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Colegio Nuestra Señora De Bethlem

“Educamos en el amor para el servicio.”

Examen Trimestral De Religión

Profesora

Rosa Germino

Nombre

Ana Lucia Montenegro

Nivel

12B

Fecha de Entrega

20-8-19
Introducción
En este trabajo vamos a hablar sobre la vida de nuestro hermano
pedro de san jose betancour y los aporte que hizo a la humanidad y
lo que nos dejo a cada uno de nosotros al igual que hablaremos de
la beata madre maria encarnacion rosal.
Pedro de San José Betancur
Nació Vilaflor, Tenerife, Imperio Español, 21 de marzo de 1626 - Santiago
de los Caballeros, Capitanía General de Guatemala, Imperio Español, 25 de
abril de 1667, más popularmente conocido como el hermano Pedro, santo
hermano Pedro o san Pedro de Vilaflor, fue un religioso terciario
franciscano y misionero español, fundador de la Orden de los Betlemitas.
Fue el fundador del primer hospital de convalecientes y de la primera
escuela popular para niños y adultos en la que, en el marco de la América
hispana del siglo XVII, no se hacía acepción de personas por su raza o
sexo: podían asistir por igual niños y
niñas, blancos, indígenas, negros y mestizos. Además fue el iniciador de
un movimiento de hospitalidad para forasteros, sacerdotes y estudiantes.5
Se lo describió como una personalidad dotada de observación, con gran
facilidad para comunicarse con todo tipo de personas, disciplinado
consigo mismo y compasivo con los demás. Utilizó métodos eficaces y en
cierto grado innovadores en la enseñanza (premios, refuerzos, coplillas,
cantos), en tanto que introdujo el concepto de convalecencia en el campo
de la sanidad.
Fue beatificado en 1980 en la Basílica de San Pedro del Vaticano y
canonizado en la Ciudad de Guatemala por el papa Juan Pablo II en 2002.
Es el primer santo nativo de las Islas Canarias. También se lo considera
como el primer santo de Guatemala y de Centroamérica por haber
realizado su obra misionera en esas tierras americanas. Debido a su labor
misionera y pastoral es popularmente conocido como el «san Francisco
de Asís de las Américas».Además es considerado el evangelizador de
Guatemala.
Es considerado uno de los personajes históricos más importantes de
la Historia de Canarias, siendo también una figura clave en la Historia de
Guatemala. Realizó una gran labor social comparable a la realizada siglos
después por la Madre Teresa en Calcuta, atendiendo a los más
desamparados y necesitados. El hermano Pedro es popularmente
aclamado como "Compatrono de facto de Canarias y Guatemala".
El cuidado y caridad que el Hermano Pedro y sus ayudantes dispensaban
a los enfermos convalecientes que acogían no conocía de razas ni clases
sociales. Son múltiples los milagros que se atribuyen al Hermano Pedro.
Su mano sanaba a hombres y animales por igual. Tanto éxito tuvo su obra
que recibe licencia del rey para crear la Orden de Frailes Bethlemitas
Hospitalarios.

Su obra fue más allá del hospital, puesto que también fue un precursor de
la educación en Guatemala, especialmente de niños indios y negros
(marginados socialmente). Creó un colegio, el segundo de Guatemala y
contrató a un maestro que educase tanto a los niños como a los adultos
que quisieran formarse. Frente a las severas reglas pedagógicas de la
época, el Hermano Pedro enseñaba a leer y a escribir a los niños usando
juegos y rimas.

El Hermano Pedro de Bethencourt falleció en la ciudad de Antigua el 25


de abril de 1667, a los 41 años de edad. Tuvo una vida centrada en la
caridad, la santidad y el servicio a los más desfavorecidos. Su fama
trascendió su muerte y hoy en día, 250 años después, sigue siendo
considerado como el “Santo de Guatemala”. Fue beatificado en 1980 y
Canonizado en 2002, ambas durante el Papado de Juan Pablo II. Hoy en
día mantiene fieles tanto en la isla de Tenerife y el resto de Canarias como
en Guatemala.
Beata Madre María Encarnación Rosal
El 26 de octubre de 1820 en el hogar de don Manuel Encarnación Rosal y
doña Leocadia Vásquez, nace una niña a quien bautizan con el nombre de
Vicenta.

Sus hermanos: Isidro, Francisco, Josefa y Ana Soledad.

De sus padres, Vicenta aprende las primeras oraciones y devociones, así


mismo el amor y respeto por el prójimo, de manera especial por los
pobres con quienes comparten los bienes materiales, ya que su familia
goza de holgura económica.

Vicenta es una joven lista y agraciada, tiene un atractivo especial que la


lleva a ser confidente de las adolescentes de su época, entre estas jóvenes
está Manuela Arbizú, joven Hondureña que se caracterizaba por un
profundo amor a Dios, con ella comparte planes y actividades, entre otros
salir frecuentemente a la ciudad y pasar largos momentos de oración en el
templo.Un día, cuando arreglaban la imagen del Sagrado Corazón de
Jesús, su amiga Manuela trae unas flores muy hermosas y le cuenta que
son hechas por las monjas de Belén, este nombre produce en Vicenta un
anhelo y una inquietud, desea conocerlas, tal vez para seguirlas, ya que
desde hace un tiempo siente inquietud por la vida religiosa. Es un deseo
que aumenta en su corazón y que la lleva, con el apoyo de su familia al
Convento de Belén.

1 de Enero de 1838

Acompañada de su padre, su hermano Isidro y Manuelita viaja a la capital


para ingresar al Convento de Belén. Las monjas la reciben con gozo y
mucho cariño, al tiempo que ponen en sus manos una imagen del Niño de
Belén, que sale a su encuentro y la recibe con gran amor. La Madre
Mercedes, priora del Convento le cambia el nombre de Vicenta por el de
María Encarnación. La orienta con cariño y le da a conocer la figura
austera pero atractiva del fundador, el Hermano Pedro de Betancur; le
habla de su caridad, de su servicio al pobre y de la labor cumplida en la
América Hispana por los monjes fundados por él.
Con el correr de los años, sus dotes humanas, su docilidad al Espíritu de
Dios, hacen de ella una mujer de fe, entregada al hermano y deseosa de
extender por la América española la rama femenina de la familia religiosa
fundada por el Hermano Pedro.

Funda colegios en Quetzaltenango, Costa Rica y Cartago.

La Madre Encarnación de distingue desde su juventud como una mujer


dotada por Dios de los atributos para destacarse como maestra y
educadora. Renueva la obra educativa de las Bethlemitas en Guatemala, y
le da un carácter de vida de familia en la que priman el amor, la
comprensión y el anhelo porque cada alumna se realice como cristiana y
contribuya a crear una sociedad más justa, más humana, más
comprometida con la extensión del Reino de Dios y con un gran amor a la
Iglesia.

Su vida de oración y de amistad con Dios crece y se fortalece. Se levanta


cada noche a orar y a acompañar al Señor sacramentado; y como
resultado de esta oración nocturna merece que el Señor la elija para dar
nacimiento en la Iglesia a la devoción de los dolores íntimos de su
corazón.

Toda su vida está marcada por el sello de esta devoción que enriquece a la
Iglesia y revela una faceta de la espiritualidad Bethlemita.

La noche del Jueves Santo de 1857, cuando a altas horas de la noche oraba
en el coro, oye una voz que le dice: “Los hombres no celebran los dolores
de mi corazón” se inicia así, un diálogo entre el Señor que se le aparece
con el corazón traspasado por diez dardos de dolor que lo tortura. Estos
diez dardos son, en palabras del mismo Señor, imagen de los diez
mandamientos ignorados y maltratados por los hombres que, así, laceran
su corazón. La Madre Encarnación en su humildad le pide al Señor que no
la elija a ella para dar a conocer su mensaje, y a la humilde propuesta de
que elija para ello a una monja Teresa o catalina oye del Señor la
respuesta: “Te he elegido a ti, por tu gran miseria”. Acepta en amor y
humildad la misión que se le confía. Inicia a comunicar y propagar la
devoción que aprobada por el Ordinario comienza a hacerse conocer
como Ejercicio de las diez lámparas. Tiene esta devoción un carácter
especial de reparación por los pecados contra los diez mandamientos.
Pide que el 25 de cada mes, sea día dedicado a la reparación.
De Guatemala a causa de los gobiernos revolucionarios la Madre
Encarnación y sus religiosas pasan a Costa Rica. Y cuando a este país llega
el movimiento revolucionario emigran a Colombia. Ya le había dicho el
Corazón de Jesús: “En Colombia verás mi Gloria”.

En 1885, desterradas de Costa Rica, llegan a Pasto. Empiezan así a


cumplirse las palabras del Corazón de Jesús. Funda un colegio y un hogar
para niñas huérfanas. Se le solicitan otras fundaciones tanto en Colombia
como en Ecuador, a donde la Madre ansía llegar por ser este país
consagrado al Corazón de Jesús.

Rumbo a Ecuador, pasa por el santuario de Nuestra Señora de las Lajas en


Nariño, y le consagra su renovado Instituto.

En su viaje a Tulcán, ciudad fronteriza del Ecuador sufre una caída del
caballo que la deja en condiciones dolorosas y extremas. Llega a Tulcán y
el 24 de agosto de 1886 muere con fama de Santidad.

Hoy su cuerpo incorrupto reposa en la capilla del Colegio Sagrado


Corazón de Jesús – Bethlemitas de Pasto, Nariño, Colombia.

Es Beatificada por su Santidad Juan Pablo II el 4 de Mayo de 1997 en


Roma.

Escribe la Madre María Encarnación Rosal:


«Cierta noche del miércoles al Jueves Santo de 1857, estando en oración
en la capilla, entre las dos y tres de la mañana, sentí que alguien me
halaba el velo que me cubría…
Así mismo oyó sonar una campanilla de oro o metal fino porque el tañido
era muy suave…
Pero no hice caso. Y cuando meditaba la pérfida traición de Judas escuché
en mi interior una clara Voz del Señor que me decía:
“No celebran los Dolores de Mi Corazón”.
Estas palabras parecía que, con un buril o diamante me las grababan en el
alma. Como me causaron tanta admiración, di cuenta de ellas a mis
directores espirituales, los cuales no hicieron mucho caso por entonces.
Pasando unos días, acabando de comulgar, teniéndole aún, oí la misma
Voz interior que me decía:
“No celebran los Dolores de Mi Corazón.”
Como estas palabras me sumergían en el abismo de mi miseria, le dije al
Señor: “Dios mío, si quieres que los Dolores de Tu Amante Corazón se
celebren, como yo soy incapaz de promover esta Devoción, ¿por qué no
Te vales de una religiosa teresa, capuchina o catalina?”. Me
dijo el Señor:
“He puesto en ti Mis Ojos, atendiendo a tu gran miseria… porque no hay
otra más baja que tú…”
Con esto sentí tal amor a mi Jesús que quedé bañada en dulce llanto…»
Conclusión

En este trabajo pude ampliar mis conocimientos acerca de

nuestros fundadores de la congregación bethlemita ya que

mucha de las cosas ya las sabia o las había escuchado por que

todos los años nos ponían a estudiar sobre ellos, también

aprendí sobre cada una de las obras de caridad que hacían por

muy pequeñas que fueran eran significativas y cada una les

dejaba una enseñanza diferente.

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