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Argumento Teleológico:

La palabra teología viene de la palabra telos, que significa “propósito” u “objetivo.” La idea es que
se necesita un “proponente” para tener un propósito, y así, cuando vemos cosas destinadas
obviamente para un propósito, podemos asumir que esas cosas fueron hechas por una razón. En
otras palabras, un diseño implica un diseñador. Si caminamos por una playa y encontramos un
reloj de pulsera, no asumimos la posibilidad de que el tiempo y las circunstancias al azar
produjeron el reloj con la arena movida por el viento. ¿Por qué? Porque tiene las marcas obvias de
un diseñador – tiene un propósito, transmite información, es particularmente complejo etc. En
ningún campo científico el diseño es considerado como espontáneo; siempre implica un
diseñador, y entre más grandioso sea un diseño, más grandioso será el diseñador. Por tanto,
tomando las suposiciones de la ciencia, el universo requeriría un diseñador más allá de sí mismo
(p. ej., un diseñador sobrenatural.)

El argumento teleológico aplica este principio a todo el universo. Si el diseño implica un diseñador,
y el universo muestra las marcas de un diseño, entonces el universo fue diseñado. Es claro que
cada forma de vida en la historia de la Tierra ha sido altamente complejo. Un solo hilo del ADN
equivale en información a un volumen de la Enciclopedia Británica. El cerebro humano tiene
aproximadamente 10 billones de gigabytes de capacidad. Además de las cosas vivas aquí en la
Tierra, el universo entero parece diseñado para vida. Literalmente, cientos de condiciones son
requeridas para la vida en la Tierra – todo desde la densidad de la masa del universo hasta la
actividad sísmica, debe ser minuciosamente afinado para que pueda sobrevivir la vida. La
posibilidad de que todas estas cosas ocurran al azar, está literalmente más allá de la imaginación.
¡Las probabilidades son de muchas órdenes de magnitud mayor al número de partículas atómicas
en todo el universo! Con todo este diseño, es difícil creer que simplemente somos un accidente.
De hecho, la reciente conversión al teísmo del gran ateo/filósofo Antony Flew, se basó en gran
medida en este argumento.

Además de demostrar la existencia de Dios, el argumento teleológico expone las deficiencias en la


teoría de la evolución. El movimiento del Diseño Inteligente en la ciencia, aplica la teoría de la
información a los sistemas de vida y muestra que la casualidad no puede ni aún comenzar a
explicar la complejidad de la vida. De hecho, aún una sola bacteria unicelular es tan compleja, que
sin todas sus partes trabajando juntas y al unísono, no tendrían el potencial para sobrevivir. Eso
significa que esas partes no pudieron haberse desarrollado al azar. Darwin reconoció que algún
día, esto podría ser un problema, solo por observar el ojo humano. ¡Poco sabía él que aún las
criaturas unicelulares tienen tanta complejidad como para explicarse sin un creador!

Argumento moral:

El argumento moral comienza con el hecho de que todas las personas reconozcan algún código
moral (que algunas cosas son correctas, y algunas otras están equivocadas). Cada vez que
discutimos sobre lo correcto y lo incorrecto, hacemos un llamado a una ley superior que asumimos
que todas las personas conocen, cumplen, y que no tienen la libertad para cambiarla de manera
arbitraria. El bien y el mal implica una ley o un estándar más alto, y la ley requiere un legislador.
Ya que la ley moral trasciende a la humanidad, esta ley universal requiere un legislador
universal. Se argumenta que es Dios.

En favor del argumento moral, vemos que incluso en las más remotas tribus que han sido aisladas
del resto de la civilización, observan un código moral similar al de todas las personas. Aunque sin
duda existen diferencias en temas civiles, las virtudes como la valentía y la lealtad y vicios como la
avaricia y la cobardía son universales. Si el hombre fuera responsable de ese código, sería tan
diferente como cualquier otra cosa que el hombre haya inventado. Además, no es simplemente
un registro de lo que la humanidad hace, raramente la gente está a la altura de su propio código
moral. Entonces, ¿dónde podemos sacar estas ideas con respecto a lo que se debe hacer?
Romanos 2:14-15 dice que la ley moral (o la conciencia) proviene de un máximo legislador que
está por encima del hombre. Si esto es cierto, entonces esperamos encontrar exactamente lo que
hemos observado. Este legislador es Dios.

Para decirlo negativamente, el ateísmo no proporciona ninguna base para la moralidad, tampoco
ofrece esperanza y ningún sentido de la vida. Mientras esto no refuta el ateísmo por sí mismo, si el
resultado lógico de un sistema de creencias no puede explicar lo que instintivamente sabemos que
es verdad, entonces se debe desechar. Sin Dios, no habría base objetiva de moralidad, no habría
vida y ninguna razón para vivir. Pero todas estas cosas existen, al igual que Dios; es decir, el
argumento moral para la existencia de Dios.

Argumento cosmológico:

El argumento cosmológico, intenta probar la existencia de Dios observando el mundo que nos
rodea (el cosmos). Comienza con lo que es más obvio en realidad: las cosas existen. Entonces se
argumenta que la causa de la existencia de estas cosas, tiene que deberse a una cosa “una
especie de Dios.” Este tipo de argumentos van en retrospectiva hasta Platón y desde entonces,
han sido usados por notables filósofos y teólogos. Finalmente la ciencia se encontró con los
teólogos en el siglo XX, cuando fue confirmado que el universo debió haber tenido un principio.
Así que actualmente, los argumentos cosmológicos son aún más importantes para los no-filósofos.
Existen dos formas básicas de estos argumentos, y la forma más fácil de pensar en ellas puede ser
la “vertical” y la “horizontal.” Estos nombres indican la dirección desde la cual proceden las causas.
En la forma vertical, se afirma que cada cosa creada está siendo causada ahora mismo (imagina
una línea de tiempo con una flecha apuntando hacia arriba desde el universo hacia Dios). La
versión horizontal muestra que la creación debe tener una causa en principio (imagina la misma
línea de tiempo, solo con una flecha apuntando hacia atrás a un punto de partida en el tiempo).

Lo horizontal es un poco más fácil de entender, porque no requiere de mucha filosofía. El


argumento básico es que todas las cosas que tienen un principio, tuvieron que tener una causa. El
universo tuvo un principio; por tanto, el universo tuvo una causa. Esa causa, siendo externa a todo
el universo, es Dios. Alguien podría decir que algunas cosas son causadas por otras cosas, pero
esto no resuelve el problema. Esto es porque aquellas otras cosas tuvieron que tener causas,
también, y esto no puede seguir al infinito. Tomemos un ejemplo sencillo: árboles. Todos los
árboles comienzan a existir en algún punto (porque ellos no siempre han existido). Cada árbol tuvo
su principio en una semilla (la “causa” del árbol). Pero cada semilla tuvo su principio (“causa”) en
otro árbol. No puede haber una serie infinita de árbol-semilla-árbol-semilla, porque no hay serie
que sea infinita – no puede proseguir para siempre. Todas las series son finitas (limitadas) por
definición. No hay tal cosa como un número infinito, porque aún las series de números es limitada
(aunque siempre puede añadirse uno más, siempre estás en un número finito). Si hay un final, no
es infinito. Todas las series tienen dos finales, realmente, - al final y al principio (¡trata de imaginar
un palo con un solo extremo!) Pero si no hubiera una causa primaria, la cadena de causas jamás
habría comenzado. Por tanto, hay, al principio y al final, una primera causa – una que no tuvo
principio. Esta primera causa es Dios.

La forma vertical es un poquito más difícil de entender, pero es más poderosa porque no solo
muestra que Dios tuvo que causar la “cadena de causas” en el principio, Él aún debe estar
causando que las cosas existan ahora mismo. Nuevamente, comenzamos señalando que las cosas
existen. Después, mientras que a menudo tendemos a pensar de la existencia, como una
propiedad que las cosas de alguna forma “poseen” – que una vez que algo es creado, la existencia
solo es parte de lo que es – este no es el caso. Considera el triángulo. Podemos definir la
naturaleza de un triángulo como “la figura plana formada por tres puntos conectados, no en una
línea recta, sino por segmentos de una línea recta.” Nota lo que no es parte de esta definición: la
existencia.

Esta definición de un triángulo se mantendría, aún si ningún triángulo existiera en absoluto. Por
tanto, una naturaleza triangular –lo que es – no garantiza que exista uno (como los unicornios –
sabemos lo que son, pero eso no hace que existan). Porque no es parte de la naturaleza de un
triángulo el existir, los triángulos deben ser hechos para que existan, por algo más de lo que ya
existe (alguien debe dibujar uno en un pedazo de papel). El triángulo es causado por algo más – lo
cual también debe tener una causa. Esto no puede proseguir indefinidamente (no hay series
infinitas). Por tanto, algo que no necesita que se le de existencia, debe existir para dar existencia a
todo lo demás.

Ahora, aplica este ejemplo a todo lo que hay en el universo. ¿Hay algo en él que exista por sí
mismo? No. Así que, no solo el universo debe tener una primera causa para comenzar; necesita
algo que le de la existencia ahora mismo. La única cosa a la que no tendría que dársele la
existencia, es una cosa que existe por su propia naturaleza. Es la existencia. Este algo siempre
habría existido, no teniendo causa, no teniendo principio, no teniendo límite, estar fuera del
tiempo, y ser infinito. Ese algo es ¡Dios!

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