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¡Ruta envenenada!

―Imori, se nos hará demasiado tarde…―. La tipo lucha se apuraba para tratar de
seguirle el paso de su entrenadora. Imori era un Mienfoo, educado personalmente por
la chica que le marcaba el camino, amable, servicial y dedicada a sus entrenamientos
diarios en los caminos cerca de Ciudad Laveris. ―Justamente hoy, decidimos hacer 100
flexiones más y combinarlos con 5km de trote―. La chica miraba un reloj deportivo en
su muñeca izquierda, lo que obligó al Mienfoo a apretar más el paso.

Ciudad Laveris estaba rodeada de muchos caminos en los cuales existía una enorme
diversidad de pokémon. Esto era una gran ventaja para el tipo de dinámica que se vivía
en la región; luchadores, todos eran luchadores y amaban batallar entre sí, a pesar de
ello, siempre habían personajes que destacaban por encima de la mayoría teniendo
una especie de condición natural, mientras que otro considerable grupo carecía de
aquella naturalidad y debían realizar entrenamientos extras para lograr sobrevivir en
aquellas condiciones.

Imori y su entrenadora eran de último grupo de personas. A diario, a muy tempranas


horas de la mañana, el dúo despertaba para dirigirse a las afueras de Ciudad Laveris a
realizar los entrenamientos característicos. A ambas les gustaba el hecho de sentir
como quemaban sus músculos debido a la intensidad de los entrenamientos que
realizaban, más aún sobre Mienfoo que era quién entrenaba con mucha más
intensidad debido a su condición de pokémon, aunque sonase un poco discriminatorio.

Durante el regreso luego de haber terminado la sesión de entrenamiento de esa


mañana, la pareja decidió tomar un atajo, atravesando una vieja ruta ya sin transitar.
Iban retardadas, ya que Imori debía de presentar una prueba en menos de 2 horas.
Aquel camino era excesivamente boscoso, carecía de tierra lo suficientemente firme
como para mantener un paso constante, pero aún así ambas lograban avanzar de
manera muy fluida.

―¡Fuuuu!―.

―¿Uh?― La chica volteó sólo para conseguir a Imori arrodillada en el suelo en muy
mal estado, respiraba con muchísima dificultad. ―¿Imori, que está sucediendo?―.
Justo en ese instante en unos arbustos cercanos comenzaron a moverse de manera un
tanto amenazantes. La chica se percató del peligro que se aproximaba y que no
contaba con su compañera. Tomó a Mienfoo por debajo de los brazos y comenzó a,
básicamente, arrastrarla tratando de huir de aquel sitio lo más rápido que su fuerza y
su andar de espalda le permitiera. Debía pedir ayuda.

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Luego de una (rara) aventura dentro de una cueva en búsqueda de un tesoro que
nunca apareció, Azzier continúa su camino hasta Ciudad Laveris. El camino se tornó un
tanto aburrido, sólo pudiendo destacar un par de Machop golpeando árboles en una
clara batalla por demostrar quién era más fuerte entre ellos. Azzier sabía que aquella
ciudad era conocida por ser la cuna de muchos luchadores, así que no era de
extrañarse el ver aquella escena.

―¡Amigo, este ambiente me encanta!―. Azzier se refería a sí mismo, pero recibió una
respuesta de parte de Aipom que saltó frente a él y casi logra que se caigan.

Aipom se había acostumbrado a andar fuera de su pokébola junto a Snivy, ambas ya se


sentían cómodas yendo y viniendo juntas en las aventuras. Snivy había aprendido a
llevarse muy bien con Aipom, por su parte, a Aipom no parecía importarle mucho
debido a que solía llevarse muy bien con otros y no sentía ningún tipo de odio por
parte de otros pokémon a pesar de que a estos se le notaba muy por encima.

―¿Uh?―. Algo llamó la atención de Azzier, algo que parecía estar escondido, algo que
evitaba ser visto pero sin mucha fortuna ya que sobresalían, y por mucho, un enorme
mechón azulado de lo que podría ser su cabeza. ―¿Hay alguien allí?―.

Azzier se acercó con suma cautela, lo secundaban Aipom y Snivy muy nerviosas
aunque la primera le tocaba el hombro contrario a su posición a la última en un
intento de gastarle una broma. Parecía ser una chica que estaba en apuros y, a pesar
de que el chico miró en varias direcciones, no dio con algún enemigo cercano a ella.

―¡Uh!―. La chica se sobresaltó mirando a Azzier. ―¡Ayúdame!―.

―¿Cómo puedo ayudarte? No sé ni siquiera quien eres o ¿Qué haces acá?―. Azzier
volvió a mirar en todas direcciones.

―Imori está envenenada. No sé cómo sucedió, ni si fue culpa de un pokémon, sólo sé


que necesito ayuda urgente, está muy mal herida―. Azzier notaba el desespero en su
voz.

―¿Envenenada dices? Bueno…―. Azzier soltó su mochila para hurgar un poco en ella,
sólo para sacar, un instante después, un spray con líquido amarillo. ―Esto es un
antídoto, muy útil en estas situaciones. ¿Cómo es que no tienes uno?―. Azzier dudó
mucho antes de dárselo y, por inercia, volvió a mirar en varias direcciones en
búsqueda de una señal de peligro.

―Yo vivo cerca de acá. En Ciudad Laveris, para ser exacta―. Azzier la miró un segundo
antes de extender su mano para darle el antídoto a la chica.

―No sé tu nombre―.
―Mi nombre no es importante en estos momentos―. Replicó al instante la chica
mientras rociaba a Imori con la medicina.

―Ser agradecida no es tu fuerte―. Se quejó Azzier resoplando un mechón de cabello


que caía sobre sus ojos.

―No sé de qué hablas. Rápido, tenemos que irnos de acá―. La chica se puso de pie,
ayudó a su pokémon a levantarse, esta última se tambaleó un poco pero logró
establizarse. La chica quiso emprender la corrida, pero un látigo cepa la tomó por la
cintura y la detuvo. ―¡Oye! ¿Qué estás tramando?―.

―Salvo tu vida, de nuevo―.


―¿A qué te refieres con eso de “salvar tú vida de nuevo”? ¿En qué momento lo
hiciste?―. La chica sonaba muy impertinente.

―¿Acaso no te das cuenta?―. El muchacho miraba fijamente el suelo delante de ella.

―¿Qué cosa debo mirar?―. Ahogo un grito con la mano.

El suelo donde por un instante la chica iba a caminar se encontraba lleno de púas
púrpura muy afiladas. Estaban esparcidas a lo largo de un buen trecho lo cual hacía
casi imposible el avanzar, no tenían ni la más remota idea de donde habían salido
aquellas púas, pero Azzier estaba muy seguro que era una especie de trampa.

―Parecen púas venenosas. Aipom, Snivy, tengan ciudado―. Aipom permanecía en la


rama de un árbol justo al lado del grupo, mientras Snivy se colocaba justo detrás de su
entrenador.

―Quizá así fue como Imori se infectó…―. La chica miró a su Mienfoo, la cual ya estaba
un poco más tranquila mirando las púas.

―¿Hubo alguna batalla?―.

―No recuerdo haber oído nada. Imori simplemente se desplomó―.

―¡Pooom!―. Aipom miró algo.

―¿Qué sucede, amiga?―. Azzier dirigía su atención al lugar donde miraba Aipom pero
sin mucha fortuna, no veía más aparte de árboles y arbustos los cuales movían sus
hojas al son del viento.

―Sólo hay una forma de saber. ¡Imori, día soleado!―.

Mienfoo realizó muy rápidamente movimientos con ambas manos mientras mantenía
los ojos cerrados; las manchas en la parte superior de sus ojos se tornaron brillantes y
de ellas emanaron dos bolas de luz que salieron disparadas al cielo, logrando abrirse
paso sobre las ramas. Este movimiento produjo que la luz solar se intensificara lo cual
provocó que todos, menos Imori, se cubrieran los ojos.

―¿Un Mienfoo que sabe día soleado?―. Azzier estaba muy consternado.

―Sabemos algunos trucos―. La chica sonreía complacida.

La intensidad de la luz provocó que varios Farfetch’d salieran volando desde los
árboles. Por los arbustos muchos Caterpie salieron a buscar refugio y, después de unos
alborotos al fin los culpables de aquellas púas. Un cuarteto de Venonat salieron al paso
cegado por la luz, pero no huyeron, en lugar de eso se colocaron del otro lado del
campo minado de púas; un quinto Venonat apareció de último, éste se veía un poco
más experimentado que los primeros y, al parecer, era el líder del grupo.
―¿Así que ellos son los culpables de esas púas?―.

―No lo creo. Estoy segura que no es un movimiento característico de Venonat―.

―Día soleado tampoco es un movimiento característico de Mienfoo―.

―A eso lo llamamos: entrenamiento. Esos Venonat son salvajes―.

―¿Tu Mienfoo puede luchar?―.

―No lo creo. Ya no está envenenado, pero perdió mucha energía―.

―Pues, tendremos que encargarnos nosotros. Aipom, Snivy, ¿preparadas?―. Ambas


asintieron con la cabeza. Aipom saltó de la rama y cayó al lado de su compañera.

Los Venonat se agruparon de manera que los 4 protegían al supuesto líder del grupo,
el cual quedó más retrasado en la formación. Azzier pensó que la batalla sería 2 contra
1, aún así quedaba uno de sobra; su estrategia consistía en pegar rápido y seguido
tratando de derrotarlos con el menor esfuerzo posible. También estaba el factor
venenoso de las púas en el terreno de batalla, contaba con la gran habilidad para saltar
de Aipom, aunque para Snivy tenía que ser más ciudadoso.

―¡Aipom, sube a aquel árbol!―. Azzier le señaló un árbol que estaba a la derecha de
ellos, sus ramas cruzaban perfectamente el campo lleno de púas venenosas.

Mientras Aipom se trepaba y corría por la larga rama. Dos de los Venonat se giraban y
lo veían; a uno de ellos sus ojos se le iluminaron y un haz rojo emanó de ellos tocando
a Aipom mientras corría. El haz de luz siguió a Aipom durante todo el trayecto hasta su
descenso del otro lado del campo minado.

―¡Ten cuidado, chico!―. La advirtió la muchacha. ―Es su ataque profesía―.

―Bueno, ya sabemos que tenemos que evitar usar ataque arena, ya que no nos servirá
de mucho―.

Ahora Aipom se encontraba sólo frente a los 5 Venonat que no dejaban de mirarlo
amenazantemente. Tan intimado se sintió que no pudo evitar retroceder un poco
ganándose así un leve regaño por parte de Azzier que le exigía mantener la posición
mientras buscaba la manera de que Snivy llegará al otro lugar. 3 de los Venonat no
perdieron tiempo y se abalanzaron sobre ella, Aipom, por inercia, logró esquivar un
placaje haciendo que su atacante rodara un poco por el suelo aunque este evitó caer
encima de las púas; aún así recibió uno muy fuerte seguido de un aura azulada que lo
envolvió, no lograba moverse, y fue lanzado contra el suelo.

―Chico, te ayudo. ¡Imori toma a Snivy!―.

―¿Qué Mienfoo hará qué?―. Azzier no lograba entender.


A pesar de la corta estatura de Imori, sus largas horas de entrenamiento habían dado
como resultado una fuerza muy superior a la esperada para un pokémon de su nivel.
Debido a esta fuerza pudo levantar a Snivy por encima de su cabeza, esta se molestó
muchísimo y trató de golpearlo con su látigo cepa. Mienfoo también se enfadó con ella
así que la lanzó de golpe y casí se golpea con una roca que sobresalía a un costado del
camino; Azzier pareció ver que su pokémon le hacía un gesto grosero con ambas
manos.

―¡Oye, pero que carácter!―.

―Típico de mi Snivy. Es hora de atacar, Snivy. ¡Usa constricción!―. Snivy atrapó con su
cepa a uno de los Venonat, lo apretó lo suficiente como para que este soltara un
alarido muy fuerte, pero Snivy tuvo que soltarlo de inmediato al recibir un fuerte
placaje del primer Venonat que había atacado a Aipom.

Snivy y Aipom se agrupaban de espalda al campo de púas mientras los Venonat hacían
lo mismo del otro lado; uno de ellos logró recuperar su compostura después del fuerte
apretón de Snivy, el líder miraba desde lejos como sus compañeros le protegían y
Azzier no tenía ni la más mínima idea de ¿por qué lo protegían? Miedo, quizás.
―¡Aipom, cuidado!―. El tercer y primer Venonat atacaron juntos a la cola larga,
ambos con placaje. ―¡Esquívalos!―. Gracias a la buena velocidad de Aipom pudo
esquivar, por lo poco, ambos ataques con varias volteretas hacia atrás y un salto al
aire. ―¡Carga tu arañazo contra el Venonat de la izquierda!―.

―¡Chico, no te enfoques en un solo lado de la batalla!―.

―¿Uh?―. Azzier miró justo cuando Snivy era golpeada con un placaje directo al
estómago, aunque lo aguantó como toda una ruda.

―Tienes una batalla múltiple, así que debes estar más al pendiente de tus rivales―.
Azzier no sabía si trataba de animarle o simplemente criticaba a manera en la que
luchaba.

―¿Snivy, estás bien?― La serpiente hierba asintió con la cabeza mientras se tocaba un
poco la panza donde había recibido el golpe. Dos Venonat, el segundo y cuarto, le
cerraban el paso.

El arañazo de Aipom al primer Venonat fue efectivo; el agredido retrocedió par de


pasos pero igual se mantuvo firme después de esto. Aipom había salido ileso de unos
ataques que pudieron haberlo dejado K.O sin poder responder, Azzier debía de tener
más cuidado ante estos ataques sin previo aviso.

―¡Snivy, pantalla de luz!―. Con esto, Snivy quedaba protegida detrás de una pared
luminosa que formó moviendo sus manos a compás.

―¿Una Snivy con pantalla luz? Ahora sí que me sorprendiste―.

―¡Aipom, usa látigo en Venonat de la derech..! ¡Cuidado!―. Azzier no terminó de


formular el movimiento, el tercer Venonat con una muy alta velocidad se había
lanzado al ataque; Aipom evitó la embestida. ―¡Aipom, arañazo!―. Luego de dar una
vuelta hacia atrás y frenarse justo antes del campo de púas, Aipom se lanzó contra el
Venonat con gran potencia y este recibió un gran arañazo en su cuerpo.

―¡venooo!―.

―¡Snivy, resiste!―. El segundo Venonat golpeaba fuertemente la pantalla de luz que


había formado Snivy, mientras el cuarto Venonat esperaba detrás para atacar.

―Están metidos en un gran problema―.

―¡Aipom, ayuda a Snivy!―. Aipom aprovechó la brecha que le crearon los Venonat al
tener un miembro aún en el suelo y corrió hacia su compañera. ―¡Aipom, usa
impresionar!―. La típica sombra espectral del movimiento embistió fuertemente al
Venonat que estaba aguardando por atacar.
El Venonat que embestía la pantalla luz, el segundo, comenzaba a agotarse. El cuarto
Venonat, luego del golpe, se asustó de manera tal que emprendió la huída. El supuesto
Venonat jefe se cabreó de manera tal que de la parte superior de su cabeza salió una
enorme bola púrpura que voló por encima de todos y explotó en el aire; las partículas
de la bola explotada comenzaron a caer alrededor de todos formando filosas púas una
vez tocaron el suelo, Venonat al ver lo que había logrado se rió macabramente
mostrando estar sumamente satisfecho con lo ocurrido luego de su cabreo. Al parecer,
y sin querer hacerlo, había formado una especie de perímetro de unos cuantos metros
de diámetro en el cual no podría huir nadie, ni siquiera él mismo.

―Eso fue un movimiento muy macabro―. Azzier apretaba muy fuerte su puño.

―O muy inteligente. Dudo que Venonat haya querido hacer esta especie de “jaula”―.
La chica gesticuló con los dedos índices y medios, en el aire, dos finas comillas.

―Lo bueno: Hay un enemigo menos. Lo malo: NO podemos hacer cabrear más al
Venonat o terminaremos nadando en púas venenosas―. La estrategia debía de
comenzar de una vez. ―¡Snivy, placaje al Venonat que tienes en frente!―.

―¡Sny!―.

―¡Aipom, látigo a aquel Venonat!―, Azzier se refería al primero, al que no le había


lanzando el segundo placaje. El movimiento de la cola de Aipom logró el efecto
deseado, el primer Venonat quedó un poco hipnotizado lo que hizo que bajara la
guardia un instante y, mientras el segundo Venonat rodaba por el suelo luego del
placaje de Snivy, Aipom se preparaba para dar un segundo golpe. ―¡Aipom,
arañazo!―. Pero cuando tomaba impulso para correr hacia al primer Venonat.
―Aipom, apunta hacia el Venonat que acaba de golpear Snivy. ¡Snivy, constricción al
Venonat más cercano!―. Este era el primero, que estaba debilitado por el movimiento
látigo de Aipom.

Ambas, Snivy y Aipom, se lanzaron en contra de sus rivales a gran velocidad, bueno a la
velocidad que las pequeñas patas de Snivy le permitían. Aipom tomó un gran salto,
cayó encima de Venonat imposibilitando que este se levantara y le empalmó par de
arañazos; por su parte, Snivy ya tenía bien sujeto al primer Venonat y cada segundo
que pasaba, lo apretujaba un poco más. El tercer Venonat, luego de recuperarse del
fuerte arañazo de Aipom, retomaba la compostura y estaba dispuesto a defender a su
compañero.

―¡Snivy, atenta!―. Era tarde, los ojos del tercer Venonat se tornaron azul celeste, al
igual que el cuerpo de Snivy al mismo tiempo. Era víctima del movimiento confusión.

―¡No bajes la guardia, Aipom ya derrotó a su rival!―.


―¡Aipom, ya sabes que hacer!―. Aipom miró a Azzier y asintió con la cabeza, dejó al
segundo Venonat en el suelo para correr a socorrer a su compañera que se quejaba de
una fuerte jaqueca. Aipom empujó al tercer Venonat y este perdió la concentración
que tenía sobre su movimiento; Snivy volvió en sí pero ya había soltado al primer
Venonat, Aipom saltó por encima de su compañera. ―¡Aipom, usa arañazo! ¡Snivy,
toma a Venonat con tu látigo cepa y lánzalo hacia el otro!―.

Y así fue, Aipom al tener mucha más velocidad que Snivy, logró atinar un par de
arañazos al primer Venonat antes de dar una voltereta y caer suavemente a un lado
del circulo; Snivy tomó con su látigo cepa a este primer Venonat, lo levantó del suelo y
con un gran impulso lo aventó contra el tercero. Ambos Venonat golpearon sus
cabezas con tanta fuerza que quedaron desmayados totalmente, incapaces de
levantarse; el otro Venonat estaba tirado en el suelo, consciente, pero sin muchos
ánimos de seguir luchando luego de ver a sus otros dos compañeros derrotados como
si nada. Snivy y Aipom habían hecho un gran equipo, ahora sólo faltaba el quinto, el
supuesto jefe del grupo, este estaba muy cabreado, se le notaba en sus enormes ojos
que no apartaba del dúo.
La fortuna comenzaba a favorecer a la Snivy y Aipom de Azzier, habían logrado
derrotar a cuatro Venonat que impedían la confrontación directa contra un insecto
que parecía ser un poco más perverso que el cuarteto anterior. Venonat golpeaba el
suelo con una de sus patas, parecía un toro a punto de comenzar una embestida en
contra del torero que ondeaba de forma provocativa su roja capa. Azzier sabía que la
batalla sería dura, por algo cuatro Venonat nunca pudieron hacerle frente a uno solo
de su especie, además, Snivy parecía estar un poco agotada a diferencia de Aipom,
esta última no había recibido golpe alguno logrando salir de forma airosa de los
intentos de herirle por parte de los atacantes.

―No olvides que Venonat usa su movimiento de púas tóxicas sin la más remota
intensión―.

―Sí y eso lo hace un tanto más peligroso. Lo mejor es atacar primero―. Era hora de
tomar la ofensiva del juego. ―¡Snivy, placaje!―. La serpiente hoja se lanzó al ataque,
ante esto, Venonat se envolvió en un aura celeste y de este comenzó a emanar aros de
luz del mismo color; Snivy se frenó en seco, se le veía confundido y perdido.

―¿Confusión?―. Preguntó la chica.

―No, usó anulación. Lástima para él que no lo puede usar dos veces sobre el mismo
rival. ¡Snivy, olvida la orden anterior y usa constricción!―.

Snivy asintió y de la parte trasera de su cuerpo brotaron dos lianas que se dirigieron al
Venonat enemigo a gran velocidad. Aipom aguardaba muy ansiosa para entrar en
batalla a pesar de que no había recibido ninguna orden de su entrenador; Venonat
recibió el ataque directo, las lianas comenzaban a comprimir su cuerpo pero aún no se
quejaba del daño, comenzó ahora a sacudir su cuerpo provocando una nube púrpura
que se fue expandiendo por el aire. El polvo venenoso de Venonat infectó a Snivy tan
pronto como comenzó a aparecer, por fortuna, este no alcanzó a Aipom que estaba lo
suficientemente lejos como para percibir su efecto.

―¡Aipom, usa impresionar!―. Aipom comenzó a correr en dirección del Venonat,


Snivy yacía en el suelo, de rodillas, resentida por el veneno pero logró mirar a su
compañera cuando ésta pasó por su lado; de Aipom emanó una sombra espectral que
embistió a un Venonat ya liberado de la constricción de Snivy.

―¡Buen golpe!―. La chica y Mienfoo celebraban aquel golpe, el cual había sido de
lleno.

―¡Aipom, rápido, arañazo!―. Lamentablemente, Venonat se recompuso de manera


muy eficaz y logró esquivar los intentos de Aipom de golpearle. ―¡Snivy, látigo
cepa!―. Muy a su pesar, Snivy apareció detrás de Aipom pegando un enorme salto,
estando en el aire soltó sus cepas y abofeteó par de veces a Venonat, este se sacudió
el golpe y embistió a Snivy que sintió muchísimo el golpe.

―A Snivy no le queda mucha energía―. La chica comenzaba a preocuparse.

―¡Aipom arañazo de nuevo!―. Aipom volvió rápido a la carga, falló el primer arañazo,
pero con su cola logró atinar un segundo golpe que Venonat no esperaba. ―¡Bien
pensado, Aipom!―. Azzier celebraba la inteligencia de su compañera. ―¡Usa ahora
látigo!―.

Aipom, esta vez amagó en atacarle de nuevo con la cola lo que hizo que Venonat se
protegiera con las patas a un supuesto ataque arañazo; Aipom continuó con su táctica
dos veces más aunque esta vez Venonat no se cubría. Snivy estaba incapaz y, mientras
avanzaba el tiempo de la batalla, el veneno se hacía más potente.

―¡Aipom, acabemos con esto!―. La cola mano asintió y miró muy desafiante a su
rival. ―¡Probemos con una serie de arañazos seguido de un impresionar!―.

Aipom atinó dos, tres y hasta cuatro arañazos seguidos sin recibir respuesta, pero al
alejarse para realizar su movimiento de impresionar le dio la abertura que Venonat
necesitaba para contraatacar: Venonat utilizó confusión y mandó a Aipom a volar por
los aires cayendo peligrosamente cerca de las púas a su alrededor, este se sostuvo con
la mano de su cola de una raíz de un árbol que sobresalía del suelo. Aipom volvió a la
carga, aún tenía un movimiento más que ejecutar.

―¡Aipom, de nuevo impresionar!―.

―¡Aipom, esta vez lo lograrás!―.

Aipom corrió, pensando en su compañera y en el serio problema en el que se


encontraba. La sombra espectral apareció como siempre detrás de ella y se lanzó en
contra de Venonat con intensiones de golpearle de lleno en el pecho. El golpe fue
directo, Venonat por más que quiso resistir le fue difícil; el impulso de ver a su
compañera herida de gravedad y con la urgencia de recibir atenciones médicas le dio
un impulso más a sus ataques.

―¡Aipom, aprovechemos, arañazo!―.

Venonat se defendió como pudo antes los constantes arañazos de Aipom y esta
buscaba cualquier hueco disponible para atinar su movimiento, a medida que iba
atacando, iba avanzando y Venonat retrocediendo quedando atrapado entre su
atacante y el campo minado de púas tóxicas. Aipom continuó atacando, Venonat
resistiendo y Snivy sucumbiendo.
―¡Aipom, impresionar!―. De nuevo la sombra espectral apareció mirando a un rival
muy conocido ya, este le propinó un golpe muy fuerte a Venonat que lo mandó por los
aires, cayendo fuertemente contra el suelo y quedando parcialmente inconsciente.

―¿¡Ganaste!?―.

―Así parece―. Aipom y Azzier estaban muy al pendiente, pero al mirar que el campo
minado comenzaba a desaparecer, se percataron de que Venonat no podía continuar
luchando más.

Aipom regresó muy a prisa donde se encontraba Snivy muy adolorida; Azzier, Mienfoo
y la chica hicieron lo mismo. Aipom la ayudó a sentarse, mientras esperaba la llegada
de su entrenador, la sostenía con su mano en la cola mientras le hablaba para que no
se desmayara. Azzier la tomó en brazos y se dirigió a la chica.

―Hemos terminado aquí, necesito llevarla a un centro pokémon―.

―Estás hablando con la persona indicada. Sígueme, te llevare al centro pokémon―.

Azzier y la chica se dirigieron a la ciudad y fueron directo al centro pokémon. Azzier


entregó a Snivy y a Aipom, mientras la chica entregó a Mienfoo para que le dieran un
vistazo rápido, esta última estaba un poco más sana gracias al antídoto que Azzier le
había regalado. Luego de un par de horas, los tres pokémon salieron muy tranquilos
desde atrás de las puertas de emergencia y fueron a cada uno de sus entrenadores.

―Muchas gracias por tu ayuda―.

―No hay ningún problema. Sé que hubieses hecho lo mismo por mi―.

―No estés tan seguro de eso. Aún eres un desconocido para mí―.

―Me llamo Azzier, ¿y tú?―.

―Oriania Adessi, es el mío―. Ambos estrecharon la mano.

―¿Vives acá, cierto?―.

―No por mucho. Quiero viajar a Ciudad Kadai, pero debe de ser con el menos gasto
posible―.

―Es decir, debes navegar desde Pueblo Dragis o desde Ciudad Central hasta Islas
Kasai; y desde allí moverte por tierra hasta Kadai. Es un gran trayecto, puedes venir
conmigo si quieres―.

―¿No tienes problema con ello?―.

―En lo absoluto―.
Así, luego de reponer fuerzas y de que Oriania recogiera algunas cosas en casa, el
nuevo grupo comenzaría una aventura en Aleria; ambos con metas distintas, pero
unidos por un imprevisto en sus caminos.

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