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TIEMPO ORDINARIO

MISAS DOMINICALES Y COTIDIANAS

I SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

En lugar del primer domingo del tiempo ordinario, se celebra la fiesta


del Bautismo del Señor, p. 90.

Antífona de entrada
En un trono excelso vi sentado a un hombre, a quien adora
muchedumbre de ángeles, que cantan a una sola voz: «Su imperio es
eterno.»

Oración colecta
Muéstrate propicio, Señor,
a los deseos y plegarias de tu pueblo:
danos luz para conocer tu voluntad
y la fuerza necesaria para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración después de la comunión


Te suplicamos, Dios todopoderoso,
que concedas a quienes alimentas
con tus sacramentos
la gracia de poder servirte
llevando una vida según tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

En las Temas, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 65, 4


Que se postre ante ti oh Dios la tierra entera que toquen en tu honor; que
toquen para tu nombre, oh Altísimo.

Monición de entrada

Año A
Realmente el Señor está con nosotros y se nos da a conocer en los
signos que él nos ha dejado de su presencia: el prójimo, con su vida y
sus problemas; la Iglesia, comunidad de creyentes; la reunión del
domingo, en la que escuchamos la palabra de Dios y compartimos el
pan de la eucaristía.

Año B
Esta es la reunión de los que buscan a Cristo; de los que quieren
encontrarse con él, dispuestos a escuchar su palabra y seguirle.

Año C
Somos los convidados del Señor a ¡un banquete de bodas! Todos los
domingos escuchamos la misma invitación: «Tomad y comed»; «Tomad
y bebed la sangre de la alianza» -la alianza del Señor con nosotros-. Que
la presencia del Señor nos colme de alegría y de paz.

Acto penitencial

Año A
- Cordero de Dios, obediente a la voluntad del Padre: Señor, ten piedad.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo: Cristo, ten piedad.
- Cordero de Dios, que nos traes la salvación: Señor, ten piedad.

Año B
- Porque no nos hemos interesado por ti: Señor, ten piedad.
- Porque no prestamos atención a tu palabra: Cristo, ten piedad.
- Porque no hemos aceptado tu invitación a seguirte: Señor, ten piedad.
Año C
-Por nuestra indiferencia ante los problemas de los demás: Señor, ten
piedad. R.
-Por nuestra insensibilidad ante las necesidades ajenas: Cristo, ten
piedad. R.
-Por nuestra apatía ante el sufrimiento del prójimo: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencia], se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra,
escucha paternalmente la oración de tu pueblo
y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
En comunión con todos los que invocan el nombre de Cristo, oremos al
Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo al mundo para ser luz en medio
de las gentes, roguemos al Señor.
- Por los bautizados que no conocen a Cristo ni creen en él,
roguemos al Señor.
- Por los que viven en la inconsciencia sin descubrir el verdadero
sentido de la vida, roguemos al Señor.
- Por nosotros, llamados a progresar en el conocimiento y la fe de
Cristo, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que está aquí en tu presencia
y quiere hacer tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios, el Dios que nos habla y también que nos
escucha.
- Por la Iglesia; para que permanezca atenta, como Samuel, a la
llamada de Dios en los signos de los tiempos, roguemos al Señor.
- Por los que tienen alguna noticia de Cristo y lo buscan con sincero
corazón; para que descubran quién es y, creyendo en él, le sigan,
roguemos al Señor.
- Por los llamados con vocación especial al ministerio sacerdotal y a
la profesión de vida religiosa; para que perseveren en fidelidad,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, que permanecemos, como los discípulos, aquí con el
Señor; para que sepamos buscarle hasta encontrarle en nuestra vida
de cada día, en nuestras relaciones con los demás, roguemos al
Señor.
Vuelve tu mirada, Señor, y escucha la oración de todos nosotros, que
estamos aquí en tu presencia y queremos hacer tu voluntad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre. Contamos, también nosotros, con la intercesión
de María.
- Por la Iglesia; para que atienda solicita a las necesidades de todos y
preste su voz suplicante a los que no pueden hablar, roguemos al
Señor.
- Por la unión de las Iglesias; para que los sarmientos separados sean
injertados en la Vid que es Cristo, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren: para que el vino del amor
fraterno endulce su amargura y mitigue su dolor, roguemos al
Señor.
- Por os esposos: para que no se vuelva agrio e vino de su amor,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, invitados a la mesa del Señor: para que sepamos
ofrecer a todos el vino del consuelo y de la alegría, roguemos al
Señor.
Señor, Dios nuestro, escúchanos. Te lo pedimos por Jesucristo, tu
Hijo, que, movido por la súplica de María, remedió la falta de vino en
las bodas de Caná. A Él la gloria por los siglos de los siglos.

Oración después de la comunión


Derrama, Señor, sobre nosotros
tu espíritu de caridad
para que, alimentados
con el mismo pan del cielo,
permanezcamos unidos en el mismo amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
El Señor nos dice ahora a cada uno de nosotros: «Te hago luz de las
naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

Año B
Como el discípulo Andrés, también nosotros salgamos el encuentro de
los demás, para decirles: «Hemos encontrado al Señor».

Año C
Todos hemos recibido uno u otro don del Espíritu para el bien común.

En las ferias, para la oración de los fieles, pp. 387-390, 0 bien, el libro
<<La Oración de los fieles».
III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra. Honor
y majestad le preceden, fuerza y esplendor están en su templo.

Monición de entrada

Año A
El que está a oscuras siente la necesidad de la luz. Nuestra reunión no
tendría sentido, si no estuviéramos convencidos de necesitar la luz de
Cristo.

Año B
Escucharemos hoy una palabra importante y urgente: «Convertíos.»
Convertirse es volverse a alguien, descubierto como solución.
Cabe preguntarnos si, por habernos reunido aquí, no habrá empezado ya
nuestra conversión, nuestra vuelta hacia Él.

Año C
Hemos sido convocados por la palabra de Dios, para escucharla y
guardarla en nuestro corazón, celebrarla en la eucaristía y cumplirla en
nuestra vida.

Acto penitencial

Año A
- En ti creemos: Señor, ten piedad.
- Queremos convertirnos a ti: Cristo, ten piedad.
- En ti ponemos nuestra esperanza: Señor, ten piedad.

Año B
- Porque escuchamos un día y otro el Evangelio y no lo tomamos en
serio: Señor, ten piedad.
- Porque la palabra de Dios apenas influye en nuestra vida: Cristo,
ten piedad.
- Porque las preocupaciones de cada día nos absorben y
descuidamos lo más urgente: Señor, ten piedad.

Año C
- A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna: Señor, ten
piedad.
- El que escucha tus palabras no verá jamás la muerte: Cristo, ten
piedad.
- Dichosos los que escuchan tu palabra y la ponen en práctica: Señor,
ten piedad.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la


bendición y de a aspersión del agua bendita, p. 771

Oración Colecta
Dios todopoderoso y eterno,
ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad,
para que podamos dar en abundancia
frutos de buenas obras
en nombre de tu Hijo predilecto.
Que vive y reina contigo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es nuestra luz y nuestra salvación.
- Por la unión de las Iglesias; para que, como dice el Apóstol, nos
pongamos de acuerdo y estemos unidos con un mismo pensar y
sentir, roguemos al Señor.
- Por los responsables de la educación; para que procuren
eficazmente el acceso de todos a la cultura, roguemos al Señor.
- Por los que viven preocupados sobre todo de tener más; para que
comprendan que el hombre se realiza en el servicio a los demás,
roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos; para que tomemos en serio las palabras de
Cristo: «Convertíos, porque está cerca el reino de Dios», roguemos
al Señor.
Señor, Dios nuestro, que nos has enviado a tu Hijo Jesús para
anunciarnos la Buena Noticia del reino y curar nuestras enfermedades y
dolencias, escucha ahora nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por los que han renunciado a cualquier porvenir humano y lo han
dejado todo para ser pescadores de hombres. Para que su gesto sea
comprendido como respuesta de fe a la invitación de Cristo,
roguemos al Señor.
- Por los que se aferran a las realidades efímeras: el dinero, el placer,
el poder, el dominio, el prestigio, lo que más se valora. Para que
todos comprendan que la presentación de este mundo se termina y
que el momento de la conversión es apremiante, roguemos al
Señor.
- Por los que tienen el corazón endurecido: para que se dejen
interpelar por la Palabra de Dios que hoy nos empuja a la
conversión, roguemos al Señor.
- O
- Hemos escuchado la palabra del Señor: «Se ha cumplido el plazo.»
Para que tomemos en serio la solución que nos queda: convertirnos
y creer la Buena Noticia, roguemos al Señor.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas y
acuérdate de nosotros por tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre, que nos envió a su Hijo, Buena Notic1a para el
mundo.
- Por los que han recibido en la Iglesia el encargo de la palabra de
Dios: los exegetas, que la interpretan; los teólogos, que
profundizan su sentido; los pastores y los catequistas, que la
anuncian; para que sepan actualizarla, iluminando la vida de los
oyentes, roguemos al Señor.
- Por los que escuchan la palabra de Dios; para que sean capaces de
descubrir al que es la Buena Noticia para los pobres, la luz para los
ciegos, la libertad para los oprimidos, roguemos al Señor.
- Por los profesionales de la palabra; para que alumbren la verdad,
inciten al bien, sensibilicen para la belleza, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que tomemos en serio la palabra
de Dios, sepamos escucharla, celebrarla y realizarla en nuestra
Vida, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, lleguen a tu presencia los deseos de nuestros
corazones y las súplicas de nuestros labios. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Oración después de la comunión


Dios todopoderoso, te pedimos
que cuantos hemos recibido tu gracia vivificadora
nos alegremos siempre
de este don admirable que nos haces.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
También sobre nosotros ha brillado la luz de Cristo y, como él, somos
enviados para ser la luz en medio del mundo.

Año B
Como a Simón y Andrés, a Juan y Santiago, el Señor nos dice también a
nosotros: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Año C
También está sobre nosotros el Espíritu del Señor y nos envía a dar la
Buena Noticia a todos.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 105, 17


Sálvanos, Señor Dios nuestro; reúnenos de entre los gentiles: daremos
gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.

Monición de entrada

Año A
Esta es la reunión de los que se sienten pobres y necesitados ante Dios
y los demás. Si no fuese así, no seríamos capaces de recibir la Buena
Noticia que Cristo nos da.

Año B
La celebración del domingo tiene su estructura, su orden. En primer
lugar la liturgia de la palabra, durante la cual el libro de la palabra de
Dios polariza nuestra atención. La palabra escrita, al ser proclamada, se
actualiza de modo que podemos decir: «Dios habla a su pueblo; Cristo
sigue anunciando el Evangelio.» Pero es necesario que la palabra sea
escuchada y meditada, para que podamos darle respuesta con el canto,
las aclamaciones, la plegaria, la confesión de la fe.
Al escuchar la palabra, ojalá seamos capaces de asombrarnos y decir,
como los oyentes de Cristo: «Jamás hombre alguno habló como éste.»

Año C
Realmente el Señor está con nosotros; y necesitamos avivar la fe para
reconocerle en nuestra reunión; para percibir su palabra en la envoltura
de la palabra humana que penetra en nuestros oídos.

Acto penitencial

Año A
- Tú que te hiciste pobre para enriquecernos a todos. Señor, ten
piedad.
- Tú que te entregaste a la muerte por nuestra causa. Cristo, ten
piedad.
- Tú que eres la misericordia para todos los que sufren: al Señor.
Señor, ten piedad.

Año B
- Líbranos de todo mal: Señor ten piedad
- Sálvanos con tu poder: Cristo, ten piedad.
- Tú que eres el santo de Dios: Señor, ten piedad.

Año C
- Tú eres la Palabra de Dios, ayuda nuestra incredulidad: Señor, ten
piedad.
- Tú Palabra es la verdad, en ti confiamos: Cristo, ten piedad.
- Queremos escuchar tu Palabra y guardarla en nuestro corazón:
Señor, ten piedad.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la


bendición y de a aspersión del agua bendita, p. 771

Oración colecta
Señor, concédenos amarte con todo el corazón
y que nuestro amor se extienda también
a todos los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios, rico para todos los que lo invocan.
- Por todos los que llevan el nombre de cristianos; para que sean
capaces de comprender qué es ser pobre en el espíritu y que sólo
así serán dichosos, roguemos al Señor.
- Por los pobres de este mundo, los que sufren, los que lloran, los
que tienen hambre y sed de justicia los perseguidos por causa de la
justicia para que en el fondo de su corazón puedan escuchar
«dichosos vosotros» y confíen, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que no caigamos en la tentación
de bastarnos a nosotros mismos y nos fiemos de la palabra de
Cristo, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, concédenos lo que tú bien sabes que necesitamos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por todos los que ejercen en la Iglesia el ministerio de la Palabra de
Dios, roguemos al Señor.
- Por todos los que dedican su vida a la enseñanza, roguemos al
Señor.
- Por los que ejercen la noble y delicada profesión de buscar en la
interioridad del hombre: los psicólogos, los pedagogos, roguemos
al Señor.
- Por los profesionales de la palabra: los periodistas, los escritores,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, que un domingo y otro escuchamos la Palabra
autorizada de Jesús, roguemos al Señor.
Señor Dios nuestro, tú que nos has dado la Buena Noticia de la
salvación, por medio de tu Hijo, el profeta anunciado: escucha nuestras
súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él inclina su oído a nosotros y nos salva.
- Por los que han recibido la misión de anunciar el Evangelio: para
que lo anuncien sin temor, denunciando el pecado, llamando a la
esperanza, consolando, iluminando, roguemos al Señor.
- Por los que cumplen la ardua tarea de educar a los demás: para que
enseñen con autoridad, con coherencia, con el testimonio de vida,
roguemos al Señor.
- A muchos les cuesta reconocer la palabra de Dios en la envoltura
de la palabra humana. Para que sepan aceptarla con fe y humildad,
roguemos al Señor.
- La palabra de Dios nos interpela. Para que no la rechacemos, si
contradice nuestra manera de pensar y de vivir, roguemos al Señor.
Señor, tú eres nuestra esperanza; que nuestra boca pueda contar tu
auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Reanimados por estos dones
de nuestra salvación,
te suplicamos, Señor,
que el pan de vida eterna
nos haga crecer continuamente
en la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Grabemos en nuestro corazón las bienaventuranzas de Cristo.

Año B
Llevemos en nuestra boca y en nuestra vida la palabra de Cristo, para
que su fama se extienda por todas partes.

Año C
Sea nuestra consigna lo que hemos prometido al Señor en la plegaria del
salmo: «Mi boca anunciará tu salvación.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 94, 6-7


Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios.

Monición de entrada

Año A
La celebración de hoy nos obliga a plantearnos una pregunta
importante: ¿Qué espera el mundo de nosotros, la Iglesia? Mucha gente
nos ve, nos observa y se pregunta: ¿Merece la pena ser cristiano? ¿Qué
respuesta daremos nosotros? ¿Cómo hacer verdad las palabras que
luego escucharemos: «Vosotros sois la sal, vosotros sois la luz»?

Año B
La misa es un encuentro con el Señor. Que lo sea realmente para
nosotros. La gente -nos dice el evangelio- le buscaba. ¿Venimos también
nosotros buscándole?
Al venir aquí no podemos prescindir de nuestros problemas,
preocupaciones. A propósito recordemos aquellas palabras de Cristo:
«Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré.»

Año C
En la reunión de cada domingo, en la palabra que escuchamos, en la
plegaria, en el alimento santo que compartimos, sucede algo inefable,
que nos sobrepasa y nos atrae: la presencia del Dios vivo en Jesucristo.
Nuestra actitud no será otra, sino de adoración y de alabanza.

Acto penitencia]

Año A
- Tú eres la luz que brilla en la tiniebla: Señor, ten piedad. R.
- Tú eres la luz que alumbra a todo hombre: Cristo, ten piedad. R.
- Tú eres la luz que da la vida al mundo: Señor, ten piedad. R.

Año B
- A ti, que eres compasivo y bueno, te invocamos: Señor, ten piedad. R.
- A ti, que pasaste haciendo el bien, te llamamos: Cristo, ten piedad. R.
- A ti, que no quieres que nadie perezca, te pedimos: Señor, ten piedad.

Año C
- Tú solo eres santo, y nosotros pecadores: Señor, ten piedad.
- Tú eres el Hijo de Dios; muéstranos al Padre: Cristo, ten piedad.
- Tú eres nuestro Señor; nos adherimos a ti: Señor, ten piedad.

Oración colecta
Vela, Señor, con amor continuo
sobre tu familia;
protégela y defiéndela siempre,
ya que sólo en ti
ha puesto su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Para que la Iglesia, como ciudad puesta en lo alto de un monte, sea
para todos ejemplo de convivencia, de respeto, de comunicación,
de solidaridad, roguemos al Señor.
- Para que la palabra de los que anuncian el Evangelio -en expresión
del Apóstol- no sea persuasiva sabiduría humana, sino
manifestación y poder del Espíritu de Dios, roguemos al Señor.
- Para que los profesionales de la enseñanza no se desalienten en su
empeño, siempre doloroso, de hacer luz, roguemos al Señor.
- Para que comprendamos que la práctica religiosa no tiene sentido
ni valor, si no compartimos el pan con el hambriento, hospedamos
al pobre sin techo, vestimos al desnudo, y si no desterramos de
nosotros la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia,
roguemos al Señor.
Desde lo hondo de nuestra tiniebla a ti gritamos, Señor; escucha nuestra
oración. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia; para que, haciéndose débil con los débiles, a ejemplo
del Apóstol, para ganar a los débiles, anuncie el Evangelio con la
fuerza de Dios, roguemos al Señor.
- Por los que consumen, como Job, sus días sin esperanza, en la
incomprensión, la injusticia, el dolor; para que puedan descubrir
junto a ellos al que sana los corazones destrozados, roguemos al
Señor.
- Por los que aceptan, gustosos, trabajos duros, sin apenas o ninguna
recompensa, por amor a sus prójimos; para que se sientan
fortalecidos con la esperanza de una gran recompensa, roguemos al
Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que, acogiendo en nuestro
corazón el Evangelio de Cristo, sintamos su fuerza liberadora,
roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que pone su confianza en ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Todo Otro, que en Jesucristo, su Hijo, se nos revela
cercano a nosotros, lleno de misericordia.
- Por la Iglesia, santa y pecadora, purificada por el Espíritu de Dios y
necesitada siempre de conversión, roguemos al Señor.
- Por los que admiran a Jesús de Nazaret y no han descubierto en él
al Dios santo y misericordioso, que trasciende a todos y está
cercano a nosotros, roguemos al Señor.
- Por los que trabajan, como los discípulos, pescando en lago durante
la noche: en la industria, en los hospitales, en los servicios
públicos, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que queremos vivir la experiencia religiosa y la
disponibilidad de Pedro, de Isaías, roguemos al Señor.
Dios todopoderoso, extiende sobre nosotros el poder de tu brazo para
salvarnos; completa tus favores con nosotros. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Oración después de la comunión


Oh Dios, que has querido hacernos partícipes
de un mismo pan y de un mismo cáliz,
concédenos vivir tan unidos en Cristo,
que fructifiquemos con gozo
para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Alumbre vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas
obras y den gloria a vuestro Padre.

Año B
Hagámonos todo para todos, para dar a conocer a todos el Evangelio de
Cristo.

Año C
Como a Pedro, también a nosotros nos dice el Señor: «No temas; desde
ahora serás pescador de hombres.» Nuestra respuesta no puede ser otra
que la del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 30, 3-4


Sé la roca de mi refugio, Señor, un baluarte donde me salve, tú que eres
mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.

Monición de entrada

Año A
Venimos aquí, porque queremos permanecer, como discípulos, a la
escucha del Señor Jesús, nuestro único maestro. Él es la sabiduría de
Dios. Sólo él habla con autoridad.

Año B
La misa del domingo es -debe ser- un encuentro personal de cada uno de
nosotros con los demás y de todos con Cristo, acogiéndonos unos a
otros, como Cristo nos acoge, de modo que nadie se sienta excluido.

Año C
Esta es la reunión de los que ponen su confianza en el Señor; de los que
aceptan el Evangelio de Jesucristo, escándalo para unos, locura para
otros.

Acto penitencia]

Año A
- Tú eres la Palabra de Dios, la verdad sin error: Señor, ten piedad.
- Tú eres la ley de Dios, el camino seguro: Cristo, ten piedad. R.
- Tú eres el Hijo de Dios, la vida en plenitud: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Tú que acoges a todos, porque de todos te compadeces: Señor, ten
piedad. R.
- Tú que no quieres que nadie se pierda, sino que todos se
conviertan: Cristo, ten piedad. R.
- Tú que extendiste tus brazos en la cruz para reconciliarnos a todos:
Señor, ten piedad. R.
Año C
- Porque no nos fiamos de ti: Señor, ten piedad. R.
- Porque confiamos en nosotros mismos: Cristo, ten piedad. R.
- Porque nuestra vida es estéril: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Señor, tú que te complaces en habitar
en los rectos y sencillos de corazón,
concédenos vivir por tu gracia de tal manera
que merezcamos tenerte siempre con nosotros.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia; para que en su legislación se trasparente siempre el
mandamiento nuevo de Cristo, roguemos al Señor.
- Por los adeptos de las religiones no cristianas, fieles cumplidores
de sus preceptos religiosos; para que descubran en Cristo la
plenitud de toda ley, roguemos al Señor.
- Por los que elaboran las leyes; para que procuren siempre lo que es
justo e interesa al bien común, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que nos disponemos a celebrar la eucaristía; para que
vivamos sus exigencias de amor fraterno, roguemos al Señor.
Haz bien a tus siervos, Señor; que tu voluntad se cumpla en nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es nuestro refugio.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo a anunciar el Evangelio,
acogiendo a todos, reconciliando a todos, roguemos al Señor.
- Por las instituciones sanitarias y por los profesionales de la
medicina, roguemos al Señor.
- Por los que se sienten marginados de la sociedad, despreciados: por
el color de su piel, por pertenecer a otra clase social, por su
reputación moral, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que hacemos injustamente distinción de personas,
que clasificamos y ponemos al margen, que rehusamos el trato y
condenamos al aislamiento, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, tú acoges a todos y no haces acepción de personas;
escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Dichosos los que ponen su confianza en
Él.
- Por la Iglesia; para que acierte a dar a sus bienes un destino
pastoral y social, roguemos al Señor.
- Por los que acumulan riqueza, insensibles al mundo de la pobreza;
para que al menos sepan que los pobres están a la puerta y
aguardan las migajas de su banquete, roguemos al Señor.
- Por los pobres, los que pasan hambre, los que lloran, los
despreciados; para que puedan entender las bienaventuranzas,
roguemos al Señor.
- Por los que dedican su vida al servicio de los necesitados; para que
su dicha sea comprendida y su abnegación sirva de estímulo,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que no caigamos en la tentación
de confiar en el dinero, como supremo valor, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que pone su confianza en ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Alimentados con el manjar del cielo,
te pedimos, Señor,
que busquemos siempre las fuentes
de donde brota la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Monición de despedida

Año A
Dichosos nosotros, si caminamos en la voluntad del Señor.

Año A
Recordemos las palabras del Apóstol: Busquemos, a ejemplo de Cristo
no nuestro propio bien, sino el de todos.

Año A
Guardemos en nuestro corazón las bienaventuranzas de Cristo:
<<Dichoso el que conf1a en el Señor.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 12, 6


Señor, yo confío en tu misericordia: alegra mi corazón con tu auxilio y
cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

Monición de entrada

Año A
Al reunirnos aquí, nuestra actitud no puede ser otra que la de Pedro,
cuando le dijo a Jesús: «¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de
vida eterna.»

Año B
Venimos aquí con nuestra buena intención, difícilmente por curiosidad.
Ojalá que nos encontremos de verdad con quien puede darnos la
sorpresa increíblemente grata, y nos veamos obligados a decir, como los
contemporáneos de Cristo: «Jamás hemos visto una cosa igual.»

Año C
Esta es la reunión de los que dicen con el corazón en los labios.
«Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores.»
No podríamos estar aquí, si no estuviéramos dispuestos a pronunciar
sinceramente estas palabras.

Acto penitencial

Año A
-Tú solo eres santo: Señor, ten piedad. R.
-Tú solo eres perfecto: Cristo, ten piedad. R.
-Tú solo eres misericordioso: Señor, ten piedad. R.

Año B
-Perdona nuestros pecados: Señor, ten piedad. R.
-Levántanos de nuestra postración: Cristo, ten piedad. R.
-Ábrenos a la esperanza: Señor, ten piedad. R.
Año C
-Tú que amas el primero: Señor, ten piedad. R.
-Tú que nos amas de balde: Cristo, ten piedad. R.
-Tú que amas sin fronteras: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
concede a tu pueblo
que la meditación asidua de tu doctrina
le enseñe a cumplir, de palabra y de obra,
lo que a ti te complace.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios, que hace salir el sol sobre los buenos y
malos y manda la lluvia a justos e injustos.
- Para que la Iglesia sea lugar de perdón y reconciliación y así
aparezca a los ojos del mundo, roguemos al Señor.
- Para que los pueblos y sus gobernantes, en la solución de los
conflictos, no caigan en la tentación del «ojo por ojo y diente por
diente», roguemos al Señor.
- Para que nuestra sociedad logre superar los odios y rencores,
motivados por razones históricas, roguemos al Señor.
- Para que comprendamos las palabras difíciles de Cristo y las
llevemos a la práctica, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, escúchanos; ten compasión de nosotros, que
queremos comportarnos como hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo al mundo, para pronunciar el «sí»
de Dios: el perdón y la liberación de todo mal, roguemos al Señor.
- Por los que se escandalizan, como los letrados del evangelio, de la
siempre sorprendente novedad del Evangelio, roguemos al Señor.
- Por los que temen y rechazan cualquier iniciativa y prefieren que
todo siga igual, roguemos al Señor.
- Por los enfermos, que sufren por no llevar una vida activa y tener
que depender de los demás, roguemos al Señor.
- Por nosotros, paralizados por nuestra pereza, nuestra rutina,
nuestro conformismo, roguemos al Señor.
Señor, ten misericordia de nosotros y escucha los deseos de nuestro
corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Haciendo nuestros los sentimientos de David, que perdonó a su
enemigo, y de Jesús, que oró en la cruz por sus verdugos, oremos a Dios
Padre.
- Por todos los creyentes en Cristo: para que, perdonándonos
mutuamente, demos testimonio ante el mundo del amor y el perdón
de Dios, roguemos al Señor.
- Por los que pretenden una sociedad fundada en el odio, en la lucha
de clases, en la segregación racial, en la represión; para que
descubran la fuerza del amor, roguemos al Señor.
- Por los que no saben perdonar, porque nunca han sido amados;
para que descubran también la fuerza del amor, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que aprendamos a amar al que
nos quiere mal y a hacer el bien a todos, sin esperar nada,
roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, que no nos tratas como merecen nuestros pecados
ni nos pagas según nuestras culpas, escucha nuestras súplicas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Concédenos, Dios todopoderoso,
alcanzar un día la salvación eterna,
cuyas primicias nos has entregado
en estos sacramentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Sed santos, perfectos, misericordiosos, como Dios es santo, perfecto,
misericordioso.

Año B
El Señor, que nos perdona, nos dice a cada uno de nosotros: «Levántate
de tu postración y echa a andar.»

Año C
Recordemos las palabras del Señor: «Sed compasivos, como vuestro
Padre es compasivo.» «Tratad a los demás como queréis que ellos os
traten.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 17, 19-20


El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libró, porque
me amaba.

Monición de entrada

Año A
Nuestra reunión quiere ser la expresión de nuestra fidelidad al Dios vivo
y verdadero, revelado en Jesucristo, pues no queremos tener otros
dioses, sino a Él.

Año B
Todos somos testigos de un proceso de reforma en la Iglesia promovido
por el Concilio. Pero, ¿de qué serviría, si no estuviéramos dispuestos a
renovarnos interiormente, a cambiar de actitudes? La palabra de Dios
que escucharemos, será para nosotros llamada de atención.

Año C
Venimos aquí porque queremos permanecer, con sencillez y
disponibilidad, a la escucha del Señor Jesús, nuestro único maestro.

Acto penitencial

Año A
- Porque vivimos agobiados por tantas cosas: Señor, ten piedad.
- Porque no confiamos en quien más nos ama: Cristo, ten piedad.
- Porque no buscamos sobre todo el reino de Dios y su justicia:
Señor, ten piedad.

Año B
- Ayúdanos a salir de nuestra rutina: Señor, ten piedad.
- Renueva nuestros corazones: Cristo, ten piedad.
- Descúbrenos la novedad de tu Evangelio: Señor, ten piedad.

Año C
- Tú eres la verdad: Señor, ten piedad.
- Tú eres el camino: Cristo, ten piedad.
- Tú eres la vida: Señor, ten piedad.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Concédenos tu ayuda, Señor,
para que el mundo progrese, según tus designios,
gocen las naciones de una paz estable
y tu Iglesia se alegre de poder servirte
con una entrega confiada y pacífica.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre. Él sabe que tenemos necesidad de tantas cosas.
- Para que la Iglesia busque siempre, sobre todo, el reino de Dios y
su justicia, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes sepan arbitrar medidas eficaces para
solucionar los graves problemas de la economía, roguemos al
Señor.
- Para que los países ricos se decidan a ayudar a los países pobres,
distribuyendo mejor la riqueza, roguemos al Señor.
- Para que no caigamos en la tentación fácil de absolutizar el dinero,
de poseer sin límites, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, venga a nosotros tu reino; venga a nosotros tu
justicia. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor. Él es compasivo y misericordioso.
- «Vosotros sois una carta de Cristo», dice el Apóstol. Para que todos
los creyentes sepamos escribir el Evangelio en nosotros mismos,
con nuestra vida, roguemos al Señor.
- Muchos cristianos se sienten satisfechos con el cumplimiento de
los preceptos, sin intentar descubrir su sentido. Para que
comprendan las palabras del Apóstol: «La pura letra mata y, en
cambio, el Espíritu da vida», roguemos al Señor.
- Muchos viven indiferentes ante el hecho cristiano. Para que lleguen
a descubrir la radical novedad del Evangelio, roguemos al Señor.
- «A vino nuevo, odres nuevos», nos dice el Señor. Para que
comprendamos el sentido de estas palabras: que es preciso cambiar
de mentalidad y salir de la rutina, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas; que podamos bendecirte por tus
beneficios. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al señor, nuestro Dios.
- Para que la Iglesia, comunidad de creyentes, denuncie el pecado
del mundo, con el ejemplo elocuente de la santidad de vida,
roguemos al Señor.
- Para que la sociedad evite el contagio del mal, que la corrompe, y
se sienta estimulada en la búsqueda del bien, roguemos al Señor.
- Para que cuantos ejercen la noble profesión de criticar y corregir a
los demás sean justos y comprensivos en sus apreciaciones,
roguemos al Señor.
- Para que no caigamos en la hipocresía que Cristo denuncia en el
evangelio, y aceptemos la corrección de los demás, roguemos al
Señor.
Concédenos, Señor, lo que te pedimos, lo que tú bien sabes que
necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Alimentados con los dones de la salvación,
te pedimos, Padre de misericordia,
que por este sacramento
con que ahora nos fortaleces
nos hagas un día ser partícipes
de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Monición de despedida

Año A
Busquemos sobre todo el reino de Dios y su justicia, pues todo lo demás
se nos dará por añadidura.

Año B
Recordemos las palabras del Señor: «A vino nuevo, odres nuevos.»

Año C
Trabajemos siempre por el Señor, sin reservas, nos ha dicho el Apóstol,
convencidos de que el Señor no dejará sin recompensa nuestra fatiga.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
IX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 24, 16.18


Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Mira
mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados, Dios mío.

Monición de entrada

Año A
La vida no se nos da hecha; es un quehacer. Nuestra reunión es de los
que quieren construir su vida sobre el cimiento de la palabra de Dios,
del Evangelio de Jesucristo.

Año B
La misa del domingo es un precepto; el precepto de la Iglesia, que
concreta el mandato del Señor a sus discípulos: «Haced esto en
conmemoración mía.» Pero no tendría sentido, si nosotros viniéramos
aquí sólo por cumplir, rutinariamente, sin esforzamos por comprender y
valorar.

Año C
Nuestra reunión debe ser signo de la Iglesia católica, universal; es decir:
abierta a todos, que a todos acoge, atiende, valora, escucha. Con estas
disposiciones entramos en la celebración.

Acto penitencial

Año A
Porque pretendemos construir una nueva vida sin ti, sin cimentarla
sobre la roca de tu palabra:
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad

Año B
- Tú eres manso y humilde de corazón: Señor, ten piedad.
- Tu yugo es llevadero y tu carga ligera: Cristo, ten piedad.
- En ti encontramos nuestro descanso: Señor, ten piedad.

Año C
- Ayuda nuestra incredulidad: Señor, ten piedad.
- Queremos creer en ti: Cristo, ten piedad.
- Auméntanos la fe: Señor, ten piedad.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Señor, nos acogemos confiadamente a tu providencia.
que nunca se equivoca,
y te suplicamos que apartes de nosotros todo mal
y nos concedas aquellos beneficios
que pueden ayudarnos para la vida presente y la futuros.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es la roca de nuestro refugio.
- Para que la Iglesia se edifique siempre sobre la roca, que es la
palabra de Cristo, roguemos al Señor.
- Para que la paz y la prosperidad de las naciones se fundamenten
sobre la base de la Justicia y la libertad, roguemos al Señor.
- Para que los hombres de todas las religiones, que se esfuerzan por
agradar a Dios con sus buenas obras, lleguen a la fe, roguemos al
Señor.
- Para que sepamos escuchar las palabras de Jesús y ponerlas en
práctica, roguemos al Señor
Inclina, Señor, tu oído a nuestras súplicas; a ti nos acogemos; que no
quedemos defraudados. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. Oremos confiadamente.
- Por la Iglesia, que ha recibido el encargo de observar el Día del
Señor, haciendo el bien, salvando la vida, liberando a todos,
roguemos al Señor.
- Por los que se ven obligados a trabajar incluso los domingos, sin
apenas descanso ni tiempo libre, para obtener los ingresos
necesarios, roguemos al Señor.
- Por los que trabajan el domingo para asegurarnos los servicios
públicos y el disfrute de nuestro descanso, roguemos al Señor.
- Por nosotros, tentados de caer en el formalismo, como los fariseos,
en el cumplimiento rutinario de los preceptos, sin descubrir su
sentido, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, tú nos has enviado a Jesucristo, tu Hijo, para aliviar
a los fatigados, a los agobiados, y así encuentren descanso en él;
escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Con la humildad y la confianza del rey Salomón y del centurión del
evangelio, presentemos a Dios Padre nuestras súplicas.
- Por la Iglesia, signo de la salvación para todas las gentes,
roguemos al Señor.
- Por los adeptos de todas las religiones, que invocan al Dios
desconocido, roguemos al Señor.
- Por los que no pueden orar, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que repetimos en el momento de comulgar las
palabras del centurión y queremos imitar su fe, roguemos al Señor.
Ten compasión de nosotros, Señor; la misma compasión que tu Hijo nos
muestra, curando al criado del centurión. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Guía, Señor, por medio de tu Espíritu,
a los que has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
y haz que, confesando tu nombre no sólo de palabra y con los labios,
sino con las palabras y el corazón,
merezcamos entrar en el reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida
Año A
«El que escucha mis palabras -nos ha dicho el Señor- y las pone en
práctica, se parece a aquel hombre prudente, que edificó su casa sobre
roca.»

Año B
Ya sabemos lo que sí está permitido. A las preguntas de los fariseos y
del mismo Cristo, ¿qué respuesta daremos nosotros?

Año C
Ojalá merezcamos también nosotros, como el centurión romano, la
admiración y la alabanza de Cristo.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 26, 1-2


El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida: ¿quién me hará temblar? Ellos, mis enemigos y
adversarios, tropiezan y caen.

Monición de entrada

Año A
Nuestra reunión no es de justos, sino de pecadores, que quieren
convertirse a Jesucristo. El vino a abolir toda diferencia injusta entre los
hombres. Nuestra actitud no puede ser otra que la de Cristo.

Año B
Cada domingo nos reunimos aquí, porque queremos vivir pendientes de
Cristo, de su palabra, del alimento santo que nos ofrece. El libro de la
sagrada Escritura y la mesa de la eucaristía serán sucesivamente los
centros de nuestra atención.

Año C
El domingo es el día del Señor: del señor Jesús resucitado. Por eso es el
día de la reunión cristiana. Cada domingo del año es un eco de la gran
fiesta de la Pascua.

Acto penitencial

Año A
- Tú que no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores:
Señor, ten piedad. R.
- Tú que acogías a los pecadores y comías con ellos: Cristo, ten
piedad.
- Tú que fuiste acusado de pecador: Señor, ten piedad.

Año B
- Tú, el vencedor del pecado y de la muerte: Señor, ten piedad.
- Sálvanos con tu poder: Cristo, ten piedad.
- Líbranos de todo mal: Señor, ten piedad.

Año C
- El que te escucha no verá jamás la muerte: Señor, ten piedad.
- El que cree en ti, aunque haya muerto, vivirá: Cristo, ten piedad.
- El que te come vivirá por ti: Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, fuente de todo bien,
escucha sin cesar nuestras súplicas
y concédenos, inspirados por ti,
pensar lo que es recto
y cumplirlo con tu ayuda.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, que de todos se compadece, porque son suyos.
- Para que la Iglesia acoja a todos: los hermanos separados, los
judíos, los hombres de todas las religiones, los ateos, los «mal
vistos»..., y nadie sufra escándalo de ello, roguemos al Señor.
- Para que la sociedad no caiga en la tentación de la intransigencia,
de las mutuas condenas, y todos sean respetuosos y comprensivos,
roguemos al Señor.
- Para que nos convenzamos de nuestra situación de pecadores y no
nos creamos mejores que los demás, roguemos al Señor.
- Para que no nos engañemos a nosotros mismos, aprendamos qué
significa «misericordia quiero y no quiero sacrificios» y nos
convirtamos sinceramente, roguemos al Señor.
Guíanos, Señor, por el buen camino, para que veamos tu salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Del Señor viene la misericordia y la redención copiosa. Oremos con
toda confianza.
- Por la Iglesia, en lucha contra las fuerzas del mal en seguimiento
de Cristo, roguemos al Señor.
- Por los cristianos calumniados, perseguidos, cuyo buen testimonio
es tergiversado, roguemos al Señor.
- Por los que luchan contra el mal en todos sus frentes, roguemos al
Señor,
- Por los que se dejan vencer por el mal, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que queremos cumplir con fidelidad la voluntad de
Dios y confiar en quien es el más fuerte, roguemos al Señor.
Estén tus oídos atentos, Señor, a la voz de nuestras súplicas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Nuestro Dios es Dios de vivos y no de muertos. Oremos confiadamente.
- Para que el mundo pueda descubrir la presencia y las actitudes de
Cristo en la Iglesia y en el testimonio de todos nosotros, sus
miembros, roguemos al Señor.
- «Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Para que
sepamos decir, con nuestra solidaridad, a todos los que sufren
quién es el verdadero consuelo, roguemos al Señor.
- «Muchacho, a ti te lo digo: levántate.» Para que sepamos decir, con
la entrega de nuestra vida, a los que yacen sin esperanza quién es la
vida para el mundo, roguemos al Señor.
- «El muerto se incorporó y empezó a hablar.» Para que sepamos
decir con nuestro respeto y amor a todos que la vida debe ser
procurada, defendida, acrecentada, roguemos al Señor.
- «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del
Señor en tu boca es verdad.» Para que el mundo pueda decir lo
mismo de la Iglesia, de cada uno de sus miembros, por nuestro
buen testimonio cristiano,
Dios, Padre nuestro, tú sacas nuestra vida del abismo y nos haces
revivir; escúchanos y ten piedad de nosotros. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Oración después de la comunión


Padre de misericordia,
que la fuerza curativa de tu Espíritu
en este sacramento
sane nuestras maldades
y nos conduzca por el camino del bien.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Recordemos las palabras del Señor: «Andad y aprended lo que significa
«misericordia quiero y no sacrificios». «Dichosos los misericordiosos
porque alcanzarán misericordia.»

Año B
Recordemos las palabras del Señor: «El que cumple la voluntad de
Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.»

Año C
Que cuantos nos escuchen y observen puedan también dar gloria a Dios
por Cristo, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios
ha visitado a su pueblo.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada 26, 7.9


Escúchame, Señor, que te llamo. Tú eres mi auxilio; no me deseches, no
me abandones, Dios de mi salvación.

Monición dc entrada

Año A
Hemos venido aquí por nuestra propia iniciativa; y, sin embargo, es don,
es gracia, que Dios nos hace. El mismo Cristo, que se compadecía de la
gente, porque andaban como ovejas sin pastor, es quien nos ha
convocado.

Año B
El domingo es el día de la reunión cristiana. La serie de los domingos
tiene su punto de partida en la Pascua, el primer domingo del año. Es la
Pascua del Señor, nuestra Pascua, lo que celebramos cada domingo.

Año C
Un domingo más nos reunimos aquí, invitados a la mesa del Señor; la
mesa que él prepara para todos, sin acepción de personas. Con razón le
criticaban: <<Este acoge a los pecadores y come con ellos.

Acto penitencial

Año A
- Tú que extendiste tus brazos en la cruz para reconciliarnos a todos:
Señor, ten piedad. R
- Tú que te entregaste a la muerte por nosotros, pecadores: Cristo,
ten piedad.
- Tú que nos has justificado al precio de tu sangre: Señor, ten piedad.
R

Año B
- En ti creemos: Señor, ten piedad. R.
- Queremos convertirnos a ti: Cristo, ten piedad.
- En ti ponemos nuestra esperanza: Señor, ten piedad.

Año A
- Tú, misericordioso y compasivo: Señor, ten piedad.
- Tú que cargaste con el pecado de todos: Cristo, ten piedad.
- Tú que a todos perdonas: Señor, ten piedad.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan,
escucha nuestras súplicas
y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede,
concédenos la ayuda de tu gracia
para guardar tus mandamientos
y agradarte con nuestras acciones y deseos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Su misericordia es eterna.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo al mundo con autoridad para
convocar, para expulsar el espíritu del mal y curar toda enfermedad
y dolencia, roguemos al Señor.
- Por la multitud incontable de los desamparados, desatendidos,
víctimas de nuestra soc1edad egoísta, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, responsables. de proteger al débil contra el
fuerte, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, que hemos escuchado «gratis habéis
recibido, dad gratis», roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que quiere hacer suya la
compasión de Cristo por todos los que sufren. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, que ha recibido la misión de sembrar el reino de
Dios en el mundo; para que sea perseverante y paciente en su tarea,
roguemos al Señor.
- Por todos los que colaboran en la educación y promoción de las
personas; para que no se desalienten en su difícil empeño y
respeten el ritmo del crecimiento de la buena semilla, roguemos al
Señor.
- Por los que se sienten fracasados, sin ilusión, en su vida; para que
encuentren estímulos y sepan conf1ar y esperar, roguemos al
Señor.
- Por nuestra comunidad; para que seamos la buena tierra, bien
dispuesta, y la semilla del reino de Dios, sembrada en nosotros,
alcance su desarrollo, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y concédenos lo que te pedimos.

Año C
Nuestro Dios es el Dios de la misericordia y del perdón. Oremos
confiadamente.
- Por la Iglesia, comunidad de creyentes; para que sea lugar de
encuentro, de acogida, de perdón, roguemos al Señor.
- Por nuestra sociedad mal pensante, como Simón, el fariseo. para
que sea capaz de comprender y respetar, roguemos al Señor.
- Por los marginados sociales, como la mujer pecadora; para que
encuentren en todos la ayuda fraternal que necesitan para rehacer
sus vidas, roguemos al Señor.
- Por nosotros, invitados a la mesa del Señor; para que aprendamos
la lección que hemos escuchado: «se le perdonan muchos pecados,
porque tiene mucho amor», roguemos al Señor.
Perdona, Señor, Dios nuestro, nuestras culpas y escucha nuestras
súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Que esta comunión en tus misterios, Señor,
Expresión de nuestra unión contigo,
Realice la unidad de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Monición de despedida

Año A
«Id y proclamad –nos dice el Señor- que el reino de Dios está cerca».
«Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis.

Año B
Caminamos sin ver al Señor, guiados por la fe, nos recuerda el Apóstol;
esforcémonos por agradar al Señor.

Año C
Que el Señor pueda decirnos a cada uno de nosotros, como a la mujer
pecadora: «Tus pecados están perdonados. Tu fe te ha salvado.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 27, 8-9


El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y llévalos siempre.

Monición de entrada

Año A
«No tengáis miedo» -nos dirá el Señor a nosotros, reunidos en su
nombre. Aquí cobramos ánimo para ser sus testigos en el mundo.

Año B
La misa del domingo es un encuentro reiterado con el Señor, para que
paso a paso vayamos descubriendo quién es él, y su influencia en
nosotros sea cada vez mayor.

Año C
Esta es la reunión de los que nos llamamos cristianos, discípulos de
Cristo, creyentes en Él.

Acto penitencial

Año A
- Tú que has sido probado, como nosotros: Señor, ten piedad. R.
- Tú que has dado tu vida en rescate por todos: Cristo, ten piedad. R.
- Tú, Abogado nuestro ante el Padre: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Ayuda nuestra incredulidad: Señor, ten piedad. R.
- Queremos creer en ti: Cristo, ten piedad. R.
- Auméntanos la fe: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Tú que cargaste con el pecado de todos: Señor, ten piedad. R.
- Tú que fuiste traspasado por nuestras culpas: Cristo, ten piedad. R.
- Tú que entregaste tu vida como expiación: Señor, ten piedad. R.
En lugar del acto penitencia], se puede celebrar el rito de la bendición
y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Concédenos vivir siempre, Señor,
en el amor y respeto a tu santo nombre,
porque jamás dejas de dirigir
a quienes estableces
en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios nuestro Padre. A él encomendamos nuestra causa.
- Por la Iglesia que sufre persecución por anunciar el Evangelio,
roguemos al Señor.
- Por los cristianos que tienen miedo de dar testimonio de su fe en
sus ambientes, roguemos al Señor.
- Por los que cometen toda clase de violencias contra los que no
piensan como ellos, roguemos al Señor.
- Por los que sufren por cualquier causa, víctimas del odio, de la
incomprensión, roguemos al Señor.
Que tu bondad, Señor, nos escuche; por tu gran compasión, vuélvete
hacia nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año A
Oremos a Dios Padre que apacigua la tormenta en suave brisa.
- Por la Iglesia: para que confíe en quien conduce la barca al ansiado
puerto, roguemos al Señor.
- Por los que luchan sin esperanza, y piensan que sus esfuerzos son
en vano; para que encuentren junto a ellos al que domina el viento
y las aguas, roguemos al Señor.
- Por los que sienten admiración por Cristo, como hombre fuera de
serie; para que descubran que con él lo viejo ha pasado y ha
llegado lo nuevo, roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que comprendamos que el que vive en
comunión con Cristo es ya criatura nueva, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas; aumenta nuestra fe. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, comunidad de creyentes; para que sepa mostrar al
mundo el rostro verdadero de Cristo, roguemos al Señor.
- Por todos los que nos preciamos de llevar el nombre de cristianos;
para que desaparezcan las divisiones y seamos uno en Cristo,
roguemos al Señor.
- Por los no creyentes que se preguntan quién es Cristo; para que
puedan reconocerlo en el testimonio de vida de los creyentes,
roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren; para que pongan su esperanza en aquel
que fue traspasado por nuestras culpas, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo;
para que carguemos con la cruz de cada día y le sigamos, roguemos
al Señor.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, camino único que lleva hasta ti,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración después de la comunión


Renovados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
imploramos de tu bondad, Señor,
que cuanto celebramos en cada eucaristía
sea para nosotros prenda de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
«Si uno se pone de mi parte ante los hombres -nos dice el Señor-, yo
también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo.»

Año B
«¿Quién es éste?» -siguen preguntándose unos y otros. ¿Qué respuesta
daremos nosotros?

Año C
El Señor se dirige a cada uno de nosotros y nos dice: «El que quiera
seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se
venga conmigo.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 46, 2


Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Monición de entrada

Año A
El Señor, que nos ha convocado, nos acoge en esta reunión de hoy y de
cada domingo. Si somos capaces de acogernos unos a otros
fraternalmente, experimentaremos la presencia de Cristo en medio de
nosotros.

Año B
Nuestra fe es imperfecta; puede que sea incorrecta, más aún,
encubridora de actitudes mágicas; como la fe de algunos que se
acercaban a Jesús. La Palabra de Dios que escucharemos nos ayudará a
corregir los posibles defectos de nuestra fe para que sea más auténtica.

Año C
Realmente, el Señor está con nosotros. Y su persona, su vida y su
Palabra son para nosotros llamada, interrogante.
Nuestra reunión es la de los que quieren seguir a Jesús y escuchan su
Evangelio, que proclama la libertad de los hijos de Dios y rechaza todas
las esclavitudes.

Acto penitencial

Año B
- Porque somos insensibles a las necesidades del prójimo. Señor, ten
piedad.
- Porque nos cuesta abrirnos a los demás. Cristo, ten piedad.
- Porque nos puede nuestro individualismo: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Tú eres la salud del mundo: Señor, ten piedad. R.
- Tú eres la resurrección y la vida: Cristo, ten piedad. R.
- Tú eres nuestra única esperanza: Señor, ten piedad. R.

Año C
- En ti creemos: Señor, ten piedad. R.
- A ti acudimos: Cristo, ten piedad. R.
- Por ti optamos: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Padre de bondad,
que por la gracia de la adopción
nos has hecho hijos de la luz,
concédenos vivir fuera de las tinieblas del error
y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Su misericordia es eterna.
- Para que la Iglesia sea más y mejor comunidad de justos y profetas
en medio del mundo, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes encuentren soluciones justas al problema
de los marginados en nuestra sociedad, roguemos al Señor.
- Para que nadie caiga en la tentación de despreciar a nadie por su
apariencia humilde, roguemos al Señor.
- Para que sepamos acogernos unos a otros, pues es el mismo Cristo
quien acoge y a quien acogemos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que espera ser recibido en tu
morada eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. Su bondad dura por siempre.
- Para que la Iglesia sea cada día más comunidad, signo de Cristo,
que se hizo pobre por amor, roguemos al Señor.
- Para que el respeto a la vida, los derechos de la persona,
prevalezcan siempre sobre cualesquiera otros intereses, roguemos
al Señor.
- Para que la fe de tantos cristianos, todavía imperfecta, se purifique
y llegue a ser adhesión a Cristo Salvador, roguemos al Señor.
- Para que seamos capaces de la generosidad de que nos habla el
Apóstol, a imitación de Cristo, que nos enriqueció a todos con su
pobreza, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y ten piedad de nosotros; ayuda nuestra pobre fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre.
- Por la Iglesia; para que ayude a todos, con la verdad del Evangelio,
a conseguir la verdadera libertad, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todos los países; para que garanticen las
necesarias libertades, procurando la educación cívica para el
ejercicio de las mismas, roguemos al Señor.
- Por los que luchan por liberar al hombre de toda esclavitud; para
que sus esfuerzos no sean en vano, roguemos al Señor.
- Por nosotros todos, llamados por Cristo a vivir en libertad; para
que entendamos las palabras del Apóstol: «No una libertad para el
egoísmo, sino para ser esclavos unos de otros por amor», roguemos
al Señor.
Señor, Dios nuestro, escúchanos; enséñanos el sendero de la vida;
sácianos de gozo en tu presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


La víctima eucarística
que hemos ofrecido y recibido en comunión
nos vivifique, Señor,
para que, unidos a ti en caridad perpetua,
demos frutos que siempre permanezcan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida
Año A
Recordemos la palabras del Señor: «El que os recibe a vosotros, me
recibe a mí.»

Año B
«Bien sabéis lo generoso que ha sido nuestro Señor -nos ha recordado el
Apóstol-; distinguíos también vosotros por vuestra generosidad.»

Año C
Dejémonos guiar por el Espíritu. Marchemos tras el Espíritu.
XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 47, 10-11


Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo; como tu
renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está
llena de justicia.

Monición de entrada

Año A
Qué somos nosotros, la Iglesia, a los ojos del mundo? ¿Una fuerza, un
poder?
La celebración de hoy nos ayudará a descubrir algo extraño y
paradójico: Dios manifiesta su fuerza en la debilidad

Año B
Somos la Iglesia, convocada por la palabra de Dios, para celebrar la
palabra de Dios. La palabra, que comemos, meditándola; la palabra,
alimento y bebida, que proclamamos en la eucaristía.

Año C
Es el Señor quien nos ha reunido, para que seamos más y mejores
discípulos suyos; para enviarnos, como luego escucharemos, a llevar a
todos la noticia del reino de Dios.

Acto penitencial

Año A
- En ti confiamos: Señor, ten piedad.
- A ti acudimos: Cristo, ten piedad.
- De ti esperamos: Señor, ten piedad.

Año B
- Porque no escuchamos tu palabra con la atención debida: Señor,
ten piedad.
- Porque no nos fiamos de tu palabra si contraría nuestras apetencias:
Cristo, ten piedad.
- Porque rehusamos tu palabra, la única que salva: Señor, ten piedad.

Año C
- Venga a nosotros tu reino: Señor, ten piedad.
- Venga a nosotros tu justicia: Cristo, ten piedad.
- Venga a nosotros tu paz: Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída,
concede a tus fieles la verdadera alegría,
para que quienes han sido liberados de la esclavitud del pecado
alcancen también la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es bueno con todos, misericordioso.
- Para que la Iglesia no caiga en la tentación de los medios
poderosos, y en su debilidad se manifieste el poder de Dios,
roguemos al Señor.
- Para que las naciones rehúsen eficazmente el empleo de la fuerza
en la solución de los conflictos, roguemos al Señor.
- Para que cuantos se sienten cansados, agobiados, por tanta
pesadumbre, encuentren en todos alivio y descanso, roguemos al
Señor.
- Para que aprendamos de Cristo la mansedumbre y la humildad de
corazón, llevando unos las cargas de los otros, roguemos al Señor.
Concédenos, Señor, el fruto del Espíritu, que es amor, alegría, paz,
comprensión, amabilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor. Nuestros ojos están fijos en él, esperando
misericordia.
- Por todos los que han recibido en la Iglesia el encargo de anunciar
la palabra de Dios; para que, fieles al mensaje, sepan presentarlo a
todos con lenguaje inteligible, roguemos al Señor.
- Por los que no dan crédito al Evangelio que resuena en sus oídos;
para que sean capaces de reconocer la palabra salvadora de DIOS
en la envoltura de la palabra humana, roguemos al Señor.
- Por los que rechazan toda autoridad, todo magisterio, y pretenden
conducirse por sí mismos; para que reconozcan su extravío y
depongan su autosuficiencia, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que escuchemos la palabra de
Dios, meditándola en nuestro corazón, y así influya en nuestra
vida, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, haznos dóciles a tu palabra; escucha nuestras
súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él hace derivar hacia nosotros, como un
río, la paz.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo al mundo; para que anuncie el
reino de Dios, que es paz, alegría, curación, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren, que llevan en su cuerpo
las marcas de Jesús; para que, en la atención solicita de todos,
puedan ver Junto a ellos al que es la salud del mundo, roguemos al
Señor.
- Por todos los hombres de buena voluntad, que trabajan por la paz,
la justicia, el bienestar de todos; para que descubran en su esfuerzo
la gran esperanza del reino de Dios, roguemos al Señor.
- Por nosotros; llamados a pertenecer al reino de Dios; para que nos
sintamos enviados a realizarlo, a anunciarlo a todos, roguemos al
Señor.
Señor, Dios nuestro; que podamos contar tus favores; lo que has hecho
con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Alimentados, Señor, con un sacramento tan admirable,
concédenos sus frutos de salvación
y haz que perseveremos siempre cantando tu alabanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
El Señor nos dice ahora a nosotros: «Cargad con mi yugo y aprended de
mí; mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Año B
Oportunamente recordamos las palabras de Cristo: «El que a vosotros
oye, a mí me oye; el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia.»

Año C
«Poneos en camino -nos dice el Señor-. Llevad la paz a todos, curad y
decid: «Está cerca el reino de Dios.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada - Sal 16, 15


Yo, con mi apelación vengo a tu presencia y al despertar me saciaré de
tu semblante.

Monición de entrada

Año A
La celebración de la eucaristía, toda ella, es palabra. El mismo Cristo, a
quien recordamos y celebramos, es la Palabra de Dios hecha carne.
Si estamos bien dispuestos, la palabra de Dios dará fruto en nosotros.

Año B
Nos reunimos en el nombre del Señor. Él nos convoca. Cuando
escuchamos su palabra, él es quien habla. Cuando oramos Judíos, el ora
también con nosotros.

Año C
Aquí se hace visible la Iglesia universal, siempre que nos reunimos,
pocos o muchos, obedientes al mandato del Señor., para celebrar la
eucaristía.

Acto penitencial

Año A
- Porque tu palabra cae en nosotros como semilla en tierra
endurecida (apenas nos interesa): Señor, ten piedad.
- Porque tu palabra cae en nosotros como semilla en un pedregal
(apenas profundizamos en ella): Cristo, ten piedad.
- Porque tu palabra cae en nosotros como semilla entre zarzas
(apenas influye en nosotros): Señor, ten piedad.'

Año B
- Porque no escuchamos tu palabra: Señor, ten piedad.
- Porque no tomamos en serio el Evangelio: Cristo, ten piedad.
- Porque tememos convertirnos a ti. Señor, ten piedad.
Año C
- Porque no te reconocemos en nuestro prójimo: Señor, ten piedad.
- Porque pasamos de largo ante el que necesita nuestra ayuda: Cristo,
ten piedad.
- Porque no amamos, como tú amas: Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad
a los que andan extraviados
para que puedan volver al buen camino,
concede a todos los cristianos
rechazar lo que es indigno de este nombre
y cumplir cuanto en él se significa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor nuestro Dios.
- Por todos los que en la Iglesia reciben la misión de sembrar la
palabra de Dios, roguemos al Señor.
- Por los profesionales de la enseñanza, de los medios de
comunicación social, responsables de la siembra inmensa de la
palabra, roguemos al Señor.
- Por los organismos interesados en la agricultura para procurar la
solución justa y eficaz de los problemas urgentes del campo,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, que un día y otro escuchamos la palabra de Dios,
roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que quiere hacer suyos los
anhelos de toda la humanidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. En Cristo nos bendice con toda clase de bienes.
- Para que la Iglesia enviada por Cristo al mundo pueda anunciar el
Evangelio en todas partes con entera libertad, roguemos al Señor.
- Para que los poderes de este mundo, que impiden y obstaculizan el
anuncio del Evangelio, depongan su actitud de recelo, roguemos al
Señor.
- Para que las Iglesias perseguidas, reducidas al silencio, perseveren
en su fidelidad al Evangelio y no desfallezcan en las pruebas,
roguemos al Señor.
- Para que nosotros, aquí reunidos, nos sintamos enviados, como los
Doce, dondequiera que nos encontremos, para dar testimonio de
nuestra fe, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, atiende nuestras súplicas; que tu palabra nos
convierta, nos libere, nos cure. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es compasivo y misericordioso.
- Por la Iglesia; para que cumpla solícitamente el oficio de
misericordia que Cristo, el buen samaritano, le encomendó hasta su
vuelta, roguemos al Señor.
- Por los que lesionan gravemente los derechos de la persona; para
que puedan reconocer en el prójimo la imagen de Dios invisible,
roguemos al Señor.
- Por los que sufren, víctimas de la injusticia: la violencia, el
clasismo, la indiferencia, la segregación racial; para que su dolor
halle eco en el corazón de todos, roguemos al Señor.
- Por todos los que se encuentran en trance de elegir su profesión;
para que descubran en su trabajo el sentido de la abnegación y del
servicio a los demás, roguemos al Señor.
- Por nosotros: para que no pasemos de largo ante el que necesita
nuestra ayuda y sepamos derramar sobre todos el aceite y el vino
del amor fraterno, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, tú nos has enviado a tu Hijo para levantarnos de
nuestra postración y vendar nuestras heridas; por tu gran misericordia,
vuélvete hacia nosotros y que tu salvación nos levante. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Alimentados con esta eucaristía,
te pedimos, Señor,
que cuantas veces celebramos este sacramento
se acreciente en nosotros el fruto de la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
«El que escucha mis palabras -nos dice el Señor- no verá jamás la
muerte.»

Año B
El Señor nos envía también a nosotros, como a los Doce, a anunciar a
todos su mensaje, con signos y palabras.

Año C
El Señor, que nos ha alojado en la posada de su Iglesia y nos ha servido
a la mesa, nos d1ce ahora a cada uno: «Anda y haz tú lo mismo.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 53, 6. 8


Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio
voluntario dando grac1as a tu nombre, que es bueno.

Monición de entrada

Año A
Somos la Iglesia santa y la Iglesia pecadora, todo a la vez; la Iglesia sin
mancha n1 arruga y la Iglesia que dice <<perdónanos nuestras deudas.»

Año B
Al reunirnos aquí, quizá tengamos la impresión de ser masa anónima,
como en otras circunstancias de la vida. Sorprende en el evangelio la
atención de Jesús a las personas, sin descuidar a la muchedumbre.
Que la misa del domingo llegue a ser verdadera reunión: encuentro
personal de unos con otros y de todos con Cristo, que nos convoca
alrededor de su mesa.

Año C
Nuestra reunión debe ser signo de la Iglesia abierta, acogedora, en la
que nadie se sienta extraño, en la que todos se consideren en un mismo
plano de igualdad.
Queda aún camino por andar, para que sea realidad el ruego del Apóstol:
«Acogeos unos a otros, como Cristo os acoge.»

Acto penitencial

Año A
- Tú que siembras en nosotros la buena semilla: Señor, ten piedad. R.
- Tú que eres paciente y misericordioso con todos: Cristo, ten
piedad. R.
- Tú que separarás la cizaña del trigo: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Tú que has derribado el muro de odio, que nos separaba: Señor, ten
piedad. R.
- Tú que extendiste tus brazos en la cruz, para reconciliarnos a todos.
Cristo, ten piedad. R.
- Tú que eres nuestra paz: Señor, ten piedad. R….

Año C
- Porque no caemos en la cuenta de tu presencia entre nosotros
Señor, ten piedad. R.
- Porque no te hemos acogido en la persona del prójimo: Cristo, ten
piedad. R.
- Porque te hemos rechazado, cuando rechazamos al otro: Señor, ten
piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito dc la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor,
y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia,
para que, encendidos de fe, esperanza y caridad,
perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor nuestro Dios. El Espíritu viene en ayuda de nuestra
debilidad, para que pidamos lo que nos conviene.
- Para que las comunidades cristianas acepten con paciencia y
humildad el crecimiento lento, difícil, del reino de Dios en el
mundo, roguemos al Señor.
- Para que nadie caiga en la tentación de dividir el mundo en buenos
y malos, con Visión Simplista, y todos comprendan que el trigo y
la cizaña crecen juntos también dentro de cada uno, roguemos al
Señor.
- Para que nadie se sienta excluido por nuestra intolerancia,
roguemos al Señor.
- Para que respetemos el juicio de Dios y no llamemos cizaña a lo
que puede ser trigo, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración 1nefable del Espíritu Santo, que ora con
nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor. Él es nuestro Pastor.
- Por el papa, por los obispos, por todos los que tienen alguna
responsabilidad en la Iglesia, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones, responsables principales
de la promoción cultural, del desarrollo económico y de una más
justa distribución de la riqueza, roguemos al Señor.
- Por todos los que se sienten marginados en la sociedad sin poder
apenas hacer oír su voz, roguemos al Señor.
- Por nosotros, miembros de la Iglesia, llamados a compartir la
solicitud pastoral de Cristo, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, tú has constituido a Jesucristo Pastor de tu Iglesia;
apiádate de nosotros; reúnenos en tu reino. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre, que prepara casa a los desvalidos.
- Por la Iglesia que se siente solidaria con todos: para que sea hogar
abierto, acogedor, roguemos al Señor.
- Por todos los que tienen responsabilidades en la sociedad: para que
procuren la necesaria convivencia de todos los ciudadanos en el
respeto y la estima mutuos, roguemos al Señor.
- Por las instituciones que fomentan el turismo: para que faciliten el
conocimiento y la comprensión entre las gentes de diferentes
países, roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos, por nuestras familias, por nuestros grupos de
amistad: para que tengamos siempre presentes, en nuestras
relaciones personales, las palabras importantes de Cristo: «El que a
vosotros recibe, a mí me recibe», roguemos al Señor.
Dios Padre nuestro, que en tu Hijo Jesucristo has venido a visitarnos,
acógenos por tu bondad, atiende nuestras súplicas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Muéstrate propicio a tu pueblo, Señor,
y a quienes has iniciado en los misterios del Reino
concédeles abandonar el pecado
y pasar a una vida nueva.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
A propósito recordamos las palabras del apóstol Santiago: «Tened
paciencia unos con otros hasta la venida del Señor.»

Año B
El Señor nos envía ahora a nosotros, para que llevemos a todos la paz, la
reconciliación.

Año C
Tengamos muy presentes las palabras del Señor: «El que acoge a uno de
éstos, mis humildes hermanos, me acoge a mí.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XVII DOMIINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 67, 6-7. 36


Dios vive en sus santa morada y prepara casa a los desvalidos, y da
fuerza y poder a su pueblo.

Monición de entrada

Año A
Nuestra reunión, en verdad no tendría sentido, si no hemos optado por
Cristo, si no estamos dispuestos a optar por Él, nuestro único absoluto,
nuestro único Señor.

Año B
La gente –escucharemos hoy- buscaba a Jesús, deseosa de escucharle,
hambrienta del pan que Él les daba. Al reunirnos aquí, ¿venimos
también nosotros buscando a Cristo, palabra de vida, pan de vida?

Año C
Nos reunimos en el nombre del Señor para orar en su nombre. La
Palabra de Dios que escucharemos nos ayudará a hacer de nuestra
oración una plegaria cristiana.

Oración colecta
Oh Dios, protector de los que en ti esperan,
sin ti nada es fuerte ni santo;
multiplica sobre nosotros
los signos de tu misericordia,
para que, bajo tu guía providente,
de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros,
que podamos adherirnos a los eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre con confianza filial.
- Por los que han recibido la misión de anunciar el Evangelio del
reino de Dios y de educar en la fe a los creyentes, roguemos al
Señor.
- Por todos los que han descubierto lo realmente importante en su
vida y por ello han renunciado generosamente a todo lo demás,
roguemos al Señor.
- Por los que no se sienten capaces de optar por los bienes del reino
de Dios, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, llamados a descubrir el tesoro escondido, la
perla de gran valor, y preferir sobre todo el reino de Dios,
roguemos al Señor.
Que te agraden, Señor, nuestras súplicas, como te agradó la plegaria del
rey Salomón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. El abre su mano y sacia de favores a todo
viviente.
- Para que la caridad de la Iglesia reproduzca el milagro del pan
multiplicado, roguemos al Señor.
- Para que los saciados de pan tengan hambre de justicia y sepan
compartir su riqueza, roguemos al Señor.
- Para que el mundo del hambre obtenga el pan que necesita y pueda
apetecer el otro pan, roguemos al Señor.
- Para que, participando del pan de la eucaristía, sepamos compartir
con los demás el pan de nuestra existencia, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, da a todos el pan de cada día y el pan de la vida
eterna. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, que quiso compartir
nuestro pan, y vive y reina por los siglos de los siglos.

Año C
«Pedid y se os dará porque quien pide recibe, nos ha dicho el Señor.
Oremos confiadamente.
- Por la Iglesia a la que Cristo ha encomendado la tarea de orar por
todos, haciendo suyas las necesidades del mundo entero, roguemos
al Señor.
- Por todos los que se sienten necesitados, inconscientes quizá, de
su verdadera, real, necesidad, roguemos al Señor.
- Por los hombres de todas las religiones que oran al Dios
desconocido, roguemos al Señor.
- Por los religiosos y religiosas dedicados a la vida contemplativa,
roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos; para que descubramos la necesidad de la
oración y aprendamos a orar, como los discípulos, a la escucha del
Maestro, roguemos al Señor
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia que ora en nombre de tu Hijo
Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Hemos recibido, Señor, este sacramento,
memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo;
concédenos que este don de su amor inefable
nos aproveche para la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
«Todo lo estimo basura -dice el apóstol san Pablo- con tal de ganar a
Cristo y existir en Él.» Ojalá podamos hacer nuestras estas palabras.

Año B
El Señor quiere seguir multiplicando el pan, a través de nosotros, Que
todos, al ver el signo de nuestra generosidad, puedan reconocer a Cristo
y decir: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo».

Año C
El Señor nos ha dado una fórmula modelo de oración. Que nuestra
oración sea, según Jesucristo, para que nuestra vida sea también como
la suya.

En las ferias, para la oración de los fieles, pp. 387-390, 0 bien, el libro
pueden utilizarse los formularios de las <<La Oración de los fieles».
XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 69, 2. 6


Dios mío, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Que tú eres
mi auxilio y mi liberación: Señor, no tardes.

Monición de entrada

Año A
La misa del domingo no es sólo para oír. «Oír misa», se dice todavía. La
misa del domingo es oír y responder, recibir y agradecer, celebrar,
participar.

Año B
Cada domingo escuchamos el mandato del Señor: «Haced esto –la
eucaristía- en conmemoración mía.» Hacer, conmemorar, participar
conscientemente, para vivir lo que celebramos, es lo que el Señor nos
pide.

Año C
Nos reunimos aquí, porque queremos ser más, mejores creyentes en
Cristo, que con su vida, sus hechos, su palabra, ilumina el camino de
nuestra vida.

Acto penitencial

Años A y B
- Porque no hemos comprendido tu palabra: Señor, ten piedad. R.
- Porque no hemos apetecido el pan que tú nos das: Cristo, ten
piedad. R.
- Porque pretendemos unirnos a ti sin entrar en comunión con los
demás: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Por nuestro egoísmo: Señor, ten piedad. R.
- Por nuestra falta de desprendimiento: Cristo, ten piedad. R.
- Por nuestra poca fe: Señor, ten piedad. R.
En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición
y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos,
derrama tu bondad inagotable
sobre los que te suplican
y renueva y protege la obra de tus manos
en favor de los que te alaban como creador y como guía.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre. Él está cerca de los que le invocan.
- El hambre persistente en los países del tercer mundo. Para que los
países ricos tengan la generosidad y la imaginación suficientes para
solucionar tan grave problema, roguemos al Señor.
- Los que se sienten insatisfechos. Para que se despierte en ellos el
apetito por el verdadero pan, que sacia plenamente, roguemos al
Señor.
- Nuestra sociedad llamada de consumo. Para que nadie caiga en la
tentación -fiebre insaciable- de poseer más y más, roguemos al
Señor.
- La economía siempre problemática. Para que los gobernantes
procuren tenazmente una mejor distribución de la riqueza,
roguemos al Señor.
- La misa, el problema de cada domingo. Para que descubramos los
valores que encierra: la reunión fraternal, la participación de todos,
el banquete, la palabra, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro. Tú eres bueno con todos, cariñoso con todas tus
criaturas; abre tu mano y sácianos con tus favores. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. Él nos da el verdadero pan del cielo.
- Por la Iglesia, reunida cada domingo para celebrar la eucaristía;
para que supere la tentación de la pasividad, la rutina, el
individualismo, participando conscientemente, roguemos al Señor.
- Por los que tienen hambre; para que, satisfechas sus necesidades
primarias, puedan apetecer los bienes superiores, roguemos al
Señor.
- Por los que viven en la opulencia; para que, evitando la tentación
del consumismo sin freno, sepan dar generosamente a los que
carecen de lo necesario, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que trabajemos sobre todo por el
alimento que perdura y da la vida eterna, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, tú nos has enviado a Jesucristo, pan vivo para la
vida del mundo; escúchanos y danos siempre de ese pan. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios, rico para todos los que lo invocan.
- Por la Iglesia; para que se muestre desprendida y así pueda decir a
todos dónde está la verdadera riqueza, roguemos al Señor.
- Por los responsables de la economía; para que sepan crear riqueza
y distribuirla justamente, roguemos al Señor.
- Por los que corren peligro de acumular riquezas para si, como el
rico de la parábola; para que comprendan que su vida no depende
de sus bienes, roguemos al Señor.
- Por nosotros mismos; para que no caigamos en la tentación de la
codicia, sepamos valorar los bienes terrenos con criterios
evangélicos y aspiremos a los bienes de arriba, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, que la riqueza de tu misericordia llene el vacío de
nuestras vidas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


A quienes has renovado con el pan del cielo,
protégelos siempre con tu auxilio, Señor,
y, ya que no cesas de reconfortarlos,
haz que sean dignos de la redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Monición de despedida

Año A.
Los que hemos participado en la eucaristía no podemos echar en olvido
el ruego apremiante del Señor: «Dadles vosotros de comer.»

Año B
«Trabajad -nos dice el Señor-, no por el alimento que perece, sino por el
alimento que perdura y da la vida eterna.»

Año B
No echemos en olvido las palabras del Señor: «La vida no depende de
los bienes.» «El que amasa riquezas para sí no es rico ante Dios.»
XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 73, 20. 19. 23


Piensa, Señor, en tu alianza, no olvides sin remedio la vida de tus
pobres. Levántate, oh Dios, defiende tu causa, no olvides las voces de
los que acuden a ti.

Monición de entrada

Año A
Vivir en la fe no es fácil; es como embarcarnos en una aventura, y el
miedo, el desaliento, se apoderan muchas veces de nosotros.
El Señor, que nos ha convocado, se nos hace presente y nos dice:
«Confiad, yo he vencido al mundo».

Año B
El pan y el vino de la Eucaristía tienen también otro nombre: Viático.
Así designamos la última comida eucarística que el cristiano recibe para
cubrir la última etapa del camino de la vida: el paso de este mundo al
Padre.
Pero toda comunión eucarística es viático: alimento compartido por
quienes tienen que caminar juntos.

Año C
Los que esperan se reúnen. Los cristianos de los primeros tiempos –
testigo la lectura que luego escucharemos—tenían una conciencia muy
viva de lo provisional de su existencia, aguardando la venida del Señor.
Sus reuniones del domingo tenían un marcado carácter de espera; su
plegaria, su canto, era «Ven, Señor Jesús».
Ojalá sea éste también nuestro talante.

Acto penitencial

Año A
- Tú eres el Salvador. Dios bendito por los siglos: Señor, ten piedad.
R.
- Tú eres el Mesías, que está por encima de todo: Cristo, ten piedad.
R.
- Tú eres el Hijo de Dios, Dios con nosotros: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Porque no hemos caído en cuenta de tu presencia en medio de
nosotros: Señor, ten piedad. R.
- Porque no hemos valorado el pan que tú nos das: Cristo, ten
piedad. R.
- Porque hemos pretendido unirnos a ti, sin entrar en comunión con
los demás: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Porque nos afanamos por tantas cosas y no procuramos lo
necesario: Señor, ten piedad. R.
- Porque no cumplimos la tarea que nos encomendaste hasta tu
vuelta: Cristo, ten piedad. R.
- Porque vivimos despreocupados y no aguardamos tu venida: Señor,
ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
a quien podemos llamar Padre,
aumenta en nuestros corazones el espíritu filial,
para que merezcamos alcanzar la herencia prometida.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, que en los días del Concilio volvió a las fuentes,
como Elías al Sinaí: para que prosiga con ánimo el camino
emprendido, roguemos al Señor.
- Por el pueblo judío -por él nos vino el Mesías Cristo-; para que
llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Hijo de Dios Salvador,
roguemos al Señor.
- Por los que tienen miedo, los que vacilan en su fe; por nosotros
mismos para que recobremos la conf1anza en Jesús, Señor de la
Iglesia, que camina sobre el oleaje, roguemos al Señor.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Año A
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. Oremos confiadamente.
- Por la Iglesia, reunida en asambleas locales; para que sepa valorar
la eucaristía, roguemos al Señor.
- Por los que tienen en sus manos el poder económico; para que
comprendan que los bienes de la tierra son para todos los hombres
y procuren una distribución más justa, roguemos al Señor.
- Por los enfermos en extrema gravedad. Para que no se vean
privados del alimento necesario en el paso de este mundo al Padre,
roguemos al Señor.
- Por nosotros aquí reunidos: para que realicemos en nuestra vida lo
que la Eucaristía significa, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, Tú que nos das el alimento necesario, Jesucristo, tu
Hijo, el pan de la vida, escucha nuestras súplicas y concédenos lo que
te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor. Él es nuestro auxilio y escudo.
- Por la Iglesia, llamada a vivir en la provisionalidad de este mundo,
en constante tensión hacia el futuro, a la espera del Señor,
roguemos al Señor.
- Por los que pasan la vida en el inconsciencia, sin sentido de
responsabilidad, roguemos al Señor.
- Por los que alertan en la sociedad a vivir con sensatez, roguemos al
Señor.
- Por nosotros, que hemos oído la advertencia <<estad preparados,
como los que aguardan, en vela», roguemos al Señor.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


La comunión en tus sacramentos nos salve, Señor,
y nos afiance en la luz de tu verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
También a nosotros nos dice el Señor: «Ánimo, soy yo, no tengáis
miedo»

Año B
El camino es superior a nuestras fuerzas. Con el alimento recibido,
también nosotros, como Elías y el pueblo de Dios, podremos llegar al
monte de Dios.

Año C
«Dichosos los criados, a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en
vela. Os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá
sirviendo.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pp. 393-401, 0 bien, el libro
pueden utilizarse los formularios de las <<La Oración de los fieles».
XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 83, 10-11


Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo; mira el rostro de tu Ungido. Vale
más un día en tus atrios que mil en mi casa.

Monición de entrada

Año A
Nuestra reunión del domingo debe manifestar que somos una Iglesia
acogedora, sin discriminaciones, porque también nosotros, extranjeros
en tierra extraña, hemos sido acogidos por Dios.

Año B
La eucaristía, comida singular, requiere unas actitudes, exige unas
disposiciones. Que la celebración de hoy nos ayude a comprenderla y
valorarla.

Año C
Nos reunimos aquí cada domingo, porque queremos ser mejores
discípulos, seguidores de Cristo.

Acto penitencial

Año A
- Tú que has venido a buscar la oveja perdida: Señor, ten piedad.
- Tú que extendiste tu brazo para reconciliarnos a todos: Cristo, ten
piedad.
- Tú que eres nuestra paz y haces de todos un solo pueblo: Señor, ten
piedad.

Año B
- Tú que eres el pan bajado del cielo: Señor, ten piedad.
- Tú que eres el pan que da la vida al mundo: Cristo, ten piedad.
- Tú que eres el pan que da la vida eterna: Señor. Ten piedad-

Año C
- Por tu pasión y tu gloria: Señor, ten piedad.
- Por tu muerte y resurrección: Cristo, ten piedad.
- Por tu descenso al lugar de los muertos y tu exaltación a la derecha
del Padre: Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, que has preparado bienes inefables
para los que te aman,
infunde tu amor en nuestros corazones,
para que, amándote en todo y sobre todas las cosas,
consigamos alcanzar tus promesas,
que superan todo deseo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, que nos acoge a todos en su casa de oración.
- Por la Iglesia, sacramento de salvación para el mundo, en su difícil
misión de llevar el Evangelio a todas las gentes, adaptándolo a las
diversas mentalidades y culturas, roguemos al Señor.
- Por el pueblo judío en su difícil diálogo con la Iglesia, roguemos al
Señor.
- Por los trabajadores emigrantes, que en diversos países sufren
discriminación y vejaciones, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que hemos sido acogidos por Cristo para compartir el
pan de los hijos, roguemos al Señor.
Como la mujer cananea, te decimos: Ten compasión de nosotros, Señor;
atiende a nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Los que buscan al Señor no carecen de nada. Oremos con toda
confianza.
- Por la Iglesia, reunida en asambleas locales; para que el banquete
de la eucaristía, que celebramos, no sea motivo de escándalo, sino
llamada atrayente para todos, roguemos al Señor.
- Por los que se excusan de participar en la mesa del Señor por-
motivos diversos; para que sepan comprender y valorar, roguemos
al Señor.
- Por los organismos e instituciones cuyo fin es aliviar el hambre en
los países del tercer mundo para que logren su cometido, roguemos
al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que sepamos compartir nuestro
pan de cada día -signo de fraternidad- con los más necesitados,
roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, escuchamos y desp1erta en nosotros el hambre de
pan de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es nuestro auxilio.
- Por la Iglesia; para que permanezca fiel al Evangelio y al hombre
de nuestro tiempo, soportando toda oposición, roguemos al Señor.
- Por todos los que luchan tenazmente por un mundo más justo, para
que no se cansen ni pierdan el ánimo, roguemos al Señor.
- Por las familias desunidas, sin amor: para que, renunciando al
egoísmo, encuentren la verdadera felicidad, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que seamos capaces de
comprender las palabras difíciles de Cristo, roguemos al Señor.
Señor, no tardes, ven a prisa a socorrernos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Oración después de la comunión


Señor, después de haber recibido a Cristo
en estos sacramentos,
imploramos de tu misericordia
que, transformados en la tierra a su imagen,
merezcamos participar de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Todos somos uno en Cristo Jesús.
Año B
Recordemos las palabras del Señor: «El que come mi carne vivirá por
mí; vivirá para siempre.»

Año C
«Corramos en la carrera que nos toca, fijos los ojos en el que inició y
completa nuestra fe. Una nube ingente de espectadores nos rodea. No os
canséis ni perdáis ánimo.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 85, 1-3


Inclina tu oído, Señor, escúchame. Salva a tu siervo que confía en ti.
Piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día.

Monición de entrada

Año A
Nos reunimos aquí los que profesamos una misma fe: nuestra fe en
Jesucristo, el Señor; nuestra fe, fundada en el testimonio de los
apóstoles.

Año B
Cada vez que celebramos la eucaristía, escuchamos: «Este es el
sacramento de nuestra fe.» Participar en la eucaristía compromete
seriamente a realizar en la vida lo que la eucaristía significa.

Año C
La misa del domingo debe ser llamada permanente de atención. Nuestra
asistencia no puede justificarse por el cumplimiento rutinario del
precepto. El motivo no puede ser otro que la voluntad de Cristo, que
exige de nosotros algo más que la mera presencia. Nos exige participar,
comprendiendo, valorando, esforzándonos por descubrir la relación
entre lo que vivimos y lo que celebramos.

Acto penitencial

Años A y B
- En ti creemos. Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo: Señor, ten
piedad. R.
- A ti acudimos. Tú tienes palabras de vida eterna: Cristo, ten piedad.
R…
- Por ti optamos. Tú sabes que te queremos: Señor, ten piedad. R…

Año C
- Que tu gran bondad nos escuche: Señor, ten piedad. R…
- Ábrenos la puerta de tu misericordia: Cristo, ten piedad. R…
- Tú eres nuestro Dios y Salvador: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771,

Oración colecta
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo,
inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos
y la esperanza en tus promesas,
para que, en medio de las vicisitudes del mundo,
nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, origen, guía y meta del universo.
- Por el papa, que ha recibido de Cristo la misión de guardar la
unidad de la Iglesia y confirmar en la fe a sus hermanos, roguemos
al Señor.
- Por los que legislan, gobiernan, y juzgan en la sociedad, investidos
de poderes, para mejor servir a sus pueblos, roguemos al Señor.
- Por los que admiran a Jesús de Nazaret, como hombre excepcional,
y no han recibido el don de la fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, edificados como piedras vivas sobre el fundamento
de la fe de los apóstoles, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, por tu misericordia escúchanos; no abandones la
obra de tus manos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios. El está cerca de los atribulados.
- Por la Iglesia, que quiere ser fiel a su Señor en las vicisitudes de la
historia, roguemos al Señor.
- Por los que vacilan en su fe, por los que no pueden creer, roguemos
al Señor.
- Por los esposos divorciados, desunidos, que conviven sin amor,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, que, como Pedro, queremos ser fieles
a Jesucristo, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas; que podamos gustar y ver tu bondad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre, que nos congrega en la unidad de su amor.
- Por la Iglesia; para que no pierda el sentido de su catolicidad, y no
caiga en la tentación de identificarse con ningún grupo, roguemos
al Señor.
- Por todos los que viven al margen de la Iglesia; para que descubran
en ella la presencia de Cristo Salvador y no sufran escándalo por
nuestro pecado, roguemos al Señor.
- Por todas las naciones del orbe; para que procuren la paz, fruto de
la justicia, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, que comemos y bebemos sentados a la
mesa del Señor: para que, esforzándonos en entrar por la puerta
estrecha, seamos admitidos en el banquete del reino glorioso,
roguemos al Señor.
Ábrenos, Señor, la puerta de tu misericordia; atiende a nuestras súplicas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Te pedimos, Señor,
que lleves en nosotros a su plenitud
la obra salvadora de tu misericordia;
condúcenos a perfección tan alta
y mantennos en ella de tal forma
que en todo sepamos agradarte
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Nuestra fe se apoya en la confesión de fe de Pedro. Dichosos también
nosotros que creemos en Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Año B
La fe es estar siempre eligiendo. Lejos de nosotros abandonar al Señor
para servir a otros dioses.

Año C
No será garantía suficiente haber comido y bebido en la mesa del Señor,
ni tampoco decir: «Señor, ábrenos. » Esforcémonos en «entrar por la
puerta estrecha.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 85, 3. 5


Piedad de mí, Señor; que a ti te estoy llamando todo el día, porque tú,
Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te
invocan.

Monición de entrada

Año A
Nos llamamos cristianos porque hemos sido llamados por Cristo;
llamados a seguirle. Pero su llamamiento es de cada día.
La celebración de hoy nos plantea un dilema y es preciso elegir.

Año B
Cada domingo nos reunimos aquí para recordar al Señor Jesús.
Somos la Iglesia, que quiere observar fielmente la tradición, que nos
viene del Señor, para vivirla y transmitirla.

Año C
Nuestra reunión del domingo será agradable al Señor, si nos esforzamos
por aceptamos unos a otros, borrando las fronteras que nos separan.

Acto penitencial

Año A
- Porque no pensamos como tú: Señor, ten piedad. R.
- Porque no te hemos seguido: Cristo, ten piedad. R.
- Porque malogramos nuestra vida: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Porque dejamos a un lado el mandamiento de Dios para aferrarnos
a nuestras tradiciones: Señor, ten piedad. R.
- Porque te honramos con los labios, pero nuestro corazón está lejos
de ti, Cristo, ten piedad.
- Porque el culto que te damos está vacío: Señor, ten piedad
Año B
- Tú, el Servidor de todos: Señor, ten piedad. R.
- Tú que fuiste humillado hasta la muerte de cruz: Cristo, ten piedad.
- Tú que has sido enaltecido sobre todo: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso,
de quien procede todo bien,
siembra en nuestros corazones el amor de tu nombre,
para que, haciendo más religiosa nuestra vida,
acrecientes el bien en nosotros
y con solicitud amorosa lo conserves.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Si la Iglesia ha de ser fiel al Evangelio, entrará en conflicto con los
poderes de este mundo. Para que sepamos aceptar esta situación y
no suframos escándalo por ello, roguemos al Señor.
- Por los que entregan su vida por amor a los demás. Para que se
sientan reconfortados con las palabras de Cristo: <<El que pierda
su vida por amor a mí la encontrará», roguemos al Señor.
- Salvar la vida a costa de los demás; ganar el mundo entero,
despojando al prójimo, parece lo normal. Para que todos
comprendan que es preciso perder la vida por amor para recobrarla
de verdad, roguemos al Señor.
- Pretendemos una vida fácil. Para que aprendamos a negamos a
nosotros mismos, carguemos con la cruz de cada día y sigamos a
Cristo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y enséñanos a discernir tu voluntad: lo bueno, lo que
te agrada, lo perfecto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él está cerca de los que lo invocan.
- Por la Iglesia; para que sepa guardar y actualizar lo que ha recibido
del Señor y prescindir de todo lo que impide o dificulta su misión
en el mundo, roguemos al Señor.
- Por los que sufren escándalo por la renovación y reforma de la
Iglesia; para que puedan comprender y aceptar, roguemos al Señor.
- Por la juventud de nuestro tiempo, insatisfecha, inquieta; para que
sus intuiciones, protestas, ideales, esfuerzos, razonamientos, sean
tomados en serio, en diálogo respetuoso con los mayores,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que nuestro culto a Dios sea en
espíritu y en verdad, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que te honra con los labios y
desea honrarte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor nuestro, que abre sus puertas a los desvalidos.
- Para que la Iglesia sea pobre, servidora, humilde, y así aparezca a
los ojos del mundo, roguemos al Señor.
- Para que todos los que ejercen cargos de responsabilidad trabajen
sin descanso por la promoción de los que están en los últimos
puestos de la sociedad, roguemos al Señor
Para que desaparezcan las diferencias injustas y logremos una mayor
nivelación social, roguemos al Señor.
Para que nos amemos unos a otros con obras y de verdad, sin exigir
nada en cambio, roguemos al Señor.
Concédenos, Señor, imitar a tu Hijo Jesús en la humildad y servicio a
todos, y así alcancemos tu favor. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Saciados con el pan del cielo,
te pedimos, Señor,
que el amor con que nos alimentas
fortalezca nuestros corazones
y nos mueva a servirte en nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Monición de despedida

Año A
El Señor nos dice: «El que quiera venirse conmigo, que cargue con su
cruz y que me siga». «El Hijo del hombre pagará a cada uno según su
conducta».

Año B
Que no pueda decir el Señor de nosotros: «Este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí.» Que no pueda reprocharnos:
«El culto que me dan está vacío.»

Año C
Los que se buscan a sí mismos se pierden; los que se pierden en una
entrega sin esperanzas terrestres todo lo reciben.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 118, 137. 124


Señor, tú eres justo, tus mandamientos son rectos. Trata con
misericordia a tu siervo.

Monición de entrada

Año A
Realmente el Señor está con nosotros, reunidos en su nombre. La
celebración de hoy nos ayudará a sentirnos más responsables unos de
otros.

Año B
Venimos aquí, no por la fuerza de un precepto, sino porque tenemos
derecho; porque el bautismo, que un día recibimos, hizo de nosotros un
pueblo de profetas, un pueblo sacerdotal, para anunc1ar el Evangelio y
celebrar la eucaristía.

Año C
Esta es la reunión de los que quieren abrirse a la palabra de Cristo, vivir
según el Evangelio.

Acto penitencial

Año A
Tú solo eres Santo: Señor, ten piedad. R.
Tú solo eres perfecto: Cristo, ten piedad. R.
Tú solo eres misericordioso: Señor, ten piedad. R.

Año B
Porque no escuchamos tu palabra: Señor, ten piedad. R.
Porque somos insensibles a tus signos: Cristo, ten piedad. R
Porque no damos testimonio de ti: Señor, ten piedad. R.

Año C
Tú eres nuestro único Maestro: Señor, ten piedad. R.
Tú eres nuestro único Señor: Cristo, ten piedad. R.
Tú eres nuestra salvación: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencia], se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Señor, tú que te has dignado redimirnos
y has querido hacernos hijos tuyos,
míranos siempre con amor de padre
y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo,
alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Confiando en la promesa de Cristo: «Si dos se ponen de acuerdo para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo», oremos confiadamente.
- Para que la Iglesia cumpla sin temor la misión, recibida de Cristo,
de denunciar el mal, que obstaculiza el desarrollo del reino de Dios
en el mundo, roguemos al Señor.
- Para que cuantos ejercen cargos de responsabilidad a todos los
niveles en la Iglesia, en la sociedad civil, en la familia, sepan
aceptar la crítica constructiva, reconociendo los propios defectos,
roguemos al Señor.
- Para que los que ejercen la noble profesión de criticar los defectos
de nuestra sociedad sean objetivos en sus apreciaciones,
respetuosos y comprensivos con las personas, roguemos al Señor.
- Para que aprendamos a amarnos, corrigiéndonos fraternalmente, y
así cumplamos la ley nueva de Cristo, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, tú corriges poco a poco a los que caen, y a los que
pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti;
enséñanos a amarnos; escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Año B
Oremos al Señor. Sus oídos están atentos a la voz de nuestras súplicas.
- Para que la Iglesia, abierta al diálogo con el mundo de hoy, pueda
llevar a los oídos de todos la Buena Noticia de la salvación,
roguemos al Señor.
- Para que los responsables de los medios de comunicación social,
conscientes de su noble tarea, informen debidamente y enjuicien
objetivamente, roguemos al Señor.
- Para que los deficientes reciban la necesaria educación, que les
capacite para la vida de relación con los demás, roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros escuchemos con gusto e interés la palabra
de Dios meditándola en nuestro corazón, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, tú nos has enviado a Jesucristo para curar nuestra
sordera y nuestro mutismo; atiende a nuestras súplicas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor. Él es nuestro refugio.
- Para que la Iglesia, guiada por el Espíritu, renuncie a todo lo que
impide su misión en el mundo, roguemos al Señor.
- Para que descubran en el Evangelio la verdadera libertad y la
plenitud de la vida los que sólo ven en él coacción y renuncia sin
sentido, roguemos al Señor.
- Para que los más necesitados se sientan acogidos en nuestra
sociedad, cada día más tecnificada y deshumanizada, roguemos al
Señor.
- Para que todos los que nos gloriamos de ser discípulos de Cristo
nos abramos sin recelo y sin miedo a las exigencias del Evangelio,
roguemos al Señor.
Enséñanos, Señor, a examinar nuestra vida a la luz del Evangelio, para
que adquiramos un corazón sensato; sácianos de tu misericordia, y toda
nuestra vida será alegría y júbilo. Por Jesucristo, nuestro Señor,

Oración después de la comunión


Con tu palabra, Señor, y con tu pan del cielo.
alimentas y vivificas a tus fieles;
concédenos que estos dones de tu Hijo
nos aprovechen de tal modo
que merezcamos participar siempre de su vida divina
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Recordamos oportunamente unas palabras del apóstol san Pablo:
«Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de
Cristo.»

Año B
Que nuestra conducta ilumine a todos: haga oír a los sordos y hablar a
los mudos.

Año C
Sabremos posponerlo todo para seguirle a él, llevando nuestra cruz
detrás de Él?

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entra Cf. Si 36, 18


Señor, da la paz a los que esperan en ti y dejan bien a tus profetas,
escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel.

Monición de entrada

Año A
La celebración de la eucaristía es signo y exigencia de perdón y
reconciliación.
Así, el acto penitencial, que hacemos al comienzo, el rito de la paz; la
oración del Padrenuestro («perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos»); y, sobre todo, el pan y la copa que
compartimos: el Cuerpo entregado y la sangre derramada para el perdón
de los pecados.
La liturgia de la palabra fomentará en nosotros la actitud necesaria de
perdón y reconciliación para poder celebrar con sinceridad la eucaristía.

Año B
Nuestra reunión de hoy y de cada domingo es un alto en el camino para
encontrarnos con Cristo, escuchando su palabra y sentándonos a su
mesa. Así progresaremos en la fe.

Año C
El Señor, que nos ha convocado, nos dice lo que él hace por nosotros:
cómo nos ama, cómo nos perdona. Seamos capaces de comprender.

Acto penitencial

Año A
- Porque no soportamos las flaquezas de los demás: Señor, ten
piedad. R.
- Porque nos cuesta mucho perdonar: Cristo,. ten piedad. R.
- Porque pretendemos que Dios nos perdone sin hacer nosotros lo
mismo: Señor, ten piedad. R.
Año B
- Por tu pasión y tu gloria: Señor, ten piedad. R.
- Por tu muerte y resurrección: Cristo, ten piedad. R.
- Por tu descenso al lugar de los muertos y tu exaltación a la derecha
del Padre: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Tú que has venido a buscar y salvar lo que estaba perdido: Señor,
ten piedad. R.
- Tú que acogías a los pecadores y comías con ellos: Cristo, ten
piedad. R.
- Tú que fuiste acusado de pecador: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Oh Dios, creador y dueño de todas las cosas,
míranos
y, para que sintamos el efecto de tu amor,
concédenos servirte de todo corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, que no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
- Para que la Iglesia sea lugar de reconciliación, y así se manifieste
al mundo el perdón de Dios, roguemos al Señor.
- Para que sea posible lo que parece imposible: la reconciliación de
unos y otros, sobre la base de la justicia, el respeto, la paciencia, el
amor, roguemos al Señor.
- Para que sean capaces de perdonar y olvidar los que se sienten
justamente ofendidos, roguemos al Señor.
- Para que imitemos a Dios, siempre dispuesto al perdón,
perdonándonos nuestras mutuas ofensas, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, compasivo y misericordioso, escúchanos; que
podamos decir con verdad, como el siervo de la parábola, «ten paciencia
con nosotros»; perdónanos, como también nosotros perdonamos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. El inclina su oído hacia nosotros.
- Por el papa y los obispos en comunión con él, encargados de velar
por la autenticidad de la fe y de guiar a la Iglesia por el camino de
Cristo, roguemos al Señor.
- Por todos los que arriesgan su vida por el Evangelio, roguemos al
Señor.
- Por los que buscan mesías, redentores, y no han descubierto al
verdadero Mesías, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, llamados a manifestar en nuestra vida
lo que creemos y celebramos, roguemos al Señor.
Sálvanos, Señor; ayúdanos a caminar en tu presencia; escucha nuestras
súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre, que en Cristo nos muestra todo su amor y
paciencia.
- Para que la Iglesia sea signo de la misericordia de Dios en medio
del mundo, por su espíritu de perdón, de reconciliac16n, roguemos
al Señor.
- Para que nuestra sociedad, que fomenta el pecado y se muestra
intransigente con los culpables, reconozca sus culpas, roguemos al
Señor.
- Para que, en la administración de la justicia, prevalezca el espíritu
de clemencia sobre el rigor excesivo, roguemos al Señor.
- Para que aprendamos que el amor de Dios es más fuerte que todas
nuestras culpas, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, escucha nuestras súplicas, ten compasión de
nosotros, concédenos el gozo de tu perdón. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Oración después de la comunión


La acción de este sacramento, Señor,
penetre en nuestro cuerpo y nuestro espíritu,
para que sea su fuerza, no nuestro sentimiento,
quien mueva nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Dios, que nos ha reconciliado por medio de Cristo -según expresión de
san Pablo-, nos ha encomendado a todos el servicio de la reconciliación.

Año B
Recordemos las palabras del Señor: «El que quiera venirse conmigo,
que se niegue a si mismo.» «El que pierda su Vida por el Evangelio, la
salvara.»

Año C
Recordemos a propósito la bienaventuranza del Señor: «Dichosos los
misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp, 387-390 o bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada
Yo soy la salvación del pueblo -dice el Señor-. Cuando me llamen desde
el peligro, yo les escuchará, y seré para siempre su Señor.

Monición de entrada

Año A
Nos reunimos aquí para celebrar al Dios de Jesucristo, cuya justicia y
bondad sobrepasan nuestros cálculos humanos. Él es el Dios que nos
trasciende y desconcierta y el Dios siempre cercano a nosotros.

Año B
Nuestra reunión es de los que quieren ser discípulos de Cristo. Pero,
¿qué es ser discípulo de Cristo? La pregunta siempre es oportuna, pues
nunca llegaremos a descubrirlo del todo.
La celebración de hoy será para nosotros una llamada seria de atención
a revisar nuestras actitudes y criterios.

Año C
Nos reunimos aquí porque queremos seguir los pasos de Crissto, atentos
a sus palabras y a sus gestos.

Acto penitencial

Año A
- Purifica nuestro corazón de toda envidia y malquerencia: Señor, ten
piedad.
- Ayúdanos a acogernos unos a otros fraternalmente: Cristo, ten
piedad.
- Enséñanos a trabajar desinteresadamente por tu Reino: Señor, ten
piedad

Año B
- Tú que has conocido el abandono, la traición, la ingratitud; Señor,
ten piedad.
- Tú que has vencido el pecado en tu propia carne: Cristo, ten
piedad.
- Tú que has dado tu vida en rescate por todos: Señor, ten piedad.

Año C
- Salvador nuestro: Señor, ten piedad. R.
- Redentor nuestro: Cristo, ten piedad. R.
- Mediador nuestro: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley
en el amor a ti y al prójimo,
concédenos cumplir tus mandamientos
para llegar así a la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él está cerca de los que lo invocan.
- Para que la Iglesia acoja, con la misma benevolencia de Dios, a
todos los que desean colaborar en su reino, roguemos al Señor.
- Para que nuestra sociedad, cuyo incentivo es el lucro, sepa valorar
el trabajo, como fuente de realización y promoción humana,
personal y social, roguemos al Señor.
- Para que los responsables de la economía tengan la imaginación
necesaria para solucionar el problema del paro laboral, roguemos al
Señor.
- Para que no caigamos en la tentación de la envidia y de exigir
nuestros derechos a costa de los demás, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, justo en todos tus caminos, bondadoso en todas tus
acciones, en ti confiamos; atiende a nuestras súplicas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Año B
Oremos a Dios Padre. Él es nuestro auxilio.
- En un mundo en el que priva la ambición y el poder. Para que la
Iglesia procure ser signo de Cristo, que vino a servir y dar la vida
por todos, roguemos al Señor.
- En un mundo en el que se busca sobre todo la eficacia. Para que los
más débiles en la sociedad no se vean despojados de sus derechos,
roguemos al Señor.
- En un mundo en el que se medra a costa de los demás. Para que se
valore la honradez, la austeridad, la sinceridad, la autenticidad,
roguemos al Señor.
- En un mundo en el que la figura de Cristo inquieta. Para que
cuantos nos prec1amos de ser discípulos suyos entendamos sus
palabras: «Quien quiera ser el primero sea el servidor de todos»,
roguemos al Señor.
Sálvanos, Señor, con tu poder; atiende a nuestras súplicas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre, que quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad. El apóstol Pablo nos sugiere
algunas intenciones de oración, que hoy hacemos nuestras.
- Por la Iglesia; para que sepa dar testimonio de Cristo en medio de
nuestro mundo, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones; para que sus esfuerzos
por la paz y la justicia no sean en vano, roguemos al Señor.
- Por los responsables de la economía a escala mundial y nacional;
para que procuren siempre el bien del hombre por encima de todos
los intereses económicos, roguemos al Señor.
- Por nosotros; para que no caigamos en la tentación de la codicia y
no se metalice nuestro corazón, roguemos al Señor.
Que podamos llevar, Señor, una vida tranquila y apacible, con toda
piedad y decoro, alzando hacia ti nuestras manos, limpias de ira y
divisiones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre
a los que alimentas con tus sacramentos,
para que por ellos y en nuestra propia vida
recibamos los frutos de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Recordemos las palabras del Apóstol: «Lo importante es que llevéis una
vida digna del Evangelio.»

Año B
No olvidemos el aviso del Señor: «Quien quiera ser el primero, que sea
el último, el servidor de todos.»

Año C
Ya sabemos qué es ser sagaces y en qué consiste la previsión del futuro,
según el Evangelio. ¿Cuál será nuestra actitud?

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Dn 3, 31. 29. 30. 43. 42


Lo que has hecho con nosotros, Señor, es un castigo merecido, porque
hemos pecado contra ti y no pusimos por obra lo que nos habías
mandado; pero da gloria a tu nombre y trátanos según tu abundante
misericordia.

Monición de entrada

Año A
Nos reunimos cada domingo, porque necesitamos escuchar una y otra
vez el Evangelio para estar convirtiéndonos continuamente.

Año B
La reunión del domingo debe ser signo de la Iglesia una; sin exigir otra
unidad que la necesaria: la unidad, querida por Cristo, en la fe y la
caridad.

Año C
Domingo tras domingo nos reunimos. La palabra de Dios, que
escuchamos, debe ser para nosotros reiterada advertencia, llamada
constante de atención, para participar dignamente en la mesa del Señor.

Acto penitencial

Año A
- Tú que no quieres la muerte del pecador; sino que se convierta y
viva: Señor, ten piedad. R.
- Tú que no has sido enviado a condenar al mundo, sino a salvarlo:
Cristo, ten piedad. R…
- Tú que eres el camino de la vida para los que creen en ti: Señor, ten
piedad. R…

Año B
- Por nuestros partidismos y divisiones: Señor, ten piedad. R.
- Por nuestros celos y envidias: Cristo, ten piedad. R.
- Por nuestras incomprensiones e intolerancias: Señor, ten piedad. R.

Año C
- En ti creemos: Señor, ten piedad. R…
- Queremos convertirnos a ti: Señor, ten piedad. R.
- En ti ponemos nuestra esperanza; Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y dela aspersión del agua bendita, p. 771,

Oración colecta
Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder
con el perdón y la misericordia,
derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia,
para que, deseando lo que nos prometes,
consigamos los bienes del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre. Su misericordia es eterna.
- Por la Iglesia; para que, toda ella, sea llamada permanente al
mundo para seguir el camino mejor, roguemos al Señor.
- Comienza el nuevo curso de catequesis para niños, adolescentes,
adultos. Por los responsables de la catequesis; para que sepan
presentar el mensaje cristiano de modo que sea en verdad
educación de la fe, llamada a la conversión, roguemos al Señor.
- Ha comenzado ya el nuevo curso escolar. Por los profesionales de
la enseñanza, de la educación integral de la persona; para que
puedan cumplir su noble misión con dedicación plena, y su trabajo
dé fruto, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que hemos escuchado la llamada del Señor, como los
dos hijos de la parábola, para que, a pesar de la inconstancia y las
indecisiones, respondamos con obras y de verdad, roguemos al
Señor.
Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Para que nuestra Iglesia Católica persevere en el diálogo con las
otras Iglesias cristianas, apreciando sus valores, alegrándose con
sus éxitos, en la permanente búsqueda de la unidad, roguemos al
Señor.
- Para que los gobernantes de todas las naciones promuevan y
guarden la necesaria convivencia respetuosa de todos los
ciudadanos, roguemos al Señor.
- Para que nuestras sociedades no caigan en la tentación de la
intolerancia y aprendamos todos a respetar, aceptar y amar a los
que no piensan como nosotros, roguemos al Señor.
- Para que cuantos nos preciamos de ser discípulos de Cristo
procuremos dar ejemplo de comprensión y acogida, roguemos al
Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y realiza en nosotros la unidad en la fe
y en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. El hace justicia a los oprimidos.
- Para que la Iglesia sepa dar a sus bienes un destino pastoral y
social, roguemos al Señor.
- Para que los economistas, en la ejecución de sus planes, no pierdan
nunca de vista el desarrollo integral de la persona, roguemos al
Señor.
- Para que los ricos de nuestras sociedades opulentas, refinadas,
caigan en la cuenta de los pobres Lázaros, que están a la puerta de
sus banquetes, esperando sus migajas, roguemos al Señor.
- Para que no se metalice nuestro corazón y seamos sensibles a la
llamada de Dios a través de los pobres de este mundo, roguemos al
Señor.
Enséñanos, Señor, a ser misericordiosos, guardando el mandamiento de
tu Hijo, sin mancha ni reproche, y así alcancemos tu misericordia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la comunión
Que esta eucaristía, Señor,
renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu,
para que participemos de la herencia gloriosa de tu Hijo,
cuya muerte hemos anunciado y compartido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
También a nosotros, como a los hijos de la parábola, nos dice el Señor:
«Ve hoy a trabajar en mi viña.»

Año B
Esforcémonos por aceptar y amar a todos; también a los que no son de
los nuestros.

Año C
Recordemos el consejo del Apóstol: «Practica la justicia, la religión, la
fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, o bien, el libro «La Oración de los
fieles».
XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Est 13 9 10-11


En tu poder, Señor, está todo; nadie puede resistir a tu decisión. Tú
creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que hay bajo el Cielo.
Tú eres dueño del universo.

Monición de entrada

Año A
A todos los bautizados, miembros de la Iglesia, se nos ha confiado la
misión de colaborar en el desarrollo del reino de Dios en el mundo.
Pero, ¿hemos sido fieles? He aquí el interrogante que hoy se nos
plantea.

Año B
Nuestra reunión es la expresión de lo que somos y debemos ser más y
más: la gran familia de Dios Padre; la gran fraternidad de Cristo; la
Iglesia Esposa de Cristo Esposo.

Año C
Nos reunimos aquí cada domingo porque queremos ser fieles,
cumpliendo el mandato de Cristo de celebrar la eucaristía; porque
queremos crecer en la fe, de modo que ésta influya en nuestra vida.

Acto penitencial

Año A
- Porque oímos tu palabra sin prestar atención: Señor, ten piedad. R.
- Porque pretendemos que tu palabra nos dé siempre la razón: Cristo,
ten piedad. R.
- Porque rechazamos tu palabra, si hiere nuestro egoísmo: Señor, ten
piedad. R.

Año B
- Porque separamos con nuestro egoísmo lo que Dios ha unido:
Señor, ten piedad. R.
- Porque nos cerramos insensibles a los sufrimientos de los demás:
Cristo, ten piedad. R.
- Porque no hemos comprendido tu ejemplo de amor, entrega y
servicio: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Ayuda nuestra incredulidad: Señor, ten piedad. R.
- Queremos creer en ti: Cristo, ten piedad. R.
- Auméntanos la fe: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso
desbordas los méritos y deseos de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia,
para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios, el dueño de la viña.
- Para que la Iglesia sea siempre fiel a su misión: anunciar el reino
de Dios, procurar que su anuncio llegue a todos, roguemos al
Señor.
- En todos los tiempos Dios envía mensajeros que anuncien con
fuerza el Evangelio y remuevan las conciencias. Para que
escuchemos dócilmente la voz de los profetas -la voz del mismo
Cristo-, y no se endurezca nuestro corazón, roguemos al Señor.
- La constante tentación de edificar nuestra vida sobre nosotros
mismos. Para que descubramos al que es la piedra angular,
fundamento de todo edificio, roguemos al Señor.
- Para que temamos nos sea quitado también a nosotros el reino de
Dios, si no damos fruto a su tiempo, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, ven a visitar tu viña, restáuranos, que brille tu
rostro y nos salve. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios, Padre de la gran familia humana.
- Por la Iglesia, Esposa de Cristo, signo para el mundo del hogar de
Dios, abierto a todos los hombres, roguemos al Señor.
- Por los esposos que viven en su vida matrimonial en el amor, la
fidelidad y la entrega, roguemos al Señor.
- Por los hogares deshechos, los matrimonios separados, roguemos
al Señor.
- Por los novios, por los responsables de su preparación para el
matrimonio, roguemos al Señor.
- Por nosotros, por nuestras familias, por nuestra comunidad
parroquial, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, que nos reúnes a tus hijos alrededor de tu mesa;
escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es la Roca que nos salva.
- Por la Iglesia; para que sepa dar respuesta a los grandes
interrogantes que el hombre se plantea sobre su vida, su destino,
roguemos al Señor.
- Por todos los que desesperan ante el silencio de Dios; para que
escuchen su voz en el testimonio de los creyentes, roguemos al
Señor.
- Por los responsables de la educación cristiana; para que ayuden a
sus discípulos a crecer en la fe, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que, siguiendo la exhortación del
Apóstol que hemos escuchado-, vivamos con fe y amor cristiano,
roguemos al Señor.
Escucha nuestras súplicas, Señor, y auméntanos la fe. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Concédenos, Señor todopoderoso,
que de tal manera saciemos
nuestra hambre y nuestra sed en estos sacramentos,
que nos transformemos en lo que hemos recibido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
El Señor nos dice a cada uno de nosotros: «Yo os he puesto para que
vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.»

Año B
«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» No separemos con
nuestro egoísmo la unión, querida por Dios: la unión conyugal, la unión
en la amistad, en la solidaridad, en el amor fraterno.

Año C
Hagamos nuestra la recomendación del Apóstol: vivamos con fe y amor
cristiano.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 129 3-4


Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti
procede el perdón, Dios de Israel.

Monición de entrada

Año A
La eucaristía es el banquete del Señor, preparado para todos. Son
muchos, sin embargo, los invitados que rehúsan, que se excusan. ¿Será
sólo por culpa de ellos? ¿En qué medida somos todos responsables? La
palabra de Dios, que escucharemos, nos ayudará a reflexionar.

Año B
La Iglesia de Cristo es la Iglesia pobre y la Iglesia de los pobres; y
nuestra reunión debe hacer visible esta nota de la Iglesia.

Año C
Todos los domingos escuchamos la misma invitación: «Demos gracias
al Señor, nuestro Dios.» La celebración de hoy nos ayudará a descubrir
la actitud fundamental del creyente: actitud de alabanza, de acción de
gracias, fruto de nuestra admiración por las grandes obras de Dios.

Acto penitencial

Año A
- Porque rehusamos tu llamada a participar en los bienes de tu reino:
Señor, ten piedad. R.
- Porque nos excusamos con fútiles pretextos: Cristo, ten piedad. R.
- Porque impedimos con nuestros contrasignos que otros respondan
a tu llamada: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Líbranos de la codicia: Señor, ten piedad. R.
- Haznos sensibles a las necesidades de los demás: Cristo, ten
piedad. R.
- Estimula con tu ejemplo nuestra generosidad: Señor, ten piedad. R.

Año C
- En ti confiamos: Señor, ten piedad. R.
- A ti acudimos: Cristo, ten piedad. R.
- De ti esperamos: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Te pedimos, Señor, que tu gracia
continuamente nos preceda y acompañe,
de manera que estemos dispuestos
a obrar siempre el bien.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, que llama a todos los hombres a participar en el
banquete de su reino.
- Por la Iglesia, enviada por Cristo a invitar a todos a entrar en la
sala del banquete; para que sepa hacer atrayente su llamada,
roguemos al Señor.
- Por los que rechazan la invitación a participar en el banquete del
reino de Dios; para que descubran en él el gozo de la salvac1ón,
roguemos al Señor.
- Por los que se sienten marginados de la sociedad y por los que
recelan sentarse a la mesa con ellos; para que sepan abr1rse unos a
otros y celebren el banquete de la reconciliación con Dios,
roguemos al Señor.
- Por nosotros, que nos sentamos a la mesa de la eucaristía; para que
no incurramos en la contradicción de rehusar la invitac1ón del
Señor, como los invitados de la parábola, a participar en el
banquete fraternal del remo de Dios, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, que tu bondad y tu misericordia nos acompañe
todos los días de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos al Señor, nuestro Dios, rico para todos los que lo invocan.
- Por la Iglesia; para que sepa demostrar al mundo, enfebrecido por
el afán de poseer, dónde está el verdadero tesoro, roguemos al
Señor.
- Por los que tienen el poder del dinero, el poder de decisión; para
que sepan distribuir justamente, roguemos al Señor.
- Por los que carecen de medios económicos suficientes; para que
encuentren en todos la ayuda que necesitan, roguemos al Señor.
- Por nosotros; para que comprendamos las palabras de Jesús sobre
el dinero y aprendamos a ser desprendidos por amor, roguemos al
Señor.
Sácianos, Señor, con tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y
júbilo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios, rico en misericordia para todos los que
lo invocan.
- Por la Iglesia; para que, en sus instituciones de caridad, manifieste
a los que sufren el rostro compasivo de Cristo, roguemos al Señor.
- Por los pueblos subdesarrollados, que viven en precarias
condiciones de sanidad; para que encuentren la ayuda necesaria por
parte de los países ricos. roguemos al Señor.
- Por los responsables de la salud pública; para que perseveren en su
empeño de extender sus servicios a todos, de modo que nadie
quede desamparado, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que, superando el individualismo,
aprendamos a vivir en solidaridad, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, junto con nuestra alabanza y nuestra
acción de gracias: Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Dios soberano, te pedimos humildemente
que, así como nos alimentas
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
nos hagas participar de su naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Como a los criados de la parábola, también a nosotros nos dice el Señor:
«Id a los cruces de los caminos, y a todos los que encontráis,
convidadlos a la boda.»

Año B
«Qué difícil es entrar en el reino de Dios -hemos escuchado- a los que
ponen su confianza en el dinero.» ¿Estaremos dispuestos a tomar en
consideración estas palabras del evangelio?

Año C
Que el Señor pueda decimos a cada uno de nosotros, como al leproso
agradecido: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 16, 6. 8


Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y
escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos; a la
sombra de tus alas escóndeme.

Monición de entrada

Año A
Somos a la vez miembros de la Iglesia y de la sociedad civil. El
creyente no puede separar su condición de cristiano de su condición de
ciudadano, pero tampoco debe confundirlas. Debe ser justo y saber
discernir. Sólo así es posible celebrar fraternalmente la eucaristía,
sacramento de unidad.

Año B
Nos reunimos aquí para dar culto a Dios. Mejor: para expresarle el culto
que tenemos que darle en nuestra vida, el culto en espíritu y en verdad.

Año C
La misa de cada domingo es un encuentro con Dios en Cristo. Él nos
habla con palabras humanas, con signos al alcance de nuestros sentidos.
Nuestra actitud será escuchar, contemplar, recibir; y también responder
con nuestras palabras y nuestros gestos, signos expresivos de nuestra fe.
La Iglesia es así -debe serlo siempre- comunidad orante.

Acto penitencial

Año A
-Tú eres nuestro único Salvador: Señor, ten piedad. R.
-Tú eres nuestro único Señor: Cristo, ten piedad. R.
-Tú eres nuestro único Remunerador: Señor, ten piedad. R.

Año B
-Tú que te compadeces de nuestras debilidades: Señor, ten piedad. R.
-Tú que has sido probado, como nosotros: Cristo, ten piedad. R.
-Tú que has dado tu vida en rescate por todos: Señor, ten piedad. R.

Año C
-En nuestra necesidad recurrimos a ti: Señor, ten piedad. R.
-Sin ti no podemos nada: Cristo, ten piedad. R.
-Lo podemos todo, si tú nos confortas: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
te pedimos entregamos a ti con fidelidad
y servirte con sincero corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios, de quien procede toda autoridad.
- Por la Iglesia, comunidad de creyentes en Cristo; para que,
procurando su libertad e independencia de todo poder político y
económico, sea signo de la justa libertad que Dios quiere para
todos, roguemos al Señor.
- Por todos los creyentes, miembros de la sociedad civil, para que
consciente y responsablemente prestemos la debida obediencia a
las autoridades legítimas, en todo lo que esté ordenado con leyes
justas, roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos; para que no caigan en la fácil tentación de
tributar al César el honor debido sólo a Dios, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones; para que reconozcan y
respeten la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio, roguemos
al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y concédenos el don de discernir lo
que te agrada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Acerquémonos con seguridad -hemos escuchado- al trono de la gracia y
oremos para alcanzar misericordia y encontrar gracia, que nos auxilie
oportunamente.
- Los cargos en la Iglesia se llaman ministerios, servicios, a imagen
de Cristo Servidor. Por el papa y los obispos y por todos los que
han recibido alguna responsabilidad en la Iglesia, roguemos al
Señor.
- Compara el Señor el modo frecuente de ejercer la autoridad en el
mundo con el que espera de sus discípulos. Por los que han
recibido el poder de decidir a todos los niveles de la sociedad,
roguemos al Señor.
- La imagen del Siervo de Dios, sufriente, humillado, es siempre
actual. Por todos los que llevan sobre si con ánimo generoso las
cargas de los demás, roguemos al Señor.
- Por los que sufren indefensos opresión, violencia, injusticias,
afrentas, roguemos al Señor.
- Por nosotros que, a imitación de Cristo Jesús, debemos servir y dar
la vida por todos, roguemos al Señor.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros; como lo esperamos
de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos a Dios, nuestro Padre.
- Por la Iglesia; para que toda ella recupere el sentido, el gusto de la
oración y encuentre en ella el alimento de la fe, roguemos al Señor.
- Por los que -sin fe- no pueden orar; para que puedan derribar el
muro de la autosuficiencia, roguemos al Señor.
- Por los que sufren injustamente; para que su grito de dolor halle
eco en el corazón de los que administran justicia, roguemos al
Señor.
- Por nosotros; para que aprendamos a orar con confianza, sin
desanimarnos, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, en la oscuridad, en la lucha, en el sufr1m1ento,
acudimos a ti, como Moisés, como la viuda de la parábola, como tu
mismo Hijo en la cruz; haznos justicia sin tardar. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Oración después de la comunión
La participación frecuente en esta eucaristía
nos sea provechosa, Señor,
para que disfrutemos de tus beneficios en la tierra
y crezca nuestro conocimiento de los bienes del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Ojalá nos hagamos también nosotros merecedores del elogio del
Apóstol por la actividad de nuestra fe, el esfuerzo de nuestro amor y el
aguante de nuestra esperanza.

Año B
Recordemos las palabras del Señor: «El que quiera ser grande entre
vosotros, sea vuestro servidor.»

Año C
Retengamos la advertencia del Señor. Tenemos que orar 51empre, sin
desanimarnos. Así estaremos más atentos a la llamada de nuestro
prójimo.

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 104, 3-4


Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

Monición de entrada

Año A
Donde hay amor, allí está Dios. Si no hay comunión de todos, unos con
otros, no hay comunión con Cristo. La eucaristía es signo y exigencia de
amor.

Año B
Esta es la reunión de los que un día fuimos conducidos a las aguas del
bautismo e iluminados con la luz de la fe. Esta es la reunión de los que
buscan la luz, de los que quieren ver.

Año C
Nuestra reunión no es la reunión de los buenos. Pudiera asaltarnos la
tentación de creernos mejores que los demás. La Iglesia es y será
siempre de pecadores.

Acto penitencial

Año A
- Porque decimos amar a los demás y nos amamos a nosotros
mismos: Señor, ten piedad. R.
- Porque decimos amar al prójimo y excluimos al que no nos quiere:
Cristo, ten piedad. R.
- Porque decimos amar a todos y hacemos discriminaciones injustas:
Señor, ten piedad. R.

Año B
- Tú eres misericordioso y compasivo: Señor, ten piedad. R.
- Tú pasaste haciendo el bien a todos: Cristo, ten piedad. R.
- Tú no quieres que nadie se pierda: Señor, ten piedad. R.
Año C
- Porque nos sentimos seguros de nosotros mismos: Señor, ten
piedad. R.
- Porque despreciamos a los demás: Cristo, ten piedad. R.
- Porque somos pecadores: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
aumenta nuestra fe, esperanza y caridad,
y, para conseguir tus promesas,
concédenos amar tus preceptos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Dios es amor. Oremos confiadamente.
- Para que la Iglesia llegue a ser verdadera comunidad de amor
fraternal, roguemos al Señor.
- Para que cesen los odios, los recelos, las venganzas, las divisiones,
y sea posible creer en el amor, roguemos al Señor.
- Para que comprendamos que no hay amor de Dios sin amor al
prójimo, incluso al enemigo, roguemos al Señor.
- Para que pongamos amor donde no hay amor y así encontremos el
amor, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, tú que eres compasivo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Con la misma confianza del ciego del evangelio, oremos al Señor Jesús,
diciendo: Acuérdate, Señor, y ten piedad.
- Tú eres la luz del mundo. Acuérdate de todos los que han recibido
en la Iglesia la misión de iluminar a los demás con tu palabra: los
pastores, los catequistas, los teólogos.
- Tú atiendes siempre al que te llama. Acuérdate de los que buscan a
tientas una luz que dé sentido pleno a su vida: tantos no creyentes
de buena voluntad.
- Tú escuchaste la súplica del ciego Bartimeo. Acuérdate de los
enfermos e imposibilitados y de todos los que cuidan de ellos.
- Tú nos preguntas: « ¿Qué quieres que haga por ti?» Acuérdate de
nosotros, que no vemos claro tu camino y no nos atrevemos a
seguirte.
Señor Jesús; escucha nuestras súplicas y líbranos de nuestra tiniebla. Tú
que Vives y reinas por los siglos de los siglos.

Año C
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha. Oremos con toda confianza
- Por la Iglesia santa, Iglesia de pecadores; para que el diálogo, la
comprensión, e respeto mutuo y el perdón suavicen las tensiones
que en su seno se producen, roguemos al Señor.
- Por todos los que trabajan por mejorar las condiciones de vida de
los más necesitados, para que descubran en su esfuerzo la iniciativa
de Dios, que no es paro1al contra el pobre, roguemos al Señor.
- Por los que se creen Justos; para que, libres de su orgullo,
reconozcan su pecado, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que no caigamos en la tentación
de sentirnos seguros de nosotros mismos y de despreciar a los que
no piensan ni se conducen como nosotros, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas y ten compasión de nosotros
pecadores. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Lleva a su término en nosotros, Señor,
lo que significan estos sacramentos,
para que un día poseamos plenamente
cuanto celebramos ahora en estos ritos sagrados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Monición de despedida

Año A
<<Un mandamiento nuevo os doy -nos dice el Señor-: que os améis
unos a otros, como yo os he amado.» Los cristianos no tenemos otra ley.

Año B
Que el Señor pueda decirnos también a nosotros, como al ciego del
evangelio. «Anda, tu fe te ha curado.» Y, como el ciego, también
nosotros le sigamos por el camino.

Año C
Que el Señor pueda decir de cada uno de nosotros lo que dijo del
publicano de la parábola: «Éste bajó a su casa justificado.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 37 22-23


No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a
socorrerme, Señor mío, mi salvación.

Monición de entrada

Año
Porque no amamos como tú nos amas: Cristo, ten piedad. R.
Porque somos egoístas: Señor, ten piedad. R.

Año C
Tú que no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores: Señor,
ten piedad. R.
Tú que acogías a los pecadores y comías con ellos: Cristo, ten piedad.
R.
Tú que fuiste acusado de pecador: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Señor de poder y de misericordia,
que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo
el servicio de tus fieles,
concédenos caminar sin tropiezos
hacia los bienes que nos prometes.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Para que la Iglesia sea lugar de encuentro fraternal, en la que se
realice la palabra de Jesús: «Todos vosotros sois hermanos»,
roguemos al Señor.
- Para que todos los que tienen en la Iglesia alguna responsabilidad
sobre los demás tengan siempre presente la advertencia del Señor:
«El primero entre vosotros sea vuestro servidor», roguemos al
Señor.
- Para que los constituidos en autoridad sepan aceptar humildemente
las críticas de su gestión, roguemos al Señor.
- Para que nuestra sociedad, caracterizada por la hipocresía,
reaccione ante la crítica de los inconformistas, roguemos al Señor.
- Para que seamos sinceros unos con otros, comprensivos con todos,
sin pretender ser más que los demás, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, escucha la oración de nuestra comunidad, que
reconoce a tu Hijo como único maestro, Señor y juez de todos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, que vive para siempre
para interceder en favor nuestro.
- Para que la Iglesia sea en medio del mundo comunidad de amor,
llamada al amor, roguemos al Señor.
- Para que desaparezcan los odios, rencores, venganzas, que dividen
a los hombres y los pueblos, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes y los que hacen las leyes procuren sobre
todo el bien común, roguemos al Señor.
- Para que comprendamos que no podemos amar a Dios, a quien no
vemos, si no amamos al prójimo, a quien vemos, roguemos al
Señor.
Dios, Padre nuestro, enséñanos a amarte con todo el corazón, amando a
nuestros prójimos como a nosotros mismos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Año C
Oremos a Dios Padre. Él es bueno con todos,
- Por la Iglesia: para que haga suyos los afanes, preocupaciones,
éxitos y fracasos de todos los hombres, alentando con simpatía
todo lo bueno, bello y justo que se promueva en el mundo entero,
roguemos al Señor.
- Por los responsables del complejo mundo de la economía: para que
superen la fácil tentación del provecho egoísta y pongan la
economía al servicio del hombre, roguemos al Señor.
- Por tantos hombres buenos, generosos, como Zaqueo; para que su
ejemplo admirable sea estímulo para todos, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que aprendamos de Cristo a
respetar, amar y acoger a todos, sin prejuicios ni discriminaciones,
reconociendo lo bueno que hay en el otro, roguemos al Señor.
Haz, Señor, que seamos dignos de nuestra vocación de cristianos y
cumple nuestros buenos deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Te rogamos, Señor,
que aumente en nosotros la acción de tu poder,
para que, alimentados con estos sacramentos,
tu gracia nos disponga
a recibir las promesas con que los enriqueces.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
«Todos vosotros sois hermanos -nos dice el Señor-. El primero entre
vosotros sea vuestro servidor.»

Año B
Que también a nosotros pueda decirnos el Señor, como al escriba del
evangelio: «Tú no estás lejos del reino de DIOS.»

Año C
Que el Señor pueda decir de nosotros lo que dijo de Zaqueo: «Hoy ha
sido la salvación de esta casa.»
En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los
formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Sal 87, 3


Llegue hasta ti mi súplica; inclina tu oído a mi clamor, Señor.

Monición de entrada

Año A
El día de nuestro bautismo se nos entregó un cirio encendido y se nos
dijo: «Acrecentad esta luz, para que, perseverando en la fe, podáis salir
al encuentro de Cristo, cuando él vuelva.»
También los cirios que permanecen encendidos durante la celebración
de la eucaristía simbolizan nuestra actitud de creyentes, atentos, en
vigilancia activa.

Año B
Nos reunimos aquí para participar de unos mismos bienes, que Dios nos
da: su palabra, el alimento de la eucaristía, que requieren de nosotros la
disposición de poner en común todo lo nuestro.

Año C
La celebración de cada domingo es como un eco de la primera y
principal celebración del año: la Vigilia pascual.
Cada domingo celebramos el feliz destino nuestro y de toda la
humanidad: la resurrección de Cristo.

Acto penitencial

Año A
- Condúcenos hasta ti: Señor, ten piedad. R.
- Ilumina nuestros pasos: Cristo, ten piedad. R…
- Ábrenos tu puerta: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Salvador nuestro: Señor, ten piedad. R.
- Redentor nuestro: Cristo, ten piedad. R.
- Mediador nuestro: Señor, ten piedad. R.
Año C
Tu eres nuestra única esperanza; en ti confiamos
Señor, ten piedad. R.
Cristo, ten piedad. R.
Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencia], se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios omnipotente y misericordioso,
aparta de nosotros todos los males,
para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu,
podamos libremente cumplir tu voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios, que sale al encuentro de nuestros
deseos.
- Para que la Iglesia sepa presentar el mensaje cristiano atrayente
para todos, roguemos al Señor.
- Para que los responsables de la sociedad prevean los cambios
profundos y acelerados de nuestro tiempo, roguemos al Señor.
- Para que cuantos viven en la inconsciencia y la irresponsabilidad
den respuesta a los problemas de su vida familiar, profesional y
social, roguemos al Señor.
- Para que celebrando el memorial del Señor hasta que Él vuelva,
permanezcamos en vigilancia activa y mantengamos viva la llama
de la fe, roguemos al Señor.
A ti, Señor, alzamos nuestras manos, invocándote; escucha nuestras
súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Cristo ha entrado en el cielo -hemos escuchado- para ponerse ante Dios,
intercediendo por nosotros. Oremos con toda confianza.
- Por la Iglesia, llamada a ser comunidad de amor, roguemos al
Señor.
- Por los huérfanos, las viudas, los que viven solos, roguemos al
Señor.
- Por los que sufren hambre, los que no perciben el salario mínimo
justo, roguemos al Señor.
- Por los que prueban su amor al prójimo, compartiendo su pan,
como la viuda de Sarepta, dando lo que tienen para vivir, como la
viuda del evangelio, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que nos disponemos a celebrar al que se entregó por
todos hasta la muerte de cruz, roguemos al Señor.
Atiende, Señor, a los ruegos de los que te suplican y ponen su confianza
en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios, que quiere que todos alcancemos la
plenitud de la vida.
- Por la Iglesia; para que con la palabra y los signos de vida cristiana
lleve a todos los hombres la esperanza de la resurrección,
roguemos al Señor.
- Por los que viven en la incertidumbre y la desesperanza; para que
descubran que Dios de muertos, sino de vivos, roguemos al Señor.
- Por todas las gentes que viven una vida infrahumana en la
ignorancia y la carencia de lo necesario; para que puedan resurgir
de su situación desesperada y desarrollar su vida con dignidad,
roguemos al Señor.
- Por los aquí reunidos; para que la palabra de Dios prosiga el
avance glorioso que comenzó entre nosotros, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que quiere hacer suyos los
anhelos de toda la humanidad, y concédenos lo que te pedimos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Alimentados con esta eucaristía,
te hacemos presente, Señor, nuestra acción de gracias
implorando de tu misericordia
que el Espíritu Santo mantenga siempre vivo el amor en quienes han
recibido la fuerza de lo alto a la verdad
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
El Señor viene de imprevisto. «Por lo tanto velad, porque no sabéis el
día ni la hora.»

Año B
Ojalá merezcamos también nosotros la alabanza de Cristo, como la
pobre viuda del Evangelio.

Año C
Que el Señor os consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de
palabras y de obras buenas

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro <<La Oración de los
fieles».
XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Antífona de entrada Jr. 29, 11. 12. 14


Dice el Señor: Tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y
yo os escucharé, os congregaré sacándoos de los países y comarcas por
donde os dispersé

Monición de entrada

Año A
Nos reunimos el día del Señor, el domingo, aguardando el Día del Señor
definitivo.
La reunión de cada domingo será para nosotros el momento privilegiado
de hacernos cargo de los dones que hemos recibido, para hacerlos
fructificar, en espera de la gran rendición de cuentas.

Año B
Nuestra reunión del domingo es signo de la convocación universal, de la
gran asamblea de todos los redimidos, de la nueva humanidad reunida
en Cristo, al final de este tiempo, más allá de la historia.

Año C
En la reunión cristiana del domingo hacemos visible a la Iglesia, que va
peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de
Dios, anunciando la cruz y la muerte del Señor, hasta que Él vuelva, y
entonces se manifieste el misterio de Cristo en todo su esplendor.

Acto penitencial

Año A
Todos somos llamados a colaborar en el remo de Dios.
- Por nuestra pereza e inconstancia: Señor, ten piedad. R.
- Por nuestra falta de solidaridad: Cristo, ten piedad. R…
- Por nuestras disculpas y pretextos: Señor, ten piedad. R.

Año B
- Apresura tu venida: Señor, ten piedad. R.
- Reúne a los dispersos: Cristo, ten piedad. R.
- Alienta nuestra esperanza: Señor, ten piedad. R.

Año C
- Tú tienes palabras de vida eterna: Señor, ten piedad. R.
- Tú, nuestro único Señor: Cristo, ten piedad. R.
- Tú que permaneces para siempre: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencia], se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Señor, Dios nuestro,
concédenos vivir siempre alegres en tu servicio,
porque en servirte a ti, creador de todo bien,
consiste el gozo pleno y verdadero.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles


Año A
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él distribuye sus dones entre nosotros.
- Para que la Iglesia haga fructificar el tesoro de valores que Cristo
ha depositado en ella, roguemos al Señor.
- Para que sea posible la igualdad de oportunidades para todos y no
se pierda ningún talento, roguemos al Señor.
- Para que los responsables de la economía procuren diligentemente
la justa distribución de la renta, roguemos al Señor.
- Para que no caigamos en la tentación de la pereza, la rutina, el
inmovilismo, el adocenamiento, y pongamos en rendimiento los
dones recibidos al servicio de todos, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y ten misericordia, cuando vuelvas y te pongas a
ajustar las cuentas con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre. Nuestra suerte está en su mano.
- Por la Iglesia: para que acogiendo a todos en la diversidad de razas
y culturas, sea signo de la convocación de Cristo, roguemos al
Señor.
- Por los que gobiernan, por todos los que trabajan por lograr la paz,
fruto de la justicia: para que colaboren con su tarea en la
construcción de un mundo nuevo según el proyecto de Dios,
roguemos al Señor.
- Por nosotros aquí reunidos; para que sepamos llevar a todos la
esperanza gozosa de la venida del Señor, que está siempre cerca, a
la puerta, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas; enséñanos el sendero de la vida,
sácianos de gozo en tu presencia.

Año C
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia: para que sea en medio del mundo como una luz que
anuncia roguemos al Señor.
- Por todos los que trabajan por la construcción de un mundo más
humano, más justo, según el proyecto de Dios; para que no se
desalienten y perseveren en su empeño, roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, dueños del futuro inmediato; para que encuentren
orientación, guía y apoyo en la proyección de sus ideales nobles y
no vean defraudadas sus esperanzas, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que, conviviendo y
desviviéndonos, afrontemos la vida con optimismo cristiano,
roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que pone su confianza en tu
amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Ahora que hemos recibido el don sagrado de tu sacramento,
humildemente te pedimos, Señor,
que el memorial …que tu Hijo nos mandó celebrar
aumente la caridad en todos nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida
Año A
Que podamos escuchar un día, los que hemos participado en esta mesa,
las palabras de Cristo: <<Como has sido fiel y cumplidor en lo poco al
banquete de tu Señor.»

Año B
Recordemos las palabras que hemos escuchado: «El Señor está cerca, a
la puerta.» Sus palabras no pasarán.

Año C
«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras vidas.»

En las ferias, para la oración de los fieles, pueden utilizarse los


formularios de las pp. 387-390, 0 bien, el libro «La Oración de los
fieles».
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

En lugar del último domingo del tiempo ordinario, se celebra la


solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, p. 384

Antífona de entrada 84, 9


Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos, y a los que se
convierten de corazón.

Oración colecta
Mueve, Señor, los corazones de tus hijos,
para que, correspondiendo generosamente a tu gracia
reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración después de la comunión


Dios todopoderoso,
ya que nos has alegrado
con la participación en tu sacramento,
no permitas que nos separemos de ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
SOLEMNIDADES DEL SENOR DURANTE EL TIEMPO
ORDINARIO

Domingo después de Pentecostés

LA SANTISIMA TRINIDAD

Solemnidad
Antífona de entrada
Bendito sea Dios Padre, y su Hijo unigénito, y el Espíritu Santo, porque
ha tenido misericordia de nosotros.

Monición de entrada
La celebración de la eucaristía es siempre alabanza al Padre, por
Jesucristo, el Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
Hoy, solemnidad de la Santísima Trinidad, proclamamos el misterio del
Dios revelado: Dios, comunidad de personas.
Bendito sea Dios Padre y su Hijo unigénito y el Espíritu Santo, porque
ha tenido misericordia de nosotros.

Acto penitencial
A ti, el Hijo de Dios vivo, te invocamos: Señor, ten piedad. R.
A ti, la imagen viva del Padre, te pedimos: Cristo, ten piedad. R.
A ti, el Ungido por el Espíritu Santo, te rogamos: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771,

Monición al himno «Gloria»


Con los ángeles y santos, alabemos y glorifiquemos a Dios, ¡Padre
todopoderoso, por su Hijo Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo.

Oración colecta
Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo
la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación
para revelar a los hombres tu admirable misterio,
concédenos profesar la fe verdadera,
conocer la gloria de la eterna Trinidad
y adorar su Unidad todopoderosa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Se dice Credo.

Monición al Credo
Confesamos nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en la
unidad de la Iglesia.

Oración de los fieles


Oremos al Padre, por Jesucristo, su Hijo, en la unidad del Espíritu
Santo.
- Por la unión de las Iglesias; para que los cristianos dispersos
seamos reunidos en la unidad de la Iglesia de Cristo, roguemos al
Señor.
- Por los judíos y los mahometanos, creyentes en Dios único y
verdadero; para que puedan llegar a descubrirle en Jesús, hijo de
Abrahán, roguemos al Señor.
- Por los no creyentes; para que reconozcan en el Hombre Jesús al
Dios Vivo y verdadero, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos; para que seamos uno y así el mundo
crea, roguemos al Señor.
Dios único y verdadero, omnipotente y misericordioso, tú nos has
llamado a compartir tu vida en la comunidad de las tres Personas;
escucha, Padre nuestro, la oración de tu Iglesia, que ora en el Espíritu
Santo, en nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Al confesar nuestra fe en la Trinidad santa y eterna
y en su Unidad indivisible,
concédenos, Señor y Dios nuestro,
encontrar la salud del alma y del cuerpo
en el sacramento que hemos recibido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne

El Señor os bendiga y os guarde.


R. Amén.

Haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor.


R. Amén.

Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz.


R. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.

R. Amén.
EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Antífona de entrada Sal 80, 17


El Señor los alimentó con flor de harina y sació con miel silvestre

Monición de entrada
Hoy solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, cobra todo su relieve
el mandato del Señor: «Haced esto –la Eucaristía- en conmemoración
mía».
Alegrémonos todos en el Señor, comensales suyos; entremos en su
presencia dándole gracias.
Celebremos con gozo el sagrado banquete, memorial de Jesucristo, de
su Pascua, y prenda de vida eterna en el reino glorioso.

Acto penitencial
Tú que nos has dejado el memorial de tu Cuerpo entregado y tu sangre
derramada para el perdón de los pecados:
- Señor, ten piedad.
- Cristo, ten piedad.
- Señor, ten piedad.

Oración colecta
Oh Dios, que en este sacramento admirable
Nos dejaste el memorial de tu pasión:
Te pedimos nos concedas venerar de tal modo
Los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre
Que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas

Se dice Credo

Monición al Credo
Confesamos nuestra fe, recordando las intervenciones maravillosas de
Dios en la historia de la salvación: la creación, la Pascua, la venida del
Espíritu Santo sobre la Iglesia y la promesa de la vida eterna.
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre que da el alimento a todo viviente.
- Por la unión de todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de
Cristo; para que formemos un solo cuerpo los que comemos de un
mismo pan, roguemos al Señor.
- Por la organización eclesial de Cáritas; para que promueva el amor
fraterno, la mutua ayuda, la solidaridad, roguemos al Señor.
- Por los que sufren hambre; para que sepamos compartir con ellos
nuestro pan de cada día, anuncio del pan de vida eterna, roguemos
al Señor.
- Por nosotros, invitados a la mesa del Señor; para que el pan de la
palabra despierte en nosotros el hambre del pan de la eucaristía,
roguemos
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que, observando fielmente el
mandato de tu Hijo, celebra el memorial de su obra, hasta que él vuelva.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


La comunión de tu Cuerpo y Sangre, Señor,
Signo del banquete del Reino,
Que hemos gustado en nuestra vida mortal,
Nos llene del gozo eterno de tu divinidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Monición a la procesión con el Santísimo Sacramento


Si se hace procesión con el Santísimo Sacramento, se omite el rito
de despedida y, una vez expuesto el Santísimo Sacramento sobre el
altar, se puede hacer la monición siguiente:

Llevamos en procesión el Santísimo Sacramento para expresar


públicamente, con nuestros cánticos y aclamaciones, nuestra adhesión a
Cristo en la Eucaristía; como los discípulos que le seguían y
acompañaban, como la gente que le rodeaba y acudía a su encuentro,
aclamándole, suplicándole, agradeciéndole.
El pan de la Eucaristía es nuestro Viático: el alimento que fortalece
nuestros pasos en nuestra peregrinación por este mundo hasta la casa del
Padre; como el maná que alimentaba al pueblo de Dios, en su travesía
por el desierto; como el pan que comió el profeta Elías, para proseguir
con ánimo el camino emprendido hasta el monte de Dios; como los
panes y los peces que Cristo multiplicó, para saciar el hambre de la
muchedumbre que le seguía.
Viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Solemnidad

Antífona de entrada Sal 32, ll. 19


Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad, para
librar las vidas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de
hambre.

Monición de entrada
Celebramos hoy la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús;
celebramos el amor misericordioso de Dios, manifestado en Cristo,
simbolizado en su Corazón.

Acto penitencial
Tú que has venido a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad. R.
Tú que nos has amado hasta el extremo: Cristo, ten piedad. R.
Tú que nos has revelado el amor de Dios Padre: Señor, ten piedad. R.

Oración colecta
Dios todopoderoso,
al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito,
recordamos los beneficios de su amor para con nosotros;
concédenos recibir de esta fuente div1na
una inagotable abundancia de gracia.
Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo,


herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad,
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.

Oración de los fieles


Oremos con la confianza puesta en Cristo, por quien tenemos libre
acceso a Dios Padre.
- Por la Iglesia, nacida del corazón de Cristo, roguemos al Señor.
- Por los que tienen que soportar el yugo pesado de la injusticia, la
soledad, la incomprensión, roguemos al Señor.
- Por los que se sienten cansados y agobiados por tantos trabajos y
sufrimientos, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que conocemos y celebramos el amor de Cristo,
roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, que nos has manifestado tu amor en el Corazón de
tu Hijo, escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión


Este sacramento de tu amor, Dios nuestro,
encienda en nosotros el fuego de la caridad,
que nos mueva a unirnos más a Cristo
y a reconocerle presente en los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida
Dice el Señor: «El que tenga sed que venga a mí, el que cree en mí, que
beba. De sus entrañas manarán torrentes de agua viva,
Último domingo del tiempo ordinario

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO


Solemnidad

Antífona de entrada Ap 5, 12; l, 6


Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la
sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el poder, por los siglos de
los siglos.

Monición de entrada
Celebramos hoy la solemnidad de Cristo Rey. Con este domingo
concluimos el ciclo del año cristiano.
Cristo es el centro de la historia; hacia él nos encaminamos.
Él es también al que recordamos y celebramos siempre. En su nombre
nos reunimos. Él nos convoca, nos habla y nos sienta a su mesa. Y
quiere también hacerse presente en nuestra vida.
A él la gloria por los siglos de los siglos.

Acto penitencial
- Tú que eres la salvación de Dios para todos los hombres: Señor, ten
piedad. R.
- Tú que eres el hombre modelo de la humanidad futura: Cristo, ten
piedad. R.
- Tú que atraes hacia ti los corazones de todos: Señor, ten piedad. R.

En lugar del acto penitencial, se puede celebrar el rito de la bendición


y de la aspersión del agua bendita, p. 771.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que quisiste fundar todas las cosas
en tu Hijo muy amado, Rey del universo,
haz que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado,
sirva a tu majestad y te glorifique sin fin.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Se dice Credo.

Oración de los fieles

Año A
Oremos a Dios Padre, que, en Jesucristo, su Hijo, quiere reunirnos a
todos.
- Para que el mundo pueda discernir en la Iglesia los signos del reino
de Cristo, roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes de todas las naciones cumplan su gestión
con espíritu de servicio y no caigan en la tentación de dominar a
sus pueblos, roguemos al Señor.
- Para que los marginados, los desterrados, los enfermos, los
encarcelados, los que sufren hambre y sed, puedan comprender que
Cristo se identifique con ellos, roguemos al Señor.
- Para que probemos nuestra fidelidad a Cristo con la observancia
del amor fraterno, roguemos al Señor.
Te pedimos, Señor, que podamos un día escuchar el veredicto de tu
Hijo: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros.» Por Jesucristo, nuestro Señor.

Año B
Oremos a Dios Padre, que entregó a Jesucristo, su Hijo, el poder, el
honor y el reino.
- Por la Iglesia; para que sea testigo de la verdad de Cristo y
conciencia de la humanidad que camina hacia la plenitud del reino
de Dios, roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos de la tierra, en esta hora crucial, en que
amanece una nueva era histórica; para que no caigan en la
tentación del endiosamiento, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones; para que, trabajando por
la paz, fruto de la justicia, colaboren en la realización del reino de
Dios, roguemos al Señor.
- Por nosotros, que confesamos a Cristo, Señor; para que realicemos
la verdad de Cristo en el amor fraterno, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, que te dirigimos por mediación de
Jesucristo. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
Año C
A ti, Señor Jesús, que intercedes por nosotros ante el Padre en tu reino,
dirigimos nuestras preces: Acuérdate de nosotros, Señor, en tu reino. R.
- Tú que has venido para ser servidor, ven en ayuda de los que
ejercen autoridad y haz que seamos servidores de todos. R.
- Tú que fuiste coronado de espinas, ven en ayuda de los que se
sienten despreciados y haz que respetemos la dignidad de todos. R.
- Tú que fuiste condenado injustamente, ven en ayuda de los que
sufren la injusticia y haz que seamos justos con todos. R.
- Tú que perdonaste al buen ladrón, ven en ayuda de los rechazados
de este mundo y haz que sepamos perdonar a todos. R.
- Tú que fuiste elevado en la cruz, ven en ayuda de los que están
divididos y haz que busquemos la comunión con todos. R.
- Tú que has sido entronizado en la gloria de tu reino, ven en ayuda
de todos los que te buscan y acrecienta en todos la esperanza. R.
Escucha nuestras súplicas, Señor, como escuchaste la plegaria, humilde
y confiada, del que estuvo crucificado a tu lado. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

Oración después de la comunión


Después de recibir el alimento de la inmortalidad,
te pedimos, Señor,
que quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos
de Cristo, Rey del universo,
podamos vivir eternamente con él
en el reino del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición de despedida

Año A
Que podamos un día escuchar la sentencia de Cristo: «Venid, benditos
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros.»

Año B
Recordemos las palabras del Señor: «Todo el que es de la verdad
escucha mi voz.» Sólo así podremos ser «testigos de la verdad» de
Cristo.

Año C
Que el Señor pueda decirnos un día también a cada uno de nosotros:
«Hoy estarás conmigo en el paraíso.»
Oración de los fieles para las ferias del tiempo ordinario

I
Oremos a Dios Padre.
- Por la Iglesia universal, roguemos al Señor.
- Por la paz entre las naciones, roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren, roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

II
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por el papa, los obispos y demás ministros de la Iglesia, roguemos
al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones, roguemos al Señor.
- Por los emigrantes, los desterrados, los presos, roguemos al Señor.
- Por nosotros, nuestras familias, amigos y bienhechores, roguemos
al Señor.
Que tu bondad, Señor, nos conceda lo que te pedimos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

III
Oremos al Señor, nuestro Dios.
- Para que conceda la paz, la libertad y la unidad a la Iglesia,
roguemos al Señor.
- Para que manifieste a todos su bondad, roguemos al Señor.
- Para que guarde de todo mal a los que están en peligro, roguemos
al Señor.
- Para que se apiade de nosotros pecadores, roguemos al Señor.
Que nuestras peticiones, Señor, obtengan fruto abundante. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

IV
Oremos a Dios Padre.
- Por la Iglesia, extendida por toda la tierra, roguemos al Señor.
- Por la concordia entre las naciones, roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren, roguemos al Señor.

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