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Una vez descrito de manera genérica lo que pretendemos a la hora de gestionar por
procesos, así como las principales ideas de lo que entenderemos por la gestión por
procesos, deberíamos situarnos en una posición concreta en lo que se refiere a nuestra
organización.
El primer paso que debemos llevar a cabo para poder gestionar perfectamente los
procesos es identificar los mismos.
Las organizaciones se basan en desarrollar actividades, las cuales se agrupan para dar
procesos, los cuales interactúan entre sí, como si de engranajes se tratara, para hacer
funcionar las organizaciones, sin dejarse llevar por la inercia.
Es decir, lo que se pretende es que todas las cosas que se realizan en una organización
queden perfectamente identificadas. Lo ideal debería ser que fuéramos capaces de
identificar las actividades hasta el mínimo nivel que se pueda, con el fin de que los
límites de los procesos puedan quedar perfectamente definidos.
Una manera útil de saber qué se hace en nuestra organización puede ser la elaboración
de un organigrama del que podamos extraer posteriormente lo que hace cada elemento
personal o departamental de la organización, y vamos a poder comprobar cuántas
actividades quedan indefinidas.
Es posible que cuando acabemos este ejercicio, nos encontremos con que según el tipo
de organización, el número de actividades se encuentre entre n y n + ∞, pero habremos
acertado en la gran mayoría a la hora de identificarlas para el paso que viene.
Una vez que por áreas, departamentos, funciones, es decir, como queramos, hemos sido
capaces de identificar todas nuestras actividades, lo siguiente es definir cómo vamos a
querer gestionar las mismas; qué procesos vamos a definir.
Ante esto debemos tener en cuenta una serie de criterios, que deban facilitarnos la
gestión de los posteriores procesos:
Teniendo en cuenta estas directrices, es hora de definir nuestros procesos. Tal y como
hemos expuesto en los apartados anteriores, respecto a la definición de los procesos,
debe quedar claro que el siguiente paso es agrupar un número de actividades, a las
cuales las vamos a bautizar con un nombre que las agrupará y coordinará. Por ejemplo:
extracción, identificación, introducción de datos, preparación, recepción de muestras y
volantes... hasta envía a áreas = proceso preanalítico; o, por ejemplo, petición de
historias clínicas, preparación, entrega, devolución, inspección y archivo = proceso de
gestión de historias clínicas.
A este tipo de procesos que engloban este tipo de actividades podemos denominarlos
«procesos estratégicos», y nos podemos encontrar algunos como: proceso de revisión
del sistema de gestión, proceso de establecimiento de políticas, proceso de
establecimiento de objetivos, etc., es decir, todos aquellos procesos que incluyan las
actividades que podríamos incluir dentro de la letra P del ciclo de Deming P-D-C-A.
Dentro de este tipo de procesos podemos incluir, por ejemplo, los llamados servicios
generales de los centros hospitalarios (mantenimiento, control de equipos, compras,
almacenes, hostelería, etc.), u otros como control de documentación, gestión de
propiedades del cliente, limpiezas, lavandería, etc.
A continuación tenemos los «procesos de medición», que nos van a dar información de
cómo se están desarrollando el resto de procesos de la empresa. Aquí podemos
encontrar procesos del tipo de: proceso de auditoría interna, proceso de análisis de
datos, proceso de inspección y control, proceso de satisfacción del cliente, etc.
Por último, nos encontramos los procesos relacionados con la propia actividad de la
organización, «procesos asistenciales». Tan simple como lo que hacemos y lo que
supone el producto o servicio de nuestra empresa.
Por ejemplo, un centro médico que sólo se dedique a las consultas externas, tendrá
identificados sus procesos asistenciales de una manera sencilla:
Sin embargo, si nos encontramos un centro en el que los servicios a aplicar sean varios
o multidisciplinares, la correlación será diferente, puesto que no seguirá un flujo
continuo de actividades en las que unas no se den hasta que acaben otras.
Este problema relacionado con la ordenación de los procesos en función del número que
tengamos y de su ejecución en el tiempo, es lo que debemos solucionar mediante el
establecimiento de las interacciones entre los mismos.
La finalidad de los pasos descritos en relación con la identificación en interacción de los
procesos, es poder tener una visión global de lo que hace nuestra organización, y con la
posterior intención de establecer sistemáticas que nos midan aquello que hemos
identificado como procesos.
Por último, no debemos dejar escapar un detalle fundamental de nuestro primer mapa de
procesos: tanto el inicio como el final son el cliente, es decir, todo lo que hacemos los
hacemos por nuestros clientes.
En él recogemos no sólo las actividades de carácter asistencial sino aquellas otras que
nos van a ayudar a que las actividades analíticas, asistenciales o principales se gestionen
de manera correcta.
Es sobre este tipo de actividades en las que queremos hacer especial hincapié. Su
gestión debe ser tenida en cuenta de una manera fundamental ya que, en muchas
ocasiones, son tan importantes como las propias de la actividad principal de la
organización.
Una vez que hemos identificado los procesos de nuestra organización y hemos
conseguido establecer el entramado perfecto y colocación en la red de lo que es nuestra
empresa, debemos hacer un seguimiento y medición de los mismos con el fin de
demostrar mediante datos objetivos el buen hacer que llevamos a cabo en todas nuestras
actividades.
El esquema a seguir por cada proceso nos lleva a definir en cada caso como mínimo la
información relativa a:
Titulo Descripción
En este campo se pretende que se describa
cuáles son los objetivos fundamentales y
Misión del
genéricos del proceso que se vaya a definir. Qué
proceso
es lo que queremos conseguir con la gestión de
las actividades incluidas en el proceso.
Debemos definir perfectamente para que no haya
Alcance del
equívocos entre los diferentes procesos cuándo
proceso
empiezan y terminan, es decir, su alcance. Si se
definen perfectamente estos límites, vamos a
eliminar uno de los problemas que se suelen dar
dentro de las organizaciones respecto a quién
aplica las diferentes responsabilidades. De esta
manera, se evitará la indefinición de tareas,
responsabilidades, etc.
Como hemos visto anteriormente en la definición
de «proceso», necesitamos unos elementos de
entrada que serán los procesados para dar lugar
Entradas del
a unos resultados. Se trata de definir cuáles van
proceso
a ser en concreto estos elementos de entrada de
cada uno de los procesos para saber de dónde
nos vienen nuestros inputs.
De la misma manera, las anteriores entradas una
Salidas del
vez procesadas van a dar a unos elementos de
proceso
salida, los cuales también definiremos.
La gestión por procesos no es sólo cosa de uno,
sino de toda la organización, lo que
Responsables pretenderemos es poder definir cuáles son en
del proceso todo caso las responsabilidades y funciones del
personal implicado en la gestión de cada uno de
los procesos.
Asignado a cada actividad o proceso nos
encontraremos con ciertos documentos,
información escrita o en otro soporte, legislación,
Documentación protocolos, etc., de aplicación a las mismas. Este
aplicable tipo de documentación es necesario que se tenga
en cuenta, ya que en caso de dudas será
necesario acceder a ella y tenerla localizada es
imprescindible.
Serán las evidencias de que lo que decimos que
hacemos lo estamos haciendo. De igual manera,
las posteriores sistemáticas de medición de los
procesos que estableceremos basarán su análisis
Registros del
en los datos que quedarán plasmados en los
proceso
registros. Se pretenderá definir qué «papeles» o
registros en cualquier tipo de soporte serán los
que estén relacionados con cada uno de los
procesos.
Se definirán cuáles serán los datos que
tendremos que analizar en cada uno de los
Indicadores del
procesos para medir la capacidad de los mismos.
proceso
Antes hemos basado la buena gestión en la
medición objetiva de cada una de las actividades
que hagamos, pues bien, ésta será la
herramienta directa de medición de las
actividades, que en su conjunto nos darán la
medición de los procesos y del laboratorio en
global.
Describiremos en este apartado, ya sea mediante
procedimientos o por medios gráficos (diagramas
de flujo), las sistemáticas o actividades que
compondrán cada uno de los diferentes procesos.
Descripción del Se debería dejar constancia de manera
proceso inequívoca, cuáles serán las fases por las cuales
se pasarán en cada uno de los procesos,
coincidiendo en todos los casos el inicio y el final
con las entradas y salidas del proceso,
respectivamente.
De los puntos observados anteriormente, el que nos va a dar la «hora» del reloj de
nuestra organización serán los indicadores. El esfuerzo que debemos realizar en este
aspecto es importante, pero tenemos que conseguir saber cómo hacemos y de qué
manera todas las actividades de nuestra empresa.
Un indicador debe estar formado al menos de algunos elementos que eviten diferencias
de interpretación. Se debería definir qué es lo que queremos medir (tiempo de espera en
la sala antes de entrar a la consulta), de qué manera se va a medir (por ejemplo, el 100%
de los pacientes; o, por el contrario, por muestreo, teniendo en cuenta horarios, etc.),
quién debe medirlo, con qué periodicidad, y qué criterio me debe orientar para saber si
estoy haciendo las cosas como quiero o no (por ejemplo, que no se espere más de 5
minutos en el 90% de los pacientes). Luego, podremos añadir todos los elementos
necesarios para evitar interpretaciones, con el fin de que los datos obtenidos sean
objetivos y fiables.
Una duda que se nos planteará será ¿qué número de indicadores es el idóneo en mi
empresa o por cada uno de mis procesos? Pues bien, como en casi todas las
herramientas la solución depende de la organización y de la situación y del momento. El
número de indicadores idóneo es aquel que sea capaz de demostrar la capacidad del
proceso que están midiendo. Esto nos lleva a pensar que no todas las organizaciones y
todos los procesos van a tener el mismo número de indicadores, porque, además, no
todas se gestionarán de la misma manera.
Este ejemplo es, simplemente eso, un ejemplo y no debemos tomarlo nada más que
como una demostración de lo que este tema pretende enseñar. Está claro que este
proceso que hemos puesto como ejemplo puede y debería llevar otro tipo de indicadores
relativos a costes, productividades, etc., ya que la gestión global lo precisa y la calidad
es uno de los sistemas de gestión que forman la gestión global de las organizaciones.