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Pitágoras fue un filósofo y matemático griego, quien nació en la Isla de Samos,

cerca del año 570 a.C. Se le reconoce como fundador de una escuela de
filosofía y matemáticas muy influyente. Su padre era un comerciante llamado
Mnesarco, y su madre se llamaba Pythais.
Sobre la vida de Pitágoras existen muchos datos difíciles de comprobar. Lo más
probable es que, debido a la naturaleza del trabajo de su padre, haya tenido
una muy buena instrucción, además de numerosos viajes. Esto le permitió
codearse con destacados sabios y maestros de su época
Si bien no se tiene noticia cierta de cuáles y cuántos fueron estos viajes, se da
por sentado que debieron ser numerosos y muy instructivos, y que le
permitieron nutrirse enormemente para su desarrollo intelectual posterior.
Pitágoras vivió largo tiempo en Egipto, donde aprendió muchísimo y donde se
forjó su visión filosófica, pero debió abandonar esa región debido a problemas
de índole político y militar, propios de le época.
Decide radicarse en una ciudad llamada Crotona, en lo que hoy es el sur de
Italia, pero que en aquella época estaba bajo influencia griega.
Allí fundó una escuela de filosofía que tenía un fuerte componente místico: La
Escuela Pitagórica. Era una escuela que cultivaba estrictos principios basados
en el secreto; lo que se llama una escuela hermética. Sin embargo, algunos de
los conocimientos en los que trabajaban se hicieron públicos, bien por propia
decisión de la escuela, bien porque se filtraban sin querer.
Una particularidad de la escuela era que, aunque los discípulos desarrollaron
muchas ideas por sí solos, el crédito de las mismas siempre se le atribuía a
Pitágoras. Eso dificulta el saber cuáles cosas se debieron al talento del
fundador, y cuáles se debían al trabajo de los aprendices.
De este modo, Pitágoras, o más bien la escuela pitagórica, desarrolló diversos
conocimientos en música, inventando instrumentos y modos de codificar los
sonidos usando procedimientos matemáticos.
En el campo de la filosofía, sus ideas tenían una fuerte influencia mística.
Tendían principalmente a considerar el espíritu como más importante que el
cuerpo físico. Creían además en la reencarnación.
Pero el campo donde se considera que los pitagóricos, o más bien, Pitágoras
influyeron más, fue en las matemáticas. Dejaron muchos conocimientos
establecidos por la vía de la demostración; demostraron, por ejemplo, la
existencia de los números irracionales, que son aquellos que no se pueden
expresar como un quebrado. También trabajaron con los poliedros regulares,
demostrando que sólo puede haber cinco.
Un dato curioso es que intentaron ocultar al conocimiento del público la
existencia de un poliedro regular llamado dodecaedro, debido a que creían
que estaba conectado con el Cosmos, sin embargo, el gran público recuerda a
Pitágoras debido al teorema geométrico que lleva su nombre, el teorema de
Pitágoras. Este teorema relaciona las medidas de los catetos de un triángulo
rectángulo, con la medida de su hipotenusa, y es la base para el estudio de la
trigonometría, aunque no se sabe a ciencia cierta si fue desarrollado por
Pitágoras o por alguno de sus discípulos.
La Escuela Pitagórica fue bastante próspera, aunque debido a su secretismo la
información sobre los últimos días de Pitágoras es difusa. Se suele aceptar la
versión donde la Escuela fue disuelta por un general tiránico que no fue
aceptado por Pitágoras. Según esto, el matemático tuvo que emigrar a
Metaponto, una ciudad situada al norte de Crotona, donde falleció alrededor
del año 510 a.C. Otras versiones sugieren que murió en Crotona, pero de esto
no hay datos ciertos.
El legado de Pitágoras es de naturaleza principalmente matemática. Su famoso
teorema es materia esencial, y quebradero de cabeza en los estudios de todos
los jóvenes en Educación Media. Pero su influencia filosófica también fue
importante, y se cree que el misticismo del pensamiento pitagórico fue
retomado siglos después, en forma de supersticiones que influyeron
grandemente en el advenimiento de la Edad Media.

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