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Comedia dell’arte

Con el Renacimiento italiano la tradición teatral muda y se renueva. Con el nuevo impulso de los
estudios clásicos la producción teatral se transforma y presenta inesperadas exigencias. Podría
decirse que todas las formas actuales del arte escénico se apoyan en la concepción
renacentista italiana. El redescubrimiento de las tragedias y comedías grecolatinas crea inéditas
posibilidades al teatro, una vez actualizadas las características de aquéllas. Una de las obras
que abren el sendero recién estrenado del arte dramático humanista es el “Orfeo” de Poliziano
(1471), en la que el tema mitológico suplanta otra vez al sentido religioso medieval. A partir de
entonces, aparecen las pastorales, género que sobrevivirá unos 300 años, y la comedia italiana
propiamente dicha. Tasso, Guarini, Ariosto, Aretino y Maquiavelo (cuya famosa “Mandrágora”
aún tiene amplia vigencia), cultivan esos géneros y los dignifican espléndidamente. Pero la
herencia más sólida, importante y duradera, así como la más característica, que nos lega el
renacentismo italiano es la de la llamada commedía dell’arte, que nace en la segunda mitad del
siglo XVI, bajo el impulso de una nueva categoría de actores; los comediantes “dell'arte”.

Parece ser que en su origen había entre ellos algunos descendientes de los bufones y juglares
medievales. Así se constituyen las primeras compañias de comediantes que persiguen un fin
lucrativo y que representan el repertorio habitual más o menos adaptado: comedias, fábulas,
pastorales, tragicomedias, etcétera, Al interpretar esos textos se entregan, sin embargo, a una
experiencia totalmente distinta de los aficionados que los precedieron. En contacto con unos
espectadores a los que tienen la obligación de divertir, dan estructura a un arte y a una
organización teatral condicionados por los gustos inmediatos del público, cultivado o popular, y,
aunque sin abandonar la comedia “premeditada” (es decir, la totalmente escrita), van a
desembocar, mediante la adopción de los dialectos y la transformación de los tipos fijos en
máscaras, en la comedia “improvisada”.

Está aún por precisar el cómo y el cuándo del nacimiento de este nuevo estilo. No ha sido
aclarado el modo en que los elementos constitutivos de la commedia dell’arte, ya presentes casi
todos en la primera mitad del siglo XVI (tipos de la comedia popular o erudita, uso de la
máscara durante el carnaval, improvisación de los miraos y bufones), se fundieron y
armonizaron hasta crear el nuevo espectáculo. No obstante, fue un proceso relativamente
rápido, que puede situarse, a grandes rasgos, entré 1545 (constitución en Pádua, tres años
después de la muerte de Ruzzante, de la primera compañía de comediantes cuyos contratos
han llegado hasta nosotros) y 1568, fecha de los primeros informes que poseemos sobre las
actividades de Zan Ganassa en Mantua y de la compañía de los Gelosi en Milán, Signo
evidente de que a los comediantes italianos les bastó una veintena de años para lograr la
creación de, unos arquetipos duraderos.

Las compañías de la commedia dell'arte viajaban de una población a otra, aunque las más
importantes se quedaban en las grandes ciudades. Los grupos no estables llevaban consigo
toda su utilería, así como escenarios muy simples, con una cortina de fondo como único
decorado. Pero en cuanto los actores errantes tenían ocasión de representar en verdaderos
teatros utilizaban ampliamente la escenografía, las máquinas de efectos, etc.

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