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CAPÍTULO 10
BIOGEOGRAFÍA DE PARAGUAY
La unidad política que conocemos como Paraguay enmarca en su mayor parte la
cuenca hidrográfica media y baja del río Paraguay, así como una pequeña porción de la
cuenca hidrográfica del río Paraná (la relativamente reducida cuenca media de la margen
derecha). El cauce actual del río Paraguay corre a lo largo de la frontera entre la gran
llanura aluvial Chaco-Pampeana y el borde sudoccidental del macizo Brasileño, separando
de manera grosera una región occidental de carácter dominantemente chaqueño en términos
de biota, de una región occidental interesantemente mixta, donde se entrecruzan elementos
bióticos paranaenses, cerradenses y chaqueños sobre una flora base conocida como flora
seca decidua residual del pleistoceno, la cual se encuentra igualmente representada en la
región oriental por numerosos elementos.
A cada lado de la llanura de inundación del río Paraguay el terreno se va elevando:
en la región occidental de manera muy gradual en sentido SE-NW desde
aproximadamente 65 msnm en el municipio de Villa Hayes hasta poco más de los 450
msnm en la frontera con Bolivia vecina al fortín Teniente Gabino Mendoza; en la región
oriental el terreno en general va ganando altitud en sentido W-E, en dirección a las
mesetas del planalto Brasileño, pero a diferencia de la región occidental, que es una
planicie regular, la región oriental está cruzada por una serie más o menos importantes de
ondulaciones, cerros aislados y cordilleras (cordilleras de Amambay y Mbaracayú [en
realidad son el borde de una meseta de la sierra de Dourados] en el nordeste y continuendo
hacia el sur las serranías de San Joaquín, Yvyturusú, Caaguazú y San Rafael, y
aisladamente, hacia el oeste, las cordilleras de Altos y de Ybycuí, relacionadas con el rift de
Asunción y cuenca del lago Ypacaraí) poca altitud, con un máximo general de 600 msnm,
con pocos picos aislados superando los 800 msnm, que se concentran sobre todo hacia el
centro-este y noreste, constituyéndose en la divisoria de aguas entre las cuencas de los ríos
Paraguay y Paraná (que termina en el arroyo Yavevyry en el departamento de Misiones).
Existen rasgos geográficos menores que sin embargo son de importancia biogeográfica:
los macizos rocosos aislados al norte en llanura aluvial Chaqueña (Cerro León, Cerro
Cabrera, Sierra León y Cerro Chovoreca); las elevaciones y serranías (como la serranía
San Luis) al norte del Río Aquidabán; y el gran delta paranaense en su confluencia con el
río Paraguay (que da origen a los extensos esterales de Ñeembucú en Paraguay y del Yberá
e Argentina), que surge cuando el río Paraná abandona, a la altura del archipiélago de
Yacyretá, la garganta basáltica por la que corre, para abrirse sobre una amplia llanura de
inundación.
Dentro de este marco podemos reconocer en Paraguay las siguientes grandes
unidades geográficas: a) la llanura chaqueña, b) el valle de inundación del río Paraguay, c)
la vertiente oriental del río Paraguay, d) el cordón central de serranías de la región oriental,
e) la vertiente del río Paraná y f) el delta del Ñeembucú.
El territorio de Paraguay se constituye en un gran nodo biogeográfico donde se
sobrelapan grandes áreas distintas. Las provincias biogeográficas mejor representadas en
Paraguay son la Chaqueña, la Paranaense y la de los Cerrados. Existe una importante
influencia de la provincia del Pantanal en el nordeste del Chaco y a lo largo de la llanura
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de inundació de los ríos Negro y alto Paraguay. Así también parece existir una leve
influencia de la provincia de las Pampas en las sabanas del sur de la región oriental.
En este capítulo vamos a tratar la vegetación, flora y fauna de Paraguay por grandes
unidades bajo el punto de vista conjunto de las grandes unidades geográficas, los rasgos
menores y las provincias biogeográficas que las afectan. Teniendo en cuenta las
características generales de las provincias biogeográficas involucradas y las
particularidades que presentan en el territorio de Paraguay.
salobres típicos del Chaco, que establecieron una barrera edáfica que terminó aislando a
estos macizos de lo que pudo ser un contínuo florístico con los cerrados.
EL CHACO
La biota chaqueña se ha expandido y desarrollando con el avance de las
deposiciones aluviales arcillo-limosas salobres de origen andino al oeste asociadas a los
sistemas hidrográficos de los ríos Parapití, Pilcomayo, Bermejo y Salado (estos dos últimos
en territorio argentino), y en mucho menor grado provenientes del anticlinal paraguayo al
este, sobre un geosinclinal orogénico preandino paleozóico de más de 3000 m de
profundidad. El límite natural norte del Chaco está dado por los grandes afloramientos
rocosos y elevaciones orogénicas particulares asociadas a éstos (como los cerros Cabrera,
León y —más imporatante aún— San Miguel), al norte de los cuales el terreno toma
inclinación en sentido norte, es decir, hacia la cuenca amazónica.
La desposición de sedimentos andinos en la cuenca chaqueña fue importante
durante el Plioceno y sobre todo en el Pleistoceno. Se observa una leve pero regular
inclinación del terreno en sentido NW-SE (de 450 a 65 msnm). La granulometría también
reporta un gradiente que va de arenoso, a arenoso-limoso y limo-arcilloso en el mismo
sentido. Estos gradientes también van acompañados de un gradiente pluviométrico
creciente de 350 a 1450 mm anuales, con temporadas lluviosas crecientemente más
prolongadas. La deposición de sedimentos finos en ríos importantes de la vertiente oriental
del Río Paraguay y, más importante aun, en el delta Paranaense del Ñeembucú, ha
propiciado que la biota Chaqueña penetre a veces profundamente dentro del territorio de la
región oriental del Paraguay.
La flora arbustiva y arbórea chaqueña se caracteriza por un conjunto de
adaptaciones ante las condiciones del clima y el suelo. Estas incluyen:
Aunque los gradientes de los factores abióticos hacen que el cambio biótico sea
gradual, podemos aun dividir el Chaco en dos regiones fisiográficas y a la vez bióticas, el
Chaco Seco y el Chaco Húmedo, con un amplio ecotono que reconocemos como Chaco
Central:
de los médanos ubicada grosso modo entre los fortines Mister Long, Siracua
y Gabino Mendoza) o con los afloramientos rocosos de la franja norte
(afloramientos de Covoreca, Cerro León y Cerro Cabrera). Los terrenos
inclinados de estos afloramientos estan dominados por la FSDRP en una de
sus asociaciones más puras (cebil-trébol), mientras las cimas están dominadas
por flora del Cerrado.
Los ecosistemas del chaco seco han sufrido el avance de la ganadería,
que ha destruído extensas superficies de matorrales para dar lugar a pasturas.
b) El Chaco Húmedo: podemos enmarcarlo al este y suroeste de la isoyeta de
los 900 mm anuales (que caen de forma más regular durante el verano y parte
del otoño) y de la cota de los 150 msnm. Hídricamente se caracteriza por un
sistema calificado de neohidrográfico, pues está dominado por cauces más
bien permanentes que tributan al río Paraguay, así como extensos esteros de
carácter permanente o estacional prolongado. Los riachos, arroyos y ríos del
sistema neohidrográfico son en su mayoría derivados de antiguos cursos del
río Pilcomayo y, de hecho, los más importantes del sector sur (Siete Puntas,
Montelindo, Negro, Aguaray-Guasú, Confuso) tienen sus nacientes en la
llanura de inundación del río Pilcomayo.
Fitosociológicamente está dominado por las asociaciones de la llamada
Unidad Mesoxerofítica (Mereles 2005), cuyas formaciones se interdigitan en
un complejo mosaico. Las asociaciones más importantes y extensas, y que
pueden constituir al menos en parte climax climáticos, que se asientan sobre
zonas secas a estacionalmente inundables, son 1) el bosque mesoxerofítico
semi-caducifolio o quebrachal de quebracho colorado —con estrato
arbóreo de hasta 30 metros o más— dominado por Schinopsis balansae
(quebracho colorado), asociado a otras especies arbóreas como Astronium
urundeuva (urunde’y-mi), Astronium balansae (urunde’y-pichai), Tabebuia
heptaphyla (tajy-hû), Syagrus romanzofiana (pindo), Enterolobium
contortisilicuum (timbo), Chloroleucon teniuflorum, Calycophylum
multiflorum (palo blanco), Gladitsia amorphoides (espina de corona),
Peltophorum dubium (yvyra-pytã), Copernicia alba (karanda’y), Patagonula
americana (guajayvi), Inga marginata (inga’i), Bulnesia sarmientoi (palo
santo), etc., con sotobosque dominado por bromeliáceas (Bromelia balansae
[karaguata], Aechmea distacantha), cactos (Echinopsis rhodotricha, Opuntia
elata) y otras especies como Begonia cucullata y Pfaffia glomerata. Las
lianas y epífitas son más frecuentes incluyendo Selenicereus setaceus,
Rhipsalis baccifera, Oncidium flexuosum, Clematis montevidensis, etc. 2) La
otra asociación importante son las sabanas hidromórficas con Karanda’y,
que alternan con los bosques de quebracho colorado en aquellas zonas de
suelo más bajo y frecuentemente saturado. El estrato arbóreo está dominado
por la palmera Copernicia alba (karanda’y), pudiendo existir un estrato
arbustivo de Acacia caven (aromita’y) y Prosopis ruscifolia (viñal),
principalmente en zonas con interevención antrópica. El estrato herbáceo está
ocupado por diversas especies entre las que podemos citar Turnera
grandiflora, Hybanthus graminifoliyus, Alternanthera pungens, Phyla
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LOS CERRADOS
La provincia de los cerrados alcanza sólo marginalmente el territorio Paraguayo,
ocupando principalmente las ondulaciones y serranías de la región oriental al norte del río
Aquidabán. Sin embargo sus asociaciones vegetales se interdigita más hacia el sur a lo
largo del cordón de serranías centrales de la región oriental, extendiéndose a lo largo de
suelos permeables y pobres en nutrientes que favorecen su desarrollo sobre el de otras
biotas más exigentes.
Así encontramos importantes zonas de cerrados en las mesetas del Amambay y
Mbaracayú, así como relictos aislados y más lejos aun y, menos puros en función de su
distancia, en los departamentos San Pedro, Cordillera, Paraguarí y Caaguazú. Así mismo, la
biota de los cerrados penetra el norte del Chaco —acompañada de un robusto componente
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de la FSDRP— a través de los afloramientos rocosos que han permanecido “a flote” por
encima del nivel de los aluviones que conforman la planicie Chaqueña, una muy mínima
parte de esta biota pudo haber alcanzado los territorios de sustrato arenoso en el extremo
noroeste (los Médanos). Actualmente en la región oriental la destrucción de otros hábitats
—principalmente los de carácter forestal— ha generado una brecha de espacios abiertos
sobre suelos empobrecidos que ha ido siendo colonizada por elementos cerradenses en un
lento pero pleno proceso.
Las áreas originalmente cubiertas por los cerrados han sido usadas extensamente
para la ganadería. Uno de los métodos destructivos más frecuentemente utilizados han sido
las quemas anuales.
En general los cerrados en su sentido más amplio (nos referimos a todo el complejo
mosaico de formaciones cerradenses) ocupan suelos relativamente profundos, pobres en
nutrientes y con una textura y estructura que favorece una buena inflitración hídrica (como
los suelos franco-arenosos friables o bien sueltos). En ocasiones un basamento rocoso muy
cercano a la superficie e incluso aflorante favorece, tal vez por su pobreza en nutriente y en
muchas ocasiones la facilidad de drenaje que ofrece, la existencia de algunas formaciones
típicas o frecuentemente asociadas con los cerrados, como los campos rupestres, cerradones
y bosques decíduos secos.
La flora arbustiva y arbórea cerradense se caracteriza por una serie de adaptaciones
particulares ante las condiciones del clima, el suelo y eventualmente el fuego, que aunque
es planteado frecuentemente como un elemento normal e inerente a los cerrados, no lo es en
la frecuencia e intensidad con que el ser humano lo ha venido practicando de forma cada
vez más acentuada. Las adaptaciones incluyen:
cactáceas, por ejemplo, son un elemento biótico escaso en los cerrados), ii) la
espinescencia es casi inexistente. iii) No existen suelos salinos dentro del complejo
de los cerrados, por lo tanto tampoco la tolerancia a la sal es característica de sus
especies.
EL BOSQUE PARANAENSE
El bosque Paranaense de Paraguay ocupaba, en su época de máxima extensión, toda
la vertiente paranaense, el cordón central de serranías y la mayor parte de la vertiente
oriental del río Paraguay, con excepciones importantes para aquellas zonas ocupadas por
ecosistemas chaqueños (siendo el más importante el gran delta del Ñeembucú), cerradenses
(al norte del río Aquidabán) y diversos tipos de sabanas que van ganado importancia hacia
el suroeste. Es difícil describir este componente biótico bajo los parámetros actuales. Se
estima que los bosques ocupaban hasta un 55% de la región oriental del Paraguay en la
década de 1940. Actualmente (década del 2000) ocupan menos del 2%, es decir, menos del
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gradual y el cambio en la composición de especies está marcado más bien por la proporción
de dominancia de unas especies sobre otras. Existe un gradiente irregular en la
predominancia de altura de los bosques, primando en la vertiente paranaense las
formaciones más altas (30-40 metros), mientras en la vertiente del río paraguay van
ganando preponderancia, gradualmente hacia el oeste, formaciones más bajas (20-30 y 10-
20 metros). También son importantes las formaciones abiertas de tipo parque y sabana que
se intercalan con los bosques y que ganan preponderancia hacia el suroeste. Entre las
formaciones del bosque Paranaense mencionamos: