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DIFERENCIAS ENTRE LA CONTRATACIÓN DE PROFESIONALES

SANITARIOS, DE BIENES Y SERVICIOS, ENTRE EL SECTOR PÚBLICO Y


EL SECTOR PRIVADO

El modelo sanitario español, tanto público como privado, sigue en continuo cambio
evolutivo desde la promulgación de la Ley de 25 de abril de 1986, Ley General de
Sanidad, por la que se organiza en España un Sistema Nacional de Salud (SNS) para
desarrollar un nuevo modelo sanitario que elimine la crisis del modelo sanitario
existente hasta ese momento, crisis motivada en parte por un cambio en el concepto de
salud y en parte por la universalidad de la cobertura sanitaria promulgada por la Carta
Magna de 1978.

Esta universalidad de prestaciones junto con los objetivos de equidad respecto a la


cobertura asistencial y a los recortes presupuestarios originan una crisis de modelo en
continuo estado de evolución, además de una crisis financiera que obliga a ajustar el
gasto con el máximo rigor económico y a priorizar de forma estratégica los proyectos de
inversión, siendo absolutamente necesario realizar análisis de costes en materia
sanitaria.

Todo esto obliga a una continua reestructuración de la actividad sanitaria como


empresa, promoviendo un cambio en la estructura de producción sanitaria de una
vertical a otra matricial, ofertando una atención sanitaria enfocada directamente al
problema sanitario concreto, es decir, al paciente mediante una gestión por procesos y
una gestión por enfermedades.

Esta estrategia de actuación sanitaria tiene su fundamento en la introducción de


mecanismos de competitividad, creando un mercado mixto y mejorando la oferta,
estableciendo un mecanismo de mercado sanitario cuya base fundamental sean las
unidades básicas de producción o jefaturas de servicios sanitarios y un sistema sanitario
que delegue parte de las responsabilidades de gestión en concordancia con los objetivos
predefinidos en los responsables sanitarios.

Hoy en día todo esto es factible de realizar gracias a la descentralización de la gestión


sanitaria en las 17 comunidades autónomas y a la promulgación de leyes y decretos a
nivel legislativo que posibilitan actualmente nuevas formas de gestión de los Hospitales
públicos como la Ley 15/1997 de Habilitación de Nuevas Formas de Gestión del SNS que
permiten una mayor libertad de fórmulas organizativas de gestión, estableciendo que la
prestación y gestión de los servicios sanitarios podrá llevarse a cabo, bien por medios
propios, gestión directa; como por medios descentralizados, mediante convenios o
contratos con personas o entidades públicas o privadas, gestión indirecta.
Para conocer el panorama en el cual nos movemos respecto al sistema de contratación
del personal sanitario debemos conocer y entender la ley 44/2003 de Ordenación de las
Profesiones Sanitarias (LOPS). Esta viene a regular los aspectos básicos de las
profesiones sanitarias tituladas en lo que se refiere a su ejercicio por cuenta propia o
ajena, a la estructura general de la formación de los profesionales, al desarrollo
profesional de los mismos y a su participación en la planificación y ordenación de las
profesiones sanitarias. Así mismo, establece los registros de profesionales que permitan
hacer efectivo los derechos de los ciudadanos respecto a las prestaciones sanitarias y la
adecuada planificación de los recursos humanos del sistema de salud. Las disposiciones
contenidas en esta ley serán aplicables tanto si la profesión se ejerce en los servicios
sanitarios públicos como en el ámbito de la sanidad privada, facilitando la cooperación
en el logro de los fines comunes y en la mejora de la calidad de la atención sanitaria
prestada a la población.

La política y gestión de las profesiones sanitarias, en los últimos 20 años, ha transitado


con carácter general por dos vías paralelas, pero que difícilmente llegaban a unirse en
algún punto. Podíamos encontrar personal que desempeñaba su actividad en los
servicios públicos, sometido al régimen estatutario o funcionarial y otro personal que
desarrollaba su actividad en el entorno privado, sometido al régimen laboral o de
prestación privada de servicios. No es hasta la aparición de las que se han venido a
denominar nuevas fórmulas de gestión, cuando se introduce lo que podría denominarse
un mix en los diferentes modelos de prestación de servicios que sin lugar a dudas ha
favorecido una mayor complejidad en materia de estrategia, política y fórmulas de
gestión de profesionales sanitarios.

El sistema sanitario público distingue entre tres tipos de contratación de personal según
la necesidad de personal sea fija o temporal. Las plazas fijas son cubiertas mediante
concurso-oposición (funcionarios) y las plazas temporales (funcionarios interinos)
mediante bolsa de empleo o a través de la contratación (personal laboral) indefinido,
temporal o eventual, cubriendo mediante este último sistema de contratación las
necesidades coyunturales o extraordinarias del sistema sanitario.

En el ámbito de la sanidad privada, distinguiremos entre empleados públicos con gestión


indirecta o trabajadores de la sanidad privada contratados mediante el régimen laboral
vigente y normalmente adscritos al convenio regulador de establecimientos sanitarios.
Las distintas reformas organizativas producidas en el Sistema Nacional de Salud, se están
realizando por la búsqueda de una mejor relación de calidad-coste en la prestación de
los servicios públicos. Las dos estrategias para mejorar esta eficiencia pasan por
modificaciones en su organización y gestión:
+ Mecanismos de gestión directa que implican la producción del servicio público
directamente por la Administración, aunque sea con persona jurídica interpuesta, con
innovaciones organizativas centradas en la creación de fundaciones en mano públicas y
consorcios.
+ Mecanismos de gestión indirecta donde la producción del servicio público es realizada
por el sector privado (lucrativo o no), manteniendo la Administración Pública la
provisión y responsabilidad del servicio público mediante técnicas de contratación
externa, articulándose mediante acuerdos contractuales de diferente duración que
pueden revestir una notable variedad (conciertos, convenios, concesiones de obra
pública y concesiones administrativas).
Ambas estrategias persiguen superar las restricciones que impone la naturaleza
burocrática de los sistemas de gestión directa tradicional y conseguir una mayor
flexibilidad en la gestión.

Las principales innovaciones dentro de la gestión indirecta han sido dos diferentes
fórmulas concesionales: las Iniciativas de Financiación Privada (PFI) y las concesiones
sanitarias administrativas, y una fórmula de autogestión profesional: las entidades de
base asociativa (EBAs), entidades privadas participadas mayoritariamente por los
propios profesionales sanitarios que prestan los servicios asistenciales, y que pueden
tener o no ánimo de lucro.

Las empresas públicas y los consorcios suponen en principio mayores niveles de


autonomía y de eficiencia, pero presentan problemas de regulación importantes y
ausencia de evidencia empírica sobre sus supuestos mejores resultados. Las fundaciones
en mano públicas han constituido una experiencia que no ha logrado consolidarse como
alternativa de gestión directa, quedando reducida a un pequeño papel.

Las reformas emprendidas por las comunidades autónomas han sido las de separar los
organismos financiadores de los organismos de compra y provisión de servicios y de
favorecer la autonomía de gestión. Al separar las funciones de financiación, compra y
provisión de servicios se crea una competencia regulada entre los distintos proveedores
de servicios sanitarios.

Es fundamental separar estas funciones: la financiación, la compra, la gestión financiera


y por otro la gestión de recursos humanos y provisión de servicios. Para ello se han
creado a nivel de las comunidades autónomas organismos independientes y los
llamados «Contratos de Gestión».
La contratación privada de bienes, obras y servicios, y específicamente si nos referimos
al personal sanitario, son determinados por la dirección de los diferentes centros
sanitarios en función de las necesidades específicas del centro, dentro del marco estatal
regulador de centros sanitarios privados y mediante los diferentes convenios colectivos
en materia de sanidad privada que rigen en las distintas comunidades autónomas, y que
determinan las condiciones laborales del profesional según el centro en el que realice la
prestación de servicios.
En este sentido, podemos encontrar el Convenio colectivo de establecimientos
sanitarios, de hospitalización, asistencia sanitaria, consultas y laboratorios de análisis
clínicos (clínicas privadas) o el Convenio colectivo general de centros y servicios de
atención a personas con discapacidad entre otros.

Como vemos, las Organizaciones Sanitarias necesitan transformarse para adaptarse a


los cambios que la sociedad demanda. Tanto los servicios públicos sanitarios, como los
privados y las entidades aseguradoras tienen que responder al reto de la eficiencia en
un entorno de austeridad a nivel presupuestario y ante una mayor demanda de calidad
por parte de los usuarios.

A nivel organizativo y de gestión una de las reformas de los centros provisores de


servicios sanitarios públicos es el sometimiento de estos centros a las normas de
derecho privado con el objeto de ganar en agilidad y eficacia.

Para lograr esta estrategia actual, tanto los dirigentes del sector público como los del
sector privado, necesitan de la incorporación de herramientas de gestión sanitaria
actualizadas; la dirección de gestión estratégica; la logística hospitalaria creando una
central de compras unificada; la externalización de la logística de almacenes para
obtener un flujo de materiales optimo, disminuyendo el estocaje hospitalario;
minimización de costes, tanto de infraestructura física como de personal y recursos
humanos, con optimización de flujo de usuarios y de trabajo, y la gestión de calidad,
control y mejora continua de calidad durante el proceso, ya que hay que partir de la
base de que el objetivo fundamental de la prestación de servicios de salud, tanto
públicos como privados, es la solución satisfactoria de las necesidades y problemas de
la población que queremos asistir.

Entre las ventajas de gestión sanitaria pública se encuentran la universalidad de la


asistencia, la equidad, la satisfacción de objetivos sociales, la mayor dotación de
recursos materiales y humanos, que incluye una mayor dotación tecnológica, un
número más elevado de profesionales sanitarios por paciente y mayor capacitación de
los mismos.
En cuanto a desventajas podríamos señalar las dificultades de sostenibilidad temporal
debido al aumento del gasto sanitario, la falta de flexibilidad y la centralización de
funciones.
Entre las ventajas de la gestión privada encontramos la creación de incentivos en el
mercado, la reducción en las limitaciones presupuestarias y la mejora de la estructura
de costes con una flexibilidad en la dotación de recursos, mayor dinamismo de los
servicios y una atención clínico paciente más rápida. Entre las desventajas señalaremos
el coste de asistencia asumido por el usuario, la desconfianza del usuario debido a una
menor dotación de recursos humanos y materiales, la baja experiencia de los mismos,
unido a unas condiciones laborales de los profesionales sanitarios deficitarias en
comparación al personal estatutario.

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