"...Al revisar las constancias procesales, se establece que no le asiste razón
jurídica al recurrente, toda vez que, la decisión del a quo, avalada por la Sala, de calificar los hechos acreditados al procesado, como constitutivos del delito de robo agravado, es correcta por lo siguiente: La determinación de la responsabilidad penal de una persona en un hecho delictivo, no se logra únicamente a través de la existencia de prueba directa, sino que, en ausencia de ésta, el juzgador puede, tomando como base la libertad probatoria que rige al proceso penal y en aplicación estricta de las reglas de la sana crítica razonada, valerse de prueba indiciaria para sustentar un fallo condenatorio, debiendo en dichos casos observar -con mayor celo-, la presunción de inocencia, el derecho de contraprueba y la obligación de fundamentación, para no incurrir en un fallo arbitrario. La prueba indiciaria, según el autor Luis María Desimoni, consiste en la reunión e interpretación de una serie de hechos y circunstancias relativos a un injusto determinado que se investiga, a efecto de intentar acceder a la verdad de lo acontecido por vía indirecta. Karl Mittermaier, indica que por medio de la prueba indiciaria, lo que se hace es probar directamente hechos mediatos para deducir de éstos aquéllos que tienen un significado inmediato para la causa. Por su parte Antonio Dellepiane, indica que indicio, es todo rastro, vestigio, huella, circunstancia, y en general, todo hecho comprobado, susceptible de llevarnos, por vía de inferencia, al conocimiento de otro hecho desconocido. El indicio sólo será medio de prueba, al ser sometido a un raciocinio inferencial, que permita llegar a una conclusión y que aporte conocimiento sobre el objeto de la prueba. De esa cuenta tenemos que, en el presente caso, si bien es cierto, como alega el hoy casacionista, no existe medio de prueba directo que lo vincule en la comisión del delito de robo agravado del relacionado vehículo, se establece que dicha conclusión es producto de una interpretación parcial y mutilada de los hechos probados en el juicio, que analizados desde ese particular punto de vista, lógicamente benefician al procesado, no obstante, haciendo uso de la prueba indiciaria, se puede desvirtuar dicho razonamiento y arribar a la certeza jurídica de la participación del incoado en la ejecución de dicha acriminación. En el juicio quedaron debidamente acreditados, indicios de carácter espacial y temporal que inferencialmente conducen a la conclusión de que el incoado participó en calidad de coautor en la ejecución del delito de robo agravado. Los indicios que sustentan el fallo condenatorio son los siguientes: a) conducir el vehículo objeto del delito, en la misma ruta en la que fue despojado a su conductor, es decir, de sur a norte en la carretera que del pacífico conduce hacia la ciudad capital; b) la hora de la aprehensión, dos horas quince minutos después de cometido el hecho; c) la negativa a detener inmediatamente el vehículo cuando los agentes captores le marcaron el alto; y, d) la ausencia de una explicación lógica, que permitiera entender una causa distinta al delito por la cual tenía en su poder el automotor que había sido robado dos horas quince minutos antes. Esos indicios, al ser analizados lógicamente, adquieren la calidad de prueba indiciaria para acreditar su participación en el hecho de robo, toda vez que, por lógica y experiencia, se puede concluir que, según la hora y el lugar donde se despojó el vehículo y el lugar y hora de la aprehensión del recurrente conduciendo el mismo, existe una distancia de diez kilómetros aproximadamente, por lo que, haber sido capturado dos horas quince minutos después del despojo, en una hora de denso tráfico para entrar a la ciudad capital, es un tiempo razonable para creer que él estuvo presente al momento del despojó violento del mismo, o cuando menos, que participó en su ejecución, (...). Frente a esa inferencia inductiva, que establece un nexo fuerte entre el hecho de haber sido capturado cuando conducía el vehículo asaltado, y el hecho mismo del robo, no aparece la posibilidad de una relación causal diferente y ni el propio sindicado hizo un esfuerzo por convencer en tal sentido, por lo que, se estima que su responsabilidad es a título de coautor en la medida que su función fue precisamente la de conducir el vehículo robado. Lo anterior evidencia que la decisión de la Sala, al confirmar la decisión del sentenciante, respecto a encuadrar los hechos en la figura típica de robo agravado, es correcta, toda vez que, a través de la prueba indiciaria se puede establecer que las acciones que integran el hecho, no deben analizarse individualmente a título de autor, sino en sentido lato sensu, como coautor, es decir, en forma conjunta con la acción efectuada por las otras personas (desconocidos), que sin perder la especialidad del acto que cada uno realizó, permiten establecer la existencia de relación causal entre las acciones realizadas y el resultado causado, toda vez que hubo una repartición de funciones, integrantes de un plan global, que tenía como fin la comisión de ese delito. No puede encuadrarse la conducta como atípica ni como encubrimiento propio, toda vez que, como ya se dijo, a través de una inferencia lógica del cúmulo de pruebas valoradas positivamente en el juicio, se establece la participación del incoado en forma activa en el delito de robo agravado. Por lo anterior, el recurso interpuesto debe declararse improcedente, quedando en consecuencia incólume la sentencia recurrida..."