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17/12/2022

Querida Victoria, amiga mía.

Hola, vieja amiga, tanto tiempo sin hablarnos, los años han sido arena en nuestras manos. Hace
mucho no sé nada de ti, solo sé que vas y vienes de vez en cuando, también sé que estas muy,
muy lejos de mí. Te escribo para saber un poco de ti ¿Cómo has estado? ¿eres feliz? ¿tienes ya un
nuevo amor? sin embargo, te redacto esta carta con el fin de contarte de mí, algo muy específico,
muy íntimo.

La espera me agoto

No sé nada de vos

Dejaste tanto en mi

En llamas me acosté

(Crimen – Gustavo Cerati)

Sentado en mi gran escritorio entre las paredes de mi cálida habitación escuchando música como
siempre lo hago, vi hacia el ventanal y como se tamizaba el sol a través de las cortinas; entonces
recordé como se reflejaba el sol en tus cabellos que eran un rio de miel en el cual me encantaba
sumergirme cada vez que me dabas un abrazo. Quise reavivar, Victoria, en esta carta la pasión y
lo que suscitabas en mí (sabiendo que existió al menos un ápice de reciprocidad en ti) y decir lo
que nunca te pude decir, lo que nunca nos dijimos. El placer que por cobardes u orgullosos nos
negamos.

pude desaparecer

pude decir que no

pero el fin de la pasión

es que lo oculto se vea

Vine a avisarte
17/12/2022

(Medium – Gustavo Cerati)

Estar contigo significaba para mi apagar la música que oía todo el día porque tu presencia me
dotaba de una paz mayor. Apaciguado por tu elocuencia, tu risa, tu cítrico perfume, y si hubiese
podido mirarte a los ojos más a menudo, diría también de tu mirada. Sin embargo, al caer la
noche solo en mi cama, esa paz ya no era paz; era deseo. En eso cierro los ojos y te imagino seria,
erótica, lasciva, silente; junto a mí, ahora elocuente, agitado, excitado, dominante. Entonces
entramos en torbellinos de placer a mi habitación, donde yo ágilmente apago las luces y enciendo
las tenues y cálidas luces, luces que en tu tez pálida reflejan el calor que ambos manamos de
adentro. Enciendo la música que conecta nuestros cuerpos, nuestros ritmos, nuestras frecuencias
y en esa danza nos deshacemos del pudor y del poder de las prendas esconder nuestras bellezas
más recónditas, nuestro sagrado templo. Me desplomo y ante tus basas veo esa monumentalidad,
me detengo en ellas, firmes, definidas, complejas. como arcilla fresca las moldeo, me deleito al
tacto y con su aroma; al besarlas te ríes y te contraes, sugiriéndome a seguir recorriéndote.
Entonces subo y entre tus fustes esbeltos, recios, sublimes; me hallo diminuto. Los rodeo y los
escalo, apreciando cada fisura, textura y mancha que hacen de tu arquitectura algo tan único
como fascinante; termino en unos capiteles tan soberbios y simétricos que me encantarían
hacerlos polvo. Entonces me abres tus puertas y entro, me tomo mi tiempo y miro hacia arriba,
hacia aquellas cupulas que iluminan tu templo y al estar yo dentro me siento iluminado. Pero
miro un poco más allá, veo las linternas de tus cupulas ardiendo en llamas, llamas que tuve que
apaciguar con mis aguas, hirviendo de placer. recorro tus paredes, tus rincones, tus ruinas, tus
senderos, incluso aquel lugar sagrado en el que ni la luz penetra; hago temblar tus cimientos con
mis aguas hasta que te manifiestas, diosa impetuosa y me tomas y me elevas al cielo, nos
envuelves en nubes de algodón. Me dices que soy tu héroe épico y retándome a vencerte te
colocas encima de mí y atándome de manos comienzas a devorarme, yo finjo derrota, pero sé que
en algún momento aparentaras debilidad porque quieres que sea yo quien sacie tus ansias de
mujer y arrebate hasta tu último suspiro. Hallo mi momento de blandir mi espada y romper tus
escudos, te tomo de tus riendas y tomo el dominio; siento como vuela la sonoridad por los aires y
armonizamos como un coro oportuno en la música ¿puede un hombre sentir más plenitud que ser
uno con la música y con quien ama? Luego de revolotear tanto entre las nubes de algodón en esta
batalla en que ambos queríamos ser vencidos, terminamos entrelazados; con movimientos suaves
como las olas de un mar calmo siento como te estremeces y trazas en mi gran lienzo líneas rojas
17/12/2022

sobrias, fluidas, dolorosas y llenas de ansias. Veo en tus brillantes mejillas el color del amor,
suspiras mi nombre, te sostengo la mirada y te derramas sobre mí, con gotas de fuego que me
hacen arder y derretirme dentro de ti; pero tú en cambio no ves, solo puedes sentir los latidos de
mi amor en tu abismo. Con un plàcido cansancio nos miramos, relucientes; me veo reflejado en
ti, veo tu belleza y veo la mía en tus ojos, en este momento somos uno. Son esos segundos los
que me gustarían que se dilatasen hasta el fin y al no ser posible, lo sello apasionadamente con un
beso inefable. Pero en el momento cuando llega el silencio completo, abro los ojos y todo se ha
disuelto; me hallo solo en mi cuarto a oscuras ahora, viviendo en esas fantasías ayudo a mi
cuerpo a suspirar los anhelos de mi memoria.

Sigo sentado en mi gran escritorio y miro hacia el ventanal para darme cuenta de que ya cayo la
noche, no hay nada que me recuerde a ti. Con un poco de amargura y pena pienso que he
confinado en esta cárcel de papel a mi yo fantasioso y soñador; dándote la potestad de ser la
única que podría liberarme. Pero el confinarme en esta cárcel de papel me libera ciertamente.

Cuando me llegue la oportunidad

Buscare la forma de hacerte saber

Mis deseos en la oscuridad

(Dios nos libre – Gustavo Cerati)

A manera de coda, espero y pensaras en mí de vez en cuando, y me recuerdes con anhelo.


También espero que esta carta sea de tu agrado y evoque (como en mi) aquellos deseos de lo que
pudo ser y no fue. Sin más que decir, con un gran abrazo prolongado que tendrás que buscar en
tus recuerdos, me despido.

Atentamente: Santiago, tu íntimo amigo.

Versión implícita.
17/12/2022

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