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Universidad de Buenos Aires Traducción Ma.

José Llanos Pozzi


Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Edición y Revisión: Juan Pablo Zabala y Ana Laura Lobo
Cátedra Errandonea- Modalidad Infesta Domínguez
Metodología y Técnicas de la Investigación Social I

Bryman, Alan (1988); Quantity y Quality in Social Research, Ed. Routledge,


Londres. Capítulo 1- Introducción- y Capítulo 2

1. Introducción
El punto principal de este libro es el debate acerca de la investigación
cuantitativa y cualitativa en las ciencias sociales, particularmente sobre los méritos y las
desventajas relativas de estos dos tipos de investigación. Es ésta una controversia en la cual
los temas filosóficos tienden a entremezclarse con las discusiones acerca de la naturaleza y
capacidades de los diferentes métodos de investigación. La investigación cuantitativa es vista
como plausible de ser ejemplificada por las encuestas sociales y por las investigaciones
experimentales. La investigación cualitativa tiende a estar asociada con la observación
participante y con las entrevistas no estructuradas y en profundidad. A primera vista, las
cuestiones relacionadas con las ventajas y capacidades de estas dos aproximaciones y sus
técnicas asociadas podrían parecer sólo de índole técnica, como perteneciendo a sus
respectivas fortalezas y debilidades en relación a temas de investigación particulares. De
hecho, los temas filosóficos aparecen con fuerza y tienen mucho para aportar junto con el
interés creciente en los métodos asociados con un estilo cualitativo de interrogación.
Este tipo de cuestiones –el enredo con la filosofía y el interés en la
investigación cualitativa- tiene un origen relativo y reciente. Con frecuencia hubo, por supuesto,
una clara conciencia acerca de las diferencias entre la naturaleza de, por ejemplo, la encuesta
social y la observación participante. De todas formas, el foco tendía a ponerse sobre la
capacidad de las encuestas a fin de proveer un marco con el cual podían seguirse los
procedimientos asociados al método científico, y en la pobreza que mostraba la observación
participante en este sentido. Consecuentemente, los métodos cualitativos tales como la
observación participante tendían a verse como marginales en el marco de la confección de las
técnicas de recolección de datos de los cientistas sociales.
El formato standard de los libros de texto de metodología de investigación
social (particularmente aquellos publicados al principio y la mitad de los 70) ejemplificaban estas
tendencias. Los textos típicos de metodología comenzaban con un número de capítulos acerca
del método científico. Esta discusión formaba el telón de fondo de la cuestión a fin de examinar
los procedimientos asociados con la encuesta y a menudo con el experimento. Por su
inhabilidad para conformar los cánones de los métodos científicos, a las técnicas como la
observación participante se les proveía de escasa atención. En el texto de gran influencia de
Goode y Hatt (1952), a la observación participante se le brinda un tratamiento justamente muy
por encima en el capítulo sobre “Algunos problemas en análisis cualitativo y de caso” y en otros
sobre “Observación”; esto contrasta fuertemente con los ocho capítulos que se ocupan de los
aspectos de los procedimientos de encuesta y tres sólo sobre los métodos de escala. El interés
creciente en el análisis de datos de encuesta, siguiendo la influencia de los escritores como
Lazarsfeld y Blalock, resultó a menudo en una mayor atención dedicada a sus procedimientos
asociados: Phillips (1966) y Nachmias y Nachmias (1976), por ejemplo, escribieron una sección
entera sobre análisis de datos, representando casi cien páginas en cada uno de los autores; en
contraste, la observación participante podía encontrarse en un capítulo relativamente corto
sobre métodos de observación en el cual ésta estaba intercalada entre las explicaciones sobre
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observación estructurada (la cual es de hecho típicamente utilizada en la generación de datos


cuantitativos). Aunque los escritores reconocen con frecuencia las potenciales fortalezas de la
observación participante, la tendencia es a verla simplemente como un procedimiento de
desarrollo de intuiciones e hipótesis a ser corroboradas más adelante por las técnicas más
rigurosas: encuesta, experimento o lo que sea.
En general, las técnicas de observación participante son usadas extremadamente a fin de proveer
insights iniciales e intuiciones que pueden guiar a formulaciones más cuidadosas del problema y
para explicitar hipótesis. Pero están abiertas a la acusación de que los hallazgos pueden ser
idiosincráticos y difíciles de replicar. Por lo tanto, algunos cientistas sociales prefieren pensar a la
observación participante como plausible de ser usada como un paso en el proceso de investigación
más que como una forma de aproximación que reditúa en una pieza acabada de investigación.
(Blalock, 1970,pp. 45-6)

Una afirmación como tal implica claramente que el rol de una técnica
cualitativa como la observación participante es muy restringido y que no posee la solidez de una
investigación diseñada dentro de un marco más asociado obviamente al método científico.
En las generaciones tempranas de los libros de texto había una clara
conciencia acerca de las diferencias entre la investigación cuantitativa y cualitativa. Esta
conciencia puede ser vislumbrada también en los intentos ocasionales de los investigadores,
de comparar y contrastar las virtudes y vicios de la observación participante y de los métodos
de encuesta (e.g. Vidich y Shapiro, 1955; Becker y Geer, 1957). De todas maneras, todas estas
discusiones operaban casi exclusivamente en el nivel de la adecuación técnica de dichas
técnicas como tales. Lo que distinguió el debate que ganó terreno en los 70 fue la intrusión
sistemática y autoconconsciente de los temas filosóficos en las discusiones acerca de los
métodos de investigación. El punto de sustento de muchas de las controversias fue la
apropiación de un modelo de la ciencia natural por las ciencias sociales. Mientras que los
escritores de los textos metodológicos más tempranos a menudo daban por sentada la
deseabilidad de seguir los procedimientos de las ciencias naturales, los seguidores de la
investigación cualitativa argumentaban que éste es un modelo inapropiado para estudiar a las
personas. Muchos de los argumentos elevados contra la ortodoxia de la investigación
cuantitativa derivan de la toma de conciencia creciente y la influencia de las ideas
fenomenológicas, las que ganaron un seguimiento considerable en los 60. Se argüía que la
aplicación de una aproximación “científica” – en la forma de encuestas y experimentos- fallaba
al no tener cuenta las diferencias entre las personas y los objetos de las ciencias naturales. Los
métodos de investigación eran requeridos como los que reflejaban y sacaban provecho de las
personas como objeto de indagación por sobre su carácter especial. Se propuso entonces una
estrategia de investigación cualitativa en la cual la observación participante y la entrevista no
estructurada fueran consideradas las herramientas centrales de recolección de datos, ya que
estas permitirían que los investigadores pudieran acercarse más a las personas que ellos
investigaban y por otro lado, evitarían imponerles a ellos marcos conceptuales inapropiados
En otras palabras, las ideas filosóficas ganaron preeminencia porque el
ingrediente clave es la pregunta acerca de lo apropiados que pueden ser los cánones del
método científico en el estudio de las personas. Como indicamos arriba, el interés creciente en
la investigación cualitativa ( y la formación de una lógica filosófica acerca de ella) fue el mayor
ímpetu para su desarrollo. Los términos “investigación cuantitativa” e “investigación cualitativa”
significan cada vez más algo más que formas de generación de datos; comienzan a denotar
asunciones distintas acerca de la naturaleza y propósitos de la investigación en las ciencias
sociales. El hecho de que la terminología pareciera implicar que la “cuantificación” o su
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ausencia es el tema central es infortunado, ya que los temas abarcan más que sus implicancias.
En efecto, un número de escritores han propuesto términos alternativos. Por ejemplo Guba y
Lincoln (1982) proponen un contraste entre los paradigmas “racionalístico” (i.e. cuantitativo) y
naturalístico (i.e. cualitativo), mientras que Evered y Louis (1981) usan un contraste entre
“interrogar desde el afuera” e “interrogar desde adentro”. Magno (1977) y J. K. Smith se refieren
a aproximaciones “constructivistas” e “interpretativas” respectivamente en lugar de
“cualitativas”. De todas formas, cada alternativa de términos no pudieron tener una gran
aceptación y la cuantitativa/ cualitativa divide las tendencias a fin de ser el foco principal.
Es difícil de decir precisamente en qué punto el debate se convierte en algo
destacado. En los 60’s la discusión sobre la naturaleza de la observación participante dada por
Bruyn (1966) y el diseño de una lógica atractiva acerca de la conexión entre teoría y datos
cualitativos de Glaser y Strauss (1967) hicieron mucho para extender el trabajo preliminar. En
el volumen editado por Filstead (1970) figuraba tempranamente. Aunque contenía papers
publicados previamente, el hecho de que concernía exclusivamente a la “metodología
cualitativa” y de que su introducción parecía hacer hincapié en diferentes aproximaciones del
estudio de la vida social la cual era defendida por partidarios de aproximaciones científicas,
intensificó su impacto. Pisándole los talones estuvo el pequeño texto sobre métodos cualitativos
de Lofland ( 1971). Hacia el fin de la década Schartzman y Strauss (1973), Fletcher (1974);
Bogdan y Taylor (1975), Douglas (1976), Schwartz y Jacobs (1979) y otros escribieron libros de
texto en los cuales la investigación cualitativa figura más fuertemente o en forma exclusiva.
Comenzaron a aparecer algunas revistas dedicadas a la publicación de artículos basados en
investigación cualitativa y en 1979 la Ciencia Administrativa Trimestral – bastión de la
investigación cuantitativa- publicó un número especial dedicado a la investigación cualitativa.
Más adelante, el debate hizo incursiones en una variedad de territorios: la investigación
evaluativa, los estudios educacionales, los estudios organizacionales, la psicología social, y
otros terrenos.
El interés en el debate puede atribuirse en parte al interés creciente en el
trabajo de T. S. Kuhn (1970) sobre la historia de la ciencia. Un aspecto de su influyente libro es
particularmente pertinente, denominado la idea de “paradigma” –un racimo de creencias y
dictámenes que deberían ser estudiados para los científicos de una disciplina particular, cómo
la investigación debe llevarse a cabo, cómo deben interpretarse los resultados, etc. Las
variadas disciplinas de las ciencias sociales fueron consideradas como “pre-paradigmáticas”; lo
que significaba que no había un paradigma que perteneciera a cada disciplina; en su lugar, se
sugería, hay un número de “preparadigmas” los cuales compiten entre sí por el status de
paradigma. Estas ideas parecerían haber contribuido a acrecentar la sensibilidad hacia las
asunciones y métodos asociados con las aproximaciones que competían en las ciencias
sociales. Más adelante, varios escritores sobre el debate acerca de la investigación cuantitativa
y cualitativa se referían a las dos aproximaciones como paradigmas, mientras que uno puede
detectar con frecuencia entre otros escritores la tendencia a pensar en términos de la idea de
paradigma aunque el término mismo no se use. De todas maneras, la introducción de tales
temas en el lenguaje de las ciencias sociales acarrea con ciertos peligros, como uno de los
filósofos notables de la ciencia ha remarcado,
Nunca antes ha estado la literatura sobre la filosofía de la ciencia invadida por tantos chupamedias e
incompetentes. Kuhn animó a las personas que no tienen ni idea de cómo una piedra cae hacia la
tierra para hablar con seguridad acerca del método científico. (Feyerabend, 1975, p.6)

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Por otra parte, la incursión de amplios temas filosóficos dentro del estudio de
los métodos fue una bocanada de aire fresco. Implicó pensar que la metodología no es una
disciplina árida repleta solamente de temas técnicos tales como cuándo usar un cuestionario
postal, la estructura del diseño de cuatro grupos de Solomon, el reconocimiento de los graves
efectos de fallar al controlar las variables eliminadas. Se podía entonces tener en cuenta la
consideración de temas mayores.
¿Qué es la “investigación cuantitativa” y la “investigación cualitativa”? En
algunos tratados son vistas como miradas opuestas acerca de las vías por las cuales la realidad
social puede ser estudiada y de qué forma son divergentes en las asunciones epistemológicas,
esto es, qué podría pensarse como conocimiento justificable acerca del mundo social. Para
otros autores, la investigación cuantitativa y cualitativa son simples formas diferentes de
conducir investigaciones sociales, las que pueden concebirse como apropiadas para ciertos
tipos de preguntas de investigación e incluso pueden ser capaces de integrarse. Cuando se
adopta esta segunda mirada, hay simplemente diferentes aproximaciones para la recolección
de datos, por lo que esta preferencia por una o por la otra o por alguna aproximación híbrida se
basa exclusivamente en temas técnicos. En esta mirada, la principal consideración es la de
hacer encajar la técnica apropiada con una pregunta de investigación particular. Algunos
escritores, como los capítulos siguientes nos lo revelarán, vacilan entre estos dos niveles de
análisis. En gran parte, estas dos tradiciones de investigación (sean ellas indicativas de
posiciones epistemológicas o técnicas) pueden ser pensadas como diferentes géneros,
especialmente a partir de sus formas de presentación de hallazgos de investigación y sus
declaraciones programáticas. Por supuesto, ellos son más que meros dispositivos literarios;
pero es difícil no volverse loco por los distintos modelos de exposición que adoptan los
practicantes de las dos tradiciones. El uso de una retórica científica –experimentos, variables,
control, etc.- en la investigación cuantitativa, impone al lector ciertas expectativas acerca del
tipo de marco con el que se va encontrar, qué tipo de criterios sobre la validez del conocimiento
adscribe el autor, etc. En pocas palabras, semejantes dispositivos lingüísticos actúan como
señales que previenen al lector sobre el material por venir. La adscripción autoconsciente por
parte de muchos investigadores cualitativistas a estilos de presentación y dispositivos literarios
que suponen el rechazo a una retórica científica pueden ser vistos como un género que
desvela. A través del rechazo de una jerga científica y su recurso al estilo de investigación
científica señalan su adopción de un marco diferente y esperan que sus trabajos sean leídos y
juzgados dentro de los confines de ese marco.
Una comparación de dos estudios
Varios de los puntos esbozados pueden ser ilustrados por la referencia a dos
estudios los cuales ejemplifican las orientaciones contrastantes que subyacen detrás de las
tradiciones cuantitativas y cualitativas en la investigación social. Por supuesto, la elección está
destinada a ser arbitraria, en esto podrían haber sido seleccionados como alternativos muchos
otros ejemplos de piezas de investigación. Los estudios elegidos son la investigación sobre la
delincuencia de Hirschi (1969) y la investigación de Adler (1985) sobre distribuidores de droga;
estas monografías pueden ser tomadas como representativas de las tradiciones cuantitativas y
cualitativas de la investigación social respectivamente.
El estudio de Hirsci sobre las Causas de la Delincuencia
El examen de Hirschi sobre delincuencia encaja perfectamente con lo que es
tomado usualmente como una aproximación de las ciencias naturales al estudio de la realidad
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social. Su predilección se hace evidente en un trabajo temprano, en el cual él expresó sus


preferencias por la investigación cuantitativa: “porque los datos cuantitativos pueden ser
analizados estadísticamente, es posible examinar problemas teóricos complejos, tales como la
importancia relativa de algunas causas de la delincuencia en forma más poderosa que el
análisis verbal de los datos cualitativos” (Hirschi y Selvin, 1967]1973, p. xii). En Causas de la
Delincuencia, Hisrschi (1969) se dedicó a testear la validez relativa de tres teorías contrastantes
sobre la etiología de la delincuencia; él estaba interesado particularmente en qué tan bien su
propia teoría del “control social”- la cual sostiene que los actos delincuentes ocurren cuando “los
vínculos de un individuo con la sociedad son débiles o se han roto” (p. 16)- se sostenía con
controles empíricos. Usó una encuesta social a fin de llevar adelante sus objetivos. Como
“sujetos” seleccionó una muestra al azar de 5.545 alumnos en un área de California cercana a
San Francisco. Se tomó gran cuidado en la selección de la muestra a fin de asegurarse que
representaba adecuadamente el tipo de escuelas del área tan bien como la distribución por
género y raza de los niños en la población. La masa de datos fue recolectada a partir de un
cuestionario autoadministrado que fue completado por los estudiantes. Agregadas a la
preguntas sobre antecedentes sociales, el cuestionario comprendía una gran cantidad de
preguntas diseñadas para medir el alcance por el cual los niños están comprometidos o
incluidos en la escuela, en la familia y en las líneas convencionales de acción, a fin de testear la
teoría del control social la cual había sido formulada. El cuestionario también tenía preguntas
diseñadas para indicar la extensión del involucramiento de los niños en actividades
delincuentes. Más adelante los datos fueron cosechados de otras fuentes, tales como la
información sobre la performance de cada niño en relación con los archivos de los test de
desempeño presentes en los archivos de la escuela.
La orientación del proceso de investigación de Hirschi es claro: uno necesita
formular algunas proposiciones explícitas acerca del tópico a ser investigado y diseñar la
investigación específicamente a fin de responder al problema de investigación. Hay un
compromiso claro para demostrar que la muestra es representativa de una gran proporción de
alumnos, mientras que la pregunta acerca de la representatividad de la región en la cual la
investigación tiene su sede recibe escasa atención. El cuestionario fue tomado para dar cuenta
de una batería de preguntas las cuales “miden” los principales conceptos envueltos (e.g.
inclusión social); cada pregunta (por sí misma o en conjunción con otras preguntas a fin de
formar un índice) fueron tratadas como una variable que podía estar relacionada con otras
preguntas/ variables a fin de estimar relaciones entre las variables, las cuales eran relevantes a
la teoría que estaba siendo testeada. Por ejemplo, Hirschi presenta una tabla de contingencia la
cual muestra una clara relación inversa entre el índice “Intimidad y comunicación entre padres e
hijos” (derivado de la respuesta a dos preguntas) y el número de actos de delincuencia auto
reportados (p.91). Pero Hirschi se contenta poco con dejar su análisis de datos simplemente al
nivel de la estimación de la co-variación o correlación entre las variables tenidas en cuenta. El
se dedicaba todo el tiempo a extraer las relaciones causales entre sus variables. De este modo,
al final del capítulo sobre inclusión en la escuela él escribe: “La cadena causal corre entre la
incompetencia académica hacia una pobre performance escolar, entre un rechazo a la escuela
hacia el rechazo de la autoridad escolar a la comisión de actos delincuentes” (p.132). Esta
trayectoria causal es revelada por el análisis multivariado, el cual permite al analista aislar los
efectos directos e indirectos por el control de las variables intervinientes y cosas así.
Al final, Hirschi encontró que ninguna de las tres teorías de la delincuencia
emerge totalmente indemne de la interrogación empírica bajo la cual fue subsumida. Por
ejemplo, la teoría del control parecía negar el rol de los amigos delincuentes para los cuales los
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datos sugieren que tiene considerable importancia. Otros autores han intentado replicar
aspectos de la investigación de Hirschi (e.g. Hindelgang, 1973).
El estudio de Adler sobre los Distribuidores de Drogas de Mayor Nivel
Adler (1985) y su marido se fueron a vivir a California a fin de asistir a la
escuela de graduados de Sociología. Ellos hicieron amigos rápidamente con un vecino cercano
(Dave, un seudónimo), el cual como resultó, era un distribuidor de drogas. Él no era un pequeño
“traficante” de drogas que trata de proveer fondos para su propio hábito, sí era el que distribuía
en grandes cantidades y quien recibía gigantescas sumas de dinero a cambio. A este se lo
llama un distribuidor de drogas de alto nivel. Ellos fueron entonces instados por su director, Jack
Douglas, un prominente contribuyente a la investigación cualitativa sobre la desviación
(Douglas, 1972; 1976), a que se infiltraran en el grupo de socios de Dave a fin de llevar
adelante el estudio sobre tales distribuidores, los que son normalmente poco accesibles. La
naturaleza de la aproximación de los Adler a la recolección de datos puede ser obtenida a partir
del siguiente pasaje:
Con mi marido como asistente de investigación, pasé seis años en el campo (desde 1974 a 1980)
absorbido en una observación participante diaria con miembros de la comunidad de distribución y
contrabando. Aunque yo no distribuí, participé en varias de sus actividades, yendo a fiestas con
ellos, yendo a reuniones sociales, viajando con ellos, y observando sus planes y ejecutando sus
actividades de negocios...En suma, por observar y conversar casualmente con esos dealers y
contrabandistas, conduje entrevistas en profundidad grabadas, y chequeé mis observaciones y sus
relatos contra fuentes de datos adicionales cuando esto era posible. Después de abandonar el
campo, continué conduciendo entrevistas durante visitas periódicas a la comunidad hasta 1983.
(Adler, 1985,pp.1-2)

La amplia orientación de los Adler se focalizó en el “entendimiento subjetivo de


cómo las personas viven, sienten, piensan, en acto” (p.2) y también “en entender el mundo
desde su perspectiva” (p.11). Ella vió su trabajo como una “descripción y análisis etnográfico de
una escena social desviada”(p.2).
La adopción de los Adler de una perspectiva que enfatiza la forma en la cual
las personas son estudiadas e interpretan la realidad social es uno de los motivos centrales en
la aproximación cualitativa. A través de esta perspectiva Adler nos mostró que la mirada acerca
de la distribución de drogas que es presentada con frecuencia en la literatura no se corresponde
con la percepción de los propios distribuidores. Por ejemplo, ella argumentó que la sugerencia
de que la distribución de drogas es simplemente una forma de ocupación o negocio es
incongruente con la mirada de los dealers; aunque la distribución de drogas tiene algo de la
simbología de las ocupaciones en las firmas de negocios, tales como una organización racional,
los dealers no ven lo que ellos hacen como precisamente otra ocupación. Mejor dicho, ella
sugiere que ellos están motivados por la búsqueda de la diversión y el placer producto del
involucramiento en el mundo de los distribuidores de droga de alto nivel. Adler retrata a los
dealers que ella estudió como hedonísticos: la cantidad de drogas y sus placeres asociados, la
posibilidad de costearse una vasta cantidad de posesiones materiales, la disponibilidad de
varias compañeras sexuales, considerable libertad y status, etc., constituyen las fuentes de su
motivación. La orientación general de los dealers en el presente y su habilidad para cumplir
numerosos deseos en relación a experiencias y posesiones disuade mas o menos rápidamente
a varios de dejar el mundo de la distribución de drogas mientras que atrae a varios nuevos
hacia él.

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La monografía de Adler está interrumpida por muchas citas textuales de las


entrevistas y de las conversaciones las cuales ilustran muchos de sus puntos. Por ejemplo, en
la caracterización de los temas del hedonismo y el dinero abundante, ella cita un dealer:
“En el tope de mi distribución yo estaba haciendo por lo menos 10 grandes por mes de ganancia,
incluso después de todas mis fiestas. Cuando tu tienes también mucho dinero tu también tienes que
tener algo con que gastarlo. Yo lo usaba para correr por los negocios cada día para gastar $50, $60
dólares en camisas porque yo no sabía que mas hacer con el dinero, era demasiado.” (Adler,
1985,p.86)

De este modo la Monografía de los Adler combina una descripción detallada


de las actividades de los dealers de alto nivel y un relato de su estilo de vida hedonístico y su
sub-cultura. Ella ve a sus sujetos como aquellos que eligieron entrar en su mundo desviado a fin
de gratificarse con los placeres que ansiaban, y argumenta que este aspecto de la entrada en
este entorno ciertamente desviado ha recibido insuficiente atención en la literatura.
Aquí entonces tenemos dos estudios altamente contrastantes. Ambos son
acerca de la desviación (y ambos por elección se llevaron adelante en California) y reflejan
cuestione sociológicas. Pero en estilo y aproximación a la investigación social son muy
diferentes. Hirschi busca testear la validez de las teorías; Adler parece dejar que sus sujetos
construyan los intereses focales de la investigación mientras conserva una conciencia de la
literatura sobre la desviación y uso de droga. La muestra de Hirschi es elegida cuidadosamente
a fin de reflejar las características de la población de niños de escuela en la región; la muestra
de Adler está determinada por quienes ella se encuentra y con los que son contactados
mientras dura el curso de su trabajo de campo. De este modo, la muestra de Hirschi está pre-
definida al inicio de su investigación y todos los niños recibieron aproximadamente el mismo
monto de atención y todos completaron el mismo cuestionario; la muestra de Adler estaba
cambiando constantemente y su investigación entrañaba diferentes grados de asociación con
cada persona. La investigación de Hirschi estaba muy definida desde el inicio y el cuestionario
reflejaba sus intereses; Adler usa aproximaciones mucho menos estandarizadas, dependiendo
de las observaciones, conversaciones, y algunas entrevistas informales. Los resultados y
análisis de Hirschi tenían la forma de proposiciones causales; muchas de las versiones de Adler
son descriptivas y tenían relación con las percepciones de los dealers de su estilo de vida. Los
resultados de Hirschi reflejaban la clase de problemas que él pensaba eran importantes para el
estudio de la delincuencia al principio de la investigación; los hallazgos de Adler reflejaban lo
que sus sujetos consideraban que era importante acerca de sus vidas. El peso de los resultados
de Hirschi es presentado en la forma de tablas; los resultados de Adler aparecen en forma de
citas y descripciones detalladas.
La lista de contrastes podría extenderse, pero éstos son los elementos
principales. Pero cuál es el status de estos dos estudios particularmente sobre la comparación
entre ellos, en términos de la pregunta de cual investigación la cualitativa o cuantitativa refleja
diferentes posiciones filosóficas? Tal vez podemos observar en forma fructífera al trabajo de
Hirschi como aquel que refleja la preocupación por seguir los métodos y procedimientos de las
ciencias naturales, y por esto, su preocupación sobre variables, causalidad y más, son síntomas
de su predilección; la investigación de Adler puede entonces ser vista como indicativa de una
aproximación que deliberadamente se abstiene de la aproximación de la ciencia natural y
prefiere en su lugar desarrollar investigaciones en los propios términos de las personas y de
cómo ven la realidad social, de acuerdo a las perspectivas que son utilizadas, como la
fenomenología (ver Capítulo 3). Alternativamente, nosotros preferimos ver a estos dos
investigadores como personas preocupadas por diferentes facetas de la actividad desviada-
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Hirschi con las causas, Adler con el estilo de vida- y como confeccionando sus métodos de
recogida de datos y acercamientos al análisis de datos de acuerdo con eso. En efecto es
dudoso cómo un grupo como los dealers de Adler podrían ser accesibles a métodos que aún
remotamente se parecieran a los de Hirschi por las características naturales de sus actividades
encubiertas y su considerable secreto. Esta segunda mirada sugiere que las investigaciones
cuantitativas y cualitativas son diferentes formas de conducir investigaciones y la elección entre
ellas debe ser realizada en términos de la apropiación e interrogación de determinadas
preguntas de investigación. De acuerdo con la segunda mirada, la elección entre la
investigación cuantitativa y cualitativa es una decisión técnica. Este contraste entre las
versiones epistemológicas y técnicas del debate ente investigación cuantitativa y cualitativa será
un tema importante en los siguientes capítulos.
Plan del libro
Para los no graduados y frecuentemente para los graduados también, el
debate acerca de la investigación cuantitativa y cualitativa es difícil de absorber. En los
capítulos 2 y 3, mapeo las características de la investigación cuantitativa y cualitativa
respectivamente, tan bien como sus supuestos filosóficos. No me meteré en excesivos detalles
acerca de los temas filosóficos pero trataremos de mostrar se supone que tienen implicancias
para la práctica de investigación en las dos tradiciones. En el Capítulo 4, exploro algunos de los
problemas en la implementación de la aproximación cualitativa. Este capítulo permite la
distinción de la aproximación cualitativa a ser explorada con mayor detalle. El Capítulo 5 da
cuenta del contraste entre la investigación cuantitativa y la cualitativa y evalúa la validez de
algunos de las reivindicaciones acerca de la ligazón entre temas filosóficos y práctica de
investigación. El capítulo 6 da cuenta de la sugerencia de que nosotros realmente tendríamos
que tratar de combinar las fortalezas relativas de los dos aproximaciones. En el Capítulo 7,
observo el problema de construir una mirada total de hallazgos de investigación en campo en
las cuales ambas tradiciones de investigación estuvieron puestas en conjunción.
2. La Naturaleza de la Investigación Cuantitativa
En este capítulo vamos a explorar las características fundamentales de la
investigación cuantitativa. Como se sugirió en el capítulo previo, esta tradición de investigación
es usualmente retratada como aquella que exhibe muchos de las características de la
aproximación de las ciencias naturales. Uno de los propósitos de este capítulo será el examinar
en qué medida las características de la investigación cuantitativa son producto de la
aproximación de las ciencias naturales.
La investigación cuantitativa se halla asociada a un número de aproximaciones
diferentes de recolección de datos. En Sociología, en particular, la encuesta social es uno de los
principales métodos de recolección de datos el cual encarna las características de la
investigación cuantitativa a ser explorada más adelante. La capacidad de la encuesta de
generar datos cuantificables en grandes números de personas las cuales son reconocidas como
representativas de una población mayor a fin de testear teorías o hipótesis ha sido vista por
muchos de los que la practican como el medio de captura de varios de los ingredientes de la
ciencia. La investigación de Hirschi sobre delincuencia (1969), que fue discutida en el capítulo
previo, ejemplifica bien esta aproximación. La mayoría de las investigaciones por encuesta se
basa en diseños de investigación denominados “correlacionales” o “ Cross-seccionales”. Esto
significa que los datos son recolectados en una cohorte de personas en un único punto en el

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tiempo a fin de descubrir las formas y medidas por las cuales ciertas variables se relacionan con
otras.
La aproximación de la encuesta social contrasta con los diseños
experimentales, los que constituyen el principal acercamiento a la recolección de datos dentro
de la tradición de la investigación cuantitativa en psicología social. En un experimento, hay al
menos dos grupos en los cuales los sujetos han sido asignados al azar: el grupo experimental y
el de control. La lógica del diseño experimental es que el primer grupo es expuesto a un
estímulo experimental (la variable independiente) no así el grupo de control. Algunas diferencias
observadas entre los dos grupos se considera que se deben sólo a la variable independiente,.
mientras que los dos grupos son idénticos en los otros aspectos. De este modo, un investigador
puede estar interesado en cuánta autonomía o control se necesita para más logros en la tarea.
Los sujetos experimentales serán designados al azar para cada una de las dos condiciones,
pero los dos grupos diferirán solamente en que un grupo será dejado con autonomía en cómo
llevar a cabo la tarea asignada, mientras que el otro grupo recibirá instrucciones claras y será
supervisado de cerca. En todas las otras cuestiones (tales como la naturaleza de la tarea, el
lugar del experimento y demás) la experiencia de los dos grupos serán idénticas, por lo que si
hay diferencias en el tiempo que toma cumplimentar la tarea, se asumirá que esto se debe al
tratamiento experimental. El término “grupo de control” es un pequeño engaño en el cual, como
en este estudio hipotético, no lo es sin un tratamiento experimental. Ambos grupos son
expuestos a un estímulo experimental –cualquiera de los dos: autonomía o control estrecho.
Las encuestas y los experimentos son probablemente los principales vehículos
de la investigación cuantitativa pero son dignos de una pequeña mención otros tres. El análisis
de datos recolectados previamente, como las estadísticas oficiales del crimen, suicidio,
desempleo, salud y otros, pueden subsumirse entre las tradiciones de la investigación
cuantitativa. En efecto, el análisis de Durkheim de las estadísticas de suicidio (1952) es tratado
con frecuencia como un ejemplo de investigación dentro de esta tradición (e.g. Keat y Urry,
1975). En segundo lugar, la observación estructurada, por la cual el investigador graba
observaciones de acuerdo a un cronograma pre-determinado y cuantifica los datos resultantes,
posee muchas de las características de la investigación cuantitativa. Es usada con frecuencia
para el examen de patrones de interacción tales como los estudios de la interacción maestro-
alumno (Flanders, 1970) o en el estudio de Blau (1955) sobre los patrones de consulta
(consultation) entre oficiales en la burocracia gubernamental. Finalmente, como indicó
Breadsworth (1980), el análisis de contenido -el análisis cuantitativo de comunicaciones
contenidas en los medios como los periódicos- muestra algunos de los rasgos principales de la
investigación cuantitativa.
La investigación cuantitativa es, entonces, un género que usa un lenguaje
especial que parece exhibir algunas similitudes con las formas en las cuales los científicos
hablan acerca de cómo ellos investigan el orden natural – variables, control, medición,
experimento. Esta imaginería superficial refleja la tendencia de la investigación cuantitativa de
ser apuntalada por el modelo de la ciencia natural, el cual significa que la lógica y los
procedimientos de las ciencias naturales son tomados para proveer un criterio epistemológico
contra el cual la investigación empírica en las ciencias sociales pueden ser evaluadas para
después ser tratadas como conocimiento válido. Como observamos en la introducción, la
indicación de la investigación dentro de esta tradición como “investigación cuantitativa” es
desafortunada, desde que refiere a más que la mera generación de información cuantitativa tout
court. La epistemología sobre la cual se erige la investigación cuantitativa comprende una
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conjunto de precondiciones por la cual es conocimiento garantizado (warrantable), y la mera


presencia de números es improbable que sea suficiente. Tampoco es el énfasis en la
acumulación de datos cuantitativos por aquellos que trabajan dentro de la tradición lo que la
crítica sobre la investigación cuantitativa encuentra inaceptable. En efecto, algunos
investigadores cualitativos – los más adversarios- reconocen los beneficios potenciales de
alguna medida (e.g. Silverman, 1984, 1985). Mejor dicho, este es el paquete de prácticas y
asunciones que son parte y terreno de la investigación cuantitativa, la cual deriva de la
aplicación de la aproximación de la ciencia natural al estudio de la sociedad y esto ocasiona su
aversión.
La discusión precedente, por supuesto, pide de principio el interrogarse sobre:
porque los estudiosos de la sociedad podrían copiar la aproximación de los científicos naturales
para los cuales su objeto parece ser tan diferente? En parte, el enorme suceso de la ciencia en
esta centuria al facilitar nuestra comprensión del orden natural ha jugado probablemente una
gran parte en esto. También la mirada de los escritores que suscriben a la doctrina del
positivismo (acerca de la cual diremos más, más adelante) relacionada a que las ciencias
naturales proveen un estándar contra el cual el conocimiento puede estimarse y que no hay
ninguna razón lógica por la cual estos procedimientos no puedan ser igualmente aplicables al
estudio de la sociedad. En suma, como los científicos sociales han observado a partir de que
los gobiernos y otras agencias proveen políticas de investigación relevantes (o alternativamente
han visto presentarse ellos mismos bajo esta luz), han estado compelidos entonces a adoptar
una aproximación supuestamente científica o tratar de desarrollar un aura de método científico
a fin de asegurarse el financiamiento. Hay una gran cantidad razones y ya que este es de
alguna manera un tópico especulativo no vale la pena pensar demasiado en ello. Mejor dicho,
es más fructífero examinar la naturaleza precisa del método científico que conforma el fondo de
la cuestión de la investigación cuantitativa. A fin de hacerlo, es necesario introducir la noción de
positivismo, la cual es invariablemente acreditada como la que provee las líneas de
comprensión de los científicos sociales acerca de lo que implica la ciencia, especialmente los
opositores a la investigación cuantitativa (e.g. Walsh, 1972).
La Postura Positivista
Hay un sinnúmero de problemas en relación al término “positivismo”, uno de
los cuales puede ser fácilmente hallado en los escritos más recientes sobre temas filosóficos en
relación a las ciencias sociales. Este problema implica simplemente que, en el contexto de la
crítica de la investigación cuantitativa que tuvo lugar en los ’60, y que continuó a lo largo de la
década siguiente, el atributo “positivista” fue usado superficial e indiscriminadamente por varios
escritores y en los hechos se convirtió en un término del que se ha terminado abusando.
Actualmente los escritores sobre positivismo lamentan la explotación del término y toman
distancia de la tendencia que lo trata en forma peyorativa (e.g. Guiddens, 1974; Cohen, 1980;
Bryant, 1985). De este modo, para los ojos de algunos autores el término se ha ido devaluando
al quedar como la descripción de una postura particular en relación al propósito del
conocimiento.
Una gran dificultad es que, aún entre los cada vez más sofisticados
tratamientos del positivismo, existe un amplio rango de cuestiones que deberían ser tratadas.
Se pueden hallar diferentes versiones del positivismo; Halfpenny (1982) identificó doce. Aun
cuando hay ciertas coincidencias entre autores en el sentido básico del término, raramente
acuerdan precisamente en los componentes esenciales. Consecuentemente, en la explicación
del positivismo que sigue se puede hallar no un catálogo completo de los constituyentes que
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deberían ser identificados por algunos escritores, pero sí una extracción de aquellos que son
citados más frecuentemente. i El punto básico acerca del positivismo es que es una filosofía, la
cual proclama la aplicación del método científico a toda forma de conocimiento y brinda un
explicación acerca de qué es lo que entraña este método, no obstante existen versiones
diferentes. De este modo siguiendo las convenciones sostenidas más extensamente acerca de
la mirada de la investigación cuantitativa como fundada en el positivismo uno suscribe
presumiblemente a la mirada que aquellos que reflejan los objetivos y dogmas del pasado. Que
se supone entonces que comprende el positivismo?
(1) Ante todo, el positivismo entraña la creencia en que el método de la ciencias naturales
es el apropiado para las ciencias sociales. Esta mirada involucra la convicción de que el
hecho de que los objetos de la ciencia social- personas- piensen, sientan, se
comuniquen a través del lenguaje y de otras maneras, atribuyen significados a su
entorno y sólo superficialmente aparecen diferentes únicamente de uno a otro en
términos de sus creencias y características personales- las cualidades que normalmente
no poseen la capacidad de describir los objetos de los científicos de las ciencias
naturales- no es un obstáculo a la implementación del método científico. Esta posición
hace referencia habitualmente al principio del monismo metodológico en el naturalismo
metodológico (Von Wright, 1971; Giedymin, 1975).
(2) De la misma manera que el primer constituyente, el segundo raramente es omitido de
las exposiciones sobre el Positivismo. El Positivismo entraña la creencia que sólo
aquellos fenómenos que son observables, en el sentido de ser tratables por los sentidos,
pueden ser válidamente garantizados como conocimiento. Esto significa que los
fenómenos que no pueden ser observados directamente por la experiencia y/ o la
observación o indirectamente a partir de la ayuda de instrumentos no tiene lugar. Como
posición pone fuera cualquier posibilidad de incorporación de nociones metafísicas como
“sentimientos” o “experiencia subjetiva” en el campo del conocimiento científico de lo
social excepto que ellos sean convertidos en observables. Este aspecto del positivismo
es referido usualmente como la doctrina del fenomenalismo y algunas veces como
empirismo, aunque algunos escritores podrían desafiar el tratamiento de estos dos
términos como sinónimos.
(3) Varias versiones del positivismo sugieren que al conocimiento científico se llega a través
de la acumulación de hechos verificados. Estos hechos se introducen en el edificio
teórico como perteneciendo a un particular dominio del conocimiento. De este modo la
teoría expresa y refleja los hallazgos acumulados de la investigación empírica. Tales
hallazgos se refieren con frecuencia a “leyes”, esto es, regularidades empíricas
establecidas. La noción de ciencia y en particular teorías científicas, como un compendio
de hechos establecidos empíricamente, se refiere frecuentemente a la doctrina del
inductivismo.
(4) Las teorías científicas han sido vistas por los positivistas como aquellas que proveen un
telón de fondo para la investigación empírica en el sentido de que las hipótesis se
derivan de ellas –usualmente en la forma de conexiones causales postuladas entre
entidades- las cuales se subsumen en test empíricos. Esto implica que la ciencia es
deductiva, en este sentido ella busca proposiciones específicas de evidencias generales
de la realidad. La lógica involucrada en esto puede entrañar la búsqueda de la
construcción una teoría científica a fin de explicar las leyes pertenecientes a un campo
particular; una hipótesis (o posiblemente más de una) se deriva de ella a fin de permitir a
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los científicos testear la teoría; si la hipótesis es rechazada una vez sometida a rigorosos
exámenes empíricos, dicha teoría debe ser revisada.
(5) El positivismo también es tomado frecuentemente como aquél que entraña una postura
particular en relación a los valores. Esta noción pude ser identificada en las
explicaciones sobre el positivismo en dos sentidos. El primero es el sentido más obvio
de la necesidad de depurar a los científicos de sus valores, los cuales pueden afectar su
objetividad y entonces socavar la validez del conocimiento. Claramente, en el dominio
de las ciencias sociales, en las cuales las predisposiciones morales o políticas pueden
ejercer una mayor influencia que en las ciencias naturales, este aspecto del positivismo
tiene especial relevancia. El segundo aspecto de la postura positivista acerca de los
valores es dibujar una aguda distinción entre temas y declaraciones científicas de un
lado, y del otro aquellas que son normativas. El Positivismo niega la apropiación de la
esfera de lo normativo para su conocimiento porque las declaraciones normativas no
pueden ser verificadas en relación a la experiencia. Mientras que los positivistas
reconocen que ellos deben investigar las implicancias de una particular posición
normativa, no pueden verificar o falsear la posición en sí misma. En un sentido, este
punto de vista es una instancia especial de la doctrina de la fenomenología
(phenomenalism), aunque ha sido tenido en cuenta al darle una relevancia particular en
el contexto de las ciencias sociales (Keat, 1981), aunque figura en más tratamientos
generales también (Kolakowski, 1972).
Nos hemos tomado algunas libertades en esta exposición: no hay un
tratamiento simple del Positivismo que implique a todos estos principios y no todos los
positivistas (vivos o muertos) podrían suscribir a todos ellos. Algunos puntos han sido tratados
de una manera ciertamente caballeresca fin de tratar de cortar una franja a través de la maleza
densa del debate. Los dos primeros ingredientes probablemente sean más cercanos a los que
muchas personas entienden por positivismo y son también aquellos a los que se recurre
llamativamente en las exposiciones sobre él.
Hay un número de puntos acerca de estos dogmas los cuales son registrados
útilmente (worth registering). Los principios 2 y 4 juntos implican la creencia que hay una
diferencia aguda entre la teoría y la observación. La verificación empírica es tomada como que
implica observaciones inventadas, que son independientes de la teoría científica y por eso son
neutrales. Las observaciones son vistas como no contaminadas por las predilecciones teóricas
o personales. Estas opiniones han sido severamente criticadas por varios filósofos de la ciencia,
que argumentan que las observaciones son, de hecho “dependientes teóricamente”. Tal como
sugiere la noción de paradigma de T. S. Kuhn (1970), la cual fue mencionada brevemente en la
Introducción. La mayor implicancia de sus relatos sobre la historia de la ciencia es que, como un
paradigma es reemplazado por otro, la imagen acerca del mundo sostenida por los siguientes
científicos también cambia, por lo que las observaciones son interpretadas dentro de diferentes
contextos. Puede citarse un ejemplo que nos provee de un pantallazo dentro de esta línea de
razonamiento:
Durante el siglo diecisiete, cuando nuestra investigación era guiada por una u otra corriente teórica,
los electricistas decían repetidamente que las partículas de granza rebotaban o se les caían por los
cuerpos electrificados que las habían atraído...situados luego con los mismos aparatos, un
observador moderno puede ver la repulsión electroestática (más que los rebotes mecánicos o
gravitacionales). (T.S. Kuhn, 1970.p117)

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En segundo lugar, los principios 3 y 4 en conjunción parecen implicar que la


ciencia es una actividad al mismo tiempo inductiva y deductiva. Esta mirada sugiere un proceso
circular en donde las hipótesis se deducen de teorías generales y se someten a test empíricos y
los resultados subsecuentes son entonces absorbidos en las teorías generales. Esta
descripción con frecuencia subyace en los relatos de los científicos sociales en el sentido de
cómo proceden tales científicos (ver Wallace, 1969 y adelante). En tercer lugar, la importancia
acordada al rol de la fenomenología implica que estas observaciones son los árbitros finales de
las disputas teóricas y por lo tanto generan una mirada la cual relega sustancialmente el
razonamiento de un rol relativamente menor (Alexander, 1982). Esta tendencia es además
subsumida bajo la doctrina del operacionalismo, la cual es generalmente asociada con una
postura positivista y en particular puede ser vista como una ramificación de la fenomenología (o
fenomenalismo). Simplemente dicho así, el operacionalismo parece remover la ambigüedad de
los conceptos que están típicamente fijados en teorías científicas por la especificación de
operaciones por las cuales ellos son medidas. Una vez que los conceptos han sido
operacionalizados, nosotros podríamos concebirlos casi siempre exclusivamente en términos de
los procedimientos desarrollados para medirlos. Completamente, la doctrina del
operacionalismo implica que los conceptos de los cuales no pueden inventarse las definiciones
operacionales, no podrían tener lugar en el desarrollo subsecuente de las teorías científicas en
un campo particular de indagación. Es precisamente esta celebración del dominio de los
fenómenos empíricamente observables y verificables los que han causado que el positivismo
sea el blanco de mayores críticas.
Este último punto está fuertemente asociado con el problema central del relato
positivista de la naturaleza de la ciencia, tal como percibió un número de filósofos de la ciencia:
a saber, esto es simplemente erróneo. En particular, los filósofos de la ciencia como Harré (e.g.
1972) han argumentado que el positivismo está errado al dar un reconocimiento adecuado al
rol, en muchas teorías científicas, de entidades hipotéticas que no son directamente
observables. Por ejemplo, tales escritores con frecuencia prestan atención al uso habitual por
parte de los científicos de analogías y metáforas a fin de facilitar el entendimiento de los
mecanismos causales que subyacen a los fenómenos que observan. Tales inventos retóricos
son contrarios a los relatos positivistas acerca del modus operandi de los científicos, desde el
momento en que estos frecuentemente no son pasibles de ser observados. ii El desarrollo de
puntos de vista como éstos ha hecho mucho por dañar la credibilidad del positivismo en tanto
relato válido de la lógica de las ciencias naturales. Parecería que el positivismo es una
descripción acertada para algunos campos científicos en ciertas coyunturas; por ejemplo,
ciertos aspectos de la física parecen conformar los dogmas del positivismo, y no es coincidencia
que la doctrina del operacionalismo haya sido ampliamente formulada dentro del contexto de
esa disciplina (Bridgman, 1927).
Para el caso de que el positivismo no describa adecuadamente la naturaleza
de las ciencias naturales, se presentan, en adelante, dos cuestiones relacionadas. ¿Por qué
tratar al positivismo como el foco central de la discusión acerca de la naturaleza de la ciencia, y
por qué no le damos más espacio a versiones aparentemente más acertadas? De hecho,
aunque la versión positivista ha sido cuestionada por varios filósofos de la ciencia, es
desacertado creer que hay alguna versión definitiva sobre la naturaleza de la ciencia. Los
filósofos de la ciencia disienten ampliamente acerca de qué es lo que la ciencia comprende.
Incluso cuando ellos sostienen posiciones similares, no están necesariamente de acuerdo sobre
ciertos temas. iii Como Halfpenny ha sugerido (1982, pp. 118), “es desagradable que la
totalidad de la actividad científica esté caracterizada por estos aspectos que una filosofía de la
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ciencia identifica como centrales”. Más aún, la razón principal para tratar con la naturaleza del
Positivismo es que la investigación cuantitativa ha sido influenciada en gran parte por versiones
del método científico construido en términos positivistas. En otras palabras, la investigación
cuantitativa es convencionalmente entendida como positivista en su concepción y orientación.
Los autores de libros de texto de metodología de la investigación social brindan una versión de
la lógica de la investigación cuantitativa que revela una llamativa similitud con la posición
positivista (e.g. Goode y Hatt, 1952; Phillips, 1966). En este sentido, las críticas a la
investigación cuantitativa la han retratado como inherentemente positivista y han criticado su
relación sometida con una aproximación que ellos consideran inapropiada para el estudio de las
personas (e.g. Filmer et. al., 1972). Más recientemente Guba (1985), que escribe desde el
punto de vista de la investigación cualitativa, ha desarrollado argumentos en contra de concebir
a las ciencias como positivistas. El concluye que el Positivismo no sólo es una manera pobre de
aproximarse al estudio de la realidad social; sino que también es una versión pobre de la
naturaleza de la ciencia.
De todas maneras, los puntos clave a tener en cuenta son: que la ciencia ha
sido concebida como si actuara invariablemente de acuerdo a los dogmas del positivismo; los
investigadores cuantitativos han procurado seguir, generalmente, los métodos y procedimientos
de las ciencias naturales y consecuentemente han sido considerablemente influenciados por el
positivismo; las críticas realizadas a la investigación cuantitativa la han mostrado en su intento
de seguir los preceptos del método científico, y por esto al Positivismo. El próximo paso es
investigar más sistemáticamente la influencia del Positivismo en la investigación cuantitativa.
Positivismo e investigación cuantitativa
La investigación cuantitativa es conceptualizada por quienes la practican como
aquella que tiene una estructura lógica en la que las teorías determinan los problemas, los
cuales se abordan en forma de hipótesis derivadas de teorías generales. Se asume
invariablemente que estas hipótesis se expresan en expectativas de conexiones causales
probables entre los conceptos, que son los elementos constituyentes de las hipótesis. Debido a
que los conceptos en la ciencias sociales son considerados con frecuencia como abstractos, se
ve como una necesidad el proveer las definiciones operacionales por las cuales las gradaciones
de la variación y covariación deberían ser medidas. Los datos son recolectados por la encuesta
social, el experimento o posiblemente uno de los métodos mencionados arriba. Una vez que los
datos de encuesta o del experimento han sido recolectados, son entonces analizados de forma
tal que la conexión causal especificada por la hipótesis pueda ser verificada o rechazada. Los
hallazgos resultantes realimentan -y son absorbidos por- la teoría que dio origen a todo el
proceso por primera vez. Este relato presenta, por supuesto, una visión un tanto idealizada del
proceso de investigación ofrecida por algunos escritores, y es particularmente común en libros
de texto sobre metodología de la investigación social. Se concibe a la investigación cuantitativa
como un proceso lineal y racional. Algunas de las principales características del positivismo
pueden ser observadas superficialmente: el énfasis en interpretar los términos teóricos
observables, la presencia de la inducción y deducción, por ejemplo. La figura 2.1. captura
algunos de los ingredientes principales en la versión típica del proceso de investigación.
Si bien esta imagen del proceso de investigación es comúnmente hallada en
versiones acerca de la lógica de la investigación cuantitativa, posee una gran cantidad de
defectos. Ante todo, frecuentemente exagera la centralidad de la teoría en mucho de la
investigación cuantitativa. Mientras que la investigación de Hirschi (1969) sobre la delincuencia
juvenil tenía que ver directamente con el testeo de la teoría, de ninguna manera todas las
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investigaciones cuantitativas tienen esa intención. Por supuesto, uno necesita hacer una
distinción entre grandes teorías y teorías de alcance medio. Este último término fue concebido
por Merton (1967) quien intentó tender un puente que permitiera cerrar el espacio abierto entre
grandes teorías (e.g. funcionalismo, teoría del conflicto) y los hallazgos empíricos de menor
nivel. Puesto que las grandes teorías son abstractas, ofrecen pocas claves de cómo pueden
guiarnos para llevar adelante la investigación empírica; en contraste, mucha de la investigación
en sociología parece ofrecer pequeñas posibilidades de absorción dentro de los grandes
esquemas teóricos. La teorías de alcance medio fueron propuestas para mediar entre esos dos
niveles del discurso por tratar con los “aspectos delimitados de los fenómenos sociales”
(Merton, 1967, pp.39-40). De este modo, uno puede terminar con teorías acerca de la
delincuencia juvenil, prejuicio racial, burocracia y organizaciones, y más. Si el caso fuera que la
teoría tiene el tipo de prioridad con la que aparece en la figura 2.1., uno podría anticipar que
habría una conexión entre las posturas teóricas, por un lado, y las tradiciones particulares de
investigación y los métodos asociados a ellas, por el otro. De hecho, es difícil de sostener tal
conexión. Por ejemplo, Platt (1986), examinó la asunción habitual acerca de que existe una
afinidad entre el funcionalismo y la encuesta social, y consideró que dicha opinión es
inconsistente. Ella halló que los funcionalistas mencionados no habían tenido preferencias
especiales hacia la técnica de encuesta y por lo contrario, los investigadores de encuesta no
estaban necesariamente influenciados por el funcionalismo. Platt llegó a estas conclusiones a
partir de un examen del trabajo de funcionalistas notables e investigadores de encuesta en la
Sociología Americana, tanto como con entrevistas con algunos influyentes investigadores de
encuestas.
De todas formas, el bajo nivel de uso de la teoría en las tareas de
investigación cuantitativa no esta confinada, como uno podría esperar, a la gran teoría. La
siguiente escritora, en su investigación de la Sociología Americana, concluye que incluso la
“pequeña “ teoría (más o menos las mismas que las de alcance medio) raramente guía a la
investigación empírica.

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Figura 2.1. La estructura lógica del proceso de investigación cuantitativo.

Fases principales Procesos intervinientes

Teoría

Deducción

Hipotesis

Operacionalización

Observaciones/
recolección de datos

Procesamiento de datos

Análisis de datos

Interpretación

Hallazgos

Inducción

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Probablemente la mayor parte de la actividad sociológica no usa explícitamente la teoría como la


base de la investigación. La Teoría ( grande o pequeña) es considerada de la boca para afuera
como la mejor o es tratada con hostilidad o desdeño sin fundamento, o como una peligrosa
especulación científica. El rol de la teoría es visto como surgiendo inductivamente como producto o
resumen más que precediendo a la investigación como su sujeto u organizador. (Warshay, 1975,
pp.9-10)

Ni siquiera es una característica especial de la sociología el bajo nivel relativo


del involucramiento de la teoría en el proceso de investigación. Refiriéndose al proceso de
investigación en psicología, Martín (1981, ‘p.142) escribe que “los métodos son con frecuencia
seleccionados con razones que tienen poco que ver con consideraciones teóricas”.
Un problema adicional de este modelo idealizado deriva de su aparente
linealidad y ordenamiento. La investigación cuantitativa es mucho más desordenada. Tiende a
envolver juicios falsos, pistas ciegas, hallazgos inesperados e intuiciones en un mayor grado
que lo que implica el modelo idealizado. Ni siquiera el modelo idealizado da suficientes
versiones acerca de la importancia de las constricciones de los recursos en las decisiones
acerca de cómo debe llevarse a cabo la investigación. El modelo ideal que implica la figura 2.1.
es pensado como un retrato de la lógica del proceso de investigación reconstruida y
racionalizada, que con frecuencia es mostrada de una forma “sacralizada” en los reportes de
investigación. Cuando interrogamos a los investigadores a fin de reflexionar sobre la naturaleza
de su investigación, la imagen que proyectan es la de una empresa más unitaria (e.g. Bell y
Newby, 1977). La evidencia adicional de la escasez de una secuencia ordenada clara de los
pasos en la investigación cuantitativa emergerá en las discusiones siguientes.
El impacto del compromiso general al método científico, y con el positivismo
en particular, en la investigación cuantitativa se reduce a crear un racimo de preocupaciones
que pueden ser recogidos de los reportes de investigación y varios escritos sobre temas
metodológicos. Las discusiones siguientes ponen la atención en algunas características
particularmente prominentes.

Algunas preocupaciones en la investigación cuantitativa:


Los conceptos y su medición
La figura 2.1 implica que una porción de la empresa de la investigación
cuantitativa es la necesidad de hacer observable los conceptos los cuales están arraigados en
las hipótesis derivadas de un esquema teórico previo. Mientras las investigaciones muestran
cómo se da este proceso, el problema acerca de cómo la investigación cuantitativa es
relativamente indiferente a la teoría (ya reseñada) implica que es un débil relato de cómo
aparecen los conceptos y también cómo pasan a ser sujetos de un proceso de medición. En los
hechos, los conceptos proveen un foco centralizado para la investigación en ciencias sociales,
aunque están aproximados o tangencialmente relacionados con consideraciones teóricas.
Escribiendo acerca de la investigación cuantitativa en la Sociología Americana, Warshay (1975)
argumentó que esto tiende a comprender el examen de los conceptos los cuales son con
dificultad derivados de alguna teoría previa. Se refiere a esta tendencia como “empiricismo
conceptual”, esto es, “el uso de conceptos más que el uso explícito de una teoría como el foco o
resultado de la investigación” (p.10). El investigador cuantitativo tiende a preocuparse en
relacionar los conceptos con algún otro a fin de investigar asociaciones y en desenredar

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procesos causales. De este modo el mundo social tiende a desarmarse en paquetes


maniobrables: clase social, prejuicio racial, religiosidad, estilos de liderazgo, agresión, etc. El
cuerpo de la investigación que relaciona un concepto particular, o conecta conceptos, forma el
telón de fondo y de justificación para llevar a cabo una investigación en un tópico particular en
relación con ese concepto. La revisión de la literatura acerca de investigaciones previas en
relación con un concepto o un racimo de conceptos, que es un precursor de la presentación de
resultados del informe de una pieza de investigación cuantitativa, es usada frecuentemente
como un sustituto de un cuerpo previo de teoría. Las hipótesis, cuando se construyen, no se
derivan con frecuencia de una teoría como a partir de un cuerpo de literatura relacionando un
concepto. Bulmer y Burguess (1986, p. 256) son probablemente acertados en su mirada acerca
de que los conceptos usados por los sociólogos están “fijados en la teoría”, pero tal fijación se
pierde con frecuencia más que arraigarse. Las consideraciones teóricas aparecen más como de
la boca para afuera que como constituyendo un foco mayor por derecho propio en las
investigaciones. El énfasis en los conceptos como un foco para la investigación es también
evidente en la psicología social (Armistead, 1974, p. 12), o, como los autores del mayor libro de
texto sobre métodos de investigación para estudiantes sobre esta disciplina sucintamente
dijeron, “Para hacer cualquier investigación debemos estar capacitados para medir los
conceptos que deseamos estudiar” (kidder y Judd, 1986, p.40).
Los conceptos, entonces, son vistos como el foco – y en varias instancias el
punto de partida-de la investigación social. Las tendencias positivistas de la investigación
cuantitativa se revelan fuertemente a sí mismas en la insistencia, la cual es patentemente clara
en la cita al final de párrafo previo, de que ellas tienen que ser transformadas en observables,
i.e, mensurables. Este énfasis puede ser visto como la traslación dentro de la investigación
social del principio del fenomenalismo en general y la doctrina del operacionalismo en particular.
De hecho, la doctrina estricta del operacionalismo- esto es, que los conceptos deben ser vistos
como sinónimos de los dispositivos de medición asociados a ellos- ha hallado algunos adeptos.
Algunos escritores, como Dodd (1939) y Lundberg (1939), las han respaldado, pero, a pesar de
la prominencia con la que tales autores están de acuerdo en el tratamiento filosófico de las
ciencias sociales (e.g. Keat y Urry, 1975), su influencia ha sido marginal. Esto es, de todas
maneras, un compromiso difuso con la posición del operacionalismo que tiene un soporte
amplio entre investigadores cuantitativos. Este compromiso toma la forma de una obligación
declarada de especificar el sentido de conceptos particulares en forma precisa y en desarrollar
procedimientos lógicos de medición que los representarán.
De acuerdo con versiones de algunos libros de texto, como nosotros
reflexionamos acerca de la naturaleza del mundo social vamos a reconocer ciertos patrones de
coherencia. Reconocemos en particular, que hay clases de objetos que parecen exhibir cierta
comunidad. A medida que observamos en ese sentido alguna clase particular de objetos,
podemos decir algo sobre qué es lo que los mantiene juntos. A fin de facilitar este ejercicio, le
damos un nombre a esta colectividad y entonces tenemos un concepto. El problema, entonces,
es demostrar si el concepto existe actualmente y en clasificar personas, organizaciones o lo que
sea, en relación a él. Esta última fase se refiere con frecuencia a la operacionalización del
concepto, esto es, que nosotros queremos medirlo. iv Por lo tanto podríamos llegar a decir entre
nuestras reflexiones generales que algunas personas aman sus trabajos, a otras les
desagradan, mientras que a otros les es indiferente. Se podría ver, entonces, que las personas
varían en forma marcada en relación a cómo se sienten sobre de sus trabajos. Comenzaremos
a pensar sobre estos sentimientos como parte de una colectividad y dándoles un nombre -
satisfacción en el trabajo. Aquí, entonces, hay un concepto. Pero tan rápido como comenzamos
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a hacer preguntas acerca de satisfacción en el trabajo -¿porqué algunas personas exhiben


mayor satisfacción en el trabajo que otras?- es necesario moverse hacia la definición
operacional del concepto por lo que podremos medirlo y desarrollar un criterio para dar cuenta
de su presencia o ausencia en una persona.
La medición de los conceptos tiende a ser realizada a través del uso de
dispositivos como el cuestionario o alguna forma de observación estructurada, esta última como
particularmente prevalente en la investigación experimental. A partir del punto de vista de
algunos escritores sobre metodología de investigación, los conceptos usados por los cientistas
sociales son con frecuencia justamente vagos y/ o abstractos. Conceptos como alienación,
poder, burocratización y algunos más, son bastante difíciles de aprehender. Uno de los mas
conocidos esquemas para dar cuenta de la traslación de los conceptos en entidades
observables es el texto de Lazarsfeld (1958) “yendo de los conceptos a los índices empíricos”.
El planteó este trayecto como formado por cuatro pasos secuenciales (ver figura 2.2.). Desde el
principio, como consecuencia de nuestras reflexiones en conexión con un dominio teórico
particular, desarrollamos una imaginería acerca de una faceta particular de ese dominio. Es
entonces necesario especificar esta imaginería, lo cual implica desarmarla en sus diferentes
componentes, frecuentemente llamados “dimensiones”. Por lo cual la “satisfacción en el trabajo”
puede ser descompuesta en: satisfacción con la tarea, satisfacción con la paga y las
condiciones, satisfacción con los pares y supervisores y más. En tercer lugar, es necesario
desarrollar indicadores para cada una de esas dimensiones. Este tercer paso es el meollo del
proceso de operacionalización: el desarrollo de un grupo de preguntas que representan a cada
una de las dimensiones delineadas. Por lo cual, para cada dimensión se desarrollan ítems del
cuestionario, que cooperativamente dan cuenta de esa dimensión. Finalmente, Lazarsfeld
propone la formación de índices, por lo cual se agregan los indicadores para o bien formar un
índice de satisfacción en el trabajo o lo que sea, o a fin de formar un índice de cada una de las
dimensiones constituyentes. Porque usar más de un indicador? Lazarsfeld razonaba que sólo
una batería de ítems de cuestionario podría permitir capturar a cada dimensión en toda su
totalidad.
Ejemplos de investigaciones que se adecuan fuertemente al esquema
Lazarsfeld son la medición de Seeman (1967) del concepto de alineación y el trabajo de Stark y
Glock (1968) sobre compromiso religioso. También están los “estudios Aston”, un programa de
investigación dentro de una estructura organizacional que deriva su nombre de la asociación
con la Universidad de Aston en Birmingham. v En este programa de investigación el “sujeto” no
es el individuo como tal sino la organización. Si se sigue un examen de la literatura sobre las
condiciones y la forma de las organizaciones, el paso de la imaginería, los investigadores de
Aston construyeron cinco dimensiones básicas:
(1) especialización – la extensión de la división del trabajo en el interior de una
organización;
(2) formalización –la extensión de cuáles procedimientos y comunicaciones se graban en
documentación formal;
(3) estandarización –la extensión por las cuales las actividades y roles son circunscriptos
por reglas;
(4) centralización – la extensión por la cual el locus de toma de decisiones es un apéndice
de la organización;
configuración – la forma de la estructura de roles de la organización.
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Figura 2.2. El esquema de Lazarsfeld para la medición de conceptos.


PASOS EN EL IMAGINERÍA ESPECIFICACIÓN SELECCIÓN DE FORMACIÓN DE
PROCESO DE CONCEPTOS INDICADORES ÍNDICES
EJEMPLO DEL Nociones de Especialización, e.g. Formalización. Los índices (o
TEXTO estructuras de Formalización, ¿La organización escalas y sub-
(Estudios de Aston) organización Estandarización, tiene: organigrama, escalas más
derivadas de Weber, Centralización, instrucciones escritas precisas) son
Teorías Clásicas de configuración de operación, desarrollados por
Management, etc. descripciones fuera de los
escritas de tareas, indicadores usados
políticas escritas, en relación a cada
etc.? una de las 5
dimensiones

Vale la pena aclarar que los investigadores de Aston desarrollaron


“subdimensiones” para cada una de las primeras dimensiones. Por ejemplo, la especialización
fue tenida en cuenta para formar parte de la especialización funcional (i.e. la especialización en
término de mayores áreas funcionales, tales como entrenamiento) y de la especialización de
roles (i.e. especialización en cada entrenamiento funcional, tales como entrenamiento operativo,
entrenamiento administrativo, entrenamiento de aprendices, etc.). Los indicadores empíricos
fueron luego desarrollados para cada dimensión y subdimensión. Esto fue llevado a cabo a
partir de prolongadas entrevistas guiadas a partir de las cuales el personal fue interrogado
acerca de las actividades de sus firmas en una muestra de organizaciones. Las respuestas a
las preguntas individuales fueron luego agregadas a fin de formar escalas relacionadas con
cada dimensión o sub-dimensión. De este modo, a fin de medir la especialización funcional, los
respondentes fueron interrogados sobre si su firma tenía una persona que pasara el día
dedicada a cada una de las dieciséis áreas de especialistas. Si al final una persona estaba
empleada en entrenamiento, sería la evidencia de la especialización en esa área. Cada
respondente fue entonces interrogado de la misma forma sobre otras áreas funcionales tales
como contabilidad, investigación de mercado, compras y servicios, etc. Cada una de estas
preguntas puede ser vista como un indicador; ellas son luego agregadas a fin de formar un
índice global (o, más técnicamente, una escala) de especialización funcional. En forma similar,
a fin de operacionalizar la formalización, los respondentes fueron interrogados acerca de si la
firma usaba folletos informativos, descripciones de trabajos, políticas escritas, etc. El Programa
Aston refleja las preocupaciones de la investigación cuantitativa por el desarrollo de dispositivos
de medición para los conceptos centrales, a la vez que con respecto a sus focos conceptuales
principales –estructura organizacional- estaba sólo aproximadamente relacionada con una gran
parte de la teoría, a saber, los escritos sobre la funcionalidad de las burocracias por autores
como Weber (1947). Los pasos básicos en la aproximación de los investigadores de Aston
acerca de la operacionalización de la estructura organizacional se presentó en la figura 2.2.
La aproximación a la medición de conceptos usada en los Estudios Aston y
también recomendada por Lazarsfeld, es rigurosa y sistemática. De todas formas, las prácticas
asociadas a ella no están tan generalizadas como lo es la referencia a ella en la literatura sobre
procedimientos de la investigación social. El punto de partida desde la aproximación de
Lazarsfeld puede ser desarmada en dos áreas. Primero, una gran cantidad de investigación
social es conducida en tal forma que se evitan los pasos propuestos por Lazarsfeld. Una batería
de indicadores de conceptos particulares son desarrollados con frecuencia sin tener en cuenta
las dimensiones subyacentes de ese concepto. La falla al examinar esto como parte de
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dimensiones constituyentes, significa que la batería de indicadores sugieren una pequeña línea
de sentido al que ese concepto refleja. Incluso más frecuente es el uso de sólo uno o dos
indicadores de un concepto o de sus dimensiones constituyentes. Por ejemplo, varios lectores
estarán familiarizados con la noción de “orientación instrumental al trabajo”, que es el punto
central en investigaciones sobre actitudes en la industria y comportamientos de trabajadores
prósperos de Glodthorpe et. al. (1968). Esta noción – que posiblemente haya sido pensada
como una dimensión de “orientación al trabajo”- refiere a un accesorio del trabajo en el cual los
asuntos de paga predominan en los pensamientos de los trabajadores. Esta idea, que es una
pieza clave en esta faceta particular del trabajo del autor sobre trabajadores prósperos, fue
operacionalizada a partir de dos preguntas: una sobre las razones que dieron los respondentes
sobre a su permanencia en esa firma y la otra sobre sus razones para permanecer en el empleo
de ese momento. En forma similar, a fin de hallar hasta dónde fueron “privatizados” los
trabajadores manuales, Roberts et. al. (1977) midió este concepto a partir de preguntar a los
interrogados sobre el número de personas en el trabajo y entre sus vecinos que eran
considerados amigos. En su investigación sobre el clero británico, Ranson, Bryman y Hinings
(1977) midieron las definiciones de roles de sus respondentes a partir de la referencia a una
sola pregunta en la cual ellos tenían que rankear siete opciones. El punto es que varios
investigadores no adhieren a un procedimiento de operacionalización de sus conceptos clave
de gran extensión similar a la propuesta por escritores como Lazarsfeld.
Un segundo sentido en el cual la aproximación planteada en el artículo “de los
conceptos a los índices empíricos” representa sólo una porción de la investigación cuantitativa
es el referido a que la ligazón entre los conceptos y su medida es muchas veces más inductivo
que lo que implica el esquema de Lazarsfeld. El uso generalizado del análisis factorial en las
ciencias sociales ejemplifica este punto. El análisis factorial parece delinear las dimensiones
subyacentes con una batería de ítems de cuestionario. Un uso clásico de esta aproximación
puede ser visto en la influyente investigación sobre liderazgo llevada adelante por los Estudios
en liderazgo del Estado de Ohio. vi Los investigadores del Estado de Ohio midieron el
comportamiento de liderazgo aplicándole a las personas en posiciones subordinadas una
batería de descripciones del comportamiento de liderazgo el cual se suponía perteneciente a
sus superiores. En un estudio particularmente notable (Halpin y Winer, 1957), se administraron
130 preguntas (i.e. indicadores) a 300 miembros de la tripulación aérea de Estados Unidos.
Cada pregunta estaba hecha en la forma de una descripción del comportamiento de un líder, y
los que respondían fueron interrogados para indicar cuán extensamente esa descripción se
podía aplicar a sus superiores. Se realizó un análisis factorial a fin de descubrir cualquier
“agrupamiento” en las réplicas de los que respondían. Tales agrupamientos pueden ser
tomados como indicativos de dimensiones subyacentes del comportamiento de un líder. El
análisis factorial reveló cuatro dimensiones, esto es, grupos de ítems de cuestionario los cuales
tendían a agruparse el uno con el otro. De las cuatro dimensiones, dos fueron particularmente
relevantes: consideración y estructura de iniciación. La primera se refiere a la presencia de
cariño mutuo y camaradería entre los líderes y los liderados; la estructura de iniciación se
refiere a la propensión de los líderes a organizar el trabajo rigurosa y claramente. La
consideración era denotada por las respuestas a los ítems del cuestionario como: hace favores
personales a los miembros de la tripulación, es amigable y accesible. La estructura de iniciación
estaba representada por ítems de cuestionario como: asigna a los miembros de la tripulación
tareas particulares, sus actitudes hacia la tripulación son claras. De todas maneras, las
designaciones, consideraciones y estructura de iniciación aparecieron a posteriori que el
análisis factorial revelara las dimensiones subyacentes. El investigador tiene que usar su
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imaginación para determinar cuales de los ítems que componen cada dimensión significan
actualmente algo. Este procedimiento entraña el examen de qué es lo que aparenta ser común
a los ítems los cuales componen cada dimensión. De este modo, mientras que el flujo implicado
en la figura 2.2. sugiere un movimiento desde las dimensiones a los indicadores, la
aproximación del análisis factorial descripto entraña una progresión desde los indicadores hacia
las dimensiones.
El tema del liderazgo provee otra instancia de razonamiento inductivo que
puede ser denominado como “operacionalismo inverso”. Mientras que las figuras 2.1 y 2.2.
implican que el investigador se mueve desde los términos teóricos como los conceptos hacia los
indicadores empíricos a través del desarrollo de medidas de operacionalización, el trabajo de
Fiedler (1967) parece implicar que puede ocurrir la inversión de este procedimiento. Fiedler
desarrolló una técnica denominada escala “compañero de trabajo menos preferido” (LPC- least
preferred co-worker) que invita a las personas en posiciones de liderazgo que están
respondiendo a pensar en la personas con las cuales les ha gustado trabajar menos. Son
entonces interrogadas a evaluar su LPC en términos de una serie de, al menos (los números
varían), dieciséis pares de adjetivos opuestos, donde cada par se desarrolla en una escala de
ocho puntos. El ejemplo es:

Placer 8 7 6 5 4 3 2 1 Displacer
Rechazo 1 2 3 4 5 6 7 8 Aceptación

Fiedler encontró que los líderes que describen su LPC en términos favorables
(por ejemplo, placer, aceptación) extraían una mejor performance de sus subordinados en
ciertas circunstancias; en otras, los líderes cuyas representaciones de sus LPC eran
desfavorables eran mejores en ese sentido. Fiedler ha mantenido que el valor de la LPC de los
líderes es un indicador de su estilo de liderazgo. De este modo la medición viene primero y
entonces se decide a qué puede estar refiriéndose la medición. Más adelante, en diferentes
momentos Fieldler ha ofrecido cuatro diferentes caminos para visualizar los estilos de liderazgo
de líderes con diferentes puntuaciones de LPC. vii En otras palabras, para esta medición hay
muy poco en de un esquema conceptual previo que da cuenta del sentido. El sentido tiene que
ser derivado.
Debido a que los conceptos y su medición son centrales en la investigación
cuantitativa, hay mucha preocupación acerca de los requerimientos técnicos de la
operacionalización. Esta preocupación está usualmente descripta en los libros de texto y por
autores de metodología como la necesidad de considerar la validez y la confiabilidad de las
mediciones. La pregunta sobre la validez se refiere al tema de cómo podemos estar seguros
que una medida realmente refleja el concepto que se supone debe referir. Los libros de texto
bosquejan los procedimientos disponibles para establecer la validez. Por ejemplo, se ha
propuesto que el investigador podría buscar estimar la validez simultánea de la medición, lo que
implica discernir cuán lejos conduce la medición a distinguir entre la personas en términos de
algo más de lo que se sabe acerca de ellos. De este modo, si se está buscando desarrollar un
índice de satisfacción laboral, se debe examinar los registros de abstención de los
respondentes para ver si los que exhiben bajos niveles de satisfacción son también los que
están con frecuencia afuera del trabajo.
Hay una creciente preocupación entre algunos escritores de que también es
necesario testear la validez de una medida a partir del uso de diferentes aproximaciones de
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medición (e.g. Campbell y Fiske, 1959). Con frecuencia los exámenes de la validez apuntan a
los problemas asociados con la asunción de una relación entre conceptos y su medición.
Resulta útil retornar a los Estudios Aston como un caso testigo. La aproximación de Aston no es
sólo un método usado para operacionalizar la estructura de una organización. Hall ( 1963, 1968)
desarrolló una aproximación alternativa que usaba un tipo similar de dimensiones de los
conceptos (e.g. jerarquía de la autoridad, división del trabajo, presencia de reglas, etc.). De
todas formas, usó una aproximación diferente para la operacionalización de estas dimensiones
ya que administró un cuestionario a muestras de miembros de un número de organizaciones.
Por lo tanto, más que adoptar la aproximación de Aston en el uso de informantes clave que
hablaron sobre la organización, Hall delineó sus medidas a partir de las miradas de un amplio
grupo de personas dentro de cada organización y luego sumó los puntajes. Azumi y McMillan
(1973) y Pennings (1973) combinaron ambos procedimientos dentro de un único estudio y
hallaron poco correspondencia entre las dimensiones aparentemente emparentadas de las
aproximaciones de Aston y Hall. viii De todas formas, pese a la preocupación aparente acerca
de tales temas, mucha de la investigación cuantitativa entraña “medición por fiat” (Cicourel,
1964), por lo cual las mediciones son impuestas simplemente, y poco es lo que se hace para
demostrar una correspondencia entre mediciones y los falsos conceptos. No es difícil ver por
qué debería haber una disparidad entre las recomendaciones de los libros de texto y muchas de
las prácticas de investigación, por temas de validez se puede transformar mayores proyectos
para los investigadores que deben ver tales temas como distracciones excesivas.
El tema de la confiabilidad se halla afectado por la consistencia de la medición.
La consistencia es tenida en cuenta a fin de comprender dos cuestiones distintas. La primera es
la consistencia interna, que es realmente un problema de medición que toma habitualmente la
forma de escala o de índice, ya que se relaciona con la coherencia interna de la escala-
comprende una idea unitaria o componentes separados? Hay una verdadera artillería de
procedimientos y técnicas que pueden ser desplegadas para investigar este tema. ix El segundo
aspecto es la consistencia de medición sobre el tiempo, testeo que entraña administración de
más de una medida. Es probable que los cientistas sociales tiendan a estar mas preocupados
por la confiabilidad que por la validez de sus mediciones. Los libros de texto tienden a darle a
los dos temas la misma atención, pero los investigadores parecen más inclinados a mencionar
que fueron llevados a cabo los test de confiabilidad. Esto crea la ilusión de que la confiabilidad
es más importante y dirige las mediciones a ser evaluadas principalmente en términos de este
criterio. La razón real es probablemente que los testeos de validez insumen más tiempo y
pueden tornarse fácilmente en algo mayor .
El propósito principal en esta sección ha sido el puntualizar la importancia de
los conceptos dentro del marco de la investigación cuantitativa e iluminar cómo el tema de la
operacionalización condujo a un número de preocupaciones tales como la validez y la
confiabilidad. El hecho real es que hay mucha preocupación acerca de estos temas,
particularmente entre escritores de metodología, y esto es la evidencia de la importancia de los
conceptos y su medida. De pasada se mencionó a las aproximaciones de los textos a la
medición de los conceptos.
Causalidad
La investigación cuantitativa está preocupada con frecuencia acerca del
establecimiento de relaciones causales entre conceptos. Esta preocupación puede ser vista
como una trasposición del camino de las ciencias naturales al el estudio de la sociedad. Como
el autor de un libro de texto de metodología de la investigación ha observado:
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Uno de los principales logros de los cientistas, sociales o de los otros, es explicar porque las cosas
son en el sentido en que son. Típicamente, nosotros hacemos ésto a partir de la especificación de
las causas por las cuales las cosas son; algunas cosas son causadas pro otras cosas. (Babbie,
1979, p. 423)

En forma similar, como puntualizó uno de los exponentes principales de


análisis de datos de encuestas- James Davis-: “La investigación Social apunta a desarrollar
proposiciones causales sostenidas por los datos y la lógica” (Davis, 1985, p. 10).
El uso frecuente por los investigadores cuantitativos de los términos “ variable
independiente” y “variable dependiente” es la evidencia de la tendencia generalizada a emplear
la imaginería causal en las investigaciones. Hay bastantes discusiones en la literatura acerca de
las prácticas adecuadas a ser empleadas a fin de poder hacer demandas fuertes acerca de la
causalidad. Tal discusión tiende a girar en torno de dos aproximaciones principales de la
generación de la causalidad – aquellas asociadas con los diseños de investigación de
encuestas sociales experimentales y cross-seccionales.
El principal punto de los diseños experimentales es maximizar aquello que
Campbell (1957) denominó “validez interna”, la extensión en que la causa que se presume
realmente tiene un impacto en los efectos que se presumen. Central al ejercicio de establecer la
validez interna es la habilidad de descartar explicaciones alternativas de una relación causal
propuesta. Como fue indicado arriba, la presencia de un grupo de control, emparejado con el
uso de una asignación al azar a los grupos experimentales o de control, implica que esos
diseños experimentales son particularmente fuertes a ese respecto. Consecuentemente, los
diseños experimentales son invariablemente retratados en libros de texto de metodología de la
investigación como efectivos en la función de establecer conexiones causales definitivas. Tales
diseños son comunes particularmente en psicología social debido a la verdadera necesidad de
esa disciplina en el establecimiento de relaciones causales (Harré y Secord, 1972). Con
frecuencia, tal investigación experimental es retratada como un modelo de la investigación
cuantitativa, precisamente por la posibilidad que tienen quienes las llevan a cabo de hacer
demandas fuertes acerca de la validez interna de sus hallazgos (Hughes, 1976, p.81). Dentro
de este marco de referencia, la investigación no experimental puede aparecer como inadecuada
en virtud de la inhabilidad de los investigadores para manipular aspectos del entorno social y
observar los efectos de tales intervenciones. Entre las aproximaciones de la investigación
cuantitativa que parecen estar pobremente equipadas a ese respecto, el principal es el diseño
de encuesta cross seccional.
En una encuesta, los datos son recolectados (por cuestionarios por correo,
guía de entrevista, o lo que sea) a partir de una muestra de individuos en una coyuntura
particular. Los datos guían al investigador a establecer si hay o no asociaciones entre varias
variables que son reflejadas en el cuestionario. La preocupación por establecer conexiones
causales entre variables puede ser vista en la preocupación generalizada entre investigadores
de encuesta por el desarrollo de métodos para imputar relaciones de causa y efecto (e.g.
Blalock, 1964; Davis, 1985), a pesar del hecho de que esas investigaciones por encuesta son
pensadas generalmente como teniendo el objetivo de establecer simples asociaciones y
correlaciones entre variables. La vieja máxima – la correlación no implica causa- implica
ostensiblemente que la habilidad de los científicos sociales para establecer causalidades a
partir de las investigaciones sociales por encuesta está severamente limitada. De todas formas,
los investigadores por encuesta no han sido disuadidos y desarrollan una variedad de
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procedimientos para la elucidación de la causalidad por medio de una reconstrucción post hoc
de la “lógica del orden causal” (Davis, 1985) que se encuentra detrás del racimo de variables
generadas por una investigación en particular.
A fin de estar habilitado para establecer relaciones causales entre variables en
un estudio cross- seccional se deben cumplir tres condiciones. Primero, se debe establecer que
hay una relación entre las variables involucradas, esto es, que no son independientes una de
otra. Las técnicas estadísticas bien conocidas (e.g. chi cuadrado, coeficientes de correlación)
están disponibles para asistir con el establecimiento de la presencia de una relación. Segundo,
la relación no debe ser espuria. Esto significa que se debe establecer que una relación aparente
entre dos variables, x e y, no está siendo producida por la presencia de una tercer variable que
es antecedente y está relacionada con x e y. El investigador debe hallar una asociación inversa
entre la asistencia a la iglesia y la delincuencia , pero no estará seguro de que la variable como
la “edad” no está “produciendo” esa relación – los más jóvenes están más propensos a ir con
más frecuencia a la iglesia y menos a envolverse en actos delincuentes, mientras que los
chicos más grandes van menos y están más inclinados a la delincuencia.
En tercer lugar, y quizás lo más controversial, se relaciona con que el análisis
de datos debe establecer un orden temporal en la reunión de las variables en cuestión. Mientras
que las investigaciones como la encuesta cross seccional implica la recolección de datos en un
único punto en el tiempo, este orden temporal tiene que ser tenido en cuenta. Hasta cierto punto
este proceso implica un componente intuitivo en el análisis de tales datos. El establecimiento
de un orden temporal no es un proceso arbitrario: frecuentemente nosotros recurrimos a nuestro
conocimiento de sentido común sobre el ciclo vital de los individuos a fin de determinar cuál
variable es previa a otra, por ejemplo, que la escolarización formal precede al divorcio (Davis,
1985). Aunque puede ser objetado que esta aproximación trata a los estadios del ciclo de vida
como no problemáticos -algo a lo cual algunos científicos sociales han estado tratando de
responder Bryman et al., 1987)-, esto es usado como un dispositivo interpretativo. Los
investigadores que han usado diseños experimentales enfrentan este problema, ya que dado
que el tratamiento experimental es un estímulo, la respuesta por la cual es juzgada es tomada
como el efecto. En consecuencia hay una pequeña duda acerca de las respuestas de orden
causal. Una de las mejores técnicas conocidas usada por los investigadores de encuesta para
desentrañar causas de una variable dependiente es el análisis de trayectoria (path analysis), el
cual es una extensión del análisis de regresión múltiple que guía al analista a desenredar la
contribución de cada factor causal mientras controla los otros. Una instancia hipotética de un
procedimiento como tal en su forma esquemática se provee en la figura 2.3.

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Figura 2.3. Diagrama longitudinal hipotético para la explicación de los ingresos masculinos

Ingreso Ingreso
familiar del hijo

Posición
Ocupacional

Número de
años en
educación

IQ

Algunas asunciones (algunas bastante razonables) se construyen dentro de


este modelo causal, tal como que el ingreso paterno precede al trabajo del hijo, y que el trabajo
del hijo precede a su ingreso. De todas formas, el verdadero y real problema es si el análisis de
trayectoria es agnóstico en la consideración de modelos igualmente plausibles. Los estudios
Aston proveen un buen ejemplo. Los investigadores en el campo de los estudios
organizacionales han estado preocupados por demostrar cuáles factores son más
instrumentales en la determinación de la estructura de la organizaciones. Mientras que los
investigadores de Aston tendieron a enfatizar el tamaño organizacional (Pugh y Hickson, 1976),
otros han hallado que la tecnología es un determinante crucial (Woodward, 1965). Cuando
Hilton (1962) re-analizó los datos originales recolectados por los investigadores de Aston, halló
que este análisis longitudinal podría sostener un número de modelos plausibles a priori de las
interconexiones causales entre tres variables, a saber, tamaño, tecnología y estructura. x El
problema aquí es que la precedencia temporal de estas variables esta determinada fácilmente
por algún tipo de intuición- el tamaño de una organización pude ser pensado como antecedente
o subsecuente a su estructura interna, aunque en diferentes coyunturas en su desarrollo.
Mientras que la “causalidad recíproca” es reconocida como un aspecto inherente de las
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relaciones entre ciertos pares de variables, ésta le da a los investigadores problemas de


posturas al buscar establecer un orden temporal de las variables. En reconocimiento de tales
dificultades, se han propuesto con frecuencia diseños longitudinales. Por ejemplo, un
investigador puede observar una relación entre la forma por la cual los líderes son participativos
y la satisfacción en el trabajo de sus subordinados; pero cuál es temporalmente precedente? La
participación aumenta la satisfacción en el trabajo o los líderes permiten una cierta participación
a los subordinados más satisfechos? Cuestiones como estas requieren una aproximación
longitudinal, como un diseño de panel en el cual son realizadas en diferentes puntos en el
tiempo una o dos olas de observaciones de variables relevantes. Los frutos de las
investigaciones como estas con frecuencia puntualizan un complejo patrón de interacciones
entre las variables en cuestión (Bryman, 1986). El punto principal es que hay varias instancias
de modelos de relaciones entre grupos o variables las cuales se derivan de diseños cross
seccionales donde la precedencia temporal es difícil de determinar y por lo cual también todo es
causalidad.
Los interrogantes sobre causalidad entonces, preocupan grandemente a los
exponentes de la investigación cuantitativa. Mientras que los diseños cross seccionales alejan
algunos grandes problemas respecto del establecimiento de la causalidad mas que los
experimentales, los investigadores de encuesta han buscado desarrollar aproximaciones al
análisis de datos que los conducen a inferir procesos causales. La preocupación con la
causalidad puede ser vista fácilmente como una consecuencia de la tendencia entre
investigadores cuantitativos de buscar absorber los métodos y asunciones de los científicos de
las ciencias naturales los que tienden a ser interpretados en términos positivistas. Esta noción
de causalidad ha sido denominada por Harré la mirada de la “regularidad” o la “sucesión” de la
causa (Harré, 1972; Harré y Secord, 1972). Acordando con esta mirada, la causalidad es
simplemente una problema de determinar “la secuencia regular de un tipo de evento y otro de la
forma en la que usualmente ocurre (Harré y Secord, 1972, p. 70). Esta línea de pensamiento
acerca de la causalidad puede ser vista en el relato de Hirschi (1969) sobre la cadena causal
que unía performance académica y delincuencia , que fue citada en el capítulo 1. De hecho si
esta visión refleja adecuadamente o no el camino en el cual los científicos sociales piensan
acerca de la causalidad ha sido cuestionada por Harré y un número de otros escritores (e.g.
Bhashkar, 1975; Sayer, 1984). Acordando con esta mirada alternativa o con frecuencia
denominada aproximación “generativa” de la causalidad, la ciencia procede a partir de la
descripción de los mecanismos causales que generan patrones no azarosos en el orden
natural. Por ejemplo: “los químicos descubren reacciones, y ellos los explican por la descripción
del interjuego e intercambio de iones” (Harré y Secord, 1972, p. 70). Tales mecanismos pueden
ser observables directa o indirectamente, o puede ser que deban ser inferidos, e.g. por la
referencia a analogías las que facilitan el entendimiento y la explicación. Esta mirada de la
causalidad se aparta bastante de aquellas en las cuales domina la investigación cuantitativa en
la que la sucesión de la causa y sus efectos es primordial. Mientras que no es el propósito de
este capítulo entrar en los debates acerca de lo que los científicos realmente hacen, como
contra lo que los investigadores cuantitativos qua positivistas dicen que hacen, es aparente que
la aproximación de la causalidad descripta en esta sección (la mirada de la regularidad) no es
necesariamente un relato acertado del entendimiento de los científicos de las ciencias
naturales.
Generalización

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El investigador cuantitativista está preocupado invariablemente por lograr que


los resultados de una investigación particular puedan ser generalizados más allá de los confines
de su localización. Entre los investigadores por encuesta esta preocupación se manifiesta a sí
misma en la gran atención prestada al muestreo de temas y en particular en la representatividad
de las muestras. La preferencia generalizada en los libros de texto y entre los que realizan las
muestras al azar es sintomático de esta preocupación. Esencialmente esta preocupación se
refiere a establecer que los hallazgos puedan ser legítimamente generalizados a una amplia
población de la cual la muestra es representativa. Justamente las técnicas de inferencias
estadísticas (como el chi cuadrado), que son usadas ampliamente por investigadores por
encuesta, tienen sentido sólo en el contexto de las muestras seleccionadas al azar las que
permiten inferencias a toda la población.
La preocupación por la generalización puede ser atribuida probablemente a la
tendencia de los investigadores cuantitativistas de imitar los métodos y estilos de los científicos
de las ciencias naturales. A través de la verificación de generalidades el investigador
cuantitativo se acerca más a las leyes tales como las de los hallazgos de la ciencias. Tal vez
por esta razón, la investigación cualitativa, que está basada frecuentemente en el estudio de
uno o dos casos, es con frecuencia menospreciada por los investigadores de la tradición
cuantitativista, debido a que los casos pueden no ser representativos y por lo tanto la
generalidad es desconocida. ¿Cómo puede uno saber si un barrio en Boston ( Whyte, 1943) es
o no representativo de todos los barrios en los Estados Unidos y , si uno está inseguro, como
pueden los frutos de tal investigación ser generalizados más allá de los confines de Boston? En
el capítulo siguiente, será presentado el argumento contra esta mirada de la generalización en
las investigaciones de un estudio de caso, que ha sido ofrecida por un número de escritores
(e.g. Mitchell, 1983; Yin, 1984). De todas formas es una obligación hacer notar que la
investigación por encuesta con frecuencia no escapa a acusaciones similares. Mientras que la
muestra al azar puede establecer dentro de cuales límites es posible la generalización de los
hallazgos de la población de la cual fue derivada la muestra, hay todavía problemas en el
establecimiento de la generalidad de los hallazgos a otras poblaciones. Las muestras
nacionales por encuesta son bastante raras y con más frecuencia desde que los investigadores
no pueden extraer nada de regiones particulares o ciudades. Estas poblaciones más localizadas
pueden seleccionarse basándose en la conveniencia (e.g. proximidad al investigador) o a partir
de la base de consideraciones estratégicas. Un ejemplo de esto último podría ser la selección
de Luton como el sito de testeo de la tesis de (embourgeoisement) porque los investigadores
querían un sitio que era tan favorable como fuera posible para ello (Glodthorpe et al., 1968).
Una investigación de la misma tesis (tan bien como otros aspectos del cambio de la estructura
de clases en el Reino Unido) fue llevado a cabo en dos distritos de Liverpool por Roberts et al.
(1977). Los autores justificaron esta muestra más localizada contra las muestras regionales o
nacionales, debido al nivel de las influencias locales que estaban siendo mantenidas constantes
y por “razones de conveniencia y costos” (p.11). La investigación por encuesta de Hirschi (1969)
sobre la delincuencia, aunque basada en una muestra al azar, estaba localizada en una única
región –una ciudad entre San Francisco- Oakland área de California. En otras palabras, los
hallazgos de la investigación por encuesta pueden carecer de generalidad también, incluso
cuando fue extraída una muestra al azar. Esta posibilidad puede incitar a otros investigadores a
restablecer generalidades. Por ejemplo, la investigación original llevada a cabo bajo la bandera
de los Estudios Aston implicaban una muestra al azar de las organizaciones de West Midlands
(Pugh y Hickson, 1976); más adelante la investigación se extendió a una muestra nacional y a
otros contextos como las iglesias (Pugh y Hinings, 1976), tanto como a otras naciones ( Hickson
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y McMillan, 1981). De todas maneras es bastante inusual para un cuerpo de investigación


desarrollarse por esta vía, por lo que la generalidad de muchas investigaciones queda
indefinida. Justamente, el alcance por el que el pasaje del tiempo afecta la generalidad de los
hallazgos de investigación ha tenido recibido escasa atención, como Newby et al. (1985) ha
sugerido en el contexto de la investigación sobre estratificación social en el Reino Unido. xi
También existe el caso de que aunque algunas muestras están limitadas a una región particular
no usan métodos probabilísticos. En el campo de los estudios organizacionales, por ejemplo,
Freeman (1986) ha comentado sobre la tendencia a obtener muestras oportunas más que
acordar en usar procedimientos de muestreo al azar.
Los investigadores que emplean diseños experimentales están preocupados
por el problema de la validez externa, la cual da cuenta del alcance por el cual los hallazgos
pueden ser generalizados (lo cual puede ser validez interna) a lo largo del experimento
(Campbell, 1957). Los ataques a la validez externa se derivan de tales factores como los
efectos contaminantes del pre-test experimental y los grupos de control y por los efectos únicos
de la situación de experimentación en el comportamiento de los sujetos. La última dificultad es
frecuentemente subsumida bajo una categoría general de “efectos reactivos” (e.g. Webbet al.,
1966). Los experimentos de laboratorio, que son especialmente prominentes en la psicología
social, sitúan problemas particulares en la consideración de la generalización y como una
consecuencia que ejercita grandemente a sus proponentes. Dos puntos parecen ser salientes.
Primero, tales investigaciones usan a los estudiantes como sujetos de experimentación, los que
no están para ser representativos de las personas como un todo debido a sus características
socioeconómicas especiales tanto como su rango limitado de experiencias. En algunos casos,
los sujetos son voluntarios, los que difieren de los no voluntarios en varios aspectos (Rosenthal
y Rosnow, 1969). En segundo lugar, la naturaleza artificial del laboratorio podría parecer
adversa para afectar la generalización de los hallazgos. Por ejemplo, los experimentos de
laboratorio los que se suponen cargan con implicancias del estudio de las organizaciones
pueden partir significativamente del contexto por el cual ellas se suponían que debían ser
aplicadas- la tarea experimental puede ser muy trivial comparada con el trabajo “real”, los
sujeto son extraños, el involucramiento de los sujetos es efímero, etc. Consecuentemente,
algunos psicólogos sociales prefieren experimentos de campo, i.e. experimentos dentro de
escenarios naturales. A primera vista, tales experimentos parecerían resolver las dificultades
asociadas con la investigación en el laboratorio, pero traen otros problemas en su camino. El
caso de la mayor generalización de los experimentos de campo es con frecuencia más aparente
que real debido a que ellos con frecuencia ocasionan un gran set de efectos reactivos
intratables, que se derivan de la marcada diferencia ente los sujetos entre su rutina normal y las
condiciones especiales impuestas bajo los arreglos del experimento. Más adelante, la validez
interna puede peligrar ya que los investigadores en los escenarios en el campo con frecuencia
tiene que comprometerse sobre estos temas, como la azarosa locación de los grupos.
En el momento de la escritura, las preocupaciones acerca de la cuestión de la
validez externa entre los investigadores cuantitativos que usan diseños experimentales no
muestran signos de desaparecer. Un número de artículos en La Psicología americana
(Berkowitz y Donnerstein, 1982; Dipboye y Flanagan, 1979; Mook, 1983) así como la aparición
del volumen específico sobre la generalización de los experimentos de laboratorio (Locke,
1986)- las preocupaciones sobre cual punto de una marcada congruencia entre los hallazgos
del laboratorio y experimentos en el campo en el estudio del comportamiento organizacional-
provee un testamento de las preocupaciones duraderas en el tema de la generalización. Mook
(1983) provee una voz de disenso en la argumentación sobre que los experimentos de
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laboratorio no son entendidos como válidos externamente, solo por discernir se puede hacer
que ocurra o no un efecto predicho. De todas maneras los investigadores por encuesta y los
que usan diseños experimentales están poco preocupados acerca del tema de la
generalización, aunque por diferentes razones.

Replicación

La replicación de hallazgos establecidos es frecuentemente tomada como


siendo una característica de las ciencias naturales, una mirada la cual es con frecuencia
abastecida por los científicos mismos:

Las bases esenciales de los sucesos (psíquicos) eran la posibilidad de repetir los experimentos.
Podemos acordar finalmente acerca de sus resultados porque hemos aprendido que los
experimentos se desarrollan bajo precisamente las mismas condiciones que actualmente conducen
a los mismos resultados (Heisenberg, 1975, p.55).

La creencia en la importancia de la replicación de los científicos ha llevado a


una mirada entre los investigadores cuantitativistas de que tales actividades podrían ser un
ingrediente de las ciencias sociales también. La relevancia prospectiva de la replicación para los
científicos sociales es con frecuencia relacionada con el foco de la sección precedente – la
generalización. La replicación puede proveer un sentido para el chequeo de la extensión en la
cual tales hallazgos son aplicables a otros contextos. En suma, es visto con frecuencia como
una forma de chequeo de los sesgos del investigador. Algunos investigadores cuantitativistas
suscriben a la visión de que la investigación puede estar libre de valores; por lo tanto, la
replicación puede actuar como un chequeo de cualquier exceso. Como el autor de un libro de
testo puntualizó:

Los sesgos de los investigadores inevitablemente afectan cómo los datos son reunidos e
interpretados. La única forma de evitar estos sesgos es replicando la investigación. La replicación
significa que otros investigadores en otros escenarios con distintas muestras pueden reproducir la
investigación tan cercanamente como es posible. (Kidder y Judd, 1986, p. 26).

Una de las razones por las cuales la investigación cualitativa es con frecuencia
criticada por los investigadores cuantitativistas, es precisamente a dificultad para llevar adelante
la replicación de sus hallazgos. La actitud de Blalock (1970) hacia la observación participante, la
cual fue citada en la Introducción, en la cual él criticó los hallazgos de tales investigaciones
como “idiosincráticas y complicadas de replicar”, es un ejemplo de tales visiones de uno de los
mayores proponentes de la investigación cuantitativa.
De hecho, las replicaciones son comparativamente raras en las Ciencias
Sociales (y su preeminencia en las Ciencias Naturales es con frecuencia exagerada como
buena – Collins, 1985; Mulkay y Gilbert, 1986). la replicación es con frecuencia vista como algo
poco imaginativo, bajo estatus de actividad entre los investigadores. Porqué entonces, es tan
frecuentemente vista como una importante faceta de la tradición cuantitativa de investigación?
Muy probablemente no es la replicación lo que es tan importante sino la replicabilidad. Podría
ser técnicamente factible para algunos empeñarse en la replicación para usar precisamente el
mismo cuestionario en relación a una muestra comparable (aunque probablemente en
diferentes localizaciones) como usada en un estudio original; o para montar un experimento
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cuando las mismas condiciones experimentales. El punto es que esa investigación puede ser
chequeada usando el mismo o aproximado diseño de investigación o instrumentos de un
estudio anterior. Una de las razones de porqué la investigación cualitativa es denigrada por los
exponentes dela investigación cuantitativa es que esta posee un componente intuitivo y esto
es visto como un producto de la idiosincrasia del investigador. Esto por lo tanto es visto como
una dificultad para replicar y por lo tanto es poco fiable.
Si la investigación es de hecho replicada o no, no parece ser el tema- de todas
maneras uno asume que habría mas actividad frecuente entre investigadores cuantitativistas.
Que es lo que parece se un tema más criticable es la habilidad de replicar, y esto es lo que es
una preocupación entre los investigadores en la tradición cuantitativista. En este contexto, es
interesante notar que la cita de Heisenberg en conexión con la física refiere a la posibilidad de
repetir experimentos.

Individualismo

Finalmente, la investigación cuantitativa tiende a tratar a los individuos como el


foco de la interrogación empírica. Escribiendo acerca de lo que él denomina “positivismo
instrumental” (un término que es tomado ampliamente como un sinónimo de la idea de cómo
ha sido presentada en este capítulo la investigación cuantitativa, pero más específicamente en
la tradición por encuesta), Bryant (1985) ha dado cuenta de la tendencia de los individuos de
ser el centro de atención de los investigadores. En gran parte, este foco se deriva del hecho que
los instrumentos de encuesta son administrados a individuos como objetos discretos de
interrogación. Sus respuestas son entonces agregadas a fin de formar mediciones globales de
la muestra. No hay una exigencia de que los individuos se conozcan unos con otros , solo que
las respuestas a su encuesta puedan ser agregadas. Esta aproximación ha sido con frecuencia
referida en forma despectiva como algo parecido a “psicología agregada” (e.g. Coleman, 1958)
ya que engendra una mirada de la sociedad como si esta “fuera sólo una agregación de
individuos diferentes” (Blumer, 1948, p. 546). Mientras que escritores como Coleman (1958) han
reconocido que esta orientación es inapropiada para el estudio de patrones de relaciones de
interacción (por los cuales son necesarias diferentes formas de muestreo como la de bola de
nieve), el énfasis dentro de la tradición de encuesta sobre el muestreo al azar y la
administración de instrumentos de investigación elegantes a “individuos diferentes” ha
producido un individualismo dominante.
Una manifestación de esta tendencia es la mirada de que los aspectos de
unidades sociales pueden ser construidos a partir de la suma de las respuestas a la encuesta
de los individuos. Por ejemplo, a fin de derivar medidas del grado de burocratización (i.e.
presencia de reglas, procedimientos, división del trabajo, impersonalidad, etc.) Hall (1968)
administró una batería de preguntas designadas para reflejar en sus mayores dimensiones del
trabajo profesional en una gran variedad de escenarios organizacionales. En otras palabras,
aspectos de la estructura organizacional fueron construidos para cada una de las veintisiete
organizaciones a partir del agregado de las respuestas de los individuos encuestados. en un
estudio posterior en el cual el mismo autor estuvo involucrado (Hall et al., 1977), las medidas
de los patrones de relaciones entre organizaciones (e.g. co- coordinación, conflicto,
comunicación, forma de contacto) fue derivado a partir de ítems de cuestionario respondidos
por empleados en la organización relativos a “problemas juveniles”. El principal foco de
investigación fueron los patrones de interacción dentro de cada una de las veinte ciudades de
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Estados Unidos. Este tipo de estudio alarga el agregado psicológico a través del familiar
“setenta por ciento de A piensa T, mientras que 12 por ciento de B piensan P” tipo de hallazgos,
porque este implica que es posible derivar declaraciones acerca de estructuras sociales y
procesos a partir de las respuestas de los individuos a las preguntas de una encuesta. Tales
fenómenos sociales se transforman simplemente en la suma de las partes.
La psicología también exhibe esta tendencia la individualismo. En un sentido
es altamente sorprendente ya que esto es retratado como el estudio de los individuos. El
énfasis en lo individual parece derivarse más de la orientación general de la psicología que de
los métodos que ésta emplea. Pero el stress ha sido cuestionado por algunos autores:

En Psicología generalmente, debemos tomar en cuenta el hecho que recordar, razonar y expresar
emociones son parte de la vida de las instituciones, de grupos estructurados y autorregulados, tales
como armadas, monasterios, escuelas, familias, negocios y fábricas. (Harré, Clark y De Carlo, 1985,
p. 6)
Mientras que Harré, Clark y De Carlo hacen algún tipo de puntualización
diferentes acerca de la focalización individualista de la interrogación en psicología como el que
se desarrolló arriba en el contexto de la investigación por encuesta, su comentario no es el más
indicativo del tema que recorre las dos aproximaciones.
Hay una ironía aparente en la propuesta de que la investigación cuantitativa
está imbuída de individualismo, de una de las críticas que ha sido nivelada contra esto por los
críticos influenciados por las ideas asociadas con la investigación cualitativa (y la
fenomenología en particular- ver el siguiente capítulo), y es que esta tiende a reificar el mundo
social. Tales críticas argumentan que el mundo social comienza a ser visto como separado de
los individuos los cuales son instrumentales en su creación. El neologismo “facticidad” fue
usado por algunos autores (e.g. Wals, 1972) como una descripción de la imagen del orden
social creado por la investigación cuantitativa, esto es, una mirada de la realidad social como
una fuerza externa separada de los individuos. Esta representación fue juzgada como una
consecuencia del tratamiento de los investigadores cuantitativistas, por la virtud de la influencia
del positivismo en sus aproximaciones, con la realidad social como si esta fuera idéntica al
orden natural. Consecuentemente, esto podría parecer perverso para describir a la
investigación cuantitativa como teñida de individualismo. De hecho, los elementos
individualísticos en la investigación cuantitativa es el hacer con sus técnicas de investigación
(particularmente con aquellas asociadas con la encuesta social) las cuales usan al individuo
como la fuente de los datos, en gran forma independientemente de otros individuos. Una
imagen reificada de la realidad social, similar a lo criticado por los investigadores cualitativistas,
es construido a partir de los “individuos diferentes” que proveen los datos. De este modo, la
imagen de la sociedad como un objeto externo y los elementos del individualismo van de la
mano.

Conclusión:

Indudablemente, esta lista de preocupaciones arraigadas en los investigadores


cuantitativistas no es exhaustiva, y posiblemente no todos los investigadores cuyas
investigaciones están ligadas a esta tradición podrían identificarse con cada una de ellas. El
Positivismo se revela por sí mismo en la investigación cuantitativa en particular en el énfasis en
hechos los cuales son productos de la observación, directa o indirecta. El stress en la creación
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de procedimientos de medición válidos y confiables es especialmente del positivismo,


particularmente el dogma del fenomenalismo. La conexión entre el positivismo y las otras
preocupaciones arraigadas en la investigación cuantitativa es más problemático, de todas
maneras. El énfasis en la generalización y replicabilidad puede ser visto como indicativo de una
preocupación generalizada por los procedimientos de los científicos naturales más que por el
positivismo per se. El foco de atención en la generalización puede ser visto como indicativo de
una proclividad difusa para la generación de leyes- como hallazgos a las Ciencias Naturales;
mientras que el tema de la replicabilidad puede ser también ser visto como una preocupación
más general por las vías de los cientistas naturales , tan bien como indicativo del inquietante
positivista acerca de los valores y su posible intrusión en la investigación. El individualismo de
mucha de la investigación cuantitativa puede ser considerado como un producto de su
procedimientos técnicos, aunque si bien Bryant (1985) siguiendo a Kolakowski (1972) se acerca
más a ver este nivel de análisis como una consecuencia de las tendencias positivistas de los
investigadores dentro de la tradición cuantitativista. xii La cuestión acerca del énfasis de la
causalidad es más compleja, en el hecho que el establecimiento de declaraciones causales no
es un tema del positivismo como tal, pero sí un componente de muchos de los relatos de las
ciencias naturales. Que puede ser visto como una consecuencia del positivismo es la forma
particular que las declaraciones causales deben tomar. El Positivismo ha legado una mirada de
regularidad sobre la naturaleza de la causalidad en la investigación cuantitativa, como un relato
el cual ha sido cambiado por algunos escritores, como la sección de este tópico explorada
arriba. La aproximación regular a la causalidad puede ser vista al fin en parte como una faceta
de la preocupación del Positivismo con el dominio de lo observable desde que se enfatiza que
la causa y el efecto pueden ser directamente demostrados por la señalización de que un evento
precede al otro. En contraste, el relato generativo de la causalidad permite, a veces invita, a
explicaciones causales en términos de entidades no observables. La influencia del positivismo
puede ser discernida también en su tendencia al inductivismo (en la forma de acumulación de
hallazgos de investigación los cuales la teoría simplemente asimila) y un relato deductivo del
proceso de investigación. (tal como la derivación de hipótesis de esquemas teóricos previos).
Estos dos temas forman un telón de fondo al camino en el cual los investigadores
cuantitativistas tienden a percibir la lógica de sus procesos de investigación, aunque la
extensión actual sobre la cual los investigadores están informados por consideraciones teóricas
en problema de algún otro debate.
La investigación cuantitativa, entonces, puede ser vista como enlazada en
parte al positivismo y en parte con una difusa y general preocupación sobre las prácticas de los
cientistas naturales. Mientras que todas las características de lo que es convencionalmente
tomado como positivista pude ser adivinado en la investigación cuantitativa, no todas sus
preocupaciones pueden ser atribuidas directamente al Positivismo. Parece más propenso a
verse como una manifestación de un vago compromiso con las vías de la ciencias naturales.
También parece que debería haber algunos aspectos de la aproximación más general de los
investigadores cuantitativistas los cuales están directamente relacionados a sus propios
positivismos o a las prácticas de la ciencias naturales por ejemplo, lo arriba mencionado sobre
la elevación de los conceptos como puntos focales de la interrogación empírica. De este modo,
podría ser que la tendencia de algunas áreas de ver a la investigación cuantitativa simplemente
como positivista no debe ser un adecuado punto de partida para conducir a una gran
comprensión de sus varias facetas. No obstante, el positivismo y un gran compromiso a imitar a
las ciencias naturales es claramente en evidencia, esto es precisamente este coqueteo que los
proponentes de la investigación cuantitativa han tenido excepciones por los años. sus
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objeciones alimentaron estrategias alternativas para la examinación de la realidad social, la cual


proveyó el foco del siguiente capítulo.

i
Llegando a este inventario, he encontrado a los que siguen como ayudantes especiales: Harré (1972), Kolakowski (1972),
Giedymin (1975), Keat (1981), Alexander (1982), Halfpenny (1982) y Bryant (1985).
ii
La filosofía de la ciencia a la que estamos haciendo referencia aquí es la aproximación “realista” la cual ha sido crecientemente
favorecida por varios filósofos y científicos sociales. Los lectores interesados pueden consultar a Harré (1972), Harré y Secord
(1972), Bhaskar (1975), Keat y Urry (1975) y Sayer (1984). La posibilidad de una alternativa al positivismo como una forma de
comprensión de la naturaleza de las ciencias naturales implica que uno debe estar comprometido con la aproximación de la ciencia
natural sin respaldar al positivismo. Tampoco el realismo y el positivismo agotan el amplio rango de filosofías de la ciencia (Harré,
1972; Keat y Urry, 1975).
iii
Es precisamente por esta razón que no me he detenido demasiado en los temas de la filosofía de la ciencia. Lo que es crítico de
la caracterización de la naturaleza de la investigación cuantitativa es su clara adopción de la aproximación “científica” la cual lleva
varios de los contrastes del positivismo. Más adelante, como será aparente en las discusiones de los siguientes capítulos , la
investigación cuantitativa has dio criticada por la posición de la investigación cualitativa generalmente por sus pretensiones
científicas y los efectos de tal orientación en la comprensión dela realidad social. El tema sobre de qué manera el positivismo es una
versión adecuada de las ciencias naturales ha tendido a figurar mucho más directamente en las variadas críticas ofrecidas por los
investigadores cualitativos.
iv
Un claro ejemplo de una versión del origen de los conceptos puede ser hallado en Babbie (1979).
v
La mayoría de los estudios asociados a este programa de investigación pueden ser hallados en Pugh y Hickson (1976) y Pugh y
Hinings (1976). Útiles y breves informes que dan una atmósfera de la aproximación de los Estudios Aston pueden ser hallados en
Pugh et. al. (1983,pp.37-43) y Pugh (1988).
vi
Un sumario de las principales características de este programa de investigación puede ser hallado en Bryman (1986).
vii
El relato más familiar de la escala LPC es la de representar sujetos con altas puntuaciones como “orientados a las relaciones”,
los de baja puntuación como aquellos “orientados a la tarea”. De todas formas, ha sido también usada para distinguir entre líderes
en términos de la gradación de su complejidad congnitiva. Algunas interpretaciones alternativas han sido enunciadas por Fiedler y
otros. Bryman (1986) resume muchas de las investigaciones asociadas con la escala LPC.
viii
Por ejemplo, en el estudio sobre treinta y ocho fábricas japonesas de Asumi y McMillan (1973) la medida de Aston sobre la
Especialización Funcional logró una correlación de -.12 contra la medida “equivalente” de Hall, de División del Trabajo. Al menos,
una correlación positiva habría sido anticipada. La investigación de Pennings sobre treinta y tres organizaciones canadienses tuvo
discrepancias similares aunque en relación a diferentes dimensiones y sus respectivas medidas.
ix
La correlación split-half la correlación del promedio Inter. item, la correlación del promedio total , y alfa de Conbach son la clase
de indicadores que tengo en mente.
x
De hecho, los Estudios Aston tendían , especialmente en los primeros días, a abstenerse de usar el término “causa”. De todas
maneras, como Aldrich ha observado (1972, p. 27), los investigadores de Aston hacen “afirmaciones que sólo pueden ser
interpretadas como causales”. Justamente, sus datos son tan aparentemente asimilables al análisis longitudinal como los que
derivan de cualquier estudio cross seccional.
xi
Los estudios Aston de vuelta provee una instancia fascinante de la influencia del tiempo. Uno de los más conocidos hallazgos
provenientes de sus investigaciones es que a mayor extensión de las organizaciones hay más estructura. Las pequeñas
organizaciones tienen menos especialización y formalización que aquellas más grandes . Cuando la réplica de un estudio anterior
fue realizado por Inkson, Pugh y Hickson (1970) catorce organizaciones fueron halladas en las muestras original y la segunda. Esto
ofreció la oportunidad de examinar los datos por un perídoo de aproximadamente seis años. Se halló que, mientras que más de las
catorce firmas eran más pequeñas en el momento del segundo estudio, doce tuvieron puntajes altos de estructura. En otras
palabras, aunque el tamaño estaba positivamente relacionado con la estructura, el tamaño pequeño estaba acompañado de una
mayor estructura a lo largo del tiempo. Este hallazgo ilustra cuidadosamente el punto que el pasaje del tiempo puede tener un
impacto en las interpretaciones aceptadas en un estudio inicial ( aunque esto puede ser visto solo si una siguiente es llevada a
cabo, lo cual invariablemente no ocurre). En suma, este ejemplo guía la atención a la posibilidad de que la inferencia de un orden
causal de investigaciones cross seccionales puede ser bastante engañoso. Es claramente tentador inferir a partir de un gran
correlación positiva y de una lógica intuitiva que el mayor tamaño engendra más estructuración, pero si a lo largo del tiempo
disminuye el tamaño y la mayor estructura parece ir junta, los peligros de inferir precedencia temporal se convierten en
llamativamente aparentes.
xii
Está tentado de tratar al individualismo como un ingrediente en el relato general del positivismo explicado en este capítulo.
Kolakowski (1972, p. 13) trata a “la regla del nominalismo” como un componente central del positivismo. Esta regla “sostiene que
nosotros no debemos asumir que cualquier insight formulado en términos generales pueda tener ninguna referencia real a otra que
los objetos individuos concretos”. Bryant (1985) en particular enfatizan a este aspecto del positivismo y lo miraba en relación al
“positivismo instrumental” en la Sociología americana por lo cual “son siempre individuos los que constituyen el centro de la
atención” (p. 141, énfasis en el original). De todas formas, la regla del nominalismo tiende no a ser enfatizada por algunos escritores
del positivismo como una de sus constituyentes básicos. Adicionalmente, me parece a mí que mucho del énfasis en lo individual en
la investigación cuantitativa (i.e. positivismo instrumental) deriva de consideraciones de las técnicas de investigación más que de
una preocupación del la posición global ontológica formulada por Kolakowski en la cita anterior.

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