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EMBARAZO EN ADOLESCENTES EN GUATEMALA

El registro de menores embarazadas entre 10 y 19 años, y la cifra de nacimientos


de madres de dicha edad no concuerdan. De 116 mil 773 niñas y adolescentes en
estado de gestación reportadas por el Ministerio de Salud durante el 2018, se
contaron 31 mil 858 partos. Mientras tanto, el Registro Nacional de las Personas
(Renap) tiene inscritos tan solo a 82 mil 250 niños, hijos de ese grupo etario de la
población. ¿Dónde están los 34 mil 523 bebés del resto de embarazos
adolescentes? Las razones de por qué no están registrados pueden ser varias,
según Elizabeth Lemus Toledo, investigadora del Observatorio en Salud Sexual y
Reproductiva (Osar). “Puede ser que como son niñas se espera a que tengan más
de 14 años para que los registren, también puede ser que registren a los bebés a
nombre de la mamá de la jovencita o de algún otro familiar”, dijo.
No se descartan los abortos espontáneos o el caso de menores fallecidas durante
el parto, y estos decesos se hayan anotado por una apendicitis o complicación
estomacal, que es lo común en las áreas rurales. Otra posibilidad es que el bebé
falleciera al nacer. Pero eso no se registra.

Carolina Escobar Sarti, directora de la Asociación La Alianza Guatemala, menciona


que la incongruencia de estos números les ha venido haciendo “ruido” desde meses
atrás y es una tema al que debería ponérsele atención. “O no se están registrando
bien los datos en una de las instituciones o están desapareciendo niños y niñas, lo
cual sería alarmante”, mencionó. “Habría que hacer una investigación y seguir la
ruta desde el nacimiento, haciendo investigaciones más puntuales para ver si es
solo un tema de registro o si en verdad hay desaparición de niños y por lo tanto una
modalidad de trata que se esté dando fuertemente”, agregó Escobar Sarti. Óscar
Rodríguez, defensor de la Niñez y Adolescencia del Procurador de los Derechos
Humanos (PDH), mencionó que en este desfase de datos es evidente la falta de
sistemas de control y monitoreo de información en relación a la garantía de los
derechos humanos de la niñez y la adolescencia. Entre las razones por las que los
números de embarazos con las inscripciones de nacimientos no concuerdan, según
Rodríguez, puede ser que al tratarse de embarazos en adolescentes, y más aún si
son menores de 14 años, existe temor de las adolescentes de acercarse a un
hospital o de inscribir a los niños en el Renap, porque el caso puede ser investigado
como una violación sexual. Además, por la corta edad de las jóvenes pueden haber
complicaciones durante el tiempo de gestación y haber pérdidas prematuras o
durante el parto.

Cualquiera sea la causa, no hay datos certeros y esos bebés están en el limbo. El
Osar señala que hay una diferencia grande en los registro, lo que no deja ver la
magnitud del problema para dar una respuesta adecuada.
De esa cuenta, hay una propuesta: la creación de una mesa técnica en la que
participen tanto el Ministerio de Salud, con el Sistema de Información Gerencial de
Salud (Sigsa), el Renap, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y
Trata de personas (Svet), el Ministerio de Desarrollo y la participación de la
sociedad civil para tener información más apegada a la realidad, sin dejar de lado
que hay un subregistro de embarazos adolescentes de más del 30%.

Los acercamientos para poner en marcha este proyecto se están haciendo y en


marzo se podría tener las primeras conversaciones con las instituciones
involucradas para tener una radiografía de la situación que año con año se
incrementa.

“Cuando hablando de embarazos en adolescentes. Debemos pensar que es un


fenómeno social que tiene múltiples causas, pobreza, patrones patriarcales,
cultura, poco acceso a la educación, lentitud en los procesos judiciales”, indicó
Mirna Montenegro, directora del Osar.

Incremento desmedido
Los reportes de la Svet indican que en el 2017 hubo 1 mil 488 embarazos en niñas
entre 10 y 14 años. La cifra aumentó al año siguiente a 2 mil 153, lo que
representa 665 casos más. Solo en el departamento de Guatemala los casos
pasaron de 65 a 208.

Estos embarazos en menores de edad pueden llevar a riesgos, como la muerte.


Durante el 2018 se contaron 432 muertes maternas, y de estas el 20% fueron
adolescentes. En Huehuetenango se reportaron 71 decesos de niñas y
adolescentes, en Alta Verapaz 54, en Quiché 30 y en San Marcos 18, siendo estos
los departamentos con las cifras más altas. El 55% de las muertes fue por
hemorragias.

Elizabeth Lemus Toledo, de Osar, recalcó la importancia de la prevención de los


embarazos y que es necesario hacer conciencia en que abusar de un menor es un
delito.“El 98% de los agresores son adultos”, señaló. “Ellos saben que están
cometiendo un delito, y no se sanciona. Se habla del empoderamiento de las
jóvenes, de que denuncien, pero ¿dónde están las sanciones hacia esos hombres?,
nunca se visibiliza la responsabilidad de ellos hacia estos hechos”, indicó. El
incremento en embarazos en niñas y adolescentes es preocupante para
Rodríguez. “Nos hemos pronunciado constantemente a que este fenómeno sigue
en aumento y la solución debe ser de carácter integral con enfoque a la protección
integral a la niñez y a la adolescencia. Hemos determinado cómo la falta de
información y de educación integral en sexualidad provoca estos números
alarmantes en embarazos” en este sector de la población, refirió. Como una medida
para prevenir los abusos hacia las menores, el Osar propone como acciones
emergentes que se cumpla con el marco legal: las leyes de Desarrollo Social, la de
Planificación Familiar, la de Maternidad Saludable y contra Violencia Sexual,
Explotación y Trata de personas. Es importante, además, promover las estrategias
para el espaciamiento intergenésico (programas de anticoncepción que incluyan a
adolescentes), la implementación del Plan Nacional de Prevención de Embarazos
en Adolescentes (Planea 2018-2019), así como la inversión de programas de
empoderamiento de niñas y adolescentes.

CAUSAS DEL EMBARAZO A TEMPRANA EDAD


Guatemala, 9 de marzo de 2011 — Cada año, cientos de adolescentes son madres
en Guatemala, muchas de ellas se embarazan producto de desinformación sobre
sexualidad, o por matrimonios en edad muy precoz. Otras son embarazadas como
resultado de violaciones sufridas en sus propios hogares. Las consecuencias de
estos embarazos en niñas y adolescentes son terribles para ellas y para la sociedad.

Para las niñas las consecuencias son aterradoras porque un embarazo determina
problemas mentales graves, interrumpe un plan de vida y contribuye a un
ahondamiento de la víctima y de su familia en el círculo de la pobreza. Para la
sociedad, estos embarazos se constituyen en un freno y obstáculo para el desarrollo
socio-económico del país.

Para contrarrestar esta situación se requiere asegurar la educación formal,


incorporar educación sexual en las escuelas, apoyar a las familias y los
adolescentes con espacios de diálogo amigables. Además, si se considera que
muchos de estos embarazos son resultado de abusos sexuales y violencia, es de
vital importancia empoderar a estas niñas y sus familias en el conocimiento de sus
derechos, denunciando a los perpetradores y rompiendo el silencio, el cual
frecuentemente impide que estas situaciones salgan a luz pública.

Además, se requiere fortalecer el sistema judicial para la investigación de los casos


y la aplicación de los castigos establecidos en la ley. La discriminación que sufren
las jovencitas embarazadas en los servicios de salud también requiere un trabajo
con los encargados de los centros de salud y hospitales para que puedan ofrecer a
ellas, un trato humano y médico diferenciado que tomen en cuenta las
características de tales usuarias y de los problemas de salud que podrían enfrentar.

Ayer, en el Congreso de la República, durante la celebración del Día Internacional


de la Mujer el Observatorio en Salud Reproductiva (OSAR) y la Asociación de
Ginecología y Obstetricia de Guatemala con apoyo de UNFPA y OACNUDH
presentaron los datos sobre embarazos en niñas y adolescentes de 10 a 19 años,
de los cuales destacan que en 2009 hubo 41,529 partos, lo que significa un 20%
del total de partos en el país. La cifra registrada en 2010 es de 40,048 partos.

Estas cifras se vuelven alarmantes al conocer que en el año 2009 hubo 9 partos en
niñas de 10 años, 19 en niñas de 11, 68 en niñas de 12, 301 en adolescentes de 13
años y 1,204 en adolescentes de 14 años, en un total de 1,601 partos registrados
en niñas de 10 a 14 años. En relación a las mismas edades los datos aumentan en
2010 a 1,627, distribuidos así: 2 partos en niñas de 10, 23 en niñas de 11, 68 en
niñas de 12, 262 en adolescentes de 13 y 1,272 en adolescentes de 14 años.

“Esta situación demuestra una situación grave de violación de los derechos


humanos en niñas y mujeres que son víctima de un embarazo no deseado. Para
ellas, un embarazo a tan temprana edad es una sentencia de vida a la pobreza. Es
por esto - manifestó Pier Paolo Balladelli, Representante de la Organización

Panamericana de la Salud en Guatemala (OPS/OMS) – que hago un llamado a


todos los decisores, a las entidades civiles, a los hombres de buena voluntad así
como a las mismas mujeres, para que sean agentes de cambio en sus
comunidades; a que luchen por la educación formal, por la educación sexual en las
escuelas, y por la creación de espacios de diálogo en materia de derecho y salud
para los jóvenes. Además, se necesita formar a los profesionales de la salud de
manera que puedan llevar las consultas médicas con los criterios necesarios para
las adolescentes embarazadas, incluyendo el apoyo psicológico”, destacó.

El OSAR es una red integrada por instituciones públicas, organizaciones de la


sociedad civil y organismos internacionales, entre ellas, la Organización
Panamericana de la Salud, que trabajan en el monitoreo y fiscalización de la
implementación de las políticas relacionadas con la salud sexual y reproductiva.
EJEMPLO DE ENFERMEDADES

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