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TEMA DEL MES

ociología sí, sociología no


«Que Dios me guarde de los amigos, que de los enemigos ya me guardaré yo.» ja las clases populares, las mujeres, las mino-
rías étnicas, y en ventaja sus contrapartes).
El viejo dicho podría encabezar este artículo más expresivamente que el asépti- Después vino algo más: que su desventaja no
co título que, por mor de la brevedad ypara no asustar anadie, hemos elegido. era debida primordialmente a carencias perso-
nales (de inteligencia, de ambición, de orien-
Porque, en efecto, la sociología parece haber ganado últimamente muchas amis- tación hacia el logro, etc.), ni siquiera a caren-
tades, pero resulta dudoso que haya de congratularse por ello. He dicho muchas cias personales con una causa última de carácter
social (la clase, la pobreza, la alteridad cultu-
veces que la educación, como objeto de conocimiento, no es un campo favorable ral o la familia patriarcal), sino al decidido ali-
neamiento de la institución escolar del lado de
para la sociología. Ala sociología le gusta la educación, pero a la educación la subcultura, los valores y las pautas de con-
no parece gustarle mucho la sociología, yambas actitudes son fácilmente expli- ducta de los grupos sociales previamente pri-
vilegiados.
cables.
vitabilidad de las rutinas escolares, la neutrali· El cuestionaoúento
MARIANO FERNÁNDEZ ENGUITA de las rutinas cotidianas
dad del docente y otras muchas.
a sociología se siente atraída por la No obstante, los interrogantes y los resulta-

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dos de la investigación sociológica van entran- n los últimos veinte años, la socio-

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educación, corno objeto de estudio logía ha ido más lejos. Los análisis
particular, porque su objeto más ge- do de un modo u otro en el discurso de la edu-
cación y hasta en el inconsciente colectivo de de los vínculos entre el sistema edu-
neral es la sociedad, y en concreto cativo y otras grandes instituciones
la sociedad actual, uno de cuyos los educadores. Así, todo el mundo habla hoy
de las «desigualdades», del «currículum ocul· sociales (la economía, el Estado, la
principales mecanismos de legitima- familia) se han sofisticado al paso
ción -por no decir el principal- es el sistema to», de las «funciones sociales» de la escuela,
o relaciona la educación con el trabajo, la di- de los avances en el conocimiento de los mero
escolar, tanto como pura máquina de sociali- cados de trabajo, la organización empresarial,
zación cuanto como primera experiencia de or- visión de sexos, la ciudadanía, etc.
la clinámica y los conflictos del Estado o la evo-
ganización «formal», de «meritocracia» y de lución de las relaciones patriarcales.
desigualdad socialmente sancionada. Esto se La crítica del sistema escolar Pero, sobre todo, y lo más relevante quizá
mani fiesta en la notable atención prestada al para los educadores en ejercicio, la sociología
tema de manera no sólo directa -la Sociolo· in duda, la aportación sociológica ha adoptado también como objeto de estudio

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gía de la educación- sino también indirecta que más eco ha tenido en el mundo las rutinas cotidianas de la escuela, las que nor·
-en toda la teoría sociológica general, en los de la educación ha sido la exposi· malmente forman parte de «lo que se da por
estudios sobre desigualdad y movilidad socia- ción y la crítica de las desigualda· sentado». Así, se ha podido mostrar que la se-
les, etc. des sociales ante, en ypor causa de lección de los contenidos, la organización de
En sentido opuesto, el mundo de la educa· la escuela. Donde se suponía que los planes de estudio, la autoridad magistral,
ción suele ver en la sociología a un ente hostíl sólo existía un proceso de selección individual, los procedimientos de aprendizaje, los métodos
porque ésta contradice casi sistemáticamente tó- basado en las diferencias personales, la socio- de evaluación, los horarios, etc. -en suma,
picos muy queridos de aquél como son los que logía -con la ayuda parcial pero muy eficaz prácticamente todo lo que sucede en las escue-
van desde la identificación del aprendizaje con de la economía-, descubrió que lo que había las- no eran ni son simples <@ecanismos ló-
el desarrollo de facultades innatas hasta la pre- era un proceso de producción y reproducción gicos», ni mucho menos el «estado del arte»
tensión de igualdad de oportunidades, pasan· sistemática de las desigualdades. en las técnicas pedagógicas, sino opciones de
do por la cientificidad del currículum, la ine· Primero fue la simple constatación de que no carácter social, cultural y político con efectos
todos se situaban en la misma posición ante la nítidos y alternativos sobre la socialización y
escuela, sino que unos se hallaban en posición el desarrollo de las personas. En esto se ha con-
aventajada y otros en desventaja (en desventa- tado con la inestimable colaboración de la his·

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8 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA 190


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toria, no tanto de la pedagogía (de la teoría)


como de la educación (de la realidad).

la victoria pírrica de la sociología


1problema comienza cuando, en lu-

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gar de la asimilación de los resulta-
dos o el recurso a los conceptos y Lingüística, Humanidades y
los instrumentos de investigación de Ciencias Sociales (¡menudo po-
la sociología, lo que se produce es taje!), si será obligatoria u op-
simplemente una apropiación de al- tativa, etc., en todos los ciclos
gunos de sus tópicos por y para el discurso edu- de la educación no universitaria
cacional. Y esto sucede por una doble razón. la Geografía es ya casi exclusi-
En primer lugar, por la tendencia a pensar vamente economía y sociología
que <<SOciólogos somos todos». Al fm y al cabo, y la Historia y la Filosofía
¿no vivimos todos en sociedad?, ¿no pensamos irrumpen sin reparos en campo
todos de vez en cuando sobre ella?, ~ no se nos de esta última.
reconoce a todos pleno conocimiento cuando Esto en cuanto al «conteni-
se nos llama, por ejemplo, a la arena electoral? do», pero lo mismo puede de-
Sin embargo, suponer que el reconocimiento de cirse en cuanto al «método». En
que vivimos en sociedad (de que la escuela es realidad, lo que sucede es que se
«social», los niños son pobres o ricos, ete.) equi- ciólogos y educadores (ésa es la causa de que los echa mano de la sociología cuando se trata de
vale al conocimiento de la sociología es como temas de los primeros se incorporen al discurso justificar la ampliación del ciclo único o la or-
suponer que el reconocimiento de que tenemos de los segundos), en los espacios institucionales denación de la Educación Técnico-profesional,
cabeza o estómago equivale al conocimiento de específicos de la educación (los centros de ense· es decir, cuando se trata del «sistema educati-
la psicología o de la biología. El conocimiento ñanza y las universidades), lo que tiene lugar es vo», pero se recurre en exclusiva a la psicolo·
sociológíco, o sea, la comprensión de la socie- UD intento de absorber el campo sin admitir a gía a la hora de tratar los procesos de aprendi-
dad, no «brota» de la vida en sociedad, ni si- quienes lo crearon y lo mantienen vivo. zaje y enseñanza. Aquí todo son «etapas del
quiera de la «toma de conciencia» al respecto, desarrollo», «construcción del conocimiento»,
sino, como cualquier otro, del trabajo y el es- «preconceptos», «representaciones», «diversi-
tudio especializados. la sociología y el currículum dad», «capacidades», «actitudes» y una larga
En segundo lugar, por los distintos grados lista de conceptos que refieren siempre al ám-
de transparencia y permeabilidad de diferentes sto es algo que puede observarse cla- bito de lo individual. En contrapartida, estáo

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escenarios. Así ocurre que, mientras en el es- ramente en el diseño actual de la Re- ausentes lOdos los que corresponderían al ám-
pacio comparativamente abierto de la sociedad forma educativa. Por un lado, se bito de lo social dentro de la escuela misma:
global se va produciendo un encuentro entre so- proclama sin ambages, en toda suero autoridad, poder, orden, burocracia, compet)fl-
te de preámbulos e introducciones, cia, división del trabajo, organización del tiém·
que la sociología es una de las tres po, disposición del espacio, cultura, etc. Lajos-
«fuentes» generales del currículum (junto con titución permanece básicamente indiscut1da, y
la pedagogía y la psicología). Por otro, brilla, así queda fuera la sociología;Ii(carga de cual-
a la bora de la verdad, enteramente por su quier problema se desplaza hacia el lado del in-
ausencia. El actual proyecto no es otra cosa que dividuo, y así se expaode la¡5sicología.
el triunfo de la psicología sobre la pedagogía, Lo correspondiente tiene lugar en la forma·
con la sociología como convidado de piedra. ción del profesorado.,El reconocimiento de la
Búsquese, si no, en sus cientos de págínas a ver relevancia de lo social no se traduce en la io-

4. dónde se encuentran los dichosos «fundamen·


tos» sociológicos.
Si pasamos de las fuentes y los fundamen·
clusión de la sociología en la formación inicial,
sino en sucesivos intentos más o menos exito-
sos de absorción de la sociología de la educa-
tos a lo manado y fundado, las cosas no son ción por la pedagogía social, de la sociología
distintas sino peores. Mientras todavía pende del aula o de las organizaciones por la didácti-
de UD hilo si habrá o no Sociología (con ma· ca «(...y organización escolar»), de la microso-
yúscula, como disciplina) en el Bachillerato de ciología por la psicología (<<psicosociología»),

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lectivamente por sí mismo; que no parece un


gran motivo para pasar de la geografía a las ma-
temáticas el hecho de que hayan sonado las diez
en el reloj, que se está disociando el deseo de
la actividad e instilando la indiferencia hacia
etcétera. En cuanto a la formación permanen- el contenido de ésta, etc.; en suma, que lo pri-
te, la sociología, o está ausente, o sólo aparece mero que hay que preguntarse es por qué par-
subsidiariamente, dependiendo de la orientación timos de la idea de organizar el tiempo en uni-
«social» o «sociológica» del organizador del dades discretas y rígidas.
curso de turno. Es obvio que, en este ejemplo, «mi» soció-
logo juega con ventaja frente a «mi» pedago-
go y «mi» psicólogo. Es probable que unos y
Un «caso práctico», otros planteen cosas muy distintas de las que
entre muchos posibles yo he puesto en su boca. No quisiera, en fin,
que el ejemplo se tomara como lIn truco para
a combinación formada por la di- argumentar algo sofísticamente una presunta

L
fusión de lo que podríamos llamar superioridad, un más largo alcance o una ma-
la «espuma» de la sociología (sus grafía puede apañarse con 30 pero las matemá- yor profundidad de la sociología. Lo que quiero
tópicos más conocidos, algún que ticas necesitan 60 o viceversa. ¿Y un psicólogo- señalar es tan sólo que se trata de perspectivas
otro hallazgo de mayor impacto y, tipo? Se fijaría, tal vez, en cuánto tiempo pue- diferentes, que no se excluyen ni pueden igno-
sobre todo, una parte de su jerga, de mantener su atención el alumno sobre un rarse mutuamente. En nuestro ejemplo, tan per-
a menudo la más vulgar y mal entendida: mismo objeto, si es mejor poner las matemáti- tinente es, ni más ni menos, preocuparse de los
¿cuánta gente habla ya del «rol», el «origen so- cas, más abstractas, a primera hora y la geo- efectos diferenciales de organizar o ver organi-
cial», etc., o confunde la sociología con la «so- grafía, más concreta, a última, etc. Si tuviéra- zado el propio tiempo como hacerlo de las exi-
ciometría»?), con su bloqueo a las puertas del mos la mala suerte de contar, como en las gencias de una unidad de enseñanza y apren-
diseño curricular base, los proyectos de centro escuelas norteamericanas, con un «superinten- dizaje específica o de la evolución de la atención
o la formación inicial y permanente del profe- dente», éste se preocuparía sobre todo de cómo individual.
sorado puede que resulte muy productiva a efec- maximizar el aprovechamiento del tiempo y el Lo que la sociología puede aportar a la prác-
tos de legitimación ideológica (ya tenemos en espacio. Otros especialistas podrían preocuparse tica del docente, sea desde fuera (desde el libro
cuenta las «clases», las «diferencias sociales», del ciclo de la fatiga y el descanso del alumno leído hasta el asesoramiento específico) o des-
las «exigencias del mercado de trabajo», etc., (el médico) o del profesor (el sindicalista), de de dentro (desde la formación inicial o perma-
luego ya hemos cumplido), pero va a ayudar la eficacia en el empleo de los recursos (el eco- nente de aquél), es precisamente su capacidad
muy poco a la mejora y la reforma reales de nomista), etc. ¿Y el sociólogo? En mi opinión, de señalar con el dedo lo social allá donde no
la educación. No cabe duda de que la sociolo- debería comenzar por señalar que, en cualquiera salta a la vista; esto es, su capacidad de mos-
gía pierde con ello potenciales puestos de tra- de los casos, lo que se discute es cómo organi- trar que son productos y constructos sociales,
bajo, pero lo verdaderamente grave es que el sis- zar desde arriba el tiempo del alumnado en lu- susceptibles por tanto de ser transformados por
tema educativo, el centro escolar y el docente gar de dejar que lo organice individual o co- la actividad humana consciente, tantos y tan-
pierden parte de su capacidad potencial de in- tos aspectos del funcionamiento de la institu-
terrogar, interpretar, dominar ytransformar sus ción escolar que tendemos a ver como figuras
propias prácticas. ,r¡ u-:J~-<'
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inmutables, indiscutibles, simple resultado de
Como no voy a hacer aquí lo que ya he di- necesidades técnicas yorganizativas. Si se quiere
cho que no haría, un resumen ad usum de/phi- dejar las cosas como están, nada mejor que
ni de la sociología, me voy a permitir propo- prescindir de ella.•
ner un ejemplo. Sea éste los horarios. Como es
bien sabido, la generalidad de los centros, in-
formalmente ya en la Educación Primaria yfor-
mamente después, reparten las materias en uni-
dades sucesivas cuya duración va de los 30 a
los 60 minutos nominales, normalmente 45.
¿Qué diría sobre esto un pedagogo-tipo? Dis-
cutiría, seguramente, si el tiempo adecuado para
toda unidad de enseñanza o aprendizaje son los
30, los 45 o los 60, o cualquier otro, si la geo-

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