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EL "CAGA”, SUS BENEFICIOS Y NECESIDAD DE PROTECCIÓN

Por Raymundo Córdoba Panesso


Técnico Profesional en Saneamiento Ambiental
Licenciado en ciencias naturales y educación ambiental
Esp. en educación para la salud, cono estudios básico en epidemiología front
line.
Estudiante de último semestre de Antropología

Toda persona que viaje a las localidades del medio y bajo Atrato en Chocó y Antioquia,
y arroje restos de alimentos a las riveras de este majestuoso río, seguramente
observará y hasta se asustará por la presencia y desaforo de una abundante especie
de peces mansos y descarados; de color gris plateado con algunas manchas en su
cuerpo alargado y robusto, con dos puntiagudos cachos laterales en forma de sierra y
una especie de barbas en la parte superior e inferior de la boca.

Este pez de la familia Auchenipteridae se denomina “caga” y su nombre técnico es


Trachycaristes fishery (Eigenmann, 1916: 82). Ejerce una importante función
ecológica, ya que mejora la calidad de las aguas al ingerir gran parte de la materia
orgánica que cae de manera natural y producto de la actividad humana a la cuenca
del río Atrato y sus afluentes.
Su nombre común debe guardar alguna relación con su con su gusto por la materia
fecal, que consume vorazmente a la vista de todo el mundo. Esta situación ha
contribuido a que una gran parte de población de la zona le tenga asco, lo desprecie,
lo persiga y hasta lo mate cuando caen en sus equipos de pesca; incluso a que se
avergüencen de su existencia en localidades como Riosucio, donde su densidad es
más alta.

Lo anterior radica en el desconocimiento o no reconocimiento de su beneficio en


aspectos como la limpieza de las fuentes superficiales de agua y al hecho de que
hacen parte de la red trófica de otros peces mayores, reptiles (babilla), aves y
mamíferos (nutria), reduciendo la presión de estos depredadores sobre los productos
de la pesca aprovechables por el hombre.

La Autoridad ambiental (Codechocó y Corpourabá), la sociedad civil, las ONGs y las


instituciones educativas de todos los municipios del Medio y bajo Atrato a través de
sus proyectos de educación ambiental debieran realizar campañas permanentes para
promover el respeto y la conservación del caga; incluso debiera formularse un proyecto
con este fin ahora que la Corte Constitucional mediante la Sentencia T-622 de 2016
reconoce al río Atrato como sujeto de derechos.

Durante las fiestas patronales de Beté, Bellavista, Carmen del Darién y Riosucio
(Chocó) y Vigía del Fuerte y Murindó (Antioquia) debiera incluirse un concurso de
pesca de caga premiando al que capture el más grande o el más pequeño, el mayor
número por unidad de tiempo, el que los coja sin anzuelos, pero devolviéndolos vivos
al agua y aprovechando el espacio para promover su conservación.

El caga constituye una reserva, porque cuando se extinga el bocachico, la mojarra, el


dentón y la doncella (su pariente cercana), va a tocar echarle mano; aunque no falte
quien lleve para su casa algunos especímenes de los más grandes con el propósito
de alimentar a su querido gato y quien quita que después de un riguroso proceso de
lavado, adobo y ahumado terminen servidos en un plato.

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