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Revista de Estudios Sociales

ISSN: 0123-885X
res@uniandes.edu.co
Universidad de Los Andes
Colombia

Nancy, Jean-Luc
La existencia exiliada
Revista de Estudios Sociales, núm. 8, enero, 2001, p. 0
Universidad de Los Andes
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81500813

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La existencia exiliada* siendo cuya esencia consiste en la existencia. En la
existencia comprendida de tal modo, en la
Jean-Luc Nancy** existencia moderna o en este sentido moderno de
la existencia, lo que cuenta o lo que más pesa -
para decirlo sencilla y burdamente- ya no es el
Con este título quiero indicar dos cosas muy segundo momento de la palabra, ya no es la
sencillas. La primera es un tópos de nuestra "estancia" o la "instancia" de la "existencia", ya no
tradición occidental, un tópos que consiste en es la posición del ser en acto y ya no es la
afirmar que la existencia es un exilio. La segunda entelequia en el sentido aristotélico, es decir, la
es una pregunta: ¿tenemos que reapropiarnos hoy realización del ser en su forma Final, sino que lo
de este lugar común de nuestra tradición, hoy, en que cuenta es el primer momento, es decir, el ser el
un mundo asolado en todos los sentidos por toda momento de la salida y del fuera, ese momento que
clase de exilios?; y, en caso afirmativo, ¿de qué Heidegger subraya escribiendo "ek-sistence" y que,
modo o en qué sentido? para acabar, ya no es un momento, sino la cosa
Que la existencia es un exilio constituye un lugar entera. La existencia ya sólo es ese ex.
común de Occidente, y ello hasta tal punto que Parece, pues, como si hubiera una especie de
podría resumir por sí solo una buena parte de exilio constitutivo de la existencia moderna, y que el
nuestra tradición greco-judeo-cristiana (en esto, concepto constitutivo de esta existencia fuera él
menos romana y menos árabe sin duda). Desearía mismo el concepto de un exilio fundamental: un
intentar ver con ustedes el modo en que se ha "estar fuera de", un "haber salido de", y ello no sólo
construido un significado importante del exilio, así en el sentido de un ser arrancado de su suelo, ex
como los problemas que plantea. solum, según la falsa etimología latina que
Digamos para empezar que, si ese tópos de la Massimo Cacciari evocaba, sino según lo que
existencia como exilio retorna hoy con una fuerza parece ser la verdadera etimología de "exilio": ex y
llena de inquietud e interrogación (algo que se la raíz de un conjunto de palabras que significan
pone de manifiesto, por ejemplo, con la "ir"; como en ambulare, exulare sería la acción del
celebración de este coloquio) tras haber sido exuz el que sale, el que parte, no hacia un lugar
durante mucho tiempo el tópos de una existencia determinado, sino el que parte absolutamente.
humana en tanto que pasaje -el exilio como pasaje La cuestión del exilio es pues la cuestión de esa
que preludia y prepara un regreso-, es porque partida, de ese movimiento como movimiento
nuestra experiencia, en el extremo de nuestra siempre empezado y que quizá no debe terminar
tradición, parece ser en muchos aspectos la nunca. Sin embargo, si lo que se deja no es el
experiencia de un exilio definitivo y sin retorno. suelo, ¿qué es lo que se deja?, ¿de dónde parte
El hombre moderno es el hombre cuya ese movimiento? Según el significado dominante,
humanitas ya no es identificable, es ese hombre exilio es un movimiento de salida de lo propio: fuera
cuya figura se borra o se ha borrado, como decía del lugar propio (y en este sentido es también, en el
Foucault, se confunde con su borradura, que no es fondo, el suelo, cierta idea del suelo), fuera del ser
más que la consecución de la ausencia de propio, fuera de la propiedad en todos los sentidos
respuesta a la pregunta "¿Qué es el hombre?" y, por lo tanto, fuera del lugar propio como lugar
(aunque esa ausencia de respuesta es, como natal, lugar nacional, lugar familiar, lugar de la
saben, la respuesta de Kant a la pregunta). Se presencia de lo propio en general.
borra así el hombre que ya no puede responder a Nos encontramos así ante una paradoja. Por un
su propia pregunta -o a la pregunta de lo propio-, el lado, nuestra tradición nos representa esta salida
hombre que es en suma exiliado fuera de sí mismo, fuera de lo propio como una desgracia y, aún más,
fuera de su humanidad. La radicalización Filosófica como la desgracia por excelencia, como aquello
de esta experiencia se encuentra en un enunciado en lo que pueden resumiese todas las desgracias;
mayor o matricial del pensamiento de Heidegger, a por otro, nos representa este exilio como una
saber, que lo existente humano, el Dasein, es el posibilidad positiva, la más positiva incluso, del ser
o la existencia: caída o partida, alejamiento o
* Tomado del Archipiélago: Cuadernos de Crítica de la Cultura , alienación, la desgracia es indispensable para la
Nº 26-27, invierno 1996, Barcelona. Traducción del francés de realización del ser. Parece además que la historia
Juan Gabriel López Guix. contemporánea nos presenta simultáneamente
**De Jean-Lue Naney es reciente la publicación en español de
La experiencia de la libertad, Paidós, Barcelona, 1996. Sus
una increíble proliferación de exilios,
últimos libros son: Le sens du monde, Seuil, París, 1993; Les desplazamientos, deportaciones, que son la
Muses, Seuil, París, 1994. desgracia misma y que han llegado hasta
constituir lo absoluto de la desgracia, el exterminio a reflexión sobre el exilio es la tentación de
-el exilio consumado como exterminio, la dialectizar en este sentido.
expropiación absoluta-; y, por otra parte, la
Por el contrario, sabemos ya que ante todo hay
apariencia de una proliferación de posibilidades
que plantear una negatividad no dialectizable del
nuevas en las emigraciones, los movimientos y las
exilio. Una negatividad pura y simple, la dureza y la
mezclas, en los cuales se dibujaría la posibilidad
desgracia del exilio que no conduce a nada, no se
de inventar un espacio mundial inédito. Y es así
reconvierte en nada. La deportación sin retorno.
cómo interpretamos, simultánea y
Creo que habría que vincular esta negatividad no
contradictoriamente, la "mundialización" que se
reconstruible al modelo romano (del que Ovidio ha
desarrolla ante nosotros como implosión y como
quedado como figura). En su primera forma
explosión, como multiplicación de las exclusiones
romana, el exilio es un medio de escapar a la pena
y las desapropiaciones, y como apertura de
de muerte (lo que significa la imposibilidad de
posibilidades, de retroceso de los horizontes
regreso); aunque, en la forma adoptada bajo la
limitados.
República tardía y bajo el Imperio, es la pena que
¿Cómo pensar lo que ofrece el aspecto de una consiste en colocar a un miembro de la comunidad
dialéctica del exilio? En realidad, si intentamos unir romana fuera de esa comunidad (hay una forma
estas dos interpretaciones, estas dos menor, la relegación a un lugar del Imperio, que es
evaluaciones, construimos lo que hay que llamar revocable, y una forma mayor, la deportación fuera
una dialéctica del exilio. Es decir, una dialéctica en del Imperio, sin regreso posible). Deportatio-este
la acepción hegeliana corriente del término (quiero término del Derecho romano ha dado la palabra
decir, según la vulgata hegeliana e, incluso, el que nos hace rememorar la Shoah -habría que
hegelianismo vulgar). El exilio es un pasaje por lo decir, todas las Shoahs- en la medida en que la
negativo o el acto mismo de la negatividad, exterminación es mayor aún que el asesinato, ya
comprendida ésta como el motor, el recurso a una que lleva a cabo un proceso de arrancamiento,
mediación que garantiza que la expropiación destierro, expropiación absoluta.
termine reconvirtiéndose en una reapropiación.
Y sabemos que no se trata en absoluto de
Esta dialéctica del exilio del "yo", de lo propio en dialectizar la deportación. Más allá del exilio de los
general, en la exterioridad, en la alteridad y la hijos de Eva y la deportación desapropiadora, ¿qué
alteración, es, en el fondo, la gran figura cristiana podemos pensar?
del exilio. Un himno cristiano (el Salve Regina)
Quizá nos es dado pensar -don difícil, oscuro,
llama a los hombres exsules filii Evae, en tanto que
como todo lo que es posible pensar- algo de un
hijos de Eva, son exiliados in hac lacrimorum valle,
exilio que sea él mismo lo propio, sin dialectización
y ruegan a la Virgen que les muestre el Salvador
en el sentido en que se ha mencionado. En efecto,
post hoc exsilium. Ésta es la recuperación o la
la existencia como exilio, pero no como movimiento
sustitución de cierto modelo judío del exilio (no el
fuera de algo propio, a lo que se regresaría o bien,
modelo cabalista, sino el modelo que comporta el
al contrario, a lo que sería imposible regresar: un
regreso y la restauración final). Moralmente, el
exilio que sería la constitución misma de la
exilio es pues la prueba comprendida entre la falta
existencia, y por lo tanto, recíprocamente, la
y la redención.
existencia que sería la consistencia del exilio.
Sin duda aquí, como en otras partes, el
Así pues es el ex, ese mismo ex del exilio y la
cristianismo ha helenizado al judaísmo. En el
existencia, lo que sería o lo que haría lo propio, la
modelo griego, el exilio (si es que hay de verdad
propiedad de lo propio. No una existencia exiliada
uno: quizá sólo hay un elemento, un rasgo de su
(y, por lo tanto, tampoco un exilio existencias), sino
concepto moderno) es siempre el regreso, es el
una propiedad en tanto que ex. Es esta extraña
periplo de Ulises.
propiedad —esta propiedad de extrañamiento,
Si recusamos ese modelo dialéctico es porque habría que decir- lo que constituye el fondo del
en él el exilio sólo es transitorio; lo cual quiere decir primer pensamiento de Heidegger y, más allá, lo
que su negatividad sólo consiste en suprimiese a sí que inquieta y moviliza lo esencial del pensamiento
misma (ésa es la negatividad hegeliana, en la contemporáneo. Se trata entonces de pensar el
medida al menos en que la vulgata comprende exilio, no como algo que sobreviene a lo propio, ni
dicha supresión de sí como restauración, en relación con lo propio -como un alejamiento con
consecución, reapropiación total y final de un vistas a un regreso o sobre el fondo de un regreso
Espíritu del mundo. El exilio -transitorio-- no es imposible-, sino como la dimensión misma de lo
tenido en cuenta ni tomado en serio por sí mismo. propio. De ahí que no se trate de estar "en exilio en
Y pienso, en efecto, que lo que más amenaza toda el interior de sí mismo", sino ser sí mismo un exilio:
el yo como exilio, como apertura y salida, salida cuerpo también puede pensarse, no como cuerpo
que no sale del interior de un yo, sino yo que es la caído, ni como "cuerpo propio" (al modo de
salida misma. Y si el "a sí" adopta la forma de un Merleau-Ponty), sino más bien como exterioridad
"retorno" en sí, se trata de una forma engañosa: en la cual la "interioridad" se ve, ante todo y de
porque "Yo" sólo tiene lugar "después" de la modo esencial, expuesta: planteada fuera,
salida, después del ex, si es que puede decirse planteada como fuera. No soy mi cuerpo -si no, no
así. Sin embargo, no hay "después": el ex es nombraría "el cuerpo"- y tampoco paso por el
contemporáneo de todo "yo" en tanto tal. cuerpo para ir a otra parte, sino que el cuerpo es
el exilio y el asilo en el que algo así como un "yo"
Esta perspectiva no viene a ser una especie de viene a quedar ex- puesto, es decir, a ser.
elogio generalizado del errar, la desapropiación,
que a veces se practica hoy de forma harto burda. También el lenguaje ha sido pensado como
Indica una tarea más difícil: pensar precisamente exilio del sentido, de un sentido puro, no
lo propio como ese exilio; pero pensar expresado y no expresable. Aunque si el sentido
exactamente ese exilio como propio. Porque lo tiene que ser pensado, no como consecución de
propio es necesario -no necesariamente una un significado, sino como la posibilidad de que
propiedad, ni una nación, ni una familia, etc. (quizá haya significados, y de que haya infinitos
no dejen de ser formas alienadas de lo propio: significados, si el sentido es lo inagotable del
alienaciones del exilio, por decirlo de algún modo)- significado y, por lo tanto, simultáneamente lo
es necesario que la relación consigo mismo tenga inagotable del intercambio de los significados,
lugar, que tenga su lugar, y ese lugar debe entonces el sentido es él mismo ese "exilio" y ese
pensarse como exilio. "asilo" que es el lenguaje. El sentido es la lengua o
las lenguas mismas, en tanto que transporte
Jean Améry, en su libro sobre los campos de indefinido de significado, ese reimpulso y esa
concentración, consagra un capítulo a la cuestión. redemanda indefinidos de significado que
"¿En qué medida tenemos necesidad de una constituyen la lengua finísima, y con ella Babel.
Heimat [patria]?". Esta cuestión, que jamás se Y así, como en la unión del cuerpo y el
había planteado antes de la deportación, es algo lenguaje, el "estar con" -el Mitsein o el Mitdasein
que la deportación obliga a plantear. No significa de Heidegger-, designaría esa relación con los
que sea necesaria una presunta propiedad otros que no es ni la interioridad y la propiedad de
"natural", originaria, identitaria; significa que existe algo "común" (comunidad, comunión), ni la
lo propio y que la desapropiación es violencia. Si exterioridad de la multitud o de la masa, y del
lo propio es exilio, su dimensión de propiedad osario, sino el "junto a", (con, apud hoc), la
podría denominarse quizá "asilo". El campo de proximidad que es alejamiento porque está "en lo
concentración es lo contrario del asilo. El campo más cerca de" y, por consiguiente, en un aparte o
es el exilio como desapropiación. Sin embargo, el un apartamiento, el mismo del tacto. "Estar con" o
asilo es el exilio como propio: el asilo de la tocar los otros, no confundirse; tocar, pues, a
hospitalidad, por ejemplo, del que hablaba través de una distancia. Ni todos "juntos", ni todos
Cacciari. El asilo es el lugar de quien no puede ser dispersados, sino los unos "con" los otros,
atrapado (es el sentido del griego ásylos- aquel encontrando a la vez en ese "con" el exilio y el
que no puede convertirse en presa, en botín). asilo de su "ser en común".
Pensar el exilio como asilo -y no como campo de
deportación-, es justamente pensar el exilio como No cabe duda de que no puedo seguir
constituyendo por sí mismo la propiedad de lo denominando mucho tiempo a esto ni "exilio" ni
propio: en su exilio, está al abrigo, no puede ser "asilo". El exilio como asilo exige otro nombre para
expropiado de su exilio. Ese lugar de asilo en el ser pensado. No sé cuál es ese nombre. Quizá no
exilio es triple: lugar del cuerpo, lugar del lenguaje, haya ningún nombre para eso, pero quizá sea lo
lugar del "estar con". que precede y lo que sigue a todo nombre, toda
lengua, al igual que todo cuerpo, y todo "estar
El cuerpo es por excelencia uno de los con". Lo mismo ocurre siempre con lo que debe
nombres del exilio tradicional: lugar de paso para pensarse: no es pensable, y por eso hay que
un regreso al alma o el espíritu. No obstante, el pensarlo, es decir, darle a la vez asilo y exilio en
nuestro pensamiento, como suele decirse.

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