739 philosophía, theatro, christiano, guanto. ^jAL
se publicó el Diccionario de Autoridades, la Orto- principio, la Academia t u v o un criterio conserva-
d o r y latinista. Después lo fue m o d i f i c a n d o en
sus concesiones al valor real de los signos. » A l co-
1 R a f a e l L a p e s a , o p . c i t . , p . 259
menzar el siglo X I X habían desaparecido las gra-
fías ss y c,; el signo x dejó de ser equivalente de j aprisionada entre la influencia francesa y la deca-
y quedó reservado para representar la pronuncia- dencia material y m o r a l en todos los órdenes.
ción es ( e x a m e n , axioma) o a la x latina del pre-
f i j o ex (extraño, expuesto) ; y fueron eliminados Sin embargo, n o es el siglo X V I I I , en el aspec-
los latinismos ph, th. ch, qua-, quo-, en beneficio to creador, el p á r a m o que nos ha hecho creer una
de f , t, c. Se conservó la h m u d a y subsistieron historia escrita "ad usum delphinis"; sostenemos
las coincidencias fonéticas entre b y v, c y z, ¡y g, que en este siglo la creación literaria, aunque n o
y e i"3. . pueda compararse con la del siglo anterior, sin em-
bargo, presenta aspectos bastante positivos; en
A esta simplificación en el p l a n o ortográfico cuanto a la lengua, es evidente que, podadas vio-
correspondió también una regularización y codifi- lentamente las malas hierbas del gongorismo deca-
dente, gana en rigor y exactitud. P o r causa de las
cación de la sintaxis. M a r t í n A l o n s o señala opor-
influencias francesas se despertó una reacción en de-
t u n a m e n t e que: " L a sintaxis académica hasta m u y
fensa del español para acabar con los galicismos
entrado el siglo X I X es pobre y elemental en su
t a n t o léxicos como sintácticos. C o n t r i b u y ó m u -
preceptiva o problemática y m u y poco pedagógica
chísimo al afrancesamiento de la lengua la Poética
en sus aplicaciones" 4 . Le falta m u c h o para ser de L u z á n , publicada en 1 7 3 7 e inspirada a su vez
una auténtica sintaxis y le sobran demasiadas co- en los preceptos de Boileau: pretendían estos m a -
sa s
. , P ? r a c u m P l i r c o n * a s exigencias meramente lin- nuales que toda literatura debía seguir los precep-
güísticas: porque además de imponer a la lengua tos de Aristóteles y de Horacio, procurando imitar
las extrañas categorías y predicamentos de una ló- rígidamente las obras clásicas griegas y latinas; de
gica anacrónica (cosas que todavía en la actualidad aquí se deriva una especie de subestimación de la li-
admiten muchos 'academicistas'), tiene las preten- teratura de los Siglos de O r o .
siones de ser normativa, oficial y, p o r añadidura,
libresca. Será eterna la disputa en t o r n o a la Aca- Sin embargo, la influencia de Góngora y de
demia y durará cuanto ésta dure. N o intentamos su escuela, se hacía sentir todavía en el siglo X V I I I
aquí hacer un balance de los beneficios o daños qu? en el lenguaje poético: la Academia f u e impoten-
haya p o d i d o causar al desarrollo n o r m a l de la len- te para desterrar los neologismos introducidos en la
gua; sin embargo creemos que en el m o m e n t o pre- etapa anterior ni los galicismos que penetraban p o r
ciso de su aparición — 1 7 1 3 — vino a cumplir con contacto ni incluso los arcaísmos que aún perdura-
un cometido y a polarizar en t o r n o a sí los deseos ban o que habían sido resucitados a última hora.
de imponer un criterio sano a f a v o r del buen gus- La prosa s u f r i ó un cambio completo p o r influen-
to y a depurar la lengua en un instante de c o n f u - cia de la francesa. " M á s radical f u e la transfor-
sión que reflejaba la que padecía el alma nacional, mación de la prosa. C o m o la novela y la historia
artística tuvieron en el siglo X V I I I escasísimo de-
sarrollo, la prosa se limitó casi exclusivamente a
3 I b i d . , p p . 265-66.
obras didácticas que exigían un estilo severo y pre-
ciso. E n un esfuerzo de adaptación, la prosa es- convertido en un i n s t r u m e n t o de expresión más
pañola del siglo X V I I I sacrificó la p o m p a a la cla- preciso y ceñido al pensamiento. La Academia
ridad ; ya que n o posee grandes cualidades estéticas, cumple con una necesidad y se lucha, p o r todos los
adquirió una sencillez de t o n o m o d e r n o que cons- medios, para encontrar una expresión adecuada del
tituye su m a y o r atractivo" 5 . alma nacional a través de una lengua clara, racio-
nal y práctica. De él afirma D í a z - P l a j a :
La prosa erudita de este período tiene sus m á -
ximos representantes en las figuras del Padre Fei-
joo, entre cuyos escritos destacamos, p o r interesar Ninguna época, pues, a pesar de su frialdad apa-
rente, presenta una gama ideológica tan compleja.
especialmente a nuestro estudio, su Paralelo de las / an profunda es su trascendencia que el mero hecho
lenguas castellana y francesa; representa, en su esti- poético queda relegado a un segundo término por
lo, un retorno a la sintaxis ' n a t u r a l ' sin forzar al estos espíritus sutiles y preocupados. El siglo
n e¡ Un S gl ético se
«.• ° ' ° P° - gún se repite por
idioma a que entre en moldes anormales. " E l mis- ahí; pero es, acaso, la época en la que, a través del
m o confiesa que n o quiso perder el tiempo en es- artista, puede vislumbrarse la tempestad más for-
tudiar retórica; su estilo 'tal cual es, bueno o malo, midable que han provocado ¡as más nobles preocu-
de esta o de aquella especie', n o lo buscó sino que paciones que, a lo largo de la Historia, ha tenido la
Humanidad7.
se le vino a las m a n o s " 6 . T a m b i é n citamos a Ig-
nacio L u z á n , autor de la Poética, y, p o r encima de
todos, destacando como valor universal, a u n q u e El siglo X I X trae consigo una violenta con-
sus méritos hayan sido negados, el jesuíta expulso moción en el precario equilibrio del ambiente na-
Hervás y P a n d u r o , quien rebasa toda frontera na- cional que, milagrosamente, había existido en el
cional para convertirse en u n o de los primeros lin- siglo anterior. La invasión napoleónica provoca
un legítimo sentimiento de retorno a lo tradicional
güistas de la época moderna. E n su Catálogo de
español y las circunstancias políticas hacen que sur-
las lenguas se adelantó varios años al Diccionario
ja una nueva orientación en los medios expresivos:
de Pallas, publicado b a j o el patrocinio de Catalina
la oratoria política que influye notablemente en ei
de Rusia y al Mitridates de A d e l u n g ; p o r esta obra
desarrollo de la prosa. " L o s t r i b u n o s n o busca-
(incluida dentro de su enciclopedia Idea del Uni- ron estilo sobrio y objetivo, sino períodos largos,
verso) puede calificársele de primer comparatista. sonoros, patéticos, a b u n d a n t e s en evocaciones his-
tóricas e imágenes deslumbradoras. Así b r o t a r o n
Este siglo X V I I I , tan complicado y aparente-
los discursos de J o a q u í n M a r í a López, Ríos Rosas,
mente tan estéril, tan criticado y repudiado incluso
Olózaga, Nocedal y Aparisi, el t o n o profético dé
p o r los mismos españoles, tiene a nuestro juicio el
D o n o s o Cortés y la p o m p a ornamental de Cas-
mérito de haber purificado el español y haberlo

5 R a f a e l L a p e s a , o p . c i t . , p . 263. 7 Guillermo Díaz-Plaja, Hacia un concepto de la literatura española (2a


P2Sa pC A r g c m i n a S A A u s ,
p 127 ' - " «l 297, Buenos Aires, 1945;'
telar" 8 . q u é situación se encuentra, pues, el español, al fi-
nalizar este caótico siglo X I X ? Oigamos a G a l d ó s :
La prosa romántica se superpone a la prosa
Una de las dificultades con que tropieza la novela
neoclásica insuflándole una vitalidad acelerada que
en España consiste en lo poco hecho y trabajado
a ésta le f a l t a b a ; al espíritu objetivo y f r í o de la que está el lenguaje literario para reproducir los
erudición y la crítica dieciochescas opone lo emi- matices de la conversación comente. Oradores y
nentemente subjetivo ( L a r r a ) y la imitación del poetas lo sostienen en sus antiguos moldes académi-
cos, defendiéndolo de los esfuerzos que hace la con-
español de los Siglos de O r o . La novela histórica versación para apoderarse de él; el terco régimen
renueva el uso de los arcaísmos e incorpora al aduanero de los cultos le priva de flexibilidad. Por
léxico muchos términos castizos que los puristas otra parte, la Prensa, con raras excepciones, no se
esmera en dar al lenguaje corriente la acentuación
del siglo X V I I I h a b í a n considerado como desgas- literaria, y de estas rancias antipatías entre la retórica
tados p o r el uso o poco acomodados para la expre- y la conversación, entre la Academia y el periódico,
sión de lo que ellos creían ser de buen gusto. Es resultan infranqueables diferencias entre la manera
de escribir y la manera de hablar, diferencias que
de señalar, de manera especial, la frase poética de 10
son desesperación y escollo del novelista .
nuestro R o m a n t i c i s m o en el que se eleva casi como
única figura Gustavo A d o l f o B é c q u e r 9 ; representa La novela realista, en España quiere hacer ese
una tendencia lírica natural, íntima y personal. intento con el español: crear un instrumento expre-
Sintaxis natural' que n o distorsiona sus estructu- sivo adecuado. E l español venía cargando con la
ras para hacerse expresiva, si exceptuamos ciertos hinchazón barroca y la oratoria romántica; es to-
giros violentos del hipérbaton. A b u n d a , asimis- talmente cierto lo expresado p o r Galdós en el párra-
mo, en licencias poéticas de todo género para dar fo que acabamos de transcribir y n o es de extrañar
expresión a su personalidad y al contenido e m o - que en los últimos decenios del siglo X I X se someta
cional de la misma. a la lengua a un rigor que era completamente nuevo
y que venía a chocar con la grandilocuencia post-
Pero d o n d e el español experimenta verdade- rromántica de los novelistas históricos y los o r a d o -
ramente u n cambio radical es en la segunda m i t a d res políticos; cuajarán estas aspiraciones, en su
del siglo X I X y comienzos del X X . Los cambios, pleno sentido expresivo, en los autores de la
n o ya propiamente lingüísticos, sino estilísticos, generación del 98, de quienes nos ocuparemos más
son rápidos, violentos y, sobre todo, ambiciosos. adelante.
Nuestro romanticismo f u e efímero y desordenado
La lengua española debe m u c h o a la etapa del
además de tardío, como desgraciadamente h a n sido
llamado realismo y naturalismo. Lingüísticamen-
muchos movimientos culturales en España. ¿En
te, el español se plasma en su aspecto definitivo:
logra nuestra lengua exactitud, sentido de lo autén-
8 Rafael L a p e s ; , op. cit-, p . 266-67.

9 M a r t í n A l o n s o , o p . c i t . , p . 3 2 3 , y ss.; C f r . D á m a s o A l o n s o y C a r l o s B o u -
s o ñ o , Seis c a l a s e n la e x p r e s i ó n l i t e r a r i a , G r e d o s , M a d r i d , 1951.
ticamente tradicional sin renunciar equilibrada- E l M o d e r n i s m o —creación auténticamente
mente a cualquier influencia extranjera beneficiosa. h i s p a n o a m e r i c a n a — aporta una retórica totalmente
El p á r r a f o español se hace breve y directo: lo que nueva y una renovación del medio expresivo poéti-
pierde en extensión lo gana en expresividad; se co. N o vamos ahora a diferenciar tajantemente el
nota una gran tendencia a eliminar la complicada m o d e r n i s m o hispanoamericano del español como
frase subordinada construida en un estilo retórico lo hace D í a z - P l a j a , sino que el fenómeno lo con-
ciceroniano inoperante en la época m o d e r n a ; acu- cebimos como total, c o m o una renovación lin-
mula el español — c l a r o está, m u c h o antes que la giiístico-poética que afecta al español^ en toda su
Academia dé su a p r o b a c i ó n — todas las voces téc- totalidad como medio expresivo común del m u n -
nicas extranjeras que aporta el nuevo movimiento d o hispanohablante. L o que el m o d e r n i s m o apor-
científico y filosófico. H e aquí cómo, en lo lin- ta al español es una renovación total del lenguaje
güístico, caracteriza Lapesa a esta época: poético empobrecido y desgastado en los epígonos
románticos finiseculares. "Renovación expresiva:
Las palabras de vieja solera conservadas en el habla
popular habían empezado a ser miradas con cariño las viejas metáforas h a b í a n quedado inservibles,
por los escritores casticistas.. . El gusto por el color al cabo de t a n t o uso; el espíritu m o d e r n o exigía
local, tan característico de la novela realista, dió en- otras f o r m a s estilísticas más ágiles, más frescas,
trada en la literatura a muchas voces y giros regio-
nales. . . Hay andalucismos en Fernán Caballero y más ricas y originales . . . Las imágenes nuevas, lu-
Valera, galleguismos en la Pardo Bazán, rasgos as- minosas, brillantes y estallantes de gracia y belle-
turianos en Clarín y Palacio Valdés. Pereda recoge za, los epítetos recién acuñados y henchidos de
particularidades léxicas de la Montaña tan amorosa-
mente como retrata la aldea o el puerto Santan-
expresividad saltan p o r todas partes". 1 " Señalemos
derino 11
. también la abundancia de helenismos que se in-
corporan al español, los extranjerismos exóticos
Pero n o se detiene la lengua a q u í ; a fin de si- en el léxico, la resurrección de arcaísmos expresi-
glo se producen dos grandes movimientos literarios vos y los neologismos que tanta fuerza tienen en
— M o d e r n i s m o y Generación del 9 8 — que causan Rubén Darío. Las innovaciones métricas son re-
un p r o f u n d o impacto en el c a m p o lingüístico. Sin volucionarias, t a n t o en lo que se refiere a la es-
entrar a consideraciones dasificatorias ni en menes- tructura del verso c o m o a las nuevas combinacio-
teres de deslindamiento, 1 2 nos interesa especial- nes estróficas. " T o d o s los recursos de la palabra —
mente el f e n ó m e n o lingüístico en ambas tendencias. grafía, significación, imagen, fonética y m ú s i c a —
son apurados en esta poesía exhuberante y fascina-
11 Rafael Lapesa, op. cit., p. 271. da p o r la n o v e d a d . " 1 4
12 La b i b l i o g r a f í a s o b r e e s t e p e r í o d o es a m p l í s i m a ; r e m i t i m o s a l l e c t o r a La prosa modernista, asimismo, crea un ins-
las s i g u i e n t e s o b r a s : G u i l l e r m o D í a z - P l a j a , M o d e r n i s m o f r e n t e a N o v e n t a
y o c h o , E s p a s a - C a l p e , S. A . , M a d r i d , 1951. M . H e n r í q u e z U r e ñ a Breve
h i s t o r i a del Modernismo, Fondo d e Cultura Económica, México. 1954
S I MJHHH f q T p ? - c a m d a G CnCr
T i ó n d e l 98
> Ediciones Guadarrama! 13 E. Díaz-Echarri y J. M . R o c a P r a n q u e s a , o p . c i t . , p . 1190.
L n " F r'l a 1 U
' n E m r a l g 0 ' ** g ^ c i ó n del Noventa y
o c h o , E s p a s a - C a l p e A r g e n t i n a , S . A . , A u s t r a l 7 8 4 , B u e n o s A i r e s , 1947. 14 Rafael Lapesa, o p . cit., p. 272.
t r u m e n t o que sin dejar de ser altamente retórico,
se adapta plenamente a una expresión poética y cillez, precisión y sobriedad. He aquí las tres cons-
llena de lirismo y emoción. T i e n e tal i m p o r t a n - tantes azorinianas de la sintaxis . . . Escoge pa-
cia su influencia que D í a z - P l a j a llega a a f i r m a r : labras de una sonoridad agradable, como J a s ter-
" L a prosa literaria española se caracteriza desde minadas en anza o ancia: olvidANZA, añorAN-
el m o d e r n i s m o p o r la lucha contra el cliché, p o r la ZA, s e d A N C I A . F o r m a otras nuevas con sufijos
exigencia a d o t a r a la prosa de la misma virgini- agudos, como evagación. N o sólo se aficiona a las
dad expresiva, la misma novedad combinatoria que palabras populares sino que vivifica las de la litera-
se exige p a r a el verso". 1 5 A h í está presente el tura antigua o las que pertenecen a las profesiones
ejemplo de M o n t a l v o , M a r t í , Lugones, G ó m e z Ca- y oficios. A z o r í n n o mutila la frase, la hace con-
rrillo y el m i s m o R u b é n D a r í o . cisa. A base de principales sin subordinadas teje
su sintaxis. O t r a s veces resuelve p o r participio lo
^ Frente al m o d e r n i s m o o más bien como co- que debiera ser una subordinada. Hace una supre-
rriente contigua aparece el gran m o v i m i e n t o llama- sión constante del verbo ser"16.
do convencionalmente "Generación del 9 8 " . Ade-
más de su significado político-nacional, de su in- U n a m u n o , p o r su lado, siente la lengua co-
fluencia en la mentalidad española de su época, m o sentía la vida: apasionada y casi agónicamen-
de su i n t e n t o p o r hacer una España nueva, los te; es p o r esto que, al principio, da la impresión de
integrantes de la generación realizan una verdadera ser un romántico, pero lentamente se va captando
revolución lingüística de la que todavía está vi- que es un? lengua la suya descarnada, podada a gol-
viendo el español en la actualidad. L a renovación pes de hacha, de lo superfluo: íntimamente se recrea
lingüística emprendida p o r estos hombres esforza- en la p a r a d o j a verbal y mental y en el hallazgo lé-
dos — U n a m u n o , Baroja, A z o r í n , M a c h a d o , M a - xico o p o r t u n o o en la revitalización del arcaísmo.
e z t u — y p o r sus seguidores es p r o f u n d a . Se ha P r o f u n d o conocedor ? de España, eterno viajero p o r
señalado a A z o r í n como al " m á s revolucionario en sus campos y ciudades, capta el sentido de la len-
la sintaxis de los tiempos m o d e r n o s " , pero cada gua p o p u l a r y no tiene miedo en incorporarla a los
u n o de ellos, desde su trinchera personalista, con- pensamientos más graves y sentenciosos. Su mis-
t r i b u y ó a realizar esta innovación y revitalización ma profesión trasciende a su o b r a : como buen fi-
de la lengua. lólogo sabe sumergirse en los contenidos semánti-
cos y sacar de ellos la esencia de su pensamiento . . .
A z o r í n , en su tiempo, fue un revolucionario Desenfado, sí, pero pleno de vitalidad y energía, en
de la frase: h o y se ha aceptado plenamente y sin una lengua _que d o m i n ó y perfeccionó como ins-
reservas su frase corta, esquemática, de núcleo n o - t r u m e n t o vital de su angustia. P í o Baroja es, con
minal, suelta y predominantemente directa. "Sen- todo, el autor de esta generación más directo y me-
nos preocupado p o r n o r m a s gramaticales. N o sé

13
pU303rmO DlaZ
*PlaÍa- M o d c r n i s m o
» Noventa y ocho, ed. c¡.„
de dónde se habrá sacado aquello de que "Baroja
escribe m a l " y de que " n o tiene estilo" . . . Su
vitalidad, agresividad lingüística y sentido de selec-
ción lo han hecho maestro de una generación de
novelistas . . . Posiblemente, en estos momentos
sólo quede en el ambiente su tremendismo — q u e
es precisamente lo que se trata de i m i t a r — , pero
más allá de esto, queda el h o m b r e que supo mane-
jar la lengua en acciones novelescas, folletinescas y
en el género de sus Memorias incisivas. VIII
Finalmente, terminamos este recorrido p o r la
evolución de la lengua española, con la figura de
E L E S P A Ñ O L DE AMERICA
José Ortega y Gasset, el creador de un gran estilo
lingüístico que supo encontrar en la esencia del es-
. . . considero como un privilegio hablar en es-
pañol medios expresivos para hacer de él una len- pañol y entender el mundo en español . . .
gua de cultura a la europea. Su léxico preciso, bri- Cuando recibimos como lengua nacional la len-
llante y o p o r t u n o ; su sintaxis sosegada, de gran gua española, con ella recibimos el acervo espi-
gusto; su metáfora limpia y siempre nueva, h a n ritual de España. Nuestra lengua es el excipien-
te que disuelve, conserva y perpetúa nuestro sen-
hecho de él el maestro de los modernos prosistas tido nacional.
españoles. Desde el p u n t o de vista de la lengua,
quien no va a él, de él viene. A l f o n s o Reyes

i
La comunidad de lengua entre España y los
países hispano-americanos integra, j u n t o con otros
núcleos de menor importancia, lo que se conoce con
el nombre de m u n d o hispanohablante, lo cual hace
que el español esté colocado a la cabeza de las len-
guas románicas, yéndole m u y a la zaga el portu-
gués, italiano y francés. El español es instrumento
expresivo, lengua materna y literaria de hombres
de distintas razas. Ahora bien, al emplear el tér-
mino de "español de América' hay que evitar caer
en el error de creer que se trata de un español dia-
lectal que se haya distanciado considerablemente del
peninsular: fundamentalmente, conservamos una
de dónde se habrá sacado aquello de que "Baroja
escribe m a l " y de que " n o tiene estilo" . . . Su
vitalidad, agresividad lingüística y sentido de selec-
ción lo han hecho maestro de una generación de
novelistas . . . Posiblemente, en estos momentos
sólo quede en el ambiente su tremendismo — q u e
es precisamente lo que se trata de i m i t a r — , pero
más allá de esto, queda el h o m b r e que supo mane-
jar la lengua en acciones novelescas, folletinescas y
en el género de sus Memorias incisivas. VIII
Finalmente, terminamos este recorrido p o r la
evolución de la lengua española, con la figura de
E L E S P A Ñ O L DE AMERICA
José Ortega y Gasset, el creador de un gran estilo
lingüístico que supo encontrar en la esencia del es-
. . . considero como un privilegio hablar en es-
pañol medios expresivos para hacer de él una len- pañol y entender el mundo en español . . .
gua de cultura a la europea. Su léxico preciso, bri- Cuando recibimos como lengua nacional la len-
llante y o p o r t u n o ; su sintaxis sosegada, de gran gua española, con ella recibimos el acervo espi-
gusto; su metáfora limpia y siempre nueva, h a n ritual de España. Nuestra lengua es el excipien-
te que disuelve, conserva y perpetúa nuestro sen-
hecho de él el maestro de los modernos prosistas tido nacional.
españoles. Desde el p u n t o de vista de la lengua,
quien no va a él, de él viene. A l f o n s o Reyes

i
La comunidad de lengua entre España y los
países hispano-americanos integra, j u n t o con otros
núcleos de menor importancia, lo que se conoce con
el nombre de m u n d o hispanohablante, lo cual hace
que el español esté colocado a la cabeza de las len-
guas románicas, yéndole m u y a la zaga el portu-
gués, italiano y francés. El español es instrumento
expresivo, lengua materna y literaria de hombres
de distintas razas. Ahora bien, al emplear el tér-
mino de "español de América' hay que evitar caer
en el error de creer que se trata de un español dia-
lectal que se haya distanciado considerablemente del
peninsular: fundamentalmente, conservamos una
dido. Se ha discutido m u c h o la actitud que t o m ó
unidad lingüística cerrada. la corona española en relación con las lenguas in-
Cuando decimos "español de América ' —observa dígenas. ¿Hasta qué p u n t o la Colonia coaccionó
Lapesa— pensamos en una modalidad de lenguaje
distinta a la del español peninsular, sobre todo co-
al indio para que adoptara el castellano como única
rriente en el Norte y Centro de España. Sin em- lengua? ¿Cuál f u e la acción centrífuga ejercida
bargo, con expresión global agrupa matices muy p o r los misioneros al tratar de convertir a la fe a
diversos: no es igual el habla cubana que la ar- los indígenas valiéndose de las lenguas de éstos?
gentina, ni la de un mejicano o guatemalteco que la
de un peruano o chileno. Pero, aunque no exista Parece ser que la C o r o n a española m a n t u v o dos ac-
absoluta uiformidad lingüística en Hispanoamérica, titudes respecto a las lenguas indígenas. Según
la impresión de comunidad general no está injusti- Rosa Arciniega, la Corona, hasta el siglo X V I I ,
ficada: sus variedades son menos discordantes en-
tre sí que los dialectismos peninsulares, y poseen propició el aprendizaje de las lenguas aborígenes y
menor arraigo histórico. Mientras las diferencias a partir de esta fecha " t r a t ó de anegarlas b a j o la
linaüísticas dentro de España han tenido en ella su enseñanza coactiva del castellano".
cuña y ulterior desarrollo, el español de América es
una lengua extendida por la colonización; y ésta se D u r a n t e los siglos X V I y X V I I , las lenguas
inició cuando el idioma había consolidado sus ca- aborígenes despertaron u n p r o f u n d o interés en los
racteres esenciales y se hallaba próximo a la madu-
rez. Ahora bien, lo llevaron a Indias gentes de conquistadores ya fuera debido a la curiosidad
abigarrada procedencia y desigual cultura; en la p o r encontrarse ante un o b j e t o lingüístico nue-
constitución de la sociedad colonial tuvo cabida el vo o más bien, y parece ser lo más probable, a la
elemento indígena, que aprendió de sus señores, y necesidad práctica de entrar en contacto con los
más aún. de los misioneros, la lengua española, mo-
dificándola en mayor o menor grado según los há- aborígenes, convertirlos a la fe y encuadrarlos en el
bitos de la pronunciación nativa, o conservó sus nuevo sistema social que traía la conquista; se ex-
idiomas originarios, con progresiva infiltración de plica, pues, la reacción posterior de la corona una
hispanismos; durante cuatro centurias, la constante vez logrados los objetivos que se pretendían.
afluencia de emigrados ha podido introducir innova-
ciones1.
Durante ese largo lapso (siglos XVI y XVII), los
estudios de los lenguajes indianos, e incluso la bi-
bliografía ofrecida en ellos, fueron brillantes y no-
tabilísimos. Había numerosas y bien rentadas cáte-
LAS LENGUAS INDIGENAS DE AMERICA
dras en Lima, México y otras ciudades para ense-
ñarlos; y puede decirse que la mayor parte de los
E l español, al llegar a América a fines del si- predicadores se dirigían a los indígenas en sus idio-
mas nativos2.
glo X V , encuentra u n mosaico de razas y de len-
guas aborígenes, cuyo cuadro y genealogía es m u y Pero repentinamente cambia la actitud de la
difícil de trazar. Se calcula que existían 123 fa- C o r o n a española hacia las lenguas aborígenes.
milias de idiomas, muchas de las cuales se h a n per-
2 Rosa A r c i n i e g a , " E l C a s t e l l a n o e n A m é r i c a " , D i a r i o El P o r v e n i r , Monte-
r r e y , N . L . , L u n e s 30 d e j u l i o d e 1962, p á g . 6 .
J u a n de S o l ó r z a n o Pereyra y J u a n de M a t i e n z o ciones culturales y fraternas. L o que en verdad
aconsejan al rey que los indios aprendan el castella- nos une es el i d i o m a " .
no, aduciendo la unidad del lenguaje como medio
efectivo para gobernar las colonias. El argumen- Pocas lenguas se salvaron del h u n d i m i e n t o to-
to, además, era brutal p o r su misma simplicidad: tal; la presión social, económica y cultural del es-
" T o d o pueblo vencido pierde el derecho a su idio- p a ñ o l en América era demasiado vigorosa y se re-
m a " . El arzobispo de México, en 1769, escribe pite el m i s m o fenómeno que ocurrió con las len-
al rey de España, aconsejándole que el castellano guas aborígenes de E u r o p a ante el avasallamiento
fuese impuesto como el único y universal idioma de l a t í n ; lo que sí es evidente es que muchas de estas
en t o d o s los dominios de España. " E l monarca lenguas aborígenes americanas h a n operado como
español, en Cédula del 10 de m a y o de 1770, or- substrato respecto al español hispanoamericano y
denaba la 'castellanización' de las colonias y que que h a n d e j a d o en él h o n d a s huellas.
sólo hubiera en ellas u n i d i o m a : el español. C o n E n t r e estas lenguas podemos citar las siguien-
esta medida se inauguraba una nueva política cul- tes: el náhuatl, principal lengua del imperio mexi-
tural. O mejor dicho: se a b a n d o n a b a la políti- cano; el arahuaco de las Antillas; el caribe, Sur de
ca seguida hasta entonces en el sentido de que los las Antillas, Venezuela y las G u a y a n a s ; el quechua
estudios lingüísticos indígenas n o contarían ya con del Perú y de los Andes, desde el Ecuador, N o r t e de
el a p o y o oficial; en el sentido también de que las Chile hasta el Noroeste de la A r g e n t i n a ; el arauca-
cátedras serían suprimidas y en el de que t a m p o c o no (mapuche), Sur de Chile hasta la T i e r r a de
se costearían con dinero del fisco ediciones de libros Fuego y el guaraní, en las cuencas del P a r a n á , P a -
o folletos en los idiomas nativos. N o en el sen- raguay y en Brasil. M á s adelante estudiaremos en
tido de que el castellano se impusiera en f o r m a coac- qué f o r m a compite el español en estas zonas lin-
tiva, obligatoria y t a j a n t e — q u e nunca se i m p u s o güísticas de diferentes sustratos.
ni se ha impuesto de ese m o d o entre los indígenas
americanos" 3 . La influencia que h a y a n p o d i d o ejercer las
lenguas aborígenes de la América española sobre el
N o es o p o r t u n o discutir en este m o m e n t o la castellano es m u y discutible y dudosa. Rodolfo
ventaja o la desventaja de la medida t o m a d a p o r la L e n z sostuvo firmemente la teoría de que el habla
C o r o n a española respecto a las lenguas aborígenes. de Chile estaba toda ella impregnada de sonidos
" Y o creo — o b s e r v a la misma a u t o r a — que, de- araucanos o mapuches, pero en la actualidad se sos-
jadas a un lado cualesquiera consideraciones de o t r a tiene la teoría de que los fonetismos pecualiares del
índole, el hecho de que se i m p l a n t a r a en t o d o nues- español americano de Chile proceden de fenómenos
tro á m b i t o americano un solo idioma ha resultado observados también en España y que se h a n desa-
alta y enormemente beneficioso para nuestras rela- rrollado en igual f o r m a en América. L o m i s m o
puede decirse respecto a otras regiones hispanoame-
ricanas. D o n d e sí puede sospecharse la influencia
del sustrato aborigen es en la entonación tan pecu- b) el yeísmo, o sea la pronunciación de 11
liar y variada en Hispanoamérica. " L a entonación como y, fenómeno fonético m u c h o más
americana, rica en variantes, extremas subidas y extendido que en la misma España. 3
descensos melódicos, mientras la castellana tiende a c) equivalencia de es en el f o n e m a x , única-
moderar las inflexiones, manteniéndose alrededor mente en ciertas palabras ( ' t e x t o ' , 'expli-
de una n o t a sostenida y equilibrada. Cabe a d m i t i r car') .
i n f l u j o s del m i s m o tipo, primitivos o no, en el rit-
m o del habla, que altera la regular duración de las d) diptongación, m u c h o m a y o r que en Es-
sílabas: el mexicano abrevia nerviosamente las n o paña, de las agrupaciones ea y eo en io
acentuadas (palabrs, viejsito, 'viejecito', pas-té, como en peón: pión.
'pase usted"), mientras el argentino se detiene con e) articulación completa de las terminaciones
morosidad antes del acento y en la sílaba que lo lle- en -ado, que en España h a n a t e n u a d o ca-
va, y el c u b a n o se mueve con perezosa l e n t i t u d " 4 . si p o r completo la d (comparado, com-
p a ' o ) .6
CARACTERISTSCAS FONETICAS DEL
ESPAÑOL DE AMERICA EL LEXICO

C u a n d o el español llegó a América, todavía Las lenguas indígenas americanas h a n contri-


n o había tenido lugar la t r a n s f o r m a c i ó n fonética b u i d o en f o r m a considerable a enriquecer el léxico
que se realizó en la segunda mitad del siglo X V I del español. Era natural que el N u e v o M u n d o sor-
y comienzos del X V I I (como fue la unificación de prendiera p r o f u n d a m e n t e al conquistador: una
s sorda y ss sonora, la conversión de x en la actual naturaleza virgen e intacta, animales y plantas ex-
j, la unificación de la b oculsiva y la v fricativa, la trañas, fenómenos telúricos sin precedentes, civili-
omisión fonética de la h inicial aspirada y la fusión zaciones avanzadas que h a b í a n desarrollado técni-
de c (ts) y de la z (ds) en la actual interdental z ) . cas propias y costumbres que reflejan m ó d u l o s so-

Actualmente, debido a una serie de mezclas


5 A l f o n s o R e y e s , r e f i r i é n d o s e a l seseo y a l y e í s m o a f i r m a q u e " n o s o n u n a
producidas p o r distintas influencias y factores, en n o v e d a d , s i n o u n a a d o p c i ó n d e p c p u l a r i s m o q u e t a m b i é n se n o t a e n
América p r e d o m i n a n las siguiente características f o - v a r i a s r e g i o n e s p e n i n s u l a r e s " , e n " D i s c u r s o p o r la L e n g u a " , O b r a s C o m -
p l e t a s , X I , F o n d o d e C u l t u r a E c o n ó m i c a , M é x i c o , 1960, p . 321.
néticas :
6 El m i s m o A l f o n s o R e y e s , o p . c i t . , h a c e l a s s i g u i e n t e s o b s e r v a c i o n e s s o b r e
a) el seseo, es decir la indistinción fonética e s t a s p e c u l i a r i d a d e s f o n é t i c a s : " T o d o esto se c o n s i d e r ó u n t i e m p o c o m o
influencia t í p i c a m e n t e a n d a l u z a sobre América: andaluza era una buena
entre s, c (ce, ci) y la z españolas. p o r c i ó n d e los c o n q u i s t a d o r e s q u e t r a j e r o n la l e n g u a . H o y se t i e n d e a
p e n s a r q u e se t r a t a m á s b i e n d e p o p u l a r i s m o s e s p a ñ o l e s y n o de_ m e r o s
andalucismos. A ú n i n c a c u e r d o q u e A m c r i c o C a s t r o y yo e n c o n t r á b a m o s
p o r la v e g a t o l e d a n a a l g u n a s f o r m a s q u e s u e l e n p a s a r p o r a n d a l u z a s .
4 R a f a e l L a p e s a , o p . c i t . , p . 325: s o b r e la e n t o n a c i ó n hispanoamericana E s t a s f o r m a s d e e c o n o m í a , n o s d e c í a M e n é n d e z P i d a l , tal v e z r e p r e s e n t e n
p u e d e consultarse T o m á s Navarro T o m á s , Manual de Entonación Española, e l p o r v e n i r d e la l e n g u a " .
H i s p a n i c I n s t i t u t e i n t h e U n i t e d S t a t e s , N e w Y o r k , 1948, p a s s i m .
cíales, religiosos y culturales t a n distintos de los dentalismos son botar ' a r r o j a r ' , fundo, buraco, pa-
suyos. N o r m a l m e n t e antes estas novedades t o m a - rarse 'estar de pie' " 7 .
ron los nombres indígenas:
D e n t r o del á m b i t o del léxico, también el es-
— d e l n á h u a t l proceden aguacate, cacao, caca- p a ñ o l americano tiene características bien definidas
huate o cacahuete, chocolate, hule, nopal, al emplear en abundancia la derivación a base de
jicara, petate, etc. sufijos, como -ada para la formación de colectivos
c o m o caballada, carnerada, potrada, paisanada,
— d e l arahuaco, cacique, bohío, canoa, batata, criollada, muchachada y la constante adopción de
maíz, carey, caníbal, naguas, sabana, ni- neologismos de procedencia extranjera.
gua, tiburón, tabaco, yuca, etc.
EL VOSEO
— d e l guaraní, tapioca, tapir, ñandú y otras.

N o se ha hecho aún un recuento completo de U n fenómeno arcaizante que se ha conserva-


los términos aborígenes que el español t o m ó de las do en distintos lugares del continente americano ha
lenguas de América: un alto n ú m e r o de vocablos sido el voseo o sea el uso del p r o n o m b r e vos como
f o r m a n parte del léxico español, enriquecido así f ó r m u l a de tratamiento. E n España, el empleo de
p o r innumerables adopciones léxicas que lo hacen vos p o r tú era corriente hasta el siglo X V I : el tú
más rico y expresivo. era el tratamiento que sólo se daba a inferiores; en-
tre las clases cultas se empleaba el vos, pero "ya
en el primer tercio de aquella centuria se comenzó
Es más i m p o r t a n t e observar el léxico del es- a desechar dentro de las clases cultas, p o r suponer
p a ñ o l que se ha conservado en América. La ca- que implicaba un rebajamiento en el t r a t o de la
racterística general es que a b u n d a en unidades arcai- persona aludida. E n t r e iguales se usaba el tú y el
zantes, debido a su situación de lengua marginal. vuestra merced"8 . E n el m o m e n t o del descubri-
"Característico es el uso de lindo, como en el siglo miento de América se estaba operando este cambio
X V I I , en lugar de bonito o de hermoso. Propias entre las clases cultas de España, pero los conquis-
del Siglo de O r o y olvidades o decadentes en Espa- tadores, que n o pertenecían a ellas, t r a j e r o n el vo-
ña son liviano 'ligero', pollera 'falda', prometer seo a América y arraigó entre la población, pero
'asegurar', recordar 'despertar', esculcar 'registrar, n o con igual extensión, pues en algunas regiones
escudriñar', aguaitar 'vigilar, acechar', escobilla 'ce- acabó p o r ser eliminado. " M é x i c o y L i m a — a f i r -
pillo', barrial 'barrizal'. A l g u n a s de estas palabras ma A r t u r o C a p d e v i l a — fueron y son las grandes
h a n sido señaladas como posibles regionalismos del
Occidente peninsular. T a l procedencia es segura
para los leonesismos andancio, carozo, piquinino, 7 Rafael Lapesa, op. cit., p. 335.
furnia, peje, lamber, fierro y los galleguismos o lu- 8 Rosa A r c i n i e g a , " E l voseo e n A m é r i c a " , D i a r i o El P o r v e n i r , Monterrey,
sismos bosta, cardumen, laja; m u y probables occi- N . L . , 1958. No he podido comprobar día y mes.
metrópolis del tú y los mayores centros de su ex- y de Bolivia. Sin embargo, México y Perú son,
pansión. E n L i m a y en México, tal c o m o ocurrie- como ya n o t á b a m o s antes, las zonas inconmovibles
ra en España, la adopción del tú fue un fenómeno del 'tuteo'.
de cultura y buena crianza, al paso que en lo res-
U n f e n ó m e n o morfológico ligado al ' v o s e o ' y
tante de América el t r i u n f o del voseo n o fue sino
que n o podemos pasar por alto es la deformación
una imposición del general atraso" 9 .
de los verbos en tiempos y personas determinadas
E n España al a b a n d o n a r el vos en el trato es (cantás, tenés, sabrés, etc.) y los imperativos^ (ve-
sustituido p o r el tú y la palabra y t r a t a m i e n t o de ni, andá, poné), f o r m a s desechadas en España en
vos comenzó a tener una connotación ofensiva y el siglo X V I , según R u f i n o J . Cuervo.
despreciativa. Rosa Arciniega ha recogido al res-
N o se puede decir que la sintaxis del español
pecto una serie interesantísima de anécdotas y de
americano difiera esencialmente de la del español
testimonios literarios sobre el particular, de los cua-
peninsular n i se pueden augurar cambios radicales
les recogemos el siguiente: " R a ú l A l e j a n d r o M o - y divergencias dialectales en la estructura de la len-
lina nos recuerda que en su libro Descripción Colo- gua que pudieran crear una divergencia lingüística
nial, f r a y Reginaldo de Lizárraga relata cómo tra- f r a g m e n t a d o r a . " E n general — o b s e r v a L a p e s a —
t a b a n en el P a r a g u a y los viejos españoles a los mes- la separación entre la lengua escrita y el habla es en
tizos, indios y demás gente común, a f i r m a n d o que América más h o n d a que en España. Salvo en la
ni al más estirado llamaban de tú sino cuando mu- producción costumbrista o de tipo p o p u l a r , los dia-
cho, un vos muy largo"10. lectismos y vulgarismos admitidos en la conversa-
ción no pasan a la escritura. Frente al criterio de
Sin embargo, en América perdió el 'vos' esa libertad y a b a n d o n o se levanta la preocupación p u -
connotación ofensiva a que aludimos en el p á r r a f o rista . . . N i n g u n o de los caracteres diferenciales
anterior; en la actualidad tiene u n t o n o cariñoso, del habla americana atañe a la esencia del idioma...
í n t i m o y familiar que sólo se percibe cuando se ha la conciencia del valor instrumental e histórico de
convivido con gentes de todas las clases sociales en la hermosa lengua c o m ú n es la mejor garantía con-
las áreas del 'voseo'. tra el resquebrajamiento de su u n i d a d " 1 1 .

E n la actualidad son zonas de 'voseo': Ar-


gentina, U r u g u a y , P a r a g u a y , América Central y el
Sur de México (Chiapas) ; son zonas en que alter-
nan el 'tú' y el 'vos': Costa Rica, P a n a m á , C o l o m -
bia, Venezuela, Ecuador, Chile y partes del Perú

9 Esta cita está tomada del a r t í c u l o c i t a d o e n la n o t a 8.

10 Ibid. 11 Rafael Lapesa, op. cit., p p . 338-39.


a su cada día m a y o r importancia política. E n las
asambleas y las conferencias internacionales se im-
p o n e este hecho y se acepta como lengua oficial el
español, mientras que en las universidades y cole-
gios superiores de E u r o p a y América crece el n ú m e -
ro de estudiantes que se interesan por la lengua y
la cultura hispánicas. 'Puede afirmarse sin temor
que en la lucha p o r la hegemonía lingüística, que
tiende a u n i f o r m a r y limitar el n ú m e r o de lenguas
internacionales, el inglés y el español son las que
IX m a y o r y más decisivo incremento h a n de tener en
el f u t u r o " 1 .
E L E S P A Ñ O L E N EL M U N D O A C T U A L
E n América latina, en la actualidad, el espa-
C o m o ya hemos visto más arriba el español ñol va desplazando lentamente a las lenguas indí-
en su expansión fuera de los límites de la Penínsu- genas; pero h a y importantes zonas de competencia
la n o ha variado esencialmente hasta el p u n t o de lingüística entre el español y el inglés, en las cua-
que se pueda hablar de un español ramificado geo- les aquél va perdiendo terreno rápidamente: de-
gráfica y lingüísticamente; tampoco, en el español terminados Estados de Norteamérica, antiguos te-
rritorios mexicanos, se van asimilando lentamente
extrapeninsular actual se pueden encontrar fermen-
al inglés, a pesar del elemento base latinoamerica-
tos de cambio que p r o n o s t i q u e n una t r a n s f o r m a -
n o que los puebla; lo m i s m o ocurre en Filipinas
ción radical y una f r a g m e n t a c i ó n de la hispanorro-
d o n d e el español retrocede sensiblemente.
mania. El habla de la América L a t i n a augura que
la unidad lingüística del español se mantedrá aún
durante m u c h o tiempo; el interés hacia los estudios Sin embargo, a pesar de la extensión que cu-
bre el español en la actualidad, conserva una gran
hispánicos e hispanoamericanos, vivo en los gran-
cohesión y u n i d a d interna que es difícil de encon-
des centros de cultura m u n d i a l , muestra la impor-
trar en otras lenguas colonizadoras, como el inglés
tancia del español en el m u n d o actual, tema de
e incluso el francés. Pese a su situación de len-
nuestro capítulo.
gua marginal en América L a t i n a , el español ha
conservado, en esencia, la misma estructura fonéti-
La extensión geográfica del español en la ac-
ca, morfológica y sintáctica que en la Península.
tualidad es un fenómeno o b j e t i v o que se presta a " L a a u t o r i d a d del habla peninsular conserva su
valiosas observaciones. " L a g r a n extensión de este
m u n d o — d i c e M . Criado de V a l — acentúa su im-
portancia debido al c o n t i n u o incremento de la p o - 1 M . Criado de Val, Fisonomía del idioma español, Aguilar, M a d r i d , 1957.
blación americana sobre u n a dilatada geografía y p." 235.
prestigio, y la n o r m a castellana, pasados los regio-
influencia morfológica del español. E l área del
nalismos americanos, sigue siendo eficaz" 2 .
vasco se reduce paulatinamente, y el número de sus
El español es h a b l a d o en la actualidad p o r hablantes bilingües es cada vez más crecido". 5
unos 130 millones de personas que viven en una
extensión geográfica de 1 3 . 3 0 3 . 6 0 4 kilómetros D e n t r o del español, existen, sin embargo, dos
cuadrados. Para estudiar sus peculiaridades y su zonas de transición dialectal que cada vez se redu-
distribución geográfica actual estudiaremos el espa- cen más y s o n : la castellano-aragonesa y la caste-
ñol dentro de la Península y en sus proyecciones llano-leonesa: ambas se a p r o x i m a n cada vez más
externas. al castellano y sólo nos es lícito hablar de varian-
tes regionales en vez de dialectales.
E L ESPAÑOL E N LA PENINSULA
EL ESPAÑOL DE AMERICA
E n España, como ya se ha visto anteriormen-
te, el castellano de Burgos y de T o l e d o , superadas Y a hemos h a b l a d o de la u n i d a d del español
las diferencias regionales, d o m i n a durante la m a - de América y de su situación respecto al de la Pe-
yor parte de la E d a d M e d i a ; este castellano alcan- nínsula: sin embargo, como en ésta, se pueden se-
za, j u n t o con la unidad política, la categoría de ñalar zonas de variantes regionales determinadas o
idioma nacional. P o r razones de tipo político, p o r el substeatum de las lenguas indígenas o p o r la
traslada, después, su centro a M a d r i d , y " p o r for- influencia especial, sea de tipo político o económi-
tuna, el habla madrileña n o se ha separado, c o m o co o cultural, que sobre ellas ejercen otras lenguas.
la de Londres, del lenguaje oficial, sino que, p o r el
contrario, ha ido a f i r m a n d o su prestigio como cen- M . Criado de V a l señala seis zonas dialecta-
tro rector" 3 . E n la Península, en la actualidad hay les en América L a t i n a :
zonas de bilingüismo tales como las provincias
1) México y América Central, lengua indí-
Vascongadas, Cataluña y Galicia. T a n t o el ga-
gena d o m i n a n t e : náhuatl, hablada apro-
llego como el catalán son lenguas emparentadas 4
ximadamente, por medio millón de indí-
con el castellano; "el vasco, p o r el contrario, cons-
genas y p o r otro medio millón de h a -
tituye una u n i d a d aislada dentro de la R o m a n í a ,
blantes bilingües.
t a n t o p o r su origen como p o r su estructura. Sin
embargo, ha sido y sigue siendo m u y fuerte en él la 2) Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico y
costa atlántica de Colombia. Lenguas
indígenas: arawak y caribe (lengua de
2 Ibid., p. 325.
las islas). N o h a y bilingüismo. " E l es-
3 Ibid., p. 235. pañol de esta zona tiene rasgos arcaicos.
4 Cfr. A m a d o Alonso, Estudios lingüísticos (temas españoles) Biblioteca
R o m á n i c a H i s p á n i c a , E d i t o r i a l G r e d o s , M a d r i d , 1951; véase e n f o r m a
e s p e c i a l " L a s u b a g r u p a c i ó n r o m á n i c a d e l c a t a l á n " p . 11 y ss.
5 M. C r i a d o de Val, op. cit., p. 236.

12

Biblioteca Central
Magna Solidaridad
y especialmente en Santo Domingo se se- go, la permanencia de una población base de habla
meja m u c h o al de Castilla. E l ser la pri- española y el constante f l u j o de la emigración ha
mera zona colonizada, y la influencia de hecho que estos territorios ( N u e v o México, Texas,
centros c o m o la Universidad de S a n t o Colorado, Arizona y California) sean de compe-
T o m á s , la Audiencia y el A r z o b i s p a d o , tencia bilingüe. El español h a b l a d o en estos Esta-
han c o n t r i b u i d o sin d u d a , a la conserva- dos es m u y similiar al de la primera zona del espa-
ción del habla p e n i n s u l a r " 6 . ñol de América.

3) Región andina de Colombia, Ecuador, Pe-


OTRAS ZONAS DE COMPETENCIA
rú, Bolivia y Norte de Chile. Lengua in-
dígena d o m i n a n t e : quichua mezclado O t r a z o n a de competencia es Filipinas donde
con aymará. E l español de las zonas el español retrocede rápidamente ante el inglés y el
m o n t a ñ o s a s es más p u r o y arcaico. tagalo7. La dominación española en Filipinas, que
se p r o l o n g ó hasta 1898, n o logró desplazar a las
4) Chile, lengua indígena: araucano, ac-
lenguas indígenas con la misma fuerza que lo ha-
tualmente desaparecida. E x i s t e n muchos
bía hecho en América. " J u n t o al español h a b l a d o
rasgos de andalucismos en el habla chile-
p o r las clases cultas, en especial de Manila, se m a n -
na.
tiene un dialecto p o p u l a r tagalo-español o chaba-
5) Argentina y Uruguay. H a n sido elimi- cano ( p r o p i o de Cavite y el barrio de La E r m i t a de
nadas todas las lenguas indígenas. G r a n M a n i l a ) , cuyas características principales s o n : m o -
competencia con los extranjerismos, p r i n - dificación bastante intensa de la conjugación yer-
cipalmente italianos. Z o n a de voseo y bal, pérdida de los géneros, sustitución del artícu-
de abundantes barbarismos. lo p o r el demostrativo (aquel), reducción hasta
u n límite extremo del sistema prepositivo e intro-
6) Paraguay: lengua i n d í g e n a : guaraní. ducción de varios cambios fonéticos (s p o r c, f p o r
La gran mayoría de la población es bi- P) "8-
lingüe.
D e j a m o s de lado el estudio de las zonas de
P o r otra parte, existen z o n a s importantes dialectismo criollo (negro-español de C u b a y Puer-
donde el español está en abierta competencia con el t o Rico, papiamento de Curacao, A r u b a y Bonai-
inglés; se pueden localizar estas z o n a s en los anti- r e ) , y, también las zonas africanas en las que el
guos lugares de los Estados U n i d o s colonizados p o r español tiene o ha tenido hasta hace m u y poco
España y que después pertenecieron a México. O f i -
cialmente el inglés desplazó al español; sin embar- 7 E n 1948 los h a b l a n t e s d e e s p a ñ o l e r a n únicamente 345.000 mientras
q u e los d e l i n g l e s l l e g a b a n a 7 . 0 0 0 . 0 0 0 .

8 M. Criado de Val, op. cit., p. 238.


categoría de lengua colonial oficial. segunda persona del plural en ades, edes,
que se t r a n s f o r m a en as, es: sos, quecés;
no pronuncian la d final (mostró, que-
EL JUDEOESPAÑOL
ré) ; usan perífrasis para el f u t u r o (ale-
grar nos hemos) ; en los compuestos se
E s interesante, como f e n ó m e n o lingüístico y valen del verbo tener (tengo venido).
al m i s m o tiempo psicológico e histórico, el caso del E n los p r o n o m b r e s de t r a t a m i e n t o n o em-
judeo-español, conservado desde fines del Siglo plean usted, sino él y eya y alguna vez
X V , p o r colonias hebreas en los Balcanes, M a r r u e - vos. Son términos característicos el p r o -
cos, T u r q u í a y algunas regiones del Medio Oriente nombre ante el posesivo ( L A M I madre),
(incluso hay algunos pequeños grupos de j u d e o e s - la f o r m a positiva del p r o n o m b r e ( I R M E
pañoles en Londres, N e w Y o r k y en el Estado de quero), el artículo a n t i g u o femenino ( L A
W a s h i n g t o n , Estados U n i d o s ) . " E l español se si- ambre), el relativo cualo, cuala; los ad-
gue empleando en las comunidades sefardís y se ha verbios desgastados y clásicos agora ( a h o -
extendido a los j u d í o s de otras procedencias. A u n - ra) y ainda ( t o d a v í a ) , bueno p o r bien y
que al principio los sefardís se a g r u p a r o n según las muncho p o r mucho: yo so M U Y M U N -
regiones españolas de origen, y aunque subsisten C H O rico"10.
variedades de pronunciación y vocabulario, se ha
llegado a una mezcla inteligible para todos; las di- d) El vocabulario ha permanecido también
ferencias con mayores en el habla familiar" 9 . Las sin evolucionar, con la consecuente con-
características fundamentales de esta modalidad del servación de arcaísmos que ni remonta-
español son las siguientes: mente conserva el español de América.
T o m a m o s de M a r t í n A l o n s o algunas
a) Arcaísmo, dado que n o ha s u f r i d o las muestras: alecar ( c r i a r ) , antinada (hi-
mismas transformaciones que el español j a s t r a ) , antier ( a n t e a y e r ) , aprestar (ser-
peninsular. vir) , bafo ( a l i e n t o ) , vidro (vidrio) , en-
guyos (náuseas), ensemplo (ejemplo, p r o -
b) E l sistema fonético refleja este arcaísmo verbio), eskulkar (espiar), falduquera
en la conservación del sistema fonético de ( f a l t r i q u e r a ) , huerco ( d i a b l o ) , maique
( a u n q u e ) , mazar ( m a c h a c a r ) , safumare
fines del siglo X V .
( s a h u m a r ) , zinzibre (encías) .
c) E l m i s m o fenómeno se aprecia en el sis-
tema gramatical: e) A partir del siglo X V I se han dejado sen-
tir en el judeo-español las influencias del
"Así, conservan las f o r m a s arcaicas de la hebreo.

SltLlOTÍtt tJ*WttS«T*¿a>

"JklfOKSO tEtES"
" L a decadencia del judeo-español es progresi- naria obra Enciclopedia del Idioma12 ha clasificado
va y a b r u m a d o r a . D e j ó de ser lengua de cultura y más de 3 0 0 , 0 0 0 vocablos antiguos y modernos.
quedó reducido al á m b i t o familiar. Su léxico pri- " D e este m o d o — a f i r m a él m i s m o — el lenguaje
mitivo se ha empobrecido extraordinariamente, actual, incrustado en una sintaxis eficiente, se con-
mientras se a d o p t a b a n infinidad de expresiones tur- vierte en un i n s t r u m e n t o eficaz de la idea y se ca-
cas, griegas, rumanas, eslavas o árabes. T o d o hace pacita para los inifinitos matices de la sensibilidad
augurar la p r ó x i m a ruina de esta supervivencia ar- moderna".
caizante" 1 1 .
El español, además, posee cualidades intrín-
T a l es la extensión actual del español en el secas que hacen de él una lengua cada día más uni-
m u n d o ; sin embargo, n o h a y que valorar única- versal. Según A z o r í n :
mente la importancia del español p o r el n ú m e r o de 'fres cualidades dan valor a un idioma: la
personas que lo h a b l a n c o m o lengua nativa sino abundancia, la eufonía y la precisión. La abun-
también a todas aquellas que lo usan como una len- dancia implica la variedad; la eufonía implica el
color; la precisión implica la claridad. Y todas
gua de adopción o de cultura. E l español amplía
estas cualidades las posee el español . . . Cada idio-
su á m b i t o en este segundo aspecto: crece, día a ma tiene su característica; el ambiente, tanto natu-
día, el interés por su estudio y conocimiento c o m o ral como social, determina esa característica. Todos
lengua de cultura y c o m o lengua de intercambio. cuantos escriben con alguna práctica en arte de es-
cribir, saben que no podríamos los españoles exte-
Recordemos que la Conferencia de San Francisco riorizarnos del mismo modo que el francés; lo es-
a d o p t ó como lengua oficial el español j u n t o con el cueto de la lengua francesa nos repele; para ser
inglés y en las Naciones U n i d a s tiene categoría de tan precisos como los franceses hemos de serlo de
otra manera . . . La misma copia y sonoridad del
lengua oficia! de t r a b a j o : piénsese en que n o h a y castellano nos lo imponen . . . el español bien ma-
n i n g ú n bloque de países en esta Organización que nejado se presta a todo. Nuestro idioma es flexi-
presente una unidad lingüística tan cerrada c o m o ble y vario . . . Hemos llegado, con estas conside-
raciones, al punto más sensible, en cuanto a la ex-
el grupo de países hispanoamericanos, que hacen
pansión de un idioma. Posee el español todas las
que se sienta la universalidad de nuestra lengua. condiciones adecuadas a la universalidad. ¿Y cuál
es el núcleo de tal privilegio universal? La len-
E n el aspecto léxico el español se ha enrique- gua no es más que un medio; se tiene, con la len-
aua, el vehículo del pensamiento. Necesitamos, por
cido considerablemente y los acarreos que hace cons- tanto, una materia acondicionada; esa materia ha
tantemente de nuevos vocablos n o h a n cesado de de ir acompañada de simpatía; para decirlo menos
incrementarlo. A comienzos del siglo presente el familiarmente, la condición de la universalidad, es
decir, de la universal aceptación, habrá de ser la
Diccionario de la Academia n o llegaba a reunir humanidad que con el idioma expandamos . . . Sólo
6 0 . 0 0 0 palabras; M a r t í n A l o n s o en su extraordi-

1! Rafr.El L a p e s a , op. cit., p. 320. ¡2 Martín Alonso, Enciclopedia del Idioma, Aguilar, Madrid, 1958, 3 vols.
con un vivo efluvio de humanidad podremos des- BIBLIOGRAFIA BASICA
envolver la universalidad . . . 13

R a m ó n Menéndez Pidal, Los orígenes del español


(3a. edición), Espasa-Calpe, S. A., M a d r i d
1950.

El idioma español en sus primeros tiempos,


(3a. edición), Espasa - Calpe Argentina,
S. A., Austral 2 5 0 , Buenos Aires, 1 9 4 5 .
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Manual de Gramática histórica española, (8a.
edición), Espasa-Calpe, S. A., 1 9 4 9 .
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9p
m Rafael Lapesa, Historia de la Lengua española, (2a.
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A m a n c i o B o l a ñ o e Isla, Manual de Historia de la
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i .j»
•KL xico, 1 9 5 9 .
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¿y
M a r t í n Alonso, Evolución sintáctica del español
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ta nuestros d í a s ) , Aguilar, M a d r i d , 1 9 6 2 .

M . Criado de Val, Fisonomía del idioma español


(2a. edición), Aguilar, M a d r i d , 1 9 5 7 .

Samuel Gili y Gaya, Curso Superior de sintaxis


española (5a. edición), Publicaciones y E d i -
ciones Spes, S. A., Barcelona, 1 9 5 5 .
I N D I C E

Págs.
I.-Orígenes del español 11

IL-Castilla y su lengua 29

I I I . - L a prosa romance 48

I V . - E l español preclásico 58

V . - L a expansión del español durante

el siglo X V I 70

V I . - E l español en la época del barroco 85

V I I . - L a Academia de la Lengua y

el español m o d e r n o 97

V I I I . - E l español de América 111

I X . - E l español en el m u n d o actual 122

Bibliografía básica 133


I m a g e n d e la l e n g u a española d e Juan A n -
tonio Ayala, se acabó d e i m p r i m i r el día
15 d e m a y o d e 1963, en Sistemas y Servi-
cios Técnicos, S. A . Se tiraron 1,000 e j e m -
plares, y en su composición se utilizaron
tipos Benedictine d e 10:10 y 8:8 p u n t o s y
G r a n j o n d e 6 : 6 puntos. L a edición es-
t u v o al c u i d a d o d e José A n g e l R e n d ó n
y Juan A n t o n i o Ayala.

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