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Contexto general
Un proyecto de negocios se inicia cuando una o varias personas tienen una idea de
hacer algo, en el sentido de producir un bien o un servicio, que se vislumbra como
necesidad en la óptica de oportunidad de mercado para ganar dinero con proyección
en el tiempo. Como concepto general, se puede decir que un proyecto se gesta desde
una idea sobre una actividad que se quiere llevar a cabo en determinado lugar, en
determinado momento, dirigido hacia un determinado grupo de personas o segmento de
mercado, y del cual se espera obtener beneficios económicos y en razón de ello se está
dispuesto a invertir esfuerzo individual y comprometer recursos financieros propios y/o
ajenos en el negocio que se pretende desarrollar.
Mientras que formular o preparar un proyecto de negocios, es una actividad que se
puede catalogar como método sistémico de trabajo de investigación y análisis de datos e
información que se lleva a cabo para desarrollar una idea de negocio. Por desarrollar
entendemos las diversas tareas que hay que hacer, en realidad elaborar los estudios
que se precisa construir del proyecto. Como método, formular un proyecto se puede
observar tanto como una técnica como un instrumento: una técnica para recopilar,
estructurar, analizar y evaluar la información del proyecto, recabada y sistematizada a
través de los estudios de mercado, técnico, organizacional y económico. Y como
instrumento, sirve de apoyo a la toma de decisión sobre si se implementa o no el
proyecto, según lo que arroje la evaluación económico-financiera y el análisis de
fortalezas, debilidades y factores críticos en materia comercial, técnica-tecnológica,
gerencial, legal, financiera y de recursos humanos del proyecto en particular. En la
perspectiva emprendimiento Pyme, formular un proyecto consiste en desarrollar una
idea de negocios donde quien la lleva a cabo, por lo general, tiene el propósito de
convertirse en emprendedor o empresario independiente. También se habla de
emprendimiento cuando el objetivo es desarrollar un proyecto para la organización a
la cual pertenece, siendo así un emprendedor interno.
Primero diremos que la idea de negocio pensada como proyecto de inversión puede
ser ocurrencia propia del emprendedor como también no propia que obtuvo a través
de algún informe o estudio o que escucho de alguien. Da lo mismo en tanto no sea una
idea obtenida en forma deshonesta, aunque el sentido de honestidad en los negocios
es una cuestión bastante manejable. Pero eso es tema aparte. Visto en términos
simples, de lo que se trata un negocio es vender un producto -que puede ser un bien o
un servicio- a clientes de cierto segmento de mercado, con el fin de generar riqueza
logrando una diferencia positiva luego de restar los egresos de los ingresos. Se trata
entonces de tener un producto que para los identificados como potenciales clientes
compradores supuestamente estarían dispuestos a comprar lo que se les ofrecerá.
Pero aquí emerge una pregunta inicial que exige una respuesta con sentido y no
caprichosa: ¿por qué los clientes van a comprar el producto que se planea ofertar en el
mercado? Normalmente cuando se habla de negocios de emprendedores, se destacan
diversas motivaciones personales de auto-realización, espíritu independiente, deseos
de innovar, deseos de satisfacer necesidades de las personas y otras que van desde
cuestiones de nobleza interna hasta sentido altruista hacia los demás. No se
cuestionan y pueden ser muy razonables y válidas, pero en el actual mundo de los
negocios sugiero mejor optar por una clara e inequívoca motivación pragmática que
es el deseo de ganar dinero. Ello no quita ni impide que este deseo coexista con otras
motivaciones personales del emprendedor. En materia de ideas de negocios que se le
pueden ocurrir a las personas que tengan espíritu emprendedor en realidad pueden
ser muchas; desde muy atractivas en términos de oportunidad comercial hasta sin
sentido como negocio. Como sería, por ejemplo de una idea sin sentido, pensar en
implementar un supermercado en una ubicación territorial del gran Santiago
dominada por las grandes cadenas Líder y Jumbo. Salvo que se disponga de recursos
financieros superiores a estos. Entonces hay que hacer efectivo en el sentido de
racionalizar ese momento de la imaginación humana sobre la idea que se piensa un
buen negocio.
Por ciclo de gestación del proyecto se entiende las etapas que comprende desde que
se formula la idea de negocio hasta la implementación del proyecto de inversión.
Existen varios enfoques respecto a las fases que se deben realizar y su alcance, pero
en definitiva todos incorporan las fases de idea, preinversión e inversión de proyecto
y luego operación. No vamos a ahondar al respecto ya que no tendría mayor sentido,
sino que presentaremos un enfoque tradicional. Se incluye como texto aparte, en
versión PDF, enfoque de ciclo de vida de proyectos elaborado por Mideplan de Chile.
1). Idea: es la oportunidad de negocio que se proyecta aprovechar con fines lucrativos.
En esta etapa se elabora un bosquejo general de aspectos generales del negocio
pensado: estimación de precio, ventas, margen, posibilidad técnica de llevarlo a cabo,
y posibles problemas y limitantes.
2). Preinversión: en esta etapa se realizan los niveles de perfil, pre factibilidad y
factibilidad:
Perfl: se elabora a partir de información preliminar, basado en los
conocimientos, experiencia y datos que se tiene en ese momento. Se analizan
apreciaciones globales sobre posibilidades y limitantes de tipo comercial, técnicas,
legal, organizacional, localización, RRHH, financieros. El propósito de hacer un perfil
es buscar razones para mantener o abandonar la “idea” del negocio.
Prefactibilidad: este es un análisis más acabado, y aunque se basa en
información de fuentes secundarias, tiene el objetivo de establecer - en forma más
concreta que la etapa anterior - aspectos de mercado, técnico-productivos,
financieros, y otros, junto con observar las fortalezas y debilidades que se han logrado
detectar. Se realizan cálculos preliminares respecto a rentabilidad del proyecto con
antecedentes más completos para decidir si se continúa avanzando en la formulación
del proyecto.
Factibilidad: este estudio se basa en información de fuentes primarias. Tiene el
propósito de establecer la situación de variables relevantes; de mercado, técnico-
productivas, financieras, fortalezas, debilidades, que permitan determinar con
fundamento la rentabilidad del proyecto propuesto. Si el nivel de rentabilidad que
arrojan los indicadores económico-financieros se ubica en márgenes atractivos, se
procede a realizar los Estudios específicos del proyecto. Caso contrario, el proyecto se
desecha.
Idea de negocio
Pre-inversión
Perfil
Prefactibilidad
Factibilidad
Inversión
Operación
Estudio de Mercado
Prefactibilidad
Estudio Técnico
Factibilidad
Estudio Administrativo
Estudio Ambiental
Ser competitivo: según Porter, que es un reconocido gurú en este tema, significa lo
siguiente: “Actualmente las organizaciones de todos los campos tienen que competir
para aportar valor. El valor es la capacidad de satisfacer o rebasar las necesidades de los
clientes, y también de hacerlo eficientemente. Las compañías deben ofrecer valor a sus
clientes, y los países tienen que ofrecer valor como emplazamientos de negocios”.
Como se puede ver, el valor aparece como factor clave de las relaciones de
competitividad en el actual sistema de mercado. Y por cierto tiene peculiaridades que
no se deben desconocer, como es el hecho que el valor es algo que para que se
constituya como tal, debe ser reconocido por el mercado de clientes, tanto su valor de
uso (que es la utilidad que brinda o necesidad que satisface) como su valor de cambio,
elemento que se constituye cuando se está dispuesto a pagar por el producto. Caso
contrario, por más que tenga tecnología de punta o que el producto evidencie calidad
notable o se trate de un servicio innovador o su precio sea hasta por debajo de la
competencia, si el mercado no llega a reconocer valor en el producto a través de su
compra, entonces simplemente queda como valor no recuperable convirtiéndose en
pérdida económica. Así es la relación de valor en el mercado.
No son pocos los emprendedores que al iniciar un negocio parten convencidos que
tendrán éxito por el hecho de ofrecer un buen producto y un buen precio, sin
detenerse a pensar si será reconocido su valor en el mercado, y cuando no lo es, no
logran entender el por qué. Es porque el mercado es cambiante e impredecible donde
las decisiones de compra se toman según las percepciones respecto al valor del
producto que forma en la mente de las personas. En consecuencia la percepción
mandante es en relación al reconocimiento de valor del producto que se ofrece de
parte del cliente a quién está dirigido.
En negocios, la experiencia desde hace rato viene demostrando que es así desde el
hecho que son muchos los negocios que elaboran optimistas proyecciones de ventas y
utilidades con la certeza que se venderá lo que ofrecen porque se ofrece calidad
tangible, tecnología de punta, destacables atributos, etc. y que al final no se cumplen
las metas porque el mercado no reconoció el valor esperado. Entonces como
enseñanza, no se debe olvidar que para tener posibilidades de éxito lo que manda es el
reconocimiento de valor de parte del mercado-cliente y no lo que uno cree que vale lo
que se ofrece. Es el mercado quién reconoce o no el valor de uso y valor de cambio de
los productos ofertados. El llegar con éxito al cliente ya no tiene mucho que ver la
cantidad de inversión puesta en el producto; tiene más que ver con la percepción del
producto que posiciona en la mente del cliente. Otro asunto son productos de grandes
corporaciones que invirtiendo enormes sumas en marketing de posicionamiento
logran que el mercado reconozca valor y se vende. Pero no es el caso de proyectos
Pymes que no pueden costear millonarias campañas de marketing.