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Traducción de JAMES LOCKHART


R OBERTO RE YES MAZZON!

LOS NAHUAS DESPUÉS

DE LA CONQUISTA

Historia social y cultural

de los indios del México central,

del siglo XVI al XVIII

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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

MÉXICO

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Primera edición en inglés, 1992


Primera edición en español, 1999

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Is. ­-FIf 3R/Jo NEO LOCKHART y BERTHA VAN FOSSEN LOCKHART,

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Se prorube la reproducción total o parcial de esta obra


-incluido el diseño tipográfico y de portada-,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,
sin el consentimiento por escrito del editor.

Título original
The Nahuas Afler Ihe Conques t. A Social and Cullural Hislory oflhe Indians ofCmlral Mexico,
Sixleenlh Through Eighleenlh Cenluries ,7
© 1992 by the Board of Trustees of the Leland Stanford Junior University .
Derechos reservados. Trad ucida y publicilda de acuerdo con Stanford University Press.
ISBN 0-8047-1927-6

D. R. © 1999, FONDO DE CU LTURA ECONÓMICA


Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F.

ISBN 968-16-5269-X
Impreso en México

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Beyond the Codices, de Anderson, Berdan y Lockhart.

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y Hassig (comps.).

The Tlaxcalan Actas, de Lockhart, Berdan y Anderson.

Testaments of Culhuacan, Cline y León-Portilla (comps.).

,~ TCB Tula Cofradía Book, en Lilly Library, Universidad de Indiana ,

• sección de manuscritos latinoamericanos, México .

TN Teatro náhuatl, de Horcasitas, UNAM .

9
10 ABREVIATURAS

UCLA TC UCLA Research Library Special Collections, Tulancingo Collec­


hon.
ZM Anales de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, Biblio­
theque Nationale, París, manuscrito mexicano 212. 1. INTRODUCCIÓN

Es posible encontrar hablantes de las llamadas lenguas utoaztecas esparci­


dos en una vasta área que va desde el oeste de los Estados Unidos a través
de todo el noroeste de México y hasta el centro de este país, con unos pocos
enclaves ubicados tan al sur como Nicaragua . La rama más meridional de
la familia utoazteca es el náhuatl, que en los siglos xv y XVI era la lengua de la
mayoría de las personas que vivían en las regiones del centro de México.
Divididos en un gran número de estados regionales separados, frecuente­
mente en guerra, cada uno con un sentido de un origen étnico singular, ya
veces bajo el dominio parcial de confederaciones imperiales, en el momento
del contacto con los europeos los mexicanos del centro estaban unidos, tanto
como es posible decir que lo estuvieran, no por la política o por una con­
ciencia afirmativa de unión, sino por una cultura compartida contenida en
el vocabulario de su lengua común.
A estos pueblos los llamo nahuas, nombre que a veces ellos mismos usa­
ron y que actualmente se ha hecho común en México, en vez del de aztecas.
Este último término tiene varias desventajas determinantes: supone una
unidad nacional que no existía; dirige la atención hacia una aglomeración
imperial efímera; está vinculado específicamente con el periodo anterior a
la conquista, y, según las costumbres de esa época, incluso si "azteca" hu­
biera sido el gentilicio principal de los mexicas, hubiera sido indebido que
lo usara cualquiera que no fuera mexica (los habitantes de Tenochtitlan, la
capital imperial).
Expresada con sencillez, la finalidad de este libro es, utilizando los regis­
tros en náhuatl, aclarar la historia de la sociedad y cultura nahuas, sobre
todo las del tiempo en que fue escrita la mayoría de los documentos que
han sobrevivido: entre 1540-1550 y finales del siglo XVIII. También pretende
r
este libro tratar con alguna profundidad las implicaciones que, para los
primeros años que siguieron al contacto con los europeos y en última
instancia también para la época anterior a la conquista, abundan en los
primeros registros.

OPINIONES SOBRE LA HISTORIA NAHUA DESPUÉS DE LA CONQUISTA

No debe extrañar que, hasta hace poco, las obras históricas que se referían a
los indios de México (y de otras áreas de la América hispánica) en el tiempo

11
12 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 13

que siguió al contacto con los europeos se hayan concentrado en recrear la Quizá el conjunto más importante y acce5ible de documentos oficiales
posición de los indios relativa a la de los españoles. El tema presenta dos fue el que produjeron los frailes mendicantes de México después de la con­
dimensiones relacionadas entre sí: los papeles que se suponía jugaban cada quista -correspondencias y crónicas voluminosas escritas principalmente
uno de los dos grupos, y las fuentes españolas utilizadas para hacer la su~ por los franciscanos y en segundo lugar por los dominicos y los agustinos-o
posición que, como proporcionaban la primera perspectiva sobre los indí­ Estos escritos hablan de la forma en que los mendicantes convertían a los
genas, contribuían en gran medida a la manera cómo se determinan esos indio.s de México por millones e introducían el despliegue completo de la
papeles supuestos. pompa y ceremonia cristianas entre ellos, tanto que sólo subsistían ya unos
Generaciones sucesivas de historiadores han considerado la interacción pocos y lastimosos restos de las creencias y prácticas previas a la conquista.
de los españoles y los nahuas de varias maneras diferentes. 1 La primera Además de la pompa y ceremonia, los mendicantes, según ellos mismos
generación, de la cual William Prescott es su principal representante, siguió decían, llevaban en general a los indígenas los elementos de la cultura euro­
a las crónicas españolas al escribir rustorias narrativas de la conquista del pea, al concentrar a los nativos dispersos en nuevas fundaciones urbanas,
siglo XVI; subrayaron la importancia del mero choque militar, de las victo­ introducir un gobierno de estilo europeo, enseñarles las técnicas europeas
rias y derrotas de las fuerzas en contienda. El conflicto era la principal es­ para la agricultura, las artesanías, la música y otras artes, todo con resulta­
tructura interpretativa. Aunque todos se dieron cuenta de que la lucha militar dos muy espléndidos e inmediatos. La versión que daban los mendicantes
terminó pronto en el México central (a diferencia de las áreas periféricas, de los eventos, tal como la sintetiza muy bien Ricard,3 sirvió durante mu­
donde continuó), y que desde entonces se ha demostrado además que los cho tiempo como el modelo básico para interpretar la interacción cultural
disturbios en los siglos siguientes fueron esporádicos y limitados, iniciados en México y en toda la América hispánica.
por unidades locales restringidas en defensa de su autonomía dentro del Sin embargo, el modelo del desplazamiento nunca tuvo el escenario sólo
orden ya establecido,2 el conflicto y la resistencia han seguido conformando para sí. Un punto de vista alternativo señaló el aislamiento de los indios de
durante mucho tiempo los conceptos de los estudiosos sobre las relaciones los centros socioeconómicos de la vida hispana en las ciudades y en las
entre los españoles y los indígenas. minas, con la consecuente permanencia total de elementos indígenas libres
Los que siguieron a los historiadores épicos, que enfocaron el tema del de la influencia exterior. Apoyaban esas ideas dos clases de evidencia. Pri­
desarrollo de la civilización de la América ruspánica a través de las institu­ mero, los historiadores institucionales encontraron en la ley española una
ciones formales, añadieron un nuevo concepto general de interpretación: el doctrina bien desarrollada de dos sistemas políticos separados : uno para
desplazamiento, en vez del conflicto. Éstos, sobre todo el más importante de los españoles, centrado en las recién creadas ciudades españolas; el otro
ellos, Robert Ricard, tendieron a ver el remplazo rápido de los elementos o para los indígenas, que consistía en pueblos y aldeas esparcidos por todas
estructuras indígenas por sus equivalentes europeos, o incluso la introduc­ las regiones que rodeaban a las ciudades. La ilusión de dos esferas total­
ción de todo lo europeo, como si se hubiera dado en un vacío relativo. Esta mente separadas fue reforzada por el hecho de que, con el fin de dar mayor
opinión surgió sin ningún prejuicio o, podríamos decir, ingenuamente, a realce a sus propias actividades, los frailes y otros europeos escribieron tan
partir de la fuente principal de los primeros institucionalistas, a saber, los in­ poco como les fue posible acerca del papel de las agencias competidoras, o
fonnes de funcionarios y de sacerdotes a la Corona. Aunque los funcionarios de la población civil española que casi de inmediato empezó a esparcirse
en América comprendían la importancia de las estructuras indígenas para el desde las ciudades. Una opinión aparentemente compatible fue la de los
éxito de las medidas que tomaban, no les interesaba mucho mencionar~s etnógrafos del siglo xx. Interesados desde el princ-ipio en las continuidades
cuando informaban de los avances a sus superiores. Si así lo hubieran hecho, que se remontaban al periodo anterior a la conquista, estos investigadores
sus medidas hubieran parecido obvias, casi inevitables, con su resultado encontraron (por lo común en zonas relativamente aisladas) evidencia
prácticamente determinado en gran medida por la naturaleza de la sociedad irrefutable de la supervivencia de distintas características, entre ellas las
indígena (como de hecho lo determinó) . En cambio, presentaban imágenes creencias religiosas, las relaciones de parentesco, las prácticas médicas y la
de las revolucionarias transformaciones que estaban generando en la vida cultura material. La impresión que surgió entonces fue la de comunidades
indígena y de lo bien recibidas que eran las medidas que introducían. que se volvieron hacia sí mismas, estáticas en su interior y resistentes a
todos los cambios provenientes del exterior 4
1 El resto de esta sección se adaptó, con algunos cambios, omisiones y adiciones, de Lock­
hart, 1985, pp. 465-468. 3 Ric~rd, 1966 (1933).

2 Taylor, 1979.
4 Tal como lo expone ssbre todo Wolf, 1959.

14 INTRODUCCION INTRODUCCION 15

La obra de Charles Gibson significó lUl adelanto en la dirección de dar más afectado profundamente. Se ha visto que la encomienda implica a todo un
importancia aliado indígena en la conformación de la interacción entre grupo de europeos, africanos e indígenas que estaban permanentemente al
españoles e indígenas. Primero, Gibson mostró que en la importante servicio de los españoles. Pronto se desarrollaron comunidades de personas
provincia de Tlaxcala, en el México central, el gobierno municipal de estilo humildes de origen hispánico, que incluían pequeños agricultores y gana­
español fue introducido y floreció en el siglo XVI, no sólo por diseño o vo­ deros, pequeños comerciantes y arrieros, dentro de muchos pueblos indíge­
luntad de los españoles, o siguiendo por completo el modelo hispánico; nas 6 Con el transcurso del tiempo, la influencia española sobre los patrones
más bien, fue adaptado extensamente a la situación indígena local y si se indígenas de uso del alcohol y de homicidio fue considerable, en especial
arraigó fue, en parte, gracias a que los tlaxcaltecas consideraron que podría en aquellas áreas que tenían las mayores poblaciones españolas y las ma­
ser útil a sus intereses. Después, en su importante obra Aztees Under Spanish yores oportunidades para la interacción persona!.?
Rule, Gibson dio una perspectiva por completo diferente de la historia de En la situación actual se ha hecho aparente que el choque directo, el sim­
la interacción entre los españoles y los indígenas y, por lo tanto, de la histo­ ple desplazamiento y la supervivencia indígena por medio del aislamiento
ria indígena posterior a la conquista. 5 Mostró que los estados indígenas del son modos más característicos de las áreas periféricas, donde los inmi­
va lle de México sobrevivieron, durante buena parte del periodo posterior a grantes españoles eran pocos y los pueblos indígenas no eran del todo se­
la conquista, con sus territorios y muchos de sus mecanismos internos in­ dentarios, que de una región como el México central. Es cierto que alú estos
tactos en lo esencial, supervivencia que proporcionó la base para todas las modos llegaron a ejercer cierta influencia. Sin embargo, el factor más
estructuras que los españoles implantaron en el campo. La encomienda importante como vehículo para la interacción no es tanto la modalidad par­
(para los que son nuevos en este campo, una donación de tributo indígena . tícular del contacto como el simple grado de contacto, medido en términos
y, originalmente, de mano de obra a un español, donación que fue el funda­ de distancia, frecuencia o intensidad, sin importar que ese contacto sea con­
mento de las grandes propiedades rurales españolas en las primeras siderado hostil o amistoso, perjudicial o benéfico.
décadas después de la conquista), la parroquia rural y el pueblo indígena La presencia de europeos entre los indígenas desencadenó una larga serie
de estilo español se ajustaron a las fronteras de los estados indígenas y fun­ de grandes epidemias que no tenían nada que ver con las intenciones de nin­
cionaron por medio de mecanismos que ya existían. Los distritos adminis­ guna de las partes, sino que resultaron de la combinación de atributos his­
trativos en el campo (corregimientos) eran agrupaciones de estas unidades tóricos de ambas. De igual manera, en la esfera cultural, el grado de contacto
indígenas, y se basaban en ellas para recaudar los impuestos, conservar la entre las dos poblaciones ayudó a conformar procesos que duraron siglos, en
paz y m uchos otros aSlUltos. los que, dependiendo de los atributos relativos de las dos, se combinaba la
El error en la opinión de Ricard se hizo entonces totalmente evidente. Los transformación gradual con profundas continuidades. En cualquier lugar
frailes se habían encontrado con lUla situación ya establecida que los favo­ en que los hombres entran en contacto, habrá a la vez conflictos y coope­
recía (y que también favorecía a los funcionarios gubernamentales, a los ración, congregación y alejamiento; algunas cosas cambiarán profunda­
que les dieron menos crédito del que les correspondía). La medida de su mente en ambos lados, en tanto que otras cambiarían menos. En las áreas
éxito dependió precisamente de la aceptación y conservación de elementos centrales, el contacto fue relativamente estrecho desde el principio y, con
y patrones indígenas que en muchos aspectos eran sorprendentemente si­ un sector hispánico en expansión rápida y continua, se hizo cada vez más
milares a los de Europa . Las innovaciones de los frailes del todo nuevas para cercano con lUla tendencia acumulativa que abarcó siglos.
los mesoamericanos fueron rela tivamente pocas. Fue pebido a cosas como Otra importante diferencia definitoria de las áreas centrales de la Amé­
s us propias artesanías y sistemas de escritura, su tradición de templos sun­ rica hispánica, con respecto a las de la periferia, es la amplia interacción de
tuosos como símbolo del estado y del grupo étnico, su desa rrollado calen­ la cultura indígena y la intrusa, basada en coincidencias que permitieron la
dario de festividades y procesiones religiosas, su grado relativamente alto implantación rápida y en gran escala de las formas europeas, o al menos de
de estabilidad y congregación de asentamientos, que pudieron aceptar con formas que parecían ser europeas, entre los pueblos indígenas. Sólo en las
rapidez aspectos similares de la herencia española. áreas similares al México central eran posibles las encomiendas grandes y
Con respecto al concepto de aislamiento que compartían los institucio­ lucra tivas, sólo ahí era posible establecer parroquias rurales y hacer que
nalistas y los antropólogos, los inves tigadores posteriores a Gibson lo han
Ó Véase Lockhart, 1968 y 1976; N&S. ítem 12; Szewczyk, 1976, y Martin, 1985.

5 Gibson, 1952, 1964. Véase la ampli a discusión de ambos libros en N&S, Ítem 10. 7 Taylor, 1979.

16 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 17

funcionaran municipalidades indígenas independientes basadas en el mo­ cios de los españoles demostró ser tan significativo como el propio movi­
delo español. En muchos aspectos, los europeos y los pueblos indígenas de miento filológico y, en algunos casos, aún más. Los franciscanos, otros ecle­
las áreas centrales tenían más en común entre sí que con los otros pueblos siásticos y posiblemente algunos letrados laicos españoles les enseñaron a
del hemisferio. tantos nahuas cómo escribir su propia lengua en el alfabeto latino como para
Sin embargo, las coincidencias, aunque reales, fueron inevitable e inva­ perpetuar el arte entre los escribanos por todo el mundo nahua, de modo
riablemente imperfectas, y resultaron en formas mixtas. Las supervivencias que sirviera como el medio normal para mantener registros de toda clase.
absolutas sin modificaciones y el desplazamiento total son igual de raros en La práctica continuó generación tras generación durante la mayor parte del
la historia del contacto cultural en el México central. En las primeras etapas periodo anterior a la independencia mexicana, y se creó así una literatura
lo que se encuentra comúnmente es la identificación preliminar de los ele­ muy grande y variada con una considerable profundidad temporal y conti­
mentos intrusos e indígenas, que permitía que un concepto o práctica indíge­ nuidad ininterrumpida. Gran parte del material que alguna vez fue conser­
na funcionara de una manera familiar bajo una cubierta cristiano-española. vado en los centros locales del México central rural -aparentemente la ma­
Al paso de los siglos se crearon combinaciones de formas y patrones estables, yoría- se ha perdido, pero una gran parte llegó a la ciudad de México a
que debían algunos rasgos a uno de los donantes y otros al otro y, en algunos causa de los litigios y todavía se la puede encontrar en varias secciones del
casos, a ambos. A finales del siglo XVIII, casi nada de todo el sistema cultural archivo nacional mexicano y en los repositorios especiales en México, en los
indígena permanecía sin modificaciones y, no obstante, casi todo se remon­ Estados Unidos y en otras partes.
taba a la vez de una u otra forma a un antecedente de los tiempos anteriores a No obstante, tendría que pasar mucho tiempo antes de que se aprove­
la conquista. charan para la historia del pueblo que los escribió estos registros únicos.
Los dioses de la disciplinas parecían haber decretado que los historiadores
Usos DE LA LENGUA habrían de estudiar a los indios indirectamente, dejando a otros, sobre todo
a los antropólogos, el acercarse a ellos por medio de su propia lengua. Desde
Los frailes franciscanos del siglo XVI no han sido superados en la importan­ William Prescott hasta Robert Ricard y Lewis Hanke, los historiadores
cia que le dieron a la lengua, tanto escrita como hablada, para entender a la prestaron una considerable atención a los indígenas de México, pero siempre
población indígena de México. Instruidos en los métodos de la filología hu­ a través de los ojos de los españoles y utilizando los informes y conceptos
manista, los franciscanos y sus ayudantes nahuas produjeron, una tras otra, de estos últimos. En Tlaxeala in the Sixteenth Century (1952), Charles Gibson
obras indispensables. Para finales de la década de 1540, fray Andrés de realizó un avance muy significativo al utilizar los registros en náhuatl de
Olmos había terminado una gramática completa del náhuatl, acompañada los cabildos junto con otras fuentes más tradicionales, pero en The Aztees
de una lista de expresiones idiomáticas y un conjunto de ejemplos de dis­ (1974) volvió a depender casi exclusivamente de los registros españoles.
cursos de los informantes. En la siguiente década, fray Alonso de Malina Mientras tanto, se habían estado realizando estudios serios de los mate­
publicó un diccionario español-náhuatl, ampliado considerablemente en riales en lengua náhuatl durante dos generaciones o más, pero sin dar la
tilla edición de 1571; Molina fue bastante más allá de los elementos prácticos atención que merecía al periodo que siguió a la conquista, en parte porque
básicos al incluir un amplio vocabulario, en el que presenta muchas sutiles los antropólogos y otros estudiosos estaban interesados principalmente
distinciones semánticas y gramaticales. A partir de la década de 1540, fray en los indígenas antes del contacto europeo, y en parte porque se concen­
Bernardino de Sahagú, y un grupo de nahuas trabajaron durante décadas traron primero en los documentos más espectaculares y accesibles, muchos
en una obra enciclopédica; ésta había sido completada provisionalmente a de los cuales estaban dedicados a narrar los sucesos previos a la conquista o
finales de la década de 1570, y abarcaba todos los aspectos de la vida de los a tratar de reconstruir la cultura prehispánica. 9 El proyecto más grande de
nahuas antes de la conquista con textos en náhuatl escritos por los ayu­ este tipo fue la traducción completa del náhuatl del Códice Florentino de Sa­
dantes indígenas y traducidos al español. El mismo Sahagún se dio cuenta hagún por Anderson y Dibble. Entre quienes no eran antropólogos y se in­
de la utilidad potencial de su trabajo cuando le ilustró el significado de teresaron por este campo se encontraban Ángel María Garibay y, después
vocablos indígenas especiales empleados en otros textos indígenas. 8 de él, Miguel León-Portilla, que se concentraron en el canto náhuatl, en el
Un producto derivado de la filología indígena realizada bajo los auspi­ Códice Florentino y en textos similares, en un esfuerzo por reconstruir y

8 Véase Campbell y CIayton, 1988, pp. 295-302. 9 Véase Bierhorst, 1985, pp 118-120; H. Cline, 1973, y Nicholson, 1973.
18 INTRODUCCION INTRODUCClON 19

analizar la vida intelectual antes de la conquista. lO El único fenómeno defi­ en las vidas de personas muy humildes. A pesar de esto, los registros na­
nitivamente posterior a la conquista que recibió atención fue el conjunto de huas que se han conservado, ya sea en españolo náhuatl, sólo pocas veces
obras de teatro religiosas en náhuatl, algunas de las cuales habían sido pu­ nos permiten seguir a una sola persona a través de una variedad de docu­
blicadas muchos años antes por Francisco del Paso y Troncoso; otros inves­ mentos. Casi privados de un patrón en la sucesión de las acciones, debemos
tigadores, entre los que destaca J. H. Cornyn, continuaron el proceso, que depender del otro aspecto del método, esto es, de una detallada atención a
llevó finalmente a la aparición en años recientes de una gran compilación las categorías que la persona y sus pares usaban para clasificarse a sí mis­
por Fernando Horcasitas.11 Sin embargo, como los religiosos españoles ori­ mos y a sus pensamientos y acciones, además de atender a los fenómenos
ginaban los temas, tramas y demás elementos, el género tiene un estilo en­ que los rodeaban, estudiando de esta manera conceptos que porta el habla
rarecido, y en cierto sentido, artificial, que ayudaba relativamente poco a la de una persona en vez de los patrones que se manifestaron en su vida.
comprensión hasta que se pudiera ubicar el material en el contexto más Únicamente en la lengua original pueden detectarse las categorías, por~ue
amplio de los escritos nahuas. en una traducción las sustituyen las categorías de la lengua del traductor.
Hacia la década de 1970, los estudiosos tanto en México como en los Además, en el presente, los intereses de la disciplina se dirigen cada vez
Estados Unidos estaban por fin listos para dirigir su atención a los docu­ más, natural y loablemente, hacia el lado cultural de la historia. Nos empe­
mentos más mundanos escritos en náhuatl. Algunos ya estaban catalogados zamos a interesar en las categorías del pensamiento en y por sí mismas.
desde hacía décadas, por lo que el mero hecho de su existencia no fue una Expresaré este punto en forma más concreta. Los documentos españoles,
sorpresa propiamente dicha. Pero la amplitud, riqueza y variedad de la lite­ e incluso las traducciones españolas de documentos en náhuatl, hacen uso
ratura sorprendió y continúa sorprendiendo a quienes participan en su repetido del término indio, término que raramente encontramos en los pro­
estudio. Escritos por los nahuas para ojos nahuas y para los fines de la vida pios documentos en náhuatl, ni siquiera en aquellos en cuyas traducciones
diaria , estos documentos, aunque tratan en su mayoría de temas particu­ se utiliza esta palabra. El cómo evolucionó el modo en que se llamaban a sí
lares españoles, no sólo son más individuales en su lenguaje, convenciones mismos los grupos indígenas debe ser trabajado exclusivamente a partir de
y contenido que sus contrapartes españolas, sino que además son más com­ fuentes en lengua náhuatl. J3 Por ejemplo, en un tema igual de fundamental,
plejos, pues pertenecen a las dos tradiciones en vez de a una sola . Cada uno las fuentes españolas hablan de unidades políticas indígenas en términos
de ellos es sim ultáneamente más difícil y potencialmente más rico que los de cabeceras y sujetos, pero en las fuentes nahuas sólo encontramos térmi­
registros españoles. La comprensión de su naturaleza ha requerido de una nos para toda la unidad y sus partes constitutivas, hecho que tiene profun­
nueva filología para hacerlos inteligibles y utilizables y para ubicarlos en su das implicaciones y que es la clave para descubrir un modelo nahua general
contexto verdadero. Como resultado de la actividad filológica, a menudo de organización (véase el capítulo u).
vinculadas de manera inextricable con ella o indistinguibles, se han presen­ Otra razón de la importancia de tener materiales sobre los nahuas en la
tado tesis, artículos y monografías que utilizan las nuevas fuentes para un lengua original, es que la misma lengua resulta ser un instrumento impres­
análisis sustantivo de los aspectos de la historia cultural o social nahua. 12 cindible para determinar la naturaleza y el ritmo de la evolución cultural en
Esta obra es uno de ellos. general. Quizá pueda decirse lo mismo de cualquier situación humana,
No necesito insistir en la ventaja de utilizar registros producidos en la pero las condiciones especiales de la investigación en este campo han con­
lengua madre de los sujetos de un determinado estudio histórico. Siempre ducido a descubrir que la lengua utilizada en cualquier coyuntura particu­
1 que han estado disponibles ma teriales escritos en la lengua nativa, se les ha lar es la mejor y, a menudo, la única forma de ubicar un fenómeno dado en
utilizado como la fuente primaria para escribir la historia de un pueblo. En el continuo escalonado de la adaptación nahua a la presencia española. Una
el caso presente, ciertas consideraciones hacen más crítico el problema de la traducción española quizá pueda presentar bien un hecho en bruto, pero no
lengua que en casos normales. Mucha de la vitalidad en la historia reciente nos dirá si se utilizó una palabra tomada en préstamo o la forma en que se
sobre los orígenes de América Latina ha provenido de un enfoque que ve la manejó gramaticalmente. No distinguirá entre iteachcauh, "su hermano
más allá de los agregados estadísticos para encontrar un significado y un
patrón en una serie de vidas individuales, incluso, y quizá especialmente, 13 Véase la discusión en el capítulo IV, así como en gran parte del contenido de los capítulos
" y IX . Es cierto que las obras en español escritas por hablantes de náhua tI o personas que cono­
10 Garibay K. , 1958, 1964-1968, 1971 ; León-Portilla, 1956, 1967, 1976, etcétera .
cían bien el náhuatl y que utilizan términos náhuatl en escritos en español, pueden cumplir
11 Véase su TN para bibliografía adicional.
hasta cierto punto la misma función e incluso a veces arrojar luz sobre aspectos de la catego­
12 Véase N&S, ítems 10 y 11.
rización náhuatl que difícilmente pueden mostrarse en los documentos en el lenguaje original.
INTRODUCCIÓN 21
20 INTRODUCCIÓN

mayor o su primo", la expresión náhuatl original utilizada en la primera mente de los propios nahuas. Los materiales pueden parecer muy exóticos
mitad del periodo colonial, y primo hermano, "su primo en primer grado", al público académico, inclusive a los conocedores de la historia temprana
que fue tomada del español y que es característica de un tiempo posterior. de la América hispánica, y como para dificultarlo más he emprendido mi
Dará traducciones idénticas de oquifirmayoti y oquifirmaro; ambas significan tarea con amplitud. Para que el lector no desespere y sienta que ha penetra­
"él lo firmó" , pero la primera estaba fundamentada nominalmente e indica do en un bosque oscuro e impenetrable, le proporcionaré a continuación
una etapa más temprana que la segunda, que incorpora un verbo español. unas pocas guías.
. Esto no quiere decir que las fuentes en español carezcan de valor para la Siempre he creído que aunque las culturas son fluidas y variadas y no
historia nahua. Raras veces se encuentra completo en los archivos todo un sean verdaderamente orgánicas, todo en una determinada sociedad o sim­
expediente en náhuatl. Más comCm es que un expediente con documentación plemente en un grupo dado de personas en contacto entre sí, afecta a todo
en náhuatl contenga uno, dos, a lo mucho unos pocos papeles en náhuatl, lo demás, y que algunos fenómenos se esparcen por todas partes, de modo
presentados como evidencia primaria, rruentras que todo el proceso legal con que para lograr la mayor comprensión uno debe proceder sobre un frente
su explicación se encuentran en español. Sería poco provechoso no valerse amplio, observando muchos elementos en sus relaciones entre sí. A medida
de este contexto, como lo he hecho en la medida de lo posible, sin estudiar que avanzaba mi trabajo sobre los nahuas, me Jlamó la atención la existen­
los documentos en español con tanto detalle como los que están en náhuatl. cia de modos paralelos de organización en muchas ramas diferentes de la
No he explorado mucho en los archivos que no contienen documentos en vida y los movimientos paralelos en la evolución en el transcurso del tiem­
náhuatl, porque, en verdad, tenía ya más que suficiente. No obstante, no po. Los ocho capítulos que constituyen el núcleo de este libro procuran
dudo que la historia de los nahuas pueda beneficiarse en gran medida si se mostrar estos temas en todos aquellos campos de la cultura (que considero
realiza investigación adicional en las fuentes relevantes completamente en está constituida por las costumbres comunes en la sociedad y por tanto
español. La cantidad tan grande de documentación en náhuatl que se ha inseparables de ella) y de la sociedad nahuas (inclusive la vida económica y
conservado supera considerablemente mis expecta tivas originales; desde política) para los que las fuentes en náhuatl ofrecen información sistemá­
1976, cuando se realizó la primera investigación sistemática de una literatu­ tica. Entre los primeros capítulos, más orientados hacia lo social, como se
ra ya bastante grande,14 se ha duplicado o triplicado, y no alcanzamos a ver podrá dar cuenta el lector, y los últimos, que le podrán parecer más concen­
el final. Sin embargo, se requiere de laboriosos procesos de investigación, trados en la cultura (aunque para mí hay poca diferencia entre cultura y so­
catalogación, etcétera para hacer accesible y utilizable este material disperso ciedad), se tratan una gran variedad de temas, de los cuales no todos pue­
y difícil. Además, aunque no se puede predecir algún límite para su creci­ den ser de interés .para un determinado lector. En realidad, en un sentido
miento, es claro que en ese límite máximo seguirá siendo sólo una fracción los ocho capítulos son como bosquejos de ocho libros separados, cada uno
del material archivado en espaDol referente a los indígenas del México cen­ acerca de temas muy amplios, que todavía no han sido escritos. Como com­
tral, y enteras materias de estudio serán tratadas únicamente a partir de prendo que ciertos lectores puedan querer o necesitar leer sólo ciertos capí­
fuentes en español (aunque también es cierto, por supuesto, que materias tulos o incluso partes de capítulos, he tratado de hacerlos muy indepen­
son tratadas exclusivamente en náhua ti) . Los futuros etnohistoriadores e dientes dentro de la temática común y he dividido cada uno de ellos en
investigadores seguramente deberán prepararse para utiliza r el material en secciones tituladas que equivalen a subcapítulos. 15 A pesar de todo, me ha­
ambas lenguas según sea el caso, y ojalá sin olvidar que los conceptos nahuas bría gustado que las fuentes hubieran permitido una exploración completa
y el vocabulario especial que hemos podido entender gracias a los textos en de todavía más dimensiones, en especial, la música, la danza, los mercados,
náhuatl pueden servir como la clave para encontrar el significado de docu­ la cultura material, las artesanías, el aspecto técnico de la agricultura y los
mentos en español de una manera que no hubiera sido posible antes. papeles de los géneros. Qui zá todavía se puedan encontrar .caminos que
permitan una aproximación más directa a estos temas.
\5 Incluso a un historiador hispanoamericano que conozca los aspectos generales de la Amé­
ALGUNOS ALCANCES Y ATRIBUTOS DEL LIBRO rica hispánica puede serle útil un panorama general antes de pasar a los capítu los posteriores
más sustantivos, pero no deseo recargar el libro con una introducciÓn excesiva . Una forma de
Ya he dicho que el propósito de este libro es describir y analizar el mundo la
conocer estructura sería leer primero las conclusiones. Sin embargo, en mi opinión, la mejor
introducción es un texto que escribí para una audiencia general, que bosqueja en lenguaje sen­
nahua posterior a la conquista utili za ndo fuentes que provienen directa ­ cillo y ejemplifica brevemente muchos de los principales temas y as untos de que trata el pre­
\4 NMY . sente li bro. Dicha introducción uparece como el primer capítulo de N&S
22 INTRODUCCJON INTRODUCCION 23
Los límites temporales y espaciales del estudio son los dictados por los suroeste de la región nahua hasta Tulancingo 'en el extremo noroeste. En
documentos en náhuatl que han aparecido hasta la fecha, ya sea que los haya donde he observado diferenciaciones sub regionales , he discutido las di­
encontrado yo mismo y mis colegas y asociados, o que hayan sido publi­ ferencias, como fue el caso con las formas, en apariencia diferentes, de con­
cados por otros. Temporalmente, los registros se distribuyen entre los años cebir las casas señoriales en las mitades oriental y occidental del mundo
que van aproximadamente desde 1545 hasta 1770 por lo menos, de tal ma­ nahua (capítulo IV) , o del posible papel que desempeñaron la ciudad de
nera que ninguna década ha sido omitida y sólo faltan unos pocos años; México y sus alrededores como punto de origen de las innovaciones lin­
además, cierto número de textos posteriores a 1770 proporciona también un güísticas que se esparcieron desde ahí (capítulo VII) .
vistazo a la era más tardía. La distribución espacial es más problemática. El Sin embargo, hablo en general de patrones y tendencias para toda el área
material conocido hasta el presente tiende a provenir de lugares esparcidos central de habla náhuatl y dejo para futuras investigaciones el estableci­
en forma muy desigual por todo el centro de México, uno o dos documen­ miento de distinciones subregionales indudablemente significativas. De
tos por cada lugar. Ciertas subregiones parecen haber estado dotadas de ninguna manera paso por alto la necesida-d de explicar en forma exhaustiva
una literatura coherente (por ejemplo, Tlaxcala, Cuauhtinchan, Coyoacán, la distribución espacial de los fenómenos y también entiendo, si hay quien lo
Culhuacán, el Sur y centro del valle de Toluca, por ejemplo), pero al estu­ entienda, el valor excepcional de una investigación intensiva micrositua­
diarlos resulta que sólo es así para un periodo de tiempo muy limitado o cional. He podido adoptar este procedimiento gracias a la extensa locali­
para cierto tipo de registro. Excepto quizá para la organización SOc1opolítica zación geográfica de unidades indígenas realizada por Gibson en The
y la tenencia de la tierra, sería imposible encontrar documentos sobre cada Aztees, trabajo que ha sido complementado con mapas aún más completos
uno de los fenómenos de interés en cada subregión para cada periodo. El de una sola región, Coyoacán, realizados por Rebecca Hom; además de una
único censo náhuatl local y completo que se conoce fue realizado en la serie de estudios sub regionales de varias clases (por Pedro Carrasco, S. L.
región de Cuerna vaca hacia 1540; el único libro de cofradía que contiene Cline, Robert Haskett, Horn, Frances Krug, Ursula Dyckerhoff y Hanns
la lista de sus miembros y de sus funcionarios para un periodo considera­ Prem, Luis Reyes García, Susan Schroeder y Stephanie Wood), todos los
ble, así como una discusión de las crisis y de las medidas para resolverlas, cuales me hicieron posible proceder con confianza en el nivel superior al
es el de Tula; el único conjunto de registros de los ayuntamientos munici­ regional.
pales proviene de la Tlaxcala del siglo XVI; el único conjunto de papeles Para quienes saben náhuatl, y para el creciente grupo de expertos intere­
familiares mantenidos consistentemente durante un periodo prolongado sados en México que están estudiando la lengua, les explicaré mis prácticas
proviene del valle de Toluca, donde fue llevado durante los siglos XVII Y y convenciones al reproducir las palabras y frases en náhuatl.
XVIII.16
Las frases más largas, así como algunas de las más breves y algunas pa­
Por tanto, en la mayoría de los casos he tratado al material como una uni­ labras individuales, están reproducidas en un sistema que sigue estrecha­
dad, con cuidado ubicando cada ejemplo geográficamente en las notas, pero mente a la ortografía original. Dada la separación original, frecuentemente
utilizándolo más generalmente en relación con los patrones del mundo errática y difícil de determinar, y la dificultad para comprender expresiones
nahua. Un enfoque general parecía apropiado en vista de la naturaleza de en esa forma , que experimentan incluso personas relativamente expertas,
este trabajo y de la condición incipiente de los estudios sobre los nahuas del aquí se utiliza una nueva forma de separar conforme a las normas gramati­
periodo posterior a la conquista. A medida que avanzaba en el trabajo, me cales actuales. Por razones de conveniencia, las tildes se presentan como n o
fui convenciendo de que el mundo náhuatl era en realidad, tanto antes m, y las líneas asociadas con q se reproducen como las vocales corres­
como después de la conquista, una unidad en muchos aspectos . No se pue­ pondientes. No se añade ninguna puntuación y por lo demás las frases se
de llegar a ninguna otra conclusión, dados el uso de la misma terminología dejan exactamente como aparecen en el manuscrito original.
y conceptos en la política, el parentesco y la tenencia de la tierra en testimo­ Cuando reescribo palabras y frases en náhuatl, que representan un uso
nios elegidos al azar en toda la región, y la aparición de partículas y verbos generalizado en vez del de un individuo específico, la ortografía que em­
similares tomados en préstamo del español, aproximadamente al mismo pleo como norma es la del gramático Horacio Carochi, pero sin los signos
tiempo en textos que provienen de lugares que van desde Sultepec en el diacríticos, pues, aunque algo idealizada, me parece que corresponde mejor
16 Véase, respectivamente, A:Z. (una publicación parc ial de los censos de la regi ón de Cuer­
a lo que se escribía a finales del siglo XVI y principios del XVII que ningún
navaca); TeB (inédito); TA (un conjunto de comentarios sobre, o síntesis y se lecciones de, los otro sistema único consistente. Generalmente escribo los topónimos en
registros del cabild o de Tlaxcala, y PFe (inédito).
náhuatl (más propiamente, los nombres de las unidades sociopolíticas) con la
INTRODUCCI6N 25
24 INTRODUCCI6N

misma ortografía, pero cuando los nombres son bien conocidos en el Mé­ Arthur J. O. Anderson, Frances Berdan, S. L. Cline y Frances Karttunen. Un
xico de hoy en día, utilizo en cambio la forma actual (por ejemplo, Tlaxcala gran número de personas, inclusive las acabadas de nombrar, algunas de
en vez de Tlaxcallan). las cuales fueron en algún momento alumnos míos, han compartido gene­
Por considerar de gran importancia el que sea posible examinar el náhuatl, rosamente conmigo sus propios materiales de investigación, sin los cuales
me he esforzado por presentar, en las notas, las frases originales en ná­ este trabajo difícilmente sería lo que es: Robert S. Haskett, Rebecca Horn,
huatl que están traducidas en el texto del libro, excepto por unos pocos Frances M. Krug, Dana Leibsohn, Miguel León-Portilla, Mary Ann Lock­
casos en que el mismo "original" es una copia confusa que sólo desorien­ hart, Juan López y Magaña, Andrea Martínez de Assadourian, Leslie Scott
taría al lector. No obstante, para ahorrar espacio, no reproduzco el original Offutt, Jeanette F. Peterson, Luis Reyes Carcía, Susan Schroeder, Barry David
en los casos en que ya se ha publicado una transcripción y, en lugar de Sell, WiJliam Taylor y Stephanie G. Wood.
reproducirla, hago referencia a esa versión en una nota. Algunas de estas relaciones están materializadas en trabajos específicos
Se entiende que los pasajes de los textos originales (que a veces son una de naturaleza filológica q'ue he usado repetidamente en la preparación de
sola palabra) representan la ortografía original si están reproducidos entre este libro: el Teatro náhuatl (TN) de Horcasitas; los Testaments 01 Culhuacan
(TC) de Cline y León-Portilla; Beyond The Codices (BC) y The Tlaxcalan Actas (TA)
comillas, mientras que las palabras y pasajes en cursivas han sido reescritos
de Anderson, Berdan y mío, y Nahuatl in the Middle Years (NMY), de Karttunen
en la forma estándar. Pletórico de terminología náhuatl como está el libro,
me he esforzado por impedir que se llene de cursivas. Los términos náhuatl y mío. Muchas otras publicaciones de tipo general han desempeñado tam­
se presentan así sólo cuando aparecen por primera ocasión o cuando rea­ bién una parte importante, pero estos cinco trabajos, junto con la edición
parecen después de un largo intervalo si el término no es fundamental para por Zimmermann de Chimalpahin (CH), han sido aprovechados tanto que
la estructura del libro. Si en el texto se resalta un término náhuatl o se uti­ casi se han convertido en parte del libro. Con el tiempo han adquirido per­
liza como un ejemplo lingüístico o conceptual, se escribe entre comillas. En sonalidad y siento con respecto a ellos lo mismo que por la gente que me ha
las notas he procedido de forma diferente y, en vista de la naturaleza lin­ ayudado. Las personas que estudien este libro con cuidado desearán sin
güística de gran parte de la discusión que se presenta en ellas, la misma pa­ duda buscar esos libros y conocer bien sus contenidosP También he publi­
labra puede aparecer en cursivas repetidas veces cuando se la utiliza como cado, durante los años que he estado ocupado en el presente proyecto, una
ejemplo. serie de trabajos más breves, algunos más filológicos, otros más monográfi­
cos, algunos más accesibles, otros más técnicos. Aunque con frecuencia he
AGRADECIMIENTOS
aprovechado aquí esos trabajos, los lectores encontrarán en ellos mucha
información adicional útil sobre varios asuntos especiales. Ese material ha
Aunque aparezco como el autor del presente trabajo y yo lo organicé y lo sido compilado, junto con algunas obras previas inéditas, y publicado en
escribí, todo el proceso que condujo a él fue un esfuerzo colectivo, de modo un volumen suplementario Nahuas and Spaniards (N&S).
que una sección separada de reconocimientos, que implica distancia entre
el producto y aquellos a quienes se agradece, no haría justicia a la verdad.*
Sin colaborar con ellos, me he beneficiado mucho del trabajo de J. Ri­
chard Andrews, John Bierhorst, Forrest y Jean C. BreweJ, Pedro Carrasco,
Charles E. Dibble, Eike Hinz, Fernando Horcasitas, Harold y Mary Ritchie 1
Key, Thelma D. Sullivan, Günter Zimmermann, y muy especialmente, del 17 A medida que entendemos mejor el náhuatl antiguo y que se amplía la base de nuestro co­
de Charles Gibson. Algunos colegas y colaboradores cercanos han traba­ nocimiento, está surgiendo la necesidad de reeditar algunas de estas publicaciones (indepen­
jado tan estrechamente conmigo en el análisis de los materiales en náhuatl dientemente del problema de que algunas ediciones se están agotando). Muchas de las traduc­
ciones de BC requieren ser revisadas (de hecho he vuelto a traducir dos de ellas en el apéndice
que es ya difícil decidir quién es responsable de qué; entre éstos están de este libro) y y!l se ha hecho un considerable trabajo para preparar una nueva edición . Ha­
cerlo con respecto a la parte documental del NMY no es tan urgente. Esperamos que re, que ya
• En cuanto a simplemente dar gracias, estoy en deuda con la Fundación Guggenheim, el está agotado, sea reeditado a su debido tiempo, sin grandes cambios en su contenido, pero con
American Council of Leamed Societies, el Institute for Advanced Study, la ueLA Humanities un formato diferente. Los cambios en la numeración de las páginas en las nuevas ediciones ha­
Foundation and Research Committees y el Instituto de Estudios Latino Americanos de la rán que muchas de las referencias de este libro sean obsoletas, pero los editores tienen la in­
Universidad La Trabe por su apoyo financiero y las becas conseguidas. También agradezco a tención de mantener la seriación de los documentos, de modo que el futuro lector todavía po­
Barbara Mnookin, que editó la copia de este volumen para la Stanford University Press. drá encontrar el material sin demasiados problemas.
n. EL ALTÉPETL

EN EL centro de la organización del mundo nahua, tanto antes de que lle­


garan los españoles como después, se encontraba el altepetl o estado étnico.
Los pueblos indígenas concebían toda la región del México central en tér­
minos de esas unidades. Encontramos que se decía de un espectáculo ante­
rior a la conquista que "toda la tierra se reunió, los habitantes de los altépetl
vinieron de todos los alrededores para contemplarlo"l En una historia
náhuatl del siglo XVI, se describe a los habitantes del valle de México en los
tiempos anteriores a la conquista como "la gente de los altépetl" 2
La palabra en sí es una forma algo modificada de la doble metáfora in al/,
in tepetl, "el(las) agua(s), la(s) montaña(s)", y por tanto se refiere, en primer
lugar, al territorio, pero lo que significa principalmente es una organización
de personas que tiene el dominio de un determinado territorio .3 Una enti­
dad soberana o potencialmente soberana, cualquiera que fuera su tamaño,
podía considerarse un altépetl y, en ocasiones, el analista náhuatl Chimal­
pahin, cuyos intereses eran muy amplios, incluye a Japón, Perú y las Islas
Molucas dentro de esa clasificación. 4 No obstante, en las condiciones del
México central, el altépetl era quizá comparable en tamaño a las viejas ciu­
dades-estado mediterráneas. En los más pequeños, como Huitzilopochco
(Churubusco), justo al sur de la ciudad de México, el territorio podía
1 ANS, pp. 154·155; traducido aquí con ligeras diferencias para un diferente propósito. Una
frase muy parecida se encuentra en los anales anónimos de Tenochtitlan en la década de 1560.
Para el matrimonio de don Luis de Santa María, gobernador y jefe dinástico !t/ntoani) de Te­
nochtitlan, Ilohuiyan huitza yn a/tepetl ypan t/atoque pipiltin, "vinieron los jefes y nobles de todos
los altépetl" (MNAH AH, CO 14, p . 15). La primera y la tercera vocales de la palabra altto/et/ son
largas, y la segunda, en la que cae el acento, breve. Sólo hay tres sílabas, pues la ti final es una
sola consonante sorda. La palabra no es fácil de pronunciar en español. (En la ortografía en
español la t/ se ha considerado una sílaba adicional; de aquí que se acentúen ortográfica mente
palabras como náhuatl (véase en la bibliografía Horca sita s, Teatro náhuat/), Xólotl (Monjarás­
Ruiz, La nobleza mexica), Quetzalcóatl y Nezahualcóyotl (Barlow, T/ate/%!, juentes e historia,
vol. 2), entre otros numerosos ejemplos. Aquí hemos seg uido esa práctica. 'En los casos en que
se trata de una cita en náhuatl, se ha dejado altepet], sin el acento ortográfico. (N. del T.)]
2 Anales anónimos de Tenochtitlan, en CH, 2, p. 173, al referirse a eventos de 1575. Altépet/
por ser nombre inanimado normalm ente no tiene plural en náhuatl, y uso la misma fomla tanto
para el singular como para el plural. La frase original es "yn altepetl ypan TIaca ".
J Aún así, los nahuas usaban altepetl y los nombres de altépetl individuales para indicar
localidad, así como nosotros podemos hablar, por ejemplo, de viajar al Reino Unido. De este
modo los gobernantes de Huexotzinco afirmaron en 1550 que "no se encuentra oro en nuestro
altépetl" (BC, doc. 29, p. 186), Y frases como "aquí en el altépetl de Amaquemecan" (Karttunen
y Lockhart, 1978, p. 166) principian muchos documentos náhuatl, desde los principios del pe­
riodo colonial hasta su terminación.
4CH, 2, p. 59; Schroeder, 1984, p. 138.

27
EL ALTÉPETL 29
28 EL ALTÉPETL

medirse en términos de unos pocos miles de metros. Las entidades más siglo XVI, haya significado una unidad particularmente pequeña, una
grandes a las que también se llamaba altépetl, como la gran potencia de "aldea". Después adquiriría este significado, cuando, en tiempos posterio­
Tlaxcala, que ocupaba la mayor parte de lo que hoy día es el estado mexi­ res, cambiaron las condiciones. Quizá fue preferible "pueblo" porque era
cano de ese nombre, eran en realidad confederaciones que carecían de un un término que no implicaba núcleos urbanos como sí lo hacía el vocabu­
solo centro, y su organización se basaba en los altépetl que la constituían, que lario español normal. Al igual que el altépetl, una municipalidad española
compartían mutuamente todos los deberes y beneficios. Los imperios de comprendía un vasto territorio y no estaba limitada estrictamente a un cen­
antes de la conquista eran conglomerados en los que algunos altépetl do­ tro urbano, pero en la entidad española todo señalaba hacia ese núcleo, cuyo
minaban y otros eran subordinados, pero tanto a la unidad que daba tribu­ dominio en todas las esferas de la vida se esparcía hacia el territorio relativa­
to como a la que lo recibía se la llamaba invariablemente altépetl. Mientras mente indiferenciado que le rodeaba. Entre los nahuas, aunque el proceso de
que surgían y desaparecían imperios y hasta grandes confederaciones ét­ conformación del núcleo era un factor significativo, no era fundamental
nicas, los pequeños estados que los constituían tendieron a sobrevivir en para los modos de organización sociopolítica.
alguna forma a través de los siglos. Después de la conquista, el altépetl
adquirió aún más importancia. Todo lo que los españoles organizaron fuera
de sus propios asentamientos en el siglo XVI, la encomienda, las parroquias PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ORGANIZAClON DEL ALTÉPETL

rurales, las municipalidades indígenas, las jurisdicciones administrativas


iniciales, fue sólidamente construido sobre altépetl individuales ya exis­ La manera nahua de crear grandes unidades, ya fuera en la política, en la
tentes. s . sociedad o en la economía, tendió a acercar a una serie de partes relativa­
En su diccionario de 1571, el gran lexicógrafo franciscano fray Alonso de mente separadas y autónomas, que constituían el todo, cuya unidad consis­
Molina, define altépetl como "pueblo", y es justamente ésa la palabra que tía en el número y la disposición de esas partes, su relación idéntica con
los españoles ya estaban usando para referirse a las unidades políticas y respecto a un punto de referencia común, y su rotación ordenada, cíclica.?
asentamientos indígenas de cualquier tamaño. "Pueblo" o "ci udad " es fre­ A este modo de organización se le puede llamar celular o modular, en
cuentemente la mejor traducción al español en cualquier caso. Pero, cuando oposición del modo jerárquico, sin que esto quiera decir que es ineficaz
hablaban del altépetl, los españoles no solían utilizar la terminología están­ para producir unidades grandes cohesivas y perdurables.
dar para las entidades urbanas: ciudad, para la de mayor rango, villa para la Por ser el principal receptáculo de la vida nahua, el altépetl se encontra­
de segundo y aldea para las dependencias más pequeñas. 6 "Pueblo" signi­ ba por completo dentro de una tradición general, tanto en sus formas más
fica no sólo una localidad sino también el conjunto de los habitantes de un sencillas como en las aglomeradones más complejas. Veamos primero la
lugar y, en este sentido, el término español era perfecto, porque cada organización del altépetl en sus manifestaciones más sencillas, en forma
altépetl se imaginaba a sí mismo como un pueblo perfectamente separado. algo abstracta quizá, porque en la actualidad empieza a conocerse que un
No parece que "pueblo", tal como se usaba en el español americano del grado considerable de complejidad y asociación era la regla general en el
centro de México en los años en que llegaron los españoles. Los requeri­
5 Aunque la palabra altépetl casi no aparece en Thf Azkcs de Charles Gibson (en forma mientos mínimos para un altépetl, en la acepción nahua de la palabra (esto
marginal en las pp. 169 Y 267), el libro trata esencialmente del altépetl. Los capítulos más es, en lo que se refiere a los tiempos anteriores a la conquista), eran un terri­
importantes, Uno tras otro, muestran la forma en que el altépetl era la base de los principales
arreglos institucionales que los españoles introdujeron (así como lo diferente que era la hacien­ torio, un conjunto (por lo común un número canónico fijo) de partes consV­
da porque tenía una relación obl icua en vez de directa con las unidades políticas indígenas al tutivas cada una con su nombre propio, y un gobernante dinástico o tlatoani
nivel del altépetl). Se observa que el cambio consiste muy sus tancialmente en modificaciones (en plural, tlatoque). En el centro de México, en casi cualquier altépetl se
de la estructura del altépetl. Véase N&S, ítem 10.
6 En el cen tro de México (como en otras partes de la América española), los términos ciudad
conservaba la tradición de haber sido establecido por inmigrantes en la
y villa est aban limitados principalmente a las fundaciones españolas, cada una de las cua les misma forma que tenía en el siglo XV I (en la mayoría de los casos, por refu­
tenía una región rural de altépetl o pueblos (de ind ios) subordinados. Sólo unos pocos al tépetl giados de la fragmentación de la Tula legendaria o pueblos de cazadores y
recibieron el título de cil/dad como una distinción ornamental que no siempre fue respetada en
el habla ordinaria de los españoles. Así (aparte del problema de lo adecuado que el término
7 No todos los elementos de la unidad son necesariamente evidentes en cualquier fonna en
fuera de por sí), llamar ciudad a un altépetl hace confusa una distinción básica del mundo pos­
terior a la conquista. Como en el siglo XVI la gran mayoría de las dependencias de una ciudad particular, pero sí lo son en la organiza ción sociopolítica. Para otras manifestaciones de la
española eran "pueblos" indios, la palabra n/den prácticamente desapareció del vocabulario de organización ce lular-modular, véa nse los capítulos 111, V y, en especial, el IX, así como la di s­
la América es pañola. cusión general en el cap. x.
30 ELALTtPETL EL ALTÉPETL 31
recolectores del norte a los que se conocía con el nombre genérico de usan calpolli más para la fase migratoria y tlaxilacalli para un grupo con un
chichimecas). Se imaginaba a estos grupos como si hubieran tenido una territorio fijoll Como "calpolli" no desaparece por completo en los textos
unidad étnica que se remontaba a tiempos inmemoriales y aun durante sus náhuatl coloniales y como es posible reconocer el término fácilmente, lo
migraciones hubieran tenido un conjunto de subgrupos con sus propios continuaré usando en ocasiones cuando me refiera a las subunidades del
nombres y usualmente un dios especial propio. Algunos emigraron ya bajo altépetl.
el liderazgo de un tlatoani, en tanto que otros no lo obtuvieron sino hasta el Comoquiera que los llamemos, el número de los calpolli no era cosa
momento en que adquirieron su territorio y establecieron formalmente dejada al azar. Parece que algunos grupos étnicos preferían siete partes, es
el altépetl. Un altépetl ya establecido tendría un templo principal, símbolo probable que asociadas con las siete cuevas de la leyenda originaria, pero la
de su soberanía (que, por lo que parece, era siempre el recinto de su dios mayoría optaba por la simetría. Cuatro, seis y ocho partes eran comunes (el
étnico especial, aunque esto no se tiene todavía por cierto), así como tam­ cuatro es fácil de relacionar con un dualismo persistente, a la vez que coin­
bién alguna clase de mercado central.8
cidía con los puntos cardinales y se ajustaba muy bien al sistema numérico
Por lo que respecta a las partes constitutivas del altépetl, se les conoce mesoamericano, y ocho es el resultado de duplicar ese número). Con fre­
con el nombre de calpolli, término que significa literalmente "casa grande"." cuencia cada parte tenía su propio dios.1 2 Cada una tenía un nombre distin­
En cierto momento, se habló confiadamente del calpolli como de un grupo tivo que se conservaba igual durante largo tiempo, y que en la mayoría de
igualitario de parentesco que creía tener un ancestro común. 9 En fechas más los casos se refería a rasgos geográficos o a la afiliación étnica. Cada uno
recientes, los estudiosos han vuelto a examinar las fuentes y encontraron un tenía su propio jefe (al que algunos llamaban teuctlatoani) con un título dis­
panorama muy diferente, empezando por el hecho de que el calpolli de­ tintivo, el teuctocaitl ("nombre señorial");13 todavía no se ha determinado si
sempeña un papel muy pequeño en los documentos náhuatl, en compara­ esos líderes eran o no dinásticos, o si lo fueron sólo después de que los gru­
ción con el altépetl (al que los primeros investigadores tendieron a pasar pos se hubieran establecido en un asentamiento, pero es muy probable que
por alto, a pesar de su mención frecuente, para concentrar su atención en el lo fueran en las agrupaciones más desarrolladas. Además, cada uno tenía
imperio" azteca"). La idea de subgrupos del altépetl semiindependientes una parte del territorio del altépetl para el uso exclusivo de sus miembros.
se encuentra en todas partes, pero la palabra calpolli es mucho menos No sabemos si estos territorios eran superficies continuas o si se esparcían
común que tlaxilacalli, un término de etimología OScura. 10 Algunos textos en forma discontinua. Es probable que los territorios, en su origen, tendie­
ran a ser continuos y que las complicaciones hayan surgido posterior­
8 Véase CH y Tezozomoc, 1949, passim, y compárese con Schroeder, 1984, pp. 140-147.
. Lo más frecuente es que este término se escriba tanto en inglés como en español como mente 14 El número par de los calpolli y la estrecha asociación entre el
calpulli, pero no hay razón para dejar de usar la forma náhuatl normal. Quizá el cambio en grupo más grande y sus nombres (que frecuentemente se conservaban
la manera de deletrearlo pueda servir para subrayar la diferencia entre la unidad tal como la como un conjunto aun cuando el altépetl sufría una división o creaba una
entendemos hoy día y el clan que imaginaron los primeros investigadores. En náhuatl,
"calpolli", en el sentido de organización, como nombre inanimado, no tiene plural, de modo
que, al igual que con "altépetl", uso la misma forma para el singular y el plural. La forma cación es demasiado conveniente y unidimensional para tener una validez general. La eti­
en/poi/in con un plural claro que se encuentra en los textos náhuatl, significa " miembros de un mología que propone van Zantwijk para t/nxi/acnlli -"la estructura de la casa de la ijada, del
calpolli o de varios calpolli" y no "varios calpolli".

vientre o matriz" - no es aceptable. Aparentemente considera que -.tila es xillan, "matriz, vien­
9 Esta opinión todavía era tomada seriamente por autores como Vaillant (1944) y Soustelle

(1955). tre, etc", pero Molina, como acabamos de ver, la escribe con una sola 1, la -n necesaria nunca
ocurre en los textos que he visto y la ahora comprobada glotal sería incompatible con esa
10 Un documento de Culhuacán, 1577, tiene en dos ocasiones una h antes de la x, lo que
implica la presencia de una oclusiva glotal (TC, doc. 71, p. 248), pero aparte de la aparente pre­
derivación. 1
11 CH, T2zozomoc, 1949, y Schroeder, 1984, pp. 173-174. A veces nos encontramos con otro
sencia de calli, "casa", en este término compuesto, hasta la fecha no he llegado a una solución término, chinnmi/I, "vallado o cerca", para referirse a esta unidad, pero esta palabra es más fre­
etimológica satisfactoria para la palabra. Tampoco estoy seguro de si la / después de la i debe cuente al sur del México central. Ocurre en cierta medida en los primeros censos de la región
ser una sola O doble; Molina escribe una sola y yo prefiero esta forma, pero en los textos náhua tI de Cuernavaca, para las unidades más pequeñas que aparecen al final de la lista. Véase AZ, 1,
lo más frecuente es que se le escriba dos veces. Molina traduce calpolli y t/axi/acalli como xv, XXVII (cuadro), 129, 134. Véase también Carrasco, 1976b, p. 104.
"barrio".
12 Véase Schroeder, 1984, pp. 178-179, con referencias a CH; y Tezozomoc, 1949, pp. 26,32.
En van Zantwijk, 1985, pp. 249-266, tlnxilacalli es interpretado como un grupo asociado con 13 Véase Schroeder, 1984, pp. 246-252, con numerosas referencias a CH. Teuc//nlonni, literal­
un pequeño santuario dedicado a un periodo de 13 días del año, en tanto que se supone que el mente "el señor que habla", contiene la palabra t/nloO/Ji usada para los gobernantes soberanos.
ca/polli se refiere a un grupo (con frecuencia exactamente las mismas personas), asociado con 14 Las encuestas de tipo censal de las regiones de Cuemavaca, Tetzcoco y Tlaxcala (repro­
el dios de esa entidad y con un signo de día particular. Para la Tenochtitlan de antes de la ducidas y / o analizadas en Al; Carrasco, 1971 , 1972, 1976a, 1976b; Harvey y Prem, 1984; Offner,
conquista, van Zantwijk presenta una defensa razonable de su interpretación. Ninguna de 1983, y Rojas el a/., 1987), aunque no carecen de ambigüedades, nos dan una fuerte impresión
las fuentes usadas para este estudio parece tratar el tema; mi propia intuición es que la expli- de subterritorios generalmente contiguos.
32 ELALTÉPETL ELALTÉPETL 33

colonia) nos hacen pensa r que el calpolli surgió de un proceso de división sí misma indefinidamente y se podía detener en cualquier punto y volver
de una unidad anterior de personas. Por otra parte, algunos nombres de cal­ a empezar donde había quedado. Sin embargo, un orden de rotación no era
polli implican una etnia extranjera y, sin duda, muchos subgrupos fueron sólo cíclico. Constituía a la vez una jerarquía y un orden de precedencia del
formados por extranjeros que se unieron al grupo principal. De cualquier primero al último. Las listas náhuatl de las partes constitutivas de las enti­
modo, el orgullo étnico tan característico del altépetl se observa también al dades muestran gran regularidad: siempre empiezan con el mismo nombre
nivel del calpolli. En el calpolli no era obligatoria la exogamia, como ocurre y proceden hasta el último de la lista en un orden que no varía, y los nú­
con un grupo familiar; los miembros podían casarse con personas que no meros ordinales juegan un papel prominente: primero, segundo, tercero y
pertenecieran a él, pero parece ser que lo más común era que lo hicieran así sucesivamente.
dentro. 15 Sucede que las fuentes nos dicen más sobre la jerarquía de los altépetl
Por lo tanto, los calpolli constitutivos eran microcosmos del altépetl en compuestos que sobre la de los conjuntos de calpolli. En los mayores nive­
muchos aspectos . A su vez, fos calpolli se dividían en lo que se puede lla­ les, sabemos que la jerarquía podía reflejar la evolución histórica, es decir,
mar secciones o distritos (no se ha encontrado ningún término indígena que los primeros en unirse o en ser fundados tenían la primera posición; los
equivalente) de aproximadamente 20, 40, 80 o 100 viviendas familiares, segundos, la segunda y así sucesivamente; pero también, en algunos casos,
cada una de las cuales tenía un líder que era responsable de la asignación se puede ver una preocupación por un movimiento ordenado conforme a
de la tierra, la recaudación de los impuestos y otras actividades similares. las direcciones cardinalesY Tenemos por lo menos algunos ejemplos de
Por lo poco que sabemos, la organización a este nivel parece haber sido re­ conjuntos de calpolli que aparecen en las listas, tanto en los periodos pre­
lativamente flexible, adaptada a las circunstancias particulares y sin la esta­ vios a la conquista como en los posteriores, sin ningún cambio en el orden 18
bilidad a largo plazo de los calpolli que las originaban. Las secciones El orden de rotación se manifestaba sobre todo en las tareas realizadas
carecían de nombres tan distintivos como los del calpolli; algunas aparecen para el tlatoani o rey, el punto de referencia primario de todo los calpolli y
sin nombre en los censos náhuatl y otras han tomado en muchos casos personificación del altépetl. Una idea importante, valedera tanto antes
alguno de los innumerables topónimos que se encuentran en toda la región como después de la conquista, era que el altépetl existía sólo ahí donde
nahua , a veces con el resultado de que cada sembradío tenía un nombre había un tlatoani. Pero a pesar de estar situado por encima de los varios
separado. 16 calpolli como su punto de referencia común, el propio tlatoani, por lo ge­
Como entidades iguales y separadas, los calpolli contribuían indepen­ neral (o quizá siempre) estaba sustentado sobre un calpolli individual, el de
diente y más O menos equitativamente a las obligaciones comunes del mayor rango, en el que servía como teuctlatoani a la vez que era el gober­
altépetl. Cada uno entregaría por separado su parte de una colecta general nante general de toda la entidad . Como todos los teuctlatoque, un título
en maíz o algún otro producto, en el lugar común de recaudación que se le específico en el grupo, heredado de una generación a la siguiente. 19
designaba; en épocas de guerra, cada uno contribuiría con una unidad de
combate autónoma . Sin embargo, para los deberes ordinarios del altépetl, 17Tlaxcala (originalmente), el gran Chalco y, dentro de Chaleo, Amaquemecan, por lo ge­
que implicaban la dotación establecida de mano de obra o la entrega de neral seguían el principio histórico para establecer el rango. Tlaxcala y (con más seguridad) el
productos en el transcurso del año, se requería de un sistema de rotación . El gran Chalco también procedían generalmente de norte a sur. Éste puede ser un resultad O acci­
dental, pero la rotación de las cuatro partes de Tenochtitlan consistentemente seguía una
orden fijo de rotación de los calpolli er¡:¡ el hilo vital del altépetl. Una vez dirección contraria a las manecillas del reloj y empezaba en el suroeste. Véase más adelante.
que estaba funcionando, lo importante era la secuencia, ya que se repetía a l Véanse también los comenta rios en la conclusión (cap. x) que rela ciona n este. tipo de organi­
zaci ón en cuatro partes con los principios genera les nahuas, en vez de específicamente con la
religión
IS Véanse la s obras citadas en la nota 14. Aunque no le dan mucha importancia, la endo­ 18 CH tiene muchas de esas listas para Tzaqualtitlan Tenanco (véase especialmente 2, pp.
gamia generalizada es el supuesto opera tivo de Carrasco, Olfner, Hinz y otros en sus escritos 145-178), al igual que PFC para Tepemaxalco. Un documento tlaxcalteca de 1552 implica un
sob re ·los temas de la organización familiar y comunitaria . En los censos de la región de orden de rotación dentro de Quiahuiztlán; véase la cita en TA, p. 52, ítem 125, con una referen­
Cuernavaca (MNAI-I AH, CAN 549·551), aunque no es raro encontrar personas de fuera de la cia exacta a la localización de todo el original. El pasaje se encuent ra en Celestino Salís el al.,
unidad, la menci ón aparentemente rutinaria de su lugar de origen en todos los casos implica 1985, p. 131, ítem 443, pero "ynic uiztaz tequitl" debe ser "y n icuixtaz tequitl ", "la forma en
que la mayoría de los habitantes nacía dentro de la unidad. que se recauda el tributo", de modo que la traducción que se da en esa edición en la p . 327,
16 Véase AZ, y Rojas el ni., 1987. TC da la impresión de un numeroso cambio de nomb res de ítem 443, no es la correcta.
las secciones dentro del tla xi lacalli, cuyo nombre era más estable. Es de observarse que Cline y 19CI-I, passim; Schroeder, 1984, pp. 208-216, con muchas referencias en sus páginas a CH. Un
Offner tienden a usar "sección" (wnrd) para todo el tlaxilacalli y no para una subdivisión, como· ejemplo específico es el (olleuctli o Señor Codorniz de Sula, est o es, (ollan, "lugar de la
10 hacemos aquí. . codorniz" (Lockhart, 1982, p 378; N&S, ítem 3).
34 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 35

En muchos casos, su posición pudo haberse originado históricamente en central que tenga un nombre diferente al de todo el altépetl. Había palabras
una exaltación del liderazgo del calpolli de mayor jerarquía. Aun así, los que hacían referencia a la parte construida de la organización política, en la
impuestos y las obligaciones de trabajo de todo el altépetl se entregaban en cual se agrupaban las casas, pero estos términos casi no aparecen en los
primera instancia directamente al tlatoani. Los nobles de todos los calpolli documentos que tratan de la vida política.22 En un altépetl nahua, ningún
acudían a su teepan o palacio para rendirle homenaje y los hombres del agrupamiento urbano central existente constituía una jurisdicción sepa­
pueblo se rotaban para servir ahí. La jefatura era dinástica, hereditaria den­ rada, sino que estaba comprendido dentro de las áreas de algunos de los
tro de un determinado linaje, pero las reglas de la herencia variaban mucho calpolli constitutivos, de manera que eran los calpolli, cada uno por separa­
de un reino a otro, solían ser muy flexibles , y los gobiernos sobrevivieron do y como parte de la rotación general, y no alguna "ciudad", los que con­
repetidas veces a la desaparición de las dina stías. Una vez que se establecía, tribuían y se beneficiaban de las operaciones del altépetl. La figura 11.1 ejem­
puede decirse que una organización política poseía un tlatocayotl o señorío plifica un altépetl idealizado, hipotético, cuyo territorio está dividido
determínado, ya fuera que éste estuviera ocupado por un tlatoani dinástico simétricamente entre ocho calpolli. Los cuatro exteriores tienen agrupa­
en el momento o no. ciones de asentamientos de tipo aldeano en el centro de sus respectivos terri­
Otros puntos focales en los conjuntos de calpolli eran el mercado y el torios, en tanto que los de los cuatro interiores están cerca uno del otro, lo
templo del dios principal. El mercado estaba estrechamente asociado con que crea una aglomeración que podría parecerse a una "ciudad" en muchos
el tlatoani, que le impoIÚa tributo y lo reglamentaba; en vez de la rotación, el aspectos, pero que pertenece a cuatro partes diferentes de una estructura de
principio en este caso era la congregación simultánea de los representantes ocho.
de todos los calpolli para comerciar sus especialidades complementarias 20
Todos los calpolli miraban al templo y a su dios de la misma manera en que
miraban al tlatoani. (En muchos casos es posible que la deidad del altépetl 3 • • 2
se hubiera desarrollado a partir de la deidad del calpolli más antiguo, así ¡+-----­ --------.
como el tlatoani podía haber surgido de su liderazgo.) Una clase sacerdotal
integrada por los principales nobles, con frecuencia emparentados con el
tlatoani, estaba a cargo del templo y, aunque conocemos pocos detalles,
parece que los calpolli rotaban sus deberes hacia el templo, así como en la 4 , ..
realización de los ritos y festividades, igual que lo hacían en el caso de sus • •
deberes hacia el tlatoani.

Po
El palacio, el templo y el mercado por lo común estaban localizados cerca
el uno del otro, lo que representaba una fuerza considerable que impulsaba • •
la formación de un núcleo. Durante los siglos anteriores a la conquista,
había una alta tasa de formación de núcleos urbanos en todo el centro de ,,, '

México y no sólo en las famosas grandes ciudades de Tenochtitlan y


.
, !''' 8
FIGURA 11.1 . OrganizaCión celular y
Tetzcoco.21 Sin embargo, una ciudad central dominante no era en realidad
L------r--- --- ~
formación de un núcleo en un altépetl
compa tibie con los principios de organización del altépetl. El concEfto de hipotético. En esta figura y en la que le
una ciudad separada del aItépetl no entró al vocabulario como una palabra 6 • • 7
sigue, las líneas punteadas muestran la
distinta. Parece que cuando los nahuas hablaban de Xochimilco, Azcapotzal­ dirección d e la rotación , y los números
co o Culhuacán, algunas veces estaban haciendo referencia al asentamiento el orden d e precedencia.
humano más grande y otras a todo el altépetl, pero en un caso particular es
casi imposible estar seguro de que sólo estaban haciendo referencia a la Para los españoles, que pensaban en términos de una ciudad y su cam­
parte urbana. Nunca se encuentra en un altépetl un asentamiento urbano piña, de entidad dominante y entidades subordinadas, se presentaba una
20 Véase Be, doc. 25, pp. 138-149, para el ejempl o más complet o conocido; compárese con 22 Véase eH, 2, p. 61, que tiene ambas expresiones principales en iyolloco in altepetl, " en el
Berdan, 1982, p. 42. corazón del altépetl", y en in altepeyotl Mexico, "la parte construida de México Tenochtitlan (con
2 1 Véase Parsons, s. f. casas y calles)". A/tepeyotl consiste de altepetl más -yo, un sufijo nominal abstrac to o colectivo.
36 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 37

imagen muy diferente. Veían una ciudad capital que gobernaba a aldeas cierto sentido eran confederaciones, pero se las debe distinguir de confe­
sometidas; al grupo concentrado de calpolli interiores lo denominaban la deraciones políticas creadas por las circunstancias, a menudo efímeras, con
cabecera ("el poblado principal"), ya los calpolli exteriores los llamarían poca solidaridad étnica, como la Triple Alianza de Tenochtitlan, Tetzcoco y
sujetos. Aunque entendiéndolo así los españoles entendieron muy mallo Tlacopan, a la que a veces se hace referencia como imperio azteca .
que era el altépetl, había poco en la superficie aparente que les dijera que se En esencia, dentro de un estado étnico complejo, los altépetl desempeña­
equivocaban y con el tiempo su concepto y terminología habrían de tener ban el mismo papel que los calpolli en el estado simple; en otras palabras,
efectos importantes sobre los mismos nahuas. un conjunto de altépetl, dispuestos numéricamente y, de ser posible, simé­
tricamente, iguales y separados y, no obstante su igualdad, jerarquizados
en orden de precedencia y rotación, constituía el estado más grande, al que
EL ALTÉPETL COMPLEJO también se consideraba un altépetl y también se le llamaba por ese nombre.
En algunos casos, en particular en Tla xcala, no se conoce ninguna distin­
Así como la organización celular simétrica se extendía hacia abajo y hacia ción terminológica entre los elementos constitutivos y las entidades supe­
adentro a toda una serie de subdivisiones poco conocidas del calpolli, tam­ riores . Sin embargo, el historiador Chimalpahin introduce la útil palabra
bién se extendía hacia arriba y hacia afuera para abarcar confi g uraci ones tlayácatI para designar cada altépetl constitutivo de un estado compuesto
más grandes y más complejas que el altépetl sencillo, el de un solo tlatoa ni. fuertemente unido. 24 A veces usaré su terminología. Cuando los españoles
La forma sencilla pudo haber sido característica sobre todo en los primeros se dieron cuenta de la existencia de estas unidades soberanas dentro de los
tiempos, en las creaciones recientes y en los casos marginales, en tanto que grandes estados, con frecuencia las llamaron parcialidades o partes.
la complejidad pudo ser la norma entre las unidades políticas que los es­ Aunque el estado compuesto era en esencia una amplificación del altépetl
pañoles encontraron en el siglo xv/. Sin duda, parece que cada que las simple, difería de éste en que carecía de un tlatoani único para el todo. Las
fuentes nos permiten penetrar profundamente en un estado mexicano cen­ únicas cabezas eran los tIa toque de las partes constitutiva s; cada gober­
tral, éste demues tra ser complejo. nante recibía todo el tributo de sus propios súbditos y nada de los de las
Las grandes entidades retu vieron un carácter étnico. Pudieron haber otras partes constitutivas. El tlatoa ni del tla yácatl de mayor rango podría
surgido medi ante la subdivisión progresiva o separaciones de un grupo funcionar en cierta medida como la cabeza ceremonial para el todo y parece
originalmen te unitario, como ocurrió con TIaxcala y Tenochtitlan / Tlateloleo; que en cada generación uno de los cuatro tlatoque de la Tla xca la prehis­
o bien de una experiencia histórica común, que pudo generar una concien­ pánica era designado representante titular de por vida 2s Por lo tanto, el
cia de origen étnico compartido entre grupos originalmente diversos, como estado compuesto necesitaba reforzar su unidad si quería continuar exis­
en el caso de Chaleo y Tetzcoco; o de que se pudo acomodar dentro del es­ tiend o como tal, y siempre estaba en peligro de convertirse en una mera
tado a etnias que retenían un fuerte sentido de diferencia étnica, como en alianza, como ocurrió con el gran Chalc0 26 Una manera importante de
Cuauhtinchan. En las entidades de este tipo, incluso en las que tenían un lograr esa unidad era mediante ali anzas matrimoniales entre las dinastías,
origen común, fueron constantes las rivalidades y los sentimientos de inde­ con el resultado de que los diferentes tia toque de un altépetl compuesto
pendencia y superioridad por parte de cada uno de los elementos constitu­ eran, a menudo, parientes consanguíneos cercanos y una persona podía su­
ti voS)3 De hecho, los cismas, las separaciones por el descontento, fueron
tan determinantes para el proceso de crecimifnto como lo fue la conglo­ 24 Véase Schroeder, 1984, pp. 154-161, con muchas citas y refere ncia s específicas a C H . El
meración. Esas organizaciones podían mantenerse unidas durante sigl os y uso que le da Chim alpahin está demostrado más ampliamente con su nativa Amaquemecan,
relacionarse tan profundamente entre sí (como en el caso de Xochimileo o un estado compuesto. Llama a toda la unidad altepe/I, y a las partes constitutivas algunas veces
nltepetl, en ot ras tlnyncntl altep.:!l, yen ocasiones simplemente tlayacnt/. En náhuatl, por lo gene­
Amaquemecan) que después de la conquista ya no se las podía separar. En rall a palabra puede significar un distrito de cua lquier tamaño, aun al nivel del subca lpolli, y
hasta la fecha el sentido específico que le da Chimalpahin a tlnyncntl no ha ~ido encontrado en
23 Considérense los sentimientos negativos y desdeñosos de los tenochc a hacia el grupo ningún o tro texto, a pesar de la frecu encia de en tidades constituidas similarmen te.
que se había sep arado y establecido en Tlat elolco (Tezozomoc, 1949, p. 76), sus posteriores 25 Véase Gibson, 1952, p. 105. En Amaquemecan, el Chichimeca Teuctli de Itztla co~a uhcan
esfuerzos para degrada r a los señores de Tlatelolco, y el continuo resentimiento de los tl a telol­ tenía esta posición en general, lo que no le impid ió al Teohua Teuctli de Tlailotlacan, de segun­
ca y su denigración de los tenochca (Fe, libro 12, en todo el texto ). Va n Zantwijk (1985) cons i­ do rango, adq uirir la preeminencia en ciertas ocas iones. Véase Schroeder, 1984, pp. 49-56 (en
dera consisten tem ente a los mexica como un g rupo multiétnico desde el principio. En cierto especial p 52), 80-92.
se ntido, es toy de acuerdo. Ninguna en tidad o rga nizada sobre los principios del altépe tl fu e 26 El destino de Chalco se observa por la lect ura genera l de eH; co mpárese con Schroeder,
enteramente unitaria. 1984, cap. 11 .
38 ELALTÉPEn 1 (después 4)
Tepeticpac
,r,
ceder al jefe en un tlayácatl distinto a aquel en que había nacido. En Ama­ " ,
quemecan, la red de relaciones se hizo tan densa que una persona podía ser
candidato a varias jefaturas y aun pasar en el curso de su vida de una posi­
Ción de bajo rango a una de alto rango, lo que convertía a todo el estado 4 (después 3)~"-"---~--------'i 3 (después 2)
compuesto en un solo sistema escalonad0 27 Quiahuiztlan • ' Tic;atla
Veamos por un momento unos pocos ejemplos. El más conocido es el de
Tlaxcala, que consistía en cuatro altépetl, distribuidos en cuatro territorios en
forma de un pastel circular, que convergían en un punto central (véase la t ,'
figura [12)28 Las sedes de sus respectivos tlatoque, en vez de estar muy al 2 (después 1)
interior de cada territorio, estaban en el centro, muy cerca la una de la otra Ocotelolco
(aunque no tan cerca como para fusionarse ni para estar a la vista la una de (a) TLAXCALA
la otra; la ciudad unificada de Tlaxcala fue una innovación del periodo que
siguió a la conquista). Según la tradición tlaxcalteca, Tepeticpac fue el primer
reino que se fundó, al que siguieron, en orden, Ocotelolco, Ti<;:atla y Quia­ Tlacochcalco/Tlalmanalco

huiztlan; luego, el orden de la fundación se convirtió en el orden de prece­ (tlayacatl: Opochhuacan,

Itzcahuacan, Acxotlan

dencia y rotación, tal como lo describieron los escritores de los siglo XVl Y
XVIl.29 A medida que transcurría el tiempo, el balance del poder real entre los
cuatro cambió tanto que Tepeticpac se convirtió en el más débil y el menos
.'
poblado. Sin embargo, el orden de rotación era tan importante para el todo 3 , 2
que los tlaxcaltecas no lo abandonaron; retuvieron la misma secuencia y sólo Tenanco :<--. -- _--- --~-- ---- . - __ :"1 Amaquemecan
cambiaron el punto inicial, con Ocotelolco primero y en consecuencia (?) , (tlayacatl: Itztlacoc;au hcan ,
Tepeticpan al final (lo que habría sido del todo imperceptible con cua­ Tlailotlaean, Tzaqualtitlan
"
Tenaneo, Tequanipan,Panoayan
lesquiera rotaciones que se estuvieran realizando). Así permanecieron las
cosas hasta que llegaron los españoles y durante mucho tiempo después. ',,:
La organización interna de cada uno de las cuatro partes constitutivas del 4

altépetl de Tlaxcala no es del todo conocida en el presente. Un censo náhuatl Chimalhuacán

(tlayacatl: XochimiJco,

de mediados del siglo XVI divide a cada altépetl en cuatro o seis agrupacio­
Tepetlixpan)

nes numeradas y ordenadas, pero no da su nombre, y las denomina genéri­


camente tequitl (en este contexto, "pa rtes " o "secciones"). Cada tequitl a su (b) CHALCO
vez tenia varios asentamientos de los que se da el nombre. Todavía no se ha 4 3
reconocido ningún criterio geográfico, numérico o étnico en la formación de Cuepopan Atzaqualco o TzaquaJco
los tequitl y como el término (con este significado) no aparece en ningún .... ------- - --­ --- ----- ----.
otro registro tlaxcalh.1'ca temprano, puede ser que estas unidades hayan sido
agrupaciones creadas para propósitos del censo que ocultan una orga­
nización más compleja y permanente. Por los registros posteriores a la con­
quista del consejo municipal de Tlaxcala o cabildo, cada altépetl parece
haber tenido un asentamiento ubicado en el interior de la jurisdicción, bas­ t ___________ _ --_ . --_._-- -~

1 2
27 VéaseSehroeder, 1984, cap. JI, en especial pp. 69-72, 74, 88, con referencias a CH . 'Moyotlan Teopan
28Véase Gibson, 1952; TA , parte I (especialmente pp. 3-5), Y Anguiano y Chapa, 1976,
mapas. Sorprendentemente, este arreglo espacial no se observa con claridad en Descripción de (e) TENOCHTITLAN
la ciudad y prcroincia de Tlaxcala, de Muñoz Camargo (I984).
29 Muñoz Camargo, 1984, pp. 163, 168-169,172. F ICURA 11.2. Organización de Tlaxcala, ChaIco y Tenoch ti tlan
40 EL ALTÉPETL EL A.LTÉPETL 41

tante alejado de la sede del tlatoani, asentamiento que desde los primeros que el orden cronológico de su fundación, aunque la de primer orden, Tlal­
tiempos se convirtió en la sede de un lugarteniente que estaba a cargo de manalco, incorporaba grupos llegados más recientemente, así como el lugar
mantener la paz en el campo; los mismos lugares a menudo se convirtieron de origen de los chalca, Acxotlan. Obsérvese que aunque esta jerarquía
en el sitio de ambiciosos proyectos de construcción de iglesias.3 0 No queda empieza en el norte como en el orden original de Tlaxcala, la secuencia
menos que preguntarse si antes de la conquista cada altépetl tenía alguna varía inmediatamente después; parece que la cronología era una razón más
forma de organización dual y dos tIa toque en vez de uno. De hecho, la gran importante que los puntos cardinales.
TIaxcala era tan extensa, poblada y diversa que fácilmente podía haber con­ Las cuatro partes de Chalco, a diferencia de las de Tlaxcala, carecían de
tenido todo un conjunto de tlayácatl y tlatoque dentro de cada uno de los tlatoques unitarios, pero en cambio eran a su vez altépetl compuestos. El
altépetl constitutivos. 31 Quizá el desarrollo, especialmente avanzado en la gran Chalco era una unidad débilmente unida, poco más que una alianza de­
región de Tlaxcala, de los teccalli (linajes nobles con un señor titular que fensiva regional, mantenida por un sentido común de orígenes étnicos y de
tenía sus propias tierras y dependientes) funcionaba en contra de la multi­ experiencia histórica. Cada una de las cuatro partes consistía de varios al­
plicación de jefaturas y entidades soberanas. 32 De cualquier modo, para el tépetl constitutivos que, como ya se dijo, Chimalpahin llama tlayácatl, cada
siglo XVI cada uno de los cuatro altépetl tenía un solo tlatoani claramente uno con su propio gobierno y gobernante designado. Sólo para una de las
dominante, con autoridad sobre el todo.3 3 cuatro partes, su nativa Amaquemecan, proporciona Chimalpahin una infor­
En el caso de Chalco, es posible discutir la organización de reinos com­ mación bastante completa sobre la evolución y estructura del tlayáca tI. Para
plejos con mayor claridad de la acostumbrada, gracias principalmente al el tiempo de la conquista, Amaquemecan tenía cinco tlayácatl y el quinto
trabajo del historiador de Chalco, Chimalpahin.3 4 Según Chimalpahin, una había surgido a causa de un cisma en el primero. La jerarquía era cronológica
serie de grupos migratorios que llegaron sucesivamente a lo que hoyes la re­ según el orden de llegada al área y la constitución como reino, pero el grupo
gión de Chalco, la mayoría de los cuales eran "chichimeca" y de ninguna que se separó del primero ocupaba el segllildo lugar, en vez del último. En
manera relacionados todos entre sí, estableció en el curso de los siglos XIII Y ninguna parte se especifica la forma en que se ubicaban los cinco tlayácatl
XIV un conjunto de reinos que, al terminar ese proceso, tenían una organi­ dentro de la jurisdicción de Amaquemecan, pero cada uno tenía su propio
zación y jerarquía numérica de dos niveles (véase la figura 112). A todos territorio, ya fuera o no contiguo. También cada uno tenía, como era de
estos pueblos se les consideraba chalca, y Chimalpahin llama a toda la es­ esperarse, un conjunto jerarquizado de calpolli o tlaxilacalli constitutivos 35
tructura un altépetl, Chalco o Chalcayotl (" entidad colectiva de los chalca"). Cuauhtinchan, ubicada al oriente de Puebla, era un estado compuesto
Las cuatro partes tenían un orden jerárquico que empezaba por Tlalma­ anterior a la conquista que tenía una fuerte semejanza con Tlaxcala y Chalco
nalco, al que seguían Amaquemecan, Tenanco y Chimalhuacán, el mismo en ciertos aspectos, pero que parece diferenciarse claramente de ellos en
otros.3 6 En el siglo XVI había siete gobernantes con títulos di ferentes, algu­
30 Estos asentamientos son Topoyanco (Ocotelolco), Atlihuetzyan (Ti<;atla) y Hueyotlipan
nos de los cuales tenían los mismos que sus contrapartes de Chalco; el
(Quiauhuiztlan), aunque a veces lztaccuixtlan asumió ese papel y Atlancatepec (Tepeticpac).
Véase TA , pp. 12-13,34,125, Yel mapa. número siete puede haber representado un ideal fundamentado en la
31 Para un indicio muy ambiguo de la existencia de otros tlatoque diferentes de los que leyenda del grupo, pero también puede haber sido una forma de acomodar
presidían los cuatro altépetl, véase Anguiano y Chapa, p. 139; Rojas el al., 1987, pp. 190-191 , a dos etnias originalmente muy distintas, los nahuas y los pinome, pues las
312, Y TA, p. 20. El censo presenta en sus listas a dos importantes nobles de At1.ihuetzyan, que
pertenecía a Ti<;atla, que frecu entemente estuvieron en el cabildo. Aunque ninguno era el go­ jefaturas se dividían entre ellos, y un grupo tenía las cuatro normales yel
bernante dináj;tico de toda Ti<;atla, se les distingue de todos los demás al llamarlos I/atoque. La otro las demás. No conocemos el rango establecido, pero como las asigna­
incertidumb?e se debe a que se utiliza el plural para ambos, en vez del singular en dos oca­ ciones se hacían diferencialmente, hay razón para creer que existía uno.
siones, porque frecuent emente el plural se aplicaba a grupos de miembros del cabildo que no
eran gobernantes dinásticos (véase nota 33). Tampoco se ha determinado la distribución geográfica de los señoríos;
32 Se discutirá acerca del Teccalli en el capítulo IV.
33 No obstante, nada de las historias posteriores o de los registros contemporáneos del siglo 35 Chimalpahín no da suficiente información sobre las otras tres partes de Chalco para
XVI descarta la posibilidad de que los cuatro tIa toque simplemente ocuparan las posiciones de reconstruir una imagen razonablemente completa de la organización, excepto para documen­
mayor antigüedad en los cuatro conjuntos de gob iernos. El uso de la palabra tlatoani en las tar la existencia del tlayácatl. Si la información fuera completa, sin duda demostrarían ser muy
actas tlaxcaltecas es ambiguo. La forma singular siempre se refiere a uno de los cuatro gober­ parecidas, por su complejidad y principios organizativos, a Amaquemecan.
nantes principales, pero frecuentemente se usa el plural tia toque para todos los miembros del 36 Véase HTC, y L. Reyes Carda, 1977 (sobre todo pp. 88, 104, 121-122 para un panorama
cabildo o alguna parte del mismo (no obstante, el uso más amplio bien pudo haber sido una breve), 1978. Es probable que un exhaustivo estudio de todas las fuentes originales revele aún
convención de cortesía, influida por la palabra española señores; véase el capítulo IV). más similitudes, si se tienen en mente los ejemplos y la terminología específicos de Tlaxcala y
34 Para un mayor detaHe sobre muchos de los puntos siguientes, véase CH, y Schroeder, 1984. Chalco.
42 El ALTÉPETl El A lTÉPET L 43

parece que sus tierras estaban muy esparcidas. lo sorprendente es que las mesoamericana por un movimiento en sentido inverso a las manecillas del
siete unidades, por lo que se entiende hasta ahora, eran llamadas teccalli, reloj en torno a las cuatro direcciones, aunque difiere de la norma porque
no altépetl o tlayácatl Y No se dice nada de alguna subdivisión dentro de no empieza en el este. Posiblemente sufrió algunos ajustes en algún punto,
ellas y en Cuauhtinchan las entidades llamadas calpolli son pocas, afuera como ocurrió en Tlaxcala, y con certeza no fue establecido por órdenes de
del tecca lli, y periféricas a la organización general del estado. Puede ser que Huitzilopochtli sino que los mexica veían claramente a la organización en
la diferencia sea en gran medida una cuestión exclusivamente de termi­ cua tro partes superiores al calpolli y a la secuencia como facetas antiguas y
nología, o que poderosas casas nobles hayan subvertido y reemplazado los básicas de su organización política. Dentro de cada parte, había qui zá una
elementos usuales de la estructura del altépetl (aunque al final ellas mismas jerarquía de cuatro calpolli constitutivos y, a medida que Tenochtitlan
terminaron funcionando de forma muy parecida). crecía , esperaríamos que éstos a su vez se hubieran dividido. 42 Sin duda,
la organización del tipo que se ha estado describiendo era también ca­ cada unidad tenía un líder con un título específico correspondien te a ese
racterística de los poderes " imperiales". La leyenda de los orígenes mexica , organismo político y sería natural esperar una dinastía de tia toque en cada
como es sabido, nos dice de un característico conjunto de calpolli migrato­ una de las cuatro partes, uno de los cuales sería el "emperador". Los mexica
rios. 39 lo que se discute con menos frecuencia es la reorganización de los reescribieron su historia tan completamente para fines políticos, haciendo
mexica después de que fundaran México Tenochtitlan en su ubicación per­ hincapié en la unidad y la fuerza del gobernante principal, que pocos vesti­
manente. Para ese tiempo, a principios del siglo XIV, según el historiador gios quedan de los gobiernos de las partes constitutivas, aunque han dejado
mexica Tezozomoc había 15 calpolli, cada uno con su propia divinidad indicios de su existencia 43
además de la divinidad étnica general, Huitzilopochtli (basado sin duda en En lo que se refiere a Tetzcoco, su principal historiador, Ixtlilxóchitl, llegó
un calpolli propio, lo que hacía un total de 16). Poco después de 'la funda­ en una época relativamente tardía, estaba mucho menos bien informado
ción de Tenochtitlan, se decía, Huitzilopochtli les dijo a los mexica que se que Chimalpahin y Tezozomoc, y confundió aún más las cosas al escribir
dividieran en cuatro partes y que les dieran nombre a las partes. Una vez en español; se expresó en términos de reyes y de grandes imperios, en que
cumplida su orden, los dioses de los calpolli fueron ubicados de conformi­ los gobernantes "concedían" regiones a sus subordinados y aliados. Ixtlil­
dad con esta partición. 4o La configuración resultante puede verse en la figu­ xóchitl prestó poca atención y quizá entendía poco la naturaleza específica
ra 11.2. Tezozomoc presenta a las cuatro partes como "Moyotlan, ahora lla­ de la organización política de los gobiernos del México central o la impor­
mado San Juan; Teopan, ahora llamado San Pablo; Tzaquaico, ahora tancia de un complejo establecido de partes constitutivas. Sin embargo,
llamado San Sebastián, y Cuepopan, ahora llamado Santa María la Re­ puede percibirse que Tetzcoco, en el sentido limitado, consistía de seis ele­
donda". El orden que presenta Tezozomoc es el mismo que seguía funcio­ mentos constitutivos cuyo nombre correspondía a va rias etnias. En algunas
nando en los siglos XV I Y XVIl.4 J Sigue entonces la preferencia general fuentes posteriores a la conquista se hace referencia a éstos como tlaxilacaIli
o barrios, pero puede ser que antes se les hubiera llamado tlayácatL44
37 Sobre la base de un estudio de primera mano, pero no sis temát ico, de los material es con
los que trabajó Reyes, acepto su análisis en térmi nos del tecca lli , pero para alinear esta Una forma específica de complejidad en las unidades políticas de cuale
situación con otras y hacer énfasis en la posibilidad de perspectivas múltiples , es import an te quier tamaño del centro de México era la organización duaL La frecuencia
observar que un testigo nahua de 1573 consideró que cada una de las entid ades que tenían un de los números 4, 6 Y 8 está estrechamente relaci onada con la presencia
gobernante designado con título era un altépetl (l. Reyes Carcía, 1978, p . 85).
38 Otros ejemplos notables del altépetl co mplejo son Xochimilco, con tres señoríos y tlayá­ ubicua de la dualidad subyacente. Se tratara ya sea de un altépetl relativa­
ca tl; Huexotzinco, con una división cl'e cuatro partes en su área nuclear, más dos áreas o
mente sencillo o de uno enormemente complejo, sus unidades podían
. dependencias conquistadas (e l asunto ~e los señoríos y t1ayácatl todavía no está muy claro), y
quedar en dos conjuntos paralelos claramente diferenciables, cada uno con
Tulancingo, con dos mitades, cada una con un gobemante supremo, y cada una dividida en

unidades a las que todavía no entendemos del tod o. Véanse respectivamente C ibson, 1964, pp .

41-42; Dyckerhoff, 1936, en especial pp . 158, 174-176, Y N&S, ítem 2. 42 En todo el libro de van Zantwijk, 1985, se puede encontrar información sobre estos puntos.
39 Véase, por ejemplo, las primeras partes de CA y Tezozomoc, 1949, y CH, pnss im . 43la línea del Cihuacoatl de la preconquista Tlacaellel, basada en Acatla en el t1ayácatl de
40Van Zantwijk, 1985, cap. IV, tiene una versión bastante más compleja que parcialmente San Pablo Teopan, no desapareció sino hasta 1610 (CH, 2, pp. 91, 116) . Don Diego de Sa n
contradice a la que hem os presentado; no reconoce el orden básico de precedencia y de ro· Francisco Tehuetzquititzin, uno de los gobernad ores de Tenochtit la n en e l periodo que siguió
ta ción . la mayoría de los detalles que entra n en con flicto con nuestra versión ca rec en de a la conqu ista, que había tenido e l título de T1acochcalcatl, ta mbi én estaba asociado con
importancia; yo estoy más interesado en la organización menta l de la unidad que en los Teopan (CH, 2, p . 13). l o mismo ocurrió con los dos primeros quauhtlatoque después de la
hechos de la fundación. conquist a (CH, 2, p . 8). Don Pedro de Moteuc~oma Tlaca huepantz in y sus herederos tenían s u
41 Tezozomoc, 1949, pp. 74-75 . Atzaqualco es una forma más com ún d e l nombre que base en Atzaqualco (CH, 2, p. 11 7). Véase también van Zantwijk, 1985, pnssim.
Tzaqualco. Para la secuencia en los tiempos posteriores a la conquista, véase más adelante. 44 Véase Hicks, 1984, p. 150; Ix tlilxóchitl. 1975-1977, 1, p. 380, Y Ofiner, 1983, p. 111.
44 EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 45

un jefe separado, aunque uno de los conjuntos podía constituir una mitad para ameritar ser mencionado por Chimalpahin, conservó la leyenda de un
superior por razones hi stóricas o de otro tipo y su gobernante representar par de líderes primordiales, de los cuales el secundario era en parte extran­
al todo en varias formas . En Tulancingo (al norte de Tla xca Ia), las dos jero y se recelaba de él. 47
mitades, cada una con muchos elementos constitutivos esparcidos en un Si se observa la totalidad de las unidades políticas del centro de México
territorio muy grande, contenían etnias y lenguas diferentes; aparente­ anteriores a la conquista sobre las cuales estamos razonablemente bien do­
mente Tlatocan, en la parte meridional de la región, se había originado por cumentados, está claro que todas funcionaban siguiendo las mismas líneas
conquistadores que hablaban náhuatl, en tanto que Tlai xpan, en la parte generales, pero que también va riaban mucho en tam año, complejidad, ter­
norte, se había originado en la población conquistada de habla otomí. Las minología y en la importancia diferente que le daban a ciertas estructuras y
d os mitades de Azcapotzalco (cerca de la ciudad de México ), Mexicapan y mecanismos en comparación con otros. Tampoco eran estáticas. No existía
Tepanecapan, parecen haber sido simi lares. La base de las dos mitades de nad a que impidiera que el altépetl de forma más sencilla creciera mediante
Coyoacán (justo al suroeste de la ciudad de México), Acohuic y Tlalnahuac, un incremento natural o la absorción de inmigrantes y se hiciera complejo,
no es conocida, excepto que constituían distritos geográficos sepa rados con uno o más de los antiguos jefes de calpolli transformados en tia toque.
y que significan "superior" e "inferior". Dos bloques territori ales contiguos A la inversa, no existía nada que impidiera que una forma compuesta se
pueden haber sido el tipo más común de arreglo dual, pero parecen haber derrumbara y se convirtiera en una forma más sencilla y más unificada, lo
existido otras posibilidades. Informaci ón fragmentaria sugiere que Cali­ que podría pasar bien porque todo el grupo sufriera reveses como la pér­
may a y Tepemaxalco (en el valle de Toluca ) pueden haber existido entre­ didade población y la derrota militar, o porque una parte constitutiva
mezcladas dentro del mismo territorio general; cada elemento constitutivo creciera más que las otras. 48
tenía una parte perteneciente a Calimaya en el norte y era más grande que Cuando los españoles llegaron al México central y lo conquista ron, nece­
la parte perteneciente a Tepemaxa lco, que se ubicaba en el sur 45 si taron operar, como en todas partes de la América hispana, para nume­
Si bien surgieron muchas entidades duales por la combinación de partes rosos aspectos por medio de las unidades sociopolíticas existentes. El
dispares, las divisiones en mitad es también surgieron por la separación de "imperio" no era una unidad viable para este fin. Aunque habían surgido
grupos previamente unidos. Los tlacochcalca, que eventualmente se con­ grandes concentraciones económicas y demográficas en Tenochtitlan y
virtieron en la parte dominante en Tlalmanalco, habían sido seis constitu­ Tetzcoco y aunque estas d os y Tlacopan habían establecido ciertos enclaves
tivos bajo un solo t1atoani y luego se dividieron en dos grupos de tres; cada y áreas de dominio directo a través de gran parte de la región, el altépetl
uno tenía un tlatoani de la línea real original. Parece que ninguna entidad individual se había conservado esencialmente intacto y autónomo, plena­
era lo suficientemente pequeña para dejar de tener mitades y un seg undo mente consciente de su herencia y dispuesto a liberarse de las obligaciones
gobernante. Aunque la Tzaqualtitlan Tenanco de Chimalpahin era sólo el tributarias y de otros lazos a la primera oportunidad. A unos pocos kiló­
tla yáca tl de tercera jerarquía en Amaquemecan, que a su vez era una de las metros de Tetzcoco y dentro del área que dominaba había entidades como
cuatro partes de Chalco, tenía dos tia toque, uno de más antigüedad basado Huexo tla, Coatlichan y Chiauhtla, altépetl de complejidad considerable que
en el calpolli Tlailotlacan y uno más reciente basa do en el cal polli Atlauh­ mantenían la memoria de sus g randezas y ambiciones propias. En torno a
lIan. La posición del segundo gobernante era precaria y eventualmente Tenochtitlan, la situación era aún más exagerada; antiguos poderes impe­
d escendi ó al rango de teuctlatoani o jefe de calpolli; no obstante, después riales como Azcapotzalco y Culhuacán estaban en los propios umbrales de
d e la cOI}'luista, en los inicios del siglo XVII, Atlauhtlan habría de obtener su la ciudad y los mexica no mentían demasiado cuando le d ij eron a Cortés:
independencia. 46 El pequeño pueblo de Sula (<;ollan), probablemente parte "No tenemos tierras, no tenemos sementeras"49
de Tlalmanalco en los tiempos previos a la conquista y dema siado pequeño Una vez que los españoles se convirtieron en el nuevo poder militar y
económico de la región, no había nada que evitara que el conglomerado
45 Sobre Tulancingo, véanse Carrasco, 1963, y N&S, ítem 2; sobre Azcapotzalco, Cibson,
1964, pp. 38 (con las notas) , 189; para Acohuic y Tlalnahuac en Coyoacán, Horn, 1989, pp. 53­ 47 Lockhart, 1982, pp. 378-380 (tamb ién N&S, ítem 3).
62; Y sobre Ca lim aya/Te pemaxalco, PFC, pass im, AG N, Tierras 2441, exp. 1, f. 3 (declaración de 48 Se encontrarán ejem plos de divisiones de reinos, reducciones e in tentos de dominio en la
1791 al efecto de que tenían gobe rnad ores separados, pero que eran sus tancialmente el mismo región de Chalco y en particular Amaquem eca n, en Schroeder, 1984, en especial pp. 56-61, 87­
pueblo, dividido sólo por la iglesia, que se encontraba en la mitad y era compartida por 92, 97-99, 105, co n muchas referencias a CH ; tamb ién en L. Reyes Carcía, 1977, para
ambos), y Loera y Chávez, 1977 (a unque en esta obra no está bi en ex plica do) . Cua uhtinchan, que a veces tenía un solo tlatoani general y a veces no .
46 Véase Sch roed er, 1984, pp. 61,64-65,94-102 passim, con mucha s referencias a CH, de las 49CH, 1, p . 143. Chimalpahin presenta esa fras e, una expresión náhu at l maravillosa y carac·
cuales 1, p. 124, Y 1, p. 152 son especia lmente importantes. terística, como nimexicatl camo nitlalle camo nimille.
46 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 47

imperial se fragmentara en sus altépetl étnicos constitutivos, como de dependencia de buena gana; invariablemente tendría un líder con título
hecho ocurrió durante la propia conquista española. Liberarse de las obliga­ que podía ocupar el lugar del tlatoani y, por principios entendidos general­
ciones imperiales era en gran parte la razón por la que muchos grupos me­ mente, pronto podría lograr un orden de rotación entre sus elementos cons­
xicanos centrales abrazaron tan rápidamente la causa de los invasores. Para titutivos.
el momento en que los españoles estuvieron ya bien establecidos, ya no
existía en lo esencial una estructura imperial indígena por medio de la cual LA REORGANIZACION DEL SIG LO XVI
hubieran podido trabajar. Al igual que la Triple Alianza antes que ellos,
tendrían que tratar directamente con los altépetl. Después de la conquista española -a la que, si se cree en sus propias narra­
No obstante, los españoles aún tenian cierto grado de flexibilidad porque, ciones y en las de otros pueblos, casi todos los altépetl del centro de México
como hemos visto, los altépetl eran estructuras en evolución con tensiones contribuyeron con hombres y apoyo logístico-,SO el primer acto organi­
internas y los nahuas de ninguna manera mostraban siempre unanimidad zativo importante de los conquistadores fue crear y conceder encomiendas
entre ellos mismos acerca del tamaño y la naturaleza de sus propias enti­ a cada español como recompensa por su participación en la conquista. En la
dades. Después de la conquista, los sentimientos de orgullo y solidaridad, la mayoría de sus aspectos, la institución ya se había conformado en las islas
interdependencia económica y los numerosos matrimonios entre las dinastías del Caribe de las que venian los conquistadores. La intención, en realidad la
siguieron funcionando para conservar las grandes unidades, pero ahora falta­ única posibilidad, era depender inicialmente de las unidades indígenas sin
ba el factor de unión más fuerte, la necesidad urgente de combinarse para la importar la forma en que estuvieran constituidas en un área determinada.
defensa o el engrandecimiento, y las fuerzas que operaban en favor de la frag­ En las Antillas, los españoles no siempre habían podido diferenciar a las
mentación, que siempre habían existido, se podían afirmar con más libertad. unidades sociopolíticas como tales. Por lo tanto, normalmente basaron la
La gran diversidad de pequeñas etnias era quizá la más fuerte de estas donación de una encomienda en un cacique y en los indios que dependían
fuerzas. A pesar del crecimiento de una cultura nahua dominante en toda la de él. En cualquier caso, los poderes del cacique o del gobernante indígena
región, persistieron las minorías culturales, en esecial la otomÍ. Incluso cuan­ eran cruciales para la organización y canalización de los beneficios de la
do los grupos locales conquistados y los inmigrantes intrusos no podían ya encomienda. En el centro de México, los españoles inmediatamente consi­
distinguirse por diferencias en su lengua y cultura, retenian una tradición de deraron que los tlatoque eran los caciques y, en gran medida, conformaron
su origen separado. No sólo dominios tan grandes y diversos como Tu­ las encomiendas en torno a ellos. Al mismo tiempo, no pudieron menos que
lancingo y Cuauhtinchan reconocían la diversidad étnica en su organización; tomar en cuenta las unidades prominentes llamadas altépetl, organizadas
incluso el altépetl más pequeño y aparentemente más homogéneo era en cier­ en forma compleja y fuertemente territoriales, de modo que con frecuencia
to sentido una confederación de grupos étnicos diferentes y en competencia. cada vez mayor concedieron encomiendas en términos de ellas, a las que
El propio principio general de la organización celular significaba que las denominaron "pueblos", como se dijo antes.
partes constitutivas de cada nivel eran entidades relativamente completas, Como secuela a la creación de las encomiendas en la década de 1520,
bien desarrolladas, capaces de mantener una existencia independiente. llegó el establecimiento de las doctrinas o parroquias indias. Unas pocas y
En realidad, los españoles tenían dos opciones: procurar conservar y tra­ grandes unidades de encomiendas se dividían en más de una parroquia y,
bajar a través de las grandes entidades del tipo de las de Tlaxcala, Coyoacán, en algunos casos, una parroquia abarcaba dos encomiendas estrechamente
Xodúmilco y Tulancingo, o dividirlas en sus partes más obvias, como las mi­ vinculadas. Sin embargo, por lo general la parroquia era nada más una fun­
l
tades o tlayácatl. Según fueran las condiciones, en algunas ocasiones segui­ ción de la encomienda y dependía de ella para el apoyo financiero y de otro
rían uno de los cursos y, en otras, el otro. Los altépetl relativamente pequeños tipo y se sostenía sobre las mismas UTÚdades y autoridades indígenas. En la
y unificados no fueron afectados por lo general. Muy raras veces tratarían década de 1530, los funcionarios españoles empeza ron el proceso de re con­
los españoles de dividir una unidad indígena de manera que no siguiera las formar el gobierno indígena siguiendo el modelo de las municipalidades
líneas de subdivisión que ya existían yen muy pocas ocasiones tratarían de españolas. Una vez más, las unidades eran en gran medida las mismas.
crear una unidad independiente en ausencia de un tlatoani reconocido que . En esencia, entonces, el altépetl sobrevivió en los tiemos que siguieron a
comandara la lealtad de un conjunto de calpolli bien definido. No obstante,
50 Véanse en especial BC, doc. 29, pp 180-183 (Huexotzinco), lA, selección 23, pp. 119-120
en los pocos casos en que parecen haber tomado esas medida, la nueva (Tlaxcala) y Archiv o General de Indias, Sevilla, Patronato 184, ramo 50, Solicitud de los
unidad demostró ser viable. El grupo que se separaba aceptaría su nueva in- caciques de Suchimi1co, 1563 (Xochimilco).
48 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 49

la conquista como la base de tod as las formas ins titucionales m ás impor­ No obstante, con frecuencia una unidad de gran tram año y mucha com­
tantes que afectaban la vida en el campo indígena, distante de las ciudades plejidad tenía buenas posibilidades de no ser modificada . Varias de las enti­
españolas. Un altépetl simple podía convertirse, sin que cambiaran s us dades más grandes eran tan valiosas que nunca fu eron conferidas en en­
fronteras y sus partes constitutivas, primero en una encomienda, luego, comiendas o fueron encomiendas sólo durante algunos pocos años después
además, en una parroquia, después también en una organización municipal de la conquista; de esa manera, permanecieron bajo la jurisdicción directa de
de tipo español. Algunos de esos casos fueron , en el sur del vall e de Mé­ la Corona y las presiones ordinarias para la subdivisión fueron menos fuer­
xico, Mixquix, Cuitláhuac y Huitzilopochco y, en el norte del mismo valle, tes. Xochimilco, con tres tlatoque y tlayácatl, durante mucho ti empo siguió
Xilo tzinco, Tizayuca y Tecama 5J (esto si se tiene en cuenta que cuando se siendo una parroquia y una corporación municipal, al igual que Coyoacán
estud ia en forma completa un altépetl, pocas veces resulta ser verd adera ­ que, a pesar de la existencia de un solo tlatoani dominante, estaba dividida
mente simple). claramente en mitades.55 Tlaxcala, el caso más sobresaliente d e la retención
En los altépetl que tenían varios tlatoque, el principio de cons truir sobre d e una gran unidad, se convirtió en una municipalidad y por un tiempo en
las unidades indígenas tambi én siguió siendo el mismo, pero las formas de una parroquia, aunque se la pudo haber dividido fácilm ente en sus cuatro
adaptación podrían ser muy complejas. Si no había ningún factor especial, altépetl, que ya tenían gobernantes y territorios totalmente diferentes.56 No
los españoles en América tendieron a optar por las encomiendas más gran­ obstante, aun bajo condiciones favorables, el resultado no siempre fue la
des que las que la estructura indígena podía sostener, es decir, a retener las unidad . Aunque trataron originalmente a Chalco como una unidad, con el
más grandes unidades indígenas viables. 52 Sin embargo, más allá de cierto tiempo los funcionarios españoles parecen haber entendido mejor su ver­
punto (yen México ese punto fu e alcanzado rápidamente) se acumulaban dadera naturaleza y crearon cuatro corporaciones y parroquias. Aun así,
las presiones en la dirección opuesta, no sólo por la búsqueda de má s enco­ antes de que pasara mucho tiempo, reconocieron incluso subdivisiones de
miendas para los candidatos elegibles sino, sobre todo, por la poca disposi­ és tas. En la región acolhua, el área estrechamente relacionada con Tetzcoco
ción de la ma yoría de los encomenderos a dejar que alguno de ellos disfru­ (por no mencionar antiguas dependencias imperiales como Teotihuacan y
tara de riquezas tan desproporcionadas como las que provendrían de, Otumba), surgieron no menos de cuatro corporaciones independientes
d igamos, la posesión de toda Tlaxcala o de todo Chalco en una encomienda. además de Tetzcoco propiamente dichoY Por lo común, el miembro cons­
AsÍ, un altépetl grande con mitades claramente definidas y dos tlatoque titutivo que obtenía el reconocimiento habría cabildeado durante mucho
principales podía ser convertido en dos encomiendas. Cada mitad de Tu­ tiempo y esforzadamente para obtenerlo, mientras que el miembro más im­
lancingo se convirtió en una encomienda y, como secuela de esto, surgieron portante de la entidad mayor se habría opuesto rígidamente.58
dos corporaciones municipales sepa radas, aunque compartían una parro­
quia común. 53 Sin una explicación de los m o tivos de los españoles en un
caso como éste, no podemos estar seguros de que la principa l razón de ese La gobernación
arreglo fuera crear má s encomiendas o privar a alguien de un botín dema­
siad o grande. Puede ser el caso que la s mitades estaban ya tan separadas La ca mpaña para crear gobiernos municipales al estilo hisp ánico en el al­
que no se las podía convertir fácilmente en una sola unidad que pagara tépetl del México central se prolongó durante muchos años de la parte
tributo. En el va lle de Toluca, Calima ya y 1:epemaxaJco, entremezcladas, se media del siglo XVl y, característicamente, afectó primero a las entidades más
convirtieron en encomiend as y en organizaciones municipales separadas grandes y más importantes. Tampoco surgieron los cabildos (consejos mu­
(que también compartían una parroquia, con un santo patrono para cada nicipales) todos al mismo tiempo en todos los lugares. Parece que con fre­
una), aunque el mismo español tenía ambas encomiendas. 54 55 Véase Gibson, 1964, pp. 41 -42,103, Y Horn, 1989, pp. 53-62. La posición de Coyoacán
como parte del extenso Marquesad o del Valle tuvo en muchos aspectos el mismo efecto que el
51 Véanse en Gibson, 1964, mapas de encom iendas, parroquias y pueblos, para és tos y otros estar directamente bajo la Corona.
ejemplos y para una gran cantidad de información jurisdicciona l en genera l. Véase también 56 Véanse las notas 28-33; TA, introducción, y Gibson , 1952, passim. Tlaxca la evitó la
Hi mmerich, 1984. Gibson, 1964, p. 42, muest ra que Cui tláhu ac tenía no menos de cuatro tla­ encomienda no sólo por su tamaño (en realidad, cualquiera de sus cuatro pa rtes habría segui­
toq ue, pero el todo era tan pequeño que los españoles tuvieron éxito al tratarlo como una do sie ndo mu y grande) si no tambi én por razones políticas, para aprovechar su repu t ación
un id ad no dife renciada. cuidadosamente cultivada como el principal aliado de los españoles durante la conquista.
52 Compárese con Lockhart, 1968, p. 12. S7 Véanse Gibson, 1964, pp . 40-41, 43, 52, mapas 3 y 6 (Tetzcoco), y Gibson, 1964, pp. 42-44,
53 Véase N&S, ítem 2; Carrasco, 1963, y Gerhard, 1972, pp. 335-338. Schroeder, 1984 (Chalco).
54 Véase Gerhard, 1972, pp. 270-273. 58 Véase Gibson, 1964, pp. 53-54.
50 EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 51

cuencia se instituyeron primero los cargos más importantes, en tanto que los ciadas a la política de matrimonios entre dinastías). Los gobernantes de las
irúeriores fueron designados progresivamente. Como las primeras etapas son ciudades imperiales habían ejercido el poder de confirmar a los tlatoque en
naturalmente las menos bien documentadas, a menudo no se sabe si se plani­ sus cargos en extensas zonas del México central (como lo habían hecho los
ficó O no un cabildo completo desde el principio. De cualquier manera, el gobernantes de Cholula y otros antes que ellos) y las facciones rivales en
cargo de "gobernador" (palabra española que el náhuatl incorporó como los altépetl individ uales no habían dejado de intrigar con los gobernantes
préstamo lingüístico a mediados del siglo) en muchos casos precedió al imperiales con la esperanza de obtener influencias para la lucha por la su­
resto por una década O más.. cesión. 59
Es sintomático de todo el proceso de acercamiento entre el gobierno his­ Parece que con frecuencia los españoles, en las primeras etapas, tenían un
pánico y el indígena que el título de gobernador no fuera parte normal de la impacto inconsciente sobre la organización y sucesión en el aItépetl, en el
terminología de los cargos municipales españoles. En la España del siglo XVI, sentido de que, al no darse cuenta de situaciones como las de los tia toque
se esperaría que una gran ciudad con un cabildo completo tendría como múltiples, los tlayácatl o las mItades, creyeron que el líder más visible era el
funcionario principal a un corregidor, una persona designada desde afuera gobernante absoluto de toda la entidad y sólo trataron con él. Por ejemplo,
por la Corona y que representaba los intereses del gobierno central así parece que simplemente consideraron como rey de Tlaxcala a Maxixcatzin,
como los de la municipalidad. Por ser más un contrapeso del cabildo que tlatoani del tlayácatl Ocotelolco, el de mayor jerarquía de Tlaxcala y quizá
parte de éste, por lo común mantenía el cargo sólo durante unos pocos años incluso la cabeza titular de la unidad política más grande. 60 En Coyoacán,
antes de que se le reemplazara , para evitar que se hiciera demasiado pueden haber sido los responsables de elevar a don Juan de Guzmán Itz­
poderoso en el escenario local, O se acomodara demasiado a los intereses tlolinqui a una posición de dominio exclusivo, pues por lo demás Coyoacán
locales. Por otra parte, el gobernador indígena en el México central durante muestra muchos signos de una organización dual y de tlatoque múltiples. 61
el periodo posterior a la conquista habría de ser por lo general un miembro Aparentemente, los españoles a veces se refirieron espontáneamente a
permanente de la unidad sobre la cual presidía. Por lo común, es más, los líderes indios como gobernadores desde una fecha muy temprana. 62 Sin
habría de ser en primera instancia el único o más importante tlatoani del embargo, fue después de 1535, en el tiempo del virrey don Antonio de
altépetl que se estaba reorganizando como municipalidad. Los funcionarios Mendoza, que los funcionarios españoles empezaron sistemáticamente a
españoles no siempre estuvieron de acuerdo, como lo veremos, en que el designar a los tlatoque de mayor jerarquía de los altépetl importantes como
gobernador nacido localmente fuera una característica permanente del sis­ gobernadores formales de sus unidades respectivas, de modo que en
tema, aunque a final de cuentas ésa sería la solución que prevalecería, pero español al jefe de un pueblo indio frecuentemente se le llamaba "cacique y
al principio tenía pocas opciones para elegir. Aunque hubiera habido sufi­ gobernador" o "señor y gobernador".63 En náhuatl, por supuesto, se le con­
cientes candidatos españoles disponibles para supervisar todos y cada uno tinuó llamando tlatoani así como gobernador, y el gobernador seguiría
de los pueblos indígenas, no habrían sabido lo suficiente para desem­ siendo tratado como tlatoani mucho tiempo después de que una y la misma
peñarse de manera efectiva como los funcionarios que presidían. Tampoco
habría tenido sentido enviar nahuas a altépetl extranjeros y hostiles para 59 Véase L. Reyes Garda, 1977, pp. 86, 121; ejemplos en Schroeder, 1984, especialmente p. 86,
ayudar a introducir un sistema que ellos mismos aún no aprendían. 87,97,218-219, con referencias específicas a eH, y Zorita, 1941, pp. 76, 85.
60 Véase Gibson, 1952, pp. 12, 105.
Empezar con el tlatoani, el funcionario principal del altépetl, era la forma 61 Compárese con Hom, 1989.
obvia de proceder, quizá la única posibilidad práctica . La manipulación 62 Gibson, 1964, p. 167. Puede ser que la palabra gobernJldor tal como se usó en las primeras
española de los tia toque había empezado inmediatamente, durante la mis­ fases de la conquista en realidad significara lo mismo que tlaloani. En un testimonio dado en
1553, don Juan de Guzmán, tlatoani gobernador de Coyoacán, explicó la forma en que llegó a
ma conquista y, a la vez, los tia toque y sus rivales por el gobierno habían ocupar su cargo. La versión registrada en español utiliza palabras relacionadas con gobernador
tratado de manipular a los españoles para que apoyaran las pretensiones de (gobernar, gobernación) al hablar de los funcionarios que ocup·aban el cargo principal desde
algunos candidatos sobre las de otros. Esos tratos no eran nada nuevo para tiempos muy tempranos después de la llegada de los españoles, sin expresar ninguna diferen­
cia reconocida entre los primeros gobernadores y don Juan, que había recibido el titulo formal
ninguna de las partes. En todas las Indias, los españoles, particularmente como gobernador del virrey. En su testimonio original en náhuatl, don Juan sin duda estaba
durante los años de la conquista, deponían a los gobernantes recalcitrantes usando palabras tales como tlatoani, tlatocati y tlatocayotl en todo su testimonio. (COC, 1, p. 76.)
para favorecer a pretendientes que prometían una mayor cooperación. Los 63 Gibson, 1964, p. 167; para algWlOS ejemplos de las frases, véanse coc, 11, pp. 20, 93, Y N&S,
ítem 12. El testamento en náhuatl del tlatoani de Tlacopan de 1574 tiene los tres términos pri­
nahuas ya estaban familiarizados con intervenciones similares por parte de marios en una rara conjunción: " t1atouani ca~ique gouernador por su magestad" (Zimmer­
los altépetl imperiales de Tenochtitlan y Tetzcoco (aunque por lo general aso- man, 1970, p. 12).
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EL ALTÉPETL 53
ELALTÉPETL
52
persona detentara por lo común ambos cargos.* En estos años formativos, y de hecho le dio, legitimidad a cualquier noble nahua que fuera designado
para la gobernación. 67
la gobernación tomó permanentemente una gran parte del aura, poderes y
Antes de la conquista, los candidatos derrotados en la contienda por el
características de las jefaturas anteriores a la conquista.
Una característica que fue retenida con frecuencia por los gobernadores trono habían supuesto un problema formidable. No era raro que ocurriera
de la primera generación fue la tenencia del cargo de por vida. A causa de un baño de sangre durante o inmediatamente después de una sucesión. Los
candidatos derrotados que sobrevivían a menudo vivían en el exilio en un
la alta mortalidad por las enfermedades epidémicas, las personas que ocu­
altépetl vecino, conspirando contra el triunfador. Los reyes y sus propias
paban los cargos solían variar, a pesar de sus puestos vitalicios, pero aun
ambiciones podían también enviarlos a guerras en las que morían en
así los funcionarios españoles le dieron seria atención a contar con una
muchos casos. 68 Después de la conquista, a pesar de la mayor mortalidad
rotación regular en el cargo. Casi desde el principio en algunos lugares, en
debido a las enfermedades, la disminución de los fratricidios, del exilio y de
otros a finales del siglo XVI, y esporádicamente en otros más, los gober­
la guerra dejó a más que suficientes tlatoque potenciales en el escenario.
nadores llegaron a ser reemplazados después de periodos cortos, ya fuera
mediante designaciones a propósito o mediante la prohibición de reelec­ Una gobernación rotativa se adaptaba bien a la nueva situación, pues satis­
facía a varios de los pretendientes por turno, en vez de sostener a uno du­
ciones frecuentes. Esto implicaba por necesidad una separación de la gober­
rante toda su vida . Los nobles de alto rango que no eran sucesores de una
nación y del tlatocayotl, que al menos en algunas ocasiones tendrían que
jefatura dinástica teIÚan toda la razón para estar satisfechos con los nuevos
ser ocupados por personas distintas; en consecuencia, muchos de los
poderes del tlatoani serían ejercidos más bien por el gobernador, y el go­ arreglos y, es más, es sólo a los propios tlatoque que vemos quejarse.69 Una
64 gobernación rotativa también podía suavizar las desigualdades causadas
bierno dinástico perderla inevitablemente algunos de sus significados.
De este modo, ocurrió una transformación muy considerable en la natu­ en un altépetl complejo por el frecuente énfasis exagerado que hacían los
raleza del mayor cargo político del altépetl en un tiempo relativamente cor­ españoles en el tlayácatl principal. En Amaquemecan, después de un breve
to . Sin embargo, algunos de los cambios fueron sólo aparentes, porque el tiempo en que algunos temieron que el tlatoani más antiguo monopolizara
la gobernación, se la empezó a rotar entre los tlatoque de todos los tlayá­
tlatoani tradicional podía continuar siendo determinante por detrás del
escenari065 y parte del cambio era sólo temporal, pues los principios de la catl.70 En Tlaxcala, la preferencia española por designar a ocotelolcas a la
gobernación causó graves luchas y precipitó una reorganización compleja
selección dinástica y de la jefatura a largo plazo se reafirmaron de alguna
en 1545, tras de la cual todos los cargos se asignaron por igual entre los cua­
manera en años posteriores. En parte, los cambios, aunque eran muy reales
tro altépetl constitutivos, y la gobernación (que ya no detentaban los cuatro
y debían mucho a la presión española, también respondían a los patrones y
necesidades ·indígenas. Quienes detentaban la gobernación, aunque no tlatoque) se rotaba entre las cuatro unidades por orden riguroso?!
siempre eran tia toque, frecuentemente eran nobles de alto rango que ha­ El gobernador que no pertenecía a una dinastía, ni permanecía en el car­
brían podido a su vez competir por la jefatura. Por lo general, la sucesión al go toda su vida, teIÚa un precedente anterior a la conquista en la institución
del quauhtlatoani o gobernante interino en un tlatocayotl establecido. El tér­
trono era menos automática entre los nahuas que entre los europeos. Cada
mino, que significa literalmente "gobernante-águila", en sus orígenes signi­
reino tenía su propia variante de la tradición, pero según fueran la capaci­
ficaba que el que ocupaba el cargo había logrado su posición por medio de
dad demostrada y las minorías políticas, cualquiera de los hijos o hermanos
mérito personal en la guerra, no por la herencia y, por lo tanto, sólo per­
del gobernante previo podía su cederle o incluso los tíos o nietos. Un cuerpo
manecería en el mismo hasta que se pudiera acordar el nombranpento de
corporativo de nobles ancianos del altépetl ratificaba el nombramiento
66 un heredero dinástico o éste fuera mayor de edad. Incluso en un periodo
mediante una "elección" degrupo, que por lo común era unánime Reco­
tan tardío como el siglo XVI, el quauhtlatoani seguía siendo con frecuencia
nocido eventualmente de manera formal en muchas de las municipalidades
que se crearon después de la conquista, este cuerpo de electores podía dar, una persona de nacimiento relativamente humilde, pero el concepto se am­
67 Lo que está bien comprobado en Tlaxcala (véase TA, pp. 5-6, 12, 112) Y en la región de
• En el capítulo IV veremos que con el tiempo el mismo significad o de " tlatoani" se amplió
Cuemavaca (Haskett, 1985, pp. 69-77). Véanse también Gibson, 1964, pp. 176- 177, Y Tutino,
y se debilitó, pero incluso en los textos relativa mente tempranos, y en contextos no ambiguos,
1976, p. 186.
los gobernadores que no eran tia toque fueron llamados " tlatoa ni" en el sen tido de "gober
68 Ha y abundantes ejemplos en CH e Ixtlilxóc hitl; Round, 1982, y Tezozomoc, 1949.
nante". 69 Como en el ejemplo de Coyoacán que presenta Gibson, 1964, p. 159.
&4 Véase Gibson, 1964, pp. 167-172, Y TA, pp. 19-21.

70 Schroeder, 1984, pp' 236-238, con referencia a CH.


65 Véase TA, p. 8.
71 Gibson, 1952, pp. 104-111, Y TA, pp. 2-3.
66 Véase Rounds, 1982, pp. 75-78, Y las fuentes que cita

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72Véanse Gibson, 1964, pp. 37, 42, 168-169, Y Schroeder, 1984, pp. 239-246 Gibson, sin U "E(l) Ol ::::..... (J)::r:

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74 Véanse Gibson, 1964, pp. 168-169, Y Schroeder, 1984, p. 245. Los mismos mexica deben '(l)
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haber tornado la iniciativa al proponer quauhtlatoque, pues los españoles no estaban fami­ -u ­ ~ .~"'O .~ ~ o 'o ~
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56 EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 57

estuviera plenamente familiarizado con los modos indígenas y conociera el don Juan Martín estaba sirviendo su segundo periodo como gobernador de
sistema español. Los más claramente calificados eran los nobles nahuas con Tlatelolco y había servido en el mismo cargo en otros cinco pueblos impor­
experiencia en la administración india de tipo español; el gobierno virreinal tantes: Calimaya, Xochimilco, Cuitláhuac, Acolman y México Tenoch­
pronto los empezó a enviar de un altépetl a otro en misiones temporales titlan?8 Cualesquiera que hayan sido las ventajas de designar gobernadores
para que juzgaran en las disputas entre los mismos?5 provenientes de fuera del altépetl, la práctica demostró ser de transición y,
El siguiente paso fue emplear personajes de este tipo como jueces en las para mediados del siglo XVII, de nuevo era poco común que un gobernador
revisiones periódicas a las que la práctica gubernamental española asignaba hubiera nacido en otro lugar que no fuera la unidad·que estaba gobernan­
un papel persistente. Ese juez de residencia, al igual que en la tradición his­ do. En este aspecto, entonces, la estructura anterior a la conquista dominó a
pana, asumía el gobierno local durante el periodo de su indagatoria; en la larga. Una vez que los elementos básicos del gobierno municipal indio­
otras palabras, se desempeñaba como gobernador. Durante tres años en la español se habían difundido por todo el centro de México, y los españoles y
década de 1550~ el juez don Esteban de Guzmán, de Xochimilco, fue el go­ los indios en general habían aprendido más acerca de la forma en que fun­
bernador de Jacto de Tenochtitlan.76 Los inspectores provenientes de fuera cionaba el otro, probablemente ya no haya valido la pena esforzarse por
condujeron fácilmente a una etapa más adelantada, simplemente asignando mantener un personal administrativo indígena que funcionara para toda la
al extranjero la gobernación durante un tiempo. Fue acaso debido a la aso­ región ni enfrentar a la oposición que se presentaba a los gobernadores
ciación con jueces del exterior que a los gobernadores, a partir de finales del forasteros, que se debió de haber dejado sentir en cada uno de los casos.
siglo XV I, se les llamó durante el resto del periodo colonial jaeces goberna­
dores . Los extranjeros como gobernadores se convirtieron en un caso muy
frecuente en el valle de México y lo siguieron siendo en las primeras dé­ El cabildo: alcaldes y regidores
cadas del siglo XV II, cuando empezaron a desaparecer en favor de los
locales, que probablemente habían sido una gran mayoría durante todo ese Encontramos algún uso de los títulos españoles acostumbrados en los fun­
tiempo.?? Los gobernadores provenientes de fuera prevalecieron especial­ cionarios municipales del altépetl del centro de México desde el tiempo en
mente en las vecindades inmediatas de la ciudad de México, un área cuyas que se crearon las gobernaciones formales a fines de la década de 1530 79
dinastías habían estado relacionadas entre sí durante tanto tiempo que los Sin embargo, no es sino hasta la década de 1550 que se puede esperar
tlatoque con frecuencia gobernaban desde fuera del altépetl en el que habían encontrarse con que la totalidad de los funcionarios en todos los al tépetl
nacido, de modo que pudo haber existido un precedente parcial anterior a la más importantes tengan títulos españoles. En la mayoría de los casos no se
conquista. No obstante, la mayoría de los gobernadores provenientes del conoce el año exacto en que se hizo la primera designación, ni se tiene evi­
exterior durante el periodo posterior a la conquista no tenía ninguna afi­ dencia de quién instigó la creación de los puestos. En el caso relativamente
liación dinástica con el grupo que gobernaba. bien documentado de Coyoacán, un texto sin fecha nos muestra al gober­
Mucho del ímpetu para el reclutamiento de personas provenientes del nador solicitando a la audiencia el permiso de nombrar a dos alcaldes y 12
exterior pudo haberse debido al deseo de difundir el gobierno indígena de regidores porque, por estar tan cerca de la ciudad de México, ha compren­
estilo español hacia afuera de los lugares en que se había arraigado más dido el estilo de gobierno español y desea que sus súbditos sean gober­
firmemente. Un número desproporcionado de gobernadores viajeros nados adecuadamente. 8o No obstante, hablando en términos generales, la
provenía de Xochimilco y Tlaxcala, dos de las organizaciones municipales l iniciativa debe haber provenido en última instancia de los españoles, que
tempranas más desarrolladas. En otros casos, aparentemente alguien de­ deseaban difundir su propio sistema. Por supuesto que en el terriblemente
mostraría una gran eficiencia, adquiriría una experiencia valiosa y luego re­ competitivo mundo de los altépetl del México central, en el momento en que
cibiría esas asignaciones una y otra vez. A su muerte en 1600, el mestizo ciertos reinos importantes adquirieran nuevos cargos, otros solicitarían fer­
vientemente lo mismo.
75 CDe, 1, entrada del índice Lucas García (juez de Tlaxcala en Coyoacán); CH, 1, p. 158 (juez
de Xochimilco en Amaquemecan); CH, 2, p. 42 (juez de Tlaxcala en Tlacopan después de la Como ocurrió con los gobernadores, los alcaldes y regidores nahuas se
muerte de s u gobernante, 1594); MNAH AH , GO 14, p. 158 (juez de Tenochtitlan en Chimal­ habrían de desviar considerablemente de los modelos españoles. Para apre­
chuacán Chalco, 1569); TA, p. 140 (juez de Tlaxca la en ¿Chiauhtla?]).
76 CH, 2, p. 16; Gibson, 1964, p. 169. 78 CH,2, P 50.

77 La mayoría de los casos conocidos de gobernadores extranjeros se d.ie ron en el valle de 79 Gibson, 1952, p. 109; Gibson, 1964, p. 172, nota 48.

México. . 80 CDe, 2, p. 93. Véase Horn, 1989, cap. 3, para la histo ria gubernamental de Coyoa cán.

58 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 59

ciar esa des viación, necesitamos primero entender el modelo. La columna consejos que consistían de funcionarios con títulos especiales y que desem­
vertebral del cabildo de una ciudad española, ya fuera en España o en las peñaban diferentes combinaciones de funciones judiciales y militares. Las
Indias, era un cuerpo de entre media docena y una docena de consejeros descripciones varían considerablemente. No está claro si esos consejos eran
llamados regidores. Por lo general, quienes ocupaban esos cargos eran los W1 aspecto constitutivo del altépetl o creaciones ad hoc del gobernante prin­
nobl es o quienes tenían sus pretensiones de nobleza; característicamente, cipal en ese momento. Las fuentes no les asignan un fuerte papel corpora­
ocupaban el cargodurante largos periodos o de por vida e, incluso, cuando ti vO.82 Lo que yo creo es que los funcionarios de est a clase de alto consejo
la práctica era la rotación anual, las personas que detentaban los cargos los deben haber estado basados en W1a subunidad específica d el altépetl. Si de­
repetían frecuentemente y mantenían la representaci ón del mismo grupo jamos de concentrar la atención en los indefinidos consejos d e los poderes
en el transc urso de los años . En esencia, los regidores eran representantes imperiales, los principales funcionarios que se encontrará n en una unidad
de grandes complejos famili"ares y económicos, que estaban basados pro­ políti ca mexicana serán los jefes de las subunidades: en un altépetl com­
piamente en la ciudad, pero que en cierto sentido dominaban la mayoría de plejo, los tlatoque de los tlayáca tl constitutivos y en un tlayácatl o altépetl
los aspectos de la vida en todo el territorio municipal. La continuidad del simple, los teuctlatoque o jefes de calpolli. Como personas de noble rango
cuerpo de regidores le daba al cabildo español una fuerte identidad corpo­ acostumbradas a juzgar y administrar, ofrecen cercanos paralelos a los fW1­
rativa. Completando el cabildo es taban los alcaldes (por lo general dos), cionarios municipales españoles, pero también se observan algunas dife­
jueces en primera instancia que ex oficio podían participar en el consejo rencias notables. Aunque por lo general los funcionarios nahuas eran repre­
como miembros con pleno derecho de voto. Los alcaldes invariablemente sentantes de linajes y, en eso, son comparables en cierta medida a los
eran rotados anualmente, y esta característica, junto con la naturaleza más funcionarios españoles, sobre todo representaban unidades geográfica y
bien exigente y onerosa del puesto, significaba que el grupo del cual se re­ jurisdiccionalmente separadas del todo, un principio ajeno al sistema
clutaban era algo diferente. Mientras qu e un regidor podía en ocasiones español. En parte por esta razón , carecían de la cohesión corporativa del
servir como alcalde, frecuentemente el alcalde estaba recibiendo un reco­ cabildo, es decir, no se destaca ban del resto de la estructura del altépetl
nocimiento como individuo en vez de como representante de W1a familia, o como un organismo cerrado. No aparece ningún equivalente para el cuerpo
pertenecía a un complejo familiar que estaba ascendiendo y posteriormente d e regidores, representantes a largo plazo de las familias dominantes sin
se convertiría en regidor. En otras palabras, el regidor tenía un rango supe­ . importar la jurisdicción. Los reinos nahuas teman otra clase de corporación
rior al del alcalde en términos sociales.81 En el caso de ambos cargos, la que se afirmaba en los momentos críticos, como las sucesiones y las decisio­
representación de las subjurisdicciones desempeñaba un papel mínimo o nes de guerra o paz. En esos momentos, todos los nobles más importantes o
insignificante. más ancianos del reino se reuman proporcionando W1 foro para el debate y,
¿Qué mecanismo equivalente existía en el altépetl del México centra\? Se por medio de consenso, legítimando W1a acción. 83 Sin embargo, el grupo de
nos dice que los altépetl imperiales de Tenochtitlan y Tetzcoco tenían altos ancianos o electores era demasiado grande y difícil de controlar para que se
reuniera regularmente y se ocupara d e los asuntos como un cabildo es­
8\ La ma yor parte de esto es de conocimiento común entre los hi storiadores de España y pañol. El más famoso de esos organismos, en Tla xca la, tenía no menos de
de la América hispana, aunque muchos, al considerar al alca lde de tiempos posteriores como 220 miembros. M
la norm a, ha n tendido a suponer que el alca lde era un puesto superior al de regidor. Que lo
op uesto era el caso, aunq ue no está en duda, no se ha documentado todavía plenamente. En Si se comparan los_dos sistemas, uno esperaría que, al introducir cargos
el Pe rú del periodo de la conquis ta , algunos an tp;uos comerciantes, personas no encomen­ españoles en el mundo nahu a, hubiera sido necesari o modificarlos de tal
deros y ex tranje ros que no tenían probabilidad de convertirse en regidores, se convirtieron en manera que cada funcionario representara W1a subjurisdicción específica, y
alcaldes; para algunos ejemplos, véase Lockhart, 1968, pp. 19, 67, 69, 124. Sobre el uso del ca r­
go de alcald e como un paso para ser regid or, véase Offutt, y sobre las tendencias españolas, esto es lo que parece haber pasado, hasta donde las fuentes nos permiten
Altman. seguir el proceso. Una consecuencia fue una tendencia temprana , en los
Es cierto que en los asentamientos periféricos o dependientes en los que no se había des­ altépetl más complejos, a multiplicar los alcaldes más allá del número usual
arrollado una municipalid ad completa, un alca ld e (frecuentemente uno solo) podía ser el
funcionario principal, y a un par de subordinados, nomb rados para ay ud arlo, se les llamaría de dos, además de crear un grupo grande de regidores . El cabildo de Tlax­
reg id ores aunque tuvieran poco en común con el r~g imiento de una ci udad española plena­
men te desarrollada (éste fue el caso en la Alta California a fi nales del siglo XVIII). Ese modelo es 82 Véase Gibson, 1964, p. 172; Offner, 1983, pp. 55-56, 147·158, Y Rounds, 1982, pp. 76-78.
el que p ueden haber tenid o en mente los funcionarios oficiales en el tiempo en que se introdu­ 83 Véase Rounds, 1982, pp. 75-76, pa ra referencias adicionales.
jeron los alca ld es y regidores y, si fu e así, pudo haber ayudado a conformar los desarrollos 84 Gibson, 1952, pp. 107-108; lA , pp. 3, 5-6. El tamaño exac to de este cuerpo antes de la con­
posteriores. quista no se conoce.
60 EL ALTÉPETL I
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cala, después de 1545, consistía de cuatro alcaldes, uno por cada altépetl ;;:
constitutivo; los cuatro tlatoque desempeñaban el cargo como regidores
perpetuos y, además, había tres regidores que cambiaban cada año por ~
cada altépetl. 85 Tenochtitlan repartía a 12 regidores entre sus cuatro tla­ (J) ~
ácatl, no siempre en forma igual en vista del predominio de San Juan '"~ ~ ",.s
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Moyotlán, pero cada regidor siempre representaba un tlayácatl específico y ~ E ~ ~ E N Ñ
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quizá incluso una ,
subdivisión específica dentro de éste 86 En 1600, despu és ~<:
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tener cuatro alcaldes, uno por cada tlayácatl y, en 1610, el número aumentó ~ ./>() :l § -U § />() e e ,'!l ~ 1:: ~ .~ § 'E
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a ocho, dos por cada uno (aunque puede ser que ninguno de estos dos es­ 2 2 <c <c c..<C 2 (j J:: ...J 2 2 :2 u:;::¡; Q)

quemas haya sido llevado a cabo consistentemente).87 Coyoacán solicitó ~


tener dos alcaldes (¿uno para cada mitad?) y 12 regidores, cada uno de los <Y) ~
cuales sería elegido por una subunidad diferente,88 La lista del cabildo de ~ ~ 5
Coyoacán en 1553 demuestra fehacientemente que incluía ocho regidores <:> § ¿. ~ el .:!) ..9
además de cuatro "principales", quizá tlatoque de tlayácatl que servían'~ ¡;o '2 .g'" ~ 'o ~v ~'
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como regidores permanentes, al igual que en Tlaxcala (véase el cuadro 11.2),89 ~ ~ c: '5 ~ ~
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Como en todos estos casos, y como en la estructura del altépetl anterior a la (3 2 () W'l :;::¡; :;::¡; g
conquista, predominan co njuntos de 4, 8, 12 o 16 cargos en las municipa- {S ~
lidades posteriores a la conq uista. Pero si el altépetl, por algún proceso ,9 ~
histórico, tenía un número impar de miembros constitutivos, los cargos ~ ~
municipales reflejaban esta situación, como ocurre con los conjuntos de tres ,§ <:> ~
en Xochimilco y Tenango (región de Chalco),90 § ,~ . . . N 00 "1' ~
Entonces, está claro que los nahuas igualaron, en un sentido general, la ~ i ]
estructura y los cargos sociopolíticos de antes de la conquista con los del ~ a
periodo que la siguió, y hubo supervivencias significativas de un periodo al ~ .9
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85Gibson,1952,pp. 104-1l2; TA, pp3-14 .


86 Tabulado parcialmente en Gibson, 1964, p . 175; se encontrará mucha más información en
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87 Véase CH, 2, pp 49,89. <: ~ ~ () ~ e ~ ca ~ 2 <c S '- ~ N \:l §
88 CIX, 2, pp. 93-94. La solici tud, preparada por un abogado y escrita en español, dice, típi- ~ e .'!l .'!l ,!!l Jl ~ ~ ¡¡; 'Qj E t: .§ E 0 ~
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camente, que sedebe elegir un regidor por cada "sujeto", y el resto por la "cabecera", es decir,
las unidades ubicadas cerca de la sede del principal tia toan; -
. 89 CIX, 1, p. 74. No obstante, no hay ninguna otra ind icación de que los tIa toque hayan ocu-
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pado el cargo permanentemente ex oficio en Coyoacán. Como se verá en el capítulo IV, el princi- O O O O ---. 2 c.. f--< --. ¡o O O O 2. ¡o ~0. .
pal español por lo general equivale a pilli, "noble", pero se usa más ampliamente y con más :c ~
flexibilidad , pues en ocasiones hace referencia a jefes plebeyos de barrios y a veces, como es :ll ;i:
pos ible que sea el caso aquí, a los gobernantes dinásticos. ....; :g ci..
90 Gibson, 1964, pp. 188-189, La situación en Huexotzinco todavía no está clara. Había tres ;¡¡ ~ c:­
regiones grandes, pero dos es taban subordinadas a un núcleo que a su vez tenía cuatro ~ g -,
divisiones. El énfas is de las desc ripciones osci la ent re tres y cua tro, y no parece que se haya ~ U, -= E¡.:
analizado de tallada mente el ca bildo. Véase Dyckerhoff, 1976, pp. 158, 174-175, doc. 29 de Be, <:> iil V) :!) -7;; ~ ca ~
una ca rta de 1560 del cabi ldo de Huexotzin.co, está firm ada (entre otros, p. 190) por un gober- ¡;o E ~ o ,9< E~ ~
nador y tres alcaldes, pero es muy posible que uno de los alca ldes no estuviera o que su nom- U 15 (;; :g ,5 ~ o ~
bre aparezca sin su título. o
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62 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 63

otro 91 Es más, el grado de continuidad fue crucial para el establecimiento sanas eran miembros de sus respectivos cabildos, como alcaldes O regido­
rápido y venturoso de gobiernos municipales que funcionaran indepen­ res. En cualquier caso, esos títulos y funciones no se habían olvidado y aún
dientemente en toda la región, algo que en muchas partes de la América se les recordaba cuando Chimalpahin escribió a principios del siglo XV I[.
hispánica ocurrió más tarde o no se llegó a presentar. Existe poca evidencia Otra señal posible de la identificación de los cargos anteriores a la con- ­
terminológica para las retenciones y equivalencias específicas a causa del quista con los posteriores es la forma en que los nahuas trataban el cargo de
fuerte énfasis que hicieron los españoles en la nueva nomenclatura y del gran alcalde, a diferencia del de reg'idor. En tanto que en el esquema español,
prestigio de que disfrutaba entre los nahuas. Así como los nobles de alto como se acaba de ver, el regidor tendía a ser un cargo más permanente y
rango abandonaron los nombres náhuatl durante el siglo XVI a favor de los muy apreciado, entre los nahuas el alcalde con toda claridad tenía un rango
nombres españoles, en los documentos cualesquiera títulos náhuatl ce­ superior. Los alcaldes frecuentemente usaban el título de "don", con rnás
dieron su lugar irunediatamente a "alcalde", "regidor" y así sucesivamente, frecuencia tenían apellidos españoles y, por lo generaL eran de un linaje
reteniendo la nomenclatura de los cargos náhuatl sólo para los niveles infe­ más ilustre. Además, a medida que los regidores adquirían experiencia,
riores al del cabildo. Sin embargo, esto no significa que los nombres indíge­ relaciones y renombre, ascendían a alcaldes, lo que creaba un orden
nas o los títulos de los cargos indígenas hayan sido olvidados tan rápida­ jerárquico de los dos cargos. 95
mente. Un documento de Coyoacán de mediados del siglo XVI parece hacer ¿Debemos suponer, entonces, que el alcalde y el regidor correspondían a
equivalentes a los teuctlatoque y a los alcaldes, pues llama a estos fun­ dos cargos diferentes de antes de la conquista, uno de mayor rango y el otro
cionarios por ambos títulos, como si tra tara de dejar del todo claro lo que inferior? Creo que la razón para la divergencia nahua debe buscarse en la
era un alcalde92 Si pensamos en la definición que nos da Chimalpahin del falta de cualquier paralelo indígena cercano al del regidor español. Una vez
teuctlatoani como jefe de calpolli, entonces éste sería un caso de iden­ que redefinieron ambos cargos como si representaran subjurisdicciones, los
tificación exacta entre los cargos anteriores y los posteriores a la conquista. nahuas pueden haber encontrado que el puesto de alcalde reflejaba mejor la
Sin embargo, el uso varía en realidad en los textos náhuatl y, en algunos, importancia en la organización indígena de la adjudicación, además de te­
como en Sahagún, "teuctlatoani" parece aplicarse a cualquier persona que ner un valor mayor por su escasez (los regidores eran más numerosos). Por
actúe como juez. El término incluso se encuentra como referencia a los jue­ lo demás, los indígenas pueden haber visto pocas diferencias entre los dos
ces españoles de la audiencia real. 93 cargos y poca necesidad para ambos, más allá de una adecuada repre­
Un tipo de ejemplo diferente proviene de Huitzilopochco para más o sentación de las subunidades. Se sabe que los alcaldes presidían juicios y
menos el mismo tiempo. En una carta a su contraparte del vecino Coyoacán, los decidían, al menos en algunos lugares, a menudo junto con el gober­
el gobernador y tlatoani de Huitzilopochco abandona los géneros documen­ nador, pero por lo menos en un caso, se muestra a un regidor en el mismo
tales asociados con la municipalidad posterior a la conquista para usar un
lenguaje injurioso (además de algunos términos de cortesía) en que el nuevo tla toani). Mixcoac era una subdivisión de Coyoacán (Horn, 1989), y t{nilotlac, que original­
vocabulario no tenía lugar. El funcionario de Huitzilopochco, que había mente era un nombre étnico, fue un títu lo de algunos tIa toque y jefes de calpoJli (véase
Schroeder, 1984, p. 210). Debido a la dificultad lingüística de la carta, BC sólo contiene paráfra­
encabezado a su parte en negociaciones recientes con respecto a una dispu­ sis. Una traducc ión completa por Luis Reyes Carda, que es muy literal y especulativa, fue
ta de límites, es llamado tlacateccatl y al principal funcionario de parte de publicada en COC, 2, pp. 201-102, Y una ligeramente mejor está siendo preparada para una pre­
Coyoacán se le llama mixcoatlailotlac. 94 Con toda probabilidad, estas per­ vista segu nda edición de Be. En Cu lhua cán, hacia 1580, seguían apareciendo los títulos de
antes de la conquista para 105 jefes de las unidaes como (aparentemente) sob renomb res, ya
fuera solos, como en el caso de Miguel Chimalteuctli, o junto con un apellido español. como en r
91Éste es uno de 105 pocos puntos en los que me encuentro en desacuerd o directo con el caso de Miguel Sánchez Tlacateuctli (TC, doc. 12, p. 38, doc. 14, p. 46).
Gibson; véase Gibson, 1964, pp. 172-173. En 105 anales anónimos de Tenoch titlan de la década de los 1560 (MNAH AH, ca 14, p. 36,
92 BC, doc . 26, P 162. La frase original es tehllntin in titecuhtlatoque ionn talgnldesme, "nosotros 1564), uno de 105 funcionarios del cabildo, al que se hace referencia como el " tlacochcacatl",
[05 teuct[atoque y alca[des", El uso de ionn ("y") es poco común en una construcción semeja nte hace un discurso al grupo. Posteriormen te se le identifica como Tomás Vásquez, cuyo nombre
y deja abierta alguna posibilidad gramatical de que se esté haciendo referencia a dos grupos en otras partes aparece como Tomás Vásquez tlacochcalcatl (o Tlacochcalca tl, dependiendo de
distintos, pero por el contexto confío en que éste no es e[ caso. la interpre ta ción de la persona, p 3). No es posible declarar categóricamente que el término
93 BC, doc. 34, p. 212 (Tlaxcala, 1545). sea emp leado como un título en vez de como un nombre, pero el hecho de que se le use solo,
94 BC, apéndice, p. 222. Tlncnteccntl es un título que se encuentra en las unidades polfticas de precedido por el artículo, tiende a dar esa impresión.
todo e[ cen tro de México; a veces se describe como cargo militar o judicial (véase FC, y Rounds, 95 Estos patrones están demostrados más ampliamente en TA (véase en especial el Directorio

1982, p. 77), Y yo considero que algunos tl ayácatl tlatoque eran designados de esa manera de t/nxcll/tecas prominentes), pero se pueden ver en casi cualquier lista de los miembros de un
(véase la forma en que se usaba el término en ANS, pp. 124-125, como el título específico de un cabildo en el siglo XVI.
ELALTÉPETL ELALTÉPETL 65
64

papel.96 Eventualmente, como veremos, el cuerpo de regidores habría de pación directa de los funcionarios de las organizaciones de la Iglesia. En la
reducirse a la insignificancia, desapareciendo del todo en muchos lugares; Mesoamérica prehispánica, los cargos sacerdotales y políticos habían esta­
incluso ya a finales del siglo XVI y principios del XVII había indicios de esa do estrechamente vinculados y a veces eran ostentados por la misma fami­
tendencia. Para finales del siglo XVI, Tlaxcala añadió cuatro "alcaldes pro­ lia e incluso se entremezclaban. En la municipalidad posterior a la con­
vinciales" y eliminó cuatro cargos de regidores. 97 Las listas de funcionarios quista, una segunda organización de estilo español era responsable de la
de Tenochtitlan para la década de 1560 especifican detalladamente 12 regido­ iglesia y de los asuntos religiosos en todos los niveles que estuvieran por
res después de dos alcaldes pero, a partir de 1600, como ya se dijo, se duplicó debajo del nivel que requería un sacerdote español. Como veremos en el
el número de los alcaldes, luego se volvió a duplicar y las listas de Chi­ capítulo VI, esta organización y el cabildo eventualmente crecieron hasta
malpahin para esta época ya no dan los nombres de los regidores. 98 compenetrarse en una medida considerable y, en particular, el funcionario
Los nahuas tenían mucho menos conciencia de los límites del cabildo que religioso de mayor nivel, el fiscal, en algunos tiempos y lugares y para
los españoles. Una y otra vez se encuentran referencias conjuntas a los fun­ algunos fines, virtualmente funcionó como un miembro del cabildo.
cionarios municipales y al grupo más amplio de todos los nobles del al­
tépetl. Así, quienes firman una carta de 1560 proveniente de Huexotzinco,
se describen como "yo el gobernador, y nosotros los alcaldes y regidores, y Escribanos
nosotros los señores y nobles".99 En 1582, en Tlaixpan, mitad de Tulancingo,
el gobernador, los alcaldes, los regidores "y todos los nobles de Tlaixpan" Un cabildo español era inconcebible sin su escribano oficial, el que conserva­
asumieron la responsabilidad por una deuda.100 Era probable que se omi­ ba la actas, escribía los pronunciamientos del cabildo de manera adecuada
tiera a los regidores por completo, como cuando los españoles informaban y, como notario, atestiguaba su autenticidad. El escribano no era un miem­
que habían sido recibidos por "el gobernador, los alcaldes y otros prin­ bro con derecho de voto en el cabildo, pero tampoco era un funcionario de
cipales" del pueblo, o como en relatos municipales que contienen una entra­ nivel inferior. Podía provenir de una sólida familia de nivel medio o tener
da que detalla los gastos de una fiesta para el "gobernador, los alcaldes y los pretensiones de nobleza; después de algunos años en el cargo, incluso po­
nobles".10l El cabildo nahua también era más inclusivo que el modelo es­ día llegar a ser un miembro del cabildo con todos sus derechos, aunque no
pañol con respecto a las jerarquías en competencia, específicamente la ecle­ todos lo lograban. El México anterior a la conquista también conoció a un
siástica. Aunque un cabildo español por lo normal se esforzaba por apoyar escribano oficial, el amatlacuilo o "pintor sobre papel", y este oficio estaba
las festividades religiosas generales, no toleraba la interferencia o partici­ asociado con la nobleza. Los registros que se conservaban, por lo que se
sabe, eran ante todo manuales religiosos y de adivinación, anales históricos,
96 SuIlivan, 1987, especialmente pp. 108-109. Para ejemplos de Xochimilco, véase ACN, censos, catastros de tierras y listas de tributos, en forma tanto pictórica
Vínculos 279, exp. 1. El caso en que se sabe que un regidor fungió como juez es Pedro de Paz, como glífica. 102 El paralelo puede haber sido más bien general, pero los
regidor de Coyoacán en la década de los 1550, que no sólo decidió por sí solo la adjudicación nahuas (así como otros mesoamericanos) aparentemente vieron alguno,
de tierras en disputa y no reclamadas, sino que también tomó decisiones junto con el gober­
nador en varios casos de tierras (BC, docs. 9-10, pp. 84-91). pues adaptaron el cargo de escribano rápidamente, con mucho éxito y en
97 Gibson, 1952, pp. 109-112; Gibson no especifica que se haya reducido el número de los forma permanente, y perpetuaron por sí solas las habilidades notariales
regidores, lo que puede deducirse en TA, selección 25, pp. 125-126, Y de muchas entradas refe­ entre ellos.
rentes a esa época en Zapata (ZM).
98 Estas listas se encontrarán dispersas en lugares destacados en el MNAH AH, CO 14, Y CH, 2, De este modo, a partir de 1540, cuando los alcal,pes y regidores empe­
bajo los años pertinentes. zaron a ser designados regularmente, ningún cabildo nahua carecía de su
99 Be, doc. 29, p. 178. escribano. La solicitud del gobernador para que se le concediera a Coyoa­
lOO UCLA, Te, fólder S, 15 de septiembre de 1582. La frase original es yhuan mochintin pipiltin
tlayxpan. cán un cabildo completo incluye una solicitud para que se otorgue a los
101 Para el primer ejemplo, véase N&S, ítem 13; para el segundo, de Coyoacán en 1553, alcaldes y regidores el poder de designar un escribano. I03 Los primeros
véase, COC, 1, p. 214. Estos informes están traducidos al español, de modo que en ambos casos escribanos municipales de los que sabemos estaban en funciones los encon­
la palabra original es "principales". En un documento de Tula de 1606 se encuentra la frase:
"Yo el gobernador y nosotros los alcaldes y todos los nobles que viven aquí en Tula y que tramos en 1545 (en Tlaxcala) y 1548 (Coyoacán).104 Como los documentos
imparten justicia" (ACN, Tierras 3548, exp. 3 [¿?J, f. IV). En este caso el contexto muestra que "to­
dos los nobles" son de hecho los regidores, pero de todos modos se usa la fraseología más 102 Nicholson, 1971.

amplia, lo que indica la forma en que se concebía al grupo gobernante, y el poco prestigio que 103 COC,2, p. 94.

tenía el término de regidor entre los nahuas, al menos para esta época. 104 Véase Horn, 1989, pp. 110-112; NMY, doc. 1, p. 93, YTA, p. 9.

ELALTÉPETL EL ALTÉPETL 67
66

que produjeron los muestran con un dominio total de sus habilidades, Funcionarios menores
parecería que incluso ellos habían estado practicando por algún tiempo . Sin
embargo, es poco probable que se entrenara en el estilo español y se insta­ El sistema español hacía énfasis en una clara distinci ón entre los miembros
lara en sus cargos a un número considerable de escribanos de pueblos antes plenos del cabildo, nobles de prestigio, y los funcionarios de niveles infe­
de 1540. En realidad, la aparición aproximadamente simultánea de escri­ riores al del cabildo, plebeyos sin él, como los alguaciles y los porteros . Casi
banos, alcaldes y regidores sin duda no es accidental; la creación de cabil­ nunca podía una persona en la segunda categoría ascender a la primera .
dos completos antes de contar con personas que tuvieron alguna compren­ Como podríamos esperar después de lo que hemos tratado , no existía esa
sión de los procedimientos y géneros documentales españoles hubiera sido distinción en el México central antes de la conquista, de modo que aquí
ilusoria. también el cabildo indio habría de tener límites más flexibles que su contra­
La singularidad de las actas del cabildo de Tlaxcala en el siglo XV I es que parte española. Quizá debido, en parte, a la falta de una corporación sepa­
en ellas la evidencia acerca de los escribanos es más completa. Ar menos rada , bien definida, res tringida a la cabeza de la unidad política y, en parte,
seis de los ocho funcionarios que aparecen en esos registros eran" elec­ porque muchos asuntos gubernamentales o cuasigubernamentales tenían
tores", miembros del cuerpo de 220 hombres que incluía a la crema de la que presentarse al tecpan del gobernante y, en consecuencia, tenían un aire
nobleza tlaxcalteca; dos sirvieron en algún momento como regidores y uno cortesano, la asociación del cargo con la nobleza era mucho más amplia en
de ellos como alcalde. Los funcionarios originales, a juzgar por unos pocos el mundo nahua que en el españoP06
indicios en los registros, pueden haber sido capacitados por los franciscanos Nuevamente Tlaxcala es nuestro mejor ejemplo. La bien desarrollada mu­
del monasterio local pero para 1560, o antes, parece que empezaron a en­ nicipalidad de Tlaxcala de las décadas de 1550 y 1560 incluía muchos te­
trenar por turnos a familiares más jóvenes. Una compleja rotación de cuatro nientes provinciales, alguaciles urbanos y rurales, mayordomos, un portero, un
escribanos de los cuatro altépetl constitutivos satisfacía la forma de los alcaide o carcelero, guardianes de la casa del tributo, supervisores del tribu­
procedimientos generales de la compleja estructura del altépetl, pero de to y mesoneros. Una gran proporción de estos funcionarios eran electores de
hecho los dos personajes más capaces escribieron la mayoría de los docu­ Tlaxcala y los giros de las frases utilizadas en los registros nos dan razón
mentos durante un periodo que supera por mucho los 20 años. El más para pensar que todos eran nobles (pipiltin). Se sabe que hasta una docena
capaz de todos, un tal Diego de Soto, era noble pero no elector, y no logró asistía a las reuniones del cabildo en algún momento, por lo general
tener un cargo pleno en el cabildo. Nació aproximadamente hacia 1511, fue después de que habían servido en un cargo menor. No obstante, sólo un pe­
testigo de la conquista siendo un niño de 10 o 12 años, debe haber apren­ queño número llegaba a ese nivel y, en los registros de los miembros del
dido a leer y esCribir náhuatl cuando era un adolescente o algunos años cabildo, los funcionarios menores por lo general pueden diferenciarse
después, y sirvió como escribano del cabildo por lo menos de 1545 a porque casi ninguno llevaban el tíhilo de "don", la mayoría tenía apellidos
1582.105 El perfil general de los notarios nahuas después de la conquista es, nahuas, y los que tenían apellidos españoles tendían a tenerlos menos im­
por lo tanto, difícilmente diferenciable del de sus contrapartes españoles, presionantes que los de los alcaldes y regidores. Al igual que sus superio­
excepto por sus vínculos más estrechos con cierta subjurisdicción de la res, los funcionarios de nivel inferior al del cabildo representaban un al­
unidad a la que servían y, en vista de su escasez relativa, incluso ese aspec­ tépetl constitutivo específico y probablemente sub distritos dentro de ellos.
to no siempre era muy pronunciado. Como el papel y la posición del ama­ Algunos servían dentro de sus propias áreas pero, incluso cuando se les
tlacuilo antes de la conquista no está claro, es difícil saber en qué medida ubicaba en la ciudad propiamente didjl, seguían actuando en forma com­
las similitudes se fundamentan en una convergencia anterior. partimentalizada y trabajaban con su propia gente. Por esta razón, la teso­
rería municipal tenía cuatro fondos separados, recaudados y manejados
lOS TA, pp. 9-11. TC muestra que el escribano de Culhuacán durante mucho tiempo, Miguel por cuatro pt:'rsonas diferentes. I07
Jacobo de Maldonado, se convirtió en alcalde a una edad avanzada, en 1603 (doc. 83, pp. 280­
281). Compárese también CJine, 1986, p . 46. No está claro si otros cabildos na hu as intentaron 106 Puede ser que el concepto nahua de nobleza fuera en general más bien amplio e inclu­
conservar actas de sus re uniones . Documentos legales muy competentes (pe ticiones, decretos, yera funciones que implicaban habilidades y responsabilidades especia les; así, antes de la
lit igios y autenticaciones de testamentos y ventas, por ejemplo) emitidos podas municipa­ conquista, la práct ica de las artesanías finas era compatible con la nobleza en el centro de
lidades del México cent ral a partir de la década de 1550, indican que muchos de ellos tenían la México , lo que por lo común no era el caso en Europa. Véanse ANS, pp . 150-153, Y Pomar,
capacidad de conservar esos registros, pero no hay una prueba definitiva de que siempre man­ 1941 , pp . 26-31
tuvieran actas al estilo de los españoles, ni una abrumadora razón aparente por.la que debie­ 107 TA, pp. 12-14, 112. Para más información sobre el significado de los nomb res, véase el
ran hacerlo así. cap. IV.
68 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 69

Alguna confirmación de la generalidad de ciertos elementos de la ima­ grandes. 11 2 La ca tegoría náhuatl para los funcionarios intermedios pudo
gen que nos ofrece Tlaxcala, proviene de fragmentos de situaciones docu­ haber sido tapife. Aunque Molina traduce esta palabra como "alguacil " y
mentadas incompletamente. En Tlaixpan, mitad de Tulancingo, en esa aunque aparece en los texto náhuatl más frecuentemente alternada con la
época, los cuatro, a veces más, recaudadores municipales del tributo repre­ misma palabra española, también es utilizada a veces como una descripción
sentaban a cuatro subunidades y hacían recaud aciones separadas en sus alternativa de las personas que detentaban una variedad de puestos inter­
propias unidades; a diferencia de los funcionarios del cabildo, que tenían medios, incluso algunos en la organización de la iglesia. l13
nombres totalmente españoles, consevaban apellidos indígenas, pero su "Topile" significa literalmente " el que sostiene un bastón" . Como el
alta posición puede deducirse por el hecho de que la mayoría de los nom­ bastón era el principal símbolo de cargo de los españoles, puede ser que la
bres terminan en el elemento teuctfi, "señor" 108. Los alguaciles, contadores palabra se haya empezado a usar después de la conquista, pero si fue aSÍ,
y mayordomos de Coyoacán en 1533 muestran un patrón similar de nom­ ingresó al idioma muy pronto y debe haber reemplazado a otra palabra
bres, y muchos utilizan ape(lidos que, aunque indígenas, también eran tí­ común que terúa un significado casi idéntico.
picos de los títulos de los jefes del calpolli o señores de las casas nobles Hemos estado tratando de los cargos al nivel del altépetl. El gobierno
antes de la conquista. 109 En el Culhuacán de finales del siglo XVI, algunos interno del calpolli constituye otro nivel, del cual actualmente conocemos
de los funcionarios de nivel inferior ascendieron hasta ser miembros del mucho menos. Algunos censos náhuatl del siglo XVI muestran la existencia
cabildo.lI o de entidades parecidas a los barrios, arregladas en grupos de 20, 40 o hasta
En Tlaxcala, y aparentemente también en Culhuacán y Coyoacán, a juz­ 100 moradas familiares (a estas definiciones numéricas debe llegarse de una
gar por información más bosquejada, los cambios frecuentes eran un rasgo manera muy aproximada).1l4 A mediados de siglo, la reorganización se
. común de los cargos inferiores, y se puede encontrar a la misma persona en podía llevar a cabo en términos de esas unidades,ll S y hay razón para creer
una variedad de cargos que no parecen estar relacionados entre sí. ll1 Pare­ que, de una manera general, la organización en barrios pequeños con jefes
cería que los nahuas consideraban que éstos eran de alguna manera los mis­ individuales se proyectaba indefinidamente hacia el futuro.
mos y, por lo tanto, intercambiables. Todos los funcionarios a este nivel Después de la creación de los cabildos, la mayoría de los funcionarios
eran en apariencia diputados, en el sentido de que operaban con una auto­ menores asociados con ellos tenían títulos españoles (aunque se encuentra
ridad delegada del tlatoani y de los jefes titulares de los calpolli antes de la la palabra calpixqui, "mayordomo", utilizada a veces para los funcionarios
conquista, y del cabildo en la época posterior. Eran diferentes de los fun­ municipales que recaudaban el tributo). Estos personajes, que en el contex­
cionarios de los barrios porque su autoridad abarcaba unidades más to general son en realidad funcionarios de nivel medio, participaban direc­
tamente en las operaciones del cabildo (es decir, el altépetl) o, por lo menos,
108 UCLA TC, fóld er 1. Se discut e de es to má s completamen te en N& S, ít em 2. A los re ca u­
recibían sus nombramientos directamente del cabildo . En ambos casos,
d ad o res se les llama en una ocasión por el término tlapach oani, "el qu e g ob ierna"; Molina diferían de los funcionarios de los barrios, a los que quizá podemos imagi­
traduj o la palabra como "gobernad or de su hacienda y familia ", por lo que posiblemente fue­ nar mejor como ciudadanos con deberes especiales, en vez de funcionarios.
ran al go parecido a un administrador. No he encon trad o el término en ningún a tro documen­
to. Se hace referencia a las cu a tro part es como nallilcoco calpolli. 1\·1i impres ión es que es tos
Parece que, antes de la conquista, por lo común eran designados de con­
calpolli eran ellos mismos unidades muy co mplejas; con respecto a Ila ll/¡ coco, contiene el térmi­ formidad con el tamaño de la unidad de la que estaban encargados, pero
no para "cuatro", pero aún no he lleg a d o a una expli cación satisfa ctori a de -coco . Pre s u­ términos como ma cuiltecpanpixqui, " el que cuida a cien ", se hicieron m~y
miblemente es un sufij o de lugar, co mo se confirma indirec tam erlt e en el títul o "Nauhcoca tl
¡aros en los documentos náhuatl desp.u és de la década de 1550. Los títulos
tecuhtli ", en donde la terminación - CGtI que significa "ha bitante de ", por lo común corresponde
a un topónimo en -co . españoles merin o, "alguacil rural ", y capitán fueron a veces usados en
109 COC, 1, pp. 74-75. Incluid os en tre los apellidos-título tenem os a Tlacateuctli (señor-gente); náhuatl para los jefes de los barrios, principalmente por escrito o al hacer
Huecam ec atl (habitante [o gobernant e] d e Huecaman, lugar-lejano); Hu ei teu ctli (gra n señor ); referencia a los funcionarios en su conjunto, aunque el término "merino "
Amiztla to (señor de la ca za); Tlacochcalcatl (persona en la a rm ería). Éstos y algunos ejemplos
más difíciles de a nali za r pueden verse junto con nombres cristia nos en el cuadro !l.:!. Véase )J2 O bien en ocas iones unidades defi n idas en térm inos no residencial es, como en e l / el zo­
también Hom , 1989, pp. 115-120. lzanca /opile de Culhuacán, "persona a cargo de los albañiles" (TC, doc. 29, p. 94).

110 Po r ejemplo, un tal Miguel Josef fu e ejecutor (de tes ta mento) , diputad o y regid or (TC, 113 Véase S. Cline, 1986, p . 45; los mej ores ejemplos son Jos d e Culhuacán.

docs. 60-62, pp. 221-225). 114 Véanse A Z; Dyckerhoff, 1976; Gi bson, 1964, p. 183; Prem, 1964, y Roja s d al ., 1987.

111 TA, pp. 12-14, 112; en Coyoacán, Mig uel Huecamecatl como mayord omo y alguacil , COC, 115 COC, 1, que consi ste principalmente de pa pel es que se relacionan con un viaj e d e inspec­

1, pp . 74-75; S. Clin"e, 1986, p. 45; TC, d ocs. 26, 82, pp . 85, 279, presentan a la mi sma pers ona ción a Coyoacá n, es tá ll eno d e testimonios de los líd eres de las pequeña s unidad es. Véase tam­
como miembro del p~rs onal de la iglesia (leopa n/laen //), alg uacil y diputad o. bién Re. doc. 9, pp. 84-89.
70 EL ALTIOPETL EL ALTÉPETL 71

se popularizó mucho con el paso d el tiempo. Aplicados más comúnmente huetque", "los ancianos", aparece en lugar de o además d e " t1axilacaleque"
a las personas individuales, en especial antes del periodo más tardío, esta­ lo que deja en claro que estamos tratando con personajes que tienen auto­
ban los términos indígenas y probablemente tradicionales tepixqui, "el que ridad de alguna clase. 120 Una traducción española contemporánea puede
cuida a la gente" o "uno que es tá a cargo de gente"; tlayacanqúi, teyacanqui, resolver cualquier duda l2 1 Considero que estos tlaxilacal eque o ancianos,
"líder, guía ", y tequitlato, "el que habla del tributo". Los términos parecen de los cuales se puede nombrar desde cuatro o cinco hasta una d ocena, son
haber variado según,la función en la que se hiciera énfasis y según el alté­ los jefes de los barrios como grupo, con excepción del representante supremo
petl, pues cada uno desarrolló una terminología algo especiaJ.l1 6 El cargo de la unidad, que por lo normal sería miembro del cabildo l 22
de cihuatepixqui, "mujer a cargo de gente", también existla en este nivel. Es de
suponer que este funcionario, además de ser una mujer, tenía una respon­
sabilidad especial para organizar o reglamentar la actividad de las mujeres, Congregación y corregimiento
pero en el momento actual no se sabe nada más de él. 11 7 Todavía queda
mucho que aprender acerca del reclutamiento en general de los funciona­ La política española de inten tar "congregar " o " reducir" a las poblaciones
rios de los barrios, porque tenemos poco más que relatos españoles de se­ indígenas dispersas en asentamientos p ermanentes más compactos y bien
gunda mano. En los censos de la jurisdicción d e Cuerna vaca y de Tlaxcala definidos se inició en la fase del Caribe y habría de aparecer en alguna for­
parece que, en gran medida, son parte de los grupos que dirigen; los ma casi en todas partes adonde fu eron los españoles. Como los mexicanos
patrones de sus nombres difieren muy poco d e los de la población total y, del cen tro ya estaban organizados en unidades razonablemente compactas,
si consideramos el gran número de jefes de barrios, es imposible imaginar bien definidas y, en muchos casos, incluso mostraban un grado relativa­
que todos o la mayoría adquirieran el cargo por virtud dellinaje.118 mente alto de concentración urbana, ahí los funcionarios españoles le
En las actas de las diligencias realizadas, los jefes de barrios con sus títu­ dieron menos importancia a los esfuerzos por congregarlos que en las áreas
los más específicos raras veces aparecen como tales . Lo que uno ve repeti­ periféricas o incluso que en Perú .123 Se ha demos trad o para el valle de
das veces en la autentificación de tes tamentos, ventas .y actas de posesión es México que el número de congregaciones en gran escala que se llegó a pla­
la aparición de un cuerpo indiferenciado de tla xilacalequ e, literalmente near fue mu y limitado y que, de éstas, muchas nunca se llevaron a cabo. 124
"poseedores o dueños del tlaxilacalli (unidad del calpolli) ". La palabra es Una numerosa serie de acciones llamadas congregaciones ocurrió aparente­
muy ambigua, pues to que puede significar "habitante del tlaxilaca lli", así mente en la década de 1550, pues son menci onadas ampliamente en los
como " autoridad del tlaxilacalli" y en algunos casos en que no se nombra a informes administrativos generales y obtuvieron un lugar permanente en la
los tla xilacaleque, el grupo que lo autentifica parece ser una sección más memoria colectiva de las personas de mu chos altépetl, pero parece que se
amplia de la población en general. 1l9 Sin embargo, a veces el término hue­ conservaron pocos registros específicos. Por la configuración general del
116 Se puede comparar TA, pp . 12-1 4, con Haske tt , 1985, cap. VI. Véanse también Gibson, 120 Véanse BC, doc. 9, pp. 84-89 (Coyoacán, 1554), y AGN, Tierras 165, ex p. 4, f. 14v (ciudad
1964, pp . 182-183, Y Horn, 1989, pp. 115-120. Un término util iza do frecuen temente por los de México, 1600)
españoles pa ra los func ionarios del menor nivel era el de mandón , que puede equivaler a jefe­ 121 En AGN, Hos pital de Jesús 298, exp. 4, folios 5, 13 (ci uda d de México, 1593), Ilaxi/acaleqlle
cilio, capa taz. Haskett encuentra que los funciona rios llam ados " merinos" en náhuatl, pueden es traducido como mayorales, otra palabra española para los funcionar ios indígenas de menor
ser llal1']ados mandones en español, aunqu e mandón sí se presenta en los tex tos náhuatl (1985, nivel.
pp. 321-325, especialmente p. 322). Molina no incluye tlayacanqui o lepixqlli. In terpreta leq uitla­ ]U En un caso de Culhu acán en 1583 (Te, doc. 60, p. Z20), la primera persona que ap'a rece en

lo como "mandón o merino, o el qu e tiene cargo de repartir el trib u to o el t~quio a los mace­ la lista de los Ilaxi/acaleqlle hudllletque es de hecho el regidor de ese distrito. Un 'problema
hllales (los indi os plebeyos)". Teyacanani, una variante de teyacanqlli, es in~rpretado como endémico para la determinación de la identidad de los t1ax ilacaleque es que en la s listas de tes­
"guía de otros, regidor o gobernad or". tigos, que son en las q ue apa recen con más frecuencia, se incluye un apéndice de testigos sin
11 7 Véase 5. C1ine, 1984, p. 54. ninguna indica ción de dó nd e termina n la s autoridades y d ónde emp iezan los ciuda d anos
lIS AZ; Roja s el al. , 1987. En COC, 1, algunos jefes de barrio tienen 60 brazas de tierra, otros 40, ordinarios.
lo que no s upera el rango para los plebeyos ordinarios. Gibson, 1964, pp, 182-183, no distingue 123 Es ta diferencia no siempre estuv o clara para los his toriad ores poste ri ores. Robe rt
entre funcionarios intermedios y de menor ni vel y con frecuencia es difícil hacerlo así. Ricard, que ca recía com pletamente de un conocimiento independiente de la sociedad indígena
119 En mi experiencia, el singu lar Ilaxi/acale siempre significa simplemente "ci udadano del y le dio mucha credibilidad a los inform es de los primeros frailes que engrandecían su propia
distrito" y es só lo en el plural que surge la ambigüedad. Casos en los que el plural se refiere labor, di o la impresión de pueblos vi rt ualment e nómadas que fueron reorga nizad os en
sin ninguna ambigüedad a los ciudadanos simples pueden verse en Be, docs. 14, 17, pp. 96, 100 unidades enteramente nuevas; la vers ión de Ricard formó la base para muchas in terpreta­
(Azcapotza lco, siglo XV III ), y CH, 2, pp. 5,125. Aunque ca/polli ocu rre en algunos tex tos ya muy ciones hasta que se pu blicó el libro de Gibson, Azlecs, en 1964. En ciertos círculos todavía se le
av an zado el periodo posterior a la con q uista, no he encon trado ca/poleq ue en el sentid o de da gran va lidez.
"fu ncionarios de distrito" durante ese tiempo. 124 Gibson, 1964, pp 282-285.
72 ELALTÉPETL ELALTÉPETL 73

altépetl del centro de México en la segunda mitad del siglo XVI, es obvio que sería trasladado, y los miembros constitutivos más pequeños dejarían de
la distribución esencial del altépetl y el calpolli no fue afectada. Muchas de existir por separado, lo que cambiaría el rango y la rotación . Incluso cuando
estas "congregaciones" parecen ser algo similar o lo mismo que la institu­ se perdieron subunidades, frecuentemente subsistió su memoria y se las
ción formal del cabildo de tipo español en un altépetl, con la consiguiente pudo revivir posteriormentel 29
confirmación de sus límites y los de sus partes constitutivas. De cualquier Aunque la congregación no logró revolucionar la estructura sociopolí­
modo, ésa fue seguramente la forma en que los nahuas tendieron a recor­ tica , no dejó de tener su efecto. Al nivel de la práctica social reforzó o
darla. Donde asentamientos importantes habían sido ubicados en los cerros aumentó la importancia relativa del asentamiento nuclear central del
para finalidades defensivas, se les pudo haber reubicado en tierras planas altépetL que por medio de las adiciones llegó a tener una mayor proporción
en estos años, y los agrupamientos que ya existían pudieron ser reordena­ de la población total, incluyendo en particular una gran proporción de los
dos para establecer un patrón cuadriculado de calles, con una iglesia y los nobles y líderes de las subunidades. Además de las personas a las que se
edificios del gobierno en una plaza central dominante. 125 les alentó u obligó a trasladarse, como parte de la propia reorganización, la
Las reubicaciones del siglo XVI parecen no haber llegado a trasladar sub­ congregación generó movimientos secundarios. Una buena parte de éstos,
unidades completas. En la década de 1540 se estableció una nueva ciudad es cierto, simplemente consistió en que quienes habían sido desarraigados
de Tlaxcala en la intersección de los territorios de los cuatro altépetl, como contra su voluntad retornaron inmediatamente a sus casas originales pero,
sede del cabildo y base para los franciscanos en la provincia. Aunque por lo menos en el caso de Tlaxcala, la recientemente establecida capital cen­
muchos nobles importantes construyeron sus casas ahí, retuvieron sus afi­ tral atrajo a emigrantes voluntarios de toda la provincia y de otras partes.
liaciones originales, y las sedes cercanas de los cuatro tia toque continuaron Así, el resultado se acercó más a la idea que los españoles tenían de una
existiendo como entidades separadas. No se tiene información de un movi­ cabecera o capitaL Al nivel de los conceptos, la congregación hizo que los
miento masivo forzoso de la gente. Cuando, en 1560, los funcionarios espa­ nahuas estuvieran más conscientes de los términos cabecera y sujeto. Aun­
ñoles propusieron una serie de congregaciones generales en todo el terri­ que los documentos náhuatl continúan utilizando los términos indígenas
torio de Tlaxcala, el cabildo sólo vio desventajas en trasladar a los plebeyos, "altépetl" y "tlaxilacalli" para la mayoría de sus propósitos hasta mucho
pero estaba dispuesto a que algunos nobles se asentaran en una forma más tiempo después, el acto de nucleación deliberada exigía alguna termino­
concentrada en torno a las iglesias locales. Las peticiones del cabildo fueron logía que distinguiera entre el núcleo y las partes aledañas. Chimalpahin,
escuchadas y esta clase de compromiso puede haber sido común en ese que en su voluminosa discusión del altépetl del México central, tanto antes
tiempo.126 como después de la conquista, casi nunca usa cabecera y sujeto, sí recurre a
En las primeras décadas del siglo XVll ocurrió otra oleada de congrega­ estos términos al describir las campañas de congregación. 130
ciones, esta vez de una naturaleza muy diferente. Después de muchas déca­ Hacia la mitad del siglo XVI surgió un sistema español de administración
das de graves pérdidas de población, algunos de los calpolli constitutivos provincial que, aunque no era parte directa del mundo indígena, tendría
del altépetl ya no eran unidades viables y se requería una consolidación. El cierto efecto sobre su desarrollo. Se dividió al campo en una serie de gran­
procedimiento normal consistió en llevar a la gente de los distritos exte­ des distritos, corregimientos, en cada uno de los cuales un funcionario es­
riores del altépetl al área central; precisamente es en estos términos que pañoL el corregidor, presidía como juez principal y recaudador de impuesto,
Chimalpahin, pensando en el siglo XVII, describe una congregación. 127 eligiendo como su sede y la de su pequeño personal el asentamiento in­
Puede ser que en algunos casos se reubicara a per~onas o subunidades en dígena más grande del distrito. l3l Al igual que innovaciones institucionales
un altépetl diferente al de ellos mismos,128 pero normalmente la reorgani­
129 Véase Wood, 1984, pp. 212-234.
zación afectaba la estructura del altépetl nada más en el sentido de que el 130 CH, 2, p. 57. Para sujeto, utiliza la palabra española; para cabecera, utiliza el cercano
lugar de residencia de las personas en algunas de sus partes constitutivas equivalente náhuatl tzontecomatl, "cabeza, cráneo".
131 Para detalles del desarrollo del corregimiento, véanse Gibson, 1964, pp 81-97, Y Gerhard,
1972, bajo jurisdicciones individuales. Como lo dej a claro Gibson (p. 82), la terminología que se
125 Véanse Lockharl, 1982, pp. 387-388 (N&S, ítem 3), y Wood , 1984, pp. 24-34. Quizá todavía usaba realmente variaba mucho, alcalde mayor para el funcionario y alcaldía mayor para el distri­
sea posible descubrir mejores informes sobre las reorganizaciones de mediados de) siglo XVI. to eran los principales términos alternativos. Aunque a veces se hacía referencia al grupo de
126 TA, selección 16, pp. 103-106. Se obtiene una impresión similar de la breve mención que administradores pro vinciales en general como corregidores de indios y puede establecerse una
hace Chimalpahin de la reubicación en Amaquemecan. clara distinción entre ellos y sus contrapartes aproximadas en los asentamientos españoles, el
127 CH, 2, p. 57. modifica ti vo de il1dios no aparece en los docum entos que se refieren a corregidores indivi·
128 Véase Gibson, 1964, pp. 54-55, para algunos ejemplos. duales, ni siquiera en los decretos que los nombran para el cargo.
74 EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 75

anteriores españolas, ésta también se apoyaba en el altépetl, aunque no de las principales tradiciones indígenas. Aun así, era probable que el corre­
siempre en una clara relación de uno a uno, pues la mayoría de los casos los gidor y su personal supervisaran y utilizaran el cabildo de la base del co­
corregimientos contenían varias municipalidades indígenas. Aun así, el co­ rregimiento más que a los consejos de los pueblos distantes, y que también
rregidor se basaba en ellos para la mayor' parte de la adjudicación y recau­ procuraran ejercer más influencia sobre las elecciones de gobernadores y de
dación de impuestos, limitándose sobre todo a juzgar ciertas apelaciones y otro tipo (igual que, por otra parte, era más probable que las facciones
a canalizar los impuestos a la ciudad de México. Además, en la mayoría de indias en la cabecera buscaran el apoyo del corregidor contra sus rivales).'"
los casos, los corregimientos no eran un simple agregado de pueblos que
estaban en la misma región geográfica general. Es cierto que los corregi­
mientos fueron muy diversos en el valle de Toluca y en la región de Cuer­ EL GOBIERNO y LA ESTRUCTURA DEL PUEBLO EN EL PERIODO COLONIAL TARDÍO
navaca. Sin embargo, en el valle de México, Chalco, por ejemplo, se convirtió
en un solo corregimiento (con cuatro municipalidades separadas); Mexical­ No sería equivocado decir que las principales líneas del sistema mixto de
tzingo contenía cuatro altépetl "colhua" estrechamente asociados; y Teoti­ gobierno local que había llegado a existir en el campo del México central
huacan y Otumba habían existido ya como distritos administrativos, si no hacia 1580 o antes duraron hasta el momento de la independencia mexicana.
es que como confederaciones, por lo menos desde los tiempos del dominio La persistencia de las entidades, cargos y formas de organización es sor­
imperial tetzcocano 132 En \.m número no pequeño de casos, todo un altépetl prendente. No obstante, el sistema tenía su propia dinámica; los principios
complejo se convirtió en un solo corregimiento, y el todo continuó funcio­ de diversidad de etnias pequeñas, las pequeñas unidades contenidas en sí
nando a la vez como una unidad municipal. Éste fue el caso en Xochimilco, mismas y la representación separada de las subunidades tenían en sí la posi­
Coyoacán, Tlaxcala y, en cierto modo, en Tulancingo, en el que después de bilidad de una fragmentación progresiva que se verificó muy pronto en el
cierto tiempo dos municipalidades se unieron en una sola. periodo posterior a la conquista y que ganó fuerza en los siglos XVII Y XVIII.
En un corregimiento, que comprendía varias m\.micipalidades, los espa­ Los conceptos españoles continuaron penetrando profundamente en la con­
ñoles consideraron que la sede del corregidor debía ser, en cierto sentido, la ciencia nahua o, al menos, obtuvieron más aceptación, aunque también
cabecera de todo el distrito. La corriente normal de los asuntos legales y puede considerarse que frecuentemente su función era darle nombre a al­
administrativos a menudo hacía que las partes fueran desde los pueblos cir­ guna desviación de la norma española o al resurgimiento de los patrones
Cl.mvecinos a la capital del corregimiento, lo que aumentaba cualquier pre­ nahuas. Los cambios son lo suficientemente destacados y compactos en el
eminencia de que ya pudiera disfrutar. Como por lo comúnera el asenta­ tiempo para justificar que se hable de \.m nuevo periodo que empezó hacia la
miento más grande del distrito así como la sede de la autoridad española, la mitad del siglo XVII.
cabecera del corregimiento se convertiría probablemente en la principal
sede de cualquier comunidad española que residiera en el área. A finales Los cargos y su terminología
del siglo XVI, Toluca y Cuernavaca habían sobrepasado a las demás comu­
nidades de sus cuencas respectivas como centros de residencia de los es­ He mencionado antes que los funcionarios nahuas del municipio de estilo
pañoles, lugar de la interacción entre éstos y los indios y centros de la hispánico constituyeron de varias maneras un grupo más abierto, más am­
actividad económica de todo su valle, en la que participaban tanto españo­ plio, menos corporativo que el cabildo español. De hecho, al hablar de fun­
les como indios.'" ~sto no significó que los gobiernos municipales indígenas cionarios individuales o de la nobleza en general en vez del cabildo como
en las capitales d~l distrito sufrieran de alguna forma obvia; más bien, en
'Véase Haskett, 1985. Cuerna vaca, sede de la magistratura, parece haber gene rado más
ellos los cabildos continuaron, típicamente, siendo los más fuertes, activos y litigios y documentos fuera del altépetl que cualquiera otra municipalidad, aunque Tepoztlán
más desarrollados en su región, sin dejar de ser los auténticos portadores la sigue de cerca La imposición del corregimiento acercó el sistema general al modelo español,
por la introducción de un funcionario de alto nivel que era frecuentemente reemplazado desde
132 Yéa nse Gibson, 1964, en especial pp. 11-12, 18,90, Y Offner, 1983, especia lmente pp. 60-61. el exterior. No obstante, los gobernadores indígenas siguieron haciendo mucho de lo que el
'No quiero decir que en tod os los casos el crecimiento de la cabece ra del distrito s uperó a corregidor hubiera hecho en una municipalidad española, pues la mayoría de los distritos
los otros centros.Iocales. Por ejemp lo, aunque Tlalmanalco fue prominente entre las cuatro tenían varios pueblos indios; incluso donde sólo había uno, no parece que el corregidor presi­
partes de Chalco y se convirtió en la cabece ra, como era de esperarse, even tualmente perdió su diera comúnmente las sesiones de s u cabildo. En Tlaxcala, después de un periodo inicial a
primacía Jnte Amecameca (Amaquemecan), que previamente había ocupado el segundo finales de la década de 1540 y principios de la de 1550, cuando el corregidor frecuentemente
lugar; incluso dentro de la jurisdicción de Tlalmanalco, la importancia se desplazó cada vez asistió a la s sesiones y dio instrucciones, sólo se presentaba en ocasiones ce remoniales y
más hacia Chalco Ateneo. durante emergencias (TA, pp 15-1 6).
76 EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 77

tal, tanto los españoles como los indios mostraron su conocimiento de este De todas las innovaciones terminológicas del periodo tardío, la más reve­
hecho desde los primeros tiempos. Sin embargo, la palabra sí se encuentra ladora es el uso del par de palabras españolas actual y pasado como modifi­
en las fuentes náhuatl del siglo XV I y en las actas del consejo de Tlaxcala se cadores de los títulos del cargo. El ejemplo más temprano que he encontra­
la puede hallar en casi cualquier página . l33 En las actas de los siglos si­ do es de 1654 1 37 En vista de que la lengua náhuatl estaba pasando por toda
guientes, aparte de alguna aparición casual rara, la palabra "cabildo" vir­ una serie de nuevas adaptaciones al español hacia mediados del siglo XVII,
tualmente desapareció, tanto del vocabulario de los españoles como del de la década de 1640 puede haber sido el tiempo en que los términos se intro­
los nahuas, en relación con el gobierno de los pueblos indios. El término dujeron en el uso general, aunque yo esperaría que investigaciones adicio­
preferido universalmente en el periodo posterior es el de oficiales de repú­ nales descubrieran por lo menos algunos ejemplos aislados correspondien­
blica. Puede presumirse que la terminología se originó con los españoles, tes a las décadas de 1620 y 1630. De cualquier modo, a finales del siglo XV II y
que deben haber visto con el tiempo que la municipalidad india no era lo en el siglo XVIIl, "ac tual " y "pasado" eran parte normal del vocabulario y no
mismo que la española, incluso aunque sus funcionarios tuvieran títulos se puede leer gran cosa de los documentos náhuatl de la época sin encon­
españoles. Entre los nahuas, "oficiales" a veces se refiere directamente a los trarlos, en especial "pasado", que es con mucho el más frecuente. Podemos
alcaldes o al gobernador, pero son más frecuentes fórmulas como "el gober­ presumir que los términos se introdujeron como consecuencia de una cam­
nador, los alcaldes y todos los oficiales de república" .134 Como sucede fre­ paña española para hacerles entender a los nahuas, acostumbrados como
cuentemente, en este caso el término comprende cualquier cargo inferior al estaban a la tenencia de por vida o indefinida de un cargo antes de la con­
de alcalde y sirve para hacer énfasis en que los oficiales reales, a los que quista, la distinción entre ocupar un cargo y no ocuparlo. Sin embargo, una
valía la pena nombrar individualmente, eran el gobernador y los alcaldes. vez que se las adoptó, las palabras llegaron a desempeñar un papel mucho
"Oficiales de república " parece hacer referencia a un grupo indiferenciado más importante en el mundo indígena que entre los españoles, que la mayor
más grande, así como " los nobles " la hiciera en los textos del siglo XV I y parte sólo las usaban cuando distinguían entre alguien que ocupaba el car­
principios del XVII. go y alguien que lo había ocupado, o al hablar de su historia individual de
El lenguaje de la jefatura y la nobleza continuó usándose en conexión servicios. En los documentos náhuatl, se tiende a identificar a un oficial pa­
con los funcionarios del pueblo, pero la frecuencia e implicaciones eran sado cada vez que aparece en el registro y, con frecuencia , se le incluye en el
diferentes. En el periodo tardío son menos frecuentes las referencias al go­ documento precisamente por haber ocupado un cargo en el pasado. Ade­
bernador como " tlatoani", "gobernante", mientras que a los oficiales como más, en ocasiones se designa al gobernador y a los alcaldes como "actuales",
grupo se les llama constantemente "tlatoque", "gobernantes", a menudo aunque no se mencione a ningún "pasado", uso que muy pocas veces se
con algún modificador que significa "honorable" o algo similar. 135 Sin em­ puede encontrar cuando se hace referencia a funcionarios españoles. 138
bargo, el significado de la palabra para este tiempo parece haberse atenua­ "Pasado" no se aplica por igual a todos los funcionarios municipales,
do y ampliado mucho, especialmente en el plural, en el que no pasa de ser sino principalmente a los de mayor rango, los gobernadores y los alcaldes.
un título de cortesía que podía aplicarse a cualquier grupo de ciudadanos En ocasiones puede acompañar al título de fiscaC el funcionario casi munici­
respetables. Las palabras teteuctin (señores) y pipiltin (nobles), que se apli­ pal de mayor rango en la jerarquía eclesiástica .139 Sólo en circunstancias
caban tan frecuentemente para los oficiales del siglo XVI, se hicieron lo sufi­ especiales es tá asociado con cargos inferiores. Ase cuando cierta investi­
cientemente raras en el siglo XVIlI para llamar nuestra atención ~omo una gación requirió establecer la autenticidad de un documento, se convocó a
particularidad o arcaísmo. De lo que puedo recordar, nunca he visto los escribanos pasados de Amaquemecan y se les identificó como tales. 140
1 " teteuctin" en documentos del siglo XV III y sólo una vez me encontré con En Tepetlixpan (región de Chalco), en 1791, una persona que afirmaba des­
"pipiltin" .1 36 cender de los anteriores gobernantes dinásticos del pueblo fue identificado
como "merino pasado", sólo para darle algún resto de un título honorÍ­
133 Celestino Solís el al., 1985; TA, en diversas partes del tex to. fico. 141 No es sorprendente que se haya concedido más atención al hecho de
134 Como en Be, doc. 17, p. 102 (Azcapotzalco, 1738), y VCLA re, fólder, 19,30 de julio de
1720 (Tu lanci ngo) Para oficiales limitado a los alcaldes y gobernadores, véase AGN, Tierras 137 lbid., 2554A, exp. 13, f. 11 (va lle de Toluca), "alcalde pasado".
2338, exp. 1, f. .14, (San Miguel Tocuillan en el área de Tetzcoco, 1722). 138 Ejemplos en üeLA re, fólder 14, 7 de octu bre, 3 de noviembre, 1687 (Tulancingo).
135 Por ejemplo, Be, doc. 17, p. 102 (Azcapotzalco, 1738), in $enCII MIIIH/isli/ilonime tia laque,
139 Para un ejemplo, véase AGN, Tierras 2554, exp. 4, f. 23v (Tlapitzahuayan cerca de ChaJco
" 105 muy honorables gobernantes". Ateneo, 1763).
136 AGN, Tierras 2554, ex p. 4, f. 4 (Amaquemecan, algún momento entre 1723 y 1764), 111110­ 140 Karttllnen y Lockhart, 1978. El ejemplo es de 1746.
camah1lispipillin, "hono rables y reales nobles". 141 AGN, Tierras 2549, exp. 1, f. 50.
EL ALTÉPETL ELALTÉPETL 79
78

haber ocupado en el pasado un cargo al nivel superior que al nivel inferior; CUADRO H.4. Algunos grupos de funcionarios de pueblos en el periodo tardío
lo que sobresale es la falta de asociación de "pasado" con el cargo de re­
gidor 142 Para entender esto necesitamos seguir los cambios que habían Tenayuca (vall e de México), 1708 Don Antonio Juárez, alcalde,
Don Antonio de San Juan, Santa Ma . de la Asunción
estado ocurriendo en los propios cargos municipales.
gobernador Don Sebastián Serrano, alcalde,
A mediados del siglo XV II , las tendencias que ya hemos visto operar en
Don Bartolomé Felipe, alcalde, Santiago
años anteriores habían llevado, en muchos lugares, prácticamente a la barrio de Iztaccalla Francisco Nicolás, regidor mayor
desaparición de los regidores; en otros, los habían reducido a un nivel infe­ Baltasar Gregorio, alcalde Don Andrés de Santi ago, escribano
rior como auxiliares, esto es, funcionarios menores. Un corolario era el Diego Felipe, alcalde Calirnaya (valle de To/uca), ] 750
aumento en la importancia de los alcaldes hasta el grado de que había uno Mateo García, regidor mayor Don Pablo de Estrada,
para cada subunidad principal. Es probable que los funcionarios a los que Antonio Juan, alguacil mayor juez-gobernador
se nombra en cualquier acto importante del gobierno de un pueblo en el Gaspar Lorenzo, escribano Don Asenscio de la Cruz, alcalde
periodo tardío sean el gobernador, los diversos alcaldes, tm regidor mayor, Tq¡ernaxalco (valle de To/uca), J682 Don Agustín de la Cruz, alcalde
a veces un alguacil mayor, y el escribano (compárese con los cuadros 11.3,11.4 Don Juan de la Cruz, Don Francisco Javier,
Y 11.5). Puede ser que hayan existido regidores menores en algunos casos, gobernador regidor mayor

como hace suponer el título de regidor mayor, pero que hayan carecido de Don Lorenzo López, alcalde Julián Asencio, escribano

Don Nicolás Bias, alca lde, San Lucas

importancia suficiente para ser nombrados, aunque sospecho que fre­


cuentemente el regidor mayor era el único. Hasta la fecha hay pocos indi­ FUENTES: ACN, Ti erras 1805, exp. 3, f. 127; MNAH AH, co 186, f. 16; ACN, Tierras 2541, exp. 11, f. 3.
cios de sus funciones, pero el tratamiento que se le da en el protocolo de los
documentos parece colocarlo en un rango comparable al de los alcaldes. regidores. 143 De igual manera, las actas de Tlaxcala documentan con gran
detalle una situación del siglo XVI que pienso estaba muy generalizada: la
CUADRO 11.3. Funcionarios de Tula/Jcingo en dos momentos del periodo tardío monopolización de los cargos de gobernador, alcalde y regidor por un
grupo relativamente pequeño, situación en que las personas que habían
1687 1720 ocupado un cargo retenían mucha de su influencia, ya sea que fueran "ac­
Don Nicolás de San Juan y Aguiar, Donjuan Maldonado, gobernador tuales" o no. 144 Una vez que se empezó a usar el término " pasado", es
gobernador Don Antonio de Gallcia, regidor mucho más fácil apreciar el papel de los funcionarios anteriores en los re­
Don Nicolás Josef, alcalde mayor gistros, pero esto no significa que las prácticas asociadas fueran necesaria­
Don Juan de San Francisco, alcalde Don Pedro de la Cruz, alcalde mente nuevas.
Don ]osef Gaspar, alcalde Donjuan Ramos, alcalde De cualquier modo, los regidores ya estaban en su mayor parte fuera del
Don Francisco Josef de Galicia, Don Bartolomé de la Cruz, alcalde escenario en el siglo XV III, y los pueblos nahuas buscaban orientación no
regidor mayor Don Antonio Mejía, alcalde sólo de los funcionarios municipales que ocupaban los cargos, sino de todo
Don Ventura de San Juan, alcalde interino de Tlaixpan un grupo de gobernadores (en los pueblos que los tenían), alcaldes y, en
Don ]osef de la Cruz, escribano Antonio Rodríguez, escribano
algunos lugares y para ciertos fines, fiscales pasados de la iglesia para guía,
FUENTE: UCL A Te, fólders 14 (7 de octubre de 1687), 19 (30 de julio de 1720). representación y legitimación de sus acciones. Las mismas personas podían

143 Como vimos en la nota 97 de este capítulo, a finales del siglo XV I Tlaxcala eliminó
Es del todo posible que gran parte del cambio que se observa en los cargos simultáneamente cuatro regidores y añadió cuatro alcald es provinciales.
del periodo colonial tardío sea sólo un asunto terminológico, es decir, como 144 T A, pp. 8,127-139. La constante repetición en el cargo y el pequeño número de personas

los alcaldes y regidores representaban a grupos específicos desde el principio que lo detentaron durante un periodo de 20 años están abundantemente documentados; la
influencia con tinu~da de los que habían dejado el cargo se deduce, en parte, de ese mismo
y funcionaban principalmente como líderes en sus propias unidades, puede hecho, y en parte de indicios como las advertencias de los funcionarios españoles a los que ' '.i!:...--.-r---r ~.
ser que el cambio consistiera meramente en darles un nuevo nombre a los ocupaban el cargo en determinado momento de que no revelaran los secretos a los miembros ' '1 ' ~~... . . '
pasados del cabildo (selección 6, pp. 75-77), Y como el nombramiento de quienes habían ocu- ..' · ~iT,;:(>:
142 Algunos ejemp los sin duda se encontrarán en alguna parte, pero hasta la fecha no he pado previamente algún cargo como delegados importantes que representaban los intereses. ;\11f.>r.t,"
visto una sola ocurrencia de "regidor pasado". de Tlaxcala ante el extenor (pp. 140-143). ;¡'. , ,~ ;~VJ.i!!1lI
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80 ELALTÉPETL ELALTÉPETL 81

CUADRO n.5. Testigos del testamento de don fose! de la Cruz,


CUADRO Il.6. Delegación enviada para representar a Tepetlixpan en Tlalmanalco,
TlapitzahuaYl7n (valle de México), 1763
cabecera del corregimiento, 1724
Don Lázaro Josef, alcalde actual Don Juan Eugenio, alcalde pasado Don Matías Gerónimo, alcalde actual Don Diego Francisco, alcalde pasado
Nicolás Hernández, fiscal mayor Don Juan Luis, fiscal pasado Don Josef de Ávila, teniente de alcalde Don Salvador Pacheco, alcalde pasado
Domingo Antonio, alcalde pasado Don Juan Francisco, alcalde pasado Juan Antonio, alguacil mayor Don Domingo de la Cruz, alcalde pasado
Josef Joaquín, alcalde pasado Andrés Ramírez, regidor mayor Antonio Juan, regidor Don Nicolás Rodríguez, alcalde pasado
Matías Juárez, alcalde pasado Don Juan de la Trinidad, alguacil mayor Nicolás Salvador, escribano
NOTA: el "escribano de la república" que escribió el documento era Pedro Hilario. Nota: Tepetlixpan no parece haber tenido un gobernador en ese tiempo, aunque ya había
FUENTE: AGN, Tierras 2554, exp. 4, f. 23v.
obtenido uno para las décadas de 1780 y 1790 (f. 50). Tepetlixpan está en la región de Chalco,
valle de México.
retornar al cargo una y otra vez después de breves intervalos, y también FUENTE: AGN, Tierras 2549, exp. 1, f. 41.
ocupaban los diferentes cargos sucesivamente. Don Pedro de Santiago
Maxixcatzin de Coatepec (entre Tenancingo y las minas de Sultepec, al sur titutiva de Tepemaxalco), en 1781 los alcaldes pasados se unieron a los fun­
del Nevado de Toluca) seguía un patrón común al servir primero como cionarios que ocupaban el cargo para aclarar la situación de una parcela de
maestro del coro de la iglesia, luego alcalde, después fiscal y finalmente tierra, y uno de ellos incluso firmó el documento con los demás. H8
gobernador. 145 Sin embargo, llegar a lo alto de la escala como gobernador Obsérvese que, si bien el alcalde de Santa María había sido parte del go­
no impedía forzosamente repetir más tarde como alcalde o fiscal. bierno de Tepemaxalco en 1682 (cuadro 11.4), ahora la entidad tenía su pro­
Los funcionar-ios pasados, junto con las personas que ocupaban los car­ pio conjunto de funcionarios (alcalde, regidor mayor, fiscal y escribano) que
gos, eran los testigos más solicitados para los testamentos. Para un testa­ emitian los documentos por autoridad propia. El arreglo anterior hizo que esa
mento ordinario podían bastar dos o tres, ya fueran actuales o pasados; en transición fuera fácil y natural. Todo lo que se requería era que el alcalde se
el testamento de una persona importante pueden aparecer los nombres de quedara en su lugar de origen y que, además, a algunos funcionarios del
todo el grupo (véase el cuadro IlS para un ejemplo). En los litigios se llamaba tlaxilacalli, que ya ayudaban a recaudar impuestos y a mantener la capilla
principalmente a los funcionarios pasados para que presentaran su testi­ local, se les llamara ahora regidor mayor, fiscal y escribano, respectiva­
monio.l 46 Las peticiones a las autoridades superiores solían llevar las firmas . mente, De hecho, parece que en algunos casos los alcaldes pueden haber
de los funcionarios pasados y de los actuales, y las delegaciones enviadas al actuado parte del tiempo con la unidad más grande, y parte del tiempo con
corregidor o a los funcionarios españoles de mayor nivel en la ciudad de las más pequeñas en forma independiente, de modo que aunque se hubiera
México probablemente hayan incluido las de ambos (véase como un ejem­ declarado una independencia formal en algún momento específico, es difí­
plo el cuadro 11.6). Todavía no he encontrado información sobre funciona­ cil decir cuándo se convirtió en una realidad efectiva.
rios pasados que actúen independientemente para emitir juicios, decretos o
donaciones en nombre del pueblo, pero se les podía incluir en esas transac­
ciones en forma prohmda y formal. Así, en Calimaya en 1750, cuando un ciu­ La evolución de las unidades y de los conceptos sobre las unidades
dadano pidió una donación de tierras, el gobernador llamó a una reunión
de los gobernadores y alcaldes pasados, les presentó el caso y cuando con­ Seguramente el aspecto que más destaca de todo el panorama de la estruc-l
testaron que la tierra se debía dar al soiícitante, procedió a tomar las medi­ tura sociopolítica indígena del centro de México del siglo XVIII es el reco­
das necesarias. 147 En la cercana Santa María de la Asunción (una parte cons­ nocimiento de un número cada vez mayor de unidades independientes,
muchas de las cuales eran partes constitutivas de unidades más grandes.
145 AGN , Tierras J 780, exp. 3. La fecha exacta no está clara; aunque se mencionan 1660 y
1680, el texto puede haber sido escrito mucho después (si bien se da a entender que se le Con el transcurso del tiempo, la idea española de cabecera había tenido un
escribió en una fecha muy anterior). Véase también la nota 97 dei capítulo VI. efecto sobre el pensamiento indígena y sus indicios empiezan a aparecer
146 Por ejemplo, véase Karttunen y Lockhart, 1978. Los testigos en los litigios en Coatlichan
ocasionalmente en los textos en náhuatl, incluso en ausencia de cualquier
y Quauhtlalpan en 1762-1764 eran todos funcionarios pasados: gobernadores, alcaldes y un
alguacil ma)'or; no aparece ningún regidor (AGN , Tierras 2338, exp. 8). AGN, Tierras 2555, exp. muchi común, "a todos los de la comunidad", pero lo interpretó en el sentido de que fueron

14, If. 5-12 (Soyatzingo, 1774) se parece mucho, aunque además se menciona a los fiscales. sólo observadores.

147 AGN, Tierras 25'1l , exp. 11, f. 3 (también en N&S, ítem 7). El gobemador también consultó al 148 AGN, Tierras 2533, exp. 3, f. 22. También firmó un escribano pasado.

82 EL ALTt:PETL EL ALTÉPETL 83

factor determinante como una congregación o una traducción directa de bable que hubieran llegado a tener una organización compl eja propia y que
una orden española. La referencia puede ser a la cabecera de un corre­ hubieran desarrollado un sentido especialmente fuerte de independencia,
g imiento que contiene varios altépetl independientes, o a la agrupación de modo que, desde cualquier punto de vista, es taban listas para la sepa­
central de lm solo altépetl; puede implicar el uso de la palabra española o de ración. Una segunda fuente de presión para la independencia, que se ejer- .
su equivalente náhuatl. 149 Aún en el siglo XV lIl , el uso d e la palabra no ció desd e muy pronto, provenía de los altépetl complejos que habían sido
parece implicar necesariam en te que el orador hubiera aceptado el concepto miembros d e confederaciones imperiales, como ocurrió con Huexotla y
español de una ciudad principal que regía diferentes aldeas sujetas. En San otros que rodeaban a Tetzcoco; en esos casos, la separación d e hecho ya
Francisco Centlalpan (región de Chalco), en 1736, un testigo declara : "Tengo existía y sólo se requería un prommciamiento formal.
mi casa (soy ciudadano) en el Barrio de San Diego Chalcatepehuacan, y Relativamente nueva en el periodo tardío (a unque como hemos visto, su
pertenezco al altépetl de San Francisco, nuestra cabecera ".150 En este caso, germen existía desde tiempos tempranos) era la independencia obtenida por
aunque aparentemente se hace una dis tinción entre la cabecera y las uni­ . alguno de los calpolli-tlaxilacalli en la sección nuclear de un altépetl sencillo,
d ades circundantes, a esas unidades se les llama barrios en vez de sujetos, y como en el ejem plo que se acaba de dar de Santa María de la Asunción y Te­
se piensa en sus habitantes como si pertenecieran después de todo a la pemaxalco, pero ya en el siglo XV III era justo este tipo de movimiento el que
cabecera, como ocurre en el concepto indígena original de un altépetl que se presentaba cada vez con más frecuencia. Como se dij o antes, está claro
abarca todo. Indicios de la palabra española "sujeto " también se encuentran que las presiones internas para ese desarrollo están presentes en una estruc­
en los textos del siglo XVIll , más frecuentemente incorporados en el vocabu­ tura celular, esquemas de rotación y de jerarquía, y diferencias étnicas entre
lario indígena como algo que implica ser jalado por otra cosa más grande, los tla xilacalli. El fin de la Triple Alianza y de las guerras endémicas eliminó
de modo que, incluso en este caso, los conceptos indígena y español pueden dos de las principales presiones que operaban en sentido contrario yapoya­
haber seguido siendo algo diferentes I 51 ban la conservación de las unidades grandes. Entonces, podemos preguntar
Desde mediados del siglo XV I, las partes constitutivas habían estado por qué la independencia de las unidades mínimas no se presentó en fechas
procurando, con éxito, lib era rse de las grandes unidades para que se les más tempranas.
concediera la categoría de cabeceras independientes (en sus propios térmi­ Por el lado español, en el siglo XVI, a los individuos y funcionarios espa­
nos , la ca tegoría de altépetl cabal, que no era parte de ningún esquema d e ñoles les interesaba mucho conservar las grandes unidades y preservar la
rotación más amplio) . Sin embargo, en el periodo inicial las entidades así integridad de las autoridades indígenas que ya existían. Las grandes uni­
afectadas eran ante todo las que los españoles llamaban estancias, ubicadas dades significaban encomiendas de gran tamaño y lucrativas, y tod o se
a una distancia muy considerable del principal grupo de asentamientos y, ca nalizaba p or medio del tlatoani principal. Al suced er los ca bildos a los
en muchos casos, ni siquiera contiguas al resto del territorio d el altépetl.* tlatoque y el repartimiento a la encomienda en el reclutami ento de la mano
Esas unidades se habían originado, a veces, por medio de las conquistas y a de obra temporal, el altépetl grande continuó siendo un instrumento de
veces por emigraciones desd e el grupo principal. En ambos casos, era pro­ canalización indispensable. Las campañas d e construcción de iglesias mo­
numentales a las que di eron tanta importancia los frailes españoles y sus
149 En Kartunnen y Lockhart, 1978, los ciudada nos de Amaqu emecan, altépetl complej o feligr eses indios también requerían el empleo de los recursos totales de la
(1746), se refieren a la cabecera del corregimiento como lotzo/1teconyocan, "nuestro lugar-de-Ia­
unidad más grande. No obstante, en las primeras d écadas del siglo XV II ,
cabeza" (p. 166).
ISO NMY, doc. 10, p. 117. cuando ya se habían construido las grandes iglesias, el re par~miento estaba
)S) En Azcapotzalco en 1738 el término que se utiliza es -tlahuilanal, "algo que es arrastra do en d ecadencia, las empresas españolas cubrían el campo y negociaban con
junto con otra cosa" (BC, doc. 17, p . 100); en Acaxochitlan (Tulanci ngo) en 1768 (UCI.A TC), el tér­
mino es tlatilat1fllli, "algo jalado" .
sus vecinos indios por sus servicios como individuos o en pequeños grupos,
• Véase Gi bson, 1964, pp. 53-57. Encuentro que la terminología de Gibson (seguida por y había má s esañoles disponibles y dispu estos a cubrir los pu estos de pa­
Gerhard), de estancias para una parte constitu ti va separada, alejada, y de barrio para una parte rroquias adicionales o a servir como delegados del corregidor, la forma del
constitutiva que pertenecía en forma contigua al agrupamiento princip al, hace una importante
dis tinción que con frecuencia corroboran las fuentes españolas, y soy partidario de retener este
vocabulario para algunos fines. Sin embargo, es convenien te tener en cuenta que los españoles cualquier término especial del vocabula ri o indígena. Sólo la he visto un a vez en los escritos

de ninguna manera la hayan usado en forma consistente; "es tancia", en este sen tid o, es muy históricos nahuas, en los anales anónimos de Tenochtitl an de la década de los 1560 (MNAH AH,

rara, probablemente por temor a una conf usión con el significad o mucho más com ún d e CO 14), en una entrada pa ra 1566 en la que se dice que la gente había llegado para una ocasi ón

"s uperficie de tierra de propiedad privada para fines agrarios". Nunca he visto que "estanci a" especial yn ipan Estancia in ima altepetl, "de las es tancias, las dependencias del al tépetl". Como

signifique una unidad sociopolítica en un docu mento cotidiano náhuatl, ni corresponde a puede verse, el autor si nti ó la necesidad de explicar el signi fi cado.

84 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETL 85

altépetl grande ya no tenía una ventaja marcada sobre las pequeñas uni­ secundarias. Ya en la época en que el repartimiento de la mano de obra ter­
dades desde el punto de vista de los españoles y había menos razón para minó, los ciudadanos de los tlaxilacalli tenían un contacto económico más
oponerse a la presión indígena en favor de la fragmentación . directo con los españoles; como ya no estaban protegidos o recibían orien­
Desde el punto de vista de los nahuas, el altépetl grande perdió sólo tación del gobierno del altépetl en lugares que le fueran poco familiares,
parte de su utilidad después de la conquista. Las unidades mayores todavía podían empezar a verlo ahora principalmente en términos de los cargos
podían desempeñarse mejor que las pequeñas para compartir las cargas y que les significaba. A mediados del siglo XVII, las condiciones para el separa­
representar los intereses de la comunidad ante las autoridades hispanas. tismo ya estaban en cierto sentido totalmente dadas, tanto para los españo­
Aunque los españoles hicieron cambios drásticos en la economía general les como para los nahuas; a la vez, todas las tendencias eran acumulativas,
pocos años después de haber llegado al país, los mercados subregionales de modo que las presiones para separarse aumentaron durante cada dé­
organizados por los altépetl siguieron siendo de gran importancia para los cada hasta 1800 e incluso posteriormente.
nahuas. Las interdependencias de todas clases que se habían désarrollado A medida que cambió gradualmente la situación, los conceptos y el vo­
en el transcurso de siglos, entre ellas los patrones de matrimonio entre los cabulario españoles relativos a las organizaciones indígenas evolucionaron
diferentes grupos, no desaparecieron inmediatamente. El principal factor correspondientemente y esto, a su vez, facilitó aún más el camino hacia la
que unía al altépetl, el tlatoani, con el que cada subunidad tenía una re­ fragmentación y tuvo una influencia sobre las nociones indias. Como se
lación directa e igual, siguió en su puesto por algún tiempo, y tanto la dijo al empezar el capítulo, los españoles, aunque concedían mucha impor­
relación estructural como el sentido de alianza fueron transferidos con éxito tancia a la cabecera y el sujeto, también usaron el término "pueblo" desde
a los gobernadores y cabildos, que disfrutaron de su máxima importancia a los primeros años, principalmente para los grandes asentamientos, de modo
finales del siglo XVI. En ese tiempo, cuando los nahuas todavía no se habían que frecuentemente el "pueblo" español coincidía con el altépetl, y cada
visto expuestos a toda la fuerza de las influencias culturales españolas, los término se refería a la misma organización y grupo de personas, si bien
individuos y las pequeñas unidades frecuentemente tenían gran necesidad imaginados en forrnas muy diferentes. Pero la coincidencia nunca fue per­
del cabildo bien organizado del altépetl grande como un intermediario en fecta ; los españoles estaban dispuestos a referirse a cualquier agrupamiento
los tratos con funcionarios o patrones españoles. Más tarde, al contar con discernible y a sus alrededores como un pueblo, sin importarles o sin saber
una mayor experiencia y aculturación, serían más capaces de operar por que eran parte de un gran altépetl. Desde los últimos años del siglo XVI es
cuenta propia. Como ya se dijo, no sólo eran los españole:; los que deseaban posible encontrar españoles que hacen viajes de inspección en el campo y
ver una espléndida iglesia con su monasterio construida en cada altépetl. que llaman a las cabeceras pueblos simplemente y utilizan el término pue­
Así como todos los tlaxilacalli tenían la misma relación con el tlatoani y lo blo o barrio para las subunidades.153
veían como uno de los suyos, también tuvieron, en los tiempos prehispáni­ Con el transcurso del tiempo, " pueblo" llegó a dominar el uso español
cos, un dios étnico común y un templo central que representaba la sobe­ ordinario (incluso el de los funcionarios) , lo que disminuyó la distinción
ranía y el poder del altépetl; no sólo los informes sesgados de los frailes que terminológica entre "cabecera" y "sujeto", palabras que ahora se utilizaban
los aprobaban sino también la lógica interna de la situación llevan a pensar más cuando se trataba de la relación de las partes del altépetL En la segun­
que las personas de todo el altépetl deben haber visto favorablemente la da mitad del periodo colonial, toda legislación como la que establecía un
construcción de una iglesia general del altépetl en el siglo XVI, y la propia área de 600 varas de tierra, dentro de la cual no se podía impugnar la pose­
tarea debió ser un factor unificador. Una vez que se terminó esa labor, se sión de un pueblo indio, se expresf simplemente en términos de pueblos.1 54
procedió a la construcción de iglesias en cada tlaxilacalli, lo que ayudó a Cualquier entidé\d que pudiera lograr ser reconocida como pueblo sería una
reorientar la energía y la lealtad hacia la unidad más pequeña. Aunque no candidata para que se le confirmaran las 600 varas. Es más, mientras que en
puede haber duda de que en el periodo tardío muchas comunidades cons­ las campañas separatistas del siglo XVI un "sujeto" que lograba liberarse de
truyeron una iglesia específicamente para reforzar sus pretensiones de in­ su "cabecera" se convertía a su vez en una" cabecera" (es decir, en térm.inos
d~pendencia , 152 el momento en que se presentaron los movimientos sepa­ indígenas se creaban dos conjuntos independientes de calpolli-tlaxilacalli,
ratistas puede haber tenido una relación significativa con la secuencia que constituían dos altépetl completos), el gobierno español empezó ahora
natural de la construcción y el momento en que se construyeron las iglesias a reconocer a las entidades indias como "pueblos", cierto es que indepen­
152 Véanse Gibson, 1964, p . 54, Y Wood, 1984, pp. 222, 226, 278 (val le de To lu ca, final es de 153 Véase N&S, ítem 12.

los siglos XV II y XV III) . Véa se tambi én el cap . VI. 154 Gibson, 1964, p. 285 Y notas; Wood, 1984, pp 183-1 90.

86 EL ALTÉPETL EL ALTÉPETI 87

dientes de cualquier otro, pero sin ninguna implicación de que contuviera precioso y honrad o altépetl de nuestra preciosa y honrada Madre Santa
algún conjunto grande o complejo de partes constitutivas. De manera simi­ María de la Natividad"1 60 Ejemplos como éste tienen una doble impli­
lar, el "formal y vigoroso pueblo" de finales del siglo XVIJ y del XV III podía cación. Por una parte indican que los nahuas aplicaron el término clave de
carecer de gobernador, y su funcionario de mayor ni vel era el alcalde que la organización sociopolítica indígena al nivel de las nue vas unid ades inde­
ya había tenido cuando sólo era barrio o tlaxilacalli . lss Aunque es difícil pendientes, frecuentemente más pequeñas y menos complejas, considerán­
demostrarlo filológicamente para casos específicos, no podemos evitar la dolas igual que habían considerado a su predecesor más grande. Por otra
impresión de que en el siglo XVIII la entidad denotada por pueblo probable­ parte, parece posible que el significado de "altépetl " haya sido influido de
mente era pequeña, el mismo significado que la palabra traería consigo al alguna manera por el término español "p ueblo", aunque sin duda siguió
siglo xx . conservando muchas de sus implicaciones. En donde la s sub unidades per­
Los nahuas parecen haber entendido muy bien la evolución del término manecieron unidas bajo un solo conjunto de funcionarios y compartían o al­
español pueblo y sus implicaciones. Obtener la confirmación del derecho a ternaban los deberes igual que antes (y así ocurrió en un gran número de
, las 600 varas fue uno de ios motivos para muchos de los movimientos del altépetl, con o sin mutilaciones), " tlaxilacalli " siguió vigente ha sta el final
siglo XVIII en que los barrios buscaban ser reconocidos como pueblosI 56 Los del periodo colonial,161 pero "barrio" aparece como una palabra tomada en
barrios también tend ieron a utilizar la percepción española de mucha s préstamo por el náhuatl con creciente frecuencia durante todo el siglo XVIII.
unidades indígenas separadas para dar la apariencia de una independencia Es posible que se usen ambas palabras en el mismo documento, incluso al
total, incluso cuando en realidad no existía . En 1720, los solicitantes de referirse a la misma entidad, de modo que es difícil percibir cualquier cam­
Tequixquinahuac, en la región de Tetzcoco, se presentaron en el tribunal en la bio conceptual implicado por la introducción dei término español.1 62 En la
cabecera del corregimiento, encabezados por su alcalde, para quejarse de que medida de lo que podemos observar por la forma en que se les usa en los
el fiscal del (aparentemente vecino) pueblo de Tezon tla le había estado qui­ textos, el significado de las dos era idéntico. El sentido parece que no sufrió
tando a Tequixquinahuac tierra para dársela a personas de su propio pueblo. ningún cambio desde los tiempos más antiguos, aunque en algunos altépetl
Sólo cuando se realizaron investigaciones adicionales se encontró que Te­ complejOs los tlayáca tl o subaltépetl, que origina lmente eran entidades
quixquinahuac seguía siendo un barrio (en los documentos náhuatl rela­ soberanas con tlatoque separados, aparentemente se habían red ucido al
tivos al caso, tlaxilacalli ) de Tezontla, la que tenía categoría de pueblo (en nivel de los tlaxila call i.163 Ya en 1746 se llama " tlaxilacalli y barrios" a los
náhuatl se le llamó altépetl)IS7 cinco "tlayaca tl altepetl" de Amaquemecan mencionados por Chimalpahin;
No obstante, aunque parecía que entendían y adoptaban el concepto de el único ind ic io de una mayo r complejidad es el empleo ocasional de un
"pueblo", los nahuas muy raras veces usaron la palabra en los documentos nombre doble, como ltztlaco<;auhcan Acolhuacan, en qu e Itztlaco<;auhcan
escritos en su propia lengua. IS8 Siempre que se encuentran documentos es el más remoto de los antiguos tlayácatl y Acolhuacan debe haber sido
náhuatl continúa apareciendo "altépetl ". No solamente se denomina así a un o de los t1axila ca lli de Itztlacoc;auhcan, aunque su categoría en 1746 es
las pequeñas entidades (como Tocuillan, cerca de Tetzcoco, en 1722),159 sino asunto de especulación 164
incluso a entidades que seguían permaneciendo dentro de otras más gran­ No se debe tan pronto llamar "decadencia" a los d esarrollos de la estruc­
des. En 1786, Sacaquauhtla, que sólo tenía alcaldes y admitía ser un tlati­ tura de los pueblos indios en el siglo XVII!. La evolución fue resultado en
lanalli (sujeto) de Acaxochitlan, que a su vez había sido originalmente una gran medida de campañas enérgicas y prolongadas de las unidades más
de las subdivisiones de la mitad norte de Tulancingo, se presenta como "el
l 160 UCLA Te, fólder 25,1° de marzo de 1768. Es decir, Santa María de la Natividad era la san­
ta patrona del pueblo y también, como era común en esos casos, le daba su nombre español
155 Como es el caso con Sula en la región de Tlalmanalco /C halco; véase Lockhar t, 1982, unido al ind ígena , el que no se u tili zó en este texto .
p . 375 (también N&S, ítem 3). 161 El ú ltimo ejemplo que conozco es el de Metepec en el va lle de Tol uca, 1795 (se, cl ac. 6,
156 Wood, 1984, en especial pp. 186-187. Véase tambi én la discusión de Wood (pp. 238-294) p.74).
sob re la fo rm a en que la hacienda y los asen tami entos mineros, aunque aglome.aciones 162 En Azcapotzalco, 1703, San Simón es llamado un "barrio" pero a sus habitantes se les
nuevas, con frecuencia no indios en su tot alidad, a menudo log rar on ser reconocidos como ll ama " tlaxilacaleque ': (SC, doc. 14, p. 96.) En Calimaya, 1738, a un u istrito se le da la doble
pueblos indios. clasificación " tl ax ilacall i barrio" (NA e, ms. 1477B [1]). En Amaqu em ecan, 1746, un documento
157 AGN, Tierras 2338, exp. 6. tiene bnrrio siete veces, y tlaxilacalli dos veces (K¡¡r ttu nen y Lockha rt, 1978).
158 Un ejemp lo se encuentr'l en el tardío " título primordial" de Atlauhtlan (región de 163 Véa nse Gibson, 1964, pp. 41-44, Y L. Reyes Ca rda, 1978, p. 177 (" Tecpanecat le", Chi­
Chalco) ; los antecedentes en Lockhart, 1982, p. 374 (también en N&S, ítem 3).
chim ecatecpan).

159 AGN, Tierras 2338, exp. 1, f. 14.


1M Karttunen y Lockha rt, 1978.

88 ELALTÉPETL

pequeñas para obtener su independencia respecto de las entidades mayores


que, en las cambiadas condiciones, ya no parecen haber servido a sus
intereses. Aunque sin duda la cada vez mayor comunidad española del
centro de México haya sido, en realidad, la razón última para el cambio, los III. LA VIVIENDA DOMÉSTICA
indios de ninguna manera habían simplemente adoptado los modelos de
organización españoles. Aunque influidos por los conceptos españoles en
cierto grado, sobre todo habían reconiormado en sus mentes nociones como LA ORGANIZACION de la vida doméstica y de las relaciones de parentesco es
cabecera y pueblo y las manipularon como medio para obtener sus propios uno de los aspectos centrales de la sociedad nahua. No obstante, al estudiar
propósitos. Sus objetivos eran de inspiración indígena, más que española, la las muchas fuentes en náhuatl que tratan de asuntos familiares (sobre todo
expresión de una ambición de las unidades pequeñas que habían existido los numerosos testamentos), no parece surgir un solo término para un con­
desde tiempos muy remotos. Lo que ocurrió no fue tanto una "fragmen­ cepto organizador general comparable a "altépetl" en la esfera sociopolítica
tación" u "homogenización" sino un proceso descentralizador que era una mayor. Tlacamecayot/, palabra prometedora que consiste en las raíces "ser
de las posibilidades inherentes en la organización sociopolítica indígena humano" y "cuerda", más un sufijo nominal que a veces denota a una enti­
desde el principio. Tampoco fueron las descentralizaciones, en el sentido de dad colectiva, en apariencia significa simplemente la totalidad de los lazos
la reducción a simples pueblos pequeños, cada una igual a la otra, una des­ de parentesco tal como los ve un determinado individuo particular, no
cripción completa del resultado del proceso en el periodo tardío. Muchos alguna unidad real en funciones e independiente. 1 En cualquier caso, la pa­
conjuntos altépetl-tlaxilacalli seguían relativamente intactos al momento de labra es muy rara en los textos. Los patrones de nombres, ya sea anteriores
la independencia de México, e incluso organizaciones idiosincráticas, como o posteriores a la conquista, tampoco dan superior importancia a los linajes, a
los gobiernos dobles en un solo territorio, seguían vigentes en algunos diferencia de lo que ocurre con los apellidos de la región maya 2
lugares. 165 Incluso donde un altépetl anteriormente unificado se había divi­
dido en varios pueblos, en muchos casos aún existía una distinción entre el
descendiente directo del gobierno del altépetl, ubicado en el grupo de asen­ TERMINOLOGíA y CONSTITUCION DEL COMPLEJO DE LA V1VIENDA DOMÉSTICA
tamientos más grande, encabezado por un gobernador y con un comple­
mento total de funcionarios de alto y bajo nivel, y el conjunto de funcio­ No sólo hay una tendencia a dejar de nombrar y discutir los linajes en las
narios de los anteriores tlaxilacalli, que no tenían un cargo por encima del fuentes en náhuatl,* sino que no aparece ninguna palabra que abarque
alcalde, conjunto que sólo contaba con muy pocos miembros. También exis­ aproximadamente lo mismo que el término "familia". Si vemos en el dic­
tió una diferencia en que los anteriores tlaxilacalli por lo general estaban cionario de Molina el vocablo familia, se encontrará la siguiente compilación
menos poblados y eran encabezados por personajes de menor rango sociaL de términos: cenyeliztli, "estar juntos"; cencalli, "una casa"; cencaltin, "los
Irónicamente, a pesar de la descentralización formal, en el último periodo la que están en una casa "; cemithllllltin, "los que están en un patio", y techan
sede del gobierno de un altépetl grande pudo haberse convertido más en tiaca , " las personas en la casa de alguien". "Cenyeliztli" recibe el significado
una "cabecera" en un sentido económico y social que nunca antes. Aunque alterno "personas que viven juntas en una casa". Como se ve, todas las pa­
para el momento de la independencia las propiedades agrarias españolas labras hacen hincapié en el lugar en el.que se lleva a cabo una vida en común,
con sus propias comunidades dependientes y los ag91pamientos de espa­ no en el origen de las relaciones entre los que viven juntos; como conjunto,
ñoles en las cabeceras habían cambiado la configuradón del campo en for­ los términos convergen en algo similar a la noción de "vivienda doméstica"
ma considerable, todavía podían discernirse los principales lineamientos de que, por tanto, puede servir para darle título a este capítulo:·
las estructuras de los altépetl grandes originales.·
1 Mi interpretación de Ilacnmecnyotl concuerda en lo sustancial con la d e Offner, 1983,
pp. 199·200. No estoy de acuerdo con los que la interpretan como si su significado se refiriera a
lma entidad organizacionaL
2 Véase Roys, 1939, para apellidos indígenas que se repiten constantemente.
Éstos incluyen Tepanecapan y Mexicapan en Azcapotzalco, y Calimaya / Tepemaxalco.
165 • Elleccalli o "casa señorial", una manifes tación específic:a e importante del linaje, será
• A pesar de los cambios que introJujo, como la sociedad española en el campo indio al tratado en el capítulo IV.
principio dependió de los varios altépetl, en gran mediJa replicó la estructura y el patrón de •• Pa ra la traducción al español se usó la edición facsímil de b obra de fray Alonso de
asentamiento origina.les, perpetuándolos de esa manera. Malina, publicada por Porrúa, México, 1970.¡T.1

89
TIER RA Y MODO DE VIDA
290

higos, los albaricoques Y los membrillos también se dan . Algunas huertas


225
podían incluir además árboles nativos, como el aguacate y el tejocote.
Como se vio antes, los caballos y las mulas aparecen en las fuentes en
náhuatl, principalmente en recuas de animales de carga o como animales VI. LA VIDA RELIGIOSA
individuales para transportar o montar, y casi siempre en manos de nobles
o empresa rios; sólo en ocasiones se especifica que un noble poseía tod o un
hato de ganado mayor. 226 Se menciona frecuentemente a la gallina europea LA HISTORJA religiosa del México posterior a la conquista ha sido vista en tér­
bajo varios nombres, especialmente en el siglo XV I, cuando aún era en cierta minos de una resistencia, más o menos venturosa, a una campaña de con­
medida una novedad 2 27 versión cristiana. De hecho, la resistencia indígena consciente, abierta, no
dejó de presentarse, y no es del todo inadecuado hablar de un esfuerzo por
En cierto momento se creyó que los españoles destruyeron y revolucio­ parte de los españoles para convencer o "convertir" a los indios a la manera
naron la vida política y religiosa nahua , a la vez que dejaban sin toca r la de los eva ngelistas de nuestros propios tiempos. No obstante, ninguna de
estructura de la vida económica ordinaria al nivel locaL Aunque en los do­ las dos categorías, la conversión o la resistencia, nos dice toda la verdad.
cumentos en náhuatl sólo se encuentran dispersas migajas relacionadas con Como en la política, los patrones nahuas ya existentes fueron los que
la actividad económica, éstas implican que no existía esa diferencia. En el hicieron posible el rápido éx ito aparente de los modos españoles; el altépetl
campo económico, como en otros, una fuerte base indígena continuó pro­ era una organización tan importante en la religión como en la política . Es
porcionando la estructura, mientras los artículos y los modos españoles difícil hablar de una propensión indígena a no creer en el cristianismo. Para
ingresaban rápidamente en todas las actividades, no tanto desplazando la gente de la Mesoamérica prehispánica, la victoria era evidenci a prima Jacie
sino infiltrándose, interpenerrando y ocupando nichos que ya existían en el de la fuerza del dios del vencedor. Se esperaba que un conqui stador im­
esquema cultural indígena . De hecho, puede ser que la esfera económica, pusiera a su dios de alguna manera, sin desplazar del todo al orro; de cual­
por ser la menos formal de todos los sectores principales y la de más impor­ quier manera, el nuevo dios siempre mostraba ser un a aglomeración de
tancia para la mayoría de la población hispana, fuera escenario de la inter­ atributos familiares que ya se conocían dentro del panteón local, por lo que
penetración más directa y generalizada. Varios fenómenos económicos del era fácil as imilarlo. De este modo, los nahuas, después de la conquista es­
mundo indígena parecen haber persistido sin cambio en sus aspectos esen­ pañola, requerían menos ser convertidos que instruidos. Los religiosos
ciales, pero podemos estar seguros de que literalmente nada se libró de la españoles parecen haber tomado una opinión muy parecida sobre el asunto,
influencia española. puesto que hablaban ante todo en términos de insrrucción o enseñanza y no
de conversión, y nunca se refirieron a sí mismos como misioneros, la pa­
labra que tantos especialistas modernos han preferido anacrónicamente.
La religión mesoamericana, la de los nahuas inclusive, estaba mu y des­
arrollada. Un complejo panteón de deidades poseía atributos iconográficos
específicos y también de otros tipos, y adquiría forma corpórea en las imá­
genes que habitaban suntuosos templos; en ellos regía una jera rquía de es­
1 pecialistas religiosos que supervisaba la observación de todo un calendario
de festi vidades, repleto de procesiones y de ricas vestimentas, durante todo
225 Véanse en especial BC, doc. 4, pp. 64-68, Ytambién los docs 2,3,26 (parte 5), pp. 54, 56,
el año. Las prácticas de penitencia y de sacrificio incidían sobre todos los
60-61,160. Véase también Arenas, 1982, p . 17. niveles de la población, en tanto que los ritos de adivina ción y chamanís­
226 UCLA TC, fólder 23, ff. 22-23 (Acatlán, región de Tulancingo, 1689). ticos desempeñaban algún papel en todos los aspectos de la vida diaria. La
227 Para ejemp los, véase BC, doc. 34, pp. 210-211. UCLA TC, fólder 1, presenta un caso para
1567; véase TC, docs. 16,3 1,38, pp. 54, 104,126, YCH , 2, pp. 44, 47. Para los varios nombres,
religión era una parte integral de la organización sociopolítica . Un dios étni­
véase el capít ulo vII. Originalmente toto/in, por sí mismo, significaba sin amb igüedades gua­ co especial (que, al igual que el Huitzilopochtli mexica, con frecuencia era a
jolota y se utili zaba para diferenciarla de gall ina, como sucede en el pasaje de 1567 que se la vez un ancestro divinizado y una variante de una de las deidades
encuentra en UCLA TC, fólder t pero con el tiempo, como lo hace Chimalpahin a pri ncipios del
siglo XV II (CH 2, p . 44) también podra usarse con el significado de ga llin a, lo que genera cierta
mesoamericanas generales) era una de la principales fuer zas unificadoras
confu sió n en el lector moderno . del altépetl, y su templo era el súnbolo primario de la soberanía y poder de
291
LA VIDA RELlGIOSA LA VIDA RELlGIOSA 293
292

este último. Un dios menor con un templo más pequeño cumplía la misma otras 2 Con toda probabilidad, esas diferencias no eran de ninguna manera
función para cada calpolli; y parece que los siempre presentes aunque poco puramente doctrinales. Como la religión estaba ligada tanto a la política, un
entendidos dioses o espíritus de la vivienda doméstica pueden haber hecho grupo o facción que fa voreciera la resistencia militar continuada probable­
lo mismo a ese nivel. En teoría, el dios le daba a su gente la tierra y revestía mente tomara una posición similar con respecto al cristianismo; es muy
a sus gobernantes de sus títulos y autoridad. El nivel superior de la jerar­ posible que la tendencia a resistir en cualquiera de las dos esferas no fuera
quía sacerdotal lo conformaban miembros de los mismos linajes nobles en resultado de alguna actitud especial hacia los intrusos, sino más bien la
que se reclutaban los funcionarios políticos del altépetl; la misma persona consecuencia de tensiones internas. Podemos imaginar un proceso como el
pod ía tener cargos religiosos y políticos sucesivamente, y los funcionarios que sabemos que ocurrió en un altépetl del va lle de México como Tetzcoco,
del altépetl también tenían importantes deberes religiosos. Tal como la s en­ es decir, que si el tlatoani gobernante se decidía a favor de los españoles
tendemos hoy en día , las funciones políticas y religiosas estaban aún más contra los mexica, su principal ri val dinástico (y sus seguidores) automáti­
interrelacionadas y amalgamadas de lo que era el caso entre los españoles, camente harían lo contrario.
que también habían avanzado mucho en esa dirección. Los primeros registros importantes en náhuatl, los volúmenes de los cen­
Un velo cubre los primeros años de la reorganización religiosa después sos de la región de Cuernavaca (que en su mayoría parecen haberse reali­
de la conquista, al igual que en el campo sociopolítico, y por la misma za do más o menos hacia 1535-1540 o un poco después) , no mencionan
razón: la falta de documentos contemporáneos bien informados o de evi­ directamente la religión, pero muestran que una gran parte de la población
dencia directa provenientes de los propios nahuas en el tiempo anterior a todavía no se había bautizado y que realizaba sus actividades de la misma
lo s años en que aprendieron a utilizar la escritura alfabética europea. En manera que los que ya lo habían hecho y habían recibido un nombre cris­
realidad , el desconocimiento es mayor en el caso de la religión, porque si tiano . Las proporciones vari aban de altépetl en altépetl, de calpolli en
bien existen muchas razones para creer que el tlatoani y los funcionario s calpolli. Era más probable que los hombres de mayor rango se bautizaran,
menores del altépetl continuaron actuando casi igual que antes de la con­ aunque no siempre sucedió así. A veces el bautismo o la falta del mismo se
quista, y en los primeros documentos en náhuatl de hecho los vemos ejer­ daba en familias enteras, yen otras ocasiones en ind ividuos dentro de las
ciendo todavía sus funciones, los españoles no podían permitir que los familias; los ancianos se quedaban sin bautizar a menudo, como si ya fuera
sacerdotes y los templos indígenas continuaran funcionando durante un pe­ demasiado tarde o ya no importara. La impresión general es la de un proce­
riodo muy prolongado en la forma en que lo hacían antes de la conquista. so pausado que tendía en última instancia al bautismo universal, pero que
Los relatos de los eclesiásticos españoles hacen énfasis en la rapidez, la tota­ no produjo en ningún momento un importante cambio en las actitudes. Los
lidad y la naturaleza voluntaria del cambio, pero debemos dudar de ellos registros informan, sin comentarios, de unos pocos casos de poligamia,
por ser partidarios y relativamente mal informados, y lo mismo puede algunos de los cuales invo lucraban a personas que ya habían sido ba uti­
decirse de las declaraciones indígenas acerca de una conversión total rápida, zadas.3
que se hicieron en la segunda mitad del siglo XV I con el propósito evidente Un espectacular documento en náhuatl sí trata en forma directa de los
de obtener el favor de los funcionarios españoles. En realidad , uno de los primeros momentos de confrontación entre las creencias religiosas indíge­
testimonios más importantes de este último tipo, una carta de 1560 del ca­ na s y las europeas. Un juego de Coloquios compuesto en náhuatl bajo la
bildo de Huexotzinco, aunque afirma la inmediata adopción entusiasta del dirección de fra y Bernardino de Sahagún intenta reproducir en forma de
cristiarlsmo por parte de los huexo tzincas, con satisfacción nos informa de la diálogo lo que ocurrió en las reuniones entre el grupo inicial de 12 francis­
renuencia generalizada e incluso de la resistencia abierta en el altépetl rival canos y los sumos sacerdotes de Tenochtitlan cuando los frailes llegaron
de Tlaxcala. 1 La cuidadosa reconstrucción que, a partir de las fuentes de por primera vez a la ciudad capital en 1524 4 Sin embargo, resulta que los
este tipo, hace Charles Gibson de la situación de Tlaxcala en los primeros Coloquios fueron escritos en la década de los 1560 sin, por lo que sabemos, el
tiempos de la Colonia (el mejor estudio de este tipo que se ha hecho hasta
ahora) concluye que los españoles continuaron tolerando durante algún 2 Gibson, 1952, pp. 29-37.
tiempo ciertas prácticas prehispánicas que se realizaban abiertamente, y :>Véanse AZ, pp. 1, 10,20,32,84,98; Carrasco, 1972, y MNAH AH, C A N 549, ff. 12,25, 550, ff.
18v-1 9, 56v, 58, 64v, 551 , ff. 82,83v, 85. En la mayoría de los casos, el hombre con más de una
que algunas facciones indígenas eran menos receptivas al cristianismo que esposa es un tlatoani, teuctli o líder de calpolJi, pero unos pocos pa recen hab er sido miembros
ordinarios del calpolli, sin grandes viviendas ni extensiones cons iderables de ti erra.
4 Sahagún, 1986, en especia l las pp. 146-155.
1 BC, doc . 29, pp. 176-191.
294 LA VIDA RELlGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 295

beneficio del testimonio de un testigo presencial de las reuniones origi­ ción interna y sus mecanismos operativos. Las iglesias conventuales, aun­
nales. No tenemos forma de determinar los respectivos papeles que desem­ que con frecuencia no se terminaron sino ya bastante avanzado el siglo XV I,
peñaron la transmisión oral auténtica, los inventos legendarios posteriores por lo general se planearon y empezaron a construir desde fechas tem­
y la conformación consciente del material para propósitos ejemplares. Por pranas, por lo común cerca del antiguo templo principal del altépetl y, es
lo menos, este último aspecto está presente pues, de hecho, los Coloquios más, algunas veces en el mismo lugar. Ya fuera o no que estuviera en el
nos recuerdan las obras religiosas en náhuatl cuya finalidad era la repre­ mismo sitio, los nahuas consideraron a la iglesia cristiana como análoga al
sentación ante el público. Resumiendo el contenido, los franciscanos, una templo de antes de la conquista. Participaron entusiasmados en su cons­
vez que hubieron reunido a las autoridades religiosas nativas, proclamaron trucción y decoración con el mismo espíritu con que lo habían hecho con su
la existencia de su dios y la falsedad y perversidad de las deidades nativas, predecesor, procurando ensalzar el símbolo, tangible y central, de la sobe­
a las que de hecho consideraban demonios. La repues ta de los sacerdotes ranía e identidad del altépetl. Los nobles del altépetl esperaban servir como
indígenas, a menudo antologada, es lo que más impresiona en toda la com­ funcionarios y participar en el funcionamiento de la iglesia, y de· hecho así
posición. No desafían directamente al dios de los extraños, sino qu e argu­ lo hicieron, al igual que habían supervisado el funcionamiento del templo
mentan a favor de la conservación de sus propias di vinidades, que desde de antes de la conquista. Siguiendo el precedente establecido anteriormente,
tiempos inmemoriales les han proporcionado los medios espirituales y los funcionarios del altépetl usaron los mismos mecanismos de obtención
materiales con los que ellos y sus antecesores han sostenido la vida. En de mano de obra y de tributo para satisfacer las necesid ades de la iglesia y
vista de esto, los frailes, en vez de debatir, empezaron a narrar los aconte­ asegurarse de que sus ritos públicos estuvieran bien atendidos. Ya que una
cimientos centrales del Antiguo y el Nuevo Testamento (en la forma en que sola iglesia, por grande que fuera, no era capaz a la larga de servir a todo
se ha conservado el documento se interrumpe antes de terminar) . Cual­ un distrito d el altépetl, pronto empezaron a crearse iglesias o capillas se­
quiera que sea el grado de autenticidad real, los discursos presentados co­ cundarias sin sacerdotes residentes, en las que oficiaban peri ódicamente
rresponden con nuestro entendimiento general de la interacción religiosa padres de la iglesia principal; a estas capillas, por lo tanto, se les llamó en
entre los dos pueblos, porque los sacerdotes indígenas, en vez de dudar de español visitas, y la intenci ón era tener una para cada calpolli, as í como
la nueva doctrina, insisten en la necesidad de retener el núcleo de sus había habido templos secundarios en los tiempos anteriores a la conquista. 5
propias tradiciones, en tanto que los frailes, en vez de emplear las artes de Nunca se ha determinado con claridad la forma exacta en que cada
la persuasión, de inmediato empiezan a impartir una detallada instrucción orden adquirió determinadas parroquias. Como ya vimos, los franciscanos
de los pos tulados básicos de la cristiandad . originalmente obtuvieron la mayoría de las mismas, en virtud de que
habían llegado antes que los otros. Más tarde, los dominicos y los agustinos
tomaron el control de algunas de las parroquias franciscanas, además de las
RELlCION y POLÍTICA EN EL ALTÉPETL de zonas periféricas desocupadas, en donde se convirtieron en las órdenes
dominantes. Robert Ricard supuso que es tas asignaciones se dieron me­
El proceso de creación de las parroquias en territori o nahua empezó desde
5 Los hechos que se m enciona n en el párrafo anterior están amp liam ente corroborados,
fecha tan temprana como la década de los 1520 y se había terminado virtual­
aun que desde un a perspectiva bastante diferente, en el capít ulo sobre religi ón que se encuen­
mente para la década de los 1540. A pesar de una multitud d~ variaciones, tra en Gibson, 1964, pp. 98-135. No es toy seguro del momento en que se emp ezó a ap li car el
por lo general una parroquia era función de una encomienda ya existente término visitn al pueblo o a la iglesia en vez de ronda eclesiástica, que era el sign ificado origi­
y, por lo tanto, estaba basada, por lo menos como norma, en un solo altépetl. nal. En los libros de cuen tas del monas terio franciscano de Tula en la segunda y tercera
décadas del siglo XVII (MNAH AH, Fondo Franciscano 45) no hay ningún caso en que la palabra
Las parroquias nahuas originales eran casi todas atendidas por cualquiera se refiera sin ambig üedades a la con strucción, fundación o establecimiento, en vez de a l acto
de estas tres órdenes -los franciscanos, los dominicos o los agustinos-, si de visitar. Cua lquiera que haya sido la terminol ogía, el fenómeno de la ca pilla depend iente
bien los primeros, por haber llegado antes que los otros, controlaron la ma­ basada en un calpolli se remonta por lo menos a la década de los 1540 (como puede ded ucirse
pOrTA, pp. 14,40 [ítem 36], 48 [ítem 93], 50 [ítem 11 2J y 60 [ítem 169]) e incl uso es probable que
yor parte. Entendemos poco de los detalles de la creación de las parroquias. se remon te a un a fecha más temprana. Véa se Gibson, 1964, p . 120, para un ejem plo de 1539
Los frailes tendían a presentar la s parroquias como el producto de sus pro­ (a un que es un poco dudoso, porque el regi stro está incluido en un documento posterior con
pias decisiones libres y arbitrarias, pasando por alto tant o la encomienda muchas de las características del género "tít ulos"). Muñoz Camargo, que escribi ó a principios
de la década d e los 1580, usa la palabra en el sentido específico, pero implica que s u u so es
como el altépetl. No obstante, de la encomienda provenía gran parte de los reciente o técni co: " Las iglesias ... , la s cuales llam an los minis tros de doc trina visitas de los
ingresos de la parroquia, y el altépetlle proporciona ba toda su organiza- monas te rios" (1984, p. 96).
296 LA VIDA RELIG10SA LA VlDA RELIGIOSA 297

diante decisiones soberanas por parte de los eclesiásticos, decisiones que quia . Los franciscanos ya estaban presentes y se hospedaban en el palacio
incluyeron disputas y acuerdos de caballeros entre ellos. 6 De hecho, si se de don Juan de San Martín Quetzalma\atzin, tlatoani del subaltépetl de
presentan los resultados en un mapa, se verá que existe un centro francis­ primer rango, pero todavía no habían construido una iglesia. El tlatoani de la
cano interrumpido justo por los suficientes establecimientos dominicos o entidad que ocupaba el segundo rango, don Juan de Sandoval Tequan­
agustinos para dar a las otras órdenes presencia en el área y formar líneas xayactzin, era el rival de don Tomás y estaba ansioso de opacarlo y domi­
de comunicación hacia sus establecimientos distantes, lo que tiende a con­ nar todo Amaquemecan. Por lo tanto, don Juan mandó construir una iglesia
firmar esa interpretación. De la evidencia con que contamos no consta que y llamó a los dominicos de un monasterio cercano para que dijeran misa en
los encomenderos hayan hecho las elecciones originales, como lo hicieron ella, dándole gran importancia a su llegada . Tampoco dejó de utilizarlos
en muchos casos en el Perú. Sin embargo, sí existen en los registros en para molestar a don Tomás, preguntándose en voz alta qué clase de per­
náhuatl indicios y afirmaciones de que la gente local tomó una parte activa sonas eran los frailes de su rival, que andaban en harapos y descalzos,
en la decisión, por razones políticas que recuerdan las que, como he conje­ mientras que sus dominicos se ·vestían en espléndidos hábitos limpios y
turado, motivaron algunas de sus acciones en el periodo de la conquista llevaban zapatos. En esta situación, los franciscanos pueden haber sentido,
propiamente dicho. Aunque los relatos son posteriores y representan los dice Chimalpahin, que no le interesaban a nadie y pronto se alejaron, aban­
intereses de las partes, vale la pena repetirlos. donando el campo a los dominicos. 8 Debemos reservarnos la aceptación
En 1556, en el complejo altépetl de cuatro partes de Tlaxcala, se presentó total de esta narración, escrita quizá 80 o 90 años después de los aconte­
una crisis política luego de que el virrey depuso al gobernador don Martín cimientos por un informante que estaba predispuesto contra don Juan y su
de Valencia después de sólo un año en el cargo, en vez de los dos acostum­ facción, pero es cierto que Amaquemecan terminó como una parroquia
brados. Como la gobernación se rotaba entre las cuatro partes y don Martín dominica . En cualquier caso, la historia nos presenta una perspectiva indí­
era de Quiahuiztlan, esa entidad se vio muy afectada, y en la sesión del gena de la manera en que se asignaban las parroquias y de las razones para
cabildo a la que se convocó para discutir el asunto fueron los miembros de la misma.
Quiahuiztlan los que hicieron las declaraciones más enérgicas y mordaces. Parecería, entonces, que para los nahuas el asunto de la determinación
Uno de ellos, refiriéndose al tiempo de luchas entre los cuatro altépetl antes de la orden que controlaría una parroquia estaba inextricablemente ligado
de que se estableciera un sistema definitivo de rotación de los cargos en con la definición de las entidades sociopolíticas indígenas, con su auto­
1545, recordó que en ese periodo Quiahuiztlan se había separado de Tlax­ nomía y su solidaridad o fragmentación . Cuando un altépetlllegó a aceptar
cala y había traído él los dominicos (para reemplazar a los franciscanos que después de la conquista nueva orientación y autodefinición religiosa , el
ya tenían esa provincia). Ahora, amenazó, Quiahuiztlan podría hacer lo acuerdo se hacía no sólo con la Iglesia en general, sino con una orden espe­
mismo de nuevo.? En realidad, la gente de Quiahuiztlan no lo hizo, y tam­ cífica, que se convertía en una parte integral de la identidad del altépetL No
poco se conoce un registro exacto de lo que hicieron la primera vez ni de la está claro cuál precedente puede haber existido antes de la conquista para
fecha en que lo hicieron. Si aceptamos su palabra, en algún momento de la tajante distinción que hacían los nahuas entre las diferentes órdenes. Es
la década de 1530 01540, Quiahuiztlan, por iniciativa propia, expulsó a los posible que nada más percibieran la importancia que los mismos españoles
franciscanos y estableció en su lugar a los dominicos como un gesto que daban a la distinción, cuando llamaban a las órdenes "religiones" y las con­
acompañó su separación de la confederación tlaxcalteca. De ser éste el caso, vertían en el centro de grandes luchas políticas y doctrinales. Los nahuas
debe haber retirado su invitación a los dominicos y tomado de nuevo a las también pueden haber percibido la fuerza de los franciscanos dentro del
franciscanos cuando retornó a la confederación. orden español a partir de la conquista, y esta percepción los puede ha ber
Un relato parecido proviene del analista de Amaquemecan, Chimalpahin, hecho resistir con encono la política española cuando ésta requería (como al­
muchos años después. La fecha no está del todo clara, pero de nuevo parece gunas veces lo hizo para corregir los desequilibrios iniciales) el desalojo de
que queda en el periodo de finales de la década de 1530 o en la de 1540. los franciscanos de un determinado altépetl en favor de otra orden o, más
Amaquemecan era un altépetl complejo de cinco partes; parece ser que en
ese tiempo no se había decidido si toda la entidad sería o no una sola parro­ 8 CH, 2, pp. 11-1 2. La historia es narrada en la sección del año de 1537, pero parece haberse
extendido tanto a los años previos como a los posteriores, y una sección que hace referencia a
la gobernació n en realidad puede corresponder a la década de los 1560. Qu e tzalma<;atzin si g­
6 Véase Ricard, 1966, cap. 3.
nifica Venado Emplumado; Tequanxayatzin, Uno con la Cara de una Bestia Feroz. Véase tam­
7 TA, selección 15, pp. 97-103, en especial la p. 101, declaración d e Hernando de Salazar.
bién Schroeder';' 1989, p . 26.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELlGIOSA 299
298

tarde, de los sacerdotes seculares. Sería ingenuo que creyéramos, como lo Los reordenamientos jurisdiccionales, al igual que las creaciones originales
afirmaban los frailes y lo tendió a aceptar Ricard, que las acciones y reac­ de parroquias, fueron muy influidos por los acontecimientos en el lado indí­
ciones indígenas en lo que se refería a la afiliación de la orden tenía que ver gena. A medida que las grandes iglesias conventuales que pertenecían a
ante todo con la popularidad de ésta o con la devoción del grupo indígena todo el altépetl se fueron terminando en la segunda mitad (principalmente
hacia ella o hacia uno de sus miembros 9 en el último cuarto) del siglo XVI, la atención de los indígenas se fue diri­
Considérese la historia que relata Chimalpahin de la forma en que la giendo cada vez más a la red de iglesias menores, y por supuesto cada sub­
gente indígena de San Sebastián Atzaqualco, en la ciudad de México, hizo unidad estaba interesada ante todo en la construcción y mantenimiento de
todo lo que pudo en 1608 para retener a los carmelitas en su iglesia y no su propio templo. Los efectos de este cambio normal y predecible en el
aceptar a los agustinos. La razón que da Chimalpahin para esa acción no es énfasis contribuyen mucho a explicar la impresión que tienen algunos
lffi apego a las carmelitas (algo que no se menciona), sino el hecho de que, a observadores de que, hacia el siglo XVII, los nahuas se habían alejado del
los ojos de los atzaqualca, la iglesia era de ellos, construida en su tierra por clero y más que nada de los frailes. 12 La construcción de iglesias secun­
sus padres y abuelos, y tenian miedo de perderla. Parece ser que temían que darias y la proliferación de parroquias coincidió e interactuó con el aumen­
se convirtiera en una simple visita del monasterio agustino, sin ningún clé­ to de las fuerzas que favorecían la fragmentación del altépetl, que coinci­
rigo residente lO Esto ocurrió ante los ojos de Chimalpahin; se le debe consi­ dieron en parte con los intereses del clero secular. Una impresionante
derar un buen testigo para lo sucedido en la ciudad de México en su época. iglesia del calpolli podía ser un argumento para que se creara una nueva
Dijimos antes que la creación de las parroquias del centro de México parroquia, pero también para independizarse políticamente del altépetl, y
había llegado casi a completarse en la década de 1540 sólo en el sentido de muchas construcciones religiosas se llevaron a cabo precisamente con ese
que todo el territorio estaba ya asignado a una jurisdicción eclesiástica. objetivo en mente. 13 Los finales del siglo XVIl y el XVIII contemplaron un
Muchas de las primeras parroquias servían a un altépetl complejo o a aumento de esos movimientos, pero ya habían empezado desde mucho
reinos duales con grandes poblaciones, extensos territorios y partes consti­ antes. En 1570-1571 (no sabemos si por su propia iniciativa o por presiones
tutivas muy diferentes, que quizá incluso no estaban en buenos términos locales), el fraile que residía en San Luis Huamantla, en los límites del dis­
una con la otra. A medida que aumentó el número de clérigos españoles se trito de Tlaxcala, fundó una nueva iglesia que la gente local usó como pre­
inició una segunda ola de creación de parroquias, dejando a los núcleos de texto para establecer un altépetl independiente; por tal motivo, las autori­
las jurisdicciones originales intactos, pero estableciendo nuevas parroquias dades de Tlaxcala fueron al lugar y abruptamente dieron fin a ambos
en sus límites. Las de la segunda generación, al igual que las creadas prime­ desarrollos, obligando a algunos de los conspiradores a exiliarse por un
ro, siguieron las líneas de la organización sociopolítica indígena ligándose a tiempo, quienes, con todo, continuaron litigando para obtener permiso para
alguna unidad bien definida semejante al altépetl. Los españoles nacidos en fundar una nueva iglesia. 14
México que empezaron a ingresar a la Iglesia en la segunda mitad del si­ La interrelación de la vida religiosa con la vida política del altépetl fue
glo XVI, en muchos casos se convirtieron en clérigos en vez de frailes, en mucho más allá de la asignación de parroquias y de la construcción de igle­
parte porque en esa capacidad podían servir mejor a los intereses económi­ sias y llegó a influir en los fenómenos religiosos de casi todo tipo. Para dar
cos de sus familias, y de esta manera se empezaron a ejercer fuertes pre­ un ejemplo, recurramos de nuevo a Chimalpahin y a sus informes sobre los
siones para que se asignaran las nuevas parroquias a la jerarquía secular y acontecimientos en la ciudad de México. En 1593, la gente del subcalpolli
no a las órdenes. Ahora que las luchas entre las órdenes por el predominio Nativitas Tepetlatzinco de Tenochtitlan logró que se consagrara uJ?'l nueva
se habían debilitado, surgieron nuevos conflictos entre el clero secular y las custodia pero, apenas acabaron de hacerlo, la gente de Huehuetitlan, que
órdenes en general, en los que a menudo los seculares triunfaron y lograron parece eran sus vecinos, también obtuvo otra muy buena. Esta competencia
crear nuevas parroquias para sí mismos dentro de las jurisdicciones que
12 Es a la luz de esto que yo interpretaría fenómenos como los que reporta Gibson, 1964,
antes correspondían a las órdenes mendicantes l1 pp 112,120-121­
13 Hay un ejemplo en BC, doc. 28, pp. 174-177. Véase Gibson, 1964, pp. 54, 120-121. Para
9Para una expresión de esta opinión, véase Ricard, 1966, p. 79. acontecimientos relacionados en el altépetl, véase en el cap. 11 la sección "La evolución de las
10 CH, 2, p. 65 La cuestión se resolvió más tarde (2, p. 67). Chimalpahin llama a la iglesia unidades y de los conceptos sobre las unidades", pp. 81-88.
14 Anales de Diego Garda, 1502-1601, MNAH AH, CAN 274, núm. 24, pp. 986-987 Doy gracias
ynllllehliechnn, "su casa patrimonial".
11 Véase Schwaller, 1987, en especial el cap. 3, y Gibson, 1964, pp. 102-110. Los frailes a Frances M. Krug por haberme permitido acceder a estas secciones de los anales. Por su­
perdieron mucho menos de lo que afirmaban haber perdido. puesto, lo que en verdad ocurrió puede ser muy distinto de lo que narra el autor de los anales.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 301
300

demuestra tanto el orgullo de la comunidad y la lucha por obtener posi­ establecer un equivalente del cacique en los asuntos eclesiásticos. Entre los
ciones como la devoción religiosa pura. Chimalpahin es explícito sobre este nahuas, el fiscal del periodo colonial maduro era una persona de gran pres­
punto cuando dice que el sagrado sacramento colocado en la iglesia de San tigio social, por lo general de linaje noble y, en jerarquía, el representante de
Juan Bautista de la Penitencia honraba y daba renombre a todo el distrito segundo rango de la comunidad, después del gobernador / tia toa ni. Que el
de San Juan Moyotlan (el Molotecayotl).15 El derecho a participar en las cargo fuera o no, desde el punto de vista indígena, una supervivencia de los
procesiones religiosas separados de otros grupos era un símbolo adicional sumos sacerdotes de la deidad del altépetl en los tiempos previos a la llega­
de independencia y fuente de prestigio para la comunidad. En 1613, la da de los españoles, es algo que puede discutirse, pero es seguro que su
gente de Santa Cruz Contzinco quería una procesión para ellos solos, pero prestigio y sus características eran parte de una tradición que continuaba. 1?
un representante de San Pablo Tlachcuititlan, del cual eran parte, presentó Al igual que en el periodo anterior a la conquista, los cargos religiosos y
una demanda ante las autoridades españolas para impedirlo. Los de Santa políticos se entrelazaban, y el fiscal solía actuar bien así como si fuera un
Cruz salieron entonces en secreto, durante la noche, en procesión,' regresan­ miembro importante del cabildo secular del altépetJ.18
do a sus casas antes del amanecer y evitando cualquier confrontación o cas­ Sin embargo, no está claro de ninguna manera que se asignara esta im­
tigo. Una vez establecido el precedente, obtuvieron más tarde el permiso portancia al cargo de fiscal desde el principio, como se la dio a la gober­
para hacer lo que deseaban.1 6 Como ocurría con frecuencia, el objetivo era nación del altépetL Puesto que el concepto de un fiscal indígena como ayu­
una mejor definida identidad de la comunidad y una mayor autonomía en dante era parte de los elementos culturales españoles en las Indias, los
todos los aspectos y, como era usual, la comunidad dentro de la cual cabía frailes deben haber empezado a designar personas para el cargo tan pronto
se oponía. como empezaron a consagrar iglesias. No obstante, en los documentos en
náhuatl todavía no he visto que se mencione un fiscal antes de 1570. En
LA GENTE DE IGLESIA tiempos posteriores, el fiscal era siempre testigo de los testamentos, pero no
ocurría así en los primeros testamentos en náhuatL La palabra nunca
Durante todo el periodo colonial los sacerdotes ordenados, que se asignaban aparece en los abundantes registros municipales de Tlaxcala que van desde
a las parroquias casi siempre eran españoles y, en consecuencia, el personal finales de la década de 1540 hasta la de 1560. 19 Esta ausencia no significa
indígena de la iglesia adquirió una importancia especiaL El sacerdote, que era que el convento de Tlaxcala no haya tenido un fiscal, pero si lo tenía, segu­
un forastero, ni se identificaba plenamente con la comunidad de su parroquia ramente todavía no estaba desempeñando ningún papel apreciable en la
(es decir, con el altépetl o la subdivisión del altépetl) ni entendía completa­ actividad del cabildo. El primer testimonio de la palabra que conozco ac­
mente su lenguaje y manera de ser. Al personal de la iglesia le correspondía tualmente aparece en una lista de los miembros de la cofradía de Tula escri­
representar a la comunidad y mediar entre el sacerdote y la congregación. En ta en 1570. Sin embargo, "J uan Carda, fiscal" carece del" don" que adorna
las iglesias de las visitas, el personal tenía el control total de las operaciones el nombre del gobernador; de hecho, aparece muy abajo en la lista y alejado
diarias, e incluso lo tenia en las iglesias de los conventos o en las parroquia­ del gobernador y del alcalde, cuyos nombres son los primeros de todos. 2o
les, pues aunque los sacerdotes propendieron a desarrollar una estrecha
relación con sus ayudantes, por lo general eran rotados en periodos relativa­ 17 Robert Haskett llamó mi atención a un pasaje en una solicitud en náhuatl dirigida al go­
mente breves y con frecuencia estaban ausentes de la ciudad, mientras que el bernador español del mMquesado en Cuerna vaca, ca. 1607, en la que quien lo escribía, Pedro
personal de la iglesia siempre estaba presente y además seguía siendo el mis­ de Molina, afirma que su abuelo don Fr,ncisco Cortés, que vivió en el tiempo de Hernando
Cortés, era un tecuihllamacazqui, un "señ<'lrial sacerdote", presumiblemente un rango y función
mo durante muchos años. No es de extrañar que la gente local se considerara
indígenas, quien de alguna manera también sirvió a la Iglesia cristiana e incluso recibió lo que
a sí misma como la única propietaria de sus iglesias. su nieto llamó "raciones" por hacerlo así. El nieto continuaba la tradición, tocando el órgano y
El líder del personal de la iglesia era el fiscal (de la iglesia), supervisor ge­ sirviendo como secretario del padre guardián del monasterio franciscano. (AeN, Hospital de
neral y administrador de la iglesia y de todos sus bienes y actividades, la Jesús 210, núm. 38, incluido en Haskett, 1985, apéndice 111 A, p. 650.)
18 Por alguna razón, a pesar del profundo conocimiento que tenía Gibson de los cargos del
mano derecha y el principal intermediario del sacerdote españoL Los espa­ altépetl, la naturaleza e importancia del cargo de fiscal parece habérsele escapado en su libro
ñoles introdujeron el cargo y el término llegó a muchos de sus territorios The Azlecs (1964), como lo muestra el capítulo sobre religión La omisión es tanto más extraña
americanos desde épocas muy tempranas, al parecer con la finalidad de porque Ricard antes que él había demostrado tener una adecuada comprensión del cargo de
fiscal y le había dado considerable importancia en su obra (en especial, 1966, p. 98).
19 Véase Celestino Solís el al., 1985.
15 CH, 2, pp. 40, 41.

16 CH, 2, p. 121.
70 TCB, p. 11.
LA VIDA RELIGIOSA 303
LA VIDA RELIGIOSA
302

Otros ejemplos del siglo XVI son menos sugerentes, pero en ellos tampoco do por Ricard 26 Los registros de los monasterios españoles hacen hincapié
en el alto grado en que los frailes dependían de los funcionarios indígenas,
aparece el fiscal como un personaje importante.
Pero en 1575 encontramos a don Toribio Silvestre, con un nombre y título que en algunos casos mantenían sus propias cuentas, custodiaban todos los
impresionantes, que desempeñaba su cargo en Coyoacán, rodeado de fondos de la iglesia incluyendo los que debían gastar los miembros de la
miembros menores del personal de la iglesia, y fungiendo como testigo en orden, convertían en efectivo el ingreso en especie, hacían compras y prés­
varias clases de transacciones 21 El fiscal don Juan Téllez, de Culhuacán, que tamos y pagaban los salarios 27 Las quejas indígenas contra los abusos del
murió hacia 1580, también se ajusta al molde clásico: noble, rico, casado con fiscal, que si se busean se encuentran en abundancia, ponen en evidencia el
una mujer noble, participaba libremente en la administración general de las grado en que la costumbre le permitía exrgir ingresos (no hay seguridad de
transacciones económicas entre la iglesia y la comunidad. 22 En Amaque­ que lo hiciera para la iglesia o para sí mismo) por un amplio rango de ac­
mecan en 1588, el tlatoani de uno de los cinco subaltépetl se desempeñaba tividades religiosas.
como fiscal 23 En esto, por lo tanto, tenemos el caso de una importante ca­ Una de las personas que motivó quejas fue un tal Josef de la Cruz, que
racterística organizacional en la que, al contrario del patrón general, el había sido fiscal en San Pedro Atocpan en el distrito de Milpa Alta, localizado
modo de antes de la conquista no sirvió como instrumento de transición, y a su vez dentro de la jurisdicción de Xochimilco, durante aproximadamente
parece faltar la continuidad directa entre los periodos anteriores y pos­ 15 años antes de 1638. Los testigos dijeron entre otras cosas que en el mo­
teriores a la conquista. Aparentemente, la razón para esto fue la abrupta eli­ mento de la siembra requería que todo niño y niña que asistía al catecismo
minación de los sumos sacerdotes indígenas y de sus manifestaciones más le llevara un pequeño calabazo lleno de maíz. A los nahuas les encantaba
públicas, de modo que se requirió tiempo para que surgiera un equivalente llevar sus imágenes de santos a la iglesia para que se las bendijeran y les
gustaba hacerlo públicamente, con tanta pompa como fuera posible. Para
aproximado, ajustado a la nueva situación.
En los orígenes, todo altépetl tendría un fiscal único, que correspondía a obtener el permiso de hacerlo así en Atocpan, el propietario de un santo
la principal iglesia del distrito pero a medida que se multiplicaron las juris­ tenía que pagar a Josef de la Cruz tres o cuatro reales. Si la persona deseaba
dicciones y las iglesias se multiplicaron también los fiscales. Aunque es di­ que hubiera acompañamiento de trompetas, como por supuesto lo desea­
fícil seguir el proceso sistemáticamente, parece que a su debido tiempo se ban aquellos que tenían los medios suficientes, tenía que pagarle de nuevo
designó un fiscal para toda iglesia consagrada, aun para las más secun­ una cantidad igual, incluso aunque ya les hubiera pagado a los trompetis­
darias. Esto quiere decir que en una pequeña iglesia de calpolli no debe tas sus propios estipendios 28 Ambas prácticas pueden contener elementos
esperarse que la persona que ocupa el cargo tenga un linaje ilustre; por ejem­ de antes de la conquista.
plo, Juan Vicente, fiscal en el tlaxilacalli de San Bartolomé Atenco de Co­
16 Es una situación muy frustrante, si consideramos que Chimalpahin era él mismo algo
yoacán en 1617, parece haber sido la misma clase de plebeyo importante que muy parecido a un fiscal en una iglesia de la ciudad de México, y podemos sospechar que lo
era Juan Fabián, de quien fue albacea,24 y hubo muchos como él. A veces las mismo ocurría con muchos de los escritores de anales en náhuatl de vocación eclesiástica. Hasta
iglesias principales llegaron a tener una jerarquía de fiscales, quizá en espe­ donde sé, el breve resumen de Ricard de las tareas del cargo (1966, pp. 97-98) es exacto, excepto
que a veces confunde los títulos de fiscal y de mandón, que es de menor rango y que, de todos
cial cuando el altépetl tenía importantes divisiones étnico-políticas, como en modos, es un término poco utilizado en náhuatl. Ricard está consciente de que "mandón" se
el caso de Metepec, donde en 1795 se menciona a tres de estos funcionarios: limita esencialmente al español, pero también tiene la impresión equivocada de que lo mismo
25 es cierto para "fiscal " . Además, Ricard tenía poca idea de la posición del fiscal dentro de la ­
un fiscal mayor, un fiscal mexicano y un fiscal por Ecatepec.
cOrT'fnidad indígena. De hecho, su descripción de los deberes del fiscal parece prov enir en
Los documentos en náhuatl nos dicen poco sobre las tareas más propia­ gran medida de fuentes modernas y la exactitud de [a misma se debe a que sus deberes siguen
mente religiosas del fiscal, tema en el que es difícil mejorar en algo lo aporta­ siendo los mismos que han sido desde finales del siglo XVI. Haskett (1985, pp. 329-334) presen­
ta detalles congruentes adicionales, obtenidos de documentos de la misma época y lugar,
sobre las actividades del fiscal , incluyendo su responsabilidad de tañer las campanas.
11 Be , docs. 20, 21, pp. 112-117. 17 El libro de cuentas del convento de Tula de principios del siglo XVII (MNAH AH, Fondo
22 Te, doc. 13, pp. 40-45. Don Juan parece haber hecho poca diferenciación entre la
Franciscano 45) tiene mucha información sobre [as actividades financieras del fiscal. Durante
propiedad de la iglesia y la suya propia, y además no siempre aplicaba rápidamente el dinero
parte de este tiempo, Tula trató de mantener una distinción entre el fiscal propiamente dicho y
que recibía a los fines a que estaba destinado. Cuando murió, las deudas de la iglesia eran
el síndico o tesorero, pero los dos cargos demostraron tener una fuerte tendencia a fusionarse
mayores que sus activos. en uno solo con el transcurso de los años. El síndico Juan de Contreras fue tan activo que los
23 eH, 2, p. 2. El fiscal era don Esteban de la Cruz Mendoza, tIa toa ni de Tequanipan.

registros apenas hablan de un fiscal, hasta que finalmente se le dio al mismo Contreras el títu­
24 Be, doc. 3, p. 62.
lo, sin cambiar la naturaleza de su actividad (véanse los registros de 1608 a 1617).
2S BC, doc. 6, p. 76. En 1723, Santiago ChaJco tenía un fiscal y un fiscal teniente (AGN, Tierras

28 AGN, Criminal 234, ff. 80-100.


2554, exp. 4, f. 1). Haskett, 1985, da ejemplos adicionales.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 305
304
Lo que salta a la vista en la documentación en náhuatl que se ha conser­ En su sector de la economía, más escaso de efectivo que el español, el di­
vado es que el fiscal era el dignatario al que más se recurría de todos los del nero para los gastos se adquiría por lo general mediante la venta de bienes
altépetl, incluso más que a los gobernadores pasados y actuales, como tes­ raíces. Es probable que las personas que se habían peleado con sus fami­
tigo y especialmente como albacea de los testamentos. El fiscal no solo era liares o que no tenían parientes ordenaran que virtualmente todo se desti­
un personaje de mucho prestigio en la comunidad, del que se esperaba nara a misas por su alma.3 2 Además, como se vio en el capítulo v, en el
fuera un experto en la administración de dinero y de los demás asuntos, mundo nahua se tendía a pagar las compras importantes mediante amorti­
sino que además, como todas las personas de buena posición necesitaban zaciones esporádicas que se prolongaban durante varios años, y lo mismo
solicitar una misa o misas en su testamento, finalidad para la que común­ era cierto de los préstamos y de los acuerdos de empeño. Todas las obliga­
mente tenían que vender alguna propiedad, el fiscal era el que recibía el ciones vencían en el momento de la muerte, lo que ocasionaba que se hicie­
dinero y el que en última instancia dirigía todo el aspecto corporativo de las ran aún más ventas para adquirir efectivo. El resultado era (como lo anti­
ceremonias fúnebres. Aunque este acuerdo natural puede haber funcio­ cipó el capítulo v) que los ritos por la defunción y el funeral tenían un
nado bien en muchos casos (de otra manera los nahuas seguramente ha­ fuerte efecto sobre la demanda de efectivo y hacían que la propiedad se
brían dejado de depender tanto del fiscal en estos asuntos), llevó por sí solo transfiriera no sólo mediante la herencia sino también a través de las ven­
a problemas debido a la tendencia persistente, sin duda en parte una super­ tas, si bien ambos tipos de transferencias estaban estrechamente interrela­
vivencia del periodo anterior a la conquista, a no diferenciar entre los asun­ cionados. El recurso preferido era una operación casi idéntica a la venta, en
tos privados y los de la iglesia. 29 Otro testigo contra Josef de la Cruz lo que los familiares se hacían cargo de los varios gastos a cambio de heredar
acuSÓ de apoderarse de todos los bienes de los difuntos en provecho pro­ los bienes (que solían ser tierras), conservando así la propiedad dentro de la
pio, excepto de las casas, y según el acusador se habría apoderado de ellas familia. El principio se menciona explícitamente en el testamento de 1581,
0 de Joaquín de Luna de Culhuacán, que le dio su caballo a su hermana menor
si hubiera podido encontrar compradores.3
En este punto, necesitamos detenernos para considerar el papel que los con la condición de que mandara a decir seis misas por él, "como si ella
ritos funerarios desempeñaban en la economía nahua en general y en la estuviera pagando el caballo".33
vida de los que eran afectados directamente en particular. La acostumbrada Los parientes a los que se les pedía hacer esto no siempre lo cumplían.
fiesta fúnebre, que tenia precedentes tanto en la tradición indígena como en Pudiera ser que carecieran de dinero o de intención. En los testamentos de
la europea, representaba por sí sola un gasto considerable)l Se requerían Culhuacán puede verse que se pagaron y celebraron mucho menos misas
gastos adicionales y más cuantiosos para pagar por el sacerdote, los ayu­ de las solicitadas. Varias explicaciones son posibles, como lo veremos, pero
dantes, los músicos y el uso de herramientas durante el entierro. Luego es­ se tiene la impresión de que en muchos casos los parientes y los funciona­
taba, cuando era posible, el costo de la celebración de una o más misas por rios creyeron de verdad que el moribundo había exagerado en un momento
el alma del difunto. Ya fuera porque antes de la conquista la pompa relativa extremo, y mediante una conspiración silenciosa simplemente economiza­
de los ritos fúnebres personales indicaba la posición del individuo y de su ron. Celebrar por lo menos una de las misas solicitadas era una obligación
linaje, o por la práctica española de indicar la posición de la familia por el solemne que pocos podían descartar sin más, pero los parientes o amigos
número de misas que podía pagar, los nahuas pronto empezaron a actuar
32 Hasta el momento, el mejor laboratorio para observar la forma en que los nahuas usaban
igual que los españoles: cuanto más rico fuera alguien, más misas le dirían.
¡ las misas es la compilación de testamentos de Culhuacán (TC; com párese con S. Cline, 1986,
cap. I1I). Aunque no ha y suficientes casos para un enfoque rigurosamen te estadístico, el mate­
29 Los custodios seculares españoles de la propiedad de los fallecidos (tene dores de los rial proviene todo del mismo tiempo y lugar, lo que permite hacer análisis bien fundamenta­
bienes de los difuntos), sin embargo, hacían lo mismo o incluso cosas peores, adquiriendo una dos de las razones de la variación. La colección de los testamentos del valle de Toluca que está
merecida notoriedad por utilizar los fondos para sus propias inversiones. Compárese con formando Stephanie Wood, de un origen mucho más variado pero que incluye un número
mucho mayor de casos, será un valioso recurso adicional para estudiar este tema. En los testa­
Lockhart, 1972, pp. 290, 396

mentos de Culhuacán, las mujeres son las que con más frecuencia piden que todo se venda. Es
30 AGN, Criminal 234, f. 83

3 1 Algunos testadores en los testamentos de Culhuacán de ca . 1580, específicamente concebible que se estuviera formando una mayor religiosidad en las mujeres en genera 1, si­
apartaron maíz, frijoles y pollos para que los consumieran los que participaban en las ceremo· guiendo el patrón español. Pero creo que para esta situación fue aú n más importante el hecho
nias del entierro (TC, docs. 31, 69, pp. 104,244). Es difícil encontrar ejemplossimilares en tes­ evidente de que el heredero de última instancia, el punto en el que terminaba el linaje y queda­
tamentos posteri ores, pero la explicación parece ser senci ll amente que, como sucedía tan a ba disponible la propiedad que restaba, fuera con más frecuencia una mujer, quizá porque los
menudo, se dejó de incluir en los registros escritos una acción que se había vuelto rutinaria, hombres que quedaban solos adquirían más prontamente dependientes adicionales.
33 TC, doc. 44, p. 154: "Yuhqui yn ,an quimopatiotilliz".
porque prácticas similares sobreviven entre los pueblos indígenas hoy en día.
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306
nombrados como albaceas se veían tentados a postergarla indefinidamente, hacía responsables por las misas, don Juan Miguel vendió las tierras para
y la muerte sorprendió a muchos de ellos sin que todavía se hubiera paga­ obtener el dinero. Es posible concluir que tal vez lo hizo así porque no ob­
do por esa misa 34 El albacea incluso podía transformar el asunto en una tenía el pago por parte de los parientes. En este caso nadie sostuvo que se
empresa comercial y vender la tierra como se le había instruido, pero inver­ hubiera quedado con el dinero en vez de pagar al sacerdote. Lo que se dijo
tir el dinero en sus propios tratos y dejar que la ganancia se acumulara con es que había aprovechado la oportunidad para beneficiarse al vender la
la esperanza de que superara con creces la cantidad requerida para la misa, tierra, sin duda muy barata, a sus propios parientes y amigos.
antes de hacer que se celebrara, si es que lo hacía.
35 Durante los más de 30 años que estuvo en el cargo,don Juan Miguel
La práctica eran tan común que, probablemente en el siglo XVI o a princi­ había perfeccionado las forma s de dominar la situación locaL En 1710 era
36
pios del XVI!, alguien escribió una pequeña obra moralista sobre el tema alcalde (aparentemente la posición política de mayor nivel durante este pe­
Después de una primera escena en que una pareja anciana discurre larga­ riodo en Tezontla) y fiscal al mismo tiempo, y quizá no haya sido el único
mente sobre la virtud de dejar propiedades para que se las venda con el fin año en que ocupó ambos cargos. En 1720, tanto el alcalde actual como el
de pagar misas por las almas de los difuntos, aparecen dos albaceas, al pasado, que testificaron en el litigio, eran sus sobrinos. Él conservaba en su
parecer de esta misma pareja. Éstos de inmediato empiezan a reflexionar propia posesión todos los testamentos hechos en su jurisdicción y no per­
que, como los muertos no retornan, no hay razón para no dividir el dinero mitía que otros accedieran a ellos en caso de que se sospechara de irregula­
en dos partes, de obtener ganancias de las mismas y preocuparse por las ridades.* Por lo general, como en este ejemplo, cuando los indígenas creían
misas después. Unos demonios entre bambalinas se frotan las manos al que se abusaba del vínculo entre las tierras y las misas, propendían más a
escuchar la conversación y al final los albaceas son condenados. culpar al fiscal , la figura que les era más visible, que al sacerdote español,
Cuando un testador ordenaba que se vendieran propiedades para pagar que en el sector hispano era el blanco favorito de esta clase de críticas.3 8
por las misas pero luego el dinero para sufragarlas no aparecía, se podía La ocupación simultánea de dos cargos por don Juan Miguel era poco
considerar que la responsabilidad de tomar acción correspondía al fiscal, común pero, como se mostró en el capítulo I!, la interpenetración de los car­
que con tanta frecuencia era testigo del testamento si no es que se convertía gos y funciones civiles y eclesiásticas, entre las cuales el fiscal era el primer
en su albacea, y al que también se designaba generalmente como la persona vínculo, era algo normal. En 1585 el gobernador y los alcaldes de Tula
que debía recibir los pagos por las misas en algún momento. Con esa justifi­ enviaron al fiscal a investigar si había herederos de cierto lote de tierra
cación, a veces sobre bases más endebles, con mucha frecuencia los fiscales vacante. Luego de esto, el fiscal negoció y firmó un acuerdo de venta de
estaban prontos a intervenir. Algunas de las implicaciones posibles de esta tierras y llevó el dinero recibido al cabildo, que de inmediato se lo devolvió
intervención pueden verse en el caso de don Juan Miguel (Velásquez), que
sirvió como fiscal en Tezontla, en la jurisdicción de Tetzcoco, por lo menos • El fiscal no siempre conservaba los testamentos . Con frecuencia quien lo hacía era el
de 1689 a 1721, parece que sin interrupción 37 En 1720 se hicieron varias escribano, y en muchos casos, que proporcionan la parte fundamental de los documentos en
náhuatl conservados, los herederos se quedaban con el originaL
acusaciones vagas contra su conducta, pero la queja más específica, que po­ 38 El único español al que he visto que se acuse en los documentos en náhuatl es fray Geró­
siblemente fue la gota de agua que derramó el vaso, fue la siguiente: un tes­ nimo de Zárate, capellán de San José en la ciudad de México en 1612, que según Chimalpahin
tamento había requerido que se destinarán ocho pesos a la celebración de (2 , pp. 103-104, 109) se apoderaba de la propiedad de las personas y no decía las misas de­
misas, las que se dijeron esperando que se pagara por ellas después; luego, bidas. Zárate es una be/e noir para Chimalpahin y en su versión también lo detestaban los me­
xica, que padecían bajo su administración y se sintieron considerablemente aliviados cuando
aunque el testamento deciL que se dejaban las tierras a sus parientes y se les se le reemplazó. Se dice que gastaba los fondos de la cofradía, que insultaba a las personas en
público y que hacía que les dieran de latigazos por oponérsele, incluso si estaban enfermas.
Chimalpahin se esfuerza por aclarar que Zárate era una excepción monstruosa, y qu e ningún
34 Los testamentos de Culhuacán (TC) están llenos de esoS casos, sin duda muchos de los
otro fraile.de San José se había comportado jamás de esa manera.
cuales pued en atribuirse a las epidemias que entonces predominaban, pero en otros casos
Los religiosos esp añoles sólo en raras ocasiones servían como testigos de los testamentos, y
habían transcurrido años; en el intervalo, las personas se habían vuelto a casar y habían tenido
tod o el procedimiento se lle vaba a cabo en presencia de nahuas únicamente. Todavía no he
nuevos hijos. visto que se nombre a un sacerdote en relación con el testamento de un plebe yo o incluso de
35 Ejemplos en TC , como en el doc. 31, pp. 100-107.
36 La copia que se ha conservado del náhuatllleva el títul') "In animaztin ihuan albaceas"
un noble ordinario. En el siglo XV I, uno o más eclesiásticos a veces (pero de ninguna manera en
(" Almas y albaceas"), que difícilmente puedo creer que haya sido parte del original La copia, la mayoría de los casos) aparecen cuando el testador era una persona de un a dinastía impor­
un documento mecanografiad o por J. H. Corn yn, es el ítem "Souls and Testamentory tante. Pero incluso esto dejó de ocurrir con el transcurso del tiempo; el último ejemplo que
Executors", Biblioteca del Congreso, MMC 2771, cajón " Aztec Dramas". Véase en especial f. 3v. conozco es de 1622, cuando íra y Alonso de Paredes fue testigo del testamento de don Juan de
Guzmán, miembro de la familia del tlatoani de Coyoacán (oc, doc. 4, p. 68).
37 AGN, Tierras 2338, exp . 6.
308 LA VIDA RELIGIOSA
LA VIDA RELIGIOSA
309
para comprar lo que necesitara para la iglesia .39
Es decir, en esta ocasión el suele ser de un testador moribundo que le pide a los teopantlaca que vayan
fiscal se reunió con el cabildo político y actuó con base en la autoridad que por su cuerpo y realicen los ritos, prometiéndoles limosnas por el servicio.45
éste le dio, pero todos los procedimientos se llevaron a cabo teniendo en Gracias a esos ejemplos, uno se forma poco a poco la opinión de que la pa ­
cuenta el interés de la iglesia. En algunas ocasiones, los fondos seguían la labra se refiere principalmente a los cantores de la iglesia . En realidad, el
dirección opuesta. El fiscal del convento de Tula a principios del siglo XV I! primer testimonio seguro que conocemos, de Tulancingo en 1569, habla de
prestó dinero de la iglesia al gobernador para que pagara los tributos al los teopantlacan cuihcanime o "la gente de la iglesia, los cantores"; esta frase
gobierno real. 40 Además, a veces encontramos a funcionarios civiles sir­ potencialmente ambigua se aclara en cierta medida porque las anotaciones
viendo dentro de la jerarquía de la Iglesia . En 1620, el padre guardián del para los dos años previos sólo hablan de cantores.46 En algunos textos se en­
convento franciscano de Tlateloleo envía no sólo al fiscal, sino también al cuentra la palabra cantores, un prés tamo del español, en el lugar donde se
alcalde, para inspeccionar un lote de tierra y darle posesión al comprador. 41 espera encontrar la palabra náhuatl, lo que es un indicio adicional de la equi­
No es sorprendente que a veces ocurrieran disputas al delimitar los valencia de los dos términos.47 .
poderes exactos de los diferentes funcionarios . En Tocuillan (región de Las ideas de los nahuas de antes de la conquista sobre el papel y la posi­
Tetzcoco), en 1757, un demandante afectado sostenía que el alcalde y otros ción del personal del templo parecen haber influido profundamente en el
funcionarios civiles, no el fiscal , eran los que debían ocuparse de los litigios personal de la iglesia después de la conquista, y se empieza a pensa r que la
sobre tierras. 42 No obstante, el acuerdo final fue emitido por el fiscal y por palabra teopantlaca es una supervivencia, al igual que teopan, " iglesia", en
el alcalde conjuntamente. A menudo vemos que un fiscal alterna en el cargo la que está basada. No obstante, como acabo de indicar, por el momento no
ci vi l más alto del pueblo, ya sea como alcalde o como gobemador. 43 Quizá la he encontrado un ejemplo d el término antes de la d écada de los 1560.48 En
mayor responsabilidad individual de ambos grupos de funcionarios, desde
el punto de vista indígena, era mantener el esplendor de la iglesia, el culto 45 Como puede verse en BC, docs . 2, 4, pp. 54, 64 (Coyoacán, 1588, 1622). La palabra leopanll.
del santo y las fiestas como una manifestación unificada del bienestar y la de7 ocntl ca si siempre aparece en plural, aunque de ser necesa rio puede ocurrir en sing ular cu a ndo
se hace re feren cia a una persona específica .
voción religiosa del aItépetl. 44 46 UClA TC, fólder 1, anotaciones para el 11 de dici embre de 1567, 20 de diciembre de 1568 y
El fiscal era sólo la persona de má s al ta jerarquía, más visible, de un 16 de diciembre de 1569. Los pares de nombres en n áhu a tl con mucha frecuenci a contienen
grupo al que por lo común se hacía referencia como los leopan llaca , la dos palabras que significan lo mismo o que conjuntamente dan la metá fora del nombre de una
sola cosa, pe ro leopa ntlaca cuicanime sin más contex to puede ser que signi fique dos g rupos se.
"gente de la iglesia". En ninguna parte se encuentra una definición rigurosa parados o "aquellos de la gente de la iglesia que son cantores". Un tes tim onio, quizá un poco
de este término; cuando se le encuentra en los documentos, el contexto anterior, en una an o ta ción para 1564 de los anales a nó nimos de Ten oc htitlan, tiene e xacta­
mente la mism a frase, " teopa ntlaca cuicanime" (MN A H AH, co 14, p . 14) . Me he abs tenido de
presentar ésta como la ocurrencia más anti gua porque no podemos es tar seguros d e que la
39 ACN, Tierras 3548, exp. 3 [?] f. 1. Preocupac iones similares del cabil do, sin la acció n del
anotación haya sid o escrita e n su forma actua l en e l momento en que ocurrie ron los hechos,
fiscal, pueden ve rse amp liamente en T A (véanse pp. 17-18). aunq ue probablemente así fue.
40 MNAH AH, Fondo Franciscano 45, ff. 117v·118. El p rés tam o se había realizado dura nte o
47 Véase NMY, doc. 2, p. 94 (XochimiJco, 1572), y UCl A TC, fó lder 23, ff. 22-23 (San Miguel
antes de 161 7; el fis ca l era Ju an de Contreras y el gobernador don Andrés Luis de Tapia. Acatlán , región de Tulancin g o, 1659) . Como muest ra e l seg und o eje mplo, can/ores con tinúa
41 ACN, Tierras 442, exp. 5, f. 9.
apareciendo ocasionalmente en textos más tardíos, pero en mi experiencia parece ser ca da vez
42 [ bid., 2338, exp. 1, f. 31, Y folios sin número de mayo de 1758. más rara un a vez q ue se estableció leopan/laca.
43 H aske tt (1985, pp. 328·330) se muestra renuente a aceptar la idea de la rotación entre los
48 La evidencia más direc ta que he visto del origen del té rmino en los tiempos anteriores a
ca rgos d e fi sca l y gobernador como un fenómeno re gular, y en cdmbio tiend e a verlo com o
1 excepciona l, para lo que hace hincapié en que la carrera normal de los fisca les de la regi ón de
la con qu is ta , es la re fe renci a q ue hace Tezozomoc a quienes servían al dios Huitzilopochtli
an tes de la conqui sta, a los que ll ama teopantlaca, lo que es ta nto más sign ifica ti vo porque in.
Cuernavaca nunca ll egaba a la gobernación. Como un hecho es tad ístico, esto es probablemente se rta la palabra ná hua tl en un tex to en espa ñol (1975, p. 424). O tra de las razones que pueden
cie rto por lo general. Lo mismo puede decirse de los alcaldes. El propio Hask e tt presenta una ad ucirse es q ue la pa labra de la que deriva el término, leopan, parece haber desi gnado un recin.
impresionante lis ta de fi sca les que se convirtieron en gobernadores en el área de Cuerna vaca , to sag rad o en los tiem pos an teriores a la conquis ta.
y contamos con ejemp los desde principios del siglo XVII en Tula y hasta el siglo XV III en Algunos han imagin ado que, debid o a las implicaciones de la pa labra leocalli (literalmente,
T1ateloJco (AC N, Ti erras 104, exp. 8, don Gregorio de Sa n Buenave ntura como fiscal, 1° de "casa del di os, la casa de la divinidad "), el término primario para los templos a nteri Ores a la
nov iembre de 1712, y gobernad o r, 27 de junio de 1721). En mi opini ón, independ ien teme nte conquista, se inventó una nu eVJ pa lab ra leopan, "iglesia cris tiana", para referi rse específica.
de lo común que fu e ra la secuencia de ca rgos alcalde-fisc al'gobernador en térmi nos estadís· mente a los lugares de culto cris tianos. Aunque de hecho leopan es el términ o es tánd a r poste­
ticos, se trata de un patrón normal en las carreras. Véase más adelante la p . 330 para un ejem­ rior a la conquis ta, y leocalli se encuentra cada vez con menos frecuencia excepto cuando hay
plo de esta secuencia, tanto más significativa por su naturaleza mítico·a rquetípica. ocasión de referirse a los templos anteriores a la conquis ta, sí se presenta con el sig nificad o de
44 En tan to que, desd e el punto d e vis ta de los fun cionarios españoles, la ma yo r res pon·
"casa de culto cristi ano". El piad oso Chimalpahin la usa va ri as veces con este sen tido (CH, 2,
sa b ilidad de los funcionarios indígenas era la recaudación y en trega de los tributos real es así pp. 15,3 1, 127), Y ta mb ién apa rece e n d ocu mentos co tidi anos (López y MJgaña, 1980, doc. 3;
como proporcionar mano d e obra obligatoria. Tetzcoco, 1589) y en los " títu los primordiales" (ACN, Tierras 1780, exp . 3, f. 3v; área de
310 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 311

una referencia a los cantores de la iglesia en Coyoacán, más o menos entre un alguacil de la iglesia y un diputado (cargo cuyos deberes variaban
1545 y 1550, se usa la palabra indígena para cantores modificada por la pa­ mucho de un lugar a otro) 5 1 De hecho, la palabra española "cantores" se
labra española capilla 49 usaba a menudo, de la misma manera, para designar a todo el personal de
Sin embargo, tenemos buenas razones para creer que el concepto " teo­ la iglesia por medio de su componente más numeroso . En la práctica, el tér­
pantlaca" no estaba limitado estrictamente a los cantores. Chímalpahín pre­ mino náhuatl significaba exactamente lo mismo que el español, pues desig­
senta al grupo en un pleito con el gobernador de Amaquemecan tras el cual naba a todo el grupo, aunque estaba asociado más estrechamente con los
de hecho lograron meterlo a la cárcel, un tipo de acción que corresponde músicos , si bien en este caso se empleaba una palabra que literalmente se
mejor a toda la jerarquía eclesiástica, desde el fiscal hasta los niveles infe­ refiere al grupo más grande.
riores, que sólo a los músicos .50 En un testamento de Culhuacán de 1583, a Antes de la conquista, parece que el personal del templo recibía tierras a
cinco personas se las designa específicamente teopantlaca; entre éstas están modo de remuneración . Vemos operar el mismo sistema en el documento
de Coyoacán de 1545-1550 al que nos acabamos d'e referir. Don Juan de
Sultepec, ca. 1680), por no mencionar la historia de la Virgen de Guadalupe impresa a media­ Guzmán, el tlatoani/gobernador, rodeado de los altos nobles del reino (al­
dos del siglo XVII bajo los auspicios de un sacerdote español (Lasso de la Vega, 1926). Molina
define la palabra "teuca Jli" como "yglesia o templo" y bajo " teocalli" en términos aún más
gunos de los cuales eran miembros del cabildo, aunque el grupo no afirma
fuertemente cristianos, a saber, "casa de Dios, o yglesia". representarlo), otorga lotes de tierra de tamaño considerable, aparente­
Por otra parte, hay todo indicio de que leopan (literalmente "donde está un dios o los dioses, mente como propiedad personal sin restricciones, a un grupo de 19 can­
donde está la divinidad" ) no es una formación posterior a la conquista. Por ejemplo, el nombre
náhuatl más común para el antiguo barrio de San Pablo de Tenochtitlan era Teopan. El térmi­
tores, y asigna el lote más grande a Gonzalo López, que como encabeza la
no aparece varias veces en el Códice Florentino al hacer referencia específica a los templos pre­ lista debe ser el líder, aunque no tiene un título especial. La razón que se
hispánicos; más notoriamente puede verse en FC, libro 6, pp. 209-210, donde teopan se utiliza aduce para las donaciones es que aseguraban que los cantores continuaran
dos veces para templos indígenas no cristianos en general. Véanse también el libro 2, cap. 20,
sus representaciones en la iglesia y enseñaran canto a otros .52 No conoce­
f. 17, deSahagún, 1979, y FC, libro 12, p. 96 (cap. XXIV).
Hubiera sido extraño que los religiosos españoles eligieran esta palabra para reemplazar a mos ningún documento comparable para algún periodo posterior, y supon­
leocalli, puesto que repite el mismo elemento que supuestamente los había hecho dudar, /eoll, go que la costumbre no sobrevivió mucho tiempo en su forma pura, como
"dios", cuyo uso aparentemente temían porque podía implicar una identificación muy cercana
de las deidades prehispánicas con la divinidad cristiana. Entonces, considerando como demos­
sucedió por lo general con las asignaciones especiales de tierra para los fun­
trado el uso de leopan antes de la llegada de los españoles, creo que esta palabra simplemente cionarios del al tépetl. En la década de 1560, los cantores de la iglesia de
evolucionó como un uso nahua posterior a la conquista en vez de ser un invento deliberado
para fines doctrinales. Y si de alguna manera se tratara de algún neologismo, con seguridad 51 TC, doc. 60, p . 220
puede decirse que fue creado en primera instancia por los nahuas, porque es totalmente 52Diecinueve personas recibieron ti erras; de éstas se dan los nombres de 13, d e una no se
idiomá tico . Se le usó más como un locativo (es decir, se traduce como " la iglesia" con menos describe el tamaño de la asignación. La distribución es como sigue. Al líder se le dieron 100
frecuencia que "en O a la iglesia "). El si mple significado como nombre fue un desarrollo secun­ unidades (sin duda del quahuitl de Coyoacán, quizá aproximadamente unos 2 m y medio) por
dario y la forma con la terminaci ón absolutiva -tli, aunque existía, se usó poco. A veces se 60; dos personas obtuvieron 80 por 60, cuatro 60 por 60, y cinco posiblemente 60 por 40 040
prefería leopallcalli, con el añadido de ca/Ii, "casa", para la estructura , pero a menudo me he por 40. Los otros siete supues tamente recibieron menos. Incluso la menor de las s uperficies
quedado con la impresión de que leopan se refiere a todo el recinto de la iglesia. La definición que mencionadas habría sido considerable si se trata ra de buena tierra, y las mayores son compa­
da Molina de leopan es exactamente la misma que la principal de leucalli, "yglesia o templo". rables a las extensiones que poseían los nobles de mayor nivel (BC, doc. 18, p. 110); véase tam­
(No veo forma de estar seguro de lo que Molina quería decir con "templo".) Los dos términos bién la discusión detallada del documento en Horn, 1989, pp. 238-240).
nos recuerdan mucho al conjunto it'ccalli y tecpan (véase el cap. IV, sección "Nobles, señores y Los documentos en náhuatl por lo general no mencionan la instrucción en la música euro­
gobernantes", pp. 151-162). pea recibida de los frailes desde los primeros tiempos, y dan en cambio la impresión de que los
La palabra española iglesia también aparece con frecuencia en los textos en n~huatl , sobre nahuas conservaron estas habilidades entre ellos mismos. Las únicas dos referencias a una
todo en determinadas frases tomadas del español como Sanla Iglesia Romana y con referencia a ense ñanza española mencion an amba s a fray Pedro de Gante en la ciudad de México. Chi­
la organiza ción ecuménica en vez de a la estructura física, pero ocasionalmente también con malpahin (2, p . 25) habla de fray Pedro como maestro de los cantores mexicas ("Ynmaestro yn
este último significado. Como en mi experiencia leccalli se refiere en la mayoría de los casos a cantores mexica"). El analista anónimo de la década de los 1560 dice (MNAH AH, CO 14, p. 150)
una pequeña iglesia o capilla, se me ha ocurrido que pudo haber existido una distinción de que fr~y Pedro hizo que los cantores de la iglesi a aprendieran una pipilwicatl ("canción d e
tamaño entre leopan y leocalli; no obstante, Chimalpahin en una ocasión llama a la primera ca­ nifios" ) en 1567. El pasaje parece ambiguo y, hasta donde lo he podido entender, no dice pre­
tedral de la ci udad de México un " teocalli" (CH, 2, p . 31). Puesto que /eopa n carece principal­ cisamente que fra y Pedro en realidad les enseñara la canción : Septienbre 1567 ypan in mocuicn­
mente de una terminación absolutiva, no podemos estar seguros de que en la construcción machtique leopal1llaca pipilcuicnll in qu imomachliqlle ompa /copan momacltliaya ylencapa in lolatún
teopanllacatl se encuentre ligada a lIacatl , "pe rsona ". La forma leopan tiaca ti, con los elementos frai po de gnnie quito yevat/ mevaz in iqllac ilhuilúll quiíaz s. franco. ("En se ptiembre de 1567, los
como palabras libres separadas, puede ser más correcta que la forma que he elegido. teopantlaca aprendieron [o les enseñaron) canciones. Lo que aprendieron [o lo que se les en­
49 BC, doc. 18, p. 110. señó) era una pipilcuicatl. Estaba siendo aprendida [o enseñada) en la iglesia por orden de
so CH, 2, p . 18 (también pp. 11 Y 12, posiblemente colocadas en un ord en cronológico eq ui­ nuestro padre fray Pedro de Gante. Él dijo que se la debería cantar cuando se celebrara el día
vocado). de San francisco.")
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 313
312
Tulancingo estaban recibiendo sumas anuales de dinero, a las que se llama­ nido eran el alguacil de la iglesia y el escribano de la iglesia; a éstos se les
ba específicamente su paga (yntlaxtlahuil), de parte del gobierno municipal, observaba con más frecuencia en compañía del fiscal, ya sea ocupándose de
pero los tres o cuatro pesos que se daban a todo el grupo cada diciembre testamentos o atendiendo otros asuntos.57 El alguacil era el brazo ejecutivo
difícilmente habrían hecho rico a alguno. 53 Tampoco se sabe que la práctica principal del fiscal; se le debe diferenciar de otras personas de iglesia a las
que a veces se llama topile, aunque la palabra náhuatl puede traducirse
haya sido común. como "alguacil" y a veces se le aplicaba precisamente al funcionario de que
El ingreso regular para la gente de la iglesia, suponiendo que el fiscal no
lo interceptara, era el medio peso que, durante todo el periodo colonial, los estamos tratand0 58 Topilli significa "bordón o bastón" y su derivado "topi­
moribundos solían destinar a su grupo por su participación en los ritos le" (literalmente "el que sostiene el bastón" ) puede hacer referencia a
fúnebres,54 además de los pagos que recibían por participar en las festivi­ cualquiera que ocupe un cargo oficial y tenga responsabilidades específicas
dades de la corporación. El maestro de los músicos (al que usualmente se en un nivel intermedio, supervisando y siendo supervisado. En varios ejem­
llamaba con la frase española maestro de capillas), que luego se podía conver­ plos en los testamentos de Culhuacán se puede ver que un topile es todo
tir en fiscal o en miembro de alto nivel del cabildo, puede haber tenido cier­ menos un alguacil; éstos incluyen a Juan Jaso, el teopan topille tlachpanqui,
tas prerrogativas. Una parte del coro normalmente consistía de niños y, en "el topile de la iglesia que barre", que probablemente estaba a cargo de los
1763, un alcalde pasado de Quauhtlalpan (centro del valle de México, cerca conserjes y de las personas que limpiaban, aunque su título y cargo pueden
de Coatlichan) recordaba que cuando era niño del coro el maestro acostum­ haber tenido mucho prestigio en vista de que, en la tradición prehispánica,
braba enviar a los jóvenes a su cargo a que cosecharan los magueyes de su barrer los templos era un deber sacro y una prerrogativa ritual importante,
esposa. 55 Otro alcalde pasado testificó que él también había sido miembro ya Juan Bautista, el coro topilli teopan, "el topile del coro en la iglesia" .59
del coro cuando era niño; las posiciones inferiores en la iglesia deben haber Al escribano de la iglesia no se le confunde fácilmente con el resto de sus
servido en algunas ocasiones para capacitar a los futuros funcionarios supe­ empleados; el problema es diferenciar entre él y el escribano de la munici­
palidad. Como muy pocas veces tenemos información completa sobre el
riores de la municipalidad.*
Una de las razones por las que el término teopantlaca estaba tan difundi­ gobierno civil y la jerarquía eclesiástica en un altépetl particular en cierto
do puede haber sido la falta de especialización entre el personal de la igle­ momento, es imposible hacer afirmaciones categóricas, pero parece que a
sia. Parece que los sacristanes, los alguaciles, los diputados y los custodios menudo el escribano de ambas organizaciones era la misma persona.
realizaban todas las funciones según se fueran necesitando y en algunas Ciertamente, Martín Jacobo de Maldonado, cuando estaba escribiendo tes­
ocasiones resulta que se trata de la misma persona que desempeña dife­ tamentos en Culhuacán en 1579-1580 en compañía del fiscal y de otras per­
rentes tareas simultánemente; muchos de ellos probablemente también sonas de la iglesia, era un funcionario del altépetl, sujeto a que el cabildo lo
estaban en el coro.56 Los dos tipos de funcionarios con el perfil más defi­ despidiera. 60 En el siglo XVI, lo más común era que escribiera los testamen­
tos una persona que se describía a sí misma como escribano del cabildo;
53 Véase la p. 309. posteriormente, a la persona que los escribía le llamaban más frecuente­
54 Es indudable que los músicos también recibían gratificaciones en otras ocasiones que
tienen menos probabilidad de aparecer en los documentos, tales como las procesiones de los
santos de particulares mencionadas antes (p. 303); pero a mí me parece que los funerales 57 Por ejemplo, Be, docs. 20, 21, pp. 112-117 (Coyoacán, 1575).
deben haber sido su mejor negocio.
58 ¡bid. Baltasar Pérez aparece como "alguazil teopan" en la p. 114 Y como "teopan topile"
55 AGN, Tierras 2338, exp. 8, n. 26-27.
en la p. 116. A veces, como en este caso, había dos alguaciles en el sentido estricto en la iglesia,
• Lo que no quiere decir que el sistema moderno de cargos ya existiera. Mientras que, en la pero en los registros lo más común es una figura preeminente. Molina da el sentido de topile
forma ideal de ese sistema (que pudo o no haber existido realmente), todo funcionario, si vive como "alguacil" sin dar ninguna otra alternativa. El "teopan topile" que se menciona en la
lo suficiente y cumple con un mínimo de requisitos, logra pasar por toda la secuencia de cargos región de Azcapotzalco en 1695 (apéndice A, doc. 4) también parece haber sido un verdadero
de una manera igualitaria, en el periodo más antiguo sólo cierta proporción, que sobresalía por alguacil de la iglesia.
razones de su riqueza y destacado linaje, llegaba a la cima, y algunos eran tan ilustres que 59 TC, docs. 43, 55, pp. 150, 198. Véase también S. Cline, 1986, pp. 9, 46. La palabra española
jamás tenían que servir en los puestos inferiores. Algunos etnógrafos recientes están encontran­ coro hace referencia a la ubicación física en la iglesia, no a los cantores, que constituían la capilla
do, por lo menos en la región maya, que si se investiga con más detalle es posible encontrar (aunque se cantaba en el coro). Juan Bautista puede haber sido el bedel del coro en vez de la
todavía muchos vestigios del sistema antiguo (Kathleen Truman, comunicación personal).
persona que estaba a cargo de los cantantes.
Véase también Chance y Taylor, 1985. 60 TC, doc. 61, p. 222. Martín Jacobo nunca se llama a sí mismo escribano de la iglesia, ni es­
56 Véase Haskett, 1985, pp. 327-350, para listas de funcionarios y responsabilidades en la
región de Cuernavaca durante la mayor parte del periodo colonial. Haskett está consciente de cribano del cabildo, pero usa escribano nombrado, término que en español hace referencia a un
la interpenetración de las funciones. El mismo fenómeno se observa entre los funcionarios escribano interino nombrado para la ocasión. Véanse las muchas referencias a Martín ¡acobo y
menores del altépetl. Véanse el cap. 11, sección "Funcionarios menores", pp. 67-71, YTA, pp. 13-14. a los escribanos en el Índice temático de S. Cline, 1986.
LA VIDA RELIGIOSA 315
LA VIDA RELIGIOSA
314

mente el escribano de la iglesia .6 1 No estoy seguro de que esta tendencia sobre qué tan lejos avanzó hacia su conclusión lógica. 63 Los registros en
refleje algún cambio más profundo que el del título, pero puede ser que, náhuatl del centro de México dejan a sus lectores con algún sentido de la
después de 1650, el cabildo civil, que al principio tomó un papel activo en ubicuidad de las cofradías en el siglo XVII, pero no con muchos motivos
las misas , la venta de las propiedades y la herencia, abandonara cada vez para pensar que fueran entidades dominantes o agresivas, o incluso par­
más el control directo al fiscal y sus hombres . Como Lffia persona que había ·ticularmente complejas y bien definidas en el esquema general de la organi­
adquirido una buena comprensión de las fórmulas religiosas y del fun­ zación religiosa y sociopolítica. Dos especialistas han observado ya que la
cionamiento y las implicaciones de todos los asuntos fLffierarios, el escriba­ cofradía parece estar mejor desarrollada en la periferia, donde el fuerte
no estaba en una posición especialmente favorable para ascender al puesto mecanismo del altépetl o su equivalente no existía, que en el centro de Mé­
xico y Oaxaca. 64 La documentación en náhuatl que está saliendo a luz hasta
de fiscal (así como a cargos en el cabildo).
Es probable que los alguaciles y escribanos participaran en la manipu­ la fecha apoya esta interpretación, no sólo por la poca a tención que se da a
lación de los testamentos y de la propiedad junto con los fiscales y que reci­ es'ta organización en los registros del centro de México, sino también por el
bieran de esta manera , parte de sus remuneraciones normales, si bien no importante perfil que toma la cofradía en los pocos registros en náhuatl que
oficiales. De nuevo los testamentos de Culhuacán proporcionan el mejor tenemos de la región occidental de país 65
ejemplo. El escribano principal, que escribió la mayoría de los testamentos La proliferación según las líneas de las unidades sociopolíticas puede
que se han conservado y los conservó en su posesión, fue despojado de su haberse retrasado porque las principales cofradías muy raras veces estaban
cargo por sacar muchos de los testamentos del libro, pues se sospechaba dedicadas a los santos patronos de entidades específicas. Más bien, se en­
que era con el propósito de que él o sus asociados pudieran vender los cuentran las mismas dedicatorias que entre los españoles una y otra vez, sin
bienes y conservar el dinero impunemente en vez de hacer que se celebra­ duda porque en su origen los eclesiásticos españoles insistieron en ellas,
ran las misas. Un segundo escribano, Miguel Carda, en su propio testamen­ 63 Ricard deja la impresión de que las cofradías surgieron inmediatamente como parte de
to admite haber " tomado prestado" el dinero de varios de los testadores. un plan general de cristianización (véase 1966, pp. 181-182). Gibson corrigió esa perspectiva, al
decir que la cofradía era un fenómeno retrasado (1964, p. 127). Ha ce hincapié en el pequeño
Por último los albaceas generales (porque para este tiempo el albacea era número de hermandades fundadas en el siglo XV! y considera que su moment o de mayor
un cargo oficial en Culhuacán, muy parecido al alguacil) parecen haber importancia ocurre después de 1600. No negaré esto en tér minos de números relativos pero,
hecho lo mismo. 62 sin una base estadística firme , he co menzado a creer que las fundaciones imp ortantes en las
grandes unidades estaban ocurriendo regularmente a partir de 1570, aunque la etapa de la pro­
liferación llegó después. Algunas de ellas quizá demuestren estar relacionadas con la tardía
COFRADÍAS fragmentación del altépetl.
A pesar de todo lo que contribuyó el mapa multidimensional de Gibson a aumen tar la
comprensión de la historia del centro de México, por fuerza no llegó a ser exhaustivo. Muchas
Casi como parte del personal de la iglesia encontramos a los funcionarios partes constitutivas del altépetl y de las parroquias quedaron sin nombrar y sin localiza r. Los re­
de las cofradías, hermandades laicas fundadas, al principio, a instancias de gistros quizá nunca nos permitan llen ar estos mapas del tod o, pero, si existen los recursos para
los eclesiásticos españoles y, posteriormente, cada vez más por iniciativa de la mejorar en forma significativa el mapa y para progresar en nuestra comprensión de muchos
de los temas que influyeron en el mundo hispano yen el indígena, es impe rativo que se rea­
gente local. Se sabe que unas pocas de estas hermandades se originaron licen compilaciones adici onales. Robert Haskett y Stephanie Wood están haciendo valiosos
durante la primera generación posterior a la conquista, pero la campaña mapa s de fuera del valle de México y de la regi ón de Cuemavaca y del valle de Toluca, respec­
- para organizarlas empezó activamente en la última parte del siglo XVI, y du­ tivam en te, pero también requerimos, quizá más que de aquéllos, una segun da generación de
mapas que contengan mayores detalles. El trabajo intenso en sub regiones esdecíficas puede
rante los siglos XV II Y XVIIl fueron una característica normal de la situación; representar nuestra mayor esperanza; la investigación de Rebecca Hom sobre Coyoacán (1989)
su número aumentó hasta que hubo una cofradía en cada comunidad y ha producido resultados impresionantes en este sentido. Una vez que tengamos una lista y un
subcomunidad indígena consciente de sí misma (como también ocurría en mapa más detall ados de las unidades socio políticas, su comparación con el proceso de forma­
ción de la s co fradías probará ser muy provechoso, pero también en ese campo se requiere un
el mundo hispano). En el estado actual de nuestro conocimiento poco pode­ trabajo en gran escala, sistemático, lo que no es una tarea fácil.
mos decir sobre las razones por las que el proceso ocurrió en esas fechas o 64 Chance y Taylor, 1985, pp. 8-12. Farriss, 1984, muestra que la cofradía estaba muy bien
desarrollada e integrada con otros mecanismos locales en el Yucatán colonial. Quizá ésta es
una indicació n adicional, a pesar de la importancia de Yucatán en la historia cultural de
61 Ésta no es una tendencia que carezca de excepciones. Tanto los ejemplos como las excep­
Mesoamérica, de su posición relativamente periférica en los tiempos co loniales y también de la
ciones pueden observarse en los testamentos que se presentan en BC y NMY.
diferencia en la estructura de sus unidades sociopolíticas y las del altépetl del centro de
62 Véase S. Cline, 1986, pp. 44-46, 95-96. Los escribanos deben haber recibido un pago direc­
México.
tamente del cliente por cada documento producido, como ocurría en el mundo español, pero
65 Véase, por ejemplo, BC, docs. 8, 27, 28, pp. 78-83,168-169,174-177.
no he visto una evidencia directa segura en ese sentido.
LA VIDA REUG10SA LA VIDA REUGIOSA 317
316

después de lo cual se convirtieron en algo esperado que los indígenas ~le­ capilla indígena de San José (anexa al monasterio franciscano). Estaba desti­
gían espontáneamente en cualquier caso. El Santisimo Sacramento, las Ani­ nada específicamente a los mexica y no a los españoles. En 1596 la feligresía
mas del Purgatorio, el Rosario, la Santa Cruz y la Santa Comunión, todos de esa misma capilla tuvo el honor de adquirir la primera cofradía de San
estos nombres tomados del español, eran los títulos más comunes y, si se es­ Diego que se fundara en cualquier monasterio de toda la ciudad; "tenían una
tablecían varias hermandades en una iglesia, frecuentemente los serían en bandera de color ceniza, y llevaban un escapulario ceniciento sobre sus
ese orden. Algunas otras advocaciones tenían un mayor potencial para la pechos". En 1603 las cofradías de San José se unieron a sus contrapartes
personificación, como la del Santo Entierro, la del Niño Jesús, la de la Virgen españolas en una procesión para pedir que terminaran las lluvias excesivas
María del Rosario, la de la Virgen María de la Soledad y la de San Francisco, y las inundaciones que habían ocurrido ese año; Chimalpahin tiene el
a\.mque ninguno de estos conceptos o personajes generalizados se vinculaba cuidado de decir que las hermandades de Tlatelolco iban al final de la línea,
exclusivamente con alguna entidad. No estoy seguro de que las cofradías después de las mexica. 68 En 1612 Tlatelolco obtuvo el permiso de establecer
reconocidas oficialmente se dedicaran jamás al santo del altépetl o calpolli una cofradía de la Virgen María del Rosario. Chimalpahin dice que esto se
local; actualmente no conozco ningún ejemplo de esto. 66 La identificación hizo a solicitud de Diego López, un tallador de madera, al que considera el
con la unidad también era debilitada por la práctica, no poco frecuente, de fundador; luego, en otro pasaje, califica al gobernador de Tlatelolco en ese
67 tiempo como fundador, junto con Diego López. En 1613, la nueva organi­
que una persona perteneciera a más de una cofradía.
A las cofradías reconocidas les daba licencia un obispo, debían tener zación obtuvo el permiso para desfilar en la prestigiada ruta larga por toda
sede en una iglesia consagrada y ser supervisadas periódicamente por un la ciudad, pero al mismo tiempo fue algo mortificante que los españoles de la
sacerdote, que también podía supervisar las elecciones de la organización. cofradía del Rosario, basada en el monasterio dominico, se negaran a co­
No obstante, había campo para que dentro de esta estructura los indígenas operar. Sin embargo, en la procesión de la cofradía basada en el convento de
tuvieran una participación propia, usando las hermandades para una com­ monjas de San Juan de la Peni tencia los miembros españoles e indígenas
binación de religiosidad personal, lealtad a la unidad y luchas de facciones, desfilaron juntos, y los mexica, en particular la gente del tlaxilacalli de
que en su mayor parte sólo podemos imaginar. No obstante, Chimalpahin Tequicaltitlan del barrio de San Juan Moyotlan de Tenochtitlan, desfilaron a
nos presenta algunas raras anécdotas, recopiladas de sus observaciones del la cabeza de la procesión. Por supuesto, todos los que participaban en estos
mundo nahua a finales del siglo XVI y principios del XVIl en la ciudad de eventos prestaban mucha atención al tamaño y esplendor relativo de las
México. Sus relatos frecuentemente involucran las políticas del altépetl y imágenes que llevaban. En esta misma ocasión, los mexica se molestaron
mucho porque el impopular padre Zárate les negó el permiso para sacar
de las etnias.
En 1591 se estableció una cofradía de la Soledad por solicitud especial de dos nuevas imágenes de santos que acababan de hacer. Chimalpahin infor­
"el gobernador, los nobles y los macehuales de la ciudad de México" en la ma que los forasteros mixteca de la ciudad de México también crearon una
cofradía y desfilaron en procesión, pero se esfuerza por indicar que su ima­
gen de la Virgen del Rosario era "más bieri pequeña".69
66 Lo que Gibson llama cofradías informales estaban, sin embargo, dedicadas a esos santos
(1964, pp . 129-130). Un ejemplo de esos arreglos proviene de San Miguel Tocuillan (región de El funcionario principal de la cofradía, siguiendo un precedente español,
Tetzcoco), fechado en 1722 (AGN , Tierras 2338, exp. 1, f. 14). Un español (uno de cuyos pa­ era el mayordomo, a quien solían acompañar unos administradores asis­
rientes se casó dentro de la comunidad) había rentado un lote de tierra que un ciudadano de tentes, que tenían el título de diputado o prioste, y un escribano. Cada tanto
Tocuilla, dejó al santo patror1o San Miguel y había pagado dos pesos, la renta de un año, lo
que reco'floce un gntpO integrado por el alcalde (no había gobernador), el regidor mayor, el fis­ todos los miembros, en presencia de un sacerdote, elegían a los funciona­
cal, el " mayordomo de la iglesia " y las mochi flacntl cofrnlldias, lo que al parecer significa "todas rios. Parecería que ese mecanismo contenía la posibilidad tanto de una
las personas o miembros de la cofradía", aunque el escribano nahua puede haberse confundi­
mera dominación sacerdotal, como de una forma de hacer las cosas más
do en lo que se refiere a la distinción entre cofrndía , la organización , y los cofrades, sus miem ­
bros . Por lo común no había el puesto de "mayordomo de la iglesia "; el título de mayordomo democrática de lo que era el caso en otros campos de la esfera nahua, pero
estaba reservado para los administradores de las cofradías, y aparentemente ésa es la intención es poco probable que cualquiera de estas dos alternativas se materializara
en este caso; considero que este uso no es sólo un error, sino que indica una falta de diferencia­
ción entre la cofradía y otras organizaciones. En este caso los funcionarios del altépetl, el fiscal
de la iglesia y la cofradía actúan como uno solo, sin mostrar ningún interés por esta última 68 CH, 2, pp. 33-34, 45.
como una entidad separada. Esta particular cofradía era sin duda un grupo voluntario infor­ 121. Diego López de Tlatelolco era un quauhtlncuilo; la palabra es
69 CH, 2, pp. 110, 120,
mal y de apoyo para las festividades del santo patrono, y el término "cofradía " no era más que definida por Molina como "entallador de madera " a pesar de su significado etimológico
un nombre para la parte de toda la congregación que participaba más activamente. aparente, "uno que pinta sobre maderas". Chimalpahin no lo especifica, pero considero que
67 Para un ejemplo, véase 6e, doc. 4, p. 68 (Coyoacán, 1622).
Diego López, buen amigo de él, era un indígena.
318 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 319
completamente. Lo que nos parece ver es un consenso que le permite a los dadano nahua de Tula que parece haber hecho la traducción en 1570, quizá
mismos notables que encontramos en todos los demás campos operar tam­ un poco provincial y anticuado en comparación con sus similares del valle
bién en la cofradía. No obstante, como veremos, la participación directa de de México, no estaba familiarizado del todo con algunos de los términos
la comunidad puede haber sido mayor, puesto que las mujeres podían teológicos españoles que encontró y, por lo tanto, escribió tanto la palabra
tomar parte activa en la organización, fenómeno que difícilmente se obser­ española como su equivalente náhuatl para aclarar lo que quería decir,
va en las estructuras institucionales formales del mundo colonial nahua. En como en el caso de "el amor a las personas !Jamado caridad"n Aunque el
general, carecemos de suficientes testimonios internos detallados sobre escritor conocía y empleaba la palabra española campa na, en un pasaje
estos asuntos como para evaluarlos adecuadamente. Por esa misma razón retorna al circunloquio de la primera generación miccatepuztli, " metal del
trataré con cierto detenimiento el singular libro de registros de la cofradía difunto ", esto es, el objeto de metal que se tocaba para anunciar la muerte
del Santísimo Sacramento de Tula, que contiene (con muchas omisiones) de alguna persona.?3 _
anotaciones desde su fundación en 1570 hasta 1730, la mayoría de ellas en Ingresar a la hermandad del Santísimo Sacramento costaba medio peso
náhuatl y compuestas por los miembros indígenas de la cofradía 7o para un indígena adulto y un cuarto de peso para un niño. Se inició una
Como introducción al libro está un documento de considerable interés campaña para que ingresaran más miembros inmediatamente después de
potencial, las ordenanzas completas de la cofradía escritas en un náhuatl que se estableció la organización, y el escribano registró en el libro el nom­
elegante. Sin embargo, el interés disminuye cuando uno empieza a sentir bre y las contribuciones monetarias de cada miembro nuevo. Se tuvo gran
que el documento es una traducción muy aproximada de un original cuidado y, con algunas omisiones, los registros continuaron durante los
español; de hecho, las últimas páginas de ese original todavía están en el siguientes años y décadas. Si una persona hacía nada más un pago parcial,
volumen. A juzgar por el contenido de los reglamentos, un eclesiástico se anotaba , como también se anotaba el pago final subsecuente. Dos per­
español los hizo casi en su totalidad, prácticamente sin consultar a las per­ sonas ingresaron, cuando eran niños, por una cuota de dos reales cada uno;
sonas indígenas locales. Excepto porque dispone que los indios paguen una luego, unos 15 años después, al convertirse en adultos, pagaron dos reales
cuota de ingreso menor que un español (y también que reciban en la misma más cada uno, y el escribano volvió a la entrada original para hacer la anota­
proporción menos honores gratuitos a su muerte), y que los cargos debían ción.7 4 Estas listas nos inculcan la ambición de determinar el tamaño de la
compartirse entre las dos etnias, todo el texto puede describir a cualquier cofradía y los atributos de sus miembros. Sin embargo, lo que puede lo­
hermandad española, desde las procesiones, misas y numerosas candelas grarse está considerablemente limitado.
hasta los beneficios funerarios, féretro y doblar de las campanas.?! El ciu­ En lo que se refiere a los atributos de los miembros, sólo se nos dan unos
pocos oficios: cocinero, panadero, carnicero, trabajador de plumas (amante ­
70 El libro de la cofradía de Tula (TCS) se encuen tra en la sección "Lat in American Mss.
Mex ico" en el depa rtamento de manuscritos de la Biblioteca Lilly de la Universidad de In­
diana . En cierto momento, el libro debe haber es tado lejos de ser único; podrían aparecer con­ años, todos los funcion arios parecen indígenas. Creo que surgieron dos organizaciones sepa­
trapartes muy similares. Más adelante, p. 329, tendré oportunidad de hacer referencia a frag­ radas casi de inmediato, pero que ocasionalmente algunos de los asuntos de la ram a española
mentos de un libro de cofradía de Xochimilco en el siglo XVII, que Gibson conoció y usó con terminaron siend o registrados en el libro indígena . En las raras ocasiones en que el in greso y
mucho provecho (1964, p. 128). Los registros que he visto corresponden en la ma yoiía de los pago de cuotas de una persona española está n registrados en náhu a tl en listas qu e por lo
casos, incluso en algunos pequeños detalles, con lo que Gibson informa de ellos, pero los en­ demás son de indígenas, es conceb ibl e que esa persona, por condescendencia o religiosidad,
contré en un lugar diferente del que especificó en su refe rencia. Gibson da MNAH AH, C AN 339, estuviera p resta ndo su nombre a la rama indígena, aunque de ninguna manera estoy se guro
ff. 1r el seq., 1511 el seq. Encuentro el mismo volumen en el mismo depósito, Fond o Franciscano de esto. (Un caso seguro es el del ingreso póstumo del alcalde mayor en la "cofradía de los na­
129. Es posible que hubiera alg unos reajustes entre nuestras visitas. El volumen es una colec­ tura les" en 1660, p. 75.)
ció n superficialmente caót ica de materiales diferentes . Creo que Gibson no pudo dedicar el 72 TCS, p. 8, ítem 14 de las ord enanzas: " in teutla~otlaliztli [sic para tetla"otlaliztli] in itoca
. tiempo requerido a la identificación de las diversas partes y establecer un orden o relación. caridad". Otra posibilidad, que no excluyo, aunque no sería característica, es que tan to la ver­
Tampoco lo pude hacer yo, y sin duda este meritorio traba jo aún está por hacer. No me quedó sión española como la náhuatl (en todas partes el Santísimo Sacramen to es la cofradía más
claro, ni creo que a Gibson, qué partes del volumen son de Xochimilco, y cuáles del monasterio importante) estuvieran tan generalizadas que hubieran ci rculado por todo el país durante
fran ciscano de Cholula. algún tiempo, lo que explicaría igual de bien el aparente arcaísmo. Debo admitir que los pares
71 Aunque la cons titu ción parece prever una participación en que los dos elementos se constituidos por una palabra española y una náhuatl aparecen también en tex tos muy poste­
mezclan, esto nunca ocurrió, al menos en gran esca la. La mayoría de miembros que aparecen riores, pero en general son una se ñal de lo nuevo que era ese concepto particular para quien
en la lista es tan abrumadoramen te indígena que parece que deben haberse conservado listas eScribía.
separadas para los españoles; de hecho, una de esas listas está incluida en el volumen. En 1590 n TCS , p. 9, ítem 21 de las ordenanzas. Miccalepozt/i se encuentra ocasionalmente también
se eligieron dos grupos de funcionarios (TCS, p . 40; según mi paginación; en el orig inal los en escritos posteriores, entre ellos los de Chimalpahi n.
folios no están numerados); en 1591, sólo se mencionan funcionarios españoles. Para los demás 74 TCS, p. 14.
LA VIDA RELIGIOSA 321
LA VlDA RELIGIOSA
320
viviendo después de dos años ocho meses, pero la década de 1570, en par­
catl, que tal vez sólo signifique" artesano"). Los cargos importantes en el
ticular la última parte de la misma, fue un tiempo de epidemias virulentas,
cabildo local y en la jerarquía de la Iglesia se mencionan con la suficiente
que ocurrieron en medio de una disminución a largo plazo de la población
frecuencia para dejar en claro que se esperaba que el gobernador, los alcal­
durante todo el siglo XV I y principios del XVII?? De cualquier modo, algunos
des y el fiscal se unieran a la cofradía. Si se estudian los nombres de los
miembros como una fuente adicional de comprensión, un estrato superior de los miembros sólo ingresaban en el momento de su muerte, con el fin de
tenía el título de "don" o "doña" o algún apellido español de prestigio. Pero disfrutar de las indulgencias. Con los nuevos ingresos, a una tasa de 50 060
en los años buenos, y de menos de la mitad en los malos, parece poco pro­
la mayoría carecía de esos atributos . Aunque nombres de todos los tipos
bable que el número de miembros a finales del siglo XVl excediera en algún
comunes después de la conquista estaban presentes, la mayoría de los miem­
momento los 500, lo que sin duda no habría representado más de 300 vi­
bros llevaba apellidos indígenas. Algunos parecen indicar una posición
viendas domésticas. Una nueva campaña de registros que empezó en 1604,
relativamente alta (como Pochtlantiachcauh, " líder en Pochtlán"), pero la
con las mismas ambigüedades, nos lleva a conclusiones similares. En el
mayoría era de nombres en náhuatl comunes antes de la conquista, con
tiempo más o menos entre 1615 y 1730, la última fecha en el libro, los re­
pocas implicaciones de rango. Durante un tiempo (la segunda mitad del
gistros son tan erráticos (hubo ocasiones en que durante muchos años no se
siglo XVI), los nombres como grupo no eran nada excepcional; parecen más
registró a los nuevos miembros) que no existe ninguna base para hacer una
bien ser representativos de toda la comunidad, aunque puede nO ser así,
puesto que para esas fechas las personas de un rango relativamente alto estimación de los números absolutos.
¿Cuáles eran las características de nuestras quizá 500 personas en 200 o 300
podían tener todavía apellidos en náhuatl. En una nueva lista que se
empezó en 160475 la proporción de nombres españoles es algo mayor, en viviendas domésticas? Si se estudian las afiliaciones de nuevos miembros,
especial para los hombres, pero si tenemos en cuenta los cambios de estilo registradas con irregularidad, se observa primero que provenían de toda la
gran región de Tula. La parroquia de Tula no incluía sólo al altépetl de Tula
las ambigüedades siguen siendo las mismas. La participación de la familia
propiamente dicho sino también, sobre la base de las visitas, varios otros que
era muy fuerte. Se prefería el ingreso de una pareja casada, y en ese caso se
dan los nombres del hombre y de su esposa, así como, con frecuencia, tam­ se convirtieron en encomiendas separadas y teman sus propios gober­
nadores y cabildos. En esencia, todos ellos estaban representados. El nombre
bién los de los hijos de cualquier sexo, pero esas anotaciones nO constituían
Tula (Tollan) es muy raro en las anotaciones, y no aparece para nada en las
una mayoría clara debido a las muchas viudas (así como unOS pocos viu­
listas de los primeros años, pero las alrededor de 20 afiliaciones que no se
dos) y jóvenes (solteros y solteras) que ingresaban. Algunos niños también
pueden identificar como de pueblos separados demuestran ser partes cons­
ingresaron sin sus padres. titutivas de Tula. Por lo tanto, la Tula propiamente dicha, contribuyó al
Aunque es imposible determinar con exactitud el tamaño y la distribu­
ción geopolítica de la cofradía, los registros nos permiten hacer algunas núcleo esencial de los miembros; en la primera lista continua de nombres,
suposiciones. Para los periodos en que se tuvo el. cuidado de llevar los re­ tlaxilacalli de Tula aparece 88 veces, y de los pueblos aledaños 25 veces 78
gistros, parece que tenemos los nombres de casi todos los miembros, pero
nas personas incluso pagaban más de lo que se requería, simplemente como un gesto. Algunas
casi nunca se da en ninguna parte el número total y, aunque las muertes se anotaciones abreviadas que comúiUnente se añadían a las entradas podrían aclarar más su sig­
registraban en forma irregular, nunca se proporciona la fecha en que ocu­ nificado, si es que se las logra descifrar.
rrían. Después de la fundación de la cofradía, en octubre de 1570, el escriba­ 71 No obs tante, la tasa de ingreso de nuevos miembros alrededor de los años de 1579-1581
no difiere considerablemente de la tasa en los años irunediatos precedentes y siguientes.
no continuó añadiendo nombres sin interrupción en la lista hasta mayo de 78 Tepexic ocurre siete veces. No estoy seguro de que la entidad a la que se hace referencia
1573; durante este periodo cerca de 430 personas de diferente sexo yedad sea el importante altépetllocalizado al sur de Tula, del tod o fuera de la parroq uia pero expre­
se convirtieron en miembros 76 Se puede presumir que la mayoría seguía samente vinculado con los asuntos de Tula de alguna manera, o un tlaxila calli de Tula que terna
el mismo nombre. Una anotación de 1607 (TC8, p. 63) se refiere a Tepexic como el t1axilacalli de
un miembro ("ytlaxilacaIco"). Sin embargo, algunos de los altépetl circundantes también
se denominan así a veces (San Pedro y San Marcos, 1636, p. 73). Ninguna de esas clasifica­
75 La lista comprende las pp.55-63 de TC8. ciones cambiaría el panorama general drásticamente. Con el transcurso del tiempo, todos los
76 TCB, pp . 11-17. El núme roes aproximado porque los registros no siempre hacen clara­
pueblos de la p.arroquia de Tula aparecen por lo menos una vez. La mejor representa da es la
mente la distinción entre dos personas que ingresan como pareja y una mujer sola (en rarOS
mayor, Tlahuelilpa (Tlaahuililpan), seg uida por pequeñas entidades localizadas en las in­
casos un hombre ), ocasiones en las que sólo se nombra al esposo (que probablemente había fa­
mediaciones de Tula, San Lorenzo Xipacoyan, San Pedro y San Marcos. Sospecho que antes de
llecid o sin que esto se mencione de manera explícita, como sucede en mu chos casos) para la conquista muchas de es tas entidades estaban unidas con Tula en alguna estructura compleja
identificar mejor al nueVO miembro. La cuo ta pa gada aclara a veces las cosas, pero no siempre,
de altépetI.
puesto que los que ingresaban estando en su lecho de muerte pagaban cuotas mayores, Y algu-
LA VIDA RELIGIOSA 323
LA VIDA RELIGIOSA
322
los pobres, no podemos estar seguros de que la cofradía escogiera a sus
Incluso aunque los nombres de los tlaxilacalli no nos dan una buena idea de
miembros entre el estrato de nivel alto de la sociedad indígena local, aun­
la organización interna del altépetl, su distribución basta para demostrar
que definitivamente en ella estaban los personajes de más alto rango en esa
que los miembros tenían una base muy amplia y eran reclutados de mu­
sociedad.
chos de los distritos del pueblo (parece que de todos) , sin concentrarse en
Los cargos en el Santísimo Sacramento estaban estrechamente vincula­
una o dos partes dominantes. Los miembros que venían de lugares dife­
dos con posiciones altas en el orden general gubernamental y eclesiástico.
rentes de Tula incluían muchos gobernadores de pueblos, a veces sus espo­
Los mayordomos y diputados podían estar ocupando otro cargo de alto
sas y otros dignatarios, de lo que puede inferirse que la minoría que no
nivelo haberlo ocupado antes, o llegar a ocuparlo posteriormente. En
provenía de ahí consistía principalmente de personas importantes en sus
ausencia de listas completas de cualquiera de estos tipos de cargos no pode­
propias comunidades. A medida que las listas avanzan en el tiempo, sirven
mos decir que la tendencia fuera universal (es probable que algunos de los
menos, incluso para un burdo análisis estadístico, pero la estructura carac­
funcionarios menores de la cofradía nunca ocuparan algún otro puesto),
terizada por una variada mayoría de Tula con una minoría de prominentes
pero ciertamente era bastante común. Entre los funcionarios de la cofradía
personas de fuera nunca cambió durante el tiempo que cubre el libro; en
en el momento de su fundación, en 1570, estaba Juan Damián, alcalde ac­
fecha tan tardía como 1700 vemos que el gobernador de San Lorenzo Xipa­
tual 80 En 1601, don Andrés Luis de Tapia, fiscal actual y a veces gober­
coyan ingresa en la cofradía 79 El hecho de que el Santísimo Sacramento, la
nador, era mayordomo, y en 1631, Francisco de Rosas fue al mismo tiempo
primera hermandad de todas dondequiera que se la encuentra, retuviera
fiscal y diputado (luego escribano al año siguiente; véase el cuadro VU).81
una función auxiliar en la integración del altépetl de Tula y, en cierta medida,
En 1668, dos alcaldes actuales eran diputados (véase el cuadro Vl.2). Por otra
de la región más amplia en tomo a él, no significa que todas las cofradías de
parte, Rafael de los Ángeles, diputado en 1590, sería alcalde en 1604, y Juan
ésta y otras regiones fueran similares; puede esperarse que las organiza­ de Contreras, escribano de la cofradía en 1604, pronto se convertiría en fis­
ciones fundadas posteriormente sirvieran a un grupo más especializado de cal. 82 Otros funcionarios para los que no tenemos datos disponibles lleva­
miembros.* Dentro de Tula propiamente dicha, los miembros, por lo menos
ban nombres que proclamaban su linaje de gobernador: don Diego Juan del
hasta 1630 (fecha después de la cual los registros ya no dan una idea ade­
Castillo, don Diego de Acevedo Acamapichtzin, don Hernando de Men­
cuada), representaron una parte importante de la población local total, pero
doza.* Para 1600, parece que se había vuelto importante que la cofradía tu­
aun así seguían siendo una minoría. Como los nombres de los miembros
viera a cualquier costo uno de estos personajes ocupando simbólicamente el
son ambiguos y la cuota que se pagaba no era prohibitiva ni siquiera para
cargo de mayordomo y, cuando era necesario, se podía reclutar a alguno que
El hecho de que las restantes afiliaciones sean tlaxilacalli de Tula propiamente dichas se no perteneciera en ese momento a la cofradía, Don Andrés Luis de Tapia, a
demuestra no sólo por el uso de ese término sino también por una frase más específica oca­ quien acabamos de mencionar, ingresó a la cofradía y pagó su cuota al mis­
sional como chane nican Tullan Izanpolla poJllIi, "ciudadano aquí en Tula, que pertenece a
Tzapotla" (1634, p. 72). En el texto hago referencia a "aproximadamente 20" afiliaciones no
mo tiempo que se convirtió en mayordom0 83 Otros funcionarios, al igual
sólo a causa del problema de Tepexic sino tambi én porque no estoy seguro de si algunas pa­
labras que aparecen con poca frecuencia son nombres personales o afiliaciones. Además, 80 TC8, pp. 11-17. El cargo exacto de Juan Damián en la cofradía no se proporciona; sólo se
los nombres parecen denotar entidades de difere ntes órdenes, algunas incluidas dentro de las dice que él y Juan Garcfa eran los que habían mantenido el registro de ingresos desde el princi­
otras, sin que se lleguen a definir las relaciones . Así, Tenexcalco aparece ocho veces en la lista pio hasta mayo de 1573. Después, los diputados recién elegidos habrían de llevar a cabo esa
de 1570-1573, Panoayan tres -y Panoayan Tenex calco una vez, por lo que deduzco que tarea con ayuda del mayordomo Juan García. Como el nombre de Juan Damián precede al de
Panoayan era con toda probabilidad una subdivisión de Tenexcalco. Los tlaxilacalli menciona ­ Juan Garda, es probable que él fuera mayordomo; si no lo era debe haber sido diputado.
dos 10 o más veces en la lista son Quanalan, 22; Tzapotla, 20; Tlacpac, 19; Quetzalhuacan, 17; 8 l TC8, p. 66. Para don Andrés Luis de Tapia como gobernador, véase MNAH AH, Fondo
Tepetlapan, 16; Acxotlan, 14, y Tlalcohualco, 12. Franciscano 45, fl. 117v-118, 68, 70.
79 TC8, p. 90. Sin embargo, es posible que por razones prácticas el primer círculo de altépetl 82 TC8, pp. 40, 53, 54 (para Juan de Contreras como síndico/fiscal, véase MNAH AH, Fondo
pequeños que rodeaban a Tula hubieran sido absorbidos ya en este tiempo como barrios den­ Franciscano 45, cuentas para los años 1608-1617; véase también la nota 27 de este capítulo).
tro de la entidad más grande (sede del alcalde mayor y de una comunidad española que . Obsérvese la presencia de "don" y el tipo aristocrático de los apellidos españoles. La adi­
residía en ella) . ción de un segundo apellido indígena claramente dinástico después de un nombre español,
• Debido a que la región de Tula estaba poco poblada y eran pocos los frailes que servían como en Acevedo Acamapichtzin, es el grado superlativo de un nombre ostentoso. Don Her­
en ella, con un monasterio para muchos aJtépetl, la función integradora de los diferentes nando de Mendoza, mayordomo en 1668, es llamado específicamente en un texto español
aJtépetl que cumplía la cofradía del Santo Sacramento en Tula puede haber sido más impor "principal y cacique" (TC8, p. 77).
tante que en el valle de México o los valles circundantes, donde la mayoría de los altépetl 83 TC8, p. 66. Como los nombres de muchos miembros se presentan sin especificar la unidad
tenían su propio monasterio o iglesia parroquial, pero esto aún está por verse; algo muy simio a la que están afiliados y muchos nombres para los que sí se da esa afiliación se repiten con
lar pudo haber existido muy fácilmente en los grandes altépetl complejos como los de tanta frecuencia que no es posible estar seguro de cuál es el individuo de que se trata en un
Xochimilco y Coyciacán
LA VIDA RELIGIOSA 325
LA VIDA RELlG10SA
324
CUADRO V1.2. Funcionarios de la cofradía del Santísimo Sacramento de Tula,
CUADRO VU. Funcionarios de la cofradía del Santísimo Sacramento de Tula,
1667,1668 Y 1674
1632 y 1640
1640 Cargo 1667' 1668 1674
Cargo 1632
Don Diego Larios Mayordomo Don Diego de Acevedo Don Hemando Don Sebastián de San
Don Diego Juan del Castillo·
Mayordomo Alonso Mateob Acamapichtzin de Mendoza Antonio
Diputado mayor Don Francisco de San Pablo
Josef de Santiago Diputados Don Sebastián de San Don Nicolás Feliciano, Don Gaspar de los Reyes
Diputados Alonso Mateo
Tomás Diego Antonio alcalde y San Francisco
Josef de Santiago
_C
Escribano Francisco de Rosas Don Lorenzo Garda Juan de Mendoza, Don Lorenzo García
Doña María de los Ángeles
Diputadas Doña María de los Ángeles (y otros a los que alcalde Don Hemando de Mendoza
Doña María Salomé
Doña Maria Jiménez no se nombra) Diego de Mendoza Diego Garda
Constanza de Santa Ana
Doña Maria Salomé
María Salomé • Personas que ocu paban el cargo cuando se realizó la elección del 15 de enero de 1668; en
Maria Salomé
María Jacoba esa fecha pueden haber ocupado el cargo por más de un año.
Ana Xóchitl FUENTE: TCB, p . 77. Se retuvo el orden original de los nombres .

• La lista incorrectamente dice "don Diego Luis "; el error es evidente por va rias otras men­ nuevo_ Al mismo tiempo, se seleccionaron nuevos funcionarios de la co­
ciones a la misma persona como "don Diego Juan" . fradía en presencia de todo el cabildo de la municipalidad .86
b Alonso Mateo, por su posición, parece ser el diputado mayor, aunque no se le llama
Algo muy parecido ocurrió otra vez en 1631 , si bien en esta ocasión la
específicamente así.
c No se menciona este cargo.
culpa se atribuyó específicamente a la prolongada duración de los funcio­
FUENTE: TCB, pp. 70, 76. Se retuvo el orden original de los nombres. narios actuales en sus cargos. Los frailes, el cabildo, el fiscal y los miembros
de la cofradía se reunieron para tratar la elección de nuevos funcionarios,
que en las jerarquías del cabildo y del personal de la iglesia, tenían un origen lamentándose de que la organización estaba yendo a la ruina. No había can­
menos ilustre y tuvieron carreras de menor éxito. Alonso Mateo, un nombre delas y nada se hacía al respecto; "nunca se ha cambiado al mayordomo y a
humilde para esa época, fue diputado varias veces en las décadas de 1630 y los diputados; ésta es la causa de que ellos hayan descuidado las cosas" .87
84
1640 (cuadro V\.1), pero parece que nunca pasó de diputado mayor. Incluso cuando se realizaban elecciones con frecuencia, los funcionarios
Aunque las ordenanzas preveían elecciones anuales, el reemplazo de los podían reelegirse . Alonso Mateo fue elegido diputado en 1631, 1632 Y 1640,
funcionarios era irregular. El primer grupo mencionado sirvió sin interrup­ Y tal vez en los años intermedios, si bien no hay registros de las elecciones.
85
ciones dos años y ocho meses antes de que hubiera elecciones Nunca se Como puede verse en el cuadro V1.2, el mismo círculo tendía a intercam­
estableció una fecha uniforme para las elecciones. A veces parece que se biarse los cargos. Don Sebastián de San Antonio, diputado en 1667, fue ma­
llevó a cabo una nueva elección como parte del ajuste total realizado cuan­ yordomo en 1674 y de nuevo en 1683. 88 Don Hernando de Mendoza,
do algún religioso hacía una inspección y encontraba una situación insatis­ mayordomo en 1668, fue diputado en 1674. Don Lorenzo Carcía fue dipu­
factoria. A principios de diciembre de 1604, el padre guardián fray Juan de tado en 1667 y 1674. Es decir, el reclutamiento de los funcionarios en la
la Torre estaba inspeccionando al monasterio antes de abandonar su cargo. cofradía del Santísimo Sacramento operaba sobre la base de los principios
Cuando llamó a los funcionarios de la cofradía para que informaran de las que gobernaban la ocupación de cargos en todo el establecimiento del cabil­
candelas y el dinero que tenían en su posesión, se sorprendió cuando le do y de la iglesia, del cual la cofradía era sólo una parte relativamente su­
dijeron que sólo había ocho cirios grandes, unas 60 candelas muy pequeñas bordinada.
y menos de tres pesos en efectivo . El padre guardián reprendió a los fun­ Algunas idiosincrasias surgieron con el transcurso del tiempo. Cuando
cionarios y les preguntó si habían olvidado sus deberes y, como una mane­
ra de obtener fondos, ordenó una campaña para obtener nuevos miembros 86 TC6, pp. 53-54. Los gobernadores y alcaldes de todos los altépetl de la parroquia fueron
informados de la acci ón, lo que muestra nuevamente que la cofradía del Santísimo Sacramento
en la que incluso los miembros antiguos tuvieron que pagar sus cuotas de abarcaba toda la provincia.
87 TCB, p. 68. Los pasajes centrales del texto e n náhuatl dicen : "cene a huel ytlacauhtica huel
caso determinado, no puedo documentar mi fuerte suposición de que los funci onarios pro­
poliuhtica yn cofradia atle cera ayac quimocuitlahuia y huan ayc omopatlac yn mayordomo
venían de Tula propiamente dicha, no de los altépetl que la rodeaban.
yhuan diputados ypanpa yn ~a n otlaxicauhque".
84 TCB, pp. 68, 70, 76. 88 Para el ca rgo de 1683, véase TCB, p . 86.
85 TCB, p. 17.
LA VIDA RELIGIOSA 327
LA VIDA RELIGIOSA
326 que ingresaba solo lo hacía un momento antes de su muerte. Incluso entre
don Hernando de Mendoza fue elegido mayordomo en 1668 procedió a de­ los niños registrados, las muchachas aparecen notoriamente con más fre­
signar a sus propios diputados, entre ellos dos personas llamadas Mendoza cuencia que los muchachos.
(véase el cuadro VL2). Sin embargo, el precedente no se mantuvo, porque en Sin embargo, no es sino hasta 1604 que vemos prueba de que las mujeres
1674 los diputados fueron electos directamente, como lo habían sido antes. estaban yendo más allá de la influencia informal para empezar a ejercer
Una innovación que sí arraigó fue la adición de más diputados. A partir de abiertamente su autoridad en la organización. En ese año la cofradía estaba
un número de dos en 1631, al año siguiente se convirtieron en tres, pues en muy mala situación y, como hemos visto, una sensación de crisis y de
89
añadieron un diputado mayor, Ypara 1674 había cuatro. En una lista de
necesidad de reforma inspiró una nueva elección y la elaboración de un
1683 encontramos un diputado mayor seguido de un "segundo diputado"
nuevo registro del total de miembros. Después de registrar los nombres de
y no menos de otros 44 diputados (en cada casO deletreado "tiputado" por
los nuevos funcionarios regulares, las actas prosiguen diciendo que además
un escribano que estaba escribiendo en español pero retenía una pronuncia­ se eligieron "cuatro mujeres ancianas" que " mantendrán a la gente en
ción muy influida por el náhuatl).9o orden, para que los sagrados sacramentos sean respetados y las ofrendas no
La proliferación de cargos -hasta tantos como el número de subuni­ se desperdicien; también aprobarán lo que se gasta y reprenderán a las per­
dades importantes en la entidad sociopolítica de que se tratara- es normal sonas y les recomendarán que sean prudentes".92 No se dice quién eligió a
en cualquier institución nahua y el aumento hasta cuatro parece clásico. No las mujeres ni de quién fue la idea de elegirlas, y tampoco se dan sus nom­
obstante, no debe imaginarse que 44 o 45 unidades diferentes requerían bres. El hecho de que eran cuatro recuerda los procedimientos típicos de las
todas de representación. Uno de los primeros pensamientos que se me ocu­ organizaciones nahuas. Creo que habían estado presentes de manera casi
rrió fue que todos los miembros se habían convertido en diputados, pero la espontánea aunque algo informal desde la fundación de la cofradía, rea­
lista contiene algunos miembros ordinarios y sigue con los ingresos de lizando las funciones normales de las mujeres en cualquier organización de
otros. El sistema parece equivaler más a una distinción entre miembros masas nahua. Ahora, en el momento de una evaluación corporativa, re­
de primera clase (tal vez de mayor antigüedad) y miembros de segunda cibieron reconocimiento formal. En 1631 se les menciona de nuevo como
(quizá más recientes o menos activos). "cuatro madres de la gente en asuntos sagrados, para cuidar bien a la santa
La mayor irregularidad constitucional, y por mucho la más interesante, en cofradía de modo que sea muy respetada, y deberán alentar a los que no se
la cofradía del Santísimo Sacramento, es el papel desempeñado por los fun­ han unido todavía a la cofradía para que ingresen, y habrán de cuidar de
cionarios de sexo femenino y, posiblemente, por la masa de las mujeres nuestros hermanos [y hermanas] que están enfermos, y de los huérfanos;
también. No es que el fenómeno de la participación activa de las mujeres en deben procurar lo que se necesite para sus almas y lo que se requiera para
las organizaciones nahuas fuera realmente raro, como lo muestran las pocas sus cuerpos terrenales" .93
cíhuatepíxque conocidas en el campo del gobierno civil (véase el capítulo 11), En 1632 las cuatro "ancianas" o " madres" ingresaron plenamente en el
pero la evidencia documental es escasísima. Las ordenanzas de 1570 no grupo de funcionarios de la cofradía, porque se convirtieron en diputadas y
hacen mención de mujeres en capacidad oficial, y de hecho los hombres aparecen en las listas junto a sus contrapartes masculinas, aunque después
siempre ocupaban los cargos de mayordomo y diputado mayor, aunque de ellos, como habían aparecido las mujeres en las primeras listas de tes
desde el principio las mujeres se convirtieron en grandes cantidades en
miembros de la cofradía, como mujeres casadas, viudas, mujeres jóvenes 92 TC6, p. 54, nota 92: "yu an oc no nahuintin yllamatque yn tehuipanazque cenca maviz\o­
solteras o niñas. Todo indica que más dJla mitad de los miembros eran mu­ ti yez teo yutl ynic atle \an [.. . ] ventzintli vel no yehuantin quiqualitazque yn tleyn monequi
jeres. La lista de miembros de 1570-1573 incluye, según mi cuenta, 264 yvan tenonotzazque teyxtlamachtizque". Sospecho que la parte dañada tiene algo parecido a
"nenqui\az". Moneqlli puede traducirse como "necesario" en vez de "usado (gastado)". El text o
mujeres y 166 hombres 91 Las mujeres que vivían solas por alguna razón continúa ':a\o ittoz yntla aca motlapololtitinemi ynic quixtiloz amo oncan pouiz confradia " ,
eran numerosas en la organización, mientras que prácticamente todos los "quizá se ve rá si alguien está viviendo insensatamente por lo que deberá ser expulsad o y no
adultos hombres iban acompañados de sus esposas. No parece improbable pertenecer a la cofradía". No me queda en claro si esto si gnifica específicamente que las mu­
jeres ancianas deberían participar ellas mismas en esas investigaciones y decisiones .
que la presión de las mujeres a menudo hiciera que los hombres casados 9) TCB, p. 68: "yhuan nahuintin teoyotica tenantzitzinhuan ynic huel quimocuitlahuizque
fueran a la cofradía la primera vez. Con raras excepciones, el único adulto yn s" co fradia ynic huel mahuizyotiez yhuan ypan tlahtozque ynic calac ohuaz yn cofradia yn
aqu ique ayamo oncan mopohua yhuan quinmocuitlahuizque yn coco xcatzitzinti yn motene­
hua hermanos yhuan yn icnotlacatzitzinti ypan tlahtozque yn tlein ytech monequiz yn ipanpa
89 TCS,pp. 68, 70.

yAnima yhuan yn il cch pohui ytlalnacayo".


90 TCS, pp. 86-87.

9 1 Véase nota 76 de este capítulo.

328 LA VIDA RELlGIOSA


LA VIDA RELlGIOSA
329
ligo s de los testamentos en náhuatl. En 1640 las diputadas vuelven a apare­
cen en la lista constituyen el total, la hermandad estaba pasando por tiem­
cer, aunque ahora su número se ha incrementado a seis (véase cuadro VI.l).
pos difíciles, pero creo más bien que, a medida que los asuntos se hacían
Así como los funcionarios masculinos, resultan provenir de diferentes cla­
rutinarios, se escribía menos sobre ellos, y aunque no sé mucho de lo que
ses sociales, y en las listas se presenta primero a las de mayor rango. Tres
estaba ocurriendo en los años posteriores, no hay razón para dudar que la
de las diputadas de 1632 ocupaban el cargo nuevamente en 1640; sospe­
organización continuara siguiendo las mismas líneas, por supuesto adap­
chamos que en realidad lo ocuparon todo el tiempo y que la cuarta ya había
tándose a los nuevos tiempos. La última anotación en el libro es una orgu­
muerto en ese momento. La antigüedad también debe haber sido muy
llosa afirmación de haber adquirido un nuevo ornamento de plata con la
importante, pero la posición social predominaba. Obsérvese que Constanza
insignia del Santísimo Sacramento. El mayordomo responsable era don
de Santa Ana, cuyo nombre es de mayor categoría que el de María Salomé,
Matías de Tapia, sin duda un descendiente del Tapia que fue mayordomo y
la precede en la lista aunque era más joven.* El registro de las siguientes fiscal en 1621.95
elecciones no menciona a las diputadas (véase cuadro V1.2), pero quizá esto
Está claro que la principal cofradía de Tula no tenía ningún bien raíz ni
se deba sólo a que su número era mayor y las que ya ocupaban el cargo
ganado y que no llevaba a cabo empresas comerciales. El episodio de 1604
siempre repetían en él.
implica que dependía considerablemente de las cuotas de sus miembros
La lista de 1683 menciona un gran total de 14 diputadas. La mayoría está
para sus recursos monetarios. No obstante, éstas por sí solas no pueden
al final de la compilación, que consta de un sorprendente total de 45 dipu­
haber financiado las misas, candelas y procesiones requeridas_ Las orde­
tados de sexo masculino, pero dos están muy cerca de la parte superior,
nanzas originales mencionan las contribuciones voluntarias sin establecer
junto con sus esposos diputados, y doña Agustina de la Corona ocupa el
ninguna tarifa o procedimiento, y podemos imaginar que la cofradía de­
décimo lugar por sí sola. 94 Las cuatro mujeres ancianas originales pueden
pendía de hecho de las colectas. Quizá las cosas funcionaban de una mane­
haber representado un número igual de subdivisiones de Tula pero, como
ra similar a la que vemos en los registros en náhuatl de principios del siglo
ocurría con los hombres, la posición de diputada y su proliferación proba­
XVII en la cofradía de Veracruz en Xochimilco_Las con tribuciones eran de
blemente va más allá de la mera asignación según las unidades. En reali­
dos clases y se entregaban en dos días diferentes: granos de cacao los sá­
dad, después del momento en que tuvieron más importancia, entre las dé­
bados y efectivo los domingos. La cofradía debe haber tenido su propia
cadas de 1630 y 1640, las mujeres difícilmente superaron la posición formal
reunión regular cada sábado; luego los domingos se hacía una colecta en la
de auxiliares en la cofradía, aunque en términos de ¡acto, pudieron haber
iglesia, quizá pidiendo a la congregación en general, antes o después de
tenido la voz predominante, y su papel aquí nos da la sensación de estar
la misa. El ingreso también provenia de sus servicios por ayudar a enterrar
ante patrones que probablemente se presentaban en cualquier ambiente
a la gente (al parecer, la cofradía cobraba por llevar el féretro en que se con­
organizacional en el que participaran ambos sexos y un importante seg­
ducía el cuerpo). A 50 granos de cacao por real, las contribuciones del sá­
mento de la comunidad.
bado solían valer más que el dinero del domingo. En octubre de 1610, en
A medida que nos aproximamos al año de 1700 el libro de la cofradía de
cuatro sábados y domingos la cofradía obtuvo un poco más de un peso, cinco
Tula empieza a ser cada vez menos instructivo, con inconstantes ingresos
reales por ingresos provenientes del cacao, cuatro y medio reales en las con­
de personas individuales, hombres o mujeres, nunca en pareja, y la can­
tribuciones del domingo y cuatro reales por las gratificaciones obtenidas al
tidad que se pagaba a menudo es de dos reales y ya no de cuatro, incluso
participar en los entierros. Cada mes se comparaban los ingresos con los
cuando el nuevo mieml:ño parece ser un adulto. Si los miembros que apare­
gastos, que parece eran sobre todo para la celebración de misas.96 Vemos de
, En 1640 la lista de diputadas es un ejemplo clásico de la jerarquización de los nombres. nuevo a la cofradía confundiéndose con la iglesia en general, juntándose
Las dos mujeres con el título "doña" preceden a las cuatro que no lo tienen. Entre las doñas, la con la "gente de la iglesia" para proporcionar servicios en los entierros
que tiene un apellido religioso precede a la que tiene dos nombres propios. Entre las que no
son doñas, la que tiene un apellido religioso nuevamente aparece antes de dos mujeres con dos (y sobre los mismos términos), así como haciendo colectas durante las reu­
nombres propios, mientras que la mujer con un apellido náhuatl aparece al último. No niones de la congregación mayor.
obstante, siempre que era posible se respetaba la antigüedad. De las mujeres con dos primeros
nombres que no eran doñas, la mujer que tenía más tiempo en el cargo precede a la otra. 95 TCB, p. 91.
94 TCB, pp . 86-87. Llegué a creer que los diputados podían estar en una relación de cuatro a
una con las diputadas, que alguna división sociopolítica en cuatro partes podía encontrarse 96 MNAH AH, Fondo Franciscano 129, ff. 1-2. (Para estos registros, véase la nota 70 de este
todavfa en la raíz de la asignación, pero 44 o 45 entre 14 no parece lo suficientemente aproxi­ capítulo, y Gibson, 1964, p. 128.) La palabra que en el contexto parece significar "contribu­
mado. ción(es), lo que se solicitó" es tlayehualli. Suponemos que posteriormente en el periodo colo­
nial, las donaciones de granos de cacao se hicieron menos comunes. La frase que se relaciona
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 331
330
del altépetl, ahora y en el futuro. La con tinuación del documento define los
LAIGLESIA COMO PROPIEDAD PARTICULAR límites del altépetl y afirma sus derechos terr itoriales en una forma tot al­
mente corporativa 97
A pesar de la natural eza fuertemente corporativa de la cristianidad nahua, La exp resión de exclusividad más fuerte que he observado es una espe­
los individuos, los grupos familiares y los corrillos siempre estaban tratan­ cie de cuaderno que casi constituye un libro de cuentas, raro, pero no fu era
do de hacer que los monumentos centrales y los objetos rituales estuviera n de lo característico, que conservó la familia De la Cruz de Tepemaxalco, al pa­
bajo su posesión de una manera especial o hasta excl usiva. La dialéctica que recer el altépetl de menor rango del par Calimaya ITepemaxalco en el valle
hemos visto operar en la tenencia de la tie rra , en donde todo pertenecía de Toluca .98 Las primeras anotaciones fueron escritas en 1647 por el funda ­
simultáneamente a un individuo y a la comunidad, y donde la posición dor efectivo de la dinastía, Pedro de la Cruz, el organista de la iglesia, que
exacta de cualquier persona que tuviera una tenencia nunca era del todo es­ prorito sería don Pedro de la Cruz y gobernador de Tepemaxalco (aunque el
table, también predominaba en los asuntos religiosos. Aquellos que tenían padre de Pedro, [don] Juan de la Cruz, que fue alcalde en algunas ocasiones
más posibilidades de apropiarse de esos bienes, es cierto, eran personas de y acumuló una considerable riqueza, lo dejó en muy buena posición para
un rango relativa mente alto que pensaban en sí mismas como la verdadera empezar su carrera). Las generaciones sucesivas continuaron escribiendo
personificación de la unidad mayor. en el libro esporádicamente durante todo el siglo XVIII y ha sta parte del XIX,
En un conjunto de documentos en náhuatl de Quatepec (¿Coatepec?), en pues la última fecha corresponde a 1842. Aunque el documento contiene
el distrito de Sultepec, bastante alejado hac ia el suroeste del vall e de algunos as untos del cabildo, un juego rudimentario de los anales del pue­
México, don Pedro de Santiago Maxixca tzin dicta un documento testamen­ blo, algunos recuerdos personales como el matrimonio de una dependi ente
tario cuya primera parte trata de la iglesia, s us hijos y nietos. El documento de la familia 99 y otras anécdotas, es más que nada un libro de contabilidad
tiene las características de los " títulos primordiales", de modo que la fecha asistemá tico que registra ingresos y gastos relacionados con la iglesia y hace
(aparentemente 1660 o 1680) e incluso la realidad histórica del personaje hincap ié en los hechos en que los De la Cruz participaron. Desde el princi­
principal deben considerarse inciertos, aparte de las ambigüedades e incon­ pio, los autores adoptaron la posición de que casi toda construcción, adorno
sistencias típicas del género. No obstante, el sentido de lo que se dice y mantenimiento religiosos eran obra de un círculo selecto. Con encono y
merece repetirse. Después de ser bautiza dos por los franciscanos , don 97 AGN, Tierras 1780, exp. 3, ff. 3v, 1, 5v-6 (traducción en español); f. 1 contin úa f. 3v, pero
Pedro y I o su hermano don Juan y no los es pañoles construyeron la iglesia como el escritor del docum ento probablemente lo conformó a partir de materiales más anti­
guos, las partes que se refieren a la iglesia y las que se refieren a las fron teras o límites pueden
local dedicada a San Miguel. Don Pedro (¿o un descendiente suyo?) fue a la haber es tado sepa radas origínalmente. No sé si Quatepec (¿ Quauhtepec7 ¿Coatepec7) era un
ciudad de México para obtener la autorización para la iglesia y sirvió suce­ altépetl del todo independiente o un a parte constitutiva de Sultepec. Don Pedro habla de sí
sivamente como maestro de capilla, alcalde, fiscal y gobernador. Ahora don mismo y de su hijo como si hubieran sid o gobernadores, pero no especifica la entid ad. La
dem anda que co ntiene el documento fue presentada por los funcionarios de Su ltepec, que lo
Pedro les dice a sus herederos que cuiden bien su propiedad (amoaxca), que tenían en su poder.
incluye no sólo la iglesia, sino también los tapices, las vestimentas y los Como don Pedro menciona haber sido bautizado (lo que no era un evento muy notable
ornamentos que contiene. Específicamente les hereda una capa d e terciope­ para cua lquier época posterior a la primera generació n después de la conq ui s ta) y tiene un
apellido indígena, y como se menciona n las principales actividades de dos generaciones suce­
lo para ado rnar a San Miguel y prosigue hablando de los árboles frutales sivas (sin importar que no estén mu y claras) en la narra ción, supongo que don Pedro era un
que ha sembrado, quizá en el patio de la iglesia. Sin embargo, co mo oc u:re personaje semilegendario del periodo de la conquista o un poco posterior, y que en este ca so se
lcon frecuencia, el mensaje no es del todo de propiedad y privilegio perso­ le asoc ia con las accio nes, cargos y personas de una época posterior, mediante el recurso de
hacer que sea él quien diga estas palabras. La fecha q ue se da en f. 3 es " 168 años"; f. 1 tiene
nales. Aunque don Pedro ensalza mucho lo que él y sus parientes cercanos " 166 años". El traductor español omitió es tas fe chas por no tener sentido, pero como el f. 2v
han hecho, sin reco nocer ningún papel a otros en la creación y decoración asociado da una fecha normal de 1660, creo que la intención de las otras dos era expresar 1680
de la iglesia, su frase "mis hijos y nietos" (nopilhua noxhuihua) puede interpre­ y 1660. El tex to en náhuatl contiene la palabra, tomada en préstamo del español hasta, y o tros
indicios de que no fue escrito antes de mediad os del siglo XVII.
tarse de manera amplia como si hiciera referencia a todos los ciudadanos 98 Véase la discusión del linaje de los De la Cruz en el cap. IV, sección "La persistencia de un
grupo de alto rango", pp 191-203.
con los enti erros es leana /o, " fueron a ll eva r a alguien " . La cofradía de Ve rac ruz ll evaba en 99 PFC, f. 11 : Axcn juebes a 21 de marro 1669 años nica" momach iotiz yn itoca jusepa to otichull­
libros sepqrados los registros de los in gresos y de los gas tos; es probab le que la cofradía de panque nica ynfic calli omohuapahua-axcn omonamiclique y tonca diego de s.tiago, " hoy ,.jueves 21
Tul a también man tuviera esos libros, como lo implica la inspección de 1604 (TCB, p. 53). El libro de marzo de 1669, se manifiesta aquí que una persona llamada pequeña Josefa, a la que hemos
que se ha conservado de la cofradía de Tula es primariamente un registro de los miembros y criado, que criamos aquí dentro d e la casa, y una persona llamada Diego de Sa ntia go, se
de las elecciones, y es probable que la hermandad de Xochimi\co también tu vie ra uno similar. casaron ".
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 333
332
sin necesidad negaron la existencia o menospreciaron la importancia de los CUADRO VI.3. Contribuciones para el órgano de la iglesia,
Sa n Pablo Tepemaxalco (valle de To[uca), 1647
aportes de otros.
No puede encontrarse mejor ejemplo que la primera anotación del libro,
Conlribuymle Pesos
una lista para obtener fondos destinados al proyecto predilecto de Pedro de
la Cruz, un nuevo órgano (véase el cuadro VI.3). De hecho, la adquisición y (Don ) Juan de la Cru z (alcalde, padre de Pedro de la Cruz)' llO
Pedro de la Cruz, orga nista 40
mantenimiento de los órganos se convirtió en uno de los motivos princi­
Matías de Sa n Francisco, maestro (de cap illa) 10
pales que perd uró hasta las anotaciones finales, generaciones después de Don Baltasa r de los Reyes, gobernado r 50
que el fundador había fallecido. En 1647 nueve individuos, entre los que La gente común (tlapaliuhqu e) 10
destacaban los propios De la Cruz, donaron la mayor parte de los 410 pesos Gabriel de San Ped ro 20
que se reunieron; seis de los siete contribuyentes varones ocuparon, ya fuera Jua na Sa lomé, viuda 20
Angelina Francisca 10
en ese tiempo o después, algún cargo en las jerarquías del cabildo o de la
Baltasar de Santiago 5
iglesia 1 00 Los cantores aportaron otros 70 pesos, que habían obtenido de Pedro Joaquín 5
una sementera dedicada a los gas tos reli giosos, y los feligreses en general Los ca n tores, de su semen te ra especia l (tequimiJli ) 70
contribuyeron con sólo 20 pesos 101 Al final de la lista aparecen de nuevo La gen te de San Lucas 10
los nombres de nueve contribuyentes individuales, como si hubieran firmado Pedro de la Cruz nuevamen te, pagado a un español b 30
(aunque todo el texto proviene de una misma mano), acompañados por la TOTAL 410'
afirmación: "Aquí colocamos nuestras firmas; nadie debe decir en alguna
ocasión que quizá todos compraron el órgano, porque sólo unas pocas per­ , Juan de la Cruz estaba llegando justo al punto en que se le empezaba a llamar "d on" yel
sonas lo compraron"W2 En ocasiones, la tendencia a excluir a algunas perso­ uso no es constante.
b No se da el nombre, pero la anotación se hizo en p rimera person a, y en las páginas si ­
nas no tiene límites. A partir de 1652 y hasta 1654, Juan y Pedro de la Cruz y guientes queda claro que el "yo" se refiere a Pedro de la Cruz.
tres socios cultivaron la sementera especial para comprar una imagen de San , En realidad el tota l de la columna es 390; probab leme nte se omitió o registró errónea­
Juan y sus accesorios, pero Pedro se toma la molestia de decir que uno de los mente una contribución.
NOTA: nunca se dice para qué iglesia e ra el órgano, pero probablemen te se tr ataba de la
socios sólo ayudó unos pocos días, y que en 1654 él Y su padre trabajaron la iglesia conven tual de Sa n Pedro y San Pablo de Ca limaya / Tepemaxalco.
sementera solos (esto es, con bueyes y, quizá, con gente suya también) . Para FUENTE: PFC, ff. i-iv.
los esfuerzos de la gente ordinaria se dedican algunos comentarios soca­
rrones: "Sólo ay udaron a techar el cuescomate; sólo unas pocas personas arrastraron madera" o "ninguno de ellos tenía un yugo de bueyes; sólo tra­
bajaron un día cada uno; sólo llevaron palos para excavar; sólo unas pocas
personas trabajaron". 103 Además, otro blanco de su menosprecio era el
100 Apa rte de aquellos cuyos ca rgos se presentan en el cuadro VIJ. Matías de Sa n Francisco,
maestro, fue más tarde gobe rnador (P FC, f. 11), Y Gabriel de San Pedro también fue alcalde pos­ socio más importante de Tepemaxalco, Calimaya, con el que compartía la
teriormen te (f. 3). Pedro Joaquín, que era uno de los cantores en 1657 (f. 2v; es probab le que ya iglesia conventual de San Pedro y San Pablo y cuyo patrón era San Pedro,
lo fuera en 1647), fue alguacil mayor en 1655 (f. 5v). Baltasa r de Santiago estaba sin duda en el así como Tepemaxa lco tenía a San Pablo. La mayoría de quienes escribieron
mismo nive l que Pedro Joaquín; en vista del lugar que ocupan en la parte de abajo de la lista y
de sus pequeñas contribuciof]es, no esper aríam os que progresaran mucho más. Las dos mu­ el libro de lo s De la Cruz prefirieron hacer caso omiso de la exis tencia de
jeres eran probablemente viudas de an ti guos gobe rn adores, alca ldes, maestros o algo similar. Calima ya, pero en 1667, cuando el entonces gobernador don Pedro de la
101 " La gente de San Lucas" (Sn IlI cns tlnenl/) debe refe rirse a las personas de esa parte cons­ Cruz pagó 80 pesos más otros gas tos de su propio bolsillo por una nueva
titutiv a como una unid ad. Los Ilnpnl illhqllC! (a veces "tlapalique" en el texto) eran el equivalente
de los mncellllnlti/1, " plebey os" (que aparece e n el f. 17; 1683), pero el término se re fi ere sólo a 103 PFC, f. 2, (1656): " tlapaliqu e ca ~a otlapa lehuique yc mitzoma cuezcoma tl ~a quezqu i tla­
los hombres adu lt os (véase Ilnpn lillh qlle yll nn cinhlwme. " th'pa liuhque y mujeres ", como testi­ catl oqllauhhui laqu e". ¡bid., f. 3 (1655): "tlapaliuhq ue Acan amo quimopielia yotan: sa ce mil­
gos en 1658; f. 17), en especia l en su caráct er de labradores de la tier ra (véase también cap. IV, huitequitl sa yehuatl oq uihll icaque huitzontli sa quezqui tl acat l o teqllip anoq ue". Un a anota­
sección " La persistencia de un grupo de alto rango", pp. 191-203). No se d ice de qué unidad ción de 1658 reconoce en un a ocasi ón que los tlapa liuhqu e de Sa n Pab lo TepemaxaJco (la
provenían los tlapaliuhque, pero creo que probablemente pertenecía n a los cua tro distritos de concentración de viv iendas cerca de la iglesia conventual) y la gente de San Lucas y de San ta
Tepem axalco agrupados cerca del con ven to. (De los que se presenta un a lista en NMY, doc. 8, María de la Asunción (constit uti vos que se encontraban en las afueras) erigieron un lequicalli,
pp. 108-U 1; el quinto y último, Mexicapan, "donde están los mexica", no aparece en el libro de una casa del tributo o del trabajo, para Sa n Francisco (¿o para San Francisco Pochtlan 7 ; véase la
los De la Cruz; por lo demás, el orden en NMY es el acostumbrad o.) nota 109), en relación con la semen tera especial: "omoquez tequicalli sa fr anCO oquiquesque tla­
102 PFC, f. IV, "timocht i tictlalia tofirma amo quemania quitozque A~o machi tlacat! palique sa pabl o tepemaxalcon- yn hua sa lucas tlacatl o tl apa le huique- y nhua sancta maria
oquicou hque organo ca ~a quezqui tlacatl oquicouhque". Asupcio tlacatl otla palehuique" (f. 3v).
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 335
334
puerta y un arco de piedra para la iglesia principal, la persona que registró venía el dinero. Las iglesias pequeñas en la vecindad inmediata de don Pedro
los sucesos observó: "Y la gente de Calimaya no dio dinero, nada más fueron los objetos principales de su interés, aunque en última instancia no
alimentaron a la gente", añadiendo que don Pedro proporcionó los alimen­ se destinaron a ellas sus caridades más grandes. En el agrupamiento central
de viviendas de Tepemaxalco había por lo menos dos iglesias o capillas
tos para el principal artesano. 104
En su insistencia sobre su propio papel, los De las Cruz y su círculo locales separadas de la gran iglesia conventual y una capilla de la Virgen de
incluso hicieron afirmaciones que parecen hostiles al propio altépetl: Guadalupe (que ya existía en 1683).108 La iglesia de San Francisco estaba en
"Nadie debe decir que quizá el altépetllo compró" o "no deberán decir en el distrito de Pochtlan. 109 La iglesia de San Juan, a juzgar por la estrecha
ninguna ocasión que quizá el altépetl hizo el cuescomate; nosotros los can­ asociación de don Pedro con ella antes de ser gobernador, puede haber
tores lo hicimos" 105 Otra perspectiva diferente, acaso más verdadera, surge estado en Paxiontitlan, el distrito donde residía don Pedro. 11o Cada una
por una anotación de 1683 en que, después de advertir como de costumbre tenía un lote de tierra en el que se cultivaban maíz y maguey, bajo la direc­
a los plebeyos para que no pretendieran ninguna reivindicación, el gober­ ción de un mayordomo, para ayudar a mantener el culto y el edificio de la
nador don Juan de la Cruz se refiere a sí mismo, a los alcaldes y al fiscal iglesia. IJ1 El gobernador don Pedro por lo común se limitaba a complemen­
como " nosotros los que estamos en cargo del altépetl por nuestro señor tar las mentes normales de ingresos para esas capillas locales aunque, cuando
Dios" .106 Hay muchas bases para dudar que haya existido algún otro re­ la iglesia de San Francisco requirió reparación en 1674, se ocupó de todo,
gistro a largo plazo del altépetl de Tepemaxalco y de la actividad de la igle­ donando 40 pesos, haciendo que sus mulas transportaran la arena y la tierra
sia, además del libro de los De la Cruz. Por todo lo anterior, parece ser que y pagando a los trabajadores que se necesitaron (cayanixtí, es decir, "gaña­
lo que deseaban no era monopolizar los edificios o los ritos, sino evitar nes " o empleados permanentes, probablemente suyoS)112
compartir el crédito por su patrocinio. También estaban preocupados, Uno de los grandes esfuerzos de don Pedro fue el mejoramiento que le
según parece, por la posibilidad de que se pudieran presentar más tarde hizo a Santa María de la Asunción, que tenía el segundo rango entre los dis­
reclamaciones legales contra ellos, tal vez porque ya se habían presentado tritos de las afueras de Tepemaxalco. Quizá sólo satisfizo una necesidad, o
algunas en el pasado. En 1658, don Pedro, que era gobernador, registró que quizá tenía estrechos vínculos familiares ahí. De cualquier modo, don
había sembrado magueyes en una de las sementeras especiales con la ayu­ Pedro destinó en dos etapas una gran suma de dinero al proyecto. En 1654
da de un grupo de gente común y declaró que "nunca deben decir que todo gastó 120 pesos en la construcción de la iglesia y un nuevo altar, cantidad
pertenece al altépetl", y luego procedió a hacer que los presentes juraran a tan considerable que hizo que se incluyera en el libro una promesa especial
ese efecto, presentando en una lista los nombres de gente importante como de que ni él ni sus herederos cambiarían de opinión (esto es, se puede pre­
testigos, junto con los ciudadanos comunes como grupo.107 sumir, que no pretenderían que el dinero había sido un préstamo). Esto
Sin duda ya se habían presentado casos en los que se había acusado a llevó a las ceremonias de consagración en octubre de 1665, que incluyeron
un donante generoso que ocupaba un cargo oficial de haber tomado el dinero dos días de corridas de toros y un banquete a costa de los funcionarios
del altépetl para hacer posible la donación. En el tiempo de la gobernación de públicos. Luego, en 1668-1669, don Pedro donó las vestimentas para la
don Pedro, sus donaciones privadas pasaron de grandes a inmensas (de con­ Virgen e hizo que se construyera una bóveda para ella a un costo de 200
formidad con las normas indígenas), y podemos preguntamos de dónde pro­
108 PF(, f. 16v. En marzo de 1683 don Francisco Nicolás, alcalde pasado, y su esposa Teresa
104 PFC, f. 9v: "yhuacalimaya tlacat l atley oquitemacaque tomi-san ixquich otetlaqualtique". Francisca donaron un terren o a la Virgen de Guadalupe y a Jesús Nazareno en el que se iba a
"yn quemania amo acan quitos: A~o altepetl oquicouhque canm ara ";
l OS PFC, 1. 2 (1647): cultivar maguey para ellos, pero de esto no se deriva necesaria mente que lo hayan hecho
"cuezcomatl amo quemania quitosque Ac;o altepetl oquichiuhque ca sa tehuati catores ... otic­ porque se acababa de construir la capilla.
chiuhque". Altépetl, aunque en este caso está en singular, acepta verbos plurales. El que 109 La iglesia y el terreno de San Francisco nunca se vinculan específicamente con Poc htlan

escribió parece estar pensando en la población general de la entidad, o en los miembros de su en el texto, pero deduzco la asociación por la advocación de Pochtlan, que se observa en la
jerarquía gubernamental, en vez de en la entidad en sí. Considérese un pasaje de 1667 (1. 9v): frase "San to San Franco puxtla " (P F(, 1. 21v).
"amo quemania quitozque altepehuaque ac;o comonidad oq uiz tomi ", " los ciudadanos del 110 A partir de 1652 don Pedro participó mucho en el trabaj o de la sementera de San Juan, y
altépetl [o los padres del pueblo], no deberán decir en ninguna ocasión que el dinero provino fue mayordomo en 1655 cua ndo se con struyó y consagró una iglesia (¿la primera7) (PF(, ff. 2,
5v). Se convirtió en gobernador en 1657 (1. 6). Véase NMY, doc. 8, p. 109, para su afiliación.
de los fondos de la comunidad".
106 PFC, f. 17: "a mo quemania tlen quitozque y mac;ehualtin tehuantin ticmachiotia yni llibro Paxiontitlan está basad a en la palabra española pasión, "cerca de la (imagen de) la Pasión".
1 \1 Véase, por ejemplo, PF(, ff. 3v, 7.
tialtepepixcatzintzinhuan yn tt" dioz" .
107 PFC, f. 3v: "Amo quemania quitosque ac;o mochi yaxca al tepetl oniquitlatlanili amo yax­ 112 PF(, 1. 12. Es interesante que es tas capillas esp ecífic as de un distrito obtuvieron no
obstante algún apoyo de todo el gran Tepemaxalco; véase la nota 103.
ca oconaque jurameton".
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LA VIDA RELIGIOSA
r
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a la ejecución de la música que en otras áreas del mundo nahua. Los can­
337

pesos, dispendio que culminó cuando hizo que la imagen fuera llevada a la tores de Tepemaxalco aparecen principalmente en los registros cuando
iglesia conventual para volver a consagrarla en una celebración con cande­ hacen contribuciones monetarias para distintos gastos religiosos, por lo
las y cohetes tan ostentosa que la cuenta total, cubierta totalmente por don común obtenidas de "su" maíz y "su" maguey, cosechados por lo que parece
Pedro, fue de 300 pesos. Puede ser que incluso el proyecto de Santa María principalmente por ellos mismos, pero en ocasiones recolectadas mediante
fuera superado cuando, en 1673, don Pedro, ya fuera que recordara sus ini­ la donación de un par de reales por parte de cada uno (no se ha podido
cios o satisficiera una pasión de toda su vida, le dio a la iglesia conventual averiguar que tuvieran una sementera de los cantores diferente de las se­
un órgano que costó 650 pesos. 113 menteras de los santos, a pesar de una ocasión en que se dice que un terreno
Después de don Pedro de la Cruz, la secuela sólo podía ser menos gran­ de este tipo es de ellos)117 Su fondo podía llegar a cantidades conside­
diosa, pero durante mucho tiempo su linaje continuó actuando de la misma rables, como en 1666, cuando don Pedro revisó sus cuentas y encontró que
manera, aunque en una escala menor. En 1679, cuando el ingreso prove­ tenían 170 pesos, después de lo cual contribuyeron con 100 pesos para un
niente de los terrenos no fue suficiente para comprar un palio para San órgano. En otras ocasiones sus cofres estaban vacíos 118 También participa­
Francisco, don Juan de la Cruz, que pronto sería gobernador, donó 50 ban en tareas conjuntas como la construcción de un granero en uno de los
pesos, y como gobernador continuó pagando los abastecimientos de los campos del santo. 1l9 Aunque se esperaba que la gente común ayudara con
14
artesanos que trabajaban en los proyectos de la iglesia.1 En 1746 don las tierras de los santos, su tiempo y fondos eran limitados y sus esfuerzos
Nicolás de la Cruz, que era simultáneamente gobernador y mayordomo de esporádicos, de modo que los cantores, que estaban mejor dotados, ayuda­
la Virgen de Guadalupe, se unió con dos sobrinos para pagar casi la totali­ dos por su fuerza y continuidad corporativa, al final terminaban realizando
dad de 70 pesos que se requerían para adquirir las campanas de la capilla. la mayor parte del cultivo y no era raro que lo realizaran totalmente por sí
En fecha tan tardía como 1829, cuando una de las campanas tuvo que ser mismos.1 20
refundida, fue otro De la Cruz el que financió el trabajo.1l5 Por lo que sabe­ En lo que se refiere a la organización de los cantores, el líder y principal
mos, en la actualidad no es posible negar que tal vez los gobernadores De la representante del grupo era el maestro de capilla, al que ayudaba un topile
Cruz estuvieran sustrayendo dinero del altépetl para obtener algunos de o segundo en el mando, que encabezaban un número desconocido de per­
los medios con los que sostenían su filantropía religiosa, pero parece más a sonas; un grupo al que se designó como "cantores", que se reunió como tes­
prpósito decir que su riqueza y filantropía fueron factores importantes para tigos de una transacción, consistía de cinco cantores ordinarios además del
conservarlos en su posición. Las mulas y gañanes de don Pedro indican una topile, pero no hay razón para pensar que no había más (en este caso, el
fuerte base económica privada, y las sumas que gastó deben haber excedido maestro estaba ausente).J21 Cada pocos años se cambiaba al maestro; en lo
por mucho al ingreso total del altépetl en muchos años. Todavía se espe­ que se refiere al topile tenemos muy pocos ejemplos como para llegar a una
raba que el gobernador subsidiara a la religión, aunque ya no ocupara las
tierras que formalmente correspondían al cargo del tlatoani de antes de la
tlacatl en plural) hicieron que se pintara el órgano (PFC, f. 5), Y una anotación de 1660 habla de
conquista. La devoción a los santos, el pa triotismo local, las ventajas polí­ los tenopatlacatllsic} cuicanime, "la gente de la iglesia, los cantores", que hicieron una contribu­
ticas y económicas y el orgullo familiar se unían para motivar la tradición ción proveniente de los magueyes de los cantores (f. 6v).
117 Véase PFC, ff. 1, S, 6-6v, 7. La construcción ytequimil (f. 1; véase también el cuadro 6.3),
de los De la Cruz. "su sementera de tributo", parece tener un poseedor en singular, pero en el libr;.o de Tepema­
Un grupo al que en pocas ocasiones se menosprecia sus esfuerzos y con­ xalco i/y- e in/yn- se usan indistintamente. Compárese con ytlaor catores, "el m~íz de los can­
tribuciones en los libros de los De la Cruz es el cuerpo de cantores de la tores" (f. 7; 1661).
iglesia, entre los cuales surgió por primera vez don Pedro y con los que él 118 Un pasaje de 1659 muestra que el gobernador guardaba el dinero de los cantores en ese
año ("catomes ytomi nicpieya"; PFC, f. 6), pero en 1666, cuando el gobernador y un escribano
(y sin duda sus sucesores) se sentía solidario. En el Tepemaxalco de los si­ revisaron el fondo, la anotación sugiere que los propios cantores lo estaban guardando (f. 9).
glos XVI! Y XVIIl, la palabra española cantores se prefirió al término náhuatl 119 PFC, f. 2 (1656).
teopantlaca o "gente de la iglesia", aunque este último sí aparece una o dos 120 El grupo que cuidó la sementera de San Juan desde 1652 hasta 1654 consistía de can­
tores y de cantores pasados (PFC, f. IV).
veces. 116 Sin embargo, esto no significa que el grupo estuviera más limitado 121 PFC, f. 2v (aparentemente en 1657). Los nombres de los cantores, sin el "don" en todos
los casos y, excepto en uno, sin el "de San" entre los dos elementos, junto con la ausencia de
113 PFC, ff. 8, 8v, lO, 11, 11\'. cualquier personaje del que sepamos que hubiera ocupado un importante cargo previamente,
114 PFC, f. 13, entre otros. implican que los maestros que se retiraban y otras personas que adquirían importancia no
115 PFC, f. 24. volvían a ingresar al grupo como participantes a tiempo completo.
116 Una anotación de 1653 dice que los "teonpatlacatl" (el libro de Tepemaxalco nunca tiene
~ ~'

LA VIDA RELIGIOSA 339


LA VIDA RELIGIOSA
338
personas locales hicieran alguna distinción entre estos dos cargos y fun­
conclusión, pero un tal Mateo Nicolás ocupó el cargo por lo menos desde ciones). Don Pedro de la Cruz fue ma yordomo de San Juan en 1655, sólo
1657 hasta 1660. 122 No obstante, los miembros pasados podían todavía par­ dos años antes de convertirse en gobernador. 127 Como se dijo antes, don
ticipar activamente, como Francisco Hernández, maestro pasado, que lo Nicolás de la Cruz fue a la vez gobernador y mayordomo de la Virgen de
hizo en 1660, cuando contribuyó a una donación que hicieron los canto­ Guadalupe en 1746. Parece que el rango dentro de la jerarquía civil/reli­
res l23 La mayoría de los principales funcionarios políticos parece haber giosa de Tepemaxalco descendía de gobernador a alcalde, a maestro, a ma­
sido de cantores pasados. La posición de maestro era particularmente es­ yordomo, con el fiscal a un lado de la corriente principal, pero comparable
tratégica: muchos de los alcaldes habían servido con anterioridad como al mayordomo. 128
maestros, e igual había ocurrido con los dos notables (don) Matías de San La incómoda relación de dos altépetl que competían en una sola iglesia
Francisco y (don) Juan Pablo, las únicas personas a las que se les permitió conventual puede haber afectado considerablemente la estructura de Tepe­
ocupar la gobernación por breves periodos durante el largo reinado de don maxalco. En 1671 los cantores de Tepemaxalco estaban a punto de ser
Pedro de la CruzU4 Está claro que los cantores eran un grupo de nivel alto, expulsados del balcón del coro del convento en una controversia por su
una parte integral del ascenso en la política y un importante grupo de derecho a usarlo durante cierta semana para una fiesta, hasta que don Juan
apoyo económico para la actividad religiosa. No obstante, también eran, al de la Cruz intervino con el padre guardián.1 29 San Pablo, santo titular del
menos en el tiempo de don Pedro, músicos dedicados. En las décadas de altépetl, desempeña un pequeño papel en el libro de los De la Cruz; el in­
1650 y 1660, a veces con su propio dinero, a veces con el de don Pedro, com­ terés se concentra más en los santos de las partes constitutivas y, a medida
praron por lo menoS dos trómpetas, tres trombones (sacabuches), dos bajos, que pasa el tiempo, en la Virgen de Guadalupe. Puede ser que la carencia
una guitarra y un rabel (una forma de laúd que se tocaba con un arco). Con de una base libre de disputas hizo que los cantores participaran más exten­
este impresionante conjunto de instrumentos tocaban música sagrada es­ samente que lo normal en la actividad de los subdistritos. Pero en todas
pañola contemporánea; en 1660, el gobernador les dio dos pesos para com partes la gente de la iglesia era una organización que abarcaba todo el
prar una misa (es decir, una partitura polifónica para una misa) y la música altépetl, sin estar vinculada de manera exclusiva con una de las funda­
para un villancico dedicado a San Pedro, el santo cuyo nombre llevaba don ciones eclesiásticas dentro de la jurisdicción. Quizá relativamente en pocas
Pedro l25 situaciones fue dirigido el grupo generación tras generación por un mismo
Todos los pueblos del centro de México tenían su mezcla particular de linaje que actuaba con un espíritu de posesión como el de Tepemaxalco,
los elementos organizacionales comunes, Y en Tepemaxalco la fuerza de los pero este espíritu puede observarse con frecuencia en el escenario mayor
cantores y el papel activo del gobernador dejaron poco lugar para el fiscal. del centro de México.
El cargo existió, pues en los registros aparecen tres personas con este título,
uno para la iglesia de Santa María de la Asunción y los otros dos posible­ Los SANTOS
mente para la mitad de la iglesia conventual que correspondía a Tepema
xalco (en especial, el funcionario llamado fiscal mayor)U6 Pero sus nom­ Si se le pidiera que especificara la naturaleza de la religión indígena después
bres ocupan lugares inferiores en las listas y no se les atribuye ninguna de la conquista en el centro de México, una persona cuya experiencia en
contribución o responsabilidad. Más obviamente activos en el esquema de este asunto consistiera principalmente en la lectura de la documentación
cosas de Tepe-maxalco tenemos a los mayordomos de las pequeñas iglesias cotidiana en náhuatl respondería sin remedio que la religión trataba de los 1
de distrito, que tal vez servían al mismo tiempo como mayordomos de di­ santos. Los encontramos en los testamentos, en los decretos municipales, en
versas cofradías informales del santo de esa iglesia (de hecho, dudo que las las ventas, en los arrendamientos, en los anales, en los títulos primordiales,
de hecho en casi todo lo que los nahuas escribieron sin supervisión y sólo
122 PF(, ff . 2v, 6v.
123 PFC , f. 6v. J27 PFC, ff. 2v, 5v. Don Pedro específicamente se atribu ye a sí mi smo el título de " ma yordo­
124 PF(, ff. 1, 6v, 11. Véase el cuadro 4.5 para sus periodos. mo de la santa iglesia".
125 PFC, ff. 6, 6v, 7, 9. Las formas exactas de los nombres de los instrumentos son "tropeta" 128 En 1665 Miguel Serrano era a la vez fiscal de Santa María de la Asunción y mayord omo
(y "tropeta ma yor"), "sacabochi", "bajo", "quitaran" y "raber". de la cofradía posiblemente informal de Santa María en ese lugar (PFC, r. 8v), patrón que tam
126 PFC, fr. 5v, 8v, 16v. Fiscal está escrito dos veces como " fisca tl" porque la (1/ y la 111/ finales bién vemos en Tula.
se fu sionaban en el habla de muchas de las personas de esta región (véase Lockhart, 1981 [N&S, 129 PFC, ff. 13-13v. El pasaje es difícil paleográfica y lingüística mente, y sin duda nos daría
ítem 8)). Compárese con el predominio de un funcionario llamado maestro en vez del fiscal en más información útil si se le descifrara del todo.
Yucatán (Farriss, 1984, p. 233, Yen otras partes, como se presenta en el índice).
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 341
340

para sus propios ojos. Ningún otro aspecto de la creencia cristiana ni de sus tación del águila mexica parada sobre un nopal, con San Francisco montado
rituales tuvo un impacto comparable sobre el amplio rango de sus activi­ en el águila como un caballo, y la colocaron bajo la cruz en el patio de la
dades (en especial si consideramos que Jesucristo y con frecuencia la cruz capilla indígena de San José para la admiración general. Después, en el día
fueron tratados también como si fueran santos), con la posible excepción de de San José en 1594, se hizo una innovación adicional: un estandarte de
los ritos asociados con la muerte. Por lo tanto, los santos ya han sido men­ damasco carmesí decorado en sus bordes con escenas de guerra prehispá­
cionados frecuentemente en las secciones precedentes de este capítulo así rucas y los reyes que habían regido en Tenochtitlan, cada uno con un cactus
como en los capítulos sobre la vivienda doméstica y la vida económica. en su mano; parece ser que en medio estaba un águila que representaba el
Recapitulando en parte, trataré de enunciar aquí en forma sucinta el poder del gobernante, y de nuevo San Francisco estaba montado en ella
papel de los santos en la vida corporativa y particular de los nahuas en la como si fuera un caballo, sosteniendo una cruz y mostrando un letrero. Los
época en que ya había cristalizado la época poscoloniaL En el nivel corpora­ mexica colgaron el estandarte sobre la capilla de San José, donde lo admira­
tivo, un santo era el símbolo principal que identificaba y unificaba a cada ban todos los que lo veían, entre ellos el virrey y los miembros de la
entidad sociopolítica, no sólo al altépetl, sino a sus partes constitutivas. Ob­ Audiencia Real. 132
sérvese que en la usanza más temprana conocida en Tlaxcala, el término Antes de la conquista, los templos principales, que eran por sí mismos
general para una subunidad designada del altépetl era santopan, "donde una expresión importante de la gloria y de la identidad de las unidades
hay un santo" 130 Aunque de ninguna manera todas las afirmación nahuas sociopolíticas, fueron considerados como las casas de los dioses particu­
de identidad étnico-política se expresaban bajo la bandera del santo, éste lares a los que se honraba ahí (como puede verse en la propia palabra, teo­
fue identificado consciente e inconscientemente con los símbolos del grupo ca/lí, "casa de dios"). Es verdad que en los escritos en náhuatl a las iglesias
antes de la conquista. En la leyenda de Sula (área de Tlalmanalco, en la pe­ cristianas a veces se les llama "la casa e iglesia de Dios" o algo parecido,
riferia noroccidental de Chalco), tal comO se escribió en algún momento de pero con igual frecuencia aparecen como la casa del santo particular al que
finales del siglo XVll, la elección de Santiago como patrono ocurrió de la están dedicadas. 133 A los santos se les veía como los padres de su pueblo y
siguiente manera. Cuando, poco después de la conquista, los españoles como los verdaderos propietarios de la tierra de la unidad. l34 De esto se
dijeron que era tiempo de que Sula eligiera un santo, el pueblo delegó la deriva que las instituciones locales debían prestar mucha atención al santo
tarea a las dos personas más ancianas y sabias entre ellos. Luego de dormir ya la residencia del santo. Ya hemos visto ejemplos del grado en que los
para meditar sobre el asunto, cada uno tuvo un sueño en el que Santiago funcionarios gubernamentales y eclesiásticos de mayor ruvel se dedicaban a
apareció en medio de un gran esplendor, declaró que provenía de Persia (es los cultos de los santos patronos, y todos los relatos, tanto españoles como
decir, de muy lejos) y anunció que sería el santo de Sula. Todavía indecisos,
132 CH, 2, pp. 41,42. La situación del santo patrono de Tenochtitlan era peculiar; por lo que
a la siguiente mañana los dos ancianos se preguntaron uno al otro y des­ sé, el aItépetl en conjunto no tenía ninguna advocación específica; nos encontramos con mucha
cubrieron que sus sueños habían sido idénticos, por lo que proclamaron la más información sobre los santos de las cuatro grandes partes. Aunque la capilla indígena de
elección de Santiago al pueblo. Estos dos ciudadanos ancianos son (aunque San José precedió a cualquier otro establecimiento y durante mucho tiempo siguió siendo el
centro ceremonial de los mexica en asuntos de religión, obviamente era secundaria a la iglesia
tenían diferentes nombres) una personificación del par autóctono, que re­ conventual de San Francisco, mucho más grande, de la que la capilla era un anexo. ASÍ, San
presentaba la organización dual de Sula, la cual domina la mayor parte de Francisco era indirectamente patrono de Tenochtitlan. No sé con seguridad si la primera re­
la narración; uno de ellos, "codorniz-señor" y "codorniz-serpiente", tam­ presentación a la que se hizo referencia era una pintura O una escultura. Chimalpahin habla de
tlncuiloque, p o r lo general pintores /escribanos, pero Molina define fS qunuhtlacuiloque (li·
bién representa a la deidad totémica de antes de la conquista. Así, se hace teralmente " madera-pintores") como talladores de madera.
que los portadores indígenas de la identidad étnica apoyen y se asocien con 133 Daré dos ejemplos que se pueden multiplicar fácilmente: yn ichantzinco S. Ju o BapM, "la

el santo, al que podemos considerar consagrado de esa manera en el papel casa de San Juan Bautista" (OC, doc. 19, p. 112; Coyoacán, 1611); Ychnntúnco Sancto So Junl zin,
"la casa de San Juan " (rFc, f. 12; Tepemaxalco, 1674). Sólo después se me ocurrió que debía de
de símbolo sagrado de la comunidad. 131 haber llevado una cuenta sistemática en una muestra mayor, pero creo que lo más frecuente es
Un gesto más deliberado y teatral que proyecta un mensaje similar fue el que a las iglesias se les llame la casa de un santo en vez de la casa de Dios, incluso donde es pro­
realizado en la ciudad de México en 1593, en el día de San Francisco. Como bable que sólo se haga referencia a una sola iglesia y no exista necesidad de ser específico.
134 Debo admitir que son pocas las pruebas claras de estas afirmaciones. Pero, por ejemplo,
parte de la celebración, los artesanos mexicanos hicieron una represen­ en 1691 en Tocuillan (región de Tetzcoco), Antonio de la Cruz pidió que se le enterrara a los
pies de "mi precioso padre San Miguel Arcángel" ("Y Notla,otatzin San Miguel Arcángel"), el
130 TA , pp 14,40,48,50,60 (ítems 36, 93,112,169).
santo patrono del pueblo. En ese mismo lugar, en 1583, una mujer se refirió a la tierra del
131 Véase Lockhart, 1982, pp. 378, 386-87, 391 (también N&S, ítem 3), y el cap. IX, sección
pueblo como "la preciosa tierra de nuestro precioso padre el Santo San Miguel" (AGN, Tierras
"Los títulos", pp. 582-593 2338, exp. 1; apéndice A, doc. 1; cap. 2)
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LA VIDA RELIGIOSA
343
nahuas, nos llevan a creer que el día en que se celebraba el santo patrono de
cuencia y detalle que los hombres, pero se trata sólo de una diferencia de
la unidad era la ocasión más importante del año para toda la población, y
grado. Tanto hombres como mujeres legaban, heredaban y mantenían san­
que en dicha celebración participaban todos y en ella se mostraba la fuerza tos, que se puede creer pertenecían sobre todo a una vivienda doméstica.
y organización interna de la entidad.
Debemos estar conscientes de las implicaciones y limitaciones del térmi­
A nivel personal, ya para el siglo XVlI, y probablemente antes de esa
no imagen en los documentos en náhuatl después de la conquista. En los
fecha, toda vivienda doméstica deseaba poseer una o más imágenes de san­
textos del siglo XVI encontramos ixiptlatl, "imagen, sustituto, representante",
tos. En una fecha tan temprana como el lunes 29 de mayo de 1564, el autor
por lo que es una muy buena traducción de la palabra española imagen, que
anónimo de un juego de anales en náhuatl inició, en su vivienda de la ciu­
también aparece como un préstamo lingüístico dentro de los textos en ná­
dad de México, la construcción de los cimientos para "mi pequeña cons­ huatl. Cualquiera de los dos términos podía usarse solo, pero en el siglo XVI
trucción en donde está una imagen".135 El patrón de una "casa del santo"
se encuentra con frecuencia a los dos juntos, como si todavía fuera nece­
separada, con el santo o la santa ocupando su propia construcción, al igual sario explicar lo que significaba la palabra española.139 Pero a principios del
que los otros miembros ocupaban las otras partes componentes de la siglo XVlI "imagen" ya predominaba y por lo común aparecía sola.140 Como
vivienda doméstica, puede observarse en documentos ocasionales durante ocurría en el español de ese tiempo, la palabra podía hacer referencia a una
todo el periodo colonial,136 pero como sólo muy raras veces se menciona la
pintura o a una escultura de bulto. J41 Ambos tipos eran comunes y la forma
localización específica de los santos, puede ser que la costumbre actual de co­
externa parece no haber hecho ninguna diferencia. Lo más frecuente era
locarlos en un altar en una de las construcciones habitacionales también
que no se usara para nada una palabra como "imagen" al hablar de los santos
apareciera durante ese tiempo . Aunque no es posible hacer una cuantifi­
y, más o menos después de mediados del siglo XVII, esos términos parecen
cación en gran escala, no hay razón para suponer que sólo los ricos tenían
haber caído casi por completo en desuso. Es como si, después de experimen­
santos. En los mercados de la ciudad de México de finales del siglo XVI los
tar con el concepto eclesiástico español que hacía énfasis en la distinción
artesanos indígenas vendían incensarios vidriados que tenían la forma de entre la representación y lo que se representaba, los nahuas volvieran a su
santos o santas. En 1598 el Santo Oficio prohibió su producción porque la costumbre (y quizá a la popular costumbre española también) de ver al ser
gente había estado poniendo en ellos sustancias mágicas prehispánicas espiritual ya la forma tangible como si estuvieran plenamente integrados.
como el tabaco,J37 pero si las consecuencias fueron las acostumbradas, los
Lo que los nahuas teman en sus casas eran los santos en una manifestación
objetos en realidad no desaparecieron. Las colecciones de santos en algunas particular y constantemente hablaban de ellos en la forma correspon­
de las viviendas domésticas eran impresionantes; en 1621, un benefactor, al diente. 142
que no se nombra, de la iglesia de Coyoacán, tenía imágenes de la Santí­
¿Cuál era la posición y función de los santos en la vivienda doméstica?
sima Trinidad, de san Francisco, san Nicolás y santa María de la Asunción,
Aunque se concebía el complejo de la vivienda doméstica como pertene­
además de un Ecce Homo y otro crucifijo.138 Se debe observar que ninguno ciente a Dios,J43 parece que los santos simbolizaban la identidad y conti­
de éstos era el santo patrono del altépetl, San Juan Bautista, y no más de
nuidad de la misma. Incluso cuando ostensiblemente estaban legando los
uno de aquéllos pudo haber sido el patrono del tlaxilacalli (aunque las
personas a veces sí teman imágenes domésticas del santo patrono de la uni­
139 Como en TC, doc. 29, p. 94, "Yn tt o hixiptlatzin ynmase " (Culhuacán, 1580).
dad). Mi impresión es que las mujeres mencionan a los santos con más fre­ 140 Como en el ejemplo de la nota 138 (Coyoacán, 1621).
141 Para un ejemplo de Ifllienzo, véase AGN, Criminal 234, f. 128 (San Pedro Atocpan, dis­
135 CA, p. 75: "a xxix mayo in lonestica nictlallan yn nocalton oncan onoc teisiptla". trito de Milpa Alta, cn. 1635). En las anotaciones españolas que acompañan a los documentos
136 UCLA TC, fólder 25, 10 de marzo de 1768 (Sacaquauhtla en la región de Tulancingo). es más probable que se mencionen los atributos físicos que en los testamentos en náhuatl. Un
Véase también el capítulo 111, sección "Terminología y constitución del complejo de la vivienda testamento de Soyatzingo, 1734, menciona sólo "yn Santos y Santas"; un inventario español
doméstica ", pp. 89-108. aclara esto como "cuatro santos de bulto y uno de lienzo de tres cuartas de alta" (AGN, Tierras
137 CH, 2, pA8. Los objetos que se vendían eran "tlapopochhuiJoni tlatemexhuile yn a~o santo 2555, exp. 14, ff. 2, 3). En la mayoría de los casos, los textos en náhuatl no especifican la forma
ano~o santa". También.se producían candeleros de barro con forma de ángeles ("~oqui­ de representación.
camdelero angelesme") y también fueron prohibidos. 142 Esto es algo que nosotros, los editores de BC, obviamente no sabíamos en 1974 cuando
138 Apéndice A, doc. 3. En BC, donde este documento se publicó por primera vez, los tres
estábamos haciendo las traducciones. No quiero decir que la palabra " imagen" nunen sea lIsa­
editores de la obra, por ser principiantes, no nos dimos cuenta de que se estaba haciendo refe­
da en los documentos coloniales tardíos. Véase "Yxiptlayotz[in] Dios" en un texto de 1795 del
rencia a imágenes, e incluso no comprendimos que "maje", que aparece dos veces, es imagal
valle de Toluca (BC, doc. 6, pp. 74-75), que incluso conserva el náhuatl ixipllnl/. Por "imagen de
(puesto que aparentemente el escribano creyó que i era el artículo náhuatl in , y además omitió Dios" probablemente se hace referencia a un Cristo en la cruz.
la n final como sucede muy frecuentemente). 143 Véase más adelante la p. 369.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 345
344
santos a sus herederos, a menudo los testado res manifestaban su preocu­ No he podido descubrir ninguna tendencia hacia heredar los santos a los
pación porque las imágenes permanecieran en su lugar, e incluso podían hombres y las santas a la mujeres; parece que ambos legaban indistinta­
tomar disposiciones concretas para ese fin, como especificar que una cierta mente a los dos sexos. Necesitamos una investigación más sistemática del
estructura les pertenecía a los santos y debía ser reservada para su residen­ asunto pero me parece que mientras los santos predominaban como pa­
cia.I 44 Los santos presidían sobre la vivienda doméstica, y de hecho funcio­ trones de los altépetl, las santas predominaban en número en las viviendas
naban como deidades cuyos sacerdotes o acólitos eran los miembros de la domésticas.
Uno de los motivos principales para adquirir varias imágenes era que,
misma, aunque esto nunca se dice expresamente.
El imperativo universal era que los herederos "sirvieran" a los santos (se por lo menos en la mente de algunos, al parecer a santos y santas se les
usaba la palabra tequipanoa o, algunas veces, tlayecoltia);145 de hecho, decir daba el papel de propietarios formales o ceremoniales de la tierra de la
"servir a los santos" e-n cierta casa equivalía a decir "residir en ese lugar". vivienda doméstica; como la mayoría de los nahuas tenía tierras en lotes
Este servicio, siempre que se le describe con más detalle, resulta que tiene esparcidos y los heredaba a diferentes miembros de la vivienda doméstica,
que ver con el mantenimiento del culto. Se suele mencionar que se barría era conveniente tener un santo para cada lote (es posible que hubiera un
para los santos y esta acción incluso puede usarse como el término gene­ dios de la vivienda doméstica para cada sementera antes de la conquista).
ral para ese servicio y residencia 146 Barrer como una acción religiosa había En ninguna parte se enuncia ese principio en forma explícita, ni se nos des­
sido una importante actividad ritual antes de la conquista, y tampoco era criben muchas situaciones con el suficiente detalle como para permitir
desconocida en ese sentido para los españoles.147 La persona debía abastecer deducciQnes seguras, pero algunos documentos son muy sugerentes. Con­
con abundancia de "candelas, flores e incienso" a los santos,14810 que es de sideremos el caso de Angelina de Pochtlan (jurisdicción de Azcapotzalco).
nuevo una coincidencia entre las prácticas indígenas y las españolas, si bien En su testamento de 1695 le da un lote de tierra a la Virgen de la Candelaria
la importancia que se da a las flores es ante todo una característica indí­ para que su nieto Tomás de los Santos lo use en su servicio, a la vez que he­
gena. Uno debía también asegurarse de que los santos siempre estuvieran
reda la Virgen a Tomás. De igual manera, le da un lote a Santa Catarina, para
que su nieta Teresa de Jesús lo use en su servicio, a la vez que hereda la santa
"limpios", es decir, en condiciones dignas. 149

La norma era una pluralidad de santos; cuando se les llega a mencionar,


a Teresa. Otra nieta, Nicolasa Jacinta, recibe un tercer lote de tierra directa­
es muy raro que una vivienda doméstica tenga un solo santo. Con frecuen­
mente, sin que se diga que se le da a un santo, pero se estipula que con ella
cia eran un grupo mixto, tanto hombres como mujeres. Hoyes difícil saber si
servirá a Nuestra Señora del Rosario . Con toda probabilidad, Angelina
la mención de ambos géneros se debe a un intento consciente de tener re­
era devota de la Virgen del Rosario pero aún no había adquirido una ima­
presentados a los dos, o si resulta nada más del hecho de que los nahuas
gen de ella o sabía que su nieta ya tenía una.l 51 Los casos como éstos son en
tomaron del español santo y santa como palabras separadas, sin usar el gé­
realidad raros, pero tenemos otro ejemplo revelador en Félix de Santiago,
150
en Calimaya (1738), que aunque dejó todo a su hijo, detalló con cuidado las
nero masculino como la forma genérica, tal como lo hacían los españoles.
tierras y los santos. En su caso tenia cinco lotes de tierra separados y exacta­
144 Véanse, por ejemplo, TC, doc. 30, p. 98 (Culhuacán, 1580), y apéndice A, docs . 3 (Co­
mente el mismo número de santos: una Virgen de Guadalupe, "dos peque­
yoacán, 1621), 4 (región de Azcapotzalco, 1695). . ños Cristos", Santa Lucía y San Francisco. 152
145 Véanse el apéndice A, doc. 4, y NMY, doc. 3, p. 99 (región de Coyoacán, 1608). Tequipanoa De cualquier modo, declarar que uno estaba dando la tierra a un santo
aparece con más frecuencia en la forma reverencial motequipanilhuia.
146 Véase el apéndice A, doc. 3 (Coyoacán, 1621), y AGN, Tierras 2552, exp. 3, f. 3 (Soyatzingo, 1
1736). En este último caso la frase es "quinmotlachpanililis santoti santa ti". Véase también el
descripción española del mismo grupo de santos no. Véase la nota 146 para otro ejemplo de
cap. m, p. 100. la distinción de género (en la que se usa una terminación plural indígena).
147 Véase Christian, 1981, p. 157. El concepto de tener imágenes en la casa también era

151 Apéndice A, doc. 4. Angelina hereda otro lote de tierra sin hacer referencia a ningún
familiar para los españoles (ibid., p. 147), pero no sé qué tan grandes eran los paralelos.

148 NMY, doc. 3, p. 99 (región de Coyoacán, 1608): "catelan xochitzintli copaltzintli". El uso

santo. En la medida en que fueran transacciones comunes como la que se describe aquí, puede
de la palabra copalli le da a esas afirmaciones un carácter más indígena, aunque para esas
haber existido una relación especial entre determinados santos y determinados miembros de la
vivienda doméstica, lo que sería otra razón para tener varios santos. (A cualquier persona que
fechas el significado se había ampliado claramente del copal indígena a cualquier incienso.

149 En Tulancingo, en 1656, un matrimonio vendió a un español un lote de tierra que les

llegue a ver la versión publicada originalmente en BC le repito las disculpas que hice en la nota
pertenecía simultáneamente a ellos y a San Miguel, y usaron el dinero no para sus necesidades
138; esa traducción invierte todo el proceso y ni siquiera llega a hablar en términos de imá­
personales, sino para limpiar (restaurar) al santo: "yn yehuatzin tla<;osanto san miguel yc
genes de santos.)
152 NAC, ms. 1477 B [1]. "Dos pequeños cristos" es "ame christotzitzin"; se puede considerar
omochipauhtzino" (UCLA Te, fólder 14, 11 de julio de 1656).
que la expresión es reverencial, en vez de diminuti va.
150 Véase la nota 141 para un ejemplo en que el náhuatl hace la distinción del género y la

346 LA VIDA RELIGIOSA


LA VIDA RELIGIOSA 347
para que estuviera bajo la custodia de un pariente era una fórmula estable­ blación, 156 lepidieron a Josef permiso para usar a la Virgen en su celebración
cida , cuya verdadera intención era dar la tierra al familiar con el santo hasta el momento en que pudieran mandar a hacer una y la colocaran en la
adjunto a ella.* A veces, la fórmula se podía aplicar a posesiones diferentes iglesia . Josef les prestó de buena gana su Virgen. Esto era lo que se había
de la tierra que producían ingresos, como cuando en 1608 Bárbara Agus­ acordado cuando las divergentes interpretaciones que los interesados le
tina, en la región de Coyoacán, heredó su mula a su imagen de la Virgen dieron durante una gran parte del siglo llevaron a un conflicto directo en
para el servicio de la misma, con la disposición de que la mula estaría bajo la década de los 1760.
la custodia de su sobrino Juan Pedro 153 Según los funcionarios del pueblo, habían donado un lote de tierra a los
Ya vimos antes que cuando la gente estaba en condiciones de hacerlo De la Cruz (un cuarto de fanega, posiblemente más o menos una hectárea)
procuraba llevar los santos de la vivienda doméstica a la iglesia del altépetl en un lugar llamado Atocpan a cambio del permiso para usar a la Virgen de
para una visita ceremonial. Los santos o sus tierras en realidad traspasaban la vivienda doméstica. Cuando se instaló una nueva imagen en la iglesia, el
con facilidad la línea que separaba las esferas de la vivienda doméstica y acuerdo original perdió su validez, pero se le permitió a la familia De la
del altépetl, en ambas direcciones, aunque con frecuencia al costo de una Cruz retener la tierra bajo la obligación de ayudar en las festividades
controversia. Daremos primero un ejemplo que muestra el movimiento anuales. Según los De la Cruz, el lote de tierra había sido suyo desde siem­
desde la esfera pequeña a la mayor. El relato de Nuestra Señora de la Inma­ pre. Un documento en náhuatl de 1716, en el que Josef de la Cruz y sus dos
culada Concepción y otra familia De la Cruz, ésta de Tlapitzahuayan (en la hijos celebran un acuerdo con el alcalde del pueblo, no aclara las dudas.
jurisdicción de Chalco Atenco), merece describirse con algún detalle porque Aunque a la parcela de Atocpan se la llama la propiedad de Nuestra Señora
revela muchos de los elementos y ambigüedades comunes de la situación de la Concepción y se la relaciona con las obligaciones con el altépetl,157 los
de las tierras de los santosl 54 signatarios también afirman que Josef de la Cruz había recibido 12 pesos de
Hacia 1700, tal vez antes, un hombre llamado Josef de la Cruz, que había los funcionarios del pueblo, que debería pagar en cuotas de dos pesos
nacido en Chalco Atenco, fue a Tlapitzahuayan a casarse y se estableció ahí. anuales, por lo que parece que la tierra ya le pertenecía a Josef y la estaba
A él Y a sus descendientes por lo común no se les llamaba" don", ni siquie­ dando en garantía a los funcionarios del pueblo.
ra en náhuatl,155 pero como conservaron su apellido durante varias genera­ A Josef de la Cruz le sucedió su hijo del mismo nombre, en cuyo tiempo
ciones y se les mencionó a veces en español como principales, además de las cosas continuaron igual que antes. De hecho, al transcurrir los años, los
que conservaron cinco lotes separados de tierra durante un periodo de mu­ funcionarios del pueblo tendieron a confundir al padre y al hijo con una
chas décadas, puede decirse que la familia disfrutaba de cierta posición. En sola persona. Al parecer, la gente de la población veía a Josef el joven como
su casa, Josef tenía una imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción. un mayordomo de la Virgen, del que no sólo se esperaba que cuidara su
La gente del pueblo era devota de la Virgen y realizaba una celebración anual capa, corona, candelabros y otros ornamentos, sino que también pagara una
en su honor. Sin embargo, carecía de una imagen de ella, de modo que los misa anual en su honor. Josef continuó considerando que su contribución
padres del pueblo o, según uno de los relatos, las jóvenes solteras de la po­ era voluntaria. Estaba dispuesto a pagar dos reales al año para la misa de la
Virgen (una obligación general de todos los jefes de vivienda que tenían
• Un exasperado heredero cuya familia había perdido tierras ante el altépetl debido a una tierra del pueblo) y dos reales adicionales para pagar a los cantores que lle­
interpretación demasiado litúal de las frases que se referían a que el santo poseía la tierra, se vaban la imagen en las pwcesiones. Por lo demás, se consideraba a sí mis­
acercó más que nadie, hasta donde conozco, a enunciar ~ principio y describir explícitamente
mo el propietario de la tierra de Atocpan, que tenía una imagen privada de
la práctica. Argumentó que, por costumbre, los indígenas en sus testamentos dejaban determi­
nados lotes de tierra a un hijo para que sirviera a un santo favorito, pero que no tenían nin­ la Virgen de la Concepción en su vivienda y estaba en libertad de hacer lo
guna intención de quitarle la tierra a su heredero (AGN, Tierras 2533, exp. 3, f. 5; Santa Maria de que quisiera con respecto a su culto público.
la Asunción, Tepemaxa lco/ CaJimaya, valle de Toluca, 1803).
\53 NMY , doc 3, p. 99. Bárbara Agustina menciona sólo un santo; una razón posible de que
A medida que se endurecían las posiciones de ambos lados, el pueblo
no se tuvieran más es que no tenía tierras, aunque era una persona relativa mente acomodada obligó a Josef a celebrar un acuerdo (probablemente en 1753)I58 La primera
dedicada al comercio. Además, sólo tenía un hijo.
\54 AGN, Tierras 2554, exp. 4, ff. 1-27.
156 Doncel/as en el original español (ibid., f. 2v).
J5S En un documento de 1716, en una ocasión se le da el título de "don" aunque no se le da
\57 El término usado es "altepetlatequitzintli", que contiene las raíces de altepetl y tequitl,
a sus hijos libid., f. 13). Como vimos en e l cap. ¡V, los documentos españoles de la última parte
"tributo, impuesto, etc.", pero tiene un tla- intermedio que no he visto en ninguna otra parte y
de la Colonia frecuentemente niegan el "don" a personas que sí lo llevaban dentro del contexto
que no sé como interpreta r. Quizá fuera la intención altepet/alquitzintli, "p ropiedad d el altépetl".
indígena .
158 Esto es una deducción mía . La fecha es problemática.
LA VIDA RELIGIOSA 349
348 LA VIDA RELIGIOSA
que originalmente habían tenido el propósito de subsidiar el culto del santo
parte del documento en náhuatl parece un testamento prematuro de Josef, del altépetlllegaban a quedar en manos privadas en forma permanente (no
que deja su casa y todas sus tierras, incluso el lote de Atocpan, a sus hijos he visto ningún caso en que un individuo pretendiera la propiedad perso­
menores bajo la supervisión de su yerno, Una segunda parte, contradic­ nal de una imagen que claramente le pertenecía al pueblo o al distrito). Te­
toria, llama a la tierra de Atocpan la propiedad de la Virgen, y obliga a Josef nayuca (un poco al norte de la ciudad de México) tenía dos caballerías de
y a su esposa a pagar un peso cada año en el día de la Virgen, La contradic­ tierra municipal que le habían sido concedidas por un virrey, localizadas en
ción aparente surge por las interpretaciones divergentes de las mismas pa­ el distrito de Iztaccallan; puesto que había algunas construcciones y un piso
labras, un elemento crucial en muchos de estos casos, Josef habría estado de para la trilla, se solía hacer referencia a ella como un rancho, Durante años,
acuerdo en que la tierra pertenecía a la Virgen, pero se refería a la Virgen de su el grupo de los nobles ancianos de Iztaccallan la había rentado para obtener el
vivienda, en tanto que los funcionarios del pueblo se referían a la del al­ ingreso que destinaban a las fiestas de los santos titulares, San Bartolomé y
tépetl (porque desde hacía mucho se había mandado a hacer una nueva San Juan, Pero en algún momento de la segunda mitad del siglo XVII, al pa­
imagen y se le había colocado en la iglesia), De hecho, las dos manifesta­ recer debido a la dificultad de manejar estos asuntos sobre una base corpo­
ciones estaban estrechamente relacionadas, pero tenían implicaciones muy rativa, las autoridades de Tenayuca dejaron el asunto en manos de una sola
diferentes en lo que se refería a las obligaciones y a la propiedad, persona, una mujer prominente, Lorenciana Angelina (probablemente" doña"
De cualquier modo, Josef pagó el peso anual durante 10 años antes de
rehusarse a seguir haciéndolo, negando que hubiera costumbre que lo obli­ En un documento de Tulancingo, de fecha 30 de julio de 1720, los funcionarios del altépetl
gara en ese sentido, Después de eso, el altépetl tomó la tierra para el culto y confirman (o proc uran confirmar, porque sigue siendo muy ambiguo) la situación de dos lotes
de tierra sembrada con maguey es que pertenecían a Santa Elena ("ytlatquitzin SIO , Elena"). La
la festividad de la Virgen, afirmando que le había pertenecido a ésta desde tierra la había heredad o María Agustina de su madre y ésta de su padre, para servir al santo.
tiempos inmemoriales y que ella lo necesitaba porque no se había realizado A final de cuentas, las autoridades nunca dicen que la tierra pertenece a María Agustina, aun­
ninguna procesión el año anterior y no tenía una capa. El lote fue reasigna­ que confirman que se le heredó a ella. La gestación de los problemas acostumbrados parece
haber estado ya bastante avanzada (UCLA TC, fólder 19; también N&S, ítem 6). El mismo hecho
do a un ciudadano dispuesto a asumir las obligaciones, Josef de la Cruz de la confirmación de esos acuerdos personales por parte del altépetl era la primera cuña para
protestó diciendo que la razón por la que no se había celebrado una pro­ dar cabida a la apropiación por el altépetl.
cesión había sido que la gente del pueblo no había pagado su cuota anual En Santa María de la Concepción (jurisdicción de Calima ya, valle de Toluca), un caso de un
santo y sus tierras se desarrolló durante todo el siglo XVIII, llegando a su desenlace a principios
de dos reales cada uno; como consecuencia de sus afirmaciones, en marzo de del siglo XIX, En la manera acostumbrada, una familia afirmó que las tierras que sostenían a
1764 el alcalde mayor español devolvió la posesión de la tierra a Josef. Esta dos imágenes originalmente les habían pertenecido a ella y todavía les seguían perteneciendo,
acción fue seguida, en junio, por un nuevo decreto desde la ciudad de en tanto que el altépetl sostenía que los poseedores eran simplemente mayordomos de una
tierra comunal que pertenecía a los santos, La familia, para establecer sus derechos, aparente­
México, que confirmó a Josef en posesión de la tierra, pero insistía que mente contrató a un pícaro que se había quedado algún tiempo en el pueblo, de nombre
debía continuar pagando el peso anual, lo que regresó el asunto al punto en Mateo, que había trabajado localmente como escribano y restaurador de imágenes (toda vía en
que estaba cuando surgió la disputa, Es probable que los problemas hayan la tradición del antiguo tlawilo), para que falsificara un documento antiguo que le diera a la
familia la propiedad (utilizando agua de cal y humo para lograr la apariencia de antigüedad);
continuado la tentes.1 59 después afirmó falsamente que lo había encontrado dentro de una de las imágenes al estarla
Con frecuencia la dirección del proceso era la contraria, es decir, tierras restaurando. Sin embargo, el fraude fue descubierto (AGN, Tierras 2533, exp. 2, en especial 11, 3,
34,54,55).
En otro caso del valle de Toluca, de la misma región, e incluso de otra Santa María, Santa
159 Veamos brevemente algunos ejemplos adicionales, menos extensos, de la interrelación
María de la Asunción, que pertenecía a Tepemaxalco, encontramos a un don Juan Alonso, que
entre los intereses de 1.1S viviendas domésticas y los del altépetl en los santos y en sus tierras.
hace referencia en su testamento de 1692 a "o tra Nuestra Querida Madre, Nuestra Señora de
En un caso que terminó en un conflicto en 1762-1763, una tal Nicolasa Agustina, ciudadana de
la Asunción, a la que sirvo, que está en la iglesia grande" (oc se lullazonalzin Nra Sra de la
Coatlichan en el centro del valle de México, y miembro de la familia gobernadora de ese lugar,
Assumpon nicnolequipanilhuia opa mezNen huey leopan). La dejó a sus hijos, junto con un extenso
en cierta ocasión había tenido un San Agustín muy antiguo, roto y apoyado contra una pared, lote de tierra para su sostén, defendiendo firmemente sus derechos de propiedad personales
y hacia 1724 uno de sus nietos casados hizo que lo arreglaran. Como señal de gratitud, tanto sobre la Virgen como sobre la tierra, como si previera que el altépetl podría posterior­
Nicolasa (probablemente en su testamento) le dio a la pareja un lote de tierra para que lo culti­ mente pretenderlos. Afirmó que la tierra le había sido dada a él, y en lo que se refería a la
vara con el fin de que cuidara del santo, y también, en algunas versiones, para que hicieran Virgen, "no es propiedad del altépetl; yo la compré" (amo yyaxca altepetl Nehunl onicnocohuili),
que se dijera una misa en honor de San Agustín anualmente. El entonces gobernador de No obstante, a finales del siglo XVIII, el altépetlle quitó la tierra a los herederos de Juan Alonso
Coatlichan confirmó su posesión y la pareja sembró la tierra con magueyes. Para 1763, los y se la dio a otra persona, a la que hizo responsable de la imagen, que ahora era considerada
funcionarios del altépetl (a pesar de los reparos del propietario en ese tiempo) consideraron propiedad de la comunidad. Cualesquiera que fueran los méritos del caso, si la Virgen patrona
que la misa anual era obligatoria y caía dentro de la jurisdicción de la comunidad. En 1764, el era conservada en la iglesia general, es difícil imaginar algún otro resultado final (AGN, Tierras
pueblo, con el permiso del alcalde mayor español, cosechó 12magueyes para la misa y la fiesta 2533,exp, 3, especialmente ff. I-IV, 22, 34).
del santo. (AGN, Tierras 2338, exp, 8, rr 10, 18, 20,21,30,)
350 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 351

en náhuatl). Ella después arrendó el rancho a varias haciendas y pequeños del centro de México por lo menos desde 1600. Estudiemos ahora la eviden­
agricultores españoles, asumiendo la responsabilidad de abastecer lo nece­ cia de los orígenes del culto a los santos como algo que afectaba la vida del
sario para las fiestas y otros gastos y presentando las cuentas a la comunidad. individuo.
Después de su muerte, su hijo (don) Miguel Francisco, alcalde pasado, ocupó Ya vimos antes algo como una "casa del santo" en fecha tan temprana
su lugar, ayudado al parecer por el hecho de que en ese momento estaba como 1564, y en 1583 una mujer habla de proporcionar al santo patrono
desempeñando el cargo de alguacil del fiscal de la iglesia. Aunque ahora el candelas e incienso por haberle dado tierra para una casa 162 En ningún testa­
rancho producía un ingreso de 60 pesos al año, el nuevo administrador cesó mento en náhuatl escrito antes de 1580, sin embargo, he visto una referencia
de presentar cuentas sobre los ingresos, vendió algunos lotes a los españoles a los santos que no sea ambigua. 163 Si estudiamos con cuidado la colección
y, en general, actuó como si hubiera heredado la tierra. El pueblo presentó de documentos más grande que se conoce para siglo XVI, los testamentos de
una demanda en 1697, con lo que inició una prolongada batalla legal inde­ Culhuacán, aproximadamente de 1579-1580, aparecen pocos de los fenó­
cisa que continuó por lo menos hasta 1709.1 60 menos del culto de los santos plenamente desarrollados. No se mencionan
De este modo, el altépetl se apropiaba todo el tiempo de las obligaciones mucho los santos individuales, ni siquiera los patrones del altépetl y de los
que tenían los individuos con los santos de las viviendas domésticas, y los varios tlaxilacalli, aunque una mujer sí le dio el nombre de Magdalena a
particulares se apropiaban de los activos asociados con los santos del alté­ dos de sus hijas, en honor a la santa del tlaxilacalli l64 A los herederos nunca
petl. El deseo individual de mostrar en público sus santos y de obtener la se les pide que sirvan a los santos o que mantengan sus altares. De dos
sanción oficial de la forma en que se les conservaba en las viviendas do­ casos que implican imágenes, a una se le llama específicamente un crucifijo,
mésticas creaba la oportunidad para que fueran absorbidos por el altépetl. ya la otra, " una imagen de nuestro señor", para la que debe construirse
El gobierno local y el pueblo eran devotos de los santos y querían que se les una casa, parece haber sido del mismo tipo. Aunque la identificación con la
honrara, pero la corporación no era fácilmente manejable, y la generalidad vivienda doméstica ya es fuerte en este caso ("el crucifijo que hay aquí es de
de individuos no siempre estaba dispuesta a pagar con sus propios recur­ mi propiedad y declaro que no se le debe llevar a ningún otro lugar, sino
sos, de modo que las obligaciones tendieron a recaer en personas capaces e permanecer aquí en mi casa"), aún no se observa la gran variedad de santos
interesadas cuyos herederos y sucesores consideraban que los activos uti­ que se ve en documentos posteriores.16S Las cruces, en especial Cristo en la
lizados para esa finalidad eran propios por derecho de nacimiento.* Con los
162 Véase la p. 342 Y el apéndice A, doc. 1. No está claro si la referencia en el segundo ejem­
santos y con las ~ierras todo era a la vez particular y corporativo, en lugar
plo es al altar en la iglesia del altépetl o a un altar en una vivienda doméstica.
de pertenecer a un dominio privado o público bien definido. No es sorpren­ 163 Sí encontramos pasajes ocasionales compatibles con el culto a los santos, pero son
dente que los nahuas a veces llamaran iglesias a las construcciones en que demasiado ambiguos para permitimos una interpretación definitiva en ese sentido. Por ejem­
guardaban a los santos de la vivienda 161 plo, don Julián de la Rosa de Tlaxcala, en su testamento de 1566 (BC, doc. 1, pp. 50-51) ordena
que algunas de sus vestimentas se vendan para comprar candelas que se deberán usar en la
Hasta ahora me he ocupado, sin tomar en cuenta la época, de aspectos iglesia de San Pedro, el santo del distrito en que residía y de su casa señorial. Las candelas
del numeroso conjunto de santos que son característicos de todo el periodo pueden haberse destinado específicamente al santo, pero igualmente pueden haber sido para
colonial. Aunque resta mucho por fundamentar y todavía deben investi­ los entierros, procesiones o cualquier uso que se daba a las candelas. El dOcumento de la ciudad
de México de 1579, al que se hizo referencia en la nota 161, sí menciona una imagen (tlaixiptlnyo/II
garse sutiles variaciones en el tiempo y según la región, estoy convencido y una estructura, pero no menciona el nombre de algún santo ni alguna obligación; es posible
de que las prácticas esenciales que he descrito eran comunes en gran parte que la imagen fuera un crucifijo como lo fue en el caso de Culhuacán aproximadamente en esa
misma fecha.
160 AGN, Tierras 1805, exp. 3, ff. 1,21,59,104,128,130,134 A los nobles ancianos se les llama 164 TC, doc. 64, pp. 229-231.
en español "viejos principales", y Lorenciana Angelina aparece también como una "principal" 16S TC , docs. 29, 30, pp. 94, 98. Interpreto que la "imagen de nuestro señor" IYI1 11° Hixiptla­
(1.1); a (don) Miguel Francisco se le llama cacique en una ocasión (f. 21). tzin ynmnse) debía albergarse dentro'del complejo de la vivienda doméstica, pero la expresión
• El arrendamiento de tierras del altépetl para ayudar a los santos resultaba aún más fre­ no es muy específica. La oración citada muestra el fuerte sentido de propiedad del testador en
cuente en la posesión por parte de los españoles, pero ésa es otra historia. lo que se refiere a la imagen, pero a la vez se puede lee r como si implicara el temor de que se la
161 Un documento de la ciudad de México, 1579, menciona dentro de un complejo de apropiara la entidad mayor. De ninguna manera es de esperar que se mencione en una ma·
vivienda doméstica una pequeña casa en que había una imagen, y la llama "una pequeña igle­ yoría de los testamentos a los santos, aun cuando sea posible que la mayor parte de los miem­
sia" o /eapan/anco (AGN, Tierras 56, exp. 8, f. 3). Un documento de Tlamimilolpan, en el valle de bros de la vivienda doméstica los hayan tenido; incluso en documentos posteriores se les
Toluca, de 1695, usa la otra palabra para una iglesia o templo, teocalli, para una construcción encuentra sobre todo cuando se les divide entre varios herederos o donde se requiere algún
doméstica donde se guardaba al santo libid., 2616, exp. 7, ff. 25-26). El documento no describe acuerdo complicado para su sostén. Pero debe considerarse que es significativo no encontrar
la estructura, pero creo que estoy justificado al suponer que contenía a los santos; el traductor una sola referencia a los santos (excepto a Cristo en la cruz) o a su servicio en una colección tan
español hizo el mismo supuesto y hace referencia al "oratorio de los santos". grande de documentos como los testamentos de Culhuacán.
352 LA VIDA RELIGIOSA
LA VIDA RELIGIOSA
353
cruz, pueden haber sido un paso transicional a finales del siglo XVI y princi­
pios del XVII hacia el culto plenamente desarrollado de los santos.1 66 De no muy compatible con lo que sabemos de la actitud de los frailes en las
hecho, uno de los primeros santos mencionados por Chimalpahin adquirió primeras generaciones y carecemos de evidencia firme. Lo más probable es
prominencia precisamente por su asociación con la cruz; en 1583 llevaron el que el significado que se daba a los santos en la religión española poco a
crucifijo en que se decía que San Guillermo había aparecido en Totolapan a poco se filtró a los nahuas a medida que entraban en contacto con españoles
la ciudad de México para rendirle honores. 167 comunes y con eclesiásticos en su condición de españoles ordinarios, igual
Si se pregunta cómo los santos adquirieron su popularidad, quién ideó que ocurrió con los objetos materiales, las artesanías y los tratos econó­
micos. I7l
su culto y cuáles fueron las intenciones de los que lo originaron, no tene­
mos casi ninguna evidencia firme para dar respuestas. No hay duda de que
nico, yen el análisis se aprecia una considerable sagacidad_ No obstante, la base documental,
existía un estrecho paralelo entre los sistemas religiosos nahuas de antes de que no se especifica completamente de conformidad con las normas del historiador, parece
la conquista y el sistema español. En España, los aspectos corporativos de la muy débil, y la comprensión de los contextos histórico e historiográfico es más bien inadecua­
religión local se expresaban por medio de las imágenes de los santos con da . Todo el material histórico de ese libro necesita volverse a estudiar.

Una ev idencia crucial es un documento encontrado por Nutini en poder de una persona

poderes sobrena turales especializados, y cada imagen tenía sus propios particular (aparentemente ya no está dispOnible) que se supone es una narración de la apari­

atributos y estaba asociada con una región, pueblo, grupo social o subdistri­ ción de la Virgen de Ocotlán, fechada en 1547. Nutini llevó sus notas a Wigberto Jiménez

to 168 Entre los nahuas, un panteón de dioses especializados se comportaba Moreno, cuya opinión fue que el documento era tma falsificación (lo que Nutini informa muy ho­

nradamente, aunque continuó creyendo en su autenticidad; pp. 448-449). Los auspicios bajo los

precisamente de la misma manera. Un principio general de la interacción cuales se encontró y su tema son totalmente característicos de las invenciones posteriores

entre españoles y nahuas es que siempre que existía un paralelismo entre sobre los santos. La composición original del documento puede remontarse al siglo XVIl, cuan­

las dos culturas los nahuas pronto adoptaban la forma española relevante do empezaron a surgir los santos regionales, pero esto no haría que el texto tuviera algún valor

para saber cuáles eran los acontecimientos y las polfticas de la década de 1540. El documento

sin abandonar la esencia de su propia forma. Con los santos, a su debido apenas puede ser anterior a 1649, cuando la versión clásica de la historia de la Virgen de

tiempo ocurrió lo esperado. Está claro que, tan pronto como los nahuas Guadalupe, en la que está basado este relato, empezó a circular. La persona a la que según la

comprendieran la naturaleza de los santos en la religión regional española, narración se apareció la Virgen es "Juan Diego Bernardino", lo que no es un nombre que po­

damos aceptar para un indio del periodo colonial. Está formado por Juan Diego, el héroe de la

harían la identificación y aprovecharían la oportunidad. El problema es historia de la Virgen de Guadalupe, y Juan Bernardino, su tío enfermo (véase Lasso de la Vega,

saber cómo ocurrió esto o, de hecho, si llegaron a comprender mucho sobre 1926, pp. 80-81). Algunos de los documentos de Nutini, descubiertos en las parroquias locales

los santos de España. de Tlaxcala, parecen ser más auténticos, y de hecho de mayor interés, pero no los ubica con

mucha exactitud y, sobre todo, no los describe textualmente con suficiente detalle para que

Si recurrimos a la mera especulación, como lo debemos hacer dadas las podamos juzgar su valor o mensaje. Nutini no distingue entre los santos patronos originales

circunstancias, los actores potenciales en este asunto son los eclesiásticos es­ de las Wlidades locales y los posteriores santos regionales.

pañoles, sus ayudantes e intérpretes indígenas, los laicos españoles y las Aunque Nutini leyó ampliamente las fuentes tradicionales de la historia eclesiástica mexi­

cana, COntinuó apegado muy ingenuamente a Ricard, creyendo con facilidad en la omniscien­

autoridades del altépetl indígena. Todo indica que en el primer par de ge­ cia y omnipotencia de los primeros frailes. Además, no se dio cuenta de la organización civil

neraciones los eclesiásticos españoles no hicieron hincapié en los santos. La de los pueblos indios (es cierto que la región de Tlaxcala presenta problemas especiales) ni de

clerecía secular puede haber estado más inclinada a hacerlo así; es difícil la contribución transicional de las cofradías a las prácticas que se ven en los pueblos del

México actual. A pesar de su extensa investigación bibliográfica y en los archivos, por alguna

decirlo con los polémicos informes que han llegado hasta nosotros.I 69 Un razón no consultó la obra de Gibson, 1964, que lo habria orientado mucho en estos asuntos.

especialista ha propuesto la teoría de que los frailes, en un espíritu de "sin­ Nutini tiene valiosa y sugerente evidencia del sincretismo en lo que se refiere a los santos

cretismo dirigido", deliberadamente promovieron a los santos que com­ (aunque poca o ninguna de su documentación proviene del periodo colonial). En las pp. 293­
294, definitivamente establece la identidad percibida entre San Bernardino de Contla yel dios

partían los atributos de los dioses locales. 170 La idea es muy razonable pero Camaxtli, que tenía un templo en ese lugar, señalando el hecho de que a los dos se les repre­
l
senta sosteniendo un disco solar y que, al igual que de Camaxtli antes que él, hoy en día se
166 Véase Christian, 1981, pp_ 186-196, para evidencia de lo que llama ". la naturaleza dice que el San Bemardino del culto moderno es el amante del espíritu femenino que habita en
cristocéntrica de la devoción española de finales del siglo XVI y del siglo XVII " (p. 190) . la montaña Malintzin. No obstante, como lo manifiesta correctamente Nutini, en este caso el
167 SH, 2, p. 78_ sincretismo puede atribuirse razonablemente tanto a los indios como a los frailes.
168 Este es el tema recurrente de Christian, 1981­ En una publicación más reciente (1988) Nutini ha modificado su posición sobre el sincre~
169 Véanse Lafaye, 1976, pp_ 238-241; Ricard, 1966, pp. 103, 189-190, Y Sahagún, 1975, pp. tismo dirigido, o por lo menos también acepta el sincretismo no dirigido; véase mi reseña Ú 989)_
704-705 (" Adición sobre supersticiones", libro 11). 171 Christian (1981) observa que hoy los sacerdotes españoles que desaprueban la impor­

170 Nutini, 1980-1984, 1, cap_ X. Esta obra y otras por Nutini son invaluables como etno­ tancia que el pueblo común le da a los santos, por lo general se refirieran con afecto a los san­
grafía del siglo XX, pues confirman una y otra vez patrones descubiertos en los registros del tos de sus propios pueblos. Otro mecanismo posible para adquirir a los santos puede haber
periodo colonial. También es digno de alabanza el interés por desarrollar un enfoque diacró- consistido en tomar el santo del nombre del eclesiástico que presidía esa parroquia en ese
tiempo_ Uno se pregunta si esto es lo que ocurrió en Xochimilco, donde el patrono del pueblo
LA VIDA RELIGIOSA 355
LA VIDA RELIGIOSA
354
ma un gran milagro (huey tlamahui~olli) . Unos días después, San Diego
Sospecho que los ayudantes e intérpretes de los eclesiás ticos (que con
revivió a otro niño. 174 En 1611, San Nicolás de Tolentino salvó por milagro
raras excepciones, como los frailes eruditos Molina y Sahagún, eran las úni­
a una mujer española que había quedado enterrada bajo las ruinas de un
cas personas que conocían bien la iconografía, los significados simbólicos y
terremoto, y como resultado se convirtió en el patrono de los españoles y
las prácticas rituales de ambas partes) desempeñaron un papel crucial en la
del pueblo indígena. 175 En 1615, San Nicolás también empezó a resucitar
asignación original de los santos y en el culto que surgió en tornO a ellos.
niños, reviviendo a un niño mexica plebeyo de un año y medio que había
Las autoridades del altépetl, de las que, por lo menOS en retrospecti va, a
caído en un pozo y había estado muerto durante dos horas y media. Las
veces se creyó que habían elegido a los patronos entre los santos, en reali­
campanas repicaron en todas las iglesias (como lo habían hecho con los
dad conocieron muy poco sobre estos seres sobrenaturales españoles, pero
niños anteriores) y, cuando los españoles quemaron leña en sus azoteas y
si en verdad tuvieron algo que decir en este asunto, es probable que hayan lanzaron cohetes, muchos indígenas los imitaron. A partir de entonces se
elegido un santo cuya fiesta cayera cerca de la de su dios étnico o, si se les
mostraron imágenes, uno que tuviera atributos iconográficos similares.
a
llevó cabo una gran celebración en la ciudad de México cada año en el día
de san Nicolás de Tolentino.I76
Porque los frailes, a pesar de su énfasis inicial en la Trinidad, en el momento
El año 1613 presenció dos milagros, por lo menos así los llama Chi­
que empezaron a fundar iglesias insistieron en que cada unidad tuviera un
malpahin. Primero, dos fabricantes de faldas indígenas (cuechiuhque) y
santo patrono; y dadas las tendencias de los nahuas, muchos de los otros
algunos otros residentes locales del distrito de Xolloco querían colocar una
fenómenos habrían seguido de sólo este hecho aún sin la ayuda del ejemplo
cruz en una intersección no lejos de la iglesia de San Antonio Abad, donde
de los españoles. trabajaba Chimalpahin, pero una viuda llamada María, vendedora de atole
¿En qué momento empezaron los nahuas a asociar las imágenes de los
amargo (xocoatolnamacac) se opuso violentamente al proyecto y dijo que el
santos con los milagros? De los que se dice que ocurrieron primero, la ma­
sitio era de su propiedad, haciendo luego que se arrestara a los construc­
yoría de sus informes proviene de muchas décadas después y de la boca de
tores de la cruz. No obstante, el virrey les dio el permiso y casi de inme­
los españoles. Los únicos relatos por un nahua que conozcO se encuentran diato María murió, castigada milagrosamente por su oposición a la cruz. En
en los diarios del ya mencionado Chimalpahin, escritos, como lo recordará
el segundo episodio, una pareja española quería deshacerse de una cruz
el lector, en la ciudad de México en los últimos años del siglo XV I y en las
que el pueblo de Xolloco había erigido muchos años antes en un lugar lla­
dos primeras décadas del siglo XVII. Quizá la singularidad del caso que pre­
mado Acatla, porque estaba demasiado cerca de su casa. La esposa era la
senta Chimalpahin no se debe al azar; una nueva serie de cruces que su­
más vociferante y usaba palabras soeces en público, hasta que muy pronto
daban y otros casoS similares aparecieron en la propia España a partir de
se enfermó y murió. El pueblo local dijo que había sido la justicia divina y
1590. 172 Vale la pena repetir las historias de Chimalpahin y reflexionar
procedió a ganar su litigio para retener la cruz.l77
sobre ellas brevemente. Ya hemos visto que el crucifijo en el que había
Cuando estudiamos estos casos, podemos observar ciertas cosas. Chi­
aparecido San Guillermo fue llevado a la ciudad de México en 1583. En
malpahin, lejos de mostrarse escéptico por esas mara villas, no muestra ni
1597 la imagen milagrosa de santa María de los Remedios de Totoltepec
siquiera sorpresa. Los milagros asociados con las imágenes se ajustan clara­
visitó la ciudad de México. Todos salieron a recibirla, llevando candelas,
mente al funcionamiento normal de su mundo (a diferencia de unos japo­
."los hombres y mujeres (indígenas), los españoles y las mujeres españolas",
neses que un día llegaron a la ciudad de México y que en verdad lo sor­
algunos recorrieron todo el camino hasta Totoltepec y otros sólo salieron a
prendieron).178 Como ya lo señalamos antes, las cruces solían participar en
encontrarla en el camino. 173 esto asuntos. Sobre todo, aunque Chimalpahin distingue entre los espa­
En 1600, se dice que san Diego resucitó a un niño indígena en respuesta a
ñoles y la gente local como grupos, no distingue en lo que se refiere a sus
las oraciones de su madre, que tendió el cuerpo ante la imagen del santo;
todos los frailes y españoles lo vieron y Chimalpahin específicamente lo lla­
174 CH, 2, p. 50.
175 CH, 2, p. 101. La frase es "españoles yhuan tehuantin timacehualti Mexico".
es el sa nto del mismo nombre que fra y Bernardino de Sahagún, que residió ahí al principio de 176CH, 2, p.145.
su carrera (véase NM Y, doc. 2, p. 94).
177 CH, 2, pp. 124-126. Chimalpahin llama a la plataforma en la cual se había construido una
172 Christian, 1981 , p 196.
de las cruces un "momoztli ", la misma palabra usada para los alta res o la s plataformas de
173 CH, 2, p. 47. Los que fueron a honrar a la Virgen eran "in toquichtin yn cihua, yn cax tilte·
sacrificio prehispánicos.
ca, yn se ñoratin". Que la s imágenes fueran a visitar a las catedrales o se visi tara n entre sí ya 176 CH, 2, p. 98.
era una práctica común en España (véase Christian, 1981).
356
LA VIDA RELIGIOSA

relaciones con los santos, imágenes y milagros. La Virgen de los Remedios


T LA VIDA RELiGIOSA

diosa madre había estado realmente en ese mismo lugar, como lo dijo una
respetable autoridad en fechas tempranas,183 el culto de la Virgen de Gua­
357

no es sólo algo español, como se la ha considerado a veces;179la gente local dalupe tenía firmes fundamentos tanto entre los españoles como entre los
también iba a saludarla, e incluso se la menciona primero. Que un milagro indígenas. Sin embargo, no se difundió rápidamente por el centro de Mé­
le ocurriera a una española no impedía que los nahuas adoptaran al santo o xico durante el siglo XV I ni a principios del XVII. La Virgen de Guadalupe no
santa que lo había realizado. Cuando se trata de un niño indígena, la parti­ es mencionada en los materiales en náhuatl que conocemos actualmente y
cipación y testimonio corroborador de los españoles son significativos para que se originaron más allá de los alrededores de la ciudad de México en el
Chimalpahin. Los que se oponen a las cruces, castigados por su actitud, son tiempo anterior a la publicación de su historia por Lasso de la Vega en 1649.
tanto españoles como indígenas. Lo que vemoS aquí es a las dos pobla­
Aun en las cercanías de la ciudad de México, las referencias aumentan
ciones en una relación paralela con respecto a los mismos objetos sagrados,
poco a poco, y de ninguna manera eclipsaron la devoción a los santos de los
a veces interactuando directamente y reforzando las creencias del otro. La
altépetl y de los tlaxilacalli. 184 En una breve sección histórica, el analista
situación, seguramente más pronunciada en la capital (pero que no era
anónimo de Tenochtitlan durante la década de los 1560 (al que hicimos re­
imposible duplicar en alguna medida en muchos otros ambientes), propor­
ferencia antes) menciona la aparición de la Virgen en Tepeyacac, según él
cionaba amplia oportunidad para que los nahuas se familiarizaran con las
en 1555, una generación después de la fecha que nos da la versión tradi­
creencias y prácticas mundanas españolas. En los informes de Chimalpahin,
cional actua\.1 85 Estos anales contienen otra referencia: en 1566, un español
a pesar de la asimilación total del mundo de los milagros de los santos,
llamado Villaseca donó una imagen de oro de la Virgen y una casa en la
todavía encontramos indicios ocasionales de que en algunas cosas los espa­
que podían dormir los enfermos, lo que condujo a una importante ceremo­
ñoles continuaban siendo los que establecían la costumbre (o moda), como
nia de consagración a la que asistieron los jueces de la Audiencia y el arzo­
parece ser el casO cuando se hicieron fogatas en las azoteas como resultado
bispo, para los cuales Villaseca organizó una fiesta. Se hace hincapié en el
de un milagro 180 donante y los dignatarios españoles, aunque se dice que los indígenas (de la
Como ya dejé en claro, el complejo plenamente desarrollado de los san­ ciudad de México) también fueron a ver. 186 En 1588, una mujer noble de
tos se prolongó en el tiempo indefinidamente (muchoS de los casos mencio­
Coyoacán donó, aparte de las contribuciones locales de costumbre, la mitad
nados antes son del siglo XVIIl). La única modificación importante después
de un peso a "Nuestra Preciosa Madre Santa María" del Tepeyacac. 187 A par­
de 1600, fue el aumento en importancia, a partir de mediados del siglo XVII, de
tir de ese tiempo, las personas de la ciudad de México y de las poblaciones
un culto supra-altépetl de dimensiones nacionales, el de la Virgen de Gua­
vecinas relacionadas con ella (aunque no tan lejanas como Xochimilco O
dalupe. En la forma clásica de la historia, la Virgen apareció en Tepeyacac,
Chalco, hasta donde sé) mencionan rutinaria mente a la Virgen de Gua­
un poco al norte de la ciudad de México en 1531, y para mediados del siglo
dalupe o poseyeron una o más de sus imágenes.
ya había una capilla bien conocida, incluso controvertida, en ese lugar.181
Las anotaciones de Chimalpahin pueden contribuir a nuestra compren­
La Virgen de Guadalupe nunca fue patrona de un altépetl, pero atrajo al
sión de la posición de a la Virgen de Guadalupe en torno a la ciudad de
pueblo de la zona general de la ciudad de México sin importar su afiliación

a alguna unidad. En esto se parecía mucho a las vírgenes del culto mariano
183 Sahagún, 1975, pp. 704-705 (" Adición sobre supersticiones", libro 11); véanse también

en la España de ese tiempo, en especial a la Virgen de Guadalupe española,


Ricard, 1966, p. 191, Y Lafaye, 1976, pp. 211-212, 216.
184 Los Cantares Mexicanos, la importante compilación de canciones náhuatl de después de
por la que se le había dado el nombre. Como en Tepeyacac, las imágenes
la conquista, escrita en la ciudad de México a finales del siglo XV I, frece de cualquier referencia
españolas y sus capillas estaban ubicadas generalmente en los límites del
a la Virgen de Guadalupe, a pesar de que en algunas partes tiene un carácter marcadamente de­
pueblo o fuera de él, en un sitio definido por alguna característica natural
vocional (véase Bierhorst, 1985, en especial pp. 61-62). Lo mismo es cierto de las primeras obras
de teatro religiosas, algunas de las cuales fueron compuestas probablemente en la capital.
sobresaliente 182 Si se supone que un importante templo consagrado a una
185 MNAH AH, CO 14, p. 1: "yn ipan xihuitl mili e quios 55 aOs yquac monextitzio in santa
maria de guatalupe yn ompa tepeyacac".
186/bíd, p. 134.
179 A pesar de lo cual, según la publicación de Lasso de la Vega sobre la Virgen de Guada­
187 BC, doc 2, p. 54. Una versión en españo l del testamento de 1563 de don Francisco
lupe de 1649, la Virgen de Totolt epec ayudaba especialmente a los españoles (1926, pp . 84-85).
Quetzalmamaliztzin solicita que se celebren misas en la capilla de la Vi rgen de Guadalupe.
180 En un asunto un tanto relacionado, cuando miles de personas salieron flagelándose a las·
Pero el testamento fue presentado (y aparentemente se tradujo) en el siglo XVI], bajo circuns­
calles co mo penitencia en 1603, Chimalpahin informa que había más españoles que indígenas
tancias algo sospechosas relacionadas con las pretensiones de herederos distantes. Se dice que
ex iste el original náhuatl, pero no he podido examinarlo todavía. (lxtlilxóchitl, 1975-1977,2,
entre ellos (CH, 2, p. 54).

181 Ricard, 1966, pp 56,188-191.

pp. 281-286; Munch, 1976, pp 44-46.)


182 Christian, 1981, pp 65,73,91.

LA VIDA RELIGIOSA 359


LA VIDA RELIGIOSA
358
El libro Huey tlamahuiroltica ... (Por un gran milagro ... ) escrito en náhuatl
México durante la época en que él escribió (ca. 1590-1620). La importancia
por el bachiller Luis Lasso de la Vega y publicado en la ciudad de México
especial que le da a la Virgen está implícita en el hecho de que, como un
en 1649, es un punto determinante en la historia guadalupana en más de un
analista anórumo antes que él, da la fecha de su aparición, algo que no hace
sentido. Además de darnos la primera narración en náhuatl de la leyenda
para ningún otro santo (fecha el acontecimiento en 1556, muy cerca del
en su forma ahora clásica, coincide con el principio de una rápida expan­
tiempo en que lo hizo su predecesor).188 No obstante, entre los santos lleva­
sión de la devoción a la Virgen de Guadalupe a través de grandes ex­
dos en las numerosas procesiones que tanto le agradaban a Chimalpahin, la
tensiones del centro de México, si no es que más lejos. No quiero decir que
Virgen de Guadalupe no aparece ni siquiera en una sola ocasión.* Chimal­
el libro necesariamente fue el causante, ni que haya contribuido en forma
pahin hace referencia a ella (hasta donde sé) sólo en otras tres ocasiones,
importante a la expansión, aunque muy bien pudo haber sido así. Es del
todas las cuales (al igual que en el caso del analista anterior) tienen que ver
todo posible que la publicación respondiera a una tendencia que ya estaba
con funcionarios españoles de alto nivel: en una ocasión el virrey hizo una
en marcha. De cualquier modo, durante la segunda mitad del siglo XVII y
peregrinación a su capilla en el Miércoles de Ceniza, y él mismo tomó la
todo el XVJIl, las imágenes de la Virgen de Guadalupe, las capillas dedicadas
ceruza (1568). En otra ocasión se celebró en ese lugar la primera llegada de
a ella y el interés por su aparición como un acontecimiento histórico de
un virrey (1595); y la tercera mención se refiere a un arzobispo recién lle­
importancia mayor aparecen en los documentos en náhuatl desde Toluca
gado que pasó la noche en ese lugar (1613).l89 Nada de lo que dice Chimal­
en el oeste, pasando por todo el gran valle de México, incluyendo Chalco,
pahin implica que el culto a la Virgen de Guadalupe estuviera princi­
hasta la región de Puebla-Tlaxcala .l92 No se puede decir lo mismo de
palmente destinado para los indígenas o fuera llevado a cabo por ellos.
rungún otro santo.
La capilla que visitaron los dignatarios que acabamos de mencionar
En cierta manera, el tiempo estaba listo para el desarrollo de un santo
parece haber sido una de varias capillas en el centro de México, la mayoría
protonacionalo macroétnico que simbolizara la unidad mayor que ahora
de ellas marianas, que en el curso del siglo XVI llegaron a tener cierta feli­
estaba adquiriendo más sigruficación. Como vimos en el capítulo 11, la frag­
gresía regional más allá de los límites de su altépetl respectivo. La primera
mentación del altépetl ya estaba en marcha. En este momento los nahuas
publicación en náhuatl sobre la Virgen de Guadalupe da la ubicación de
estaban mucho más abiertos a una unidad mayor que el altépetl, a la so­
algunas otras capillas marianas prominentes: Totoltepec, Cozamaloapan en
ciedad y economía de todo el país, de carácter principalmente hispánico
la costa de Veracruz, Temazcaltzinco y "otros pueblos".190 Quizá la Virgen
(por lo menos en apariencia), por causa del contacto directo con los espa­
de Ocotlán en Tlaxcala, el Señor de Chalma o el del Sacromonte de Ama­
ñoles en los ambientes residencial, comercial y de trabajo. A causa del bilin­
quemecan deban añadirse a la lista, pero es muy difícil encontrar documen­
güismo generalizado y del cuantioso vocabulario español que se había
tos contemporáneos de las primeras etapas de la devoción regional a una
incorporado al náhuatl, esos contactos representaron un vehículo de comu-
imagen y de las peregrinaciones asociadas a ella, y parece que virtualmente
91
no hay runguna en las fuentes características de este estudio.1
No he visto ninguna referencia en los textos en náhuatl al Señor de Chalma, aunque es cierto
que cualquier Cristo o crucifijo que tuviera una persona puede haber tenido esa asociación .
188 CH 2, p. 16. Stephanie Wood informa de referencias al Señor de Chalma en documentos en náhuatl del
• Es cierto que la mayoría de estos santos eran patronos de la unidades sociopolíticas, lo que valle de Toluca en la parte final del periodo colonial. Chimalpahin también da algunos detalles
eliminaría a la Virgen de Guadalupe, pero algunas unidades estaban empezando a mostrar más sobre la evolución temprana del Sacromonte (CH , 2, p. 29; para referencias adicionales y una
de una imagen y las cofradías también estaban aumentando considerablemente la variedad. discusión véase Schroeder, 1989, ~ 25), pero lo que dice me parece que tiene las características
189 CH, 2, pp. 23, 44, 127. de un ensalzamiento local. Una b~squeda en gran escala de todas las fuentes pertinentes para
190 Lasso de la Vega, 1926, pp. 84-87. En náhuatl dice "oc quezquican altepepan". estos temas puede producir resultados significativos (véanse las observaciones de Gibson en
191 Lasso de la Vega no sólo no menciona a la Virgen de Ocotlán, sino que la misma aparece 1964, p. 498, nota 140).
mencionada poco incluso en los anales en náhuatl de finales del siglo XVII y del siglo XVIII de la 192 Véanse PFC, ff. 16v, 24; NAC, ms. 1477 B [lJ (Toluca); AC N, Tierras 2554, exp. 4 (Chalco,
región de Puebla-Tlaxcala, en los que sí se menciona a la Virgen de Guadalupe. Una excepción 1723); MNAH AH , C O 184, ff. 1, 9v, Y CAN 872, 1. 8v (anales de Puebla-Tlaxcala). Con esto docu­
es Zapata, que después de todo residía en Tlaxcala casi a la vista de la capilla, quien menciona mento nada más unas pocas apariciones en la región más amplia. La investigación apenas ha
frecuentemente a la Virgen de Ocotlán y la muestra tomando funciones simbólicas; así, en principiado; tengo confianza en que los especialistas encontrarán evidencia de un crecimiento
1775, se llevó su imagen para que participara en la bendición del nuevo puente que conducía a muy considerable del culto en todo el mundo náhuatl durante el final del siglo XVII y el princi­
la ciudad de Tlaxcala (ZM, f. 94), Yen 1682, cuando se predijo un eclipse, fue enviada al conven­ pio del XVIII; quizá incluso se pueda determinar la secuencia de la expansión a las diferentes
to franciscano para que estuviera presente en las misas especiales (p. 108). El comentarista de subregiones del México central. Wood, "Adopted Saints" (s. f. lE.]), tiene una impresionante
Tlaxcala, el sacerdote hispanófilo Santos y Sala zar, comparte su interés en la Virgen de Oco­ tabulación de las menciones de la Virgen de Guadalupe en los testamentos del valle de Toluca,
tlán. Por otra parte, Zapata está consciente también de la existencia de la Virgen de principalmente después de mediados del siglo XVII.
Guadalupe; informa de la construcción de una capilla para ella en Tlaxcala en 1686 (i. 117v).
360 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA
361
nicación mucho más eficiente que en los primeros tiempos. Los migran tes Vega, el que publicara la historia de la Virgen de Guadalupe y los materia­
habían estado trasladándose a través de todo el centro de México, y más les que la apoyaban en náhuatl, y únicamente en náhuatl, de seguro de­
allá, a menudo motivados por las oportunidades de trabajo, desde hacía muestra que se estaba dirigiendo a una audiencia indígena. Además, algu­
más de 100 años. El mundo que se encontraba más allá del altépetl y del nas de las descripciones y exhortaciones que acompañan a la historia hacen
tlaxilacalli tenia una mayor importancia y con tenia una mayor parte de los hincapié de forma explícita en que la Virgen se apareció con toda intención
intereses vitales de lo que antes había sido el caso. Los nahuas siempre a los indígenas y deseaba ayudarlos a todos. Sus frases , sin embargo, a
habían actuado como individuos, pero principalmente dentro de la estruc­ veces implicaban que estas personas no conocían todavía la historia y era
tura corporativa local. Ahora estaban tratando cada vez más con los espa­ necesario hacer que la conocieran ("déjalos oír en su lengua todas las cosas
ñoles y entre sí fuera de esa estructura, y esto hacía más adecuada una de­ que has hecho para ampararlos, que en el curso del tiempo se han olvi­
voción menos vinculada a la unidad local (y, por lo tanto, más individual dado" ).1 95 Desde el punto de vista de Lasso de la Vega la propia historia
aunque en algún sentido representara a una unidad incluso mayor). parece en cierto sentido sólo un preliminar para la siguiente sección, en la
No obstante, todavía a finales del periodo colonial los nahuas y, más se­ que uno lee de los milagros de la Virgen de Guadalupe, en su mayoría de
guramente, aquellos que no vivían en las ciudades o en las haciendas, naturaleza curativa, que resultan haber beneficiado a los españoles tanto
seguían orientados sobre todo a sus propias unidades locales, a las que, sin como a los indios, si no es que más, teniendo en cuenta únicam.e nte los nú­
importar lo fragmentadas que algunas pudieran estar, continuaron dándo­ meros. De los 14 milagros que se incluyen, siete se refieren a españoles, cinco
les su lealtad política y religiosa primordial. Es difícil imaginar que ellos a indígenas y dos pueden considerarse neutrales.196 Además, los españoles
mismos hubieran podido generar este nuevo símbolo. Aunque el mundo estaban siguiendo modelos de conducta traídos de la Península; algunos de
nahua después de la conquista continuó funcionando como una unidad en ellos haCÍan promesas condicionadas antes de su cura, y luego ofrecían a la
la que sucedían las mismas cosas y aparecían los mismos términos, concep­ capilla efigies de plata de sus enfermedades. ¡ 97
tos y prácticas en todas partes sin mucha diferencia en el tiempo, de modo Ahora sabemos que la historia de la Virgen de Guadalupe mexicana se
que es evidente que en algún sentido estaban en contacto unos con otros, la parece mucho a la de la Virgen de Gu adalupe española, incluso en el de­
acción concertada consciente en gran medida no existía por encima del talle del protagonista humilde que tenía a un pariente enfermo, el que es
altépetl. En una fecha tan antigua como mediados del siglo XVI, con el curado después de la aparición como consecuencia de ésta 1 98 La sospecha
desarrollo de la industria minera de la plata en el norte, la naciente entidad apunta naturalmente primero al propio Lasso de la Vega , pues como cura
macrorregional a la que podemos llamar México o Nueva España estaba de la parroquia de la Virgen se habría beneficiado mucho si un mayor
integrada sobre todo por hispanos y estructuras hispánicas, incluso en número de personas llegaran al santuario. Pero Lasso de la Vega tenía un
áreas como el centro de México en que existía una tradición prehispánica de predecesor en lengua española, cuya versión muy parecida del relato
integración en gran escala. Eran los hispanos los que tenia n una conciencia apareció sólo un año antes que la suya. 199 También es posible que Lasso de
común, y es de ellos que debemos esperar la primera necesidad de un santo la Vega recapitulara una historia que muchos españoles antes que él habían
nacional. De hecho, ya hemos visto que los españoles nacidos en México narrado, porque el santuario de la Virgen de Guadalupe en España era el
estaban muy interesados en el culto de la Virgen de Guadalupe a mediados
195 Lasso de la Vega, 1926, pp. 20-21: "ma oncan qu ittacan in ma,ehu altzitzin tin, ma intl a­

y finales del siglo XVII, y es probable que hayan sido ellos los que crearon,
toIti ca quimatican in ixquich in impampa oticmochihuili motet-la,o tl alizt zin, iz, enca ic opoli­

en algún momento, la historia de su aparición en la forma en que la <fnoce­ uhca in cahuitl in iuhcatili z". Más literalmente, "deja que la gente común [es decir, los

mos actualmente.193 "i ndios" ] vean ahí, déjalos conocer en su propia lengua todo el amor [o caridad , acciones cari­

Por lo tanto, los españoles no sólo participaron en el desarrollo del culto tativa s] que has realizad o por ellos, muchas de las cuales se han olvidad o en el transcurso d el

tiempo".
de la Virgen de Guadalupe, sino que floreció entre ellos y no nada más 196 lbid., pp. 58-77. Los dos milagros neutrales son la crea ción d e un manantial cerca no al
entre los indios. Un estudio que se basa en las pautas para la asignación de santua rio y la terminaci ón d e una epidemia, que aunque fue pedido por los franciscanos,
redundó en beneficio de la poblac ión indígena.
nombres muestra que en toda la Nueva España la devoción mariana era
197 lbid., pp. 72-75. Véase Christian, 1981, para los antecedentes españoles.
más fuerte en las áreas más hispanizadas 1 94 Si retornamos a Lasso de la 198 Véase Lafaye, 1976, pp. 21 9-221 , 227.

199 Brad ing, 199 1, p. 345, trata de la pu blica ción de la vers ión en español por Miguel
Sánchez en 1648. Brad ing hace la rel ac ión entre la s d os versi ones y señala su ab ruma dora
193 Véanse Lafaye, 1976, pp. 235, 237, 242-253, Y Brading, 1991 , pp. 343-348.
semejanza; además prueba que Lasso de la Vega conocía la obra de Sánchez y la ha bía alaba do
194 Taylor, 1987.
públicamente como una revelación.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 363
362

más importante de ese país y esa historia habría estado en los labios de Guadalupe,.alrededor del momento en que ocurrió, puede considerarse
cualquier español que oyera de una nueva Virgen de Guadalupe. En reali­ como algo natural, si no es que inevitable, no muy diferente del surgimiento
dad, la influencia española era aún más amplia que el precedente específico del culto de Santiago de Compostela en España en época muy anterior y
de la Virgen de Guadalupe; había varios santuarios marianos en España el de la Virgen de Guadalupe española, más reciente que aquél y que reflejó
con historias en que la Virgen se aparecía en un ambiente rural a una per­ un cambio en el centro de gravedad del país. La Virgen de Guadalupe de
sona humilde, que después tenía que convencer a las autoridades de lo que Tepeyacac se benefició de estar localizada en el centro del México español,
que también era el punto focal de mucha de la migración en uno y otro sen­
él o ella había vist0 200
Con todo, me parece que el escenario más probable es uno en que la tido dentro del mundo indígena. Si a esto añadimos el timbre que la pala­
repetida narración de historias de este tipo, contadas por los españoles que bra Guadalupe tenía en España, esto es, un importante santuario conocido
conocían la original, creó una tradición local que fue aceptada también por en todo el país y que en cierto sentido simbolizaba su esencia (justo lo que
los indios del área. El censor de la publicación de 1649 consideró que era una nueva área dominada por España que estuviera alcanzando cierta
fiel a la tradición 10caPOl La propia historia se presenta en un náhuatl tan madurez, identidad cultural y autonomía desearía emular), entonces lo
fluido e idiomático que Lasso de la Vega hubiera tenido que poseer dotes demás cae por su propio peso.
lingüísticas desusadas para escribirla él mismo, a menos que se hubiera Poner el nombre de Guadalupe al santuario y a su Virgen (la forma en
guiado por un modelo que ya existía; en realidad, el cuento es de lectura tan que esto ocurrió no está del todo clara) fue un paso trascendental. Este
fácil que da la impresión de haber pasado por el pulimiento que se da cuan­ gesto hacia la población indígena puede haber sido más un esfuerzo. por
do una historia se cuenta con frecuencia por varios narradores. Toda la pu­ fundamentar una nueva identidad, aunque paralela, en la peculiaridad
blicación de Lasso de la Vega está en un náhuatl excelente . Lasso de la principal del escenario. local, que un esfuerzo por convencer a la población
Vega dice específicamente que él la escribió,2°2 pero como los eclesiásticos indígena (aunque pudo haber sido las dos cosas a la vez). El ori ginado.r
españoles acostumbraban pasar por alto el hecho de que sus asistentes indí­ actuó desde mucho antes de que las condiciones fueran propicias, po.r lo
genas eran los que realmente escribían los textos que publicaban en ná­ que el culto de la Virgen de Guadalupe pasó por un largo periodo de gesta­
huatl, no hay nada que nos impida suponer la existencia de un desconocido ción durante el cual atrajo poco interés en el centro de México más allá de la
escritor nahua que, como tenía mucha libertad, escribió como quiso o, alter­ capital; pero cuando el momento fue propicio, a mediados del siglo XV II,
nativamente, que estaba restringido a traducir el español de Lasso de la empezó el acelerado crecimiento, que siguió los lineamientos ya estableci­
Vega o a corregir sus borradores en náhuatl. Por otra parte, no podemos dos para convertirse en un símbolo con el que todos los nacidos en México
estar absolutamente seguros de que ese personaje haya existido. Para mí, la se pudieran identificar.
introducción y el apéndice parecen ser traducciones del español, en tanto
que el relato no lo es. (Una profunda investigación del texto puede arrojar EL PROBLEMA DE LAS CREENCIAS
más luz sobre este tema.) El relato se encuentra en un náhuatl que pudo
haber sido escrito en cualquier época a partir de 1550 o 1560, con un voca­ En general, los materiales religiosos que dejaron los nahuas posteriores a la
bulario e idioma abrumadoramente indígenas y tradicionales, sin calcas conquista se prestan al estudio de ciertos patrones y tendencias en la con­
obvias, y unos pocos sustantivos tomados del español; en otra palabras el ducta (como las prácticas que rodean a los santos), actitudes (como la forma
texto nos ofrece todas la; señales características de lo que denomino la en que tanto los individuos como las corporaciones se identificaban a sí
mismos con esos santos) y estructuras importantes para organizar el culto
Etapa 2 (véase el capítulo VlI).
En última instancia, el surgimiento de un culto en México que abarca (tales como la "casa del santo" o lo.s teopantlaca y sus vínculos con el go­
todas las regiones y comprende todas las etnias, como el de la Virgen de bierno del altépetl) . Es mucho más difícil enterarnos del aspecto doctrinal
del complejo religioso, las creencias sustantivas que en realidad tenía la
200 C hristian, 1981, p p. 73-81, 121.
gente, pues en raras ocasiones se tra ta de esos asuntos en los documento.s
201 Lasso de la Vega, 1926, p . 18.
cotidianos en náhua ti, incluso en aquellos de una naturaleza específica­
202 Ibid ., pp. 20, 21. Aunqu e al es tudi a r detalladamente cualquier traducci ón de l náhuatl
antig u o se encontrarán algu nas construcciones equi vocadas, la traducció n de Primo Feliciano mente religio.sa como los registros de las cofradías o el libro de cuentas reli­
Velá zquez en 1.926 de la obra de la sso de la Vega es absolutamente excele nte, tan buena co rno giosas de Tepemaxalco.
cualquier trabajO de ese tipo que se h aya hecho hasta esta fe cha y mucho m ejor que los esfuer­
Debemo.s recurrir primero a lo.s preámbulos de los testamentos, los
zos de sus sucesores inmediatos.
364 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 365

enunciados más directamente doctrinarios en el cuerpo documental en sus documentos. 204 A veces, ciertamente, la introducción se ajusta en cierta
náhuatl. Los contenidos esenciales son por lo común una invocación a la manera a los deseos del testador y puede además incluir algunas de sus
Trinidad y una declaración de fe en las enseñanzas de la Santa Madre Igle­ palabras, como la afirmación "mi cuerpo se ha hecho viejo", pero esto no
sia, con uno o dos ejemplos de rigor, como la omnipotencia de Dios, segui­ afecta el vocabulario ni el contenido de la sección iniciapos
das en muchos casos por algo así como la esperanza que el testador tenía en Parecería que el preámbulo era una sección privilegiada o está tica,
la intercesión de la Virgen María y de otros santos, la encomienda de su donde sólo podían aparecer el material más conservador y ortodoxo, las
alma a Dios mientras que el cuerpo volvía a la tierra de la que provenía, y fórmulas más apreciadas (que también podían ser expresiones y frases
otras similares. En sustancia, el preámbulo variaba poco de región a región hechas que no se entendían), a diferencia de la parte principal del testamento,
o en el transcurso del tiempo. Todo el conjunto de fórmulas se tomaba de donde la forma de expresión era más libre y se utilizaba un vocabulario
las convenciones testamentarias españolas, a las que sólo se hacían los cam­ más vernáculo. En este sentido, el preámbulo se parece en buena m~dida a
bios que exigía el empleo del náhuatl como medio de comunicación. No una fórmula rih.lal. La distinción más marcada entre el preámbulo y la parte
hay razón para sospechar que los nahuas no estuvieran de acuerdo con principal es la forma en que se hace referencia a la Virgen María, a la que, si
estos enunciados; pero no es fácil responder a las preguntas sobre la ma­ bien su presencia no es obligatoria, se menciona con frecuencia en las sec­
nera y la medida en que los entendían los funcionarios que los escribían o ciones de ambos tipos. Una de las pocas expresiones de la cristiandad
los testado res en cuyo nombre se hacían, ni conocer la importancia que les nahua normal que implica prima Jacie un cambio doctrinal importante en la
asignaban. ortodoxia española era la descripción de la Virgen María como "Nuestra
Un indicio es el hecho de que, de todos los documentos producidos por Preciosa Madre" (totlafonatzin). A diferencia de las fórmulas europeas
los escribanos nahuas, los preámbulos del testamento son los que tienen "Nuestra Señora" y "Madre de Dios", esa expresión tiene el sentido aparen­
más errores, no nada más un número muy grande de omisiones y repeti­ te de establecer una diosa madre para la humanidad, paralela a Dios Padre
ciones usuales de sílabas, sino también palabras equivocadas, enunciados (al que de manera similar, se le llama "nuestro precioso padre", totlar;o­
incorrectos gramaticalmente y oraciones no terminadas. Poco a poco va tatzin, en algunos textos en náhuatl).206 Sahagún objetó específicamente la
quedando en claro a quien estudia estos materiales que los escribanos a me­ . palabra tonantzin, "Nuestra Madre", a la que descartaba no solamente por
nudo se aburrían y no prestaban atención cuando escribían los preámbulos, sus implicaciones inherentes sino también por la existencia de una diosa
y que tomaban la actih.ld que tomamos muchos de nosotros hoy día cuando prehispánica de ese nombre. 207 Quizá por esta convergencia, pero con más
se trata de leer la letra menuda de los contratos. (Si estudiamos los ante­ probabilidad debido a que tlafo-, "precioso, amado", se añadía rutina­
cedentes de esta actitud, no implica ningún escepticismo, sino fatiga por riamente a la descripción de casi cualquier ser sobrenah.lral crisitiano bené­
parte de un experto que conoce todos los puntos tan bien que los da por sen­ volo, se evitaba la sencilla forma "tonantzin"; todavía no la he visto en nin­
tados, y un público que está peor informado pero que tiende a pensar que las gún documento en náhuatl para hacer referencia a la Virgen. Para finales
fórmulas deben estar correctas.) del siglo XVI, si no es que antes, "totla<;onantzin" había triunfado clara­
Es cierto que las introducciones a algunos de los testamentos están escri­ mente sobre cualquier objeción y continuó usándose sin ninguna inhibición
tas con cuidado y elegancia y, si se estudia una muestra de varias regiones por todos los que hablaban y escribían en náhuatl.* Se encuentra In los tes­
y tiempos, se ve que sus detalles varían. Sin embargo, los testamentos de un
altépetl durante un tiempo determinado por lo común muestran una fuerte 204 Los conjuntos de documentos escritos por diferentes escribanos en Te son el ejemplo
uniformidad o son realizaciones parciales de un conjunto común de frases más completo de este punto.
205 BC, doc. 3, pp. 58-59 (región de Coyoacán, 1617). Aunque es más raro, en la sección ini­
hechas. Así, los testamentos de Coyoacán a principios del siglo XVll mencio­ cial pueden encontrar cabida exabruptos personales contra parientes a los que se va a des­
nan a menudo, como una alabanza a la omnipotencia de Dios, su creación heredar, sin que esto afecte el lenguaje doctrinal (como en lC, doc. 40, p. 132).
de todas las cosas visibles e invisibles. 203 Estos casos son más un asunto de es­ 206 Un ejemplo, NMY, doc. 3, pp. 98-99 (región de Coyoacán, 1608), donde se encuentra "mi
precioso padre" ("notIa,otantzin dios"), o BC, doc. 3, pp. 58-59 (región de Coyoacán, 1617),
tilo local que de contenido doctrinal. De igual manera, un determinado también " mi precioso Dios padre" (probablemente una fórmula subregional). Aunque se
escribano tendrá sus propias fórmulas, que variarán ligeramente de las de encuentran dentro del rango normal de las convenciones, las referencias a Dios como padre de
otros escribanos del mismo pueblo, pero que son muy consistentes en todos los humanos son mucho más raras que el fenómeno paralelo con 'la Virgen María.
207 Sahagún, 1975, p. 705 (" Adición sobre supersticiones", libro XI) .
• Una añoranza por parte de los nahuas para una figura madre o una pareja creadora, o
203 Véase, por ejemplo, Be, docs. 3, 4, pp. 58-59, 64-65. una voluntad por parte del clero español a ser lo suficientemente flexible para satisfacer esos
366 LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 367

tamentos, el religioso profesional ortodoxo Chimalpahin lo emplea, e inclu­ El preámbulo de un testamento escrito en el distrito de Azcapotzalco en
so el clérigo español Lasso de la Vega lo utiliza (o permite que se le utilice) 1695 habla de "mi dios [noteotzin] y gobernante, Dios", y otro del valle de
una y otra vez, empezando con la misma página donde aparece el título de Toluca 100 años después, en 1795, tiene una frase idéntica; en uno del dis­
su publicación sobre la Virgen de Guadalupe. 208 trito de Tlalmanalco en 1736 encontramos el tradicional "un sólo y verda­
Sin embargo, en el preámbulo de los testamentos por lo general no se en­ dero dios Dios [" teutl dios"]" 214
cuentra "totla<;onantzin"209 El lenguaje del preámbulo para referirse a la Vir­ El alma como algo que sobrevivirá, y que, tal como desea el testador, irá
gen incluye "virgen eterna", "señora celestial", "amada madre de Jesús" y a Dios en el cielo, es una característica del vocabulario de los preámbulos.
"nuestra intercesora"21O Es posible observar la distinción no sólo en la colec­ Desde los primeros testamentos, el concepto cristiano expresa con la pa­
ción general de testamentos, sino también, en ocasiones, dentro de W1 mismo labra tomada del español ánima (siempre poseída y por lo general" ani­
testamento. Así, en el de Bárbara Agustina, escrito en la región de Coyoacán man"). Las creencias expresadas a este respecto son.siempre rigurosamente
en 1608, el preámbulo tiene "la virgen eterna Santa María, nuestra interce­ ortodoxas. El desconocimiento inicial de este concepto por los nahuas se
sora", mientras que en la parte principal, cuando Bárbara hace referencia a muestra en el hecho de que, en los testamentos del siglo XV! y principios del
su imagen de la Virgen María, la llama "Nuestra Preciosa Madre".211 siglo XVII, lo más probable es que el término español vaya acompañado y
Una noción común sostiene que los eclesiásticos de la primera o de las dos aclarado por algo que al principio pudo haber sido una explicación o
primeras generaciones suprimieron el término náhuatl teotl, "dios, deidad, circunloquio (no)yolia, "mi instrumento para vivir, lo que me hace vivir".21S
divinidad, algo sagrado", en favor del español Dios para evitar posibles con­ "Anima" puede aparecer por sí sola desde muy temprano; gradualmente
fusiones doctrinales 212 Por el contrario, ellos permitieron su libre uso como -yolia desaparece (aunque nunca del todo y en algunas subregiones per­
el término genérico para deidad, a diferencia de Dios, que se usaba más maneció congelada dentro de la fórmula), de modo que, según las pocas in­
como el nombre propio del Dios cristiano. De esta manera, "teotl" ingresó dicaciones que tenemos, el concepto cristiano del alma, aunque ajustado a
al lenguaje de los preámbulos; ahí se conservó sin modificaciones y conti­ las ideas nahuas quizá, ya era totalmente familiar. De cualquier modo,
nuó apareciendo hasta el final del periodo colonial, época en la que prácti­ . podemos decir que el término español llegó a dominar el campo, al menos
camente ya había desaparecido desde hacía mucho del lenguaje diario. 21 3 dentro de la esfera pública abierta. "Anima" debe haber sido una parte bá­
por lo menos para algunos nahuas de finales del periodo colonial, el término genérico para un
deseos, pueden haber desempeñado un papel imp o rtante en ese resultado final, pero tamo ser sobrenatural protector importante parece haber sido san to. En un maravilloso ejemplo des­
poco debemos ignorar las exigencias del lenguaje El náhuatl no tiene en ese semántico general cubierto y discutido por Stephanie Wood (1984, p. 231), una versión de la leyenda de
nada tan fluido o de tanto estilo como "Nuestra Señora ". La necesidad de añadir el incómodo Capulhuac (valle de Toluca) recuerda que en tiempos prehispánicos el altépetl tenía única­
cihun· ("mujer, hembra") a pilli, "noble", o ·tecuiyo, "señor", para lograr equivalentes aproxi· mente "un santo de piedra". Aquí se puede considerar que "santo" significa "imagen" en vez
mados hubiera privado a las expresiones resultantes de concisión o fuerza emotiva, y ·tecuiyo de un "ser sobrenatural", pero para los nahuas los dos aspectos siempre estaban estrecha­
de todos modos ya habría sido tomado para Dios o Jesús. Tampoco es fácil decir ínontzin Díos, mente integrados.
" Madre de Dios", en especial en el caso vocativo, que era precisamente en el que más se 214 Apéndice A, doc. 4; BC, doc. 6, pp. 74-75; NMY, doc. lO, pp. 118-119. El text o del ejemplo
requería el término. No había alternativas fáciles a tot/n~onantzin para el uso diario continuo, y de 1695 tiene "no tlatoca Dios", que a primera vista parece ser "mi gobernanteDios". En este
sospecho que más que consideraciones doctrinarias, fue la necesidad de usar' un término breve caso "Dios" parecería ser gen érico a la vez que un nombre. Esto en realidad ocurre frecuente­
y cariñoso, a la vez que respetuoso, lo que decidió el resultado en última instancia . No mente, como en ~an lIeI ce nelli dios, "sólo realmente un dios verdadero" (Be, doc. 1, pp. 44-45;
obstante, las implicaciones potenciales siguen siendo enormes. Tlaxcala, 1566). Pero creo que en este caso ha ocurrido una de las frecuentes omisiones inad­
208 Para su uso en los test amentos, véase BC, doc. 2, pp. 54·55 (Coyoacán, 1588), que hasta el vertidas, y que la intención era "notlatocatzin Dios", de modo que la frase se debió escribir
presente es el testimonio más temprano que he encontrado. Al meditar sobre este asunto, pienso como aparece en la parte principal del testamento, "mi dios y gobernante, Dios". El ejemplo de
que la función de tlnfo- con los conceptos religiosos es ubicarlos en un contexto específicamente 1795 tiene el esperado noleo/zin no//ahlocalzin Dios.
cristiano. Para la forma en que lo usa Chimalpahin, véase CH, 2, p. 16, Y para su empleo por 215 El primer ejemplo de -yolia que conozco (al hablar de los textos cotidianos en náhuatl) se
Lasso de la Vega, 1926, pp. 16-17, Y pnssim, en el apéndice sobre milagros. La propia historia pa­ encuentra en el testamento de 1549 de don Pablo (acancatl de Coyoacán (eoc, 2, p. 12). Véase
rece apegarse a "la terminología de.l preámbulo", aunque no la he estudiado con esto en mente. también BC, docs. 3, 4, pp. 58-59 Y 64-65. Ejemplos dispersos provienen de fechas muy poste­
209 Esto es, en los testamentos en náhuatl que he leído hasta ahora. Existen excepciones riores; un documento de 1763 contiene el ejemplo más tardío de -yolia que he visto (véase la
muy raras, de conformidad con mi experiencia. Un testamento de la ciudad de México en 1587 nota 222 para la referencia y el pasaje). Un documento en 1572 (NMY, doc. 2, pp. 94,96) hace
tiene en el preámbulo totlnfonnntzin santa María yn mochípa ichpochtlí, "Nuestra Preciosa Madre equivalente -yollo y no ·yo/in con -animn. -Yol/o es "corazón", pero se le emplea en muchas pala­
Santa María, virgen eterna", que combina ambas corrientes (AGN, Tierras 54, exp. 5, f. 4). bras y frases que tienen que ver con voluntad, emoción, estado de ánimo, por lo que se parece
210 Por ejemplo, Be, docs 1,4, pp 44·45,64-65. a "espíritu" . El equivalente aproximado de -/Ol1a[ (véase Molina, bajo "ánima o alma "), más li­
211 NMY, doc . 3, p. 98·10l. teralmente "des tino" (por el "día de nacimiento", y antes de eso "sol"), nunca se usa en este
212 Ricard, 1966, p. 56. contexto en la documentación cotidiana en náhuatl hasta donde sé. Probablemente se creía que
213 No quiero confundir zonas y géneros aquí, pero al nivel de los "títulos primordiales" , estaba demasiado vinculado a la religión prehispánica y en particular con la "hechicería".
368 LA VIDA RELIGIOSA
LA VIDA RELIGIOSA
369
sica del vocabulario de cada nahuahablante bastante antes de que termi­
nara el siglo XVI.216 cidos de la realidad del purgatorio y muy preocupados por su destino ahí.'
Sin embargo, en vista de que las palabras son las mismas en todos los casos,
Si se considera el número de testamentos en náhuatl que han sobrevi­
creo que la frase era un elemento ya establecido que algunos escribanos
vido y que están disponibles de una u otra manera, y el apresuramiento y
aprendieron y usaron en ciertas ocasiones, quizá cuando le estaban dando
descuido con que a veces se escribían los preámbulos, encontramos que el
al cliente el mejor de los tratos. No hay forma de estar seguro.
error doctrinal en ellos es insignificante. El escribano de Culhuacán que en
El preámbulo tiende a pertenecer a Dios y la parte principal a los santos,

1580 escribió que la Trinidad era ¡:an ce persona, "sólo una persona", proba­
aunque hay casos en que penetran al territorio del otro. En cierto sentido, el

blemente sin pensarlo mezcló las palabras todavía algo exóticas persona y
dominio de Dios era la invariable estructura religiosa de la salvación, la

esencia, o es concebible que haya pensado que "persona" significaba esencia


eternidad y los sacramentos tal como se había establecido a mediados del

(que por lo general se escribía -yeliztzin, "ser").217 En su mayor parte, las


siglo XVI, y por lo común ya no era el centro de atención en tiempos poste­

generaciones de escribanos en todo el centro de México manejaron a la per­


riores; el dominio de los santos, más corriente, era la vida diaria, la orga­

fección el pasaje de las "tres personas" del enunciado inicial, utilizando o


nización y economía del altépetl y de la vivienda doméstica, el mundo de

bien la palabra española o el náhuatl teotlacatzitzintin , "personas Dios, per­


los vivos, la experiencia que vive y cambia; como se espera, y como es orto­

sonas divinas", o ambos 218 Es cierto que un ejemplo de Tenayuca (un poco
doxo, el alma, que es del otro mundo, iba a Dios (en ocasiones a Jesucristo)

al norte de la ciudad de México) quizá va demasiado lejos: "Tres dioses 222


pero sólo un Dios".219 y no alas santos Por otra parte, la tierra pertenecía a los santos, como ya

hemos visto; si Dios tenía posesión residual, casi nunca se menciona. Sin

En el límite entre el preámbulo y la parte principal del testamento se


embargo, el propio complejo de la vivienda doméstica, a pesar de ser la re­

encuentra la sección sobre el entierro y las misas. Ocasionalmente se encon­


sidencia de muchos santos y de la importante obligación de servirlos, le

trará que la misa o misas están justificadas por la declaración siguiente:


pertenecía a Dios, como lo muestra la fórmula generalizada "el patio y la

"Para que mi alma no pase mucho tiempo en el purgatorio"220 Por lo gene­


salida de nuestro señor Dios".223 Dios proporciona nuevamente unaestruc­

ral, la palabra usada es la española purgatorio, pero un ejemplo del siglo XVIll tura general, dentro de la cual funcionan los santos. 224
tiene la descriptiva tetlechipahualoya, "el lugar donde las personas son
limpiadas o purificadas por el fuego".221Como esos pasajes son muy raros, • Pero, entonces, ¿debe uno p ensar que las multitudes que no mencionan al purgatorio
eran escépticas o indiferentes?
uno podría imaginar que en esos casos los testadores estaban muy conven­
222 Actualmente sólo conozco un testamento en que el testador parece compartir el alma

216 Se puede encontrar evidencia de la penetración de la palabra en la vida diaria, al menos entre Dios y los santos; en un testamento de 1763 proveniente de Tlapitzahuayan cerca de

en el nivel alto de la sociedad~ en una carta privada de 1587 escrita en la ciudad de México (BC, Chalco Ateneo, el alma se deja no sólo a Dios sino también a la Virgen María y al santo del

doc. 32, pp. 198- 199), cuya fórmula de saludo consiste en la esperanza de que el Espíritu Santo pueblo, San Juan Bautista (AGN, Tierras 2554, exp. 4, f. 23) . El pasaje dice: "icenmac tzico yn

esté con las ánimas de los destinatarios de la correspondencia ("amotla~oanimantzin"). totecullo Dios niccahua nolloliatzin in toanimantzin [sic/ yh uantzi in cenquiscaychipuchitli

Snta maria yn totepachocatzin Sr Sn Juan Bap"".


217 re, doc. 41, p. 134.
218 Un ejemplo temprano del uso correcto de pcrsonas se encuentra en BC, doc. 1, pp. 44-45 223 Se encuentra un ejemplo en NMY, doc. 10, pp. 118,120 (Centlalpan, zona de Tlalmanalco,

(Tlaxcala, 1566); otros más en re Un testamen to de aproximadamente 1730 proveniente de 1736). Inmediatamente después de USar la frase, el testado r procede a decir que sus herederos

Jocotitlán en la jurisdicción de Tlalmanalco (AGN, Tierras 2550, exp. 8, f. 6) Yotro del 1768 del deberán servir a San Diego ah!. Véase también el cap. 111, sección "Te rminología y constitución

área de Tulancingo (UCLA re, fólder 25,1° de marzo de 1768) ti enen exactamente el mismo del complejo de la vivienda doméstica", pp. 89-108. Ocasionalmente encontraremos a Dios

yeinlzi lzin leotlncalzilzinlin, " tres personas Dios". Un testamento de 1712 en la ciudad de como poseedor de tierra; un documento de San Gerónimo Amanalco en el valle de Toluca,

México (ACN, Tierras 104, exp. 8, 1° de noviembre de 1712) tiene "yn yeintintzitzin teotlacatzi­ 1645, tiene yaxea yl/alilzin [sic] dios (:atepa nehual nil/a/laeohuani, "la propiedad y la tierra de Dios,

y después de él, de mí, un pecador" (AGN, Tierras 2554, exp. 13, f. 11). Un problema que aún no

tzintin personas", casi idéntica, pero en la que también se utiliza la palabra española; en un
he resuelto es el significado de la frecuente fórmula al/e ma itla niepialia in 110 Dios, "no tengo
1
testamento de 1763 de Tlapitzahuaya n cerca de Chalco (AGN, Tierra s 2554, exp. 4, f. 23) en·
contramos "imeixtintzin y teotlacatzitzinti yn personas", que es lo mismo, excepto que se dice nada por nuestro señor Dios (además de lo que he declarado en mi testamen to)" (variantes en TC,
"todos los tres de ... " Muchos' preámbulos mencionan a los constitutivos de la Trinidad, pero docs. 25, 29, 36, 39, pp. 78,92, 116, 128 Y otras). Aunque es difícil demostrar este punto en forma
simplemente omiten toda referencia específica a las tres personas. El español persona no susti­ concluyente, tengo la impresión de que esta frase se refiere principalmente a efectivo, se trate de
tuyó ni complementó al náhuatl t1aenll en ningún con texto que no fueran los preámbulos de activos, créditos O deudas. De ser así, parecería que Dios era propietario del dinero además
los testamentos, y aun en esos casos sólo cuando se hacía referencia a los miembros de la de ser dueño de las viviendas domésticas. Por el momento creo que Dios se ve inmiscuido en
Trinidad. este asunto debido a la obligación religiosa, inculcada en forma general, de arreglar las cuentas
219 AGN, Tierras 1805, exp. 3 (1686): "yn yeintintzitzin teteo auh ca ~a cetzin yn teotl Dios"­
con la deidad Suprema en el momento de la muerte. Los testamentos españoles que al principio
220 Véase NMY, doc. 2, pp. 94, 96 (Xochimilco, 1572), y Te, doc. 5, p. 24 (Culhuacán, aproxi­
sirvieron de modelo a los nahuas hacen un fuerte énfasis en el pago de las deudas por razones
madamente en 1580). tanto religiosas como económicas. La terminología española con respecto al alivio de la concien­
221 AGN , Tierras 2550, exp. 8, f. 6v Oocotitlán en la jurisdicción de Tlalmanalco, ca. 1730).
cia propia, sin embargo, parece no tener una contraparte en los tes tamentos en náhuatl.
224 Unas pocas declaraciones de los cabildos nahuas del siglo XVI tienen una importancia
LA VIDA RELIGIOSA 371
LA VIDA RELIGIOSA
370
mismo que una preocupación primordial con la salvación y la vida después
Se tiene entonces que en los documentos prácticos y cotidianos produci­ de la muerte. De hecho, de éstas encontramos pocas menciones. Todo el
dos por los nahuas, las creencias expresadas directamente, aunque suge­ conjunto de ritos funerales definía a la vez las relaciones del individuo con
rentes, no bastan para revelar los lineamientos del sistema religioso en su lo que le rodeaba, sobre todo con su ambiente social, y con su sello final le
conjunto. Si, al buscar por lo menos algunas hipótesis provisionales sobre permitía a sus parientes y conciudadanos adoptar una actitud diferente
las creencias que la gente consideraba importante, preguntamos simple­ hacia él. De igual manera, el bautizo y el matrimonio le daban la aproba­
mente qué se decía y qué nO se decía en los documentos cotidianos en ción sobrenatural al paso del individuo de una etapa a otra. Parece que
náhuatl (incluyendo los anales históricos), entonces, en la esfera corporativa, muchas parejas que vivían juntas pueden haberlo hecho sin estar casados,
incluyendo en ella la vivienda doméstica como una pequeña corporación, pero más por razones económicas que por falta de disposición o por no
de nuevo la respuesta inmediata es que se hace hincapié en los santos. La creer en el matrimonio. 225 Sin embargo, nadie quedaba sin bautizar o al
función primaria que se descubre es la de destacar y dar continuidad ge­ menos nadie admitía no haber sido bautizado, así que parece que estamos
neracional a los varios niveles de entidades corporativas, revistiéndolas de justificados al concluir que los nahuas consideraron que era más impor­
profundidad emocional y reforzando la organización social, económica y tante el sacramento del bautismo que el del matrimonio (con los españoles
política. Propiciar a los santos también puede haber sido importante, o sucedía lo mismo).
incluso haber sido el objetivo final de la actividad, pero si fue así no surge Otro recurso potencial en la investigación de las creencias indígenas es
claramente del legado documental en náhuatl. una colección muy amplia de escritos religiosos formales en náhuatl, entre
A nivel del individuo (aunque por supuesto estos asuntos también los que se encuentran libros confesionales, catecismos, salmos, sermones y
tienen un aspecto corporativo), los documentos que escribieron los nahuas obras religiosas. La mayoría pertenece al siglo XVI o lo más tarde a princi­
hacen énfasis en los ritos de paso de un estado a otro, sobre todo en las ce­ pios del XVII, aunque se generaron algunos materiales nuevos (en su mayor
remonias básicas asociadas con la muerte, el nacimiento y el matrimonio; parte derivados de los anteriores) durante todo el periodo colonial y las
mi impresión es que el orden que acabo de dar corresponde a la importan­ obras originales siguieron circulando en cierta medida. Los frailes y sacer­
cia relativa que los nahuas le daban a estos ritos aunque, como los arreglos dotes españoles aparecen como los autores, excepto de las obras de teatro,
para el entierro se observan sobre todo en los testamentos, Y los bautizos y que no fueron publicadas y permanecieron anónimas, aunque frecuente­
matrimonios en los registros de las parroquias, la opinión es subjetiva. mente se ha supuesto que también fueron escritas por los clérigos. No
Hemos visto que las misas por las almas y otras formalidades de los entie­ obstante, en años recientes los espeCialistas han empezado a comprender
rros se convirtieron en un negocio importante, y que eran principalmente que, aunque los eclesiásticos promovían, supervisaban y en gran medida de­
los factores cotidianos los que determinaban quién solicitaría varias misas y terminaban el contenido básico de las obras de este género, sus ayudantes
quién nada más una. No obstante, estoy convencido de que en la base de nahuas, si quizá no siempre compusieron los textos nahuas que conocemos,
todo esto se encontraba una aceptación incuestionable de la validez reli­ por lo menos fueron los responsables del refinamiento de las frases y de la
giosa y de la necesidad de los ritos. Por supuesto, esa aceptación no es lo sintaxis.226 Sahagún reconoció abiertamente la contribución de sus ayu­
dantes, lo que muy pocos otros hicieron, pero su práctica era el modo acos­
doctrinaria directa. Sobresale entre ellas un prolongado ataque contra el comercio de la co·
chinilla, que se anotó en las actas del cabildo de Tlaxcala en 1553 (TA, selección 8, pp. 79·86). Es tumbrado de operar. 227 Uno de los ejemplos más claros de sus resultados es
poco común porque demuestra los efectos de algunas de las enseñanzas morales de los eclesiás· la forma en que muchos escritos confesionales y sermones utilizan en unf
ticos españoles, y condena no sólo la borrachera Y la fornicación sino también el orgullo y el
apego excesivo a la riqueza temporal por ser perjudiciales para el ser espiritual de la persona,
medida considerable la retórica prehispánica. 228
con frases que fueron tomadas por entero de los sermones de los frailes . Sin embargo, esta Aunque el contenido de las obras de este tipo por lo general parece doc­
piedad es evidentemente motivada por el interés de los miembros del cabildo para justificar, en
especial a los ojos de los luncionarios españoles, una política que sirviera a las ventajas sociales 22S Nutini ha mostrado que, en una comunidad tIaxcalteca moderna, a los que no están
y económicas de ellos mismos y de sus pares. Una larga carta del cabildo de Huexotzinco a la casados les es difícil participar plenamente en la vida ritual de la comunidad (Nutini, 1980­
Corona, lechada en 1560 (s(, doc. 29, pp. 176-191), al solicitar favores hace énfasis entre otras 1984,1, p. 74,2, p. 479, nota 2). Los solteros, tanto entonces como ahora, deben haber sido prin­
cosas en la supuesta conversión inmediata total y unánime del altépetl a la cristiandad (la argu­ cipalmente miembros de bajo nivel de la comunidad en todos los aspectos.
mentación usual entre los pueblos indios), pero tiene poco contenido doctrinal (aunque presen­ 226 El único eclesiástico del periodo anterior a 1650 al que considero que pudo haber sido
ta la frase yn icel teoll Dios, "el único dios Dios"; pp. 188·189). Una carta similar del cabildo de autor de los textos que aparecen bajo su nombre sin ninguna ayuda es fray Alonso de Malina.
Tenochtitlan, fechada en 1554 (Zimmermann, 1970, pp. 15-17), aunque mues tra una estrecha 227 Como puede verse en Sahagún, 1986, p. 75.
alianza con los franciscanos, tiene aún menos interés doctrinal. (Aunque contiene la interesante 228 Burkhart, 1989, tiene múltiples ejemplos. Véase también Klor de Alva, 1988,1991.
lórmula para jurar "ante Dios, Santa María y todos los santos" .)
372
LA VIDA RELIGIOSA
1

I LA VIDA RELIGIOSA 373

trinariamente inmaculado en una primera lectura, suelen contener algunas títulos difieren del principal cuerpo de la documentación en náhuatl más
aproximaciones a la lengua religiosa prehispánica susceptibles de interpre­ antigua porque fueron escritos, al menos en muchos casos, por personas
tarse en el antiguo senhdo. 229 Ya se demostró que ciertos pasajes que hablan menos conocedoras de las convenciones documentales de ese tiempo, y tam­
de Jesucristo como fuente de luz o iluminación pueden interpretarse como bién porque hacen una recapitulación de gran parte de la tradición oral del
si lo convirtieran en una deidad solar del tipo conocido por los mesoame­ lugar. En ambos sentidos, nos dan un panorama del aspecto más popular de
rica nos, aunque el texto náhuatl se apega estrechamente a los originales la religión, aunque como su énfasis es otro, nuevamente esta imagen sólo es
cristianos. 23o Es difícit si no es que imposible, determinar en qué medida parcial. En resumen (porque volveré a los títulos en el capítulo IX), estamos
los eclesiásticos se dieron cuenta de esta clase de cosas, en qué grado los de nuevo en el dominio de la religión corporativa y de los santos.233
escritores nahuas lo hicieron intencionalmente Yde qué manera las recibió La iglesia principat por cuya construcción se solía dar entero crédito al
la audiencia nahua. Este campo todavía está en sus inicios; carecemos in­ pueblo locat tiene un lugar central como símbolo del altépetl. Se considera
cluso de transcripciones Y traducciones actualizadas de una muestra signi­ que la aceptación de la cristiandad ha elevado el altépetl a un nuevo nivel.
Aunque se menciona poco a los clérigos españoles, los títulos contienen
fica tiva de textos. 231 indicios de sus enseñanzas. Los documentos suelen empezar con una invo­
Aquí únicamente quiero hacer unas pocas comparaciones entre las obras

religiosas patrocinadas por los españoles y los escritos producidos más


cación similar a la de un preámbulo de testamento o a una lección catequís­
espontáneamente por los nahuas. El vocabulario se parece mucho al de los
tica, y se encuentran referencias bíblicas en algunas partes, aunque raras
preámbulos de los testamentos, es decir, por lo general no aparecen los san­
veces se usan como lo hubieran sido en un sermón. El elemento ético indi­
tos ni su servicio. La figura central es un dios omnisciente, omnipotente y
vidual está ausente del todo, excepto cuando los ancianos hablan a las
omnipresente, al que suele describirse con una serie de epítetos que apa­
futuras generaciones en un contexto no religioso. En los títulos surge a
rentemente se tomaron del dios Tezcatlipoca, que casi nunca aparece en los
veces un sincretismo abierto, con presencia de líderes mágicos-totémicos
documentos cotidianos. 232 Sobre todo, esta literatura en su totalidad es muy
del altépetl; uno de ellos se transforma en un animal totémico divino para
moralista e individualista en tono y contenido, en fuerte contraste con el
detener la agresión exterior; otros muestran dimensiones mesiánicas. Los
corporativismo y ritualismo que predomina en las expresiones más especí­
autores no están conscientes de que los eclesiásticos españoles verían con
ficamente nahuas de la cristiandad. Podemos preguntarnos en qué medida
desagrado esas creencias; las muestran abiertamente y no parecen conside­
los nahuas llegaron a incorporar o incluso a reconocer este cuerpo de en­
rarlas paganas o no cristianas. De hecho, parecen tener una considerable
señanzas, en especial las muchas partes cuya explicación se fundamentaba
dificultad en distinguir lo cristiano de lo no cristiano (así como poco interés
en la presencia relativamente rara de un eclesiástico español. No obstante,
en hacerlo) o en imaginar un tiempo en que sus antepasados no eran cris­
algunos ecos de la misma aparecen en uno que otro lugar, como veremos.
tianos. 234
Muy diferentes de los escritos que emanaban de los niveles superiores de
Pero lo que vemos en los títulos es un mero indicio de lo que sabemos
la organización religiosa son los " títulos" en náhuatl producidos después
por muchos informes españoles contemporáneos fue una supervivencia ge­
de 1650, principalmente para justificar los derechos de tierras del altépetl. Los
neralizada de creencias y prácticas religiosas indígenas relativamente no
modificadas y no integradas, fenómeno comprobado por los numerosos
vestigios que los etnógrafos han descubierto en el siglo actual. 235 Es proba­
229 En las obras de teatro podemos encontrar algunos tropiezos ocasionales. En un drama
de los Reyes Magos, escrito en el círculo del fraile franciscan o Juan Bautista y dedicado a él, ble que nunca podamos evaluar por completo la naturaleza y medida de
por lo que podemos suponer que se compuso aproximadamente a principios del siglo XVII, se estas supervivencias; estas prácticas desaprobadas son un tema que los
menciona a la Santísima Trinidad en dos ocasiones como el padre de Jesús (TN, pp. 314-316) . nahuas (que son los que sabían más sobre ellas) por lo general evitaban en
Véase también el cap. IX, sección "El teatro", pp. 569-582.

los escritos que han llegado hasta nosotros, y los informes españoles tien­
230 Burkhart, 1988.

231 Barry David Sell está trabajando ahora en una tesis doctoral que hará disponible mucha den a ser alarmistas y están mal informados. Afortunadamente, un sacer­
de esta literatura. Burkhart, 1989, es un importante paso inicial en el análisis de muchas de las dote rural de principios del siglo XVII, Hemando Ruiz de Alarcón, que sabía
facetas de la colección y contiene un gran número de breves selecciones de transcripciones Y
traducciones . m Recuérdese la historia de Santiago de Sula (véase la p. 340).
232 Véase ANS, pp. 35-36, para una lista. Tla/ticpaque, "poseedor del mundo", puede haberse
empleado más ampliamente. Sahagún, los textos ANS y las obras de teatro religiosas usan estas 234 Véase Lockhart, 1982, en especial p. 382 (también N&S, ítem 3).
frases muchas veces, al igual que algunos sermones; son menos numerosas en los libroS confe­ 23S Para ejemplos de los informes españoles, véase Gibson, 1964, pp. 101 , 133-134. Para la
evidencia del siglo XX, véanse en especial Taggart, 1983, y Nutini, 1988.
sionales y catecismos que he visto.
-'

LA VIDA RELIGIOSA 375


LA VIDA RELIGIOSA
374
como el significado de la mayoría de los otros términos, porque pudieron
bien el náhuatl, investigó sistemáticamente la "idolatría" en la región en
explicarle mucho a Ruiz de Alarcón. 238 Todavía seguían ocurriendo sacrifi­
que oficiaba, el área de Taxco-Cuernavaca y gran parte de lo que ahora es
cios por autosangrado, así como algunas ofrendas al Sol y a los espíritus en
Guerrero, compilando fórmulas de encantamientos que hacía escribir a los
lugares elevados 239 Casi todas las fórmulas mágicas iban acompañadas por
hablantes del náhuatl (de hecho, lUlas pocas ya habían sido escritas subrep­
algún uso o referencia a sustancias alucinógenas o narcóticas, a las que se
ticiamente). Después escribió un valioso tratado de naturaleza única (cuya
concebía como dioses en sí mismas y se las conservaba en una canasta o
fecha es 1629, si bien alglUlas partes se escribieron por lo menoS desde 1617)
arcón especial, junto con ofrendas. Parece que en cualquier parte en que la
que consiste en la transcripción y traducción de las fónnulas mágicas, junto
cristiandad dejaba un vacío, las creencias y prácticas prehispánicas ten­
con descripciones de parte de su contexto. También a veces relata casos es­
dieron a persistir en su forma original 240
pecíficos que él mismo presenció, que involucraban a personas cuyos nom­
Es notable lo poco que habían cambiado y se habían modificado estas
bres y residencia proporciona con precisión. 236 Por lo tanto, esta obra se
prácticas. Un lector puede estudiar un encantamiento después de otro sin
aproxima al valor de una encuesta indígena sobre el tema. encontrar ni siquiera una palabra tomada del español y mucho menos algo
En ninguna parte sugiere Ruiz de Alarcón que haya descubierto algún
que parezca cristiano. Como ocurre con las dos partes de los testamentos,
caso en el que no se creyera en la cristiandad. Más bien encontró que en
pero en forma más pronunciada, se habían creado dos zonas con una línea
muchos asuntos de la vida diaria, que no se veían afectados directamente
bien definida, aunque invisible, que las dividía . Si observamos con más
por los ritos cristianos pero en los que había muchos aspectos del ritual de
detalle, vemos que había cierto grado de interpenetración, y es útil hacer
antes a la conquista, este último todavía seguía practicándose, tanto por las
distinciones en este respecto. Primero que nada, los que usaban estas fór­
personas de alta posición social como por las de nivel inferior, y tanto por
mulas mágicas tenían un propósito compatible o incluso útil para la cris­
la población en general como por especialistas. No afirma que las prácticas
tiandad ortodoxa. Así, aquellos que buscaban panales decían que se debía
fueran universales y hace énfasis en que, como era de esperarse, predo­
reverenciar a las abejas porque la cera que producen debe quemarse ante
minaban más en los asentamientos ubicados en los cerros y en las zonas
"Dios Nuestro Señor",241 Pero esas palabras no entran en la fórmula mágica
escasamente pobladas, alejadas de los principales centros de población
de ninguna manera. Las sustancias alucinógenas se colocaban con frecuen­
hispana 237 Había encantamientos para obtener buena fortuna en muchas
cia sobre el altar en la casa del santo u oratorio, o se asociaban de otras ma­
clases de actividades económicas productivas (caza, pesca, corte de leña,
neras con los ornamentos cristianos. Esto lo interpreto en el sentido de que
producción de cal, transporte de carga, agricultura) así como para la adi­
se pensaba que estas sustancias proporcionaban una energía espiritual neu­
vinación, para influir en las emociones de otros O curar enfermedades (una
tral, que podía ser usada para muchos fines diferentes, una clase de energía
gran variedad)" Los textos emplean un vocabulario restringido pero muy
que también podía servir como ofrenda. El copal y las flores nativas eran
metafórico que implica nombres calendáricos de antes de la conquista, sim­
usadas en los altares cristianos. ¿Por qué no se podían usar ololiuhqui (se­
bolismo de los números, colores y direcciones, y sobre todo un panteón
millas de la enredadera maravilla) y peyote? Este principio también opera­
indígena, a cuyos miembros se identificaba por un nombre y se designaban
ba en otra dirección; las candelas de cera que trajeron los cristianos podían
específicamente como dioses (teteo). A pesar de la ritualización, quienes
encenderse ahora frente a un ídolo de piedra en lo alto de un cerro. 242
empleaban los textos claramente entendían la divinidad de los dioses así
Ruiz de Alarcón no lo dice, pero si los chamanes nahuas eran parecidos a
sus similares de otras partes del mundo, de tiempo en tiempo deben de
236 La edición de Andrews y Hassig de Ruiz de Alarcón (RA) es de muchas maneras una
contribución magnífica a la etnohistoria mexicana, pero sobre todo en su transcripción y tra­ 238 No obstante, a los textos se les trataba como si fueran canónicos (un importante meca­
ducción de las fórmulas mágicas en náhuatl y sus comentarios sobre ellas. Recompensará nismo en la creación de zonas separadas de creencias y prácticas), y algunos es taban en
ampliamente a quien la estudie repetidas veces y con detalle . En adición a lo que ya logra la camino de perder su sentido para los hablantes. Ruiz de Alarcón se queja (RA, p. 152) de que
edición, sus contenidos proporcionan la materia prima para muchas percepciones adicionales. quienes leían la fortuna, cuando se les preguntó el significado de sus palabras afirmaron igno­
237 RA, pp. 49, 68 . rarlo y dijeron que simplemente repetían 10 que habían aprendido de sus predecesores
• Ruiz de Alarcón no incluye la actividad en el mercado o las tareas ordinarias de la vivien­ 239 RA, pp. 54, 59, 72.
da doméstica en el repertorio, tampoco ninguna clase de interacción con los españoles. Un 24 0 Andrews y Hassig entienden esto muy bien; véase RA, introducción, p. 23.
aspecto interesante de las fórmulas mágicas es que, aunque algunas parecen quedar dentro del 241 RA, p. 94: "yxpantzinco tlatlaz yn ttyO Dios" ,
dominio de la religión superior, como las que se refieren a la agricultura del maíz, y otras en el 24 2 RA, p. 59. La casa del santo era un lugar general para tratar asuntos espirituales. Ahí se
campo del chamanismo, todas tienen el mismo formato, usan las mismas metáforas y apelan a comían imágenes de masa de los dioses indígenas, y en ese lugar ocurrían las visiones (pp.
los mismos dioses. La religión nahua prehispánica parece haber estado mucho más integrada 53, 60)
que su contraparte europea.
LA VIDA RELIGIOSA LA VIDA RELIGIOSA 377
376

haber recibido nuevos poderes, técnicas y textos en las visiones. Las visiones Con el paso del tiempo y con el avance del mundo español mexicano
de las que informa tienen un tinte cristiano. Una curandera soñó ser crucifi­ hacia el interior del campo, las personas y retóricas prehispánicas deben ha­
cada mientras un ángel le enseñaba curaciones. Un tal Domingo Hernández berse reducido correspondientemente, aunque no sin dejar muchas huellas.
soñó que obtenía sus poderes y sus palabras de la Virgen María, de santa Un etnógrafo moderno considera que la religión de la comunidad de Tlax­
Verónica y de otro santo al que no reconoció. No obstante, las fórmulas cala que estudió sigue siendo básicamente propiciatoria, aunque su forma
mágicas de estos curanderos eran totalmente de tipo tradicional, y la que sea ante todo cristiana, con el vestigio de una pequeña rama prehispánica
recitó Domingo Hemández ya la conocía Ruiz de Alarcón al pie de la letra bien segregada; el sistema no es de ninguna manera ético-moral, pues esa
por otras fuentes. Por lo menos la conocía casi toda. La versión de Domingo función se lleva a cabo por la interacción personal dentro de la sociedad. 247
terminaba con las palabras latinas: "En el nombre del padre, del hijo y del En mi opinión, este análisis se aplica completamente a la religión nahua en
Espíritu Santo". Sin embargo, la adición tiene la naturaleza de una coda y los siglos que siguieron a la conquista, aunque he visto poca evidencia
no es parte de la fórmula mágica en sí. Otro curandero descendió al infierno directa del aspecto propiciatorio debido a la naturaleza de la base docu­
mientras estaba en trance y ahí Dios le dio sus medicinas; llevaba un largo mental, y yo añadiría los aspectos rituales y de identificación con la corpo­
rosario y una cruz añadida a su bastón. 243 En esos casos, vemos seres sobre­ ración como elementos de igual importancia. Como ocurre con frecuencia,
naturales cristianos a los que se les pide que legitimen ritos de antes de la los patrones indígenas y españoles se reforzaron uno al otro, porque pese
'conquista, pero no que participen en esos ritos. a la opinión de ciertos eclesiásticos reformistas, la religión española moder­
. A veces los elementos cristianos penetran aún más profundamente en el na de esos primeros tiempos tal como la practicaba la mayoría de la
sistema. Los clientes o pacientes de quienes practicaban estos ritos tenían población también era primariamente ritual, propiciatoria y corporativa. 248
varias designaciones en el vocabulario tradicional, muchas de ellas hechas
ad hac. Quizá la más común de todas, que todavía aparece normalmente en
la obra de Ruiz de Alarcón, era "hijo de los dioses", tetea ynpíltzin. También
. a veces vemos que al cliente se le llama írnacehua/tzin Dios, "el súbdito de
Dios", o Dios itlachihua/tzin, "criatura de Dios".244 Una de las principales
causas de enfermedad en el sistema indígena era el enojo de los seres sobre­
naturales, a los que ahora se podía agregar el conjunto cristiano. La interro­
gación tradicional podía ser ahora" ¿Quién está enojado? ¿Un santo?" Si
éste era el caso, la continuación sería: "¿Quién eres tú que estás enojado?
¿Nuestra Preciosa Madre? ¿San Gaspar? ¿San Juan?" Además, las deidades
cristianas enojadas tenían que ser aplacadas a la manera cristiana, con una
nueva imagen, vestimenta, velos u ornamentos o una celebración en el día
adecuad0 24s Pero cristianizar al ser al que se dirigía el encantamiento y a
del contexto de una vivienda dom és tica; el altépetl y el tlaxilac alli no parecen desempeñar
su beneficiario no significaba cristianizar al propio instrumento; las pa­ ningún papel. No obstante, se observa un aspecto corporativo en la narración de Ruiz de
labras mágicas y los seres a los que se recurría para pedir su ayuda siguie­ Alarcón cuando una adivinadora (y no era la única) afirmó que no podía percibir las cosas co­
ron siendo claramente indígenas incluso en esos casos. Los na'uas deben rrectamente fuera de los límites de su propio pueblo y que nunca trataba de hacerlo así a
menos que se le importunara (RA , p. 152).
haber visto toda la esfera sobrenatural como una unidad en algún nivel, La forma en que las esferas se mezclaban o no es de gran interés y se le debe prestar más
que comprendía y en última instancia servía al mismo propósito desde el atención. En las historias modernas compiladas por James Taggart (1983), la cosmología y los
punto de vista del individuo y de la corporación; no obstante, mantenían cuentos ejemplares de antes de la conquista se han mezclado con una fraseología de la
Trinidad y de los sermones, así como con el folklore español, pero de ninguna manera con el
ciertos dominios, distinguidos por el tiempo y la naturaleza de su origen, mundo de los santos, con los ritos de paso de una etapa a otra ni con el altépetl. En la región de
cuidadosamente separados uno de otro 246 la Tlaxcala moderna, los especialistas rituales de estilo prehispánico son separados cuidadosa­
mente de los especialistas y ritos cristianos, incluso aunque los dos se complementan entre sí
243 RA, pp. 66-67, 184-187.
dentro de un sistema general (Nutini, 1980-1984, 1, pp. 137-138; Nutini, 1988, p. 338, Y passím
244 RA, pp. 189, 198, 199.
en la obra de Nutini).
245 RA, pp. 146, 148,149,157.

247 Nutini, 1980-1984, 2, pp. 371; 1988, p. 338.


246 Los encantamientos de Ruiz de Alarcón en general están dirigidos al individuo dentro
248 Como lo muestra Christian, 1981.
604 FORMAS DE EXPRES¡ON

toda la iglesia tendría que ser tirada, pero otros afirmaron que era suficiente
derribar la cúpula y construir una nueva, lo que se hizo en un mes. l83 Incluso
si los nahuas estaban operando en forma muy independiente en su propia
esfera, los españoles todavía estaban mejor ubicados respecto al cambiante X. CONCLUSIÓN
mundo de la tecnología y estilo europeo, y cuando había una dificultad, se
les necesitaba. No obstante, la implicación es que los nahuas y los españoles
estaban operando en un solo sistema y compartían los mismos objetivos y CUANDO empecé a realizar la investigación y los borradores que culminaron
suposiciones. en este libro, quería de una forma muy general ayudar a ubicar la historia
Aún queda mucho por aprender sobre el papel de los na huas en el arte de los pueblos indígenas de la América española al mismo IÚvel que el con­
mexicano del periodo tardío. Pero ya está claro que existió una evolución junto más desarrollado de obras sobre los españoles." No era mi intención
desde una etapa en que, como ocurrió con la lengua, un nuevo vocabulario vincular el trabajo a un solo tema . Quizá estaba especialmente interesado
se trataba mediante los principios tradicionales, hasta una etapa en que la en demostrar la conveIÚencia o la necesidad, así como la viabilidad, de usar
sintaxis misma se vio fuertemente afectada. fuentes en lengua indígena al escribir la historia de por lo menos algunos
de los grupos indígenas más importantes después del contacto con los
europeos. Quería mostrar, y creo que así lo he hecho, que esos grupos con­
tinuaron constituyendo durante mu cho tiempo un sector muy complejo,
parcialmente autónomo, que debía ser estudiado en sus propios términos,
aunque sólo fuera porque su naturaleza era vital para entender la cuestión
de la continuidad después de la conquista y los cambios que afectaron a la
América española temprana como un todo (indios, españoles, y su esce­
nario común, la sociedad de la América española en general). Además, el
libro, como resultado que es de la primera investigación generalizada de las
fuentes en náhuatl, contiene mucho que puede arrojar de alguna manera
luz sobre la vida indígena sin estar relacionado muy de cerca con ningún
tema especial en particular; mi intención era no dejar sin mención ningu­
na nueva característica observable de la cultura náhuatl y de su evolución
después de la conquista.
No obstante, a medida que el estudio progresaba se volvió sorprendente­
mente temático; tampoco se puede decir que este resultado haya sido del
todo accidental. Desde mis primeras experiencias en los archivos, he tenido
un gran respeto por el grado de integridad de ambas esferas, la hispana y la
indígena, en la América española temprana . Me ha parecido que cada una
1 retuvo durante mucho tiempo su propio centro de equilibrio, relativamente
libre de las influencias de la otra esfera, excepto por las que trajo consigo el
• Aproximadamente entre 1973·1975, cuando por primera vez empecé a dedicarme en serio
a los estudios de náhuatl, parecía evidente que la literatura histórica estaba claramente desba­
lancead a en favor de los españoles. El tiempo que ha transcurrid o desde entonces ha vis to un
gran número de publicaciones etnohistóricas de muy alta calidad sobre Mesoamérica y los
Andes, y me siento tentado a decir que hemos corregido ese desequilibrio o que incluso hemos
ido más de la cuen ta en la otra dirección, en especial en lo que se refiere a la investigación sobre
los indios considerados aparte de otros grupos. No obs tante, al escribir esta obra, el juego de
1S:J MNAH AH, CO 184, f. 26. La construcción se hizo con nuevos trabajadores; no está claro si
escritos académicos sobre los españoles sigue siendo mucho más voluminoso, variado y am­
plio en su temática, y seguimos teniendo una comprensión mucho más sutil y completa del
éstos eran ind ígenas.
funcionamiento del componente hispano de la sociedad y de la cultura de la América española.

605
Cuadro X.l. Las tres etapas y algunas de sus implicaciones
Elapa 1 Elapa 2 Etapa 3

Categoría (151 9 a ca. 1545- 1550) (ca . 1545-155 0 a ca. 1640-165 0) (1640-1650 a 1800 y después)

Lengua En lo esencial sin cambio Préstamos de sustantivos; Todo el rango de los


ningún otro cambio fenómenos de bilingüismo
Mecanismos de Encomienda (todo Repartimiento (pequeñas Acuerdos informales
mano de obra un estado indígena cuadrillas asignadas á los e individuales entre
temporal asignado a largo españoles por periodos breves) los españoles y los indios
plazo a un español)
Gobierno de Tlatoani (rey) Cabildo, concejo municipal Fragamentación de los
los estados y nobles, igual de estilo español (integrado estados locales y formas
locales que siempre por el tlatoani más idiosincrásicas
y los nobles) de tenencia de cargos
Terminología Sin cambios Términos aplicables Desaparecen los términos
para el rango a los miembros del cabildo reemplazados por
noble
Patrones Primeros nombres Se desarrolló gradualmente
t
Sistema maduro de nombres,
de nombres cristianos un complejo sistema que ubicaba con precisión
jerarquizado de nombres a cualquier individuo
en la sociedad según
su rango
Parentesco Sin cambios Se adoptaron conceptos Términos para hermanos
y terminología españoles y primos, sobrinos
del matrimonio parientes políticos
que se justan al español

Cantos ? El género mezcló en su Rima, métrica, línea de longitud


contenido lo anterior y lo fija, conjunto de versos que
posterior a la conquista, su continuaban indefinidamente
forma era de antes de la sin ningún patrón numérico
conquista, con los versos
indicados por interjecciones,
pares de versos y arreglos
simétricos de los pares
Historia ? Los anales se dividen Los anales tratan casi
igualmente entre la exclusivamente de los tiempos
preconquista y la posteriores a la conquista:
posconquista aparecen en forma escrita las
leyendas sintetizadoras y
atemporales llamadas "titulos"
Registros Pictórico / Pictórico / ideográfico­ Ante todo alfabéticos
i~ográfico-ora 1 alfabético (el segundo dominante)
Arte ? Se construyeron grandes Se construyeron pequeñas
y arquitectura complejos conventuales parroquias de estilo
idiosincrásicos; frescos y español; el estilo del
escultura decorativa en un arte es ante todo europeo
estilo mezclado indígena-
español
Religión Dios, bautismo Proliferan los santos Un santo, la Virgen de
por cada unidad Guadalupe, asume
sociopolítica importancia nacional
CONCLUSION CONCLUSION 609
608
contacto diario prolongado entre las dos (una interacción que ocurría en un menudo afectaron fuertemente el marco de la técnica y la organización, lle­
nivel diferente al de la actividad política e institucional formal, aunque la vando en algunos casos a una verdadera amalgama de las dos tradiciones.
organización político-social podía reflejarla y la actividad institucional El cuadro X.l especifica por etapas algunos de los desarrollos más notables
podía ser una manifestación de la misma).} Yo esperaba una evolución den­ en una serie de categorías de interés.
tro del mundo indígena que, por una parte, correspondiera a los impera­ La Etapa 2 vio el florecimiento de varios fenómenos corporativos en que la
tivos indígenas y, por otra, estuviera impulsada y estructurada en el tiempo influencia española coexistió con un fuerte sustrato de antes de la conquista
por la naturaleza y grado del contacto entre las dos poblaciones. Por fin (el cabildo, los complejos conventuales y su personal, el sistema de repar­
resultó un proceso de tres etapas de una claridad extraordinaria en todo el tillÚento de mano de obra, los anales y las canciones; y yo incluiría también
amplio espectro de los fenómenos sociales y culturales nahuas. el sistema de escritura). En la Etapa 3, los nuevos desarrollos tendieron a
Un segundo tema es la naturaleza de la propia cultura nahua, tal como centrarse no en la corporación original, el gran altépetl, sino en las corpora­
era antes de que vinieran los europeos y, en muchos aspectos, durante un ciones más pequeñas que surgieron de él, o en el individuo. Aunque los ele­
largo tiempo después de la llegada de éstos, porque la presencia española mentos que los nahuas adoptaron con éxito en la Etapa 2 eran nuevos en
estuvo lejos de cambiarlo todo. En este caso es menos fácil resumir el tema. algunos sentidos, tendieron a corresponder muy de cerca con algo que ya
En cada una de las ramas de la vida nahua se ha visto que existieron sor­ existía en la tradición nahua. En la etapa 3, al progresar el acercamiento
prendentes similitudes o puntos de contacto con los patrones europeos entre las dos culturas, se adoptaba precisamente lo que era distinto, facili­
(sobre los que no siempre se hizo hincapié en el texto principal del estudio, tando así la operación fluida de una sociedad todavía dual pero cada vez
puesto que el lector ya conoce los elementos europeos y reconocerá de más entrelazada.
inmediato las semejanzas). Por supuesto, apenas ocurrió que algo fuera En la parte principal del libro he tratado con algún detalle las manifesta­
exactamente igual en ambos lados. Se han señalado muchas peculiaridades ciones específicas del proceso en los diferentes aspectos de la vida, tal como
de los principios organizativos nahuas, ante todo por medio de la identifica­ se bosquejan en el cuadro X.1 ; en todas las áreas, excepto en el arte y la ar­
ción y definición de conceptos clave como "altépetl" y "callalli" (tierra de la quitectura, la evidencia proviene ante todo de los registros en náhuatl. Una
casa). Como ocurre con cualquier cultura, esos conceptos y los mecanismos categoría muy importante que pasó por las tres etapas, los mecanismos
que los acompañan son demasiado diversos para resumirlos bajo un solo mediante los cuales los españoles obtenían temporalmente mano de obra
principio, pero un modo en particular, la creación de grandes unidades de india, no se trató por varias razones: el registro conocido de la lengua ná­
muchas clases por medio del ordenamiento de partes constitutivas inde­ huatl nos dice muy poco sobre este asunto; la actividad se realizaba en un
pendientes separadas, sí llega a surgir como una característica primaria de contexto español, mientras que nuestro enfoque aquí es sobre el punto de
la cultura nahua. vista interno del mundo indígena; además, en términos generales ya existe
un estudio adecuado del tema. 2 Por lo que se puede ver, la correspondencia
LAS ETAPAS cronológica de la evolución del mecanismo para obtener mano de obra tem­
poral con las tres etapas es quizá más fuerte y clara que en cualquier otro
En resumen, las tres etapas de la evolución general de los nahuas después campo, excepto la lengua. El paralelo es tanto más sorprendente porque
de la conquista son las siguientes: 1) una generación (1519 a ca. 1545-1550) surge de un contexto histórico diferente y se le estableció mediante méto­
durante la cual, a pesar de grandes revoluciones, reorientaciones y catás­ dos diferentes ap}icados a distintas fuentes.
trofes, poco cambió en los conceptos, técnicas o modos de organización Para resumir brevemente algunos hechos ya bien conocidos por los
nahuas; 2) más o menos cien años (ca. 1545-1550 a ca. 1640-1650) durante los expertos en la historia temprana de México, tan pronto como la fase militar
cuales los elementos españoles llegaron a penetrar en todos los aspectos de de la conquista hubo terllÚnado, los españoles más importantes que partici­
la vida nahua, pero con limitaciones, a menudo como adiciones discretas paron en ella recibieron los varios altépetl del centro de México como
dentro de un marco indígena relativamente sin cambios, y 3) el tiempo que encomiendas.3 Durante la generación de la conquista cada altépetl propor­
siguió a esta segunda etapa, que llegó hasta la independencia de México y cionaba obligatoriamente a su encomendero mano de obra, así como tributo
en muchos aspectos hasta nuestro tiempo, durante el cual los nahuas adop­
taron una nueva oleada de elementos españoles, los que en este caso a 2Gibson, 1964, cap. IX.
JPor supuesto, las " mercedes" abarcaron bastante más allá del centro de México de los
nahuas. Véase Himmerich, 1984.
I Véase Lockhart, 1972b, p. 10.
CONCLUS1ÓN CONCLUSIÓN 611
610

en especie. En la órbita de la ciudad de México un decreto de 1549 abolió el En los acuerdos informales de la Etapa 3, el altépetl ya no participaba en
monopolio del trabajo obligatorio de la encomienda, y en su lugar instituyó el abastecimiento de la mano de obra. Un solo indígena se contrataba direc­
tlil sistema al que se llamó el repartimiento. De conformidad con este último, tamente, en una relación personal, con un patrón españolo con su repre­
el altépetl continuó proporcionando cuadrillas de trabajadores temporales, sentante durante cierto tiempo y bajo las condiciones acordadas. (Es cierto
pero ahora se les reunía ante tlil ftlilcionario español que los asignaban, por que, en el caso de las grandes empresas españolas, mediadores y superviso­
esa ocasión solamente, a cualquier español cuyas empresas los requirieran, res, que provenían de la sociedad indígena y a los que se llamaba capitanes,
sobre la base de tlila necesidad demostrada. (Como los encomenderos tenían a veces realizaban informalmente las funciones que en un inicio habían co­
las propiedades rurales más grandes y la mayor necesidad, por no decir rrespondido a los funcionarios del altépetl, proporcionando las cuadrillas,
nada de la influencia, y la distribución inicial de la mano de obra no cambió, haciéndose responsables de su pago e incluso ayudándolos directamente a
el nuevo sistema no representó un cambio tan grande como se podría pen­ realizar el trabajo.)4
sar.) Luego, en la década de 1630, todavía refiriéndonos a la misma área al­ En esto vemos un mayor grado de contacto personal con cada etapa
rededor de la ciudad de México, el repartimiento fue abolido formalmente sucesiva. La corporación indígena sigue siendo fundamental durante la
para la agricultura (pero no para las obras públicas ni la minería de la plata, Etapa 2, aunque en forma modificada, y luego desaparece del escenario. El
donde era aplicable), y los españoles que querían mano de obra temporal contenido y las condiciones de la actividad se mueven progresivamente
tenían que hacer arreglos individuales (como ya muchos de hecho lo esta­ hacia a los modos españoles. En lo que se refiere a la remuneración, el tra­
ban haciendo). bajo de la encomienda se realizaba por completo como un deber público
Esta secuencia, por involucrar a los españoles directamente, es la que con el altépetl; proporcionar mano de obra durante el repartimiento conti­
más luz arroja sobre el aspecto del contacto que (debido a que en este estu­ nuó siendo un deber del altépetl, pero ahora el patrón proporcionaba, o se
dio nos concentramos en el lado indígena) debe deducirse en gran medida suponía que proporcionaba, una pequeña paga monetaria para cubrir los
de la naturaleza de los diferentes fenómenos indígenas. En la Etapa 1, el gastos del trabajador; en la Etapa 3, la paga monetaria (a veces una parte en
tiempo de la mano de obra por encomienda, se asignaba un altépetl bajo su especie) era el único factor que motivaba al trabajador temporal a aceptar el
gobernante (tlatoani) a un sólo español. Es cierto que el encomendero empleo. A pesar de los cambios, el lugar de los trabajadores en la estructura
empezaba a adquirir de inmediato subordinados españoles y africanos que de las propiedades agrarias y en la sociedad durante la Etapa 3 descendía
le ayudaban a recaudar el tributo y supervisaban a los trabajadores indios. en línea directa de los patrones anteriores a la conquista, sin los cuales toda
No obstante, este sistema requirió algún tiempo para quedar establecido y la evolución hubiera tomado una apariencia muy diferente.
continuó siendo relativamente limitado en la primera generación en vista En lo que se refiere al tiempo en que estos cambios ocurrieron, en vista de
del escaso número de españoles, además de estar limitado también por la la naturaleza de la ley española en las Indias, no quisiéramos dar una im­
falta inicial de conocimientos lingüísticos por ambas partes. Bajo la enco­ portancia decisiva a la fecha de ciertas ordenanzas aprobadas por el gobierno
mienda, los trabajadores temporales en numerosas partidas bajo la super­ en la dudad de México. Como Gibson lo ha señalado muy correctamente
visión de las autoridades de sus propias tlilidades, iban a realizar las tareas, para este caso específico, los decretos sólo daban tlil sello de aprobación for­
muchas de las cuales eran de un tipo con el que ya estaban familiarizados. mal a los acontecimientos que en gran medida ya habían estado ocurriendo
El contacto y el cambio eran mínimos. y, por otra parte, algunos vestigios significativos de los sistemas más an­
Bajo el repartimiento de la Etapa 2, el coatequitl indígena, mano de obra 1 tiguos sobrevivieron mucho después de que tales decretos hubieran sido
obligatoria rotativa del altépetl, continuó proporcionando trabajadores emitidos. Sin embargo, en el contexto de tlil ubicación temporal aproxima­
atlilque, por lo común, los canalizaba ahora por medio del gobernador y del da de los fenómenos sociales y culturales como la que he estado tratando,
cabildo indígena, en vez del tlatoani y de otros funcionarios tradicionales. los decretos pueden ser de alguna utilidad. La aboli ción del sistema de
Una vez reunidos bajo la dirección indígena, se dividía a los trabajadores en mano de obra temporal basado en la encomienda ocurrió en 1549, que está
tlil número mucho mayor que antes de pequeñas partidas, a menudo sin la por completo de acuerdo con la fecha aproximada de 1545-1550 propuesta
supervisión de sus propias autoridades y en contacto directo con un patrón como punto de separación entre la Etapa 1 y la Etapa 2. La abolición del
O supervisor español; era probable que las tareas fueran ahora de una natu­ repartimiento general en 1633 ocmre algo más temprano que la fecha que
raleza más española, más estrechamente vinculadas a la actividad comer­
cial para las ciudades españolas. 4 Véase Tutino, 1976, pp. 190-191 .
612 CONCLUSI6N CONCLUSI6N 613

he estimado, 1640-1650, para el principio de la Etapa 3, pero sólo es unos del cual la población india empezó a recuperarse, tendencia que se aceleró
pocos años anterior. Se recordará que hice énfasis en el inicio relativamente durante partes del siglo XVIII. Mientras tanto, el resto de la población (las
gradual de la Etapa 3, el cual abarcó gran parte de los mediados del siglo xvu, personas a las que se llamaba españolas, aquellas que se encontraban en las
a diferencia del carácter marcado del principio de la Etapa 2. Por ejemplo, categorías que indicaban una mezcla racial y otros que no fueron indios)
en la evolución lingüística, la década de 1630 es el tiempo en que empiezan había aumentado de manera constante, aunque no exactamente en forma
a ser más numerosas las evidencias de los verbos tomados en préstamo del estable; a finales del periodo colorúal ese sector estaba aumentando tan rápi­
español que terminan en -oa, una de las principales características diagnós­ do que incluso, aunque el número de los "indios" también aumentaba, las
ticas de la Etapa 3. personas consideradas indias representaban una proporción cada vez menor
No todas las dimensiones de la vida nahua reflejaron la evolución en tres de la población general. No obstante, siguieron constituyendo la mayoría en
etapas con igual claridad. Una corriente oculta de prácticas chamanísticas y el centro de México de los nahuas incluso hasta la independencia.
medicinales sobrevivió casi sin cambios hasta el siglo XVII y se le ha encon­ Si se compara esto con las etapas culturales, es claro que el creciente nú­
trado en forma reconocible en nuestros propios días. 5 Toda la esfera se mero de hispanos y el decreciente número de indios fueron en gran medida
pudo haber reducido progresivamente a medida que la presencia española responsables del aumento progresivo en la frecuencia de los contactos entre
se generalizaba, pero no parece que haya ocurrido una serie de cambios las dos poblaciones, que he identificado como la fuerza que se encuentra
estructurales. Los arreglos básicos de las formas de trabajar y vivir de los detrás del proceso, es decir, la fuerza que impulsó a los nahuas a reaccio­
nahuas obedecen al ritmo de las tres etapas de una manera obvia. Aunque nar, aunque el creciente contacto no determinó por sí solo la naturaleza de
se observan ajustes del tipo esperado en la terminología del parentesco y en la reacción. La disminución de la parte nahua fue tan importante como el
la justificación y legitimación de la tenencia de la tierra, es difícil mostrar aumento de la parte española. Las cifras absolutas parecen carecer de im­
cambios en el complejo de la vivienda doméstica y en la estructura básica portancia para el proceso; lo que importa son las proporciones. El impacto
de las tenencias de tierra de esta última. Quizá, sin embargo, una informa­ de unos pocos miles de españoles entre millones de indios aumentó in­
ción más detallada mostrará tendencias sutiles correspondientes también evitablemente a medida que el número de nahuas disminuyó a la rrútad, de
en este caso. De cualquier modo, espero que la investigación y reflexión lo que había sido luego a una cuarta parte y luego a menos que eso. El gra­
futuras identifiquen muchos patrones significativos en las reacciones varia­ do relativamente fijo de contacto que un número dado de españoles podía
bles que se presentaron en los diferentes sectores de la cultura nahua. proporcionar se convertiría así en una mayor proporción de la experiencia
Las etapas representan una importante tendencia secular de la vida indí­ total de un número reducido de indios y, por lo tanto, representaría "más"
gena del centro de México y, por extensión de toda la sociedad del centro contacto.
de México hispárúca e india, después de la conquista. Debemos de pregun­ Si buscamos correspondencias temporales más precisas, no podemos
tar qué relación tiene este movirrúento principalmente social y cultural con dejar de observar que la epidemia de finales de la década de 1540 coincide
otra tendencia en gran escala a largo plazo, la curva estadística de la pobla­ claramente con el cambio de la Etapa 1 a la Etapa 2. Ya he especulado que el
ción en el transcurso de los siglos posteriores a la conquista.6 Esa tendencia principio de la Etapa 2 puede estar muy relacionado con la madurez de la
también se estimó ante todo para los indios, con estimaciones aproximadas primera generación de nahuas cuyos años formativos transcurrieron princi­
para el sector hispano. En resumen, la población indígena disminuyó en palmente en el periodo después de la conquista c7 Es probable que las epi­
forma drástica desde una cifra controvertida, pero seguramente muy,plta en el demias de la década de 1540 afectaran en forma especialmente dura a los
momento del contacto durante todo el siglo XVI e incluso en fechas poste­ más viejos y débiles, y a los que habían nacido después de la primera olea­
riores. Hubo epidemias especialmente devastadoras a finales dé la década da de enfermedades epidémicas en el momento de la llegada de los es­
de 1540 y en los últimos años de la década de 1570. A principios del siglo XVIl, pañoles; lo que propició que resultaran algo menos afectados aquellos que
el número de personas a las que se consideraba indígenas era una fracción, estaban entrando a sus años maduros y que habían sobrevivido a esa
sobre la que no hay acuerdo, muy pequeña en comparación con su tamaño primera oleada, justo el grupo del que acabo de hablar. Esas personas en los
anterior; en algún punto no defirúdo de ese siglo se llegó al nadir, después irúcios de su madurez no sólo habrían terúdo más probabilidades de sobre­
vivir; también habrían ocupado cargos dominantes antes de lo normal y, en
SRA; Nutini, 1980-1984, 1988. Véase también el cap. VI.
6Tal como la establecieran Woodrow Borah y sus colegas en una serie de publicaciones;
véase, entre otros, Cook y Borah, 1960 y 1971-1979. 7 Cap. VII, p. 411 , nota con asterisco.
614 CONCLUSlON CONCLUSlON 615

vista de la mortalidad infantil indudablemente alta de la década de 1540, las introducciones españolas, que representan una reacción acumula tiva
habrían retenido esos cargos durante más tiempo. Este escenario puede ante un contacto cada vez mayor con las cosas y modos españoles. Sin
ayudar a explicar la naturaleza repentina y abrumadora de la Etapa 2, así embargo, como espero haber dejado en claro, los españoles no dictaron
como el efecto permanente que tuvo sobre muchos aspectos de la cultura simplemente el proceso. Al menos no lo dictaron en for~a consciente,
nahua después de la conquista. porque casi no se daban cuenta de él, y algunas de sus partes importantes
¿Qué podemos decir respecto de la otra gran ola de epidemias, que ocu­ quedaron permanentemente ocultas a sus ojos. Tampoco lo dictaron por su
rrió a finales de la década de 1570? No se presenta ningún paralelo claro, mera presencia, porque la cultura indígena fue tan importante como la cul­
marcado con el proceso de tres etapas ni siquiera sobre una base especulati­ tura intrusa en la determinación de la forma, secuencia y tiempo de la
va. No obstante, existe la posibilidad de una correspondencia más sutil. El adaptación.
lector puede haber observado que algunos de los documentos que más he Además, la influencia no se ejerció en un solo sentido. Los españoles
usado como ejemplos provienen de la década de 1580. 8 No quiero multi­ retuvieron el patrón de asentamiento básico que los nahuas ya habían esta­
plicar las subetapas, en particular no deseo hacerlo hasta que esté dispo­ blecido, sus empresas fueron penetradas por los mecanismos nahuas de
nible un conjunto de documentos más grande y se haya realizado más tra­ mano de obra, usaron cada vez con más frecuencia mercados esencialmente
bajo de investigación, pero tengo la impresión de que el periodo 1580-1610 indígenas para obtener los artículos diarios de todas clases, adoptaron
representa el apogeo de la escritura alfabética náhuatl después de la con­ gradualmente elementos significativos de la dieta indígena y de su cultura
quista en muchos aspectos: expresión, calidad estética, amplitud de los material, y su lengua también se vio influida. De hecho, fue afectada en
temas tratados. Quizá ocurrió algo muy parecido a lo que ya había ocurrido gran medida de la misma manera en que influyó en el náhuatl. Los pri­
antes, esto es, que la epidemia de 1570 hizo que una nueva generación as­ meros préstamos tomados del náhuatl por el español son un reflejo de los
cendiera a los puestos importantes y la mantuvo ahí durante mucho tiem­ que ocurrían en la otra dirección, y hacían énfasis en las plantas y los ani­
po. En esta ocasión el nuevo grupo no sólo no había vivido antes de la con­ males; los artefactos y las definiciones de los papeles marcadamente dife­
quista, sino que además no tenia ninguna experiencia real de la Etapa 1; la rentes 9 Más tarde los españoles empezaron a tomar verbos como pepenar,
cultura de la Etapa 2 era una segunda naturaleza para ellos, lo único que "recoger, espigar", y sacama/ear, "desmontar la tierra para el cultivO".1O Pero
habían conocido. es dudoso que se puedan establecer etapas lingüísticas claras. Aunque
En lo que se refiere a la transición de la Etapa 2 a la Etapa 3, se presenta mucha de la sutil influencia náhuatl sobre el español de México probable­
en una era de cambio demográfico relativamente lento. Quizá coincide más mente aún no se ha descubierto, sin duda el efecto fue mucho menor que en
o menos con el nadir de la población indígena y el inicio de su recupera­ la otra dirección. Ambas partes realizaron ajustes significativos, pero el pro­
ción, pero de ser así ése no sería el factor operativo. El cambio "demográ­ ceso general estuvo lejos de ser simétrico. Me parece que estuvo condi­
fico" que condujo a la Etapa 3 fue un aumento decisivo en el número de cionado por dos factores ante todo: el dominio general de los españoles y el
personas bilingües. Como ni los registros de tributos, ni los censos, ni los hecho de que llegaron en suficiente número para crear una sociedad viable,
registros parroquiales, ni las estimaciones de la población distinguen entre parcialmente contenida en sí mismo que no estaba en peligro de ser absor­
los bilingües y los monolingües, el registro demográfico en el sentido usual bida por el medio local. *
nada nos dice sobre el factor crucial, aunque éste sea en cierto sentido de­
mográfico, es decir, una consideración cuantita~iva con respecto al número 9 Véase Tuttle, 1976, para una lista que va más aUá del españoL pero que aún así ejemplifi­
de personas que pertenecían a una cierta catego\-ía. Sólo nos queda deducir ca este punto muy bien. Lo que complicó la situación en México era la existencia de palabras
este desarrollo más que nada por los fenómenos lingüísticos de este tiempo. tomadas en préstamo durante la generación que los españoles habían permanecido en el Ca­
ribe. Por lo común retuvieron la palabra arawaka para un fenómeno del Nuevo Mundo en vez
En general, el inicio de la Etapa 3 no parece tener relación estrecha con de adoptar el equivalente náhuatJ, como sucedió con cacique para tlatoani, y maíz en vez de
ninguna tendencia demográfica a corto plazo, tal como se la concibe por lo Ilaol/i y centn. Sin embargo, hubo excepciones; por ejemplo, mitote, del náhuatl, remplazó gra­
dualmente anito, la palabra arawaka para la danza indígena.
común. 10 Presento estos ejemplos por ser algunos de los que he visto en los textos coloniales
Las etapas están definidas por tres estrategias sucesivas con respecto a tardíos, pero como no estaba haciendo una investigación específica sobre este tema, tuve que
. recordarlos de memoria y no puedo proporcionar fechas ni referencias exactas.
8 Considérense especialmente los documentos 1 y 2 en el apéndice A; los originales de los • Éste no es lugar para analizar el dominio general español. Empezó con una superioridad
diálogos de ANS también deben corresponder más o menos a este tiempo, e igual ocurre con el militar abrumadora y fue profundizado por el conocimiento que tenían los españoles de un
extraordinario testimonio coloquial de don Juan de Guzmán, resumido en el cap. VIII. gran conjunto de técnicas del Viejo Mundo que no posefan los nahuas. No fue un fenómeno
616 CONCLUSION CONCLUSION 617

La cadena causal que condujo al proceso de las tres etapas principia con lo que era, principios que, a causa de sus diferencias con las contrapartes
una inmigración considerable y sostenida de españoles después del des­ españolas del periodo moderno temprano, sólo pueden haber evolucionado
cubrimiento de la sociedad indígena más poblada (y más parecida a las de en los tiempos anteriores a la conquista, aunque nos sea imposible descu­
Europa) que cualquiera de las que se habían encontrado hasta entonces, a la brir evidencia directa en ese sentido. De nuevo hago énfasis en que estas
cual siguió el desarrollo de una importante industria minera de la plata diferencias deben considerarse en el contexto de rasgos compartidos tan
(combinado con la relativa facilidad de llegar a México desde España). En importantes para las dos culturas como los estados territoriales, reyes, una
lo que se refiere a lo que generó las etapas sucesivas, repito que en la raíz religión estatal, la distinción entre nobles y plebeyos, las obligaciones tribu­
estaba el creciente contacto entre las dos poblaciones, pero los factores tarias, una agricultura intensiva permanente y derechos individuales sobre
involucrados interactuaron para afectar a cada una de ellas de un modo la tierra, los mercados y el comercio, los registros en papel, la herencia fe­
circular. Esto es especialmente cierto con la lengua. Aunque el contacto (la menina y los derechos de propiedad, una posición social intermedia espe­
oportunidad de escuchar hablar a los españoles) fue crucial para que los cial para los mercaderes y artesanos, y muchos otros. Además, de ninguna
nahuas estuvieran expuestos a las palabras, expresiones y nociones españo­ manera sería imposible encontrar paralelos en la cultura española y en la
las, el nivel del conocimiento de la lengua española entre la población cultura europea general para las características nahuas de que voy a tratar
nahua en un determinado tiempo sirvió por sí solo para impedir o facilitar el (es un asunto de grado y de énfasis) y particularmente imagino que estas
contacto. Los nahuas de la Etapa 2, con algún vocabulario español básico y características tenían una distribución muy amplia en las culturas de Meso­
la correspondiente experiencia sustantiva, estaban más capacitados para las américa y en el hemisferio occidental en términos más generales.
asignaciones de pequeños grupos de mano de obra del repartimiento que Entre ellas sobresale la tendencia nahua a crear grandes todos agregando
sus predecesores de la Etapa 1, y ésta fue una de las razones de que el sis­ partes que permanecen relativamente separadas y contenidas en sí mismas,
tema haya sido puesto en práctica en la fecha en que entró en vigencia. l1 unidas por su función común y similitud, por su lugar en algún arreglo
Una vez establecido, el sistema condujo a un mayor contacto entre las dos numérico o simétrico, por su orden de rotación, o por estos tres elementos.
poblaciones. Aún necesitamos entender mucho mejor los detalles de lo que A esto se le puede llamar organización modular o celular. La figura X.l
ocurrió en los puntos reales de interacción de los dos sectores para poder muestra esquemáticamente los ejemplos más sobresalientes que han atraí­
ponderar adecuadamente los factores. do mi atención.
Obsérvese la semejanza de las dos principales entidades de la civiliza­
ción nahua, el altépetl o estado y la vivienda doméstica. Cada una consiste
ALGUNOS ASPECTOS DE LA ORGANIZACION EN LA CULTIJRA NAHUA
de entidades menores que funcionan en una forma relativamente indepen­
Las fuentes nahuas proporcionan una base para entender algunos de los diente, son un microcosmos del todo y pueden ser el germen de una unidad
principios fundamentales que ayudaron a convertir la cultura indígena en nueva totalmente independiente. Los esquemas complejos de simetría nu­
mérica y un orden de rotación riguroso naturalmente son más característi­
arbitrario o superficial que podía ser invertido por algún conjunto de acciones concebible o cos del altépetl de larga duración que de las efímeras viviendas domésticas
por algún conjunto concebible de actores. De hecho, los nahuas habían estado en gran medida (aunque en verdad no sabemos lo suficiente sobre los esquemas de rotación
en la misma posición con respecto a los pueblos que conquistaron en los siglos anteriores.
Obsérvese el comentario de Muñoz Camargo (1984, p. 206) de que el náhuatl era más puro que internos dentro de la vivienda doméstica, que muy bien pudieron haber
otras lenguas indígenas porque no t0rr,:ba palabras de ellas, mientras que estas últimas toma­ existido). En ambos niveles se podían crear entidades todavía más grandes
ban muchos préstamos lingüfsticos de él. Hasta donde puedo percibirlo, Muñoz Camargo está con relativa facilidad: al nivel del estado, el altépetl complejo y los acuerdos
en lo correcto. La presencia de suficientes españoles para crear una sociedad relativamente
contenida en sí misma fue un elemento esencial en la situación después de la conquista. Pero imperiales como la Triple Alianza de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan; al
también es importante señalar que los recursos y estructuras nahuas eran tales que las enti­ nivel de la vivienda doméstica, los "patios" en tomo a los cuales se ordena­
dades nahuas podían en un inicio proporcionar ciertos beneficios necesarios a los españoles ban varias viviendas domésticas complejas (por lo general integradas por
sin que estos últimos se vieran en la necesidad de intervenir muy directamente (a diferencia de
los pueblos semisedentarios que no tenían jurisdicciones territoriales fijas, ni gobernantes parientes) que funcionaban como una unidad para algunos propósitos.1 2
fuertes ni mecanismo tributarios). De igual importancia en ambos niveles era la facilidad de dividirse para
11 No fue la única razón, como ya se dijo . La medida se debió al número de personas que
formar nuevas unidades. Para la vivienda doméstica esto era natural,
experimentaban el contacto, más que al contacto por sí solo; el mayor número de españoles y
el menor número de indios resultó en la necesidad de dividir a estos últimos en grupos más
pequeños durante periodos de tiempo más breves entre un mayor número de patrones. 12 Véase Carrasco, 1976 a, b, y AZ, 1, XVII.
CONCLUSIÓN 619
Residencia de la familia (calpolli)
Parte

2~
3 L nuclear más antigua
constitutiva aunque también era fuente de algW1as fricciones. Para el altépetl era W1a ame­
-y Orden de
naza perpetua; no obstante, sin la independencia que el esquema permitia a
, 4 [ l·
rotación
subentidades orgullosas y diversas, habría sido imposible persuadirlas para
de todas las
3a . familia 2a. familia que cooperaran dentro del altépetl en alglli1a forma, y las divisiones repetidas
.. '.
~
~'
,
funciones
y tareas
nuclear nuclear
a partir de una entidad progenitora era lo que había hecho surgir algunos
altépetl complejos como el de Tlaxcala 13 La organización modular-celular
6'---"~ del altépetl
le dio al mundo nahua una gran capacidad de adaptación en los tiempos
que siguieron a la conquista. Las unidades afectadas gravemente por las
a) ESTADO (altépetl) 1-4 y 5-8 b) VIVIENDA DOMÉSTICA
pueden haber tenido una
pérdidas demográficas o por la reorganización española siempre conteIÚan
organización separada y paralela dentro de ellas los medios y las razones para continuar funcionando. A fi­
nales del periodo colonial, cuando los tiempos eran aún menos propicios
para los grandes altépetl, las subunidades no sólo se ajustaron, sino que
buscaron activamente la independencia a la que se inclinaban desde el prin­
[TI cipio.
o
parcela

parcela
separada 20
Para hacer resaltar el hilo común, comparemos varios tipos de organi­
zación modular náhuatI con sus contrapartes españolas. El altépetl nahua
separada
unidades sugiere la comparación con la provincia-municipalidad española. En el
tierra de la casa
esquema español, una entidad urbana central claramente diferenciada

8 20
unid~des
jurídicamente regía y dominaba al resto de la jurisdicción; los miembros de
mayor rango de todas las jerarquías tenían su sede en el centro urbano y su
[2J [IJ influencia llegaba hasta la zona rural; los miembros de un sólo concejo cor­
etc. porativo, el cabildo, ejercían la autoridad en todo el distrito. En el esquema
etc.
[TI nahua, a pesar de la existencia de un solo jefe de estado, una divinidad
etc.
común del altépetl, y un mercado del altépetl, cada subentidad tenía su
d) SUPERFICIE GRANDE DE CULTIVO:
propio jefe separado, su propia nobleza, su propia versión de todas las
c) PROPIEDAD: conjuntó de edificios L

trabajada por el padre; 2, trabajada por el


parcelas de propiedad separada estructuras del aItépetl; en realidad no existía ninguna corporación guber­
el hijo mayor; 3, trabajada por el hijo menor cubriendo toda la superficie cultivable namental excepto la suma total de los jefes de las subunidades, que repre­
sentaban principalmente a sus propias unidades. Las funciones más ge­
nerales del altépetl eran realizadas por las subunidades por tumo y, cuando
se requería una acción común y simultánea, cada unidad estaba representa­
verso 1 o
3 etc. reci tación de los
da proporcionalmente.
verso 2 4
eventos de un año . Tanto la vivienda doméstica nahua como la española por lo general esta­
verso 3 7 ban orientadas hacia el interior, a W1 patio en tomo al cual se distribuían los
verso 4 8 1 otro año
espacios de la vivienda. La vivienda doméstica náhuatl estaba más radical­
g) DECORACIÓN: motivos
otro año contenidos en sí mismos que

mente en sí misma y delimitada con respecto al exterior, con una sola aber­
verso 5 5
verso 6 6
repiten muy juntos en secuencia tura, entrada y salida en el muro continuo que la rodeaba. Una residencia
otro año
simétrica; no hay subordinación española por lo común consistía de una sola estructura contigua, aunque
verso 7 1
verso 8 2
etc. extensa, en la que muchos de los cuartos estaban intercomunicados. En la
e) CANCIÓN: pares discretos f) HISTORlA
vivienda doméstica náhuatllos cuartos, a los que se llamaba callí, "casas",
de versos en tomo a un tema (anales)
característicamente estaban separados por completo, con sus cuartos de
común

13 Véase MuñozCamargo, 1984, pp. 163, 168-169, 172.


FIGURA X.L Formas de organización celular-modular en el mundo nahua .
620 CONCLUSIÓN 621
CONCLUSIÓN

almacenamiento separados, y de cualquier modo todas sus puertas daban náhuatl. El tema requiere una demostración mucho más sistemática de la
al patio, y lo más probable era que en cada uno vivieran un par de adultos que puedo presentar aquí, pero sí quiero bosquejar en este respecto lo que es
con sus hijos o dependientes. quizá una de las manifestaciones más importantes de la organización modu­
. La misma clase de diferencias se presentaba entre las tierras de la vivien­ lar-celular. En náhuatl, no sólo todo verbo, sino también todo sustantivo, lle­
da doméstica en las dos culturas. En ambas, las tenencias estaban dispersas, va un prefijo de sujeto y potencialmente constituye una expresión completa.
y en ambas había pequeñas tenencias familiares que consistían de una sola La lengua procede mediante una serie de frases sintácticas/fonológicas que
parcela, pero en el sistema nahua lo normal era la división en un gran nú­ consisten de una palabra nuclear (verbo o sustantivo), sus afijos y algunas
mero de pequeñas parcelas más separadas entre sí. Además, en el complejo partículas añadidas; estas entidades acumuladas son más grandes que nues­
de las viviendas domésticas, las familias nucleares individuales tomaban tras palabras y frecuentemente más pequeñas que nuestras oraciones (se
cada una la responsabilidad principal por diferentes parcelas. A menudo prestó alguna atención a estas unidades en el capítulo VIII). Aunque el ná­
una determinada parcela también era un elemento en un esquema más huatl puede, y de hecho así 10 hace, crear expresiones sumamente largas y
amplio que dividía toda una gran superficie o cuenca en un gran número de complejas, en esas construcciones las frases constitutivas individuales se
pequeñas partes de dimensiones relativamente lUliformes, que por supuesto relacionan entre sí principalmente mediante referencias cruzadas y para­
variaban según la topografía, pero que estaban basadas en una pequeña lelismos; aunque existen muchos elementos para una subordinación clara,
unidad estándar. Incluso las grandes parcelas que tenían los nobles más por lo general son más sutiles que sus equivalentes en las lenguas europeas,
importantes tendían á ser múltiplos de la lUlidad estándar y estaban sujetas a y las cláusulas dependientes del náhuatl a menudo parecen estar subordi­
subdivisión en cualquier momento. 14 Aparte de lotes en el centro urbano, no nadas en una forma menos completa y menos clara. El flujo del idioma, por
existía un esquema estándar semejante entre los españoles. lo general, no se presta a esquemas simétricos ni de rotación, pero en el
Si vemos ahora manifestaciones más específicamente culturales, también náhuatllasexpresiones dobles abundan en todos los niveles, y traen a la
en ellas encontramos contrastes sistemáticos. Por ejemplo, un cantar o poe­ mente la popularidad de la serie 2, 4, 8 en otros campos.1S
ma español con frecuencia narraba una historia de una manera lineal, o por Ya hemos visto que la organización modular-celular tan generalizada fue
lo menos procedía acumulativamente, y en él cada elemento sucesivo de­ adaptada de diferentes maneras para diferentes propósitos. Sin duda era el
pendía lógica y estéticamente de los precedentes. En los cantares nahuas modelo nahua más general para construir cualquier cosa, pero no es en sí
que se han conservado, los pares y la simetría numérica, junto con un tema mismo una explicación universal. Sin el conocimiento de la naturaleza de la
común, proporcionan la unidad; los pares individuales de versos están con­ esfera en la que se aplicaba la construcción modular y su finalidad, poco es
tenidos en sí mismos, no se refieren ni se relacionan entre sí, y en las varian­ lo que se puede predecir. También se encuentran contradicciones, es decir,
tes a menudo se presentan en secuencias diferentes. Una historia o crónica era posible que se admitieran dentro de la construcción principios dife­
española tiene un tema o nombre específico; está organizada en capítulos rentes del de la organización modular-celular.16 En la organización del
bastante largos con título, cada uno de los cuales lleva la historia un paso ade­ altépetl, el sitio que combinaba la residencia del tlatoani, el templo princi­
lante. Una historia o juego de anales nahuas, aunque concentra su atención pal y el mercado del altépetl podía dar la apariencia de un asentamiento
en cierto sentido en el altépetl, cubre una variedad de temas; sólo está orga­ central dominante, a pesar de la falta de una estructura conceptual unifica­
nizada por el ciclo de los signos de los años, y cada año conforma una da y de ideología (y la realidad) de las subdivisiones rotativas separadas.
unidad y cada hecho dentro del mismo conforma nuevamente una unidad En la tenencia de la tierra, el principio de un punto ~ntral dominante a
separada. La decoración española en el arte y la arquitectura tiende a subra­ diferencia de las parcelas esparcidas distantes era explícito, incluso funda­
yar, centralizar y agrandar ciertos elementos, subordinando los demás a mental.
ellos, mientras que la decoración nahua crea páneles y series en que ele­
mentos similares contenidos en sí mismos se repiten para formar de alguna 15 William Bright, 1990, llama a la frase sintáctica/fonológica una "línea " y encuentra que,

manera un todo simétrico. en un ejemplo de la oratoria náhuatl que analizó, se le encuentra sistemáti ca mente en pares, y
que además, a menudo muchos pares están incorporados dentro de pares más largos. Véase
En gran medida, los calendarios indígena y español pueden compararse también, sobre las imágenes gráficas en las dos culturas, el análisis de Donald Robertson, 1959,
con la misma regla . Lo mismo es cierto respecto a las lenguas española y 1972, 1975, del que se trató brevemente en el cap. IX, nota 173.
16 Aquí me refiero al eclecticismo en los principios, no a los conOictos reales ni a las tenden­
cias opuestas que surgían por la consistente aplicación de un sólo modo (también de esto
14 Véase Horn, 1989, cap. 111.
hemos visto ya mucho de este libro).
622 CONCLUSiÓN CONCLUSIÓN 623

El aspecto numérico varía considerablemente. Sobre la base del altépetl y ban imperceptiblemente de un nivel al otro, a las que es muy difícil discer­
de los cantares, podemos considerar que el esquema canónico era 2, 4, 8, nir con los medios que tenemos disponibles, ayudaban a evitar el caos y la
etc. Pero también se encuentran otros esquemas. En la política, los azares de acción arbitraria. Uno de esos mecanismos era el principio de que, cuanto
la confederación y de las divisiones podían producir esquemas de 3, 5 Y más tiempo retuviera una determinada entidad cierta tierra, mayor sería su
otros números. Éstos parecen funcionar igual de bien que cualquier otro y, derecho y su decisión para determinar su uso y menores sus deberes con
en rea lidad, es posible que el número 7 constituyera uno de los cánones que otras entidades.
competían con el antes mencionado.J7 Puesto que el 2 y el 4 también eran No obstante, en el momento del contacto con los europeos sí existía una
muy importantes en la religión y la cosmología antes d e la conquista (que import ante p olaridad en la cultura nahua, la aguda distinción entre los pi­
también obedecían a los principios de la organización modular-celul ar, piltin o nobles y los macehualtin o plebeyos. Es cierto que los comercian tes
incluyendo la rotación), creo que estos números eran de hecho el. ideal ge­ y algunos artesanos ca lificados pueden haber compartido las características
neral y el punto de partida. Podríamos imaginar que la división arquetípica de ambos, que existían mecanismos formales e informales para que los ple­
del altépetl en cuatro partes, fr ecuentemente orientadas hacia los puntos beyos ascendieran a la categoría de nobles y que, al nivel de la realidad
cardinales, tuvo su origen en la religión mesoamericana. Sin duda estos as­ social, la diferencia .entre los nobles menores y los plebeyos acomodados
pectos de la organización socio política coincidían con la noción cosmo­ apenas se podía percibir a veces. Pero en principio, al nivel de las ra zones y
lógica -religiosa y tenían connotaciones correspondientes para los nahua s, de la ideología, la distinción era absoluta y estaba bien desarrollada, con un
pero también es posible decir con igual va lidez que los mesoa mericanos numeroso vocabulario asociado, papeles bien definidos y expectativas de
proyec taron su propia organización al cosmos, o que el punto de vista cós­ conducta estereotipadas. Desde la perspectiva del siglo XVI, la dis tinci ón
mico y sociopolítico coincidía y se interpenetraba. Para mí, la organización entre el pilli y el macehualli parece ameritar que se la considere como uno
en es tas dos esferas y en otras es el resultado del principio de simetría celu­ de los tres fundamentos de la sociedad y conciencia nahua , junto con el
lar operando en el contexto de un determinado sistema numérico. altépetl y la vivienda doméstica. Estos últimos dos sobrevivieron mej or que
Otro aspecto notable de la organización nahua es la falta general de polos la primera: como hemos visto, en el siglo XV IIl todavía existían grupos s u­
claramente determinados, que se observa sobre todo en una renuencia a dis­ periores e inferiores en la sociedad nahua, siguiendo líneas familiares, pero
tinguir sistemáticamente entre lo priva do y lo público, como ocurre con la menos marcados y con más fle xibilidad; la distinción polar explícita en la
cambiante posición de los teccalli o casas señoriales, la interpenetración de terminología ya había caído en desuso. 18
la terminología social y política, el régimen de la tierra en general, los san­
18 No voy tan lejos como para decir que la tensión entre una ríg ida polaridad y otros modos
tos y la expresión individual-corporativa combinada que se encuentra con organizaciona les nahuas fue una de las razones más importantes para la decadenc ia de la dis­
frecuencia en los anales y en los títulos. Esta tendencia se puede relacionar tinción. Hemos visto que fue una parte inseparable del debilitamiento radical de un a nti g uo
complejo de retó ri ca náhuatl en muchos aspectos .
con la organización modular-celular o incluso se la puede considerar como
Un área relacionada de interés, sobre la cua l no estoy aún en posic ión de ha cer afirm a­
una faceta o consecuencia de la misma. ciones definitivas, es la importancia de la polaridad ma sculina-femenina en la cultura nahua.
Donde las grandes entidades sociopolíticas estaban divididas en partes Existlan definicio nes de papeles muy separados, tanto en la forma de realidad social, o una
independientes separadas, éstas a su vez en otras y éstas todavía en otras id eología in co nsciente, como de una ideología razonada o exp lícita. Existen indicios de la
creación de dos g rupos, como ocurre con las cihllotepixque separadas, funcionarias que man­
más, hasta llegar a la vivienda doméstica como un elemento constitutivo y tenían el orden en tre las mujeres, o las listas separadas de testigos hombres y mujeres de testi­
a las partes constitutivas que la formaban , cada entidad con sus propios gos en los documen tos. Cihunpil/i, "mujer noblf ' y pilli, "hombre noble" eran palabras equiva­
derechos y deberes, no hay ningún lugar en esta serie continua en que pue­ lentes pero mutuamente exclusivas. La terminología del parent esco distingue ampliamente el
género del pu nto de referencia, mucho más qu e el in glés o el español. Hemos visto los térmi·
da decirse que esos deberes y derechos eran de una clase diferente a los del nos especia les cihuacn lli, "m ujer-casa ", "casa de I·a mujer ", y cihualla lli, " ti e rra de la mujer"
sig uiente nivel. Existía una tensión constante que podía conducir potencial­ (au nque sus significados exactos no son bien entendid os).
mente a un mayor énfasis en la entidad mayor o a la separación de enti­ Por o tra pa rte, el náhuatl no tenía género gra ma tical. No es posible decir si quienes pract i­
caban una determinada actividad en el mercado era n mujeres u hombres, y rara es la ocasiÓn
dades más pequeñas, pero a la vez el proceso era la estructura normal para en que se hace explícito el género. El términ o general tla cntl, "ser hu mano, persona de
acomodar los diversos intereses. Protocolos complejos y escalas que pasa­ cualquier sexo", fue usado abundantemente en el antiguo ná huatL Se hacía referencia a los
hombres y a las muje res como el o la -tecuiyo, "señor o señora " de uno. En la viv iend a domésti­
ca, los miembros de ambos sexos tenían derechos similares si no es que totalmente iguales y
17 Véase L. Reyes García, 1977, p. 88, Y la discusión en el cap. 11, sección "Principios básicos funcionaba n principalmente como indiv id uos. Si en el náhuatl era n fuertes las distinciones de
de la organización del altépetl". género entre los parie ntes seg ún el punto de referencia , en cambio, cuando se trataba del refe­
624 CONCLUSiÓN CONCLUSiÓN 625

Una última característica muy común de la cultura nahua tal como se la parte principal del texto, que se encuentra en un lenguaje más vernáculo.
percibe a través de la perspectiva que proporcionan los documentos en Nos sentimos inclinados a pensar en términos de fronteras invisibles como
náhuatl es, a pesar de mi énfasis en los aspectos comunes y paralelos entre las que en la gramática contienen palabras, frases y oraciones y las dejan
los sectores, una considerable división en compartimentos, tanto entre los funcionar como unidades de construcciones más grandes.
grandes dominios como dentro de ellos. Aunque inmediatamente viene a Algunas fronteras son más porosas que otras. La que existía en torno a
la memoria una relación con las subunidades contenidas en sí mismas de la los preámbulos de los testamentos era muy permeable; la que rodeaba los
organización modular-celular, sospecho que tendríamos una imagen muy cantares de la Etapa 210 era considerablemente menos, y la que se encontra­
parecida en cualquier cultura que examináramos de la misma manera, en par­ ba rodeando a las fórmulas mágicas recitativas de estilo indígena era casi
ticular en una en que el contacto abrumador con otra trae consigo la interac­ impenetrable. Algunas fronteras penniten la evolución continua dentro de
ción diferencial entre sus varios sistemas correspondientes. Ya antes traté ellas, en tanto que otras cond ucen a la fosilización y ritualización de sus
de algunos aspectos de ese diferencial. contenidos. Este último fenómeno puede estar asociado con la eliminación
La mejor evidencia se refiere al género y al subgénero en los textos escri­ de la fuente, la práctica religiosa de antes de la conquista en el caso de las
tos, donde toda la concatenación se encuentra frente a nuestros ojos de una fórmulas mágicas recitadas, y la cristiandad abstracta promulgada por los
manera que no se da con otros temas. Así, los anales, las obras de teatro, los frailes mendicantes españoles del siglo XVI en el caso de los preámbulos de
cantares, los títulos y las fórmulas mágicas tienen cada uno su vocabulario, los testamentos. Los límites o fronteras también pueden abrirse o cerrarse.
estructura, convenciones e incluso ortografía separadas (lo que es especial­ Algo de esta naturaleza ocurrió al parecer con el sistema de terminología del
mente notable con los títulos y los cantares). Los practicantes de cada gé­ parentesco al inicio de la Etapa 3, lo que permitió la penetración de ténnmos
nero estaban, en varios grados, en contacto entre sí y con sus predecesores y españoles en todo un campo que previamente no había sido afectado.
se inspiraban principalmente en la tradición de ese género particular, sin
hacer uso del material relevante y tal vez disponible en los otros géneros.
Claramente, cada una de estas formas correspondía a un círculo social, a un LA NATURALEZA DE LA INTERACCION CULTURAL
grupo de presión y a una situación algo diferente en lo que se refería a la
presencia española. Son comparables a sistemas como la administración de Como elemento central de este libro está el proceso de interacción en tres
la tenencia de la tierra o de la vivienda doméstica, que tenían sus propios etapas, durante casi tres siglos, de dos culturas, una indígena y otra intrusa,
elementos constitutivos, su propio vocabulario y, aunque estamos un poco cada una correspondiente a una población local permanente considerable,
menos familiarizados con ellos, sus propios géneros textuales asociados. similares entre sí en muchos aspectos de su perfil básico y, sin embargo,
Como digo, la división en compartimentos no termina en los sistemas y con diferencias marcadas entre ellas. Si tratamos de caracterizar esa evolu­
círculos sociales. La documentación cotidiana posterior a la conquista fue ción a un nivel aún más general (concentrándonos, por ahora, en los efectos
un solo sistema operado por las mismas personas con la misma capaci­ sobre la cultura indígena), podemos empezar por considerar la viabilidad
tación, a pesar de lo cual existieron distintos subgéneros, y los que tenían de las estructuras explicativas que se han usado en el pasado.
precedentes más cercanos anteriores a la conquista diferían marcadamente La amplitud y extensión temporal de las regularidades de los procesos,
de los que careCÍan de ellos. Ya hemos visto un ejemplo de la división inter­ su aspecto clandestino, por el que grandes partes quedaron ocultas·a los
na en compartimentos dentro de un género, en la distinción muy clara entre l ojos de los españoles e incluso a la conciencia de los nahuas, ponen una
el preámbulo de los testamentos, que parece una fórmula recitada, y la importante limitación a cualquier explicación que haga de las políticas,
intenciones o actitudes conscientes el factor primario. Cierto es que había
rente, esas distinciones era débiles, porque no se hacían cuando se trataba de parientes más algunas cosas en la cultura nahua tan diferentes de las formas españolas y
jóvenes que el punto de referencia. La forma más común de hablar de los deberes de los padres en conflicto tan directo con ellas, como el sacrificio humano y la idola tría
en el náhuatl del siglo XVI era usar el doblete "maternidad, paternidad ", que se encuentra apli­
cada a un progenitor de cualquier sexo. En este caso tenemos dualidad en vez de polaridad. pagana pública, que las actitudes y políticas españolas casi las erradicaron
Así, la evidencia señala en ambas direcciones, y al parecer no será fácil resolver con más· en un plazo breve. Sin embargo, esos casos espectaculares tienen poco que
detalle este problema (de ninguna manera estoy afirmando que será imposible). Mientras tan­ ver con la dinámica general. Las ideas de una aculturación planificada y
to, mi impresión es que, a final de cuentas, había una polaridad hombre-mujer menos explícita
en la cultura nahua antigua que en la cultura española. De todos modos, un espectrograma del dirigida, concebida principalmente en las mentes de los eclesiásticos
fenómeno para una cultura sería muy diferente del que correspondería a la otra. españoles, son inadecuadas o, para decirlo más enérgicamente, son falsas,
626 CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN 627

porque las políticas y campañas eclesiásticas sólo 'explican una pequeña intenciones conscientes, lo que es menos conveniente y nos devuelve a las
parte de lo que ocurrió y cubren una proporción igualmente pequeña del perspectivas ingenuas de los historiadores intelectuales e institucionales de
rango de conceptos y procesos mentales involucrados:19 las generaciones pasadas. También observamos que a menudo se le da una
En gran medida se aplica la misma objeción a las explicaciones que gran importancia al concepto del "otro" en este respecto. No tengo obje­
hacen énfasis en la resistencia indígena. Nadie pudo resistir a la Etapa 2 o a ciones importantes en lo que se refiere al concepto, si se le toma como algo
la Etapa 3 como nadie habría podido resitir al cambio de sonidos del que nos estimula a estudiar la manera en que grupos que han entrado en
idioma alto alemán . De cualquier modo, está perfectamente claro que los contacto recientemente se observan uno al otro para saber si comparten o
nahuas, después de un periodo inicial de 20 años sobre el que sabemos rela­ no rasgos básicos comunes, es decir, si se identifican entre sí como per­
tivamente poco, en su mayor parte no mostraban ninguna propensión a tenecientes a una misma esfera o no. Pero el enfoque parece llevar a la idea
oponer una resistencia activa . La forma española de usar y aprovechar el de que los grupos que se enfrentan se concentran casi exclusivamente en
altépetl adecuadamente satisfizo las expectativas e intereses a corto plazo este problema y que además suelen considerar al otro como radicalmente
de los nahuas. En un dominio tras otro, vemos que los nahuas no mostra­ distinto.
ban ningún disgusto doctrinal por las introducciones españolas como tales, Esto no ocurrió coh los nahuas y los españoles. Parece que los nahuas
sino que se relacionaron con ellas pragmáticamente como cosas que pueden haber llamado a los españoles "dioses" durante un breve periodo de
podían hacer propias! de acuerdo con criterios de familiaridad, disponibili­ tiempo,21 y los españoles (aunque principalmente en España, y ante todo al­
dad y posibilidad de uso. Si se va a utilizar la resistencia integrándola gunos años después del primer contacto) pueden haber debatido el grado
significativamente en la explicación del proceso más amplio, debe volverse de humanidad y racionalidad de los indios. No obstante; sus acciones y pa­
a conceptualizar de manera que no convierta en factor crucial una decisión labras diarias (en la medida en que podemos descubrirlas) muestran un
consciente de aceptar o rechazar algo extranjero. Si un concepto, práctica o concepto muy diferente en ambas partes desde el principio. Cada una si­
modo de organización español era demasiado diferente de los equivalentes guió más interesada esencialmente en sus propios asuntos y conflictos in­
indígenas en un momento dado, los nahuas no lo entenderían ni aprecia­ ternos que en entender al otro. Entre los españoles, la familia, la posición
rían su utilidad y, en ese sentido, lo "resistirían". El avance del proceso de social, el origen regional y la época de llegada al nuevo país eran algunos
tres etapas podía cambiar gradualmente la cultura nahua hasta el punto de los factores que resultaron en una sociedad hispana local muy diferen­
de superar esa " resistencia". Si se la ve en términos de compatibilidades, lí­ ciada, en la que muchas facciones se enfrentaban entre sí buscando posición
mites y umbrales cambiantes, quizá se pueda rescatar a la resistencia como
un instrumento teórico, pero se la debe manejar con cautela y sigue siendo 21 Todavía queda mucho qué decir sobre este tema, que espero tratar sistemáticamente yen
problemática.20 un contexto más amplio en el futuro (Gillespie, 1989, es una importante contribución reciente).
En lo que se refiere a la idea del aislamiento (con respecto al mundo his­ Por ahora, señalaré brevemente algunos aspectos que pueden ayudar a definir los problemas a
los cuales debem os darles respuesta. Todos los textos en los que se dice que los nahuas Jla­
pano) como una variable crucial en la historia cultural indígena, en cierta maron dioses a los españoles fueron escritos por lo menos 20 años desp ués de los sucesos, o
manera las tres etapas representan una confirmación impresionante. Sin incluso posteriormente; muchos son de naturaleza legendaria o apologética, o ambas. En espe­
embargo, lo cual vemos hoy día es un progresivo debilitamiento del ais­ cial con los escritos en español, uno puede sospechar razonablemente que los propios
españoles estaban fomentando un mito que les agradaba. No obstante, un número conside­
lamiento, que se inició desde fechas muy tempranas, como parte de un pro­ rable de textos nahuas, escritos bajo auspicios muy diferentes, repiten lo mismo (esto es, como
ceso dinámico de adaptación. f algo caracteristico de los primeros años después del contacto). Es difícil dudar que la palabra
Las recientes evaluaciones antropológicas y literarias de las situaciones circuló de hecho en la primera generación al hacer referencia a los españoles, aunque quizá
nunca podremos conocer los detalles contextua les ni las cofUlotaciones precisas.
de contacto cultural a menudo se apoyan en los mundos mentales de las Otra importante incertidumbre es la que se refiere al ran go del significado de la palabra
dos culturas de que se trata, lo que no es malo, pero también con mucha fre­ náhuatl ¡eoll. Ciertamente era el término principal para tm panteón al que uno inmediatamente
cuencia hacen énfasis en expresiones bien articuladas, cultas, de actitudes e reconoce como paralelo a los dioses del Viejo Mundo, y también sirvió después de la conquista

.
Este enfoque, originado por Rica rd , fue desarrollado aún más por los antropólogos, entre
19
como una descripción genérica del dios cristiano. Sin embargo, puede ser que entre los nahuas
lo humano y lo divino se interpenetrara aún más de lo que sucedía con, por ejemplo, los grie­
gos. Muchos, si no es que la ma yoría, de los dioses del altépetl eran también los antepasados y
ellos Foster (1960); para el norte de México, Spicer, 1962, y si damos una mirada retrospectiva los antiguos líderes del grupo. Los sacerdotes hacía n el papel de dioses y tomaban sus nom­
desde la perspectiva dé fines del siglo xx, también por Nutini en sus varias obras. bres como títulos, y a representantes rituales del dios, vestidos con todos los ornamentos de
20 Véase mi . discusión en el cap. vn de la aplicabilidad (y de la falta) de la noci ón de éste, se les hacían fiestas y luego se les sacrificaba. Además, según el FC, libro 10, p. 169 (cap.
resistencia a los fenómenos lingüísticos. 29), en la antigua Tula los hombres (¿hombres importantes?) se llamaban uno al otro " teotl ".
628 CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN 629

y riqueza. Del otro lado, los españoles veían simplemente "indios", a los modos les dio un alto prestigio a los hombres, palabras, conceptos y méto­
que en gran medida habían asimilado en sus mentes al modelo que ya se dos españoles. En ninguna parte se ve lo anterior más claramente que en la
habían formado durante su experiencia en el Caribe. forma en que los apellidos españoles por lo general tenían un mayor rango
De igual manera, los nahuas siguieron muy conscientes de su altépetl y en el mundo nahua que los nombres indígenas y en que, cuanto más se
subaltépetl, de su calpolli y subcalpolli, así como de sus distinciones socia­ aproximara un nombre a los característicos de los altos rangos españoles,
les y microétnicas y, desde el primer momento en que los españoles lle­ también tenía un mayor rango entre los nahuas. Aun así, no por ello los
garon, cada entidad y facción procuró sacar el mayor provecho para sí mis­ nahuas se denigraron a sí mismos; la situación puede compararse con la
ma de la nueva situación. Los nahuas estaban interesados en los españoles que existió entre los estadunidenses e ingleses francófilos a finales del siglo XIX .
sólo en la medida en que afectaban a su subentidad particular, y se con­ y principios del siglo xx; ciertamente se admiraba a los franceses y la cul­
tentaron con agrupar a los recién llegados bajo un nombre general como tura francesa era usada como un criterio jerarquizador, pero siempre dentro
caxtilteca (castellanos), españoles, o quixtianotin (cristianos). Entonces, el pun­ de un contexto anglosajón.
tó de vista general de cada parte estaba centrado en su propia sociedad y Aparte de la cuestión del rango, cada cultura/sociedad se relacionó con
cultura, con un punto de vista simplificado, unidimensional y superficial de la otra de una manera similar, manifestando relativamente poco interés en la
la otra parte. 22 estructura interna de la otra parte y esperando, por lo que parece, que de
La diferencia en la visión que las dos sociedades tomaron de la otra se alguna manera sería un reflejo de la suya propia. El supuesto tácito de equi­
encuentra, me parece, principalmente en el campo de la evaluación. Está valencia se muestra sobre todo en la forma en que cada cultura usó sus pro­
claro que los españoles en general consideraron que los nahuas y su civili­ pias categorías para interpretar los fenómenos culturales de la otra. Es
zación (o más propiamente, desde su punto de vista, los "indios" y la civi­ probable que el mismo principio funcionara, en ambas partes, con todos los
lización india)23 eran marcadamente inferiores, lo que no es sorprendente pueblos que los españoles encontraron pero, en este caso más que en cual­
puesto que con esto mostraron una versión algo menos radical de la misma quier otro, las similitudes entre las dos culturas reforzaron la tendencia.* En
actitud que tenían hacia los otros europeos (incluso hacia los ibéricos de la la raíz de la interacción cultural entre los nahuas y los españoles había un
periferia) y hacia otros pueblos del Viejo Mundo. Los nahuas siempre proceso al cual he llamado Doble Identidad Equivocada,25 por el que cada
habían tenido una actitud similar hacia los que no eran nahuas y, más espe­ una de las partes considera que una determinada forma o concepto es en
cíficamente, la gente de cada altépetl, calpolli o grupo subétnico siempre la esencia ya conocido, opera en gran medida en la misma manera que en su
había manifestado hacia las personas de fuera. Sospecho que en la reacción propia tradición, y difícilmente cada parte se entera de la interpretación de
inicial de los nahuas ante los españoles hubo algo más que su rápido reco­ la otra. Cada parte podía considerar que el gobierno del pueblo, los comple­
nocimiento del poder temológico y militar español, que también existió un jos conventuales, las pinturas murales, la tenencia de la tierra y muchos
sentimiento de superioridad etnocéntrico. (En el Códice Florentino encon­ otros fenómenos del mundo de los nahuas después de la conquista queda­
tramos un indicio que nos recuerda esto; se dice que los españoles bal­ ba comprendido dentro de su propia estructura de referencia. Bajo la tregua
bucean, tartamudean y hablan en una lengua bárbara, la misma expresión inconsciente que se creaba de esa manera, los patrones nahuas podían con­
que usaban al referirse a lenguas indígenas que no eran el náhuatl.)24 tinuar por tiempo indefinido con una apariencia superficialmente hispánica
No obstante, a la larga, el hecho mismo de la conquista, la subsecuente que a veces no era más que un nombre. Luego, con el transcurso de los si­
posición dominante de los e¡>pañoles y la consecuente efectividad de sus glos, sin muchos cambios obvios en su apariencia, ocurrió un acercamiento
22 Al nivel de la alta cultura, John ElIiott, 1970, ha reconocido la perdurable falta de interés
en muchas esferas, que con frecuencia condujo a formas que no pueden
inicial que los europeos mostraron por América. atribuirse con seguridad a ninguna de las dos culturas progenitoras origi­
23 Los nahuas tomaron el mismo punto de vista genérico de los españoles; cualquier nales, pero que fueron aceptadas desde un principio por todos como algo
europeo era un español. Véase Chimalpahin "español... portugués" (CH, 2, p. 126). En este
respecto, los mismos españoles tendieron a incluir a todos los otros europeos entre su propio
número, es decir, a usar ei ténnino "español" genéricamente. • En cierta medida, sin mucho comentario explícito, los españoles mostraron estar cons­
24 FC, libro 12, pp. 31, 45. En ibid., p. 101 (cap. 34), durante el sitio de Tenochtitlan, uno de cientes de las afinidades especiales entre los nahuas y ellos mismos al utilizarlos como auxi­
los líderes mexica gritó, aquique inin Tenime, "¿quiénes son estos bárbaros?" También en uno liares en todas las partes de Mesoamérica a las que fueron ; y en el norte, procurando modificar
de los primeros relatos españoles basado en fuentes indígenas (apéndice añadido al Códice a los indios a la imagen de los nahuas, y al expresar opiniones particularmente negativas de
Ramírez, 1975, p. 137) se dice que la madre de un gobernante reprendió a su hijo por haber los indios del norte en comparación implícita con los indios del México central.
aceptado la religión de los bárbaros tan rápido. 25 Lockhart, 1985, p. 477.
630 CONCLUSION CONCLUSION 631

familiar. Incluso cuando el resultado final parecía más hispano que indíge­ muy provechosa, requeriría mucho más estudio e investigación. Aquí sólo
na, los nahuas, sin ninguna duda y con buenas razones, consideraron que el mencionaré unos pocos puntos importantes y sus implicaciones aparentes.
concepto, el patrón o la institución era algopropio.* Para empezar con la lengua, el maya yucateco en algún punto indetermi­
nado del siglo XVI empezó a tomar en préstamo sustantivús españoles de
los mismos tipos que penetraron en el náhuatl en la Etapa 2, con el mismo
PERSPECTIVAS tipo de ajustes fonológicos. (De una Etapa 1 y del tiempo que ocupó poco es
lo que se puede decir.) La diferencia sobresaliente se encuentra en la dura­
Por supuesto, a uno le gustaría comparar la historia de los nahuas después ción del equivalente de la Etapa 2. No es sino hasta mediados del siglo XVIII,
de la conquista con las de otras culturas indígenas de la América española. que uno empieza a observar fenómenos que nos recuerdan a la Etapa 3 del
Pero los estudios comparativos requieren no sólo estructuras y tendencias náhuatl, pero ni siquiera en ese momento son tan consistentes ni tan inclu­
comparables, sino de fuentes parecidas e investigaciones primarias simi­ sivos como en el náhuatl.27 (El maya yucateco, hoy día, sin embargo, mues­
lares de esas fuentes. De otra manera es probable que se repita el error de tra todas las características de la Etapa 3 en una forma plenamente desarro­
los historiadores que en cierto momento hicieron una serie de contrastes llada.) La conclusión, entonces, es que, hasta donde podemos determinarlo
entre los colonos ingleses y españoles de América sobre la base de la actualmente, el maya yucateco pasó por una evolución muy parecida a la .
supuesta ausencia entre los españoles de grupos que en realidad ya estaban del náhuatl, pero con la transición entre las Etapas 2 y 3 retrasada al menos
ahí, pero que todavía no habían sido descubiertos porque las fuentes con 100 años.
contenido social todavía no habían sido abiertas. Ningún otro grupo nos ha A causa de la falta de investigación comparable, esto no se puede
dejado un legado de documentación en lengua indígena tan grande como el demostrar para todas las ramas que nos interesan aquí. Pero se sabe que la
que se conserva en náhuatl, y en realidad son pocos los que han dejado evolución de los mecanismos de la mano de obra temporal tenía un retraso
siquiera un legado. Dentro de Mesoamérica, donde todas las culturas regio­ similar en comparación con el centro de México, y que la mayor disrrünu­
nales diferentes compartían la misma tradición escrita general antes de la ción de la población indígena parece haber ocurrido en un tiempo poste­
conquista, éstas también adoptaron la escritura alfabética de una manera rior. 28 Los libros del Chilam Balam, el más cercano equivalente de los
muy parecida a como lo hicieron los nahuas. No obstante, en la mayoría de anales y títulos en náhuatl, retuvieron buena parte de la tradición auténtica
los casos apenas se ha empezado a realizar una de investigación filológica de antes de la conquista hasta el siglo XVIII; cuando todavía se les estaba
como la que ya se ha realizado en el campo de los estudios del náhuatl. copiando y leyendo, como sucedía con los cantares en el estilo antiguo. 29 La
. Una región, Yucatán, ofrece un punto de apoyo. En años recientes se han tradición local de escribir en el lenguaje indígena todavía seguía viva en
realizado importantes investigaciones tanto sobre el sector indígena como Yucatán en el siglo XIX,30 cuando según todas las apariencias estaba a punto
sobre el español, y ya existe una tradición filológica que trata de los mayas de extinguirse en el centro de México. Tan tarde como las últimas décadas
yucatecos después de la conquista, además de que se han realizado cierto del siglo XVIII, la mayoría de los mayas en Yucatán, incluyendo los miem­
trabajos sobre las adaptaciones lingüísticas del maya al español en los si­ bros de los concejos municipales y otros de posiciones similares, todavía
glos que siguieron a la conquista. 26 Una comparación extensa, si bien sería tenían apellidos indígenas}1 También se sabe que muchos menos inmi­
grantes españoles se dirigieron a Yucatán que al centro de México, que las
• He procurado evitar el concepto "aculturación". En el pasado, a menudo llevaba la impli­ pocas ciudades españolas durante mucho tiempo siguieron siendo muy
cación de que un individuo o grupo estaba tomando toda una nueva cultura y se pasaba por
alto la posibilidad de la retención cultural o los importantes problemas de las convergencias.
Cuando un individuo aislado o un grupo pequeño se ve sumergido en un nuevo medio, sin Barrera Vásquez, 1965; Edmonson, 1982, 1986, Y Bricker, 1981. Karttunen, 1985, contiene una
ningún contacto con la cultura de origen, algo parecido a la absorción total de lo nuevo sin mucha investigación pionera sobre las adaptaciones lingüística mayas al españoL
relación con lo antiguo puede realmente ocurrir, incluso en la historia de la América Latina 27 Véase Karttunen, 1985, pp. 59, 61, 65, 96,103,124.
(como sucedió con los indios de las áreas periféricas a los que se llevó a las áreas centrales de 28 Véase Hunt, 1974, pp. 163-173,367, 585-589; Farriss, 1984, pp. 47, 58, Cook y Borah, 1971­
la América Hispana como esclavos o dependientes de los españoles). En general es necesario 1979, t. 2, cap. 1, en especial pp. 96-120.
entender la aculturación como cualquier interacción significativa entre culturas que las hace a 29 Véase Roys, 1933; Edmonson, 1982, 1986; Barrera Vásquez, 1965..
ellas o a sus seguidores efectivamente diferentes. En ese sentido, los patrones observados aquí 30 Véase Bricker, 1981, pp. 185,218.
ciertamente pertenecen a la historia de la aculturación. 31 Véase Roys, 1939. Puede ser que el énfasis relativamente mayor que se dio a los nombres
26 Entre los estudios históricos importantes están los de Farriss, 1984; Thompson, 1978, y de los linajes en Yucatán impidiera la adopción generalizada de apellidos españoles (aunque
Hunt, 1974, 1976. Algunos monumentos de las obras filológicas mayas son Roys, 1933, 1939; se observa que algunos pertenecen a los mismos tipos que se adoptaron entre los nahuas).
632 CONCLUSION CONCLUSION 633

pequeñas y que el número de personas hispanas que penetraban al campo última década del siglo XVI, contienen palabras tomadas del español como
era relativamente pequeño.32 verbos, partículas y otros rasgos de la Etapa 3.36
Entonces, el ejemplo yucateco parece llevarnos a la conclusión de que Encuentro imposible creer que el lenguaje de la población de las tierras
algo parecido al proceso de tres etapas, en la mayoría de sus dimensiones o altas andinas en general incluyera estas innovaciones en esas fechas, o que
en todas ellas, fue general en Mesoamérica y probablemente en todas las las amplias transformaciones sociales y culturales que las acompañaron en
áreas de la América española donde vivían indios sedentarios, sin duda con el centro de México hubieran ocurrido en los Andes en una fecha aún más
matices según las idiosincrasias del grupo indígena local, pero sus varia­ temprana. Los escritores de los dos textos tempranos eran principalmente
ciones más marcadas eran cuestión tan sólo de velocidad, las que dependía ayudantes eclesiásticos y pasaron gran parte de su vida dentro de un con­
del número de españoles que ingresaban al área y de su distribución en texto hispano. Provisionalmente, postulo para los Andes una temprana
relación con la población indígena. Si observamos el área de población bifurcación que corresponde a la mayor separación de las dos sociedades,
india sedentaria, incluso en la América del Sur, muchas cosas quedan ocul­ por la que sólo los indígenas que participaban plenamente en las socie­
tas por la falta de fuentes, pero un indicador de la tendencia en el centro de dades españolas o residían en áreas de máximo contacto avanzaron mucho
México, la evolución de los mecanismos de mano de obra temporal de la en este pro'ceso desde fechas muy tempranas, mientras que el resto de la
encomienda al repartimiento y finalmente a los acuerdos informales, sí población fue mucho menos afectada durante mucho tiempo.
varía de lugar a lugar: según el número de españoles que estuvieran pre­ También en el centro de México se observó la tendencia a que la ciudad
sentes.33 También hay alguna evidencia de la fragmentación progresiva de de México avanzara primero, pero en esta área el resto de la región, bien
las unidades sociopolíticas indígenas a medida que aumentaba la población integrada, compacta, la siguió prontamente, conservando una unidad y
hispana. 34 contemporaneidad cultural que sugiero fue muchos menos marcada en los
A pesar de lo anterior, no especularé acerca de la aplicabilidad general Andes. En realidad, no sólo esperaría una mayor variación según la región,
de las etapas del centro de México afuera de Mesoamérica, y no sólo por el rango y la ocupación, sino también diferentes fechas en diferentes domi­
cautela. A pesar de la gran rareza de la escritura alfabética en quechua nios de la cultura, por lo que"etapas" generales, bien definidas, pueden no
después de la conquista, se ha descubierto recientemente cierta evidencia haber existido ahí en el mismo sentido en que existieron en el centro de
que indica la existencia de una documentación cotidiana comparable a la México. Aun así, el grado y la naturaleza del contacto indio-español, junto
del náhuatl. Yo habría esperado, debido a la mayor separación de las pobla­ con el grado de convergencia de las dos culturas que participaban, habría
ciones española e india, aunada a indicios como el tiempo que requirió la sido en última instancia determinante para un largo proceso qu~, cuando
evolución de los mecanismos de mano de obra y la situación tan diferente sea bien entendido, seguramente contendrá muchos de los elementos fami­
en las dos áreas actualmente, que el altiplano central andino hubiera per­ liares en el caso de los nahuas.3 7
manecido en el equivalente de la Etapa 2 durante un tiempo mucho más
prolongado que el centro de México, por lo menos tanto tiempo como 36 Guaman 'Poma, 1980; Urioste, 1983. El quechua en Guaman Poma consiste sólo de frag­
Yucatán O más. Algunos textos quechuas del altiplano central en la década mentos, pero son muy sugerentes.
37 Un problema especial en el asunto de la convergencia tiene que ver con las gramáticas de
de 1670, sin embargo, están escritos en una lengua totalmente comparable
las lenguas. Ciertamente es concebible que dos lenguas determinadas sin relación mutua
al náhuatl de la Etapa 3.35 Además, dos fuentes p.ublicadas bien conocidas puedan tener mayor similitud en su morfología verbal que otras dos, y que el préstamo de ver­
que provienen de un tiempo aún más antiguo, aproximadamente las pri­ bos pudiera entonces ocurrir más rápidamente y con más facilidad en el primer par que en el
meras dos décadas del siglo XVII, y que posiblemente se remonten hasta la segundo, o que una determinada lengua pueda tener una morfología verbal muy sencilla, lo
que resultará en mayor facilidad para los préstamos. Esto podría llevar a características muy
diferentes de las etapas en situaciones diferentes. Pero el caso de los mayas yucatecos no nos
Hunt, 1974, pp. 585-589; Farriss, 1984, pp. 63-66.
32 lleva ·a imaginar que la morfología sea la variable crucial. Si bien los verbos mayas no son más
Una ojeada a la obra de Lockhart y Schwartz, 1983, dará cierta idea de esta relación;
33 similares que los del náhuatl a los verbos españoles, coinciden más con los sustantivos y son
véase también Stem, 1982, y Bakewell, 1984. mucho menos complejos morfológicamente; sus raíces son más distintivas y accesibles. No
34 Véase Spalding, 1984 y especialmente 1967. obstante, los préstamos de verbos ocurren en fechas tardías cuando se trata del maya yucateco,
35 Las fotocopias están en posesión de George Urioste. El archivo del que provienen los aproximadamente en el mismo punto del proceso general en que se presentan en el náhuatl
documentos no está claro, pero no puede dudarse de su autenticidad. Consiste en una queja (y mucho más tarde en términos del tiempo real transcurrido).
contra un sacerdote y una contabilidad de los gastos de una iglesia y una cofradía, muy pareci­ Tanto el maya como el náhuatl eventualmente aprovecharon el infinitivo (similar a los sus­
das a lo que se ve con mucha frecuencia en México. Cuando este libro estaba en la imprenta tantivos) del verbo español como una base a la que añadían elementos verbalizadores indíge­
supe que Bruce Mannheim también ha hecho algunos descubrimientos interesantes. nas. El quechua no aprovechó el infinitivo, y sencillamente utilizó la raíz española (forma de la
634 CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN 63S

Así, el esfuerZo de comparar se ha convertido rápidamente en la dis­ En lugares más cercanos a los nahuas, misterios y oportunidades se
cusión de los problemas que hace surgir el estudio (es decir, las probables encuentran a lo largo de todas las fronteras del área de este estudio. Tem­
direcciones para investigaciones relacionadas futuras, un tema del que me poralmente, tanto el inicio como el final son de interés especial. Como los
ocuparé ahora a manera de conclusión final). Como se deduce de lo ante­ registros alfabéticos en náhuatl se encuentran en número apreciable sólo en
rior, se debe dar una alta prioridad a las investigaciones de la historia la década de los 1540, he debido enfocar la Etapa 1, la generación de la con­
después de la conquista de los grupos indígenas en Yucatán, los Andes cen­ quista, indirectamente, por medio de reliquias, supervivencias y simples
trales y otras regiones dotadas de fuentes adecuadas para aclarar nuestra deducciones. Mucho se logró de esta manera, pero la primera de las etapas
percepción de lo que es general j' lo que es específico en las estructuras y sigue siendo la peor entendida. 4o A la vez, tiene una gran importancia in­
tendencias de que se trata en el caso de la experiencia nahua. Esa investi­ herente como punto de partida del proceso y como periodo más antiguo
gación deberá prestar a tención no sólo al proceso de adaptación e interac­ para el que puede obtenerse información rigurosamente contemporánea
ción, sino también, pues es igual de importante, a los conceptos y modos de sobre la cultura nahua. Las posibilidades de que aparezcan textos alfabéti­
organización indígenas que la condicionaron, que se observen siempre que cos en náhuatl más antiguos es muy pequeña, pero a los textos de la segun­
sea posible en fuentes producidas por indígenas ensu propia lengua. En el da generación que hacen referencia al periodo de la conquista se les puede
caso de Yucatán, las fuentes en lengua indígena parecen ser adecuadas para someter a un estrecho análisis interno para determinar si tienen materiales
este propósito. También empieza a parecer que la región quechua puede que provienen de épocas más tempranas; pueden estudiarse los primeros
tener más textos en lengua indígena de lo que en algún tiempo creímos. registros pictográficos realizados después de la conquista; sobre todo, pode­
Además, los españoles y traductores indígenas o mestizos en Perú a menu­ mos retornar al estudio de toda la documentación española del periodo de la
do consideraron ciertas palabras quechua tan especiales que las retuvieron conquista, pues tal vez observaremos muchas más cosas que antes, ahora
en las traducciones españolas de los testimonios indígenas, lo que nos per­ que entendemos mejor los patrones nahuas. 41
mite identificar y analizar una terminología clave casi tan bien como si toda Mi plan original de investigación para esta obra fue buscar la documen­
la fuente estuviera en la lengua original.38 Para ambas regiones es impor­ tación en náhuatl del centro de México para todos los periodos, tempranos
tante estudiar no sólo los principios organizativos indígenas, como se hizo y tardíos. Nunca cambié el plan, pero eventualmente se hizo aparente que
aquí, sino también elaborar suficientes mapas de las unidades y subuni­ la cantidad de registros náhuatl posteriores a 1770 en los archivos conoci­
dades para descubrir cuáles eran las estructuras sociopolíticas primarias; dos disminuye mucho en relación con los de fechas anteriores. Es cierto que
en este sentido, Yucatán y Perú no han llegado al nivel que Gibson logró en los documentos posteriores a esa fecha muestran una imagen no cambiada
1964 para el centro de México con su obra Aztecs.39 Es un paso inevitable y drásticamente respecto a los años que la preceden inmediatamente. Consi­
constituye el marco indispensable para poder llegar a un conocimiento adi­ dérese el testamento de 1795 (que ya se discutió) de Miguel Gerónimo, en
cional. Metepec en el centro del valle de Toluca.42 Él se sigue identificando a sí
mismo según el altépetl y el tlaxilacalli. Tanto él como su familia tienen
tercera persona del singular) como un verbo quechua. Esta sencillez del mecanismo quizá nombres puramente "indios", todos con apellidos diferentes. Sus tierras
facilitó los préstamos de verbos. No sé el suficiente quechua en este momento para entender
cómo se ajusta esa convención dentro del panorama más amplio de la gramática quechua.
38 Mary Doyle (1988) puede hacer esto en su estudio de las supervivencias religiosas andi­ modular-celular estaba tan bien desarrollada en las entidades sociopolíticas del centro de los
nas en el siglo XVII; algunos de los términos claves son malqui (antepasado fundador divino en Andes como entre los nahuas, en una forma poco diferente (e incluso también con un énfasis 1
forma momificada), machay (lugar ceremonial de entierros de un ayllu) y pacarina (el lugar de en los'números 2 y 4, a pesar de la orientación decimal de los incas).
origen mítico de un grupo étnico). 40 En gran medida lo mismo ocurrió con la última investigación en gran escala de la etno­
39 Las fuentes yucatecas como los Títulos de Ebtun (Roys, 1939) y los libros de Chilam historia del centro de México, la de Gibson, 1964. Los registros administrativos que consti­
Balam (Roys, 1933; Edmonson, 1982, 1986) dejan muy claro que, aunque el término práctica­ tuyeron el núcleo de las fuentes de Gibson también aumentan marcadamente con el inicio de
mente no ha sido analizado, el equivalente del altépetl es el cah constantemente mencionado. la Etapa 2, de modo que en este caso también en época de la conquista no puede ser tratado ero
Sin embargo, sus partes constitutivas no surgen tan claramente de la documentación que se ha forma tan completa como el resto. Si bien en alguna ocasión se escribió mucho más acerca de
estudiado hasta ahora. El asunto de la organización interna del cah parecería ser el problema ella que de los tiempos posteriores, el estudio de la primera generación está hoy en día bas­
más importante al que se enfrenta la historiografía yucateca . tante retrasado con respecto a los últimos periodos y se requiere una investigación seria y
En los Andes, es el ayllu, similar al calpolli, el que salta a la vista en la documentación es­ actualizada para equilibrar nuestro conocimiento.
pañola, tendiendo a Oscurecer las unidades mayores similares al altépetl a·las que perteneóan, 41 De hecho, éste es uno de mis proyectos actuales, y John Kicza está realizando una impor­
pero los especialistas en los Andes están empezando ahora a realizar progresos considerables tante y relevante investigación.
en la identificación de las unidades mayores. Hay toda razón para pensar que la organización 42 BC, doc. 6.
636 CONCLUSION CONCLUSION 637

estaban dispersas, cada una había sido medida según el tradicional quahuit/, sentido eran descendientes de los indios bilingües de las generaciones ante­
y las medidas se ajustaban a la's 20 y 40 unidades tradicionales. En su casa riores. Por 10 que he dicho sobre la ciudad de México como punto posible de
había santos que dejó a sus hijos para que los sirvieran. Cada uno de sus origen de las innovaciones lingüísticas (y quizá también de otros conceptos
legados es seguido por una admonición. El testamento pudo haber sido y procedimientos nuevos), un estudio que se concentre en la comunidad
escrito en cualquier momento de los 150 años previos y, de hecho, excepto indígena de la capital durante los siglos que siguieron a la conquista, in­
por la lengua, que corresponde a finales de la Etapa 3, incluso en fechas cluyendo su relación con otras comunidades indígenas, sería un tema de
anteriores a ésas. investigación muy prometedor, aunque requeriría un esfuerzo formidable.
A pesar de las claras continuidades, es en este mismo tiempo, aproxi­ Ya mencioné la posibilidad (y la probable dificultad) de estudiar la adapta­
madamente 1770, que he encontrado que algunos nahuas empezaron a es­ ción de la cultura hispanomexicana a los nahuas, el revés de lo que se hace
cribir sus registros y a comunicarse entre sí para ciertos propósitos en un aquí. Por 10 menos, ahora tenemos una idea algo mejor de lo que debemos
español nahuatlizado, y en relación con este fenómeno he usado el término buscar. Una importante conSideración a este respecto es lo que podemos lla­
"Etapa 4". La tendencia a componer registros originales en español es, por mar los posnahuas. Con este término hago referencia a quienes han hecho el
supuesto, el reverso de la disminución del volumen de textos en náhuati,43 cambio de lengua y pertenecen a la sociedad hispana del campo, pero que
No descarto la posibilidad de que la década de 1770 sea una línea divisoria han traído con ellos muchas cosas del mundo nahua. Una considerable tarea
en otros aspectos también, marcando otra importante transición en la larga final sería el estudio de la cultura de estos descendientes ligeramente ocul­
historia de la interacción cultural en el centro de México. De,ser así, coin­ tos de los nahuas, que sin duda han contribuido a la cultura mexicana ge­
cidiría muy de cerca con una serie de cambios económicos, sociales, demo­ neral en formas todavía poco entendidas. 48
gráficos y gubernamentales que tienden a dividir la historia general de la
América española en dos periodos en ese momento. 44 Un proyecto de in­
vestigación en gran escala sobre el periodo comprendido entre 1770 y la inde­
pendencia de México, siguiendo en gran parte las mismas líneas que este
libro pero que necesariamente dependerá más de las fuentes en lengua
española, podría aclarar esta duda y seguramente también sería de mucho
provecho en otros aspectos. 45
El héroe invisible del presente estudio es el indio bilingüe, cuya impor­
tancia sólo puede observarse mediante la fuerte huella que dejó en la cul­
tura nahua, El grupo merece que se le preste más atención directa, aunque
más allá de los intérpretes profesionales no está claro de qué forma pode­
mos aproximamos a su estudio.46 De igual importancia, y quizá menos difí­
ciles de estudiar, son los españoles, en su mayoría humildes, que eran
quienes tenían más contactos directos con los indígenas. 47 No debemos
olvidar, por supuesto, que muchos de estos españoles marginales en cierto

43 Creo por la naturaleza de los últimos ejemplos que conocemos, que todavía son repre­
1
sentantes maduros y pulidos de sus géneros, que la producción de textos cotidianos nahuas
continuó durante algún tiempo a una tasa superior a la que sugeriría la medida en la que se
han conservado en los archivos.
44 Véase Lockhart y Schwartz, 1983, pp, 306-308,
45 El proyecto de William Taylor sobre las parroquias rurales y sus sacerdotes en el siglo
XVUJ sin duda hará una gran contribución en esta dirección.
% Rolena Adorno ha mencionado un proyecto de esta clase que abarcaría a la vez México y 48 Los estudios de Nutini de los hablantes de español de T1axcala en el siglo xx son muy
Perú, importantes en este sentido. El segunc:lo paso sería volver a estudiar el mismo material, regis­
47 Ese estudio debe ir más allá de la demografía y de la estadística para llegar a una investi­ trando cuidadosamente los actos de habla compleja que todavía acompañan a la mayoría de
gación completa de grandes números de individuos de los que se conozcan sus nombres, los rituales socio-religiosos y analizarlos en busca de los antiguos conceptos y de la antigua
procurando establecer los patrones de carrera, las redes sociales y el contenido cultural. retórica.
BIBLIOGRAFÍA

CON toda probabilidad, mucho más de la mitad de todos los documentos


en náhuatl antiguos que existen se encuentran en el Archivo General de la
Nación en la ciudad de México (AGN). Este repositorio es seguramente el
primer lugar en el que hay que buscar registros cotidianos en náhuatl de
cualquier clase, y ha sido mi principal apoyo. Entre los documentos que
contiene, la sección Tierras sobresale como la fuente que predomina por
mucho, aunque también se encontró una cantidad significativa de material
en los fondos Hospital de Jesús, Bienes Nacionales y Vínculos. Los docu­
mentos tienden a ser testamentos y más testamentos, con un número
importante de ventas y transferencias de tierras, peticiones y otra corres­
pondencia, listas de personas o de bienes, procedimientos de los tribunales
locales y actas de las acciones de los cabildos.
Si el AGN ha proporcionado el panorama básico de los archivos, otros
repositorios han revelado las características necesarias para definirlo. Con
unas pocas excepciones, como el gran conjunto de documentos que se
refieren a Coyoacán en Tierras 1735, o la colección de peticiones y de otros
documentos del marquesado en el Hospital de Jesús 210, el AGN parece
haber sido despojado de materiales espectaculares en náhuatl (o quizá des­
de el principio se les conservó en otros lugares y nunca ingresaron a los
archivos del gobierno central) . El principal repositorio de esos documentos
es el Archivo Histórico del Museo Nacional de Antropología e Historia de
la ciudad de México (MNAH AH) . Contiene, en su Colección Antigua y la
Colección Gómez de Orozco, documentos tan importantes para este estudio
como los censos de la región de Cuernavaca, las actas del cabildo de
Tlaxcala, los anales de Puebla y Tlaxcala, los anales de Tenochtitlan del
siglo XVI a los que se asocia (es probable que erróneamente) con el nombre
de Juan Bautista, y los documentos de il. familia De la Cruz provenientes de
Tepemaxalco. En el Archivo Histórico uno encontrará también fotocopias y
microfilmaciones de muchos documentos en náhuatl cuyos originales están
en otros lugares, algunos de los cuales son inaccesibles o se han perdido.
La Biblioteca Nacional de la ciudad de México tiene el original de los Can­
tares Mexicanos, que consulté (aunque principalmente usé facsímiles y trans­
cripciones publicadas). El acervo de la biblioteca incluye bastante documen­
tación cotidiana, que reconozco no haber explotado sistemáticamente,
puesto que el tiempo de que disporua para los archivos ya estaba dedicado a
investigar el material virtualmente idéntico que se encuentra en el AGN.
669
670 BIBLlOCRAFIA BIBUOCRAFfA 671

Los repositorios de los Estados Unidos han sido importantes para mi para muchos propósitos. Sin embargo, al avanzar en la investigación, me di
proyecto. A la cabeza de la lista están los acervos de la sección de Colec­ cuenta de que el facsímil en la publicación de Dibble es una reproducción
ciones Especiales de la UeLA Research Library, entre los cuales la Colección no siempre exacta en todos los detalles y que de ninguna manera da la im­
de Tulancingo (ueLA Te) fue de especial impor~ancia. El material en náhuatl presión estética del original. Se necesita una nueva publicación en facsímil
no es muy voluminoso (toda la colección es una pequeña parte de un con­ así como una edición facsimilar de los anales de Zapata (un grupo de inves­
junto de docWl1entación mucho mayor sobre Tulancingo que creemos existe tigadores tiene actualmente el propósito de publicar una transcripción y
enalgÚD otro lugar), pero representa un rango típico de la documentación traducción) y de la obra de Chimalpahin.
cotidiana que abarca un periodo muy amplio y que proviene del extremo Las investigaciones históricas basadas en los textos en náhuatl continúan ·
noreste del mundo nahua; por lo tanto, fue invaluable para estimar la am­ enfrentando fuertes desafíos al localizar las fuentes adecuadas y preparar­
plifud geográfica y temporal de varios fenómenos. En ueLA, también me fue las para el análisis, tareas que son mucho menos importantes en la investi­
muy útil la Colección McAfee, que contiene un grupo de documentos coti­ gación que utiliza documentación española. Los textos son relativamente
dianos provenientes de Coyoacán, Azcapotzalco y el lejano occidente (gran numerosos, pero están muy dispersos, por lo general sólo uno o dos en un
parte de este material se usó en Anderson et al., 1976 [BC]). legajo con pocas indicaciones exteriores del material en lengua indígena
La Biblioteca Bancroft en la Universidad de California, Berkeley, tiene que contiene (véase también el cap. [, pp. 19-20) . Cuando empecé por pri­
los diálogos de Tetzcoco, que fueron la base de la obra de Karttunen y mera vez a trabajar en este proyecto en el AGN, les solicitaba a todos los
Lockhart, 1987 (f' NS) y de esta manera añadió una dimensión a este estudio. otros investigadores presentes que me informaran de la ubicación de
Después de que interrumpí el trabajo en los archivos, la Biblioteca Bancroft cualquier documento en náhuatl, de cualquier clase, que por azar pudieran
adquirió una importante colección de documentos de venta en náhuatl de la encontrar. Hoy ese primitivo sistema apenas sería necesario. Ya se publicó
región de Coyoacán; aunque no la vi directamente, la aproveché gracias al un catálogo de los materiales en náhuatl en el AGN (c. Reyes García et al.,
estudio que de ellas realizó Rebecca Horn (1989). La Colección Ayer de la 1982), y varias monografías y tesis que utilizan textos en náhuatl proporcio­
Biblioteca Newberry contiene material en náhuatl más antiguo tanto espec­ nan excelentes indicaciones para trabajar en los archivos; no obstante, éstos
tacular como cotidiano; de gran utilidad me fueron algunos registros coti­ sólo representan una pequeña parte de los documentos en náhuatl que
dianos del valle de Toluca para el periodo final. La Biblioteca Lilly de la tiene el AGN . El trabajo de catalogación continúa, pero es dudoso que se
Universidad de Indiana tiene el libro de la cofradía de Tula (TeB) y la obrita pueda hacer un índice tan bueno del material en náhuatl como del que está
teatral para el Miércoles Santo, tan importante para determinar las circuns­ en español. El trabajo informal con otros investigadores sigue siendo cru­
tancias originales de la producción teatral en náhuatl se encuentra ahora en cial para tareas de esta clase, y me beneficié mucho de él.
la Biblioteca Firestone de Princeton. En la Biblioteca del Congreso encontré Incluso cuando se las localiza, las fuentes en náhuatl requieren un tra ta­
algunas obras de teatro esenciales que no están incluidas en la colección miento especial. La documentación española es relativam~nte tan uniforme
publicada por Fernando Horcasitas (TN) . Muchos de los repositorios men­ que por lo normal son adecuadas notas breves. Los documentos en náhuatl
cionados tienen otros materiales relacionados que no tuve oportunidad de varían mucho más, y gran parte del mensaje, en particular para los análisis
usar, y además continúan haciendo importantes adquisiciones de antiguos más culturales e intelectuales que en la actualidad tienden a absorber nues­
documentos en náhuatl. tro tiempo, se encuentra precisamente en el detalle de la variación . Para
En otros países, la Bibliotheque Nationale en París tiene una serie bien Tuchos textos no hay otra altemativa que una transcripción completa, en la
conocida de importantes escritos en náhuatl. En el caso de la Historia Tolte­ ortografía original. Difícilmente puede esperarse un adecuado análisis de la
ca-Chichimeca, usé el excelente facsímil a color publicado por Kirchhoff, mayoría de los temas de naturaleza sociocultural antes de revisar un con­
Güemes y Reyes García (HTC); con los escritos de Chimalpahin, la edición siderable número de las transcripciones pertinentes. En mi caso, pasé un
de Zimmermann (eH), y con los documentos de tierras de Tepetlaoz toc, los periodo muy prolongado dedicado a tareas filológicas, frecuentemente en
escritos de Williams y Harvey. De igual importancia, sin embargo, fueron colaboración con otros, para poder crear ese importante conjWlto. Mis pro­
los anales de Zapata (ZM), que se encuentran en la Bibliótheque, de los pios apuntes de los archivos también se concentran en transcripciones com­
cuales no se ha publicado hasta la fecha ninguna transcripción o traducción pletas, y los estudiantes, amigos y colegas han compartido muchas de sus
y han salido a la luz muy pocos comentarios. El Códice Aubin se encuentra notas similares conmigo (para los nombres de estos generosos colegas
en el Museo Británico; usé la edición de Dibble (CA), que es satisfactoria véase el cap. 1, pp. 24-25.
672 BIBLlOGRAFfA BlBLIOGRAFfA 673

Puesto que las transcripciones son tan decisivamente importantes, los incluso aunque no haya hecho referencia directa a ellos en el texto principal
estudios basados en textos en náhuatl más antiguos, ya sean históricos, de esta obra. Sin embargo, no incluí otras obras importantes para la historia
antropológicos, lingüísticos o literarios, pueden beneficiarse mucho si se general del centro de México en el periodo temprano, aunque me han ayu­
hacen circular ampliamente entre los investigadores interesados algunas de dado a formar mi visión del horizonte y, así en cierto sentido, han influido
las transcripciones relativamente pulidas que se hacen en el curso de la en este libro; tampoco he mencionado las colecciones documentales muy
investigación. Mucho se ha logrado en la publicación de los textos y en el conocidas en español.
futuro sin duda se logrará más, pero es probable que haya muchos más tex­ Algunas de las obras más citadas en este libro son tesis basadas en mate­
tos que merezcan ser transcritos y analizados detalladamente que los que se riales en náhuatl; versiones revisadas de dos de ellas, Schroeder 1984 y
llegarán a publicar formalmente. Aunque el sistema de contactos infor­ Haskett 1985, se han publicado ahora como libros (Schroeder 1991 y Haskett
males, como en mi propio caso, puede ayudar inmensamente, tiene limita­ 1991), y aunque las referencias de las páginas no se ajustarán a las recientes
ciones obvias. Se necesita alguna clase de repositorio de textos transcritos ediciones, el lector puede encontrar útil consultar estas obras en su forma
en formas fácilmente reproducibles y, de hecho, ya se han iniciado algunos publicada, que será mucho más accesible que las tesis originales. Es proba­
proyectos de esta clase. ble que ocurra lo mismo en varios casos adicionales. No obstante, hay que
Para ser útiles, esas transcripciones tendrán que respetar la ortografía estar conscientes de que a menudo las tesis contienen transcripciones de
original meticulosamente y hacerse en general con mucho cuidado; de ser gran valor y citas documentales extensas que no se incluyen en los libros
posible, se les debe acompañar con una fotocopia del original. Las prácticas publicados.
de investigación de muchos expertos en la materia hacen que de hecho
estos requisitos se ajusten mucho a la realidad. El problema se encuentra en
la forma de proteger los derechos de quienes hacen las transcripciones. Se
requiere una gran cantidad de talento y habilidad para transcribir un docu­ Altman, Ida, y James Lockhart (comps.) (1976), Provinces of Early Mexico:
mento en náhuatl. Una vez que se ha logrado una excelente transcripción, Variants of Spanish American Regional Evolution, Los Ángeles, VClA-La tin
personas con una poca de capacitación con frecuencia pueden traducir e American Center.
incluso interpretar muy adecuadamente el texto; en realidad, una buena Anderson, Arthur J. O., Frances Berdan y James Lockhart (1976), Beyond the
transcripción contiene sustanciales elementos de interpretación dentro de Codices (BC), Berkeley y Los Ángeles, University of California Press.
ella, y sólo en raras ocasiones la persona que hace la transcripción habrá Andrews, J. Richard (1975), Introduction to Classical Nahuatl, A ustin, Uni­
terminado la tarea sin haberse formado simultáneamente nociones defi­ versity of Texas Press.
nidas sobre el significado y contexto del documento. De este modo, es poco Anguiano, Marina, y Matilde Chapa (1976), "Estratificación social en TIaxcala
probable que los expertos dejarán que sus transcripciones circulen libre­ durante el siglo XVI", en Carrasco y Broda (comps.) (19~6), pp. 118-156.
mente hasta que las hayan aprovechado intelectualmente en la mayor Archivo General de la Nación (1979), Catálogo de ilustraciones, México,
medida. Después de eso, sin embargo, quizá esos textos se podrían incluir Centro de Información Gráfica del Archivo General de la Nación.

en bancos fácilmente accesibles, lo que facilitaría en grado considerable Arenas, Pedro de (1982), Vocabulario manual de las lenguas castellana y mexi­
muchos tipos de investigación en el campo. cana, facsímil de la edición de 1611, con una introducción de Ascensión

La siguiente lista de publicaciones relevantes quizá no sea tan ~tensa H. de León-Portilla, México, Instituto de Investigaciones Filológicas,
como se podría esperar en vista de la amplitud de este libro. La razón es Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma
sencilla: los estudios de los documentos en náhuatl y los escritos de historia de México.
sólo han convergido hasta fechas recientes, y el conjunto de documentos Artigas H ., Juan B. (1979), La piel de la arquitectura: Murales de Santa María
publicados de interés directo es relativamente pequeño. Como dejé en claro Xoxoteco, México, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autó­
antes (véase el cap. 1, p. 25) me he basado sobre todo en uÍ1 pequeño conjun­ noma de México.
to de estudios filológicos recientemente publicados, que ante todo con­ Bakewell, Pe ter J. (1971), Silver Mining and Society in Colonial Mexico:
tienen precisamente transcripciones como las que acabamos de mencionar. Zacatecas, 1546-1700, Nueva York, Cambridge University Press.
Aquí presento, además, otras obras de interés para la etnohistoria del cen­ - - (1984), Miners of the Red Mountain, Albuquerque, University of New
tro de México, ya sea que contengan materiales en lengua indígena o no, Mexico Press.
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