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Mucha gente no lo sabe pero, tal y como rezan los informes de la OMS, en una

estimación que esta entidad reconoce como moderada, un porcentaje importante de


las enfermedades (un 24%) y muertes prematuras (un 23%) en el mundo tiene que
ver con el medio ambiente. Diferentes investigaciones científicas han revisado al alza
una parte de esas cifras. En concreto, las que tienen que ver con un importante factor:
la contaminación química. Algunas estimaciones serias, que incorporan el grado de
conocimiento científico actual, consideran que el coste en salud de la exposición a
contaminantes químicos podría llegar a ser de un 10% del producto interior bruto
global.

Especialmente desde finales de la Segunda Guerra Mundial, la actividad industrial humana


ha ocasionado profundos cambios en la química planetaria. A principios de los años 30 del
siglo pasado solo se producía un millón de toneladas de química sintética en el planeta.

A principios de este mismo siglo ya eran cientos de millones de toneladas anuales. Decenas
de miles de sustancias químicas sintéticas diferentes usadas en pesticidas sintéticos,
disolventes, detergentes, plásticos, colorantes… que acaban llegando al cuerpo humano a
través de las más diversas vías.

Además, la actividad humana ha hecho también crecer los niveles de presencia en el medio
de una serie de sustancias químicas naturales, como, por ejemplo, algunos metales pesados.

La exposición a toda esa enorme cantidad de sustancias plantea retos adaptativos nuevos a
los seres vivos que, muchas veces, no pueden ser superados adecuadamente, aflorando
problemas sanitarios. La ciencia se ve desbordada a la hora de evaluar los efectos, habiendo
solo podido estudiar una fracción muy reducida de las sustancias.

En paralelo a ese incremento de producción de la química sintética, se ha venido dando, a


lo largo de las últimas décadas, un crecimiento en las tasas de incidencia de distintas
enfermedades. Entre ellas, el cáncer. La incidencia global del cáncer creció nada menos que
un 85% entre 1950 y 2001, esperándose, según la Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer (IARC), que creciese un 75% más entre 2008 y 2030.

Mientras que la incidencia de algunos cánceres frecuentes en países en vías de desarrollo y


ligados a infecciones, ha caído algo, otros, más frecuentes en países desarrollados, como es
el caso de los de pulmón, mama, próstata y colorrectal, aumentan con cierta rapidez. En los
países desarrollados, con solo un 15% de la población mundial, se da el 40% de los casos
de cáncer.

En los países desarrollados, con solo un 15% de la población mundial, se


da el 40% de los casos de cáncer
El cáncer es un conjunto de enfermedades cuyas causas, según nos dicen los científicos, son
multifactoriales; es decir, no cabe atribuirlas a un único factor, sino a varios. Pero, sin duda,
una de las causas más relevantes, en muchos casos, es la exposición a una serie de agentes
químicos. La ciencia ha listado muchas sustancias que podrían estar asociadas al cáncer,
pero probablemente, y es lo que sugieren muchas investigaciones, esos listados deberían ser
más amplios.

El escenario dominante en la medicina actual se centra especialmente en el diagnóstico y


tratamiento, intentando luchar por reducir las tasas de mortalidad de las personas que
desarrollan un cáncer. Pero se descuida mucho una prevención primaria que se basaría, por
ejemplo, en evitar exponerse a sus posibles agentes causales. Algo que podría frenar el
aumento de las tasas de incidencia, ahorrando mucho sufrimiento y muerte y aliviando unos
sistemas sanitarios que han de hacer frente, además, al elevado coste de otras enfermedades
crónicas cuya incidencia también crece.

En un artículo publicado en una revista científica de la administración sanitaria


estadounidense y firmado, entre otras personas, por la responsable de Salud y Medio
Ambiente de la OMS, María Neira, se decía que aunque “la prevención primaria ofrece el
enfoque más rentable para reducir el cáncer y otras enfermedades no transmisibles; a
menudo ha sido descuidada, mientras se han priorizado la prevención secundaria y el
tratamiento(1)”. De hecho “actualmente, en la mayoría de los países, el enfoque casi
exclusivo de las políticas contra el cáncer es la prevención secundaria (es decir, la
detección temprana), el diagnóstico y el tratamiento”.

En mayo de 2004, tras un encuentro organizado por la Asociación para la Investigación


Terapéutica Anticancerosa (ARTAC), apoyada por la ONU, centenares de científicos, entre
ellos varios premios Nobel, firmaron el denominado Llamamiento de París(2) que advertía
que la contaminación química podría estar “contribuyendo de forma importante” al
incremento de la incidencia del cáncer que se ha visto en especial desde finales de la
Segunda Guerra Mundial y denunciaban que “la mayoría de las sustancias o productos se
introducen en el mercado sin haber sido objeto, previamente y de forma suficiente, de test
toxicológicos y de estimación de riesgos para el hombre” y que “la contaminación química
bajo todas sus formas se ha convertido en una de las plagas humanas actuales”.

El prestigioso Panel Presidencial del Cáncer de los Estados Unidos(3) insistió, en 2010, en
que si se quería tener más éxito en la lucha contra el cáncer se debía prestar más atención a
factores como los contaminantes químicos. Decían que el no haber tenido más en cuenta la
presencia de estas sustancias en el aire, los alimentos o el agua, y no haber hecho gran cosa
por reducir la exposición a ellas, podía haber contribuido a los daños que habían padecido
muchísimas personas.

No es mucho lo que, en la práctica, se está haciendo. Miles de investigadores a lo largo y


ancho del planeta, alertan de cómo ya desde el seno materno nos estamos exponiendo a un
cóctel de contaminantes, y que los sistemas que oficialmente se aplican para evaluar los
riesgos, y regular las sustancias químicas, no han incorporado el grado de conocimiento
científico actual sobre el tema.

Se ha denunciado que miles de sustancias aún no han sido testadas, y que muchas de las
evaluadas lo han sido sin considerar debidamente una serie de factores. Los autores de un
amplio estudio internacional(4) publicado en 2015 en la revista Carcinogenesis pidieron
que los sistemas usados para evaluar el potencial cancerígeno de las sustancias
incorporasen de una vez lo que hoy sabe realmente la ciencia acerca de los factores que
pueden iniciar y desarrollar un tumor.

La comunidad científica sabe, por ejemplo, que las personas se exponen cotidianamente a
cócteles de diferentes sustancias que, aunque están a concentraciones muy bajas, pueden
tener un efecto combinado que incremente el potencial cancerígeno. Sin embargo, los
sistemas de test oficiales, en lugar de evaluar el riesgo de esa situación real, evalúan el de
una situación que no se da, el de que una persona solo se exponga, cada vez, a un
contaminante aislado. También que hay efectos que, como los de alteración hormonal que
producen muchas sustancias, pueden influir en el desarrollo de algunos cánceres, a veces en
concentraciones bajísimas. Pero estos factores, entre otros, como la inmunotoxicidad, los
daños en los mecanismos de reparación del ADN, la mayor vulnerabilidad de embriones y
niños, etc., no son debidamente contemplados oficialmente. Ello hace, nos dicen estos
científicos, que se tenga oficialmente como “no cancerígenas” sustancias que podrían estar
realmente asociadas al cáncer.

Los científicos citados evaluaron decenas de sustancias a las que se expone la población de
forma bastante generalizada (algunos pesticidas, bisfenol A, ftalatos, etc.) y diferentes tipos
de cáncer viendo como “los efectos acumulativos de sustancias químicas individuales (que
se consideran no carcinógenas) que actúan a través de diferentes vías, y una variedad de
sistemas, órganos, tejidos y células relacionados, podrían aliarse y conspirar
plausiblemente para producir sinergias carcinógenas”.

Ante hechos como estos y otros, estos científicos comentan que estimaciones como las de
la OMS, que llegan a atribuir solo hasta un 20% del cáncer a la exposición a contaminantes
podrían estar subestimando enormemente las cifras reales. En consonancia con ellos, otros
importantes científicos, inclusive algunos de la propia OMS, concluían que “una
proporción sustancial de todos los cánceres es atribuible a exposiciones cancerígenas en el
medio ambiente y el lugar de trabajo, y está influenciada por actividades que se
desarrollan en todos los sectores económicos y sociales(5)”.

En España, el Atlas Municipal de Mortalidad por Cáncer, publicado en 2007 por el Instituto
de Salud Carlos III, mostraba como había más incidencia de algunos cánceres en algunas
zonas con más presencia de contaminantes. El Atlas de Mortalidad en Áreas Pequeñas en
España publicado por la Universidad Pompeu Fabra en 2001 mostraba lo mismo. Como se
apuntaba en 2006, en un artículo científico publicado en la Journal of Public Health Policy,
el cáncer es más frecuente en entornos urbanos, en zonas agrícolas, en la vecindad de
puntos de vertido de una serie de residuos, donde el viento puede arrastrar distintos
contaminantes industriales, o en poblaciones donde se bebe agua de determinados
pozos… “Los patrones de una alta incidencia y mortalidad por cáncer están ligados a
áreas con uso de pesticidas, exposiciones laborales tóxicas, incineradoras de residuos
peligrosos y otras fuentes de contaminación(6)”.

Millares de investigaciones científicas asocian, con mayor o menor grado de evidencia, la


exposición a una serie de sustancias químicas con diferentes tipos de cáncer. Sustancias
como, por ejemplo, pesticidas, benceno, tetracloroetileno, tricloroetileno, cloruro de vinilo,
trihalometanos, disolventes clorados, PCBs, dioxinas, bisfenol-A, aminas aromáticas, 1,3
butadieno, óxido de etileno, ftalatos, etc. También se sabe que hay trabajos en los que las
personas pueden exponerse a algunas sustancias y que traen aparejado un mayor riesgo de
algunos tumores (industria química, gomas, caucho, impresión, petrolera, curtidos,
agricultura…). Pero también la exposición cotidiana a una serie de sustancias por parte de
la población general ha sido asociada a incrementos de riesgo.

Debe aplicarse el Principio de Precaución, que establece que incluso en el caso de que
exista alguna posible incertidumbre, si existe un riesgo para la salud humana, se debieran
adoptar medidas preventivas. Medidas que tienen que ver con el establecimiento de una
regulación más seria de las sustancias químicas tóxicas que lleve a la prohibición o severa
restricción de muchas de ellas. Una regulación que se base en la aplicación del
conocimiento actual de la ciencia académica y no tanto, como ha sido hasta ahora, en la
“ciencia” generada por la propia industria química y en la que prevalezca la defensa de la
salud frente a intereses económicos particulares.

Es probable que, ante todo esto, se deberían reorientar algunos enfoques actuales de la
lucha contra el cáncer. Por ejemplo, los defendidos por algunos sectores que hacen un
hincapié, acaso excesivo, en la genética, cuando, como afirman los científicos,
“simplemente, nuestros genes no cambian tan deprisa(7)” como para poder explicar la
rápida expansión de estas enfermedades en tan solo unas décadas.

El llamamiento de París advertía que la contaminación química podría


estar “contribuyendo de forma importante” al incremento de la incidencia
del cáncer

También, es probable que debieran repensarse ciertas respuestas fáciles que a veces se dan,
como cuando se atribuye lo que sucede, de cierta forma simplista, a factores como que
ahora la gente viva más años. Porque, como dicen algunos científicos, es sabido que
enfermedades como el cáncer pueden tener un largo periodo de latencia y que, a más
tiempo de exposición a una serie de sustancias, más riesgo. Además, resulta que algunos de
los cánceres que más crecen se dan en jóvenes, como pasa con el cáncer de testículos. Algo
que también pasa con los cánceres infantiles. Y cada vez más cánceres, como el de mama,
se dan en mujeres jóvenes, siendo además más agresivos en estos casos.

Probablemente se deban mejorar los consejos preventivos que se dan, yendo más allá de los
consabidos del tabaco o aquellos que aluden de formas un tanto vagas a factores como la
dieta, sin alertar, por ejemplo, acerca del posible contenido de sustancias tóxicas que puede
haber en ciertos alimentos. Los consejos deben abarcar escenarios más amplios y
complejos, y proporcionar una información adecuada y detallada a la ciudadanía acerca de
los riesgos de la exposición cotidiana de a una serie de sustancias y las formas de reducir
las exposiciones en cualquiera de los posibles escenarios: el lugar en el que se vive, el
trabajo, el hogar, el agua, la alimentación, etc.

Por solo citar un ejemplo, si se sabe que hay estudios que asocian algunos pesticidas con el
cáncer y que por ello, como ha mostrado una reciente investigación del Instituto Nacional
de Salud e Investigación Médica de Francia(8), la alimentación ecológica puede estar
asociada a un menor riesgo de algunos cánceres, se deberá recomendar ese tipo de
alimentación. Lo propio puede decirse de consejos que podrían darse en relación a otros
productos como pueden ser los insecticidas domésticos, ambientadores, productos de
limpieza, plásticos, productos de aseo personal y cosmética, etc., atendiendo a la enorme
cantidad de estudios científicos que asocian el cáncer, con mayor o menor carga de
evidencia, a algunas de las sustancias que pueden contener.

CARLOS DE PRADA

Periodista. Autor del libro “Hogar sin tóxicos” y responsable de la campaña con el mismo
nombre

www.hogarsintoxicos.org

Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº22

Para más información:

1.- Espina C, Porta M, Schüz J, Aguado IH, Percival RV, Dora C, Slevin T, Guzman JR,
Meredith T, Landrigan PJ, Neira M. 2013. Environmental and Occupational Interventions
for Primary Prevention of Cancer: A Cross-Sectorial Policy Framework. Environ Health
Perspect 121:420–426;
2.- THE PARIS APPEAL. International Declaration on diseases due to chemical pollution
International Declaration on diseases due to chemical pollution UNESCO, Paris, France,
2004 May 7. European Parliament –2005 January
19. http://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2004_2009/documents/dv/belpomme_present
ati/belpomme_presentation.pdf

3.- 2008-2009 Annual Report. President,s Cancer Panel. Reducing Environmental Cancer
Risk. What can we do now U.S. DEPARTMENT OF HEALTH AND HUMAN
SERVICES. National Institutes of Health. National Cancer Institute. 2010.
https://deainfo.nci.nih.gov/advisory/pcp/annualreports/pcp08-09rpt/pcp_report_08-
09_508.pdf

4.- Goodson, W.H., et al. Assessing the carcinogenic potential of low-dose exposures to
chemical mixtures in the environment: the challenge ahead. Carcinogenesis, 2015.
36(Suppl 1): p. S254S296. ACCESIBLE EN:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26106142
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4480130/ https://www.ncbi.nlm.nih.gov/p
mc/articles/PMC4480130/pdf/bgv039.pdf

5.- Espina C, Porta M, Schüz J, Aguado IH, Percival RV, Dora C, Slevin T, Guzman JR,
Meredith T, Landrigan PJ, Neira M. 2013. Environmental and Occupational Interventions
for Primary Prevention of Cancer: A Cross-Sectorial Policy Framework. Environ Health
Perspect 121:420–426;

6.- Clapp RW, et al. Environmental and Occupational Causes of Cancer Re-viewed. Journal
of Public Health Policy (2006). 27, 61-76

7.- Clapp RW, et al. Environmental and Occupational Causes of Cancer Re-viewed. Journal
of Public Health Policy (2006). 27, 61-76

8.- Julia Baudry et al. Association of Frequency of Organic Food Consumption With
Cancer RiskFindings From the NutriNet-Santé Prospective Cohort Study. JAMA Intern
Med. Published online October 22, 2018. doi:10.1001/jamainternmed.2018.4357

Entorno sano, Revista, Tóxicos y entorno saludable


ENCUENTRO INTERGENERACIONAL EN EL
HUERTO LADIS POR ‘LA SEMANA SIN
PESTICIDAS’
27 Mar, 2019 - Sociedad sana
Con motivo de La Semana Sin Pesticidas, celebrada del 20 al 30 de marzo para
concienciar sobre los peligros sanitarios y medioambientales de los pesticidas, y sobre todo,
para tratar de mostrar las alternativas que existen, organizamos el día 26 de marzo
un encuentro intergeneracional en el Huerto Vecinal Comunitario LADIS (Villaverde
Alto).
Mari Mar, una de nuestras educadoras del proyecto Salud Ambiental en la Escuela,
ofreció una interesante charla en la que dio algunos consejos muy útiles para reducir
nuestra exposición a los pesticidas. Por ejemplo, un consumo consciente y responsable
basado en frutas y verduras ecológicas, de temporada y locales, que no suelen contener
residuos tóxicos y son mucho más saludables para nuestra salud y la del medio ambiente.
Raúl Martínez, responsable del Huerto Ladis, también participó en el coloquio hablándonos
de algunas soluciones para evitar el uso de pesticidas en los huertos, como los hoteles de
insectos; una gran herramienta para atraer a estos pequeños polinizadores facilitando el
proceso de fertilización, sin necesidad de emplear productos químicos.
A este encuentro, dirigido a los vecinos y vecinas de todas las edades, se sumaron también
las Lideresas de Villaverde, algunas familias del centro cultural islámico y jóvenes que
participan en programas de OMC Radio, entidad que también ha colaborado en el evento
dentro de la campaña #SemanaSinPesticidas.
Todos juntos disfrutamos al sol de una jornada jovial en la que prevaleció la puesta en
común y el compartir conocimientos y experiencias… De esta manera tan agradable,
pudimos favorecer el cambio de mentalidad positiva de nuestros mayores, así como
inculcar en los más jóvenes las prácticas ecológicas de las labores agrícolas, con un gran
entusiasmo y esperanza por un futuro más saludable y sostenible.
¡Si quieres conocer más información sobre la campaña pincha AQUÍ!
Sociedad sana
SEMANA SIN PESTICIDAS 2019
20 Mar, 2019 - Entorno sano

El uso de pesticidas es hoy en día una práctica generalizada en la agricultura


convencional, de tal forma que un alto porcentaje de los productos alimentarios que
llegan a nuestras mesas tienen residuos de estas sustancias. Muchos de estos pesticidas
son o pueden ser disruptores endocrinos, es decir, que pueden alterar el normal
funcionamiento del sistema hormonal y afectar a la salud de las personas.
La exposición humana a estas sustancias es generalizada. Las cifras reflejan la magnitud del
problema: cada año se esparcen 400.000 toneladas de pesticidas en los 28 países de la
UE. España es, según los últimos datos de Eurostat, el país donde más se usan los
pesticidas, con 78.000 toneladas al año.
Del 20 al 30 de marzo tendrá lugar La semana por las alternativas de los pesticidas con
el fin de concienciar sobre los peligros sanitarios y medioambientales de estos, y sobre
todo, tratar de mostrar las alternativas que existen en diferentes áreas con el objetivo de
evitarlos.
Esta campaña internacional une alrededor de 65 entidades y a más de 400 actores en
terreno, en una totalidad de 15 países, en los que durante los 10 días se celebrarán alrededor
de 1000 eventos. La Fundación Vivo Sano, tratando de promover alternativas más
saludables con nosotros y nuestro entorno, nos sumamos un año más a esta campaña a
través del proyecto de Hogar Sin Tóxicos y de Salud Ambiental en la Escuela.

La Fundación Vivo Sano, tratando de promover alternativas más saludables con nosotros
y nuestro entorno, nos sumamos un año más a esta campaña a través del proyecto de Hogar
Sin Tóxicos y de Salud Ambiental en la Escuela, realizando diferentes acciones durante
la semana:

 Día 26 de marzo – Encuentro intergeneracional en el Huerto Ladis:


Encuentro intergeneracional en el Huerto Vecinal Comunitario LADIS (Villaverde Alto),
donde se hará una breve charla sobre los peligros de los pesticidas y las posibles
alternativas (agroecología, huertos urbanos…) a cargo de las educadoras del
proyecto Salud Ambiental en la Escuela de la Fundación Vivo Sano y Raúl Martínez,
responsable del Huerto Ladis. En este encuentro dirigido a informar a vecinos de todas las
edades, se sumarán las Lideresas de Villaverde y algunos jóvenes que participan en
programas de OMC Radio, entidad que también colabora en este evento en el marco de la
#SemanasinPesticidas.

 #SemanaSinPesticidas en redes del 20 al 30 de marzo:


Durante los 10 días de la campaña lanzaremos una serie de infografías con información y
consejos útiles sobre los pesticidas y sus alternativas… ¡Sigue nuestras redes sociales
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