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“El Don de la Vocación Presbiteral” Técnicas de Estudios 09/10/2019
La dimensión Humana Seminario San Pablo Propedéutico
Ideas principales:
Ofrecer al seminarista una formación adecuada que pueda facilitar su maduración y el desarrollo de
sus dimensiones humanas para el ejercicio del ministerio presbiteral.
Desarrollar:
La dimensión humana, viene a ser una extensión de condiciones fundamentales que el seminarista deberá
descubrir, analizar y desarrollar durante su camino de formación. Se proveen los medios adecuados que faciliten
la maduración del candidato, de manera que éste se vaya personificando en el misterio presbiteral que piensa
llevar a cabo, teniendo como referencia la persona de Cristo Jesús.
Esta dimensión viene a asentar el desarrollo integral de la persona para forjar en totalidad sus tres
dimensiones, como lo son la física; el estado de control y fuerza, la psicológica; el buen estado de salud mental
y emocional, para que este pueda emplear sus habilidades mentales, sociales y sentimentales y así desarrollarse
con éxito en las interacciones cotidianas, por último y más importante, la Moral; aquellas normas, valores y
creencias existentes y aceptadas en una sociedad que sirven de modelo de conducta para establecer lo que está
bien o mal.
Dentro de este desarrollo también conviene cuidar el ámbito estético; educar el verdadero “sentido de
belleza” y el ámbito social; ayudar al seminarista a mejorar su capacidad de relacionarse.
El seminarista debe tener una personalidad auténtica y transparente. Debe tener autodeterminación,
cumplir con los objetivos que se plateó para su vida, a pesar de las pruebas, problemas y crisis que puedan ir
surgiendo; bajo estas circunstancias es mejor acudir al formador, director espiritual o confesor.
Con la invención de los medios de comunicación, se busca ampliar territorio dentro de la iglesia y difundir de
manera correcta el evangelio, por ello, el seminarista no solo debe contar con conocimientos sobre los nuevos
medios multimediales, sino también, debe tener una buena formación teológica.
El seminario viene a ser una escuela de humanidad y de fe, por lo que el seminarista debe contextualizar
esto para madurar la formación humana y cristiana, teniendo la mirada puesta en Cristo Jesús, único maestro.