Está en la página 1de 9

TERRITORIOS SOCIOLÓGICOS: ENTRE LO URBANO Y LO RURAL

Fase 2: Fundamentación conceptual: Sociología del Territorio


Ensayo

Hugo Armando Granados Manrique


Código: 89007764
Grupo: 404016_9

Tutor:
Lizethe Alejandra Amezquita

Escuela de Ciencias Sociales Artes y Humanidades

UNAD

Octubre 2019
El presente texto presentará las ideas y elementos más destacados en la unidad uno iniciando
por abordar los conceptos de sociología rural, sociología urbana, cómo se da su relación y cómo
ambas categorías se suscribe a las narrativas que configuran las percepciones y construcciones
que se hacen en torno al territorio

Una de las características que comparten los espacios rurales y los espacios urbanos es que
suelen presentar delimitaciones basadas en el tamaño de los municipios, o en el peso de la
población activa agraria. El capitalismo y la sociedad de la información se ha diseminado hasta el
punto de cubrir la casi totalidad de los espacios rurales, haciendo que no sea fácil definir
diferencias en hábitos, actitudes y valores, y menos aún en lo que se refiere a las estructuras y
relaciones de producción.

Entre los aspectos utilizados para representar o delimitar lo rural ha sido el tamaño reducido
de los centros poblados, la baja densidad demográfica y la preponderancia de la actividad agrícola
como forma productiva. Lo rural se concibe como residual a lo urbano.

Se plantea la posibilidad de que el ejercicio de la Sociología Rural sólo puede darse en


términos de Sociología de la Urbanización, argumentando que “Lo rural y lo urbano tan sólo
tienen peso específico cuando se ponen en juego las elevadas plusvalías que, en el planeamiento
urbanístico, se derivan del trazado o retrazado de las líneas de delimitación del suelo urbano o
apto para urbanizar.” (Baigorri 1995).

Se asume una lectura positivista en donde se le atribuye a la revolución industrial ser el camino
hacia el progreso económico de las sociedades, y como resultado natural a la urbanización el
generar progreso social. Con lo que queda en evidencia la tendencia a poner en lo alto de la escala
a lo urbano y en lo más bajo a lo rural.

Se expone la urbanización como modo de vida (Sociología de la Urbanización entendida ésta


como proceso civilizatorio en marcha); la urbanización no se asemeja a simple acumulación, sino
una extensión de estilos culturales, de modos de vida y de interacción social. Se propone el
término de “ruralística”, complementario de la urbanística, como concepto provisional hasta que
se desarrolle uno urbano-rural.

Se señala que el ámbito de estudio de la sociología rural no puede ser la sociedad rural, porque
como tal no existe, sino el colectivo de trabajadores y empleadores que conforman el sector
agrario, no se puede interpretar esos grupos humanos como se concibió al campesinado, tampoco
se puede identificar el medio rural con el medio natural, como el ecosistema propio del
campesinado, sino como un artificio más, una parte de la urbe global, con formas y funciones muy
distintas de las consideradas tradicionalmente por la Sociología Rural.

En relación a las nociones de la vida rural algunas hacen énfasis en aspectos socioculturales
otras se refieren a aspectos de carácter espacial y demográfico; ninguna ha tenido en cuenta las
nociones de los propios pobladores de los espacios referidos como rurales.

Algunas concepciones ven lo rural como el conjunto de regiones o territorios cuya población
desarrolla diversas actividades o se desempeña en distintos sectores como la agricultura, la
artesanía, las industrias pequeñas y medianas, el comercio, la actividad ganadera, la pesca la
minería, la extracción de recursos naturales y el turismo. Son asentamientos que se relacionan
entre sí y con el exterior (Matijasevic 2013).

Predomina la tendencia a considerar lo rural a partir de las privaciones que presente en relación
con lo urbano-industrial más que por sus particularidades, se destaca la ausencia de equipamiento
e infraestructura urbana o el predominio de actividades productivas primarias como propio de lo
rural.

Algunos autores consideran que no existe una ruptura entre sociedades urbanas y sociedades
rurales, considerando que son la expresión de “diferencias graduales” que particularizan las
comunidades según su proximidad a una o la otra, generando unas zonas intermedias denominadas
rururbanas. De este modo se presenta la interpretación de los espacios rurales, como espacios
separados de lo urbano por múltiples expresiones de cotidianidades rururbanas (continuum rural-
urbano). El concepto de continuun debe incluir discusiones sobre modos de producción y estilos
de vida en un mismo territorio.

Entre los enfoques de interpretación de la ruralidad se haya un debate que involucra la idea de
desruralización como urbanización del campo y la persistencia de lo rural pese a la disminución
de la población en el campo, la desaparición de sus saberes y prácticas culturales, como del
aumento de actividades diferentes a las de la agricultura por parte de sus pobladores.

La noción de Fusión urbano-rural presenta la propuesta de superar la visión del poblador rural
como un consumidor de modos de vida urbano, dejando de lado la comprensión de lo rural en
oposición a lo urbano y aceptar la coexistencia de diversos modos de vida. Igualmente se presenta
una tendencia al Reencuentro con la vida rural asociando esta con naturaleza, espíritu comunitario,
tranquilidad y calidad de vida, fomenta la economía terciaria de prestación de servicios entorno
al ocio y la utilización del tiempo libre (valor folclórico del campesino).

La nueva ruralidad nos habla de superar la separación urbano-rural reconociendo múltiples


actores como mineros, pescadores, campesinos, artesanos, empresarios agrícolas y personas
dedicadas al sector de servicios como pobladores rurales.

La sociología rural asocia el concepto de ruralidad a tres fenómenos que se interrelacionan:


Baja densidad demográfica, predominio de la agricultura en su estructura productiva, rasgos
culturales (valores, creencias y conductas) que se diferencian de los habitantes de las ciudades.

La presentación del contraste rural-urbano se fundamenta en una simplificación cuya


conceptualización ha sido objeto de estandarización, lo que imposibilita la deconstrucción en su
complejidad de los territorios, esto no solo evidenciado en el campo científico sino político-
gubernamental. La nueva ruralidad pretende identificar nuevos fenómenos y procesos y no solo
quedarse en describir e interpretar los viejos procesos de cambio rural.

Cada sociedad tiene ideas predominantes de ruralidad. La nueva ruralidad hace énfasis en la
multifuncionalidad del territorio y la pluractividad como necesidad para la preservación de
economías rurales, en el manejo, uso, conservación de recursos naturales, reconocimiento de
servicios ambientales como forma de dinamizar la economía rural y revalorizar lo rural, tiene una
perspectiva orientada al actor y tiene el reto de romper el círculo vicioso que asocia ruralidad con
pobreza y con malas condiciones de vida.

Las ciudades modernas se caracterizan por un alto grado de diferenciación, complejidad y por
ser un espacio social multidimensional y heterogéneo. La ciudad representa un sistema complejo,
es un imaginario social, su existencia se haya determinada por las representaciones que de ella
hacen quienes la habitan. Las representaciones sociales de la ciudad van unidas a sus identidades;
identidades entendidas como la representación intersubjetivamente reconocida y sancionada que
tienen las personas de sus círculos y pertenencias, de sus atributos personales y su biografía.
(Giménez 2000, citado por Rizo, Marta 2006)
Se presenta una constante definición y redefinición de las percepciones de ciudad destacándola
como espacio colectivo de encuentro, en ella convergen grupos y colectividades que se relacionan
entre sí motivados por la necesidad de convivir, de generar mecanismos de contestación,
adaptación y de contacto, la ciudad facilita de manera constante el surgimiento de nuevas formas
de interacción, de diálogo y conflicto, es escenario de prácticas sociales y espacio de organización
de experiencias.

En la sociología urbana se le ha dado particular importancia a la noción de barrio, por ser un


espacio articulador de la vida social urbana, de la vida familiar, referente espacial, generador de
identidad y facilitador de gestión de redes de apoyo y solidaridad. La ciudad como construcción
simbólica más que como espacio físico material refleja recurrentemente que las identidades no
están estructuradas, sino en constante reelaboración.

Las ciudades nunca han sido entornos sociales fijos e independientes de las trasformaciones
sociales, representan una forma social y espacial cuya complejidad requiere para su interpretación
el concurso de varias disciplinas que faciliten su comprensión. Haciéndose necesario para su
análisis la implementación de un campo específico que se centre en los aspectos de la vida social
de lo urbano, en cómo se da la estructuración de las relaciones entre actores sociales, instituciones
y colectividades que hacen de la ciudad su espacio vital.

La sociología de lo urbano entendida como la observación en un entorno privilegiado de las


trasformaciones sociales y económicas como resultado del proceso de modernización (Lamy
2006), se reconoce como su iniciador Georg Simmel (1858-1918), en ella se privilegia la
asociación entre lo espacial y lo social enfocándose en: la centralidad, segregación, territorialidad,
urbanidad y espacio público.

Lo urbano no surge de manera espontánea, en su construcción intervienen actores económicos,


actores políticos, profesionales, usuarios, ciudadanos y demás habitantes, la sociología urbana
representa el estudio de procesos sociales inscritos en un espacio determinado, lo que identifica
que su objeto de estudio es el espacio urbano y las relaciones que en él se dan; “estudiar la ciudad
es estudiar la sociedad, entender la ciudad es fundamental para entender la sociedad” (Lamy
2006).
La Sociología Urbana se construye en la actualidad entorno a la concentración, centralización
y competencia de los actores que interactúan en los procesos de urbanización y como se da su
superposición. Esta urbanización comprendida como la trasformación más visible y más profunda
de las sociedades modernas, es un ejercicio de pensar y repensarse la ciudad con el fin de ordenar
el espacio urbano, conceptualiza sobre los cambios dentro de la ciudad y hacia fuera de ella
(urbanismo).

La vinculación entre los procesos globales y locales tiene la tendencia de que a medida que se
incrementa el poder de compra rural, los patrones de consumo se orientan hacia los productos y
servicios urbanos. La población rural tiende a convertirse en multiespacial (entre el campo y la
ciudad).

En la actualidad las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales son cada vez más
integradas, fluidas y rápidas, lo que ha ido articulando la idea de sociedad mundial y ha
empoderado conceptos como el de “ciudad- región global”. Estos espacios se describen como
centros de poder político nacional e internacional, centros de comercio, proveedores de servicios
financieros, actividades profesionales avanzadas, centros de información y difusión, centros de
consumo, arte, cultura y entretenimiento, sin que se presenten estas variables de manera
simultánea y de manera general.

El fenómeno que ha facilitado la estructuración del concepto ciudad-región global es la


sociedad de la información y la concusión de procesos de proximidad e interacción espacial,
competitividad y sostenibilidad. En la construcción de la identidad región confluyen; las
creencias, las continuidades históricas, la identidad activa, un espacio geográfico particular y
sentido de pertenencia.

El valor de una posición está determinado por la distancia que la separa de otras posiciones
inferiores o superiores, el espacio social es un sistema de diferencias sociales jerarquizadas en
función de sistemas legitimados y reconocidos. Los conceptos de lugar, espacio y territorio son
importantes para dimensionar lo urbano. El lugar actúa como elemento aglutinante de la
colectividad y como símbolo de su permanencia en el tiempo.

Para la elaboración del concepto de territorio, inicialmente se puede referenciar como la


categoría analítica, operativa, así como una construcción social según la estructura normativa o
cognitiva de quienes lo habiten y sus pobladores vecinos (Capel 2017), el territorio es más que un
espacio físico objetivamente existente. Es un conjunto de relaciones sociales que dan origen y
expresan identidades y proyectos comunes de vida donde interactúan agentes públicos y privados.

Territorio se usa como el espacio dominado por una estructura de poder o grupo social. “como
una construcción cultural donde tienen lugar las prácticas sociales con intereses distintos, con
percepciones, valoraciones y actitudes territoriales diferentes, que generan relaciones de
complementación, de reciprocidad, pero también de confrontación. Dicha construcción es
susceptible de cambios según la época y las dinámicas sociales”. (Nates Cruz 2010, p. 211-212.
Citado por: Capel H. 2017).

El territorio facilita la asimilación, interpretación, entendimiento de las particularidades que


expresan y la diferenciación funcional representada en aspectos económicos, políticos, religiosos,
artísticos y culturales con la noción o referencia que nos remite al concepto de lugar. Los
territorios se han hallado configurados de acuerdo a los tipos de organización social que se
presentan en él. Siempre hay quien observa e interpreta de manera distinta, es decir genera varios
consensos que definen al territorio de manera diferente.

La dimensión territorial es analizada desde tres perspectivas: Macro-micro (vinculo procesos


globales y locales), comparativamente diferentes ruralidades latinoamericanas. Urbano-rural
énfasis entre centros poblados y entornos rurales. Se requiere el diseño de políticas públicas
adecuadas para revertir la condición de perdedores a los pobladores rurales de américa latina como
producto de la globalización.

El territorio es un espacio apropiado por los grupos sociales para fijarse en él, asegurar su
supervivencia, construir viviendas y rutas, explotar productos, delimitar dominios, esto en cuanto
a la dimensión política del territorio y sus ventajas prácticas.

El concepto de territorio como espacio social y espacio vivido, requiere colaboración


interdisciplinaria; procesos territoriales requieren las transformaciones de los sistemas urbanos,
de la actividad productiva, de las formas de vida, de las prácticas sociales y del espacio habitable.
Los cambios de significado de territorio tienen que ver con las transformaciones sociales y de las
mismas disciplinas científicas, en la actualidad su estudio exige aproximaciones
interdisciplinarias y metadisciplinarias.

Considera Marta Rizo que Territorialización, “es la estrategia que se utiliza y el efecto que
causa delimitar un territorio” (barrios, adquisición de propiedades). “La territorialización sugiere
un poder determinado por una persona, un grupo social o étnico, un Estado...” Estructuras sociales
objetivas, los campos y las estructuras sociales interiorizadas (esquemas de percepción,
valoración, pensamiento y acción), los habitus. la identidad. El habitus se relaciona con la
identidad en tanto que se refiere a los sistemas incorporados, el habitus es flexible, modificable
por lo tanto susceptible a ser redefinido. Habitus e identidad constituyen la dimensión subjetiva
de la cultura.

Finalmente, a modo de conclusiones:

Podemos sintetizar el concepto de Territorio como la construcción significativa producida en


la dimensión social y temporal, que posibilita el encuentro, procesos de estratificación,
segmentación, diferenciación centro periferia, así como presenta dimensiones como la social,
objetual y temporal.

Territorio implica límites y fronteras, el dentro y el afuera, lo que genera procesos de inclusión
y exclusión, también se producen procesos de expansión sobre territorios próximos o lejanos para
apropiarse de sus recursos lo que puede generar diferentes conflictos.

En el conjunto de dimensiones sociales en que se desenvuelve el ser humano, el territorio


corresponde a la construcción significativa de la presente temporalidad. La construcción social
que es el territorio se haya caracterizada por la ubicación y medidas que tienen las posesiones,
distancias y límites que en una determinada temporalidad se haya presente en el imaginario de sus
actores sociales.
Referencias Bibliográficas

- Baigorri, A. (1995). De lo Rural a lo Urbano: Hipótesis sobre las dificultades de mantener


la separación epistemológica entre Sociología Rural y Sociología Urbana en el marco del
actual proceso de urbanización global. V Congreso Español de Sociología - Granada,
1995. Grupo 5. Sociología rural. Sesión 1ª. La Sociología Rural en un contexto de
incertidumbre. Recuperado
de https://www.eweb.unex.es/eweb/sociolog/BAIGORRI/papers/rurbano.pdf

- Boisier Etcheverry, Sergio. (2006). Algunas reflexiones para aproximarse al concepto de


ciudad-región. Estudios sociales (Hermosillo, Son.), 14(28), 163-190. Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/pdf/estsoc/v14n28/v14n28a6.pdf

- Capel, H. (2017). Las ciencias sociales y el estudio del territorio. Revista bibliográfica de
geografía y ciencias sociales 21. Universidad de Barcelona. Recuperado
de http://www.ub.edu/geocrit/b3w-1149.pdf.

- Lamy, B. (2006). Sociología urbana o sociología de lo urbano. Estudios demográficos y


urbanos, 21(1), 211-225. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/312/31200108.pdf

- Matijasevic, M. T., & Silva, A. R. (2013). La construcción social de lo rural. Revista


Latinoamericana de Metodología de la Investigación Social, (5), 24-41. Recuperado
de http://relmis.com.ar/ojs/index.php/relmis/article/view/60

- Rizo, Marta (2006). Conceptos para pensar lo urbano: el abordaje de la ciudad desde la
identidad, el habitus y las representaciones sociales. Recuperado
de http://www.bifurcaciones.cl/006/bifurcaciones_006_Rizo.pdfg

También podría gustarte