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Miguel Gabriel Santos Ochoa (coord.).

Mito, filosofía y literatura en la


Modernidad. México: Universidad Autónoma de Zacatecas; Plaza y Valdés;
LVII Legislatura del Estado de Zacatecas, 2003.
analizarlos·, y. en un anuncio, sobre el dibujo de una moto, pesan más que su dcno1ación original en el habla coloquial y
un cScL1eto lema. en grandes letras: M1\cceda al n1ito~. la pcriodis1ica. Como decía Aris1ó1eles del "ser", podernos decir
Me dejó un momento perplejo el último ejemplo. ¿Qué del '"mlto" que 1o1sc dice de nluchas maneras". l"al vez esa mul-
qt1iere insinu~1r su n1ensnje? ¿Ayudar1 ac:iso los ltlitos a vc11der 1ivocidad del 1érmino refleja algo que ya cs1aba en sus mis·
motos? ¿Por qué hay que llcgor al mundo del mito montado mas ralees, t31 vez la rnisnla esencia de lo rnítico, en relación
tn moto? ¿Es 13 111oto pintada junto al eslog;J11 u11a estarl1p:l direc1a con el dominio de lo fo bu loso, lo memorable y lo ima·
mi1ic'1? ¿Es el :ímbi10 actual de los mi1os un terreno mo1oriza· ginario, promue\•a )' facilite esa dispersión semántica. B:ir·
do? La frase me 1rajo a la mcmori.1 muy pronto cierto añejo, thes escribía que "el mi10 hoy es una formo de hablarº: "fo
pero ;11rnc1ivo libro de Ro land Borihes donde se analizaban n1ytl1c tSI 11nt paro/e'". dcfi11ición en cx1ren10 ''ª&ªy gaseosa,
algunos "mi1os" populares de la modernidad, 1i1ulado .Mytbo· desde Juego, \•álida para casi todo por su in1prccisión.
Pero esa variedad de semidos no se da sólo en el lenguaje
logie1 (París, 1957), a partir de algunos ejempl os mur parecí·
m&s perlodístico y coloqulal, si110 que la cnconlran·ios er1 los
dos, socados del lenguaje de la publicidad, adviniendo en la
mismos estudios de in\•estigadores de los mitos. Un gran estu·
solapa que ·nuestra \•ida cotidiana se nu1re de mitos".
dioso de los mi1os griegos, el profesor G.S. Kirk, en un excc·
En vano ocudiremos a algún diccionario en cas1ellano de
lente libro, nos advierte de ella. Kirk no cree que haya una
uso corriente par.1 que nos explique y dé· cuenta de iodos
única definición del térnlino .. n1ito", sino que afirn1a que los
esos ma1iccs signi fiea1ivos. En su empeño de ser pulidos y
estudiosos lo definen cada uno a su conveniencia, según su
pulcros, los léxicos ac,1démicos van mucho m:\s lentos que la
enfoque. interés o escuela, según sean soci61ogos. psicólogos,
le11gua usada. Pero si, por 11\acstra c1.u.!1ll;t, i11tc11t:tt11os reflcxio~
histori:tdores, filólogos, etc. No v-an'los a enlrar en esa discu·
nar sobre el significado del 1érmino en sus ,·arios contex1os, sión. Basta con recordar esa cauta advertencia. Conclu.imos,
podemos advertir que se des1•c•n ciertas connotaciones. El pues, provisionalmente, esta reflexión recordando un aserto
tér111i110 "' 111it o .. se aplica sien1pre n algo que parece ser ex· semejante expresado por un gran cscri1or del siglo XX: el no,'e·
trnordinorio. fabuloso, ejemphi r y memorable, •unquc lal vez lista Cesare Pavese, un in1elec1ual mt1y repre..~enti11ivo de 11ues·
poco obje1ivo, y quiziÍs falso alguna vez. Como si el mi10 fue· tro tien1po y muy adicto a la mitologí.t griega. Pavese ha escrito:
ra •lgo que esl:Í más all:í de la realidad mos1renca, objeti\'a y '"Un mito es siempre simbólico; por eso 110 tiene nuncn t111 sig·
co1idia11 0. Lo rni1ico op>recc aurcolodo de un halo de fomosio ni(icado unívoco, alegórico, sino que vive de una vida e11cap·
)' clcvodo al :\mbi10 de lo imaginario, y puede ejercer un má· sulada que, según el lugar y el humor que lo rodea, puede
gico y poderoso enca rno sobre 11ues1ra 11c1i1ud ame el mun· esiallar en las más di,·crsas y múlliples ílorcsccncias".
do, pero a la vez. parece ser .1lgo peligroso~ por esas misn1as De iodos modos, nos conviene rccordor cienos rnsgos
razones de su pres1igio. y frc111e al mito hay que lener algu· esencioles del uso del lérmino. En primer lug• r, que mytbot
mis sospeclrns y cierrn disrnncia cr,1ica. Si creemos en los mi· significó origi11ariamen1e "rel:ito, narr:ición, cuento". Y tanto
tos llOS arricsga111os, con10 yJ sabía PIJtÓ11. que decía que era el voc•blo como los ejemplos que vo111os •ver provienen de
"hermoso t.tl peligro" (K,tfos gar /Jo kí11dy11ol, según el 1ex10 la cu hura griega. El mi10 es siempre un rela10, aunque el tÍlu·
del Fcdó11, 1Hd). lo del mismo designe a un héroe o un dios que lo prolagoni·
En iodo caso, .1qui y ahorn no se luto Je dar una dcíinici6n zan. El mito cuenta n1edi::iatc in1ágcncs )' en Íorm;i un tanto
precisa del vocablo, sino scncillarne111e de advenir que lo dramática los hechos de esos protagonistas extraordinarios,
pnlal>r3 St' 11:1 ido rcco1rJ.tando dé connotaciones v;>.ri;as que

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dio<es y hérou. Esos relatos míticos tienen un perduuble y d.id ;arc.1Ícol. L:a gr.ln t-St.ibilid;ad del mito istgurJ su difusión
misterioso enc•rHo p•u el público ingenuo que los escucha, en el r1pacio y rn rl tic1npo, su indc:pc:ndencia drl lug.ir y
•prende y rememou. r ,.e en ellos algo esenci•I de su tudi- dt l.1 f.poc:a. El gritgo ''')tbon m)tlN1stbJ1 qu1tf<' dt(ir rr-
ción cuhuul y su comprensión rcligios• del mundo. cont.1r un.1 his1ori1 no ftchid:i ni fech:iblt. ts dteir. no loc.1·
Los mitos pertenecen• lo memori• colec1iv•. "Los mitos liz.1blt tn un:i crónic.1: ptro un.1 his1ori.1 qut compensa cu
\•i\'én c.-11 ti p.ais dt l.a rnemorioa ... como h;i escrito M. Detiennc. f1l1a con ti htcho dt str por si nii.sm2 signific.11i,·.1.
En una definición funciono) podemos decir que, en su senti·
do originuio m.is estricto. el "mito es un rel.to trJdicion•I Blumenberg h.1 insistido en que los mitos, unidos • I•
que refiere l.1 .1ctuJción memorable y p•r.1digmática de un•s fuert• cuhurol y peNon•I de I• men1ori•. •porl3n • IJ "i<ión
figura< ex1uordin.1ri•s -héroes y dioses- en un t iempo pres- del mundo sig111fira1i'1iclml, es decir, impregnan de sen1ido
l1um:lno 11.1 Jprel1e1,.)i6 11 dL" url n1undo exterior que (ft: por sí
tigioso y c<cnci•l•. Los mitos andan c•rgado< de si mbolismo.
no presenta l111a si.,niíic:uci6 11 cl:ar.1 p:ir:a el l1on1bre. Es o1)vio
Ofrecen unns ini.igenes que impact;11t en la memoria colecti·
que lo que se suele !lomar "real idad" es sólo una imerprctn·
va. y que perviven en J. t r>dición . porque sin duda, respon-
ción de lo que h:1ll111n1os ~ntc 11osotros e intcrprctan1os con10
den .1 prcgunu< fundamentales del ser humano y su inquietud
1:1..I. Los mitos son un;i hcrcnci.i tr2dicion2I de rcla1os prcsti·
•nte lo< mi<1erios de l.1 vid• y los retos de iJ <ociedad. Los
giosos sobre lo oculto b•jo las opariencias "objetivas". Los
mitos cst.\n m.Ís all.í de lo real r ofrecen una explicación, a su mitos tntJn de du a lo que nos rodea un sentido hum•no.
modo y nuneu. de lo re.ti: explicación simbólic•, desde lue- Por ~so son t.30 impon ilntes pJr.l (;i pcrdur.ación dt la colcct ¡.
go. r rrli¡;iou urnbién. •I menos pan muchos. Eso •cl•r. I• \•id.Jd y sus norn1as. )'también parJ la oricotJción dtl indivi·
prest11ciJ dC'l 111i to rn cu.alquicr cultur;i, e incluso que subsis· duo en el .sistema de crcenci,¡s. Pero no \'J.mos 2 2\·.inz..ir con
t.a en IJ nuestra. (rente .al.a cx:plicJción citntííic;i del uni, crso.1
nuestro filósofo en es• rríloxión profunda. sino que, dei•ndo
como un tipo distinto de lenguaje y de lógic•, como escribe L. ahor.i esas hondur.a.s mct;1fí1ic.a.s, dcst.a.qucmos un r;a..sgo im·
Ko!Jkow<ki. port.ilntc de sus ;inálisis: lo.s n1itos pcrdurJn, pero se ofrecen
L>~ n1itos perdurJn gracias a .su Íucr1a imagin=ati\'J y :a su ;a diversu intcrprct:acioncs y rcorg;¡niz.oan sus imigcncs según
repertorio de poderosas y plásticas imágenes. U no de los fi· sus nuevos contextos. Es• larg• duración de los mitos y sus
lósofos .1ctu .1les 111 .ís prcocupJdos por es• prrd urJbilid.1d de v.a ri:aciones en la l1istori~1 cultu f';il apuntan )'ª .1 lo e~cnci:al de.·
los 11tit o< en épocri< y contextos divrrsos. (l . Rlt1n1cnl1crg. ha
1 nuestro tcr11a.
escrito muy :1 fondo de cs.1 pernta nenci;i de sus im ágenes, su
"'con<1a11ci.1 icón ic.1":
Mitos y gintros lirrr.irios en Crc<ia. Algunas 1101as
ic6nic.a r.s rl rlrmrnto n1js c.1r.1c1rrís1ico C"n l.1
LJ con51.anc1.l
dr'<cripcibn Jr los mitos. L.a co11~t.anci.a dr 1u núclro «"Srnci:al Los mitos griegos ~on p.ar.a. nosotros y;a. sólo 1e111as )' 1no1ivos
hJCl' qur rl milo purd.a comp.lrtcrr. como un.i inclusión literarios tnnsn1i1idos por un.a larg.i 1r.1dición de notorio )'
('fr.Ít1c.1, incluso tn rl con1rx10 del.is n.irr;1cioncs n1iÍJ hctl'• secular prestigio. Fantasmas son de lo que fueron, a los
)'ª

rt>~éur.a!.. FI prtdic.aJu Jl'scrip1ivo JC" l.1 const.anci.a 1có111c.a que l;a liter.itur;a prts1;1, en su \ i.ijc por el tiempo, nuevos
0

C'S t.1n sólo otro modo dt rxprcs.ar lo qur tn ti n1i10 1ntprt· hábitos y disfr.ces. Temu y emblemas de la antigua mitolo·
\l(>n.ih.1 .. 1•• , grirgos: lo quC' t'llo~ cons1drrJb.. n ~u .antigOr·
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I~
gía clásica pervi\'en asi, sueltos o 1rabados en múhiples rela· sentido como trama tr~gica o ·argumento .. escenlficado. Rr·
1os, )' se prtsun a ser r<conudos, aludidos y n10nipulados cordemos que norn12l1nentc una t r;agcdia escenificaba un mito
por 1.t literJturl rnodrrn;a unJ ~· otr.t \'t"Z. los mitos Jntiguos heroico. o un;a p.ine de éste, puesto que por sus din1ensioncs
rcsulun, a la mirada ac1ual, poco m:Ís qur prr1ex1os para su 12 t.scenificación lC<ltral necesit:.a una concentr2ción de l.i .ic·
recrt.tción como n1.1teria literaria. f-lan perdido su \•incul.t· ción. c.d. génrro clásico griego usab., pues. el milo J su
ción con la religión)' b idrologia de b socird>d qur los pro· modo. L:a narr""Jción mítica precede a los géneros li1rr.lrios )'
dujo. subsis1en desg•i•dos de iodo el coo1rx10 ceremonioso sr ofrece• iodos dios. ¡\ I• t.rg• nur.ición •hiena, o d1igt11s,
)' ri1uJI qur pudieron lener en sus origenc< y de la íunci6n de b epopey>, t. composición llric.1 (milo1) opone su chis·
soci•I que 1ení.111 cuJndo es• miiologfa esubJ vige111e en I• pt-:lnte brevcd1d: el mito .aquí no es )'Ji narrado por entero. ni
societf,,tl ¡;ricg.i .antigua. tampoco escenificado parci•lmcme. sino •ludido o evoCJdo
Siguen, no obs1.1n1c, guardando a su modo 1odavía, en como un fu lgor de fondo que ilumina una escena del mundo
Sl1dista11ci;i 111ic11to de sus orígenes, ciert<l :t.tJr~ fabulosa, cont o real: así sucede en IJs odas de Pínduo, por ejemplo.
relato~ i111ttr,•s,\1ll CS, n1en1or.lble-s y p<'radig111áticos, :1lt11que La tragedia, por su parte, recompone en '';ari:as escenas ) 1

pervi\'en Y" <Ólo como rcl iqui•s de una milologfo amigua, en form• de dij logos, y por un bdo, comenu, a I• ''CZ en sus
•hou cu•r1eado )'recobrada de modo muy dis1i1110 de su pt·r· can1os coules, los conflic1os p.11<hicos de •lgunos gnndrs
\'Í\·cnci• original -que esuba lig•d• a bs narucioncs de los rdatos heroicos.)' los expone de modo frJgmenurio )' srsga·
''irjos, de los poc1as educadores del pueblo, de las fiesus do pau d público .irniense de la democucia a modo de
pliblicJt, ttc.-. 111ientr.ts que ahor;i sólo perdunn en una lttción CÍ\ ic:.1 (pa1dt1")· L.1 con1edi:a clisic:a no tiene. en c;an1·
1

tndición cult.a, IJÍn1;ada, libresc2, en una ilu.stre f;an1umago· bio. un.a tr.am;a 111ític.1. :aunque con frecucnciJ plrodia t11oti·
rÍ;a ext r.1i1'1:.1 }' doct:.a. \'OS sac.idos del mito y s.1ca ;a cscen:.a J htrot-s mítico( .1lgun;a1
Recordemos qur el paso de t. 1ndición religiosa a la lile· vecrs. Podemos drcir qur, en esos cuos. domina en ell• I•
u1uu r• se dio en l.1 misma Gr<t"ia. y qu< ••mbién allí los alusión. como en l.i.s n1encioncs de l.;1 liricat pero con l.i intt'n·
mi1os conformaron el rcpenorio fundamcnul de b épica, la ción humorístic.1 propi.1 1 en tono\ de f3rs.i p.ar;i h.1ctr reir.
Hric.1 y l.1 1ragcdi.1, es decir, de los ircs grandes género~ cl.ísi· L• épic>. la lírica y la tr.igediJ en GreciJ se nu1rirron, en
cos. B:aste r\•1ncn1or:ir un detalle nluy sigr1iíic.1tlvo: e11 la />of· efecto, como es ubido, dd rep<norio nor~•IÍ"o inmemori•I de
1ir11 de /\ris1ó1el(·s la pahibra mythos 1ienc dos sen1idos
los rel:11os n1íticos. Pero v:a ri.1n la perspectiv.1 .11 evoc-.1rlos des·
diverso<: si¡;nific.1 1on10 el rc/1110 bc1·ctlntlo -111)•1/Jos p11rllfh" de sus csqucn1as co111positi vos propios, )' en st1 rccre.1ción
rlo111¡'11os- co1110 el ,,rg11111t11tode unot pieza dra.mit ica-sys· poé1iCJ de los mi1os im roducen un enfoque distinio. Codo gé·
nero in1pone t111:1 pcrspcc1iv2 pcculi.ar. La íunción de l.1 é11ic.1
111sis 1011 pr11g1111í1011- sin que el crítico griego :1dvier10 esa
es liJ primitiv.l d~ re111e111orJr los mi1os. Sólo conviene .advertir
dualid.>d de se111idos. debido • que los argumr111os do los
qur ti poe1a, el >todo, impon<• I• mJlrria mÍlie> 1udicionJl I•
1ragedi>< eran nornulmenle iemos mí1icos. El legendario y
forma mcmor•ble de su pornu, con figuundo a<Í de modo es·
arc•ico my1/1os. que cs. según /\ris1ó1clcs. "como el alma de la
table la mJ1eri• ~pie• 1radiciooal. Recordemos que la épico griq¡a
1ugedi.1" -/Jospcr psJdJ~ 1011 drtí111l1tos-. proporciona el con· 3ntigu011itnt un;i (unción didiclic:a esenci:al )f popul:ar -qut
1enido de l.1 1umJ 1e•1r.t. 1ambién recobu la 1r.gedia cn /\ienu-, )'que el poei• es un
Es drcir. d myrho>. en el primer sen1ido (como "rcla10 servidor dr lu Musu, diosos hijas de ,lf11emosy11c, ¡, Memo-
1ndicional"), resulu u1iliudo como mythos, rn ti srgundo

IA
ri.1. L.1 1irica no <uele cont•r por extenso los rdatos; tan sólo años antes. Ya en los poetas antiguos encontramos el uso de
C\'OCJ J. lo-. rnitos pat.i una iluminación )- con10 un tr;is(ondo ese rcptnorio mítico como m211cria para narraciones fintisti·
opon uno, como ejemplo y contraste con la situ2ción presente. cas o mar21.villosas, donde el relato se reviste 2 menudo Jt
El n1ito rc\'tstia un~ distinta función en l.ts rcprcsent.lcio- pintoresquismo y de ironía y de humor. Así sucede en lu
n« tr:igicJ<, donde el dr Jmaturgo invitaba a su público a re· /.lttamor/osis de Ovidio, espléndido manual de peripcciu
ílexionar <obre el destino patético de los héroes, mostnndo en mitológicas nuudas desde una distancia espiritu•I que es
escena ~us Sl1Írin1icntos. sus pátl1e, con10 casos p.ttéticos ofre- )'ªenteramente modern.t.. '1'.1mbitn en O\·idio cncontr.amos
cidos J l.\ rl'flcxión éticJ p;ir.i un público democr.itico. TrJt.lbJ una tendenci.i .t novel.ar l.as tr.im.as mític-as, medi.ante un tr.a·
de indicJr el tr.ígico final de IJ desmesura heroica, cu lty/Jru que tamicoto renov1dor y lúdico, el procedimiento de conur el
conduce JI desastre. )' rcs.1lt abJ la dur> condición hcroic.1 mito desde lJ perspectiva de uno de sus pcrson>jes, como
que, .\ lr.1, 1és <le la l1a111artí,, y la co11sigui('r1te a11ag116risis
1
sucede •I d• r i. p•labu J 1.u protJgonistJS femeninos en IJS
;icarrca un a terrible peripecia y una cat:ls1rofo cjc111plar. Pero, cartas quejosas de l•s l/ero11/as.
por eso mismo, de .1cuerdo con el análisis oristotélico, las tra· Q uiero ton s61o subray•r con estos breves apuntes prolo·
ged ia< <cleccionabJn sus tcnus y seccionaban unas partes de gales que lo mitologla hJbfo derh·odo ya en materi1 literario en
la mitologÍ•. IJ< que podían convenir al fin didáctico y cívico. y la Grecia clásica -y ese proceso se :Jccntúa notablemente en l.i
época hclen(stic.- y que y• allí encomramos di .. ersos cnlo·
logru que el cspccudor se purifican por medio del terror y la
ques li1er•rios de la misma. Ya allí, desde los líricos orc.icos,
comp>Sión. según Aristóteles. Tales dramas eran, al decir de
advenimos l.as v.iria1tlc."S poétic.as que un 2u1or introduce cons·
Esquilo, "rebanadas del íest!n de Homero".
cit'ntt'mente en e-sos relatos por su propia con,•eniencia (así )'.1
(Y de todo ello debemos extraer una cl2r2 ad1·enencia: d en Estesícoro y en Píndaro, por ejemplo), y y• •llÍ podemos
mito es un rebto -tradicional }' dramitico- y esti integrado notar 12 ironía o el afán de originalidad con quc un escritor
por secuencias nJrrativdS (mitologem•s. mitem») en los que pu«lc reconur los mitos tr.dicion.Jes.
puede .1r1ali1Jr~c ~u co11lenido. 1-la)' en todo n1ito \lfl fondo Los tr.ttJ1lti~n1os li1cr.arios irónicos de los modernos escri·
cscnci•I y sobre <I unas escenas que son los segmentos en que tores, no hacen sino proseguir o potenciar algo que )'ª se d.t
se puede de'tomponer el relato li neal. Los segmentos pueden en la t rodici6n helénica. L• literatura moderna, en su ofjn de
ser l'\ ocado( )r ba4it.1 con esas 3)usiones para que, de1r.111; de l.1.s
1
orlginalidJd, en su artltelo de rcftandir un texto en un contexto
Jiusionc<, se dt•jc ver l.1 tram.1 completa del mito. L• Íucrza nuevo. en su u.nsi¡<a por <lotar de nt1C\'OS sentidos :1 las ílntigultS
pl.\stica llí• lc)S 111itos es1{1 cr1 l'"Onsona11cia con St1 aspecto n1c· tran10.s n1í1icas, prolongn es.Lvicjn tndici6n de telcctu r;i y rcin·
mor.1hlc. No tiene el mito ninguna forma narrativ• propia, sino tcrprc•:1ció11 de los 1tlis11,o). Jucg.a con la 111i'111elÍS _ .. rcprcicn·
que <e pre<t.1 • <er presentado en formas o géneros literarios 1oción"- m1s que "imit.1ción" a fondo.
distintos: diégc<is. dr.ma. alusión lírica, por ejemplo.)
~1.ís t;irdc los n1itos se cuentan ya. en resún1e11tts en pro·
sa. como temas de un curioso. antiguo)' asendert'>do rcper· El n1i10 aludido. IJC>t~/..,do, tor11111uado, co11 11ostalg1,1
torio trJdicio nal, )' >SÍ. por ejemplo, los tenemos en el ~ iro1r1d
compendio mitológico o mitogr.ifico que es J. 81b/101tca ,,,,.
10/óg"" de Apolodoro (s.n d. C.). Es e1·idente que e<a ntane· En I> literatura moderna vutl\'en los mitos griegos )'• sólo
r• de narrar los mitos es algo sust>ncialmente distinto de 12 con una funci6n literuia, desligados por completo de su rela·
que h>cía. por ejemplo. Hesíodo ca su Trogu11ía unos mil
ll
ción con l.1 religión, la polhic.1 y l.1 religiosidad an1igu2. Ya española.) Tampoco pretendo traur aqu¡ de los estudios eru·
no se prestan a ser e\'OCados con ingenuidad, sino que son ditos o intt'rprct:itivos de 12 hi.stori:i litcr.iri:a de un n1ito y su
remcmorJdos como "hi<ioria<" fabulosas de un legodo • Jo tradición en el mundo antiguo (como, por ¡>oner sólo un ejem·
par ex1raño y familiar, pues nuesirJ relación con la mitología plo, el reciente libro de A. More•u. Lr mytbt de j.uo11 r1 Mrdre.
•niigua resulta y1 un recurso cuhunl de segunda mano. Los Lt '<!a·n11·pied rt la sorci•rr, Puis, 199~). Tr•iamos sólo Je las
mi1os no estin ya vi\'os cn .! con jumo de la socied•d moder- rec.re2ciones liter>rias.
na que Jos recre• o escenifico, )'l no están presentes en ritos La originalidad que persigue el escritor •ctual -que en
y ceremonias populares, y• no quedan creyentes en esas tra- esto difiere mucho de los autores •ntiguos- le 11.,,. •una
mas fabulosas, que fueron relatos ugndos de otns tribus y rtCTtar-ión o ,,,;/1zación stsgaáa )' noi~dosa dt los n1itos. De
de otros tiempos. La re!.ción origirul de los mitos con su alguna maneu juega con ellos)' con el recuerdo que el lcc1or
público se perdió. Y sus connol3cioncs socialcs y rdigiosos t.ienc de las intiguu his1ori.ls mitic01s. En su rccrc.lción mini·
St tsÍuniJron. pula d esquem• del mito pau divertir al lector, par. hacerle
Noso1ros hcmos heredado esa mi1ologÍ• "clósic•" como ver cómo siguiendo lu huellas de los an1iguos se pueden
cncontr;ar srntidos nurvos .t los episodios n.irrJidos. CJbt
un re~rlorio de ten1as lit~rJ rios )ºel t"Studio de esos n1itos se
ob.s en ;ir también el gusto litrrario por rtcontar l:as viej.is tra-
1

cen1n en sus manifesuciones -<omo I• mitocrhie> y el mi·


mos eligiendo enfoques curiosos, como enconiramos en ti
toan:ílisis <ubn¡»n- en formJ< diversJS de I• liicrllura. Del
mismo modo como, por ejemplo, .1lguno< rlementos de la
astuto libro de R. C2lasso, ¿.,,bod.11 clr C.ufmo y H.1r111011ía,
un curloso éxito littr.irio rtcitntc de impront;i O\'idi.in:a.
orquitectuu •ntigu• pueden hollorse incrustados y rcinicr-
Propongo, pucs, un• dis1inci6n scncill• cn ese uso li1Cro-
prctJdos funcionalmente en cons1rucciones modernos, encon·
rio, dc ci11co modalidadts; scgún domine en la recreación del
tr.l1110< <eC\1t11cia< e i r11.\genc~ <:l e lo< 111itos .111tiguos "1qui y
mito: la a/11siót1, la a111plific11ció11 11011t•lr1t11, /,, pro/011g11ción
all:i. (El c<ludio de los mi10< es 1111J paric imporia ntc de la
de rela10. l11 iro11la o/,, rei11terprt•1,1ció1t 111/roersiv.111<·1 st•11ti1lo
"Tcmatolog¡J· en Li1cr.11ur.1 Comp.ir•U•, como scñ2la Clau· d•I mito.
dio Guillén en 1:.'11rrt lo 11110 y lo cli~'<'rso, )' co mo queda pO!en· No prc1Cndo, sin embargo, proponer en CSIJS linc•s un>
te en el Dircio1wrio de arg11111c11tos de Elizabc1h Frcnzcl. o en teoría novedosa ni complejo de có mo se prcscn1.1 hoy lo rccu·
el Dictio111111irr dN 111y1bes li111lr,1irc1 dirigido por Pierre Brunei). pcr.ación Je Jos viejos 111itos cr1 l'IUl'Sl r.a li ti.:r.atur.a 111odcr11:l,
Pero qucrl:i "hora apun1ar .ilgunas observaciones sobre el sino un s6Jo quiero csbozor una cb sifiroci611 el.ira y sencillo,
modo en que pueden r<'lltilizarsr /i1craria111c111c esos mi1os, pan subrayar que esa reaparición y rcad•pución de los mi-
según d enfoque co n que el au1or moderno se propone rccor· tos antiguos en las íornlas Jiicr:iri~s modcrn.ls se 11os prcscn·
darlos. Quedar.í aqu[ margi nada cualquier mera recolección ta recargad:\ de un:i intencionalidad disli11t;i de l:a origin¡iria .
de los rebios mi1icos sin irnención de darles un •'llor li1erario. Y no es 12n1poco u11a distl11ció11 cerr~d:a o cxcl\1siv2, )'ªque
No no< imporia ahor. la rcmcmoraci6n ingenu., el mero re· una misma reelabor.ción del mito puede tener v3riad•s in-
cuenlo sin m.ís, ni umpoco el rcperiorio erudito sin m.ís. O, al tenciones. Un;1 :alusión purdc ser irónic;1 )'un¡ presentación
111c11os, l'SO r10 111l·recl·rí:1 dl· por sí u11::1 especial \•;alor;ac-ión li1e· irónic::i purdc traer consigo \1na sub\•trsión dcl 1ncnsajc rniti·
r•ria. •unque bien puede servir did.íc1icamentc. (Valg• como co. (Cabe mucho humor cn esas puodi.s irónicas. Y no sólo
ejemplo cu2lquier rrpcnorio dc los mitos griegos. incluso cl de con mitos gri~os, sino t:amhitn con otros niodcrnos. Por ejem·
R. Gn•·cs, n" Cretk Alytln, del que hay un• muy útil version
!,,

"
plo, liircules y los establos de A 11gias, de Fricdrich. Dürrtn· la. Es1a factura novelesca impuesta al mito es un• fácil ampli·
matt reebbon un 1cma mí1ico griego. mientras que Don juan ficatio del esquema original, pero requiere cien a redaboración
o r/ ,1111or dr /,1 geometría, de Max Frisch. re1oma muy irónica· y desarrollo psicológico de sus ~rsooajes para hacerlos m.is
mcn1e un "mito" li1eruio hispinico). próximos y mis humani~Jdos. Así, ocurre. por ejemplo.• en
El milo ,1/11dido se d• en la poesía con no1ablc frecucn· las dos novelas de Mary Renauh sobre Tesco: El toro dt ilft·
cia, como y• sucedí• en J. poesÍ• lírica griego. Sólo que, J nos y Tnto, rty dt Attnas, donde se construye una bioguíi>
1on1a dis1anciJ, ese ceo o reflejo de la 1ramo mÍlic• se hace del héroe oteniense como si se traura de una novela históri·
explíci10 con un 1ono pcculi•r, en que el poe1> nos deja sen1ír c>. (Un claro anttcedente dc est< procedimiento lo 1enemos
su propio scn1ir con un 1ono personol ol evocor el personaje en la bioguíh escrita por Plu1..co, lo Vida dr Teseo, incluida
o el epi~odio 111ilico en cuestión. Se cita el 111i10 rtcor1arlo o entre las de person•jes históricos en sus v¡,¡,,, P,tr,,ftf,ts) .
ses~ado, como un 1r.1síondo que deja coer sus reflejos si mbó· El 111i10 prolo11gt1tlo~c d11 cuando un escritor :1ctl1al añadc
licos sobre una cscc11:l actual~ o se evoca una escena 1111tica por su cuen tn )' f,11·1c.asía 1·•l1cvos episodios a una s:.g:a .1nligu.1.
que proycc1.1 su lnrgo sombra. El ejemplo m~s clJ<o y extc11so en nuestro siglo, me parece lo
Pueden vJl<·r como ejemplos el famoso pocmo de C. Co· Odisea de N. Kazamz•kis (con sus veinticuatro cantos y sus
vafis 1i1ulado /r,tett, o el amplio poema de Scíeris Sobre 1111 33 lll versos), un;a nucv:1 s11111111tr odiseica q\1e co11tinú1 el
veno """R"º· donde se e\'OCa la figurar el dcs1ino de Ulises, relato odiseico en un tono tan épico como el homérico. (Sólo
corno un sí111l>0lo drl \'Í;ajcro. SerÍ;i n1uy ficil e11co11tr<ir otros un poeta)' pensador como Ka7.•nttakis puede atreverse a tan·
ejemplos -no de unta fuerza lírica 1al '·ez, pero sí muy cla· 10). Otros ejemplos mis breves podemos encontnr en 1ex1os
ros-. Así, por ejemplo, en los poemas de E. Pound o en los muy famosos de otrJ> épocu, como la muene de Ulises que
Dame cuenta en el canto XX\1 del Infierno de la Dn11n,1 Comt·
de J.L. Borgts abundan esas referencias sesgadas al mismo
dta, un episodio impresionante de hondo semir mcdiev•I y
héroe, JI >Sendcre•do Ulises, entrañable p•ra •mbos.
de largJS reson•nciu (como utudi• brill•ntementc P. Boi1..
En r<le apuudo podríamos colocar aquellos textos que
ni, entre otros). O lo teni•mos y• en el Promttro librr,1do de
surgen de la reunión en un libro de secucncios o historietas
P.W. Shelley, que d• un final renovador a la peripecia mÍtica
n1ícic.as, qtic r10 son resún1cnes de };i n1:iteri11 lntlgu;a slno es·
del Titin filántropo y progrosist• enfrentJdo • Zcus y aquí
bozos o reflejos de los mitos. que potencian cienos rnomen· transformado en ilustr•do revolucionorio. Estos prolong•cio·
tos o ciertos aspectos simbólicos de la antigua trama. Asi, por 11es suponen y a.¡lortun 1\ucv.i~ rclcctt1r.1~ del n1i10. n1¡111i¡>ulJ·
ejemplo, en el libro de S. Espriu, Las roct1s, el 111ttr, lo azul, o do por ••&•ces poct.t< desde I• •lturo de sus tiempos.
el de C. PJvese Di,í/ogos co11 Leucó (que umbién contiene El 111110 iro111i<1do nos indic• cómo la modernidod puede
una fuerte \'crticntc irónic.1. pero que inclu¡•o aquí porque rccont;ar el viejo rclo\tO con sorna y escepticismo extrem.tdos.
me parece dominar en ellos el lirismo, aunque sus diálogos no sólo con el lin de exprcur la enorme distancia en que el
rst~n en prosa. como es ubido). escritor se si tú.a .in1e el rel;ato heroico. sino también p.ar.i con·
Otro nlodo de cont.Jr el mito con cicrt.J .Jpon:ición litrr¡· trastarcl viejo t<xto mltico y sus sombru en un mundo próxi·
rioa p<rson.al consistt tn darle un nuc\ro ritmo n:irr.iti,·o . .am· mo. Aquí podri•mos colocar la grJn no\'eb de J. jo¡·ce. U/1m;
pliando sus csccnas o dJndo a J. narración un estilo rc•lisu o la ingeniou novel.a de J. Ciono, N.11uJncr dt /'Odyssl t, o
y cscrnico. con diilo¡:os y descripciones psicológicas de los algunas comedi.as del tipo de IJS de J. Giuudoux, La g11trrt
perso1uj.s, cn lin. contando el mito como si fuera una nove.
!1
dr .,.,.<>ir 11 '111trJ f'J' /1e11, y de A. G21.,¿Por qui rorrt1, Ulisrsl que se nos propone un• lectura idcológic• de un mito que
(La ironí.1 se combin• •qui muchos veces con J. parodi2, es contnst• con el rrl•to •ntiguo )'•Itera del todo su intención
decir, h•r un juego con el mito originario 21 tnsponcrlo •un• primitiva. Así, por tjrmplo, en b novel• de C. Wolf, CJsa11 ·
nuevJ cl•,·e dr humor y estilo. Este u.l2nte lúdico en 12 cvo- dra, st nos curnt;a 101 gucr·ra de T tO)";i con un.i intrnciórt .in·
oción de los mitos no debe ser olvid2do.) L• form• irónica 1itpic2. Es la protagonisu, C•undra, I• que en un Jugo
de C\ºOCJr un mito es mur h2bitual, )'•que 13 ironía compon• monólogo nos olrccc su visión dc lus hechos, desde su pers-
ur1 di~1Jncian1iento unido .i una :apreciJción l1umoristic01 )' p<ctiva de víc1im• femenina de la guerra, )' en esa versión
sentimcnt:1I dd temo. LJ ironÍ• es, por otro lado, un ulontc feminist2 los grandes héroes -Aquiles, Ag•m<nÓn, rte.- son
ubicuo y .igudo de l.1 modernidJd lren1e a un pasado rrspec· flcr-u bcsti;is, siniestros .ase.sinos, cr1s.il:tados pot necios poe·
to al cuJI, d escritor moderno o posmodcrno siente simp•tia us, frente a lo vcncid•d y I• rozón de b desdich•d• Ca'3n·
y recelo .1 la vez, un pasado que sólo puede ser recuperado dn, y• no un prototipo de J. profetis• delirante, <ino un
e11 cl.1\1C i ró r1 i c~1 . sí mbolo trógico de la mujer justa esclavizada por una socio•
Caben, por cierto, muchas formas de ironí.1. Por ejemplo, dod mochisto y hclicist ..
T:Jn1bié11 bajo este rótulo podc111os coloc:ar Ull.l r.1rsa con10
me parece un procedimiento irónico el de evoc•r un• figuu
r11Ítica a lrJ\rés de cilJ.S que aludtn a ttxtos \rarios in1crpues· la del Promerto 11111/ tnt11dr11ado (1899) de A. Gidc, en que,
tos. Asi, cuando Ezu Pound comicnz• sus Ca111os con una contrastando con los grandes n2rudorcs griegos del mito,
evocación del ' 'i•ie de Ulises •I H•des. lo h•ce tom2ndo un• Hrsíodo y Esquilo, d escritor fran~s quiere mostur I• blu
versión l•tina de 12 Odiu" del ren•centisu Andrc•s Oivus y dr junici• y de sentido con que •ctÚ• J. divinid•d -cuando
el griego Zeus h• b•j•do del Olimpo y se h• convenido en un
tr.1duciéndol• JI in11les. con un nuevo ritmo, que esti insptu·
plutócuu p.risino- en un mundo absurdo (donde Promc·
do en el del 2n1iguo f' u<m• inglés The Seafarer. El trxto ho·
teo •e>b• por comerse su .iguiJ. t~•s un• serie de episodios
mérico qurd3 JSi entrtcomiJlado y •ltj3do, en cierto modo,
cómicos, pintor.seos y surre•lisus).
por estas n1~nipulacioncs qu~ .aluden ;a un:i tr;Jdición rcnO\'J·
O. n1ir-;indo :.-& uno\ époc.a anterior. un dr.ama cor110 El,,..
dou, si bien se m•ntiene el •rom• mftico peculiar del rcl•tO • torno dt P.111dora (1809) de Gocthc, donde P•ndon simboli ·
trové< de tod.1s eso• mediaciones poéticas -que involucr.in za 12 bdle~• fcrncnin•, el arte y I• fdicidJd contupuest.1s •I
en d recuerdo 111 brga t r.1dición del tenu-. Eso es un tnta· dom inio de la fuerza gucrrcr• y I• violenciJ del progreso tcc·
n1 ic1110 QllC podr1nos J l an1~1r irónico, porque :•ql1Í, la C\'OC.t· nológ¡co c11 ''" 1l1t1ndo fllj,'lrcado por l.1 nc1t1Jci6n de 11ron1c·
ci6n del milo cst& ligad.1 a la estela de su impronta secu lar, en tco. Aquf percibimos bien 1.t inversión de los valore• frente•
1.1 1i tcr.11ur.1 que lo ''cl1icul.i con n11e,·os m;iticcs c1• ohr~1s dl· la versión l1csi6dici de r<tÍZ 1nisó¡;in:a. El gt;tn (>OCtil Gler11.\n,
versas. Late aquí una curiosa polifonía, un juego intcrtcxtu•I romintico y cl~sico, "º a lil M\1jrr, JÍ1nbolitldl por lo1 crlcf.tc
C\ idcn1c.
1
Paodon, como un lngd de ulv2ci6n, micntr.s que el •nti·
Estr tipn de ironÍ• cst.Í lejos del• parodia des2foud2 del guo épico grirgo I• h•hf• prcscnudo, ci>n ciena mi•ol\ini.,
UlitNdt joyce, o de las rccrc•ciones en cl2vc cómic• de cicr· como I• introductor> del m•I y la penuri• en d mund<> duro y
tos episodios odiscicos. •ludidos en poemu o en comedias •gobi2do de lo< homhrts.
modl.·rn.a<. Los mitos cll1icos son p•u nosotros, como htmos dicho.
Fi1ul111cntc podri>mo< esublccer, con el titulo de e/ 111110 sólo motivos lnrurios. No cabe t\"OC>rlos ingtnuamrn1e y.
111/n:rrutlo, un• quinu cJtcgoría par> •quolJ.s obus en l.s
"

por unto. el escritor pretende -como ya hocío, en pane, el Joycc, ¡•la nostalgia cst.\ más clara en el poema de Cavafis o
poeu antiguo- reuliliz•rlos marcándolos en un enfoque pro· en la larg• Odysstia avcnturcr. de N. Ka:untukis. Domina
pio y un• intención original cuando los reintroduce en un la nostalgi• tn bs much•s •lusioncs • Ulises en lo poesía
texto. No e<tj de m.ís recordar que ya esa uinud• utili:ución española octuol -aunqu• umbién hoy versiones irónic•s
litcrJriJ. con ironÍ• )" disi.nciamiemo, propi• de lo modcrni· muy intertsantes., con10 2lgun.as de tono feminist.i tn Jlgl•·
dad, puede encontrarse en prosistJS tardohelenísticos, como na poetis.i brill.lntt>-. mientras qué la ironi:1 con e'•idc.-r11es
Lucia no de Sarnósau (en sus Diálogos de los dious, por ejem· tonos cómicos en distint.i.s obr.i.s de teatro, como 1Js de A.
plo). y ya •ntcs en un poeta docto como el alejandrino Colí- Suero Vallejo, La 1t7rilor.1 rlr s11t•1los. la de A. Gol J. ¡Por q11i
maco de C irene. con otros acentos}' 1n:aticcs. torrts, Ulistsl, o l;a n1~s reciente de F. Sot\' Jter, Úlri,110 dtsr111·
barco. Esa ironio pone en dudJ el final feliz. de cuento ma-
ravilloso )'algo mor•lista, que tiene nuestra viejo Od1se,1. Y
Noualgw e 1roní11. Ulisci como ejemplo rcsnltn el 1erriblc poder destructor, corrosivo, del tiempo,
menos atendido en la épic• ho mérica. Los comcdi6¡:r>fos,
De todos lo< héroes mÍticos griegos es, sin duda, Odisea o ya s• ve, no creen en lu venturas merecidos de los grandes
héroes antiguos.
Uliscs el más moderno. En porte, por su carácter más humano
y complejo que el de otros héroes más sencillos y arcaicos, de
I• ~pica, y. en pan e. porque es. como bien ~ilal>ron M. l lor·
/ron fa y rt1nttrprttac1ón s11bt'tf'llt'J
kheimcr y T. Adorno -.,u su Di,1/ictic;i de la l/11stración-. r1
hrrO<! ya ilustudo que no •spir• a cambiar el mundo. sino De los cinco 1r.at.amicn1os de los mitos que he Jpunt.ado. creo
que se ha prnpue<to l. tare• de regresar a casa tras la guerra, qu< h•br1 ad,•enido el lector que los tr<s prim<ros •• r<fi<r<n
viendo l. \•ariedad del mundo y u liendn de sus •venturas • t. forma de introducir, reproducir o ciur los mitos en el
arriesgadas con \•ida y conciencia. Respecto a Uliscs. es f:ícil texto literJrio. bien •ntdi.1111e un breve .tpuntc, un c~corzo o
se ña!Jr cómo <e ha co n,·en ido en un símbolo del viajero y c.sbozo, que jl1eg.1 con la n1c111ori.1 del lector, o bien n1cdiJntc
del peregrino que des.ifi:t los peligros del mundo y>< dcfien· unia .irnpli.aci6n o con1inu.1cióri del rcl.ato n1itico antiguo, que
de de ellos mediante su pociencia y su astucia, con una pc- se vt! :1sl prolong:.1do en episodios ele reciente invc11ció11. T.111to
que1ia ayud.1 de los dioses. En una época donde los ex iliados en uno como en otro c>SO, en la inclusión de un breve 1ex10
han <ido mud1os, Ulises devino un símbolo del hérot• que mftico en 01ro contexto, o en l;i i11vcnción de nucv;a< ;¡ve11tu·
cspcr• un regreso a la deseada, aunque pobre y •ustera ltoco roas m'1ic.-), C)CJ 1>rl')lo1 orlgi nalic.l.1d 111 rcla1 0 y t"'i:l rc.•cre.iri611
1

(inclu<o por• pneus como los catolones C. Riba y A. Bartr•, liter•ri• del mito >e reviste de nue\'J intcncion•lidJJ. En los
por ejemplo, exiliados de nuestra guerra civil, o, m;Í< en nues- dos tr•tamicntos finales, no es el contenido mhico lo que
tros días, par• el director de cine T. J\ngelopoulos en su film •par<ce modificado. sino la interpr<tación que se sui;ier< me·
La m1r,1d,1 dr Ulist1}. diante el modo de 11Jrrarlo. No es I• i11troducci611 del mi10
Y es fjcil obscn'Jr en los muchos tr•t>mientos modernos abreviado n abr¡¡ado, sino el tono en que el mito r<Íntcrprc1•
de su fi¡;uu, cómo son la nosulgi• y la ironio lu notas domi· lo qu• queda dt relieve. lronÍ• < invtrsión del men»í< ideo-
nJntrs de S\1 C\'OC.1ciór1 . Domin.a 101 ironÍ;1, como )'J dijimos. 16gico, medi>nt< un• •uhvcrsión de los •ruiguos valor«, un•
en un• puodi> novelesca del mito como la que nos da J.
•orprendente U111wert11ng alter \li'ertt, pueden d.1rse por sepa· intentar jugar litcuriamente con los mitos, apostando con iro·
rado o combinarse en la »ersión modernizada del relato. nía y calculados riesgos por no\'edosos transfonnocioncs de
En todo c•so. •unque estos »pectos distintos •n el reci· sus esquemas. No parece un jutgo demosiado arriesgado cuan·
cbjc de los •ntiguos mitos se distinguen bien, erro.).. habr.\ do ya la mitología no persiste como un repenorio de historias
•dvcnido el lector que pueden cruzarse a ,·eccs b forma di· sagr;adas, sino como un :alm:acén de figur:is de un im.i¡;in:ario
''ersJ d~ prrse1t1;ición (..1lusión. escenificacibn novtltsc.i o antiguo)' .ijrno, como c~utiv.adoras :l\'toturas fantlltic;.&s. Sólo
dram.Ítica. compleu o parcial, o prolongación de los relatos) conviene advenir que los sentidos nuevos, impuestos a los
)' el nue\'O tono en l:a intención interprct;itiv;a (ironía ,. r~· símbolos del viejo rel.to y a sus personajes arquctipicos, han
orientación .5Cnl.lntic.1). Así. una presen1:ición irónica de un de tener la consistenciJ y •gudeta suficientes pau no defr•u·
mito puede ser un.> prolongación del mismo con nuevos epi· dar las expectotivas y sostener la nención del lector. Deben
sodios y p1.1cdc SUArrir, a la ''cz, 1111a tesis subvcrsiv~ del r11is· admitirse los cambios, si y s61o si los modificaciones valen l.1
rn o -como. por ejemplo. el Prometeo mal cnct1dc11111/o de A. pena.
Cide- o una narr.1ci6n olusiva puede ser a la par irónica, TJnto la ironla como b invcrsi6n en la interpretación del
m~nsaje ético o ideo16gico mr parect'n modos muy car:ac1er¡5.
como en lo• breves rcl•tos de Kafka sobre los mitos griegos.
Es importante recordar, de acuerdo con 1-1. Blumenberg, ticos de la reutiliz•ci6n o manipulación que la literaturJ mo·
la cons1a11c1<1 1CÓ111c.i esencial en los mitos, que los idcntifi· derna propone de I• nu1eri• mitológica. l-le dado y2 varios
c2 en su ''JtiJblc perdur;ación en una trJdición Jiter;aria como tjemplos, pero me gusuría aclaur lo señalado con un par
b nurnr.. )". J la par. la c•rga simbólica de sus temu (mito· mis, en un •nilis1s •lgo mis dculbdo. loman: para ello dos
logcnus y r111tem•s). en que muchos estudiosos han insistido novel.u de Chnsu Wolí: Cu1undr<1 (1983) y Mtdr<1 (1996).
(cf. por ejemplo. F. jcsi en su añejo Afito y li1crat11rJ, mur su·
gerrntemente).
Rri111rrprr1ac1ó11 novrltJ(11 d~ clos fig11ra1 n1ttico11 y t rJgi<.11:
Si ilie1t t1c111os de in~istir en que un ntito es. .ante todo, un
·ea1andr,1 •y ·i11rtlt.1 • dt Cbrisr" \flo/f
rebto -frente J los símbolos. que son puntuales y trascen·
dentes- no hJ)' que o lvidar que est:Í compuesto de secuen·
Si :analiz.a1nos el 1·11odo conto se nos prese11t:an o se no.s Cl1entJ11
ci>< - rnit ologc nrns r mitcm.ts- de notoria carga simb6lic.1 y
de nuevo estos dos tramos mitic.s, podemos observor )'• en
que, por o tr.1 p.1r1 c, esa 1lnrr•1ción n1c111ort1blc csti cc11tr.1dn
seguida .1lgunos trozos muy significativos de su modernidad.
sobre l.t actu.1ción dramjtica de unos personajes de enorme En primer lug•r, .1qui ya no l1Jy dioses. Mien1ros que en
fucrY.1 pl.ística. I!~ ju.iarncnte esa composición y la figura p i.is· el antigl•O n1i10 ~riego cra11 presencias decisivas en la tr1.1111.1.
tica de su~ pcr!ioo11.ajcs, esos prósop,, o 1násc:arJs dr.ar11&1icas, los dioses estin •u>entes en los rdotos de Ch. Wolf. Así, por
lo que do a los mitos su potencial poético. ejemplo, Apolo es, en el rnito, como amante despech2do, esen·
Y de ahí también la posibilidad de rcconor el rel210, de ci•I en el deStino Je Caundra, c•stigad• por ti con ti dnn de
descomponerlo. y de deconstruirlo y rcsemantizarlo, con tal la profeda y J. m•ldici6n de su incredibilid•d. En J. nnvrJ.
de consen••r los nombres. Jctitudes e imágenes esenciales. es s61o una somhra nniric2. Es J. u1ón de b p•cifi<ta hija de
Es decir. el n1ito tier1e un.a precisi estructur" nJrriti\1"3. )'•por Prian10 l.1 que l;a co11Jen.l .a 110 ~er crciJ.a y .1 vi,•ir per,eguiJ.a
ello, como ha subr•y.tdo en sus an.ilisis C. Lé"i Strauss, cabe y solitari•, rebelde y lú<id>.
descomponerlo en rnitemas y luego recomponerlo. Podemos
11
10
En <cgundo lug•r. es el punto de visu pcrson•I -el del permitÍ•n con los relatos míticos, que, como es bien sabido,
n•rr•dor- lo que d• una perspec1iv• singul2r ,¡ rcl210. En presentaban a veces no1Jbles v>ri2n1es de de1Jlle en su nue-
C,rs,111dr.i tS el }ugo monólogo de la prougonisu, tn SU SO· va t5Ctnifie>eión de la trama. Comtte lo que Aristóteles decío
lcd•d, ante IJ Pucri• de los Leones del p2lacio de ¡..ticenu, que el dramaturgo no podía hacer: aheror los tra2os esencia·
en los momento< que preceden a su muerie presentid• por la les del mi10 heredado (cf. /'olric.1, H53 b: 101i1 mtn 01111 p.1·
profe1iu, lo que es1ructura. en form• de recuerdos de toda rriltmmino11s myrbom l)'rm 011k lstin: "no se puede pues
una vid•. el pa1r1ico texto. En ilfcdet1 S11mmtn son las voces destruir los mitos heredados"). Y lo bJce con plen• concien·
monolol\an1es de v•rios person•jcs las que exponen el dr» ci• e intención p>r• dnnos un• im•gen de Mcdea muy distin·
ma. Emrc ellos es 1lfrdrt1 -que toma!• palabr.1 en cu•1ro de u de I• 1radicio1ul. TJmbién otros escritores modernos que
los once capitulos de L1 no,·cla- la que ocupa claromen1c el han tratado este tcn1.1 1nítico l1an introducido en su V('rsi6n
primer pl.1no de l.1 exposición e interpretación. No hay pro· vori•ntes notables, pero ul vei ni nguno h• llcg•do tan lejos
piamemc di.ílogos, corn o sucedería o como sucedfo en el dra- como Christo \Volf en su deconstrucción del mito. (D. Mimo·
n1;i. e11 cualqlaicr 1r.1gcdia. Pero en los n1onólogos en c~os
1
so Rui1. ., en s\a excelente estudio /.létlit t1r1tiqur ti 111otlt•r11c.
recuerdos de unos y otros. se incluyen breves diálogos. que Aspecu ri111tls tt soc1o·poli1iq11es d'un Afytbe-Puís, Ophrys,
acen1úan el dr•m•tismo. 1988- , y en su •rikulo Aftdét del Y• citodo Di((101111airt drs
En 1crcer lu¡;u. I• novelisu se permite c2mbiar los he· niytlJts lit1ir,,1rrs, M.itJdo por 1>. Brunei. analiu un;is cincutnta
chos básicos de 1.a 1rarn>. No tanto en Cas1111dra, donde hay versiones del mito, pero creo que en ningun• queda Mrdea
algún •ñadido signific•tivo, como es el •mor mutuo en1re 1an cxculpld;i e inocente como en esta novela reciente.)
Canndra r el hrroe 1roy2no Ene.s como en su novel• pOSIC· Con, ient advertir que. JI rttontar el mito. cuJlquier es·
1

rior. (Seri• curioso co111r.star su novela con l• de Hilary Bai· critor moderno pone su •cento en ciertos •specios o episo·
le)'. (.',,sandr,1, pr111Cts.t d• Troya -B•rctlon•, Emec~. 1996-, dios y prescinde o des•liend• otros, de acuerdo con su
Ínlención perso111l. Y en el olvido o el énfasis en cieno4" n101 ¡.
en J, que )3 profe1isa no h• sido a.sesinad• por Cli1emncstra.
vos percibin1os IJ irttprorttJ de su époc.a. Así, por ejentplo, el
Pero no puedo demor.rme en este punto •hor.>.) Mucho m3s
tem• de la virginidod de C•s•ndr• -que es ton importan1e
significa1ivo 1•1 el cJ111bio iruroducido en l• trom• de Afctlr11.
en el mito griego, pues motivo el rechazo que la saccrdo1iu
No es l.1 princes;i de b Cólqu ide quien ha d•do muerte• su iroy•n• luce de 1.s o!crus •morosos del divino Apolo- no
hcrnt.1110 1\p<ir to. ni ta111poco es ella quien m:at:t, con sus V('· es importan1c en l.1 novelJ (scgur.imentc porque la .lUIOra
nenoso< re~alos. a la princesa corint ia G lauce y a su padre. el cree que I• virginid•d no es y• un tema de interés y, por otra
re)f Crt·onlc, 11i t;i1npoco es el la quien asesin:t, en su dcscspe· parte, el mo1ivo h• perdido en b novela su signific•ci6n rcli·
rJdo réncor con1 u J.isón ..1 sus dos hijos. Es sólo un• vic1 ima giou).
de su lrrenda. T•mpoco el furor vcng•tivo de Medr• tncuentr• adecu•·
E< decir. rsu ,·et Chrisl• \Volf ho modific•do sust•nci•I· do eco en la novel.ad.a \'ersió11 dt" 1lftde.1 Sti111n1tr1, ~1ientr.as
mente los dJ1os del mito. Aquí son los rumores malignos de que tn el mi10 la veng•n>-• expreso el odio de Mede•, que
la gente r los nuncjos turbios de los gobern•ntes quienes llcg• •dar muerie •sus hijos porque así jasón quechr.i •in
h•ccn •parecer• Medc• como un• maga pervers• y faul, pero descendenci.t, e11 ).& r•ovclii los 11l1io~ no mucrc1s .J 1·11.enc.t\ de
rll• es inocente de todos esos crímenes. L> no\•tliSla h• ido su furiosa y \•cng;itiv;a m.adrc. sino que son J.stsl11Jdos por
m:ís olli de las innov•cioncs que los dnmoturgo< •n1iguos se

I!
bpidación por el pueblo de Corinto, que quier<.,¡ veng•rse J. saga •ntigu•, JSesin• de sus hijos y de Gl•uce y Crcontc, se
)' c•stig•r • b extrJnjen Medea. Era justamente el cruel asesi· contrapont la imagen dt c-st1 mujer ,·alitnte, que saJ,,ó 1 Ja·
noto de •u• hijos con sus propias manos lo que hacia de I• són y que en Corinto se mantu, 0 arrog3nte e independiente,
1

apuionad• Mrdc• una terrible criminal a los ojos de los •nti· una inocente y noble Medea que no se cmpcñ• demasi2do en
guos. r su modo de actuar se explicaba porque ella quería a vengarse de la tuición de su esposo, ese jasón que, a la pos·
toda CO'IJ destruir a J.són priv:indole de sus hijos, es decir. líe, es sólo un pobre hombre. egolst• )' coborde, ni siquiera
de esos niños que son, en el derecho patriarcal antiguo. pro· uo ambicioso malvado, un falso héroe mucho más inseguro
piedad del pJdrc )'representan p3ra él la contÍnUJCiÓrt de SU de si mi1mo que en J. versión tr.igic• de Eurípides. Medea es
estirpe (en el mh antiguo derecho griego el p•dn' tcnb po· víctimJ •qui de b envidia y I• xenofobi• de otr.s mujeres y
testad ele vid.t o muerte sobre los hijos, pero no IJ madre, algunos polit icos, y de los le roces recelos de la gemc que le
mero instrumento de su co11ccpcióo y tan sólo receptoro de la teme y odi• por ser extr.njer>, orgullosa y distinu. (En bs
~in1ie11lc vit.ll 111.ts:cu li11:t. Cicr1a111ente, ese es \In 111odo griego obr3S de Cl1ristn Wolí, con10 en 1'1s recreaciones de otro\ C\cri·
)' arc.1ico de ver el asunto. y la no\'e)ista lo ha dejado total· cores modernos, es f:lcil Jdvertir 1.as referencils actu3les de: su.s
mcntt..• de lado pAr~ d.ar·nos una nue,·a ''ersi6n). temas. Si en Castt11drtt podemos l'er la cncarn•ción de todos
La nuc"·' interpretoción del mito está ligada a csus v .. las mujeres que pierden las guerras que los hombres insens.·
tamcnte llevan J cJbc.1, en A1ttlta domin:an las 311.tslone< 3 l:a
riantes de b narnción (\'ariantes que, como en esta Medta,
hostilidad popular comu los emigrantes que han tenido que
significan cambios decisivos de la trama mítica, comr. el con·
buscar refugio en otra ciudad o en 01ro p•Ís, ttma c•ndente
sejo de la Poittc.1 de Aristóteles de que el dramaturgo no de·
~o nuestros di2s.)
bia alteur los datos b.ísicos del mito). No se tnu de alterar
Esa vuelta J los mitos pu• reílexionar sobre catástrofes o
ciertos dt't;allcs menores. o de modiíic;ar episodios o sccucn·
suct$OS de impacun1e •<tu•lid•d ts 1ruco bien conocido: los
cías oportunas, sino de un cambio a fondo que suscita una Troyanas de Eurípidts se \•udl'tn a poner en cscen• en I•
nuevJ lectur> del mito. T Jnto Casandra como 1\frdr11 se pres· Primera Guerra mundi•I (en 1·ersión de F. Werfd) y trJS la s.,.
t~1n a send.1~ ver'iiones feministas. La historia 111Ítica st• c11rnr11 gunda Guerra (en l'ersión Jcj. P. Sartre), y de nuevo se rcprc·
de otro modo} sr reintrrprrt11drule1111 ttllt'VO p11nto de vista. scnu en nuestros días (•hor. en recuerdo de los horrores de
Por eso es csenci.11 que Y" no h"Yª u n n.ur.1dor objetivo y la gu<rr. de Bosnia y de SJrajcvo: las cJuti\'os tro¡OJnas sim·
dist.rntc, si no que S<' cede l.1 p;1lnbro a las prota¡:oni<tn• (de bolizan los m•dres y esposas doliemes de todas lns contien·
esto ya cnconlr.unos un claro precedente en In trngedi:t de das). Los mitos se prestan muy bien a ese reflejarse cnn
Eurípide<. por ejemplo. y en lu Htroi1fos de Ovidio). Pero, variados n1at ices, como tn espejos deforman tes, en 01 ro t icn1·
adcm.í1, se dJ por desconudo -desde un.1 cieru Óplica iró· po. Ya Euripidcs jug:aboa con t..-sc misn10 caráctt'r par.idign1iti·
nica- que cu 1•ersión es I• auténtica. porque quienes han ca de los mi10-. en referencia :a un amargo pre-sente. cu:ando
sulrido la tragedi• pueden contulJ mejor. ofrccÍ;a al público su \'ersión. con un.i int~nción crític:a. ~\li·
Esus mujeres desdich•d•s de Christa Wolf 1om•n J. p>la- dente de un pat<hico episodio del leg•do ~pico como el de
br• p>r• d•rnos un• 1-crsión mis auténtic• de), leyenda. Así, I• conquist• de Troya, justo en los años en que A1cn>S sufrí• la
b 1•enión no1•elesc1 de Ctuandra se opone• la versión épica guerra del Peloponeso. Fue jusumont• tras I• conquista )'
del lomero y !J polilónic• confesión de McdcJ se contnpone destrucción do la pobJ.ción de isla de Melos, un episodio de
• b leyenda hered•d• por Eurípides. A la criminal Medca de
mu)' signific•1iv• fcrocid>d. cu>ndo Eurípides puso en csce· Brund, Pierre, Dictio1111.1irt tlts mytbN litttrairN, P•rÍs, Ou
n> sus Troyanas. Ignoramos si su 1\led•a •punub• •lgun• Rocher, 1988.
refcrenci• •un episodio cerc>no. pero sabemos que csc•nd•li· O., Graf, A.,1\lyrhos m my1htnlostr Gt>tllsch.1ft, Stung•n·Lcip-
~ó •sus conciud•d•nos (por su discusión escénic• de •lgunos zig. Teubncr. 1993.
de los prejuicios m.Í< >rnig•dos, como el de I> supcriorid•d Oíez del Corr.il, Luis, la funció11 drl mito clásico t11 la litrr.1·
del hombre sobre J. mujer y de lo griego sobre lo b;Írb•ro). tura conttmporánt.J, Madrid. Gredas, 2.ed., 1974.
Ya en Eurípides podemos encontrar, por tanto, un anteceden· Duch, Lluis, Mttt 1 cultura. Mttt r mterprtració, Montscrnt,
te de es• inversión de los valores del mito tudicion•I. Y• él 1995-1996.
Edmunds, Lowcll, (cd.), 1lppro.rc/ies to Gr.rk Myrb, B•himore,
merece ser visto como un precursor de esa subvcrsi6n de los
1990.
v.1lorcs 1.111 notori.1 en los textos de Christa Wolf, uno subvcr·
Fiscb, A., 11 Rememl1trtd Futur<: A Study i11 literary Myrbolo·
sión del mensaje que invito a un• reílexión sobre el presente
gy, Bloomington, lndian.1, 1984.
y lu \'irtualidades críticas del mito.
Es justamente c<.1 e.1pocid.1d de ser reimer¡>retado en un
,¡,.
Frcnzcl, Elis.ibctI•. Di,·fio,1a riu ''" 11rgu ,,,,.,,ros I a Ii t t•r,111; r,1
uniwrsal, trJd. esp., Madrid, Gredas. 1979.
nuc\'O contexto histórico)' bajo una nuC\'a Óptica ir11clectu2l lo Garc:f:J Gl1al, C.lrlos. l11trof/1,(tió11 a la 1t11cologÍt1 gr1tg.1, NI.a·
que d• al rc!Jto mítico su perenne vigencio. en un• tr>dici6n drid, J\JiJnZJ, 1992.
donde 12 polifonÍ• -los ecos antiguos y los de succsivJS ver· _ _ _, 1\11101, vrajts, biron, Madrid, Taurus, 1981, (1996).
<iones litcnri•< con sus juegos de rderencios mutu•s e intcr· _ _ _, Promttto: mito y tragtdi.1, M•drid. l lipcrión, 1995.
tc:<tualid.ad ;añ;adid;a- imprime una ciena perspecti, .i .l los temu
1
j<Si, F., littr.JtUr.J )'mito, ir.id. e<p. Barcclon.i. s ....1. 1972.
perdurables de los mitos. Oc >hi que si. como h• escrito Fun~ Kirk. G. S.. El 111110. S11 ugn1fic.1do )' f11nt1onts t11 111 AnttgÑt·
Bron1n1rr. ·c.ld.t n1ito tiene su propiiJ. histori;a·. es en esa larg2 tlatl y otr.1s cultur.11, 8.rcdon>. 1990.
historia de recrc•cioncs e imcrprc1•cioncs donde se va perfi· Ko!.kow•ki, L., la prNtllCIJ dtl mito, ~l>drid, CitrdrJ, 1990.
J.ndo J. rique7.> de <u honda scm:Íntica. La ironÍ• y l• sub· Rightor, William,,\lyr/J¡111t/ liicr.tturt, Londres. Rou1lr<lgc, 1975.
,·ersiún cic sus tL•sis so11 otro i11dicio cl;aro de có1110. er1 el Ruthvcn, K. K., M)•th. Lnndrcs, Meihucn, 1976.
distanciamiento de la litcr.nura moderna. perviven esos valo-
res simb61icos del mito. La comparación entre las distintas ver· Nora final. l lc pr~scindido de las nous pormenorizada• •I
sio11es (f(.'(inc l,i~11 las int<'nciones de sus autores, al ticnlpo texto y he recori.tdo IJ bibliogrnfia fin.ti por• no .d.rgar de·
que rc\'ela lo presión del con1cx10 histórico sobre las figur.l< masi::ido t.st;aj 1101.is, que ~ólr• pre1c1lden i11sis1ir ~11 IJ \•i~il,11
del rico repertorio mítico de raigambre helénica. dt· co11jun10 e invl11.lr 11 t111J rc(lc=xiór1 sobre lol fu1lció1t y pcr·
sis1cncii de los r11¡tos Kricgos en l;is litcratur.-s moder1t.t,.

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