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UNA VISIÓN DRUÍDICA SOBRE LAS ABEJAS

La vinculación natural entre flores o árboles y abejas, es totalmente obvia, pues


sabemos que las abejas tienen un cometido esencial en la Madre Naturaleza al
conservar los entornos naturales y el medio ambiente. Buena proporción de los
alimentos que consumimos y alrededor del 85% de las plantas silvestres dependen
de la polinización que las abejas, junto a otros insectos, aves como el colibrí y el
viento, realizan. ¿Pero qué conexión pueden tener druidas y abejas, más allá del
vínculo natural como pertenecientes ambas especies a este planeta?.

Veamos un artículo sobre una cosmovisión druídica sobre las abejas y los nexos
naturales que tienen con el Druidismo.

“Nada se asemeja más a un alma que una abeja, ella va de flor en flor como un alma
de estrella en estrella y ella trae la miel como un alma trae la luz”

Victor Hugo

“Si la abeja desapareciera de la supoerficie del globo, al hombre solo le quedarían


cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni
hombres”.

Albert Einstein

“Abejas revueltas, temporal a vueltas”

(Anónimo)

Historia

Las abejas son insectos, animales invertebrados que pertenecen a la familia de los
himenópteros, igual que hormigas, abejorros, avispas y etc.

La abeja más antigua registrada se encontró en Myanmar (Birmania), estaba


recubierta de ámbar y tenía 100 millones de años, es decir, vivió en los principios
del período Cretácico (último período de la Época Mesozoica). En esos períodos, las
abejas tuvieron una co-evolución de las avispas recolectoras de polen y néctar, y
plantas con flores.
En la actualidad, viven en casi todas las partes del mundo excepto en las zonas
gélidas del globo.

Hay aproximadamente unas 20.000 especies, desde abejas gigantes que comen
hojas y miden más de 3cm de largo, hasta la abeja enana de 2mm.

La abeja melífera es solo una de estas especies, pero es de la que trataremos, ya que
es la que produce miel. La mayoría de las otras abejas no viven en colonias,
prefieren una vida más solitaria. Los abejorros, por ejemplo, viven en madrigueras
en el suelo.

La abeja melífera, vive en colmenas hechas de cera, la cual está formada con celdas
hexagonales, donde depositan los huevos y la miel. Esas colmenas pueden llegar a
albergar desde 30 mil hasta 80 mil individuos. Es un insecto muy sofisticado que
ha evolucionado durante millones de años. En nuestros días las abejas viven un
promedio de 65 días. En otoño e invierno las obreras viven de 90 a 120 días.
Podemos decir que la vida media de las abejas obreras en general es de 85 días. Sin
embargo, las abejas reinas, suelen vivir entre 3 y 5 años, las cuales son las únicas
fértiles dentro de la colmena y las responsables de que continúe el crecimiento
dentro del enjambre y por ello, las abejas obreras la protegen hasta la muerte.

Los técnicos que estudian la propagación de los cultivos, especulan con la


posibilidad factible por la que insectos como las abejas, son los responsables de la
existencia de la diversidad floral de nuestro planeta. La mayoría de las plantas con
flores no pueden auto-polinizarse y la fecundación que se basa en el viento o en las
aves, para transportar las semillas de una planta o árbol a otro, no es suficiente ni
muy decisiva, así que las flores fueron evolucionando originando colores brillantes
y llamativos para atraer a insectos como las abejas y reforzar la polinización. En
esta simbiosis, las abejas fueron recompensadas por su servicio inconsciente, con el
nutricio néctar. Las abejas ingieren el néctar y lo transportan en un estómago
especial a la colmena para compartir con la reina, y repartirlo con el resto de abejas
de la colmena y con las larvas, que se convertirán en nuevas abejas y/o reinas.

Si las abejas fuesen eliminadas o desapareciesen de la faz de la Tierra, la existencia


humana se toparía con un problema crucial, pues su acción polinizadora es
fundamental para los ecosistemas, ya que ayudan a la ventilación del suelo, a la
descomposición de la materia muerta y a la polinización. ( la polinización, consiste
en el transporte de granos de polen, que son el elemento masculino, sobre el pistilo
que es el elemento femenino de la flor para ser fecundada).

MIEL, HIDROMIEL Y PROPOLEO

En todos los lugares y en todas las épocas la miel ha sido objeto de consumo por
parte de la Humanidad, siendo considerada un alimento digno de ser ofrecido a los
dioses.

Las abejas en su evolución, hasta el presente han tenido relación simbiótica con el
ser humano. Ya desde la Edad de Piedra el ser humano apreció la miel de las abejas
melíferas silvestres, tanto por su rareza como por su sabor.

Para el hombre primitivo descubrir la miel como alimento y como edulzante, fue un
cambio positivo para el desarrollo de su existencia, como lo fue descubrir la rueda.
Desde antaño, la miel estuvo presente en festivales religiosos (ceremonias, ritos de
culto o veneraciones) de todo el mundo, como un alimento para los dioses). No solo
se apreció su aspecto culinario sino que también fue usado como antiséptico y
como ungüento en el proceso de embalsamiento de los difuntos.

La miel que producen las abejas, es un alimento que los seres humanos conocen y
consumen, según los antropólogos, desde hace unos 200 mil años, lo que ha hecho
del mismo un alimento mítico, rodeado de leyendas que le atribuyen toda clase de
virtudes curativas y nutritivas. Para los primeros cazadores-recolectores, que aún
no habían desarrollado atuendos protectores, recoger la miel de las abejas fue una
acción tan punzante como coger una rama en llamas.

En las cuevas paleolíticas de Bicorp y Dues Aigues, en Valencia (España), pueden


verse las pinturas rupestres más antiguas del mundo que representan a hombres
recolectando miel. La transformación del néctar en miel fue considero como una
transmutación mágica.
En la antigüedad, la Hidromiel fue apreciada y utilizada como un medio de
intercambio de mercancías. La evidencia arqueológica más temprana en la
generación de aguamiel, está datada alrededor del 7.000 antes de la EC.

Según la mitología nórdica, el hidromiel era el único alimento de su dios principal;


Odín.

El hidromiel que fue y es una bebida alcohólica a base de miel fermentada y agua,
tuvo un papel importante en muchas tradiciones celtas, siendo considerado como
una bebida ritual de la inmortalidad en las sociedades célticas que la emplearon.

La importancia del hidromiel fue tan grande que las salas de Tara cuando los reyes
de Irlanda gobernaban, fueron llamadas la casa del Circulo del Hidromiel.

Como sabemos, la cerveza fue la bebida favorita, entre otros, de los pueblos celtas,
tanto en su vida cotidiana como en las celebraciones especiales, sin embargo
podemos considerar al hidromiel o aguamiel como la bebida precursora de la
cerveza.

Existen evidencias, de las que se supone son las más antiguas de Europa, de
consumo de cerveza fermentada, posiblemente con cebada y miel, en el yacimiento
del Valle de Ambrona, junto a la localidad de Miño de Medinacelli (Soria) en un
enterramiento datado en torno a 2500 a.EC.

Entre los celtas galos se bebía una cerveza de trigo llamada “corma” que a veces se
mezclaba con miel. Esta bebida alcohólica procuraba a sus consumidores un éxtasis,
que en algunos ritos hieráticos y/o pre-bélicos, desembocaba en una embriaguez
sagrada por lo que era considerada como un líquido divino

Los celtas de Iberia o celtíberos comían básicamente carne y pan y bebían vino con
miel, como nos indica el texto de Apiano:

“Comen carnes variadas y abundantes y como bebida toman vino con miel, pues la
tierra da miel suficiente y el vino lo compran a los mercaderes que navegan hasta
allí”. No obstante, se sabe que la bebida más usual de los celtiberos, no era el
costoso vino con miel, sino que producían una cerveza de trigo conocida como
caelia de sabor áspero, que en ocasiones era consumida con carácter ritual. Así
ocurrió entre los últimos combatientes numantinos contra los romanos, que se
hartaron de carne semi-cruda y “caelia” antes de su lucha final.

No obstante, se debe hacer notar que en los procesos humanos de elaboración de la


cerveza, la miel se halla muy ligada a estos procedimientos ya que desde los
tiempos neolíticos se ha solido considerar a la miel como suplemento endulzante de
la misma, dando como resultado una cerveza menos amarga.

En las tierras irlandesas, una cerveza denominada “cuirm” (también “coirm o


curmi”), que en Gales, recibió el nombre de “cwrw”, elaborada con trigo, avena,
centeno, miel y agua, circulaba con bastante ligereza por los banquetes de los celtas
de esas tierras. Una cerveza que su elaboración poseía sus maestros cerveceros
denominados en Irlanda; “cerbsire (cerbseóir)”.

El Médico y farmacólogo griego Dioscórides, en el siglo I de la EC., debido a sus


traslados acompañando a las legiones romanas en calidad de médico militar, le
permitieron recopilar información sobre las propiedades curativas de diferentes
plantas. Dioscórides dilucidó sobre el valor medicinal y dietético de algunos
derivados animales como la leche y la miel. Dicho médico expuso;

“Los británicos y los Hiberi o irlandeses, en lugar de vino, usan un licor llamado
courmi o Curmi, hecho de cebada".

Este autor divulgó correctamente el nombre irlandés antiguo para la cerveza de


esas tierras celtas, que era “cuirm” o “coirm”.

El propóleo

El propóleo es una sustancia que obtienen las abejas de las yemas de los árboles y
que luego procesan en la colmena, convirtiéndola en un potente antibiótico con el
que cubren las paredes de la colmena, con el fin de combatir las bacterias, virus y
hongos que puedan afectarla. Si algún enemigo de las abejas, logra penetrar en una
colmena, las abejas encargadas de la defensa lo eliminan para luego momificarlo
con propóleo impidiendo así su putrefacción. La referencia más lejana del propóleo
la hallamos en el antiguo Egipto, donde ya fue usado por la clase sacerdotal,
quienes eran los encargados de embalsamar los cadáveres de los difuntos de cierto
prestigio; dentro de esta última labor, el propóleo era una de las sustancias más
utilizadas para dicha tarea. Las célebres momias se han conservado hasta nuestros
días, gracias, entre otras cosas, a los propóleos. En las trepanaciones de cráneo que
se practicaban en la Edad de Bronce, se empleaba el propóleo, pues hoy conocemos
que el propóleo es el mejor cicatrizante conocido, y uno de los mejores productos
antibacterianos y antifúngicos de amplio espectro, siendo 3,5 veces más potente
como anestésico que la morfina.

Hoy es usado en casi todas las ramas de la medicina debido a sus propiedades, pues
es rico en bioflavonoides y aceites esenciales, además de contener oligoelementos,
vitaminas y aminoácidos.

La desaparición de las Abejas

En primer lugar, deberíamos hacer hincapié en la oposición del Druidismo contra


el empleo de plaguicidas, fungicidas y herbicidas que están aniquilando a las abejas
del mundo entero y la ruina que produce el avance del calentamiento global del
planeta, el aumento general de la sequía y la desertización y los desastres que
provoca la obtención de la miel por medios mecánicos industrializados. La
contaminación del aire disminuye la fuerza de las señales químicas que emiten las
plantas, árboles y flores para atraer a las abejas y a otros insectos o aves, y por tanto,
les cuesta más localizarlas. El cambio climático agrava la situación porque altera la
floración y la cantidad de plantas por las épocas de lluvias, que afecta a la cantidad
y calidad del néctar. La Comisión para el Control de la Seguridad Alimentaria de la
Unión Europea (EFSA) confirmó que la causa de la muerte en masa de las abejas en
Europa es concretamente el uso de un tipo particular de plaguicidas llamados
neonicotinoides. Los Neonicotinoides, sustitutos de los venenosos y destructivos
DDT,( dicloro difenil tricloroetano) son una familia de insecticidas que actúan en
el sistema nervioso central de los insectos utilizados en las colmenas para matar el
ácaro Verroa o al parásito Acarapis Woodi. Este último parásito microscópico, se
introduce en los sistemas de respiración de la abeja, debilitándola y ocasionando en
última instancia su muerte. El ácaro Verroa, actúa de otra forma; se introduce en
las celdas de cera donde están las larvas de abeja, alimentándose de ella, cuando
nacen y de manera natural las abejas jóvenes se abren camino a través de la celda
masticando la cera, todos los ejemplares de Verroa que se han alimentado y
reproducido a su costa se expanden por la colmena. Es un fenómeno exponencial,
así que bastan sólo unos días para que el ácaro Verroa se expanda por toda la
colonia y la destruya. La triste realidad es que ya en la mayoría de países, las abejas
han ido desapareciendo o disminuyendo en un 25% pero ya hay zonas donde la
mortandad ya ha alcanzado el 80%.

Por otra parte se puede constatar como el uso de un pesticida comercial llamado
“clothianidin” vendido por la empresa “Bayer Cropscience” con el nombre
comercial de “Poncho” estaba aniquilando a las abejas en zonas de Alemania, según
la "Asociación de Apicultores de Alemania". Esta empresa, “Bayer” uno de los
líderes mundiales en fabricación de plaguicidas, no fue la primera vez que fue
denunciada por ser la causante de la mortandad de abejas debido a sus plaguicidas.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) calificó a estos
productos como altamente tóxicos para las abejas.

Ya en el año 2011 Polonia informó de la prohibición en sus campos del maíz


transgénico o genéticamente modificado MON810 de la multinacional
estadounidense Monsanto, arguyendo que el polen de estas cepas ocasionaba
secuelas nocivas para las abejas. Monsanto, al mejor estilo del capitalismo salvaje y
tras la prohibición del maíz en Polonia compró, la compañía llamada Beeologics,
que era precisamente la encargada de las investigaciones. La empresa desarrolló un
agente antiviral llamado Remembee, para paliar la mortandad de las abejas, pero la
cuestión radica básicamente en que el causante del CCD "desorden del colapso de
colonias” son los productos tóxicos agroquímicos como herbicidas e insecticidas
que tanto compañías como Monsanto, Dow, o Bayer, comercializan para los
agricultores del mundo entero.

También, se sospecha que las ondas de telefonía especialmente, de las grandes


antenas y sus ondas electromagnéticas, pueden interferir con el sistema de
orientación de las abejas provocando que se desorienten y al no saber volver a la
colmena Madre mueran de hambre y agotamiento. También se hallan bajo
sospecha los cultivos transgénicos, ya que estos organismos son nuevos en el reino
vegetal y se ignora en buena medida su impacto en la desaparición de las abejas
melíferas.

Pero eso no es todo, ya que el problema de raíz viene dado por la puesta en práctica
de lo que la mentalidad capitalista, llama monocultivos o cultivos intensivos, que
no son otra cosa que una explotación masiva y salvaje, que desea satisfacer una
demanda excesiva de recursos que hace una población inconsciente, también ahora
llamada “consumismo”, que en general se halla condicionada por la divulgación por
todos los medios propagandísticos de productos alimenticios, cuyo tratamiento es
nefasto para la Naturaleza, y esto incluye a las abejas, y consecuentemente también
al ser humano. Ambas posturas, capitalismo con su industrialismo a ultranza y
consumismo con su avidez por el derroche y acaparamiento de recursos, se hallan
confrontadas con los ideales éticos de la filosofía de vida druídica armonizada con
la Naturaleza, pues en aras del mayor rendimiento y beneficio económico posible,
ya hace décadas que se dejaron de plantar cultivos de cobertura, que son aquellos
cultivos que optimizan la feracidad del suelo y la calidad del agua, y que pueden
controlar las malezas y las plagas, ayudando a aumentar la biodiversidad.

También se abandonó el uso de substancias fertilizantes naturales, beneficiosas


para las abejas, por fertilizantes sintéticos y el hombre empezó a lidiar contra la
Naturaleza, luchando contra la maleza y los matorrales, empleando en su pugna
contra natura, herbicidas para combatir rastrojales y maleza e intensificar la
productividad de las cosechas. Todas esas plantas que el hombre considera
invasoras e indeseables en sus cultivos, monocultivos (donde solo crecen uno o dos
tipos de plantas) y proximidades, son necesarias para la supervivencia de insectos
como las abejas, pues son una fuente ineludible para la viabilidad de su existencia y
semilleros para su nutrición.

Visión Druídica

Se dice que existe una tríada dorada entre la miel que producen las abejas, las
flores que aportan el polen y las colmenas donde habitan las abejas y producen la
miel.
A un nivel simbólico, los druidas de antaño, buenos observadores de la Naturaleza,
se percataron de que se podía constituir metafóricamente una Tríada sagrada,
puesto que la miel aportaba alimento y salud, las abejas aportaban conocimiento
con su lenguaje secreto y sus largas lenguas que también le sirve para obtener el
néctar de las flores, y las colmenas aportaban ejemplos primordiales de
colaboración y cooperación en una comunidad organizada y laboriosa, que parece
tiene como órgano regente y dirigente a una Conciencia o Inteligencia Superior,
que se expresa a través de la reina de la colmena y que para muchos seguidores
druídicos es analogía de la Fuente Suprema.

Pero no solo en ámbito de lo mítico o espiritual se observan esas analogías entre la


sociedades humanas y las sociedades apiarias sino que en una simbología
sociopolítica se puede observar, una aparente rudeza con la que tratan a los
zánganos, los cuales tienen varios cometidos específicos, como el principal que es
fecundar a la reina, pero que en caso de necesidad y escasez alimenticia, pueden ser
expulsados por improductivos, la opresora reclusión de la reina en lo más recóndito
y oscuro de la colmena, rodeada de asistentas incondicionales cuya labor caduca
con el abandono de la colmena por parte de la reina madre o con el enfrentamiento
a muerte con los aguijones utilizados en lucha contra sus propias hijas, aspirantes a
reinas de dicha colmena, donde además solo puede quedar o haber una.

Una futura abeja reina surge de uno de los huevos de la anterior reina pero son las
abejas obreras las que la alimentan con jalea real y cuidan en su fase larvaria. Una
reina en su lucha, puede picar reiteradamente sin morir. Por lo tanto, para los
celtas es el epítome y ejemplo de los atributos de la mujer celta guerrera y de la
soberanía céltica, puesto que los soberanos o regentes celtas de tiempos pre-
cristianos eran elegidos y mantenidos por la voluntad de sus pueblos. Ser un rey
celta, más que un privilegio, se convirtió en una esforzada responsabilidad en la
que el rey no solo debía trabajar incansablemente por el bienestar y progreso de su
comunidad, sino que debía estar en armonía con los dioses y que éstos lo
favoreciesen y protegiesen, dando respaldo a su reinado. Son pues un símbolo
importante que indica laboriosidad y cooperación.
Un enjambre de abejas, es una condición social regida por un super-organismo que
hace que el individuo sea menos importante que el colectivo. Sin embargo, si el
colectivo progresa, también progresa el individuo. Es una analogía de un sistema
sinergético donde existe una interacción entre los integrantes de un sistema, en el
cual el Todo, es más que la partes individuales que lo componen, es en cierta forma,
una analogía del Panenteísmo sugerido por algunos Druidas.

Conviene aclarar que las funciones del zángano en una colmena, no son solo
fecundadoras de la reina, como popularmente se cree, sino que tienen otros
cometidos como producir calor y calentar a la larva o cría de abeja, colocándose
sobre los hexágonos del panal y reemplazando a las obreras nodrizas, liberando a
éstas para que puedan realizar otras funciones. Los zánganos realizan también la
trofalaxia, que es la conducta de repartir alimento entre las obreras, proveyendo
alimento hasta a 50 obreras. El néctar, con gran porcentaje de agua, debe pasar
varias veces por el buche de las obreras para llegar a ser miel, de esta forma, los
zánganos contribuyen a la elaboración de la miel.

Por otro lado, los antiguos celtas de Gales, creían que las abejas llevaban y traían
mensajes entre los mundos, éstas eran el símbolo de la diosa Madre "Henwen"
(Vieja Blanca), enorme Cerda Blanca, madre también del imponente gato
mitológico llamado Cath Palug, del mito galesa. De ella, se cuenta que engendró
también un grano de trigo y a una abeja.

En el poema galés “Y Goddodin” escrito por el bardo galés Aneirin hacia el año 600,
se menciona el hidromiel en diferentes fragmentos, incluso se cita los cuernos
habilitados para beber hidromiel.

En el irlandés “Leabhar Gabhala” (Libro de las Invasiones) en la Canción de


Amergin ─ invocaciones para vencer a los adversarios de los milesios─ se dice que
el bardo Amergin, al poner su pie derecho sobre la tierra de Irlanda, cantó un
poema en honor de la ciencia que le concedió más poder, que el poder de los
mismos dioses a los que se enfrentaban los milesianos.
En uno de sus versos, reveló; “Soy la reina de cada panal”. Metafórica pero
explícitamente, estaba demandando por derecho de conquista y realeza, todas las
tierras de Irlanda.

Desde los tiempos antiguos de Irlanda, sus tierras se caracterizaron por la


abundancia de abejas y consecuentemente con la elaboración de miel. Giraldus
Cambresis en su libro “Topography of Ireland” expresaba la curiosa opinión por la
que la miel sería aún más abundante en toda Irlanda, si las larvas de abejas no
fueran alimentadas por los amargos y venenosos tejos que abundaban en los
bosques.

En las leyes Brehon de Irlanda, constan prescripciones, ─una veintena de páginas─,


consideradas sagradas dedicadas a la regulación de la miel, las colmenas y el trato y
comportamiento con las abejas.

Las leyendas celtas de Irlanda, narran que Conchobar era un adicto al consumo de
miel de abeja y en las leyenda de Fraech o “Táin Bó Fraech” se relata como a los
regentes Ailill y Medb de Connaught, se les ofrece un endulzado salmón cubierto de
miel, cocinado y aderezado por su hija la princesa Findabair.

Esta reina celto-irlandesa, del reino de Connaught; Medb, es apodada en las


leyendas celtas como “la embriagadora”. Representa la fertilidad y abundancia de
Irlanda y tiene una relación con las bebidas excitantes e incitantes que impulsan en
sus arrebatos a actos bizarros y temerarios, especialmente con el hidromiel.

Niamh, o “Niamh Chinn Óir” (la del pelo dorado) describió a Oisin y a los Fianna
en su encuentro con ellos, una parte de la Tierra Mítica del Otro Mundo o Tir na
N’og (Tierra de la Juventud), de donde ella provenía, de esta manera:

Allí los árboles, miel salvaje gotean;


El vino y el hidromiel nunca se terminan.
Ningún habitante conoce el dolor ni la enfermedad,
Y la muerte o el decaimiento nunca están cerca de él.

Pero no solo los pueblos celtas rindieron culto a las abejas y a la miel, sino que de
muchas variadas formas, muchos otros pueblos entre los indoeuropeos, desde
Occidente hasta el Oriente de Europa, pasando por los pueblos del Mediterráneo,
ofrendaron en el pasado algún tipo de veneración u homenaje a las abejas, a la miel
y al hidromiel.

La creencia más extendida entre todos ellos, era la que relacionaba a las abejas con
la idea de una supervivencia del alma tras la muerte.

Una idea que también se refleja en las prácticas del chamanismo siberiano, en
cuyas creencias, se cree que el alma puede abandonar el cuerpo, no solo cuando
éste fallece, sino en estados de trance, y entonces, adopta formas de animales; y
esto incluye a las abejas.

En Galicia y norte de Portugal aun existe un rito funerario que proviene desde la
ancestralidad pre-cristiana, ─probablemente céltica─ denominado el rito del
“Abellón” o “Avexon”, el cual escenifica mediante magia simpática, una antigua
creencia para favorecer la salida del alma de un cadáver. (Se llama magia simpática
o empática a las prácticas metafísicas basadas en creencias por lo que lo semejante
afecta a lo semejante o lo similar causa lo similar).

Se creía que las abejas eran portadoras de almas de difuntos, y se las respetaba
igual que a cualquier otro animal que tuviese connotaciones mágicas y
psicopómpicas. Dicho rito consistía en una danza circular, donde cogidos de las
manos los asistentes al funeral, zumbaban como psicopómpicas abejas.

Bien se sabe que las abejas tienen una danza ritual circular y cimbreante, que es
conocida como la “danza de las abejas” relacionada con la posición del sol, que les
sirve como lenguaje codificado por el que comunican a sus congéneres la existencia,
dirección y distancia de las fuentes de abastecimiento y de los recursos necesarios
para la colmena.

Augurios-agüeros

Las abejas han sido utilizadas como elementos centrales para pronosticar presagios
y han servido como oráculos para pronunciar profecías. Su vuelo, sus danzas
protocolares, su ausencia y/o presencia, han sido interpretados como signos tanto
positivos como negativos.
Para los celtas, las abejas siempre fueron animales de diversos simbolismos, tanto
de buen augurio, como de mal agüero.

En algunas leyendas célticas, ya ciertamente cristianizadas, se creía que en noches


de Luna Llena, los enjambres de abejas podían formar (Materializar) el cuerpo de
algún difunto y si las abejas de colmenas adjuntas o cercanas a las hogares, morían,
era anuncio de diversas desgracias, entre ellas la de anunciar la muerte.

Por el contrario, entre los astures, ─ creencia que aún perdura en los ámbitos más
rurales, procedente de épocas atávicas ─ si una abeja, a la que se consideraba
sagrada, entraba volando en un hogar, esto era signo de buena fortuna y el presagio
de muchos parabienes. Sin embargo, si la abeja que entraba en un hogar era
perseguida o era eliminada, suponía una desgracia y un anuncio de mal fario.

La diosa celta Brigitt, estaba asociada a las abejas y a la magia, cuyo vínculo es a
través de un pomar de manzanas que se creía existía en el Otro Mundo, del cual las
abejas extraían su néctar mágico.

Así proyectaban los celtas esas concepciones sobre el Otro Mundo y sus “islas”
denominadas en las leyendas Avalon, Emain Ablach, o Insula Pomorum” también
conocida como “Isla Afortunada”; y donde el Hidromiel no podía estar ausente.

“Hay allí una cuba de hidromiel alegre que se reparte entre los de casa; siempre
permanece, está establecida la costumbre de que esté llena para siempre jamás”.

Entrando un poco más en el Mundo de la magia y su relación con las abejas,


observamos como en un plan esotérico a la abeja se le atribuye el numero 6, pues
tiene seis patas, su abdomen está dividido en seis segmentos y los paneles que
fabrican son hexagonales.

Si bien en la antigüedad en la mayoría de culturas a la miel se le atribuían


cualidades mágicas, y según los diferentes tonos se le asignaban propiedades
sanadoras y alimenticias, como preservadora de alimentos, como medicamento y
remedio de diversas enfermedades, (bálsamos, ungüentos, pomadas, emplastos y
etc.), como ofrenda en ceremonias, actos litúrgicos, rituales funerarios y etc., la
mayor relación entre la Magia y las abejas, fue a través de la Cera que éstas
elaboran.

Con la cera virgen de abeja, se elaboraron velas y cirios, si bien las primeras velas
que se fabricaron fueron elaboradas con sebo o grasa animal, la cera virgen
procedente de las colmenas apícolas, fue usada como un medio ritual de
comunicación con la Divinidad y siempre vinculado a propósitos místicos.

Los arqueólogos han hallado en Egipto porta velas que se fechan en el año 1600
a.EC. Para los celtas el descubrimiento de las velas se anota en fechas más tardías,
pues el hallazgo más antiguo de una vela, se remonta al primer siglo de la EC,
descubierta en Avignon (Francia). Ya el escritor Plinio el Jóven, mencionaba de los
celtas, que tenían “luces hechas de sebo encendido y cera derretida”. O como el
geógrafo Estrabón apuntaba de los cántabros; “Tienen vasos de cera como los
celtas”.

El panal y su forma.

Todo lo que existe en el cosmos deriva de una mismo Principio o Inteligencia


Universal, que algunos en el Druidismo denominamos Increado, Todo Absoluto,
Incognoscible, Madre Naturaleza, Fuente Suprema, Gran Espíritu y etc. Y esa
Inteligencia Superior, en su Devenir y con la asociación y cooperación con las
demás Deidades de los amplios panteones, pensamos y creemos, que ha organizado
o formado el Universo mediante los mismos principios elementales.

Desde la estructura de un simple átomo, hasta llegar a las composiciones de las


vastas galaxias, se mantiene un mismo patrón, por ello podemos notar como una
de las ocho formas geométricas que más se repiten en el Universo conocido, es el
hexágono. Desde los terrestres cristales del cuarzo de simetría hexagonal, desde la
celda de un panal de abeja, hasta el vórtice polar norte de un planeta como Saturno,
se reproduce esta figura geométrica. Así pues, la forma del hexágono tiene ese
componente mágico y espiritual, que lo convierte en símbolo de recogimiento y
cosecha, pero también es alegoría de riqueza y abundancia. No en vano, es esa
eficiente y eficaz forma la que eligen las abejas para fabricar las armoniosas celdas
de sus colmenas, sin dejar resquicio alguno entre celda y celda.
Por lo demás, en gaélico el apelativo para abeja es “Bech”: un enjambre se
denomina “saithe” y la colmena era llamada por varios sustantivos, pero el vocablo
más usado, es “Corcog” o Corcóige. Conocido esto, podemos reiterar que las abejas
fabrican sus panales en forma hexagonal, es decir, con hexágonos contiguos lo que
les permite ahorrar en recursos para su construcción, favoreciendo la supervivencia
de la colectividad, es decir, de la colonia y del enjambre.

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