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Nombre de la carrera: Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y

Literatura.
Nombre de la asignatura: Historia y Política de la Educación Argentina.
Nombre del docente a cargo: Gustavo Artunduaga.
Título del trabajo: Políticas educativas neoliberales
Apellido y nombre del autor: Godoy, Alejo Nahuel.
Fecha de entrega: 23 de octubre de 2019.

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Introducción

Para el siguiente trabajo, nos proponemos a abarcar un periodo de tiempo más


acotado que entregas anteriores. No obstante, esta decisión se sustenta desde
una necesidad de rigurosidad a la hora de analizar la historia contemporánea, ya
que suele suscitar discusiones de diversa índole. Por lo tanto, desde nuestra
perspectiva resulta necesario realizar un recorte diacrónico pertinente para
analizar los fenómenos de este particular periodo y sus efectos en las políticas
educativas argentinas a nivel histórico.

La década de los ’90 en Argentina resulta ser controvertida para el análisis por
parte de muchos actores sociales destacadas, no solo en materia educativa, sino
en los niveles sociales, políticos y económicos. La gestión estatal en los distintos
niveles, durante este periodo, es defendida y criticada en igual medida por la
sociedad argentina contemporánea dentro de las diferentes estructuras que
componen la sociedad. Sin embargo, no se pueden negar los efectos negativos
de la administración menemista y, posteriormente, el último empujón que le dio
el gobierno de La Alianza a la catástrofe económica que detonaría con la
histórica crisis del 2001, dónde todas las facetas de la sociedad argentina se
verían afectadas, incluso la misma democracia restituida en 1983 –cabe recordar
la sucesión de cinco mandatarios en la envestidura presidencial en once días.

Por lo tanto, buscamos con este trabajo realizar un análisis de las políticas –
fundamentalmente las políticas educativas – llevadas a cabo durante el gobierno
de Carlos Menem, qué consecuencias trajeron aparejadas consigo y en qué
medida afecto al Sistema Educativo argentino.

Origen del neoliberalismo argentino

En este apartado trataremos de dirimir ciertos postulados que ponen en la


palestra este término que, para muchas personas, es difícil de definir con
precisión – sin mencionar aquellos sectores que niegan abiertamente la
existencia de tal doctrina económica.

En primer lugar, para entender el neoliberalismo hay que pensar en el liberalismo


como doctrina filosófica y económica. Entendemos por ‘liberalismo’ una serie de

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postulados filosóficos-sociales, en primera instancia, dónde la libertad individual
es el derecho máximo. Uno de los principales precursores es John Locke (1632-
1704) - después aparecerían Kant y Rousseau apoyando tales postulados y
brindando sus aportes a la teoría – quién adscribía al derecho de propiedad
privada, y al consentimiento de los gobernados. Hacer hincapié en lo
mencionado anteriormente, nos permite dotar de significado al principal
postulado liberal, la intervención mínima del Estado en la vida de las personas
libres. Para pensar la doctrina liberal aplicada se debía pensar en el capitalismo,
desarrollado teóricamente por Adam Smith (1723-1790) como sistema
económico “garante” de tales derechos en este aspecto. En términos simples,
las personas tenían derecho de sobre sus bienes y realizar con ellos los
intercambios necesarios para garantizar su propio estado de confort, y el
mercado aplicaría las lógicas necesarias para la redistribución de los ingresos a
través de la oferta/demanda. El Estado debía, en el peor de los casos (desde la
óptica liberal), ser un mero regulador que garantice una competencia justa dentro
del Mercado.

La historia y evolución del liberalismo, desde su formación teórica haya por el


siglo XVIII hasta nuestros días, es un devenir preponderante para entender las
lógicas del mundo moderno y post-moderno a lo largo y ancho del territorio
globalizado. No obstante, volvamos a hacer foco en las limitaciones históricas
expresadas párrafos atrás.

“¿Qué es el neoliberalismo? El origen de esta corriente de pensamiento


está vinculado a la sociedad Mont Pelerin […], fundada por el economista
Friederich Von Hayek en 1947. El grupo de economistas y filósofos que
se dieron cita allí - preocupados por la expansión del Estado de bienestar
y el Estado socialista – retomó y promovió una concepción económica
forjada por los teóricos liberales clásicos. Su postulado principal fue: el
mercado capitalista conforma el mejor instrumento para la asignación de
recursos (escasos) y la satisfacción de necesidades (individuales)”
(Arata y Mariño 2013:266)

En sí mismo, el “neoliberalismo” es una replicación de las doctrinas liberales en


el punto de inflexión del modernismo – la Guerra Fría- y durante los comienzos

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de la globalización como proceso internacional. El liberalismo nunca desapareció
como tal, solo que el mundo poscolonial y tras dos guerras de magnitudes
globales, decidió reinventarse, un lavado de cara ante un mundo donde la
competencia y el libre mercado ya dominaban en el hemisferio occidental. Junto
con el neoconservadurismo y la necesidad de privilegiar al mercado,
desarrollaron sistemas que trataron de emular en distintos países y llevar a cabo
diferentes tipos de políticas, entre ellas educativas, para ser replicados en
diferentes contextos sin tenerlos en cuenta realmente (Puiggrós 2017).

Entre los países latinoamericanos dónde el neoliberalismo penetró fuertemente


en las esferas políticas, fue la República Argentina. Sin embargo, cabe
preguntarse cuándo este sistema económico fue avalado de manera tan
descarada. La respuesta es anterior al gobierno menemista, La Dictadura, el
autodenominado ‘Proceso de Reorganización Nacional’ que detentó el poder
oficialmente entre 1976-1983, aunque ya venía calando hondo dentro del
desarticulado gobierno peronista elegido en 1973.

Fueron varios los actores que permitieron, no solo que este sistema de gobierno
que sostenía prácticas aberrantes perdurase por tanto tiempo – y que carecía de
intenciones reales de dejar el poder- sino que contribuyeron para que se
instalase el sistema que nos atañe en este apartado.

Poco hay que agregar de la influencia aplastante estadounidense en la región y


su avasallante propugnación en torno a la erradicación de aquellas ideas
contrarias a su sistema y asegurarse de que no surgiesen focos comunistas que
pudiesen molestar en la región, además de Cuba. Gran parte de la sociedad
argentina que avaló la instauración del régimen de facto, así como importantes
sectores sociales y económicos que dieron su visto bueno: La Sociedad Rural
Argentina y la Iglesia Católica. También podemos ponerle nombres propios:
Jorge Rafael Videla y su ministro de Hacienda, José Alfredo Martínez de Hoz.
Fueron las medidas económicas impulsadas por este gobierno las que trajeron
consigo la destrucción de los activos nacionales, industria y consumo interno.

“Durante la dictadura lo que, en conceptos de Weber, se denomina


capitalismo aventurero y creció la actividad de los actores

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socioeconómicos más directamente vinculados a las decisiones de los
gobernantes militares. Los principales beneficiados del periodo fueron
los grandes grupos económicos o holdings de capital nacional […] La
apertura de la economía produjo la incorporación al país de los capitales
financieros internacionales [que] se mostraron dispuestos no solo a
otorgar préstamos, sino a promover niveles innecesarios de
endeudamiento externo”. (Sidicario 2010:157-158).

Asimismo, si continuamos en esta lectura podremos ver que el sistema de la


llamada “Nueva Derecha” conformada por el neoliberalismo y el
neoconservadurismo queda instalada incluso tras el retorno de la democracia. El
radicalismo de Alfonsín, si bien se propuso restaurar los valores del mercado
interno perdidos ante las políticas que permitieron fortalecer a sectores
económicos amigos del poder de facto. En ese contexto el gobierno radical no
tuvo una opción favorable ante una economía tan volátil, mal trecha y controlada
por dichos sectores, debía ajustarse a las solicitudes internacionales para poder
negociar el pago de una deuda que se había multiplicado siete veces durante
ese periodo. Es historia sabida que las constantes amenazas de las fuerzas
armadas y la incapacidad de controlar a los sectores económicos que habían
centralizado el capital nacional, fueron factores claves ante la crisis
hiperinflacionaria y llevaron al presidente a dimitir de manera anticipada ante los
adversarios que habían resultado ganadores en las elecciones – y también hay
que mencionar que el candidato Angeloz no pudo llevar al radicalismo a un
segundo gobierno.

Entonces, nuevas preguntas surgen en torno a la supervivencia del sistema


neoliberal en la flamante democracia. ¿Cómo el peronsimo, instituido
ideológicamente en el imaginario popular como el partido que representaba a la
masa obrera, había permitido que su candidato y líder durante la década de los
’90 adoptase una visión económica similar a la de La Dictadura? ¿Qué
decisiones se tomaron y cuáles fueron las políticas impulsadas desde la
plataforma justicialista en el poder? ¿Qué impacto tuvieron las medidas en
materia educativa? Trataremos de desandar, de una manera breve pero clara, el
camino que transitó la Argentina durante la última década del siglo XX. La historia

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contemporánea, si bien resulta problemática en ciertos aspectos, contamos con
la memoria y el archivo para sostener fundamentos claros.

“Menem lo hizo”, neoliberalismo en los ‘90

Carlos Saúl Menem (1930), fue elegido presidente durante las elecciones de
1989 siendo participe del primer traspaso de la envestidura nacional en nuestra
actual democracia. No obstante, y continuando con el análisis propuesto,
analizaremos ciertos aspectos de la gestión menemista de corte neoliberal, cuál
fue el rol del Partido Justicialista en este escenario y cuáles fueron las
consecuencias que trajo consigo.

Si bien puede entenderse como una humorada referencial el título de este


apartado, no debemos ignorar que estas frases constituyeron eslóganes
sostenidos por los funcionarios de la gestión menemista –incluido el propio
presidente- y que enmascararon aquellas prácticas políticas-económicas que
pueden considerarse en cierto punto nefastas ante determinados análisis y
entendiendo a la “Crisis del 2001” como su consecuencia más grave.

El Partido Justicialista parecía apaciguado tras la dictadura y resulta interesante


que no estallasen las internas dentro del peronismo. Sin embargo, como bien
señala Ricardo Sidicario, que Menem no recibiera críticas de las propias esferas
peronistas “constituye una manifestación elocuente de la situación de disolución
de las referencias ideológicas peronistas” (2010:143). Por lo tanto, la
administración menemista tuvo vía libre para tomar tales decisiones en materia
de economía y en otras áreas como la educación.

Entendemos que el gobierno de Menem decidió “achicar” el Estado,


acompañado de maniobras económicas agresivas llevadas a cabo por su
ministro de Economía, Domingo Cavallo y su vice Juan José Llach. La defensa
de la globalización para generar activos “líquidos” que permitieran estabilizar la
inflación a costa de deshacerse de aquellos activos “sólidos”, llámese empresas
de gestión estatal y servicios públicos, fueron muestra, a nivel transnacional, que
la Argentina había decidido entrar en fuertes movidas de mercado dentro de la
bolsa de valores mundial, de esa manera “la política de privatizaciones y de

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apertura económica había despertado la confianza de sectores empresarios
extranjeros y nacionales” (Sidicario 2010:175) .

Sin embargo, el contexto internacional no fue propicio para Argentina ante dos
caídas globales en el mercado de valores, conocidos como “efecto tequila” y
“efecto vodka”, que no permitieron a la mantener negociaciones que le
beneficiaran a la hora de diseñar planes de pago con los acreedores –
entiéndase FMI, Banco Mundial y holdouts tenedores de deuda argentina -. No
obstante, se llevó a cabo la “jugada” que permitiría estabilizar, según sus más
grandes defensores, la situación económica: El Plan de Convertibilidad, eran
tiempos del “1 a 1”. “El Plan supuso dar un salto cualitativo en el debilitamiento
de las capacidades estatales de gestión de los asuntos públicos” (Sidicario
2010:175)

El segundo gobierno de Menem, al que accedió gracias a las reformas


constitucionales llevadas a cabo con la UCR en el Pacto de Olivos en 1994 y con
una duración reducida a cuatro años, mantuvo la misma dirección en materia
económica, pero se registró el mayor periodo de recesión de su gobierno durante
el año 1998 tras tantas maniobras especulativas que habían salido mal. A pesar
de estrechar relaciones con Estados Unidos, no fue suficiente para amortizar la
creciente crisis ni permitieron reestructurar el plan de pagos, al contrario.

La Argentina había aumentado en cien millones de dólares la deuda con el FMI


y la industria interna cayó a niveles catastróficos ante la falta de inversiones de
capital extranjero y del Estado. Asimismo, los capitales privados argentino se
negaron a participar para una posible recomposición del sistema económico
interno, “los grupos económicos nacionales, desarrollados al amparo de las
prebendas oficiales, no tenían, tampoco, mayores convicciones liberales ni
interés en competir en mercados abiertos” (Sidicario 2010:213)

En consecuencia, las medidas menemistas provocaron una recesión de la


economía argentina donde se destruyeron puestos de trabajo, los índices de
desocupación se dispararon a niveles muy altos y los ahorros se registraban en
dólares ante una posible corrida cambiara, sumado a la falta de confianza real

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en la moneda argentina. En resumidas cuentas, se produjo un coctel explosivo
que detonó en la “Crisis del 2001”.

Lo expuesto fue un breve comentario acerca de las prácticas económicas más


reconocidas llevadas adelante por el menemismo, aquellas que se enmarcan
dentro la doctrina neoliberal donde el Estado deja de ser un actor de peso al
verse achicado y sin capacidad real de contención de muchos de los embates
del mercado, dejando desprotegidos a los ciudadanos y los flamantes
“consumidores” a quienes no podía respetárseles por igual sus garantías y
derechos. Veamos pues, a continuación, como estos “modelos” de aplicación
para la reducción del Estado repercutieron en las políticas educativas de la época
y qué medidas se llevaron a cabo por parte de la gestión de Menem.

Achicando el Estado: La reforma educativa neoliberal

Las políticas educativas llevadas a cabo por la gestión menemista conllevaron


una reestructuración del sistema educativo en general. Cabe destacar que las
medidas adoptadas tenían como intención clara recortar gastos del Estado
Nacional en esta cartera; responder a los intereses planteados por el Banco
Mundial y sus diversos relevamientos por parte de distintos organismos
internacionales; impulsar los modelos educativos tecnocráticos en base a
metodologías que se replicaban en distintos países con gestiones de tipo
neoliberal; y, a su vez, impulsar la "oferta" educativa y académica privada en los
distintos niveles, como respuesta a las necesidades de incrementar el número
de matrículas que había mermado durante el gobierno militar.

Repasemos algunos de estos puntos y la batería de leyes educativas


promulgadas durante la década de los '90 en la Argentina. Las leyes puestas en
la palestra son:

 Ley 24.049 de Transferencia del Sistema Educativo, política iniciada


durante la Dictadura Militar con el nivel primario, donde el Estado Nacional
se desligaba en gran medida de mantener el SEN -a excepción de la
educación superior, en teoría- y delegaba a las provincias, muchas de

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ellas quebradas durante el régimen militar y con un sistema de reparto
desigual que no permitía el desarrollo en muchos distritos.
 Ley 24.195 de Educación Federal, con iniciativa reformista, se intentó
impulsar la descentralización del sistema educativo brindando una mayor
libertad, teóricamente, a las provincias y las escuelas para poder
determinar contenidos. Sin embargo, el rechazo por parte del sector
docente y la falta de una aplicación orgánica a la hora de implementarla,
género caos y confusión en el sistema y una fragmentación del mismo en
muchos distritos de la nación.
 Ley 24.521 de Educación Superior, donde el Estado Nacional se
reconoce garante del nivel superior, terciario y universitario. No obstante,
se privilegia al sector privado y a la educación religiosa. Debido a la
ambigüedad de la ley, las universidades estatales volvían a padecer por
las políticas neoliberales tras el desmantelamiento de varias de estas
durante la Dictadura. Ahora se enfrentaban a una realidad de mercado
donde estas debían tratar de solventarse económicamente al ser tenidas
como “autónomas” y “autárquicas” en los mismos textos de la Constitución
Nacional recién reformada.

De esta manera, nos encontramos que todo el plan de reforma educativa


respondía a la lógica del libre mercado, que había sido llevado a cabo en España
durante los últimos años del franquismo y que había fracasado estrepitosamente
(Puiggrós 2002:187). El Sistema Educativo se vio vulnerado en todos sus niveles
sin contar con la protección del Estado mayor.

“La política educativa menemista se constituyó en espacio de fluido


cumplimento de las directivas del Banco Mundial, que propugnaba la
descentralización de los sistemas escolares, su paulatina transferencia
al sector privado, el desfinanciamiento de la educación pública de nivel
medio y superior, la flexibilización de la contratación docente” (Puiggrós
2002:185).

En síntesis, el gobierno menemista, sin reflexionar acerca del contexto educativo


y siguiendo programas dirimidos por organizaciones bancarias internacionales,
mercantilizó la escuela y transformó el derecho educativo en uno de consumidor.
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Según Arata y Marino, la aplicación de las reformas educativas se dieron en dos
ciclos: el primero dónde se analizaron los estudios presentados por los
organismos trasnacionales y donde se crearon las legislaciones antes
mencionadas; y un segundo ciclo enfocado a las prácticas escolares
puntualmente (2013:271). Es en esta segunda instancia cuando se pudo apreciar
las grandes limitaciones de las nuevas leyes. La reforma educativa neoliberal
trajo consigo actores que decidieron hacerle frente a tales medidas.

En primer lugar, cabe resaltar la lucha docente que se produjo durante el


segundo gobierno de Menem, con iniciativas como la Carpa Blanca, ubicada en
la Plaza de los Dos Congresos. Provincias decidieron no adecuarse a la Ley
Federal, como fue el caso de la provincia de Córdoba, al entender, en algunos
aspectos, que primarizar la primera etapa del nivel secundario solo generaría
problemas. Sin embargo, se decidió desde la provincia imponer la obligatoriedad
del Ciclo Básico Unificado del secundario. También se vio afectada la formación
docente pues se discontinuó el Instituto Nacional de Perfeccionamiento y
Actualización Docente en el año 1992, dicho organismo estatal había sido creado
hacía no mucho tiempo, durante el gobierno de Ricardo Alfonsín.

Surgieron problemas a escala nacional al existir tantos sistemas diferentes que


entorpecían el traslado de matrículas de estudiantes en cambios de distrito y
muchos educadores migraban a provincias para poder percibir un sueldo mejor.
A las organizaciones sindicales que se oponían a aceptar la reforma se les
amenazaba de diversas maneras. Asimismo, los índices de desempleo iban
escalando en todo el país y la escuela de gestión estatal provincial se transformó
en un centro asistencial para niños y adolescentes, “la escuela se había
convertido en un comedor” (Puiggross 2002:194)

¿Existieron ganadores ante tal frado de precarización de las instituciones


educativas? La realidad indica que así fue. No solo las escuelas, terciarios y
universidades privadas se habían erigido dentro de la oferta académica como
aquellas que garantizaban una formación de “calidad” y prestigio: instituciones
serias dónde no se perdía el tiempo –puesto que los profesores eran limitados
en sus derechos a huelga- y se capacitaba para la entrada en el mercado laboral.
Otro sector que se vio beneficiado había sido la Iglesia Católica Argentina que,

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desde el segundo congreso pedagógico nacional, buscaba garantizar su lugar
dentro de la oferta educativa privada y obteniendo una “victoria” de manera
histórica ante la veda laica propuesta en la ley 1420. Ahora, la institución religiosa
había sido incluida dentro de las legislaciones con un papel importante dentro de
la educación.

Conclusión

Está de más aclarar que este tema no ha sido agotado del todo en el presente
trabajo y solo pretende desentrañar las prácticas de los gobiernos neoliberales
y, a su vez, entender cuáles son las lógicas que se aplican dentro de las políticas
educativas por parte de estos. El caso argentino durante el gobierno de Carlos
Menem es un perfecto ejemplo de cómo, solo siguiendo las reglas del mercado,
se puede precarizar un sistema educativo que fuera reconocido en otrora tiempo.

Dice un ex ministro de educación señala lo siguiente, “[El Estado post-social] se


trata de un Estado que abandona su papel interventor en la economía para pasar
a cumplir un rol de garante de las reglas de juego” (Filmus 2014:17). Argentina
se ha encontrado ya en varias ocasiones con administraciones de tal tipo por lo
que resulta imperante la necesidad de entender que lógicas se manejan durante
estos gobiernos.

Nunca se debe olvidar que la Economía es una ciencia social, las reglas de juego
están en constante cambio y no existen modelos replicables sin entender los
contextos sociales de cada nación. Como docentes, debemos buscar
mantenernos formados e informados para poder propiciar aprendizajes
significativos para los jóvenes y adultos en formación. Hay una necesidad real
de empezar a formar para la reflexión y la crítica; una sociedad que no entiende
su pasado está condenada a repetirlo.

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Bibliografía citada

Arata, Nicolás y Marino, Marcelo La educación argentina – una historia en doce


lecciones. Buenos Aires, Argentina: Centro De Publicaciones Educativas Y
Material Didáctico, 2013.

Filmus, Daniel Argentina de fin de siglo procesos y desafíos Universidad


Nacional de Avellaneda, Argentina, 2014.

Puiggrós, Adriana. Qué pasó en la educación argentina - Breve historia desde


la conquista hasta el presente. Buenos Aires, Argentina: Galerna, 2015.

Adiós, Sarmiento: Educación pública, Iglesia y mercado


Buenos Aires, Argentina: Colihue, 2017.

Sidicario, Ricardo. Los tres peronismos – Estado y poder económico. Buenos


Aires, Argentina: Siglo Veintiuno Editores, 2010.

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