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1) CONCEPTOS
El rol sexual es la conducta que el individuo muestra y que lo identifica ante los otros como hombre
o mujer (p. ej., llevar vestidos/maquillaje)
La identidad sexual se desarrolla en los primeros años de vida y generalmente se establece a los 3
años de edad. Depende en mayor medida del sexo con el que se educa al sujeto, que de los factores
biológicos.
TRANSEXUALISMO
La mayor parte de las veces que los transexuales acuden a una consulta es para solicitar un cambio
de sexo, es decir, cambiar su aspecto físico (generalmente mediante procedimientos quirúrgicos u
hormonales) de forma que se corresponda con el sexo que autoperciben. No obstante, es
importante recordar que no todos los individuos que desean un cambio de sexo son transexuales;
este hecho también puede darse en el travestismo (llevar ropa del sexo opuesto por razones
eróticas) o en la homosexualidad afeminada.
Entre aquellos adultos que reciben el diagnóstico de trastorno de la identidad sexual, hay un índice
elevado de patología psiquiátrica; son especialmente frecuentes los trastornos narcisista, antisocial
y límite de la personalidad, el abuso de substancias psicoactivas y las conductas autodestructivas o
suicidas
El ciclo de la respuesta sexual en el hombre y la mujer comprende cuatro estadios: deseo, excitación,
orgasmo y resolución (Masters y Johnson, 1970).
El estadio de deseo se caracteriza por la imaginación de fantasías sexuales o por las ganas de tener
relaciones sexuales.
El estadio de excitación, en hombres y mujeres, se caracteriza por las sensaciones eróticas que
ocasionarán la lubricación de la vagina y la erección del pene; en este momento también se produce
un aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial.
Durante la resolución, el último estadio, las respuestas fisiológicas específicas de cada sexo revierten
al estado de reposo.
En el hombre existe un período refractario, posterior al orgasmo, en el que no es posible tener otra
erección (la duración de este período varía entre individuos y aumenta con la edad). En las mujeres
hay diferencias individuales: algunas tienen períodos refractarios después del orgasmo, mientras
que otras no los tienen y pueden tener múltiples orgasmos seguidos.
3) TRASTORNOS DEL DESEO SEXUAL
Este trastorno (también conocido como deseo sexual inhibido o DSI) se caracteriza por la falta
persistente o recurrente de fantasías sexuales o del deseo de tener relaciones sexuales. La alteración
también se acompaña de un malestar importante o de dificultades interpersonales. El diagnóstico
se realiza cuando esta disfunción no aparece en el curso de otro trastorno del eje I (p. ej., depresión
mayor) y no es debida a los efectos directos de una sustancia psicoactiva (alcohol, drogas ilegales o
fármacos) o a una enfermedad médica general.
El trastorno por aversión al sexo se caracteriza por una aversión extrema persistente o recurrente y
una evitación de todo (o casi todo) contacto sexual con una pareja. La alteración causa malestar o
dificultades interpersonales marcadas y no ocurre únicamente en el curso de un trastorno
clasificable en el eje I.
El diagnóstico se realiza cuando el trastorno no ocurre en el curso de otro trastorno del Eje I y cuando
no se debe a los efectos directos de alguna sustancia (ilegal o prescrita) o a una enfermedad médica.
Otros factores que deben evaluarse son la edad de la mujer, su experiencia sexual y si recibe una
estimulación sexual idónea. Como en otros trastornos, el diagnóstico se realiza si esta disfunción
crea un gran malestar o genera dificultades interpersonales, si no ocurre exclusivamente en el curso
de otro trastorno del Eje I y si no se debe a los efectos directos de alguna sustancia psicoactiva o a
alguna enfermedad médica.
Al realizar el diagnóstico se debe tener en cuenta la edad del paciente, las parejas o situaciones
nuevas y la frecuencia de la actividad sexual.
DISPAREUNIA
Deben descartarse los trastornos inducidos por sustancias, la presencia de otros trastornos en el Eje
I o la existencia de una enfermedad médica.
VAGINISMO
El diagnóstico de trastorno sexual inducido por sustancias se realiza si el paciente ha utilizado drogas
o fármacos que provocan un deterioro del funcionamiento sexual y si los síntomas de la disfunción
se manifiestan durante la utilización de la sustancia o dentro de las 6 semanas siguientes después
de dejar de tomarla. Los individuos que abusan de las drogas tienen una alta probabilidad (hasta un
60%) de padecer disfunciones sexuales (Cocores y col., 1988; Schiavi, 1990). Las drogas de abuso
pueden deteriorar el funcionamiento sexual por varios mecanismos. El uso crónico de cocaína
repercute sobre el funcionamiento sexual porque vacía los depósitos de dopamina. El uso crónico
de opiáceos y alcohol puede interferir también con el mecanismo de la dopamina endógena y de la
serotonina, y ocasionar un deterioro del funcionamiento sexual.
6) PARAFILIAS
Los trastornos parafílicos se caracterizan por la presencia de repetidas e intensas fantasías sexuales
de tipo excitatorio durante un período de, por lo menos, 6 meses que por lo general engloban a
objetos no humanos o a personas que no consienten. Son ejemplos de esta conducta el fetichismo
(deseo sexual y fantasías sexuales mediante la utilización de objetos inanimados, la ropa íntima de
mujer, etc.), el fetichismo travestista (deseo sexual y fantasías sexuales excitatorias al vestirse con
ropa del otro sexo) y la pedofilia (deseo sexual y fantasías excitatorias con niños prepúberes). En el
sadismo sexual se dan impulsos y fantasías sexuales excitatorias de actos (reales, no simulados)
donde el sufrimiento psicológico y/o físico (incluida la humillación) de la víctima es sexualmente
excitante para el individuo. En el masoquismo, el individuo se excita sexualmente al ser humillado,
pegado, atado o ante cualquier otra forma de sufrimiento.
OTRAS PARAFILIAS