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María de Lourdes Rodríguez Pérez Conflictos de pareja

ID 00102662 Mtra. Yadira Vargas

RESUMEN
¿QUÉ TAN MODERNOS SOMOS? – Natalia Tenorio Tovar

Consecuencia de la modernidad en las relaciones de pareja e la diversificación de los tipos


de unión. En épocas anteriores, las relaciones de pareja estaban marcadas por tres etapas: la
coquetería y galanteo que se realizaba bajo la estricta vigilancia de los padres; otra de
noviazgo formal, en la que ya se suponía un compromiso de matrimonio, y el matrimonio.
Actualmente existe además una etapa en la que las personas pueden “probar” entre
diferentes opciones.

Gidden utiliza el concepto de “relación pura” para referirse al tipo de relaciones


eminentemente modernas y desligadas de la ritualidad tradicional. Son cualquier tipo de
relación que se establece porque las personas así lo quieren y permanece mientras ambas
partes obtienen una satisfacción. Se llaman de amor confluente que es un tipo de amor
contingente, activo, y no se considera “para siempre” ni único. Supone que el hombre y
mujer se encuentran en igualdad de condiciones en la relación, incluye la realización del
placer sexual recíproco y el desarrollo de las habilidades sexuales. Este tipo de amor puede
existir en sociedades donde cada persona tiene la posibilidad de elegir lo que quiere ser y
qué quiere hacer.

Un nuevo tipo de pareja con rasgos particulares en la Ciudad de México


 La satisfacción personal es muy importante para que perdure la pareja
 La satisfacción sexual tiene un papel central
 Existe la idea de que debe de haber equidad en la pareja, al menos en el discurso
 El componente afectivo es muy importante
 Es menos importante estar casado por la iglesia o por el civil, es más importante
tener un vínculo emocional fuerte con la pareja
 La relación no se concibe como “para siempre desde un inicio”
 El papel que desempeña cada uno en la relación puede ser negociado y flexible
 Las tareas no se distribuyen sólo por género
 La unión es independiente de las instituciones como la familia, los hijos, el
matrimonio

Identidad, reflexividad y biografía se entrelazan para explicar que las prácticas del
individuo se continúan mientras funcionan para el individuo. Los individuos, desligados de
la ritualidad colectiva, son los creadores de su destino a falta de los cánones tradicionales
que antes indicaban lo que se debía hacer. Aplicado a las parejas, se supone que éstas se
establecen y perduran en tanto brindan satisfacción a las partes y que la pareja sea
compatible con el plan de vida del individuo. La satisfacción que se busca es la emocional.
Cuestiones como la fidelidad y la constancia ya no se definen según la tradición. La
confianza, la fidelidad, el amor y la relación misma está construida a partir de la reflexión
individual en estrecha relación con la capacidad de realizar y analizar la biografía o la
crónica particular.

El individuo está situado frente a una amplia gama de opciones, pero no cuenta con gran
ayuda en cuanto a qué opción se habrá de escoger. El individuo está solo y las
consecuencias de sus acciones y elecciones serán sólo responsabilidad suya.

Además suponen que la relación está fundamentada en un acuerdo y que se deben


recompensar los esfuerzos realizados por la pareja y que hay disposición de mantener la
relación por decisión más que por inercia. Aquí la satisfacción emocional, relacionada con
la intimidad, la privacía y el desarrollo personal, cobra un papel muy importante.

El placer sexual recíproco y el desarrollo de las habilidades sexuales se considera


indispensable para mantener una relación saludable, armónica y plena. La sexualidad se
configura en un espacio de intimidad en donde se construye la confianza, la intimidad, el
conocimiento del otro y parte fundamental de los temas negociados por las parejas.

También se busca que los roles y la toma de decisiones sean lo más equitativos posible. El
equilibrio entre la vinculación y la liberación se consigue mediante la negociación.

En el estudio son las parejas más jóvenes las que se adecúan a este nuevo tipo de pareja.
Las de edad mediana están en proceso de transición. Las mayores aún se identifican más
con el tipo de pareja tradicional. Además, aún existe una brecha entre el discurso y los
hechos, inclusive en aquellas parejas más jóvenes y que encajan más en el perfil de pareja
moderna. También existen diferencias entre perfiles sociales siendo las de perfil
socioecónomico más alto las que mejor encajan en este modelo de pareja moderna.

FAMILIAS ENSAMBLADAS – María Silvia Dameno

Una familia ensamblada o reconstituida es aquella en la cual uno o ambos miembros de la


actual pareja tienen uno o varios hijos de uniones anteriores.

Características:
1. Nacen de una pérdida
Es importante que el terapeuta pueda identificar y revalidar los sentimientos de
pérdida que sus miembros experimentan, es decir, trabajar los duelos. También es
necesario trabajar el temor al cambio y las situaciones de impasse.
2. Los ciclos vitales, individuales, maritales y familiares son incongruentes
Es importante dar lugar a la expresión de las necesidades de todos sin establecer
juicios de valor sobre las mismas. El terapeuta deberá esclarecer que corresponden a
etapas evolutivas diferentes y trabajar la discriminación de los miembros entre sí
para lograr una mayor cohesión. Aceptar las diferencias para abrir el camino a las
negociaciones.
3. Las relaciones padre-hijo preceden a las de la pareja
Tratar de fortalecer lo más posible el nuevo vínculo, sabiendo que el grado de
cohesión de la nueva familia es directamente proporcional al grado de cohesión de
la pareja.
4. Hay un padre o una madre actualmente presente o en el recuerdo
La tarea con los “ex” es básicamente el rescate de las proyecciones que implica
facilitar que los niños puedan referir al padre o madre y al padrastro o madrastra los
atributos que tienen y no los que se idealizan o rechazan. Lo mismo se aplica con
los adultos a exparejas, hijos del uno u otro o historias previas.
5. Hay que conciliar las necesidades de la pareja actual con las de coparentalidad
con una expareja
Centrarse en el presente. Es necesario estar atento a las señales no verbales que
denoten que la persona está funcionando con los parámetros de “allá y entonces”
más que los de aquí y ahora. Discriminar entre actitudes cooperativas y actitudes
confluentes de personas que no han terminado realmente de separarse.
6. Duplicación de la familia extensa
Trabajar la aceptación de las diferencias, la asunción de nuevos roles, la
delimitación de los espacios personales, la clarificación del límite de contacto y las
proyecciones recíprocas.
7. Las relaciones legales entre persona que conviven son ambiguas o a veces
inexistentes

Es necesario trabajar en equipo con abogados que asesoren desde su área de competencia a
los involucrados. Se pone especial acento en la posibilidad de mediación.

Propone el uso de una entrevista inicial no sólo para recolectar datos, sino para ayudar a
“darse cuenta” y asumir el rol de alguien que le proporciona a la familia un espacio de
expresión para los sentimientos y necesidades de todos los miembros de la familia,
promover la confrontación positiva entre todos los integrantes y denunciar los medio
sutilizados para evitar el contacto.

LAS NUEVAS FORMAS DE VIVIR EN FAMILIA: EL CASO DE LAS FAMILIAS


RECONSTITUIDAS – Ana María Rivas Rivas

Uno de los hechos socioculturales más destacado en las últimas tres décadas son las
transformaciones que se están produciendo en el parentesco en general, y en la institución
familiar en particular, dando lugar a diversas y plurales formas de relación y
configuraciones familiares. Estas transformaciones se han debido a factores demográficos,
económicos, culturales y tecnológicos. Estos cambios introducen una serie de rupturas
conceptuales como:
1. Tener en cuenta la variable residencia para evitar la confusión entre los conceptos
“hogar” y “familia”.
2. La disociación entre relaciones conyugales y relaciones filiales.
3. La posibilidad de establecer lazos de filiación independientemente de tener una
relación de pareja heterosexual u homosexual.
4. La aplicación de las técnicas de reproducción asistida rompe el orden simbólico de
parentesco occidental centrado en un modelo genético-biologista. Estas técnicas que
permiten la reproducción sin el acto sexual modifican la relación entre lo biológico
y lo social.
5. La disociación entre pareja conyugal, pareja parental y pareja prgenitora como
consecuencia de sepaar lo que hasta ahora iba unido, sexualidad, procreación,
alianza y filiación, cuestiona el modelo biparental y lo coloca como uno más entre
otros modelos como el monoparental, coparental, pluriparental y homoparental.
6. La construcción o reconstrucción, dependiendo el caso, de los lazos de parentesco al
margen de la “certeza de sangre”.

Estos cambios y modificaciones son la constatación de una pluralidad de modos de vida,


concepciones y configuraciones inéditas de formas identitarias, aún no legitimadas y
carentes de recursos para expresarse y hacerse reconocer. Un claro ejemplo de esto son las
familias reconstituidas ya que para ellas no existe ya una definición unitaria acerca de quién
pertenece o no a la familia. Théry propone considerar a estas familias como una
construcción familiar diferente y particular y no como una familia de sustitución que busca
reproducir el esquema nuclear. En estas familias, también llamadas mixtas, la nueva pareja
del padre o madre no ocupa el lugar de un progenitor desaparecido, sino el de un padre o
madre existente, que no tiene porqué renunciar a seguir ejerciendo su derecho de paternidad
o maternidad. Cabe hablar entonces de coexistencia de dos personas en posición semejante
de padre o madre lo que se empieza a llamar de pluriparentalidad o parentescos electivos.

Las investigaciones de D. Le Gall y C. Martín en los años 90, ponen de relieve la existencia
de dos lógicas diferentes en la recomposición familiar: la lógica de la sustitución (padrastro
o madrastra) y la lógica de la continuidad (padrinazgo amistoso). I. Levin propone tres tipos
de respuesta por parte de las nuevas parejas de los progenitores: los reconstructores, los que
esperan a ver, los innovadores. En cuanto a la percepción de los niños, estos muestran en
sus dibujos que lo que se rompe es la pareja y no la familia ya que ésta sólo sufre una
reestructuración. Los niños ven a la nueva pareja de sus progenitores de distintas maneras y
dentro de una variedad de papeles: una especie de padre sustituto, un tío o abuelo, un amigo
adulto. La mayor parte de los niños tienen un padre y no necesitan otro, de lo que se trata es
algo diferente y que no tiene un nombre adecuado, pero tiene muy poco que ver con la
paternidad y quizá más con la amistad.

Una segunda cuestión que señalar sería lo relacionado con las representaciones y
concepciones sobre las fratrías recompuestas formadas por hijos no comunes de uno o de
ambos de una relación anterior más los hijos comunes que puedan nacer de la nueva unión.
En este caso nos encontramos con hermanos, medios hermanos y cuasi-hermanos.
Encarnan el parentesco electivo basado en la cotidianidad y los lazos afectivos mejor que
otras relaciones de parentesco como las de afinidad o filiación, porque no son exclusivas ni
excluyentes.

Un tercer tema es conocer cómo se reestructuran y recomponen las relaciones con los
parientes del padre/madre con y sin custodia y con los parientes de los nuevos cónyuges del
padre y de la madre.

Los procesos de construcción de la maternidad/paternidad


Según la combinación del ejercicio de la parentalidad y del reconocimiento de la posición
de parentesco se distingue en cada una de ellas subtipos diferentes:
1. Sustitución de funciones parentales y sustitución de posición de parentesco
2. Sustitución de funciones parentales y pluriparentesco
3. Sustitución de funciones parentales y pluriparentesco jerarquizado o
cuasipluriparentesco
4. Duplicación de funciones parentales y parentesco jerarquizado o
cuasipluriparentesco
5. Duplicación de funciones parentales y negación de una posición de parentesco al
padrastro/madrastra
6. Evitación de funciones parentales y negación de una función de parentesco al
padrastro/madrastra

Cada una de estas estrategias depende de variables como el grado de conflictividad durante
y después del proceso de divorcio, la edad de los hijos en el momento de la recomposición
familiar, el estado civil del padrastro/madrastra y la existencia o no de hijos de relaciones
anteriores, el tipo de custodia, la posición y estatus socieconómico de los adultos, el grado
de cumplimiento de los acuerdos de visita y económicos del padre/madre no custodio, entre
otras.

Modalidades residenciales
Nos encontramos con varias unidades residenciales que pueden o no percibirse y
experimentarse como varios hogares pero como una sola familia y/o varias familias. Se usa
el concepto de “constelación familiar” que contempla la red de hogares que están
interrelacionados y conectados a través de la circulación de los hijos. Deja de ser evidente
la relación entre residencia común y relación de pareja de ahí que surjan prácticas
residenciales muy diversas. Se dan procesos de negociación, deliberación y reflexión en los
que intervienen múltiples factores. Las opciones pueden ser: vivir juntos ya sea en casa de
uno o en una casa nueva para los dos o vivir separados en casas diferentes según la fórmula
LAT. Muchas veces las elecciones residenciales tienen que ver con la evitación/prevención
de conflictos y tensiones entre personas no emparentadas pero que forman parte de una o
más familias reconstituidas. También puede responder al objetivo de facilitar las relaciones
padres/hijos sin interferir en las relaciones de la pareja. Otro objetivo puede ser el deseo de
“normalizar” su situación, adoptando lo que consideran son las pautas comunes del modelo
de familia nuclear predominante. También la elección de residencia puede responder a la
necesidad de reducir los efectos económicos derivados del proceso de separación/divorcio.

Por último, es común que los hijos de familias reconstituidas se emancipen antes que los
hijos de otros tipos de familias.

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