La intervención que traigo hoy a este simposio busca ligar tres
aspectos de mi vida: la antropología, la historia y el gusto por escribir, que es solo eso, un gusto más no una actividad estructurada porque no me considero escritora.
Los primeros campos de interés, es decir, la antropología y la
historia, se conjugan en lo que desde la década de 1960 se ha ido consolidando como un campo de estudio y que en nuestro medio sólo está tomando fuerza en los últimos años: la etnohistoria. Pero, ¿qué entendemos por etnohistoria? La etnohistoria en sí un campo de contacto entre la Antropología y la Historia, compartiendo las mismas preguntas de investigación, en momentos diferentes de tiempo, empleando las fuentes de la historia y la metodología de la antropología.
No se trata aquí de hacer historia de comunidades indígenas,
que es otra de las acepciones del término; es más el interés por lo cultural, por las formas sociales, por la cotidianidad de un grupo humano del pasado, que podemos leer a través de documentos escritos, pero al cual les vamos a dar un tratamiento más de carácter etnográfico que analítico- cuantitativo.
¿Qué quiero decir con esto? Mi mirada en el campo de la
etnohistoria, en el cual he buscado principalmente observar y escudriñar en la familia, busca develar a las personas ocultas detrás de los nombres, las firmas, las cuantías de capital, los pleitos, las cláusulas. No busco porcentajes, busco vivencias, personas de carne y hueso. Y es aquí donde entra mi propuesta: quiero contar un cuento, un cuento literario que, partiendo del contexto en el que el individuo o individuos se inscriben, conocidos por los estudios propios de la historia social y cultural, puedan tener voz propia, se describan, interactúen con el investigador-narrador.
Desde la antropología es buscar hacer etnografía, pero una
nueva etnografía donde la subjetividad, la reflexividad, la voz del otro pueda penetrar la voz del investigador y se muestre al lector.
Este sería entonces un nuevo paso dentro del ejercicio; no es
sólo generar conocimiento para el ámbito académico; es poder llegar a un lector desapercibido que sin buscar, encuentre personajes que vivieron en el pasado y le pueden contar cómo fueron las cosas aquí, antes; es darle rostro y contexto a una serie de nombres que, por lo general, ven citados en líneas de ascendencia genética pero que no representan nada más que la filiación con un apellido.
Es una especie de ficción histórica. De diálogo con los que ya
no están presentes pero que dejaron huella (puedo entonces aquí apelar a la dialógica de Tedlock), un dialogo que se narra, se cuenta, se describe, desde el sujeto mismo, desde la subjetividad, desde la reflexividad.
Y es que yo me enamoro de mis personajes, escudriño sus
vidas, leo entre líneas penas, dolores, angustias, emociones, alegrías… y vibro con sus historias como cuando leo a Jorge Isaacs y me enamoro de Efraín y María, y lloro, me estremezco, me inquieto con ellos. Así, la pareja que más me inquieta del pasado, que he leído y pensado una y otra vez, es la historia de amores y desamores de Lorenzo de Lescano, un mulato de calidad, que osó poner sus ojos en Isabel de Piedrahita, la bella hija de un prestigioso propietario del norte del valle de Aburrá, y cuya historia ya tuve la ocasión de contar desde el ámbito académico. En esta suerte de ficción histórica, partiendo de un conocimiento previo de la época, del lugar, y de los datos aportados por los documentos, se lee entre líneas, se infieren contextos y situaciones, se crean personajes que, sí, es cierto, no sabemos que tan cerca o lejos pueden estar del personaje real que caminó por estas calles empedradas hace ya varios siglos.
¿Pero cuando una descripción es “fiel retrato” de la realidad
que describe? Ese es el riesgo que se corre, y esa es la claridad que siempre debe hacerse para que el lector, sea cual sea, pueda ser crítico ante la información.
Bueno, pero ustedes se preguntarán, que fuentes podrían
trabajarse. Y yo les diría que todas. En mi caso, como mi énfasis ha sido la familia, he trabajado con testamentos, mortuorias, tutelas, cartas de dote; además de juicios por estupro, concubinato, amancebamiento, adulterio; partidas de matrimonio y de bautizo, y una que otra carta que he logrado desenterrar de los archivos de los siglos XVII y XVIII.
Pensemos por ejemplo en un testamento. Aunque en su
estructura casi todos son iguales porque son documentos legales atados por convencionalismos a seguir un orden específico, la persona que testaba podía dejar sus emociones y opiniones expresas en el texto que dictaba al escribano. Así podemos enterarnos de cuales eran sus creencias religiosas, su procedencia, sus vínculos familiares y sociales, sus actividades económicas, sus posesiones (bienes muebles e inmuebles) y sus secretos.
Ahora, déjame te cuento un cuento:
Venga, acérquese, que quiero La habitación está oscura,
verle. apenas puedo ver a don Se que ha venido de muy Manuel, anciano y canoso lejos a escuchar el relato de tendido entre los ropajes de mi vida, pero sepa usted que su cama, tras los pesados la vida me deja, ¡y en que pabellones que no concuerdan estado!, miserable y sin un con el clima de la Ciudad. peso, tanto que deberé ser Lo veo muy delicado de salud, enterrado de caridad. él, que fue un hombre tan Recuerdo que nací, hace fuerte, un roble, está hoy muchos años ya, en un postrado en esta cama y villorio en las Islas Canarias, apenas puede hablar. y muy joven me embarqué en Hace unos instantes salió el la aventura del Nuevo notario; doña Antonia mandó llamar ya desde ayer a sus Mundo, persiguiendo esas hijas pero algunas de ellas no historias de riquezas han llegado aun, el viaje fantásticas que narraban los desde el Valle tarda varios marinos. días y la preocupación general No se ni como llegué a es si alcanzarán a ver a su Antioquia, y al seno de la padre. familia Álvarez, que tan bien Don Antonio hizo una me acogió y me entregó a excepción y me permitió doña Antonia para compartir quedarme en un rincón esta vida. mientras dictaba su Sepa usted que cuando casé testamento, labor que tomó no tenía más que un traje y varias horas pues poco podía una daga. Y tras una vida hablar por la tos y por el peso muy prospera, hoy termino de los recuerdos que a cada mis días viviendo de la instante lo llevaban a un viaje caridad de mis hijos. que parecía sin retorno. Doña Antonia ha sido una También estaba presente el mujer muy paciente y muy padre José, el no se ha entregada a su familia. alejado de la habitación y Imagínese, criar a nueve procuraba alentarlo para que mujeres y a cuatro hombres no dejara cabos sueltos y en esto tiempos tan difíciles; pudiera irse en paz con Dios y ¡ha sido una labor con los hombres. envidiable! Luego de la salida del señor notario, observé como don 1 Testamento de Manuel de Vetancur y Velasco, 7 de Julio de 1716. ¿Qué que fue de ellos? Antonio dormitaba un rato Déjeme contarle. El mayor se antes de acordarse de mí, que llama José, ya usted lo los observaba sentada en el conoce, es presbítero hace ya descanso de la ventana muchos años y es mi mano cerrada herméticamente. derecha. Me ha socorrido de Me he sentado a su lado. El sus bienes para casar, y bien padre José llevó al Notario casadas, a sus nueve hasta el patio de atrás, donde hermanas, y dotarlas a todas lo esperaba su caballo; doña por igual, sin que ninguna Antonia, ha entrado a acompañarnos. desmejore a la otra. Si no Y mientras se sienta a su lado fuera por él, ¿de que hubiera y le toma la mano me doy vivido estos últimos meses? cuenta del contraste que esta Vea como son las cosas, le pareja debía hacer al ir a misa entregué otro hijo a Dios, a la catedral todos los uno de los menores, Miguel domingos, con sus esclavos y Jerónimo, si viera que sus hijos. Ella es una mujer muchacho más alentado. pequeña, de piel muy blanca y Pero el Señor se lo llevó ojos oscuros, con una fuerza antes de dar su primera de carácter que le ha misa. Los otros dos varones, permitido ser el pilar de esta ambos se casaron e hicieron numerosa familia y mantener sus vidas. la calma tras la enfermedad Ah, esas muchachas, si usted de su esposo que lo tiene las viera, todas tan llenas de postrado en cama hace varios vida me han llenado de meses ya. nietos, mi mayor alegría; allá El debió ser un hombre alto y se escuchan en el patio sus rudo, y con un espíritu risas. Pero no me ponga a aventurero que le permitió hablar más, mi señora, que llegar hasta estas perdidas me falta el resuello. tierras y hacer familia y Antonia, llévela a la cocina fortuna. para que la negra Caridad le La voz de don Antonio es muy de un buen chocolate queda ya, le falta el aire y caliente. Y apague la vela aun debe despedirse de cada que no tenemos ni para eso.1 uno de sus hijos. Es hora de partir. Quedan entonces los siguientes asuntos y preguntas en el aire:
• Cuál es la cercanía real entre la antropología y la historia
• Cómo pasar del dato al relato • Es posible validar la descripción etnográfica como camino para re-construir contextos y presentar los datos extraídos de las fuentes históricas. • Y en esta misma línea, es posible validar el ejercicio de escritura de corte literario para re-construir contextos y presentar los datos extraídos de las fuente históricas