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PONTIFICADO ROMANO
"Por sus frutos los conoceréis" (Jesucristo)
El Papa Estaban VI hizo exhumar el cadáver del Papa Formoso,y por orden papal se
revistió al putrefacto cadáver de las ropas pontificias, y se le sentó en un trono papal.
Sobre la calavera se colocó una corona y el Cetro del Santo Oficio fue colocado entre los
cadavéricos dedos del difunto pontífice. En la sala del Juicio, inundaba el ambiente el
putrefacto hedor del cadáver. El Papa Esteban interrogó al cadáver y al no recibir
respuesta, procedió a condenarlo. Se le cortaron los tres dedos de la mano derecha que
son los que utilizan los Papas para bendecir, y después de despojar al cadáver de sus
sacros ropajes, este fue arrastrado por una carroza papal por las calles de Roma y luego
tirado su mutilado cadáver a las aguas del Tiber. Los cargos de que el Papa Formoso fue
encontrado culpable eran de "Haber usurpado la Silla de San Pedro". Eran tiempos que
la Sede de San Pedro estaba en poder de los grandes feudatarios de Italia.
Se dice que fue el padre de muchos hijos ilegítimos. Hablaba en público sobre los
métodos que usaba para seducir a Las mujeres, aconsejaba a los jóvenes y hasta ofrecía
instruirlos en métodos de auto indulgencia. Pío fue seguido de Pablo II (1464-1471),
quien mantenía la casa llena de concubinas. Su tiara papal estaba tan cuajada de joyas,
que sobrepasaba el valor de un palacio.
Éste tuvo dos hijos ilegítimos de su manceba Teresa a Los cuales hizo cardenales.
Financió sus guerras vendiendo posiciones eclesiásticas al más alto postor y usó el
papado para enriquecerse él y sus familiares. Hizo cardenales a ocho de sus sobrinos,
aunque algunos de ellos era aún niños. En cuanto al lujo y extravagancias, rivalizó con
los césares. El y sus familiares sobrepasaron a las antiguas familias romanas tanto en
riquezas como en pompa.
Papa Inocencio VIII (1484-1492)
De Inocente sólo tenía el nombre. Tuvo dieciséis hijos de varias mujeres. No negó que
fueran sus hijos engendrados en el Vaticano. Como muchos otros papas, multiplicó los
oficios clericales y los vendió por vastas sumas de dinero. incluso permitió corridas de
toros en la plaza de San Pedro.
Este hombre, a quien Gibbon llamó «el Tiberio de la Roma cristiana», fue demasiado
perverso incluso para un papa del Renacimiento. Se decía que jamás se equivocó al
valorar a una mujer hermosa, aun cuando ya era senil. Tuvo diez hijos ilegítimos
conocidos, cuatro de ellos (entre éstos, el célebre César y Lucrecia) eran de Vanozza.
Cuando sus atractivos se desvanecieron, el papa, a sus cincuenta y ocho años, tomó otra
amante. Tenía fama de haber cometido su primer asesinato a la edad de doce años.
Hundió repetidas veces su arma blanca en el estómago de otro niño. Durante su
juventud, sus inclinaciones amorosas no fueron un secreto para nadie. Su desgracia fue
tener a un papa por tío, Calixto III. Uno de sus minúsculos hábitos predilectos era
nombrar cardenales a cambio de una considerable suma; inmediatamente después, los
envenenaba y volvía a empezar con los candidatos a reemplazarlos. Usaba la
«cantarella», una mixtura compuesta sobre todo de sales arsenicales. La Iglesia, decretó,
era susceptible de heredar los bienes y enseres del cardenal. Él, naturalmente, como
vicario de Cristo era la Iglesia. También se dijo que Alejandro había mantenido
relaciones incestuosas con su hija, la atractiva Lucrecia. De ser así, lo cual es incierto,
representaría todo un récord, incluso para un papa del Renacimiento, haber tenido
relaciones sexuales con tres generaciones de mujeres: su hija, la madre y la abuela de
ésta. Tuvo muchos hijos entre legítimos y bastardos y estaba orgulloso de todos ellos.
Bautizó a sus hijos y les dio la mejor educación que la simonía podía costear. Ofició en
sus bodas en el Vaticano, casándolos con las mejores familias de su tiempo.
Papa León X (1513-1521) Papa"Leonino" X
Fue elegido para 27 oficios diferentes clericales antes de tener 13 años de edad. Fue
enseñado a considerar Ios cargos eclesiásticos sólo como un medio de ganancia. Con su
producto compró el cargo y declaró que el quemar a herejes era una orden divina. Fue
durante esos días que Martín Lutero, siendo aún sacerdote de la iglesia Romana, viajó a
Roma. Al ver por primera vez la Ciudad de las Siete Colinas, cayó al suelo diciendo:
“Santa Roma, te saludo”. No había pasado mucho tiempo en dicha ciudad, cuando
pudo darse cuenta deque Roma era todo menos una ciudad santa. Pudo ver que la
iniquidad existía en todas las clases del clero. Los sacerdotes contaban chistes
indecentes y usaban palabras profanas, incluso en la misa. Lutero describió a los papas
de la época como peores en su conducta que los emperadores paganos y explica que los
banquetes de la corte papal eran servidos por doce mujeres desnudas. “Nadie puede
imaginarse los pecados tan infames y los actos que son cometidos en Roma -dijo- tienen
que servistos y escuchados para ser creídos. Tanto es así, que se acostumbra adecir; “Si
hay un infierno, Roma está construida sobre él''.
En enero de 1937, tres cardenales y dos obispos alemanes viajaron al Vaticano para
pedir una vigorosa protesta contra la persecución nazi de la Iglesia Católica, a la que se
le habían suprimido todas las formas de actividad con excepción de los servicios
religiosos. Finalmente, Pío XI decidió lanzar una encíclica, escrita bajo la dirección de
Pacelli (futuro Papa Pío XII), donde no había ninguna condena explícita al
antisemitismo. Pacelli (Ya próximo a ser Papa Pío XII) le reconoció al Tercer Reich que
sus políticas antisemítas eran asuntos internos de Alemania. El Concordato entre Hitler
y el Vaticano creó un clima ideal para la persecución de los judíos.