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Vikingos: La hibridación de un pueblo.

Juan Manuel Díaz de la Torre1.

Resumen:

Consideramos que

Abstract

El presente trabajo es un intento de estudiar a los pueblos del norte de Europa desde una
aproximación antropológica, histórica e internacionalista. Específicamente hablando, usamos el
concepto de hibridación, proveniente de la tradición antropológica y de estudios culturales, para
estudiar la forma de organización social y política. Nuestra hipótesis indica que los dos momentos de
las incursiones vikingas –la primera en el siglo IX y, la segunda a finales del siglo X y principios del
XI- marcarán la transición entre dos sistemas internacionales. La hibridación, en estos términos, es
la transición de una forma organizativa a otra: de las formas sociales escandinavas a las formas
sociales de Europa Occidental.

Partimos de la consideración de Heather (2010) sobre la conceptualización de pueblos: los grupos


humanos, son como olas de nieve: chocan y se mezclan, a tal grado que difícil determinar qué
elemento procede de qué pueblo. Para nosotros, esto es la hibridación 2 , una traducción entre
elementos provenientes de diferentes contextos (Díaz, 2012). Visto desde esta perspectiva, la
hibridación es el elemento formativo entre pueblos y, en el caso de los vikingos, es lo que permitió
que pasaran de una forma social a otra.

Ahora bien, queda la cuestión de los sistemas internacionales. Parecería anacrónico hablar de
sistemas internacionales cuando aún no existían naciones. Podríamos hablar de las naciones
británicas como Northumbria, Wessex, Mercia e East Anglia, pero, ¿existe una nación vikinga?
Evidentemente, en el sentido moderno2 del término, no hay un estado-nación vikingo, porque además,
el concepto nacerá hasta 1648 con la Paz de Westfalia (Sarquis, 2012). Sin embargo, si consideramos
que existe un enfoque historicista en las relaciones internacionales 3 , las cuales considera a
poblaciones autónomas y diferencias, y no estrictamente haciendo referencia los estados-nación
modernos. De lo que nos ocupamos aquí es de una dinámica específica y diferenciada en el tiempo
llamada sistema internacional y que está compuesto por:

Grupos humanos políticamente autónomos, cuya interacción genera un espacio o nivel de la realidad
social que es cualitativamente distinto al espacio endógeno de cada uno de esos grupos por separado,
pero a su vez dependiente de lo que ocurre al interior de cada uno de ellos (Sarquis, 2012).

En este sentido, estamos observando diferente sistemas internacionales: el vikingo y el Europeo


Occidental, los cuales interactuaron entre sí y, que forzosamente marcaron un antes y un después
en la comunidad política autónoma y culturalmente diferenciada de los vikingos. Hibridación generada

1
Estudiante de doctorado en humanidades en la Universidad Anáhuac. Licenciado en relaciones internacionales por el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y maestro en sociología por la Universidad Iberoamericana. Docente de la
Universidad Autónoma del Estado de México.
2
Al respecto, véase los trabajos de Néstor García Canclini, Brian Stross, Stuart Hall y Edouard Glissant. 2 Pensemos en las
categorías urgidas en la Modernidad, aproximadamente desde el encuentro entre Europa y América, o mejor dicho, entre
poblaciones europeas y poblaciones prehispánicas.
3
Entendidas como la ciencia que estudia al sistema internacional, y éste definido como las dinámicas que
suceden entre comunidades políticamente autónomas y culturalmente diferenciadas
por estos contactos, terminaría por tener resultados específicos. Particularmente en Escandinavia
con la formación del primer estado premoderno, el cual sería la Dinamarca de Harald Blatang
(Heather, 2010).

¿Por qué pensar desde la hibridación, al pueblo vikingo? La idea nació después de leer a Heather.
En Emperadores y Bárbaros (2010), el autor explica que hay dos modelos de entender a los pueblos:
como “bolas de billar” o como “bolas de nieves”. La primera imagen implica entender a los pueblos
como unidades homogéneas, compactas y estables que chocan entre sí pero que no son alteradas
(Heather, 2010). Los pueblos entran en contacto pero no son alterados. Esta visión, dice Heather
(2010), es la idea que dominó durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX; es la noción que
sirvió para fundar países y establecer un trazado directo entre pueblos milenarios y pueblos
contemporáneos. Este entendimiento ha sido superado (Heather, 2010; Smith, 1986) y sustituido por
el modelo de “bolas de nieve”, el cual considera a los pueblos que tienen contacto con otros pueblos
y resultan alterados (Heather, 2010).

Lo anterior afecta lo que conocemos como identidad que aquí tomamos en un doble sentido, ambos
mencionados por Brubaker y Cooper (2000): el primero como una igualdad colectiva que da cohesión
a un grupo; y el segundo, como una pieza básica del yo individual y colectivo 4. Éste último es el que
más nos sirve para hablar de la construcción individualcolectiva, el juego de miradas y espejos entre
lo que se espera de alguien y lo que hace. No profundizaremos mucho en el tema, pero creemos
oportuno mencionar que este proceso de construcción del yo individual y colectivo es lo que los
interaccionistas simbólicos llamaron self5.

Reparar en el entendido es importante para el tema de la hibridación porque dicha categoría tiene
presupuestos teóricos y metodológicos. A saber: la hibridación aquí propuesta es un proceso de
relación entre lo colectivo y lo individual (Díaz, 2012). Es un camino intermedio entre agencia y
estructura. Por tal motivo, debemos incorporar una categoría que sea capaz de resolver el conflicto
entre el hombre como producto de una sociedad y éste mismo, como creador de la sociedad. Heather
(2010), nos parece, advierte tal problema al tratar de conciliar las posturas de Leach (1954) y Barth
(1969): de un constructo generado por la percepción y una formación situacional evanescente
(Heather, 2010). La posición de Mead (1965) indica que es la mente, también producto social, es la
que le da significación a las percepciones generando símbolos.

Es así que la hibridación establece cierta autonomía entre el individuo y el colectivo social, admitiendo
el impulso y actuar individual, al tiempo que reconoce los constreñimientos colectivos. Siguiendo a
Heather (2010) la identidad se mueve entre la evanescencia y la seguridad epistémica que da la
autopercepción del yo. Al mismo tiempo, este mismo espectro, marcará la capacidad de movimiento
autonómico de un sujeto, habrá quiénes muestren más o menos lealtad y afinidad a ciertos
constructos colectivos, intuimos, debido a la historia de vida particular. Decisiones individuales
pueden tener repercusiones colectivas, y para ejemplificar esto, mencionamos el episodio de
conversión de Harald Blatand al cristianismo (Heather, 2010) como un proceso de construcción del
self que repercutió en la hibridación de las formas vikingas y las formas europeas occidentales.

Por otra parte, la elección de la categoría sistema internacional es una necesidad metodológica. Esta
investigación nación con la preocupación de estudiar al pueblo vikingo desde una perspectiva
antropológica y decidimos usar la categoría de hibridación6como nuestro concepto clave en torno al
cual girará todo nuestro trabajo. Al mismo tiempo, esto representa un reto, debido a que nuestro
trabajo previamente realizado tomó en consideración la existencia de la hibridación en un contexto

4
En Beyond Identity (2000), Brubaker y Cooper mencionan cinco entendidos sobre el concepto de identidad de los cuales se
consideran tres.
5
El self o persona, es un proceso social resultado de la interacción entre I (yo), que es la respuesta a la actitud de otros; y
Me (mí), que son las actitudes generalizadas por la sociedad que un individuo ha internalizado.
6
Véase Díaz, Juan Manuel (2012) Arqueología de la hibridación: Una estudio sociosemiótico sobre la transformación del
sentido. Tesis sin publicar. Universidad Iberoamericana
contemporáneo, específicamente hablando en los primeros años del siglo XXI, bajo la colección de
fenómenos que llamamos globalización. En aquel trabajo, defendimos la tesis que indicaba que la
hibridación es el fenómeno básico constitutivo de cada grupo humano. La construcción de lo que
llamamos identidad, se encontraría en un vaivén entre dos momentos de la hibridación: un momento
homogéneo y otro heterogéneo (Stross, 1999). Es decir, aquellas que consideramos identidades ya
formadas, han pasado por un proceso de composición, por medio de tomar elementos de diferentes
contextos y hacerlos propios (Díaz, 2012). Lo que García Canclini (2010) llama como identidades
híbridas, aquellas formas culturales e identitarias, se encontrarían en el momento heterogéneo, dicho
de otro modo, se ven las partes que están conformando la nueva identidad. Mientras que cuando ya
podemos identificar algo como una identidad sólida y no reconocemos las partes, estaremos hablando
de la fase homogénea.

El problema se da cuando la hibridación es producto de elementos de diferentes latitudes y lo que


podríamos llamar un espacio global y otro local, para generar un tercero: el glocal (Beck, 1997). Pero,
¿qué sucede si no hay una clara definición de lo global y lo local? Más aún, no podrían ser definidos
porque estas nociones vienen aparejadas de la distinción de una frontera entre lo que está adentro y
lo que está afuera del estado-nación. ¿Cómo reconocer estos ambientes cuando no existe el estado-
nación? Al no tener un esbozo claro entre espacios globales y locales como las dos dimensiones de
la hibridación (Burke, 2007; García Canclini, 2010; Hall, 2000; Stross, 1999), nos vimos en la
necesidad de pensar aquello que se denomina espacio internacional y esto nos llevó a la noción de
Sarquis sobre los sistemas internacionales.

Tampoco la elección del trabajo de Sarquis fue aleatorio. La característica del trabajo de Sarquis es
la dimensión histórica para estudiar las relaciones internacionales. El historicismo dota de una
capacidad reflexiva al estudio de la historia y de las relaciones internacionales. Particularmente, el
historicismo internacional de Sarquis (2012) es una crítica metodológica a la aproximación
fenomenológica y epistémica sobre el presente como un producto independiente y ajeno a toda
influencia. Sin caer en un exceso de historicismo, nos parece apropiado entender un proceso
antropológico, la hibridación; como el carácter asible de un fenómeno internacional: el encuentro de
dos sistemas internacionales; siendo ambos procesos necesariamente históricos.

Al respecto, podemos decir que la transformación entre las formas sociopolíticas de las diásporas
vikingas del siglo IX y las incursiones enviadas por la recién unificada Dinamarca (Heather, 2010),
marcarán parteaguas para el pueblo vikingo. Específicamente hablando, la transición de formas
sociopolíticas propias de Escandinavia, aparejadas con formas simbólico-religiosas politeístas, a las
formas organizativas y simbólicas más propias del Sacro Imperio Romano Germánico y de los reinos
británicos. Las invasiones vikingas no sólo marcaron la construcción de Europa medieval, sino que
también transformaron a los pueblos vikingos.

Surge la pregunta, ¿por qué estudiar al pueblo vikingo desde esta perspectiva multidisciplinar? La
respuesta es sencilla: poner a prueba los límites de la propuesta de la hibridación como proceso
básico de la formación de pueblos (Díaz, 2012). Ya se ha realizado en otro lado la propuesta 7 e
inclusive, hemos considerado la categoría de hibridación como una variable en el estudio de las
relaciones internacionales 8. Sin embargo, intentamos llevar a los límites la propuesta teórica de la
hibridación incorporando un elemento que no se había pensado anteriormente: la historicidad. Las
otras dos categorías aquí usadas, sistemas internacionales e identidad, no fueron más que el
producto de un requerimiento teóricometodológico.

El historicismo es una dimensión que termina por tensionar la categoría clave aquí propuesta. Si la
idea es probar la viabilidad de la categoría de hibridación, debemos llevarla más allá de un

7
Véase Díaz, Juan Manuel, Arqueología de la hibridación: un estudio sociosemiótico de la transformación de sentido.
8
Véase Díaz, Juan Manuel. Hbridación: una nueva variable para el estudio de las relaciones internacionales en Perspectiva
Global. Primavera 2011, Año 3, número 4.
presentismo que no desafía sus propios límites. Fue un paso natural, primero llevar a la categoría de
una dimensión presente para después ubicarla en una disciplina que no es la suya 9 y finalmente
incorporar el elemento historicista. Las tensiones, demostrarán los límites de la categoría. Si la
categoría aquí propuesta está formulada de manera apropiada, debería ser aplicable para dar luz a
diferentes casos. Claramente, no pretendemos realizar un concepto válido para todos los contextos
históricos y culturales, sin embargo, nos parece que bien podría ayudar a entender los procesos
formativos de los pueblos, desde otra óptica.

Aquí tenemos diferentes vertientes de conocimiento: la antropología representada por la categoría de


hibridación, las relaciones internacionales presentes con la categoría de sistema internacional, la
sociología con las conceptualizaciones de la identidad y finalmente, lo que nos dice la historia sobre
las incursiones vikingas en los siglo IX, X y XI. Periodo que además está delimitado por nuestras
fuentes principales: la Crónica de Irlanda, la Crónica Anglosajona, la Crónica franca, las sagas
islandesas y los Eddas. Aunque las fuentes escritas no serán las únicas fuentes, también nos
apoyaremos en investigaciones arqueológicas y antropológicas; así como los trabajos de Heather
(2010) Boyer (1997) Nelson (1997), Keynes (1997), Ó Corráin (1997), Coupland (1995), Sawyer
(1997) y Logan (2005), todos de carácter histórico.

Tradicionalmente, la perspectiva sobre las incursiones vikingas han sido como de un grupo de
salvajez que arremetieron contra el foco civilizador: el Sacro Imperio Romano Germánico. Lo cual,
nos dice Logan (2005), es errónea. Desde su punto de vista, son precisamente las incursiones
vikingas, lo que le dan el carácter dinámico y transformador a la Alta Edad Media para generar nuevas
sociedades. A la par, con el argumento de Heather (2010) el cual resalta el nacimiento de estados-
nación, o si se quiere, de los nacientes reinos medievales; han sido las que han influido en la
formación de Europa. Si consideramos estas líneas de investigación, serán las incursiones vikingas,
las que achicarán al continente europeo y empezarán a generalizar una forma organizativa social y
política.

Las fuentes e investigaciones aquí citadas, no cuentan con la dimensión sociológica e


internacionalista que aquí estamos tratando de establecer. El entendimiento de la evolución social y
política de Europa, en particular de Europa Occidental y de Inglaterra, se da desde la trinchera de la
historia. Entendiendo al pueblo vikingo como una fuerza transformadora y constituyente de Europa,
pero que al mismo tiempo relega dimensiones más sociológicas y antropológicas, aunque debemos
admitir que el trabajo Boyer (1997) es de carácter más etnológico, pero consideramos que no tiene
la impronta de interpretación sociológica que buscamos otorgar, Es por eso, que decidimos realizar
un trabajo más ambicioso pero que al mismo tiempo le da dimensiones que nos parece no han sido
matizadas en trabajos historiográficos.

Ahora bien, la categoría de hibridación aparece en los trabajos de Downham (2009; 2011; 2012) de
corte antropológico y que incorpora las categorías de identidad y de estado. En su crítica, Downham
hace hincapié en el anacronismo de entender a los pueblos escandinavos como las construcciones
contemporáneas que vemos actualmente. Según la autora, las migraciones e invasiones vikingas se
han querido ver como una forma de extensión nacional a lo largo de los siglo, de tal suerte que se ha
trazado una identificación clara y directa con estados como Dinamarca, Suecia y Noruega (Downham,
2012). Pero, al igual que Heather, no hay razón para establecer tal ligamen y resulta poco creíble que
los pueblos se hayan reconocido como daneses o noruegos 10. Esto corresponde con los indicios que
Tácito (1946) deja ver en su Germania, al indicar mucho más pueblos desperdigados por el norte de

9
El término hibridación nace como metáfora de lo biológico para ser incorporado a la antropología y a los llamados estudios
culturales en la primera mitad del siglo XX. Véase el trabajo de Robert E. Park (1939)
10
Debemos hacer mención que el término en inglés Denmark, aparece ya en el idioma anglo en 890 por el historiador
(Downham, 2011) pero tomamos la conclusión de Nelson y Linehan (2001) que indica que ya en el siglo IX ya empezamos a
ver un temprano reino medieval cerca de Jutlandia en la actual Dinamarca, pero no sería hasta la llegada de Harald Blatand
alrededor de 958 y la proclamación de la estela rúnica de Jelling en la que se declara a Harald Diente Azul como rey de toda
Dinamarca, así como su conversión al cristianismo.
Europa que no corresponden con la construcción identitaria nacional contemporánea. Lindkvist (1993)
al respecto parece afirmarnos esto: para él, los términos svear, del cual se deriva el nombre de Suecia
(Lindkvist, 1993); puede ser un término un nombre funcional políticamente hablando, así como un
nombre étnico. De igual manera, götar podría referirse a un grupo étnico derrotado por los svear o una
derivación de éste11.

No sólo Tácito habla de una configuración distinta de pueblos a la que podríamos identificar como
originaria de un estado-nación contemporáneo, Jordanes (2001) en Gética y Ptolomeo en Geografía
habla de una composición identitaria específica y local. Es claro que estas fuentes responden a
diferentes siglos. Tácito escribirá en el siglo I y Ptolomeo en el siglo II. Por su parte, Jordanes
corresponde al siglo VI. Y si bien no buscamos encontrar un correlato directo entre pueblos u
organización sociolpolítico a lo largo de los años, estamos bucando entender la manera en que las
transformaciones de los pueblos del norte se han realizado, así como reconocer que no hay una
correspondencia entre pueblos vikingos y los estados-nación contemporáneos.

Si bien el trabajo de Downhan (2011) y Lindkvist (1993) son de corte más antropológico, aun no
incorporan el pivote de la dimensión internacional. Heather (2010) es quien habla de globalización
ante el desarrollo de los pueblos germánicos. Si bien él no aclara el término, nosotros lo haremos en
términos de Beck (2008) y Kumar (2005). El primero indicará que la globalización es un espacio
tercero, que nace a partir de la interacción entre un espacio local y otro global, generando lo glocal
(Beck, 2008). Mientras que Kumar (2005) indica que la globalización son moldes generales para
contenidos locales. De esta forma, la generalización de un molde, primero romano y luego
escandinavo, provocará dinámicas globalizantes mediante el choque de dos sistemas
internacionales. Es importante señalar que ni Downham ni Lindkvist, no se preocupan por la reflexión
sobre las interacciones entre grupos humanos diferenciados que puedan generar un tercer espacio.
Simplemente se asume en el trabajo de Downham (2011) que hay una hibridación que en suma, se
reduce a la asimilación de escandinavos a otras culturas huéspedes o que los descendientes de los
migrantes tendrán identidades con elementos mezclados de diferentes culturales, logrando así,
quitarle la fuerza a la hibridación como proceso básico de formación de pueblos.

Formas de organización

Primeramente debemos hacer una aclaración. La delimitación se refiere a Francia Occidental y los
reinos ingleses. Con respecto a la una demarcación geográfica del lado escandinavo, nos parece
más bien ocioso tratar de incurrir unificaciones contemporáneas y hacerlas retroactivas para los siglos
VIII y IX (Nelson, 1997; Downham, 2010). Efectivamente, hay una tendencia en la literatura
especializada con autores como Etchingham (1996), Ó Corráin (1997), Zimmerman (año) y Bugge
(2017), que relacionan a las incursiones vikingas a territorios y estados determinados -en gran medida
por una tendencia de construcción nacional alrededor de la segunda mitad del siglo XIX y la primera
del XX- no hay una razón por la cual se deba continuar manteniendo dichas relaciones, las cuales,
más que responder a fenómenos intrínsecos de los pueblos estudiados, hablan más sobre los
fenómenos sociales y políticos de las personas que estudian el pasado. Determinadamente hay un
esfuerzo de validación de agendas presentes a hechos pasados.

Consideremos lo siguiente: le término vikingo, usado en el oeste del continente europeo y es que en
el este y en Asia el término a usar para referirse a la gente del norte será varego. (Boyer, 1997);
podría no hacer referencia a un grupo étnico y hay interpretaciones que indican que vikingo está más
cercano a la palabra latina pirata12 (Downham, 2011). Aquí usamos los términos con la connotación

11
Las líneas que trabajan las aproximaciones de los götar (traducidos como gautas en español) como un grupo étnico
distinto, los ubican en Götaland, sur de Suecia; así como el posible pueblo del cual pudieron haberse separado los godos
(Herwig, 1988)
12
Se puede traducir como corsario o marinero. Del griego peirates: el que ataca, el que intenta.
de marinero, explorador13, que, de hecho, es parte de lo que proponemos aquí: la identidad vikinga
no es algo necesariamente dado, sino un proceso construido. Es por este motivo que preferimos el
término escandinavo. Aunque tampoco estamos pensando que todo pueblo escandinavo es
homogéneo pero nos parece mejor ubicar la demarcación geográfica entre pueblos que tengan cierta
regularidad política y cultural. Esta es nuestra demarcación geográfica14

Por otra parte, podemos hablar de una diáspora propiamente dicho, es decir, una dispersión de
pueblos humanos, más allá de su lugar de origen. Con esto, nos referimos a las incursiones de
saqueos que después dieron pie a conquistas, particularmente en las islas británicas y los territorios
y en los dominios del Sacro Imperio Romano Germánico (Heather, 2010). El carácter de saqueo de
poca envergadura, trazaría las rutas que las conquistas a gran escala tomarían. Fue a finales del
siglo IX, para la década de 880 que daría fin al conflicto entre vikingos y los reinos británicos, con la
cristianización del caudillo Guthrum (Heather, 2010), la cual, bien podríamos indicar que sería un hito
pacificador entre los bandos combatientes. Si bien los vikingos habían conquistado los reinos de
Northumbria y East Anglia (Crónica anglosajona), los reinos de Wessex y Mercia resistieron, pero no
pararon la invasión y el asentamiento.

Lo mismo sucedió al sur con los reinos francos. Para la década de 860, los vikingos formaban parte
del escenario político y social del continente europeo (Heather, 2010). Es significativo que la Crónica
de Irlanda (año), para 849, ya ubicaba a un rey vikingo, título que al parecer no existía entre los
invasores. Boyer (1997) ubica que en esta primera etapa no hay una centralización entre las
comunidades vikingas. De acuerdo con Saxo Gramático (1999) y Snorri Sturluson (2005), las
primeras incursiones fueron realizadas por caudillos que reclutaban guerreros de todas partes de
Escandinavia, no había una jerarquía fija como tal. Los cuerpos de gobiernos en la Escandinavia
del siglo VIII y IX serán llamadas things 14 , en el que los estratos libres de las sociedades
escandinavas se reunían a discutir. Tal dispersión es propio de la estructura de clanes de la
Escandinavia de la Alta Edad Media. Por lo que el hecho de ubicar a un rey, y más tardíamente, para
866, la misma crónica da cuenta de dos reyes que posiblemente fueron hermanos (Heather, 2010);
indica una modificación, al menos, una centralización en la organización social escandinava.
Detengámonos un momento en estos dos momentos. Un momento de descentralización en el que
caudillos más o menos libres, pueden reclutar y organizar incursiones a Europa: Este primer
momento lo ubicaríamos alrededor de 793, considerando el primer ataque de al monasterio de
Lindisfarne 15 (Heather, 2010; Logan, 2000). A este momento llamémosle: momento
homogéneamente escandinavo17, el cual estaría dominado por la presencia de una estructura social
menos estratificada en tres clases sociales: jarls –condes o nobles-, karls – artesanos, terratenientes
y comerciantes libres- y finalmente, al fondo de la escalafón social, los thralls –esclavos- (Boyer,
1997). Los jarls son quienes articulan las incursiones pero no sólo de una única región, sino que el
reclutamiento se realiza a lo largo de toda Escandinavia (Boyer, 1997). En este momento, las
incursiones forman parte de un proceso social, económico y político determinante para la vida
escandinava16, el cual promueve la descentralización de un poder político. La movilización social es
posible y mecanismos como la herencia entre hombres y mujeres, la falta de la noción entre hijos

13
Connotación que podría venir wicing en anglo, vikinger en sueco, víkingar en nórdico (Faarlund) 14 Se sigue debatiendo
la procedencia de las incursiones británicas y francesas. Hay fuentes que ubica, por ejemplo a Rollo de Normandia como
de origen de zonas noruegas, mientras que otras fuentes lo reconocen como danés. Lo mismo sucederá con virtualmente
cada una de las incursiones escandinavas.
14
Asambleas de gobierno
15
Logan ubica una serie de ataques registrado entre 786 y 793 en Portland en Dorset, sin embargo, el consenso
generalizado es el que ubica al ataque a Lindisfarne como el inicio de la época vikinga. 17 De nuevo, no queremos hacer
indicar que todos los pueblos del norte fueran étnicamente homogéneos pero que sí cumplían con ciertas regularidades
sociales, políticas y culturales.
16
Hay mucho debate sobre las razones de la expansión vikinga, desde la propuesta de Dumezil y Simbaek quienes
favorecen la idea de una venganza contra Carlo Magno por atacar a comunidades escandinavas no cristianas y convertirlas,
sin embargo, los primeros ataques no fueron en regiones francas sino en Inglaterra. Aqupi favorecemos la propuesta de
Barret (2008) quien indica que es una mezcla de condiciones económicas, políticas, ideológicas y demográficas, y no
únicamente el determinismo de una explicación totalizadora venida de un solo fenómeno.
legítimos e ilegítimos; la capacidad de que las mujeres en muchas circunstancias pudieran decidir su
propio destino e inclusive convertirse en jarls (Boyer, 1997); genera una capacidad autonómica que
en gran medida se articulará alrededor de actividades específicas como el culto a los dioses, las
propias incursiones, el comercio y el matrimonio entendido como alianza político-económica

De tal suerte que el momento homogéneo escandinavo se mueve en planos mucho más horizontales
que verticales. La falta de un poder institucionalizado y centralizado, genera que los roles sociales se
muevan en mucho más medida, así como en tiempos determinados. Alguien tomará un papel, digamos
de líder político durante la thing o una ceremonia religiosa (Boyer, 1997). Sin embargo, dicha autoridad
no durará más allá del evento en cuestión.

El segundo momento es el que llamamos heterogéneo escandinavo-europeo o si se prefiere,


momento heterogéneo escandinavo-franco o momento heterogéneo escandinavo-bretón, según sea
el caso. Ya para la segunda mitad del siglo IX, las grandes unidades se iban a cohesionar en torno a
poderes más estableces. El micel here 17 mencionado en la Crónica Anglosajona 18 resulta una
actividad transitoria, ya que si bien fue una suerte de confederación de ejércitos nórdicos, mantuvo
su unidad entre 860 hasta 875 (Crónica Anglosajona; Anales Bertiniani). La transición de las
incursiones pequeñas y enfocadas únicamente al saqueo estacional, fueron dejadas atrás por la
invasión a gran escala. Esta nueva postura ante los mecanismos de relación sociopolítica, llamado
invasión, será uno de los hitos, a nuestro parecer; que marcarán el inicio de la transformación de los
pueblos escandinavos.

¿Qué motivó el cambio de incursión por invasión y conquista? Pues bien. Primero, en la Crónica
Irlandesa indica la llegada de un rey vikingo. Ya se había usado la palabra en Escandinavia,
particularmente refiriéndose a la dinastía del rey Sigfred en lo quería Dinamarca, alrededor de 770 y
800; su hijo, Gudfred quien gobernó entre 804 y su hijo, Horik, quien sube al trono en 827 y muere en
854. Ahora bien, el problema viene del término rey. En los Eddas19 (Sturluson, 2005) se usa el término
jarl y no rey. Boyer (1997) indica que la traducción de jarl es rey20. Tradicionalmente, jarl se ha traducido
como conde, especialmente por la relación entre jarl y el inglés earl cuya traducción es precisamente
la de dicho título. La cuestión de fondo se refiere a si jarl es rey, caudillo, príncipe autónomo o
simplemente la cabeza de la sociedad escandinava. Se complica más la interrogante cuando Boyer
(1997) indica que la sociedad escandinava no es una calca de los modelos sociales de Europa
occidental. Claramente hace la referencia de que los thralls no serán precisamente esclavos en los
términos que los conocemos y que más aún, cada estrato social gozaría de ciertos niveles de libertas,
así como que el concepto de familia aett o kyn, incluyen a amigos de confianza, servidumbre, hermanos
jurados21, familia política y en ocasiones a vecinos (Boyer, 1997).

Otra complicación, esta vez proveniente de las fuentes de los Eddas y muchas sagas, nacen varios
siglos después, por lo que Boyer (1997) denuncia una clara intención política de aristrocratizar las
formas sociales antiguas. Es decir, tomar un modelo social y aplicarlo a hechos que los cronistas
habían conocido de manera indirecta e incompleta. De tal suerte, que las sagas, de acuerdo con
Boyer (1997) funcionan como validación de una forma social específica y de un poder político
determinado. La tendencia en Islandia en la época de la escritura de las sagas, es adoptar y justificar
un modelo jerárquico como el noruego con el Hakon Hakonerson (Boyer, 1997). Además, por si esto
no fuera poco, las tendencias literarias, arquetipos y motivos tradicionales de la época se traslapan

17
Grandes ejércitos en anglosajón
18
Tradicionalmente, se ubica a este gran ejército como de origen danés pero debido a las consideraciones ya mencionadas,
omitiremos la relación con cualquier estado contemporáneo. Además, de acuerdo a la misma crónica, los guerreros también
pudieron haber provenido de Noruega y Suecia.
19
Dicho sea de paso, tales crónicas se realizaron tardíamente alrededor del siglo XIII
20
Lindstrom indica que jarl se podría traducir mejor como chieftain o caudillo en español.
21
Amigos cercanos que se han jurado lealtad.
en las crónicas. Es por esto que no podemos tener claro si jarl era una clase gobernante, un grupo
social determinado o un título nobiliario.

Es por este motivo que nos remitimos a la aparición más importante del término jarl y será en el
poema éddico de la Rígsthula (año) cuyo protagonista es el dios Rig que crea a las tres clases
sociales del hombre:

Un muchacho parió Módir, lo vistió con sedas,


con agua le roció, Jarl le llamaron; rubio
era su pelo, brillantes sus mejillas,
agudos sus ojos cual los de una sierpe.

Creció allí Jarl entre los bancos;


blandía escudo de tilo, trenzaba cuerdas de arco,
tensaba los arcos, hacía puntas de flecha,
lanzaba los dardos, agitaba las lanzas,
montaba a caballo, azuzaba los perros,
empuñaba la espada, se echaba a nadar.

Llegó luego al bosque Ríg por el camino,


Ríg por el camino, y le enseñó las runas; le
dijo su nombre y que era hijo suyo;
entonces le ofreció los bienes alodiales, los
bienes alodiales y los campos antiguos.

Marchó entonces por bosques oscuros, montes


llenos de escarcha, hasta llegar a una casa;
comenzó a blandir las astas y a agitar escudos,
galopó a caballo y blandió la espada; comenzó la
lucha, enrojeció el llano, mató guerreros, destruyó
las tierras

En este fragmento, se hace palpable las características atribuidas a los jarls. Las características
básicas de los jarls será la de hacer la guerra, no gobernar. El equipamiento nos hace pensar que
son tanto exploradores como guerreros y la noción de su nacimiento, como la de un guerrero
destacado que, de acuerdo a nuestra interpretación, no nos remite abiertamente al gobierno. Es por
esto, que decidimos usar la traducción de jarl como caudillo y no rey. En este contexto, el rey Sigred
y su descendencia serían destacados caudillos más no entenderlos como rey propiamente hablando.
Además, la cuestión de la unificación escandinava vendrá ya en el siglo X y XI, específicamente
hablando con el rey –ahora sí un rey en término laxo de la palabra- Harald Blatand.

Como ya lo hemos mencionado, las sagas son tanto textos literarios pero además, atravesadas por
intereses políticos, los cual pueden traducirse a la propagación de la usanza europea continental. Las
sagas que mencionan a reyes como Horik, son parte de esta tradición más reciente: son un producto
híbrido, formas continentales con fondos escandinavos. Jordanes (2001 y Procopio (2007) hablan,
desde el siglo VI, de la colectividad de los daneses pero no hay una noción exacta de una unificación
hasta el reinado de Harald Blatand. Inclusive, alrededor del 800, cuando Carlomagno fue coronado
emperador, la región de Frisia se encontraba bajo dominio carloingio (Hubert, 1968). De tal suerte que
la construcción llamada daneses no está del todo clara, como tampoco lo estará las menciones de los
reinados que en ocasiones constituyen territorios como pequeñas islas o más que unos cuantos
poblados, justo como el caso del llamado rey Glavendrup que gobernó la isla danesa de Funen (Nelson
& Linehan, 2001).
La insistencia en las acepciones de rey, se debe a que ubicamos a la existencia de un gobernante a
la usanza continental en uno de los más claros indicios de la transformación de un momento a otro.
La transformación indica cuando hay una horizontalidad que deja paso a una verticalidad en las
estructuras sociales. El paso es claro cuando percibimos que, se construye una corte continental
encabezada por el rey y que sustituye a la laxidad de la thing y de la estructura social encabezada
por los jarls. El papel de las cortes será preponderantes en la articulación de nuevas formas
organizativas y simbólicas. Serán los reyes, o en algunos casos, algunos otros señores feudales 22,
quienes provocarán la transformación al momento subsecuente en el que se aprecia la hibridación
de los pueblos escandinavos.

Arqueología de hibridación: estelas rúnicas

En 958 d. n. e., Harald Blatand, se coronó rey de todos los daneses y para conmemorar el
acontecimiento, mandó a realizar la siguiente estela conocida como la piedra Grande de Jelling
(Heather, 2010):

Piedra grande de Jelling

22
Véase el caso de Rollo de Normandia
Piedra pequeña de Jelling.

La estela anterior fue enviada a ser eriguida por el padre de Harald, Gorm, el viejo; quien encomendó
la estela, conocida como la piedra pequeña de Jelling, para conmemorar a su esposa fallecida,
Thyra23, en suma, la estela de Gorm es una estela fúnebre. Parte de su significancia reside en que la
estela es la referencia a Dinamarca como estado-nación (Museo Nacional de Dinamarca, 2017.):

GORM REY HIZO ERGUIR ESTA EN HONRA DE THYRA


ESPOSA SUYA, ADORNO DE DINAMARCA2425

Ya, en estos momentos tardíos del momento ecandinavo, vemos que la decisión individual de un rey,
estructura la conformación socio-política de un estado. Gorm, no sólo declara la conmemoración de
su esposa como un acto de estado, sino que, al usar el término Tanmarkar26(Enciclopedia Británica,
2008), establece una correlación entre pueblo y territorio. De tal suerte, que la relación estatal básica:
pueblo y territorio, se ve presente por primera vez en la historia de Dinamarca, por decisión de un
individuo. El uso, claro y abierto, de lo que sería después como danés, nace con esta inscripción.
Vemos pues, que la construcción identitaria, no es ni un producto situacional evanescente pero
tampoco una percepción como ya se ha mencionado líneas arriba. Al respecto, nos parece, como
bien lo menciona Heather (2010), es algo intermedio. Digámoslo de esa manera, la percepción de ser
danés nació de una formulación situacional: Gorm se reconoció como danés a partir de una situación.
De esta forma, la percepción interiorizó las condiciones situacionales para generar lo que llamamos
identidad.

Tal vez, sería más adecuado pensar en los términos de Goffman (2009) sobre la formación de la
identidad: un juego de percepciones, el sujeto percibe que es percibido y se acerca a las expectativas
impuestas por su público27 y sociedad. Es así que es posible entender este juego dialéctico entre
situación y percepción como el encuentro entre percepciones que interiorizan circunstancias externas
al sujeto.

Por su parte, la piedra grande Jelling conmemora diferentes cosas: el fallecimiento de Grom y Thyra,
además de mencionar la unificación de Dinamarca y, finalmente, la conversión de Harald al
cristianismo (Heather, 2010). Las inscripciones, hechas en futhark antiguo 28 , se traducen de la
siguiente manera:

HARALD REY MANDÓ HACER


ERIGIR ESTAS EN HONRA DE GORM PADRE SUYO
Y EN HONRA DE THYRA MADRE SUYA; ÉL
HARALD QUE PARA SÍ CONQUISTÓ DINAMARCA
TODA Y NORUEGA
Y A LOS DANESES HIZO CRISTIANOS29

La inscripción nos deja ver un control más centralizado del territorio danés. Mientras que Gorm no
contaba con un poder centralizado ni unificado (1955), lo cual en realidad indicaría que Gorm no fuera

23
También puede encontrarse el nombre como Thyrvé
24
Otras traducciones indican la frase como “el Orgullo de Dinamarca” o “la Salvación de Dinamarca”, muy probablemente a
que Thyra fue convertida al cristianismo
25
El orden de las líneas es el orden que mantienen las runas entre sí, además, debemos mencionar que en fathark no existen
minúsculas por lo que la transcripción se escribe con versales. La única puntuación existente es ésta (:), la cual puede ser
traducida al español como (;) o (.)
26
Forma temprana de Dinamarca, la marca de los daneses, es decir, el lugar de los daneses
27
Goffman utiliza la alegoría teatral para referirse a la construcción de la identidad. Véase Presentación del yo en la vida
cotidiana de Erving Goffman.
28
El futhark es el nombre del alfabeto rúnico. Derivado de la traducción literal de las primeras seis runas:

29
La inscripción en antiguo nórdico se lle de la siguiente manera: Haraldr konungr bað gǫrva kumbl þausi aft Gorm faður sinn
auk aft Þórví móður sína. Sá Haraldr es sér vann Danmǫrk alla auk Norveg auk dani gærði kristna.
más que líder de algunas comunidades autónomas entre sí con poder limitado e inestable; Harald,
por su parte, pudo consolidar la conquista del territorio danés, unificando y centralizando su poder.
¿A qué se debió lo anterior? Nos parece que esto se pudo lograr gracias a la conversión de Harald
al cristianismo. Siendo hijo de una mujer cristiana, la leyenda cuenta que Harald recibió a un
sacerdote de nombre Poppa y tras realizar el milagro de sostener una pieza de hierro al rojo vivo sin
lastimarse, tras ser retado por el propio Harald para demostrar su fe; el rey danés, aceptó la fe
cristiana ( Widuking de Corvey, año; Adan de Bremen, año).

Nos apoyamos de nuevo con la piedra grande de Jerrling. No sólo encontramos epigrafía en la estela,
en el lado C, encontramos la imagen de Cristo compartiendo espacio con motivos escandinavos y la
parte de la inscripción en rúnico: ᛅᚢᚴ ᛫ ᛏ(ᛅ)ᚾᛁ (᛫ ᚴᛅᚱᚦᛁ ᛫) ᚴᚱᛁᛋᛏᚾᚭ cuya transliteración en español
corresponde al fragmento: “e hizo a los daneses cristianos”(Jesch,
2013)30. A continuación presentamos la imagen original y una reproducción que se encuentra en el
Museo Nacional de Dinamarca, en la que las imágenes se representan con pigmentos originales:

Este es el lado C de la piedra grande Jelling con la representación de Cristo crucificado en el centro
de la estela. En la parte superior vemos motivos escandinavos y en la parte inferior la inscripción

30
En nórdico antiguo: auk tani karþi kristn. Þ se pronuncia como “th” en el artículo inglés “the”
rúnica ya mencionada. La siguiente imagen es la reproducción a color que se encuentra en el Museo
Nacional de Dinamarca:

En esta imagen vemos los pigmentos originales. La escena representa a Cristo crucificado con túnica
blanca. El personaje antropomorgo está coronada cn un disco en rojo y balnco querepresenta un
halo, haciendo referencia a la santidad del personaje. Es de resaltar la mezcla de elementos entre
dos estilos de estelas rúnicas: el más temprano, estilo RAK (Jersch, 2013) y el estilo Fp (Jersch,
2013). Por datación correspondiente al periodo entre 956 y 970; ambas estelas de Jelling
corresponderían al estilo RAK que comprende 980 a 1015 (Jersch, 2013; Page, 1995; Sawyer, 1997;
Sawyer, 2000; Stocklund, 2006), sin embargo la piedra grande Jelling presenta elementos
correspondiente al estilo Fp más tardío, comprendiendo los años 1010 a 1050 (Sawyer, 2000). La
estela de Gorm es una típica estela de estilo RAK, que comprende tres bandas rúnicas en el lado B,
y en el lado A presenta una sola banda rúnica.
La primera estela no presenta otra decoracion más que epigrafía:
Estela de Gorm: lado A y lado B.

La pequeña piedra de Jelling representa un clásico ejemplo de la estelas tempranas, mientras que
los elementos iconográficos de la piedra grande, nos dejan ver elementos del estilo Fp.
Particularmente las líneas rúnicas que enmarcan la imagen de Cristo con bandas rúnicas que son
rematadas con cabezas de animales, especialmente serpientes o dragones. En el caso de la piedra
grande de Jelling, el remate es de una suerpiente enredada en el cuerpo de un león y con la incripción:
ᛅᛚᛅ ᛫ ᛅᚢᚴ ᛫ ᚾᚢᚱᚢᛁᛅᚴ31 cuya transliteración sería “y toda Noruega”:

31
Pronunciado en nórdico como: “ala auk Nuruiak”
Los estilos aquí mencionados son los propuestos por Graslund (2006). El sistema de
Graslund comprende el estilo RAK, el Fp y los estilos de perfil subdivididos en Pr1, Pr2, Pr3, Pr 4 y
Pr5. Ahora bien, estos estilos corresponden a ciertas relaciones metodológicasconceptuales para
analizar el arte vikingo. A saber, en arte vikingo tenemos los estilos III:E, III:F, Oseberg, Borre, Jelling,
Mammen, Ringeryke, Urnes y Urnes-Romanesque 32 . Estos estilo son apicados a elementos
ornamentales y es importante mencionar que el estilo Jelling, datado en el siglo X, no hace referencia
a las piedras rúnicas, sino a una copa de plata y de oro encontrado en una tumba real en Jelling. Son
los estilos de perfil que se empalman con los estilos de arte ornamental: el Pr1 y Pr2 se les ha
relacionado por medio de iconografía al estilo Ringeryke, mientras que el Pr3, Pr4 y Pr5
corresponderían al estilo Urnes. La complación de esta relación es que la mayoría de las piedras
rúncas aparecen propiamente en el siglo X, mientras que las categorías de estilos de arte
ornamentales más tempranas, corresponden al siglo VIII (Sawyer, 2000). Es por esto que existe una
disputa entre la relación entre estilos de piedras rúnicas y de arte ornamental. Si bien existe la
tradicióne en Escandinavia desde el siglo IV de erigir piedras cercas de tumbas, propiamente, las
piedras rúnicas tendrán su aparición en el siglo X.

¿Por qué son relevants las piedras rúnicas y más aún, sus estilos? Pues bien, ya en otro lado 33
hacíamos referencia a conocer a un grupo social por medio de sus prácticas simbólicas y sus
producciones materiales. Aunque claro, lo hacámos con grupos contemporáneos y con producciones
materiales de nuestros días, nos parece que el principio arqueológicgo y antropológico es el mismo:
conocer a un pueblo o grupo social, entender su cosmovisión, su mundo, sus relaciones sociales y
más aún, la transformación del mismo grupo por medio de sus producciones y prácticas.

Pues bien, cada categorización de un estilo estará marcada por variaciones iconográficas, de técnicas
y motivos. De tal suerte que vemos la transformación de la hibridación de los pueblos escandinavos.
Tanto en las piedras rúnicas como en el arte ornamental, veremos una transformación en el repertorio
iconográfico que corresponde a la viva transformación de los grupos sociales. En el caso de las
piedras rúnicas vemos el estilo RAK, el más temprano, en el que únicamente se hacen presentes

32
Véase el trabajo de James Graham-Campbell, Signe Horn Fuglesang, Soren Sindbaek, Else Roesdahl
33
Arqueología de la hibridación
runas, para continuar en el estilo Fp con la aparición de cabezas de animales y bandas rúnicas, para
continuar con los estilos Pr que ya aparece el culto de la personalidad por medio de representación
de personajes antropológicos y animales. Además, es importante que se incorporan elementos
iconográficos cristianos y propios de la simbólica de Europa occidental (Oxford Art Online).

Particularmente en la piedra grande de Jelling vemos el momento de cinvivio de elementos politeistas,


propios del momento escandinavo, y el elemento europeo occidental: la representación de Cristo
crucificado. Harald, al mandar eregir de esta manera, motivos pertenecientes a dos colectividades,
en un dispositivo propio del momento escandinavo, deja ver la transformación de su pueblo impulsado
por una decisión individual, cosa que no debemos dejar de lado, al final, en la hibridación, es el papel
de los individuos quienes deciden apropiarse de elementos de diferentes contextos para incoporarlos
en el suyo, y de esta manera, hay un transformación del horizonte interpretativo, no sólo del rey en
este caso, sino de todo su pueblo. No es poca cosa decir que, efectivamente,cuando Harald Blatand,
se cristianiza, todo su pueblo lo hace o al menos, en las mentes de sus súbditos, aparece el nuevo
elemento para entender al mundo: el cristianismo.

Decisiones individuales con impactos colectivos: identidad y sistemas internacionales

Harald Blatand decidió tomar un elemento foráneo, en este caso el cristianismo y lo incoporó a un
contexto local, es decir, la Dinamarca del siglo X. Para que al lector le quede claro esto, regresaré
por un momento a la definición de Sarquis (2012) sobre sistemas internacionales: una dinámica que
surge entre la interacción entre grupos políticamente independientes y culturalmente diferenciados.
En este sentido, la interacción crea un tercer espacio. Hablando de globalización y esto nos lo
permitimos porque Heather (2010) abre la puerta cuando titula un apartado de su libro Bárbaros y
globalización. Haciendo referencia a que las dinámicas entre pueblos generarán transformaciones
necesarias para la conformación de Europa. Siguiendo esta línea, que de hecho, en gran medida, es
ese apartado el que inspiró este trabajo; que nos permitimos a usar a otro teórico de la globalización,
Beck (2008) quien utiliza el término glocal para refererise a una dimensión que no es propiamente ni
lo global, ni lo local, sino un tercer espacio en el que se cmparten cosas de ambos registros.

¿El sistema internacional es lo glocal? Ciertamente no lo es. El sistema internacional es lo que Beck
(2008) llamaría global, mientras que lo local es lo propio endógeno al interior de la comunidad política
independiente y culturalmente diferenciada. Entonces, ¿qué es lo glocal? Es el es pacio de la
hibridación, ese lugar intermedio en el que una persona o una grupo de personas puede tomar lo
local y lo global, y mezclarlo para generar algo nuevo. Harald generó un espacio glocal al cristianizare
y más específicamente hablando, al momento de erigir una piedra rúnica con la imagen de Cristo y
con elementos escandinavos.

Ahora bien, ¿cuál es el papel de la identidad? La identidad es la manera de interiorizar los elementos
externos, sin importar que estos fueran locales, globales o, ahora, glocales. Tampoco importa si la
identidad es una forma evanescente situacional o un juego de percepciones. Hemos concluido que
es un espectro en el que un extremo es la percepción pura de quién es la persona, y la
autoconstrucción situacional en el momento determinado. Lo que de verdad nos importa es como
este fenómeno llamado identidad puede lograr interiorizar en nosotros mismo los elementos de tres
diferentes espacios. La lógica del proceso es como sigue: tenemos dos espacios, uno europeo
occidental y uno escandinavo, los cuales, por medio de la hibridación crea la identidad vikinga.

Las decisiones espcíficas e individuales, en este caso, la de Harald Blatand, generaron el proceso de
hibridación entre ambos espacios locales. El tercer espacio, el glocal, es el espacio en el que se lleva
acabo la hibridación. Con esto no queremos decir que una decisión particular arranca el proceso de
hibridación pero sí lo acelera. Los hombres toman decisiones que afectan la construcción de un
espacio intermedio para depsués generar su propia comunicad políticamente independiente y
culturalmente diferenciada. La hibridación, sin embargo, no puede ser predecible y es que
reconocemos las partes pero no las formas de la mezcla. Es decir, sabemos que en espacios
goegráficos en los que se tocan dos o más pueblos, fronteras o ambentes en los que comunidades
de migrantes están en contacto cercano; son aquellos los propicios para la gestación de la hibridación.
Además, bien podríamos hablar de momentos en los que las identidades dominantes se encuentran
menguando, tiempo aprovechado por las nuevas identidades nacientes. Es decir, el espacio dejado
por la identidad dominante será ocupada por una naciente. En nuestro trabajo, la migracion de
pueblos germanos al Imperio Romano podría considerarse un antecedente directo a la confromación
de la identidad de Europa Occidental que subsecuentemetne producirá la identidad vikinga.

Ahora bien, la decisión de Harald Blatand no arrancó la hibridación pero en definitiva generó un punto
de aceleración que bien pudo haber tardado más tiempo. Se considera ampliamente que el certificado
de nacimiento de Dinamarca (Museo Nacional de Dinamarca, 2017). La cuestión es que se
entremezclan dos cuestiones: la individual y la colectiva. La primera sería las decisiones francas y
conscientes de los actores individuales, mientras que la segunda hace referencia a los procesos
sociales, históricos y culturales. Ambos se alimentan y se impulsa. A saber, este es el debate en
sociología sobre agencia y estructura, resolviendo el problema a la manera de Giddens (1990) y
Bourdieu (2000), quienes, cada quien a su manera, reconocen que no es ni la agencia que determina
a la sociedad ni ésta a la agencia. Entendamos agencia como la capacidad de las personas de tomar
decisiones intrínsecas. Claro, las decisiones no son tomadas en el vació. Se necesira un marco
referencial para establecerán las posibilidades y guiarán las elecciones. Pero al final, el sujeto tiene
capacidad reflexiva para tomar decisiones. Pensémoslo de este modo: la sociedad pone las opciones
y el sujeto las recombina de la manera que le parezca.

En todo esto, ¿cuál es el papel del sistema internacional? Insistimos en el breve esquema
mencionado: dos espacios se hibridan y crean una identidad específica. La interacción de los dos
espacios locales, escandinavo y europeo occidental, crean al sistema internacional. Ahí pareciera
que no tienen injerencia los hombres particulares porque interactuan colevtividades: las generaliddes
de los escandinavos y europeos occidentales. Pero es lo que buscamos rescatar, el accionar de
personas específicas como agentes de transformaciones identitaria nacional. Los siguientes
esquemas pueden ser más esclarecedores:

Identidad
vikinga

Hibridación

Momento
Momento
escandinavo europeo
occidental

Modelo de relación tripartita: construcción de identidad vikinga


Espacio Global: nace con el
sistema internacional. Éste
último surge de la interacción
de dos o más espacios locales

Espacio Glocal:
se realiza la hibridación. Se
mezcla lo global y lo local

Espacio Local: comunicades


políticamente independientes
y culturalmente diferenciadas

Espacios de interacción
Es cierto que no podemos ubicar un momento específico de la formación de lo que ahora conocemos
como Dinamarca. Los procesos de cosntrucción de estados-nación son largos y lentos, y creemos que
la conntrucción nacional, por medio de la hibridación, nunca se detiene; prueba de ello serían los
momentos del ciclo de hibridación de Stross (1999) en el que hay formas homogéneas y heterogénas,
concecibidas las primeras como las formas en la que conisderamos una clara identidad nacional y la
segunda, la identidad nacional está en plena formación, por lo que observamos los elementos que la
integran. Quienes modifican la integración de esos elementos en las identidad son las personas, no
son procesos abstractos alejados de las decisiones de las personas. Son sujetos específicos quienes
incoporan elementos a sus identidades y aumentan lo que podriamos llamar como repertorio simbólico.

En nuestro caso de estudio, Harald Blatand tomó una decisión consciente de, primero, convertirse al
cristianismo; y dos, levantar una estela rúnica. Con lo cual, puso su conversión al nivel de hechos
político-históricos tan importantes como lo fue conmemorar a sus padres en tanto gobernantes, así
como la unificación de Dinamarca. De tal suerte que la conversión del rey, la unificación danesa y
recordar a reyes, fueron hitos históricos, en parte, porque Harald lo decidió como tal. La conversión
modificó a una comunidad políticamente independiente y culturalmente diferenciada, incorporó a la
cultura escandinava al cristianismo, y con esto modificando la relación entre las dos comunidades.
Esto último, necesariamente modificó al espacio internacional entr Escandinavia y Europa Occidental.
No podemos pasar por alto que una transformación en un espacio local, modificará las relaciones que
conformarán al sistema internacional.
Lo glocal surge en el intrincado momento en el que se forman estados-nación. Pero nos atrevemos
a decir que una vez que los estados-nación se hayan conformado, la presencia de una espacio
intermedio meguara. Y es que el tercer espacio intermedio no existe en tanto las fronteras de lo local
y global han sido fuertemente establecidas, por lo que consideramos que lo glocal surgirá de nuevo
cuando un estado-nación, así como las identidades que dicha comunidad político-cultural representa,
se vea transformado. No sólo lo glocal surge en el siglo XX, sino que en cada separación de imperios
multinacionales o en la conformación de nuevos estados-nación, aparecerá el tercer espacio.

En cuanto a los vikingos, lo glocal desaparecerá una vez que la jerarquiza vertical y el imaginario
simbólico cristiano haya apuntalado a las comundiades escandinavas a la usanza de la Europa
Occidental. Si lo glocal desparece la hibridación tambien reducirá su paso. Dejando más bien un ritmo
pausado y establece de las comundiades político y culturales. La identidad vikinga, ya para los siglo
XI, XII y XIII son pasados prpios de cada monarquía cristiana escandinava. Algo entendido,
compartido por reinos pero no determinante. El imaginario simbólico pasará a las disputas de estados-
nación, con jerarquías verticales, cortes estables unidades políticas más diferenciadas que nunca,
siempre bajo el estandarte de una nación específica que repreoduce identidades dominantes. No hay
forma de no pensar ahora en los daneses, noruegos o suecos, identificar territorios, reyes
gobernantes y una sociedad jerarquizada menos mutable que aquella de las comunidades vikingas
más etereas y evanecentes. Dicho proceso podnrá a la indentidad como algo estable con pasado
remoto identificable e inconfundible. La definición de fronteras locales, un sistema internacional
reconocible generará identidades estables que olvidan sus partes evanecesntes y mutables.
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