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LAS AVES SILVESTRES QUE CONVIVEN


CON LIMEÑOS

17 ENERO, 2019

Lima es la segunda ciudad más grande en el mundo que está ubicada en un


desierto y al estar ubicada a orillas del mar confluyen varias condiciones que
propician una gran diversidad de animales silvestres.

Lima fue fundada hace 484 años sobre un desierto bañado por la cuenca del río
Rímac, hoy es una urbe poblada por más de 9 millones de personas que conviven
con decenas de especies de fauna silvestre que aún encuentran refugio en lomas
y humedales costeros; en playas rocosas y arenosas y en islas; e incluso en
parques, jardines y campos de cultivo.

La ciudad capital alberga, por ejemplo, una variedad de aves conformada por
cerca de 100 especies de aves típicas de la costa peruana que son fácilmente
visibles. Es posible también avistar especies introducidas en la capital (accidental o
deliberadamente) que hacen que la lista de especies citadinas sea más larga. Así,
en un solo árbol de algún parque de la ciudad es posible encontrar y escuchar el
canto de hasta cinco especies.

Una de las aves más comunes que forman parte del paisaje limeño son los
gallinazos de cabeza negra (Coragyps atratus), ave carroñera que mucho antes de
la fundación de la ciudad, cumple el rol de limpiar las acequias, ríos, campos y
playas de animales muertos. Existe la idea que en el escudo de Lima estaría
presente esta ave, pero se trata de una especie de águila europea que fue símbolo
de los reyes católicos.
Otras de las aves emblemáticas que pueden ser vistas en Lima son las cuculíes
(Zenaida meloda), cuyo canto es característico al amanecer y atardecer; los
coloridos machos del turtupilín (Pyrocephalus rubinus), habitantes comunes en los
parques; el saltapalito (Volatinia jacarina), pequeña ave, cuyos ejemplares machos
tienen vistoso plumaje negro azulado y realizan un volantín en el aire para atraer a
su pareja.

También destacan los tordos negros (Dives warzewiczi) con su melodioso canto; la
golondrina azul y blanca (Pygochelidon cyanoleuca peruviana), llamada también
Santa Rosita por su color blanco y azul oscuro que parece un hábito religioso.
Entre las especies introducidas están la cotorra de frente escarlata (Psittacara
wagleri) y el loro de cabeza roja (Aratinga erythrogenys) que se desplazan en
bandadas, alimentándose de frutos y semillas en palmeras y árboles de la ciudad

Entre los colibríes, el más común es la amazilia costeña (Amazilia amazilia) y el


más admirado es el colibrí de cora (Thaumastura cora). En las afueras de la
ciudad, todavía pueden ser vistas la lechuza de los arenales (Athene cunicularia),
de hábitos nocturnos que se alimentan de pequeños roedores e insectos; al igual
que los huerequeques (Burhinus superciliaris), aves de patas largas y de
característicos ojos amarillos que corren en las pocas zonas descampadas que
rodean la ciudad.

Otras especies limeñas sobrevivientes


En cuanto a los reptiles, destaca la presencia del gecko de Lima o de las huacas
(Phyllodactylus sentosus), especie categorizada por el Estado peruano como en
peligro crítico de extinción por la reducción de su hábitat. Su presencia se
circunscribe, en Lima, a las zonas arqueológicas de Pachacamac y el Parque de
Las Leyendas; y a las huacas Pucllana y Mateo Salado, entre otros espacios
similares.

Algunas especies de fauna silvestre hacen alusión a Lima en su nombre científico,


tales como el ratón orejón de Lima (Phyllotis limatus), roedor silvestre que vivía en
el desierto de nuestra capital, y que habita en zonas con arbustos, praderas y
zonas rocosas como las lomas, acantilados y picos de montañas. Se distribuye a lo
largo de la franja costera, desde el norte de Lima hasta Tacna y el sur de Chile.

Asimismo, está el sapo de Lima (Rhinella limensis), anfibio que en el siglo pasado
era muy común en las riberas de los ríos de nuestra capital (Rímac, Chillón y
Lurín). No obstante, factores como la expansión urbana y la contaminación de las
aguas, han ocasionado que solo se le pueda encontrar en zonas altas fuera de
Lima, en ríos y chacras. Se distribuye en la costa peruana desde Chiclayo hasta
Moquegua.

Es necesario tomar en cuenta que Lima ha crecido y seguirá expandiéndose, pero


es difícil imaginar la ciudad, sus playas o las lomas que la circundan sin la
presencia de las aves y de otros animales silvestres.

Por lo tanto, debemos aprender a vivir en armonía con ellos. Es necesario


preservar los espacios donde aún se les encuentra, no capturar animales, ni liberar
especies exóticas o que han estado mucho tiempo en cautiverio sin
asesoramiento. La mejor manera de preservarlas es conociéndolas y valorar su
importancia.

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