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Poema de Giacomo Leopardi : La retama

Y tú, lenta retama,


que de frondas fragantes
esta campiña desolada adornas,
también al cruel poder morirás luego
del subterráneo fuego,
que volviendo al lugar que ya conoce
avaro ha de extender su rojo manto
por tu fresca espesura. Indiferente
doblarás bajo el peso del destino
tu cabeza inocente:
mas hasta entonces no la habrás en vano
doblegado con súplicas cobardes
del futuro opresor, ni erguido nunca
delirante del orgullo a las estrellas,
sobre el desierto donde
lugar y nacimiento
el azar, no tu gusto, darte quiso;
que más sabía que el hombre, menos necia,
no creíste jamás que por el hado
o por ti misma eterno
tu caduco linaje fue creado.
“La retama o la flor del desierto”, fragmento, en Obras,
Giacomo Leopardi, trad. de Miguel Romero Martínez,
Madrid, Aguilar de Ediciones, 1960, po. 232-233.
AMOR Y CARACOLES, un poema de
Uberto Stabile
El día que tú quieras
me llamas y nos despedimos un poquito
compartimos el portal y nos hacemos
un nudo en la garganta,
unos de esos nudos que te dejan sin habla
de los que llenan el cuerpo de viernes y caracoles,
o si lo prefieres nos confiamos un secreto
y la pasión por Nicaragua,
el misterio de las 39 rosas rojas
y ese color que nunca tuvo la tristeza.
El día que tú quieras me atas a la cama y nos despedimos
de lo poéticamente correcto
y en lugar de escribir versos nos tatuamos un delirio
o dejamos pasar el tiempo y reventamos de utopía
este momento de carne, sudor y risas.
El día que tú quieras
mientras alguien intenta explicar este poema
nos casamos con la vida y engañamos al mundo
como el mundo engaña al hombre
y el hombre a los caracoles.

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