Está en la página 1de 2

PRIMER ACTO

En el reino de Persia vive Ester, la nueva esposa del rey Asuero. La muchacha se
encuentra hablando con Mardoqueo, su padre adoptivo y uno de los siervos más leales
de su marido.

Mardoqueo: Ester, ahora que eres reina de Persia tienes que saber algo.

Ester: ¿Qué es, querido padre?

Mardoqueo: Existe un hombre muy malo en el consejo de tu marido, el rey Asuero,


llamado Hamán. Él desprecia a todos los israelitas y es muy vanidoso. Ayer me mandó
que me inclinara ante él.

Ester: ¿Y tú que hiciste?

Mardoqueo: Yo me negué, pues tú sabes bien que no adoro a nadie más que a Dios.

Ester: Lo sé, padre. Y haces bien.

Mardoqueo: Hamán no se detendrá hasta destruir a nuestro pueblo. Hija mía, tienes
que interceder ante tu esposo para salvarnos.

Ester: No te preocupes, mientras yo me encuentre a su lado nadie les hará daño.

SEGUNDO ACTO

En el salón del trono, Asuero ve entrar a Hamán muy molesto.

Asuero: ¿Se puede saber que sucede, Hamán?

Hamán: Ay Su Majestad, algo que me ha ofendido terriblemente. Se trata de los


israelitas, no hacen más que atentar contra usted.

Asuero: ¿Contra mí?

Hamán: Así es, mi señor. No te respetan y desobedecen tus órdenes. Y a mí, que soy el
hombre más importante de Persia después de ti, me faltan también al respeto cada
vez que les hago un reclamo. Tú no mereces esto, oh gran rey.

Asuero (enojado): ¡De ninguna manera lo consentiré! ¡Debo hacer algo pronto!

Hamán: Si me lo permites, tengo una propuesta que quizá funcione. Debes expedir una
ley que ordene matar a todos los israelitas de inmediato. Así, todos ellos darán
ejemplo de sumisión ante ti.

Asuero: Pues no se diga más, ¡que así sea!


TERCER ACTO

Durante un banquete, el rey, Hamán y otros hombres importantes se encuentran


comiendo, cuando de pronto entra Ester.

Hamán (molesto): ¡Pero que osadía! ¿Cómo se atreve su esposa a entrar sin invitación?
¡Esto va contra las leyes!

Asuero: Déjenla. (Extiende su cetro de oro). Querida, ven aquí. ¿Qué sucede?

Ester se acerca al rey le besa la mano.

Ester: He venido a ti porque mi vida corre peligro. Hay un hombre que prometió
matarme a mí y a mi pueblo.

Asuero: Eso nunca, ¿dime quién es? ¿Quién se ha atrevido a hacer tal amenaza?

Ester: Hamán, él es el hombre malo, es tu enemigo. Te ha estado mintiendo acerca de


los israelitas.

Los hombres de Asuero liberan exclamaciones de asombro.

Ester: Así es, soy israelita. Y este hombre quiere matarme. ¿Va a permitirlo, Su
Majestad?

Asuero: Por supuesto que no. (Se levanta). Hamán, ¡cometiste la osadía de
engañarme!

Hamán (desesperado): Pero Majestad, ¡es ella quien le engaña! ¡No le crea!

Asuero: ¡Basta! Fuera de mi presencia, serás desterrado de Persia para siempre.


¡Guardias, llevénselo!

Dos guardias lo toman por los brazos y lo arrastran fuera.

Ester (sonriendo): Gracias por creer en mí, esposo. Dios no se equivocó al darme un
marido justo como tú.

FIN

También podría gustarte