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DEJAME TE CUENTO UN CUENTO

-RELATOS DE HISTORIAS, ETNOHISTORIAS Y


ETNOGRAFÍAS-

Tatiana González L
Antropóloga

La intervención que traigo hoy a este simposio busca ligar tres


aspectos de mi vida: la antropología, la historia y el gusto por
escribir, que es solo eso, un gusto más no una actividad
estructurada porque no me considero escritora.

Los primeros campos de interés, es decir, la antropología y la


historia, se conjugan en lo que desde la década de 1960 se ha
ido consolidando como un campo de estudio y que en nuestro
medio sólo está tomando fuerza en los últimos años: la
etnohistoria. Pero, ¿qué entendemos por etnohistoria? La
etnohistoria en sí un campo de contacto entre la Antropología y
la Historia, compartiendo las mismas preguntas de
investigación, en momentos diferentes de tiempo, empleando
las fuentes de la historia y la metodología de la antropología.

No se trata aquí de hacer historia de comunidades indígenas,


que es otra de las acepciones del término; es más el interés por
lo cultural, por las formas sociales, por la cotidianidad de un
grupo humano del pasado, que podemos leer a través de
documentos escritos, pero al cual les vamos a dar un
tratamiento más de carácter etnográfico que analítico-
cuantitativo.

¿Qué quiero decir con esto? Mi mirada en el campo de la


etnohistoria, en el cual he buscado principalmente observar y
escudriñar en la familia, busca develar a las personas ocultas
detrás de los nombres, las firmas, las cuantías de capital, los
pleitos, las cláusulas. No busco porcentajes, busco vivencias,
personas de carne y hueso. Y es aquí donde entra mi
propuesta: quiero contar un cuento, un cuento literario que,
partiendo del contexto en el que el individuo o individuos se
inscriben, conocidos por los estudios propios de la historia
social y cultural, puedan tener voz propia, se describan,
interactúen con el investigador-narrador.

Desde la antropología es buscar hacer etnografía, pero una


nueva etnografía donde la subjetividad, la reflexividad, la voz
del otro pueda penetrar la voz del investigador y se muestre al
lector.

Este sería entonces un nuevo paso dentro del ejercicio; no es


sólo generar conocimiento para el ámbito académico; es poder
llegar a un lector desapercibido que sin buscar, encuentre
personajes que vivieron en el pasado y le pueden contar cómo
fueron las cosas aquí, antes; es darle rostro y contexto a una
serie de nombres que, por lo general, ven citados en líneas de
ascendencia genética pero que no representan nada más que
la filiación con un apellido.

Es una especie de ficción histórica. De diálogo con los que ya


no están presentes pero que dejaron huella (puedo entonces
aquí apelar a la dialógica de Tedlock), un dialogo que se narra,
se cuenta, se describe, desde el sujeto mismo, desde la
subjetividad, desde la reflexividad.

Y es que yo me enamoro de mis personajes, escudriño sus


vidas, leo entre líneas penas, dolores, angustias, emociones,
alegrías… y vibro con sus historias como cuando leo a Jorge
Isaacs y me enamoro de Efraín y María, y lloro, me
estremezco, me inquieto con ellos. Así, la pareja que más me
inquieta del pasado, que he leído y pensado una y otra vez, es
la historia de amores y desamores de Lorenzo de Lescano, un
mulato de calidad, que osó poner sus ojos en Isabel de
Piedrahita, la bella hija de un prestigioso propietario del norte
del valle de Aburrá, y cuya historia ya tuve la ocasión de contar
desde el ámbito académico.
En esta suerte de ficción histórica, partiendo de un
conocimiento previo de la época, del lugar, y de los datos
aportados por los documentos, se lee entre líneas, se infieren
contextos y situaciones, se crean personajes que, sí, es cierto,
no sabemos que tan cerca o lejos pueden estar del personaje
real que caminó por estas calles empedradas hace ya varios
siglos.

¿Pero cuando una descripción es “fiel retrato” de la realidad


que describe? Ese es el riesgo que se corre, y esa es la
claridad que siempre debe hacerse para que el lector, sea cual
sea, pueda ser crítico ante la información.

Bueno, pero ustedes se preguntarán, que fuentes podrían


trabajarse. Y yo les diría que todas. En mi caso, como mi
énfasis ha sido la familia, he trabajado con testamentos,
mortuorias, tutelas, cartas de dote; además de juicios por
estupro, concubinato, amancebamiento, adulterio; partidas de
matrimonio y de bautizo, y una que otra carta que he logrado
desenterrar de los archivos de los siglos XVII y XVIII.

Pensemos por ejemplo en un testamento. Aunque en su


estructura casi todos son iguales porque son documentos
legales atados por convencionalismos a seguir un orden
específico, la persona que testaba podía dejar sus emociones y
opiniones expresas en el texto que dictaba al escribano. Así
podemos enterarnos de cuales eran sus creencias religiosas,
su procedencia, sus vínculos familiares y sociales, sus
actividades económicas, sus posesiones (bienes muebles e
inmuebles) y sus secretos.

Ahora, déjame te cuento un cuento:

Venga, acérquese, que quiero La habitación está oscura,


verle. apenas puedo ver a don
Se que ha venido de muy Manuel, anciano y canoso
lejos a escuchar el relato de tendido entre los ropajes de
mi vida, pero sepa usted que su cama, tras los pesados
la vida me deja, ¡y en que pabellones que no concuerdan
estado!, miserable y sin un con el clima de la Ciudad.
peso, tanto que deberé ser Lo veo muy delicado de salud,
enterrado de caridad. él, que fue un hombre tan
Recuerdo que nací, hace fuerte, un roble, está hoy
muchos años ya, en un postrado en esta cama y
villorio en las Islas Canarias, apenas puede hablar.
y muy joven me embarqué en Hace unos instantes salió el
la aventura del Nuevo notario; doña Antonia mandó
llamar ya desde ayer a sus
Mundo, persiguiendo esas
hijas pero algunas de ellas no
historias de riquezas
han llegado aun, el viaje
fantásticas que narraban los
desde el Valle tarda varios
marinos.
días y la preocupación general
No se ni como llegué a es si alcanzarán a ver a su
Antioquia, y al seno de la padre.
familia Álvarez, que tan bien Don Antonio hizo una
me acogió y me entregó a excepción y me permitió
doña Antonia para compartir quedarme en un rincón
esta vida. mientras dictaba su
Sepa usted que cuando casé testamento, labor que tomó
no tenía más que un traje y varias horas pues poco podía
una daga. Y tras una vida hablar por la tos y por el peso
muy prospera, hoy termino de los recuerdos que a cada
mis días viviendo de la instante lo llevaban a un viaje
caridad de mis hijos. que parecía sin retorno.
Doña Antonia ha sido una También estaba presente el
mujer muy paciente y muy padre José, el no se ha
entregada a su familia. alejado de la habitación y
Imagínese, criar a nueve procuraba alentarlo para que
mujeres y a cuatro hombres no dejara cabos sueltos y
en esto tiempos tan difíciles; pudiera irse en paz con Dios y
¡ha sido una labor con los hombres.
envidiable! Luego de la salida del señor
notario, observé como don
1
Testamento de Manuel de Vetancur y Velasco, 7 de Julio de 1716.
¿Qué que fue de ellos? Antonio dormitaba un rato
Déjeme contarle. El mayor se antes de acordarse de mí, que
llama José, ya usted lo los observaba sentada en el
conoce, es presbítero hace ya descanso de la ventana
muchos años y es mi mano cerrada herméticamente.
derecha. Me ha socorrido de Me he sentado a su lado. El
sus bienes para casar, y bien padre José llevó al Notario
casadas, a sus nueve hasta el patio de atrás, donde
hermanas, y dotarlas a todas lo esperaba su caballo; doña
por igual, sin que ninguna Antonia, ha entrado a
acompañarnos.
desmejore a la otra. Si no
Y mientras se sienta a su lado
fuera por él, ¿de que hubiera
y le toma la mano me doy
vivido estos últimos meses?
cuenta del contraste que esta
Vea como son las cosas, le
pareja debía hacer al ir a misa
entregué otro hijo a Dios, a la catedral todos los
uno de los menores, Miguel domingos, con sus esclavos y
Jerónimo, si viera que sus hijos. Ella es una mujer
muchacho más alentado. pequeña, de piel muy blanca y
Pero el Señor se lo llevó ojos oscuros, con una fuerza
antes de dar su primera de carácter que le ha
misa. Los otros dos varones, permitido ser el pilar de esta
ambos se casaron e hicieron numerosa familia y mantener
sus vidas. la calma tras la enfermedad
Ah, esas muchachas, si usted de su esposo que lo tiene
las viera, todas tan llenas de postrado en cama hace varios
vida me han llenado de meses ya.
nietos, mi mayor alegría; allá El debió ser un hombre alto y
se escuchan en el patio sus rudo, y con un espíritu
risas. Pero no me ponga a aventurero que le permitió
hablar más, mi señora, que llegar hasta estas perdidas
me falta el resuello. tierras y hacer familia y
Antonia, llévela a la cocina fortuna.
para que la negra Caridad le La voz de don Antonio es muy
de un buen chocolate queda ya, le falta el aire y
caliente. Y apague la vela aun debe despedirse de cada
que no tenemos ni para eso.1 uno de sus hijos.
Es hora de partir.
Quedan entonces los siguientes asuntos y preguntas en el aire:

• Cuál es la cercanía real entre la antropología y la historia


• Cómo pasar del dato al relato
• Es posible validar la descripción etnográfica como
camino para re-construir contextos y presentar los datos
extraídos de las fuentes históricas.
• Y en esta misma línea, es posible validar el ejercicio de
escritura de corte literario para re-construir contextos y
presentar los datos extraídos de las fuente históricas

Muchas gracias.

Santafé, agosto de 2005


(Revisión agosto 2006)

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