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TEXTOS DE TEOGONÍA, HESÍODO.

a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, En cuanto a los genitales, desde el preciso instante en
sobre robustos miembros. […] que los cercenó con el acero y los arrojó lejos del conti-
COSMOGONÍA (vv. 118-210)
nente en el tempestuoso ponto, fueron luego llevados
Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos
En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de am- por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor
más terribles, estaban irritados con su padre desde
plio pecho, sede siempre segura de todos los Inmorta- surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en
siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto
les que habitan la nevada cumbre del Olimpo. [En el medio de ella nació una doncella. Primero navegó hacia
de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno
fondo de la tierra de anchos caminos existió el tene- la divina Citera y desde allí se dirigió después a Chipre
de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente
broso Tártaro.] Por último, Eros, el más hermoso entre rodeada de corrientes. Salió del mar la augusta y bella
con su malvada acción. La monstruosa Gea, a punto de
los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva diosa, y bajo sus delicados pies crecía la hierba en
reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel ar-
de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la torno. Afrodita la llaman los dioses y hombres, porque
timaña. Produciendo al punto un tipo de brillante
sensata voluntad en sus pechos. nació en medio de la espuma, y también Citerea, porque
acero, forjó una enorme hoz y luego explicó el plan a
se dirigió a Citera. […] La acompañó Eros y la siguió el
Del Caos surgieron Erebo y la negra Noche. De la Noche sus hijos. Armada de valor dijo afligida en su corazón:
bello Himero al principio cuando nació, y luego en su
a su vez nacieron el Éter y el Día, a los que alumbró «¡Hijos míos y de soberbio padre! Si queréis seguir mis
marcha hacia la tribu de los dioses. Y estas atribuciones
preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró instrucciones, podremos vengar el cruel ultraje de
posee desde el comienzo y ha recibido como lote entre
primero al estrellado Urano con sus mismas proporcio- vuestro padre; pues él fue el primero en maquinar
los hombres y dioses inmortales: las intimidades con
nes, para que la contuviera por todas partes y poder ser odiosas acciones».
doncellas, las sonrisas, los engaños, el dulce placer, el
así sede siempre segura para los felices dioses. Tam- amor y la dulzura. A estos dioses su padre, el poderoso
Así habló y lógicamente un temor los dominó a todos y
bién dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada Urano, les dio el nombre de Titanes aplicando tal in-
ninguno de ellos se atrevió a hablar. Mas el poderoso
de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos mon- sulto a los hijos que el mismo engendró.
Cronos, de mente retorcida, armado de valor, al punto
tes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas
respondió con estas palabras a su prudente madre:
olas, el Ponto, […]. Luego, acostada con Urano, alumbró
«Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa,
a océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crio, a Hipe-
ya que no siento piedad por nuestro abominable padre;
rión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemosine, a
pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones».
Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de
ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el Así habló. La monstruosa Gea se alegró mucho en su co-
más terrible de los hijos, y se llenó de un intenso odio razón y le apostó secretamente en emboscada. Puso en
hacia su padre. Dio a luz además a los Cíclopes de so- sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló per-
berbio espíritu, a Brontes, a Esteropes y al violento Ar- fectamente la trampa. Vino el poderoso Urano condu-
ges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el ciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor
rayo. Estos en lo demás eran semejantes a los dioses. y se extendió por todas partes. El hijo, saliendo de su
‘Cíclopes’ era su nombre por epónimo, ya que, efectiva- escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, em-
mente, un solo ojo completamente redondo se hallaba puñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afi-
en su frente. […] lados dientes, y apresuradamente segó los genitales de
su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás. No
También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enor-
en vano escaparon aquellos de su mano. Pues cuantas
mes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse,
gotas de sangre salpicaron, todas las recogió Gea. Y al
Coto, Briareo y Giges, monstruosos engendros. Cien
completarse un año, dio a luz a las poderosas Erinias, a
brazos informes salían agitadamente de sus hombros y
los altos Gigantes […], y a las Ninfas […]
HIJOS DE REA Y CRONOS (vv. 454-506) manos del gran soberano Uránida, rey de los primeros
dioses. Aquél la agarró entonces con sus manos y la in-
Rea, entregada a Cronos, tuvo famosos hijos: Histia, De-
trodujo en su estómago, ¡desgraciado! No advirtió en su
méter, Hera de áureas sandalias, el poderoso Hades que
corazón que, a cambio de la piedra, se le quedaba para
reside bajo la tierra con implacable corazón, el reso-
el futuro su invencible e imperturbable hijo, que
nante Ennosigeo y el prudente Zeus, padre de dioses y
pronto, venciéndole con su fuerza y sus propias manos,
hombres, por cuyo trueno tiembla la anchurosa tierra.
iba a privarle de su dignidad y a reinar entre los Inmor-
A los primeros se los tragó el poderoso Cronos según tales.
iban viniendo a sus rodillas desde el sagrado vientre de
Rápidamente crecieron luego el vigor y los hermosos
su madre, conduciéndose así para que ningún otro de
miembros del soberano. Y al cabo de un año echó fuera
los ilustres descendientes de Urano tuviera dignidad
de nuevo su prole el poderoso Cronos de mente retor-
real entre los Inmortales. Pues sabía por Gea y el estre-
cida, engañado por las hábiles indicaciones de Gea, ven-
llado Urano que era su destino sucumbir a manos de su
cido por la fuerza y habilidad de su hijo. Primero vo-
propio hijo, por poderoso que fuera, víctima de los pla-
mitó la piedra, última cosa que se tragó; y Zeus la clavó
nes del gran Zeus. Por ello no tenía descuidada la vigi-
sobre la anchurosa tierra, en la sacratísima Pito, en los
lancia, sino que. siempre al acecho, se iba tragando a
valles del pie del Parnaso, monumento para la posteri-
sus hijos; y Rea sufría terriblemente.
dad, maravilla para los hombres mortales.
Pero cuando ya estaba a punto de dar a luz a Zeus, pa-
Libró a sus tíos paternos de sus dolorosas cadenas, a los
dre de dioses y hombres, entonces suplicó enseguida a
Uránidas Brontes, Estéropes y el vigoroso Arges. a los
sus padres, los de ella. Gea y el estrellado Urano, que le
que insensatamente encadenó su padre; aquellos le
ayudaran a urdir un plan para tener ocultamente el
guardaron gratitud por sus beneficios y le regalaron el
parto de su hijo y vengar las Erinias de su padre y de los
trueno, el llampeante rayo y el relámpago; antes los te-
hijos que se tragó el poderoso Cronos de mente retor-
nía ocultos la enorme Gea, y con ellos seguro gobierna
cida.
a mortales e inmortales.
Aquellos escucharon atentamente a su hija y la obede-
cieron; la pusieron ambos al corriente de cuanto estaba
decretado que ocurriera respecto al rey Cronos y a su
intrépido hijo, y la enviaron a Licto. a un rico pueblo de
Creta, cuando ya estaba a punto de parir al más joven
de sus hijos, el poderoso Zeus. A este le recogió la mons-
truosa Gea para criarlo y cuidarlo en la espaciosa Creta.

Allí se dirigió, llevándole, al amparo de la rápida negra


noche, en primer lugar, a Licto. Lo cogió en sus brazos
y lo ocultó en una profunda gruta, bajo las entrañas de
la divina tierra, en el monte Egeo de densa arboleda. Y
envolviendo en pañales una enorme piedra, la puso en

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