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Hallazgos

ISSN: 1794-3841
revistahallazgos@usantotomas.edu.co
Universidad Santo Tomás
Colombia

Malaver Cruz, Nancy


Literatura, historia y memoria
Hallazgos, vol. 10, núm. 20, julio-diciembre, 2013, pp. 35-47
Universidad Santo Tomás
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=413835218002

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Literatura, historia y memoria*
Nancy Malaver Cruz**

Resumen

Recibido: 12 de septiembre de 2012 Este artículo señala la estrecha relación que existe entre los con-
Evaluado: 18 de noviembre de 2012 ceptos de literatura, historia y memoria. En primer lugar, ana-
Aceptado: 14 de febrero de 2013 liza las similitudes entre la actividad de escribir ficciones (es
decir, hechos imaginados) y la de escribir acerca de la historia
(es decir, hechos del pasado). Para ello, el artículo se detiene en
las ideas de filósofos como Hegel y Nietzsche. El artículo señala
la gran importancia de la literatura en términos de la construc-
ción de la memoria histórica de los diferentes grupos humanos.
Específicamente, el artículo se refiere al género de la historia-fic-
ción, ejemplos del cual son algunas de las obras maestras de los
latinoamericanos Jorge Luis Borges y Ricardo Piglia. El artículo
ofrece una sucinta presentación de la teoría tropológica del dis-
curso, propuesta por White, en especial su idea de la mediación
lingüística, así como de algunas observaciones que sobre el tema
han hecho autores como Ricœur y Genecco.

Palabras clave: historia-ficción, memoria, olvido, recategoriza-


ción de la historia, teoría tropológica del discurso, estructura de
trama.

* Este artículo es el resultado de una investigación que la autora realizó para la elaboración de su tesis de Maestría en Novela Histórica.
** Magíster en Literatura, Pontificia Universidad Javeriana. Correo electrónico: nancymalavercruz@gmail.com

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Literatura, historia y memoria

Literature, history and memory

Abstract

This article points out the close relationship between the concepts Recibido: 12 de septiembre de 2012
of literature, history and memory. First, it discusses the similari- Evaluado: 18 de noviembre de 2012
ties between the activity of writing fiction (i.e. imagined events) Aceptado: 14 de febrero de 2013
and writing about history (i.e. past events). For this, the article
analyzes the ideas of philosophers such as Hegel and Nietzsche.
The importance of literature, in terms of the construction of his-
torical memory of the different groups, is pointed. Specifically,
the paper refers to the genre of history-fiction, exemplified by
some of the masterpieces of Jorge Luis Borges and Ricardo Pi-
glia. It also offers a brief presentation of the tropological discour-
se theory, proposed by White, especially his idea of ​​linguistic
mediation, as well as some comments made about this topic by
authors like Ricœur and Genecco.

Keywords: history-fiction, memory, oblivion, reclassification of


the history, tropological discourse theory, plot structure.

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Nancy Malaver Cruz

Literatura, história e memoria

Resumo

Recibido: 12 de septiembre de 2012 Este artigo destaca a estreita relação que há entre os conceitos
Evaluado: 18 de noviembre de 2012 de literatura, história e memória. Em primeiro lugar, sondar as
Aceptado: 14 de febrero de 2013 semelhanças entre a atividade de escrever ficção (quer dizer, atos
imaginados) e a de escrever sobre a história (quer dizer, acon-
tecimentos do passado). Para isso, o artigo detém-se nas ideias
de filósofos como Hegel e Nietzsche. O artigo explica a grande
importância da literatura, em termos de construção da memória
histórica dos diferentes grupos humanos. Especificamente, o ar-
tigo refere-se ao gênero da história-ficção, de que são exemplos
algumas das obras-primas dos latinoamericano Jorge Luis Bor-
ges e Ricardo Piglia. O artigo oferece uma breve apresentação
da teoria tropológica do discurso, proposto por White, especial-
mente a sua ideia de mediação linguística, assim como também
de algumas observações que tem sido feitas sobre o tema por
autores como Ricœur e Genecco.

Palavras-chave: história-ficção, memória, esquecimento, recate-


gorização da história, teoria tropológica do discurso, estrutura
de trama.

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En su obra La novela histórica, publicada que todos los individuos son afectados por
en 1955 (título original en alemán: Der his- la historia.
torische Roman), el filósofo húngaro Georg
Lukács (1885-1971) afirma que el padre Así, pues, Scott quiere llamar la atención
de la novela histórica es el escocés Walter sobre un pasado que la sociedad de su
Scott (1771-1832), autor de Waverly (1814) tiempo está injustamente dejando en el ol-
e Ivanhoe (1820), novelas que reconstruyen vido, y para ello recurre a la narrativa de
el ascenso de la burguesía y la declinación intención ficcional propia de una corrien-
definitiva del sistema feudal, sucesos acae- te estética muy definida: el romanticismo.
cidos hacia el siglo XI, en Escocia. Lukács Es, entonces, al mismo tiempo un histo-
observa que la intención de Scott es contra- riador y un artista; sin embargo, es bueno
rrestar la labor centralizante de la historio- subrayar que su propósito no es en ningún
grafía británica, la cual, después de la unión momento controvertir la versión oficial de
de Inglaterra con Escocia, tendía a homoge- la historia; es decir, aunque en su obra con-
neizar el pasado y la cultura de estos dos viven historia y ficción, las dos discurren
pueblos y, en consecuencia, se inclinaba a por caminos notablemente independientes:
despreciar los hechos históricos del pueblo la ficción no tiene derecho alguno a invadir,
escocés, considerándolos como pertene- vale decir, contaminar, el terreno de la histo-
cientes a un pasado obsoleto y sin ningún ria propiamente dicho, y esta, por su parte,
interés en términos del “presente” por el es algo inmodificable, cuya función es sola-
que atravesaba el reino británico. mente servir de ambiente o referente con-
textual para los hechos ficticios relatados.
Scott hace, entonces, una recuperación nos-
tálgica de dicha época: su obra es capaz de No obstante, es necesario observar que, de
mostrar las tendencias sociales y las fuerzas todas maneras, es posible hallar en la obra
históricas de una época a través de la vida de Scott el germen de una especie de ten-
de un héroe ficticio. La premisa, natural- sión entre historia y ficción. En efecto, y
mente, es la idea de que el destino del in- desde el punto de vista puramente formal,
dividuo está históricamente condicionado: este autor creó fórmulas para combinar ele-
tal es precisamente el contexto ideológico mentos ficticios con elementos no ficticios.
de la Ilustración europea, dentro del cual la Recurrió, por ejemplo, a narrar hechos fic-
historia comenzó a verse ya no como un pa- ticios empleando textos similares a los que
sado que debe olvidarse para siempre, sino maneja el historiador —cartas, memorias,
como el contexto que explica y determina el confesiones, diarios de viaje—, incorpo-
presente. Hegel (1770-1831), por ejemplo, rando en ellos figuras de la historia real.
afirmaba que el hombre es el producto de En otras palabras, empleó las llamadas fic-
su propia actividad en la historia. Por otra ciones pseudofactuales. Usó, además, en la na-
parte, los hechos de la Revolución francesa rración de hechos históricos, convenciones
y el ascenso y caída de Napoleón, en la me- de diferentes formas narrativas de la lite-
dida en que abarcaron a toda Europa, hicie- ratura del siglo XVIII, como la novela do-
ron de la historia una experiencia masiva, méstica y la novela gótica, e incluso novelas
es decir, hicieron afianzar el sentimiento de del siglo XVII, como el romance heroico y

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el drama histórico, cultivados por Shakes- En resumen, en la obra de Scott conviven


peare y Goethe. Es como si el escritor, dado discretamente el arte romántico y la ciencia
que quiere ser tanto historiador como artis- positivista, pues el artista abre las puertas
ta, tuviera que adoptar alternadamente dos de la ficción a los hechos históricos, con la
personalidades que pretendieran, sin lo- intención de protegerlos del olvido, pero no
grarlo del todo, mantenerse alejadas la una se atreve a proponer una interpretación no-
de la otra: la del historiador objetivo1 y la vedosa de ellos: solo los quiere representar
del creador de ficción. “tal como ocurrieron”, esto es, respetando
la versión oficial de la historia. Esto último
En este sentido, Scott puede ser visto como armoniza con la mentalidad predominante
una especie de mediador, no solo entre el en la época, cuyo modelo eran las ideas del
pasado y el presente, sino también entre filósofo e historiador alemán Ranke (1795-
dos modos de comprender el mundo: el del 1886), quien sostenía que la historiografía
científico y el del artista2. De hecho, su obra podía aspirar a la categoría de disciplina
data de los primeros años del siglo XIX, científica, pues, pensaba él, “la historia sí
época durante la cual la historia, la filosofía, se puede contar como realmente sucedió,
la ciencia y el arte experimentan una suerte siempre y cuando se haga una lectura ob-
de “interdisciplinariedad”, en la medida en jetiva de las fuentes, para lo cual el histo-
que, por ejemplo, cooperaban entre sí con riador debe desprenderse de todo prejuicio”.
el objetivo de comprender la experiencia de
la Revolución francesa. Así, por ejemplo, en Sin embargo, ya otro contemporáneo de
razón de sus temas, Michelet y Tocqueville Scott, el mencionado filósofo Hegel (1770-
son historiadores, pero en razón de sus mé- 1831), planteaba la idea de que era posible
todos pueden ser vistos igualmente como un acercamiento mayor entre arte y ciencia.
científicos, artistas o filósofos. Y similar afir- En efecto, Hegel veía en la historiografía
mación puede hacerse respecto de historia- una labor necesariamente reflectiva, y en-
dores como Ranke y Niebuhr, de novelistas tendía por ello que todo historiador no solo
como Stendhal y Balzac, de filósofos como es consciente de que escribe sobre ciertos
Hegel y Marx, o de poetas como Heine y hechos lejanos en el tiempo a su propio
Lamartine. presente, razón por la cual le es posible es-
pecular o “reflexionar” acerca de qué fue
lo que realmente sucedió, sino que ade-
más lo hace desde su propio punto de vis-
1 El historiador objetivo (o, en la expresión sajona, the proper historian)
ta, esto es, con la intención de expresar su
es aquel que considera que es posible contar la “historia” con total
objetividad, es decir, reconstruyendo los hechos del pasado exac- particular interpretación de estos.
tamente como estos ocurrieron, prescindiendo de todo impulso por
“interpretarlos” y ateniéndose exclusivamente a los “documentos”
históricos. El historiador objetivo considera que su labor es, si no una
En su obra Vorlesungen über die Philosophie
ciencia propiamente dicha, sí por lo menos una semiciencia. der Geschichte (1832), el filósofo alemán
2 Actualmente, es fácil concebir que alguien pueda ser “mediador” distingue cuatro tipos de historiografía re-
entre la ciencia y el arte, pues sabemos ya, por ejemplo, que las dos flectiva: universal (que caracteriza como la
actividades son de naturaleza constructivista, de modo que pode-
mos, incluso, afirmar que en esencia no son realmente dos modos forma más ingenua), pragmática, crítica y
distintos de comprender el mundo. conceptual (que caracteriza como la forma

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más sentimental). Hegel rechazaba la idea que la “objetividad” que persigue el histo-
de que el historiador pudiera llegar a tener riador no es como la del científico o la del
una “mirada inocente” de los hechos histó- juez, sino más bien como la del artista y,
ricos que le permitiese alcanzar el ideal de más específicamente, como la del dramatur-
la “objetividad”; es decir, rechazaba la idea go. La tarea del historiador, según Nietzs-
de que los hechos históricos fueran algo che, consiste en pensar dramatúrgicamente,
“dado” al historiador. Al contrario, pensaba esto es, basarse en el conocimiento que tiene
él, el historiador, en su afán de desentrañar acerca de un determinado hecho, para pen-
lo que “realmente” sucedió, necesariamen- sar en otro que se le pueda ligar de manera
te pone en funcionamiento su inventiva, es que entre ellos se pueda constituir un tejido,
decir, su capacidad creadora. Si esto es así, vale decir, un todo al que se le pueda atri-
debemos concluir que en la novela históri- buir una unidad de plan. Aún más, Nietzs-
ca, el historiador objetivo y el creador de che pensaba que el valor de la historiografía
ficción no solo coexisten, sino que el prime- no estaba tanto en el hecho de revelar he-
ro tiene en sí mismo una propensión a la chos previamente desconocidos o en hacer
creación artística. La novela histórica susci- generalizaciones a partir de determinadas
ta, entonces, una mutua influencia entre las reflexiones sobre los hechos, sino, más bien,
dos entidades mencionadas: una especie de en “inventar” variaciones ingeniosas a par-
tensión entre ellas que puede ser definito- tir de determinados temas.
ria en términos de la evolución misma del
género. En la obra de Scott, tal tensión se En suma, tanto Hegel como Nietzsche con-
expresaría en su más primitiva forma y, por sideraban que la labor del historiador es
tanto, en su más pequeña intensidad. una forma de arte literaria; más concreta-
mente, consiste en una intuición poética de
Insistamos una última vez en la idea plan- lo particular. Para ambos, la labor del histo-
teada por Hegel acerca de la actividad de riador es tanto una invención como un ha-
quien hace historiografía. Para él, tal activi- llazgo de los hechos históricos. Además, la
dad es una forma de poesía en prosa. Y si invención, o poiesis, más que una forma del
bien no la concibe como un arte libre, pues conocimiento, es para ellos la base de todo
el historiador debe limitarse a representar conocimiento (científico, filosófico, etc.).
solo los “hechos” que los “documentos”
acreditan, sí considera que está gobernada En el intrincado vínculo que se establece
por los mismos principios que gobiernan la entre la historia y la literatura, es preciso
escritura de cierta forma del drama, a saber, observar que, en virtud de la ficción, esto
el drama trágico. es, de la imaginación creadora, la literatura
abre, virtualmente ad infinitum, el abanico
Por otra parte, Nietzsche (1844-1900), en su de las probables interpretaciones y versio-
obra Vom Nutzen und Nachteil der Historie nes no solo del pasado, sino también del
(1874), plantearía ideas similares en torno presente histórico y del futuro. Gracias a
a la actividad interpretativa del historiador. ella, no se conciben solo las versiones dic-
Para él, el elemento interpretativo es inhe- tadas por las presiones de la ya azarosa,
rente a la historiografía, y esto en razón de ya muelle, vida cotidiana, por supuesto de

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inmenso valor, pero limitadas no solo por Las relaciones de sometimiento y resisten-
su número, sino también por su mayor pro- cia durante la Conquista y la Colonia entre
clividad a atarnos al ancla de los traumas europeos, indígenas y negros, en el llamado
del pasado. La apertura que proporciona la Nuevo Mundo, el encuentro de etnias y cul-
literatura —es decir, la creación de mundos turas, la fusión de tradiciones, la búsqueda
posibles— hace posible tanto el ejercicio de- de la identidad cultural y estética han sido la
nodado de la facultad del recuerdo, como inspiración para volver al pasado, ya sea con
el de su contraparte: la facultad del olvido. el ánimo de recrearlo, revisarlo, criticarlo, o
Las dos facultades mencionadas son, en rea- bien, para simplemente darle una interpre-
lidad, las dos caras de una misma moneda, tación diferente de la construida por la histo-
entendiendo por ella la facultad de la me- riografía oficial.
moria, sin la cual es imposible la existencia
equilibrada del individuo humano y de las La novela de historia-ficción surgió en
colectividades humanas. América Latina como resultado de una pre-
ocupación por fundar una estética en la que
En efecto, es tan importante tener recuerdos la ficción fuese el fundamento para tomar
que sustenten la identidad, individual o co- una posición crítica ante el pasado histó-
lectiva, como poder desechar un número rico. Tal actitud crítica hace que la novela
amenazadoramente grande de recuerdos, a de historia-ficción sea proclive a distorsio-
menudo obsesivos, los cuales impedirían la nar, de manera consciente, la “versión ofi-
pacificación de la memoria, que es la esen- cial” de los hechos históricos y llegue, inclu-
cia del perdón. He ahí la importancia de so, a carnavalizarlos. En este tipo de novela,
detenernos en el aporte de la literatura a la la historia es reinventada, y lo interesante
reflexión acerca de la memoria y, por qué de tal reinvención es que, a través de ella,
no, a la comprensión de esta. el escritor asume determinada posición res-
pecto del pasado; es decir, la reinvención
Es tal el poder de la literatura en la cons- de la historia se da en términos de una de-
trucción del recuerdo y del olvido, que se terminada resignificación de esta por parte
puede afirmar que ella tiene una profunda del autor. De ahí también que la novela de
conexión con el desarrollo mismo de la civi- historia-ficción sea marcadamente auto-
lización. De este modo, la historia de la lite- consciente. En ella se acentúa la metaficción,
ratura, en razón de que acoge los infinitos fenómeno estudiado por Alter en su libro La
y más insospechados vericuetos de las ac- novela como género autoconsciente.
ciones humanas, llega incluso a representar,
a través de la estética de la existencia hu- Precisamente, White, en Metahistoria (2005),
mana, la verdadera historia de la humani- atribuye la crisis de la historiografía al ol-
dad, sometida a las leyes del contraste y la vido, por parte de los historiadores, de que
polaridad. las raíces de su disciplina están en la imagi-
nación literaria, esto es, en la ficción. Según
En Latinoamérica, la novela histórica él, si los historiadores se dan a la tarea de
tuvo gran auge en el siglo XX, debido a reconocer el elemento ficticio presente en
la peculiaridad social de este continente. su propio discurso, serán capaces de una

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mayor comprensión de la historia misma contribuir en la estructuración del material


como proceso. El texto literario es, enton- histórico de un pueblo, esto es, en la cons-
ces, hermano del texto historiográfico, y trucción del sentido de su propia historia.
ambos, por sus ingredientes ficcionales, tie- La teoría de White hace ver, precisamente,
nen, cada uno a su manera, el potencial de cómo las formas básicas del lenguaje “ima-
propiciar una recategorización de la memo- ginativo” —metáfora, metonimia, sinécdo-
ria histórica. que e ironía— son las cuatro maneras en
que la conciencia humana da sentido a la
Parte de esa recategorización consiste en realidad que la circunda.
aprender a escuchar y considerar las cultu-
ras y los sujetos cuya voz no ha sido aún El análisis tropológico de White se enri-
tenida en cuenta en la construcción del dis- quece con la concepción de narratividad de
curso histórico. En este contexto, la historia Ricœur, quien, al reconocer la crisis de la
se nos presenta como un discurso que trata historia tradicional en el conocimiento del
de acoger un sinnúmero de fragmentos re- pasado y al oponerse al proyecto de progre-
gistrados en testimonios y documentos, lo so y modernidad, piensa que es en la her-
cual la hace ingresar al campo de la narrato- menéutica donde el hombre puede hallar
logía, entre cuyos cultores más destacados la salida para comprender su mundo y su
están White y Ricœur. Naturalmente, la historia. Para este autor, es la textualidad la
construcción del discurso histórico es deci- que le da sentido a la historia. Con el discur-
siva en términos del futuro de los pueblos. so histórico, el hombre dota de significado a
“El pueblo que no conoce su historia está la experiencia del tiempo.
condenado a repetirla”, es una sentencia
real, si bien podemos matizarla así: “El pue- Al buscar la verdad histórica dentro de un
blo que no conoce su historia, no compren- ámbito exclusivamente narrativista, los con-
de su presente, no escribe sobre su historia ceptos de memoria y rememoración adquie-
para que sea comprendida y dominada; en ren gran importancia, ya que son las formas
fin, no domina su propia historia, de modo en que los acontecimientos del pasado de-
que otros lo hacen por él”. La literatura de jan huella en los sujetos. Estos conceptos se
la memoria histórica debe permitir com- consolidan como los mediadores entre la na-
prender y dominar la historia, para evitar rratividad y la temporalidad e intervienen
repetirla y caer en el absurdo círculo de la en la construcción del discurso histórico.
insensatez. En este proceso de reinterpretación del
pasado es necesario revisar el concepto de
En el campo de la literatura, la novela histó- novela histórica: su evolución, sus posibi-
rica, y aún más la novela de historia-ficción, lidades, sus relaciones con otros géneros y
no es simplemente un artificio, una suerte sus límites, como también determinar las
de exacerbación de los recursos forma- múltiples estrategias discursivas y recursos
les del lenguaje divorciada de contenido. estéticos que la novela histórica ha estable-
Al contrario, tales recursos formales no ha- cido para representar la realidad. En este
cen otra cosa que darle existencia y fuerza punto es importante analizar con mayor
a un determinado testimonio destinado a detenimiento la producción literaria de este

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subgénero, en el siglo XX, en Latinoamérica, en cuanto ser capaz de imaginar, inferir,


ya que esta se aparta significativamente de conjeturar, criticar, hablar metafórica, sinec-
la novela histórica tradicional, debido a que dóquica, metonímica o irónicamente; en fin,
la noción de historia y las estrategias dis- habla del historiador en cuanto ficcionaliza-
cursivas implementadas por ella dependen dor. Y aquí llegamos a una de las conclusio-
tanto de la nociones históricas narratológi- nes claves de la teoría de White: historiador
cas como de la misma estética posmoderna. objetivo y creador de ficciones son, en esen-
cia, equiparables. De ahí que mirar el docu-
La nueva narrativa se diferencia de la na- mento histórico, el texto historiográfico o la
rrativa de los historiadores tradicionales narración histórico-literaria tenga la misma
en varios aspectos. Esta nueva narrativa importancia en términos de la recuperación
se interesa por las vidas y los sentimien- de la memoria histórica. Todos esos tipos de
tos del hombre común, más que por los relato son, con igual intensidad, complejos
del hombre grande y poderoso. Asimismo, de símbolos que se constituyen en íconos de
revaloriza nuevas fuentes, y en su intento los acontecimientos históricos, de la estruc-
de comprensión de la realidad humana, in- tura de estos y, en un nivel superior, de los
tenta explorar también el subconsciente, en distintos procesos históricos.
busca del sentido simbólico que este escon-
de en relación con los procesos históricos; La teoría tropológica del discurso fue ex-
es decir, cuenta la historia de una persona puesta por White en sus obras Metahis-
o un episodio dramático no por sí mismo, tory: the historical imagination in nineteenth-
sino para esclarecer las dinámicas sociales century Europe (1973), Tropics of discourse
y su pasado. Esta labor de historización de (1978)3 y Figural realism (1999). Según esta
la memoria con la finalidad de comprender teoría, todo discurso, tanto el más realista
sus usos políticos pone en tensión la rela- (es decir, el que aspira a representar la rea-
ción entre historia y memoria, en la que la lidad tal como es) como el más imaginativo
historiografía como disciplina juega un pa- (o de intención expresamente ficcional), es
pel crítico. inevitablemente de naturaleza tropológica.
Esto quiere decir que todo discurso resulta
Una de las contribuciones más originales de de la intención, consciente o inconsciente, de
White a la teoría del conocimiento histórico representar la realidad de manera no literal
es el concepto de mediación lingüística. Ob- (en otras palabras, no existe ningún discur-
serva él que el hecho histórico, la realidad so que represente la realidad de manera
histórica, no es ni verdadera ni falsa por sí literal, esto es, como exactamente ella es).
misma: no es algo que el historiador descu- La palabra tropológico se deriva del griego
bra, registre y transmita a otro de manera clásico θροπος, que significa giro. Así, pues,
objetiva. Lo que el historiador transmite es
un relato, esto es, un constructo fruto de 3 Tropics of discourse (1978) es una recopilación de doce ensayos de
su propia facultad lingüística; es decir, hay criticismo cultural, publicados originalmente a lo largo del periodo
una mediación lingüística. Dicho construc- 1966-1976, entre los que se puede destacar: “The historical text as
literary artifact”, publicado en Clio 3, núm. 3, en 1974, y “The fictions
to, entonces, habla tanto de la inasible rea- of factual representation”, publicado en The Literature of Fact, ed.
lidad histórica como del historiador mismo, Angus Fletcher, Columbia University Press, Nueva York, 1976.

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el lenguaje humano consiste siempre en la entre los discursos de ficción y los históri-
capacidad para hacer un giro, una suerte de cos, cuando se toma conciencia de que estos
viraje o torsión (y podemos hablar, incluso, dos tipos de escritura, con estatutos distin-
de distorsión). tos, coinciden en la utilización de la misma
forma: la narración.
Dicho de otro modo, el lenguaje es siempre
un mecanismo que permite hacer el viraje Al respecto, White (1987) afirma que cuan-
desde la realidad tal como se presenta a los do los sucesos son narrados, se presentan
sentidos de un individuo dado, hasta la ex- “dotados de una estructura, un orden de
presión de la realidad tal como a ese indivi- significación que no poseen como mera
duo le satisface (vale decir, le produce una secuencia” (p. 21). Para White, en su for-
suerte de tranquilidad cognitiva) concebir- ma narrativa, la historia es dotada de sen-
la. Desde el punto de vista formal, la natu- tido mediante una operación discursiva.
raleza tropológica del discurso se evidencia En su concepto, la inmanencia con la cual
por la presencia de, por lo menos, uno de los hechos aparecen vinculados en el rela-
los cuatro posibles tropos o figuras del len- to histórico —aunque parezca intrínseca a
guaje: metáfora, metonimia, sinécdoque e ellos— les es impuesta por la narración, por
ironía. Estos se definen, precisamente, como un efecto del lenguaje, ya que en la realidad
las formas no literales de referirse a la rea- empírica los acontecimientos carecen de ta-
lidad; según Bloom (1975, p. 91), son com- les conexiones.
parables a los mecanismos psicológicos de
defensa (represión, regresión, proyección, Uno de los conceptos capitales de la pro-
etc.), que aunque distorsionan la realidad, puesta epistemológica de White es el de
liberan al individuo, pues lo protegen de tramado (emplotment). Este término desig-
una aprehensión demasiado realista, “lite- na la operación mediante la cual los acon-
ral”, de, por ejemplo, la muerte. Los tropos tecimientos históricos son convertidos en
del lenguaje, por su parte, proporcionan li- episodios de una narración. El concepto de
bertad cognitiva en cuanto que a través de trama (plot) hace referencia a “una estruc-
su uso, el sujeto se descubre capaz no solo tura de relaciones” por medio de la cual los
de tener una representación de la realidad, acontecimientos son dotados de significado
sino también de expresar, a su manera, tal mediante su identificación como partes de
representación. un todo integrado. La imposición de una
cierta forma de tramado es lo que convierte
White (1987) define la narración como “un a los acontecimientos históricos en un tipo
metacódigo, un universal humano sobre determinado de historia. Esto permite afir-
cuya base pueden transmitirse mensajes mar, precisamente, que los acontecimientos
transculturales acerca de la naturaleza de carecen de propiedades objetivas. Por ello,
una realidad común” (p. 17). En efecto, to- como sostiene White, una misma secuen-
mando la narrativa histórica y las filosofías cia de acontecimientos puede ser tramada
de la historia, White pone el énfasis en que de diferentes maneras (sin violar la vera-
la narración empieza a ser valorada críti- cidad de esos acontecimientos) y, por tan-
camente cuando se establece la distinción to, servir de referente a interpretaciones

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históricas diversas. Por esta razón, los acon- que aportan aspectos fundamentales en la
tecimientos históricos no pueden fijar o es- constitución de las identidades colectivas.
tabilizar las explicaciones históricas que se
hacen de ellos ni, en consecuencia, servir Por otra parte, la novela de historia-ficción,
como criterios de verificación de estas. a través de esta apertura narrativa al es-
pacio de lo particular, local y cotidiano,
Partiendo, entonces, de que los aconteci- logra desacralizar a los considerados “hé-
mientos históricos se organizan en una tra- roes” de la Conquista, la Colonia y la In-
ma, White (1987, p. 22) diferencia entre el dependencia, que los gobiernos han in-
nivel de la información histórica —“los ele- volucrado en la memoria colectiva de los
mentos de la historia”— y el de los rasgos pueblos, de manera maniquea, a través de los
—“elementos de la trama”—, que permiten libros de historia, archivos, museos, fiestas
configurar un sistema que proporciona sen- nacionales y monumentos. Esto, según Ri-
tido a los datos dispersos de la realidad. cœur, con el ánimo de construir una identidad
cultural sobre una memoria justa y que en el
De esta forma, White distingue entre el pa- campo de la creación se plantean como ten-
sado —la existencia consumida y consuma- tativas exploratorias del pensamiento para
da en el tiempo— y la historia —el esfuerzo la comprensión de los hechos históricos
intelectual por dar sentido a una existencia y la autocomprensión del ser en cuanto a
solo comprensible cuando se mira retros- sus formas de existir y situarse en el mundo
pectivamente, en fragmentos ordenados en de la vida vinculada a las múltiples formas de
tramas y fijados en un discurso—. En otras la memoria.
palabras, White (2003) sostiene que la his-
toria solo es tal cuando es escrita, es decir, Así como la historia puede servir de fuen-
cuando se configura como producto discur- te de inspiración a la ficción, así también
sivo: “La historia es, según mi forma de ver, cabe la posibilidad de que la ficción sirva
una construcción, más específicamente un de fuente de inspiración a la historia. O, en
producto del discurso y la discursivización” otras palabras, la ficción puede colocarse
(p. 43). antes de la historia. Y esto no solo en el sen-
tido de que la ficción es capaz de moldear
La novela de historia-ficción se constituye la memoria histórica de los pueblos, sino
como un lugar de reflexión de la escritura, también en el de que la ficción puede ser
que cuestiona los procedimientos narrativos motor de la historia (de hecho, la memoria
de la historiografía tradicional. Por eso, la histórica de los pueblos puede incidir en la
escritura polifónica intenta captar múltiples manera como estos construyen su posterior
perspectivas sobre el pasado y amplía la vi- devenir). Es así como, por ejemplo, en Tema
sión, a la vida privada y lo cotidiano, de lo del traidor y del héroe, de Borges (1944), las
que es considerado como histórico. Este es obras literarias pueden predecir los sucesos
uno de los caminos que han encontrado las históricos, y en Respiración artificial, de Ri-
novelas de historia-ficción para recuperar el cardo Piglia (1980), se relata una entrevis-
pasado no canonizado, dándole lugar a las ta ficticia entre Hitler y Kafka y se cuenta
voces silenciadas por la “historia oficial”, cómo dicha entrevista inspira en el segundo

HALLAZGOS / ISSN: 1794-3841 / Año 10, N.° 20 / Bogotá, D. C. / Universidad Santo Tomás / pp. 35-47 45
Literatura, historia y memoria

la escritura de La metamorfosis y El proceso, palabras de Gnecco (1999), se le da lugar


obras que, a su vez, pronostican los episo- a la denominada multivocalidad histórica.
dios del nazismo. En ella, se establece la existencia de esas
otras versiones de los hechos históricos que
De aquí en adelante es posible pensar, en- nos invitan a la reflexión sobre las relacio-
tonces, que los grandes hombres de la histo- nes de poder en virtud de las cuales una de-
ria no son más que actores que interpretan terminada visión de la historia establece su
un guion previamente escrito por un lúcido predominio sobre las demás.
novelista. En resumen, en la novela de his-
toria-ficción, la frontera entre ficción y rea- Así, la creación literaria como ficcionali-
lidad histórica parece haberse borrado casi zación de la historia se instala como un
completamente. Esto crea, en el lector, una paratexto de las historiografías oficiales.
especial tensión: por una parte, espera cier- En ella, la verdad y la objetividad dan paso
to grado de fidelidad a los hechos; por otra, a la significación contextual, que es capaz
espera cierto grado de invención, pero no de cuestionar o relativizar los hechos, los
está seguro de cuál es cuál. El escritor, por personajes y las interpretaciones. La nove-
supuesto, juega con tal tensión, exigiéndole la de historia-ficción, al superar el hecho,
al lector una lectura especialmente crítica: texto y tiempo históricos, no pretende dar
una cierta suspicacia que le ayude a “des- una explicación definitiva de los aconteci-
cubrir” lo que se sabe y lo que no se sabe de mientos históricos, sino más bien abrir las
la historia; lo olvidado y lo que se recuerda; posibilidades de interpretación de estos, es
lo que se reconoce y lo que se desconoce; decir, propiciar una hermenéutica de la his-
lo que se inscribe tanto en los marcos in- toria que la ponga en el espacio de una in-
dividuales como colectivos de la memoria; finita construcción, de un relato que no ter-
esto, para conducir tanto el trabajo de la his- mina jamás, pues no cesa de comenzar, ya
toria como el de la creación literaria hacia que siempre es posible revelarlo con toda
las múltiples formas de recuperación de la su potencia creadora, y que como sujetos
memoria e interpretación de los hechos del de la historia nos permite abordar el sen-
pasado, en una infinita resignificación de tido y la dimensión política de la memoria.
lo acontecido.

De esta manera, la historia, como aquello Referencias


que queda en la memoria de los pueblos,
es un producto cultural tejido de múltiples Alter, R. (1975). La novela como género autocons-
versiones. Todo aquello que pueda contar ciente. Berkeley: University of California
un historiador o crear un escritor de ficción Press.
no es más que una de las tantas posibles Gnecco, C. (1999). Multivocalidad histórica: hacia
interpretaciones de los hechos del pasado. una cartografía postcolonial. Bogotá: Universi-
En la medida en que el hombre desarrolla dad de los Andes.
cada vez una mayor y más compleja con- Halbwachs, M. (2004). Los marcos sociales de la me-
ciencia histórica, otras voces históricas van moria. Barcelona: Anthropos.
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Nancy Malaver Cruz

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