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1. Introducción
El punto principal de este libro es el debate acerca de la investigación
cuantitativa y cualitativa en las ciencias sociales, particularmente sobre los méritos y las
desventajas relativas de estos dos tipos de investigación. Es ésta una controversia en la cual
los temas filosóficos tienden a entremezclarse con las discusiones acerca de la naturaleza y
capacidades de los diferentes métodos de investigación. La investigación cuantitativa es vista
como plausible de ser ejemplificada por las encuestas sociales y por las investigaciones
experimentales. La investigación cualitativa tiende a estar asociada con la observación
participante y con las entrevistas no estructuradas y en profundidad. A primera vista, las
cuestiones relacionadas con las ventajas y capacidades de estas dos aproximaciones y sus
técnicas asociadas podrían parecer sólo de índole técnica, como perteneciendo a sus
respectivas fortalezas y debilidades en relación a temas de investigación particulares. De
hecho, los temas filosóficos aparecen con fuerza y tienen mucho para aportar junto con el
interés creciente en los métodos asociados con un estilo cualitativo de interrogación.
Este tipo de cuestiones –el enredo con la filosofía y el interés en la
investigación cualitativa- tiene un origen relativo y reciente. Con frecuencia hubo, por supuesto,
una clara conciencia acerca de las diferencias entre la naturaleza de, por ejemplo, la encuesta
social y la observación participante. De todas formas, el foco tendía a ponerse sobre la
capacidad de las encuestas a fin de proveer un marco con el cual podían seguirse los
procedimientos asociados al método científico, y en la pobreza que mostraba la observación
participante en este sentido. Consecuentemente, los métodos cualitativos tales como la
observación participante tendían a verse como marginales en el marco de la confección de las
técnicas de recolección de datos de los cientistas sociales.
El formato standard de los libros de texto de metodología de investigación
social (particularmente aquellos publicados al principio y la mitad de los 70) ejemplificaban estas
tendencias. Los textos típicos de metodología comenzaban con un número de capítulos acerca
del método científico. Esta discusión formaba el telón de fondo de la cuestión a fin de examinar
los procedimientos asociados con la encuesta y a menudo con el experimento. Por su
inhabilidad para conformar los cánones de los métodos científicos, a las técnicas como la
observación participante se les proveía de escasa atención. En el texto de gran influencia de
Goode y Hatt (1952), a la observación participante se le brinda un tratamiento justamente muy
por encima en el capítulo sobre “Algunos problemas en análisis cualitativo y de caso” y en otros
sobre “Observación”; esto contrasta fuertemente con los ocho capítulos que se ocupan de los
aspectos de los procedimientos de encuesta y tres sólo sobre los métodos de escala. El interés
creciente en el análisis de datos de encuesta, siguiendo la influencia de los escritores como
Lazarsfeld y Blalock, resultó a menudo en una mayor atención dedicada a sus procedimientos
asociados: Phillips (1966) y Nachmias y Nachmias (1976), por ejemplo, escribieron una sección
entera sobre análisis de datos, representando casi cien páginas en cada uno de los autores; en
contraste, la observación participante podía encontrarse en un capítulo relativamente corto
sobre métodos de observación en el cual ésta estaba intercalada entre las explicaciones sobre
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Fac. de Ciencias Sociales - Sociología Edición y Revisión: Juan Pablo Zabala y Ana Laura Lobo
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Una afirmación como tal implica claramente que el rol de una técnica
cualitativa como la observación participante es muy restringido y que no posee la solidez de una
investigación diseñada dentro de un marco más asociado obviamente al método científico.
En las generaciones tempranas de los libros de texto había una clara
conciencia acerca de las diferencias entre la investigación cuantitativa y cualitativa. Esta
conciencia puede ser vislumbrada también en los intentos ocasionales de los investigadores,
de comparar y contrastar las virtudes y vicios de la observación participante y de los métodos
de encuesta (e.g. Vidich y Shapiro, 1955; Becker y Geer, 1957). De todas maneras, todas estas
discusiones operaban casi exclusivamente en el nivel de la adecuación técnica de dichas
técnicas como tales. Lo que distinguió el debate que ganó terreno en los 70 fue la intrusión
sistemática y autoconconsciente de los temas filosóficos en las discusiones acerca de los
métodos de investigación. El punto de sustento de muchas de las controversias fue la
apropiación de un modelo de la ciencia natural por las ciencias sociales. Mientras que los
escritores de los textos metodológicos más tempranos a menudo daban por sentada la
deseabilidad de seguir los procedimientos de las ciencias naturales, los seguidores de la
investigación cualitativa argumentaban que éste es un modelo inapropiado para estudiar a las
personas. Muchos de los argumentos elevados contra la ortodoxia de la investigación
cuantitativa derivan de la toma de conciencia creciente y la influencia de las ideas
fenomenológicas, las que ganaron un seguimiento considerable en los 60. Se argüía que la
aplicación de una aproximación “científica” – en la forma de encuestas y experimentos- fallaba
al no tener cuenta las diferencias entre las personas y los objetos de las ciencias naturales. Los
métodos de investigación eran requeridos como los que reflejaban y sacaban provecho de las
personas como objeto de indagación por sobre su carácter especial. Se propuso entonces una
estrategia de investigación cualitativa en la cual la observación participante y la entrevista no
estructurada fueran consideradas las herramientas centrales de recolección de datos, ya que
estas permitirían que los investigadores pudieran acercarse más a las personas que ellos
investigaban y por otro lado, evitarían imponerles a ellos marcos conceptuales inapropiados
En otras palabras, las ideas filosóficas ganaron preeminencia porque el
ingrediente clave es la pregunta acerca de lo apropiados que pueden ser los cánones del
método científico en el estudio de las personas. Como indicamos arriba, el interés creciente en
la investigación cualitativa ( y la formación de una lógica filosófica acerca de ella) fue el mayor
ímpetu para su desarrollo. Los términos “investigación cuantitativa” e “investigación cualitativa”
significan cada vez más algo más que formas de generación de datos; comienzan a denotar
asunciones distintas acerca de la naturaleza y propósitos de la investigación en las ciencias
sociales. El hecho de que la terminología pareciera implicar que la “cuantificación” o su
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ausencia es el tema central es infortunado, ya que los temas abarcan más que sus implicancias.
En efecto, un número de escritores han propuesto términos alternativos. Por ejemplo Guba y
Lincoln (1982) proponen un contraste entre los paradigmas “racionalístico” (i.e. cuantitativo) y
naturalístico (i.e. cualitativo), mientras que Evered y Louis (1981) usan un contraste entre
“interrogar desde el afuera” e “interrogar desde adentro”. Magno (1977) y J. K. Smith se refieren
a aproximaciones “constructivistas” e “interpretativas” respectivamente en lugar de
“cualitativas”. De todas formas, cada alternativa de términos no pudieron tener una gran
aceptación y la cuantitativa/ cualitativa divide las tendencias a fin de ser el foco principal.
Es difícil de decir precisamente en qué punto el debate se convierte en algo
destacado. En los 60’s la discusión sobre la naturaleza de la observación participante dada por
Bruyn (1966) y el diseño de una lógica atractiva acerca de la conexión entre teoría y datos
cualitativos de Glaser y Strauss (1967) hicieron mucho para extender el trabajo preliminar. En
el volumen editado por Filstead (1970) figuraba tempranamente. Aunque contenía papers
publicados previamente, el hecho de que concernía exclusivamente a la “metodología
cualitativa” y de que su introducción parecía hacer hincapié en diferentes aproximaciones del
estudio de la vida social la cual era defendida por partidarios de aproximaciones científicas,
intensificó su impacto. Pisándole los talones estuvo el pequeño texto sobre métodos cualitativos
de Lofland ( 1971). Hacia el fin de la década Schartzman y Strauss (1973), Fletcher (1974);
Bogdan y Taylor (1975), Douglas (1976), Schwartz y Jacobs (1979) y otros escribieron libros de
texto en los cuales la investigación cualitativa figura más fuertemente o en forma exclusiva.
Comenzaron a aparecer algunas revistas dedicadas a la publicación de artículos basados en
investigación cualitativa y en 1979 la Ciencia Administrativa Trimestral – bastión de la
investigación cuantitativa- publicó un número especial dedicado a la investigación cualitativa.
Más adelante, el debate hizo incursiones en una variedad de territorios: la investigación
evaluativa, los estudios educacionales, los estudios organizacionales, la psicología social, y
otros terrenos.
El interés en el debate puede atribuirse en parte al interés creciente en el
trabajo de T. S. Kuhn (1970) sobre la historia de la ciencia. Un aspecto de su influyente libro es
particularmente pertinente, denominado la idea de “paradigma” –un racimo de creencias y
dictámenes que deberían ser estudiados para los científicos de una disciplina particular, cómo
la investigación debe llevarse a cabo, cómo deben interpretarse los resultados, etc. Las
variadas disciplinas de las ciencias sociales fueron consideradas como “pre-paradigmáticas”; lo
que significaba que no había un paradigma que perteneciera a cada disciplina; en su lugar, se
sugería, hay un número de “preparadigmas” los cuales compiten entre sí por el status de
paradigma. Estas ideas parecerían haber contribuido a acrecentar la sensibilidad hacia las
asunciones y métodos asociados con las aproximaciones que competían en las ciencias
sociales. Más adelante, varios escritores sobre el debate acerca de la investigación cuantitativa
y cualitativa se referían a las dos aproximaciones como paradigmas, mientras que uno puede
detectar con frecuencia entre otros escritores la tendencia a pensar en términos de la idea de
paradigma aunque el término mismo no se use. De todas maneras, la introducción de tales
temas en el lenguaje de las ciencias sociales acarrea con ciertos peligros, como uno de los
filósofos notables de la ciencia ha remarcado,
Nunca antes ha estado la literatura sobre la filosofía de la ciencia invadida por tantos chupamedias e
incompetentes. Kuhn animó a las personas que no tienen ni idea de cómo una piedra cae hacia la
tierra para hablar con seguridad acerca del método científico. (Feyerabend, 1975, p.6)
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Por otra parte, la incursión de amplios temas filosóficos dentro del estudio de
los métodos fue una bocanada de aire fresco. Implicó pensar que la metodología no es una
disciplina árida repleta solamente de temas técnicos tales como cuándo usar un cuestionario
postal, la estructura del diseño de cuatro grupos de Solomon, el reconocimiento de los graves
efectos de fallar al controlar las variables eliminadas. Se podía entonces tener en cuenta la
consideración de temas mayores.
¿Qué es la “investigación cuantitativa” y la “investigación cualitativa”? En
algunos tratados son vistas como miradas opuestas acerca de las vías por las cuales la realidad
social puede ser estudiada y de qué forma son divergentes en las asunciones epistemológicas,
esto es, qué podría pensarse como conocimiento justificable acerca del mundo social. Para
otros autores, la investigación cuantitativa y cualitativa son simples formas diferentes de
conducir investigaciones sociales, las que pueden concebirse como apropiadas para ciertos
tipos de preguntas de investigación e incluso pueden ser capaces de integrarse. Cuando se
adopta esta segunda mirada, hay simplemente diferentes aproximaciones para la recolección
de datos, por lo que esta preferencia por una o por la otra o por alguna aproximación híbrida se
basa exclusivamente en temas técnicos. En esta mirada, la principal consideración es la de
hacer encajar la técnica apropiada con una pregunta de investigación particular. Algunos
escritores, como los capítulos siguientes nos lo revelarán, vacilan entre estos dos niveles de
análisis. En gran parte, estas dos tradiciones de investigación (sean ellas indicativas de
posiciones epistemológicas o técnicas) pueden ser pensadas como diferentes géneros,
especialmente a partir de sus formas de presentación de hallazgos de investigación y sus
declaraciones programáticas. Por supuesto, ellos son más que meros dispositivos literarios;
pero es difícil no volverse loco por los distintos modelos de exposición que adoptan los
practicantes de las dos tradiciones. El uso de una retórica científica –experimentos, variables,
control, etc.- en la investigación cuantitativa, impone al lector ciertas expectativas acerca del
tipo de marco con el que se va encontrar, qué tipo de criterios sobre la validez del conocimiento
adscribe el autor, etc. En pocas palabras, semejantes dispositivos lingüísticos actúan como
señales que previenen al lector sobre el material por venir. La adscripción autoconsciente por
parte de muchos investigadores cualitativistas a estilos de presentación y dispositivos literarios
que suponen el rechazo a una retórica científica pueden ser vistos como un género que
desvela. A través del rechazo de una jerga científica y su recurso al estilo de investigación
científica señalan su adopción de un marco diferente y esperan que sus trabajos sean leídos y
juzgados dentro de los confines de ese marco.
Una comparación de dos estudios
Varios de los puntos esbozados pueden ser ilustrados por la referencia a dos
estudios los cuales ejemplifican las orientaciones contrastantes que subyacen detrás de las
tradiciones cuantitativas y cualitativas en la investigación social. Por supuesto, la elección está
destinada a ser arbitraria, en esto podrían haber sido seleccionados como alternativos muchos
otros ejemplos de piezas de investigación. Los estudios elegidos son la investigación sobre la
delincuencia de Hirschi (1969) y la investigación de Adler (1985) sobre distribuidores de droga;
estas monografías pueden ser tomadas como representativas de las tradiciones cuantitativas y
cualitativas de la investigación social respectivamente.
El estudio de Hirsci sobre las Causas de la Delincuencia
El examen de Hirschi sobre delincuencia encaja perfectamente con lo que es
tomado usualmente como una aproximación de las ciencias naturales al estudio de la realidad
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datos sugieren que tiene considerable importancia. Otros autores han intentado replicar
aspectos de la investigación de Hirschi (e.g. Hindelgang, 1973).
El estudio de Adler sobre los Distribuidores de Drogas de Mayor Nivel
Adler (1985) y su marido se fueron a vivir a California a fin de asistir a la
escuela de graduados de Sociología. Ellos hicieron amigos rápidamente con un vecino cercano
(Dave, un seudónimo), el cual como resultó, era un distribuidor de drogas. Él no era un pequeño
“traficante” de drogas que trata de proveer fondos para su propio hábito, sí era el que distribuía
en grandes cantidades y quien recibía gigantescas sumas de dinero a cambio. A este se lo
llama un distribuidor de drogas de alto nivel. Ellos fueron entonces instados por su director, Jack
Douglas, un prominente contribuyente a la investigación cualitativa sobre la desviación
(Douglas, 1972; 1976), a que se infiltraran en el grupo de socios de Dave a fin de llevar
adelante el estudio sobre tales distribuidores, los que son normalmente poco accesibles. La
naturaleza de la aproximación de los Adler a la recolección de datos puede ser obtenida a partir
del siguiente pasaje:
Con mi marido como asistente de investigación, pasé seis años en el campo (desde 1974 a 1980)
absorbido en una observación participante diaria con miembros de la comunidad de distribución y
contrabando. Aunque yo no distribuí, participé en varias de sus actividades, yendo a fiestas con
ellos, yendo a reuniones sociales, viajando con ellos, y observando sus planes y ejecutando sus
actividades de negocios...En suma, por observar y conversar casualmente con esos dealers y
contrabandistas, conduje entrevistas en profundidad grabadas, y chequeé mis observaciones y sus
relatos contra fuentes de datos adicionales cuando esto era posible. Después de abandonar el
campo, continué conduciendo entrevistas durante visitas periódicas a la comunidad hasta 1983.
(Adler, 1985,pp.1-2)
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Hirschi con las causas, Adler con el estilo de vida- y como confeccionando sus métodos de
recogida de datos y acercamientos al análisis de datos de acuerdo con eso. En efecto es
dudoso cómo un grupo como los dealers de Adler podrían ser accesibles a métodos que aún
remotamente se parecieran a los de Hirschi por las características naturales de sus actividades
encubiertas y su considerable secreto. Esta segunda mirada sugiere que las investigaciones
cuantitativas y cualitativas son diferentes formas de conducir investigaciones y la elección entre
ellas debe ser realizada en términos de la apropiación e interrogación de determinadas
preguntas de investigación. De acuerdo con la segunda mirada, la elección entre la
investigación cuantitativa y cualitativa es una decisión técnica. Este contraste entre las
versiones epistemológicas y técnicas del debate ente investigación cuantitativa y cualitativa será
un tema importante en los siguientes capítulos.
Plan del libro
Para los no graduados y frecuentemente para los graduados también, el
debate acerca de la investigación cuantitativa y cualitativa es difícil de absorber. En los
capítulos 2 y 3, mapeo las características de la investigación cuantitativa y cualitativa
respectivamente, tan bien como sus supuestos filosóficos. No me meteré en excesivos detalles
acerca de los temas filosóficos pero trataremos de mostrar se supone que tienen implicancias
para la práctica de investigación en las dos tradiciones. En el Capítulo 4, exploro algunos de los
problemas en la implementación de la aproximación cualitativa. Este capítulo permite la
distinción de la aproximación cualitativa a ser explorada con mayor detalle. El Capítulo 5 da
cuenta del contraste entre la investigación cuantitativa y la cualitativa y evalúa la validez de
algunos de las reivindicaciones acerca de la ligazón entre temas filosóficos y práctica de
investigación. El capítulo 6 da cuenta de la sugerencia de que nosotros realmente tendríamos
que tratar de combinar las fortalezas relativas de los dos aproximaciones. En el Capítulo 7,
observo el problema de construir una mirada total de hallazgos de investigación en campo en
las cuales ambas tradiciones de investigación estuvieron puestas en conjunción.
2. La Naturaleza de la Investigación Cuantitativa
En este capítulo vamos a explorar las características fundamentales de la
investigación cuantitativa. Como se sugirió en el capítulo previo, esta tradición de investigación
es usualmente retratada como aquella que exhibe muchos de las características de la
aproximación de las ciencias naturales. Uno de los propósitos de este capítulo será el examinar
en qué medida las características de la investigación cuantitativa son producto de la
aproximación de las ciencias naturales.
La investigación cuantitativa se halla asociada a un número de aproximaciones
diferentes de recolección de datos. En Sociología, en particular, la encuesta social es uno de los
principales métodos de recolección de datos el cual encarna las características de la
investigación cuantitativa a ser explorada más adelante. La capacidad de la encuesta de
generar datos cuantificables en grandes números de personas las cuales son reconocidas como
representativas de una población mayor a fin de testear teorías o hipótesis ha sido vista por
muchos de los que la practican como el medio de captura de varios de los ingredientes de la
ciencia. La investigación de Hirschi sobre delincuencia (1969), que fue discutida en el capítulo
previo, ejemplifica bien esta aproximación. La mayoría de las investigaciones por encuesta se
basa en diseños de investigación denominados “correlacionales” o “ Cross-seccionales”. Esto
significa que los datos son recolectados en una cohorte de personas en un único punto en el
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tiempo a fin de descubrir las formas y medidas por las cuales ciertas variables se relacionan con
otras.
La aproximación de la encuesta social contrasta con los diseños
experimentales, los que constituyen el principal acercamiento a la recolección de datos dentro
de la tradición de la investigación cuantitativa en psicología social. En un experimento, hay al
menos dos grupos en los cuales los sujetos han sido asignados al azar: el grupo experimental y
el de control. La lógica del diseño experimental es que el primer grupo es expuesto a un
estímulo experimental (la variable independiente) no así el grupo de control. Algunas diferencias
observadas entre los dos grupos se considera que se deben sólo a la variable independiente,.
mientras que los dos grupos son idénticos en los otros aspectos. De este modo, un investigador
puede estar interesado en cuánta autonomía o control se necesita para más logros en la tarea.
Los sujetos experimentales serán designados al azar para cada una de las dos condiciones,
pero los dos grupos diferirán solamente en que un grupo será dejado con autonomía en cómo
llevar a cabo la tarea asignada, mientras que el otro grupo recibirá instrucciones claras y será
supervisado de cerca. En todas las otras cuestiones (tales como la naturaleza de la tarea, el
lugar del experimento y demás) la experiencia de los dos grupos serán idénticas, por lo que si
hay diferencias en el tiempo que toma cumplimentar la tarea, se asumirá que esto se debe al
tratamiento experimental. El término “grupo de control” es un pequeño engaño en el cual, como
en este estudio hipotético, no lo es sin un tratamiento experimental. Ambos grupos son
expuestos a un estímulo experimental –cualquiera de los dos: autonomía o control estrecho.
Las encuestas y los experimentos son probablemente los principales vehículos
de la investigación cuantitativa pero son dignos de una pequeña mención otros tres. El análisis
de datos recolectados previamente, como las estadísticas oficiales del crimen, suicidio,
desempleo, salud y otros, pueden subsumirse entre las tradiciones de la investigación
cuantitativa. En efecto, el análisis de Durkheim de las estadísticas de suicidio (1952) es tratado
con frecuencia como un ejemplo de investigación dentro de esta tradición (e.g. Keat y Urry,
1975). En segundo lugar, la observación estructurada, por la cual el investigador graba
observaciones de acuerdo a un cronograma pre-determinado y cuantifica los datos resultantes,
posee muchas de las características de la investigación cuantitativa. Es usada con frecuencia
para el examen de patrones de interacción tales como los estudios de la interacción maestro-
alumno (Flanders, 1970) o en el estudio de Blau (1955) sobre los patrones de consulta
(consultation) entre oficiales en la burocracia gubernamental. Finalmente, como indicó
Breadsworth (1980), el análisis de contenido -el análisis cuantitativo de comunicaciones
contenidas en los medios como los periódicos- muestra algunos de los rasgos principales de la
investigación cuantitativa.
La investigación cuantitativa es, entonces, un género que usa un lenguaje
especial que parece exhibir algunas similitudes con las formas en las cuales los científicos
hablan acerca de cómo ellos investigan el orden natural – variables, control, medición,
experimento. Esta imaginería superficial refleja la tendencia de la investigación cuantitativa de
ser apuntalada por el modelo de la ciencia natural, el cual significa que la lógica y los
procedimientos de las ciencias naturales son tomados para proveer un criterio epistemológico
contra el cual la investigación empírica en las ciencias sociales pueden ser evaluadas para
después ser tratadas como conocimiento válido. Como observamos en la introducción, la
indicación de la investigación dentro de esta tradición como “investigación cuantitativa” es
desafortunada, desde que refiere a más que la mera generación de información cuantitativa tout
court. La epistemología sobre la cual se erige la investigación cuantitativa comprende una
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deberían ser identificados por algunos escritores, pero sí una extracción de aquellos que son
citados más frecuentemente. i El punto básico acerca del positivismo es que es una filosofía, la
cual proclama la aplicación del método científico a toda forma de conocimiento y brinda un
explicación acerca de qué es lo que entraña este método, no obstante existen versiones
diferentes. De este modo siguiendo las convenciones sostenidas más extensamente acerca de
la mirada de la investigación cuantitativa como fundada en el positivismo uno suscribe
presumiblemente a la mirada que aquellos que reflejan los objetivos y dogmas del pasado. Que
se supone entonces que comprende el positivismo?
(1) Ante todo, el positivismo entraña la creencia en que el método de la ciencias naturales
es el apropiado para las ciencias sociales. Esta mirada involucra la convicción de que el
hecho de que los objetos de la ciencia social- personas- piensen, sientan, se
comuniquen a través del lenguaje y de otras maneras, atribuyen significados a su
entorno y sólo superficialmente aparecen diferentes únicamente de uno a otro en
términos de sus creencias y características personales- las cualidades que normalmente
no poseen la capacidad de describir los objetos de los científicos de las ciencias
naturales- no es un obstáculo a la implementación del método científico. Esta posición
hace referencia habitualmente al principio del monismo metodológico en el naturalismo
metodológico (Von Wright, 1971; Giedymin, 1975).
(2) De la misma manera que el primer constituyente, el segundo raramente es omitido de
las exposiciones sobre el Positivismo. El Positivismo entraña la creencia que sólo
aquellos fenómenos que son observables, en el sentido de ser tratables por los sentidos,
pueden ser válidamente garantizados como conocimiento. Esto significa que los
fenómenos que no pueden ser observados directamente por la experiencia y/ o la
observación o indirectamente a partir de la ayuda de instrumentos no tiene lugar. Como
posición pone fuera cualquier posibilidad de incorporación de nociones metafísicas como
“sentimientos” o “experiencia subjetiva” en el campo del conocimiento científico de lo
social excepto que ellos sean convertidos en observables. Este aspecto del positivismo
es referido usualmente como la doctrina del fenomenalismo y algunas veces como
empirismo, aunque algunos escritores podrían desafiar el tratamiento de estos dos
términos como sinónimos.
(3) Varias versiones del positivismo sugieren que al conocimiento científico se llega a través
de la acumulación de hechos verificados. Estos hechos se introducen en el edificio
teórico como perteneciendo a un particular dominio del conocimiento. De este modo la
teoría expresa y refleja los hallazgos acumulados de la investigación empírica. Tales
hallazgos se refieren con frecuencia a “leyes”, esto es, regularidades empíricas
establecidas. La noción de ciencia y en particular teorías científicas, como un compendio
de hechos establecidos empíricamente, se refiere frecuentemente a la doctrina del
inductivismo.
(4) Las teorías científicas han sido vistas por los positivistas como aquellas que proveen un
telón de fondo para la investigación empírica en el sentido de que las hipótesis se
derivan de ellas –usualmente en la forma de conexiones causales postuladas entre
entidades- las cuales se subsumen en test empíricos. Esto implica que la ciencia es
deductiva, en este sentido ella busca proposiciones específicas de evidencias generales
de la realidad. La lógica involucrada en esto puede entrañar la búsqueda de la
construcción una teoría científica a fin de explicar las leyes pertenecientes a un campo
particular; una hipótesis (o posiblemente más de una) se deriva de ella a fin de permitir a
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los científicos testear la teoría; si la hipótesis es rechazada una vez sometida a rigorosos
exámenes empíricos, dicha teoría debe ser revisada.
(5) El positivismo también es tomado frecuentemente como aquél que entraña una postura
particular en relación a los valores. Esta noción pude ser identificada en las
explicaciones sobre el positivismo en dos sentidos. El primero es el sentido más obvio
de la necesidad de depurar a los científicos de sus valores, los cuales pueden afectar su
objetividad y entonces socavar la validez del conocimiento. Claramente, en el dominio
de las ciencias sociales, en las cuales las predisposiciones morales o políticas pueden
ejercer una mayor influencia que en las ciencias naturales, este aspecto del positivismo
tiene especial relevancia. El segundo aspecto de la postura positivista acerca de los
valores es dibujar una aguda distinción entre temas y declaraciones científicas de un
lado, y del otro aquellas que son normativas. El Positivismo niega la apropiación de la
esfera de lo normativo para su conocimiento porque las declaraciones normativas no
pueden ser verificadas en relación a la experiencia. Mientras que los positivistas
reconocen que ellos deben investigar las implicancias de una particular posición
normativa, no pueden verificar o falsear la posición en sí misma. En un sentido, este
punto de vista es una instancia especial de la doctrina de la fenomenología
(phenomenalism), aunque ha sido tenido en cuenta al darle una relevancia particular en
el contexto de las ciencias sociales (Keat, 1981), aunque figura en más tratamientos
generales también (Kolakowski, 1972).
Nos hemos tomado algunas libertades en esta exposición: no hay un
tratamiento simple del Positivismo que implique a todos estos principios y no todos los
positivistas (vivos o muertos) podrían suscribir a todos ellos. Algunos puntos han sido tratados
de una manera ciertamente caballeresca fin de tratar de cortar una franja a través de la maleza
densa del debate. Los dos primeros ingredientes probablemente sean más cercanos a los que
muchas personas entienden por positivismo y son también aquellos a los que se recurre
llamativamente en las exposiciones sobre él.
Hay un número de puntos acerca de estos dogmas los cuales son registrados
útilmente (worth registering). Los principios 2 y 4 juntos implican la creencia que hay una
diferencia aguda entre la teoría y la observación. La verificación empírica es tomada como que
implica observaciones inventadas, que son independientes de la teoría científica y por eso son
neutrales. Las observaciones son vistas como no contaminadas por las predilecciones teóricas
o personales. Estas opiniones han sido severamente criticadas por varios filósofos de la ciencia,
que argumentan que las observaciones son, de hecho “dependientes teóricamente”. Tal como
sugiere la noción de paradigma de T. S. Kuhn (1970), la cual fue mencionada brevemente en la
Introducción. La mayor implicancia de sus relatos sobre la historia de la ciencia es que, como un
paradigma es reemplazado por otro, la imagen acerca del mundo sostenida por los siguientes
científicos también cambia, por lo que las observaciones son interpretadas dentro de diferentes
contextos. Puede citarse un ejemplo que nos provee de un pantallazo dentro de esta línea de
razonamiento:
Durante el siglo diecisiete, cuando nuestra investigación era guiada por una u otra corriente teórica,
los electricistas decían repetidamente que las partículas de granza rebotaban o se les caían por los
cuerpos electrificados que las habían atraído...situados luego con los mismos aparatos, un
observador moderno puede ver la repulsión electroestática (más que los rebotes mecánicos o
gravitacionales). (T.S. Kuhn, 1970.p117)
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ciencia identifica como centrales”. Más aún, la razón principal para tratar con la naturaleza del
Positivismo es que la investigación cuantitativa ha sido influenciada en gran parte por versiones
del método científico construido en términos positivistas. En otras palabras, la investigación
cuantitativa es convencionalmente entendida como positivista en su concepción y orientación.
Los autores de libros de texto de metodología de la investigación social brindan una versión de
la lógica de la investigación cuantitativa que revela una llamativa similitud con la posición
positivista (e.g. Goode y Hatt, 1952; Phillips, 1966). En este sentido, las críticas a la
investigación cuantitativa la han retratado como inherentemente positivista y han criticado su
relación sometida con una aproximación que ellos consideran inapropiada para el estudio de las
personas (e.g. Filmer et. al., 1972). Más recientemente Guba (1985), que escribe desde el
punto de vista de la investigación cualitativa, ha desarrollado argumentos en contra de concebir
a las ciencias como positivistas. El concluye que el Positivismo no sólo es una manera pobre de
aproximarse al estudio de la realidad social; sino que también es una versión pobre de la
naturaleza de la ciencia.
De todas maneras, los puntos clave a tener en cuenta son: que la ciencia ha
sido concebida como si actuara invariablemente de acuerdo a los dogmas del positivismo; los
investigadores cuantitativos han procurado seguir, generalmente, los métodos y procedimientos
de las ciencias naturales y consecuentemente han sido considerablemente influenciados por el
positivismo; las críticas realizadas a la investigación cuantitativa la han mostrado en su intento
de seguir los preceptos del método científico, y por esto al Positivismo. El próximo paso es
investigar más sistemáticamente la influencia del Positivismo en la investigación cuantitativa.
Positivismo e investigación cuantitativa
La investigación cuantitativa es conceptualizada por quienes la practican como
aquella que tiene una estructura lógica en la que las teorías determinan los problemas, los
cuales se abordan en forma de hipótesis derivadas de teorías generales. Se asume
invariablemente que estas hipótesis se expresan en expectativas de conexiones causales
probables entre los conceptos, que son los elementos constituyentes de las hipótesis. Debido a
que los conceptos en la ciencias sociales son considerados con frecuencia como abstractos, se
ve como una necesidad el proveer las definiciones operacionales por las cuales las gradaciones
de la variación y covariación deberían ser medidas. Los datos son recolectados por la encuesta
social, el experimento o posiblemente uno de los métodos mencionados arriba. Una vez que los
datos de encuesta o del experimento han sido recolectados, son entonces analizados de forma
tal que la conexión causal especificada por la hipótesis pueda ser verificada o rechazada. Los
hallazgos resultantes realimentan -y son absorbidos por- la teoría que dio origen a todo el
proceso por primera vez. Este relato presenta, por supuesto, una visión un tanto idealizada del
proceso de investigación ofrecida por algunos escritores, y es particularmente común en libros
de texto sobre metodología de la investigación social. Se concibe a la investigación cuantitativa
como un proceso lineal y racional. Algunas de las principales características del positivismo
pueden ser observadas superficialmente: el énfasis en interpretar los términos teóricos
observables, la presencia de la inducción y deducción, por ejemplo. La figura 2.1. captura
algunos de los ingredientes principales en la versión típica del proceso de investigación.
Si bien esta imagen del proceso de investigación es comúnmente hallada en
versiones acerca de la lógica de la investigación cuantitativa, posee una gran cantidad de
defectos. Ante todo, frecuentemente exagera la centralidad de la teoría en mucho de la
investigación cuantitativa. Mientras que la investigación de Hirschi (1969) sobre la delincuencia
juvenil tenía que ver directamente con el testeo de la teoría, de ninguna manera todas las
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investigaciones cuantitativas tienen esa intención. Por supuesto, uno necesita hacer una
distinción entre grandes teorías y teorías de alcance medio. Este último término fue concebido
por Merton (1967) quien intentó tender un puente que permitiera cerrar el espacio abierto entre
grandes teorías (e.g. funcionalismo, teoría del conflicto) y los hallazgos empíricos de menor
nivel. Puesto que las grandes teorías son abstractas, ofrecen pocas claves de cómo pueden
guiarnos para llevar adelante la investigación empírica; en contraste, mucha de la investigación
en sociología parece ofrecer pequeñas posibilidades de absorción dentro de los grandes
esquemas teóricos. La teorías de alcance medio fueron propuestas para mediar entre esos dos
niveles del discurso por tratar con los “aspectos delimitados de los fenómenos sociales”
(Merton, 1967, pp.39-40). De este modo, uno puede terminar con teorías acerca de la
delincuencia juvenil, prejuicio racial, burocracia y organizaciones, y más. Si el caso fuera que la
teoría tiene el tipo de prioridad con la que aparece en la figura 2.1., uno podría anticipar que
habría una conexión entre las posturas teóricas, por un lado, y las tradiciones particulares de
investigación y los métodos asociados a ellas, por el otro. De hecho, es difícil de sostener tal
conexión. Por ejemplo, Platt (1986), examinó la asunción habitual acerca de que existe una
afinidad entre el funcionalismo y la encuesta social, y consideró que dicha opinión es
inconsistente. Ella halló que los funcionalistas mencionados no habían tenido preferencias
especiales hacia la técnica de encuesta y por lo contrario, los investigadores de encuesta no
estaban necesariamente influenciados por el funcionalismo. Platt llegó a estas conclusiones a
partir de un examen del trabajo de funcionalistas notables e investigadores de encuesta en la
Sociología Americana, tanto como con entrevistas con algunos influyentes investigadores de
encuestas.
De todas formas, el bajo nivel de uso de la teoría en las tareas de
investigación cuantitativa no esta confinada, como uno podría esperar, a la gran teoría. La
siguiente escritora, en su investigación de la Sociología Americana, concluye que incluso la
“pequeña “ teoría (más o menos las mismas que las de alcance medio) raramente guía a la
investigación empírica.
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Teoría
Deducción
Hipotesis
Operacionalización
Observaciones/
recolección de datos
Procesamiento de datos
Análisis de datos
Interpretación
Hallazgos
Inducción
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dimensiones constituyentes, significa que la batería de indicadores sugieren una pequeña línea
de sentido al que ese concepto refleja. Incluso más frecuente es el uso de sólo uno o dos
indicadores de un concepto o de sus dimensiones constituyentes. Por ejemplo, varios lectores
estarán familiarizados con la noción de “orientación instrumental al trabajo”, que es el punto
central en investigaciones sobre actitudes en la industria y comportamientos de trabajadores
prósperos de Glodthorpe et. al. (1968). Esta noción – que posiblemente haya sido pensada
como una dimensión de “orientación al trabajo”- refiere a un accesorio del trabajo en el cual los
asuntos de paga predominan en los pensamientos de los trabajadores. Esta idea, que es una
pieza clave en esta faceta particular del trabajo del autor sobre trabajadores prósperos, fue
operacionalizada a partir de dos preguntas: una sobre las razones que dieron los respondentes
sobre a su permanencia en esa firma y la otra sobre sus razones para permanecer en el empleo
de ese momento. En forma similar, a fin de hallar hasta dónde fueron “privatizados” los
trabajadores manuales, Roberts et. al. (1977) midió este concepto a partir de preguntar a los
interrogados sobre el número de personas en el trabajo y entre sus vecinos que eran
considerados amigos. En su investigación sobre el clero británico, Ranson, Bryman y Hinings
(1977) midieron las definiciones de roles de sus respondentes a partir de la referencia a una
sola pregunta en la cual ellos tenían que rankear siete opciones. El punto es que varios
investigadores no adhieren a un procedimiento de operacionalización de sus conceptos clave
de gran extensión similar a la propuesta por escritores como Lazarsfeld.
Un segundo sentido en el cual la aproximación planteada en el artículo “de los
conceptos a los índices empíricos” representa sólo una porción de la investigación cuantitativa
es el referido a que la ligazón entre los conceptos y su medida es muchas veces más inductivo
que lo que implica el esquema de Lazarsfeld. El uso generalizado del análisis factorial en las
ciencias sociales ejemplifica este punto. El análisis factorial parece delinear las dimensiones
subyacentes con una batería de ítems de cuestionario. Un uso clásico de esta aproximación
puede ser visto en la influyente investigación sobre liderazgo llevada adelante por los Estudios
en liderazgo del Estado de Ohio. vi Los investigadores del Estado de Ohio midieron el
comportamiento de liderazgo aplicándole a las personas en posiciones subordinadas una
batería de descripciones del comportamiento de liderazgo el cual se suponía perteneciente a
sus superiores. En un estudio particularmente notable (Halpin y Winer, 1957), se administraron
130 preguntas (i.e. indicadores) a 300 miembros de la tripulación aérea de Estados Unidos.
Cada pregunta estaba hecha en la forma de una descripción del comportamiento de un líder, y
los que respondían fueron interrogados para indicar cuán extensamente esa descripción se
podía aplicar a sus superiores. Se realizó un análisis factorial a fin de descubrir cualquier
“agrupamiento” en las réplicas de los que respondían. Tales agrupamientos pueden ser
tomados como indicativos de dimensiones subyacentes del comportamiento de un líder. El
análisis factorial reveló cuatro dimensiones, esto es, grupos de ítems de cuestionario los cuales
tendían a agruparse el uno con el otro. De las cuatro dimensiones, dos fueron particularmente
relevantes: consideración y estructura de iniciación. La primera se refiere a la presencia de
cariño mutuo y camaradería entre los líderes y los liderados; la estructura de iniciación se
refiere a la propensión de los líderes a organizar el trabajo rigurosa y claramente. La
consideración era denotada por las respuestas a los ítems del cuestionario como: hace favores
personales a los miembros de la tripulación, es amigable y accesible. La estructura de iniciación
estaba representada por ítems de cuestionario como: asigna a los miembros de la tripulación
tareas particulares, sus actitudes hacia la tripulación son claras. De todas maneras, las
designaciones, consideraciones y estructura de iniciación aparecieron a posteriori que el
análisis factorial revelara las dimensiones subyacentes. El investigador tiene que usar su
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imaginación para determinar cuales de los ítems que componen cada dimensión significan
actualmente algo. Este procedimiento entraña el examen de qué es lo que aparenta ser común
a los ítems los cuales componen cada dimensión. De este modo, mientras que el flujo implicado
en la figura 2.2. sugiere un movimiento desde las dimensiones a los indicadores, la
aproximación del análisis factorial descripto entraña una progresión desde los indicadores hacia
las dimensiones.
El tema del liderazgo provee otra instancia de razonamiento inductivo que
puede ser denominado como “operacionalismo inverso”. Mientras que las figuras 2.1 y 2.2.
implican que el investigador se mueve desde los términos teóricos como los conceptos hacia los
indicadores empíricos a través del desarrollo de medidas de operacionalización, el trabajo de
Fiedler (1967) parece implicar que puede ocurrir la inversión de este procedimiento. Fiedler
desarrolló una técnica denominada escala “compañero de trabajo menos preferido” (LPC- least
preferred co-worker) que invita a las personas en posiciones de liderazgo que están
respondiendo a pensar en la personas con las cuales les ha gustado trabajar menos. Son
entonces interrogadas a evaluar su LPC en términos de una serie de, al menos (los números
varían), dieciséis pares de adjetivos opuestos, donde cada par se desarrolla en una escala de
ocho puntos. El ejemplo es:
Placer 8 7 6 5 4 3 2 1 Displacer
Rechazo 1 2 3 4 5 6 7 8 Aceptación
Fiedler encontró que los líderes que describen su LPC en términos favorables
(por ejemplo, placer, aceptación) extraían una mejor performance de sus subordinados en
ciertas circunstancias; en otras, los líderes cuyas representaciones de sus LPC eran
desfavorables eran mejores en ese sentido. Fiedler ha mantenido que el valor de la LPC de los
líderes es un indicador de su estilo de liderazgo. De este modo la medición viene primero y
entonces se decide a qué puede estar refiriéndose la medición. Más adelante, en diferentes
momentos Fieldler ha ofrecido cuatro diferentes caminos para visualizar los estilos de liderazgo
de líderes con diferentes puntuaciones de LPC. vii En otras palabras, para esta medición hay
muy poco en de un esquema conceptual previo que da cuenta del sentido. El sentido tiene que
ser derivado.
Debido a que los conceptos y su medición son centrales en la investigación
cuantitativa, hay mucha preocupación acerca de los requerimientos técnicos de la
operacionalización. Esta preocupación está usualmente descripta en los libros de texto y por
autores de metodología como la necesidad de considerar la validez y la confiabilidad de las
mediciones. La pregunta sobre la validez se refiere al tema de cómo podemos estar seguros
que una medida realmente refleja el concepto que se supone debe referir. Los libros de texto
bosquejan los procedimientos disponibles para establecer la validez. Por ejemplo, se ha
propuesto que el investigador podría buscar estimar la validez simultánea de la medición, lo que
implica discernir cuán lejos conduce la medición a distinguir entre la personas en términos de
algo más de lo que se sabe acerca de ellos. De este modo, si se está buscando desarrollar un
índice de satisfacción laboral, se debe examinar los registros de abstención de los
respondentes para ver si los que exhiben bajos niveles de satisfacción son también los que
están con frecuencia afuera del trabajo.
Hay una creciente preocupación entre algunos escritores de que también es
necesario testear la validez de una medida a partir del uso de diferentes aproximaciones de
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medición (e.g. Campbell y Fiske, 1959). Con frecuencia los exámenes de la validez apuntan a
los problemas asociados con la asunción de una relación entre conceptos y su medición.
Resulta útil retornar a los Estudios Aston como un caso testigo. La aproximación de Aston no es
sólo un método usado para operacionalizar la estructura de una organización. Hall ( 1963, 1968)
desarrolló una aproximación alternativa que usaba un tipo similar de dimensiones de los
conceptos (e.g. jerarquía de la autoridad, división del trabajo, presencia de reglas, etc.). De
todas formas, usó una aproximación diferente para la operacionalización de estas dimensiones
ya que administró un cuestionario a muestras de miembros de un número de organizaciones.
Por lo tanto, más que adoptar la aproximación de Aston en el uso de informantes clave que
hablaron sobre la organización, Hall delineó sus medidas a partir de las miradas de un amplio
grupo de personas dentro de cada organización y luego sumó los puntajes. Azumi y McMillan
(1973) y Pennings (1973) combinaron ambos procedimientos dentro de un único estudio y
hallaron poco correspondencia entre las dimensiones aparentemente emparentadas de las
aproximaciones de Aston y Hall. viii De todas formas, pese a la preocupación aparente acerca
de tales temas, mucha de la investigación cuantitativa entraña “medición por fiat” (Cicourel,
1964), por lo cual las mediciones son impuestas simplemente, y poco es lo que se hace para
demostrar una correspondencia entre mediciones y los falsos conceptos. No es difícil ver por
qué debería haber una disparidad entre las recomendaciones de los libros de texto y muchas de
las prácticas de investigación, por temas de validez se puede transformar mayores proyectos
para los investigadores que deben ver tales temas como distracciones excesivas.
El tema de la confiabilidad se halla afectado por la consistencia de la medición.
La consistencia es tenida en cuenta a fin de comprender dos cuestiones distintas. La primera es
la consistencia interna, que es realmente un problema de medición que toma habitualmente la
forma de escala o de índice, ya que se relaciona con la coherencia interna de la escala-
comprende una idea unitaria o componentes separados? Hay una verdadera artillería de
procedimientos y técnicas que pueden ser desplegadas para investigar este tema. ix El segundo
aspecto es la consistencia de medición sobre el tiempo, testeo que entraña administración de
más de una medida. Es probable que los cientistas sociales tiendan a estar mas preocupados
por la confiabilidad que por la validez de sus mediciones. Los libros de texto tienden a darle a
los dos temas la misma atención, pero los investigadores parecen más inclinados a mencionar
que fueron llevados a cabo los test de confiabilidad. Esto crea la ilusión de que la confiabilidad
es más importante y dirige las mediciones a ser evaluadas principalmente en términos de este
criterio. La razón real es probablemente que los testeos de validez insumen más tiempo y
pueden tornarse fácilmente en algo mayor .
El propósito principal en esta sección ha sido el puntualizar la importancia de
los conceptos dentro del marco de la investigación cuantitativa e iluminar cómo el tema de la
operacionalización condujo a un número de preocupaciones tales como la validez y la
confiabilidad. El hecho real es que hay mucha preocupación acerca de estos temas,
particularmente entre escritores de metodología, y esto es la evidencia de la importancia de los
conceptos y su medida. De pasada se mencionó a las aproximaciones de los textos a la
medición de los conceptos.
Causalidad
La investigación cuantitativa está preocupada con frecuencia acerca del
establecimiento de relaciones causales entre conceptos. Esta preocupación puede ser vista
como una trasposición del camino de las ciencias naturales al el estudio de la sociedad. Como
el autor de un libro de texto de metodología de la investigación ha observado:
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Uno de los principales logros de los cientistas, sociales o de los otros, es explicar porque las cosas
son en el sentido en que son. Típicamente, nosotros hacemos ésto a partir de la especificación de
las causas por las cuales las cosas son; algunas cosas son causadas pro otras cosas. (Babbie,
1979, p. 423)
procedimientos para la elucidación de la causalidad por medio de una reconstrucción post hoc
de la “lógica del orden causal” (Davis, 1985) que se encuentra detrás del racimo de variables
generadas por una investigación en particular.
A fin de estar habilitado para establecer relaciones causales entre variables en
un estudio cross- seccional se deben cumplir tres condiciones. Primero, se debe establecer que
hay una relación entre las variables involucradas, esto es, que no son independientes una de
otra. Las técnicas estadísticas bien conocidas (e.g. chi cuadrado, coeficientes de correlación)
están disponibles para asistir con el establecimiento de la presencia de una relación. Segundo,
la relación no debe ser espuria. Esto significa que se debe establecer que una relación aparente
entre dos variables, x e y, no está siendo producida por la presencia de una tercer variable que
es antecedente y está relacionada con x e y. El investigador debe hallar una asociación inversa
entre la asistencia a la iglesia y la delincuencia , pero no estará seguro de que la variable como
la “edad” no está “produciendo” esa relación – los más jóvenes están más propensos a ir con
más frecuencia a la iglesia y menos a envolverse en actos delincuentes, mientras que los
chicos más grandes van menos y están más inclinados a la delincuencia.
En tercer lugar, y quizás lo más controversial, se relaciona con que el análisis
de datos debe establecer un orden temporal en la reunión de las variables en cuestión. Mientras
que las investigaciones como la encuesta cross seccional implica la recolección de datos en un
único punto en el tiempo, este orden temporal tiene que ser tenido en cuenta. Hasta cierto punto
este proceso implica un componente intuitivo en el análisis de tales datos. El establecimiento
de un orden temporal no es un proceso arbitrario: frecuentemente nosotros recurrimos a nuestro
conocimiento de sentido común sobre el ciclo vital de los individuos a fin de determinar cuál
variable es previa a otra, por ejemplo, que la escolarización formal precede al divorcio (Davis,
1985). Aunque puede ser objetado que esta aproximación trata a los estadios del ciclo de vida
como no problemáticos -algo a lo cual algunos científicos sociales han estado tratando de
responder Bryman et al., 1987)-, esto es usado como un dispositivo interpretativo. Los
investigadores que han usado diseños experimentales enfrentan este problema, ya que dado
que el tratamiento experimental es un estímulo, la respuesta por la cual es juzgada es tomada
como el efecto. En consecuencia hay una pequeña duda acerca de las respuestas de orden
causal. Una de las mejores técnicas conocidas usada por los investigadores de encuesta para
desentrañar causas de una variable dependiente es el análisis de trayectoria (path analysis), el
cual es una extensión del análisis de regresión múltiple que guía al analista a desenredar la
contribución de cada factor causal mientras controla los otros. Una instancia hipotética de un
procedimiento como tal en su forma esquemática se provee en la figura 2.3.
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Figura 2.3. Diagrama longitudinal hipotético para la explicación de los ingresos masculinos
Ingreso Ingreso
familiar del hijo
Posición
Ocupacional
Número de
años en
educación
IQ
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laboratorio no son entendidos como válidos externamente, solo por discernir se puede hacer
que ocurra o no un efecto predicho. De todas maneras los investigadores por encuesta y los
que usan diseños experimentales están poco preocupados acerca del tema de la
generalización, aunque por diferentes razones.
Replicación
Las bases esenciales de los sucesos (psíquicos) eran la posibilidad de repetir los experimentos.
Podemos acordar finalmente acerca de sus resultados porque hemos aprendido que los
experimentos se desarrollan bajo precisamente las mismas condiciones que actualmente conducen
a los mismos resultados (Heisenberg, 1975, p.55).
Los sesgos de los investigadores inevitablemente afectan cómo los datos son reunidos e
interpretados. La única forma de evitar estos sesgos es replicando la investigación. La replicación
significa que otros investigadores en otros escenarios con distintas muestras pueden reproducir la
investigación tan cercanamente como es posible. (Kidder y Judd, 1986, p. 26).
Una de las razones por las cuales la investigación cualitativa es con frecuencia
criticada por los investigadores cuantitativistas, es precisamente a dificultad para llevar adelante
la replicación de sus hallazgos. La actitud de Blalock (1970) hacia la observación participante, la
cual fue citada en la Introducción, en la cual él criticó los hallazgos de tales investigaciones
como “idiosincráticas y complicadas de replicar”, es un ejemplo de tales visiones de uno de los
mayores proponentes de la investigación cuantitativa.
De hecho, las replicaciones son comparativamente raras en las Ciencias
Sociales (y su preeminencia en las Ciencias Naturales es con frecuencia exagerada como
buena – Collins, 1985; Mulkay y Gilbert, 1986). la replicación es con frecuencia vista como algo
poco imaginativo, bajo estatus de actividad entre los investigadores. Porqué entonces, es tan
frecuentemente vista como una importante faceta de la tradición cuantitativa de investigación?
Muy probablemente no es la replicación lo que es tan importante sino la replicabilidad. Podría
ser técnicamente factible para algunos empeñarse en la replicación para usar precisamente el
mismo cuestionario en relación a una muestra comparable (aunque probablemente en
diferentes localizaciones) como usada en un estudio original; o para montar un experimento
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cuando las mismas condiciones experimentales. El punto es que esa investigación puede ser
chequeada usando el mismo o aproximado diseño de investigación o instrumentos de un
estudio anterior. Una de las razones de porqué la investigación cualitativa es denigrada por los
exponentes dela investigación cuantitativa es que esta posee un componente intuitivo y esto
es visto como un producto de la idiosincrasia del investigador. Esto por lo tanto es visto como
una dificultad para replicar y por lo tanto es poco fiable.
Si la investigación es de hecho replicada o no, no parece ser el tema- de todas
maneras uno asume que habría mas actividad frecuente entre investigadores cuantitativistas.
Que es lo que parece se un tema más criticable es la habilidad de replicar, y esto es lo que es
una preocupación entre los investigadores en la tradición cuantitativista. En este contexto, es
interesante notar que la cita de Heisenberg en conexión con la física refiere a la posibilidad de
repetir experimentos.
Individualismo
Estados Unidos. Este tipo de estudio alarga el agregado psicológico a través del familiar
“setenta por ciento de A piensa T, mientras que 12 por ciento de B piensan P” tipo de hallazgos,
porque este implica que es posible derivar declaraciones acerca de estructuras sociales y
procesos a partir de las respuestas de los individuos a las preguntas de una encuesta. Tales
fenómenos sociales se transforman simplemente en la suma de las partes.
La psicología también exhibe esta tendencia la individualismo. En un sentido
es altamente sorprendente ya que esto es retratado como el estudio de los individuos. El
énfasis en lo individual parece derivarse más de la orientación general de la psicología que de
los métodos que ésta emplea. Pero el stress ha sido cuestionado por algunos autores:
En Psicología generalmente, debemos tomar en cuenta el hecho que recordar, razonar y expresar
emociones son parte de la vida de las instituciones, de grupos estructurados y autorregulados, tales
como armadas, monasterios, escuelas, familias, negocios y fábricas. (Harré, Clark y De Carlo, 1985,
p. 6)
Mientras que Harré, Clark y De Carlo hacen algún tipo de puntualización
diferentes acerca de la focalización individualista de la interrogación en psicología como el que
se desarrolló arriba en el contexto de la investigación por encuesta, su comentario no es el más
indicativo del tema que recorre las dos aproximaciones.
Hay una ironía aparente en la propuesta de que la investigación cuantitativa
está imbuída de individualismo, de una de las críticas que ha sido nivelada contra esto por los
críticos influenciados por las ideas asociadas con la investigación cualitativa (y la
fenomenología en particular- ver el siguiente capítulo), y es que esta tiende a reificar el mundo
social. Tales críticas argumentan que el mundo social comienza a ser visto como separado de
los individuos los cuales son instrumentales en su creación. El neologismo “facticidad” fue
usado por algunos autores (e.g. Wals, 1972) como una descripción de la imagen del orden
social creado por la investigación cuantitativa, esto es, una mirada de la realidad social como
una fuerza externa separada de los individuos. Esta representación fue juzgada como una
consecuencia del tratamiento de los investigadores cuantitativistas, por la virtud de la influencia
del positivismo en sus aproximaciones, con la realidad social como si esta fuera idéntica al
orden natural. Consecuentemente, esto podría parecer perverso para describir a la
investigación cuantitativa como teñida de individualismo. De hecho, los elementos
individualísticos en la investigación cuantitativa es el hacer con sus técnicas de investigación
(particularmente con aquellas asociadas con la encuesta social) las cuales usan al individuo
como la fuente de los datos, en gran forma independientemente de otros individuos. Una
imagen reificada de la realidad social, similar a lo criticado por los investigadores cualitativistas,
es construido a partir de los “individuos diferentes” que proveen los datos. De este modo, la
imagen de la sociedad como un objeto externo y los elementos del individualismo van de la
mano.
Conclusión:
i
Llegando a este inventario, he encontrado a los que siguen como ayudantes especiales: Harré (1972), Kolakowski (1972),
Giedymin (1975), Keat (1981), Alexander (1982), Halfpenny (1982) y Bryant (1985).
ii
La filosofía de la ciencia a la que estamos haciendo referencia aquí es la aproximación “realista” la cual ha sido crecientemente
favorecida por varios filósofos y científicos sociales. Los lectores interesados pueden consultar a Harré (1972), Harré y Secord
(1972), Bhaskar (1975), Keat y Urry (1975) y Sayer (1984). La posibilidad de una alternativa al positivismo como una forma de
comprensión de la naturaleza de las ciencias naturales implica que uno debe estar comprometido con la aproximación de la ciencia
natural sin respaldar al positivismo. Tampoco el realismo y el positivismo agotan el amplio rango de filosofías de la ciencia (Harré,
1972; Keat y Urry, 1975).
iii
Es precisamente por esta razón que no me he detenido demasiado en los temas de la filosofía de la ciencia. Lo que es crítico de
la caracterización de la naturaleza de la investigación cuantitativa es su clara adopción de la aproximación “científica” la cual lleva
varios de los contrastes del positivismo. Más adelante, como será aparente en las discusiones de los siguientes capítulos , la
investigación cuantitativa has dio criticada por la posición de la investigación cualitativa generalmente por sus pretensiones
científicas y los efectos de tal orientación en la comprensión dela realidad social. El tema sobre de qué manera el positivismo es una
versión adecuada de las ciencias naturales ha tendido a figurar mucho más directamente en las variadas críticas ofrecidas por los
investigadores cualitativos.
iv
Un claro ejemplo de una versión del origen de los conceptos puede ser hallado en Babbie (1979).
v
La mayoría de los estudios asociados a este programa de investigación pueden ser hallados en Pugh y Hickson (1976) y Pugh y
Hinings (1976). Útiles y breves informes que dan una atmósfera de la aproximación de los Estudios Aston pueden ser hallados en
Pugh et. al. (1983,pp.37-43) y Pugh (1988).
vi
Un sumario de las principales características de este programa de investigación puede ser hallado en Bryman (1986).
vii
El relato más familiar de la escala LPC es la de representar sujetos con altas puntuaciones como “orientados a las relaciones”,
los de baja puntuación como aquellos “orientados a la tarea”. De todas formas, ha sido también usada para distinguir entre líderes
en términos de la gradación de su complejidad congnitiva. Algunas interpretaciones alternativas han sido enunciadas por Fiedler y
otros. Bryman (1986) resume muchas de las investigaciones asociadas con la escala LPC.
viii
Por ejemplo, en el estudio sobre treinta y ocho fábricas japonesas de Asumi y McMillan (1973) la medida de Aston sobre la
Especialización Funcional logró una correlación de -.12 contra la medida “equivalente” de Hall, de División del Trabajo. Al menos,
una correlación positiva habría sido anticipada. La investigación de Pennings sobre treinta y tres organizaciones canadienses tuvo
discrepancias similares aunque en relación a diferentes dimensiones y sus respectivas medidas.
ix
La correlación split-half la correlación del promedio Inter. item, la correlación del promedio total , y alfa de Conbach son la clase
de indicadores que tengo en mente.
x
De hecho, los Estudios Aston tendían , especialmente en los primeros días, a abstenerse de usar el término “causa”. De todas
maneras, como Aldrich ha observado (1972, p. 27), los investigadores de Aston hacen “afirmaciones que sólo pueden ser
interpretadas como causales”. Justamente, sus datos son tan aparentemente asimilables al análisis longitudinal como los que
derivan de cualquier estudio cross seccional.
xi
Los estudios Aston de vuelta provee una instancia fascinante de la influencia del tiempo. Uno de los más conocidos hallazgos
provenientes de sus investigaciones es que a mayor extensión de las organizaciones hay más estructura. Las pequeñas
organizaciones tienen menos especialización y formalización que aquellas más grandes . Cuando la réplica de un estudio anterior
fue realizado por Inkson, Pugh y Hickson (1970) catorce organizaciones fueron halladas en las muestras original y la segunda. Esto
ofreció la oportunidad de examinar los datos por un perídoo de aproximadamente seis años. Se halló que, mientras que más de las
catorce firmas eran más pequeñas en el momento del segundo estudio, doce tuvieron puntajes altos de estructura. En otras
palabras, aunque el tamaño estaba positivamente relacionado con la estructura, el tamaño pequeño estaba acompañado de una
mayor estructura a lo largo del tiempo. Este hallazgo ilustra cuidadosamente el punto que el pasaje del tiempo puede tener un
impacto en las interpretaciones aceptadas en un estudio inicial ( aunque esto puede ser visto solo si una siguiente es llevada a
cabo, lo cual invariablemente no ocurre). En suma, este ejemplo guía la atención a la posibilidad de que la inferencia de un orden
causal de investigaciones cross seccionales puede ser bastante engañoso. Es claramente tentador inferir a partir de un gran
correlación positiva y de una lógica intuitiva que el mayor tamaño engendra más estructuración, pero si a lo largo del tiempo
disminuye el tamaño y la mayor estructura parece ir junta, los peligros de inferir precedencia temporal se convierten en
llamativamente aparentes.
xii
Está tentado de tratar al individualismo como un ingrediente en el relato general del positivismo explicado en este capítulo.
Kolakowski (1972, p. 13) trata a “la regla del nominalismo” como un componente central del positivismo. Esta regla “sostiene que
nosotros no debemos asumir que cualquier insight formulado en términos generales pueda tener ninguna referencia real a otra que
los objetos individuos concretos”. Bryant (1985) en particular enfatizan a este aspecto del positivismo y lo miraba en relación al
“positivismo instrumental” en la Sociología americana por lo cual “son siempre individuos los que constituyen el centro de la
atención” (p. 141, énfasis en el original). De todas formas, la regla del nominalismo tiende no a ser enfatizada por algunos escritores
del positivismo como una de sus constituyentes básicos. Adicionalmente, me parece a mí que mucho del énfasis en lo individual en
la investigación cuantitativa (i.e. positivismo instrumental) deriva de consideraciones de las técnicas de investigación más que de
una preocupación del la posición global ontológica formulada por Kolakowski en la cita anterior.
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