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Center for Latin American and Caribbean Studies, University of Michigan, Ann Arbor

LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI (GENERO PERIODISTICO Y GENERO


POETICO EN ALFONSINA STORNI)
Author(s): Delfina Muschietti
Source: Dispositio, Vol. 15, No. 39, GENRE STUDIES IN HISPANIC LITERATURE (1990), pp.
85-105
Published by: Center for Latin American and Caribbean Studies, University of Michigan,
Ann Arbor
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/41491376
Accessed: 09-11-2016 16:46 UTC

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Dispositio Vol. XV, No. 39, pp. 85-105
©Department of Romance Languages, University of Michigan

LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI


(GENERO PERIODISTICO Y GENERO POETICO
EN ALFONSINA STORNI)

Delfina Muschietti
Instituto de Filologia
CONICET

Quien se enfrente con los textos periodísticos y los textos poéticos


Alfonsina Storni escribió durante el período que podríamos circunscrib
yrigoyenismo en Argentina, se hallará ante un problema por resolver: dar cu
de una discontinuidad, un corte, un material heterogéneo. Al menos dos
dos voces, dos posiciones-sujetos parecen armar estos discursos enfrent
Veamos algunos ejemplos:

Creo que el feminismo merece mucho más que una bondadosa


galantería, porque es tan importante como toda una transforma-
ción colectiva. [...] Si cada jefe de estado y cada jefe de familia
fueran capaces de reconocer y llenar todas las necesidades de sus
sometidos, se habrían acabado todos los problemas modernos,
entre ellos el ya famoso feminista. [...] Hablar de feminismo y
separarlo del conjunto de las cosas como una cosa aislada, sin
relación, como una arbitrariedad del capricho femenil, me parece
disparatado. [...] ¿Pero es que los pensamientos y las aspiraciones
colectivas son hongos que nacen porque sí y cuando se les ocurre?
En la lucha por la existencia no hay cuartel, no se advierte
sexo; no hay piedad, no hay flores, ¡oh, poeta! El que llega primero
toma, y con frecuencia el más fuerte, que llegó segundo, no toma,
arrebata. [...] Es en gran parte esta inclemencia de la vida que ha

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86 DELFINA MUSCHIETTI

roto la sumisión en la mujer y aho


pensamiento, ensaya su persona
Ha dejado de creer en la misión d
[...]
Mientras tanto, y de inmediato, obtendrán las mujeres la
supresión de leyes y conceptos vergonzosos para la dignidad
femenina. [...] Transformar las palabras: "lástima", "perdón",
"error", en "derecho de mujer", "derecho de madre", "derecho de
ser humano", será una de las conquistas inevitables y preciosas del
feminismo.
"Un tema viejo" en la sección "Feminidades" de La
Nota a.4, n.193, 18-4-1919.

* * *

Educada así, puram


para crear su propia
masculina.
"El movimiento hacia la emancipación de la mujer en la
República Argentina", "Las dirigentes femenistas", en
La Revista del Mundo, Buenos Aires, agosto 1919.

* * *

Acoge mi pedido: oy
Vuélvete a donde qu
Celosa de tus penas,
Sombra de tus anhel
"Me atreveré a bes

* * *

Yo seré a tu lado sil


Perfume, perfume, n
No tendré palabras,
Sólo sabré amar.

Te pediré entonces tu lástima, amado,


"Oye", idem .

Estos textos, sin duda, tienen como elemento notable las posiciones
opuestas y contradictorias del sujeto discursivo con referencia a un centro
claramente localizable: la relación de fuerzas entre dos grupos sociales (hombres-
mujeres) señalados por su pertenencia a una clase sexual con roles rígidamente
institucionalizados. Parece casi obvio decir: las estrategias desplegadas en los

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fragmentos de los poemas citados (orientación haci


selecciones léxicas de auto-predicación del yo-mujer:
silencio, no-saber-pensar, no-tener-deseos, sólo-
posiciones sintácticas que ubican a ese yo en el lugar
circunstancia lateral, siempre dependiente de un tú-
penas, tus anhelos, tu pensamiento, a tu lado) trazan el
"mendicante" que señala claramente desde dónde se h
menos poder. En este sentido, los poemas parecen f
ejemplo de la situación que los textos periodísticos s
atacar con un desarrollo argumentativo coherent
resistencia hacia el lugar de poder ocupado por
contradictoria de "sometidos'V'sumisa", "lástima"/"
"sombra" en los dos grupos de textos es harto significat
los poemas clausuran el horizonte textual en la intimida
amorosa, los artículos periodísticos hablan de una tr
proceso, de una lucha sin cuartel, de jefes y sometidos,
surgimiento en definitiva de un nuevo sujeto social:
La ambivalencia de este sujeto discursivo cont
tenemos en cuenta que la voz "mendicante" domina la gr
que componen los cuatro primeros y extensos libros
(La inquietud del rosal , 1916; El dulce daño , 1918; I
Languidez , 1920), y se atenúa recién en Ocre (1925),
luego veremos. Frente a esa voz dominada-dominante
inferior de poemas ejerce la resistencia frente al dis
periodísticos, en cambio, esta posición es hegemónic
Hablábamos de un centro claramente localizado en estos textos de
Alfonsina: es el mismo que puede rastrearse, con diferentes matices formales
ideológicos, en toda la literatura femenina del período (recortada en el poema de
amor y la prosa didáctico-moralizante). Este centro señala dos hechos: a) el
estado de una relación de fuerzas férreamente establecida, que empezaba a se
cuestionada;2 b) un desplazamiento de la literatura escrita por mujeres con
respecto a la "gran" literatura escrita por hombres.3 ¿Cuáles son las condicion
de posibilidad de este desplazamiento? Algunas respuestas surgen de
confrontación de los textos de las escritoras con el material rastreado en las
revistas y semanarios de la época.4 Las prolíficas encuestas, correos y consultorios
para los lectores, numerosas páginas de opinión y editoriales dan cuenta de una
polémica que ocupa velada o desembozadamente gran cantidad del espacio
periodístico de entonces: la crisis del rol institucionalizado para la mujer en el
sistema económico, social, cultural de la Argentina de principios de siglo. Desde
los movimientos feministas hasta los intentos por promulgar una ley de divorcio
o de reformar el Código Civil del momento (muy explícito en cuanto a "las
incapacidades relativas de la mujer", tal como explica Alfonsina en uno de sus
artículos), el estado de polémica produjo la inmediata respuesta de las clases
tradicionales en el poder. Desde las instituciones surge un poderoso dispositivo

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88 DELFINA MUSCHIETTI

(que abarca desde los sermones en


discurso dedicado a la mujer en la
estratégica dominante: revertir la c
Debemos pensar los textos escr
1916-1930 en relación con esa cri
de aquellos núcleos (inmigració
literatura de la época. Un desp
específicas de marginalidad fren
hombres. Las diferentes posicion
intelectual argentino (pienso en
Alfonsina, por ejemplo) no pue
marginal frente a la "gran" literatu

1. El periodismo: la invasión de u

Volviendo a nuestro planteo in


posiciones contradictorias del su
lucha. Se trata también de dos g
artículo periodístico-polémico, p
¿Cómo relacionar los términos de
textos, esa disyunción que imp
portamientos textuales unidos ca
Alfonsina Storni? Podríamos em
materiales diferenciadas de circulac
grado de aceptabilidad discursiva en
en funcionamiento) que producen
Si partimos de la afirmación de
hablar (Bourdieu, 1976), podemos
textual en uno y otro género com
voz autorizada y una escucha p
efectivamente de extrema censur
siglo en Argentina, habría que est
de esa censura en relación con los
estrategias desplegadas por la escr
El género periodístico - en el q
publicados en Fray Mocho , La No
características específicas: a) su
editorial y la formación del gran p
b) el status de lugar "natural" par
"tribuna pública" desde la cual se
sociales del momento. Dos caracte
bastardo , alejado de las altas esfe
excelencia) que debía permanecer en

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luchas materiales por la existencia. Por ello, el hablan


periodístico pasa sin mayores dificultades de la voz indi
defensa de los intereses de un grupo o de una clase e
otro oponente. La polémica, entonces, puede consid
(una formulación a-contrario , cfr. Kerbrat-Orecchio
importante distinguir los dos sujetos en lucha. Se trata,
"combate a cara descubierta, por lo tanto espectacular",
un "efecto de argumentación". Todas estas condiciones s
en los artículos que Alfonsina escribe en 1919 p
autodenominada como "tribuna libre")5 en los que de
precisión los derechos de la mujer - en tanto muevo
prácticas jurídicas y cotidianas, del discurso científi
esto es, en contra del vasto dispositivo que sometía la m
político y cultural en manos del hombre (patrón, padre,
Se elabora así una contrapropuesta discursiva con las
argumentación: el análisis y la evaluación de datos
ocupación laboral, proyectos de ley, ordenanzas mu
güisticas cotidianas), que desenmascaran un sometim
institución, en su efecto más preciso: volver natural aqu
social. Emerge, entonces, desde la fracción dominad
obtener cierta autoridad, cierta legitimación. Esta luc
en el marco de una sección periodística llamada
Femenina" o "Feminidades".
A partir de lo anterior, resulta claro en el discurso periodístico de Alfonsina
la propuesta de un doble trabajo: a) revertir la expectativa del posible lector o
lectora, que infiere de la sección una imagen de mujer investida en ciertas
prácticas (que las publicaciones periódicas se encargaron de cristalizar): cocinar,
coser, ocuparse del hogar y de los hijos, de la belleza física al mismo tiempo que
de las esferas espirituales recortadas en la poesía sentimental, la prosa didáctico-
moralizante y las obras de caridad; b) la construcción de una identidad social
diferenciada a partir de un discurso público que se desenvuelve como lucha
política.
Por eso el despliegue de diversas tácticas discursivas. A veces, se utililiza la
burla y la ironía para señalar a las mujeres que se convierten en porta-voces del
discurso oficial 6; en otras oportunidades, el recurso al tono didáctico y el empleo
de ejemplo, o el tono de manifiesto más o menos violento, insisten - para un
supuesto público de lectoras - en la necesidad de pensar-se como sujetos sociales
en otro lugar que el asignado por el poder. También el enfrentamiento con el
discurso del otro es a veces directo, a veces más sutil a través de la ironía, o el
sarcasmo que pone en evidencia al oponente y revela sus estrategias.7
Nada más apropiado, entonces, que la definición de Angenot (1982) para la
polémica: se trata de ocupar dos territorios y en una táctica ideal "batir al
adversario en su propio terreno". Estamos hablando de lucha política, combate,
adversarios, armas y estrategias discursivas: un campo evidentemente propiedad

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del hombre, según la reinterpret


diferencia biológica entre los sexo
pie de estos artículos de La No
enunciador de los textos la muestra
del adversario en el marco de las
ocupa el lugar de un hombre al
género público , del que la mujer
Fue quizás ese lugar el que le pe
desde la zona de los excluidos, en
institucional. Se trata de una apr
discursivas. A ello se debe, supon
silencio negador de los comentar
trabajo político "invasor".8 Se tr
pública en boca de una mujer sue
marginalidad, sin eco y sin lectores

2. La poesía de amor: un disposit

Muy diferente es el comportam


discurso poético de Alfonsina Sto
sujeto-mujer con respecto a las c
amor en el mercado de la época. En
la institución había entronizado
campo de la producción simbólica. L
nacida-para-amar) debía cumplir
aparecer como la enunciadora "n
situación, la literatura sentimental
único campo de lectura legitim
dispositivo de la censura.9
El género poesía de amor resul
"versos de amor" era para la muje
en un orden discursivo que repro
femenina: el encierro y la sumis
doncellez, reina del hogar en el dom
sobre el cuerpo del texto esta dob
a) En el encierro temático que carac
hegemoniza la representación en to
confesional del Yo: escenas íntima
espacio, lejos de cualquier contam
b) En un encierro retórico, con
dibujan dos imágenes estereotipa
fina, blanca y delicada, sumida e
escamotea el deseo y el cuerpo, obt

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amado (estereotipo masculino que reúne poder y saber),


bien o su contrapartida, la pura crueldad.
El encierro discursivo cristaliza de esta manera ciertas condiciones
materiales de sometimiento y dependencia en el rol de la mujer argentina de
principios de siglo. La mujer (se sabe, se dice y se practica) no sale de su casa, no
trabaja fuera de ella (y si lo hace, está sujeta a procedimientos de extrema
marginalidad), no puede disponer de sus bienes materiales ni ejercer la patria
potestad sobre sus hijos, no puede votar, no puede caminar por la calle junto a un
hombre que no sea su padre, marido o hermano, no puede reírse en público n
darse vuelta para mirar a nadie, no puede sino escribir "versos de amor". La
escritura reproduce, entonces, la figura de un cuerpo disciplinado, vigilado entre
las cuatro paredes de la casa ("el hogar"), o en las redes de un poderoso corsé
normativo.10 Un cuerpo que desde el discurso médico-científico, en cambio,
resulta histerizado, vuelto fetiche, en primer plano; desde la abundante
propaganda medicinal de las revistas de la época, además, aparece clasificado,
exhibido, exorcizado: se trata del vientre de la madre, que hay que proteger de
toda contaminación y de toda afección; se trata, por otro lado, de un organismo
mensualmente aquejado por 'ios males de señora", que debe preservar su
capacidad de trabajo y de sacrificio.11
Lo que la mirada medicinal exhibe como pura materia, resulta en el código
de comportamiento social y textual de lo femenino, pudorosamente velado,
custodiado, encerrado bajo la máscara de lo íntimo y subjetivo, lo espiritual,
como ámbitos "naturales" de la mujer: el cuerpo se evapora tras los tules del
ensueño y el ideal, la fuerza del deseo se vuelve puro sentimiento.
El poema de amor cumple puntualmente con los requisistos de esta
interioridad vigilada: la confesión sentimental (el "verso de amor") es espectáculo
exigido a la mujer y su único discurso permitido. En la confesión se advierten
anomalías, se reconocen normalidades: apartarse de él significa sustraerse al
examen de la mirada clínico-disciplinaria y la sanción normalizadora, implica
quebrar los límites del encierro.12 En este sentido funcionan las numerosas
reseñas bibliográficas y comentarios periodísticos que niegan al discurso de
Alfonsina la posibilidad de abandonar el género poético, así como la sanción de
Borges en su lectura de Telarañas , de Nidya Lamarque (Proa, n. 14, 1925). Borges
establece una clara demarcación de campos estéticos y retóricos: para "las
muchachas" la efusión sentimental, la belleza "espontánea" de las flores, Amado
Nervo y Rubén Darío; para los "varones" la austeridad del pensamiento. Para
ellos se relegan, entonces, las propuestas de una vanguardia que afirmaba su
programa sobre la negación de los "méritos" reconocidos en el texto de la
Lamarque.
La literatura escrita por mujeres queda así sutilmente recortada en el género
poema de amor , campo de exclusión estética articulado sobre una condición
material de sometimiento. Como contrapartida y por una clara operación
ideológica de inversión, el sujeto-mujer aparece ocupando ciertas posiciones
imaginarias, cristalizadas en un léxico que alude al campo del poder. De este

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modo, aquella que los discursos public


el lugar de la "reina del hogar" o "
sabiamente destronada en sus propi
el producto de específicas prácticas de
la mujer no actúa sino reproducien
estética: parloteo insignificante y ban
otro caso sin diferencias porque, c
"todas expresan lo mismo". (Cfr. no

2.1. La poesía de Alfonsina Storni: un

Marcos discursivos diferentes imp


ellas se constituye el sujeto que enu
dijimos, la escritura de Alfonsina actu
operaba con la apropiación de regla
combate "a cara descubierta". En e
hemos descrito, en cuyo centro ya
advertimos los signos de una lucha,
dores. Ahora se trata de desenmasca
trama: los textos poéticos se conviert
combate interdiscursivo, con las irrup
en el liso y opaco tramado del estereo
de ser del texto aceptado como "natur
tanto, al público y ayudar a constitui
Una lucha que se advierte penosa e
(desde La inquietud del rosal hasta
realizar una lectura cuantificadora de
es más neta: la enorme proporción
mandato de la institución (cuyo eje
Irremediablemente ), frente al reduci
propuesta ("La loba", "Fecundidad
ser", "Tú me quieres blanca"). Este
discurso de Alfonsina recibiera desd
ciertas predicaciones que se reite
diferentes obras: talento o temperam
de marino . Como puntualiza Luis M
leído por las jeune s filles en los lar
hombres apasionados y violentos que h
n. 121, mayo 1919). El desplazamiento
el marco de una lectura clínico-ter
recurso a la enfermedad física o moral
La mirada clínica puesta sobre el di
resultado: el intento de cambiar las le

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 93

a la mujer implica una clara sanción: significa cambiar de g


de mujer a varón. Quiero decir, los textos poéticos de A
sus contemporáneos un claro efecto de lectura, cuyos ecos
lecturas posteriores: la fusión de clase sexual (gender)
tensión discursiva hacia la ocupación de un dominio ajen
y prácticas asociados culturalmente con lo masculino) s
textos autodenominado mujer , como desplazado de su c
biológico hacia una zona ambigua. Así, las operaci
trabajaban sobre roles y patrones culturales, se confu
practicadas sobre un cuerpo, que aparece ahora con dos sex
de hombre o, a la inversa, un hombre que chilla. El d
pasado, entonces, a la zona herética y transgresiva del trav
escamotea la clasificación y elude, con su propia viole
neutralizador.
Porque salirse del género retórico poema de amor implicaba salirse de un rol
social, cambiar patrones de conducta lingüísticos y corporales: apartarse del
encierro del estereotipo, del decir banal y sin consecuencias, que remite a las
condiciones de circulación del discurso femenino (sometimiento, repetición, no
productividad). En ese pasaje se instaura la falla, la fractura de la disonancia: es
ahí donde se produce el chillido destemplado del travesti, del no-lugar de una
figura ilegítima. Borges lo señaló muy bien desde Proa , al hablar de "las
borrosidades" y "chillonerías de comadrita que suele inferirnos la Storni".
Volveremos sobre esta frase más adelante.
Ahora bien, ¿de qué gestos se hace cargo el discurso de "la Storni" como
para merecer las predicaciones de varonil y de chillido a la vez15, en esa imagen
mixta que hiere la normalidad? Pienso en un trabajo político. La escritura de
Alfonsina se instala en el canon del poema-de-amor y rompe esa superficie lisa
con la instauración de la polémica, una estrategia discursiva invasora. Desenmascara
allí, (donde sólo había tules, suspiros y ensueños) la lucha entre dos grupos: uno
dominado y el otro que domina; desemascara también las tácticas utilizadas para
dominar. Transforma, entonces, el poema-de-amor en campo de combate, en
praxis política. Rompe un género ritual, sacralizado y místico; lo fractura, con la
mezcla de estrategias discursivas que provienen de un dominio estrechamente
unido a las luchas materiales y a la cultura de masas: el género bastardo del
periodismo. En ese movimiento se inscribe el paso de la voz individual a la
colectiva ("¡Mujeres!") sobre la que se intenta fundar una identidad social. Una
lucha política cada vez más abierta que provoca, sin demoras, las operaciones de
neutralización del adversario: de qué se queja, qué pretende esta mujer.16
Diez, quince, veinte poemas bastaron en cuatro extensas obras para
disparar la reacción del grupo dominante. Con esta referencia numérica quiero
señalar que el enfrentamiento se daba aun dentro de los límites de los poemas de
Alfonsina: el chillido también es signo del choque entre dos voces internas (la que
reproduce el mandato, y la otra que se infiere rasgos de masculinidad y conforma
una figura mixta e ilegal). Una, mayoritaria, sigue la voz del poder; la otra, resiste
y ataca.

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94 DELFINA MUSCHIETTI

Hablamos de la intrusión en el
rasgos que pertenecen a géneros dis
sátira o ironía, la parodia diseñan
objetivo común: redistribuir los
poder. En este comportamiento
ideologización del género retórico p
de sometimiento y encierro que
quebrar. La escritura de Alfonsina l
hasta sus últimas consecuencias y
muerta; b) en un movimiento con
discursiva que señalábamos an
ambigüedad, el no-lugar de los cu

2.2 . Primer movimiento: de la pala

No torceré la Muerte ni torceré la Vida


Mi palabra, mi acento, no tendrá consecuencia:
"Lo mismo", Irremediablemente

Los tres primeros libros de Alfonsina agotaron una retórica, transformada


poema a poema en estereotipo exhaustivamente desprovisto de vida. Se le da
materialidad (letra dicha, escrita) al silencio como el lugar de la repetición, el
parloteo improductivo y abrumador, el "repite como un loro" que se atribuye al
hablar de la mujer en los ámbitos domésticos. La autonegación de la palabra
explicitada en "Lo mismo" alude a este decir banal, sin consecuencias, y su
imposibilidad de torcer lo codificado. Indica también el lugar de una palabra
dependiente obsesivamente representada en los primeros textos de Alfonsina en
un sujeto que pide la palabra de otro y habla con (y desde esa palabra). Se
configura un decir mendicante que acepta, pide, se humilla y representa una doble
escena: la de la mujer sometida al otro; la de una retórica que copia los modelos
de la literatura institucionalizada ( Rubén Darío , Amado Nervo): "Dime al oído la
palabra dulce" ("Dîme"); "Y dime la palabre, la palabra divina/ Que encuentre
en mis oídos dulcísimo acomodo ("Miedo"); "Cuando falta la palabra tuya/
suelo ser un sepulcro polvoriento" ("Sepulcro polvoriento"); "Y caigo entre sus
manos pequeña como el ave/ Con sus palabras hablo , su ventura es la mía, /Me
infunde en sus deseos, me pierdo en su energía, /Porque todo lo puede , porque todo
lo sabe"1 ("El hombre sereno", el subrayado es mío).
Ubicamos aquí, en este gesto de niña que depende de la autoridad del
otro17, la cristalización de un esterotipo que reproduce la voz de la doxa:
combinación del modernismo y romanticismo tardíos con registros que provienen
de la norma popular y marginal (el tango, el dicho cotidiano y el refrán, el
folletín): "....Parecen/ - volubles y coquetas - almitas femeninas/Mansamente
indolentes, mansamente felinas." ("Los cisnes").

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 95

El exceso señala este gesto de la palabra prestada: un


tules, suspiros, temblores, manos finas y delicadas, to
literarios; así como de una figura lánguida y vaporosame
rubia, blanca y de ojos azules) que vendían las revistas se
decía, satura estos poemas, agota y tritura este decir re
pensar de otra manera esta perfección en reproduc
cristalizar, entonces, una palabra (un género, una retórica),
posible pensar, tampoco, un texto que solidifique de m
mandato del imaginario social que el poema "Oye",
comienzo de este trabajo. Desde allí se perfila una distri
definida: costura, tejido y cacareo banal para el ámbito
perfumado para la compañía del hombre que acapara en s
mujer está vedado (el campo del saber-pensar-desear). El
folletín y la canción popular - ampliamente atestiguad
implica un recorte en el campo del saber, vaciado así de
{sólo saber amar), y en el del decir-escribir ( sólo escrib
obliga a la repetición de lo y a-dicho y oído. No es de ex
monocorde que José Gabriel encontraba con razón en l
1920. Saturación que traspone el tejido doméstico - mon
trama textual, y llama la atención sobre este exceso que

Se hacen tus ojos demasiado azules


Cubren tus manos impalpables tules
Y algo divino te lavanta en vuelo.

No cortemos la fruta deleitosa


Y mire el alma en una nube rosa
Como es de azul la beatitud del cielo
"Noche divina", Irremediablemente

Ahora bien, ya lo hemos dicho, como en filigrana de contrastes, se advierte


también desde las primeras obras de Alfonsina una actitud de contrapropuesta.
En el comienzo las diferencias entre ambas voces son bien netas y el
contradiscurso suena violentamente destemplado: etapa que concluye con
Irremediablemente , su tercer libro, en el que - paradójicamente - parece acallarse
la disonancia para dar paso a un mayor dominio de la voz oficial: es que
precisamente con esta obra concluye el trabajo de cristalización del estereotipo.
Languidez (1920) ya abre nuevas perspectivas textuales y amplía la gama de
estrategias utilizadas en el combate de los discursos. Sin embargo, la voz oficial
reaparecerá una y otra vez en forma de resto a través de cierta policía discursiva
que remite a dos campos claramente identificables: el de la moral cristiana y el
médico-científico. Así la voz de la disonancia se ofrece a la lectura como la
prostituta cuya alma pide purificación o como la enferma que el saber científico
separa y clasifica. Las auto-predicaciones relevadas en este sentido son

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96 DELFINA MUSCHIETTI

numerosas: "mis nervios están lo


devora" - "el mal que me consu
pagano"; y alcanzan en la predicac
acepción de la loca (de la perdida a l
con sus derivaciones tangueras la
une a ella otro emblema (el de la
discurso bíblico del mal y la clas
Alfonsina se ofrecía así, en el otr
lectura terapéutica que la clasifica
moralizante. Ecos de esta policía dis
que acompañaron toda su trayect

2.3. Segundo movimiento: el cuerpo

Llegamos así al despliegue de es


cuerpo del texto y producen la
implantada en un cuerpo de mujer
esta duplicidad - que desconcie
aparece siempre en el pasaje de la v
práctica estética una práctica políti
dispositivo de encierro, desacralizar
su dominio. En la textura misma
operador que organiza también e
femenino y lo masculino. Esta m
lector contemporáneo un malent
biológico, que constituye un territo
Vemos explicitado aquí un núcle
(género, retórica, operadores discur
ideológica (cfr. Voloshinov, 1926;
En las primeras obras de Alfon
aparece con los rasgos del manifi
prédica de un programa de acción ,
el que todas las mujeres pueden y

¡Mujeres!. ..La belleza es una f


Y el óvulo una idea - .
¡Triunfe el óvulo!
"Fecundidad", La inquietud del rosal

Disposición discursiva y léxico (el uso escandaloso de óvulo) se unen aquí en la


agresiva actitud de ruptura. El texto de Alfonsina logra entonces un "efecto-
manifiesto": "toma violentamente posición e instaura, entre emisor y alucotorio,
una relación conminatoria flagrante" (Abastado, 1980). De este modo operan las

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 97

fórmulas que exhortan a seguir un programa ("¡Id


oponed el valor!" en "La loba"); o las que excluyen de
que lo niegan ("El vientre que se niegue será atad
eternamente" en "Fecundidad"'; "¡Armadura feroz! Má
solo esfuerzo de arrojarla lejos/ Os quedaríais como yo
armadura", Languidez). A estas disposiciones podríamos
triunfalista que, obviamente, aparece como reafirmac
veinte siglos los que alzó mi mano!/ .../¡Son veinte sigl
Sentí su peso al libertarme de ellos." ("Veinte siglos
El poema "La loba", que ya hemos citado, combina el
satírica. Según Angenot (1982), lo satírico se instala e
divergencia ideológica y "desarrolla una retórica del de
que se advierten claramente en este pasaje:
Pobrecitas y mansas ovejas del rabaño!
No temáis a la loba, ella no os hará daño.

Ovejitas, mostradme los dientes, ¡qué pequeños!


No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños

Yo soy como la loba. Ando sola y me río


Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
Donde quiera que sea, que yo tengo una mano
Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

La que pueda seguirme que se venga conmigo.


Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo.
El uso del diminutivo ("ovejitas" - "pobrecitas") y el c
predicaciones que remite al lugar de los débiles, se un
discursiva para instalar el desdén y delimitar territorios di
otras (las sometidas a la voz del poder). El término "reb
su conjunto, amplifica además sus connotaciones n
contexto a partir de la oposición "pobrecitas"/ "dueños
entabla una relación de distanciamiento (la risa se erige en
vez) y se coloca como modelo a seguir, en un claro jue
hipotético público de mujeres y ofrecerles una altern
constituye a partir de la serie "trabajar" - "cerebro", r
ción del campo "enemigo", y que en los otros textos de
posición de resistencia se esgrimirá como armadura , c
para la lucha. (Cfr. nota 21.)
El segundo género intruso es el de la polémica. El ejem
me quieres blanca" {El dulce daño) donde resulta e
característica retórica: el texto avanza a partir de la r
adversa (cfr. Kerbrat-Orecchioni, 1980). En este senti
discurso descalificante que apunta a un blanco e int

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98 DELFINA MUSCHIETTI

enunciado adverso para destruirlo


fórmulas dependientes del Tú,
"casta" - "nivea") exigidas por és
realizadas en el pasado por ese Tú
principios presentes en la exigenc
contradicción material que pone
destinada a someter a la mujer. E
posición de exigida a la opuesta: c
"Renueva") exige a su vez en el ot
de igualdad. Una apuesta a lo i
arbitrario de la demanda masculina.
Manifiesto y polémica implican una lucha desembozada y una clara
individualización del otro como adversario. Estos poemas redundan en el léxico
apropiado para las escenas de combate: "frente al enemigo" - "mi coraza" -
"Pasan las flechas sobre mis cabellos" - "Bajo armadura andamos", etc. Sin
embargo, se insinúan ya otras estrategias más sutiles de enfrentamiento que
hallarán su expansión en Languidez y Ocre . Me refiero, por ejemplo, a
comportamientos textuales que bordean la ironía y la parodia del decir
institucionalizado y lo fuerzan a exponer lo que se calla. En estos casos, se
produce un desplazamiento de predicaciones que implica un cruce de roles. La
mujer se apropia, entonces, de los atributos de poder que la doxa prevé para el
hombre: "Yo lo sé todo" - "soberbia" - "comprendía" - "dueña de sí misma" -
"no me pidas más"; a la inversa, el hombre aparece "pequeñito", "ignorante",
de "ojos suplicantes".19
Pero lo más interesante del cambio de programa estético, que esboza
Languidez y profundiza Ocre , reside en la capacidad de autorreferencia paródica
que despliegan algunos poemas. El ataque se centra ahora con claridad sobre la
retórica momificada que se identifica con el género poema de amor , antes que en
la escena representada en y por el combate de discursos asignables a lo femenino
como opuesto de lo masculino. Se abre así el camino para una liberación (en los
temas, el léxico, la sintaxis, la métrica, la rima) que alcanza su cumbre sólo nueve
años después con la aparición de Mundo de siete pozos (1934).20
Languidez anuncia este gesto de liberación, por ejemplo, en "Ligadura
humana". En este poema, el sujeto se vuelve contra el "imbécil sueño " como
emblema de la esclavitud de la mujer pero ahora en un doble registro: la ligadura
anquilosada atañe tanto al ámbito de las costumbres y las relaciones
institucionalizadas como al ámbito de lo estético-literario. El sintagma "imbécil
sueño" reúne los opuestos pensar/soñar y explicita en este último los atributos
del sometido: "pobre" - "mendigo" - "vida miserable" - "necio tesón" -
'pesado moscardón" (como la rima machacona que resuena en casi todos los
textos de la primera obra de Alfonsina).21 Aún aquí encontramos las huellas de
una lucha: "En vano te desplazo a cada rato" - "Pero no: te acurrucas en mi
pecho/ Y me velas la voz " Veladura de la voz en la que resuena casi una escena de
violación ("Ah, me resisto, mas me tienes toda"). Ecos que no aparecen, en

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 99

cambio, en "Fiesta" (Ocre) que despliegan el dar la e


gastada. Las "criaturas núbiles", "dulces", "bellas", y su
representadas en las tres primeras estrofas ceden el lugar a
un registro diferente:

Ya me vuelvo de espaldas. Desde un quiosco


Contemplo el mar lejano, negro y fosco.
Irónica la boca. Ruge el viento.

La escritura de Alfonsina empieza con Languidez a to


operaciones de mistificación a las que su propia pala
entonces la doble mirada que posibilita en muchos textos
en parodia burlona ("Charla", "La pesca", "La ronda de
pasando mujeres", "Siglo XX"). En gran parte de é
inocente, aniñado, asumido irónicamente por el sujeto, p
la fuerza de la burla y refuncionalizar una estética
muchachas bellas,/ El parque alegre está,/ Formemos u
cantar./ ..../ Desde viejas edades,/ ¿Quién se puede que
rosadas/ Para el buen gavilán." "La ronda de las muchac
viejo "Anagke" con que Darío cerraba su Azul. El doble r
en el diálogo de dos voces (la de la paloma y la del gavilá
de Alfonsina en una misma voz desdoblada, que se vuelve so
desautorizar una retórica mistificadora. Un proceso simi
tres etapas" (que aluden al sueño, el presente y el pasado
traza los pasos que van de la idealización al enfrentamie

"La nube se ha disuelto ante mis ojos"

"Mis ojos tocan realidad tan triste"

"El tul se ha vuelto tosca muselina"

La tosca muselina se vuelve, con reminiscencias de tango, sobre una realidad


socioeconómica alejada de los vaporosos tules y hace palpable el cuerpo. Se
desvanece la nube de un ideal físico aristocrático y la retórica que lo sostiene: los
pies "blancos" son "rojos"; las "formas gráciles", "divinas" son ahora "rectas",
"duras". Esto es, la forma poética se abre a nuevos registros y empieza a diseñar
un nuevo imaginario y un nuevo lector.
En Ocre la transformación se ahonda: los velos se han descorrido sobre el
cuerpo, antes celosamente censurado, y aparecen las "caderas redondas", los
"duros muslos tensos" ("Una"); surgen también los prosaísmos descarados:
"Duermo mi sueño eterno a pierna suelta" ("Epitafio para mi tumba") en un
proceso desolemnizador que culminará en Mundo de siete pozos (1939) y
Mascarilla y trébol (1938), las dos últimas obras poéticas de Alfonsina.

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100 DELFINA MUSCHIETTI

3. A modo de conclusion

Precisamente en el último libro, Mascarilla y trébol , aparece este verso: "Y


yo chillé con voz no articulada". Se propicia así la re-lectura de las primera
obras en el seguimiento de un pasaje: el de una voz disciplinada, obediente
enrejado discursivo propuesto por la institución, que se abre a la disonancia y
ilegalidad de una figura mixta. Con la certeza de un terreno conquistado, e
último tramo de la obra de Alfonsina se sale del encierro del "mundo íntimo"
saca a pasear la subjetividad por las calles de Buenos Aires, antes sólo caminad
por los hombres. Llega entonces a un nuevo proyecto estético: en verso libre
anti-sonetos, abandona la rima canónica, se aleja del estereotipo y se acerca a l
vanguardias, deja de ser monotemàtica. Desligarse de un género y de una retórica
ha sido terminar con una servidumbre: la de las nacidas para amar . O lo que es lo
mismo, cambio de programa estético al que se llega como cumplimiento de un
praxis política. Por eso, la escritura poética de Alfonsina nunca dejará de llev
sobre su cuerpo la marca de la ambivalencia: mezcla de estética y política, d
mujer y de hombre, de literatura sentimental y polémica periodística, de cultura
alta y cultura popular. Un discurso travesti, decíamos, que elude la clasificación.
Llega el momento de retomar aquella frase de Borges que, desde las páginas
de Proa , dicta en 1925 una lectura prejuiciosa y a la vez lúcida en el despliegue de
esa figura mixta. Hablaba Borges desdeñosamente de "las borrosidades"
"chillonerías de comadrita que suele inferirnos la Storni". En primer término, la
frase limita y aisla un sujeto plural (nos) que recibe una herida, que es atacado o
agraviado (inferir) por otro sujeto (la Storni). Éste, como sabemos, también
asume una voz colectiva. Se reconoce, entonces, el enfrentamiento entre d
sujetos sociales. "Borrosidades" y "chillonerías" hablan de duplicidad
contradicción, estereotipo y disonancia. Del mismo modo comadrita juega con
co-ocurrencia de dos términos (comadre/compadrito) con sus derivados verbales,
que el Diccionario de la Real Academia define así:

- comadrear : murmurar, chismear, en especial las mujeres


- compadrear : jactarse, envalentonarse

La actitud del compadrito, que revela al que tiene la fuerza y la ostenta, denota la
violencia verbal y corporal que nuestra cultura lee como atributos masculino
asignables al habla popular (cfr. Bourdieu, 1976). La comadre, en cambi
murmura y repite lo que dijeron los otros en la circulación del chisme: discurso
viciado, improductivo que se asigna a las mujeres en los ámbitos domésticos
cerrados (la casa, el cuarto, el patio del conventillo). Entre el compadrito qu
grita y se envalentona, y la comadre que murmura en sordina, se instala e
chillido destemplado y de mal gusto. En este sentido está dada la fusión ent
chillido-chillón , que alude a la norma estética popular: colores chillones, sonidos
groseramente articulados. La Storni es, en fin, una mujer que compadrea y
envalentona, un hombre-mujer que chilla, una conventillera: la que sa

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 101

violentamente los trapitos al sol y desnuda ciertos conf


cuidadas maneras burguesas. En el cruce de chillonería y com
en efecto, com-en-ti-lle-ra: la v (de varón) es la única au
como único baluarte de un territorio atacado que se resiste.
observar cómo Borges ha fusionado en esta frase las luch
culturales de la época: el enfrentamiento entre grupos (hom
clases (representadas en la inmigración y la oligarquía ga
estéticas (alta-popular) y proyectos culturales (epigonism
He querido dar cuenta de una discontinuidad, un
heterogéneo reunido bajo el nombre-autor de Alfon
coherencia, viejos principios burgueses, ya no sirven para h
Género poético y género periodístico construyen desde sus
circulación, y desde sus condiciones de posibilidad, dos su
contradictorios. Digamos entonces que diferentes práctic
a determinadas condiciones materiales, producen estrate
su vez sujetos diferenciados. En el caso de Alfonsina St
inscriben claramente en un sistema regional de lucha y
disturbio en los códigos de lectura contemporáneos: una fig
que se resiste a la homogeneización. Desde allí también,
mente el uso ideológico de un género, una retórica,
"Porque - como afirma Christine Glucksmann - no hay
la literatura sino ideologías de la literatura y funciona
ideologías."

NOTAS

1 Cito según la edición de las Obras completas. Tomo I: Poesías. Para el caso de los ar
periodísticos, agradezco la colaboración de Gwen Kirkpatrick, de la universidad de Ca
Berkeley, quien gentilmente puso a mi disposición el material recopilado en las bibliotecas d
Aires.
2 Para una reseña de la proliferación y actividad de los centros feministas en Argent
de Alfonsina Storni, "El movimiento hacia la emancipación de la mujer en la República Ar
Las dirigentes feministas" de Francis Korn, Buenos Aires : los huéspedes del 20' el n. 183
historia , agosto 1982, dedicado a las mujeres argentinas.
3 Para una ampliación de este aspecto, cfr. Muschietti.
4 Trabaje con los periódicos y semanarios agrupados de la siguiente manera: a) Lo
ocuparon de la "actualidad": según el modelo de los magazines europeos y norteam
exhibían un material miscelánico en el que se superponían frivolamente las "curiosida
guerra" con las recetas de cocina, las modas, los consejos moralizantes, los "poemas de am

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102 DELFINA MUSCHIETTI

noticias de deportes: Fray Mocho , Caras y Care


estos semanarios además la publicidad ocupa
ideológicas; b) Los que tenían como propuesta
(ya sea en el seguimiento de la norma vige
suplemento de La Nación , Martín Fierro , Cl
estética de los géneros marginales (el tango,
moderna , Alma argentina , Canciones popula
colaboración prestada en el relevamiento ar
5 A partir de aquí restringimos el corpus
publicados por Alfonsina en La Nota durante
o "Feminidades".
6 "....conocemos, todos, un tipo de mujer a quien el divorcio haría temblar. Es esa mujercita
acicalada, que se viste de arriba a abajo con alfileres, que vive de murmuraciones, que es tan ignorante
como agraciada, y que, al casarse, abandona, en cuanto la maternidad la solicita, toda coquetería
prudente" ("¿Quién es el enemigo del divorcio?" Storni 1919b). "¿Ha pensado [señora] en la gran
responsabilidad que va a caer sobre Ud., que, en su vida, no ha hecho otra cosa que traer al mundo
cuatro o cinco muchachos, muchachos que bien pudieron brotar como los hongos? ("Votaremos"
Stomi 19 19d). Habría que recordar que la Ley de Divorcio se promulgó en Argentina recién en 1987,
mientras que el voto femenino fue una conquista de Eva Perón en 1949.
7 "Bien, pues: nos declararon incapaces para ser testigos en los instrumentos públicos, para
administrar nuestros bienes siendo casadas, aún cuando estos bienes fueran heredados, y así pasamos
del papá al esposo buscando el 'ardid' para vencer la letra de la ley. [...] Ay de nosotras, en cambio, si
no fuéramos capaces de administrar [...] el conjunto de cosas que los hombres llaman nuestro honor.
Entonces nuestra incapacidad no existe. Para administrar, si así puede llamarse, nuestros
sentimientos se nos supone toda la capacidad: en este sentido nos creen más capaces que el hombre,
puesto que, a mayor conciencia del delito corresponde mayor castigo, y todo castigo, en las fallas de
esta administración, cae sobre la mujer". ("Sobre las incapacidades relativas de la mujer" Storni
1919c).
8 La única mención que he encontrado en este sentido pertenece, paradójicamente, a La
Nación en la nota que dedica a su muerte el 26-10-1938: "Fué haciéndose menos vaga y romántica en
su creación más concreta, y esa actitud coincidía con su preocupación por los problemas femeninos y
sociales, que trató en su acción periodística, y en ese aspecto, su prosa ágil sin complicación, sin
desgaste en el adorno formal, mostraba también su capacidad superior."
9 José Gabriel, por ejemplo, lamenta desde El Hogar la monotonía de la literatura femenina
sudamericana: "sucede que obedientes, únicamente a su infantil imaginación y a esa actitud espiritual
primitiva de lo subjetivo puro [...] todas imaginan lo mismo, todas expresan lo mismo y todas, por lo
tanto, vienen a converger en motivos, en formas, hasta en frases y locuciones y términos." ("La
literatura femenina en Sud America", Gabriel). El periodista que entrevista a Alfonsina en Caras y
Caretas , en cambio, exalta esta misma condición de la mujer, que garantiza a la "poetisa" cierto plus :
"lleva ya duplicada su facultad para hallar en la vida los motivos de la sensibilidad, más entusiasmo,
más ternura, el 'alma comprensiva', en fin, que sabe por qué en el mundo reímos o lloramos, por qué
la flor da su perfume y el pájaro su canto, sin haberlo aprendido en ninguna facultad sobre los gruesos
textos..." (24-10-1925).
10 "Para las solteras" (Para Tí, 6-4-1926): "...si en la calle encuentra algunas amigas, es
natural que las salude y que hable con ellas; pero debe evitar reír de modo bullicioso y hablar en voz
alta. En caso de que sus amigas olviden esa regla de buen tono, se les recordará esta regla y se
procurará que no chillen y no hagan que la gente se fije en el grupo que forman. Yendo por la calle no
debe volver nunca la cabeza para mirar a una persona - hombre o mujer - que haya pasado por su
lado." Disciplinamiento del cuerpo muy similar al de las ordenanzas del siglo XVIII que Michel
Foucault cita para la milicia francesa (Foucault 1975, 139): "...se les enseñará igualmente a no poner
los ojos en el suelo... a mantenerse inmóviles aguardando la voz de mando, sin mover la cabeza, las
manos ni los pies... finalmente, a marchar con paso firme..."
11 Un supuesto testimonio de la estadounidense Sra. Sanford recomienda un mágico
producto para "los padecimientos propios del sexo": "Tomé doce frascos de 'Lydia E. Pinkham's
Vegetable Compound' y recuperé mi salud. Con toda facilidad hoy puedo trabajar en la máquina de
coser y atender los quehaceres domésticos." (El Hogar, n. 821, 1925).

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LAS ESTRATEGIAS DE UN DISCURSO TRAVESTI 103

12 Dice Michel Foucault (Foucault 1975, 196): "Durante mucho t


común [...] se ha mantenido por bajo del umbral de descripción. Ser m
detalladamente, seguido a diario por una escritura ininterrumpida, era
un hombre, el relato de su vida [...] formaban parte de los rituales de
procedimientos disciplinarios invierten esa relación, rebajan el um
descriptible y hacen de esta descripción un método de control y un
individuo se convierte en "caso". Actúa también como la exposición de u
confesional, hegemónico entre las mujeres escritoras. Rastros de la mir
los comentarios de las obras de Alfonsina Storni. Adela García Salberry,
entre sus libros preferidos a El dulce daño porque allá Alfonsina "ofrec
los tonos y semitonos de sus anhelos íntimos". En Languidez , en cambi
a deleitarnos con las intimidades de su neurosis [...] con las sinuosidad
vibrante." (García Salaberry). Rafael de Diego, por su parte, habla de la
"canciones [...] atrevidas" de Ocre para tranquilizar al público: "No hay p
corazón al desnudo". Admira entonces la valentía de "esta graciosa am
verdad de sus horas, toda la experiencia, toda la historia de su corazón."
(¿Ha querido Alfonsina plantear "conflictos morales" o "éticos"?) p
señores: es un espectáculo simple, sincero; con la desnuda verdad de u
13 Además de los ejemplos expuestos en la nota anterior, podemos e
"sensibilidad exasperada", "delirantes arrebatos", "paroxismo sen
permite ser dueña de sí " para los extremos de la enajenación; "e
"insaciable", "serpiente insaciada", para la sanción moralizante. En un
Nalé Roxlo y Mabel Mármol hablan copiosamente de la "neurosis" de Alf
nerviosa": "Como todos los nerviosos - dicen - está siempre cansada
14 Para esta distinción, cfr. Smith 1985; Goffman 1977. No utilizo
categoría de diferenciación de un modo específicamente femenino de lectur
de los textos. Cfr. Showalter, ed. 1985; para una postura más cercana a la
15 En "Un libro quemado" {La Nota , a. 4, n. 202, junio 1919),
predicación cuando alude a la posición de la doxa frente al femenismo
transformación colectiva": "Cuando se dice 'feminista', ...se encarama po
con dientes ásperos, una voz chillona ". (El subrayado es mío.)
16 Los ejemplos son numerosos. Elijo uno, ejemplar. Fermín Estrella
como balance final de la obra de Alfonsina: "¿Qué es lo que la sociedad
alma estremecida y vibrante, para llevarlas a aborrecer la vida? ¿Qué re
notablemente dotadas? ¿Qué veneno les inficiona la sangre? ¿Qué les f
17 Este aniñamiento de la mujer ya fue observado por Sylvia Mo
niños-ancianos-mujeres se hallaba arraigada, además, en el imaginario de
discurso publicitario.
18 "Pues como algún insecto perezoso/ Y voraz, yo nací para el a
19 Cfr. "Hombre pequeñito" en Irremediablemente ; "Mi herma
pasando mujeres", "La casa" en Languidez.
20 Entre Ocre y Mundo de siete pozos , Alfonsina publica en 1926 Poe
poemas en prosa no incluido en el tomo Poesías de sus Obras completas.
recurso a la sintaxis y el léxico prosaico no bastan para descristalizar la e
a la que Alfonsina vuelve paradójicamente en este libro. Cfr. el análisis
21 La disyunción pensar/saber/soñar prolifera en estos textos. El
tener cerebro, elegir, no tener dueño, leer, filosofar) es el que la socied
territorio conquistado que estos poemas esgrimen como armadura propia
que el poder pretende encerrarla. Por eso el soñar (que "embriaga" y "em
animaliza) es el lugar de las muchachas vírgenes: ser pura e inmacula
tener cerebro); esto es, permanecer en la jaula, ser sólo cuerpo y puro se
otro. (Cfr. "Una", "El león", "Las tres etapas"; cfr. también la lúcida
Ludmer, 1984, de la escritura de Sor Juana Inés de la Cruz.)

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104 DELFINA MUSCHIETTI

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