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budismo a niveles más populares. Esto, unido al periodo de guerras reinante, facilitarían
la austeridad y el minimalismo característicos del zen. Su influencia en el arte y la cultura
japonesa se haría evidente en todos los aspectos, incluida la literatura a partir de la época
Kamakura. En el presente trabajo intentaremos reflejar esa influencia en obras
pertenecientes al periodo Kamakura (Hoojooki y Tsurezuregusa) y Muromachi (Oku no
hosomichi), además de otras obras que ayudaran a respaldar nuestro enfoque.
Las raíces del wabi sabi se encuentran en la influencia taoísta del budismo zen.
Durante el siglo XII el zen sufriría una gran expansión gracias a los peregrinajes a China
que se llevaron a cabo en busca del desarrollo espiritual fundamental. De aquí recibiría la
influencia y definiría sus rasgos primordiales, engendrando un budismo con clara
influencia taoísta y con un animismo heredado del shintō muy arraigado. Estas influencias
le ofrecían un carácter de sencillez y austeridad, en armonía con la naturaleza, en un fluir
natural de la vida. Esto desarrolló una visión estética del mundo totalmente distinta de lo
establecido: el del amor por lo poco convencional, en la creencia que el arte poco
convencional fomenta distintas formas de percibir el arte.
La palabra wabi procede del verbo wabu, que significa languidecer, y del adjetivo
wabishii, que se usaba para describir los sentimientos de soledad, desolación y desdicha.
Los literatos de los periodos Kamakura y Muromachi aprovecharon estas connotaciones
negativas en una visión más positiva para expresar una vida que se había liberado del
mundo material. Así, una vida de pobreza era el ideal zen al que aspiraban los monjes
que deseaban alcanzar la verdad última de la realidad; una persona que ha trascendido al
deseo de gozar de las comodidades mundanas y ha conseguido encontrar la paz y la
armonía en una vida sencilla.
En conclusión, podría decirse que la palabra wabi se asocia con el estilo de vida,
mientras que con la palabra sabi se intenta describir las características físicas de los
objetos de formas sombrías y sencillas que transmiten una sensación de impermanencia.
Este libro se trata de una antología comentada de haikus japoneses, como él mismo se
presenta. Consideramos hacer de este libro un hueco en la colección de obras que
elegimos para realizar el presente trabajo y nos ha sorprendido gratamente. Nos hemos
deleitado sobremanera pasando sus páginas en busca de lo que significa ser un haiku,
indagamos en su naturaleza y por qué este raro género lírico japonés al principio nos deja
con los ojos abiertos de par en par por la incredulidad de lo que estamos viendo,
preguntándonos si de veras eso tiene algún valor literario, pero que con el tiempo, si uno
deja lugar a que el proceso de refinamiento espiritual ocurra dentro de uno mismo, llegará
a comprender y amar estos pequeños poemas que son, por encima de todo, cánticos de
sensibilidad extrema hacia el mundo, una forma de percibir el entorno en su peculiaridad y
un arte que, como todas las artes, es una forma de expresión de la mente y el corazón
pulidos con su propia delicadeza.
Alabamos la labor del traductor y sobre todo intérprete. Conocemos la dificultad que
supone traducir haikus y somos conscientes de que nunca será lo mismo un poema si lo
entendemos en su idioma original que si lo interpretamos en el nuestro. Aun así, este
traductor en concreto nos ha cautivado con su sensibilidad al saber no solo traducir del
literal sino interpretar bien un haiku al cambiarlo de una lengua a otra, suponiendo esto un
cambio total de mentalidad que ha sabido adaptar con delicadeza. El mensaje final que se
nos quería transmitir un haiku así se pierde menos.
y en seguida bajan
(Kataoka Yumiko)
Haiku escrito por una niña de 6 años. Añadir más solo sería manchar la inocencia
sagrada. Solo los verdaderos poetas y los niños, únicamente los que sienten en carne
viva, son capaces de ver el mundo; los demás estamos desahuciados.
yo miraba la flor
(Koizumi Toshiharu)
De nuevo un haiku escrito por un niño, de siete años en esta ocasión. Fascinante su
musicalidad, belleza lírica y literaria, aun habiendo sido traducido a otro idioma. Si me
dijeran que está sacado de la colección de un poeta reconocido clásico, me lo creería sin
duda alguna.
a golpe de piernas
(Buson)
(Tsuji Mitsuhiro)
Este poema tiene lo que se llama en japonés wabi sabi, sabor de belleza triste.
Magnífica imagen descriptiva de esta estética peculiar.
Ni tosiendo
(Hosei)
Es este el ejemplo de un haiku moderno sin metro fijo. Probablemente este célebre
poema sea uno de los más atrevidos propuestos.
La lluvia de primavera:
todavía no se ha mojado
la barriga de la rana
(Buson)
Otra maravilla de Buson. Qué más decir que su obra es una de las mejores no solo por
haikus individuales sino también por el hecho de que cada poema suyo tiene sentido y un
lugar que ocupa a la perfección con el todo que construye, su mundo literario.
TSUREZUREGUSA
3 – Nos habla de la pasión de vivir, de la juventud desbordada en la que explica que “al
hombre que no ama con pasión le faltará algo”. Aunque también aconseja andar con
cuidado de dejarse llevar totalmente con ella, ya que se le considerará vulnerable.
9 – Habla del cabello de la mujer y de su poder para levantar la pasión del hombre. Por
eso se dice que del cabello trenzado de la mujer se puede hacer subyugar a un elefante.
12 – Indica de la dificultad y lo gratificante de encontrar a una persona que comparta
nuestras ideas y creencias, pero con la confianza de rebatir nuestras opiniones.
13 – No describe el placer de la lectura; que nos permite entablar amistad con gente
antigua que no ha conocido, y el placer de conmovernos y hacernos pensar.
20 – Muestra cómo, aun una vez alcanzada la iluminación, uno no puede escapar de la
belleza de las pequeñas cosas mundanas.
75 – Fascinación por la soledad. No hay mayor felicidad que la de estar solo, sin nada
que nos distraiga y nos entretenga.
110 – “Yo nunca juego para ganar, si no que juego a no perder. Piensa en las jugadas
que te puedan llevar al fracaso y evítalas. Mueve aquellas piezas que retrasen por más
tiempo la derrota”. Válido para nosotros mismos y para diversos aspectos de la vida.
126 – Saber cuándo retirase en el juego, aunque una victoria rápida sea tentadora.
154 – No hay nada más hermoso que las cosas comunes y ordinarias.
187 – “La base del éxito está en la prudencia y en la perseverancia. Los talentos,
cuando tiene por guía una voluntad débil, van al fracaso”
192 – La mejor ocasión para visitar un templo o santuario es por la noche, cuando no
hay nadie. A solas, en silencio.
233 – “Del deseo de mostrar que uno lo sabe todo, que conoce bien la materia, y de no
mirar con estima a los demás nacen todos los yerros y aflicciones”
235 – “¿Si en nuestro corazón se filtran toda clase de pensamientos, no será que lo
tenemos vacío y desocupado? No serian tantas las cosas que nos ocupan si en nuestro
corazón residiera su dueño”.
Aunque hay algunos textos que se limitan a narrar vivencias en la choza de su retiro,
ciertos episodios están especialmente diseñados para hacer pensar y reflexionar, y otros
nos enseñan como mirar para atrapar la belleza en los detalles más nimios.
HOOJOOKI
Esta obra de Kamo no Choomei escrita el año 1212, perteneciente pues a la era
Kamakura, se engloba dentro del género de los ensayos (zuihitsu). Se trata del diario de
un eremita o monje budista retirado del mundo.
La cabaña no es solo una cabaña, sino que se articula como una representación de la
identidad. El autor se identifica totalmente con la pequeña cabaña donde vive retirado.
Representa su alma y espíritu. Se siente sobre todo la influencia del taoísmo y el
sintoísmo. Se busca la integración con la naturaleza, formar un todo con ella y deshacerse
de las cosas banales y materiales con las que nos tienta esta vida. Se muestra humilde,
incompleto, imperfecto, dispuesto a alcanzar la iluminación sin ser pretencioso en ningún
momento; Wabi sabi. La insistencia en la impermanencia de las cosas es omnipresente.
Se pasa buena parte de la narración contando y describiendo desastres naturales que se
producen en la época con todo lujo de detalles, sin olvidar que todo aquello es pasajero y
cambiante como la naturaleza misma del universo y por ende no debería preocuparnos
innecesariamente. Lo que es ha pasado y volverá a pasar. El pasado se ve siempre como
un tiempo mejor; es lo que se identifica como el concepto de mappo.
Por otra parte, usa un estilo rico empleando paralelismos, sintaxis de influencia china,
inversión del orden natural, etc.
La presente edición de la obra viene editada de tal modo que carece de capítulos o
subapartados. Consta que la edición original de esta versión sí que contenía sus capítulos
y sus respectivos títulos. El esquema que sigue es el de una historia continua con algunos
haikus que acompañan la narración en cada relato por página.
Es esta una versión revisada y comparada no solo con versiones del inglés y francés
sino también de críticas publicadas en Japón de Sendas de Oku. Se ha intentado ajustar
a la métrica de los poemas originales en japonés, prescindiendo de la rima, que pocas
veces se usa en la poesía japonesa.
Esta es una obra característica de las llamadas Haibun. El haibun es un género que
combina secciones de prosa y haikus que se complementan mutuamente. La prosa aporta
el contexto de los poemas y los haikus sintetizan líricamente el material presentado en
prosa. Matsuo Bashō fue un maestro dentro de este género y su última de las cinco obras
que forman sus diarios de viaje, Oku no hosomichi, es una obra imprescindible y clásica
de la prosa de la época Tokugawa.
Bashō no rompe con la tradición de la poesía clásica, sino que la sigue de manera
innovadora, incorporando el budismo zen y su sensibilidad.
A diferencia de las demás ramas del budismo el Zen predica la iluminación súbita. Lo
demás sobra, las enseñanzas, los libros canónicos, Buda… todo ello es totalmente
prescindible. Afirma que el estado satori es aquí y ahora mismo, un instante que es todos
los instantes, momento de revelación en que el universo entero se derrumba. (cita) Por su
misma naturaleza la iluminación es indecible. El budismo zen le debe mucho al taoísmo,
que es una doctrina "sin palabras". Para provocar el estado propicio a la iluminación, se
acude a las paradojas, al absurdo, al contrasentido y a todas aquellas formas que tienden
a destruir nuestra lógica y la perspectiva normal y limitada de las cosas; a través de la
experiencia de lo sin sentido, descubrir un nuevo sentido. Este sentido es incomunicable
con las palabras. Solo a través del humor, la poesía, o la imagen, el arte, se puede
vislumbrar esta nueva visión. En la cultura japonesa, desde el periodo Muromachi se
impregna de zen. En los samuráis, la vida bushido, la ceremonia del Té, la decoración
floral, el Teatro No, la meditación zen. Recogimiento, soledad, renuncia. Pobreza,
simplicidad, irregularidad. Todos estos conceptos nos acercan a otro término japonés que
deriva del budismo Zen y su naturaleza: el wabi sabi. Zen es refinamiento del alma y
comunión con la Naturaleza.
Se nota el aire místico y espiritual a lo largo de todas sus narraciones y en sus haikus.
Bashō entendía la poesía como una experiencia sobre todo espiritual y sus haikus son el
arquetipo de los que transmiten esa espiritualidad y sensibilidad mística. Esto está muy
relacionado con la naturaleza del budismo zen que al fin y al cabo era una filosofía que el
autor seguía y respetaba.
Cierto es que el haiku está diseñado para ser ambiguo y que la apreciación de su
belleza y profundidad no dependen tanto del traductor como de la sensibilidad poética del
lector. Esto favorece un amplio cromatismo de detalles que hacen que sea una tarea
imposible transmitir toda la esencia del haiku. Todo y así, el resultado final debería
ajustarse a la idea original del creador sin caer en una literalidad excesiva.
Se describen hechos puntuales de la vida de Bashō; como que con 36 años abandona
la ciudad para vivir la poesía, instalándose en una humilde choza donde planta un
platanero (Bashō), que da nombre a su villa y le serviría de seudónimo literario. Dos años
después se convertiría al budismo zen; su interés vendría suscitado por influencia de sus
amigos Onitsura y Shintōku, por la lectura de los poetas chinos Tu Fu y Li Po, y por su
admiración por Saigyō y Sōgi. Para comprender la poesía de Bashō, se indica, se hace
necesario recordar los cuatros principios budistas generales (las Cuatro Nobles Verdades)
o sus ideas centrales:
El último haiku pertenece a Sora. Aunque en una versión queda bien especificada la
autoría, en la otra da la sensación de que los cuatro pertenecen al acompañante de
Bashō. La lírica empleada en la versión de Octavio Paz queda, nuevamente, mucho más
adornada y colmada de musicalidad, mientras la versión de Antonio Cabezas es más
impersonal.
CONCLUSION
Este trabajo nos ha permitido descubrir que existe arte en los detalles más cotidianos si
sabemos observar. Que, al contrario de otras expresiones artísticas, no es necesaria una
técnica muy elaborada para transmitir la emoción y la belleza y que existe en la nostalgia,
la decadencia, lo imperfecto.
BIBLIOGRAFIA
Haya, Vicente, ed. El Espacio interior del haiku: antología comentada de haikus
japonesa. Barcelona: Shinden, 2004.
Matsuo, Bashō. Sendas de Oku. Traducido por Octavio Paz y Eikichi Hayashiya. Tokio:
Shinto Tsushin, 1992.
Matsuo, Bashō, y Antonio Cabezas. Senda hacia tierras hondas. Madrid: Hiperión,
1993.