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Università di Messina
1
Mario Vargas Llosa, La señorita de Tacna, Barcelona, Seix Barrai, 1981.
2
Idem, Kathie y el hipopótamo, Barcelona, Seix Barrai, 1983.
3
Idem, «El teatro como ficción», introducción a Kathie y el hipopótamo, cit.,
p. 11.
***
***
8
Gonzalo Torrente Ballester, Teatro Español Contemporáneo, Madrid,
Guadarrama, 1968, p. 375.
9
El de «narrador generador», es un rol que adquiere cualquier personaje
cuando, al narrar algo (para otros o, como en nuestro caso, para sí mismo), pone en
marcha el procedimiento de la dramatización del episodio. Esta categoría «crea,
engendra con su discurso un universo dramático habitado por otros personajes de
condición "ontologicamente" distinta». (Cfr. Ángel Abuín González, El narrador en
el teatro, Santiago de Compostela, Universidad, 1997, pp. 27-28).
10
Mario Vargas Llosa, La Chunga, cit., pp. 22-23. Me parece oportuno abrir
un breve paréntesis para subrayar cómo Mario Vargas Llosa demuestra una vez
más su vocación narrativa, utilizando las acotaciones ya no como indicaciones para
el director de escena sino para crear atmósferas sugerentes en el lector, su refe-
rente de siempre. En realidad no son representables ciertas imágenes como per
ejemplo «un ser que viene al mundo desde la memoria» o «como si [...] el instante
presente perdiera consistencia, se diluyera, cesara». Entre los varios detalles que
delatan la vocación narrativa de Mario Vargas Llosa, además de las peculiares
acotaciones, mencionamos también la descripción de unos personajes que nunca
aparecerán en la pieza. En la explicación inicial de cómo es la tasca piureña (pre-
sentada en un capitulillo titulado «La casa de la Chunga», donde nos indica tam-
bién que la ambientación histórica remonta al año 1945), Vargas Llosa añade, en-
tre otros pormenores, que «La Chunga tiene una cocinera que duerme al pie de un
fogón y un chiquillo que viene en el día, para atender las mesas» (ibidem, pp. 9-
10).
EL MONO
Nunca me voy a olvidar de la cara que pusiste cuando entró
aquí la Meche esa vez, Chunga, Chunguita. ¡Quedaste petrifi-
cada!11.
JOSEFINO
Buenas noches, Chunguita. Te presento a Meche.
11
Ibidem, p. 23.
12
Ibidem, pp. 24-25.
13
Ibidem, p. 51.
Voz DE LA CHUNGA
Hasta Mañana, Mechita15.
* * *
14
Cfr. Gerard Genette, op. cit., p. 175.
15
Mario Vargas Llosa, La Chunga, cit., p. 117.
LITUMA
¿Quieren saber una cosa? A veces pienso que la desaparición
de Mechita es un cuentanazos de Josefino [...] Una mujer no
puede hacerse humo así nomás [...] ¿Sabes lo que pienso a ra-
tos, Josefino? [...] A veces pienso que se te pasó la mano, com-
padre. Pudo darte celos que la Mechita pasara la noche con la
Chunga. Estabas furioso, acuérdate que habías perdido hasta
la camisa. Regresaste a tu casa hecho una fiera. Necesitabas
EL MONO
¿Por qué no? Lituma tiene razón, pudo ocurrir así. Cierren los
ojos e imagínense a la Mechita. Entra rápido a la casa miran-
do a un lado y a otro [...].
JOSÉ
Se pone a hacer su maleta a la carrera [...] ante el terror de
que llegue el Gran Cafiche [...].
LITUMA
Entonces llegaste tú. Antes de que terminara la maleta [...] Te
le fuiste encima, a la bruta. Quizá con la idea de darle sólo
una paliza. Pero se te fue la mano y ahí quedó la pobre17.
16
Ibidem, pp. 61-64.
17
Ibidem, pp. 80-82.
* * *
18
ídem, La verdad de las mentiras. Lección inaugural de los Cursos de ve-
rano 1989 de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid, Universidad Com-
plutense, 1989, p. 11.
19
Mario Vargas Llosa, El teatro como ficción, introducción a Kathie y el
hipopótamo, cit., p. 10.