Está en la página 1de 3

COLUMNISTAS

COLUMNISTAS Federico Salazar 

Por la puerta trasera, por Federico Salazar


"El jefe del Estado puede proponer lo que quiera. No debe hacer propuestas, sin embargo, para
modificar la Constitución por la puerta trasera de la presión popular".

Martín Vizcarra descartó haber "transado" con autoridades locales y regionales en Arequipa. (Foto: Reuters)

Actualizado en 25/08/2019 a las 23:30

E
l presidente Vizcarra insiste en su propuesta de adelantar las elecciones. Es
una propuesta para quebrantar la Constitución. 
Quebrantamiento de la Constitución es la “violación ocasional de la
Constitución, sin alterar su vigencia”. Se trata usualmente de violaciones puntuales, 
excepcionales y temporales.
Por supuesto que se puede quebrantar la Constitución. Es solo cuestión de imponer los
hechos al derecho. La pregunta es si quebrantar la Constitución es la mejor salida.

El argumento de “el pueblo lo quiere” no es un argumento, es una evasión. El


presidente Vizcarra dice que el pueblo le pide cerrar el Congreso, pero que su deber es
“una salida que sea estrictamente viable y racional. Y la propuesta es adelantar las
elecciones […]” (“Hildebrandt en sus trece”, 23.8.19, p. 4).

“El pueblo lo quiere” fue el mismo argumento que usó Alberto Fujimori para cerrar el
Congreso en 1992. También dijo, entonces, que el Congreso le impedía gobernar.

Vizcarra no es Fujimori, por supuesto. Tampoco está disponiendo un cierre del


Congreso. Está haciendo una propuesta. El problema es el “fujimorismo” de su
propuesta.

“A la inoperancia del Parlamento y la corrupción del Poder Judicial se suman la


evidente actitud obstruccionista y conjura encubierta contra los esfuerzos del pueblo y
del gobierno por parte de ciertas cúpulas partidarias”.

Esto lo dijo Alberto Fujimori en su mensaje a la nación el 5 de abril de 1992. Es el


mismo análisis que hace ahora Vizcarra: los enfrentamientos, sostiene, hacen
ingobernable el país.

Fujimori quería quedarse en el poder y Vizcarra quiere salir del poder. Los dos, sin
embargo, están por la opción de alterar el mandato constitucional.

Los fines, en este tema, no son tan decisivos como los medios: el socavamiento del
orden constitucional. En el caso de Vizcarra, la alteración a posteriori de los
mandatos populares.

El presidente Vizcarra dice que no es capaz de gobernar con la oposición que enfrenta.
¿Quiere decir que cada vez que un presidente tenga que enfrentar una oposición
intransigente tendrá que dejar de lado la Constitución para basarse en el apoyo
popular, al margen de la ley?

El presidente Vizcarra debe hacer un esfuerzo de arte político. Debe lidiar con la
oposición que le ha tocado. Debe gobernar a pesar de un Poder Legislativo con varios
congresistas ineptos, blindadores de corruptos, corruptos, mentirosos, concesivos,
lobbistas, infantiles y hasta delincuentes.

Con eso debe lidiar, como debe lidiar con ellos todo el país, que los eligió. La tarea no
es fácil y solo un líder puede sacarnos del entrampamiento. La Constitución exige que
ese líder sea Martín Vizcarra y que ese líder gobierne respetando los mandatos.

Yo creo que al Perú le hubiera ido mil veces mejor si Fujimori no alteraba los
mandatos en 1992. Yo creo que al Perú le irá mil veces mejor si Vizcarra no altera los
mandatos en el 2020.

Los fujimoristas nunca han renegado del golpe del 5 de abril de 1992. Han dicho que
fue necesario, que fueron circunstancias especiales, que no se repetirá. ¿Con qué
autoridad moral pueden decirle a Vizcarra que las circunstancias especiales no
justifican ahora la alteración del orden constitucional?

En 1992 los no fujimoristas no aceptamos los argumentos de Fujimori. Éramos una


porción minoritaria de la opinión pública. Después del golpe, en mi columna del 8 de
abril escribí:

“Había, sí, corrupción y tontería, torpeza e ineficacia, cohecho y concusión. Pero todo
eso podía y debía enfrentarse con los instrumentos legales vigentes.

Si el expresidente constitucional no podía resolver esos problemas con esos


instrumentos, debió pensarlo dos veces antes de lanzarse a la aventura electoral”.
(“Ojo”, columna Sacapica, Enterradores, 8.4.1992).

Casi se le puede decir lo mismo, hoy, a Vizcarra. ¿No postuló para ser vicepresidente?
¿No es función del vicepresidente remplazar al presidente y cumplir sus funciones
cuando el caso lo requiere?
Debe hacerlo, está mandado a hacerlo.

El jefe del Estado puede proponer lo que quiera. No debe hacer propuestas, sin
embargo, para modificar la Constitución por la puerta trasera de la presión popular.

No aceptemos la alteración del orden constitucional. La mayoría lo hizo en 1992. No lo


hagamos hoy.

También podría gustarte