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Derecho Privado I
Derecho Privado I
El Derecho Privado
y las Personas
Físicas
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1. Nociones
introductorias
1.1 El derecho privado
1.1.1 Noción
El derecho, en su aspecto objetivo, es el conjunto de normas o reglas de
conducta impuestas por el estado con carácter obligatorio, que prevén o
describen comportamientos humanos, imponiendo deberes y reconociendo
facultades con miras a crear un orden social justo.
Ahora bien, el derecho objetivo positivo se clasifica, para su mejor
conocimiento y aplicación, en dos grandes ramas: derecho público y derecho
privado.
Así, cuando la relación jurídica presenta caracteres de subordinación o
supraordinación, por intervenir el estado en su carácter de poder público, es de
derecho público.
En tanto, si los sujetos que en ella intervienen se relacionan en un pie de
igualdad, en un plano de coordinación, como cuando en ella intervienen los
particulares o aun el estado como titular de un derecho subjetivo privado, es de
derecho privado.
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1.1.3 Contenido actual
Ahora bien, ese panorama se vio modificado sustancialmente con la sanción del
Código Civil y Comercial, que unifica finalmente el derecho civil con el derecho
comercial en un solo cuerpo normativo, aunque esta unificación es parcial pues
muchos microsistemas legislativos subsisten, en particular en el área del
derecho comercial, como son los casos de la Ley de Sociedades, la Ley de
Seguros, la Ley de Concursos, entre otras.
El derecho privado se divide en dos partes: una parte general y otra especial. En
la parte general se estudian los elementos esenciales y comunes a toda clase de
relaciones jurídicas: sujetos, objeto y causa. En la parte especial se estudiará: el
derecho de familia, los derechos personales, es decir derecho de las
obligaciones, de los contratos y de la responsabilidad civil, derechos reales,
derecho de las sucesiones.
1.1.4 Constitucionalización
El Código Civil y Comercial toma muy en cuenta los tratados en general, en
particular los de Derechos Humanos y los derechos reconocidos en todo el
bloque de constitucionalidad. Es decir que se produce “la constitucionalización
del derecho privado”, estableciéndose una comunidad de principios entre la
Constitución, el derecho público y el derecho privado.
Así se ve claramente, por ejemplo, en la protección de la persona humana a
través de los derechos fundamentales, los derechos de incidencia colectiva, la
tutela del niño, de las personas con capacidades diferentes, entre otros
aspectos. En otras palabras, “puede afirmarse que existe una reconstrucción
de la coherencia del sistema de derechos humanos con el derecho privado”1.
1Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación, Honorable Congreso
de la Nación.
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La primera iniciativa orgánica, orientada a promover la codificación de nuestro
derecho, la constituye el decreto de Urquiza, de fecha 24 de agosto de 1852.
Por ese decreto, se disponía la Constitución de una Comisión General
Codificadora, dividida en cuatro secciones, cada una de las cuales estaba
dedicada, respectivamente, al derecho civil, al derecho comercial, al derecho
penal y al derecho procesal.
Esta iniciativa se convierte en precepto constitucional: Constitución de 1853,
art. 64 inc. 11, y en la Constitución de 1860, art. 67 inc. 11, donde se confiere
facultad al Congreso de la Nación para dictar los Códigos fundamentales.
De tal modo, Urquiza nombra a Vélez Sarsfield, en setiembre de 1854, como
miembro redactor de la sección encargada de preparar el proyecto de Código
Civil. (Buteler Cáceres, 2000).
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La renovación de la legislación de derecho privado era necesaria.
El Código sancionado responde a criterios generalmente
aceptados por la doctrina y avalados muchas veces por la
jurisprudencia ya imperante. La adecuación del derecho civil y
comercial al derecho supranacional de los derechos humanos y -
por supuesto- a la Constitución Nacional, como lo hace el Código
nuevo es un avance indiscutible. (Rivera y Medina, 2014, p. 47).
1.3.2 Fuentes
Para la elaboración del Código Civil y Comercial se han tenido en cuenta los
antecedentes más significativos del derecho comparado, la doctrina de los
autores nacionales y extranjeros con mayor prestigio académico, la opinión de
los congresos de juristas y los criterios de la jurisprudencia.
Se han utilizado los siguientes proyectos de reformas:
2Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación, Honorable Congreso
de la Nación.
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El Código Civil y Comercial contiene un Título Preliminar y luego una Parte
General para todo el Código, así como partes generales para las diversas
instituciones que regula.
Así, tenemos el Título Preliminar, que incluye las definiciones sobre las fuentes
del derecho y las reglas de interpretación y establece pautas para el ejercicio de
los derechos con cláusulas generales relativas a la buena fe, abuso del derecho,
fraude a la ley.
Luego, el Libro Primero es la Parte General para todo el Código, en el que se
regulan los institutos de esta asignatura, es decir lo atinente a persona,
capacidad e incapacidad, derechos y actos personalísimos, atributos de la
persona, persona jurídica, bienes, derechos de incidencia colectiva, vivienda,
hechos y actos jurídicos, vicios de los actos jurídicos, ineficacia y nulidad.
El Libro Segundo reglamenta las relaciones de familia; el Libro Tercero, los
derechos personales; el Cuarto, los derechos reales; el Quinto, la transmisión
de derechos por causa de muerte. El Sexto está integrado por disposiciones
comunes a los derechos reales y personales.
Por otro lado, el Código no contiene notas y se ha tratado de incluir sólo
aquellas definiciones que tienen efecto normativo y no meramente didáctico,
en consonancia con la opinión de Vélez Sarsfield, primer codificador, expresada
en la nota al artículo 495 del Código Civil.
Título Preliminar
El Título Preliminar contiene las reglas generales de todo el sistema para que
los operadores jurídicos tengan guías para decidir en un sistema de fuentes
complejo y, de esta manera, promover la seguridad jurídica y la apertura del
sistema a soluciones más justas.
El Título Preliminar distingue entre el derecho como sistema y la ley como
fuente principal, pero no única.
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Y, finalmente, el último artículo de este capítulo regula la obligación de los
jueces de decidir razonablemente y de manera fundada, expresión que “se
ajusta a lo que surge de la doctrina de la arbitrariedad de sentencias. Esta
disposición se aplica extensivamente a todos los que deben decidir casos con
obligación de fundarlos”3.
El segundo capítulo, denominado “Ley”, comprensivo de los artículos 4 a 8
inclusive, estatuye en primer lugar la obligatoriedad de la ley y su vigencia.
Luego dispone el modo de contar los intervalos de derecho.
El artículo 7, por su parte, prevé que, a partir de su entrada en vigencia, las
leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas
existentes.
Ahora bien, con relación a los contratos en curso de ejecución, ellos deben ser
juzgados por la vieja ley, salvo que se trate de una relación de consumo y la
nueva sea más favorable al consumidor, en cuyo caso se aplicará ésta, pues el
legislador la sancionó de acuerdo a lo que parece más razonable según los
cambios sociales o las prácticas negociales.
Por último, se regula el principio de la “inexcusabilidad de derecho”, es decir
que no se puede alegar, como excusa de cumplimiento, la ignorancia de las
leyes, salvo los casos que determine el ordenamiento jurídico.
3Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación, Honorable Congreso
de la Nación.
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1.4 Parte general del derecho privado
1.4.1 La relación jurídica privada: noción y elementos
La relación jurídica es la situación en la que se encuentran varias personas
vinculadas entre sí, regulada por el derecho. Ahora bien, no toda relación entre
personas, aun cuando pueda producir efectos jurídicos, es relación jurídica. Así,
la amistad, pese a que puede producir ciertos efectos jurídicos, como la
obligación de los jueces de excusarse cuando tienen amistad íntima con alguna
de las partes litigantes, no es relación jurídica.
En una palabra, es el vínculo entre dos o más personas que, tendiente a la
satisfacción de intereses dignos de tutela jurídica, es disciplinado y
orgánicamente regulado por el ordenamiento jurídico.
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voluntad de las personas, por cuanto es ésta la que resulta determinante para
hacer uso o no de las facultades que la norma le confiere.
Doctrina del interés: Ihering ha criticado la doctrina de la voluntad, señalando
que la voluntad no alcanza para explicar el derecho subjetivo, por cuanto hay
sujetos carentes de voluntad que son titulares de derechos subjetivos. Es decir:
estos derechos pueden adquirirse independientemente de la voluntad del
beneficiario. Así, define al derecho subjetivo como el interés jurídicamente
protegido.
Teorías intermedias: numerosos autores posteriores han descubierto que, en
realidad, los elementos de la voluntad y del interés no se contraponen ni se
excluyen sino que, por el contrario, se complementan. Por eso, con algunos
matices, se sostiene generalmente que el derecho subjetivo es la potestad de
voluntad humana, reconocida y protegida por el orden jurídico, que tiene por
objeto un bien o un interés.
Actualmente, se definen como “un poder o facultad conferido a los sujetos por
el ordenamiento jurídico, para exigir de otros sujetos un comportamiento o
conducta, tendiente a la satisfacción de intereses dignos de protección”. (Tagle,
2002, p. 68).
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b) los denominados iura in persona aliena o derechos sobre la persona ajena,
que son los denominados derechos potestativos y que importan las relaciones
de familia (responsabilidad parental, tutela o curatela).
En el segundo grupo se encuentran: a) los derechos personales o derechos
creditorios u obligaciones, que implican la facultad de un sujeto acreedor de
exigir de otro deudor el cumplimiento de una conducta o prestación debida; b)
los derechos reales que importan la relación de las personas con las cosas y c)
los derechos intelectuales que importan la protección del ingenio humano;
entre éstos se encuentran los derechos de autor, las marcas y las patentes.
Gráficamente, se puede representar estos derechos de la siguiente manera:
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Sin duda que el límite al ejercicio de los derechos está dado por el propio poder
que confiere; fuera de dicho poder, se obra de hecho, careciendo de derecho.
El art. 9 del Código Civil y Comercial dispone “Principio de buena fe. Los
derechos deben ser ejercidos de buena fe”4, lo que implica con “recíproca
lealtad” (Rivera y Medina, 2014, p. 83) de las partes en el curso de las
relaciones contraídas, la que debe apreciarse objetivamente, aplicando a cada
situación el criterio de lo que hubieran hecho dos personas honorables y
razonables.
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1.6.2 Orden público. Fraude a la ley
Por su parte, el art. 12del Código Civil y Comercial dispone:
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La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales
cuando pueda afectar al ambiente y a los derechos de incidencia
colectiva en general.7
Los derechos de incidencia colectiva son los que tienen por objeto bienes
colectivos –art. 43 CN– y son ejercidos por el Defensor del Pueblo de la Nación,
las asociaciones que concentran el interés colectivo y el afectado. Es decir, son
los que tutelan un bien que pertenece a toda la comunidad.
Otro límite al ejercicio de los derechos es lo estatuido en el mencionado
artículo, pues se prohíbe el ejercicio abusivo de los derechos individuales en
cuanto pueden dañar al ambiente y a “los derechos de incidencia colectiva en
general”8, como por ejemplo los derechos del consumidor.
Se trata de que los derechos subjetivos tengan límites respecto de los bienes
colectivos.
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2. Sujetos de la relación
jurídica
Esta unidad comienza con el análisis del primer elemento de la relación jurídica,
la persona, como sujeto de derecho, como titular de las prerrogativas o
facultades y sus correlativos deberes que conforman el contenido de la relación
jurídica.
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Por último, la expresión sujeto de derecho alude a las personas cuando están
interactuando en interferencia intersubjetiva, por ejemplo cuando le están
dando vida a un contrato. Gráficamente, es la persona en movimiento.
2.2.2 Caracteres
Estos derechos son absolutos, extrapatrimoniales, irrenunciables,
relativamente disponibles por las partes y por ende no transmisibles. Otro
carácter es que la vulneración de ellos da derecho a su titular a reclamar la
prevención y reparación de los daños conforme lo estipulado en los arts. 1708 a
1780 inclusive del Código Civil y Comercial.
Son absolutos porque se dan contra todos, erga omnes, ya que todos y cada
uno de los miembros que constituyen la comunidad jurídicamente organizada
están obligados a respetar la persona de los demás.
Decimos que son relativamente disponibles por las partes pues, de
conformidad al art. 55 del Código Civil y Comercial, se puede disponer de los
derechos personalísimos bajo ciertas condiciones: que medie consentimiento
por el titular de los derechos, que éste no sea contrario a la ley, la moral o las
buenas costumbres.
Asimismo, prevé que el consentimiento no se presume, es decir que debe
otorgarse en forma clara, ya sea expresa, tácita, o incluso por vía de silencio, y
“es de interpretación restrictiva, y libremente revocable”9.
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2.2.3 La inviolabilidad de la persona humana
El hombre es el eje y centro de todo el sistema jurídico y, en tanto fin en sí
mismo, su persona es inviolable.
Este derecho implica que todo ser humano debe ser respetado como persona
tanto en su existencia – vida, cuerpo, salud– como en su propia dignidad –
honor, intimidad, imagen–.
Así, la inviolabilidad de la persona humana extiende su tutela tanto a los
derechos de la personalidad espiritual, es decir la imagen, la intimidad,
identidad, honor o reputación, como a cualquier otro que resulte de una
emanación de la dignidad personal. De igual forma, la inviolabilidad de la
persona hace que esté protegida la integridad física y, por ende,
primordialmente la vida y la salud.
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puedan provenir de la autoridad o de terceros, en tanto su conducta no ofenda
al orden público, a la moral, ni perjudique a terceros (Tagle, 2002).
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El derecho a la propia imagen es el derecho personalísimo que protege la
imagen -entendida ésta en sentido amplio- de una persona física, ya que
permite a su titular oponerse a que su imagen o su voz sean reproducidas,
captadas o publicadas por cualquier medio, sin su consentimiento. Este
derecho goza de amparo constitucional, ya sea como un aspecto del derecho a
la privacidad (art. 19 CN) o bien como un derecho autónomo implícito en el art.
33 de la CN, a lo que se suma su recepción por vía del art. 75 inc. 22, que otorga
rango constitucional a diversos instrumentos internacionales, entre los que se
encuentra el Pacto de San José de Costa Rica (art. 11).
18
verificar o refutar aspectos de la vida privada que, voluntariamente, la
persona involucrada ha expuesto al público.
Derecho a la identidad: este derecho implica que “cada persona sea ella
misma”, que pueda distinguirse sobre la base de sus atributos y sus propias
cualidades personales que hacen a esa determinada persona distinta de las
otras. Este derecho comprende tanto la identidad biológica como la identidad
de género (regulada por ley 26.743 “De identidad de género”).
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un boxeador, un corredor de autos) y que se adopten las medidas de
prevención y seguridad adecuadas a las circunstancias.
Este derecho se vincula también con el derecho a disponer sobre el propio
cuerpo.
Sin embargo, el art. 56 del CCCN prevé excepciones a tal principio, las que
tienen lugar cuando se trata de actos enderezados al mejoramiento o
preservación de la salud de la persona titular, como ser una intervención
quirúrgica; o, “excepcionalmente”, para el mejoramiento o preservación de la
salud de otra persona distinta a la del titular, la que tiene lugar cuando se
dispone la ablación de un órgano (que se rige por la ley 24.193, modificada por
ley 26.066) a los fines de ser trasplantado.
Asimismo, están prohibidas las prácticas destinadas a la modificación de la
constitución genética de la descendencia, salvo aquéllas que tiendan a prevenir
enfermedades genéticas o la predisposición a ellas (art. 57 CCCN).
Por otro lado, se prevé la regulación de las investigaciones biomédicas en seres
humanos que procuran un beneficio para el paciente sobre el cual se realizan, a
la par que pueden aprovechar en general a la ciencia médica. Estas
investigaciones deben cumplir con los recaudos legales que establece el art. 58
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CCCN, teniendo una especial trascendencia el previsto en el punto “f”, que
alude al ineludible acuerdo que debe prestar la persona objeto de la
intervención, quien siempre deberá estar debidamente informada en relación a
los riesgos para su vida.
2.3.2 Naturaleza
Los atributos no son derechos ni deberes, sino cualidades inherentes a la
calidad de la persona que no se adquieren luego, sino que son contemporáneos
a la persona, a su existencia, y la acompañan toda su vida protegiéndola e
identificándola.
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2.3.3 Caracteres
Los atributos participan de los siguientes caracteres:
Son necesarios e inherentes a las personas: no se concibe que la persona física
pueda carecer de alguno de estos atributos por cuanto, la determinan en su
individualidad.
Son únicos: una misma persona no puede poseer más de un atributo de cada
clase en un momento determinado. Así, la persona humana no puede ser capaz
e incapaz a la vez de adquirir un derecho, no puede tener más estados civiles
familiares del mismo orden, por ejemplo soltero-casado.
Son indisponibles: no pueden ser transferidos, pues están fuera del comercio.
Son inmutables: sólo se modifican cuando se verifica el supuesto normativo
que así lo prevé.
Son imprescriptibles: por cuanto no se adquieren ni pierden por el transcurso
del tiempo.
2.4 Nombre
2.4.1 Noción
El nombre es el atributo de la persona que la identifica y la individualiza del
resto. Está compuesto por dos elementos: el pronombre o nombre de pila (o
apelativo) y el apellido (o cognomen o patronímico). Ambos cumplen funciones
diferentes; el nombre de pila individualiza a la persona en su familia y el
apellido la individualiza en la sociedad.
22
Así, el artículo 62 del CCCN establece: “Derecho y deber. La persona humana
tiene el derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que le
corresponden”. 17 Es de este artículo de donde surge su naturaleza jurídica, en
donde confluyen los dos criterios: que el nombre es un derecho de la
personalidad, que es una institución de policía civil.
El art. 64 del CCCN prevé que el hijo matrimonial lleva el primer apellido de
alguno de los cónyuges; en caso de no haber acuerdo, se determina por sorteo
realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. A pedido
de los padres, o del interesado con edad y madurez suficiente, se puede
agregar el apellido del otro. Asimismo, dispone que, en caso de que un mismo
matrimonio tuviera muchos hijos, todos deben llevar el mismo que se haya
decidido para el primero.
Ahora bien, en el caso del hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial, éste
lleva el apellido de ese progenitor.
Si la filiación de ambos padres se determina simultáneamente, se sigue la regla
establecida para los hijos matrimoniales en cuanto a que llevarán el primer
apellido de alguno de los cónyuges.
Si la segunda filiación se determina después, ambos padres deberán acordar el
orden de los apellidos. A falta de acuerdo, será determinado por el juez según
sea el interés superior del niño.
Para el supuesto de la persona menor de edad sin filiación determinada, se
establece que debe ser anotada por el oficial del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas con el apellido que esté usando o, en su defecto, con
un apellido común (art. 65) o bien, si la persona tiene edad y grado de madurez
suficiente, puede solicitar la inscripción del apellido que esté usando (art. 66).
23
Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido del
otro, con la preposición “de” o sin ella.
La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo
no puede usar el apellido del otro cónyuge, excepto que, por
motivos razonables, el juez la autorice a conservarlo.
El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro
cónyuge mientras no contraiga nuevas nupcias, ni constituya
unión convivencial18.
El cambio de nombre tramitará “por el proceso más abreviado que prevea la ley
local, con intervención del Ministerio Público”22, debiendo “publicarse en el
24
diario oficial una vez por mes en el lapso de dos meses”, a fin de que presenten
las oposiciones y se soliciten informes respecto de “las medidas precautorias
que existieren con relación al interesado”23.
Una vez inscrita en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas, será
oponible a terceros.
25
Por último y en orden a quiénes pueden interponer estas acciones, se establece
que el titular exclusivo es el interesado y, si éste ha fallecido, podrá ser ejercida
por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta de éstos, por los
ascendientes o hermanos.
2.4.5 Seudónimo
En cuanto al seudónimo, el art. 72 contempla “El seudónimo notorio goza de la
tutela del nombre”25.
El seudónimo es la designación, diferente del nombre verdadero, que una
persona voluntariamente se da a sí misma, en el desarrollo de alguna actividad
específica cultural, artística, comercial o profesional, sea con el objeto de
ocultar su verdadera identidad o para darle realce en el ejercicio de esa
actividad. Puede formarse con un nombre y apellido, con un prenombre, o con
una designación de fantasía.
Como el seudónimo notorio goza de la tutela del nombre, el titular para su
protección, podrá interponer las acciones previstas para proteger el nombre, es
decir las previstas en el art. 71.
Asimismo, el art. 69 ha receptado el cambio de nombre cuando existan justos
motivos a criterio del juez y el inc. “a" dispone que se considera justo motivo al
supuesto en que el seudónimo hubiese adquirido notoriedad.
2.5 Domicilio
2.5.1 Noción. Caracteres
El ordenamiento jurídico requiere situar a la persona en un determinado lugar,
aun cuando no actúe necesariamente allí. Domicilio, en sentido jurídico, es el
lugar que la ley considera como centro o sede legal de la persona.
Como veremos seguidamente existen distintas clases de domicilio, el domicilio
general y el especial. El domicilio general es el atributo, cualidad o propiedad
inherente a la persona que representa su indispensable asiento o sede legal
para el ejercicio de sus derechos y cumplimiento de sus obligaciones (Tagle,
2002).
Este domicilio general puede ser legal, es decir instituido por la ley o real, que
es la efectiva residencia de la persona en un cierto lugar con ánimo de
permanecer allí. El domicilio general sea legal o real, es necesario, ya que no
puede faltar en ninguna persona y es único ya que una persona no puede tener
más de un domicilio general.
26
Por último decimos que el domicilio general es mutable, es decir que es
modificable, ya sea por cambio en la capacidad de las personas (por ejemplo,
un menor que cumple la mayoría de edad pasa de domicilio legal a domicilio
real) o por un cambio en la de su situación (por ejemplo: una persona que es
designada en un puesto de funcionario público y que requiere trasladarse,
cambia de domicilio real a domicilio legal).
27
Gráficamente es así:
28
El art. 74 del CCCN define el domicilio legal como el lugar donde la ley
presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de manera
permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones.
Por último y en relación al domicilio especial, cabe poner de relieve que éste
no es un atributo de la persona, sólo lo es el general en todas sus
clasificaciones.
29
El domicilio especial participa de los siguientes caracteres:
a) no es necesario, pues la persona puede no tener constituido domicilio
especial alguno;
b) puede ser múltiple, porque la persona puede tener varios domicilios
especiales;
c) es voluntario, convencional, transmisible tanto a los sucesores universales
como a los singulares.
El domicilio real es mutable, siendo necesario que concurran los dos elementos
ya referidos: corpus, es decir efectivo cambio de domicilio, y animus, intención
de establecerse en el nuevo lugar.
30
2.6 Capacidad
2.6.1 Noción.
La capacidad es uno de los atributos más importantes de la persona. Como se
expuso anteriormente, este atributo forma parte del concepto mismo de
persona; la capacidad de derecho siempre está presente.
31
No pueden contratar en interés propio
a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya
administración o enajenación están o han estado encargados;
b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y
mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes relacionados
con procesos en los que intervienen o han intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en
procesos en los que intervienen o han intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato
de compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén
a su cargo.28
Capacidad de ejercicio
Por su parte, el artículo 23 define la capacidad de ejercicio o de hecho, y prevé
“Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en
una sentencia judicial”29.
La capacidad de ejercicio es la aptitud para ejercer derechos por sí mismo. Así,
el principio general es la capacidad, con las limitaciones que prevé el Código en
su artículo 24, al referir a las personas incapaces de ejercicio y las que
determine en una sentencia judicial, referencia que alude al supuesto de
restricción al ejercicio de la capacidad en relación a los mayores de edad, en las
condiciones establecidas por la legislación en el art. 24 inc. “c” y 31 y ss. del
CCCN.
32
Dimensiones Incapacidad de derecho Incapacidad de hecho
33
Sanción ante la Da lugar a una nulidad Da lugar a un a nulidad
violación de lo normado absoluta. relativa del acto.
por la ley
2.7.2 Caracteres
2.7.3 Efectos
34
recusación de los jueces o funcionarios, quienes no podrán entender en
aquellos pleitos en que intervengan parientes que se hallen en los grados
previstos en las leyes rituales; en el ámbito penal es agravante o eximente de
penas. Asimismo, se relaciona con los otros atributos porque, por ejemplo, en
el matrimonio (estado: casado), los esposos tienen limitaciones entre sí para
ciertos contratos; o por caso los padres no pueden contratar con sus hijos
sometidos a responsabilidad parental. Además, si se logra el reconocimiento de
un hijo extramatrimonial por el padre, este reconocimiento cambia el estado
del hijo reconocido y del padre que reconoce.
Por ello, se dice que los efectos de este atributo son importantes a la hora de
los reclamos patrimoniales o de deberes correspondientes al estado que se
posea, para lo cual la ley establece una serie de normas que lo protegen. Por
ejemplo, a las personas les reconoce dos acciones:
2.7.4 Prueba
Los datos concernientes a la existencia y estado civil de las personas deben
recogerse de modo fidedigno y ser custodiados en archivos oficiales, en
beneficio no sólo del interesado, sino también del Estado y de los terceros que
puedan tener interés en obtener información útil.
El Código establece que el nacimiento, matrimonio y muerte de las personas
físicas, se prueba con las partidas del Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas, conocido como Registro Civil (arts. 96 y 420 CCCN).
35
3. Comienzo y fin de la
existencia de las
personas humanas
3.1 Personas por nacer
3.1.1 Noción de personas y vida humana
En primer lugar cabe distinguir entre persona y vida humana. Tal como
señalamos anteriormente, la noción de persona es una categoría jurídica, pues
se trata de ser portador de derechos, mientras que la vida humana es un
suceso de la naturaleza, es su asiento natural.
30
Art. 19 del CCCN.
31
Nota al art. 63 del Código Civil dictado por Vélez Sarsfield, actualmente derogado por
el Código Civil y Comercial de la Nación.
36
tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley
y, en general, a partir del momento de la concepción…”32.
El dispositivo de jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 CN) asigna tutela
jurídica a la vida humana desde este momento de la concepción. Así se visualiza
con claridad que, bajo el enfoque de la jerarquía normativa, de conformidad a la
pauta del art. 31 de la CN, la asignación de personalidad al ente natural no
puede ser ubicada por nuestra legislación común, en momento posterior a éste.
Lo propio puede afirmarse sobre la Convención de los Derechos del Niño, que,
en su art. 1°, establece que “niño” es todo ser humano menor de dieciocho
años de edad. Con respecto al comienzo de la vida, la Convención nada aclara,
pero sí lo hace la ley 23.849 –la de ratificación del Tratado– en su art. 2, el cual
declara que, con relación al artículo 1º de la Convención sobre los Derechos del Niño,
la República Argentina entiendo por niño a todo ser humano desde el momento de
la concepción y hasta los 18 años. Repárese que lo que goza de jerarquía
constitucional es el texto de la Convención junto a la ley de ratificación porque,
como bien lo señala el art. 75 inc. 22 de la carta magna, cada Tratado adquiere
jerarquía constitucional “en las condiciones de su vigencia”, incluyendo así a la
ratificación como una unidad que debe ser considerada de ese modo a la hora
de valorar las disposiciones con jerarquía constitucional.
37
De tal modo, un embarazo de trescientos días significa una franja temporal, en
semanas, de casi cuarenta y tres semanas; uno de ciento ochenta, importa una
gestación de más de veinticinco semanas. Sobre esta base y atendiendo a que,
desde el punto de vista médico, la duración del estado de gravidez alcanza a
cuarenta semanas de gestación, se advierte que la previsión resulta “generosa”
tanto en máximo como en mínimo.
En definitiva, sin contar el día del parto, se cuentan trescientos días hacia atrás
y luego ciento ochenta días, también hacia atrás. En el período de ciento veinte
días que hay entre uno y otro término, la ley presume que se ha producido la
concepción.
38
La existencia de la persona humana comienza con la concepción
en el seno materno. En el caso de técnicas de reproducción
humana asistida, comienza con la implantación del embrión en la
mujer, sin perjuicio de lo que prevea la ley especial para la
protección del embrión no implantado. 34
El primero de ellos tiene que ver con el estado actual de las técnicas de
reproducción humana asistida. De acuerdo con ellas, no existe
posibilidad de desarrollo de un embrión fuera del cuerpo de la mujer.
Ahora bien, tal como quedó el texto definitivo del artículo 19, no quedan dudas
de que el Código Civil y Comercial tutela la vida humana desde el momento
39
mismo de la concepción. El tema es que el término “concepción” ha dado lugar
a distintas teorías que conviven.
Así por un lado, se sostiene que el ser humano comienza con la unión de los
gametos masculino y femenino, es decir, del óvulo y del espermatozoide que se
conoce como fecundación del cigoto. A partir de allí, se configura una realidad
genética distinta de las dos que le dieron origen, es decir, que se produce una
combinación de cromosomas claramente diferenciable de las de sus
progenitores. Así, para esta postura el término concepción, supone
fecundación.
Por otro lado, otra tesitura entiende que el cigoto necesito anidar en el útero de
la mujer para que se produzca el inicio de la vida humana. Los sostenedores de
esta doctrina distinguen el embrión preimplantario del embrión propiamente
dicho, fundando tal distinción en el momento en que tiene lugar la anidación en
la pared del útero y produciéndose ésta en el día catorce contando a partir de la
entrada del gameto masculino en el femenino. En consecuencia, la anidación
resulta de trascendental importancia jurídica, pues antes de ella no hay vida
humana.
Otra postura más innovadora propugna un desarrollo aún superior de
maduración de embrión posterior a la anidación para que estemos frente a un
individuo.
La última, ubica el comienzo de la persona humana en un tiempo posterior, en
el que el feto adquiere su viabilidad o en el nacimiento (Chiapero, 2012).
La divergencia entre una y otra posición se aprecia en los cambios que sufrió el
dispositivo antes de la versión definitiva y que son un reflejo de las
discordancias en la comunidad jurídica argentina.
La mayoría de la doctrina se inscribe en la posición que considera persona a la
vida humana a partir de la fecundación, sin perjuicio de admitir que no ocurre
lo mismo en la doctrina y la jurisprudencia internacional.
40
Así, en autos “Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa Rica”,
la CIDH, luego de repasar las dos interpretaciones del término concepción,
señaló que “la prueba científica concuerda en diferenciar dos momentos
complementarios y esenciales en el desarrollo embrionario: la fecundación y la
implantación y que sólo al cumplirse el segundo momento se cierra el ciclo que
permite entender que existe concepción”35. El Alto Tribunal internacional
admite que, si bien al ser fecundado el óvulo se da paso a una célula diferente y
con la información genética suficiente para el posible desarrollo de un "ser
humano", lo cierto es que, si dicho embrión no se implanta en el cuerpo de la
mujer, sus posibilidades de desarrollo son nulas.
Sin embargo, el Estado involucrado no fue Argentina sino Costa Rica y, por ende,
se viene sosteniendo que no se desprende de la Convención Americana que sus
fallos tengan obligatoriedad erga omnes más allá del expediente en el que
fueron dictadas, por lo que no es vinculante para la República Argentina.
35 Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa Rica, CIDH, 28 de Noviembre de
41
Los derechos y obligaciones adquiridos por el nasciturus en el momento mismo
de la concepción (es allí donde adquiere la calidad de “persona”) quedan
sometidos a una suerte de condición suspensiva: el nacimiento con vida.
Ocurrida ella, se produce su “adquisición irrevocable” de todos los derechos
que le correspondan por filiación; por el contrario, es decir en caso de nacer
muerto o sin vida, se extinguirán retroactivamente la totalidad de los derechos
que pudo haber adquirido desde la concepción.
En una palabra, si el niño nace con vida, mantiene o conserva esos derechos
que adquirió desde la concepción, de manera tal que su nacimiento lo único
que hace es perfeccionar o consolidar esa personalidad que ya poseía.
En primer lugar, es dable señalar que, prueba por excelencia del nacimiento, así
como sus circunstancias de tiempo, lugar, sexo, nombre y filiación de las
personas nacidas, es la partida del Registro Civil.
Ahora bien, para el supuesto en que no hubiera partida del Registro, porque no
hay registro público o bien porque falta o es nulo el asiento, y quisiera
demostrarse el hecho del nacimiento, se podrá acreditar por cualquier otro
medio de prueba, ya sea una información pericial, testimonios de los médicos o
expertos, entre otros.
3.2.3 Presunción
El mencionado artículo 21 establece que “el nacimiento con vida se presume”37;
presunción que funciona ante la hipótesis de que existieran dudas al respecto.
42
Ahora bien, esta presunción admite prueba en contrario, es decir que, si alguien
alegara que el niño nació muerto, debe cargar con la prueba de tal extremo.
Como se advierte, la ley no exige que haya transcurrido plazo alguno para
peticionar ante el juez competente la declaración de ausencia simple, ni que la
desaparición se vincule con un hecho extremo del cual se presuma la muerte
del ausente; sólo se impone que existan bienes para cuidar, de manera tal que
se adopten aquellas medidas necesarias para proteger el patrimonio del
ausente.
43
3.3.3 Procedimiento
Los artículos 80, 81, 82, 83 y 84 regulan el procedimiento para obtener la
declaración de ausencia.
El Ministerio Público
Toda persona que tenga interés legítimo respecto de los bienes del
ausente.
3.3.4 Efectos
Dictada la sentencia de simple ausencia, se designará un curador a fin de que
realice los actos de conservación y administración ordinaria de los bienes. Para
el supuesto de que deba realizar un acto que exceda la administración
44
ordinaria, deberá requerir autorización al juez, la que debe ser otorgada sólo
en caso de necesidad evidente e impostergable.
45
b) si encontrándose en un buque o aeronave naufragados o
perdidos, no se tuviese noticia de su existencia por el
término de seis meses desde el día en que el suceso
ocurrió o pudo haber ocurrido.41
Deberá citarse al ausente por edictos que se publicarán una vez por mes
durante seis meses, publicación que deberá disponerse en el Boletín
Oficial y en otro que resulte de importancia.
46
Por último, el artículo 88 aclara que la declaración de simple ausencia no
constituye presupuesto necesario para la declaración de fallecimiento presunto,
ni suple la comprobación de las diligencias realizadas para conocer la existencia
del ausente.
Así las cosas, pasados los seis meses –tiempo en que se publican los edictos–,
recibida la prueba que acredite que la búsqueda del ausente dio resultado
negativo y oído el defensor, el juez debe declarar el fallecimiento presuntivo si
están acreditados los extremos legales, fijar el día presuntivo del fallecimiento y
disponer la inscripción de la sentencia en el Registro Civil.
Por su parte, el art. 90 dispone qué día debe fijare como el presuntivo del
fallecimiento.
47
Ahora bien, si, entregados los bienes, aparece el ausente o se tiene noticia
cierta de su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento,
procediéndose a la devolución de aquéllos a petición del interesado.
48
De tal modo, la ley 24.193, de trasplantes de órganos, en sus arts. 23 y 24,
prescribe las bases para el diagnóstico bajo criterios neurológicos y a esta
normativa especial se remite el art. 94.
Y el art. 24, requiere que la certificación del fallecimiento sea efectuada por dos
médicos, entre los que figurará por lo menos un neurólogo o neurocirujano, y que
ninguno de ellos integre el equipo que realice ablaciones o implantes de órganos de
fallecido.
Al igual que el nacimiento, la muerte se prueba con la partida del Registro Civil,
es decir con el asiento extendido en los libros respectivos, con arreglo a la ley y
las copias auténticas de los mismos.
El Código unificado prescribe en el art. 289 inc. “b” que revisten el carácter de
instrumento público los extendidos por funcionarios públicos con los requisitos
que establecen las leyes. El art. 296 prevé que hacen plena fe y enuncia el
alcance de su eficacia probatoria.
49
e) las que ocurran a buques o aeronaves de bandera argentina, ante el
oficial público del primer puerto o aeropuerto argentino de arribo;
50
Referencias
51
Módulo 2
La capacidad
de las personas
humanas y las
Personas Jurídicas
1
4. Capacidad de la
persona humana
4.1 Capacidad de la persona
2
pudieron adquirir ciertos derechos, pero, por alguna situación en especial, no se
los puede ejercer si no es a través de un representante.
Esta capacidad está expresamente prevista en el art. 23 del código único, que
establece “Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí
misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este
Código y en una sentencia judicial.”2
4.2 La incapacidad
4.2.1 Noción. Clasificación
3
La incapacidad de hecho, por su parte, se verifica cuando determinada persona
no tiene aptitud para ejercer por sí misma determinados actos de la vida civil,
por lo que podemos decir que se trata de una persona necesitada de un
régimen de protección jurídica que la ampare y que impida el aprovechamiento,
por parte de terceros, de esa situación de debilidad.
El art. 24 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
incapaces de ejercicio, tema sobre el que volveremos más adelante.
4
4.3.2 Incapacidades de derecho: enunciación
ejemplificativa
En lo que toca a prohibiciones con relación a ciertos actos, podemos citar el art.
120, que prevé los actos prohibidos del tutor; el art. 1646 inc. “b”, que
5
establece que no pueden hacer transacciones “los padres, tutores o curadores
respecto de las cuentas de su gestión, ni siquiera con autorización judicial”4.
6
a. La persona por nacer, que es la persona que está concebida en el seno
materno y aún no ha nacido; para que sus derechos y obligaciones queden
irrevocablemente adquiridos, debe nacer con vida, pues, de lo contrario, se
considerará que ella nunca existió.
6
Art. 25 del CCCN.
7
Art. 24 del CCCN.
7
Sobre este supuesto, volveremos al abordar las restricciones a la capacidad, a
cuya lectura nos remitimos.
Es decir que todas las personas, desde su nacimiento hasta que cumplen
dieciocho años, son “menores de edad”, especificando la denominación de
“adolescente” a la persona menor de edad que ha cumplido la edad de trece
años.
8 Art. 1 de la Convención de los Derechos del Niño aprobada por Ley Nº 23.849.
8
derecho positivo a la Convención Internacional de los Derechos del Niño y a la
Convención Internacional de las Personas con Discapacidad.
De tal modo, el Código Único parte del principio de capacidad y dispone que las
restricciones a la capacidad son excepcionales, establece las facultades
judiciales para la determinación de esas restricciones así como los sistemas de
apoyo, la obligación del juez de oír y valorar las opiniones de las personas
interesadas así como el deber de darle la debida intervención en el proceso, la
revisión de la sentencia en un plazo máximo de tres años ello también acorde a
la Ley de Salud Mental, entre otras modificaciones importantes que introduce
en materia de capacidad.
9
4.5.4 Modo de ejercer los derechos los menores de edad
Sin embargo, la persona menor de edad que cuenta con edad y grado de
madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son permitidos por el
ordenamiento jurídico, salvo que hubiere conflicto de intereses con sus
representantes legales, en los que ejercerán sus derechos mediante asistencia
letrada.
Alguno de los derechos que pueden ejercer los menores de edad sin necesidad
de que intervengan sus representantes legales son:
e) El hijo menor de edad puede reclamar a sus progenitores por sus propios
intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la edad y grado de
madurez suficiente y asistencia letrada (art. 679).
10
4.5.5. El derecho a ser oído
El artículo 26 del Código Civil y Comercial, en concordancia con el art. 12 de la
Convención de los Derechos del Niño y con la ley 26.061, consagra el derecho
de los menores a ser oídos, el que implica que, siempre que los menores tengan
edad para poder expresar una opinión con fundamento, deben ser escuchados
y debe ser tenido en cuenta su parecer.
a) Tratamientos no invasivos
11
c) Los cuidados del propio cuerpo del mayor de dieciséis años
Por el contrario, en los casos del menor sin título habilitante debe tenerse en
cuenta las prohibiciones de la ley 26.390 de Prohibición de Trabajo Infantil y
Protección del Trabajo Adolescente. Así, cabe destacar que la ley laboral
prohíbe trabajar a los menores de 16 años; luego de esa edad, sólo pueden
hacerlo, hasta los 18, si cuentan con autorización de los padres, tal como lo
prevé el art. 32 de la ley 20.744.
Por último, es dable destacar que los bienes adquiridos por el menor con su
trabajo constituyen un patrimonio especial que queda bajo su libre
12
administración y disposición, mientras que los bienes del patrimonio general
siguen bajo la administración del representante legal.
13
nulidad del matrimonio, el cónyuge de buena fe mantiene la capacidad; por el
contrario, para el cónyuge de mala fe, la emancipación deja de tener efecto a
partir del momento en que recae sentencia de nulidad en el proceso
correspondiente.
4.7.2 Requisitos
Tal como hemos señalado, la edad legal para contraer matrimonio es a los
dieciocho años, sin embargo, es posible contraer matrimonio válido antes de
esa edad, previa autorización.
El art. 404 del Código Civil y Comercial dispone que, para el caso en que el
menor de edad no haya cumplido dieciséis años, éste puede contraer
matrimonio previa dispensa judicial. Ahora, si el menor ya cumplió dieciséis
años, puede contraer nupcias con autorización de sus representantes legales y,
a falta de ésta, puede hacerlo previa dispensa judicial.
4.7.3 Efectos
14
daría lugar a un acto nulo de nulidad absoluta en los términos del nuevo art.
386 del CCCN.
Desde otro costado, el art. 29 del Código Civil y Comercial prevé: “Actos sujetos
a autorización judicial. El emancipado requiere autorización para disponer de
los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando
el acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente”9.
9
Art. 29 del CCCN.
15
Según este precepto, debe establecerse que el emancipado tiene la facultad de
disponer bienes –a título oneroso– recibidos a título gratuito siempre que
cuente con autorización judicial, debiendo el juez valorar la necesariedad del
acto o la conveniencia de éste.
16
5. Restricciones a la
capacidad
5.1 Personas con capacidad restringida
Así, dispone:
Estas reglas generales que se agrupan en la norma rigen todo lo referido a las
restricciones al ejercicio de la capacidad jurídica de las personas, y son producto
especialmente de la aprobación de la Convención sobre los Derechos de las
17
Personas con Discapacidad (ley 26.378) y de la Ley Nacional de Salud Mental
(ley 26.657).
De la lectura del art. 32 del Código se advierte que, a partir de los trece años se
puede restringir judicialmente la capacidad de una persona cuando ésta padece
una adicción o alteración mental permanente o prolongada de entidad
suficiente – elemento biológico- y se estime que de no restringirle la capacidad
pueda ocasionar un daño a su persona o a sus bienes – elemento jurídico; o
excepcionalmente declarar la incapacidad “cuando la persona se encuentre
absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su
voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el sistema de
apoyos resulte ineficaz”11.
El o los apoyos que se designen no tienen por misión sustituir la voluntad del
sujeto, sino todo lo contrario; promueven la libertad, la autonomía, “la
comunicación, la comprensión y la manifestación de la voluntad de la persona
para el ejercicio de sus derechos”12.
18
Es dable señalar que, si no se dieran estos requisitos esenciales, corresponderá
una sentencia de capacidad restringida y no una declaración de incapacidad
absoluta.
El artículo 33 del Código Civil y Comercial establece quiénes son las personas
legitimadas y, en primer lugar, autoriza al propio interesado a iniciar la acción.
De ser éste quien lo solicite, deberá presentarse con abogado; de no hacerlo, se
le deberá nombrar un asesor que lo represente.
Asimismo, están legitimados los parientes dentro del cuarto grado, sea que se
trate de un parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción humana
asistida o por adopción, en línea recta o colateral y, si fueran por afinidad, sólo
hasta el segundo grado.
19
a fin de que evalúe la posibilidad de iniciar el proceso. (Rivera y
Medina, 2014, p. 157).
20
5.2.4 Valor del dictamen del equipo interdisciplinario
El dictamen deberá ser valorado por el juez junto con los otros elementos
traídos al proceso, quedando a cargo del juzgador la consideración de la
incapacidad en la medida en que ésta impida al sujeto dirigir su persona o
administrar sus bienes.
21
5.2.6 Registración de la sentencia
Una vez que las restricciones sean dejadas sin efecto, o bien modificadas por
una nueva sentencia dictada, se deberá ordenar la inmediata cancelación o
inscripción registral, respectivamente.
5.2.7 Revisión
El plazo de los tres años es un plazo máximo; es posible instar su revisión con
anterioridad si las circunstancias del caso así lo aconsejan.
El juez competente para declarar el cese de las restricciones será el mismo que
en su momento las había impuesto.
22
bien, que éste sea sólo sea parcial, en cuyo caso se podrá ampliar la nómina de
actos y funciones que la persona podrá realizar por sí misma o con asistencia de
los apoyos.
Por su parte, la Ley de Salud Mental (Ley 26.657), en su art. 14, prevé:
23
aquellas excepciones que por razones terapéuticas debidamente
fundadas establezca el equipo de salud interviniente.13
El art. 41 del CCCN contempla los supuestos de internaciones que no hayan sido
consentidas expresamente, es decir las involuntarias, ya sea porque la persona
no tenga capacidad o porque la tenga restringida, o porque no tenga la edad
suficiente, o porque se haya opuesto a la internación, o porque el
consentimiento otorgado fue revocado. El precepto establece bajo qué
requisitos debe proceder la internación.
24
5.3.2 Caracteres. Requisitos
Tal como hemos señalado anteriormente, el art. 41 del código de fondo prevé
los recaudos que deben cumplimentarse para el supuesto de una internación
involuntaria. Estos son:
Por último, la norma establece “que toda persona con padecimientos mentales,
se encuentre o no internada, goza de los derechos fundamentales y sus
extensiones”15.
25
Desde otro costado, para el supuesto en que la persona se encuentre en una
situación de riesgo para sí o para terceros y no pueda o no quiera concurrir a un
establecimiento de salud, resulta de aplicación el art. 42 del código único. De tal
modo, la autoridad pública –concepto que comprende a cualquier funcionario
público en ejercicio de sus funciones, como ser las fuerzas policiales y de
seguridad, funcionarios de la salud, jueces, entre otros– podrá disponer el
traslado de la persona a un centro de salud, para lo cual contará con el auxilio
de las fuerzas de seguridad y de los servicios públicos de la salud. Cabe aclarar
que este traslado es a los fines de que la persona sea evaluada por un equipo
interdisciplinario, debiendo determinarse si corresponde la internación o no.
26
bienes, buscando medidas de protección destinadas a proporcionar los apoyos
necesarios para colocar a estas personas en un plano de igualdad con los
demás.
Los apoyos que se designen pueden ser de los más variados, pueden consistir
en apoyos terapéuticos, de intérpretes, de un curador, de asistencia
tecnológica, entre otros, es decir cualquier medida de protección destinada a
colocar a la persona con discapacidad en pie de igualdad con los demás.
5.4.2 Designación
La designación de los apoyos será efectuada por el juez, quien valorará la
propuesta de la persona interesada si la hubiere o designará los apoyos que
estime necesarios para garantizar el respeto a los derechos de la persona
discapacitada, debiendo evitar conflicto de intereses e influencias indebidas.
27
Esta designación podrá recaer en una o más personas que cumplan la función
de apoyo para la toma de decisiones en la vida cotidiana de la persona,
debiendo adoptarse las debidas salvaguardias, como ser las garantías de
procedimiento, derecho a ser oído, a contar con asistencia letrada, a que su
sentencia sea revisada al menos cada tres años, a que se realicen exámenes
periódicos, entre otras.
5.4.3 Inscripción
Cuando la actuación de los apoyos sea requisito para la validez de
determinados actos a celebrarse, de acuerdo a la modalidad prevista por el juez
en la sentencia, estos deberán inscribirse en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas a los fines de resguardar los derechos de terceros
que contraten con la persona a la que se le ha restringido su capacidad jurídica,
pues serán nulos los actos de la persona incapaz o con capacidad restringida
que contraríen lo dispuesto en la sentencia realizados con posterioridad a su
inscripción en el Registro.
5.5 Inhabilitados
Lo que la ley pretende es justamente proteger al grupo familiar –es decir a las
personas del cónyuge, conviviente, hijos menores de edad o con discapacidad–
de la pérdida del patrimonio, legitimando a promover la inhabilitación al
cónyuge, conviviente, ascendientes y descendientes.
28
5.5.2 Procedimiento de la declaración
Por último, es dable poner de resalto que deben aplicarse supletoriamente las
normas previstas sobre incapacidad o capacidad restringida en la medida en
que no sean incompatibles.
La figura del apoyo es necesaria a fin de evitar que el inhabilitado realice actos
de otorgamiento que puedan perjudicar la integridad del patrimonio y
perjudicar así a las personas del cónyuge, conviviente e hijos menores o con
discapacidad.
29
La sentencia que se dicte podrá, por un lado, ordenar el cese total de la
inhabilitación, recuperando la plena capacidad jurídica la persona del
inhabilitado, podrá disponer ampliar la nómina de actos que la persona puede
realizar por sí o con apoyo, o bien mantener las restricciones que se habían
impuesto sin modificaciones.
El artículo 100 del Código Civil y Comercial establece que las personas incapaces
ejercen, por medio de sus representantes, los derechos que no pueden ejercer
por sí.
Recordamos que estos incapaces a los que refiere el precepto son única y
exclusivamente los incapaces de obrar o de hecho, quienes no podrán obrar por
sí mismos, pero sí a través del instituto de la representación.
30
5.6.2 Responsabilidad parental. Tutela. Curatela.
Régimen legal.
El artículo 101 del código unificado nos dice quiénes son los representantes
legales de los incapaces y comprende tres instituciones: la responsabilidad
parental, la tutela y la curatela.
Son representantes:
Los principios que rigen la responsabilidad parental son: el interés superior del
niño, la autonomía progresiva del hijo y el derecho del niño a ser oído y a que a
su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez.
31
consentimiento de ambos progenitores o que medie expresa
oposición;
b) En caso de no convivencia, divorcio o nulidad del matrimonio, a
ambos progenitores. En estos casos, mediante sentencia judicial,
se puede establecer que el ejercicio le corresponda a uno de
ellos, o bien distintas modalidades;
c) En caso de muerte, ausencia con presunción de fallecimiento,
privación de la responsabilidad parental o suspensión del
ejercicio de un progenitor, al otro;
d) En caso de hijo extramatrimonial con sólo un vínculo filial, al
único progenitor;
e) En caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filiar, los
progenitores de común acuerdo pueden decidir el ejercicio
conjunto o bienes el juez establecer las modalidades.
La tutela puede ser unipersonal o conjunta, es decir, puede ser ejercida por una
o más personas conforme el interés superior del niño, debiendo establecerse en
cada caso en concreto. Asimismo, es dable señalar que el cargo de tutor es
intransmisible y de carácter personal.
Este instituto se encuentra regulado en los arts. 104 a 137 del código único.
Este instituto se encuentra regulado en los arts. 138 a 140 del Código Civil y
Comercial.
32
Todas estas instituciones terminan cuando la incapacidad cesa; en el caso de
que se pruebe que los representantes les ocasionaron daños a sus
representados o que sus intereses se encuentren contrapuestos, pueden ser
suplidos por otras personas.
El artículo 103 del Código Civil y Comercial regula la actuación del ministerio
público.
Así, establece que esta actuación puede ser judicial complementaria o principal,
o extrajudicial.
33
6. Persona Jurídica
6.1 Persona jurídica
6.1.1 Noción
El artículo 141 del Código Civil y Comercial precisa el concepto de persona
jurídica. Dispone que “Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.”19
34
emprendimientos no podrían concretarse si no se reconociera la existencia del
grupo como sujeto de relaciones jurídicas, con independencia de los miembros
que lo componen.
c. Las teorías realistas: éstas reconocen que el sujeto creado por sus miembros
conforma un ente diferente. Estas teorías a su vez presentan diferentes
posturas:
35
ii). La teoría del órgano: este es un concepto que se toma en la actualidad
y reemplaza el concepto de la representación de la persona jurídica por el
del órgano de voluntad de la misma
iii). Las que se basan en los intereses: y sostienen que las personas
jurídicas poseen un interés distinto al de los miembros que las componen,
entonces este ente representa la configuración jurídico legal de ese
interés
De este modo, para que se reconozca la existencia del ente ideal, es necesario
que el contrato constitutivo se inscriba en el Registro de Personas Jurídicas; a
partir de allí, los actos realizados se tendrán como realizados por la sociedad.
El art. 169 del Código Civil y Comercial dispone que el acto constitutivo de la
asociación civil debe ser otorgado por instrumento público e inscripto en el
registro correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para
funcionar. Hasta la inscripción, se aplican las normas de la simple asociación.
36
Por su parte, el art. 187 del mismo cuerpo legal establece que la simple
asociación se debe constituir por instrumento público o por instrumento
privado con firma certificada por escribano público. Al nombre debe
agregársele, antepuesto o pospuesto, el aditamento “simple asociación” o
“asociación simple”.
Y el art. 195 estatuye que el acto constitutivo de la fundación debe ser suscripto
por el o los fundadores o apoderado con poder especial, si se lo hace por acto
entre vivos, o por el autorizado por el juez del sucesorio, si es por disposición de
última voluntad. El instrumento debe ser presentado ante la autoridad de
contralor para su aprobación.
37
6.1.6 Inoponibilidad de la personalidad jurídica
Cuando el accionar de la persona jurídica esté destinada a la consecución de
fines ajenos a la persona jurídica o constituya un recurso para violar la ley, el
orden público y la buena fe, o para frustrar derechos de cualquier persona,
procede la inoponibilidad de la persona jurídica, es decir que, en tales casos, la
actuación del ente se imputará directamente a los socios, asociados, miembros,
controlantes directos e indirectos que la hicieron posible, quienes responderán
solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados (art. 144 CCCN).
6.1.7 Clasificación
Las personas jurídicas se clasifican en públicas y privadas.
38
Fuente: elaboración propia
6.2.2 Clases
El artículo 146 del Código Civil y Comercial dispone:
39
demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter;
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho
internacional público reconozca personalidad jurídica y toda otra
persona jurídica constituida en el extranjero cuyo carácter
público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.20
En el inciso “b” del artículo 146, se clasifican los estados extranjeros, las
organizaciones que tengan su personería jurídica reconocida por el derecho
internacional público y “toda otra persona jurídica constituida en el extranjero
cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable”. La alusión a los estados
extranjeros debe entenderse comprensiva de los estados provincial y municipal,
organizaciones internacionales, supranacionales o regionales, como la
Organización de las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, la
Cruz Roja Internacional, la Organización Mundial de la Salud.
Como consecuencia del distinto régimen jurídico a que se hallan sometidas, las
personas jurídicas públicas se encuentran sujetas –en principio– a las leyes de
40
derecho público, las que establecen a su favor prerrogativas o potestades de
carácter público, sujetándolas a normas de procedimiento y proceso especial y
estableciendo una fiscalización estatal directa o indirecta sobre la actividad del
ente.
En una palabra, las personas jurídicas públicas se rigen por las leyes y
ordenamientos de su constitución (art. 147).
6.3.2 Enunciación
El artículo 148 enuncia a las personas jurídicas de carácter privado.
21
Art. 148 del CCCN.
41
En relación al inciso “a”, cabe puntualizar que el anexo 2, punto 2.2 de la Ley
26.994 (ley que aprueba la reforma del Código Civil y Comercial) sustituye el
texto del art. 1 de la Ley 19.550 (Ley de Sociedades) por el siguiente: “Habrá
sociedad si una o más personas en forma organizada conforme a uno de los
tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la
producción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y
soportando las pérdidas. La sociedad unipersonal sólo se podrá constituir como
sociedad anónima. La sociedad unipersonal no puede constituirse por una
sociedad unipersonal”22.
Por otro lado, el artículo 149 del código único señala que la participación del
Estado en una persona jurídica privada no transforma la calidad de ésta, la que
sigue siendo privada sin importar el grado de participación del Estado y sin
perjuicio de que se prevea un régimen especial en materia de derechos y
obligaciones. Esta norma se aplica no sólo a las sociedades, sino a todo tipo de
personas jurídicas de carácter privado.
22
Anexo II de la Ley 26994, de aprobación de la reforma del CCCN.
42
6.3.3 Ley aplicable
Este orden de prelación resulta relevante pues, salvo las derogaciones expresas
que se formulen, quedan subsistentes todas las reglamentaciones aplicables a
las diversas personas jurídicas privadas contenidas en leyes especiales, con
exclusión de las asociaciones civiles y las fundaciones, a las cuales se contempla
al legislar en el cuerpo del propio Código.
43
6.4 Asociaciones civiles
6.4.1 Definición
Las asociaciones civiles son un tipo de personas jurídicas privadas (inc. “b” del
art. 148) a través de las cuales se puede realizar múltiples actividades.
Otro de los presupuestos de las asociaciones civiles es que deben evitar el lucro,
lo que las distingue de las sociedades comerciales. Esta ausencia de fin de lucro
no significa que no puedan realizar actos dirigidos a obtener ganancias que
sirvan para seguir cumpliendo con su finalidad específica.
De tal modo, el artículo 168 del CCCN prevé “No puede perseguir el lucro como
fin principal, ni puede tener por fin el lucro para sus miembros o terceros” 25, es
decir, el fin de obtener réditos económicos no debe ser el principal objetivo de
la asociación civil.
El contenido del acto constitutivo está precisado en el art. 170 del Código, el
que estatuye que debe contener la identificación de los constituyentes, el
44
nombre de la asociación con el aditamento “Asociación Civil” antepuesto o
pospuesto, el objeto, domicilio social, el plazo de duración, las causales de
disolución, las contribuciones que conforman el patrimonio inicial de la
asociación, el régimen de administración y representación, entre otros recaudos
que establece.
La forma por la que se constituyen estos entes ideales puede ser por
instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por
escribano público, debiendo consignarse el aditamento “simple asociación” o
“asociación civil”.
Están reguladas en los arts. 187 a 192 del Código Civil y Comercial y se prevé
que, en cuanto a su constitución, gobierno, administración, socios, órgano de
fiscalización y funcionamiento, se rigen por lo dispuesto para las asociaciones
civiles, es decir remite a los arts. 168 a 186.
6.5 Fundaciones
45
requiere de una unión de un grupo de personas físicas, sino
solamente la existencia de un sujeto de derecho que es la
persona del fundador, quien se convierte en un extraño cuando
la fundación obtiene la autorización para funcionar. (Rivera y
Medina, 2014, p. 464).
Este acto constitutivo que crea la fundación debe ser otorgado por el o los
fundadores o apoderado con poder especial, si se hace por acto entre vivos o
por el autorizado por el juez del sucesorio si es por disposición de última
voluntad y debe contener:
46
momento determinado o sobre los cambios registrados en ellos en un período
de tiempo, de conformidad con un marco de información contable.
El artículo 326 del Código Civil y Comercial refiere que los estados contables
comprenden, como mínimo, un estado de situación patrimonial o evolución del
patrimonio y un estado de resultados, que refiere al flujo de efectivo y
aplicación de fondos.
De acuerdo al artículo 320 del Código Civil y Comercial, están obligadas a llevar
la contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una
actividad económica organizada o son titulares de una empresa o
establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios.
47
En el libro diario se registran todas las operaciones relativas a la actividad de la
persona que tienen efecto sobre el patrimonio, como por ejemplo la emisión de
títulos de créditos.
Está prohibido alterar el orden de los asientos, dejar blancos que puedan
utilizarse para intercalaciones o adiciones, interlinear, raspar, enmendar o
tachar, mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la encuadernación
o foliatura.
Esta regla funciona sólo en aquellos casos en que el pleito es entre quienes
llevan contabilidad, sea obligada o voluntariamente, pues, de lo contrario, es un
principio de prueba.
48
Así, el art. 330 del código único prevé las reglas para estos supuestos:
Prueba en contra del dueño: se da en todos los casos, estén o no en forma los
libros, sin admitir prueba en contra, pero siempre utilizando todos los asientos
en forma completa.
Prueba a favor del dueño: cuando lleve bien sus libros y la otra parte no los
lleve o no los presente, pudiendo e juez exigir prueba supletoria en función de
los otros elementos probatorios.
6.7.1 Noción
La persona jurídica resulta no sólo una regulación del derecho constitucional de
asociarse con fines útiles y una forma de ejercer libremente una actividad
económica, sino que constituye una realidad jurídica que la ley reconoce como
medio técnico para que todo grupo de individuos pueda realizar el fin lícito que
se propone.
Hemos señalado que la persona jurídica tiene personalidad jurídica y que, por
ende, posee atributos: el nombre para individualizarse, el domicilio para
determinar la ley aplicable y la jurisdicción donde puede demandar o ser
demandada, la capacidad siempre de derecho y limitada al objeto para el que
se constituyó y el patrimonio, a los fines del cumplimiento de sus fines.
De acuerdo a lo normado en el art. 151 del Código, el nombre debe reunir los
siguientes requisitos:
b) cumplir con los recaudos de veracidad, novedad y aptitud distintiva, ello así a
los fines de que se distingan entre las personas jurídicas.
49
c) no contener términos contrarios a la ley, el orden público o las buenas
costumbres.
Por otro lado, el precepto establece que la persona jurídica que posee muchos
establecimientos o sucursales tiene su domicilio especial en el lugar de dichos
establecimientos, pero sólo para la ejecución de las obligaciones allí contraídas.
Por último, prevé que, para el caso que se quiera cambiar el domicilio, debe
modificarse el estatuto, y, si se quiere cambiar la sede, puede ser resuelto por el
órgano de administración.
6.7.4 Patrimonio
El patrimonio constituye un elemento esencial de la persona jurídica; es un
atributo y, consecuentemente, no se concibe la idea de persona jurídica sin
patrimonio.
Es por ello que el artículo 154 del código de fondo estatuye: “la persona jurídica
debe tener un patrimonio”27.
50
Así, el patrimonio comienza a formarse desde el mismo momento en que los
socios se comprometen a realizar aportes y es el conjunto de bienes de la
persona jurídica con el cual la sociedad actúa y afronta el pasivo que lo integra.
6.8 Representación
51
El artículo 159 establece una pauta general a la cual debe adecuarse la
conducta de los administradores sociales, disponiendo que los administradores
deben obrar con lealtad con la persona que les encarga la función de
administrar sus intereses y con diligencia, es decir con idoneidad, con aptitud
profesional para el exitoso desenvolvimiento de la clase de actividad que
constituye el objeto social.
52
Así, los administradores y representantes de la persona jurídica son
responsables ilimitada y solidariamente frente a la persona jurídica, sus
miembros y terceros, por los daños causados por su culpa en el ejercicio o con
ocasión de sus funciones (arts. 160 y 1763 del CCCN).
53
6.10.2 Causales
El artículo 163 prevé:
54
Asimismo, estipula la disolución en los casos en que les es retirada su
personería por el propio Estado, respecto de las personas jurídicas que
necesitan autorización para funcionar, como son las asociaciones y las
fundaciones.
También se disuelve por conclusión de los bienes, toda vez que, tal como hemos
señalado, el patrimonio es un atributo de las personas jurídicas y, por ende, si
se produce el agotamiento total de los bienes que impiden sostener la
actividad, debe extinguirse la persona jurídica.
55
Referencias
Borda, G. A. (2008). Tratado de Derecho Civil. Buenos Aires: La Ley.
56
Módulo 3
El objeto de la
relación jurídica
privada y los
hechos jurídicos
1
7. El objeto de la relación
jurídica privada
7.1 El objeto
7.1.1 El objeto de la relación jurídica
Puesto que las relaciones jurídicas y los derechos subjetivos que ellas contienen
son de diferente naturaleza, el objeto variará según la clase de relación y de
derecho subjetivo de que se trate.
Así, en las relaciones que tienen por contenido los derechos personalísimos o
los derechos humanos, el objeto está dado por las diversas manifestaciones o
proyecciones que integran la personalidad de la persona física, como su honor,
libertad, integridad física o espiritual; en las que tienen por contenido los
derechos subjetivos potestativos, el objeto está dado por el conjunto de
deberes y prerrogativas de los padres para la educación y pleno desarrollo de la
personalidad de sus hijos. En las que tienen por contenido los derechos reales,
el objeto es la cosa, objeto material susceptible de valor, sobre las que se
ejercen las facultades o prerrogativas del titular.
Por otro lado, en las relaciones jurídicas que recaen sobre derechos personales
o de crédito, el objeto se proyecta sobre la conducta del deudor, denominada
prestación y por último, en los derechos intelectuales el objeto es la obra
científica, literaria o artística, la expresión de ideas, procedimientos, es decir, el
producto del intelecto humano.
En una palabra, objeto de las relaciones jurídicas puede ser: cosas, hechos u
objetos inmateriales. (Tagle, 2002).
Se explica allí que, para este fin, no es determinante si son materiales (cosas) o
inmateriales, porque lo que interesa es que tengan valor, y este elemento es
económico y no afectivo. Así, la noción de bien está estrechamente vinculada al
2
enfoque económico y, por lo tanto, no podría aplicarse a los bienes
ambientales, o al cuerpo, o partes del cadáver.
En relación a las cosas, se las define como los objetos materiales susceptibles
de tener un valor. Desde el punto de vista físico, cosa es todo lo que existe; no
sólo los objetos que pueden ser propiedad del hombre, sino también todo lo
que en la naturaleza escapa a esta apropiación exclusiva: el mar, el aire, el sol,
etc. Desde el punto de vista jurídico, esta noción se ha circunscripto para no
abarcar toda la materialidad ni la utilidad, y por ello “debemos limitar la
extensión de esta palabra a todo lo que tiene un valor entre los bienes de los
particulares”1.
El artículo 16 del código único prevé que los derechos individuales pueden
recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se
llaman cosas y las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía
y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
1 Nota al artículo 2311 del Código Civil Argentino derogado por ley 26994.
3
establece la ley. Así, las cosas inmuebles se adquieren por la posesión continua
de diez años cuando ésta es con justo título y buena fe (art. 1898 CCCN) o bien,
veinte años sin necesidad de título y buena fe por parte del poseedor (art. 1899
CCCN). Ahora bien, el dominio sobre cosa mueble se adquiere por la simple
posesión de buena fe, salvo que se trate de cosas muebles hurtadas o perdidas,
en cuyo caso el dominio se adquiere por la posesión continua y de buena fe de
dos años (art. 1898). Si no hay justo título y buena fe y se trata de una cosa
mueble registrable, se adquiere si se posee durante diez años (art. 1899).
c) Asimismo, esta clasificación influye en los derechos reales. Así por ejemplo, el
derecho real de propiedad horizontal sólo puede recaer sobre inmuebles (art.
2037), tal como el derecho de superficie (art. 2114) y el de hipoteca (art. 2205).
En tanto, el derecho real de prensa sólo puede recaer sobre cosas muebles no
registrables o créditos instrumentados (art. 2219).
Mientras que el contrato de mutuo, por ejemplo, sólo puede recaer sobre cosas
fungibles, pues el mutuario, al término del contrato, no estará obligado a
devolver lo mismo que recibió sino igual cantidad de cosas de la misma calidad
y especie (art. 1525).
4
La clasificación entre cosas divisibles y no divisibles tiene importancia
pues, al dividirse un condominio o la partición de una herencia, sólo las
cosas divisibles pueden ser objeto de partición en especie.
5
permanente a todas estas construcciones, como las estufas de una casa, las
ventanas de un edificio, las barandas, etc. son también inmuebles por accesión,
mientras permanezcan en esa condición (Rivera y Medina, 2014).
Ahora bien, no se consideran inmuebles por accesión las cosas que se adhieren
transitoriamente al suelo (una carpa), ni las afectadas a la explotación del
inmueble o a la actividad del propietario, como ser las semillas puestas
intencionalmente por el dueño del inmueble, o los utensilios o máquinas de
labranza, los animales puestos para el cultivo, entre otros.
Art. 227: “Cosas muebles. Son cosas muebles las que pueden
desplazarse por sí mismas o por una fuerza externa”. 5
Cosas divisibles. Son cosas divisibles las que pueden ser divididas
en porciones reales sin ser destruidas, cada de las cuales forma
un todo homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la
cosa misma.
Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte
en antieconómico su uso y aprovechamiento. En materia de
inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales.6
Así las cosas, para que una cosa sea divisible deben darse los siguientes
presupuestos:
Que la cosa pueda dividirse de hecho.
6
Que sean análogas a las demás partes y a toda la cosa.
Ahora bien, las cosas no podrán ser divididas, aunque se den todos los
requisitos desarrollados anteriormente, si su división convierte en
antieconómico su uso. Esto puede ocurrir con una colección de monedas, por
ejemplo, o con la división de la tierra en parcelas que impidan su adecuado
aprovechamiento (en tal caso, ello dependerá de las características del suelo,
pues puede influir, para determinar si es divisible o no, cuán fértil sea la tierra o
la extensión del terreno o el clima).
Es por ello que, en materia de inmuebles, la reglamentación del
fraccionamiento parcelario les corresponde a las autoridades locales, pues es
un problema de política económica agraria.
El artículo 229 dispone: “Cosas principales. Son cosas principales las que
pueden existir por sí mismas”7. Por su parte el art. 230 prevé:
Así, son cosas principales las que tienen una existencia propia e independiente
de cualquier otra (por ejemplo un auto); y accesorias las que jurídicamente
carecen de existencia propia por depender de otras, por ello siguen la suerte de
la principal.
7
La calidad de accesorias de las cosas puede manifestarse:
a) Por la accesión física: es el caso de las cosas que natural o artificialmente están
adheridas al suelo del que son accesorias, por ejemplo un edificio.
b) Por la dependencia: es el caso de las cosas muebles adheridas a otras cosas
muebles con el fin de uso, adorno, complemento o conservación. Así, en los
anteojos, las lentes son lo principal y el marco lo accesorio. La calidad de
accesorio se determina por la función o el fin para el que se ha unido, y sólo
cuando no pueda distinguirse la cosa principal de la accesoria se tendrá por
principal la de mayor valor, y si son iguales, no habrá cosa principal o accesoria.
Art. 232: “Cosas fungibles. Son cosas fungibles aquellas en que todo individuo
de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y pueden
sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad”. 10
De la definición legal resulta que la expresión “fungibles” significa
“equivalentes”, “sustituibles”, con lo que las cosas fungibles presentan dos
características esenciales: cada cosa es perfectamente equivalente a otra y
pueden ser sustituidas las unas por las otras, siendo de la misma especie y
8
calidad. Así, una tonelada de arroz o diez kilos de azúcar de determinada marca
son fungibles.
Ahora bien, este carácter no sólo está dado por la naturaleza de la cosa, sino
también depende de la voluntad del sujeto, pues un libro nuevo es equivalente
a otro de iguales características, pero no lo es si se trata de un ejemplar con una
especial dedicatoria.
Por el contrario, no son fungibles aquellas cosas que tienen características que
las hacen únicas y, por ende, no pueden ser sustituidas por otras de
características exactamente idénticas, como ser un caballo de carrera, puesto
que éste tiene particularidades.
Los frutos y los productos son cosas que produce la cosa, pero
entre ambas categorías existen diferencias sustanciales: a) los
frutos se producen y reproducen en forma periódica y regular;
los productos no se reproducen; b) la extracción de los frutos no
altera ni disminuye la sustancia de la cosa, que continúa siendo la
misma; la extracción de los productos, por el contrario, trae
como consecuencia la extinción paulatina de la cosa (Tagle, 2002,
p. 67).
Por ejemplo, una vaca produce leche como fruto y carne como producto.
La norma clasifica los frutos en:
9
Frutos naturales: son los que la cosa produce espontáneamente, como las crías
de ganado, la leche de los animales.
Frutos industriales: son los que se producen por la industria del hombre o de la
cultura de la tierra, como ser la soja o el trigo que se obtienen de una cosecha.
Frutos civiles: las rentas de una cosa, como el alquiler de un inmueble.
Por último, debe señalarse que los frutos naturales e industriales y los
productos no son accesorios de la cosa, sino que forman un todo con ella
mientras estén unidos, pero, una vez separados, adquieren existencia propia e
independiente y deben ser considerados cosas principales.
El art. 234 prevé “Bienes fuera del comercio. Están fuera del comercio los
bienes cuya transmisión está expresamente prohibida:
a) Por la ley;
b) Por actos jurídicos, en cuanto este Código permite tales prohibiciones”.12
Los bienes están dentro o fuera del comercio. Esta cualidad no depende de las
características intrínsecas de la cosa sino de disposiciones legales. En general,
los bienes están dentro del comercio, salvo los casos en que la ley o un acto
jurídico así lo disponen.
En general, están fuera del comercio los bienes de dominio público del Estado; y
por acto jurídico se puede impedir temporalmente también la enajenación de
una cosa (Rivera y Medina, 2014).
10
reivindicación, ejercer acciones posesorias, disponer de los frutos, etc (Tagle,
2002).
Los bienes de dominio público del Estado, de conformidad a lo prescripto por el
art. 237 del CCCN, son:
11
lecho por donde corre, delimitado por la línea de ribera que fija
el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Por lago o
laguna se entiende el agua, sus playas y su lecho,
respectivamente, delimitado de la misma manera que los ríos;
d. las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona
económica exclusiva, la plataforma continental o en toda clase de
ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables,
excepto las que pertenecen a particulares;
e. el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas
jurisdiccionales de la Nación Argentina, de conformidad con los
tratados internacionales y la legislación especial;
f. las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra
obra pública construida para utilidad o comodidad común;
g. los documentos oficiales del Estado;
h. las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.13
Por otro lado, están los bienes de dominio privado del Estado, que son
aquellos sobre los cuales éste ejerce un derecho de dominio regido por las
normas de derecho privado, aun cuando corresponda distinguir aquellos bienes
que, por estar directamente afectados a un servicio público, no son susceptibles
de ser embargados, de aquellos no afectados a un servicio público y, por ende,
embargables y prescriptibles.
El Estado ejerce sobre los bienes que integran su dominio privado un derecho
de propiedad regido por las normas del derecho privado. Estos bienes no están
afectados al uso general; sin embargo, los que están afectados a un servicio
público, están sujetos a un régimen especial (Tagle, 2002).
Estos bienes están enumerados en el art. 236 del Código Civil y Comercial, que
dispone:
Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado
nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en
leyes especiales:
a. los inmuebles que carecen de dueño;
b. las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sustancias
fósiles y toda otra de interés similar, según lo normado por el
Código de Minería;
c. los lagos no navegables que carecen de dueño;
d. las cosas muebles de dueño desconocido que no sean
abandonadas, excepto los tesoros;
e. los bienes adquiridos por el Estado nacional, provincial o
municipal por cualquier título.14
12
Finalmente, están los bienes de los particulares. Así, el art. 238, reza:
13
7.2.11 Bienes con relación a los derechos de incidencia
de colectiva. Noción. Modo de compatibilizarlos con los
derechos individuales sobre los bienes.
7.3 El patrimonio
7.3.1 Definición. Caracteres
14
Es idéntico a sí mismo: las variaciones en los elementos singulares que lo
componen no alteran al patrimonio como unidad o universalidad jurídica.
Por otro lado, los patrimonios especiales son conjuntos de bienes que están
afectados a un fin determinado y sujetos a un especial régimen legal. En cuanto
a sus caracteres, podemos decir:
Su existencia depende de la ley: la voluntad del titular de los bienes no es
suficiente por sí sola para crear un patrimonio especial, sino que se trata de
supuestos previstos por la ley.
Está sujeto a un régimen legal especial: el patrimonio especial es
independiente del patrimonio general, los bienes que lo integran sólo
responden por determinadas deudas. (Tagle, 2014).
Podemos citar, como ejemplos de patrimonios especiales, el patrimonio de la
sociedad, el patrimonio del causante mientras se mantiene separado del
patrimonio de los herederos, el patrimonio del emancipado constituido por los
bienes recibidos a título gratuito, el patrimonio del declarado presuntamente
fallecido durante el período de prenotación, entre otros.
15
Lo que se le critica a esta tesitura es que ha desvinculado en exceso al
patrimonio de su titular y no tiene en cuenta que los derechos no pueden ser
concebidos sin un sujeto titular.
16
7.3.4 Bienes excluidos
Asimismo, son inembargables la vivienda única (art. 244), los sueldos y salarios
en determinada proporción, al igual que las jubilaciones y pensiones; las
indemnizaciones por accidente de trabajo, despido y falta de preaviso, entre
otros.
7.4 Vivienda
7.4.1 Definición
17
en el juicio de divorcio o en el que resuelve las cuestiones
relativas a la conclusión de la convivencia, si hay beneficiarios
incapaces o con capacidad restringida; c) se amplía la lista de los
beneficiarios al conviviente; (d) se prevé expresamente la
subrogación real, reclamada por la doctrina y recogida en
diversos pronunciamientos judiciales, que permite adquirir una
nueva vivienda y mantener la afectación, así como extender la
protección a la indemnización que provenga del seguro o de la
expropiación; (e) se resuelven problemas discutidos en la
doctrina, los cuales son: la situación de la quiebra, adoptándose
el criterio según el cual el activo liquidado pertenece sólo a los
acreedores anteriores a la afectación, y si hay remanente se
entrega al propietario; la admisión de la retroprioridad registral,
en tanto se remite a las normas de la ley registral que así lo
autorizan; la inoponibilidad a los créditos por expensas en la
propiedad horizontal y a los créditos alimentarios, etcétera.18
18
7.4.3 Inscripción en el registro de la propiedad
La afectación del inmueble al régimen de vivienda debe inscribirse en el registro
de la propiedad inmueble para su adecuada publicidad frente a terceros.
Asimismo, la inscripción produce el efecto de prioridad temporal de la
afectación, la que se rige por las normas contenidas en la ley nacional del
registro inmobiliario (ley 17.801); de esta manera se permite la retroactividad
de la registración a través del sistema de reserva de prioridad regulado en dicha
normativa.
7.4.4 Legitimados
b) Mortis causa.
Se prevé que la constitución puede hacerse por actos de última voluntad y,
aunque el Código no lo diga, el único acto por el que podría hacerse la
afectación es a través de testamento. En este caso, el juez debe ordenar la
inscripción a pedido de cualquiera de los beneficiarios, del Ministerio Público o
de oficio en el caso de que hubiere incapaces o personas con capacidad
restringida.
c) Constitución judicial.
Finalmente, se prevé que la afectación pueda ser decidida por el juez, a petición
de parte, en la resolución que atribuye la vivienda en el juicio de divorcio o que
resuelve las cuestiones relativas a la conclusión de la convivencia, si hay
beneficiarios incapaces o con capacidad restringida.
7.4.5 Beneficiarios
Según el art. 246 del CCCN, son beneficiarios del régimen las siguientes
personas:
a) El constituyente
b) Su cónyuge
c) Su conviviente
d) Los ascendientes o descendientes del constituyente
19
e) En caso de que el constituyente no tenga cónyuge, conviviente, ascendientes, ni
descendientes, pueden ser beneficiarios los parientes colaterales del
constituyente siempre que convivan con él.
20
8. Los hechos jurídicos
8.1 El hecho jurídico
Cuando nos referimos a los hechos jurídicos como causa eficiente, debe
entenderse que el suceso o acontecimiento está previsto de antemano por la
ley, para que, según las circunstancias y siempre que se reúnan los requisitos
que impone una determinada norma, produzca efectos jurídicos.
Por ejemplo, el nacimiento con vida es causa eficiente porque, luego de que se
produce, el ser humano adquiere automáticamente, con carácter definitivo e
irrevocable, la personalidad jurídica.
21
involuntarios, son los ejecutados sin discernimiento o sin intención o sin
libertad y no producen obligaciones salvo que causaran daño en otro y se
enriqueciera con ello el autor del hecho; la obligación se producirá según la
medida de ese enriquecimiento.
El artículo 258 del código único define al simple acto lícito “como la acción
voluntaria no prohibida por la ley, de la que resulta alguna adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”19; mientras que
el art. 259 del mismo cuerpo legal brinda el concepto de acto jurídico y refiere
que “es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.”20
Así las cosas, la principal diferencia entre ambos es que el simple acto lícito no
tiene por fin inmediato crear, modificar o extinguir relaciones o situaciones
jurídicas, sino que, por el contrario, carece de este fin inmediato y sus efectos
jurídicos se darán prescindiendo de la voluntad del agente y por la simple
circunstancia de haberse colocado en la situación prevista por la norma como
supuesto de hecho. Por ejemplo, el que hace reparaciones urgentes en la
propiedad de un amigo ausente no tiene en miras (o sea, no tiene por fin
inmediato) entablar una relación jurídica (el arreglo de una casa), sino
simplemente prevenir un perjuicio patrimonial al amigo ausente. La ley es
entonces la que establece, más allá de la intención de esta persona, que el
beneficiado por esa reparación debe indemnizar al amigo benefactor y dentro
de la medida del beneficio que obtuvo por los gastos hechos por su amigo.
Por su parte, los actos jurídicos tienen por fin inmediato adquirir, modificar,
extinguir relaciones o situaciones jurídicas. Es decir que el acto jurídico es el
acto de autonomía privada mediante el cual simplemente se persigue un fin
práctico autorizado por el ordenamiento.
Ahora bien, ¿para qué determinar la distinción entre actos jurídicos y simples
actos lícitos? Ello así, por el régimen aplicable. En efecto, si estamos frente a
22
una categoría como la de los simples actos lícitos, que producirá efectos por
designio legal y con independencia del querer del sujeto, no serían entonces
aplicables las normas del Código en materia de elementos, vicios e ineficacia de
los actos jurídicos, quedando cada acto regido por lo que se disponga en cada
hipótesis. Esto nos lleva a señalar otra distinción entre el acto jurídico y el
simple acto lícito: el primero siempre es voluntario, mientras que el segundo es
indiferente que lo sea, requiriéndose cuanto mucho que el sujeto cuente con
discernimiento. (Rivera y Medina, 2014).
Actos involuntarios
(art. 261)
23
En definitiva, lo que quiere poner de manifiesto el mencionado autor es que la
voluntad individual, mirada en sí misma y a través de su ejercicio efectivo, a
través de su declaración y condicionada de antemano por la ley, es el factor
predominante destinado a reglar las relaciones jurídicas de carácter privado.
24
Discernimiento
Internos Intención
Elementos de la Libertad
Voluntad jurídica
Manifestación
Externos
de la voluntad
25
los menores mayores de diez años que, conforme la ley (art. 261, inc. “b” del
CCCN), poseen discernimiento para ejecutar actos ilícitos y por ende son
responsables de sus consecuencias, y sin embargo son incapaces de obrar, por
lo que no pueden celebrar actos jurídicos válidos por sí mismos (Tagle, 2002).
Respecto a la privación de razón, ésta puede ser de dos clases según la falta de
razón refleje alguna clase de patología más o menos permanente o bien un
oscurecimiento del intelecto temporal o accidental y sólo relacionado con el
acto en cuestión; circunstancias que incidirán en los extremos a acreditar en un
eventual juicio y, todo ello, debiendo tener en cuenta los alcances concretos de
la inhabilidad del sujeto en caso de que hubiera sido objeto de una declaración
(Rivera y Medina, 2014).
26
contrario, que las personas obran con discernimiento a partir de determinadas
edades, éstas deben ser capaces de distinguir entre actos lícitos y actos ilícitos.
En el caso de actos ilícitos, la ley ha entendido que el ser humano capta antes la
noción de lo bueno y de lo malo que la apreciación de lo que para él puede ser
conveniente o inconveniente y, por ello, presume, sin admitir prueba en
contrario, que los menores mayores de diez años tienen discernimiento para
ejecutar actos ilícitos y por ende habrán de responder por sus consecuencias, es
decir que responderán civilmente con su propio patrimonio. Esto, sin perjuicio
de la responsabilidad de los padres y del derecho de repetición que, en razón
de este discernimiento, estos tienen contra sus hijos (art. 1754 CCCN).
27
en la posibilidad de elegir entre distintas opciones sin presiones de ninguna
naturaleza.
Este concepto comprende dos aspectos: la libertad física y la libertad moral o
libre albedrío.
Así, la libertad moral es la espontaneidad en la determinación adoptada por la
persona, sin ningún influjo extraño que pueda torcerla o desvirtuarla.
La libertad física es el poder material de hacer lo que de antemano se ha
resuelto hacer, o bien, abstenerse de hacer lo que de antemano se ha resuelto
no hacer.
28
jurídico se produce por consecuencia de la voluntad interna y no por la
declaración que de ella se hace. Es decir que, para este teoría, el
elemento importante es el elemento interno o voluntad real, en tanto
que la declaración o elemento externo no es más que el medio de dar a
conocer la voluntad real, por lo que, en caso de divergencia, debe darse
preeminencia a la intención efectiva del agente.
De tal modo, las teorías intermedias, partiendo de uno u otro punto, elaboran
soluciones que combinan la necesidad de respetar la real intención de las
partes con la seguridad y confianza que deben prevalecer en las relaciones
jurídicas. Así, la teoría de la responsabilidad considera que debe respetarse la
voluntad interna, a menos que la divergencia entre la manifestación y la
voluntad real sea producto de la negligencia del declarante, en cuyo caso, éste
deberá soportar las consecuencias. Por otro lado, la teoría de la confianza
afirma que la declaración debe prevalecer sobre la voluntad interna cuando
haya suscitado legítima expectativa en el destinatario, y siempre que éste no
haya obrado culposamente al no poner la debida atención que le habría
permitido captar los elementos objetivos que indicaban la falta de voluntad.
29
principio de la autonomía de la voluntad que importa la facultad de los
particulares de reglar sus relaciones jurídicas.
Así, por ejemplo, en diversas normas, la ley hace prevalecer la buena fe, la
confianza o la responsabilidad a fin de proteger al destinatario de la
declaración. Ello sucede en la adopción del error reconocible (arts. 265 y 266),
en la preeminencia de la buena fe en el ejercicio de los derechos –como en la
ejecución e interpretación de las relaciones jurídicas (arts. 9, 10) –, así como en
el no amparo del dolo recíproco (art. 272) ni de la simulación dirigida a
perjudicar terceros (Arts. 333 y 334). (Rivera y Medina, 2015).
30
consagrada por escrito, adquiere fijeza y por ende otorga seguridad, ya que
facilita la prueba de la declaración de voluntad.
c) Manifestación por signos. Esta declaración consiste en la utilización de gestos o
actitudes dirigidos a otro u otros respecto de determinados objetos,
permitiendo lograr un significado único e inconfundible. Es decir, hay una
actitud física del sujeto que no deja lugar a dudas sobre su voluntad interna. Por
ejemplo, quien levanta la mano en un remate para hacer una postura, o quien
levanta la mano en la votación de una asamblea.
d) La última parte del artículo alude a “hechos materiales”; aquí salimos, sin
embargo, del campo de las declaraciones para pasar al de la mera
manifestación, con lo cual se ingresa al terreno de la exteriorización tácita de la
voluntad (Rivera y Medina, 2014, p. 602).
31
Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio opuesto
a actos o a una interrogación no es considerado como una
manifestación de voluntad conforme al acto o la interrogación,
excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que
puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos
y prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes. 25
Conocemos el viejo adagio que dice “el que calla, otorga”. Este adagio no tiene
vigencia dentro del orden jurídico, donde la regla es que el silencio es un signo
negativo: el que calla ni afirma ni niega. El silencio sólo excepcionalmente
puede constituir un modo de manifestación o declaración de la voluntad tácita.
32
8.5 Vicios de los actos voluntarios
33
8.5.3 El error de derecho. Definición. Principio general
El error de hecho, tal como ya referimos, es la falsa noción que recae sobre los
elementos o circunstancias fácticas vinculadas al negocio o a la relación jurídica
de que se trate. Éste puede recaer en el contenido o presupuesto del acto, así
como en la identidad de las personas, en la naturaleza o características de las
cosas o los hechos materiales constitutivos de la conducta.
El error de hecho que vicia la voluntad debe ser espontáneo y esencial, ello de
acuerdo lo prescribe el art. 265 del código único, que prevé “Error de hecho. El
error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la nulidad del acto. Si el acto es
bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por el
destinatario para causar la nulidad”. 27
34
Así las cosas, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha
sufrido, debe tratarse de un error esencial, espontáneo y además reconocible.
35
8.5.5 Clases de error. Efectos.
Ahora bien, dentro del error de hecho caben dos categorías: error esencial y
error accidental.
El error esencial, regulado en el art. 267 del Código Civil y Comercial, es el que
afecta los aspectos primordiales del acto. El precepto contempla distintos
supuestos.
a) Error en la naturaleza del acto: es aquel que recae sobre la especie jurídica del
acto que se celebra, produciéndose una divergencia o falta de concordancia
entre la declaración o comportamiento de una de las partes y la representación
de lo declarado o actuado. Por ejemplo, cuando alguien presta algo a quien
entiende que se lo están regalando.
b) Error sobre el objeto: este error se produce cuando el sujeto cree celebrar un
negocio jurídico respecto de un determinado objeto o de un determinado
hecho y, en realidad, se trata de una cosa o hecho distinto. Puede afectar la
individualidad de la cosa, por ejemplo: creo estar comprando un terreno en un
determinado lugar y lo estoy comprando en otro; en su especie: por ejemplo,
en una venta de granos, el vendedor ha entendido que se trata de cebada y el
comprador de trigo; error sobre la cantidad, extensión o suma, este error de
cantidad no debe consistir en un mero error en el cálculo.
36
d) Error en la causa: se trata del error que recae sobre el elemento moral, es decir,
el motivo interno que ha inclinado a ejecutar el acto. Al pertenecer al fuero
interno de cada sujeto, los motivos sólo pueden llevar a una anulación cuando
surjan expresa o implícitamente del acto, ya que, de lo contrario, se estaría
perjudicando a la otra parte, que no tiene forma de conocer lo que pensaba el
otro. Así, quien compra un automóvil creyendo por error que el suyo no tiene
arreglo no podría, una vez advertido de la realidad de las cosas, demandar la
nulidad del acto, ya que se trata de motivos ajenos al vendedor.
e) Error en la persona: el error sobre la persona es aquel que recae sobre alguno
de los sujetos o partes del negocio, ya sea respecto de la identidad de uno de
ellos o de sus cualidades. Este error es causa de nulidad solamente cuando la
consideración de la persona ha sido causa determinante para su celebración,
como la donación hecha a una persona a quien se toma por otra, o en las
obligaciones intuitae personae; pero no es causa de nulidad cuando la persona
del contratante es indiferente, como en el caso de un prestamista, vendedor o
locador.
Por otro lado, el art. 270 del Código prevé el error en la declaración y el error
en la transmisión. El primero consiste en que lo querido queda desvirtuado en
su manifestación externa por distracción, apresuramiento o inadvertencia. Esta
categoría tiene dos variantes: la primera, cuando hay una divergencia entre la
voluntad interna y la declaración, que puede darse al haber escrito algo
incorrecto (lapsus calami) o empleado palabras no queridas (lapsus linguae),
por ejemplo, si escribo “compro” cuando, en realidad, quiero decir “vendo”. La
segunda variante se da cuando ni siquiera tenía la intención de manifestar algo,
por ejemplo: si alguien ingresa a una sala de remate y levanta la mano para
saludar, y se interpreta que está ofertando.
37
desde un principio. Así las cosas, desaparecido el error, desaparece la causa que
da origen a la anulación y el consecuente derecho a reclamarla por parte de
quien antes se veía afectado, todo ello de conformidad al art. 269 del código
único.
Por otro lado, está el error accidental, que es el que recae sobre las cualidades
no sustanciales de las cosas o sobre los motivos no determinantes del acto, por
lo que no acarrea la nulidad.
El artículo 268 del Código Civil y Comercial prevé “Error de cálculo. El error de
cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su rectificación,
excepto que sea determinante del consentimiento”.28
El régimen legal aplicable al dolo como vicio que afecta la intención en los actos
voluntarios está contenido en los arts. 271 a 275 del Código Civil y Comercial.
El art. 271 expresa:
38
omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa,
cuando el acto no se habría realizado sin la reticencia u
ocultación.29
Para que el dolo provoque la invalidez del negocio jurídico, será imprescindible
que concurran las siguientes circunstancias:
a) Que el dolo haya sido esencial, es decir grave, determinante de la voluntad.
b) Que haya ocasionado un daño importante.
c) Que no haya habido dolo recíproco, es decir de ambas partes.
El artículo 272 del Código prevé “Dolo esencial. El dolo es esencial y causa la
nulidad del acto si es grave, es determinante de la voluntad, causa un daño
importante y no ha habido dolo por ambas partes”30.
Que sea grave: la gravedad del dolo alude a la entidad del engaño, astucia o
ardid. La conducta o maniobra empleada debe ser apta para inducir a engaño a
una persona que pone la diligencia necesaria en los asuntos, calidad que ha de
ser evaluada en función de las circunstancias y condiciones personales del
sujeto engañado.
Debe ser determinante de la voluntad: ello es así cuando, de no haber
mediado el engaño, el sujeto no hubiere celebrado el negocio jurídico. Ésta es la
principal diferencia con el dolo incidental que seguidamente veremos.
Debe probar un daño importante: el artículo no sólo requiere que la víctima
haya sufrido un daño, sino que éste haya sido de relevancia, con cierta
39
significación para la persona que lo sufre, pero no sólo de significación
económica, pues puede tratarse de un daño moral. (Tagle, 2002).
Ausencia de dolo de ambas partes: quien obra con dolo no puede pretender
que se anule el acto alegando el cometido en su perjuicio por la otra parte. Ello
así, pues se trata de una exigencia negativa, cuyo fundamento radica en la regla
de que nadie puede alegar la propia torpeza. Además, se trata de un deber
moral que deben presidir las relaciones entre las personas, por ello “quien juega
sucio no tiene derecho a exigir juego limpio” (Rivera y Medina, 2014, p. 626).
Por su parte, el dolo incidental es aquel en el que le faltan uno o más requisitos
que exige el art. 272 para que el dolo sea apto para actuar como vicio. El dolo
incidental no afecta la celebración del acto, sino sus condiciones. Es decir, la
parte que lo sufre lo habría celebrado aun de no haber mediado el engaño,
aunque en condiciones distintas; por ende, no es causa de invalidez del acto,
aunque quien lo comete debe resarcir los daños causados de conformidad al
art. 275 del Código Civil y Comercial.
40
Error Hecho Esencial y
reconocible
41
Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las amenazas que
generan el temor de sufrir un mal grave e inminente que no se
pueden contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte
o de un tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las
amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta la situación del
amenazado y las demás circunstancias del caso. 31
Estas amenazas deben ser graves, es decir, deben tener aptitud para crear el
temor racionalmente fundado, lo que se valorará de acuerdo a la situación del
amenazado y las demás circunstancias del caso (art. 276 del CCCN).
La gravedad se valorará teniendo en cuenta los bienes jurídicos –que pueden
ser de naturaleza patrimonial o no; la vida, la salud, la honra, la reputación, la
intimidad, etc.– del propio amenazado, así como de cualquier otro sujeto en
tanto y en cuanto se demuestren aptos para alterar la conducta del afectado.
Asimismo, el mal amenazado ha de ser inminente, no necesariamente presente
o actual, pero sí de realización en un lapso más o menos próximo, de modo que
no pueda evitarse a tiempo ni reclamarse el auxilio de la autoridad pública para
impedir la amenaza o defenderse de ella.
42
La amenaza puede recaer sobre cuestiones que el amenazado no quiere revelar
(deshonra por la revelación de hechos inmorales, intimidades indicativas de
hechos de esa naturaleza) o situaciones en que las características de las
amenazas obstan a que la persona se decida a recurrir a la autoridad pública o
adoptar otro tipo de medidas para contrarrestarlas. En definitiva, lo relevante
no es siempre la temporalidad próxima, sino la convicción de la dificultad o
imposibilidad para contrarrestarlas o evitarlas.
Tanto la fuerza irresistible como las amenazas pueden provenir de una de las
partes del acto o de un tercero (art. 277 del CCCN) y el autor debe reparar los
daños (art. 278 del CCCN).
43
Amenazas graves de sufrir
Intimidación un mal inminente
Vicios de la
libertad
44
Referencia
Buteler Cáceres, J. (2000). Manual de Derecho Civil. Córdoba: Advocatus.
45
Módulo 4
Los actos jurídicos:
elementos, forma,
prueba, vicios e
ineficacia
1
9. Los actos jurídicos
9.1 Acto jurídico
9.1.1 Definición. Caracteres
El artículo 259 del Código Civil y Comercial define al acto jurídico en los
siguientes términos: “El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin
inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas”. 1
2) Acto lícito: el acto jurídico debe ser conforme a los preceptos del
derecho, pues no podría concebirse que el ordenamiento tutelara actos
contrarios al ordenamiento mismo. De modo que, cuando aparece en
sus elementos lo contrario a la ley, al orden público o a las buenas
costumbres, la ilicitud se comunica a todo el acto que, en consecuencia,
es inválido.
2
no tiene por objeto inmediato la producción de efectos jurídicos (Tagle,
2002).
Las partes: son las personas o sujetos que, con la declaración de voluntad,
ejercen una prerrogativa jurídica que les es propia, por repercutir directamente
en su esfera de interés patrimonial o extrapatrimonial. Es decir, son los sujetos a
quienes se imputan las relaciones jurídicas que el acto tiene por fin establecer,
aquellos cuyos derechos se crean, modifican, transfieren, extinguen, etc.
3
Ahora bien, la validez del acto jurídico en relación a los sujetos depende de dos
requisitos: a) la capacidad; b) la voluntariedad.
4
actos de última voluntad, como el testamento (art. 2465), o personalísimos (art.
55), como el matrimonio (art. 406).
Requisitos
En primer lugar, debemos contar con una persona que actúe como
representante, a quien sólo se le exige discernimiento para celebrar los
negocios en los que interviene. Ahora bien, para que su actuación sea legítima,
se requiere que tenga facultad para representar, lo que implica que se
encuentre habilitado para ello, ya sea a través de una norma que lo disponga
(representación legal) o por la voluntad del sujeto al que representará
(representación voluntaria).
Clases de Representación
5
Representación Legal
Representación voluntaria
6
o por el acto de apoderamiento, producen efecto directamente para el
representado”4.
Así, el artículo establece el principal efecto de este instituto jurídico. Los actos
que se hubieran llevado a cabo por medio de un representante, en
cumplimiento de los requisitos propios de esta figura (es decir, siempre y
cuando se haya actuado con facultad para representar, haciendo conocer al
tercero que se actúa por otra persona y dentro de los límites de su actuación, ya
sea dispuesta por ley o por un acto de voluntad), producen efectos directos
sobre el representado, como si éste último personalmente hubiese celebrado el
acto.
De tal modo, los requisitos del objeto de los actos jurídicos son:
7
o convencionalmente se prevén los mecanismos o herramientas que
permitan precisarlo en el momento del cumplimiento del acto y es
determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización. En caso de que el objeto fuera absolutamente
indeterminable, el acto podrá ser declarado nulo.
Por último, debe señalarse que, si el objeto del acto jurídico no cumpliere los
recaudos señalados, podrá ser declarado nulo. La nulidad absoluta o relativa,
como ya veremos, dependerá de qué tipo de interés se vea afectado, pues, si se
afecta el interés general, será absoluta, y relativa si es particular.
8
La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento
jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y
hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente
si son esenciales para ambas partes. 6
Como se advierte, para el Código no sólo se entiende por causa el fin inmediato
que ha sido determinante de la voluntad, esto es, sin el cual el acto no se
hubiera realizado, sino que también se reconoce la misma jerarquía a los
motivos –móviles indirectos o remotos– en tanto hubieran sido incorporados al
acto por las partes y hubieran sido esenciales para su celebración.
Así, el Código toma en cuenta la causa en tanto fin inmediato autorizado por el
ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad, como así
también los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido
incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para
ambas partes (Benavente, 2014).
9
Por otro lado, el mencionado artículo establece que el acto es válido aunque la
causa sea falsa si se funda en otra verdadera. De tal forma, la falsedad de la
causa no provoca por sí misma la invalidez del negocio sino que invierte la carga
de la prueba. Acreditado que la causa es falsa, quien pretende mantener el acto
deberá probar que el negocio tiene causa y que ella es lícita.
En relación al acto abstracto previsto en el art. 283 del CCCN, debemos señalar
que es aquél en el cual la causa no está presente o visible y, en principio, no
influye en su validez o eficacia, pero no significa que no la haya.
No se trata de que el acto abstracto no tenga causa fin, sino de que lo relativo a
ella no obsta al éxito de un reclamo del acreedor fundado en un título
suficiente, lo que será debatido con posterioridad e independientemente de
aquel reclamo.
Como veremos más adelante, hay supuestos en que la ley establece el modo en
que debe manifestarse la voluntad para la trascendencia jurídica del acto,
mientras que en otras circunstancias se admite que los particulares elijan
libremente el modo en que han de expresar su voluntad.
10
9.3 Elementos accidentales
9.3.1 Las modalidades. Enumeración
Concepto
11
b) Además, el hecho previsto como condición ha de ser futuro, lo que le da
incertidumbre. Si se tratara de un hecho pasado o presente no habría
incertidumbre. Aunque puede ocurrir que las partes ignoren que el hecho ya ha
ocurrido; aquél sería incierto subjetivamente, pero ello no basta para que exista
condición.
Clases de condición
Por su parte, el art. 344 del CCCN prevé las condiciones prohibidas, disponiendo
la nulidad del acto jurídico cuando se haya establecido el acto sujeto a un hecho
imposible, contrario a la moral y a las buenas costumbres, prohibido por el
ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de la voluntad del
obligado.
Finalmente, la norma prevé que se tendrán por no escritas las condiciones que
afecten de modo grave las libertades de la persona, como la de elegir domicilio
o religión, o decidir sobre su estado civil; debiendo entender que el dispositivo
es meramente enunciativo y por lo tanto comprensivo de otros casuismos que
impliquen afectar las libertades individuales.
12
Efectos
De acuerdo al art. 346 del CCCN, la regla general es que, cumplida la condición,
sea ésta suspensiva o resolutoria, produce efectos hacia el futuro, lo que
implica que el acto jurídico bajo la modalidad suspensiva cobrará eficacia el día
del suceso previsto como condición; en el caso del negocio jurídico bajo
condición resolutoria, producido el acontecimiento, se extinguirán los efectos a
partir de ese momento.
El plazo es “la fijación en el tiempo del momento a partir del cual el acto
jurídico comenzará a producir efectos, o dejará de producirlos” (Bustamante
Alsina, 2005, p. 228).
El plazo es la modalidad de los actos jurídicos por la cual las partes subordinan,
a un acontecimiento que es futuro pero que fatalmente se ha de producir, la
exigibilidad o la aniquilación de los derechos. El hecho previsto como plazo
13
debe reunir los siguientes caracteres: a) ha de ser un hecho futuro, b) ha de ser
un hecho fatal.
Especies
Efectos
El plazo, al igual que la condición, opera sus efectos hacia el futuro a partir de su
vencimiento, por lo que deja subsistentes las consecuencias ya producidas.
14
Gráficamente:
Condición Plazo
Caducidad de plazo
El artículo 353 del CCCN establece los distintos supuestos en que, aun estando
pendiente de cumplimiento el plazo, la ley determina su decaimiento, es decir
que el deudor no puede invocar la pendencia del plazo. Los distintos casos son:
15
genera la caducidad del plazo, pues el deudor a través de estos hechos
pone en peligro el pago de la acreencia. Por ejemplo, si el deudor había
constituido caución real o personal para garantizar el cumplimiento de la
obligación y luego las revoca.
Concepto y caracteres
En relación a los caracteres del cargo, es dable señalar: a) es una obligación que
grava a una de las partes interesadas; b) es una obligación accesoria a la
adquisición de un derecho, es decir que está anexado al derecho al cual accede,
de manera tal que no es posible adquirir el derecho sin asumir el cargo que
importa y, por ende, actúa como un límite al beneficio del adquirente del
derecho y c) es excepcional, es decir que no deriva ordinariamente del acto
jurídico realizado, sino que es la voluntad del enajenante quien dispone la
vinculación entre el derecho principal y el cargo (Llambías, 2004).
16
Efectos
La excepción a dicha regla está dada por aquellos casos en que el cargo se
hubiere estipulado como condición suspensiva o resolutoria.
La regla es que el cargo sea transmisible a los sucesores del obligado, ya sea por
actos entre vivos o por causa de muerte; consecuentemente, el sucesor resulta
obligado a cumplir el cargo aún no ejecutado.
Sin embargo, no es transmisible si sólo puede ser ejecutado el cargo por quien
se obligó inicialmente a cumplirlo. Es decir que el cargo es intransmisible
cuando es inherente al obligado, ya que se han tenido en cuenta sus calidades
personales. En efecto, en el caso de que el deudor fallezca y no hubiere
cumplido el cargo, la adquisición del derecho queda revocada, volviendo los
bienes al titular originario o a sus herederos. Ello significa que los cargos
intransmisibles son siempre resolutorios, habiéndose efectuado la enajenación
del derecho principal bajo la condición resolutoria de no cumplirse el cargo
(Llambías, 2004).
17
9.4 Efectos de los actos jurídicos
9.4.1 Noción
El acto o negocio jurídico es el instrumento que la ley acuerda a los particulares
para establecer las relaciones de derecho adecuadas a la reglamentación de sus
intereses, en orden a satisfacer la finalidad económico-social, de acuerdo al tipo
de negocio de que se trate. Las relaciones jurídicas que se crean, modifican o
extinguen por medio del acto jurídico constituyen los efectos propios del
negocio. Es decir que los efectos propios del acto jurídico son los que
corresponden a la finalidad típica del negocio.
Bajo el aspecto objetivo, los efectos propios del acto jurídico son los que
corresponden a la finalidad típica del negocio. Así por ejemplo, es efecto propio
de la compraventa la transmisión de la propiedad de la cosa vendida, la
obligación del vendedor de entregar la cosa y la obligación del comprador de
pagar el precio.
Dentro de los efectos, desde el punto de vista objetivo, se pueden distinguir los
efectos esenciales, los naturales y los accidentales.
Los esenciales son los que la ley establece como propios o característicos del
tipo legal realizado y no pueden ser modificados por las partes, como ser la
transmisión de dominio en la compraventa.
Los naturales son aquellos que, no obstante haber sido establecidos por ley,
pueden ser dejados sin efectos por las partes, como ser los vicios redhibitorios
en los contratos onerosos.
Los accidentales son aquellos efectos que no fueron previstos por la ley como
propios del acto, pero fueron establecidos por las partes, como ser el pacto de
retroventa, la condición, el plazo, etc. (Tagle, 2002).
18
comprometidas en forma activa o pasiva con la celebración del acto jurídico, es
decir, a quiénes alcanzan los efectos del acto jurídico.
Esta regla surge de los arts. 1021 y 1024 del CCCN, los que expresan que: “El
contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes, no lo tiene con
respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”9, y:
Sucesores
19
Respecto de los sucesores singulares, en principio, estos revisten la calidad de
terceros como regla, más allá de que se reconocen excepciones. Por ejemplo,
alcanzan al sucesor particular ciertas relaciones jurídicas establecidas por el
transmitente cuando la ley así lo dispone, como en el caso de la locación, en el
que debe respetarse el derecho del locatario a permanecer en el uso y goce de
la cosa arrendada que se transmite al adquirente del inmueble (art. 1189
CCCN). Asimismo, quien adquiere un inmueble, se le transmiten las cargas
reales que gravan la cosa –como la hipoteca, la prenda, el usufructo, etc.– al
sucesor particular de quien adquiere un inmueble, con lo cual queda éste
obligado personalmente con la cosa transmitida.
Por su parte, el art. 1022 establece que “El contrato no hace surgir obligaciones
a cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer
sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido, excepto disposición
legal”. 11
Así las cosas, los contratos tienen efectos indirectos hacia terceras personas
ajenas al contrato, como por ejemplo los acreedores de las partes, que son
terceros interesados.
En materia de prueba en los contratos, el art. 1019 del CCCN, por ejemplo,
establece que los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos
20
para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica
racional.
A su vez, los actos jurídicos de forma impuesta se dividen en: actos formales
de solemnidad absoluta, actos formales de solemnidad relativa y actos
formales no solemnes.
Los actos formales de solemnidad absoluta son aquellos cuya eficacia depende
del estricto cumplimiento de las formalidades legalmente impuestas, de modo
que la inobservancia de la forma prescripta acarrea la nulidad del acto,
privándolo de todo efecto jurídico. Por ejemplo, el matrimonio (art. 406 CCCN),
la donación de inmuebles (art. 1522 CCCN), el testamento (art. 2462 CCCN).
Por otro lado, los actos formales de solemnidad relativa son aquellos en los
que la eficacia del acto depende del cumplimiento de una formalidad
determinada cuya inobservancia, si bien priva al acto de sus efectos propios, no
impide que produzca otros efectos jurídicos previstos en la ley, como sucede
por ejemplo con la transmisión de la propiedad de cosas inmuebles. La regla es
que los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción
de derechos reales sobre inmuebles deben ser otorgados por escritura pública
(art. 1017 CCCN). Ahora bien, si la compraventa se realiza mediante boleto
privado de compraventa (art. 1170), no es que el contrato será nulo, sino que se
generará en la persona del vendedor una obligación de hacer: la de otorgar la
escritura pública (art. 1018). Lo mismo acontece con las convenciones
matrimoniales (art. 448), la constitución de renta vitalicia (art. 1601), entre
otros.
Los actos formales no solemnes: son los que pueden ser otorgados bajo
cualquier formalidad, aunque la prueba de su celebración depende del
cumplimiento de la formalidad exigida por la ley. Por ejemplo, la forma escrita
se requiere para acreditar el pacto de retroventa (art. 1163 CCCN), el pacto de
21
preferencia (art. 1165 CCCN), el contrato por tiempo indeterminado (art. 1183
CCCN), entre otros.
Los actos no formales son aquellos en los que las partes pueden elegir
libremente el modo en el que han de expresar su voluntad, rigiendo el principio
de libertad de formas, pues se trata de actos con forma libre y es lo que prevé el
art. 284 del CCCN, que a continuación vemos.
Gráficamente:
22
De tal modo, la regla de la libertad de formas no es absoluta y reconoce
excepciones, como son los casos de forma impuesta, ya sea exigida por la ley o
por la voluntad de las partes.
Ahora, para el supuesto en que la forma sea exigida como condición del
nacimiento del acto, la misma no podrá ni ser suplida ni ser sometida a una
obligación posterior, y ese acto carecerá de efectos por una causa imputable al
momento de su nacimiento, que es lo que se conoce como acto formal de
solemnidad absoluta.
De tal modo, la expresión escrita puede tener lugar por instrumentos públicos o
por instrumentos particulares firmados o no firmados. La excepción está dada
cuando determinada instrumentación sea impuesta, ya sea legalmente o por
voluntad de las partes.
23
El soporte del instrumento, elemento material sobre el que se asienta o
material del que está constituido, puede ser papel, cds, correos electrónicos,
etc., siempre con texto inteligible, a pesar de que para su lectura puedan ser
necesarios diversos medios técnicos en materia de firma digital, por ejemplo la
lectura tanto de la clave pública como la clave privada (Rivera y Medina, 2014).
El Código no define los instrumentos públicos sino que enumera sus distintos
supuestos.
24
instrumentos públicos las escrituras originarias hechas en el protocolo o libro
de registros y las copias autorizadas que de ellas se hagan en la forma que
prescribe la ley.
El último inciso contempla las letras aceptadas por el gobierno, como las letras
de tesorería, los billetes o cualquier título de crédito emitido por el tesoro
público nacional o provincial, etc.
Así las cosas, tenemos un requisito subjetivo que hace a la actuación del oficial
público y uno objetivo, en orden a las firmas.
25
Ahora bien, la capacidad o aptitud del funcionario público para otorgar
instrumentos públicos válidos cesa después de la notificación fehaciente de la
cesación en sus funciones, por lo que los actos autorizados con anterioridad a la
notificación de la cesación son válidos; los posteriores, nulos (art. 292 CCCN).
Además el instrumento público, para ser válido, debe ser otorgado por oficial
público en razón de la materia y del territorio. La competencia es la facultad
conferida por la ley al funcionario público para obrar en los límites de sus
atribuciones respecto del acto –competencia material– y dentro del territorio
asignado para el desempeño de su función –competencia territorial–.
Asimismo, el oficial público debe encontrarse efectivamente en funciones (art.
292 CCCN).
En relación al segundo inciso, éste se refiere a la firma. Así, para los requisitos
de validez del instrumento, se exige la firma del oficial y de las partes, y, si
correspondiere, la firma a ruego, cuando el otorgante no sabe o no puede
firmar, que únicamente es válida en un instrumento público que reúna los
requisitos legales.
La cuestión del valor probatorio debe ser considerada desde un doble aspecto:
a) en relación al instrumento público en sí mismo y b) en relación a su
contenido.
26
En relación al instrumento público en sí mismo, debemos señalar que el
instrumento público revestido de las formalidades legales se presume
auténtico. De esta presunción de autenticidad se deriva su plena fuerza
convictiva y eficacia probatoria: la autenticidad no requiere ser demostrada, lo
que lo distingue del instrumento privado, cuya eficacia probatoria está
supeditada al previo reconocimiento por parte de aquellos a quienes se opone.
Es por ello que se dice que el instrumento público hace plena fe.
El instrumento público hace plena fe, entre las partes y respecto de terceros, de
los hechos cumplidos o pasados en su presencia, tales como la realización del
acto, el lugar, la fecha de otorgamiento, la presencia de las partes, de los
testigos, etc.
27
Si no lo están, se los denomina instrumentos particulares no
firmados; esta categoría comprende todo escrito no firmado,
entre otros, los impresos, los registros visuales o auditivos de
cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio empleado, los
registros de la palabra y de información.18
Los instrumentos particulares son los otorgados por las partes y pueden estar
firmados o no. Si los instrumentos particulares están firmados, se denominan
instrumentos privados; si no lo están, se denominan instrumentos particulares
no firmados.
De conformidad al art. 287 del Código, los instrumentos privados son los
instrumentos particulares que contienen una manifestación de voluntad
destinada a producir efectos jurídicos, firmados por sus otorgantes.
28
una firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e
integridad del instrumento.19
En primer lugar, debe señalarse que se entiende por firma al trazo habitual de
una persona que acostumbra a identificarse de tal modo. No se restringe de
ningún modo cómo debe ser esa firma, dejándose librada a cada persona.
La firma tiene por función individualizar a los otorgantes del documento, así
como dejar constancia de la autoría de las manifestaciones de voluntad de
quien la emite y de su conformidad con el contenido del instrumento.
Reconocimiento
29
documento signado con la impresión digital vale como principio
de prueba por escrito y puede ser impugnado en su contenido.20
Por otro lado, como es una obligación inherente a la persona que otorgó el
instrumento, los herederos no están obligados a reconocerla, sino que pueden
limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su causante.
Por último, el artículo refiere que el documento con impresión digital vale como
principio de prueba por escrito y puede ser impugnado en su contenido. Así, el
documento en el que la impresión digital ha sustituido a la firma es un
instrumento particular no firmado, cuya eficacia no es idéntica a la del
instrumento privado, pues nadie está obligado a reconocer un signo o
impresión digital, con lo que no cabría la posibilidad de tenerlo por reconocido
frente al silencio del presunto autor.
30
contra de su voluntad, el firmante puede acreditar estos hechos por cualquier
medio de prueba, incluso por testigos. En tal caso, el contenido del instrumento
no puede oponerse al firmante salvo por los terceros que acrediten su buena fe
y si han adquirido a título oneroso en base al instrumento. Esta solución
responde a que quien firma un instrumento en blanco debe asumir los riesgos y
sacrificar su interés en aras de los terceros de buena fe.
31
soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
apliquen.22
32
En síntesis:
33
10. Vicios de los actos
jurídicos
10.1 Vicios de los actos jurídicos
La buena fe es un principio general del derecho (art. 9 del CCCN) que veda el
ejercicio abusivo de los derechos y sustenta nuestro ordenamiento jurídico
positivo. Como derivación de este principio, se impone a los sujetos el deber de
actuar de manera leal, recta, honesta, con una actitud de cooperación y
generación de confianza en las propias declaraciones.
De este modo, los vicios de los actos jurídicos son defectos, imperfecciones o
anomalías susceptibles de provocar la ineficacia del negocio, por atentar contra
la licitud, la buena fe o perjudicar los intereses de terceros.
34
10.2 La lesión
10.2.1 Definición. Presupuestos de procedencia:
subjetivos y objetivos
Presupuestos de procedencia
35
Para que se configure la figura de la “lesión subjetiva-objetiva”, es necesario
que concurran: a) la grave desproporción en las prestaciones que debe existir al
momento de la celebración del negocio jurídico –elemento objetivo– y b) el
elemento subjetivo, que es la explotación por parte del beneficiario de la
“necesidad”, “debilidad síquica” o “inexperiencia” del lesionado.
El elemento objetivo
Además, se exige que esa ventaja excesiva se obtenga sin justificación, lo que
implica efectuar una indagación acerca de la causa fin del negocio, pues, si
quien celebró el negocio pretendió efectuar una liberalidad, dicho acto jurídico
escapará a la teoría de la lesión.
El elemento subjetivo
36
c) Inexperiencia: importa la falta de conocimientos que tiene el sujeto respecto
del acto en el momento de su celebración. El término resulta de difícil
delimitación, por cuanto la inexperiencia debe referirse concretamente al acto
de que se trate y del que se sigue el perjuicio por las prestaciones
inequivalentes.
Así, los legitimados activos tendrán la posibilidad de entablar, tanto por vía de
acción como de excepción, la nulidad (“nulidad relativa” en los términos de los
arts. 386 y 388 del Código Civil y Comercial, que más adelante veremos) como
la modificación del acto lesivo, es decir, un reajuste equitativo del convenio. Si
el lesionado opta por esta segunda opción, el litigio queda “trabado” en ese
aspecto y el demandado no puede reconvenir por nulidad.
37
10.2.4 Prescripción
En relación al plazo de prescripción de la acción, según lo disponen los artículos
2562 y 2563 inc. “e” del Código Civil y Comercial, el plazo es de dos años y
comenzará a computarse desde la fecha en que la obligación a cargo del
lesionado debía ser cumplida.
En síntesis:
10.3 La simulación
38
Caracterización. La simulación tiene lugar cuando se encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, o cuando
el acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas que no
son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten
derechos o personas interpuestas, que no son aquellas para
quienes en realidad se constituyen o transmiten.24
Así, se define la simulación como el acto que, por acuerdo de partes, se celebra
exteriorizando una declaración recepticia no verdadera para engañar a terceros,
sea que ésta carezca de todo contenido, o bien, que esconda uno verdadero
diferente al declarado. (López Mesa, 2008).
Es decir, hay simulación cuando los contratantes crean, con su declaración, sólo
la apariencia exterior de un contrato del que no quieren los efectos, o cuando
crean la apariencia exterior de un contrato diverso del querido por ellos.
39
10.3.2 Clases de simulación
La simulación absoluta tiene lugar cuando se celebra un acto jurídico que nada
tiene de real; el acto es completamente ficticio, irreal. Es decir, las partes no
quieren en realidad celebrar ningún negocio jurídico, sino que quieren
modificar la apariencia de una disminución del activo o un amento ficticio del
pasivo de una de las partes, en perjuicio de los acreedores; aunque a veces
puede ser una simulación lícita.
Por otro lado, la simulación se clasifica en lícita e ilícita, que tendrá que ver con
la causa determinante que dio origen al acto.
40
Por último, la simulación puede ser total o parcial. Es total cuando abarca
íntegramente al negocio, viciándolo en su esencia; y es parcial cuando sólo
recae sobre una parte del acto, sin que sea necesario que destruya los aspectos
reales del acto.
El principio general es que los simuladores del negocio jurídico carecen de toda
acción entre ellos.
Ello es así, toda vez que las partes se pusieron de acuerdo en eludir una
prohibición legal o perjudicar a terceros, por lo que pierden, en principio, el
derecho de impugnar el acto por el vicio de simulación.
10.3.4 El contradocumento
El contradocumento es la prueba por excelencia entre las partes de la
simulación.
41
Éste consiste en la prueba inequívoca de los hechos, ya que es la constancia
escrita –ya sea mediante instrumento público o privado– en el cual las partes
manifiestan el verdadero carácter del acto que ellas han celebrado, por lo que
deviene innecesario el aporte de indicios y presunciones que corroboren la
realidad a que se refiere.
El artículo 336 del código único establece “Acción de terceros. Los terceros
cuyos derechos o intereses legítimos son afectados por el acto simulado
pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la simulación por cualquier
medio de prueba.” 29
42
De este modo, el tercero que ejerza la acción debe demandar a ambas partes
del acto simulado; si la simulación fuese por interpósita persona, también al
prestanombre, conformándose un litisconsorcio pasivo con todos ellos.
Efectos
Todo tercero que se ha visto perjudicado por la simulación tiene derecho a ser
resarcido del daño sufrido.
43
10.3.7 Prescripción
Los arts. 2562 y 2563 incisos “b” y “c” del Código Civil y Comercial disponen que
el plazo de prescripción es de dos años; en la simulación entre partes se
computa desde que, requerida una de ellas, se negó a dejar sin efecto el acto
simulado; en la simulación ejercida por tercero, desde que conoció o pudo
conocer el vicio del acto jurídico.
10.4 El fraude
10.4.1 Noción
La noción de fraude implica una inmediata referencia al engaño, al acto
contrario a la verdad y al recto proceder. El fraude supone una conducta
tendiente a eludir los efectos de una norma imperativa o de origen
convencional, utilizando otra vía negocial no reprobada por ley. El fraude se
configura mediante actos reales, serios y no aparentes, no simulados. No
44
diverge la voluntad de la realidad declarada, sino que esta realidad amparada
en una norma legal elude las disposiciones de otra o perjudica a un tercero.
Este fraude no es otro que el fraude a la ley y que está contemplado en el art.
12 del Código Civil y Comercial.
Seguidamente veremos cuándo procede esta acción, es decir contra qué tipo de
actos, cuáles son los requisitos de procedencia y quiénes pueden solicitar la
declaración de inoponibilidad
45
de derechos o facultades con los que hubiese podido mejorar o
evitarlo empeorar su estado de fortuna. 30
En principio, todos los actos que signifiquen un perjuicio para los acreedores
son revocables, sea que produzcan un empobrecimiento del deudor o impidan
su enriquecimiento.
Sin embargo, esta regla tiene sus excepciones. Hay consenso en la doctrina en
que no pueden atacarse, por los acreedores, los actos que implican una
renuncia a derechos personalísimos, tales como pedir la revocación de una
donación por una causa de ingratitud del donatario, una causa de indignidad
para suceder, la renuncia a ejercer acción de resarcimiento por daño moral, etc.
46
10.4.5 Requisitos de procedencia
El artículo 339 del código unificado establece las condiciones generales para la
procedencia de la acción de inoponibilidad. Dispone:
La razón de ser de este primer recaudo es que los acreedores de fecha posterior
al acto del deudor no podrían invocar fraude en su perjuicio, pues, cuando
llegaron a constituirse en acreedores, sea por contrato, sea por disposición de la
ley, los bienes habían salido del patrimonio del deudor y, por ende, no
conformaban parte de su garantía patrimonial.
El segundo requisito supone que entre el acto que se ataca y la insolvencia del
deudor haya una relación de causalidad. Este recaudo se explica porque lo que
47
caracteriza al negocio fraudulento es el perjuicio que acarrea para el patrimonio
del deudor el generar o agravar su insolvencia, toda vez que se verá
imposibilitado de responder a todas su obligaciones contraídas y, por ende, el
daño que causa al acreedor es no satisfacer su acreencia.
El último de los presupuestos exige que el tercero que contrató con el deudor a
título oneroso haya obrado de mala fe, es decir, haya conocido o debido
conocer que dicho acto provocaba o agravaba su insolvencia.
Distinto será el supuesto del tercero que contrató a título gratuito, en cuyo caso
no interesa la buena o mala fe del adquirente, pues se prefiere el interés de los
acreedores por sobre el del adquirente y, por ende, sólo habrá que acreditar
que el acto fue a título gratuito.
48
10.4.6 Ejercicio de la acción contra los subadquirentes
Por otra parte, la acción contra el subadquirente procede en los casos en que en
el tercero haya adquirido a título gratuito o bien haya obrado de mala fe, es
decir, con conocimiento de la insolvencia del deudor, al tiempo de celebrar el
acto.
Por último, señalamos que, al igual que sucede con la simulación, tanto el
tercero contratante como el subadquirente de mala fe responden
solidariamente por los daños ocasionados al acreedor que interpuso la acción
en los siguientes supuestos:
49
inoponibilidad se pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores que la
promueven, y hasta el importe de sus respectivos créditos.”32
Como consecuencia de ello, si, después de ejecutados los bienes materia del
acto fraudulento y satisfecho el crédito del acreedor que ejerció la acción,
quedara un remanente, como el acto jurídico es válido entre quienes lo
celebraron, aquél pertenece al tercer adquirente.
Extinción
50
Prescripción
Por último, cabe referir al término de la prescripción, la que, según los arts.
2562 inc. “f” y 2563 inc. “f” del Código, es de dos años, contados desde que se
conoció o pudo conocer el vicio del acto.
51
11. Ineficacia de los
actos jurídicos
11.1 Ineficacia de los actos jurídicos
11.1.1 Definición. Categorías de ineficacia. Efectos
52
11.1.2 Noción de acto indirecto
El artículo 385 del Código Civil y Comercial dispone:
Por ejemplo, son negocios indirectos la venta que se realiza no para transmitir
la propiedad de una cosa, sino con fin de garantía; la cesión de derechos
también con finalidad de asegurar derechos; entre otros.
Es dable resaltar que la finalidad del negocio indirecto siempre debe ser lícita,
pues, si el negocio está dirigido a eludir normas imperativas (es decir, cuando se
lo emplea para lograr, a través de una vía oblicua, fines que no se pueden
obtener directamente), el acto constituirá un fraude a la ley.
11.2 Nulidad
11.2.1 Definición y fundamento
Hemos anticipado, al hablar de la ineficacia estructural de los actos jurídicos,
que dicho concepto de carácter amplio comprende las situaciones de invalidez,
caracterizadas por los supuestos en los cuales el acto se ve privado de producir
sus efectos normales por la existencia de un vicio originario, es decir, un defecto
presente en su estructura desde el momento de la celebración del negocio
jurídico; un defecto constitutivo.
Desde esta perspectiva, un acto jurídico está afectado de nulidad cuando la ley,
en virtud de causas existentes desde el origen mismo del acto, le priva de los
efectos que regularmente debía producir.
En otras palabras, la nulidad es una sanción legal que priva de sus efectos
normales a un acto jurídico en virtud de una causa originaria, es decir, existente
en el momento de su celebración, y es también una ineficacia absoluta en
tanto, a diferencia de la inoponibilidad, el acto jurídico inválido es
53
completamente ineficaz no sólo respecto de terceros sino también entre las
mismas partes que lo celebraron.
Características Generales
Dentro de las características generales que describen la nulidad, podemos
señalar las siguientes:
Actos de nulidad absoluta y actos de nulidad relativa (arts. 387 y 388 del CCCN);
54
En esta línea, en los supuestos de nulidades absolutas, el vicio que afecta al acto
jurídico que se reputa inválido lesiona un interés general, es decir que se
encuentra de por medio el orden público (a diferencia de los casos de nulidades
relativas, en los cuales se afecta un interés particular, individual de los sujetos
que forman parte del negocio jurídico).
Por otro lado, cabe señalar que el acto afectado por una nulidad absoluta no es
confirmable, en tanto, por estar de por medio un interés de carácter general, es
la misma sociedad la interesada en su invalidez, por lo que el acto podrá
llevarse a cabo nuevamente sin el vicio que afecta al anterior y sin que sea
posible su confirmación. En cambio, si se trata de una nulidad relativa, al estar
en juego un interés de carácter particular, el vicio del que adolece el acto
jurídico sí puede ser confirmado; ello es consagrado en el art. 388 del CCCN.
En esta línea, cabe tener en cuenta el art. 389 del Código, que dispone:
55
el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o varias de sus
disposiciones.
La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones
válidas, si son separables. Si no son separables porque el acto no
puede susbisitir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad
total.
En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe
integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses que
razonablemente puedan considerarse perseguidos por las
partes.34
En efecto, la condición para que un acto jurídico pueda ser sólo parcialmente
nulo, es que sus diversas disposiciones, o mejor dicho, los diversos actos de
disposición que él encierra, sean separables.
En los casos en que pueda declararse sólo la nulidad de alguna disposición y por
lo tanto subsista la eficacia del acto jurídico, el magistrado debe integrar el acto
de acuerdo a la naturaleza y los intereses que puedan considerarse perseguidos
por las partes.
Cabe estudiar ahora los efectos que la acción de nulidad produce tanto respecto
de las partes que intervienen en el negocio jurídico, como de los terceros.
En primer lugar, el efecto propio que se deriva del análisis que hemos efectuado
se centra en la idea de que un acto jurídico, al ser declarado nulo, no podrá
producir los efectos normales que se tuvieron en cuenta al momento de
celebrarlo. Es decir, tiene como consecuencia privarlo de sus efectos como si
nunca hubiere existido.
56
Ahora bien, el Código Civil y Comercial ha receptado jurídicamente esta
problemática analizando adecuadamente los efectos producidos por la nulidad
de los actos jurídicos en los arts. 390 a 392.
Ahora bien, con respecto a los efectos que la nulidad del negocio jurídico
genera en relación a las partes contratantes, es preciso diferenciar si nos
hallamos en supuestos en los cuales el acto defectuoso tuvo principio de
ejecución o no.
Así, si el acto no fue ejecutado, una vez dictada la sentencia que declare su
nulidad, las partes no podrán exigir o demandar su cumplimiento. En cambio, si
el acto jurídico tuvo principio de ejecución o se ejecutó en su totalidad, al
declararse su invalidez corresponde la aplicación del art. 390 del Código; las
partes deben restituirse mutuamente lo obtenido en virtud del acto anulado, a
fin de volver las cosas al estado anterior al del acto inválido.
Por otro lado, debemos señalar que una o ambas partes del acto nulo por
sentencia pueden haber sufrido daños como resultado de la invalidez del acto
jurídico; daños materiales y aun morales que es preciso reparar para lograr que
la situación jurídica de las partes retorne al estado anterior a la celebración del
acto.
En esta línea, el art. 391 del Código expresa: “Hechos simples. Los actos
jurídicos nulos, aunque no produzcan los efectos de los actos válidos, dan lugar
en su caso a las consecuencias de los hechos en general y a las reparaciones
que correspondan.” 35
Desde esta perspectiva, analizando los efectos con miras al futuro, por más que
el acto sea declarado nulo y, con ello, se impida la producción de los efectos
propios que se tuvieron en cuenta al momento de celebrarlo, en función de la
norma transcripta se considera el negocio jurídico anulado como un acto ilícito
o hecho jurídico en general. Es por ello que corresponde indemnizar los daños y
perjuicios que hayan ocasionado, en tanto se genera la obligación de reparar el
daño causado.
57
Es decir que, además de la restitución, se estipula la indemnización de daños y
perjuicios como acción complementaria.
Cabe precisar que, para que funcione tal protección de los subadquirentes de
buena fe y a título oneroso, es necesario que se cumplan ciertos recaudos: a)
58
debe ser invocada por un subadquirente, b) ha de referirse a derechos reales o
personales sobre inmuebles o muebles registrables, c) título oneroso y d) buena
fe.
59
realice por escritura pública, la transmisión por boleto privado de compraventa
no provoca la nulidad del acto jurídico, sino que impone en cabeza del
otorgante la obligación de escriturar.
Ahora bien, el artículo 393 del Código Civil y Comercial recepta la confirmación
y dispone:
60
11.3.2 Diferencias con la conversión
Tal como hemos señalado, la conversión y la confirmación son modos de
convalidación del acto jurídico.
c) que el acto nulo reúna los requisitos de forma y sustancia de otro acto
(requisito objetivo);
d) que las partes hubieran querido al otro acto de haber previsto la nulidad
(requisito subjetivo).
11.3.3 Forma
De acuerdo a la forma, la confirmación puede ser expresa o tácita.
61
precisas que individualicen al sujeto legitimado para confirmar, a los
fines de no dejar lugar a dudas.
Por otro lado, la confirmación también puede ser tácita. De acuerdo al art. 394
del Código Civil y Comercial: “La confirmación tácita resulta del cumplimiento
total o parcial del acto nulo realizado con conocimiento de la causa de nulidad o
de otro acto del que se deriva la voluntad inequívoca de sanear el vicio del
acto.”38
Así las cosas, la confirmación tácita es la que resulta de otros actos y hechos de
los cuales se derive la voluntad inequívoca de sanear el vicio del acto. Por
ejemplo, el pago voluntario total o parcial, o la ejecución voluntaria de un
convenio prestando el consentimiento.
Para que opere este tipo de confirmación, se requiere: a) que la causa o causas
de la nulidad hayan cesado; b) que no concurra en el acto de confirmación
tácita ninguna otra causal que pueda producir su nulidad; c) que la parte
confirmante tenga pleno conocimiento del vicio del que adolecía el acto; d) que
tenga, inequívocamente, intención de repararlo.
11.3.4 Efectos
El artículo 395 del Código Civil y Comercial dispone:
62
Por último, la norma establece que el efecto retroactivo de la confirmación no
perjudica los derechos de los terceros, es decir que dicho efecto les es
inoponible. Los terceros protegidos son los sucesores a título singular de
derechos reales transmitidos válidamente por quien pudo demandar la nulidad
en el período transcurrido entre la celebración del acto inválido –ya cesada la
causal de invalidez– y su confirmación; en relación a estos terceros, la
confirmación es inoponible.
11.4 La inoponibilidad
11.4.1 Definición. Efectos
63
terceros sino también con relación a las partes, en tanto la privación de efectos
se produce por un defecto existente en la estructura misma del acto y desde su
origen, es decir, desde el momento mismo de su celebración, constituyendo
una ineficacia de carácter estructural y absoluta.
Efectos
Así, el tercero interesado puede recurrir a la justicia para hacer cesar los efectos
propios del acto que lo perjudica, sea por vía de acción o de excepción. La
acción de inoponibilidad es prescriptible. Por ejemplo, en el caso de la
declaración de inoponibilidad en el fraude, la acción prescribe a los dos años
desde que se conoció o pudo conocer el vicio del acto, por lo que, intentada la
acción después de ese plazo, se podrá interponer la defensa de prescripción.
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Referencias
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Comercial de la Nación. Suplemento Especial Nuevo Código Civil y Comercial,
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representación con especial referencia a la materia comercial. DCCyE, junio,
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López Mesa, M. J. (2008). Código Civil y Leyes Complementarias Anotados con
Jurisprudencia. Buenos Aires: Lexis Nexis.
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Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, febrero, 115.
Rivera, J. y Medina, G. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, I. Buenos Aires: La Ley.
Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado III. Córdoba: Alveroni.
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