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aprendo de la Biblia
“Desde que naciste conoces los santos escritos,
que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación”
(2 TIMOTEO 3:15).
s
171005
lfb-S
Esta publicación se distribuye como parte de
una obra mundial de educación bíblica que se
sostiene con donativos. Prohibida su venta.
Si desea hacer un donativo, visite jw.org.
Las citas bíblicas se han traducido de la versión en
lenguaje moderno Traducción del Nuevo Mundo de
las Santas Escrituras (edición del 2013 en inglés).
Muchas de ellas han sido parafraseadas para que
los niños puedan comprenderlas más fácilmente.
Lecciones que aprendo de la Biblia
Lessons You Can Learn From the Bible
Impresión de octubre de 2017
Spanish (lfb-S)
˘ 2017
Watch Tower Bible and Tract Society
of Pennsylvania
Editores
Watchtower Bible and Tract Society of
New York, Inc., Wallkill, New York, U.S.A.
´
Testigos Cristianos de Jehova
´
Ctra. Torrejon-Ajalvir, km. 5
28864 Ajalvir (Madrid)
Made in Spain
˜
Hecho en Espana
Lecciones que
aprendo de la Biblia
Este libro pertenece a ____________________________________________________________________________________________________
Queridos hermanos:
2
1 Corintios 10:6). El libro está dividido en 14 secciones. Al principio
de cada una, hay un resumen de algunas de las lecciones que
podemos aprender.
Si usted tiene hijos, puede leer un capítulo con ellos, y juntos
comentar las ilustraciones. Luego, pueden leer el pasaje bíblico en
el que se basa el capítulo. Ayude a su hijo a ver la relación que hay
entre lo que lee en la Biblia y las lecciones que enseña cada capítulo
del libro. Se puede usar el mismo método para ayudar a un adulto
a tener una idea general del mensaje de la Biblia.
Deseamos que esta publicación ayude a las personas de buen
corazón, tanto jóvenes como mayores, a aprender de la Palabra de
Dios y aplicar sus lecciones en la vida. Así ellos también podrán
adorar a Jehová y ser miembros de su amada familia.
Sus hermanos,
62
PÁGINA 25 Un tabernáculo para adorar
1 La Creación
1 Dios hace el cielo y la tierra
2 Dios crea al primer hombre
6
8
a Dios
26 Los 12 espías
27 Se rebelan contra Jehová
64
66
68
y a la primera mujer 10 28 Una burra que habla 70
14
6 Los Jueces
29 Jehová elige a Josué
30 Rahab esconde a los espías
72
74
76
4 Se enoja tanto que mata 31 Josué y los gabaonitas 78
a su hermano 16
32 Un nuevo líder
5 El arca de Noé 18 y dos mujeres valientes 80
6 Ocho personas comienzan 33 Rut y Noemí 82
un mundo nuevo 20
34 Gedeón vence a los madianitas 84
3
Desde el Diluvio hasta Jacob 22 35 Ana le pide un hijo a Jehová 86
36 La promesa de Jefté 88
7 La Torre de Babel 24
37 Jehová le habla a Samuel 90
8 Abrahán y Sara obedecen
a Dios 26 38 Jehová le da fuerza a Sansón 92
7
9 ¡Por fin tienen un hijo! 28
David y Saúl 94
10 Acuérdate de la esposa de Lot 30
11 Una prueba de fe 32 39 El primer rey de Israel 96
12 Jacob recibe la herencia 34 40 David y Goliat 98
13 Jacob y Esaú hacen las paces 36 41 David y Saúl 100
42 Jonatán es valiente y leal 102
4
Desde José hasta el mar Rojo 38 43 El pecado del rey David 104
8
14 Un esclavo que obedece
a Dios 40 Desde Salomón hasta Elías 106
15 Jehová no se olvida de José 42 44 Un templo para Jehová 108
16 ¿Quién fue Job? 44 45 Un reino dividido 110
17 Moisés elige adorar a Jehová 46 46 Una prueba
18 El arbusto en llamas 48 en el monte Carmelo 112
19 Las primeras tres plagas 50 47 Jehová fortalece a Elías 114
20 Seis plagas más 52 48 El hijo de una viuda
vuelve a vivir 116
21 La décima plaga 54
49 Una malvada reina
22 El milagro del mar Rojo 56 recibe su castigo 118
50 Jehová defiende a Jehosafat
de sus enemigos 120
9
Desde Eliseo hasta Josías 122 76 Jesús limpia el templo 180
51 El guerrero y la niña 124 77 Jesús habla con una mujer
en un pozo 182
52 El ejército de fuego de Jehová 126
78 Jesús predica el mensaje
53 Jehoiadá es valiente 128 del Reino 184
54 Jehová es paciente con Jonás 130 79 Jesús hace muchos milagros 186
55 El ángel de Jehová 80 Jesús elige a los 12 apóstoles 188
protege a Ezequías 132
81 El Sermón del Monte 190
56 Josías ama la Ley de Dios 134
82 Jesús enseña a sus discípulos
10
a orar 192
Desde Jeremías hasta Nehemías 136
83 Jesús alimenta a miles
57 Jehová envía a Jeremías de personas 194
a predicar 138
84 Jesús camina sobre
58 La destrucción de Jerusalén 140 el agua 196
59 Cuatro muchachos 85 Jesús cura en sábado 198
que obedecen a Jehová 142
86 Jesús resucita a Lázaro 200
60 El Reino que durará
13
para siempre 144 La última semana de Jesús
61 No se inclinan delante en la tierra 202
de la imagen 146
87 La última cena de Jesús 204
62 Un reino que es
como un gran árbol 148 88 Arrestan a Jesús 206
63 Un mensaje en la pared 150 89 Pedro niega a Jesús 208
64 Daniel en el hoyo de los leones 152 90 Jesús muere en el Gólgota 210
65 Ester salva a su pueblo 154 91 La resurrección de Jesús 212
66 Esdras enseña la Ley de Dios 92 Jesús se aparece
al pueblo 156 a los pescadores 214
67 Las murallas de Jerusalén 158 93 Jesús regresa al cielo 216
11 14
Juan el Bautista y Jesús 160 Muchos se hacen cristianos 218
12
El ministerio de Jesús 174 100 Pablo y Timoteo 232
74 Ahora Jesús es el Mesías 176 101 Se llevan a Pablo a Roma 234
75 El Diablo pone a prueba 102 Juan tiene una revelación 236
a Jesús 178 103 “Que venga tu Reino” 238
1
La Biblia comienza con el relato de la creación física, que nos habla
de las cosas tan bonitas que Jehová hizo en el cielo y en la tierra.
Si usted tiene hijos, ayúdelos a valorar la sorprendente variedad que
existe en la creación. Resalte que Jehová creó a los seres humanos
muy superiores a los animales, con la capacidad de conversar,
razonar, inventar cosas, cantar y orar. Ayude a sus hijos a darse
cuenta del poder y la sabiduría de Jehová y, sobre todo, del amor
que siente por lo que ha creado, incluyendo a cada uno de nosotros.
LECCIONES IMPORTANTES
7
1 Dios hace el cielo y la tierra
Jehová Dios es nuestro Creador. Él hizo todas las cosas:
las que vemos y las que no vemos. Antes de hacer las cosas
que vemos, él creó muchísimos ángeles. ¿Sabes quiénes son los
ángeles? Son seres que Jehová hizo y que se parecen mucho a él.
Nosotros no podemos ver a Jehová ni tampoco podemos ver a los
ángeles. El primer ángel que Jehová creó fue su ayudante. Él ayudó
a Jehová a hacer las estrellas, los planetas y las demás cosas.
Nosotros vivimos en uno de esos planetas, nuestra hermosa Tierra.
Después, Jehová preparó la tierra para que los animales y la gente
pudieran vivir en ella. Hizo que la luz del sol brillara sobre la tierra.
También formó las montañas, el mar y los ríos.
¿Yqué pasó después? Jehová dijo: “Voy a hacer
“En el principio,
hierba, plantas y árboles”. Así que la tierra empezó
Dios creó los a producir diferentes tipos de frutas, verduras y flores.
cielos y la tierra” Jehová también hizo todas las clases de animales:
(Génesis 1:1). los que vuelan, los que nadan y los que se arrastran.
Creó animales pequeños, como los conejos, y grandes,
como los elefantes. ¿Cuál es tu animal favorito?
Entonces, Jehová le dijo al primer ángel: “Vamos a hacer
al hombre”. Los seres humanos serían diferentes de los animales.
Podrían inventar cosas, hablar, reír y orar a Dios. Cuidarían de
8
la tierra y los animales.
¿Sabes quién fue el primer
hombre? Vamos a verlo.
Preguntas: ¿Qué trabajo le dio Jehová a Adán? Dios les dijo a Adán y Eva que
no comieran la fruta de un árbol, ¿qué les pasaría si desobedecían?
Génesis 1:27-31; 2:7-9, 15-23; Salmo 115:16; Mateo 19:4-6.
11
2
¿Por qué destruyó Dios el mundo antiguo con un diluvio? Desde el
principio de la historia humana, comenzó una lucha: la guerra entre
el bien y el mal. Algunas personas, como Adán, Eva y su hijo Caín,
eligieron ponerse del lado del mal. Pero unos cuantos eligieron el lado
del bien, como Abel y Noé. La mayoría de la gente se hizo tan mala
que Jehová tuvo que acabar con aquel mundo malvado. En esta
sección, aprenderemos que Jehová ve de qué lado estamos y que él
nunca dejará que el mal venza al bien.
LECCIONES IMPORTANTES
13
3 Adán y Eva desobedecen a Dios
Un día, mientras Eva estaba sola, una serpiente habló con ella.
Le preguntó: “¿Es verdad que Dios no les deja comer las frutas de
ningún árbol?”. Eva le respondió: “Podemos comer cualquier fruta,
menos la de un árbol. Si comemos la de ese árbol, nos moriremos”.
La serpiente dijo: “No se van a morir. Si la comen, serán como Dios”.
¿Era eso verdad? No. Era una mentira, pero Eva se la creyó. Cuanto
más miraba aquella fruta, más quería comérsela. Así que la probó
y le dio también a Adán. Él sabía que iban a morir si desobedecían
a Dios, pero de todas maneras comió.
Más tarde, ese mismo día, Jehová habló con Adán y Eva. Les
preguntó por qué habían sido desobedientes. Eva le echó la culpa
a la serpiente, y Adán culpó a Eva. Como Adán y Eva habían
desobedecido, Jehová los sacó del jardín. Además, puso ángeles
y una espada de fuego a la entrada para que nunca más pudieran
regresar.
Jehová dijo que también castigaría al mentiroso que habló con Eva.
La verdad es que no fue la serpiente la que habló con ella. Jehová
no hizo serpientes que hablan. Fue
un ángel malo el que hizo que la
serpiente hablara. Quería engañar
a Eva. A ese ángel se le llama
Satanás, el Diablo. En el futuro,
Jehová va a destruir a Satanás.
Así él no seguirá engañando a la
gente para que haga cosas malas.
15
4 Se enoja tanto que mata a su hermano
Después que Adán y Eva salieron del jardín de Edén, tuvieron
muchos hijos. El primero se llamaba Caín. Su trabajo era cultivar
frutas y verduras. El segundo hijo se llamaba Abel, y era pastor.
Un día, Caín y Abel le hicieron ofrendas a Jehová. ¿Sabes lo que
es una ofrenda? Es un tipo especial de regalo que se le da a Dios.
A Jehová le gustó la ofrenda de Abel, pero no le gustó la de Caín.
Por eso, Caín se enfadó mucho, y Jehová le dijo: “Si sigues enojado,
al final harás algo malo”. Pero Caín no le hizo caso.
Más bien, Caín le dijo a Abel: “Ven conmigo al campo”. Mientras
estaban solos allí, Caín atacó a su hermano y lo mató. ¿Qué hizo
16
“Primero haz las paces
con tu hermano, y luego
Jehová? Castigó a Caín mandándolo lejos vuelve y presenta tu ofrenda”
de su familia. Nunca más podría volver. (Mateo 5:24).
¿Qué aprendemos? Si las cosas no salen
como nosotros queremos, tal vez nos enojemos. Y si sentimos cada
vez más rabia, o si los demás nos ven furiosos, debemos cambiar.
Si no hacemos algo rápido, las emociones nos pueden
controlar, y eso sería muy malo.
Abel quería mucho a Jehová y se portó bien, así que Jehová
siempre lo recordará. Dios le devolverá la vida cuando convierta
la tierra en un paraíso.
18
6 Ocho personas comienzan un mundo nuevo
Noé, su familia y los animales entraron en el arca. Jehová cerró la
puerta, y empezó a llover. Llovió tanto que el arca comenzó a flotar.
Poco a poco, la tierra entera quedó cubierta de agua. Toda la gente
mala se quedó fuera del arca y murió. Pero a Noé y su familia no les
pasó nada porque estaban dentro del arca. ¿Te imaginas qué
contentos se sentirían por haber obedecido a Jehová?
Llovió muchísimo por 40 días y 40 noches, y luego paró. Con el
paso del tiempo, el nivel del agua bajó. Al final, el arca se quedó quieta
encima de una montaña. Pero como todavía había mucha agua fuera,
Noé y su familia no pudieron salir del arca por un tiempo.
Los días fueron pasando, y el agua se fue secando. En total, Noé
y su familia estuvieron dentro del arca más de un año. Entonces,
Jehová les dijo que podían salir. ¡Todo parecía un
“Noé entró en el arca; mundo nuevo! Se sentían muy agradecidos porque
y no hicieron caso Jehová los había salvado, así que le hicieron una
hasta que vino el Diluvio
y los barrió a todos” ofrenda.
(Mateo 24:38, 39). A Jehová le gustó esa ofrenda, y prometió que
jamás volvería a destruir lo que hay sobre la tierra
con un diluvio como ese. Como señal de esa promesa, hizo que saliera
un arcoíris en el cielo por primera vez. ¿Has visto alguna vez un
arcoíris?
Además, Jehová les mandó a Noé y su familia que tuvieran hijos
y llenaran la tierra.
Preguntas: ¿Qué pasó después que Jehová cerró la puerta del arca?
Cuando veamos un arcoíris, ¿de qué debemos acordarnos?
Génesis 7:1-9:17.
20
3
La Biblia menciona a muy pocas personas que sirvieron a Dios
durante los años posteriores al Diluvio. Entre ellas estaba Abrahán,
a quien se le conoció como amigo de Jehová. Aprenderemos por qué
se le llamó así. Si usted tiene hijos, ayúdelos a ver que Jehová se
interesa en cada uno de ellos y quiere ayudarlos. Al igual que
Abrahán y otros siervos fieles, como Lot y Jacob, podemos pedirle
a Jehová con toda libertad que nos ayude, confiando en que él
cumplirá todas sus promesas.
LECCIONES IMPORTANTES
23
7 La Torre de Babel
Después del Diluvio, los hijos de Noé y sus esposas
tuvieron muchos hijos. Sus familias crecieron y se fueron
a vivir a diferentes lugares de la tierra, como Jehová les
había mandado.
Pero algunas familias no obedecieron a Jehová. Dijeron:
“Quedémonos aquí y construyamos una ciudad y una torre
que llegue hasta los cielos. Así nos haremos famosos”.
25
8 Abrahán y Sara obedecen a Dios
No muy lejos de Babel había otra ciudad, que se llamaba Ur. Allí la
gente no adoraba a Jehová, sino a muchos otros dioses. Pero había
un hombre en Ur que sí adoraba a Jehová, su nombre era Abrahán.
Jehová le dijo a Abrahán: “Deja tu casa y a tus familiares, y ve al
lugar que yo te mostraré”. Luego, Dios le prometió: “Te convertirás en
una gran nación. Y por medio de ti haré cosas buenas para la gente
de toda la tierra”.
Abrahán no sabía adónde lo quería enviar Jehová, pero confiaba
en él. Abrahán; su esposa, Sara; su padre, Taré, y su sobrino Lot
obedecieron a Dios. Prepararon sus cosas y empezaron el largo viaje.
Abrahán tenía 75 años cuando él y su familia llegaron a la tierra que
Jehová quería que vieran. El lugar se llamaba Canaán. Allí, Jehová le
hizo esta promesa: “Toda esta tierra que ves, voy a dársela a tus
hijos”. Pero Abrahán y Sara ya eran mayores y no tenían hijos.
Así que ¿cómo cumpliría Jehová su promesa?
27
9 ¡Por fin tienen un hijo!
Abrahán y Sara llevaban muchos años casados. Habían dejado la
buena casa que tenían en Ur para vivir en tiendas. Pero Sara no se
quejaba porque confiaba en Jehová.
Como Sara deseaba tanto tener un bebé, le dijo a Abrahán: “Si mi
sierva Agar tiene un hijo contigo, será como si fuera mío”. Con el
tiempo, Agar tuvo un hijo, y le pusieron por nombre Ismael.
Mucho tiempo después, cuando Abrahán tenía 99 años y Sara, 89,
tres personas fueron a visitarlos. Abrahán los invitó a descansar
debajo de un árbol y a quedarse a comer. ¿Sabes quiénes eran? Eran
ángeles. Ellos le dijeron a Abrahán: “El año que viene, tú y tu esposa
tendrán un hijo”. Sara estaba escuchando dentro de la tienda y, al
oírlos decir aquello, se rió para sus adentros y pensó: “¿De veras voy
a tener un hijo a esta edad?”.
Al año siguiente, Sara tuvo un bebé, tal como el ángel de Jehová
había prometido. Abrahán le puso por nombre Isaac, que significa
“risa”.
28
“Por su fe, Sara también recibió poder
para concebir descendencia [...] porque
consideró fiel al que le hizo la promesa”
(Hebreos 11:11).
29
10 Acuérdate de la esposa de Lot
Lot vivía con su tío Abrahán en la tierra de Canaán. Los dos fueron
acumulando tantos animales que ya no había espacio suficiente para
todos. Por eso, Abrahán le dijo a Lot: “Ya no podemos seguir viviendo
en el mismo lugar. Por favor, elige a qué lado quieres ir, y yo iré al
otro”. ¿Verdad que Abrahán fue muy bueno?
Lot vio que había una parte de la tierra que era muy bonita, tenía
mucha agua y hierba verde. De modo que eligió ese sitio y se fue con
su familia a vivir allá, cerca de una ciudad que se llamaba Sodoma.
La gente de Sodoma y de su ciudad vecina Gomorra era muy mala.
Eran tan malos que Jehová decidió destruir esas dos ciudades. Pero
Dios quería salvar a Lot y su familia, así que envió a dos ángeles a
decirles: “¡Rápido! ¡Váyanse de esta ciudad! ¡Jehová la va a
destruir!”.
Pero Lot no se fue enseguida, sino que se tardó. Así que los ángeles
los tomaron de la mano a él, su esposa y sus dos hijas, y los sacaron
corriendo de la ciudad. Les dijeron: “¡Corran! ¡Escapen para que
no mueran, y no miren atrás! Si miran atrás, morirán”.
Cuando llegaron a la ciudad de Zóar, Jehová hizo que lloviera
fuego y azufre en Sodoma y Gomorra. Esas dos ciudades quedaron
destruidas por completo. La esposa de Lot desobedeció a Jehová,
miró atrás y se convirtió en una estatua de sal. Pero Lot y sus hijas se
30
“Acuérdense de la esposa de Lot”
(Lucas 17:32).
32
Así que soltó rápido a Isaac y
sacrificó el carnero en lugar
de a su hijo.
Desde ese día, Jehová dijo
que Abrahán era su amigo.
¿Sabes por qué? Porque
Abrahán hizo todo lo que Jehová
le pidió, aunque no entendiera por qué
se lo había pedido.
Jehová repitió su promesa a Abrahán:
“Te bendeciré y te daré una gran descendencia,
muchos hijos”. Eso quería decir que, por medio de
la familia de Abrahán, Jehová daría cosas buenas
a toda la gente que se portara bien.
35
13 Jacob y Esaú hacen las paces
Jehová le prometió a Jacob que lo protegería, como ya había
protegido a Abrahán y a Isaac. Jacob se quedó a vivir en un lugar
llamado Harán. Allí se casó, tuvo muchos hijos y se hizo muy rico.
Con el tiempo, Jehová le dijo a Jacob: “Vuelve a la tierra de tus
padres”. Así que Jacob y su familia comenzaron el largo viaje. En el
camino, unos sirvientes suyos vinieron a decirle: “Tu hermano Esaú
viene hacia nosotros con 400 hombres”. Jacob tenía miedo de que
Esaú quisiera hacerles daño a él y a su familia. Por eso le oró a
Jehová: “Por favor, sálvame de mi hermano”. Al día siguiente, Jacob
le envió un regalo a Esaú: muchas ovejas, cabras, vacas, camellos
y burros.
Esa noche, cuando Jacob se quedó solo, vio a un ángel. El ángel
empezó a luchar con él. Lucharon hasta la mañana siguiente. Aunque
Jacob salió herido, no se rindió. El ángel le dijo: “Deja que me vaya”.
Pero Jacob le respondió: “No, no hasta que me bendigas”.
Al final, el ángel bendijo a Jacob. Ahora Jacob sabía que Jehová
no dejaría que Esaú le hiciera daño.
Esa mañana, Jacob vio a lo lejos a Esaú y a los 400 hombres.
Salió antes que su familia para encontrarse con Esaú y, al
36
llegar, se inclinó ante él siete veces. Esaú corrió hacia Jacob y lo
abrazó. Los dos empezaron a llorar e hicieron las paces. ¿Crees
que a Jehová le gustó lo que hizo Jacob?
Después de aquello, Esaú volvió a su casa, y Jacob siguió con su
viaje. Jacob tenía 12 hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí,
Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Más tarde, Jehová
salvaría a su pueblo por medio de José, uno de los hijos de Jacob.
¿Quieres saber cómo? Vamos a verlo.
39
14 Un esclavo que obedece a Dios
José era uno de los hijos menores de Jacob. Sus hermanos
mayores se dieron cuenta de que José era el hijo preferido de su
padre. ¿Cómo crees que se sentían? Le tenían mucha envidia y lo
odiaban. Un día, él tuvo unos sueños un poco raros y se los contó
a sus hermanos. Ellos pensaron que esos sueños significaban que
un día se inclinarían delante de él. Por eso, lo odiaron todavía más.
Un día, los hermanos de José estaban cuidando de las ovejas
cerca de la ciudad de Siquem. Entonces Jacob envió a José para
que viera cómo les iba a sus hermanos. Al verlo venir a lo lejos,
empezaron a decir: “Ahí viene ese soñador. ¡Vamos a matarlo!”. Así
que lo agarraron y lo echaron a un
hoyo profundo. Pero Judá, uno de los
hermanos, dijo: “No lo maten. Mejor
vamos a venderlo para que sea un
esclavo”. Yeso fue lo que hicieron.
Lo vendieron por 20 piezas de plata
a unos comerciantes de Madián que
iban de camino a Egipto.
Más tarde, los hermanos mojaron
la ropa de José con la sangre de una
cabra, le llevaron la ropa a su padre
y le preguntaron: “¿No es esto de tu
hijo?”. Jacob creyó que un animal
salvaje había matado a José, y se
puso muy muy triste. Nadie podía
consolarlo.
Cuando llegaron a Egipto, un oficial importante llamado Potifar
compró a José para que fuera su esclavo. Pero Jehová estaba con
José. Potifar se dio cuenta de que José era un buen trabajador y de
que podía confiar en él. Al poco tiempo, José llegó a estar a cargo
de todo lo que tenía Potifar.
40
La esposa de Potifar veía que José era atractivo y
fuerte, y vez tras vez le pedía que se acostara con ella.
¿Qué hacía José? La rechazaba y le decía: “No, eso es
malo. Mi amo confía en mí, y tú eres su esposa. Si me
acostara contigo, estaría pecando contra Dios”.
Una vez, la esposa de Potifar intentó obligar a
José a que se acostara con ella. Lo agarró de la
ropa, pero él salió corriendo. Cuando Potifar
llegó a casa, ella le mintió, le dijo que José la
había atacado. Potifar se enojó mucho y lo
metió en la cárcel. Pero Jehová no se
olvidó de José.
42
“Si no les perdonan
sus ofensas a los demás,
hermano menor y les creeré”. Entonces volvieron su Padre tampoco
a la casa de su padre. perdonará las ofensas
La familia de Jacob se quedó otra vez sin de ustedes” (Mateo 6:15).
alimento, y él envió de nuevo a sus hijos a Egipto.
Esta vez se llevaron a Benjamín, su hermano
menor. Para poner a prueba a sus hermanos, José escondió su copa
de plata en la bolsa de comida de Benjamín y los acusó de robársela.
Cuando los sirvientes de José encontraron la copa en la bolsa, sus
hermanos no podían creerlo. Le suplicaron a José que los castigara
a ellos, pero que no castigara a Benjamín.
Así José se dio cuenta de que sus hermanos habían cambiado.
No pudo aguantar más, empezó a llorar y dijo: “Soy José, su
hermano. ¿Todavía está vivo mi padre?”. Sus hermanos se
sorprendieron mucho. José les dijo: “No se sientan mal por lo
que me hicieron. Dios me trajo aquí para salvarles la vida. Pero
¡de prisa!, traigan a mi padre”.
Los hermanos de José se fueron a su casa a contarle las buenas
noticias a su padre y a llevarlo a Egipto. Después de tantos años,
José y su padre por fin volvían a estar juntos.
45
17 Moisés elige adorar a Jehová
Mientras todavía vivían en Egipto, a las personas que eran de la
familia de Jacob se les llamó israelitas. Después que Jacob y José
murieron, un nuevo faraón empezó a gobernar. Este faraón tenía
miedo porque los israelitas se estaban volviendo más poderosos que
los egipcios. Así que los convirtió en esclavos. Los obligaba a hacer
ladrillos y a trabajar duro en el campo. Aunque los egipcios los
trataban cada vez peor, los israelitas eran cada vez más. Como al
faraón no le gustaba eso, mandó matar a todos los niños israelitas
recién nacidos, pero sin matar a las niñas. ¿Te imaginas qué
asustados estarían los israelitas?
Una mujer israelita que se llamaba Jokébed
tuvo un hermoso bebé. Para protegerlo, lo
puso en una canasta que escondió entre las
cañas del río Nilo. Míriam, la hermana del
bebé, se quedó cerca para ver lo que pasaba.
La hija del faraón fue al río a bañarse y vio la
canasta. Dentro vio a un bebé llorando, y le dio
46
lástima. Míriam le preguntó: “¿Quieres que vaya a buscar a una mujer
para que le dé el pecho al niño por ti?”. Ella dijo que sí, y Míriam fue a
traer a su propia madre. La hija del faraón le dijo a Jokébed: “Llévate
a este bebé, cuídalo por mí y yo te pagaré”.
Cuando el niño creció, Jokébed se lo llevó a la hija del faraón. Ella
lo llamó Moisés y lo crio como si fuera su hijo. Moisés creció siendo
príncipe y podía tener todo lo que quisiera. Pero nunca se olvidó
de Jehová. Moisés sabía que él en realidad era israelita,
no egipcio, y eligió servir a Jehová.
A la edad de 40 años, Moisés decidió
ayudar a la gente de su pueblo. Un día, vio a
un egipcio pegándole a un esclavo israelita.
Al ver eso, Moisés golpeó al egipcio con
tanta fuerza que lo mató, y escondió el
cuerpo en la arena. Cuando el faraón se
enteró, quiso matar a Moisés, pero él huyó
y se fue a Madián. Allí Jehová cuidó de él.
48
19 Las primeras tres plagas
Los israelitas eran esclavos, y los egipcios los obligaban a trabajar
muy duro. Jehová envió a Moisés y a Aarón a darle este mensaje
al faraón: “Deja que mi pueblo se vaya para que me adore en el
desierto”. El faraón era muy orgulloso y respondió: “No me importa lo
que diga Jehová. No voy a dejar que los israelitas se vayan”. Después
de eso, el faraón los obligó a trabajar aún más duro. Pero Jehová
le iba a dar una lección. ¿Qué hizo? Envió las diez plagas a Egipto.
Jehová le dijo a Moisés: “El faraón no me hace caso. Por la mañana
él estará en el río Nilo. Ve y dile que toda el agua del río se convertirá
en sangre porque no ha dejado que mi pueblo se vaya”. Moisés
obedeció y fue a ver al faraón. El faraón vio a Aarón golpear el Nilo
con su bastón, y el agua se convirtió en sangre. El río empezó a oler
mal, no se podía beber agua de él, y los peces murieron. Pero el
faraón todavía no quería dejarlos ir al desierto.
50
“Les haré conocer mi fuerza y poder,
y tendrán que saber que mi nombre
es Jehová” (Jeremías 16:21).
51
20 Seis plagas más
Moisés y Aarón fueron a ver al faraón para darle este mensaje de
Dios: “Si no dejas que mi pueblo se vaya, enviaré tábanos al país”. Los
tábanos son moscas grandes que pican. Miles y miles de esas moscas
se metieron en las casas de los egipcios: de ricos y de pobres. Todo el
país estaba lleno de tábanos. Pero en la tierra de Gosén, donde vivían
los israelitas, no había ni uno. Esta cuarta plaga y las que vinieron
después solo hicieron daño a los egipcios, pero no hicieron daño a los
israelitas. El faraón le suplicó a Moisés: “Pídele a Jehová que quite
estas moscas, y luego tu pueblo se podrá ir”. Pero cuando Jehová las
quitó, el faraón cambió de opinión. ¿Crees que el faraón aprendería
la lección algún día?
Luego, Jehová dijo: “Si el faraón no deja salir a mi pueblo, los
animales de los egipcios enfermarán y morirán”. Al día siguiente,
sucedió lo que Jehová había dicho, pero a los animales de los israe-
litas no les pasó nada. De todas maneras, el faraón no se dio por
vencido porque era terco.
Entonces, Jehová le mandó a Moisés que volviera
“Ustedes de nuevo adonde el faraón y que lanzara cenizas al aire. Las
verán la diferencia
entre alguien justo y cenizas se convirtieron en un tipo de polvo que llenó
alguien malo, entre el aire y que cayó sobre todos los egipcios. Ese polvo
el que le sirve a Dios hizo que a ellos y a sus animales les salieran heridas
y el que no le sirve” muy dolorosas. Pero otra vez el faraón les dijo a los
(Malaquías 3:18).
israelitas que no podían irse.
52
Jehová volvió a enviar a Moisés a ver al faraón para
que le diera este mensaje: “¿Todavía no quieres dejar salir
a mi pueblo? Pues mañana haré que caiga granizo”. Al día
siguiente, Jehová mandó granizo, truenos y fuego. Fue la peor
tormenta que había tenido Egipto. Destruyó todos los árboles y
campos, aunque no los de Gosén. Entonces el faraón dijo: “Pídele
a Jehová que esto se acabe, y se podrán ir”. Pero tan pronto como
el granizo y la lluvia pararon, el faraón cambió de opinión.
Así que Moisés dijo: “Ahora las langostas se comerán las plantas
que han quedado después de la tormenta”. Las langostas son un tipo
de saltamontes grande. Millones de langostas se comieron todo lo
que había quedado en los árboles y los campos. El faraón le suplicó a
Moisés: “Pídele a Jehová que quite las langostas de aquí”. Pero des-
pués que Jehová se llevó las langostas, el faraón siguió siendo terco.
Luego, Jehová le dijo a Moisés: “Levanta la mano hacia el cielo”.
Enseguida todo se puso muy muy oscuro. Los egipcios no pudieron
ver nada durante tres días. Solo los israelitas tenían luz en sus casas.
El faraón le dijo a Moisés: “Tú y tu pueblo se pueden ir, pero dejen
sus animales aquí”. Moisés le respondió: “Tenemos que llevarnos los
animales para dárselos como ofrendas a nuestro Dios”. El faraón se
puso furioso y gritó: “¡Vete de aquí! Si te veo de nuevo, te mataré”.
Preguntas: ¿Cuáles fueron las siguientes seis plagas que Jehová envió?
¿Por qué eran diferentes de las primeras tres plagas?
Éxodo 8:20-10:29.
53
21 La décima plaga
Moisés le prometió al faraón que no trataría de volver a verlo.
Pero antes de irse, le dijo: “A medianoche, el primogénito o hijo
mayor de todas las familias de Egipto morirá, tanto el hijo del
faraón como los hijos de los esclavos”.
Jehová les dijo a los israelitas: “Preparen una comida especial.
Maten un cordero o un cabrito de un año de edad, y salpiquen el
marco de la puerta con algo de la sangre. Asen la carne y cómanla
con pan sin levadura. Estén listos para irse, vestidos y con las
sandalias puestas. Esta noche los liberaré”. ¿Te imaginas qué
contentos estarían los israelitas?
A medianoche, el ángel de Jehová
fue a todas las casas de Egipto. En las
que no había una señal de sangre en
el marco de la puerta, el primogénito
murió. Pero en las casas que sí tenían
la señal de sangre, el ángel no les hizo
nada a los hijos. Todas las familias de
Egipto, ricas y pobres, perdieron un hijo.
En cambio, ningún hijo de los israelitas
murió.
El primogénito del faraón también
murió. El faraón ya no pudo soportarlo
más y les dijo a Moisés y a Aarón:
“¡Váyanse de aquí! ¡Salgan y adoren
a su Dios! ¡Llévense los animales y
váyanse!”.
55
22 El milagro del mar Rojo
Cuando el faraón oyó que los israelitas habían salido de Egipto,
se arrepintió de haber dejado que se fueran. Ordenó a sus soldados:
“Preparen todos mis carros de guerra, y vamos tras ellos. No debimos
dejarlos libres”. Entonces, él y sus hombres empezaron a perseguir
a los israelitas.
Jehová estaba guiando a su pueblo con una nube durante el día
y con un fuego por la noche. Los llevó al mar Rojo y les dijo que
acamparan allí.
Después, los israelitas vieron que el faraón y su ejército venían
siguiéndolos. Los israelitas estaban atrapados entre el mar y el
ejército egipcio. Empezaron a gritar y a decirle a Moisés: “¡Vamos
a morir! ¿Para qué nos sacaste de Egipto?”. Pero Moisés les
respondió: “No tengan miedo. Esperen y vean cómo nos salva
Jehová”. ¿Verdad que Moisés confiaba mucho en Jehová?
Más tarde, Jehová dijo a los israelitas que levantaran el
campamento. Esa noche, Jehová movió la nube y la puso entre
los egipcios y los israelitas. En el lado de los egipcios había
oscuridad, pero en el lado de los israelitas había luz.
Luego, Jehová dijo a Moisés que extendiera su mano sobre el mar.
Entonces hizo que soplara un viento fuerte toda la noche. El mar se
dividió en dos, y en el medio se formó un camino. Los millones de
israelitas cruzaron por tierra seca entre las dos paredes de agua
hasta el otro lado.
El ejército del faraón persiguió a los israelitas a través del fondo
seco del mar. Pero Jehová provocó un gran desorden entre los
egipcios. Las ruedas de sus carros se salían. Entonces los soldados
gritaron: “¡Vámonos de aquí! Jehová está peleando por su pueblo”.
Jehová le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar”.
De repente, las paredes de agua cayeron sobre el ejército egipcio.
El faraón y todos sus hombres murieron. Ninguno quedó vivo.
En el otro lado del mar, toda la gente alabó a Dios con una
canción: “Le cantaré a Jehová, porque se ha ensalzado con gran
gloria. Al caballo y a su jinete los arrojó al mar”. Mientras el pueblo
cantaba, las mujeres bailaban y tocaban las panderetas. Todos
estaban muy contentos porque ahora eran libres de verdad.
Preguntas: ¿Por qué tenían miedo los israelitas cuando llegaron al mar Rojo?
¿Qué hizo Jehová para salvar a los israelitas?
Éxodo 13:21-15:21; Nehemías 9:9-11; Salmo 106:9-12; 136:11-15; Hebreos 11:29.
57
5
Dos meses después de cruzar el mar Rojo, los israelitas llegaron al
monte Sinaí. Allí Jehová hizo un pacto con Israel para que fuera su
nación especial. Los protegió y les dio todo lo que necesitaban: maná
para comer, ropa que no se gastaba y un lugar seguro donde vivir.
Si usted tiene hijos, ayúdelos a entender por qué Jehová dio a
los israelitas la Ley, el tabernáculo y el sacerdocio. Destaque la
importancia de cumplir nuestras promesas, y de ser siempre
leales a Jehová y humildes.
LECCIONES IMPORTANTES
˛ Jehová fue paciente con los israelitas y los cuidó, incluso cuando
eran infieles.
59
23 Le hacen una promesa a Jehová
Unos dos meses después que los israelitas salieron de Egipto,
llegaron al monte Sinaí y acamparon allí. Entonces Jehová pidió
a Moisés que subiera a esa montaña y le dijo: “Yo salvé a los
israelitas. Si ellos me obedecen y cumplen mis leyes, serán mi
pueblo especial”. Cuando Moisés bajó de la montaña, les contó
a los israelitas lo que Jehová había dicho. ¿Qué respondieron?
Contestaron: “Haremos todo lo que Jehová nos diga”.
Luego, Moisés subió a la montaña de nuevo. Allí Jehová le dijo:
“Dentro de tres días voy a hablar con el pueblo. Avisa a la gente
de que no trate de subir al monte Sinaí”. Moisés bajó y les dijo
a los israelitas que se prepararan para escuchar a Jehová.
Al tercer día, los israelitas vieron relámpagos y una nube oscura
sobre la montaña. También oyeron un trueno muy fuerte y el sonido
de un cuerno. Luego Jehová bajó a la montaña en medio de fuego.
Los israelitas tenían muchísimo miedo. Toda la montaña estaba
cubierta de humo y temblaba con fuerza.
El sonido del cuerno se oía más y más alto.
“Ama a Jehová tu Dios con
todo tu corazón, con toda Entonces Jehová dijo: “Yo soy Jehová.
tu alma y con toda tu mente” No deben adorar a ningún otro dios”.
(Mateo 22:37). Moisés volvió a subir a la montaña, y allí
Jehová le dio leyes para el pueblo. En esas
leyes les dijo cómo tenían que adorarlo y cómo debían comportarse.
Moisés las escribió y después se las leyó a los israelitas. Ellos
prometieron: “Vamos a hacer todo lo que Jehová nos pide”. Así
que le hicieron una promesa a Dios, pero ¿la cumplirían?
60
24 No cumplen su promesa
Jehová le dijo a Moisés: “Sube adonde estoy,
en la montaña. Voy a escribir mis leyes en
tablas de piedra y te las voy a dar”. Moisés
subió y se quedó en la montaña 40 días
y 40 noches. Mientras estaba allí, Jehová
escribió los Diez Mandamientos en dos
piedras planas y se las dio a Moisés.
Al poco tiempo, los israelitas empezaron
a creer que Moisés los había abandonado.
Por eso, le dijeron a Aarón: “¡Queremos un
líder! ¡Haznos un dios!”. Aarón les respondió:
“Tráiganme el oro que tengan”. Entonces él derritió el oro para
hacer una estatua con forma de becerro. La gente dijo: “¡Este
becerro es nuestro dios que nos sacó de Egipto!”. Hicieron una
fiesta y empezaron a adorar el becerro de oro. ¿Era eso malo?
Sí, porque el pueblo había prometido que iba a adorar solo a
Jehová. Pero ahora no estaban cumpliendo su promesa.
62
Jehová vio lo que estaba pasando y le dijo a Moisés: “Baja adonde
el pueblo, porque están desobedeciéndome. Están adorando un dios
falso”. Moisés bajó de la montaña con las dos tablas de piedra en la
mano.
Mientras Moisés iba acercándose al campamento, oyó a la gente
cantar. Al llegar, los vio bailando y adorando el becerro. Moisés se
enojó mucho, tiró las dos tablas de piedra al suelo, y se rompieron.
Enseguida fue a destruir la estatua y después le preguntó a Aarón:
“¿Cómo te convencieron para hacer esta cosa horrible?”. Aarón
respondió: “No te enfades, tú sabes cómo son. Querían un dios,
así que eché el oro al fuego, y salió este becerro”. Aarón no debió
hacer eso. Moisés subió otra vez a la montaña y le suplicó a Jehová
que perdonara al pueblo.
Jehová perdonó a los israelitas que querían obedecerlo. Era muy
importante que le hicieran caso a Jehová, y a Moisés también, ¿verdad
que sí?
64
“Luego oí una voz fuerte que salía
del trono decir: ‘¡Mira! La tienda
Jehová eligió a Aarón y sus hijos para de Dios está con la humanidad.
que fueran sacerdotes y trabajaran en el Él residirá con ellos y ellos serán
tabernáculo. Tenían que cuidarlo y hacer su pueblo. Dios mismo estará
ofrendas a Jehová allí. Solo el sumo con ellos’ ” (Apocalipsis 21:3).
sacerdote, Aarón, tenía permiso para
entrar en el Santísimo. Entraba una vez
al año para presentar un sacrificio por sus pecados, los
pecados de su familia y los pecados de toda la nación de Israel.
Los israelitas terminaron el tabernáculo un año después de
salir de Egipto. Ahora sí tenían un lugar para adorar a Jehová.
Jehová puso una nube encima del tabernáculo y lo llenó
con su gloria. Así mostró que estaba contento. Si la nube
se quedaba quieta encima del tabernáculo, los israelitas se
quedaban en donde estaban. Pero si la nube se elevaba,
sabían que tenían que irse a otro lugar. Desarmaban el
tabernáculo y seguían la nube.
66
vamos a obedecer a Jehová. Él nos protegerá. No tengan miedo”.
Pero los israelitas no les hicieron caso. Más bien, querían matar a
Josué y Caleb.
¿Yqué hizo Jehová? Le dijo a Moisés: “He hecho tantas cosas
buenas por los israelitas..., pero ellos todavía son desobedientes.
Así que voy a dejarlos aquí en el desierto por 40 años hasta que
se mueran. Solo sus hijos, y Josué y Caleb, vivirán en la tierra
que prometí dar a los israelitas”.
68
Abiram y sus familias se quedaron de pie fuera de sus tiendas.
De repente, el suelo se abrió y se tragó a los rebeldes. Yen el
tabernáculo, un fuego bajó del cielo y destruyó a Coré y a los
250 hombres.
Luego, Jehová le dijo a Moisés: “Que los líderes
de todas las tribus traigan sus bastones. Escribe “Sean obedientes
el nombre de cada líder sobre su bastón. Pero y sumisos a los
que los dirigen”
en el de la tribu de Leví, escribe el nombre de (Hebreos 13:17).
Aarón. Pon todos los bastones dentro del
tabernáculo. En el bastón del hombre que yo
elija, nacerán flores”.
Al otro día, Moisés sacó todos los bastones y se los mostró
a los líderes. Al bastón de Aarón le estaban creciendo flores,
y tenía almendras maduras. Así Jehová dejó claro que había
elegido a Aarón para ser el sumo sacerdote.
70
contestó: “Me he equivocado. Volveré a mi casa”. Pero el ángel le
respondió: “Puedes ir a Moab, aunque solo podrás decir lo que Dios
te diga”.
¿Crees que Balaam aprendió la lección? No, porque después
intentó maldecir a Israel tres veces. Pero, las tres veces, Jehová
hizo que dijera una bendición en lugar de una maldición. Al final,
los israelitas atacaron Moab, y Balaam murió. Habría sido mejor si
Balaam hubiera hecho caso a Jehová desde el principio, ¿verdad?
74
Josué envió dos espías a la ciudad de Jericó.
En la siguiente historia, aprenderemos más
cosas de lo que pasó allí. Cuando los espías
regresaron de Jericó, informaron que era
un buen momento para entrar en Canaán.
Al día siguiente, Josué le dijo a la nación que
levantara el campamento. Primero, envió
al río Jordán a los sacerdotes que llevaban
el arca del pacto. El río
estaba muy lleno, pero tan “Jehová siempre te
guiará y te saciará
pronto como los pies de los sacerdotes tocaron incluso en tierra
el agua, el río dejó de correr y se secó. Entonces reseca” (Isaías 58:11).
los sacerdotes caminaron por el fondo seco del
río. Al llegar a la mitad, se quedaron allí hasta que toda la nación de
Israel cruzó a la otra orilla. Cuando vieron este milagro, ¿crees que
recordaron lo que Jehová hizo en el mar Rojo?
Después de todos esos años, los israelitas por fin llegaron a
la Tierra Prometida. Ahora ya podrían construir casas y ciudades.
Podrían cultivar campos, viñedos y huertos. Era una tierra en la
que había leche y miel.
Preguntas: Cuando Moisés murió, ¿quién fue el nuevo líder de los israelitas?
¿Qué pasó en el río Jordán?
Números 27:12-23; Deuteronomio 31:1-8; 34:1-12;
Josué 1:1-3:17.
30 Rahab esconde a los espías
Los espías israelitas fueron a la ciudad de Jericó y se quedaron
en la casa de una mujer que se llamaba Rahab. Cuando el rey de
Jericó se enteró, envió soldados a la casa de Rahab. Ella escondió a
los dos espías en el techo de su casa y les dijo a los soldados que
buscaran a los espías en otro lugar. Entonces Rahab les dijo a los
espías: “Voy a ayudarlos porque sé que Jehová está con ustedes y
que conquistarán esta tierra. Por favor, prométanme que salvarán
a mi familia”.
Los espías le dijeron a Rahab: “Si atas una cuerda roja a tu
ventana, te prometemos que no les pasará nada malo a las personas
que estén dentro de tu casa. Así tu familia estará a salvo”.
Rahab ayudó a los espías a salir de Jericó bajando por la ventana
de su casa con una cuerda. Los espías se escondieron por tres
días en las montañas antes de volver adonde Josué. Después, los
israelitas cruzaron el río Jordán y se prepararon para adueñarse de
esa tierra. Jericó iba a ser la primera ciudad que iban a conquistar.
76
“De la misma manera, ¿no fue declarada
justa por sus obras Rahab [...] después
de recibir hospitalariamente a los
mensajeros y de enviarlos por otro
camino?” (Santiago 2:25).
77
31 Josué y los gabaonitas
Otras naciones de Canaán se enteraron de lo que había pasado
en Jericó. Los reyes de esas naciones decidieron unirse para pelear
contra los israelitas. Pero a los habitantes de Gabaón se les ocurrió
una idea. Se pusieron ropa gastada, fueron a ver a Josué y le dijeron:
“Venimos de una tierra lejana. Hemos oído acerca de Jehová y de
todas las cosas que ha hecho por ustedes en Egipto y en Moab.
Si prometen que no nos van a atacar, seremos sus sirvientes”.
Josué les creyó y les prometió que no los atacaría. Pero tres días
después, Josué descubrió que en realidad los gabaonitas no eran
de una tierra lejana, sino que eran de Canaán. Por eso, Josué les
preguntó: “¿Por qué nos han mentido?”. Ellos le respondieron:
“Porque teníamos miedo. Sabemos que Jehová su Dios pelea por
ustedes. Por favor, no nos maten”. Josué cumplió su promesa
y no les hizo nada.
78
“Cuando digan ‘sí’, que sea sí, y,
cuando digan ‘no’, que sea no.
Al poco tiempo, cinco reyes cananeos Cualquier cosa que se diga
con sus ejércitos fueron a atacar a los además de esto viene
del Maligno” (Mateo 5:37).
gabaonitas. Josué y su ejército marcharon
toda la noche para ir a rescatar a los
gabaonitas. La batalla comenzó al día siguiente, muy temprano. Los
cananeos empezaron a huir a todas partes, pero Jehová hizo que les
cayeran encima grandes piedras de granizo. Entonces Josué le pidió
a Jehová que el sol se quedara quieto. El sol nunca se había quedado
quieto antes. ¿Por qué pidió eso Josué? Porque confiaba muchísimo
en Jehová. Así que el sol no se ocultó. Ese día no se oscureció hasta
que los israelitas vencieron a los reyes cananeos y sus ejércitos.
80
te dará la victoria”. Entonces Barac y sus 10.000 hombres baja-
ron de la montaña para atacar al poderoso ejército de Sísara.
Después, Jehová hizo que el agua del arroyo de Cisón
se desbordara, y los carros de guerra de Sísara se que- “Las mujeres
daron atrapados en el barro. Sísara se bajó de su carro que proclaman las
y se fue corriendo. Barac y sus soldados vencieron al buenas noticias son
ejército de Sísara, pero Sísara escapó y se escondió en un ejército grande”
(Salmo 68:11).
la tienda donde vivía una mujer que se llamaba Jael. Ella
le dio de beber un poco de leche y lo tapó con una manta.
El guerrero se quedó dormido porque estaba muy cansado.
Entonces Jael se le acercó muy despacito, sin hacer ruido,
le clavó una estaca de tienda en la cabeza, y él murió.
Más tarde, llegó Barac buscando a Sísara. Jael salió de
su tienda y le dijo: “Entra, te mostraré al hombre que estás
buscando”. Barac entró en la tienda y vio a Sísara allí tirado,
muerto. Entonces, Barac y Débora cantaron una canción
para alabar a Jehová porque los había ayudado a vencer
a sus enemigos. La gente de Israel vivió en paz durante
los siguientes 40 años.
Preguntas: ¿Cómo ayudó Débora a los israelitas?
¿Cómo demostró Jael que era una mujer valiente?
Jueces 4:1-5:31.
33 Rut y Noemí
Hubo un tiempo de hambre en Israel. Por eso, una mujer israelita
llamada Noemí se fue con su esposo y sus dos hijos a vivir a la tierra
de Moab. Después, el esposo de Noemí se murió. Sus hijos se
casaron con dos moabitas: Rut y Orpá. Pero fue triste que con el
tiempo los hijos de Noemí también murieron.
Cuando Noemí oyó que ya no había hambre en Israel, decidió
regresar a su país. Rut y Orpá se fueron con ella, pero en el camino
Noemí les dijo: “Ustedes han sido buenas esposas y buenas nueras.
Me gustaría que se casaran de nuevo. Vuelvan a su casa en Moab”.
Las mujeres le respondieron: “Te queremos mucho, no queremos
dejarte sola”. Noemí les repetía que regresaran a su tierra. Al final,
Orpá se fue, pero Rut se quedó. Noemí le dijo a Rut: “Orpá se ha
vuelto a su pueblo y a sus dioses. Ve con ella”. Pero Rut le dijo:
82
Esa noche, Noemí le preguntó a Rut: “¿En qué campo
estuviste trabajando hoy?”. Rut le respondió: “En el
campo de Boaz”. Noemí le dijo: “Boaz es un familiar de “Hay un amigo
más apegado
mi esposo. Sigue trabajando en su campo con las otras que un hermano”
muchachas. Allí estarás tranquila”. (Proverbios 18:24).
Rut siguió trabajando en el campo de Boaz hasta que
terminó la cosecha. Boaz se dio cuenta de que Rut era
una mujer excelente y muy trabajadora.
En ese tiempo, si un hombre moría y
no tenía hijos, un familiar se podía
casar con la viuda. Así que Boaz
se casó con Rut. Tuvieron un hijo
y le pusieron por nombre Obed.
Años después, Obed fue el abuelo
del rey David. Las amigas de
Noemí estaban contentísimas.
Le decían: “Primero, Jehová te
dio a Rut, que se ha portado
muy bien contigo. Y ahora
tienes un nieto. Alabemos
a Jehová por eso”.
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35 Ana le pide un hijo a Jehová
Elcaná era un israelita que tenía dos esposas: Ana y Peniná. Pero
él amaba más a Ana. Peniná tenía muchos hijos, y Ana no tenía
ninguno. Por eso, Peniná se burlaba de Ana. Todos los años, Elcaná
llevaba a su familia a Siló para adorar a Jehová en el tabernáculo.
Una vez, mientras estaban allí, Elcaná se dio cuenta de que su
querida esposa Ana estaba muy triste. Así que le dijo: “Por favor,
no llores, Ana. Tú me tienes a mí, y yo
te quiero mucho”.
Más tarde, Ana se fue sola a orar.
No podía dejar de llorar, y le suplicó a
Jehová que la ayudara. Le prometió:
“Jehová, si me das un hijo, te lo
entregaré para que te sirva toda la
vida”.
El sumo sacerdote Elí vio que Ana
estaba llorando y moviendo los
labios sin hablar, y pensó que estaba
borracha. Ana le explicó: “No, mi
señor, no estoy borracha. Es que tengo
un problema muy grande y estaba
hablando con Jehová”. Elí se dio
cuenta de que se había equivocado y
le dijo a Ana: “Que Jehová te dé lo que
le pediste”. Ana se sintió mucho mejor
y se fue de allí. En menos de un año,
ella tuvo un niño y lo llamó Samuel.
¿Te imaginas qué feliz se sentiría Ana?
“Sigan pidiendo y se les dará,
sigan buscando y encontrarán”
(Mateo 7:7).
87
36 La promesa de Jefté
Los israelitas se olvidaron otra vez de Jehová y empezaron a
adorar dioses falsos. Pero esos dioses falsos no los protegían
cuando la gente de Ammón los atacaba. El pueblo sufrió así
por muchos años. Al final, le dijeron a Jehová: “Hemos pecado.
Por favor, sálvanos de nuestros enemigos”. Los israelitas
destruyeron los ídolos y adoraron de nuevo a Jehová. Entonces,
él no pudo soportar verlos sufrir más.
Así que los israelitas eligieron a un guerrero llamado Jefté.
Él sería su líder en la guerra contra los ammonitas. Jefté le dijo
a Jehová: “Si nos ayudas a ganar esta batalla, prometo que
te daré al primero que salga de mi casa a recibirme cuando
“El que quiere a su hijo
o a su hija más que a mí
regrese”. Jehová escuchó la oración de no es digno de mí”
(Mateo 10:37).
Jefté y lo ayudó a ganar la batalla.
Cuando Jefté volvió a su casa, la primera persona que salió a
recibirlo fue su hija. Era su única hija. Salió bailando y tocando la
pandereta. ¿Y ahora qué haría Jefté? Se acordó de su promesa
y dijo: “¡Ay no, hija mía! Se me parte el corazón. Le hice una
promesa a Jehová y, para cumplirla, debo enviarte a servir en el
tabernáculo en Siló”. Su hija le respondió: “Papá, si le prometiste
eso a Jehová, ahora tienes que cumplirlo. Solo te pido que me
dejes ir con mis amigas a las montañas por dos meses. Después
de eso, iré al tabernáculo”. La hija de Jefté fue fiel y sirvió en el
tabernáculo toda su vida. Y sus amigas iban todos los años a
visitarla a Siló.
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37 Jehová le habla a Samuel
El sumo sacerdote Elí tenía dos hijos: Hofní y Finehás. Ellos eran
sacerdotes y trabajaban en el tabernáculo. Pero no obedecían las
leyes de Jehová y, además, trataban muy mal a la gente. Cuando
los israelitas llevaban sacrificios para Jehová, Hofní y Finehás se
quedaban con la mejor carne para ellos. Elí sabía que sus hijos
se portaban mal, pero no hacía nada para corregirlos. ¿Crees que
Jehová haría algo?
Aunque Samuel era mucho menor que Hofní y Finehás, no hacía
cosas malas como ellos. Por eso, Jehová estaba muy contento con él.
Una noche, Samuel estaba dormido y oyó una voz que lo llamaba.
Se levantó, corrió adonde estaba Elí y le dijo: “Aquí estoy”. Pero Elí
le contestó: “Yo no te llamé. Vuelve a dormirte”. Samuel se fue a
acostar. Entonces pasó lo mismo por segunda vez. Cuando Samuel
escuchó la voz por tercera vez, Elí se dio cuenta de que Jehová
estaba llamando a Samuel. Elí le explicó que si volvía a oír la voz,
tenía que responder: “Dime, Jehová. Tu siervo te está escuchando”.
Samuel volvió a la cama y oyó la voz: “Samuel, Samuel”.
Él respondió: “Dime, Jehová. Tu siervo te está escuchando”. Jehová
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le dijo: “Dile a Elí que voy a castigarlos a él y a su familia. Él sabe
que sus hijos están haciendo cosas malas en mi tabernáculo, pero
no los corrige”. A la mañana siguiente, Samuel abrió las puertas del
tabernáculo, como siempre. Tenía miedo de darle el mensaje de
Jehová al sumo sacerdote. Pero Elí lo llamó y le preguntó: “Hijo
mío, ¿qué te dijo Jehová?”. Así que Samuel le contó todo.
Samuel creció, y Jehová continuó siendo su amigo. Los israelitas
de todas partes del país sabían que Jehová había escogido a Samuel
para ser profeta y juez.
“Acuérdate de
tu Gran Creador
en tu juventud”
(Eclesiastés 12:1).
38 Jehová le da fuerza a Sansón
Muchos israelitas volvieron a adorar ídolos. Así que Jehová dejó
que la gente de Filistea dominara el país de Israel. Pero había algunos
israelitas que sí amaban a Jehová, como Manóah. Él y su esposa
no tenían hijos. Un día, Jehová envió a un ángel para que le dijera a la
esposa de Manóah: “Vas a tener un hijo que rescatará a los israelitas
de los filisteos. Será un nazareo”. ¿Sabes quiénes eran los nazareos?
Eran personas que servían a Jehová de una manera especial y tenían
prohibido cortarse el pelo.
Con el tiempo, nació el hijo de Manóah, y lo llamaron Sansón.
Cuando creció, Jehová le dio una enorme fuerza. ¡Podía matar a un
león solo con sus manos! Una vez, mató a 30 filisteos sin que nadie
lo ayudara. Por eso, los filisteos lo odiaban y querían averiguar
cómo matarlo. Una noche, Sansón estaba
“Tengo fuerzas para todo durmiendo en Gaza. Entonces sus enemigos
gracias a aquel que
me da poder” fueron a las puertas de esa ciudad y lo esperaron
(Filipenses 4:13). allí para matarlo por la mañana. Pero, en medio de
la noche, Sansón se levantó, fue a la entrada de la
ciudad y arrancó las puertas de las murallas. Luego las cargó sobre
sus hombros hasta llegar a lo alto de una montaña cerca de Hebrón.
Después, los filisteos fueron a hablar con Dalila, que era la novia
de Sansón, y le dijeron: “Te pagaremos miles de piezas de plata si
descubres por qué es tan fuerte Sansón. Es que queremos atraparlo
y meterlo en la cárcel”. Dalila quería el dinero, así que aceptó el trato.
Al principio, Sansón no quería decirle a Dalila de dónde sacaba toda
su fuerza. Pero ella lo molestó tanto que él se rindió y le contó su
secreto. Le dijo: “Nunca me han cortado el pelo porque soy nazareo.
Si me cortaran el pelo, perdería mi fuerza”. Fue un gran error que al
final Sansón le contara eso a Dalila, ¿verdad?
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Enseguida, Dalila les dijo a los filisteos: “¡Ya sé cuál es su secreto!”.
Hizo que Sansón se quedara dormido sobre sus rodillas y llamó a
alguien para que le cortara el pelo. Entonces Dalila gritó: “¡Sansón,
los filisteos están aquí!”. Él se despertó, pero se dio cuenta de que
había perdido su fuerza. Los filisteos lo agarraron, lo dejaron ciego
y lo metieron en prisión.
Un día, miles de filisteos se reunieron en el templo de su dios
Dagón. Gritaban: “Nuestro dios nos ha entregado a Sansón. Saquen
a Sansón para que nos divierta un rato”. Lo pusieron de pie entre dos
columnas y se burlaron de él. Sansón dijo en voz alta: “Oh, Jehová,
por favor, dame fuerzas una vez más”. Ya le había crecido el pelo de
nuevo, así que empujó las dos columnas del templo con todas sus
fuerzas. Entonces el edificio se derrumbó y mató a todos los que
estaban allí. Sansón también murió.
Preguntas: ¿Por qué Sansón era tan fuerte? ¿Qué le pasó a Sansón
cuando le contó a Dalila el secreto de su enorme fuerza?
Jueces 13:1-16:31.
7
Esta sección narra la vida del rey Saúl y del rey David, y abarca unos
80 años. Al principio, Saúl fue humilde y obedeció a Dios. Pero al poco
tiempo cambió y rechazó la guía de Jehová. Al final, Jehová también
lo rechazó a él, y le encargó a Samuel que ungiera a David para que
fuera el nuevo rey de Israel. Saúl tenía envidia de David y muchas
veces intentó matarlo. A pesar de todo, él nunca se vengó. Jonatán,
el hijo de Saúl, sabía que Jehová había elegido a David, así que fue
leal a él. Aunque David luego cometió algunos pecados muy graves,
siempre aceptó la disciplina de Jehová. Si usted tiene hijos, ayúdelos
a ver que es importante apoyar todas las decisiones de Dios.
LECCIONES IMPORTANTES
95
39 El primer rey de Israel
Jehová les había dado jueces a los israelitas para guiarlos, pero
ellos querían un rey. Por eso, le dijeron a Samuel: “Todas las demás
naciones tienen reyes, nosotros también queremos uno”. A Samuel
le pareció que eso no estaba bien. Entonces, le oró a Jehová, y él le
respondió: “El pueblo no te está rechazando a ti, me está rechazando
a mí. Diles que pueden tener un rey, pero que ese rey les va a pedir
muchas cosas”. De todos modos, la gente decía: “¡No importa!
¡Queremos tener un rey!”.
Entonces, Jehová le dijo a Samuel que un hombre llamado Saúl
sería el primer rey. Cuando Saúl visitó a Samuel en Ramá, Samuel
lo ungió, o sea, le derramó aceite sobre la cabeza para mostrar
que sería el rey.
Luego, Samuel reunió a los israelitas para presentarles a
su nuevo rey. Pero no encontraban a Saúl por ningún lado.
¿Sabes por qué? Porque estaba escondido entre un montón
de equipaje. Cuando por fin lo encontraron, lo sacaron de allí
y lo pusieron de pie en medio del pueblo. Era más alto que
todos los demás y era muy guapo. Samuel dijo: “Miren a quién
ha escogido Jehová”. Y la gente gritó: “¡Viva el rey!”.
Al principio, el rey Saúl le hacía caso a Samuel y obedecía a
Jehová. Pero luego cambió. Una vez, Samuel le dijo a Saúl que lo
esperara para ofrecer sacrificios. El rey no tenía permiso para
ofrecer sacrificios. Pero Samuel tardó en llegar, así que Saúl los
ofreció él solo. ¿Qué hizo Samuel? Le dijo: “Tenías que obedecer a
Jehová, y no lo hiciste”. ¿Aprendería Saúl que tenía que obedecer
siempre a Jehová?
Después, Saúl fue a pelear contra los amalequitas, y Samuel le
dijo que no dejara a ninguno vivo. Pero Saúl decidió no matar al rey
Agag. Entonces Jehová le dijo a Samuel: “Saúl me ha dejado, ya
no me obedece”. Samuel se puso muy triste, así que le dijo a Saúl:
96
“Obedecer es mejor que
ofrecer un sacrificio”
(1 Samuel 15:22).
Preguntas: ¿A quién escogió Jehová para que fuera el siguiente rey de Israel?
¿Cómo venció David a Goliat?
1 Samuel 16:1-13; 17:1-54.
99
41 David y Saúl
Después que David mató a Goliat, el rey Saúl lo nombró jefe
del ejército. David ganó muchas batallas y se hizo muy famoso.
Siempre que regresaba de la guerra, las mujeres lo recibían bailando
y cantando: “Saúl ha vencido a miles de enemigos, pero David ha
vencido a decenas de miles”. Por eso, Saúl empezó a tenerle envidia
y quería matarlo.
David tocaba muy bien el arpa. Un día, mientras tocaba para Saúl,
el rey le arrojó su lanza. Pero David se agachó justo a tiempo, y la
lanza se clavó en la pared. Después de eso, Saúl trató muchas veces
de matarlo. Al final, David huyó y se
escondió en el desierto.
Entonces Saúl se fue a perseguirlo con
3.000 soldados. Por casualidad, Saúl
entró en la misma cueva donde David y
101
42 Jonatán es valiente y leal
El hijo mayor del rey Saúl se llamaba Jonatán, y era un guerrero
valiente. David dijo que Jonatán era más rápido que un águila y más
fuerte que un león. Un día, Jonatán vio a unos soldados filisteos en
una colina. Así que le dijo a su escudero, el ayudante que le llevaba
las armas: “Los atacaremos solo si Jehová nos da una señal. Si los
filisteos nos dicen que subamos, sabremos que debemos atacar”.
Los filisteos gritaron: “¡Suban a pelear!”. Entonces Jonatán y su
escudero subieron a la colina y vencieron a 20 soldados.
Como Jonatán era el hijo mayor de Saúl, tenía que ser el rey
después que su padre muriera. Pero Jonatán sabía que Jehová había
elegido a David para que fuera el siguiente rey de Israel, y no le tenía
envidia. Más bien, Jonatán y David se hicieron muy buenos amigos.
102
Prometieron que se protegerían y defenderían el uno al otro. Para
mostrar que eran amigos, Jonatán le dio a David su túnica, su
espada, su arco y su cinturón.
Cuando David estaba huyendo de Saúl, Jonatán fue a verlo y le
dijo: “Tienes que ser fuerte y valiente. Jehová te ha elegido para que
seas el rey. Hasta mi padre lo sabe bien”. ¿Te gustaría tener un amigo
tan bueno como Jonatán?
Jonatán arriesgó su vida varias veces para ayudar a su amigo.
Él sabía que su padre, el rey Saúl, quería matar a David, así que le
dijo: “Si matas a David, cometerás un pecado. Él no ha hecho nada
malo”. Saúl se puso furioso con Jonatán. Unos años después, Saúl
y Jonatán murieron juntos en una batalla.
Después que Jonatán murió, David buscó a Mefibóset, que era hijo
de Jonatán. Cuando lo encontró, le dijo: “Te cuidaré toda tu vida
porque tu padre era un buen amigo mío. Vivirás en mi palacio
y comerás conmigo en mi mesa”. David nunca olvidó a su
amigo Jonatán.
Preguntas: ¿Cómo mostró Jonatán
que era valiente? ¿Cómo mostró
Jonatán que era leal?
1 Samuel 14:1-23; 18:1-4; 19:1-6;
20:32-42; 23:16-18; 31:1-7;
2 Samuel 1:23; 9:1-13.
“Este es mi mandamiento:
que ustedes se amen
unos a otros tal como
yo los he amado. Nadie
tiene amor más grande
que este: que alguien dé
su vida por sus amigos”
(Juan 15:12, 13).
43 El pecado del rey David
Cuando Saúl murió, David fue el siguiente rey. Tenía 30 años de
edad. Pasaron varios años, y una noche vio a una hermosa mujer
desde la azotea de su palacio. David averiguó que su nombre era
Bat-Seba y que estaba casada con un soldado llamado Urías.
Entonces David mandó traer a Bat-Seba a su palacio, tuvieron
relaciones sexuales, y ella se quedó embarazada. David trató de
esconder lo que había hecho. Así que le dijo al general de su ejército
que pusiera a Urías en la primera línea de batalla, y que luego se
retiraran y lo dejaran solo. Urías
murió en esa batalla, y después
David se casó con Bat-Seba.
Pero Jehová vio todas las
cosas malas que habían pasado.
¿Qué iba a hacer Jehová ahora?
Envió al profeta Natán a hablar
con David. Natán le dijo: “Había
un hombre rico que tenía
muchas ovejas, y un hombre
pobre que tenía solo una
ovejita a la que quería mucho.
El hombre rico le quitó al pobre
la única ovejita que tenía”. David
se enojó mucho y dijo: “¡Ese
hombre rico merece morir!”.
Entonces Natán le dijo: “¡Tú eres igual que ese hombre rico!”. David
se puso muy triste y le dijo a Natán: “He pecado contra Jehová”. Ese
pecado le trajo muchos problemas a David, y también a su familia.
Jehová castigó a David, pero lo dejó vivir porque había sido sincero y
humilde.
David quería hacer un templo para Jehová. Pero Jehová eligió a
Salomón, el hijo de David, para que lo construyera. Así que David
104
empezó a preparar las cosas para Salomón
y dijo: “El templo de Jehová tiene que
ser magnífico. Salomón todavía es joven,
pero yo lo voy a ayudar preparándolo
todo”. David regaló mucho dinero para la
construcción. Buscó trabajadores hábiles,
reunió oro y plata, y trajo madera de cedro
de Tiro y Sidón. Cuando a David le faltaba
poco para morir, dio a Salomón los planos
para construir el templo y le dijo: “Jehová
me dio estas instrucciones para que las
escribiera y te las diera. Él te ayudará.
No tengas miedo. Debes ser fuerte y
hacer el trabajo”.
108
“Fíjense, aquí tienen
a alguien que es
más que Salomón”
(Mateo 12:42).
45 Un reino dividido
Durante el tiempo que Salomón adoró a Jehová, hubo paz en Israel.
Pero él se casó con muchas mujeres que eran de otros países y
adoraban ídolos. Poco a poco, Salomón cambió y empezó a adorar
ídolos también. Jehová se enojó y le dijo: “Le voy a quitar el reino de
Israel a tu familia y lo voy a dividir en dos. Le daré la parte más grande
a uno de tus sirvientes, y tu familia reinará solo en la parte pequeña”.
Jehová hizo otra cosa para que todos entendieran mejor lo que
había dicho. Un sirviente de Salomón, llamado Jeroboán, estaba de
viaje y se encontró con el profeta Ahíya en el camino. El profeta se
quitó su manto, lo rompió en 12 pedazos y le dijo a Jeroboán: “Jehová
le va a quitar el reino de Israel a la familia de Salomón y lo va a dividir
en dos. Toma 10 pedazos de este manto, porque vas a ser el rey de
10 tribus”. Cuando el rey Salomón se enteró de lo que había pasado,
quiso matar a Jeroboán. Así que Jeroboán huyó a Egipto. Con el
tiempo, Salomón murió, y su hijo Rehoboam empezó a reinar.
Entonces Jeroboán pensó que el peligro ya había pasado
y volvió a Israel.
110
“No se pongan bajo un yugo desigual
Después, los ancianos de Israel con los no creyentes. Porque,
¿qué relación tienen la justicia y la
dijeron a Rehoboam: “Si tratas bien al maldad? [...] ¿O qué tienen en común
pueblo, el pueblo será leal a ti”. Pero un creyente y un no creyente?”
sus amigos jóvenes le dijeron: “Tienes (2 Corintios 6:14, 15).
que ser duro con el pueblo. Oblígalos a
trabajar más”. Rehoboam hizo caso a sus amigos y fue cruel.
Por eso, la gente se rebeló y puso a reinar a Jeroboán sobre las
10 tribus. Ese reino de 10 tribus se llamó reino de Israel. El reino
de las otras dos tribus se llamó reino de Judá, y fue leal a
Rehoboam. Así fue como se dividieron las 12 tribus de Israel.
Jerusalén estaba en el reino de Rehoboam. Jeroboán
no quería que su pueblo fuera a adorar a Jehová allí.
¿Sabes por qué? Porque tenía miedo de que lo
rechazaran a él y obedecieran a Rehoboam. Así
que hizo dos becerros de oro y le dijo a su pueblo:
“Jerusalén está muy lejos. Mejor quédense aquí
a adorar estos becerros”. La gente le hizo
caso y se olvidó de Jehová otra vez.
112
“Que la gente sepa que
“No dejen que escape ningún profeta tu nombre es Jehová y que
solo tú eres el Altísimo
de Baal”. Ese día, mataron a los sobre toda la tierra”
450 profetas de Baal. (Salmo 83:18).
Después, apareció una nubecita
sobre el mar, y Elías le dijo a Acab: “Ahí viene una tormenta.
Prepara tu carro y vete a tu casa”. El cielo se llenó de nubes
negras, el viento sopló y empezó a llover muy fuerte. Por
fin se acabó la sequía. Acab se fue en su carro tan rápido
como pudo. Jehová ayudó a Elías para que corriera más
rápido que el carro. Pero ¿se habían terminado ya
todos los problemas de Elías? Vamos a ver.
Preguntas: ¿Cuál fue la prueba en el monte Carmelo?
¿Cómo respondió Jehová la oración de Elías?
1 Reyes 16:29-33; 17:1; 18:1, 2, 17-46; Santiago 5:16-18.
47 Jehová fortalece a Elías
Jezabel se enteró de lo que les había pasado a los profetas de Baal
y se puso muy furiosa. Así que mandó un mensajero a decirle a Elías:
“Mañana estarás muerto, igual que los profetas de Baal”. A Elías le
dio mucho miedo y huyó al desierto. Allí oró: “Jehová, ya no aguanto
más. Quiero morirme”. Elías estaba muy cansado y se quedó dormido
debajo de un árbol.
Pero un ángel despertó a Elías y le dijo con una voz muy suave:
“Levántate y come”. Elías vio un pan redondo sobre unas piedras
calientes y una jarra de agua. Comió y bebió, y se volvió a dormir.
El ángel lo despertó de nuevo y le dijo: “Come. Necesitas estar fuerte
para el viaje que vas a hacer”. Así que Elías comió un poco más.
Luego, viajó 40 días y 40 noches hasta que llegó al monte Horeb.
Allí entró en una cueva a dormir. Entonces Jehová le habló: “¿Qué
estás haciendo aquí, Elías?”. Elías contestó: “Los israelitas no han
cumplido la promesa que te hicieron. Destruyeron tus altares y
mataron a tus profetas. Y ahora también quieren matarme a mí”.
Jehová le dijo a Elías: “Sal y quédate de pie en la montaña”.
Entonces sopló un viento muy fuerte, luego hubo un terremoto y,
después, un fuego. Al final, Elías escuchó una voz calmada y suave.
Así que se tapó la cara con su ropa y se quedó parado fuera de la
cueva. Jehová le preguntó por qué había huido. Y Elías le respondió:
“Soy el único profeta que queda”. Pero Jehová le dijo: “No estás solo.
Todavía hay 7.000 personas en Israel que me adoran a mí. Ve y dile a
Eliseo que él es el elegido para ser profeta después de ti”. Enseguida
Elías fue a hacer lo que Jehová le ordenó. ¿Crees que Jehová también
te ayudará a ti si le obedeces? Claro que sí. Ahora vamos a ver algo
que pasó durante la sequía.
114
“No se angustien por nada.
Más bien, en cualquier
situación, mediante
oración y ruego y dando
gracias, háganle saber
a Dios sus peticiones”
(Filipenses 4:6).
48 El hijo de una viuda vuelve a vivir
Durante la sequía, Jehová le dijo a Elías: “Ve a Sarepta. Allí
hay una viuda que te dará comida”. En las puertas de la ciudad,
Elías vio a una viuda pobre recogiendo leña y le pidió un vasito
de agua. Cuando ella fue a buscárselo, Elías le dijo: “Por favor,
dame también un pedazo de pan”. Pero la viuda le contestó:
“No tengo pan, no te puedo dar nada. Solo tengo harina y aceite
para preparar algo de comer para mi hijo y para mí”. Elías le dijo:
“Jehová ha prometido que, si tú me haces un pan pequeño,
tendrás aceite y harina mientras dure la sequía”.
Así que la viuda se fue a su casa y le hizo pan al profeta
de Jehová. La viuda y su hijo tuvieron comida todo el tiempo
que duró la sequía, como Jehová había prometido. Su jarro de
harina y su jarro de aceite nunca se quedaron vacíos.
Después pasó algo muy muy triste. El niñito de la viuda se
puso tan enfermo que murió, y ella le suplicó a Elías que la
“Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan,
no tienen ni granero ni almacén, pero Dios los alimenta.
¿Y acaso no valen ustedes mucho más que las aves?”
(Lucas 12:24).
117
49 Una malvada reina recibe su castigo
Desde la ventana de su palacio en Jezreel, el rey Acab veía el viñedo
de un hombre llamado Nabot. Acab quería ese terreno y trató de
comprárselo. Pero Nabot no quería vendérselo porque la Ley de
Jehová decía que no se podían vender los terrenos que se heredaban
de los padres. Nabot hizo lo que era correcto. ¿Crees que Acab respetó
la decisión de Nabot? No. Acab se puso furioso. Estaba tan enojado
que no quería salir de su cuarto ni comer nada.
La esposa de Acab era la malvada reina Jezabel. Ella le dijo: “Tú
eres el rey de Israel, así que puedes tener todo lo que se te antoje.
Yo conseguiré ese terreno y te lo daré”. Entonces escribió unas cartas
a los ancianos de la ciudad. En esas cartas les mandó que acusaran a
Nabot de haber maldecido a Dios y que luego lo mataran a pedradas.
Los ancianos hicieron todo lo que Jezabel les ordenó. Después, ella
le dijo a Acab: “Nabot ahora está muerto. Ya te puedes quedar con
su viñedo”.
Nabot no fue la única persona inocente que Jezabel asesinó. Ella
mató a muchos otros que amaban a Jehová. También adoraba ídolos
y hacía otras cosas malas. Pero Jehová veía todas esas maldades.
¿Qué iba a hacer Jehová con Jezabel?
Después que murió Acab, pasó
algún tiempo, y su hijo Jehoram
empezó a reinar. Entonces Jehová
envió a un hombre llamado Jehú para
que castigara a Jezabel y su familia.
Jehú subió a su carro y fue a Jezreel,
donde vivía Jezabel. Jehoram también
fue en su carro para encontrarse
con Jehú. Cuando lo vio, Jehoram le
preguntó: “¿Hay paz entre nosotros?”.
Jehú contestó: “No habrá paz mientras
tu madre, Jezabel, siga haciendo cosas
“La fortuna que al principio
se consigue con codicia
al final no será
una bendición”
(Proverbios 20:21).
119
50 Jehová defiende a Jehosafat
de sus enemigos
Jehosafat fue un rey de Judá que destruyó los altares del dios Baal
y los ídolos que había en su país. Él quería que la gente conociera las
leyes de Jehová. Por eso, envió a los príncipes y los levitas por toda
Judá para enseñar las leyes de Jehová al pueblo.
Las naciones vecinas tenían miedo de atacar Judá porque sabían
que Jehová ayudaba a su pueblo. Hasta le llevaban regalos al rey
Jehosafat. Pero entonces la gente de Ammón, Moab y otros pueblos
de la región de Seír se fueron a pelear contra Judá. Jehosafat sabía
que iba a necesitar la ayuda de Jehová. Así que reunió en Jerusalén a
todos los hombres, mujeres y niños. Delante de ellos hizo una oración:
“Jehová, sin ti no podemos ganar la batalla. Por favor, dinos qué
tenemos que hacer”.
Jehová escuchó a Jehosafat y le respondió: “No tengan miedo, yo
los ayudaré. Vayan a sus puestos, quédense quietos y vean cómo los
voy a salvar”. ¿Cómo los salvaría Jehová?
A la mañana siguiente, Jehosafat escogió cantores y les dijo que
marcharan delante del ejército. Ellos salieron de Jerusalén hacia el
campo de batalla, que estaba en un lugar llamado Tecoa.
Los cantores estaban alegres cantando alabanzas a Jehová con
voz fuerte. Mientras tanto, Jehová luchaba por su pueblo. Confundió
a los ammonitas y los moabitas, y empezaron a pelear entre ellos.
Todos murieron. Pero Jehová protegió a la gente de Judá, a los
soldados y a los sacerdotes. Todas las naciones vecinas se enteraron
de lo que Jehová había hecho y se dieron cuenta de que él seguía
defendiendo a su pueblo de sus enemigos. ¿Cómo salva Jehová a su
pueblo? De muchas maneras. Él no necesita la ayuda de los humanos.
120
“Ustedes no tendrán
que pelear esta
batalla. Ocupen sus
puestos, estense
quietos y vean cómo
los salva Jehová”
(2 Crónicas 20:17).
9
En esta sección, aprenderemos de niños, profetas y reyes
que tuvieron una fe sobresaliente en Jehová. En Siria, una niña
israelita tuvo fe en que el profeta de Jehová curaría a Naamán.
El profeta Eliseo tuvo total confianza en que Jehová lo protegería
de un ejército enemigo. El sumo sacerdote Jehoiadá arriesgó su
vida para proteger al pequeño Jehoás de su malvada abuela Atalía.
El rey Ezequías confió en que Jehová salvaría a Jerusalén y no se
rindió ante la amenaza del ejército asirio. El rey Josías eliminó la
idolatría que había en el país, reparó el templo y ayudó al pueblo
a adorar de nuevo a Jehová.
LECCIONES IMPORTANTES
123
51 El guerrero y la niña
En la tierra de Siria, había una niña israelita que vivía muy lejos de
su casa y su familia. El ejército sirio se la había llevado, y ahora era
sirvienta de la esposa de un jefe del ejército llamado Naamán. La niña
adoraba a Jehová aunque la gente con la que vivía no lo adoraba.
Naamán tenía una horrible enfermedad en la piel que era muy
dolorosa. La niña quería ayudarlo, así que le dijo a la esposa de
Naamán: “Conozco a alguien que puede hacer que tu esposo se
sienta mejor. En Israel hay un profeta de Jehová que se llama Eliseo.
Él puede curar a tu esposo”.
La esposa de Naamán le contó lo que la niña le dijo. Él quería
probar cualquier cosa para curarse, por eso se fue a Israel a la
casa de Eliseo. Naamán creía que Eliseo lo iba a recibir como a
una persona importante. Pero en vez de salir a hablar con él,
Eliseo envió a su sirviente para recibirlo y darle este mensaje:
“Ve y métete siete veces en el río Jordán. Entonces te curarás”.
A Naamán no le gustó eso y
dijo: “Pensaba que este profeta
iba a curarme llamando a su Dios
y moviendo sus manos de una
manera espectacular. Pero lo único
que me ha dicho es que vaya a ese
río de Israel. Tenemos ríos mejores
en Siria. ¿Por qué no puedo ir a esos
ríos?”. Naamán se puso furioso y se
fue de la casa de Eliseo.
Los sirvientes de Naamán lo
ayudaron a pensar mejor las cosas.
Le dijeron: “¿Verdad que harías lo que
fuera para curarte? Lo que te pide este
profeta es muy sencillo. ¿Por qué no lo haces?”.
Naamán los escuchó, así que fue al río Jordán y se
metió en el agua siete veces. A la séptima vez, Naamán
salió del agua curado por completo. Estaba muy feliz y regresó
para darle las gracias a Eliseo. Le dijo: “Ahora sé que Jehová es
el Dios verdadero”. Naamán volvió a su casa sano. ¿Cómo crees
que se sintió la niña israelita cuando lo vio?
Preguntas: ¿Crees que fue fácil para la niña israelita “Hiciste que de la boca
hablar con la esposa de Naamán? ¿Qué piensas que de los pequeños y de
la ayudó a ser tan valiente? los niños de pecho
saliera alabanza”
2 Reyes 5:1-19; Lucas 4:27.
(Mateo 21:16).
125
52 El ejército de fuego de Jehová
El rey Ben-Hadad de Siria atacó varias veces Israel. Pero el profeta
Eliseo siempre avisaba al rey de Israel para que pudiera escaparse.
Así que Ben-Hadad decidió secuestrar a Eliseo. Averiguó que estaba
en la ciudad de Dotán y envió allí al ejército sirio para atraparlo.
Los sirios llegaron a Dotán de noche. A la mañana siguiente, el
ayudante de Eliseo salió y vio que la ciudad estaba rodeada de un
gran ejército. Se asustó muchísimo y gritó: “Eliseo, ¿qué vamos a
hacer?”. Eliseo le respondió: “Hay más guerreros con nosotros que
con ellos”. En ese momento, Jehová hizo que el ayudante de Eliseo
viera que las montañas alrededor de la ciudad estaban llenas de
caballos y carros de guerra de fuego.
Cuando los soldados sirios intentaron atrapar a Eliseo, él oró:
“Jehová, por favor, haz que se queden ciegos”. De repente, los
soldados no tenían ni idea de dónde estaban aunque todavía podían
ver. Entonces Eliseo les dijo: “Se equivocaron de ciudad. Síganme,
126
“Esta es la confianza que
tenemos con él, que le
podemos pedir cualquier
cosa de acuerdo con su
voluntad y él nos escucha”
(1 Juan 5:14).
129
54 Jehová es paciente con Jonás
En una ciudad de Asiria que se llamaba Nínive, la gente era muy muy
mala. Jehová mandó a su profeta Jonás que fuera a Nínive y les dijera
a las personas que tenían que cambiar. Pero en vez de ir a Nínive,
Jonás huyó al lado contrario y se subió a un barco que iba a un lugar
llamado Tarsis.
Cuando el barco estaba en el mar, se levantó una fuerte tormenta,
y los marineros se asustaron muchísimo. Oraron a sus dioses y se
preguntaron: “¿Por qué nos pasa esto?”. Al final, Jonás les dijo: “Es
por mi culpa. Estoy huyendo para no hacer lo que Jehová me mandó.
Échenme al agua para que la tormenta se calme”. Los marineros
no querían echar a Jonás al agua, pero él insistió para que lo hicieran.
Así que lo echaron al mar, y la tormenta paró.
Jonás creyó que iba a morir. Mientras se iba hundiendo más y más
en el mar, le oró a Jehová. Entonces Jehová envió un pez muy grande
que se tragó a Jonás, pero que no lo mató. Dentro del pez, Jonás le
oró a Jehová: “Prometo que voy a obedecerte siempre”. Jehová
mantuvo a Jonás vivo dentro del pez por tres días y después hizo
que el pez lo escupiera en tierra seca.
Jehová salvó a Jonás, pero ¿quería decir eso que ya no tenía que ir a
Nínive? No. Jehová lo mandó otra vez, y ahora Jonás sí obedeció. Fue
allí y le dijo a la malvada gente: “Jehová va a destruir la ciudad dentro
130
“Jehová [...] es paciente con
ustedes porque no desea que
de 40 días”. Entonces pasó algo ninguno sea destruido, sino
que no se esperaba. Los ninivitas que desea que todos tengan
la oportunidad de arrepentirse”
hicieron caso y cambiaron. El rey (2 Pedro 3:9).
de Nínive le dijo a su pueblo:
“Suplíquenle a Dios y arrepiéntanse, quizá así no nos destruya”.
Cuando Jehová vio que la gente se había arrepentido, no la
destruyó.
Jonás se molestó porque Jehová no destruyó la ciudad. Piensa
un momento: Jehová fue paciente con Jonás y tuvo misericordia
de él. Pero Jonás no tuvo misericordia de la gente de Nínive.
En vez de eso, se sentó fuera de la ciudad bajo la sombra de una
planta de calabaza vinatera y puso mala cara. Luego, la planta se
secó, y Jonás se enojó mucho. Así que Jehová le dijo: “Te importa
más esa planta que los ninivitas. Yo tuve misericordia de ellos, y
por eso se salvaron”. ¿Qué quería enseñarle Dios a Jonás? Que las
personas de Nínive eran más importantes que cualquier planta.
132
¡El ángel mató a
185.000 soldados!
El rey Senaquerib
perdió a sus hombres
más fuertes y no tuvo más
remedio que volver a casa
derrotado. Así fue como Jehová
protegió a Ezequías y a Jerusalén,
tal como había prometido. Si tú
hubieras estado en Jerusalén,
¿habrías confiado en Jehová?
134
“Tu palabra es una
lámpara para mi pie y
una luz para mi camino”
Hacía muchos años que la nación de Judá (Salmo 119:105).
no celebraba la Pascua. Pero Josías leyó en la
Ley que la Pascua se debía celebrar todos los años, así que le dijo al
pueblo: “Tendremos una fiesta de Pascua para Jehová”. Después,
Josías dio órdenes para que prepararan muchos sacrificios y para
que hubiera un coro que cantara en el templo. Entonces, celebraron
la Pascua y luego la Fiesta de los Panes Sin Levadura, que duró
siete días. No habían tenido una Pascua como esa desde que
Samuel estaba vivo. Josías de verdad amaba la Ley de Dios.
¿Y a ti? ¿También te gusta aprender de Jehová?
Preguntas: Después que supo lo que decía la Ley de Dios, ¿qué hizo el rey Josías?
¿Qué pensaba Jehová de Josías?
2 Reyes 21:26; 22:1-23:30; 2 Crónicas 34:1-35:25.
10
Jehová es el Rey de todo lo que hay. Siempre ha tenido el control de
las cosas y siempre lo tendrá. Por ejemplo, salvó a Jeremías cuando
estuvo a punto de morir en un pozo. Rescató a Sadrac, Mesac y
Abednego de un horno de fuego, y libró a Daniel de que se lo
comieran los leones. Jehová también protegió a Ester para que
pudiera salvar a su pueblo. No va a dejar que la maldad dure para
siempre. La profecía de la gran imagen y la del enorme árbol nos
garantizan que el Reino de Jehová pronto eliminará todo lo malo y
gobernará sobre la tierra.
LECCIONES IMPORTANTES
137
57 Jehová envía a Jeremías a predicar
Jehová eligió a Jeremías para que fuera profeta en la tierra de
Judá. Le mandó que les predicara a las personas que vivían allí y les
advirtiera que tenían que dejar de hacer cosas malas. Pero Jeremías
le respondió a Jehová: “Solo soy un muchacho, no sé hablar delante
de la gente”. Jehová le prometió: “No tengas miedo, yo te ayudaré y
te diré lo que debes predicar”.
Jehová le dijo a Jeremías que reuniera a los ancianos del pueblo,
que rompiera un jarrón de barro enfrente de ellos y les dijera: “Esto
mismo le va a pasar a Jerusalén”. Cuando Jeremías hizo eso, los
ancianos se enojaron mucho. Un sacerdote llamado Pasjur le pegó
a Jeremías y lo puso en un cepo de madera, o sea, lo aprisionó
sujetándole los pies y las manos en unas tablas. Jeremías no pudo
moverse en toda la noche. Pasjur lo soltó a la mañana siguiente.
Entonces Jeremías dijo: “Ya no aguanto más. Voy a dejar de
predicar”. Pero ¿de verdad hizo eso? No. Jeremías lo pensó mejor y
dijo: “El mensaje de Jehová es como un fuego dentro de mí. No puedo
dejar de predicar”. Así que Jeremías siguió advirtiendo a la gente.
Pasaron varios años, y un nuevo
rey empezó a gobernar en Judá.
Los sacerdotes y los falsos profetas
odiaban el mensaje de Jeremías.
Por eso les dijeron a los príncipes:
“Este hombre merece morir”.
Jeremías dijo: “Si me matan,
matarán a un hombre inocente.
Yo digo lo que Jehová me manda,
no lo que se me ocurre a mí”.
Cuando los príncipes oyeron eso,
dijeron: “Este hombre no merece
morir”.
“Toda la gente los
Jeremías siguió predicando, pero esta vez los odiará por llevar mi
nombre. Pero el que
príncipes se enojaron tanto que le pidieron al rey aguante hasta el fin
que lo matara. El rey les dijo que le hicieran lo que será salvado”
quisieran. Así que lo agarraron y lo echaron en un (Mateo 10:22).
pozo profundo lleno de lodo para que muriera allí.
Poco a poco, Jeremías se fue hundiendo en el barro.
Entonces un oficial de la corte llamado Ébed-Mélec le dijo al rey:
“Los príncipes echaron a Jeremías en un pozo. Si lo dejamos allí, se
va a morir”. El rey mandó a Ébed-Mélec que se llevara a 30 hombres y
sacara a Jeremías del pozo. Jeremías no dejó de predicar por nada
del mundo. ¿Verdad que quieres ser como él?
Preguntas: ¿Qué ayudó a Jeremías a ser obediente desde que era joven?
¿Quién intentó que Jeremías dejara de predicar?
Jeremías 1:1-19; 19:1-11; 20:1-13; 25:8-11; 26:7-16; 38:1-13.
139
58 La destrucción de Jerusalén
El pueblo de Judá se alejó de Jehová muchas veces y cayó en la
idolatría, o sea, se puso a adorar a dioses falsos. Durante esos años,
Jehová trató de ayudarlos enviándoles muchos profetas. Pero la
gente no les hacía caso y se burlaba de ellos. Jehová quería acabar
con la idolatría. ¿Cómo lo haría?
El rey de Babilonia, Nabucodonosor, iba conquistando una nación
tras otra. La primera vez que conquistó Jerusalén, capturó al rey
Joaquín, a los príncipes, guerreros y artesanos, y se los llevó a
Babilonia. También se llevó los tesoros del templo de Jehová. Luego,
Nabucodonosor decidió que Sedequías fuera el rey de Judá.
Al principio, el rey Sedequías obedecía a Nabucodonosor. Pero
los profetas falsos y la gente de los países cercanos le decían a
Sedequías que se rebelara contra Babilonia. Jeremías le advirtió:
“Si te rebelas, habrá muertes, hambre y enfermedades en Judá”.
Después de ocho años, el rey Sedequías se rebeló contra
Babilonia, y para eso le pidió ayuda al ejército de Egipto. Entonces,
Nabucodonosor envió su ejército a atacar Jerusalén. El ejército
babilonio acampó alrededor de la ciudad. Jeremías le dijo a
Sedequías: “Jehová dice que si te rindes a los babilonios, tú y la
ciudad sobrevivirán. Pero si no te rindes, ellos van a quemar
Jerusalén y te llevarán prisionero”. Sedequías respondió:
“¡No me voy a rendir!”.
“Jehová Dios,
el Todopoderoso,
verdaderas y justas
son tus sentencias”
(Apocalipsis 16:7).
Un año y medio después, los babilonios
derribaron una parte de las murallas de
Jerusalén. Por allí entraron a la ciudad y la quemaron. También
quemaron el templo, mataron a mucha gente y se llevaron miles
de prisioneros.
Sedequías logró escapar de Jerusalén, pero los babilonios lo
persiguieron, lo atraparon cerca de Jericó y se lo llevaron al rey
Nabucodonosor. El rey obligó a Sedequías a ver cómo mataban a sus
hijos. Luego, lo dejó ciego y lo metió en prisión. Allí murió Sedequías.
Pero Jehová hizo esta promesa al pueblo de Judá: “Después que
pasen 70 años, voy a llevarlos de vuelta a su hogar en Jerusalén”.
¿Qué pasaría con los jóvenes que se habían llevado a Babilonia?
¿Seguirían leales a Jehová?
141
59 Cuatro muchachos que obedecen a Jehová
Nabucodonosor se llevó a los príncipes de Judá a Babilonia y
puso a cargo de ellos a un funcionario de la corte llamado Aspenaz.
Además, le mandó a este funcionario que buscara a los muchachos
más sanos e inteligentes de entre esos príncipes. Estos jóvenes
recibirían una educación especial por tres años para tener puestos
importantes en Babilonia. Tendrían que aprender a leer, escribir y
hablar el idioma acadio de Babilonia. También tendrían que comer la
misma comida que se servía en el palacio del rey. Cuatro de estos
muchachos se llamaban Daniel, Hananías, Misael y Azarías. Pero
Aspenaz les puso nombres babilonios: Beltsasar, Sadrac, Mesac y
142
“No permitas que nadie
menosprecie tu juventud.
Más bien, sé un ejemplo
para los fieles por tu manera
de hablar, tu conducta,
tu amor, tu fe, tu castidad”
Abednego. ¿Crees que esa educación que (1 Timoteo 4:12).
iban a recibir podía alejarlos de Jehová?
Estos cuatro muchachos querían ser
obedientes a Jehová. Sabían que no debían aceptar la comida del rey
porque la Ley de Jehová prohibía comer algunos de esos alimentos.
Por eso le pidieron a Aspenaz: “Por favor, no nos obligues a comer lo
mismo que el rey”. Pero Aspenaz les dijo: “Si no comen bien, y el rey
ve que tienen cara de enfermos, me matará”.
A Daniel se le ocurrió una idea. Le dijo al guardián: “Por favor,
danos solo verduras, legumbres y agua por 10 días. Y luego
compáranos con los chicos que sí coman lo mismo que el rey”.
Al guardián le pareció bien.
Cuando pasaron los 10 días, Daniel y sus tres amigos se veían
más sanos que los demás muchachos. Jehová estaba muy contento
con ellos porque habían sido obedientes. También le dio a Daniel la
sabiduría para entender visiones y sueños.
Al terminar los tres años de preparación, Aspenaz llevó a los
muchachos ante Nabucodonosor. El rey habló con ellos y se dio
cuenta de que Daniel, Hananías, Misael y Azarías eran más
inteligentes que los otros jóvenes. Así que los eligió para que
trabajaran en la corte real. Después de eso, muchas veces el rey
les pedía consejo sobre asuntos importantes. Jehová les dio más
sabiduría que a los demás sabios y magos del rey.
Daniel, Hananías, Misael y Azarías no estaban en su país, pero
siempre se acordaban de que eran parte del pueblo de Jehová.
¿Y tú? Cuando tus padres no estén contigo, ¿también te vas a
acordar siempre de Jehová?
Preguntas: ¿Por qué Daniel y sus tres amigos obedecieron a Jehová?
¿Cómo los ayudó Jehová?
Daniel 1:1-21.
143
60 El Reino que durará para siempre
Una noche, el rey Nabucodonosor soñó algo muy raro.
Le preocupaba tanto lo que había soñado que no podía dormir.
Llamó a los magos y les dijo: “Explíquenme el sueño que tuve”. Ellos
le dijeron: “Cuéntanos tu sueño, oh, rey”. Pero Nabucodonosor les
dijo: “¡No! Díganme ustedes lo que soñé. Si no me lo dicen, los
mataré”. De nuevo le pidieron: “Pero dinos lo que soñaste, y luego
te diremos lo que significa”. Él les respondió: “Están tratando de
engañarme. ¡Díganme lo que soñé!”. Ellos le respondieron: “No hay
nadie en el mundo que pueda hacer lo que pides. Es imposible”.
Nabucodonosor estaba tan enojado que ordenó que mataran a
todos los sabios del país. También iban a matar a Daniel, Sadrac,
Mesac y Abednego. Pero Daniel pidió tiempo al rey. Entonces él y sus
amigos oraron a Jehová para que los ayudara. ¿Qué hizo Jehová?
Jehová le mostró el sueño de Nabucodonosor a Daniel en una
visión y le dijo lo que significaba. Al día siguiente, Daniel fue a hablar
con el sirviente del rey y le dijo: “No maten a ninguno de los sabios.
Yo puedo explicar el sueño del rey”. El sirviente llevó a Daniel a ver a
Nabucodonosor. Daniel le dijo al rey: “Dios te ha revelado el futuro.
Este es tu sueño: viste una enorme estatua con cabeza de oro, pecho
y brazos de plata, abdomen y muslos de cobre, piernas de hierro y
pies de hierro mezclado con barro. Luego, una piedra salió de una
montaña y le dio un golpe muy fuerte a los pies de la estatua.
La estatua se rompió y se hizo polvo, y el
viento luego se lo llevó. La piedra se
convirtió en una gran montaña que
llenó toda la tierra”.
144
Después, Daniel dijo: “El sueño significa esto: tu reino es la cabeza
de oro. La parte de plata es un reino que habrá después del tuyo.
El cobre representa otro reino, que vendrá después, y que gobernará
sobre toda la tierra. El reino siguiente será tan fuerte como el hierro.
Al final habrá un reino dividido que tendrá partes fuertes como el
hierro y partes débiles como el barro. La piedra que se convierte en
una montaña es el Reino de Dios, que destruirá a todos los demás
reinos y durará para siempre”.
Nabucodonosor se arrodilló enfrente de Daniel con la cabeza
agachada y dijo: “Tu Dios te reveló el sueño. No existe otro dios
como él”. En vez de matar a Daniel, Nabucodonosor le dio el
puesto de jefe de todos los sabios y de gobernante
de la provincia de Babilonia. ¿Viste cómo
contestó Jehová la oración de Daniel?
“Reunieron a los
reyes en el lugar
que en hebreo se
llama Armagedón”
(Apocalipsis 16:16).
61 No se inclinan delante de la imagen
Poco después de que el rey Nabucodonosor soñara con la estatua,
mandó hacer una imagen enorme de oro. La puso en la llanura de
Dura y reunió delante de ella a toda la gente importante del país,
incluidos Sadrac, Mesac y Abednego. El rey ordenó: “Cuando oigan el
sonido de trompetas, arpas y gaitas, deben inclinarse ante la imagen.
Cualquiera que no lo haga será castigado en el horno de fuego”.
¿Qué crees? ¿Se inclinarían los tres hebreos ante aquella imagen?
¿O adorarían solo a Jehová?
Entonces, el rey ordenó que tocaran música. Todos se inclinaron
y adoraron la imagen. Pero Sadrac, Mesac y Abednego no la
adoraron. Unos hombres se dieron cuenta y le dijeron al rey: “Esos
tres hebreos no están adorando tu estatua”. Nabucodonosor mandó
llamar a los tres jóvenes y les dijo: “Voy a darles otra oportunidad
para que adoren la imagen. Si no lo hacen, los echaré en el horno de
fuego. Ningún dios podrá salvarlos de mí”. Ellos le respondieron:
“No necesitamos otra oportunidad. Nuestro Dios puede salvarnos.
Y aunque no nos salve, oh, rey, no vamos a adorar
“Adora a Jehová la estatua”.
tu Dios y sírvele Nabucodonosor se puso muy furioso. Les dijo a
solo a él” sus hombres: “¡Calienten el horno siete veces más
(Mateo 4:10).
de lo normal!”. Luego mandó a sus soldados: “Aten
a estos hombres y arrójenlos allí”. El horno estaba
146
tan caliente que los soldados murieron cuando se acercaron a él.
Los tres hebreos cayeron en el fuego. Luego, Nabucodonosor se
asomó al horno y vio que había cuatro personas caminando dentro,
en vez de tres. Se asustó mucho y les preguntó a sus ayudantes:
“¿No echamos a tres hombres en el fuego? Veo a cuatro, ¡y uno de
ellos parece un ángel!”.
Nabucodonosor se acercó más al horno y gritó: “¡Salgan, siervos
del Dios Altísimo!”. Todos se asombraron cuando vieron que Sadrac,
Mesac y Abednego salían del fuego y que no les había pasado nada.
Ni la piel ni el pelo ni la ropa se les habían quemado, y ni siquiera olían
a humo.
Nabucodonosor dijo: “¡El Dios de Sadrac, Mesac y Abednego es
impresionante! Envió a su ángel para salvarlos. No hay otro dios
como el de ellos”.
Los tres hebreos estaban decididos a ser leales a Jehová, pasara
lo que pasara. ¿Quieres ser leal como ellos?
148
Después de siete años,
Nabucodonosor volvió a ser
normal, y Jehová lo hizo rey de
Babilonia otra vez. Entonces
Nabucodonosor dijo: “Alabo a
Jehová, el Rey del cielo. Él avergüenza
a las personas orgullosas. Ahora sé que
Jehová es el Gobernante y puede darle
un reino a quien él quiera”.
150
noche, los medos y los persas atacaron Babilonia. Ciro, el rey persa,
desvió el río para que el ejército pudiera llegar hasta las puertas de
la ciudad. Cuando llegaron allí, ¡las puertas estaban abiertas! Los
soldados atacaron enseguida, conquistaron la ciudad y también
mataron al rey. Ahora Ciro era el gobernante de Babilonia.
En el primer año de su gobierno, Ciro anunció: “Jehová me ha dicho
que reconstruya su templo en Jerusalén. Los judíos que quieran
ayudar pueden ir”. Por eso, muchos regresaron a su tierra 70 años
después de la destrucción de Jerusalén. Así se cumplió la promesa de
Jehová. Además, Ciro les devolvió los vasos de oro y plata, y las otras
cosas que Nabucodonosor se había llevado del templo. ¿Viste cómo
usó Jehová a Ciro para ayudar a su pueblo?
152
Esa noche, Darío estaba tan preocupado por
Daniel que no podía dormir. Por la mañana, fue
corriendo al hoyo, se asomó y gritó: “¡Daniel!
¿Te salvó tu Dios?”.
Darío escuchó una voz. Era Daniel, que le
respondió: “El ángel de Jehová cerró la boca
de los leones, y no me hicieron nada”. Darío
estaba muy contento y mandó que lo sacaran de allí.
Daniel salió sin ningún rasguño. Después, el rey ordenó:
“¡Echen al hoyo a los hombres que acusaron a Daniel!”.
Cuando los echaron, los leones se los comieron enseguida.
Darío dio esta orden a su pueblo: “Todos
deben respetar al Dios de Daniel. Él lo salvó “Jehová sabe rescatar
de las pruebas
de los leones”. a personas de
¿Y tú? ¿También oras a Jehová todos los devoción piadosa”
días, como Daniel? (2 Pedro 2:9).
155
66 Esdras enseña la Ley de Dios al pueblo
Habían pasado unos 70 años desde que la mayoría de los
israelitas habían vuelto a Jerusalén, aunque algunos todavía vivían
en diferentes lugares del Imperio persa. Uno de esos israelitas era
Esdras, un sacerdote que enseñaba la Ley de Jehová. Esdras se
enteró de que la gente de Jerusalén no estaba obedeciendo la Ley,
por eso quería ir allí para ayudarlos. Artajerjes, el rey de Persia, le
dijo: “Dios te ha dado sabiduría para que enseñes su Ley. Así que
ve y llévate a cualquiera que quiera ir contigo”. Esdras se reunió con
todos los que querían volver a Jerusalén. Le pidieron a Jehová que
los cuidara en el camino y empezaron el largo viaje.
Cuatro meses después, llegaron a Jerusalén. Los príncipes de la
ciudad le dijeron a Esdras: “Los israelitas han desobedecido a Jehová
y se han casado con mujeres que adoran dioses falsos”. ¿Qué hizo
Esdras? Se arrodilló delante de todo el pueblo y oró: “Jehová, tú has
hecho muchas cosas buenas por nosotros, pero nosotros hemos
pecado contra ti”. El pueblo se arrepintió, pero siguió haciendo cosas
que no estaban bien. Así que Esdras eligió a ancianos y jueces
para que investigaran esos asuntos. En tres meses, echaron
a todos los que no quisieron adorar a Jehová.
Pasaron 12 años. Mientras tanto, las murallas de Jerusalén se
terminaron de construir de nuevo. Esdras reunió al pueblo en la
plaza pública para leerles la Ley de Dios. Cuando abrió el libro
de la Ley, el pueblo se puso de pie. Esdras alabó a Jehová, y los
israelitas levantaron las manos para indicar que estaban de
acuerdo. Después, Esdras leyó y explicó la Ley. El pueblo
escuchó con atención. Reconocieron que se habían alejado
de Jehová otra vez y se pusieron a llorar. Al día siguiente,
Esdras siguió leyéndoles la Ley. Los israelitas se dieron
cuenta de que pronto debían celebrar la Fiesta de
las Cabañas. Yenseguida empezaron a hacer
los preparativos para la fiesta.
156
Los israelitas estuvieron muy contentos los siete días que duró la
fiesta. Le dieron gracias a Jehová por la buena cosecha. No habían
tenido una Fiesta de las Cabañas como esa desde que Josué estaba
vivo. Cuando la fiesta terminó, se reunieron y oraron: “Jehová, tú
nos liberaste de la esclavitud. Nos diste alimento en el desierto y
esta bonita tierra. Pero nosotros te hemos desobedecido muchas
veces. Y aunque nos mandaste muchos profetas para advertirnos,
no hicimos caso. Aun así, tú fuiste paciente. Nunca olvidaste la
promesa que le hiciste a Abrahán. Ahora, prometemos que vamos
a obedecerte”. El pueblo escribió la promesa, y los príncipes,
levitas y sacerdotes la firmaron
con un sello.
158
“Ningún arma que
fabriquen contra ti dará
La muralla y las puertas quedaron listas en resultado” (Isaías 54:17).
solo 52 días. Para celebrarlo, Nehemías trajo a
los levitas a Jerusalén. Los organizó en dos grupos de cantores.
Esdras se fue con un grupo, y Nehemías se fue con el otro. Subieron
por las escaleras de la Puerta de la Fuente. Luego, cada grupo se fue
por un lado caminando por arriba de la muralla alrededor de la
ciudad. Iban tocando trompetas, címbalos y arpas, y cantando a
Jehová, hasta que se reunieron en el templo. Los hombres, mujeres y
niños ofrecieron sacrificios a Jehová y celebraron la fiesta. Estaban
tan alegres que sus voces se oían desde lejos.
161
68 Elisabet tiene un bebé
Un sacerdote llamado Zacarías y su esposa, Elisabet, vivían cerca
de Jerusalén. Ya habían pasado más de 400 años desde que las
murallas de Jerusalén se habían construido de nuevo. Zacarías y
Elisabet llevaban muchos años casados, pero no tenían hijos. Un día,
mientras Zacarías ofrecía incienso en el santuario del templo, se le
apareció el ángel Gabriel. Zacarías se asustó mucho, pero Gabriel le
dijo: “No tengas miedo. Te traigo buenas noticias de parte de Jehová.
Tu esposa, Elisabet, va a tener un hijo, y su nombre será Juan.
Jehová ha elegido a Juan para un trabajo especial”. Zacarías le
preguntó: “¿Cómo sé que lo que dices es verdad? Mi esposa y yo
somos muy mayores para tener un hijo”. Gabriel le respondió: “Dios
me ha enviado para darte esta buena noticia. Pero como no me
creíste, no podrás hablar hasta después que nazca el niño”.
Zacarías se quedó en el santuario más tiempo de lo normal.
Cuando por fin salió, la gente que estaba esperando fuera quería
saber qué había pasado. Pero Zacarías no podía hablar, solo
podía hacer señas. Entonces la gente se dio cuenta de que
él había recibido un mensaje de Dios.
Tiempo después, Elisabet quedó embarazada y tuvo
un niño, tal como había dicho el ángel. Los amigos y
familiares de Elisabet vinieron a conocer al bebé y se
alegraron por ella. Elisabet dijo: “Se va a llamar Juan”.
Ellos le respondieron: “Nadie se llama así en tu familia.
Mejor pónganle Zacarías, como su padre”. Pero Zacarías
escribió: “Su nombre es Juan”. En ese momento,
Zacarías pudo volver a hablar. Las noticias sobre
el bebé se supieron en toda Judea, y la gente se
preguntaba: “¿Qué va a ser este niño cuando crezca?”.
Entonces Zacarías se llenó de espíritu santo y dijo una
profecía: “¡Alabemos a Jehová! Él le prometió a Abrahán
162
que enviaría a un salvador, el Mesías, para rescatarnos. Y Juan va a
ser un profeta que preparará el camino para el Mesías”.
También le pasó algo muy especial a una familiar de Elisabet que se
llamaba María. Vamos a verlo en el siguiente capítulo.
Preguntas: ¿Qué le dijo el ángel Gabriel a Zacarías? ¿Qué trabajo especial haría Juan?
Mateo 11:7-14; Lucas 1:5-25, 57-79; Isaías 40:3; Malaquías 3:1.
165
70 Los ángeles anuncian
el nacimiento de Jesús
El gobernante del Imperio romano, César Augusto, mandó que
todos los judíos fueran a su lugar de nacimiento para registrarse.
Así que José y María viajaron a Belén, pues la familia de José era
de allí. Ya casi era el tiempo para que María tuviera el bebé.
Cuando llegaron a Belén, el único lugar que encontraron para
quedarse fue un establo, y allí nació Jesús. María lo envolvió con
telas suaves y lo acostó con mucho cuidado en un pesebre.
Cerca de Belén, unos pastores pasaban la noche en el campo
cuidando de sus ovejas. De repente, se les apareció un ángel, y
vieron la luz de la gloria de Jehová alrededor de ellos. Los pastores
se asustaron, pero el ángel les dijo: “No tengan miedo, traigo noticias
maravillosas. El Mesías ha nacido hoy en Belén”. En ese momento,
167
71 Jehová protege a Jesús
Había una tierra en el este de Israel donde las personas creían que
las estrellas podían guiarlos. Una noche, unos hombres del Oriente
vieron en el cielo lo que parecía una estrella brillante que se movía, y
la siguieron. La “estrella” los guió hasta Jerusalén. Los hombres iban
preguntando a la gente: “¿Dónde está el niño que va a ser rey de los
judíos? Queremos inclinarnos delante de él”.
Herodes, rey de Jerusalén, oyó las noticias sobre ese
nuevo rey. Se preocupó mucho y preguntó a los sacerdotes
principales: “¿Dónde tenía que nacer ese rey?”. Ellos
respondieron: “Los profetas dijeron que nacería en Belén”. Así
que Herodes llamó a los hombres del Oriente y les dijo: “Vayan a
Belén y busquen al niño. Luego, vuelvan y díganme dónde está,
porque yo también quiero inclinarme ante él”. Pero era mentira.
La “estrella” empezó a moverse de nuevo, y los hombres la
siguieron hasta Belén. Entonces la “estrella” se paró encima de una
casa, los hombres entraron y encontraron a Jesús con su mamá,
María. Ellos se inclinaron ante el niño y le dieron regalos: oro, incienso
y mirra. Pero ¿de veras había enviado Jehová a esos hombres adonde
estaba Jesús? No.
Esa noche, Jehová le dijo a José en un sueño: “Herodes quiere
matar a Jesús. Llévate de aquí a tu esposa y tu hijo, y huyan
a Egipto. Quédense allí y no vuelvan hasta que yo les
diga que el peligro ha pasado”. Así que José y su
familia se fueron enseguida a Egipto.
Además, Jehová dijo a los hombres del Oriente que
no regresaran adonde Herodes. Cuando Herodes se
dio cuenta de que no iban a volver, se puso furioso.
Ycomo no pudo encontrar a Jesús, mandó matar a
todos los niños de Belén que tuvieran la edad de
Jesús. Pero a Jesús no le pasó nada porque
estaba lejos, en Egipto.
168
Pasó el tiempo, y Herodes murió. Entonces Jehová le dijo a José:
“Ya no hay peligro. Pueden volver”. José, María y Jesús regresaron
a Israel y se quedaron a vivir en la ciudad de Nazaret.
Preguntas: ¿Por qué estuvo Jesús en peligro? ¿Qué hizo Jehová para protegerlo?
Mateo 2:1-23; Miqueas 5:2.
170
decía Jesús que ellos empezaron a hacerle preguntas a él.
Se quedaban impresionados con sus respuestas. Se dieron cuenta
de que entendía bien la Ley de Jehová.
José y María habían estado muy preocupados. María dijo: “Hijo,
te hemos estado buscando por todas partes. ¿Dónde estabas?”.
Y Jesús le respondió: “¿No sabían que tengo que estar en la casa
de mi Padre?”.
Jesús regresó con sus padres a Nazaret. Allí, José le enseñó
a Jesús el oficio de carpintero. ¿Qué piensas? ¿Cómo sería Jesús
cuando era joven? Jesús siguió creciendo y haciéndose más sabio.
Y por eso Dios y la gente lo querían cada vez más.
Preguntas: ¿Dónde encontraron José y María a Jesús? ¿Por qué estaba allí?
Mateo 13:55, 56; Marcos 6:3; Lucas 2:40-52; 4:16; Deuteronomio 16:15, 16.
172
Los sacerdotes y los levitas también fueron a
ver a Juan y le dijeron: “Todo el mundo quiere
saber quién eres”. Juan les explicó: “Soy una voz
en el desierto que guía a las personas a Jehová,
tal como dijo el profeta Isaías”.
A la gente le encantaba lo que Juan enseñaba,
y muchos querían saber si él era el Mesías. Por
eso Juan les dijo: “Alguien más poderoso que yo
vendrá pronto. Ni siquiera merezco desatarle las
sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los
bautizará con espíritu santo”.
176
“De los cielos salió una voz que
dijo: ‘Tú eres mi Hijo amado.
Tú tienes mi aprobación’”
(Marcos 1:11).
75 El Diablo pone a prueba a Jesús
Después que Jesús se bautizó, el espíritu santo lo dirigió al desierto.
No comió nada en 40 días y por eso tenía mucha hambre. Entonces
llegó el Diablo a tentar a Jesús. Primero le dijo: “Si de verdad eres el hijo
de Dios, di a estas piedras que se conviertan en panes”. Pero Jesús le
respondió con unas palabras de las Santas Escrituras: “Está escrito
que las personas no solo necesitan comida para vivir. También
necesitan escuchar todo lo que dice Jehová”.
El Diablo desafió a Jesús con otra tentación: “Si de verdad eres
el hijo de Dios, salta desde lo más alto del templo. Está escrito que
Dios enviará a sus ángeles para salvarte”. Pero Jesús volvió a
responder con palabras de las Santas Escrituras: “Está escrito
que no debes poner a prueba a Jehová”.
Por último, Satanás le mostró todos los reinos del mundo con sus
riquezas y gloria, y le dijo: “Te daré todos estos reinos y su gloria si
me adoras una sola vez”. Pero Jesús le respondió: “¡Vete Satanás!
Está escrito que hay que adorar solo a Jehová”.
Así que el Diablo se fue, y
vinieron unos ángeles y le dieron
comida a Jesús. Después de eso,
Jesús empezó a predicar las buenas
noticias del Reino. Ese era el trabajo
que Jehová le había encargado
hacer en la tierra. A la gente le
encantaba lo que Jesús enseñaba,
y lo seguía por todas partes.
179
76 Jesús limpia el templo
Más o menos por el mes de abril del año 30, Jesús fue a Jerusalén.
Mucha gente había ido a la ciudad para celebrar la Pascua. Como
parte de la celebración, hacían ofrendas de animales en el templo.
Algunos traían sus animales, pero otros los compraban en Jerusalén.
Cuando Jesús llegó al templo, vio a algunas personas que vendían
animales allí. ¡Estaban haciendo negocio justo en la casa de
adoración de Jehová! ¿Qué hizo Jesús? Hizo un látigo de cuerdas y
lo usó para sacar las ovejas y
las vacas del templo. También
volcó las mesas de los que
cambiaban dinero, y todas las
monedas se desparramaron
por el suelo. Jesús dijo a los
que estaban vendiendo
180
palomas: “¡Quiten todo esto de aquí! ¡No conviertan la casa de
mi Padre en un mercado!”.
La gente que estaba en el templo se quedó asombrada por
lo que hizo Jesús. Sus discípulos recordaron lo que decía la
profecía sobre el Mesías: “Sentiré mucho respeto por la casa
de Jehová”.
Tiempo después, en el año 33, Jesús limpió el templo por
segunda vez. No dejaba que nadie mostrara falta de respeto
por la casa de su Padre.
182
encontrado al Mesías. Sabe todo sobre mi vida.
Vengan y vean”. Así que fueron con ella al pozo
para escuchar las enseñanzas de Jesús.
Entonces, los samaritanos le pidieron a Jesús
que se quedara con ellos. Pasó dos días en esa
ciudad y les enseñó muchas cosas, y muchos
pusieron fe en él. Al final, le dijeron a la
samaritana: “Después de escuchar a este
hombre, estamos convencidos de que es el
verdadero salvador del mundo”.
184
“También tengo que
anunciarles las buenas
noticias del Reino de Dios
a otras ciudades, porque para
esto fui enviado” (Lucas 4:43).
de contar a Jesús cómo les había ido. El Diablo no podía hacer nada
para detener la predicación.
Jesús dejó todo preparado para que sus discípulos siguieran
haciendo ese importante trabajo después de que él regresara al cielo.
Les dijo: “Prediquen las buenas noticias del Reino por toda la tierra.
Enseñen la Palabra de Dios a las personas y bautícenlas”.
185
79 Jesús hace muchos milagros
Jesús vino a la tierra a predicar las buenas noticias del Reino de
Dios. Además, Jehová le dio espíritu santo para hacer milagros y
demostrar lo que hará cuando sea Rey. Por ejemplo, Jesús podía
curar cualquier enfermedad. Adondequiera que iba, los enfermos
le pedían ayuda, y él los curaba a todos. Los ciegos podían ver, los
sordos, oír y los paralíticos, caminar. Tan solo tocando el borde de
la vestidura de Jesús podían curarse. Jesús también expulsaba
demonios. La gente lo seguía a todas partes, y él nunca rechazaba
a nadie, ni siquiera cuando quería estar solo.
Una vez, trajeron a un paralítico a la casa donde estaba Jesús. Pero
había tanta gente que no pudieron entrar, así que hicieron un agujero
en el techo para bajarlo hasta llegar a Jesús. Entonces Jesús le dijo al
paralítico: “Levántate y camina”. Cuando empezó a caminar, la gente
se quedó muy sorprendida.
Otro día, Jesús estaba llegando a un pueblo, y 10 hombres leprosos
gritaron desde lejos: “¡Jesús, ayúdanos!”. En ese tiempo, estaba
prohibido que los leprosos se acercaran a las
“Dios lo ungió con
espíritu santo y poder, personas. Además, la Ley de Jehová decía que
y [...] fue por la tierra los leprosos tenían que ir al templo después
haciendo el bien y que se curaran. Así que Jesús les dijo que se
curando a todos los fueran allí. Mientras iban al templo, los leprosos
oprimidos por el Diablo,
porque Dios estaba con se curaron. Cuando uno de ellos vio que ya
él” (Hechos 10:38). estaba curado, regresó a darle las gracias a
186
Jesús y a alabar a Dios. De los 10 leprosos, solo uno le dio
las gracias a Jesús.
Había una mujer que llevaba 12 años enferma y deseaba curarse
porque ya no aguantaba más. Así que se metió entre la gente para
acercarse a Jesús por detrás y le tocó el borde de su ropa. En ese
mismo momento, se curó. Entonces Jesús preguntó: “¿Quién me
tocó?”. La mujer estaba asustada, pero se acercó a él y le contó todo.
Jesús la tranquilizó y le dijo: “Hija, vete en paz”.
Un gobernante llamado Jairo le suplicó a Jesús: “Ven a mi casa.
Mi niña está muy enferma”. Pero antes de que Jesús llegara a la casa
de Jairo, la niña murió. Al llegar, Jesús vio que había mucha gente
llorando con la familia. Jesús les dijo: “No lloren, solo está dormida”.
Entonces agarró la mano de la niña y dijo: “Niña, ¡levántate!”. La niña
se levantó enseguida, y Jesús les dijo a sus padres que le dieran algo
de comer. ¡Imagínate cómo se sentirían los padres!
187
80 Jesús elige a los 12 apóstoles
Cuando Jesús llevaba más o menos un año y medio
predicando, tuvo que tomar una decisión muy importante.
¿A quiénes iba a elegir para trabajar más de cerca con él y para
guiar a la congregación cristiana? Antes de tomar esa decisión,
Jesús buscó la guía de Jehová. Por eso, se fue a una montaña
para estar solo y pasó toda la noche orando. A la mañana
siguiente, Jesús reunió a algunos de sus discípulos y eligió a sus
12 apóstoles. ¿Te sabes el nombre de alguno? Se llamaban
Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás,
Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón y Judas Iscariote.
Los 12 viajaban con Jesús. Él les fue enseñando cómo
Andrés
predicar y, al final, los envió para que predicaran solos. Además,
Jehová les dio poder para expulsar demonios y curar enfermos.
Para Jesús, los 12 apóstoles eran sus amigos, y él confiaba
en ellos. Los fariseos pensaban que los apóstoles eran hombres
muy simples que no sabían nada. Pero Jesús no los veía así.
Pedro
Santiago
Juan
Felipe
188
Él los había preparado muy bien para hacer su trabajo. Ellos iban
a estar con Jesús en los momentos más importantes de su vida.
Por ejemplo, estarían con él antes de su muerte y después de su
resurrección. La mayoría de ellos eran de Galilea, igual que
Jesús. Y algunos estaban casados.
Los apóstoles eran imperfectos, por eso se equivocaban.
A veces hablaban sin pensar y otras veces tomaban malas
decisiones. No siempre eran pacientes. Hasta discutían sobre
quién de ellos era el más importante. Pero eran hombres
buenos que amaban a Jehová. Ellos iban a ser la base de la
congregación cristiana cuando Jesús no estuviera en la tierra.
Simón
Preguntas: ¿A quiénes eligió Jesús para que fueran sus 12 apóstoles?
¿Qué les encargó Jesús a sus apóstoles?
Mateo 10:1-10; Marcos 3:13-19; 10:35-40; Lucas 6:12-16; Juan 15:15; 20:24, 25;
Hechos 2:7; 4:13; 1 Corintios 9:5; Efesios 2:20-22.
Mateo Judas
Iscariote
Tomás
Santiago
hijo de Alfeo
81 El Sermón del Monte
Después de elegir a los 12 apóstoles, Jesús bajó de la montaña y
se fue a un lugar donde había mucha gente reunida. Habían venido
de Galilea, Judea, Tiro, Sidón, Siria y del otro lado del río Jordán.
Trajeron personas enfermas o que sufrían por culpa de los demonios,
y Jesús las curó a todas. Entonces se sentó en la ladera de la
montaña y empezó a hablar a la gente. Les explicó lo que tenemos
que hacer si queremos ser amigos de Dios. Tenemos que darnos
cuenta de que necesitamos a Jehová y debemos aprender a amarlo.
Pero no podemos amar a Dios si no amamos a otras personas.
Debemos ser buenos y justos con todos, hasta con nuestros
enemigos.
Jesús dijo: “No basta con amar a tus amigos, debes amar también
a tus enemigos y perdonar de corazón. Y si alguien se molesta
contigo, ve enseguida a pedirle perdón. Trata a los demás como te
gusta que te traten a ti”.
190
Jesús también dio buenos consejos sobre las cosas que tenemos.
Dijo: “Es más importante ser amigo de Jehová que tener mucho
dinero. Porque un ladrón te puede robar el dinero, pero nadie te
puede robar tu amistad con Jehová. Por eso, deja de preocuparte
por la comida, la bebida o la ropa. Fíjate en los pajaritos. Dios
siempre los cuida para que tengan suficiente comida. Aunque te
preocupes, no vas a vivir más tiempo. Recuerda: Jehová siempre
sabe lo que necesitas”.
La gente nunca había escuchado a nadie hablar como Jesús. Los
líderes religiosos no les habían enseñado esas cosas. ¿Por qué era
Jesús tan buen maestro? Porque todo lo que enseñaba venía de
Jehová.
Preguntas: ¿Qué tenemos que hacer para ser amigos “Pónganse bajo mi yugo y
de Jehová? ¿Cómo quiere Jehová que tratemos a los aprendan de mí, porque soy
demás? apacible y humilde de corazón.
Mateo 4:24-5:48; 6:19-34; 7:28, 29; Lucas 6:17-31. Conmigo encontrarán alivio”
(Mateo 11:29).
82 Jesús enseña a sus discípulos a orar
Todo lo que hacían los fariseos era para impresionar a los demás.
Si hacían algo bueno, era para llamar la atención. Por ejemplo,
oraban en lugares públicos para que todos los vieran. Se aprendían
de memoria oraciones largas y las repetían en las sinagogas y en las
calles para que los oyeran. Por eso la gente se sorprendió cuando
Jesús dijo: “No ores como los fariseos. Ellos piensan que van a
impresionar a Dios usando muchas palabras, pero eso no es cierto.
La oración es entre Jehová y tú. No digas siempre lo mismo. Jehová
quiere que le digas cómo te sientes de verdad”.
Jesús siguió explicando cómo orar: “Padre nuestro que estás en
los cielos, que tu nombre sea santificado. Que venga tu Reino. Que se
haga tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra”. Luego Jesús
les dijo que debían orar para pedir la comida del día y el perdón de
sus pecados, y sobre otras cosas de la vida.
Además, Jesús dijo: “Nunca dejes de orar. Sigue pidiendo cosas
buenas a tu Padre, Jehová. Todos los padres quieren darles cosas
buenas a sus hijos. Si tu hijo te pide pan, ¿le darías una piedra? Y si
te pide un pescado, ¿le darías una serpiente?”.
Entonces Jesús explicó qué podemos aprender de lo que acababa
de decir: “Si sabes dar buenos regalos a tus hijos, ¡con mucha más
razón tu Padre, Jehová, te dará espíritu santo! Lo único que tienes
que hacer es pedirlo”. ¿Haces lo que dijo Jesús? ¿Qué le pides tú a
Jehová cuando oras?
193
83 Jesús alimenta a miles de personas
Poco antes de la Pascua del año 32, los apóstoles regresaron de
un viaje de predicación. Estaban cansados, así que Jesús se los llevó
en una barca a Betsaida para que descansaran. Pero cuando se
estaban acercando a la orilla, Jesús vio que miles de personas los
habían seguido hasta allí. Él quería estar solo con sus apóstoles, pero
de todas formas recibió a la gente con cariño. Curó a los enfermos y
empezó a enseñarles muchas cosas. Les estuvo hablando del Reino
de Dios todo el día. Al atardecer, los apóstoles le dijeron: “Seguro que
la gente tiene hambre. Diles que se vayan para que puedan conseguir
algo de comer”.
Pero Jesús respondió: “No hace falta que se vayan. Denles ustedes
algo de comer aquí”. Los apóstoles le preguntaron: “¿Quieres que
vayamos a comprar pan para ellos?”.
Felipe, uno de los apóstoles, dijo:
“Aunque tuviéramos mucho dinero,
no podríamos comprar pan para
tanta gente”.
Jesús les preguntó: “¿Cuánta co-
mida tenemos?”. Andrés le contestó:
“Tenemos cinco panes y dos pesca-
ditos. Pero es muy poco para tantas
personas”. Jesús dijo: “Tráiganme
los panes y los pescados”. Después,
le pidió a la gente que se sentara en
la hierba en grupos de 50 y de 100.
Entonces tomó los panes y los
pescaditos, miró al cielo e hizo una
oración. Luego les dio la comida a
los apóstoles para que la repartieran
a toda la gente. Los 5.000 hombres
que estaban allí, y también las
“No trabajen por el
alimento que se echa
mujeres y los niños, comieron hasta quedar a perder, sino por el
satisfechos. Al final, los apóstoles recogieron lo alimento que dura y
que había sobrado para que no se desperdiciara da vida eterna, el que
nada. ¡Llenaron 12 canastas! ¿Verdad que fue un les dará el Hijo del
Hombre” (Juan 6:27).
milagro asombroso?
Todos estaban tan impresionados que querían que Jesús fuera su
rey. Pero Jehová no quería que fuera rey porque todavía no era el
momento, y Jesús lo sabía. Así que despidió a la gente y les dijo a sus
apóstoles que se fueran al otro lado del mar de Galilea. Ellos se
fueron en la barca, y Jesús subió a una montaña él solo. ¿Por qué?
Porque quería tener tiempo para orar a su Padre. Jesús siempre
buscaba tiempo para orar aunque estuviera muy ocupado.
195
84 Jesús camina sobre el agua
Jesús podía curar enfermos y resucitar muertos. Además, podía
controlar el viento y la lluvia. Después de orar en la montaña, Jesús
miró abajo al mar de Galilea y vio una tormenta. Sus apóstoles
estaban en una barca remando con todas sus fuerzas contra el
viento. Así que Jesús bajó y empezó a caminar sobre el agua hacia
la barca. Cuando los apóstoles vieron a alguien caminando sobre
el agua, se asustaron mucho. Pero Jesús les dijo: “Soy yo. No tengan
miedo”.
Pedro dijo: “Señor, si eres tú, ordéname que vaya hacia ti”. Jesús
le ordenó: “¡Ven!”. Así que Pedro se bajó de la barca y fue caminando
sobre el agua hacia Jesús en medio de la tormenta. Pero cuando
Pedro se estaba acercando a Jesús, miró la tormenta, y le dio miedo.
Sintió que empezaba a hundirse y gritó: “¡Señor, sálvame!”. Jesús lo
agarró de la mano y le dijo: “¿Por qué empezaste a dudar? ¿Es que
no tienes fe?”.
Jesús y Pedro se subieron a la barca, y la tormenta se detuvo
enseguida. ¿Te imaginas cómo se sintieron los apóstoles? Dijeron:
“Es verdad, tú eres el Hijo de Dios”.
Esa no fue la única vez que Jesús controló las fuerzas de la
naturaleza. Otro día, cuando Jesús y los apóstoles viajaban en la
barca al otro lado del mar, Jesús se quedó dormido en la parte de
atrás. Mientras estaba durmiendo, comenzó una fuerte tormenta.
Las olas chocaban contra la barca, y la barca se empezó a llenar
de agua. Los apóstoles despertaron a Jesús gritándole: “¡Maestro,
nos vamos a morir! ¡Ayúdanos!”. Jesús se levantó y le dijo al mar:
“¡Silencio! ¡Calla!”. En ese momento, el viento y el mar se calmaron.
Entonces Jesús les preguntó a los apóstoles: “¿Es que no tienen
fe?”. Yellos se dijeron unos a otros: “¡Hasta el viento y el mar le
obedecen!”. Los apóstoles aprendieron que, si confiaban por
completo en Jesús, no debían tener miedo de nada.
196
Preguntas: ¿Por qué empezó a hundirse Pedro?
¿Qué aprendieron los apóstoles?
Mateo 8:23-27; 14:23-34; Marcos 4:35-41; 6:45-52; Lucas 8:22-25;
Juan 6:16-21.
198
posible que su hijo ahora pueda ver?”. Los padres tenían miedo
porque los fariseos habían dicho que expulsarían de la sinagoga
a cualquiera que pusiera fe en Jesús. Así que respondieron:
“No lo sabemos. Pregúntenle ustedes”. Los fariseos le hicieron
más preguntas al hombre, y él les contestó: “Ya les dije todo
lo que sé. ¿Por qué siguen haciéndome preguntas?”. Los
fariseos se enojaron y lo echaron de allí.
Después de eso, Jesús fue a ver al hombre y le preguntó:
“¿Tienes fe en el Mesías?”. El hombre contestó: “Si supiera
quién es, tendría fe en él”. Jesús le dijo: “Yo soy el Mesías”.
¿Verdad que Jesús fue bueno con el hombre ciego? Lo curó
y también lo ayudó a tener fe.
200
“El Dios verdadero es para
nosotros un Dios que salva;
fuerza: “¡Lázaro, sal!”. De repente, ocurrió Jehová, el Señor Soberano,
algo increíble: Lázaro salió de la tumba, libra de la muerte”
todavía envuelto con vendas. Jesús dijo: (Salmo 68:20).
“Quítenle las vendas y dejen que se vaya”.
Muchos vieron lo que pasó y pusieron fe en Jesús, pero algunos
fueron a contárselo a los fariseos. Desde ese día, los fariseos
planearon cómo matar a Lázaro y a Jesús. Uno de los 12 apóstoles,
Judas Iscariote, fue en secreto a preguntarles a los fariseos:
“¿Cuánto me pagarán si les ayudo a encontrar a Jesús?”.
Le ofrecieron 30 monedas de plata, y Judas aceptó y buscó
la oportunidad de entregarles a Jesús.
203
87 La última cena de Jesús
Los judíos celebraban la Pascua todos los años el día 14 del mes de
nisán. Así recordaban que Jehová los había liberado de la esclavitud
en Egipto y los había llevado a la Tierra Prometida. En el año 33, Jesús
y los apóstoles celebraron la Pascua en una habitación en la parte de
arriba de una casa en Jerusalén. Al final de la cena, Jesús dijo: “Uno
de ustedes va a traicionarme”. Los apóstoles se sorprendieron y le
preguntaron: “¿Quién?”. Jesús les contestó: “Es el hombre a quien le
doy este pedazo de pan”. Entonces le dio un pedazo de pan a Judas
Iscariote. Enseguida, Judas se levantó y se fue.
Luego Jesús hizo una oración, partió un pan y lo repartió a los
apóstoles que se quedaron con él. Les dijo: “Coman de este pan.
Representa mi cuerpo, que yo daré por ustedes”. Después, hizo
una oración por el vino, se lo pasó a los apóstoles y les dijo: “Beban
este vino. Representa mi sangre, que daré para que los pecados
sean perdonados. Les prometo que ustedes serán reyes conmigo en
el cielo. Hagan esto todos los años para recordarme”. Los seguidores
de Jesús todavía se reúnen todos los años en esa fecha al anochecer.
Esa reunión se llama la Cena del Señor.
204
“No teman, rebaño pequeño,
porque a su Padre le agrada
Después de la cena, los apóstoles darles el Reino” (Lucas 12:32).
empezaron a discutir sobre quién de ellos
era el más importante. Pero Jesús les dijo: “El que sea más
importante entre ustedes tiene que comportarse como el más
pequeño o menos importante”.
Jesús también les dijo: “Ustedes son mis amigos. Por eso les digo
todo lo que mi Padre quiere que les diga. Muy pronto volveré al cielo,
donde está mi Padre. Pero ustedes se quedarán aquí, y la gente sabrá
que son mis discípulos por el amor que se tengan. Deben amarse
unos a otros como yo los he amado”.
Al final, Jesús hizo una oración pidiéndole a Jehová que cuidara
a todos los discípulos y que los ayudara a trabajar unidos y en paz.
También oró para que el nombre de Jehová se santificara. Después,
Jesús y sus apóstoles cantaron alabanzas a Jehová y salieron. Ahora
faltaba poco para que arrestaran a Jesús.
205
88 Arrestan a Jesús
Jesús y los apóstoles se fueron al monte de los Olivos y pasaron
por el valle de Cedrón. Era más de medianoche y había luna llena.
Cuando llegaron al jardín de Getsemaní, Jesús les dijo: “Quédense
aquí y manténganse despiertos”. Luego, Jesús se alejó un poco de
ellos y se arrodilló. Se sentía muy angustiado y oró a Jehová: “Que se
haga tu voluntad”. Entonces Jehová envió a un ángel para animarlo.
Después, Jesús volvió adonde estaban tres de sus apóstoles y los
encontró dormidos. Así que les dijo: “¡Despiértense! Este no es
momento de dormir. Ya ha llegado la hora para que sea entregado
a mis enemigos”.
Enseguida llegó Judas, con un gran grupo armado con espadas y
garrotes. Sabía dónde encontrar a Jesús porque había ido con él
y los apóstoles a ese jardín muchas veces. Judas les había dicho a
los soldados que él les iba a mostrar quién era Jesús. Fue derecho
adonde Jesús y le dijo: “Hola, Maestro”, y le dio un beso. Jesús le dijo:
“Judas, ¿me traicionas con un beso?”.
Jesús dio un paso al frente y le preguntó a los hombres: “¿A quién
buscan?”. Ellos dijeron: “A Jesús el Nazareno”. Él les contestó: “Soy
yo”. Ellos retrocedieron y cayeron al suelo. Jesús les preguntó de
nuevo: “¿A quién buscan?”. Yellos otra vez respondieron: “A Jesús el
Nazareno”. Jesús les contestó: “Ya les dije que soy yo. Así que dejen
que estos hombres se vayan”.
Cuando Pedro se dio cuenta de lo que
estaba pasando, sacó una espada y le
cortó la oreja a Malco, que era esclavo
del sumo sacerdote. Pero Jesús le tocó
la oreja y lo curó. Entonces le dijo a
Pedro: “Guarda tu espada. Porque si
luchas con la espada, morirás por la
espada”. Los soldados agarraron a
206
Jesús y le ataron las manos, y los apóstoles huyeron. Luego, la gente
se llevó a Jesús a ver al sacerdote principal Anás. Él interrogó a Jesús
y lo mandó a la casa del sumo sacerdote, Caifás. Pero ¿qué pasó con
los apóstoles?
208
lo escupieron, le taparon los ojos, lo golpearon y le dijeron: “¡Si eres
un profeta, dinos quién te pegó!”.
Cuando se hizo de día, se llevaron a Jesús a la sala del Sanedrín
y le preguntaron de nuevo: “¿Eres tú el Hijo de Dios?”. Jesús les
contestó: “Sí. Ustedes mismos están diciendo que lo soy”. Entonces
lo acusaron de blasfemia, o sea, de insultar a Dios, y se lo llevaron al
palacio del gobernador romano Poncio Pilato. ¿Qué pasó después?
Vamos a verlo.
210
“Sin importar cuántas
rompió por la mitad. Entonces, un oficial sean las promesas de
Dios, estas han llegado
del ejército dijo: “De verdad que este era a ser sí mediante él”
el Hijo de Dios”. (2 Corintios 1:20).
212
el Cristo tenía que morir y después ser resucitado”. Luego siguió
explicándoles más cosas de las Escrituras. Al llegar a Emaús, los
discípulos le pidieron que se quedara con ellos. Cuando estaban
cenando, él hizo una oración por el pan, y los discípulos se dieron
cuenta de que el hombre era Jesús. Entonces desapareció.
Los dos discípulos se fueron corriendo a Jerusalén. Llegaron a la
casa donde se habían reunido los apóstoles y les contaron lo que
había pasado. Mientras estaban dentro de la casa, Jesús se les
apareció. Al principio, los apóstoles no podían creer que era Jesús.
Pero él les dijo: “Miren mis manos, tóquenme. Estaba escrito que el
Cristo se levantaría de entre los muertos”.
215
93 Jesús regresa al cielo
Jesús se reunió con sus discípulos en Galilea. Les dio un mandato
muy importante: “Vayan y hagan discípulos de gente de todas las
naciones. Enséñenles todo lo que yo les he enseñado y bautícenlos”.
Luego les prometió: “Recuerden, yo siempre estaré con ustedes”.
Después que resucitó, Jesús se apareció por 40 días a cientos
de sus discípulos en Galilea y Jerusalén. Les enseñó lecciones
importantes e hizo muchos milagros. Al final, se reunió por última
vez con sus apóstoles en el monte de los Olivos. Jesús les había
dicho: “No se vayan de Jerusalén. Sigan esperando lo que el Padre
ha prometido”.
Sus apóstoles no habían entendido lo que Jesús quiso decir,
por eso le preguntaron: “¿Vas a ser ya el rey de Israel?”. Jesús les
respondió: “Jehová no quiere que yo sea rey todavía. Pero muy
pronto ustedes recibirán el espíritu santo que les dará poder, y
serán mis testigos. Así que vayan a predicar a Jerusalén, a Judea,
a Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra”.
Entonces, Jesús subió al cielo, y una nube lo tapó. Sus discípulos
se quedaron mirando hacia arriba, pero él desapareció.
Los discípulos se fueron del monte de los Olivos y regresaron
a Jerusalén. Allí tenían la costumbre de reunirse y orar en una
habitación en la parte de arriba de una casa. Esperaban que Jesús
les diera más instrucciones.
Preguntas: ¿Qué mandato les dio Jesús a sus discípulos?
¿Qué pasó en el monte de los Olivos?
Mateo 28:16-20; Lucas 24:49-53; Juan 20:30, 31; Hechos 1:2-14; 1 Corintios 15:3-6.
216
14
Los primeros cristianos llevaron las buenas noticias del Reino hasta
las partes más lejanas de la tierra. Jesús los dirigió para que supieran
dónde predicar. También los capacitó de forma milagrosa para
enseñar la verdad en los idiomas que hablaba la gente. Jehová les
dio valor y fuerzas para aguantar cruel persecución.
Jesús dio al apóstol Juan una visión de la gloria de Jehová.
En otra visión, le mostró cómo vence el Reino de los cielos a Satanás
y acaba para siempre con su dominio. Juan vio a Jesús como Rey
y a 144.000 gobernando con él. También vio que la tierra entera se
convierte en un paraíso y que todos adoran a Jehová en paz y unidad.
LECCIONES IMPORTANTES
219
94 Los discípulos reciben espíritu santo
Ya habían pasado 10 días desde que Jesús había regresado al
cielo. Entonces los discípulos de Jesús recibieron espíritu santo. Era
la Fiesta del Pentecostés del año 33, y gente de muchos lugares había
llegado a Jerusalén para celebrarla. Unos 120 discípulos de Jesús se
habían reunido en la habitación de la parte de arriba de una casa
cuando, de repente, pasó una cosa asombrosa. Algo como una
llama de fuego apareció sobre la cabeza de cada discípulo, y todos
empezaron a hablar en diferentes idiomas. Además, se oyó el ruido
de un viento fuerte por toda la casa.
La gente que había viajado de otros países a Jerusalén oyó el
ruido y corrió hacia la casa para ver qué pasaba. Se sorprendieron
mucho cuando oyeron a los discípulos hablando en otros idiomas.
Decían: “Estas personas son de Galilea, ¿cómo es que pueden hablar
en nuestros propios idiomas?”.
Entonces Pedro y los demás apóstoles se pusieron de pie enfrente
de todos. Pedro les explicó: “Ustedes mataron a Jesús, pero Jehová
220
“Si con la boca declaras
lo resucitó. Ahora Jesús está en el cielo públicamente que Jesús
al lado derecho de Dios. Y nos ha dado el es el Señor y en tu corazón
espíritu santo que nos había prometido. Por tienes fe en que Dios lo levantó
de entre los muertos, serás
eso es que han visto y oído estos milagros”. salvado” (Romanos 10:9).
La gente se quedó muy impresionada. Las
palabras de Pedro les habían tocado el corazón, por
eso preguntaron: “¿Qué debemos hacer?”. Él les respondió:
“Arrepiéntanse de sus pecados y bautícense en el nombre de
Jesús. Después también recibirán el regalo del espíritu santo”.
Unas 3.000 personas se bautizaron ese día. Desde ese momento,
empezó a haber cada vez más discípulos en Jerusalén. Los apóstoles
formaron más congregaciones con la ayuda del espíritu santo. Así
pudieron enseñar a los discípulos todas las cosas que Jesús les había
mandado.
221
95 Nada los detiene
Un hombre que no podía caminar se sentaba a pedir limosna
todos los días en la puerta del templo. Una tarde, vio a Pedro y a
Juan llegando al templo y les dijo: “Por favor, denme algo”. Pedro
le contestó: “Puedo darte algo que es mejor que el dinero. En el
nombre de Jesús, ¡levántate y camina!”. Entonces Pedro lo ayudó
a levantarse, y el hombre empezó a caminar. La gente se emocionó
tanto al ver este milagro que muchos se hicieron creyentes.
Pero los sacerdotes y los saduceos se pusieron furiosos. Agarraron
a los apóstoles, los llevaron al tribunal de líderes religiosos, que se
llamaba Sanedrín, y les preguntaron: “¿Quién les dio el poder para
curar a ese hombre?”. Pedro les respondió: “El poder nos lo dio
Jesucristo, el hombre que ustedes mataron”. Los líderes religiosos
les gritaron: “¡Dejen de hablar de Jesús!”. Los apóstoles dijeron:
“Tenemos que hablar de él. No vamos a callarnos”.
Entonces liberaron a Pedro y a Juan, y ellos enseguida fueron
a contarles a los demás discípulos lo que había pasado. Todos
juntos oraron a Jehová: “Por favor, ayúdanos a ser valientes
para seguir hablando de ti”. Jehová les dio espíritu
santo, y así pudieron seguir predicando y haciendo
curaciones. Más y más personas se hacían
creyentes. Los saduceos tenían tanta envidia que
metieron a los apóstoles en la cárcel. Pero esa
noche, Jehová envió a un ángel que les abrió
las puertas de la cárcel y les dijo a los apósto-
les: “Vayan otra vez al templo y prediquen allí”.
A la mañana siguiente, alguien fue a
decirle al Sanedrín: “¡La cárcel está cerrada
con llave, pero los hombres que ustedes
arrestaron ya no están dentro! ¡Están en el
templo predicando!”. Así que arrestaron a los
apóstoles de nuevo y los llevaron al Sanedrín.
222
“Tenemos que obedecer a Dios
El sumo sacerdote dijo: “¡Ya les ordenamos como gobernante más bien que
que no hablaran más de Jesús!”. Pedro res- a los hombres” (Hechos 5:29).
pondió: “Tenemos que obedecer a Dios
como gobernante más bien que a los hombres”.
Los líderes religiosos estaban tan enfadados que querían
matar a los apóstoles. Entonces un fariseo llamado Gamaliel
se puso de pie y dijo: “¡Tengan cuidado! Quizá Dios está con
estos hombres. ¿De verdad quieren luchar contra Dios?”.
Ellos le hicieron caso. Los dejaron libres, aunque primero los
golpearon con varas y les ordenaron otra vez que dejaran de
predicar. Pero eso no detuvo a los apóstoles. Continuaron
predicando con valor en el templo y de casa en casa.
Preguntas: ¿Por qué no dejaron de predicar los discípulos? ¿Cómo los ayudó Jehová?
Hechos 3:1-4:31; 5:12-42.
96 Jesús elige a Saulo
Saulo era un ciudadano romano que nació enTarso. Era un fariseo
experto en las leyes judías y odiaba a los cristianos. Los arrastraba
afuera de sus casas, a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel.
Hasta se quedó de pie mirando mientras un grupo de gente furiosa
mataba a pedradas al discípulo Esteban.
Pero Saulo no se contentó con arrestar cristianos solo en Jerusalén.
Por eso le pidió al sumo sacerdote que lo enviara a la ciudad de Damas-
co para perseguir también a los cristianos de allí. Cuando Saulo ya
estaba cerca de la ciudad, una fuerte luz brilló a su alrededor, y él cayó
al suelo. Entonces escuchó una voz: “Saulo, ¿por qué me persigues?”.
Saulo le preguntó: “¿Quién eres?”. La voz le respondió: “Soy Jesús.
Ve a Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer”. En ese momento,
Saulo quedó ciego, y lo tuvieron que llevar de la mano hasta la ciudad.
En Damasco había un fiel cristiano llamado Ananías. Jesús le dijo en
una visión: “Ve a la casa de Judas, en la calle llamada Recta, y busca a
Saulo”. Ananías respondió: “Señor, he oído muchas cosas sobre este
hombre. Él está metiendo a tus discípulos en prisión”. Pero Jesús le
dijo: “Ve adonde él, porque he elegido a Saulo para que predique las
buenas noticias de Dios en muchas naciones”.
Así que Ananías se fue adonde
Saulo y le dijo: “Saulo, hermano,
Jesús me ha enviado para que
puedas volver a ver”. Enseguida,
Saulo pudo ver otra vez. Aprendió
cosas sobre Jesús y se convirtió en
su seguidor. Se bautizó y empezó
a predicar en las sinagogas con
sus compañeros cristianos. ¿Te
imaginas qué sorprendidos estarían
los judíos? Ahora veían a Saulo
enseñando a la gente acerca de
“Cristo Jesús vino al
Jesús. Los judíos se preguntaban: “¿No es este mundo para salvar a
pecadores. De todos
el mismo hombre que perseguía a los discípulos ellos, yo soy el peor”
de Jesús?”. (1 Timoteo 1:15).
Por tres años, Saulo le predicó a la gente
de Damasco. Los judíos lo odiaban y planearon matarlo.
Pero los hermanos se enteraron del plan y lo ayudaron a
escapar. Lo bajaron por un hueco de la muralla de la
ciudad en una canasta.
Cuando Saulo fue a Jerusalén, trató de ir a ver a los
hermanos. Pero ellos tenían miedo de Saulo. Entonces,
un discípulo muy bueno llamado Bernabé llevó a Saulo
adonde los apóstoles y los convenció de que Saulo
había cambiado de verdad. Saulo se unió a la
congregación de Jerusalén y empezó a predicar
con entusiasmo las buenas noticias de Dios. Con
el tiempo, la gente empezó a llamarlo Pablo.
225
97 Cornelio recibe espíritu santo
En Cesarea, había un importante oficial del ejército romano
llamado Cornelio. Aunque no era judío, los judíos lo respetaban.
Era un hombre generoso, porque hacía muchas cosas buenas por
los pobres. Cornelio creía en Jehová y siempre le oraba. Un día,
un ángel se le apareció y le dijo: “Dios ha escuchado tus oraciones.
Envía a tus hombres a la ciudad de Jope, donde está Pedro, para que
le pidan que venga a verte”. Cornelio envió enseguida a tres hombres
a Jope, que quedaba a unos 50 kilómetros (30 millas) hacia el sur.
Mientras tanto, en Jope, Pedro tuvo una visión. Vio animales
que los judíos tenían prohibido comer. Luego oyó una voz que
le dijo que comiera. Pedro no quiso y dijo: “Nunca he comido un
animal impuro”. La voz le respondió: “No digas que estos animales
son impuros, ahora Dios dice que son puros”. La voz también dijo:
“Hay tres hombres en tu puerta, ve con ellos”. Pedro fue a la puerta
y les preguntó a los hombres para qué habían venido. Ellos le
respondieron: “Nos envió Cornelio, un oficial del ejército romano.
Quiere que vengas con nosotros a su casa en Cesarea”. Pedro invitó
Dios “acepta a los que
a los hombres a quedarse allí esa noche. lo respetan profundamente
y hacen lo que está bien,
Al día siguiente, se fue con ellos a sea cual sea su nación”
Cesarea. Algunos hermanos de Jope (Hechos 10:35).
también fueron.
Cuando Cornelio por fin vio llegar a Pedro, se arrodilló. Pero Pedro
le dijo: “Levántate. Soy un hombre igual que tú. Dios me dijo que
viniera a tu casa, aunque los judíos no entramos en las casas de los
gentiles, o sea, de los que no son judíos. Ahora, por favor, explícame
por qué me has llamado”.
Cornelio le contó a Pedro: “Hace cuatro días estaba orando a
Dios, y un ángel me dijo que te llamara. Por favor, enséñanos las
cosas que dice Jehová”. Pedro respondió: “Ahora de veras entiendo
que Dios no es parcial, él acepta a todo el que quiera adorarlo”. Pedro
les enseñó muchas cosas sobre Jesús. Entonces Cornelio y los que
estaban allí recibieron espíritu santo y se bautizaron.
227
98 Los cristianos llegan a muchas naciones
Los apóstoles obedecieron el mandato de Jesús de llevar las buenas
noticias de Dios a toda la tierra. En el año 47, los hermanos de Antioquía
enviaron a Pablo y a Bernabé a hacer un viaje de predicación. Los dos
predicaban con entusiasmo mientras viajaban por toda Asia Menor a
lugares como Derbe, Listra e Iconio.
Pablo y Bernabé le predicaban a todo el mundo: a ricos y pobres,
a jóvenes y mayores. Muchos aceptaron la verdad de Cristo. Pablo
y Bernabé también le predicaron al gobernador de Chipre, llamado
Sergio Paulo, pero un hechicero o brujo trató de detenerlos. Pablo le
dijo al hechicero: “Jehová está en contra de ti”. En ese momento, el
hechicero quedó ciego. Cuando vio eso, el gobernador Sergio Paulo
se hizo creyente.
Pablo y Bernabé predicaban por todas partes: de casa en casa,
en mercados, en caminos y en sinagogas. Una vez, curaron a un cojo
en Listra. Las personas que los vieron creyeron que ellos eran dioses
y trataron de adorarlos. Pablo y Bernabé no los dejaron, sino que
les dijeron: “¡Hay que adorar solo a Dios! Nosotros nada más somos
hombres”. Entonces llegaron unos judíos que pusieron a la gente en
contra de Pablo. La gente lo apedreó y lo arrastró fuera de la ciudad
creyendo que estaba muerto. ¡Pero Pablo todavía estaba vivo!
Enseguida, vinieron unos hermanos a ayudarlo y se lo llevaron de
vuelta adentro de la ciudad. Después, Pablo regresó a Antioquía.
En el año 49, Pablo hizo otro viaje. Fue a ver a los hermanos de Asia
Menor y después llevó las buenas noticias de Dios más allá, a Europa.
228
“Así que vayan y hagan discípulos
de gente de todas las naciones.
Bautícenlos en el nombre del
Fue a Atenas, Éfeso, Filipos, Tesalónica y Padre, del Hijo y del espíritu santo”
(Mateo 28:19).
otros lugares. En ese viaje lo acompañaron
Silas, Lucas y un joven llamado Timoteo. Trabajaron juntos para formar
nuevas congregaciones y ayudarlas a ser fuertes. Pablo también estuvo
en Corinto y se quedó año y medio allí para fortalecer a los hermanos.
Predicaba, enseñaba y escribía cartas para muchas congregaciones.
También trabajaba haciendo tiendas de campaña. Tiempo después,
Pablo volvió a Antioquía.
Más tarde, en el año 52, Pablo hizo un tercer viaje, que empezó en
Asia Menor. Viajó al norte, hasta Filipos, y luego bajó hasta Corinto.
Pablo pasó también varios años en Éfeso enseñando, haciendo
curaciones y ayudando a la congregación. Además, daba discursos
públicos todos los días en la sala de conferencias de una escuela.
Muchas personas le hicieron caso y cambiaron su vida. Al final,
después de ir a tantos lugares a predicar las buenas noticias de Dios,
Pablo se fue a Jerusalén.
Preguntas: ¿Puedes ver en un mapa de tu Biblia los lugares que visitó Pablo en sus viajes?
Hechos 13:1-23:35.
99 Un carcelero aprende la verdad
En Filipos, había una joven sirvienta que adivinaba el futuro porque
tenía un demonio dentro. Ganaba mucho dinero para sus amos
haciendo eso. Cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos, ella se puso a
seguirlos de un lado para otro por muchos días. El demonio hacía que
gritara: “Estos hombres son esclavos del Dios Altísimo”. Al final, Pablo
le dijo al demonio: “¡Te ordeno en el nombre de Jesús que salgas de
ella!”. Yel demonio salió de la muchacha.
Cuando los amos de la muchacha se dieron cuenta de que ya
no iban a ganar más dinero con ella, se pusieron furiosos. Arrastraron
a Pablo y a Silas adonde los gobernantes, los magistrados civiles, y les
dijeron: “¡Estos hombres no obedecen la ley y están alborotando toda
la ciudad!”. Los magistrados ordenaron que golpearan a Pablo y a
Silas y que los metieran en la cárcel. El encargado de la cárcel los echó
en la parte de más adentro de la prisión, en lo más oscuro. Además,
los puso en el cepo, o sea, les sujetó los pies con unas tablas.
Entonces, Pablo y Silas se pusieron a cantar para alabar a Jehová
mientras los demás presos escuchaban. De repente, en medio de la
noche, un fuerte terremoto sacudió la cárcel. Se abrieron todas las
puertas y se soltaron las cadenas y los cepos de los prisioneros.
El carcelero entró corriendo hasta el fondo de la prisión y vio que las
puertas estaban abiertas. Pensó que todos los prisioneros se habían
escapado, así que agarró una espada para matarse.
Justo en ese momento, Pablo gritó: “¡No te hagas daño!
¡Todos estamos aquí!”. El carcelero corrió adonde Pablo y Silas y se
inclinó delante de ellos. Les preguntó: “¿Qué tengo que hacer para
salvarme?”. Ellos respondieron: “Tú y los que viven en tu casa tienen
que creer en Jesús”. Entonces Pablo y Silas se pusieron a enseñarles la
palabra de Jehová, y el carcelero y todos los de su casa se bautizaron.
230
“A ustedes los arrestarán y los perseguirán.
Los entregarán a las sinagogas y los meterán
en prisión. Y, por llevar mi nombre, van a
ser llevados ante reyes y gobernadores. Esto
servirá para que ustedes den testimonio”
(Lucas 21:12, 13).
100 Pablo y Timoteo
Timoteo era un hermano joven de la
congregación de Listra. Su padre era griego,
y su madre era judía. Su madre se llamaba
Eunice, y su abuela, Loida. Ellas le enseñaron
de Jehová a Timoteo desde que era pequeño.
Cuando Pablo visitó Listra en su segundo
viaje de predicación, se dio cuenta de que
Timoteo amaba de verdad a los hermanos y
siempre quería ayudarlos. Por eso Pablo invitó
a Timoteo a ir con él en su viaje. Con el tiempo,
Pablo preparó a Timoteo para que fuera un
buen maestro y predicador de las buenas
noticias de Dios.
El espíritu santo guiaba a Pablo y Timoteo adondequiera que iban.
Una noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un hombre que le dijo que
fuera a Macedonia a ayudarlos. Así que Pablo, Timoteo, Silas y Lucas
fueron allí a predicar y a formar congregaciones.
En la ciudad macedonia de Tesalónica, muchos hombres y mujeres
se hicieron cristianos. Pero algunos judíos le tenían envidia a Pablo y
a sus compañeros. Juntaron a mucha gente mala y arrastraron a los
hermanos adonde los gobernantes de la ciudad. Los judíos gritaban:
“¡Estos hombres son enemigos del gobierno de Roma!”. Las vidas de
Pablo y Timoteo estaban en peligro, por eso tuvieron que huir a Berea
por la noche.
La gente de Berea quería escuchar las buenas noticias de Dios, y
muchos griegos y judíos se hicieron creyentes. Pero algunos judíos
vinieron de Tesalónica a causar problemas. Entonces, Pablo se fue
a Atenas. Timoteo y Silas se quedaron en Berea para fortalecer a los
hermanos. Con el tiempo, Pablo envió a Timoteo otra vez a Tesalónica
para ayudar a los hermanos a aguantar la cruel persecución que
232
“No tengo a nadie más
con una actitud como
la de él, alguien que
sinceramente se preocupe
por ustedes. Porque todos
los demás buscan sus
propios intereses y
no los de Jesucristo”
(Filipenses 2:20, 21).
Preguntas: ¿Quién era Timoteo? ¿Por qué eran Pablo y Timoteo buenos amigos?
Hechos 16:1-12; 17:1-15; Filipenses 2:19-22; 2 Timoteo 1:1-5; 3:12, 14, 15; Hebreos 13:23.
101 Se llevan a Pablo a Roma
El tercer viaje de predicación de Pablo terminó en Jerusalén. Allí
lo arrestaron. Una noche, mientras estaba en la prisión, Jesús le dijo
en una visión: “Vas a ir a Roma y predicarás en esa ciudad”. Entonces
se llevaron a Pablo de Jerusalén a Cesarea. Allí pasó dos años en la
cárcel. Un día, cuando estaba en el tribunal delante del gobernador
Festo, Pablo pidió: “Quiero que me juzgue el César, en Roma”. Festo le
contestó: “Si quieres que el César te juzgue, te voy a enviar adonde el
César”. Así que subieron a Pablo en un barco que iba para Roma.
Lo acompañaron dos hermanos cristianos: Lucas y Aristarco.
Cuando estaban en el mar, quedaron atrapados en medio de una
fuerte tormenta que duró muchos días. Todos pensaron que se iban a
morir. Pero Pablo les dijo: “Señores, un ángel me dijo en un sueño:
‘No tengas miedo. Llegarás a Roma, y todos los que están en el barco
se salvarán’. Así que ¡tengan valor! No vamos a morir”.
Después de luchar contra la tormenta por 14 días, por fin vieron
tierra firme. Era la isla de Malta. El barco se quedó atascado y se
rompió en pedazos, pero los 276 pasajeros llegaron a salvo a la orilla.
Algunos llegaron nadando y otros flotando agarrados de alguna
pieza del barco. La gente de Malta los cuidó e hizo un fuego para que
se calentaran.
Tres meses más tarde, los soldados se llevaron a Pablo en otro
barco a Roma. Los hermanos fueron a recibirlo cuando llegó.
Al verlos, Pablo le dio gracias a Dios y se sintió muy animado. Aunque
Pablo estaba prisionero, le permitieron vivir en una casa alquilada
que estaba vigilada por un soldado. Allí estuvo dos años. La gente
iba a visitarlo, y él les predicaba el mensaje del Reino de Dios y
les enseñaba sobre Jesús. Pablo también escribió cartas a las
congregaciones de Asia Menor y Judea. Está claro que Jehová usó
a Pablo para llevar las buenas noticias de Dios a las naciones.
234
Preguntas: ¿Por qué Festo envió a Pablo a Roma?
¿Qué le pasó a Pablo en el viaje a Roma?
Hechos 21:30; 23:11; 25:8-12; 27:1-28:31; Romanos 15:25, 26.
237
103 “Que venga tu Reino”
Jehová prometió: “No habrá más llanto, dolor, enfermedades ni
muerte. Voy a secar cada lágrima de sus ojos. Ya no se acordarán
de las cosas malas del pasado”.
Jehová puso a Adán y Eva en el jardín de Edén para que vivieran
felices y en paz. Tenían que adorar a su Padre celestial y tener
muchos hijos para llenar la tierra. Adán y Eva desobedecieron a
Jehová, pero lo que él quería hacer no ha cambiado. En este libro
hemos visto que Dios siempre cumple sus promesas. Su Reino
traerá maravillosas bendiciones a la tierra, y así se cumplirá lo que
le prometió a Abrahán.
Muy pronto ya no existirán Satanás ni sus demonios ni la gente
mala. Todo el mundo adorará a Jehová. No nos enfermaremos
ni moriremos, al contrario, nos levantaremos cada día llenos de
energía y felices de estar vivos. La tierra se convertirá en un paraí-
239
Lecciones que aprendo de la Biblia
LECCIONES
Aunque suframos, no nos rindamos _____________________________________ 16, 47, 51, 57, 64, 75, 90, 95, 99, 101
Cumplamos nuestras promesas, como lo hace Jehová _________ 8, 9, 11, 23, 24, 31, 34, 35, 36, 66, 93
Debemos predicar las buenas noticias del Reino __________________ 73, 76, 94, 95, 96, 97, 98
Dios nos dio la Biblia para que seamos sabios ______________________ 56, 66, 72, 75, 81
El egoísmo nos hace daño a todos _______________________________________ 3, 4, 12, 27, 28, 39, 49, 88
El Reino de Dios nos hará felices a todos ______________________________ 1, 48, 62, 79, 81, 83, 85, 86
Estar furioso es un peligro ____________________________________________________ 4, 12, 41, 45, 49, 65, 89
Hay que cuidar lo que Jehová nos da ____________________________________ 12, 13, 24, 35, 36, 56, 75, 95, 100
Jehová ama a personas de todas las naciones _____________________ 30, 33, 48, 54, 77, 94, 97, 98, 99
Jehová ayuda a los que son humildes ___________________________________ 43, 45, 65, 67, 69
Jehová protege a los que lo aman ________________________________________ 6, 22, 40, 50, 52, 55, 64, 71, 84
Jehová siempre recordará lo que hacemos por él _________________ 16, 29, 32, 48, 65, 69, 77, 100
Jesús es el Rey del Reino de Dios, debemos obedecerlo _______ 74, 78, 79, 83, 84, 85, 91, 92, 99
Jóvenes, sirvan a Jehová con todo el corazón ______________________ 37, 51, 59, 61, 72, 100
La adoración falsa viene del Diablo _______________________________________ 19, 20, 22, 38, 46, 49, 52, 58
Nunca hagamos cosas malas _______________________________________________ 14, 27, 49, 53, 58, 88, 89
Para seguir viviendo, hay que escuchar y obedecer ______________ 3, 5, 10, 37, 39, 54, 59, 65, 72
Perdonemos a los demás como Jehová nos perdona ____________ 13, 15, 31, 43, 92
Se hará la voluntad de Jehová en el cielo y en la tierra __________ 25, 55, 60, 62, 63, 71, 96, 102
Seamos amigos de Jehová ___________________________________________________ 11, 30, 33, 51, 56, 59, 69, 81, 82
Seamos valientes, Jehová siempre nos ayudará ___________________ 40, 47, 51, 53, 57, 61, 64, 65, 76, 88, 101
Si no amamos a los hermanos, no podemos amar a Dios _____ 4, 13, 15, 41
Siempre debemos dar las gracias a Jehová __________________________ 2, 6, 67, 103
Todos somos importantes para Jehová ________________________________ 8, 9, 11, 21, 23, 68, 70, 74, 87, 90
Va a haber una resurrección _________________________________________________ 48, 86, 91, 93
240