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Hellen Keller
Hellen Keller
La feliz idea de apadrinar esa escuela había sido parte de dos viajes que hizo a Chile y a nuestro
colegio la gran Helen Keller. Ciega y sordomuda , es el ejemplo de superación personal más
excepcional que he conocido en mi vida. Helen llegó a hablar cuatro idiomas además de su lengua
natal, el inglés. Se comunicaba en francés, alemán, latín y griego.
Sin embargo ¿qué habría sido de esa inteligencia excepcional, única, si no hubiera existido otro ser
humano como su maestra Anne Sullivan?
Sullivan logró darle vida a ese animalito agresivo e indefenso que era Helen Keller cuando nuestra
protagonista era un pequeño caso perdido, de un pueblo del Sur de los Estados Unidos.
Con mucho cariño dedico estas líneas a mis compañeras de colegio que este año cumplimos cuarenta
años de egreso y a nuestro querido colegio que tantas enseñanzas sabias nos entregó, entre otras, el
iluminado mundo de los no videntes.
Jrisí A Tefarikis./
Promoción 1965. Santiago College, Santiago de Chile.
No hay amistad más sagrada que la que se entabla entre el alumno y el maestro, y una de las más
memorables fue la amistad de Helen Keller (1880-1968) y Annie Mansfield Sullivan (1866- 1936).
La enfermedad destruyó la vista y el oído de Helen Keller cuando ella aún no había cumplido diez
años, dejándola aislada del mundo. Durante casi cinco años ella creció, como lo describiría mas
tarde,''salvaje y desbocada, riendo y cloqueando para expresar placer, pateando, rasguñando,
emitiendo los sofocados chillidos del sordomudo para indicar lo opuesto.''
La llegada de Anne Sullivan a la casa de los Keller en Alabama, desde el Instituto Perkins para ciegos
de Boston, cambió la vida de Helen.Sullivan había padecido problemas visuales por una infección
ocular de la cual nunca se recobró del todo, y llegó a Helen con experiencia, dedicación y amor a
través del sentido del tacto, logró establecer contactos con la mente de la niña, y al cabo de tres años
le había enseñado a leer y a escribir en Braille.A los dieciséis años, Helen sabía hablar lo suficiente
como para asistir a la escuela y a la Universidad. Se graduó con honores en Radcliffe en 1904, y
consagró el resto de su vida a ayudar a los ciegos y sordos, como había hecho su maestra.Las dos
mujeres siguieron su notable amistad hasta la muerte de Anne.
Helen Keller escribió sobre su encuentro con Anne Mansfield en su autobiografía, "Historia de mi
vida" ("The story of my life'')
''El día más importante que recuerdo en toda mi vida es el día que conocí a mi maestra, Anne
Mansfield Sullivan. Me maravillo al pensar en los inconmensurables contrastes que había entre las dos
vidas que reunió ese encuentro. Era el 3 de marzo de 1887, tres meses antes de que yo cumpliera los
siete años.
Oí pasos que se acercaban.Tendí la mano, suponiendo que era mi madre. Alguien la tomó, y quedé
atrapada en los brazos de quien había llegado para revelarme todas las cosas y, sobretodo, para
amarme.
Esa mañana, después de llegar, mi maestra me condujo a la habitación y me dio una muñeca. La
habían enviado los niños ciegos del Instituto Perkins y la había vestido Laura Bridgman, pero yo solo
me enteré de esto más tarde. Cuando yo hube jugado un rato con la muñeca, la señorita Sullivan
deletreó lentamente en mi mano la palabra'' muñeca''. Ese juego con los dedos me interesó de
inmediato e intenté imitarlo. Cuando al fin logré trazar correctamente las letras, estaba embargada de
placer y orgullo infantil.Corrí a la planta baja para ver a mi madre, alcé la mano y tracé las letras: m-u-
ñ-e-c-a. No sabía que estaba deletreando una palabra, ni siquiera que existían las palabras; solo
movía las manos en una imitación simiesca. En los días que siguieron aprendí a deletrear
inadvertidamente muchas palabras, entre ellas alfiler, sombrero, gorra y algunos verbos como
sentarse, levantarse y caminar. Pero necesité varias semanas con mi maestra para comprender que
todo tiene un nombre.
Un día, mientras yo jugaba con mi muñeca nueva, la señorita Sullivan me puso en el regazo mi gran
muñeca de trapo, deletreé muñeca y trato de hacerme comprender que esa palabra se aplicaba a
ambas.Ese día habíamos tenido una riña por las palabras ''t-a-z-a'' y ''a-g-u-a''. La señorita
Sullivan.habia intentado hacerme comprender que '' t-a-z-a'' era taza y que''a-g-u-a''era agua pero yo
insistía en confundir las dos. Ella había optado por dejar ese tema por un tiempo, para retomarlo en la
primera oportunidad. Me impacienté ante sus reiterados intentos y, tomando la muñeca nueva, la arrojé
al suelo .Quedé encantada al sentir los fragmentos de la muñeca rota a mis pies.Mi estallido de cólera
no fue seguido por pena ni arrepentimiento.Yo no amaba esa muñeca. En el mundo silencioso y oscuro
donde yo vivía no había sentimientos fuertes ni ternura. Noté que mi maestra barría los fragmentos a
un costado del hogar, y sentí satisfacción por haber eliminado la causa de mi incomodidad.Ella me
trajo el sombrero,y supe que saldría a la cálida luz del sol. Este pensamiento -si una sensación sin
palabras se puede llamar pensamiento-me hizo brincar de placer.
Caminamos por el sendero hasta la fuente, atraídas por la fragancia de la madreselva que la cubría.
Alguien extraía agua y mi maestra puso mi mano bajo el grifo. Mientras el chorro fresco me empapaba
una mano, ella deletreó en la otra la palabra agua, primero despacio, después de prisa. Me quedé en
silencio, fijando mi atención en el movimiento de sus dedos. De pronto tuve una borrosa conciencia,
como de algo olvidado, el estremecimiento de un pensamiento que regresaba; y de algún modo se me
reveló el misterio del lenguaje. Supe entonces que ''a-g-u-a'' significaba esa maravillosa frescura que
rozaba la mano.Esa palabra viviente despertó mi alma, le dio luz, esperanza, alegría, la liberó. Aun
había barreras, es verdad, pero barreras que podrían eliminarse con el tiempo.
Me fui de la fuente ansiosa de aprender que todo tenía un nombre, y cada nombre engendraba un
nuevo pensamiento. Mientras regresábamos a la casa, cada objeto que yo tocaba parecía temblar de
vitalidad: era porque lo veía todo con la extraña y nueva visión que me había embargado. Al trasponer
la puerta recordé la muñeca que había roto. Fui a tientas hasta el hogar y recogí los trozos. Traté en
vano de ensamblarlos.Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas, pues comprendí lo que había hecho,
y por primera vez sentí arrepentimiento y pesar.
Ese día aprendí muchas palabras y aún recuerdo cuáles eran, pero se que madre, padre, hermana y
maestra estaban entre ellas, palabras que harían florecer el mundo para mí, ''como el cayado de Aarón
con flores''. Habría sido difícil encontrar una niña más feliz que yo cuando me acosté, al final de esa
día memorable jornada y reviví las alegrías que me había traído, y por primera vez anhelé que llegara
un nuevo día.
Anne Mansfield, en sus cartas, describió el ''milagro'' que vio suceder en el interior de Hellen:
20 de Marzo de 1887
5 de abril de 1887
"Esta mañana debo escribir una líneas porque ha sucedido algo muy importante. Helen ha dado el
segundo gran paso de su educación. Ha aprendido que todo tiene un nombre, y que el alfabeto manual
es la clave de todo lo que desea saber.
En una carta anterior escribí que Helen había tenido más problemas con taza y leche que con otras
palabras. Ella desconocía la palabra beber, pero hacia la pantomima de beber cuando deletreaba taza
o leche Esta mañana, mientras ella lavaba, quiso saber como se decía agua. Cuando quiere saber el
nombre de algo, lo señala y me palmea la mano. Yo deletrée y no pensé más en ello hasta después
del desayuno. Entonces se me ocurrió que con la ayuda de esta nueva palabra podría solucionar la
confusión taza-leche. Fuimos a la fuente,e hice que Helen sostuviera su taza bajo el chorro mientras yo
bombeaba. Mientras el agua fresca brotaba, llenando la taza, deletrée ''a-g-u-a'' en la mano libre de
Helen. La estrecha cercanía entre la palabra y la sensación del chorro de agua fría en la mano pareció
sobresaltarla. Helen soltó la taza y se quedó como transfigurada. Una nueva luz le iluminó el
semblante. Deletreó agua varias veces. Luego se arrojó al suelo y me preguntó su nombre y me señaló
la bomba y la glorieta, y de pronto se volvió para preguntarme mi nombre. Deletreé maestra. Entonces
la niñera trajo a la hermanita de Helen, y Helen deletreó bebé y señaló a la niñera. Durante el regreso
a casa estaba muy alborotada ,y aprendió el nombre de cada objeto que tocaba, de modo que en
pocas horas había añadido treinta palabras nuevas a su vocabulario. He aquí algunas de ellas: abrir,
puerta, cerrar, dar, ir, venir y muchas más.
P.D. No terminé mi carta a tiempo para despacharla anoche, así que añadiré una linea. Esta mañana
Helen se levantó como una hada radiante. Ha volado de objeto en objeto, preguntando el nombre de
todo y besándome de pura satisfacción. Anoche, cuando me acosté, se acurrucó contra mí sin que yo
se lo pidiera y me besó por primera vez, y creí que mi corazón estallaría, tan colmado estaba de
alegría."
Hellen Keller.
Enlaces relacionados
www.hellenkeller.cl: Colegio Hellen Keller en Chile: Para niños y jóvenes que presentan
discapacidad visual