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¿Mis
hijos e hijas

se portan
mal?
Juntos por una mejor educación
La niñez es una etapa llena de novedades y primeras experiencias sobre el mundo, estas
nuevas situaciones estimulan y despiertan en niños y niñas mucha curiosidad.

Nuestros hijos e hijas expresan sus emociones, ideas y conductas de forma diferente, inc-
luso pueden llegar a comportarse de manera inadecuada debido a diversas causas: el na-
cimiento de un hermano, la separación de los padres, la muerte de un familiar o mudarse
de casa o país. Como padres y madres, nos encontramos con el desafío de ayudarlos, sin
importar la edad que tengan, a manejar sus emociones de la mejor manera.

Usualmente decimos que nuestros hijos o hijas “se portan mal” cuando hace algo que no
nos agrada, es decir, los adultos somos quienes decidimos si la conducta que demuestra es
o no la correcta. Esto nos puede llevar a pensar que nuestro hijo o hija tiene un problema
de conducta, pero ¿qué tal si nos detenemos a reflexionar que quizá no sean ellos, sino la
situación que los rodea?

¿A qué nos referimos?


Que quizá la conducta de nuestros hijos o hijas manifiesta que lo que está incomodándolo
es la situación en la que se encuentra, que hay algo en nuestro entorno que no está fun-
cionando para él o ella.

De ser así, deberíamos reflexionar para identificar su causa en el entorno y enfocarnos en


generar cambios en esa situación y no solo en el comportamiento del pequeño.

Por otro lado, si lo que sucede es que nuestro hijo o hija está presentado un mal hábito,
necesita que lo acompañemos de cerca para comprender y reflexionar sobre su actitud.
Ponernos en sus zapatos puede ser un importante primer paso para generar cambios pos-
itivos.

¿Qué puede explicar un “mal


comportamiento”?
• Los niños necesitan moverse. La mayoría de los niños y niñas son activos por naturale-
za. Jugar, saltar, correr, reír, bailar son experiencias necesarias, que disfrutan y aportan
a su desarrollo. Por ello, es importante organizar la dinámica del hogar para que ten-
gan una rutina variada que incluya salidas al parque, dar una vuelta a la manzana, ir a
la playa o al río a tirar piedras, ir al campo a volar cometas, entre otros. Si los chicos y
chicas permanecen mucho tiempo encerrados en casa, es probable que su necesidad
de moverse se manifieste, hagan travesuras y se pongan irritables.

• A veces se seinten mal. A veces niños y niñas se encuentran enfermos/as o simple-


mente no se sienten bien (nos pasa a todos) y al no poder comunicarlo con palabras,
explicar qué les duele o cómo se sienten, actúan de manera irascible. Por ello, asegúrate
que esté bien y si no es así acude al médico o a la práctica sanadora de tu preferencia.

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• Pueden estar cansados/as o aburridos/as. Si ya han pasado algunas horas sin comer,
se encuentran muy cansados o realizando actividades que no son adecuadas para su
edad, también se pueden mostrar irritables.

• Interés por curiosear. Si nuestros pequeños/as preguntan por todo lo que ven, tocan
todo lo que encuentran o se mueven para explorar, no quiere decir que se estén “por-
tando mal” sino que están curioseando.

Recordemos que la curiosidad es la motivación para conocer cosas nuevas, para hacernos
preguntas y desarrollar estrategias para aprender de aquello que nos está llamando la
atención. Alimentemos esta curiosidad con un acompañamiento cercano y oportuno para
motivarlos a conocer de manera segura el mundo que los rodea.

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