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La hechicera del mediodía; Michael Honaker

CAPITULO I - WILLIAMS EL MATON

Este capítulo se desarrolla en el entorno de la escuela a la


cual concurre Edmond.

Edmond es presentado como un niño con sobrepeso, quien


es molestado de continuo por su compañero de clases
Williams y su pandilla.

Harold, un chico de características extrañas para Edmond,


es también su compañero y mejor amigo.

Se presenta una docente injusta ante la realidad que debe


sobrellevar Edmond en la escuela. Esta no atiende a sus
pedidos de protección ante el maltrato que es sometido por
Williams.
Ante la negativa de la maestra sale en su defensa Harold,
quien pelea a la salida de la escuela con Williams en
defensa de su amigo. Derribándolo bajo la mirada
paralizada de su pandilla.

Luego de la pelea huyen antes de ser aprendidos por el


señor Dern, guardabosque del lugar y novio de la señorita
Baldwin, su maestra.

En este capítulo, Edmond presenta a su padre bajo la


figura de pastor, ministro de la iglesia protestante. A su
madre, una señora elevada de peso, quien justifica su
gordura y la de su hijo diciendo que “les protegerá del frío”.

En cuanto a Harold, su amigo, lo describe como un niño


introvertido, que se refugia en la lectura en lugar de jugar.
De Harold se encuentra enamorada la niña mas bella de la
clase, Nan. Este vive humildemente con su abuelo.

CAPITULO II - MI AMIGO HAROLD


Luego de la carrera provocada por la presencia del
guardabosque, se desarrolla un diálogo entre Edmond y
Harold sentados en el cordón nevado del almacén. Edmond
había quedado admirado por la velocidad en que este
corría.

Harold le expresa que se quede tranquilo que Williams no


le molestará más y le convida de un pañuelo blanco
caramelos (malbabiscos).

Edmond está preocupado porque cuando corría se le


rompió el pantalón y lo retarán cuando llegue a su casa. Su
amigo se ríe de la situación.

Harold le pregunta si sigue escribiendo su libro a lo que,


sorprendido y contento, responde que sí, dado que nadie
reparaba en lo que estaba haciendo.

Le interroga sobre lo que escribe y le responde “sobre las


cosas que le pasan en cada día”. Le pregunta si él está
incluido en su libro y le responde que sí.

Cuando Edmond le pregunta que va a ser él, este le


contesta que no sabe pues le queda poco tiempo ahí.
Continúa hablando sobre los escritos de su amigo
aduciendo que cuando sea grande llegará a ser un escritor.

Su conversación es sorprendida por el almacenero quien


les llama la atención por estar comiendo caramelos y, les
convida con una manzana a cada uno, invitándoles a
retirarse de ahí.

En ese momento Harold le pide a Edmond de ir hasta lo de


Nan para saber si está enferma dado que había faltado a la
escuela.

Edmond dudaba, pues, sería reprendido por sus padres por


llegar tarde, pero pensando que era jueves, día de mucha
actividad en la iglesia para su padre, que era el ministro y
su madre, decide acompañar a su amigo.

Edmond quería ver a Nan pues se encontraba enamorado


de ella, nadie lo sabía, pue si se supiese todos se burlarían
de él. Además sabía que Nan estaba enamorada de
Harold.
En esta primera parte del capítulo da a conocer que su
padre, dada su profesión, quería de él que fuese un
ejemplo, algo que le resultaba algo molesto.

En la segunda parte del capítulo, Edmond hace una


descripción del pueblo donde viven. Le describe pequeño
con una calle principal donde viven la mayoría de los
habitantes (ese pueblo y esa calle tienen nombre pero, solo
le llaman el pueblo y la calle principal).

Su casa, pequeña pero cálida y llena de buenos olores se


encuentra pegada a la gran iglesia, es lo primero que se ve
desde la carretera que se encuentra en subida.

El pueblo se encuentra rodeado de un frondoso y espeso


bosque compuesto de abetos, olmos y robles y,
serpenteado de un río que nace en un lago que no se
conoce por encontrarse situado inmerso en el bosque.
Casi nadie se atreve a ingresar al bosque por su espesura
y oscuridad. Pero a Harold le apasiona y no le teme. No se
pierde en él. Comparte esa pasión con las montañas y el
río.

Edmond en una oportunidad le mintió diciéndole que


conocía el mar. Su amigo en reiteradas oportunidades le
pedía que le hablara de él y, éste, inventaba su historia en
base a fotografías que tenía su padre.

Cyrus, un amigo al cual Edmond consideraba tonto les


cuenta historias terribles y escalofriantes del bosque que,
según él ve desde la ventana de su cuarto que se
encuentra enfrentada con el lugar.
Mirando hacia el norte, Harold expresa que el bosque no se
termina ahí. Es muy grande y antiguo. Mira a menudo ese
lado con tristeza.

CAPITULO III - NAN Y LIDIA

El tiempo amenaza con seguir nevando. Edmond y Harold


observan como los comerciantes se quejan de esto.
Cuando llegan a la casa de Nan, Harold le pide a Edmond
que golpee la puerta. Nota extraño a su amigo.
Golpea la puerta y son recibidos por la madre de Nan quien
le da la bienvenida a Edmond. Este nota que la expresión
de la señora cambia cuando ve a Harold. Le preguntan si
Nan está enferma. Les expresa que no, que es Lidia, que
es Lidia, la más pequeña de las hermanas quien enfermo.
Aparece Nan, quien solo tiene atención y ojos para Harold
y los conduce a la cocina. Todas las atenciones son para
él. Mientras Edmond se lamenta de que ni siquiera es
mirado. Lo único que recibe de la niña son malas
contestaciones.
Harold le pregunta por la enfermedad de su hermana y ésta
le expresa que todo es mentira para no ir a la escuela. Le
pide si lo puede llevar a verla.

Cuando ingresan en la habitación se encontraba la madre,


quien se retira pues considera que está demás. La niña se
encuentra con los ojos enrojecidos y llorosos. Tiembla. Esta
superada por el miedo. Le dice que ve ojos en la nieve y
que algo se mueve entre los árboles.

Harold le pone una mano en la frente y le cuenta una


historia de hadas usando palabras extrañas. Edmond
piensa que le habla igual que a los árboles y el río.
Terminado el cuento, bajo el asombro de Edmond y, el
encantamiento de Nan, son sorprendidos con el ingreso de
la madre de las niñas y el doctor.
El médico invita a Edmond y a Harold que se vayan a sus
hogares. Son acompañados por Nan hasta la puerta quien
solo se despide de Harold y le pide que otro día solo le
cuente cuentos a ella.

Una vez fuera, Harold le pide a Edmond que esperen al


médico. Edmond se encuentra angustiado porque será
reprendido en su casa por llegar tarde.

Es convencido.

Harold le indica que cuando salga el doctor le silbe así -lo


hace de una manera muy particular- acción que Edmond
considera difícil de hacer.

Cuando Edmond quiso contestarle, se dio cuenta que su


amigo había desaparecido. Se sienta en un tronco
esperando que salga el doctor. Se está congelando.
Cuando sale el médico se asombra de ver a Edmond ahí
sentado. En ese momento, justo que le pregunta si estaba
solo aparece Harold de detrás de la casa.

Le preguntan por la enfermedad de Lidia y le contesta que


son solo mañas para no ir a la escuela. Harold insiste
preocupado pero el doctor le quita importancia a la
situación.

El médico les manda a irse a su casa pues enfermarán por


el frío.

Edmond nota extraño a su amigo. Piensa que tiene miedo


de volver a su casa que se encuentra alejada yendo por el
camino de la colina. Pero duda, su amigo no tiene miedo a
casi nada.
Cuando se separan comienza a nevar. Edmond corre lo
más rápido que le es posible para refugiarse en su casa.

CAPITULO IV – DESAPARICION
La familia de Edmond va a cenar. Se sorprende al ver el
enojo del padre pues no había nadie en la casa cuando
llegó. El padre le reprende por haber estado
vagabundeando cuando salió de la escuela y haberse
peleado con Wiliams -el señor Dern, el guardabosque, le
había ido a contar todo.

Edmond trata de contarle a su padre como sucedieron las


cosas -y era la verdad- pero no le dio la oportunidad.
Defendiendo continuamente a Wiliams por ser el hijo de un
señor viudo que concurre a la iglesia y se ocupa de la
buena educación de su hijo, y hablando mal de Harold, por
no ser práctico de la iglesia y relacionarse con la
naturaleza, y de su abuelo que no tenía exigencias para
con él. Lo considera una mala influencia para su hijo y le
pide que no se junte más con él. Edmond lo considera
injusto y así lo expresa, actitud que sirve para enfurecer a
su padre. Este lo manda a su cuarto sin cenar cosa que no
lamenta pues no le gustaba la comida -pescado-.

El día amanece muy frío y Edmond está muerto de hambre.


Se siente tentado a quedarse en la cama pero el olor que
proviene de la cocina es más fuerte.

Otro día de escuela. Las burlas de Wiliams continúan


mientras están mirando unas diapositivas de animales.
Harold está a su lado fascinado por lo que ve.

Edmond piensa que no entiende a su padre cuando


defiende a Wiliams porque su padre va a la iglesia y,
detesta a Harold por no hacerlo. Considera que está
equivocado.

Alguien ingresa al salón interrumpiendo la clase de


diapositivas. Es el director y el señor Dern -el
guardabosque-. Edmond piensa que serán amonestados
por la pelea del día anterior. Pero no es así.
El director se dirige a ellos seriamente pues, el señor Dern
se presentó en la escuela motivado por la destrucción de
pequeños abetos, plantados por los niños de la escuela el
año anterior, y el robo de leña. Piensa que el o los
culpables están en la escuela. El director expresa que
serán descubiertos quien hayan realizado tal acción.
Esperará hasta la tarde a cualquiera que sepa algo o al
culpable, de no suceder en ese tiempo se hará cargo de la
situación el comisario Doyle. Harold tiene cara extraña.
Edmond piensa que puede ser porque le tiene miedo al
director o por la pena de la destrucción de los abetos pues
él quiere mucho a los árboles.

Cuando se está retirando el director, Williams se ríe y es


castigado por él. Reinicia la proyección de las diapositivas
pero ya nadie tenía interés en ellas. Estaban alterados por
la situación. La maestra también se mostraba afectada,
nerviosa. Vio a Nelly, la compañera de asiento de Edmond
que se había cambiado de lugar y que estaba haciendo
muecas con Pamela. Le llamó la atención y la mandó al
patio a ensayar nuevas muecas. Nelly protesta pero debe
salir.

Harold observa por la ventana a Nelly. Edmond le dice que


no le tenga lástima y este le contesta que hace mucho frío.
Pasado el rato, cuando Edmond vuelve la vista al patio ya
no ve a Nelly.
Tiempo de recreo. A pesar que hace muchísimo frío deben
salir igual al patio. Ven a Williams que se encuentra
llorando realizando la tarea con la cual le castigo el director
-barrer toda la nieve del patio-, mientras su pandilla trata de
consolarlo.

En otro lugar se encuentra Cyrus, contando su versión de


lo sucedido con los árboles y la leña. Dice que vio a una
anciana que transportaba en la noche la leña en sus
hombros. Los ojos de ella brillaban en la noche. Algunos se
reían. Harold con seriedad le pregunta si iba hacia el
bosque. Edmond queda asombrado por la intervención de
su amigo, no entiende si estaba bromeando por su
expresión de seriedad. En ese momento una bola de nieve
pega en la cara de Cyrus y deja de contar su historia
alejándose del grupo llorando diciendo que ya no serán sus
amigos. En ese momento todos comienzan a tirar bolas de
nieve bajo la desesperación de Williams, que no terminaría
nunca de limpiar el patio.

Harold es tomado por el brazo por Nan y lo separa del


grupo. Edmond movilizado por la curiosidad y los celos se
separa del grupo para seguirlos y unirse a ellos. Esta
acción sirve para que Nan le maltrate y se sienta
profundamente dolido. Harold le expresa que es su mejor
amigo, y que van juntos o él no va nada. Nan mira con gran
desprecio a Edmond, actitud que le duele mucho.

Les cuenta que su hermana Lidia no esta bien. Que


realmente está enferma. Llora y tiembla todo el tiempo.
Tiene miedo a la oscuridad. El doctor sigue diciendo que no
tiene nada. Harold agacha la cabeza sin decir nada. Nan
ahora realmente está preocupada por su hermana y no
sabe que hacer. Expresa que ahora duda de que los ojos
que ve en la nieve no sea cierto. Suena la campana y
deben volver a clase.

La maestra inicia la clase de geometría y llama a Nelly para


que -según ella- entre en calor. Pero ella no se encontraba
en el salón. Pamela llorando dice que la buscó en el recreo
y que no la encontró por ningún lado. La señorita se
preocupa y les pide que se queden tranquilos que ella ira a
hablar con el director.

Pasado un tiempo, vuelven al salón. El director le dice que


su compañera a desaparecido pero que sigan trabajando
tranquilos que la van a encontrar. La señorita Baldwin está
blanca. Edmond se compadece de ella.
Harold miraba hacia abajo. Estaba nervioso. Edmond
últimamente lo encontraba nervioso.

Nelly no está en ningún lado. Ni en otro salón ni en su


casa. Los padres de ella llegan al colegio y ellos son
mandados al patio. La señorita Baldwin llora.

Estando en el patio observamos que llega el señor Doyle,


el comisario.

CAPITULO V - EL GOLPE

El señor Sanghorn, el abuelo de Harold le va a buscar a la


salida de la escuela. Tiempo atrás se dedicaba a cazar
lobos con grandes tramperas. Cuando se prohibió la caza
de estos animales se fue a trabajar al aserradero. Los
viernes salía más temprano del trabajo lo que le permitía ir
a buscar a su nieto. Le contaron lo que había sucedido con
Nelly. El abuelo les cuenta que el pueblo está alterado por
lo sucedido en el bosque y que, alguno de ellos se deberá
hacer cargo de ello. Ellos niegan que alguien de la escuela
lo haya podido haber hecho y, expresan que por qué no lo
puede haber hecho alguien que pasara por allí. El señor
Sanghorn les dice que es imposible pues las carreteras se
encuentran cortadas por la nieve.

Harold se despide de su amigo Ed que queda en el


almacén pues tenía que comprarse malvaviscos. En ese
momento es llamado por Nan que se separa de sus
amigas. Aun está dolido porque le dijo pegajoso en el
recreo. La iba a mandar al diablo. Nan se le acerca tanto
que casi lo rosa. Ed tiene ganas de abrazarla. Ella le pide
que le diga a su padre que vaya a ver a Lidia, su hermana.
Esto hace que el corazón de él se rompa como un cristal.
Le pregunta si Lidia se está por morir y le contesta que no.
Quiere que vaya pues a la niña le gustan mucho las
historias que el padre de Ed cuenta los domingos en el
templo.
Edmond no le contesta y le pregunta que le va a dar a
cambio actitud que enoja a Nan. Ya distanciados Ed le grita
que le pedirá al padre que vaya y Nan le tira un beso. Se
pone colorado sintiendo que la nieve se derrite. Nan lo
vuelve loco.

Cuando sale del negocio del señor Hackendown se


encuentra con Williams y su pandilla. Corre pero enseguida
es alcanzado. Se empiezan a burlar de él y uno de ellos le
dice que seguro que tiene los bolsillos llenos de caramelos,
si lo va a convidar. Piensa que si alguno le toca los
malvaviscos le pegará. Les pregunta si el director no les dio
y Williams se sobresalta pensando en el escarmiento al
cual fue sometido.

En ese momento sale el señor Hackendown y viendo lo que


pasaba le pregunta a Ed si lo están molestando a lo cual le
contesta que ahora no. El almacenero le dice que si lo
hacen solo lo llame.

Williams le dice que hoy no le pasará nada pero que al otro


día deberá acompañarlo pues se vengarán del señor Dern -
el guardabosque- pues culpa de él recibio el castigo del
director. Ed pensó que a él tampoco le simpatizaba, pero
no quería problemas. Le pregunto que le harían y le
contestó que le darían un gran susto el sábado cuando se
encontrara con la maestra que era su novia. Ed pidió que lo
dejarán tranquilo y Williams lo amenazó con hacerle la vida
un infierno en la escuela.

Le mandó irse dándole una patada en la cola -le dolió


mucho- y le gritó que lo pasarían a buscar por su casa. Ed
tenía ganas de llorar. Pensaba en lo bueno que sería irse a
otra ciudad más grande donde no sería maltratado y donde
sus padres estarían más en casa.

El sábado Ed amanece desganado. A nevado mucho. Va al


templo a orar pidiendo que a Williams le pase algo y no lo
vaya a buscar. No tiene hambre, actitud que asombra a sus
padres.

Su padre le pregunta a que se debía que había ido tan


temprano al templo y le contesta que fue a pedir por la
pequeña Lidia, en ese momento recuerda lo que le había
prometido a Nan. Le dice que la ira a ver y Ed le contesta
que le hará muy bien.

Su padre sale y regresa. Le pregunta si sabe algo de lo


sucedido con Nelly. Piensa que se fue de la casa porque
había sido castigada en la escuela pero, Ed expresa que se
la llevo la vieja. Le pregunta qué vieja y le cuenta que su
amigo Cyrus cuenta historias de una vieja que ronda por el
bosque. Sus padres se miran y ríen considerando las
fantasías de Edmond. Vuelven a sostener lo expresado por
el comisario Doyle que, Nelly escapó traumatizada. Ed
piensa que no la conocen a Nelly-

CAPITULO VI - EL BOSQUE

Jesús no había escuchado los ruegos de Ed. Williams lo


estaba esperando. Su madre parecía percibir algo. Ed le
dice que lo vienen a buscar para jugar.

Sale Williams y sus amigos lo reciben con palmadas en la


espalda celebrando que no era un cobarde. En ese
momento Ed se da cuenta que para llegar a la casa del
guardabosque deberán cruzar un trecho bastante largo del
bosque y expresa su temor a perderse. Williams le dice que
conoce el camino para llegar. Y la vieja…? Williams lo
mira con profundo desprecio considerando lo dicho como
historias infantiles. Le expresa que si alguien lo molesta lo
revienta, mostrándole una navaja. Ed piensa que le
gustaría tener una así.

Luego de recorrer un largo trecho. Caminando por la


espesa nieve que por momentos le dificultaba el andar a
Ed, motivo por el cual se le burlaban. Transitar cerca del
río. Edmond piensa por qué se está metiendo en algo que
seguramente terminará en problemas. Que no es linda la
vida de un chico y quien lo piense es porque directamente
fueron adultos y en sus últimos días fueron niños.
Williams, que iba adelante por ser el jefe, da un alerta.
Habían llegado a la casa del señor Dern. Se esconden
detrás de los árboles. Una espesa niebla los cubre. Se
acercan despacio a la casa y Williams manda a Ed a que
espíe por la ventana. Este se niega y lo amenazan con
sacarle los pantalones debiendo volver sin ellos a la ciudad.
Ed accede pensando que siempre lo toca hacer el trabajo
sucio. Williams y sus dos compinches se mantienen
escondidos.

Se acerca cuidadosamente a la ventana y observa lo que


está pasando. Están dando la espalda a la ventana. Miran
televisión. El tiene abrazada a la maestra. Esto pone algo
celoso a Ed pues considera que nadie tiene derecho a
tocar a su maestra.

Le hace señas a los otros chicos para que se acerquen. Le


está gustando el papel de explorador y se lo comenta a
Williams. Este se burla de él con sus compañeros
propinándole pellizcones-

Le obligan a seguir espiando. Tiene miedo que lo


descubran. Williams saca un paquete del cual extrae una
cadena de petardos que la colocan a lo largo de la casa. Ed
observa y no le gusta nada. Quiere tomar distancia pero los
otros no se lo permiten. Debe seguir vigilando. En ese
momento todos se le tiran arriba hundiéndole la cara en la
nieve lo cual no le permite respirar. Lo patean. Queda ahí
tirado. Los demás huyen.

Escucha el chirrido de la pólvora y se desespera. Quisiera


correr pero no puede, se hunde en la nieve. Con gran
esfuerzo consigue esconderse detrás de un árbol bajo el
gran estruendo a ametralladoras que producen los petardos
y observa al señor Dern muy enojado vociferando contra
quien hubiese hecho tamaña travesura, amenazando al
aire que si los llegaba a agarrar les llenaría el trasero de
plomo.

Ed ve que un gran trozo de nieve se está por desprender


del tejado y cierra los ojos. Solo escucha miles de
maldiciones que salen de la boca del guardabosque.
Cuando los abre el Señor Dern ya había entrado en la
casa.

Lo habían dejado solo. No sabía para que lado se habían


ido. Se dio cuenta que lo único que querían es que lo
encontraran a el y le culparan de lo sucedido. Pensó que
llegaría el momento en que Williams se encontraría solo y
se las iba a pagar muy caro, le retorcería el cuello.

Pero en ese momento tenía algo más urgente en que


pensar. Se encontraba perdido. No encontraba el camino.
Tenía ganas de llorar.

Podría volver a la casa del señor Dern pero tiene miedo de


lo que le pueda hacer. Decide seguir adelante. Siente el
ruido del río pero piensa que también puede ser el viento.
Se interna en los árboles, la luz cada vez es menos piensa
en lo que su amigo Harold le ha dicho, que los árboles
ayudan a las personas perdidas. Piensa en ponerles
nombre pero cree que no les gustarán tanto como los de su
amigo.

Sigue caminando y siente que el suelo vibra como si


alguien corriera, oye las ramas que se balancean sobre su
cabeza y piensa en las cosas que contaba Lidia.

Cae hacia adelante, no había visto el barranco, rueda y lo


detiene una raíz. Un poco mareado observa

el lago helado y los árboles desnudos. Nunca había estado


ahí. Se ve todo blanco como si hubiese caído en un tonel
de azúcar. No conoce el lugar.
Se da cuenta que todos los abetos recién plantados han
sido arrancados o pisados. El resto esta separado como si
hubiese pasado un gran animal. Huellas raras bordean el
lago. Piensa que nadie de la escuela podría haber causado
ese destrozo como creía el director.

De pronto recuerda a la vieja de la que hablaba Cyrus.


Talvez no le gustaban los árboles y, tampoco los niños.
Tiembla. Oye gritos. No sabe si es de mañana pues todo
está muy oscuro. Es peor que las lecciones que le toman
en la escuela cuando no ha estudiado. Cree ver una vieja
con una bolsa sobre su hombre. Siente que alguien lo está
observando. Llama a su madre. Sube la pendiente
lastimándose las manos y las rodillas. Corre, corre. Ve un
gran ojo amarillo que le observa y cae.
Ed! Que estás haciendo aca? El ojo amarillo era una
linterna que llevaba su amigo Harold. Le pregunta en que
lío lo han metido y se compadece de él.

Muy asustado le cuenta a su amigo Harold que algo terrible


le estaba persiguiendo. Que salieran de allí. Harold le dice
que se deje de hablar tonterías y que se apure en llegar a
su casa sino sus padres le iban a retar pues ya era el
mediodía.

Harold se asoma al barranco alumbrando con la linterna y


Ed se niega a mirar, está seguro que allí se encuentra la
vieja.

Harold bajó la cabeza y comenzaron la marcha en dirección


opuesta hacia donde corría Ed. Le pregunta cómo pudo
seguir a esos chicos. Ed le dice si a Nelly no le habría
pasado lo mismo, obteniendo como respuesta que no, que
el comisario y gente del pueblo la busco durante todo el día
y nada se sabe de ella.

Ed le pregunta cómo llegó hasta ahí y le contesta que


estaba paseando y vio sus huellas. Expresa que tuvo una
suerte increíble a lo cual su amigo reafirma.
Edmond dudo que Harold le dijera la verdad: cómo sabía
que eran sus huellas?. Se lo dice. Harold sonríe. Ed piensa
que el bosque es menos oscuro con Harold, mientras su
amigo bromea preguntándole si le había puesto nombres
lindos a los árboles, pues si a ellos les gustaba le ayudaban
a los niños perdidos. Consideró que Harold estaba loco
pero que era su mejor amigo sin lugar a dudas.

CAPITULO VII - LIDIA DESAPARECE

Ed llega a su casa y se da cuenta que sus padres no se


dan cuenta de su llegada. Se dirige a su cuarto y se cambia
la ropa toda embarrada arrojando la sucia debajo de la
cama. Baja para almorzar. Nadie habla, solo se sienten el
ruido de las cucharas. Mal presagio pero, no pareciera que
sus padres hubiesen discutido.

El padre de Ed le dice a su mujer que el comisario Doyle


pidió refuerzos a la ciudad vecina por la desaparición de
Nelly. Su mujer le pide que no hable de eso delante de su
hijo. Ed se molesta pues Nelly es su compañera de escuela
entonces, opina que está seguro que fue secuestrada por
la vieja que rompe los árboles en el bosque. Su padre le
manda a callar y le pide que no bromee con esas cosas.
Se ofende porque nadie le cree pero tampoco puede decir
lo que le había pasado pues sería reprendido
Golpean la puerta. Es el señor Williams. Llega para hablar
con Edmond para preguntarle que habían tramado con su
hijo pues, le había dicho por la mañana que lo iba a buscar
a él.

Ed no sabe que hacer. Llora abrazado a su madre. Sabe


que lo retarán. La madre le pide que cuente lo sucedido
que no le pasará nada.

Williams hijo había desaparecido con sus amigos. El padre


expresa que ya no sabe que hacer con él. Desde la muerte
de su madre todo le era muy difícil para poder guiar al
chico. También está preocupado dada la desaparición de la
niña Lander (Nelly). El pastor le pide que se tranquilice que
van a ir a ver al comisario Doyle.

Ed se siente mal. Se acuesta y su madre al lado de él y lo


abraza. Piensa que es muy lindo ser abrazado por su
madre, lástima que no lo hace más seguido.

El domingo está obligado a concurrir a misa aunque no le


guste. Su madre siempre le dice que es el hijo del pastor y
debe dar el ejemplo.

En la ceremonia le pide a su madre permiso para orinar. Se


dirige al paredón del cementerio y, mientras orina ve a
Harold que se encuentra sentado en una de las tumbas
contemplando el pueblo. Está solo y triste. Me acerco y sin
verme me dice: hola Ed. Afirma como si supiera que el
culto le aburre a Edmon preguntándole éste como sabe si
nunca va. Le contesta reiteradas veces que no tiene
permiso. Que estaba ahí pues lo estaba esperando.

Ed le pregunta si sabe lo de Williams y sus amigos. Harold


le responde que sí, que es grave, también lo de Nelly
Lamber. Que no deben separarse

Ed le dice que el sintió a alguien detrás de él cuando se


encontraba en el barranco, pero que nadie le cree, su
amigo le dice que el sí le cree, que no le haga caso a los
adultos.

Las campanas de la iglesia comienzan a sonar y un gran


revuelo de gente se produce. Harold empieza a temblar. No
parece estar cómodo. Sus ojos cambian de color. ¿Estás
bien Harold? Le pregunta Ed.
En ese momento Nan se dirige a ellos pidiéndoles que
vayan urgente que algo muy grave a pasado. La pequeña
Lidia había desaparecido. Nan se abraza muy fuerte a
Harold, acción que le molesta a Edmond pues ella es el
amor de su vida.

Nan les cuenta que se encontraban en la cocina con su


madre y escucharon un grito agudo y llantos de su
hermana. Corrieron hacia su cuarto pero solo encontraron
la ventana abierta.

Reunidos en la casa de Todds (padre de Nan y Lidia), los


hombres del pueblo deciden salir en busca de la pequeña
niña. No hay líneas telefónicas por lo cual no se pudo pedir
refuerzos a la ciudad vecina.
Doyle le pregunta a Nan si su hermana no le dijo nada, esta
expresa que no.

Se encontraron huellas extrañas bajo la ventana del cuarto


de Lidia, se guiarán por ellas que se pierden en el bosque.

Sanghorn, el abuelo de Harold será el explorador pues,


conoce mejor que nadie el bosque. Pero antes de que esto
se decide el hombre le pide al comisario que le deje ir a
Harold pues conoce mejor que nadie el bosque. Doyle no
acepta la propuesta, no quiere niños con ellos. El abuelo
insiste obteniendo otra negativa. Como si hubiese
escuchado, Harold le pide al comisario que le permita ir,
que pronto nevará y tapará las huellas. Doyle mira el cielo y
le contesta que no nevará y que se queden en sus casas
pues no quiere que desaparezca nadie más.

Sanghorn en diálogo con el comisario le dice que todo


vuelve a empezar como hace nueve años. Doyle maldice
porque se encuentra solo para enfrentar la situación.

Doyle, el reverendo, el doctor Lifford, el señor Hackendown,


el guardabosques Dern y un montón de otras personas
parten hacia el bosque.

Harold expresa a su amigo que no llegaran muy lejos pues


nevará y se borrarán las huellas.
Invita a Ed que lo siga. Dan vuelta a la casa y llegan bajo la
ventana del cuarto de Lidia. Ven las huellas. Ed asombrado
le expresa que son las mismas que vio en el barranco.
Harold le expresa que el también las conoce.
Siniestramente expresa: Ella ha vuelto. Le pregunta de que
habla y le contesta que no puede decírselo.
Ed le pregunta si habla de la vieja, la que rompe árboles y
roba la leña. Le propone alcanzar al señor Doyle para
decírselo. Le contesta que no serviría de nada pues no les
escucharían. Le propone que se lo digan a su abuelo
obteniendo como respuesta que él ya lo sabe.

Harold invita a ir a Ed a esperar el regreso de los hombres


a su casa, debe mostrarle algo. Ed debe pedir permiso a su
madre que está acompañando a la señora Todds. No
quedando muy contenta, la madre le autoriza a ir.

CAPITULO 8 - EL “SIRKHAWN”

Harold y Edmond se dirigen a su casa que se encuentra


yendo hacia la colina tapada por árboles. La casa se
encuentra rodeada por algunas plantas que cultiva su
abuelo y un hermoso cerezo que crece en el verano. Ed ya
ha ido a la casa de Harold, pero no tanto como le gustaría,
sus padres no se lo permiten. Cuando va miran y leen
libros de su abuelo de terribles lobos y animales.

Entran. Empezó a nevar. Harold prende una lámpara de


aceite, está muy oscuro. Le invita a seguirlo. Levanta una
trampa que se encuentra en el piso de la cocina y Ed le
pregunta si entrarán ahí obteniendo como respuesta si
tiene miedo. Harold le dice que es la despensa.

Bajan y Ed observa que es más pequeño que un sótano


lleno de estantes cubiertos de bolsas y frascos de vidrio.
Harold toma galletas y chocolate que comparte con su
amigo lo que le reconforta.
De pronto señala un viejo baúl y en su tapa se encuentra
escrito Timothy Sanghorn. Harold fuerza el candado. No
responde a las preguntas de Ed. Adopta un aire misterioso.
Solo le dice: Se que podés guardar un secreto. Ed no se
encuentra tranquilo. Harold saca un montón de recortes de
diarios viejos y con olor a humedad y los ilumina con la
linterna.

Edmod lee los artículos donde se cuenta la desaparición de


varios niños hace nueve años atrás. Se creyó que fueron
agarrados por un gran lobo. Harold expresa: “la historia se
vuelve a repetir”.

Luego saca un paquete envuelto en una tela dorada


brillante y muy hermosa, provocando asombro en Ed.
Cuando lo abre queda con la boca abierta. Su amigo saca
un largo puñal, el filo está tallado en cuatro lados y es tan
fino que parece un hilo de plata.

Harold le cuenta que es un “sirkhawn” que proviene de un


lejano país. En ese momento le dice que le debe decir
algo… que él no es.

Escuchan un grito a sus espaldas sobresaltándolos. Es el


señor Sanghorn. Como Harold no reacciona su mismo
abuelo le saca el puñal de las manos guardando todo en el
baúl y cerrándolo con un gran golpe. Ed ya piensa en un
gran reto.

Por lo contrario, el abuelo de Harold se sienta sobre el baúl.


Muy pálido les dice que no deben mirar ahí. Su nieto le
toma la mano y le dice que llegó el momento.

El abuelo le dice que no, que es muy joven aún, que él, el
señor Doyle y los demás volverán al bosque si es
necesario. Harold le expresa que el solo puede encontrar la
pista y que él ya lo sabe. El señor Sanghorn dice que es
demasiado pronto “mi pequeño…”. Casi con lagrimas en
los ojos se levanta y abraza a su nieto.
Ed asombrado de lo que está viviendo se da cuenta que
hay un gran secreto entre ellos. El abuelo de Harold lo mira
y le pide que todo lo que ha visto no se lo cuente a nadie.
Que él le tiene confianza, sabe que es un buen chico. Ed
juró que no lo haría.

Luego lo acompaña a su casa. Nevaba fuerte. Significaba


que no encontrarán a la hermanita de Nan, ni a Nelly, ni a
Williams ni a los otros.

Harold no fue a la escuela. Ed espera que no haya


desaparecido pues es su mejor amigo. Otros tampoco
fueron será por el mal tiempo o por qué los padres tienen
miedo a mandarlos?.

La maestra los agrupa bajo su vista. Nan se sentó al lado


de Ed y le preguntaba por la ausencia de Harold. No sabía
nada. Tampoco le contaría el secreto que había guardado
de lo vivido en casa de Harold.

En el recreo Nan se aleja a un rincón, nadie se anima a


molestarla.

Cyrus comienza con sus historias y todos se le ríen, ya no


le quieren escuchar. Llora y le pide a Ed que le crea, que
es cierto que les ha mentido pero que lo de la vieja es
cierto.
Ed le pregunta que vieja y, Cyrus le cuenta que todas las
noches ve una vieja que mira hacia su ventana. Es toda
amarilla, arrugada, horrible. Alta y flaca. Casi pelada, con
cabellos dorados y dedos como garras. ¡Es una hechicera!.
Lo invita a Ed a ir a dormir esa noche a su casa para que la
vea. Nan lo había escuchado y les dice que ella también
quiere ir. Los convence.

La maestra llama con las palmas la vuelta a clases. La


campana no suena como si el director tuviese miedo a que
alguien la oyera.
La madre de Cyrus pidió permiso a la madre de Nan y Ed
para que se quedaran a dormir. A ambos le permitieron
quedarse y Ed pensó que sería muy conveniente para su
madre darlo ya que ni siquiera lo consultó con su padre. La
condición era que debía hacer los deberes. Tenía
entendido que iría a hacerle compañía a la señora y el
señor Todd.

Ed se encuentra en el cuarto haciendo los deberes y


escucha que llega su padre. Se asoma y lo ve congelado,
muy apesadumbrado. Habla con su mujer. No encontraron
rastro de los niños perdidos y creen que no sobrevivirán la
noche. Hace 20 grados bajo cero. El pastor le dice a su
mujer que la religión no puede dar consuelo a esos padres.

La madre de Ed pregunta que debe hacer con él pues las


otras madres decidieron que sus hijos no vayan a la
escuela, obteniendo por respuesta que se quede encerrado
en la casa. El pastor le dice que los chicos hicieron correr la
voz en el pueblo que anda rondando una vieja, opinando
que son cosas de Harold, que es un chico muy raro. Ahí le
comenta que Ed se irá a dormir a la casa de Cyrus y el
padre lo aprueba.

El padre de Ed le pregunta a su mujer si recuerda las


desapariciones de los niños hace nueve años. Que se está
volviendo a hablar de eso. Y que se cree que están
padeciendo el efecto de una maldición.

Se oye una bocina. La madre de Cyrus viene a buscar a


Ed. Este ya no tiene muchas ganas de ir, considera que
estaría más seguro en su casa.

Edmond piensa: ¿En dónde diablos se metió Harold?

CAPITULO IX - LA APARICION
Nan y Ed llegan a la casa de Cyrus. Ed queda maravillado
de su cuarto lleno de posters, él solo tenía un crucifijo. No
había mentido. El río pasa por detrás de su casa y el agua
cuando no está congelada salpica el puente. Del otro lado
está el bosque. Los abetos están tan apretados que no se
puede ver nada entre ellos. Están nerviosos. Ed bromea
con que la vieja no aparecera. Observa a Nan y la ve muy
linda. Esa noche compartirán el cuarto. Era la primera vez
que dormiría en el mismo lugar que una niña. Cyrus los
invita a jugar con el tren eléctrico pero no tienen ganas. Ed
eligió el catre que había puesto la madre de Cyrus al lado
de la puerta por las dudas.

Los llaman a cenar. Ed tenía hambre. Les habían


organizado la cena en el bar -el padre de Cyrus era el
dueño de la estación de servicio y el bar- lo encontraron
muy gracioso al padre de Cyrus con sus chistes. Ed
pensaba que le gustaría que lo que estaba sucediendo solo
fuera un mal sueño.

Llega rápido la hora de irse a dormir. La madre le dice a


Cyrus que seguramente esa noche no tendrá miedo pues
están sus amigos. El padre dice que él también tenía
pesadillas cuando era pequeño y se disponía a hablar de
ellas pero su mujer lo interrumpe diciéndole que ya es hora
de que se vayan a dormir y, que no eran las mismas
pesadillas.

En la oscuridad montan guardia con una linterna mirando


por la ventana. Ed tiene sueño. Esta pensando y Nan toca
su rodilla diciendo sino a escuchado nada. Ed le dice que
no. Se asoman a la ventana pero no ven nada.

Vuelve a la cama y los demás lo siguen. Ed tiene sueño. En


ese momento Cyrus les jura que no es invento lo que ve.
En ese momento las palabras se le quedan atragantadas
en la garganta.
Ve pegada a la ventana una cara espantosa, toda torcida y
blanca, con ojos enormes que los mira. Una boca flaca y
roja llena de dientes arruinados. Nan grita. Cyrus retrocede
a un rincón de su cuarto y Ed, quiere saber. Abre la
ventana, saca su cabeza afuera golpeada por el fuerte frío
y ve una sombra que corre hacia el río. Sin saber de donde
saca la valentía piensa que no la deben dejar escapar, será
la única manera en que no se lleve a más chicos, a Nan, a
Harold…

Iba a saltar la ventana pero Nan le grita que no lo haga. Ed


les dice que es ella, la vieja que rompe los árboles y roba
chicos. Ed grita en la oscuridad que ya basta!, que les
devuelva a Harold y a los demás chicos, pudo escuchar
que provenía del río una risa como jamás había escuchado
lo que le produjo frío en la espalda.

A pesar de las suplicas de Nan, Ed salta por la ventana


cayendo en la nieve. Bajo la luz de la luna ve las huellas,
iguales a las que vio en el barranco y detrás de la casa de
Nan. Sigue las huellas y se encuentra con un cerco roto, se
da cuenta que quien lo haya roto tiene la fuerza de un
leñador. Ahí pensó que si se lo llevara a él sus padres
estarían muy tristes y le dio ganas de regresar.
En ese momento la ve, con la ropa hecha jirones,
apurándose para alcanzar los árboles. Ve que se detiene
en medio del puente como si supiera que alguien la
observa. Gira y lo mira. Ed tiembla de pies a cabeza.

Cyrus no había mentido. Era muy alta y encorvada,


envuelta en horribles andrajos, con poco pelo pero largo y
gris, que le llega a la cintura. Lleva atravesada una bolsa lo
bastante grande como para que entrara Ed.

Le hace señas con su larga mano blanca y ganchuda


inclinando su cabeza en el hombro con una sonrisa que
muestra sus negros dientes. A Ed le parece una abuela
muy vieja y triste, como si sus nietos la encontraran muy
fea para ir a visitarla.
Sin darse cuenta se encuentra caminando hacia ella
atraído por su mano como si le dijera que va a ser muy
buena con él, que no tenga miedo. Camina más rápido.
Está casi en el puente. Escucha el torrente del río.

Un relámpago muy blanco pasa frente a él y algo tira de su


espalda. Es Harold. Todo despeinado con los ojos como
diamantes se enfrenta a la vieja. Lleva el puñal que había
visto en su casa, el “sirkhawn”, brilla como el fuego. Se
enfrenta a ella y le dice que “a este no lo tendrás Amatkine”
con voz muy fuerte, era la primera vez que oía a Harold con
esa voz.

La vieja abre su tapado y se ve como si fuese un hacha


que resplandece. Harold la vuelve amenazar con el puñal y,
la vieja se va hacia el bosque en un abrir y cerrar de ojos
desapareciendo detrás de los árboles.
Pareciera que Harold tiene ganas de seguirla, Ed lo llama y
le ayuda a levantarse.

Harold le pregunta si es imbécil, si pretende que también se


lo lleve a él. Ed le contesta que pensaba que se lo había
llevado. Se abrazan. A lo lejos escuchan una risa malvada,
puede ser el viento. Todo lo cubre la niebla. Empieza a
nevar.

Eran las cuatro de la mañana y los cuatro, Ed, Cyrus, Nan y


Harold se encontraban sentados en una de las mesas del
bar cubiertos con mantas y tomando un chocolate caliente.
Se encontraban también sus padres y el comisario Doyle
quien les pedía que les dijeran la verdad pues no creía
mucho esa historia de la viejecita.

El señor Sanghorn interrumpe al comisario advirtiendo que


las huellas estaban debajo de la ventana y que eso no lo
podían inventar. Desestimando su intervención, Doyle dice
que las huellas estaban casi en su totalidad cubiertas por la
nieve. A pesar de eso Sanghorn sigue sosteniendo lo
dicho.
Como si esas huellas fueran de un animal de de alguien
liciado. Ed interviene diciendo como si cargara una bolsa.
Doyle lo mira haciéndole una mueca poco graciosa cuando
Nan exclama que la vieron -sus padres no habían sido
llamados, ya demasiado tenían con la desaparición de
Lidia-.
Harold que había permanecido con la cabeza baja y no
había dicho nada hasta el momento habla. Con un rostro
transfigurado, sus orejas puntiagudas, sus ojos brillantes y
una luz como el neón que lo iluminaba les dice que es un
silfo, señor de los árboles. Expresa que nadie pensó
cuando se instalaron ahí y comenzó la deforestación del
bosque lo que podría suceder. La vieja es Amatkine, en su
tierra al norte, detrás del bosque significa la hechicera del
mediodía. Ser malvado que le gusta asustar de noche pero
roba a los niños al mediodía luego de las doce
campanadas.

Les dice que cree que le queden pocas oportunidades a los


niños perdidos. Su forma de subsistencia es extraer un filtro
de los niños o los silfos.

Es interrogado por el Señor Doyle. Lo trata de usted pues


no sabe con quién están hablando. El reverendo lo imita.
Harold les dice que por la mañana se dirigirá en busca de
los chicos, pero que puede ser fácilmente percibido por la
hechicera porque percibe su olor. También les dice que hay
árboles malos que se han unido a ella. El señor Doyle dice
que le acompañará y así se suman los hombres que están
presentes menos el reverendo que expresa que se debe
quedar para consolar a los padres de los hijos
desaparecidos.
Harold les dice que Edmond deberá acompañarlos. Lo
necesitará. Es su amigo. Ed se enorgullece de ser el amigo
de Harold. Todos los hombres protestan pues no quieren
exponer a Ed. Al final su padre le expresa que si es
voluntad del Señor que vaya. También le pide disculpas al
Sr Sanghorn y a Harold por haber pensado mal de ellos.
CAPITULO X - EL REY DE LOS SILFOS

Edmond es despertado por Harold de un bello sueño. Le


advierte que no está obligado a ir, que será peligroso; que
puede ocurrir que se encuentren solos o que se separen de
los otros. Ed quiere ir.

Harold le expresa que él sigue siendo el mismo, le pregunta


si para él cambió en algo al enterarse de la verdad. Ed le
expresa que no, que no ha cambiado nada.

Ed le pregunta qué es un silfo, obteniendo por contestación


que “los silfos son los guardianes de los bosques. Antes
vivían de a muchos en los árboles, un poco en todas
partes, colgados, lo más cerca posible de la luna, que es su
divinidad. Hoy hay menos. Viven alejados del mundo y sólo
intervienen ocasionalmente en su marcha”.

También le pregunta si tiene padres, contestándole que su


padre es el rey de los silfos. Que un día lo sucederá en el
trono y llevará la corona de fresno. Le interroga por qué él y
no su padre vino a cazar la hechicera.

Le contó que teniendo 5 años su madre le reveló su


origen y también la misión que tenía encargada. Está
escrito que sólo él puede realizarla. Y le mostró el
“sirkbawn” que se encontraba guardado en el baúl del
abuelo.

Termina preguntándole si el señor Sanghorn no es su


abuelo. Sacudiendo su amigo la cabeza, se da cuenta que
Harold no quiere hablar más. Este le dice que es hora de
irse que los están esperando.

Unos doce hombres estaban aguardando tomando


café, vestidos con abrigados tapados, anteojos negros y
fusiles.
Estaban empleados del aserradero, el Sr. Hackendawn,
el doctor Lifford y otros. También se encontraba el Sr. Dern,
quien se acerca a Ed, este agacha la cabeza. Dern le
pregunta si él estaba cuando le pusieron los petardos, que
no lo negara y que pensara lo que le pasó a sus
compañeros por hacer pavadas. Ed responde
afirmativamente y, el guardabosque le dice que no le dijo
nada a la maestra de él. Edmond le agradece.

Antes de partir Harold y Ed se acercan al grupo que


forman su abuelo, el comisario Doyle y el doctor Lifford. Le
pregunta si el resto de los hombres saben quien es él.
Doyle le contesta que solo ellos tres lo saben. Que el resto
de los hombres solo saben lo necesario. Que van armados
por si se encuentran con algunos lobos.

Harold les dice que hay que partir mientras los árboles
duermen. Que los mapas de nada sirven. El los guiará por
un camino donde no puedan ser percibidos por Amatkine -
la hechicera- ella pronto se enterará de su presencia pues
los árboles se lo comunicarán.

Ed piensa que su amigo habla de los árboles como si


se trataran de personas. Ahí se dio cuenta que su amigo
leía sus pensamientos porque le dice que, se sorprendería
de la manera en que se comunican los árboles.

Los padres de Ed van a despedirse. Lo abrazan


fuertemente. Le da tristeza. Pero quiere ir. Sabe que
volverán con la cabeza de la hechicera.

Ed observa que Nan y sus padres también fueron a


despedirlos.

Nan se abraza fuertemente a Harold pegando sus


labios en los de él. Este se sintió incomodo. Ed, al ver esto
sintió que le quemaba la garganta y la panza. Piensa que
“la vida es un infierno para los que la humanidad rechaza”.
Más alejados también se encuentran Cyrus y sus
padres, al pasar junto a Ed le mete en su bolsillo su reloj,
diciéndole que lo puede necesitar. Ed se da cuenta que
Cyrus no es tan mentiroso como parecía, que lo del reloj
era cierto.

Se introducen en el bosque. Dedos de niebla aprietan


los árboles. Es inquietante. Doyle pide silencio. Solo se
escucha el ruido de los pasos y los fusiles. Cada vez se
introducen más. La nieve es muy espesa. Pasan por el
barranco donde casi la hechicera atrapa a Ed. Hace
muchísimo frío. Las grandes rocas tapan el sol que les
brindaba un poco de calor. Ed empieza a pensar que va a
terminar mal.

Harold camina muy a prisa. Ed comienza a sentir el


cansancio y ve que el Sr. Dern también. Se da cuenta que
Harold no deja huellas sobre la nieve y no se explica como
lo logra. La nieve se volvió profunda. Harold le da la mano
a su amigo para que pueda avanzar. Están del otro lado del
vallo. Nunca había llegado hasta allí.

La cuesta sube y cada vez es más difícil para Ed.


Quisiera que sus padres lo fuesen a buscar y estar calentito
en su casa. Harold se da cuenta y le hace señas a su
abuelo para detenerse a descansar.

Ed se reconforta cuando los hombres le convidan café y


galletas.
Le pregunta a Harold que está silencioso, en qué
piensa. Le expresa que la hechicera debe saber que están
en camino. Le señala un grupo de abetos que pareciera
que están complotando. Le dice que desde ese momento
deberán darle nombre a algunos árboles aunque algunos
no lo querrán.

El sr. Doyle se acerca. Le pregunta a Ed como se


siente. Comenta que el tiempo los acompaña y Harold le
dice que no por mucho, que es conveniente seguir. Doyle
mira al abuelo de Harold y confirma lo dicho por su nieto.
Con desgano todos se disponen a seguir.

Ed se siente mejor. Piensa que recordará ese momento


como se recuerda a un cumpleaños lleno de regalos. La
niebla los traga de golpe. Todo se volvió blanco. Se ven
obligados a detenerse sino se chocarían con los árboles.
Los hombres maldicen, Ed aprovecha a hacerlo también -
sus padres no se le permiten-. Apenas alcanzan a ver sus
brazos.

Los hombres quieren quedarse ahí. De seguir se


lastimarían a perderían. Harold quiere seguir, él no se
perderá. Doyle le dice que nadie conoce lo suficiente ese
lugar obteniendo como contestación que el sí, que cuando
quiere es muy cabeza dura.

Los hombres deciden no seguir. Doyle justifica la


actitud de los hombres. Harold le pregunta a Ed si quiere
regresar al pueblo, pero el quiere continuar junto a su
amigo.

Amatkine es muy astuta. Tratará de disuadirlos. Ed no


está tan seguro de querer encontrar la guarida de la
hechicera.

Solo quedan Ed, Harold y su abuelo. El resto de los


hombres regresaron al pueblo. En un instante la densa
niebla los cubre. No ven nada. Ed tiene la impresión de oír
risas al pasar al lado de unos abetos.

CAPITULO XI - NOCHE EN LA NIEVE

Ed piensa que el Sr. Doyle y los hombres se equivocaron al


no confiar en Harold. Se podía desplazar por el bosque con
los ojos cerrados.
Harold me lleva de su mano. Me siento más liviano.
Salimos de la niebla y nos encontramos en la ladera de una
colina nevada. Hay menos árboles y más pequeños,
también piedras muy negras. A lo lejos abajo, corre un
torrente. El sr Sanghorn dice que es el mismo que pasa por
el pueblo, cerca de la estación de servicio del papá de
Cyrus.

Harold, que no ve bien a su abuelo, le pide que haga un


esfuerzo más, que ya lo han logrado. El abuelo le dice que
estará bien.

Llegan a una hondonada donde se disponen a descansar.


Cada vez está más oscuro. Harold corta ramas para
prender el fuego. Se sientan muy juntos y comparten
bebida caliente y galletas. A Harold le preocupa el estado
de su abuelo.

Harold les comenta que al alba verán la guarida de


Amatkine a la orilla del lago helado. Casi sin que su abuelo
y Ed se dieran cuenta trepa las rocas y desaparece.
Vigilará su sueño.

Ed le pregunta al abuelo como le permite hacer eso. Le


contesta que no puede hacer nada, que es libre como los
pájaros. No le pertenece. Solo se lo dieron un día para
cuidarlo pero sabe que un día regresará con los suyos.

El Sr. Sanghorn le cuenta que hace nueve años se


encontraba persiguiendo un lobo cuando vio que este
perseguía a un ciervo. Un ciervo que llamó su atención,
tenía una mirada distinta. Luego de matar al lobo lo siguió,
cada tanto el animal lo miraba como si quisiera cerciorarse
que lo seguía. De pronto se encontró con una bellísima
mujer que llevaba un niño en sus brazos. Era frágil y
menuda. Sus cabellos eran de oro. Se acercó a mi y me
entregó el niño, lo tomó en sus brazos sin saber por qué.
Salio del bosque con el niño. Lo adoptó sabiendo que un
día lo dejaría. Ese era el trato.
Ed queda dormido. A la mañana la nieve cae firme y
cerrada. Ya lo están esperando.

Ve que Harold se quita la ropa y se pone una curiosa túnica


de tela transparente. También se sacó los zapatos, dejando
al descubierto unos pies puntiagudos como sus orejas.
Atado a la cintura lleva su sirkhawn, el largo puñal silfo.
Parecía un príncipe.

Emprenden la marcha. Ed se da cuenta que Harold va


demasiado rápido para el estado en que se encuentra su
abuelo y se lo advierte. En el momento que se disponen a
ayudarlo una grieta muy oscura se abre y se lo traga.
Harold llora. Llama a su abuelo corriendo de un lado hacia
otro. No hay respuesta. No pueden hacer nada.

Deja de nevar bruscamente. Harold advierte a Ed que


deben apurarse antes que se haga de día.

Parten con el corazón triste.

CAPITULO XII - EL ENFRENTAMIENTO

Harold y Ed penetran en un bosque de abetos muy viejo.


Harold llama su atención por lo que iba pensando de los
árboles, le advierte que pueden escuchar hasta su
pensamiento y, que él la noche anterior estuvo entre ellos
para persuadirlos que les ayudaran. Edmond piensa que si
los silfos y las hechiceras existen es posible que los árboles
tengan una vida que los adultos desconozcan. Las ramas
los protegen como alas de pájaros.

Salen a la luz. Es el mediodía. Ed puede ver la guarida de


la que le había hablado Harold. La describe como una
costra horrible pegada a las rocas, con una chimenea muy
alta, que vomita humo gris hediondo. Está toda construida
de costado sobre un zócalo de grandes piedras. Está
aterrorizado. Lamenta que el sr Sanghorn haya
desaparecido y, que el resto de los hombres con sus fusiles
hayan regresado.

Harold lo toma de la mano. Observan que la puerta de la


cabaña está abierta. Toma el sirkhawn en la mano y entra.
Ed se apura en seguirlo, no quiere quedar solo.

Parece la caverna de un animal. Llena de mugre, oscura,


una mesa llena de frascos de formas extrañas. Un enorme
caldero está colocado en medio de grandes piedras sobre
el fuego donde hierve una sopa grasosa. De ahí sale el
espantoso olor que respiraban de tan lejos.

Se dan cuenta que Williams estuvo ahí pues encontraron


tirada su navana.

Ed ve una hilera de muñecas colgadas que llaman su


atención. Le resulta extraño que la hechicera coleccione
juguetes de niñas. Quiere tocarlas. Harold le advierte que
se deben ir antes que vuelva, que no las toque. Al no
escucharlo se acerca velozmente a él con una antorcha y
las ve, son feas, tienen la piel parda y seca, además están
vestidas igual que Nelly, Williams y los demás, ¡y se le
parecen!. Ed emite un grito. Comprende…. Harold lo toma
del hombro. Le explica que no son muñecas sino sus
compañeros que fueron reducidos por Amatkine. Es un rito
que le permite conservar sus poderes y su longevidad. Las
cuelga bajo su tapado o en su cabaña.

Ya saliendo Harold se da cuenta que falta la de Lidia por lo


cual debe estar viva. Se ponen a buscarla. Ed tropieza y
cae. Abren el paquete que se mueve y grita. Aparece Lidia
frotándose los ojos encandilada. No llora, está atontada.

Ríen y lloran abrazados. Algo tapó el sol. Era la hechicera.


Lidia pega un grito, Ed queda con la boca abierta. Amatkine
abre su tapado para cortarles el paso y ven un hacha que
cuelga de su cintura.
Harold da un salto y se enfrenta a ella con su puñal en
mano. La hechicera toma el hacha y se abalanza contra
Harold que es muy rápido y hábil.

Este patea sus muñecas y ella enfurece más. Despotrica


contra los silfos. Harold toma un palo y vuelca el caldero.
Amatkine no reaccionó a tiempo y cae en el líquido
hirviendo, quemándose. Le tira basura en la cara a Harold.
Se levanta y huye.

La persiguen por el bosque. Llegan al borde de una


cornisa, ya no tiene escapatoria, se debe enfrentar a
Harold. La hechicera se defiende, están al filo del
precipicio, el se tambalea y Amatkine lo toma del cuello. Ed
y Lidia gritan. A Harold se le cae el puñal. Ed deja a Lidia y
correo hacia ellos como un loco. La hechicera tiene en su
mano a lo alto el hacha. Ed se tira sobre ella. Se vuelve a
levantar y de pronto se escucha un gran trueno.

Amatkine da un grito. Se desprende una piedra y quiere


aferrarse a Ed sin lograrlo. Este toma a Harold y tira de él.
Ella cae al vacío.

Ed y Harold miran hacia el bosque y ven al abuelo apenas


pudiendo sostenerse con el fusil pegado a su mejilla. Lidia
ya había corrido hacia él.

Harold llora. El abuelo los aprieta contra si cálidamente.


Les cuenta que no sabe como se salvó. Tal vez las raíces.
Cuenta que tuvo un sueño que, una mujer lo sostenía.
Cuando despertó se encontraba en el bosque. A
continuación pregunto que pasó con el resto de los niños y
le contestan que llegaron demasiado tarde.

Se acercan al borde de la cornisa para cerciorarse que


Amatkine estuviera muerta. Pero no estaba. Harold ve algo
que corre a lo lejos. Es la hechicera, se ve herida pero viva.
Se da vuelta, los mira y levanta su brazo, el viento hace
llegar su malvada voz. Harold expresa “que la maldición te
caiga encima Amatkine”. Toma su sirkhawm que brilla
como un relámpago bajo el sol del medio día y lo arroja
muy lejos cayendo sobre el hielo. Se oye un crujido tras
otro, figurándose por todos lados. La hechicera dejó de reir.
Empieza a correr pero es demasiado tarde. Cae en el lago
helado y es cubierta por el hielo que se vuelve a cerrar. El
sr Sanghorn los invita a regresar.

EPILOGO
Ed creció en el pueblo y vivió allí. Recuerda cuando
llegaron con Lidia en los brazos. Fueron recibidos como
heroes. Los Todds bailaron de felicidad el resto de las
familias de los niños desaparecidos regresaron a sus casas
desesperados. Hicieron una gran fiesta. Nadie se dio
cuenta de la partida de Harold, solo su abuelo y Ed. Fue un
gran dolor para los amigos separarse. Nunca más se
volverían a ver pero siempre estarían juntos. Harold le pidió
que contara su historia en los libros que escribiría. El
abuelo siguió hacia las colinas del norte a su nieto.

Ahora Ed es mucho menos gordo. Se convirtió en escritor.


Cuenta historias a los niños de los bosques, su tierra y
duendes. Nan se casó con él.

Descripción de los personajes

 Personajes principales:

Edmond: no es demasiado popular en el colegio ni es


buen deportista, no se destaca en matemática ni es el
favorito de la chicas, es el único hijo del pastor protestante
del pueblo, tiene una madre cariñosa y sobreprotectora que
lo alimenta en exceso; sus compañeros se burlan de el y, a
veces hasta le pegan. Edmond es gordito, distraído y
soñador.

Harold: muy buen amigo.edmond es uno de los mejores de


la clase, es un chico especial, es flaco, muy palido, ojos
tipo almendras y cambian a menudo de color. muy bueno
en matemática, y es muy callado .

Amatkine: muy alta y encorvada, envuelta en horribles


andrajos, con poco pelo, pero largo y gris, que le llega
hasta la cintura, lleva un bolsa atravesada en la espalda,
manos largas, blancas y ganchudas como una araña sin
caparazón, dientes negros y puntiagudos, muy vieja y triste,
demasiado fea.

Personajes secundarios:

Williams: cara de bestia, orejas grandes, el rey del patio,


amo de los idiotas.

Nan: la chica mas linda de la clase, muy buena en


matemática, morocha con trenzas, ojos azules.

Cyrus: es un amigo muy tonto, y muy mentiroso.

Nelly Launder: ojos con formas de almendras que


cambian de color constantemente, es atolondrada.

Lidia: hermana menor de Nan, tiene las mejillas coloradas,


es graciosa.

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