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Universidad Nacional de Colombia

Historia Moderna - Parcial II


Miguel Angel Restrepo Cifuentes

La sociedad Moderna

Los modelos de periodización de la historia comúnmente asumen una fecha exacta para definir
el comienzo de una época y el ocaso de otra, sin embargo, hay procesos de larga duración que
nos pueden ayudar a entender de una forma más clara las cesuras de carácter social, económico
y político que dan paso a la fundación de nuevas estructuras y a la decadencia de otras.
En este sentido, lo que comúnmente hemos definido como Edad Moderna no es más que una
manera de periodizar formas particulares de pensar y actuar (microhistoria) que podemos
resumir en una reticencia de la sociedad europea a someter por medios físicos y académicos a
mujeres y judíos. Así mismo, cambios en las macroestructura que traen consigo nuevas formas
de concebir el gobierno, teniendo raíces en la teoría del estado incipiente propuesta por Hobbes
en el Leviatán.

Para Hobbes, las continuas convulsiones políticas de inicios de la modernidad que se tradujeron
en guerras por cuestiones de raza y religión, obedecían a la continua incapacidad de las
voluntades generales de someterse a un fin común que mantuviera a raya los intereses
personales. En este sentido, según lo propone en su obra culmen “El Leviatán”, para lograr un
estado de paz en el que las pasiones naturales no se impusieran sobre el bienestar general, según
Hobbes, los componentes de una sociedad deben someter su deseo de autogobernarse a una
entidad o persona particular que reúne las voluntades generales hacia la consecución de un fin
común.
Uno de los primeros intentos de aplicar el modelo proto estatal hobbesiano de renuncia a la
separación de poderes,de censura de los medios de comunicación y de imposición de cargas
fiscales de manera arbitraria a la población, fue el que surgió en Inglaterra a partir del reinado
de Jacobo I durante inicios del siglo XVII y que tuvo su momento culmen durante las politicas
de disolución del parlamento que gradualmente fue aplicando Carlos I de Inglaterra de la casa
escocesa de los Estuardo. Carlos I de Inglaterra heredero de las tensiones políticas por
cuestiones de religión que surgieron tras la incorporación del protestantismo en Inglaterra
durante el reinado de Enrique VIII y posteriormente tras el afianzamiento de las doctrinas de
Juan Calvino decretado por Isabel I, ordena en 1628 el cierre del Parlamento inglés que
tradicionalmente había sido un contrapeso contra el gran poder de los reyes ingleses y de igual
forma censura y se apropia de los medios de divulgación de la información existentes en
Inglaterra para la época.
El paradigma del modelo de estado absolutista de Hobbes llegó bajo el reinado de Luis XIV,
ejemplo de lo anterior es su frase, “El Estado soy yo”. Sus primeras políticas estuvieron
encaminadas a centralizar el poder francés que se encontraba fragmentado entre la nobleza a
través de dadivas como el Palacio de Versalles. De igual forma y apelando a su imagen de
“Dios mortal” como bien lo describiò Hobbes, el monarca francés se encargó de que cada uno
de sus súbditos estuviese sometido a su voluntad a través del monopolio del poder coercitivo.

Por otro lado, varios de los sesgos raciales, religiosos y culturales contra mujeres y judíos,
propios del pasado medieval, perviven y se arraigan durante la modernidad.
Históricamente se había venido formando un estigma contra la religión judía, durante la
antigüedad se les culpò de haber asesinado a Jesús y de ser propensos al pecado, el crimen y la
usura. A partir de la Edad Media, el judío empezò a ser condenado desde las instituciones,
muestra de ello es la segregación urbana que se dio en España, donde los judíos debìan vivir
en barrios especiales (aljamas) y utilizar ropas distintivas con la estrella de David, muy similar
a lo que se había decretado en 1123 durante el Concilio de Letrán que impuso el uso de sellos
amarillos a todo aquel que fuera judío.
Por su parte, la modernidad desde sus inicios desarrolla una fuerte persecución contra la
comunidad judía a través de las políticas de los Reyes Católicos representadas por el decreto
del 31 de marzo de 1492 a través del cual se ordenaba la expulsión de los judíos del territorio
de Granada.
A pesar de que la modernidad es la heredera del antijudaísmo, durante esta época la segregación
contra los judíos ya no es por religión, sino que a partir de entonces surge el antisemitismo, es
decir, la exclusión judía por cuestiones de raza. En este sentido, los judíos, una raza asociada
tradicionalmente a la usura y a la economía austera, empiezan a ser culpados de causar la
miseria de algunos cristianos que ante la crisis demográfica y económica de inicios del siglo
XVI se estaban muriendo de hambre. En consecuencia, se empiezan a desarrollar una serie de
políticas públicas como los estatutos de limpieza de sangre por medio de los cuales se
excluyeron a moros y judíos de los principales cargos públicos de la corona, a través de las
cuales se buscaba la cohesión del catolicismo y la expulsión de otras religiones.
La mujer por su parte estuvo doblemente sometida en la edad moderna, en primer lugar por
Dios representado por la iglesia y por la sociedad. En el primer sentido, desde el Antiguo
Testamento se plantea a la mujer como naturalmente inclinada al pecado, muestra de ello es la
narración sobre la expulsión del paraíso en donde la mujer es quien seduce al hombre con el
pecado. En este mismo sentido, durante la modernidad a través del arte barroco, se presenta a
la Virgen María como el ideal que debía seguir toda buena mujer, es decir ser fiel tanto a Dios
como a su esposo y asumir una postura de completa sumisión ante los designios de los hombres.
Otro instrumento misógino desarrollado durante la modernidad fue la obligación de confesión
por lo menos una vez al año establecida por el Concilio Tridentino en 1525. A través de la
confesión, la iglesia empezó a ser propietaria de las conciencias de las personas, especialmente
de las mujeres que muchas veces confiaban a los párrocos varias alucinaciones sexuales,
algunas de ellas incluyen al diablo, lo que les valió un juicio de la Inquisición y posterior
condena a la hoguera luego de ser delatadas por su confesores.
Una de las más comunes creencias durante la modernidad era asociar la menstruación con la
impureza y con el envenenamiento, de igual forma se concibe el clítoris como una especie de
miembro masculino, lo que nos podría recordar la teoría desarrollada por Freud sobre el
complejo de castración según la cual, niños y niñas de entre los cinco años creen que el clítoris
es un pene que ha sido castrado.
Socialmente, la mujer fue oprimida a través de la sexualidad. La sociedad cortesana que surge
en la Edad Moderna establece una serie de condiciones que debía seguir la mujer para poder
casarse, entre las cuales estaba la aprobación de la familia,la genealogía esto es el honor del
pretendiente y sus capacidad material y el mismo hecho de obligar a las mujeres a conservar
su virginidad hasta las nupcias, revela que tanto cuerpo y conciencia de la mujer pertenecían a
los estamentos sociales y a las leyes morales.

Por su parte, el inconsciente artístico estuvo caracterizado por una constante exaltación a la
melancolía como potencia creativa relacionada con la genialidad. En este sentido son varios
los ejemplos tanto iconográficos como literarios (El Quijote, Hamlet) que muestran al hombre
moderno como un ser ambicioso que quiere alcanzarlo todo pero que se encuentra limitado
ante su propia incapacidad de modificar tanto el mundo como así mismo dentro de él y ante las
vicisitudes que le plantea el ambiente, entendido como el ámbito socio cultural y biológico.
Entre las referencias que tenemos para interpretar la noción de melancolía en la modernidad
podemos observar el cuadro Melancolía I de Alberto Durero, en el cual se representa a un
hombre planteando el inicio de una tarea creativa, con una mano en la cara y con la mirada
absorta en el horizonte, dos de los elementos más enigmáticos de la concepción de melancolía
de la modernidad, en otros cuadros se puede observar una bolsa de dinero caído, que de igual
manera es un signo representativo del espíritu melancólico de la modernidad. La melancolía se
grabó en las estructuras mentales de los hombres, tanto así que durante el siglo XIX surge un
movimiento artístico mucho más fuerte en el que el hombre le entrega su destino a los
sentimientos, a la nostalgia y a la obra inacabada.

En síntesis podemos entender la modernidad como una época bisagra en donde convergen
varios elementos propios de la Edad Media pero al mismo tiempo es una época en la que se
empiezan a construir valores contemporáneos como el estado moderno y la igualdad de
derechos. En este sentido, la comprensión de las principales convulsiones que se desarrollaron
en este periodo nos permiten entender algo de nuestra limitado conocimiento sobre el presente,
el pasado y lo que podrá ser nuestro destino como sujetos atados a el destino de las vicisitudes
históricas.

Bibliografía.

HOBBES, T. (1989). LEVIATÁN; LA MATERIA FORMA Y PODER DE UNN ESTADO


ECLESIASTICO Y CIVIL (1a. ed.). MADRID: ALIANZA.

SHAKESPEARE, W. (2003). “EL MERCADER DE VENECIA”. (1a.ed.)


MADRID:ALIANZA.
MATTHEWS, S. (2005). “CUERPO Y SEXUALIDAD EN LA EUROPA DEL ANTIGUO
RÉGIMEN”.(VOL 1). DIALNET ONLINE.

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