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Viera Vs Emp. Córdoba Coata - Cautelar Genérica
Viera Vs Emp. Córdoba Coata - Cautelar Genérica
PERJUICIOS", de los que resulta que a fs. 7 vta. la actora solicita, en los términos del art.
484, CPC, la traba de medida cautelar genérica con el propósito de evitar que las
y mientras se sustancia el presente proceso, requiere que se ordene a las accionadas: a) que
los colectivos ingresen y egresen del predio en cuestión por el sector habilitado que da a
calle Piedras; b) que ninguno de los colectivos se pose frente a su casa en marcha, debiendo
actora que la medida solicitada en nada perjudica a las demandadas y, por el contrario,
aliviará de alguna manera sus pesares, dado que su inmueble dejaría de soportar las
incrementando el daño. Alega que la situación requiere de este urgente despacho, señalando
pericial obrante en autos. Subraya, por último, que el galpón de propiedad de las
inspeccionara el lugar, lo que así se hizo según da cuenta la acta manuscrita que corre a fs.
86. Producida la inspección ocular, se decretó autos para resolver el artículo, proveído que
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S.A. demanda ordinaria de daños y perjuicios, según cada capítulo postulado en su
presentación de fs. 4/8. Al mismo tiempo requirió la traba de medida cautelar pretendiendo
que mientras se tramite el proceso se impida la entrada y salida de vehículos por el portón
que da a calle Charcas y, en su defecto, tanto el ingreso como el egreso de los colectivos se
realice por el sector del predio que da a calle Piedras. Paralelamente solicitó que se prohíba
a las accionadas que dejen las unidades en marcha frente a su domicilio durante el período
ésta persigue el despacho de una medida cautelar no enumerada, que ha recibido, en el rito
vernáculo, carta de ciudadanía en los límites del art. 484, CPC. Más allá de su nomen iuris,
lo cierto es que participa del género “medida cautelar”, motivo por el cual su procedencia
queda subordinada a que se acrediten cada uno de los presupuestos de toda medida de esa
efectivamente. Esta medida genérica permite tutelar entonces los bienes y personas en
resulten insuficientes o excesivos los requisitos exigidos por la ley, o bien se corresponden
bajo un forma total o parcialmente combinadas de ellas. Como sugiere la doctrina, “la
demora, no se ajustan a los recaudos previstos por las normas jurídicas” (Kielmanovich,
Jorge L.; Medidas Cautelares, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000, p. 414). Magüer la
especie de la medida solicitada por la actora, lo que hace que por lo general su despacho sea
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adecuadamente, se decidió dejar de lado tal particularidad en honor a la salvaguarda de la
contradicción y la bilateralidad del proceso, con el propósito de que las accionadas pudieran
participar del debate planteado a tenor de la cautelar genérica bajo examen. Sin embargo, a
por guardar silencio, sin aportar todos aquellos elementos que hubieran considerado
idóneos para ilustrar al tribunal en aras del dinamismo que gobierna el onus probandi,
inclusive en un capítulo preliminar como es el tratamiento de una medida cautelar del tipo
que aquí se juzga. Más allá de lo narrado en líneas superiores y retomando el examen de la
acto que se pretenda adoptar, lo que importa analizar la cuestión al abrigo de los intereses
proyecciones –en tanto dure el litigio- sobre el fondo mismo de la controversia, ya sea para
impedir un acto o para llevarlo a cabo, porque dichas medidas precautorias se encuentran
inactividad del magistrado y podría tornarse harto difícil, por no decir imposible, la
ED 5/2/98).--------------------------------------
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requiere la concurrencia de ciertos requisitos que imperativamente ha establecido la ley
procesal -art. 456, segunda parte, CPC-: a) que exista convicción suficiente acerca del
derecho invocado; b) que se advierta en el caso tal grado de urgencia que si la medida no se
contracautela.------------------------------------------------------------------------------------
(i) verosimilitud del derecho invocado: este presupuesto hace a la aparente probabilidad
sobre la existencia del derecho, extremo que no requiere una prueba plena y absoluta, sino
hechos que no aparecen deficitarios, según una lectura preliminar y adecuada al estadio
procesal de la causa. En ese orden de ideas y conforme las resultas del cuadernillo de
prueba anticipada, la actora habita el inmueble que se halla ubicado justo frente al portón de
donde salen los colectivos para acceder a calle Charcas. A partir de ese contexto, ha
relatado los pesares que la embargan desde antaño con motivo de la actividad que lleva
adelante las demandadas. Sin contar aún –pues no es oportuno- con elementos que
acrediten cada uno de los tópicos sobre los que la demandante asentó su reclamo, puede
apreciarse, en una análisis superficial, que el derecho que Viera invoca califica como “humo
de buen derecho”. En efecto, se manifiesta –en este temprano estadio procesal- como
verosímil, como posible con cierto grado de verosimilitud, categoría que resulta por demás
suficiente e idónea como para tener por observado el recaudo en cuestión. Adviértase que el
sea cierto. En este orden, "dadas las características del procedimiento cautelar, no puede
principal, sino sólo uno periférico y superficial, para obtener un pronunciamiento de mera
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más allá de la existencia de la presencia de ese fumus bonis iuris, el interesado en obtener el
despacho de la cautelar debe acreditar que se trata de una situación de urgencia, en virtud
cause o, por lo menos, de difícil o insuficiente reparación ulterior. Bajo esa directiva, la
generaría, sería incrementar el daño en sus distintas variantes según postulara en su iter de
inicio: material y personal. Al respecto y sin realizar una ponderación integral de los
partiendo de una visión ajustada al artículo que requiere pronunciamiento, se advierte que el
informe pericial acompañado por el experto designado por el tribunal deja entrever cierto
siguiendo la línea de análisis potencial sobre las manifestaciones del perito- la actividad
llevada a cabo por las demandadas (facilitando el egreso de unidades de gran porte por el
acceso que da a calle Charcas, dejando que los colectivos permanezcan en marcha
moderando o regulando justo frente a la vivienda de la actora, entre otras), durante un lapso
temporal, pudo de alguna forma contribuir –al resolver sobre el fondo será objeto de análisis
más detenido- a la depredación del inmueble de la demandante, como así también su salud
psíquica, va de suyo que resulta de interés que se adopten medidas de aseguramiento para
que el tiempo que insuma la tramitación del juicio ordinario no exacerbe aún más el daño
contrario, debe asumir responsablemente el despacho de este tipo de medidas con el fin de
poner coto el agravamiento del perjuicio, como antesala de una eventual resolución de
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fondo. Ahora bien, aún cuando se haya apreciado el segundo requisito –pericumlum in
percibida por quien suscribe con motivo de la inspección realizada, cabe destacar un aspecto
que no puede pasarse por alto. Que la mentada urgencia colisionaría de algún modo con el
tiempo que ha transcurrido desde que la propia actora comenzó a verificar los daños que
supuestamente –según ella alega- padece. No es baladí el asunto, pues podría entenderse
que si la interesada dejó transcurrir más de veinte años (según reconoce a fs. 4 vta.) hasta
que decidió promover estas actuaciones (dejando de lado las más de veinte denuncias que
supuestamente formulara ante la autoridad comunal), se debió –en parte, quizás- a que la
situación no era de urgencia. Ante esta dicotomía y teniendo como primer paradigma hallar
una justa y equitativa solución de la incidencia bajo anatema, este tribunal considera: (i) que
se han acreditado sendos recaudos que hacen a la admisibilidad de toda medida cautelar, a
saber: a) verosimilitud del derecho invocado; b) peligro en la demora; (ii) que las cautelares
presentes, por lo que deviene necesario que se acude a la figura residual del art. 484, CPC.
unidad debió efectuar para poder egresar del pedio por calle Charcas, avanzando sobre el
espacio aéreo de la vereda del inmueble habitado por la accionante. Asimismo y durante el
tiempo que duró el acto indicado, se apreció el nivel sonoro –sin poder medir los índices
dado que quien suscribe carece de los conocimientos técnicos para ello- que emiten las
pared colindante a este último portón se encuentra inscripta la leyenda entrada y salida.
Ante este cuadro circunstancial, es posible entender que los colectivos que acceden a ese
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predio bien pueden ingresar y egresar por el acceso de calle Piedras, evitando así realizar las
Decisión ésta que en nada altera la actividad que llevan adelante las accionadas, en tanto no
impiden el ingreso de los colectivos a ese inmueble –lo que por sí acontece, según verificó
in situ el suscripto- ni tampoco su egreso. De tal guisa, que corresponde nomás admitir el
pedido efectuado por la actora y, en su mérito, ordenar a las demandadas que el ingreso y
egreso a su predio de los distintos colectivos se produzca por el acceso sito en calle Piedras.
una cautelar genérica –art. 484, CPC- dispónese la prohibición a las demandadas de detener
las unidades con sus motores en marcha frente al domicilio de la actora, ubicado en calle
cautelar), las medidas ordenadas precedentemente tendrán vigencia por espacio de treinta
(30) días corridos, contados a partir de que las accionadas tomen razón de este
cautelar.------------------------------------------------------
perjuicios que pudieran surgir a causa de la medida aquí ordenada, exíjase a la actora –como
contracautela- la fianza de cuatro (4) letrados del foro, los que deberán ratificarse en el libro
de actas pertinente, previo a librarse el oficio al Sr. Oficial de Justicia para la comunicación
QUINTO: El principio que gobierna el capítulo sobre costas se asienta en el hecho objetivo
de la derrota; pues bien, atento que en el artículo resuelto no hubo oposición alguna de
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parte de las accionadas, no puede predicarse su vencimiento. Ergo, no corresponde imponer
Por los argumentos expuestos y de conformidad a lo dispuesto por el art. 484, CPC, SE
demandadas que el ingreso y egreso a su predio de los distintos colectivos se produzca por
el acceso sito en calle Piedras. II. Prohibir a las demandadas la detención de colectivos con
sus motores en marcha frente al domicilio de la actora (sito en calle Charcas1836). III.
Disponer que las medidas aquí ordenadas se mantengan por espacio de treinta (30) días
corridos, contados a partir de que las accionadas tomen razón de este pronunciamiento,
contracautela la fianza de cuatro (4) letrados del foro, los que deberán ratificarse en el libro
de actas pertinente; fecho, oficiar al Sr. Oficial de Justicia para la comunicación in situ de lo